UE: trabajo desplazado, trabajadores encadenados
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venezuela Año VI. Número 48
Caracas, marzo-abril de 2014 • 25 Bs
Campaña mediática internacional contra Venezuela
Venezuela y el derecho a manifestarse
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olicitado por uno de los cinco municipios de Caracas, el Tribunal Supremo de Justicia se pronunció el 24 de abril de 2014 sobre el derecho a manifestarse. Según la más alta entidad judicial del país, “los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestarse pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley […]. Resulta obligatorio para las organizaciones políticas así como para todos los ciudadanos, agotar el procedimiento administrativo de autorización ante la primera autoridad civil de la jurisdicción correspondiente, para poder ejercer cabalmente su derecho constitucional a la manifestación pacífica”.1 En efecto, el país se encuentra golpeado por más dos meses de violencias orquestadas por la oposición. El balance es grave: 41 personas perdieron la vida, entre ellas 5 miembros de la Guardia Nacional y un Fiscal de la República, 700 personas resultaron heridas y los daños materiales superan los 10.000 millones de dólares.2 Los medios informativos occidentales se han hecho portavoces de la derecha venezolana y han denunciado una decisión
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV. Profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro es Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, prólogo de Eduardo Galeano.
liberticida. Así, según Associated Press, que cita a la oposición, Venezuela se encuentra ahora “en un estado de excepción permanente y [los ciudadanos sólo podrán] ejercer el derecho a la manifestación cuando lo permita el Estado”. Según la agencia estadounidense, la decisión del Tribunal “destruye los derechos humanos”3 y constituye “el último intento del gobierno de amordazar a la disidencia”.4 Para el diario español El País, “el Supremo venezolano limita el derecho a la protesta” y atenta contra “los derechos ciudadanos y las libertades democráticas”.5 Para Agence France Presse, “este fallo es contrario a los principios democráticos”.6 En cuanto al diario Le Monde, esta decisión tiene como objetivo “limitar el derecho a manifestarse”.7 No obstante, la prensa occidental se olvida de recordar que en la mayoría de los países democráticos, conseguir una autorización de las autoridades para cualquier manifestación es la norma general. Así, en Francia, ninguna manifestación puede tener lugar sin la autorización clara de la prefectura de policía. Por ejemplo, la Prefectura de Policía de París exige que la petición de autorización se haga “al menos un mes antes de la fecha de la manifestación”.8 Además, “este plazo será de tres meses como mínimo si el evento proyectado agrupará a mucha gente”. Por otra parte, “cada petición debe comportar toda la información útil sobre el organizador (persona física o moral) y sobre
la manifestación (naturaleza, fecha, lugar, horario, número de participantes…)”. Los organizadores tienen la obligación de “suscribir una póliza de seguros que garantice en el plano de la responsabilidad civil todos los riesgos relativos a la manifestación proyectada (participantes, público y obras públicas). La póliza de seguros debe comportar la garantía máxima […] calculada en función del evento asegurado, respecto a los siguientes riesgos: daños corporales, materiales e inmateriales”. En Francia, los organizadores de manifestaciones son penalmente responsables de todos los daños que pueda causar el evento. La Prefectura de Policía insiste en este punto: “El organizador debe asumir la tarea de la seguridad general en el sitio dedicado a la manifestación. En caso de daños por imprudencia o negligencia, la responsabilidad civil, incluso penal, del organizador puede evocarse sobre la base de los artículos 1382 y siguientes del Código Civil y de los artículos121-1, 121-2, 223-1 y 223-2 del Código Penal”.9 Así, la Prefectura de Policía de París rechaza decenas de peticiones todas las semanas. Recuerda las principales razones: “no respetar el plazo para hacer la petición; marcha susceptible de causar problemas de seguridad, de orden público o de tránsito; rechazo del organizador a aceptar las obligaciones o prescripciones que presenta la Prefectura de Policía; opinión desfavorable de la alcaldía de París o de un
el bueno, el malo y crimea: la obsesión anti rusa
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por Salim Lamrani*
servicio consultado; incompatibilidad entre la marcha prevista y el lugar escogido; organizador que no respetó sus obligaciones en una petición anterior o que ignoró las prescripciones de la Prefectura de París, etc.”.10 Lejos de ser liberticida, la decisión del tribunal Supremo de Justicia se asemeja a lo que existe en la mayoría de las democracias occidentales. Así, vistos los últimos acontecimientos violentos ocurridos durante las protestas, la oposición venezolana no tendría absolutamente ninguna posibilidad de conseguir una autorización para manifestarse en la Patria de los Derechos Humanos que es Francia. l Jorge Rueda, “Prohíben manifestaciones sin permisos en Venezuela”, Associated Press, 25 de abril de 2014. 2 Salim Lamrani, “Se a oposição venezuelana fosse francesa”, Opera Mundi, 11 de abril de 2014. 3 Jorge Rueda, “Prohíben manifestaciones sin permisos en Venezuela”, op. cit. 4 Jorge Rueda, “Protestan en Venezuela contra plan educativo y restricciones a manifestaciones », Associated Press, 26 de abril de 2014. 5 Alfredo Meza, “El Supremo venezolano limita el derecho a la protesta”, El País, 25 de abril de 2014. 6 Agence France Presse, “Protestan en Venezuela contra plan educativo y restricciones a manifestaciones”, 26 de abril de 2014. 7 Le Monde, “Venezuela: l’opposition dans la rue contre une réforme de l’éducation”, 27 de abril de 2014. 8 Préfecture de Police de Paris, “Manifestation sur la voie publique ou sur tout espace ouvert au public », Ministère de l’Intérieur. http://tinyurl.com/pct9vox (sitio consultado el 28 de abril de 2014). 9 Ibid. 10 Ibid. 1
¿Qué rumbo tomará Túnez? por Serge Halimi*
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a que las revueltas árabes no conocieron desarrollos felices ni en Egipto, ni en Siria, ni en Libia, Túnez se transformó, dentro de la región, en el refugio de aquellos que buscan un motivo para la esperanza. Ninguna de las aspiraciones sociales que originó el levantamiento de diciembre de 2010 ha sido satisfecha. Pero, después de una interminable crisis política, el país que rozó lo peor con el asesinato de dos diputados de izquierda el año pasado1, acaba de dotarse de una nueva Constitución, aprobada por doscientos de doscientos dieciséis diputados, así como de un gobierno de unión nacional compuesto por tecnócratas. Las tensiones bajaron y un estado de gracia se instaló. Los adversarios de los islamistas de Ennahda temían que éstos se incrustaran en el aparato de Estado, echando así las bases de una nueva dictadura. En definitiva, éstos dejaron el poder tan pacíficamente como lo habían obtenido, habiendo sido educadamente invitados a “desprenderse” por el Fondo Monetario Internacional (FMI), Argelia, los países Occidentales (Francia incluida), la gran central sindical, la patronal, la izquierda revolucionaria, la centro derecha, la Liga de los derechos del hombre...
en venezuela, la tentación de un golpe
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2 Le Monde diplomatique Venezuela venezuela
Raúl Cazal Director Estela Aganchul Editora Florángel Gómez Prensa y relaciones institucionales Producciones del Waraima Traducción, corrección y producción gráfica Gráficas Lauki Impresión Depósito legal pp 200801DC1253 Es una publicación de Producciones del Waraima 7257 C.A. RIF: J-29596783-7 Víctor García Presidente Residencias Unión. Torre B Oficinas E-F 4ta avenida. Caracas 1060 +58 212 2857257 - 2519027 produccionesdelwaraima@gmail.com info.mondediplomatique@gmail.com @lediplovlza De esta edición se imprimieron 5.000 ejemplares Distribución Distribuidora Continental
francia Hubert Beuve-Méry Fundador Francois Honti, Claude Julien, Ignacio Ramonet Antiguos directores Serge Halimi Presidente del Directorio y Director de la Redacción Alain Gresh Director Adjunto Bruno Lombard Director de Gestión Martine Bulard Jefa de Redacción Anne-Cécile Robert Responsable de las ediciones internacionales y su desarrollo 1-3 rue Stephen-Pichon, 75013 París Teléfono: +331 53 94 96 21 Fax: +331 53 94 96 26 secretaria@monde-diplomatique.fr www.monde-diplomatique.fr EN INTERNET Catalán: www.mondiplomatic.com Chino: http://cn.mondediplo.com Esperanto: http://eo.MondeDiplo.com Inglés: http://Mondediplo.com Japonés: www.diplo.jp Portugués (Brasil): www.diplo.com.br En total, la difusión de Le Monde diplomatique y de sus distintas ediciones (62 ediciones internacionales en 24 idiomas; 31 impresas y 31 en internet) supera los 1.900.000 ejemplares.
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MEGAFUSIONES EN LA COMUNICACIÓN
Todos bajo control por Ignacio Ramonet
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n la película Her1, que acaba de ganar el Óscar al mejor guión original y cuya acción transcurre en un futuro próximo, el personaje principal, Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), adquiere un sistema operativo informático que funciona como un asistente total, plegándose intuitivamente a cualquier requisito o demanda del usuario. Theodore lo elige con voz de mujer y mediante su teléfono inteligente se pasa horas conversando con ella hasta acabar perdidamente enamorado. La metáfora de Her es evidente. Subraya nuestra creciente adicción respecto al mundo digital, y nuestra inmersión cada vez más profunda en un universo desmaterializado. Pero si citamos aquí este film no es sólo por su moraleja sino porque sus personajes viven, como lo haremos nosotros mañana, en una atmósfera comunicacional aún más hiperconectada. Con alta densidad de phablets, smartphones, tabletas, videojuegos de última generación, pantallas domésticas gigantes y ordenadores dialogantes activados por voz... La demanda de datos y de vídeos alcanza efectivamente niveles astronómicos. Porque los usuarios están cada vez más enganchados a las redes sociales. Facebook, por ejemplo, ya tiene más de 1.300 millones de usuarios activos en el mundo; Youtube, unos 1.000 millones; Twitter, 750 millones; WhatsApp, 450 millones...2. En todo el planeta, los usuarios ya no se conforman
con un solo modo de comunicación sino que reclaman el “cuádruple play” o sea el acceso a Internet, televisión digital, teléfono fijo y portátil. Y para satisfacer esa insaciable demanda, se necesitan conexiones (de banda ultraancha de muy alta velocidad) capaces de aportar los enormes caudales de información, expresados en cientos de megabits por segundo. Pero ahí surge el problema. Desde el punto de vista técnico, las redes ADSL3 actuales –que nos permiten recibir Internet de banda ancha en nuestros smartphones, hogares u oficinas– ya están casi saturadas... ¿Qué hacer? La única solución es pasar por las rutas del cable, ya sea coaxial o de fibra óptica. Esta tecnología garantiza una óptima calidad en la transmisión de datos y de vídeos de banda ultraancha, y casi no tiene límites de caudal. Estuvo en boga en los años 1980. Pero fue arrinconada porque requiere obras de envergadura de alto coste (hay que cavar y enterrar
Twitter, 750 millones; WhatsApp, 450 millones... (2). En todo el planeta, los usuarios ya no se conforman con un solo modo de comunicación sino que reclaman el “cuádruple play” o sea el acceso a Internet, televisión digital, teléfono fijo y portátil.
los cables, y llevarlos hasta el pie de los edificios). Sólo unos cuantos cableoperadores siguieron apostando por su fiabilidad, y construyeron con paciencia una tupida red cablera. La mayoría de los demás prefirieron la técnica ADSL más barata (basta con instalar una red de antenas) pero, como hemos dicho, ya casi saturada. Por eso, en este momento, el movimiento general de las grandes firmas de telecomunicaciones (y también de los especuladores de los fondos de capital riesgo) consiste en buscar a toda costa la fusión con los cableoperadores cuyas “viejas” redes de fibra representan, paradójicamente, el futuro de las autopistas de la comunicación. Este contexto tecnológico y comercial explica la reciente adquisición, en España, de ONO, el mayor operador local de cable, por la firma británica Vodafone4 a cambio de 7.200 millones de euros. Cuarto operador español, ONO dispone de 1,1 millones de líneas móviles y 1,5 millones de líneas fijas, pero, sobre todo, lo que le da valor es su extensa red de cable que alcanza los 7,2 millones de hogares. El 60% del capital de ONO ya estaba en manos de fondos internacionales de capital riesgo sabedores, por las razones que acabamos de explicar, que las firmas gigantes de telecomunicaciones desean adquirir, a cualquier precio, a los cableoperadores. En todas partes, los fondos buitre están comprando los operadores de cable independientes con el propósito de realizar importantes plusvalías al revender-
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ternet fueron –y siguen siendo– cómplices de la National Security Agency (NSA) para la aplicación de su programa ilegal de espionaje masivo de comunicaciones y uso de redes sociales. No somos inocentes. Cual esclavos voluntarios, y aún sabiendo que nos observan, seguimos dopándonos con droga digital. Sin importarnos que cuanto más crece nuestra adicción más entregamos la vigilancia de nuestras vidas a los nuevos amos de las comunicaciones. ¿Vamos a seguir así? ¿Podemos consentir que estemos todos bajo control? l Director: Spike Jonze, 2013. Es interesante anotar, en este contexto, la reciente compra, por Facebook, de WhatsApp, “el servicio de mensajería más popular del mundo” (450 millones de usuarios), por la monumental suma de 19.000 millones de dólares. 3 ADSL: sigla del inglés Asymmetric Digital Subscriber Line (Línea digital asimétrica de abonado). Es una tecnología de acceso a Internet de banda ancha. 4 En 2011, Vodafone compró el cableoperador británico Cable&Wireless, y en 2012 adquirió el principal cableoperador alemán Kabel Deutschland. 5 CVC Capital Partners ya adquirió, en 2010, la empresa helvética Sunrise, segundo operador de telefonía en Suiza, que posee más de 7.500 km de red de fibra óptica. 6 R Cable y Telecomunicaciones Galicia S. A. ofrece servicios de Internet de banda ancha, televisión, telefonía móvil y fija a cerca de un millón de viviendas y empresas de unas 90 localidades gallegas. 7 Este proyecto de megafusión aún no tiene el visto bueno de la División antitrust del Departamento estadounidense de Justicia. 8 Exactamente de 2.726 millones de euros. PRISA registró, en 2013, una pérdida neta de 649 millones de euros, más del doble que en 2012. 9 Léase Ignacio Ramonet, La explosión del periodismo, Clave Intelectual, Madrid, 2012. 1 2
los a algún comprador industrial. Por ejemplo, en España, los tres operadores de cable regionales –Euskaltel, Telecable y R– han sido objeto de adquisiciones especulativas. En 2011, el fondo de capital riesgo estadounidense The Carlyle Group compró el 85% del operador de cable asturiano Telecable. En 2012, el fondo italiano Investindustrial y el estadounidense Trilantic Capital Parners se hicieron con el 48% del operador vasco Euskatel. Y el mes pasado, el fondo británico CVC Capital Partners5 adquirió el 30% que le faltaba del operador gallego R6, al que ahora controla en su totalidad. A veces las fusiones se hacen en sentido inverso: el cableoperador es quien adquiere una compañía de telecomunicaciones. Acaba de suceder en Francia, donde la principal firma de cable, Numericable (5 millones de empresas u hogares conectados), está tratando de comprar, por casi 12.000 millones de euros, al tercer operador francés de telefonía, SFR, propietario de una red de fibra óptica de 57.000 km...
Otras veces son dos cableoperadores los que deciden unirse. Está sucediendo en Estados Unidos, donde los dos principales cable-operadores, Comcast y Time Warner Cable (TWC), han decidido unificarse (7). Juntos, estos dos titanes tienen más de 30 millones de abonados a quienes procuran servicios de Internet de banda ancha y de telefonía móvil y fija. Ambas firmas, asociadas, controlan además un tercio de la televisión de pago. Su megafusión
¿Qué hacer? La única solución es pasar por las rutas del cable, ya sea coaxial o de fibra óptica. Esta tecnología garantiza una óptima calidad en la transmisión de datos y de vídeos de banda ultra-ancha, y casi no tiene límites de caudal. Estuvo en boga en los años 1980
se haría bajo la forma de una compra de TWC por Comcast por el colosal precio de 45.000 millones de dólares (36.000 millones de euros). Y el resultado será un mastodonte mediático con una cifra de negocios estimada en cerca de 87.000 millones de dólares (67.000 millones de euros). Suma astronómica, como la de los demás gigantes de Internet, en particular si la comparamos con la de algunos grupos mediáticos de prensa escrita. Por ejemplo, la cifra de negocios del grupo PRISA, primer grupo de comunicación español, editor del diario El País y con fuerte presencia en Latinoamérica, es de menos de 3.000 millones de euros8. La del New York Times es inferior a 2.000 millones de euros. La del grupo Le Monde no pasa de 380 millones de euros, y la de The Guardian ni siquiera alcanza los 250 millones de euros. En términos de potencia financiera, frente a los mastodontes de las telecomunicaciones, la prensa escrita (aún con sus sitios web), pesa poco.
En este momento, el movimiento general de las grandes firmas de telecomunicaciones (y también de los especuladores de los fondos de capital riesgo) consiste en buscar a toda costa la fusión con los cableoperadores cuyas “viejas” redes de fibra representan, paradójicamente, el futuro de las autopistas de la comunicación. Cada vez menos9. Pero sigue siendo un indispensable factor de alerta y de denuncia. En particular de los abusos que cometen los nuevos gigantes de las telecomunicaciones cuando espían nuestras comunicaciones. Gracias a las revelaciones de Edward Snowden y de Gleen Greenwald, difundidas por el diario británico The Guardian, hemos conocido que la mayoría de los colosos de In-
4 Le Monde diplomatique Venezuela
La maniobra de la derecha antichavista
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En Venezuela, la tentación de un golpe
Con un Estado que apenas ha podido ser tocado en sus estructuras profundas, los venezolanos tienen sin duda razones para expresar su descontento. Pero las recientes protestas fueron llevadas a cabo por una franja de la oposición que tiene un solo objetivo: sacar al presidente Nicolás Maduro, electo además democráticamente
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Por Alexander Main*
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na manifestación antigubernamental en Caracas tuvo como saldo la muerte de tres jóvenes venezolanos, el 12 de febrero pasado. Este día sangriento marcó el principio de un torrente de reportajes y editoriales con titulares dramáticos: “La violencia hace tambalear a Venezuela” (The Wall Street Journal, 12 de febrero); “Venezuela en crisis, es la Ucrania de América latina” (Le Figaro, 1 y 2 de marzo); “Los venezolanos en el callejón sin salida del ‘chavismo’” (Le Monde, 12 de marzo). La administración norteamericana no tardó en unirse al coro de casandras. El 15 de febrero de 2014, el secretario de Estado John Kerry denunciaba las medidas gubernamentales “que apuntaban a inhibir la capacidad de los ciudadanos para ejercer su derecho a protestar de manera pacífica”. El 13 de marzo, acusa al presidente Nicolás Maduro de llevar una “campaña de terror” contra su pueblo. Para los que descubren la situación a través del prisma de los grandes medios y de las declaraciones de Washington, parecería que una juventud enamorada de la paz y de la democracia se topa con la represión brutal de un Estado petrolero en el cual los dirigentes han perdido el contacto con el pueblo real. A menos de un año de la muerte de Hugo Chávez, ha caído el telón. El historiador mexicano Enrique Krauze condensa el espíritu en una columna publicada por El País (26 de febrero) y por el New York Times (28 de febrero): “Venezuela se desliza claramente hacia la dictadura”. Pero esta representación de Maduro en el Ceausescu de los trópicos ¿refleja la verdadera crisis por la que atraviesa el país? Los reproches al gobierno bolivariano no todos son inmerecidos. La tasa de homicidios en Venezuela es una de las más altas del mundo1. A pesar de las conquistas sociales obtenidas a lo largo de los últimos diez años –con una caída del 50% de la tasa de pobreza2–, la economía sufre de serios disfuncionamien*Analista político del Center for Economy and Policy Research (CEPR), Washington, DC.
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tos, entre los que están una inflación galopante, un mercado negro del dólar que acelera el alza de los precios, así como la falta de un abastecimiento eficaz de los bienes de consumo corriente3. Pero si bien es cierto que la criminalidad, la inflación y el abastecimiento insuficiente atizan las protestas antigubernamentales, también lo es que una gran parte de las manifestaciones fueron organizadas por la franja más radical de la oposición, cuyo objetivo político lo encierra una sola palabra: la salida, la caída de Maduro y de “todos los que están a cargo de instituciones públicas”4, como lo exige Leopoldo López, ex alcalde de Chacao, el municipio más rico de Venezuela. Un aire de “déjà-vu” Pero no todos los opositores adhieren a esta línea dura. En abril de 2013 Maduro ganó la elección presidencial con una ligera ventaja de 1,49%. En diciembre, la oposición intentó transformar las elecciones municipales en un “referéndum anti Maduro”; pero con un resultado inferior, con diez puntos de ventaja para el campo bolivariano, ésta fracasó por mucho. El ex candidato a la presidencia Henrique Capriles renunció a calificar al presidente de “ilegítimo”, y aceptó participar en una serie de discusiones sobre la criminalidad en Venezuela. Cuando resonaron los primeros llamados a manifestar, él rechazó asociarse a éstos. Nada garantizaba, pues, el éxito de la manifestación organizada el 12 de febrero, día nacional de la juventud, sin contar a los grupos de jóvenes y de estudiantes anti Maduro, que comenzaron a movilizarse en varias ciudades del país algunos días antes. Ya el 6 de febrero, un movimiento de protesta estudiantil en el estado Táchira, salpicado de violencia, acabó con varios detenidos. Durante los días siguientes, los estudiantes [opositores] salían a las calles de Caracas y de otros cuatro estados para reclamar la liberación de sus compañeros y la dimisión del gobierno. El 12 de febrero, grupos compuestos principalmente por jóvenes desfilaron en varias ciudades. En la capital, una parte
de la manifestación degeneró en disturbios. Automóviles quemados, las fuerzas de la policía cosecharon chorros de piedras, y las instituciones públicas fueron tomadas por blanco, principalmente el edificio de la televisión del Estado, donde una periodista fue herida por una bala. En medio del caos los tiros, cuyo origen todavía no fue esclarecido por la justicia, se multiplican, matando a dos simpatizantes de la oposición y a un militante chavista. A la tarde, la Procuradoría General ordenaba la detención de López por incitación a la violencia. El gobierno tal vez podría haberlo pensado dos veces: la rendición teatral del joven lobo de la derecha venezolana ante la guardia nacional, el 18 de febrero, instantáneamente lo elevó al rango de mártir. Enardecidos, la mayoría de los dirigentes de la oposición entonces desistieron temporariamente de hacer públicas sus divisiones y se unieron alrededor del movimiento de protesta. En los días y las semanas que siguieron, las manifestaciones obedeciendo al llamado de la derecha continuaron. En la tarde, jóvenes armados de piedras y de cocktails molotov levantaban barricadas, extendían alambradas y prendían fuego a edificios públicos. Las fuerzas anti motín replicaron, algunas veces con brutalidad, dejando decenas de heridos y varios muertos*. El gobierno ordenó el arresto de quince policías acusados de haber cometido excesos. La procuradora general Luisa Ortega Díaz hizo públicos varios informes con el reporte de heridos, de arrestos arbitrarios y de muertes, y recibió a la organización de defensa de los derechos humanos Provea,
Para los que descubren la situación a través del prisma de los grandes medios y de las declaraciones de Washington, parecería que una juventud enamorada de la paz y de la democracia se topa con la represión brutal de un Estado petrolero en el cual los dirigentes han perdido el contacto con el pueblo real
considerada como allegada a la oposición5. Rápidamente, abundantes testimonios reportados tanto por los medios privados como por el gobierno, establecieron que una parte de las violencias mortales cometidas fuera de las marchas provenían de los mismos opositores. Algunos –como el caso de una ciudadana de origen chileno, el 10 de marzo– fueron muertos por balas mientras intentaban desmontar las barricadas. Tres motociclistas fueron muertos al chocar contra alambres tendidos sobre las calles o avenidas por los manifestantes, y un cuarto, al caer en un charco de aceite que había sido esparcido deliberadamente. El
Los reproches al gobierno bolivariano no todos son inmerecidos. La tasa de homicidios en Venezuela es una de las más altas del mundo. A pesar de las conquistas sociales obtenidas a lo largo de los últimos diez años –con una caída del 50% de la tasa de pobreza–, la economía sufre de serios disfuncionamientos 13 de marzo, un comunicado oficial reportaba veintiocho venezolanos muertos. Entre ellos, solamente siete participaron en las marchas de la oposición. “Las protestas son mayoritarimente de pobres”: la afirmación de Thor Harvolssen6, presidente de Human Rights Foundation, con sede en Nueva York, retransmite un estereotipo difundido por los medios de comunicación y tiene una relación muy lejana con la realidad: durante las semanas de violencia, el contraste era sorprendente entre los distritos burgueses de la capital, en el caos, y los barrios, donde los habitantes se dedicaban a sus tareas cotidianas. Para numerosos venezolanos, los acontecimientos tienen un aire de “déjà-vu”. En 2002, una gran manifestación de clases acomodadas dio lugar a una explosión de violencia. La oposición sacó provecho de eso para perpetrar, con la ayuda de algunos generales, un golpe de
Estado contra Chávez que sólo duró cuarenta y ocho horas7. Otras turbulencias acompañaron el lock-out, la huelga patronal de tres meses decretada en diciembre del mismo año con la esperanza de provocar una crisis económica y social, y de sacar al presidente. Durante este período, el producto interno bruto (PIB) cayó alrededor de un 25%8. Pero los acontecimientos de febrero y marzo de 2014 recuerdan sobre todo a la guarimba de 2004, cuando militantes de derecha –mayoritariamente jóvenes y de buena familia, ellos también– bloquearon las calles, avenidas y rutas por medio de barricadas y de artefactos incendiarios. La guarimba tenía por objetivo, según las propias palabras de uno de sus jefes, Roberto Alonso, de crear un “caos a escala nacional con la ayuda de todos los ciudadanos y de todas las ciudades de Venezuela, para forzar al régimen castrista y comunista (…) a dejar el poder y a saltar en un avión, como se hizo durante el [golpe de Estado abortado] del 11 de abril de 2002”9. A diferencia de Estados Unidos, los gobiernos de América del Sur se abstuvieron de apoyar a los manifestantes. Al contrario, el 16 de febrero, los Estados miembros del Mercado común del Sur (Mercosur, compuesto por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) condenaron las “acciones criminales de grupos violentos que desean utilizar la intolerancia y el odio como herramienta política en la República Bolivariana”. La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que agrupa doce países de América del Sur, adoptó el mismo día una resolución similar, afirmando su “apoyo al orden democrático” y su “convicción que toda demanda debe expresarse (…) por las vías democráticas”. Este apoyo americano hizo decidirse, en su estrategia de desestabilización, a los manifestantes de Caracas a conformar las franjas más radicales de la derecha venezolana. Y es en este momento, el más crítico, cuando se hace urgente para Maduro tomar medidas radicales y potencialmente impopulares, como una nueva devaluación del bolívar o un aumento del precio de la gasolina. La pers-
El ex candidato a la presidencia Henrique Capriles renunció a calificar al presidente de “ilegítimo”, y aceptó participar en una serie de discusiones sobre la criminalidad en Venezuela. Cuando resonaron los primeros llamados a manifestar, él rechazó asociarse a éstos. Nada garantizaba, pues, el éxito de la manifestación organizada el 12 de febrero, día nacional de la juventud pectiva de dos años sin elecciones le permitía carta blanca al Gobierno para encarrilar la economía. Esto es, en efecto, excepcional en un país que, lejos de seguir –como lo sugería el 12 de marzo el editorial de Le Monde– el modelo cubano, conoció diecinueve elecciones en quince años. Pero los brotes de violencia y la sed de deshacerse de él de la oposición podrían llevar al presidente a aplazar una vez más las difíciles decisiones que le competen y dificultaría, como consecuencia, la victoria de las batallas por venir. l
Maurice Lemoine, “¿Arde Caracas?”, Le Monde diplomatique, edición venezolana. Caracas: agosto de 2010. 2 Renaud Lambert, “Lo que Chávez le recordó a la izquierda”. Le Monde diplomatique, edición venezolana N° 41. Caracas: abril, 2013 3 Gregory Wilpert, “Le Venezuela se noie dans son pétrole”, Le Monde diplomatique, París: noviembre 2013. 4 “Parte de la oposición venezolana acuerda una marcha en Caracas el 12 de febrero », 2 febrero 2014, www.lainformacion.com 5 “Provea sostuvo reunión con Fiscal General para tratar casos de violaciones a DDHH en el país”, Provea, 6 mars 2014, www.derechos.org.ve 6 Thor Halvorssen, “Chavismo thrives on mistrust”, site du New York Times, 27 février 2014, www.nytimes.com 7 Maurice Lemoine, “Hugo Chávez sauvé par le peuple”, Le Monde diplomatique, París, mayo 2002. 8 Maurice Lemoine, “L’opposition vénézuélienne joue son va-tout”, Le Monde diplomatique, París: abril 2004. 9 Cf. “Sobre la guarimba”, www.venezuelanet.org falta de un abastecimiento eficaz de los bienes de consumo corriente3. 1
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El bueno, el malo y Crimea
La obsesión anti rusa por Olivier Zajec*
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stas últimas semanas, el tratamiento mediático de los acontecimientos en Ucrania facilitaron la confirmación: para una parte de la diplomacia occidental, las crisis ya no revelan una asimetría entre los intereses y las percepciones de actores provistos de razón, sino constituyen enfrentamientos últimos entre el Bien y el Mal donde se juega el sentido de la historia. Rusia se presta de maravilla a esta escenificación, que tiene el mérito de la simplicidad. Para numerosos comentaristas, este Estado bárbaro es gobernado por cosacos a la semblanza de un semi mongol cuidado por los epígonos de la KGB, que urden sombríos complots al servicio de zares neuróticos barboteando en las heladas aguas del cálculo egoísta1. Reclusos, alejados de su época, estos autócratas desplazan lentamente sus peones sobre grandes tableros de ajedrez de marfil en lugar de leer The Economist. De vez en cuando ellos hunden un submarino nuclear por el placer de contaminar el mar de Barents, a la espera de crear un referéndum ilegal en el “territorio extranjero más cercano” con el fin de reconstituir la URSS. Si se reúnen los lugares comunes aparecidos sobre este tema en la prensa occidental –no sólo desde el inicio de la crisis ucraniana, sino desde hace quince años–, este paisaje folklórico es más o menos lo que el lector común retendrá de la política actual de la Federación Rusa. Esta percepción, generalmente *Investigador encargado en el Instituto de Estrategia Comparada (ISC), París.
Con la anexión de Crimea al territorio ruso el 18 de marzo y las sanciones impuestas al Kremlin, la crisis ucraniana tomó las dimensiones de un terremoto geopolítico. La comprensión de este conflicto implica integrar los puntos de vista de todos sus actores. Pero, en las cancillerías occidentales, las proclamas morales suplantan con frecuencia el análisis
negativa, tanto que degenera en caricatura, forma parte de una tradición bien arraigada. Ésta se apoya algunas veces en los análisis que subrayan la compulsión totalitaria y “falsa” de la cultura rusa2, otras en la supuesta continuidad entre José Stalin y Vladimir Putin –un tema tomado de los editorialistas franceses y de los grupos neoconservadores norteamericanos3. Esto encuentra su origen en los relatos de viajeros europeos del Renacimiento, que ya en ese tiempo hablaban de un acercamiento entre los rusos “bárbaros” y los feroces escitas de la Antigüedad4. Los acontecimientos de Maïdan en Kiev ofrecen un ejemplo de los inconvenientes analíticos a que induce esta demonología. Dividida lingüística y culturalmente entre Este y Oeste, Ucrania sólo puede garantizar sus fronteras actuales manteniendo un eterno equilibrio entre Lviv y Donetsk, símbolos respectivos de su polo europeo y de su polo ruso. Casarse con uno u otro sería para Ucrania negar lo que la funda, y por lo tanto validar el mecanismo sin retorno de una partición a la checoslovaca5. Es la eterna novia geopolítica. Ucrania no sabría “escoger”. Se contenta con hacerse ofrecer costosas sortijas: 15 millardos de dólares prometidos por Rusia en diciembre de 2013, y 3 millardos por la Unión Europea al mismo momento para acompañar el abortado acuerdo de asociación. A cada pretendiente le concede algunos seguros revocables: acuerdos de Kharkiv, que, en 2010, prolongaban hasta 2042
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¿Qué rumbo tomará Túnez? La adopción, el 26 de enero, de una nueva Constitución provocó una distensión política en Túnez. Los temas relativos al estatus de las mujeres, al rol de lo sagrado, a la libertad de conciencia fueron zanjadas en este texto, las grandes decisiones económicas podrían dominar la vida pública. Pero sobre estos temas los principales partidos trabajan para definir su estrategia
Sin duda ellos cedieron a la presión después de haber comprendido que el balance era poco prometedor y la relación de las fuerzas internacionales desfavorable al islam político, debilitado en Turquía y eliminado a la fuerza de la presidencia egipcia. Las nuevas elecciones debían realizarse en Túnez “antes de finalizar el año 2014” (artículo 148 de la Constitución). La revolución ya no está en la agenda. Pero el país puede volver a creer que construirá su pequeña felicidad en un mundo árabe donde este producto es hoy muy buscado. ¿Esto quiere decir que la integración de los islamistas al sistema político constituyó una “apuesta ganadora”? Sí, desde el punto de vista de los que prometen que su llegada a la cabeza del Estado no significaría un viaje sin boleto de regreso. Pero sí también para sus enemigos, que previeron que una vez en el poder ellos demostrarían su obsesión identitaria y religiosa, su carencia económica y social. “Con ellos –ironiza Hamma Hammami, vocero del Frente Popular (izquierda) – estamos antes de Adam Smith y David Ricardo. La economía política de los Hermanos musulmanes, es la renta y el comercio paralelo. No es la producción, no es la creación de la riqueza, no es la agricultura, no es la industria, no es la infraestructura, no es la reorganización de la enseñanza para ponerla al servicio de fines estratégicos –económicos, científicos, tecnológicos”. Su “modelo de desarrollo”, para retomar los términos del programa electoral de Ennahda en 2011, se resumen a menudo a un alineamiento de fórmulas huecas: “crear nuevos mercados para nuestros bienes y servicios”, “simplificar los procedimientos”, “diversificar las investigaciones alrededor de proyectos más útiles”… Los lugares comunes adornados con encantamientos para “hacer revivir los valores virtuosos nacidos de la herencia cultural y civilizacional de la sociedad tunecina y de su identidad árabe e islámica, los cuales honran el esfuerzo y el trabajo de calidad, promoviendo la innovación y la iniciativa”2. Houcine Jaziri, que perteneció a los dos últimos gabinetes islamistas, lo admite: “El punto débil de Ennahda es la economía.
(Viene de la p. 1)
En el plano político, la suspensión de enfrentamientos después de la formación del nuevo gobierno significó que el combate continuaba, pero de otra forma. El consenso actual reposa en un equilibrio de fuerzas precario Nosotros estamos de antemano encerrados en temas morales. Tenemos en nuestras filas demasiados políticos, y no tenemos suficientes economistas. Los otros han trabajado mucho más que nosotros esos temas”. Precisa sin embargo: “Tuvimos la oportunidad de integrar un gobierno y tenemos el deber de reflexionar sobre eso”. Lo que nunca es mala idea… Sin embargo, desde hace tres años, la mayor parte de los partidos, y no solo Ennahada, se preocupan de cualquier otra cosa. “El período político agitado por el que acabamos de pasar –dice el economista Nidhal Ben Cheikh, estuvo marcado por la discusión de temas relativamente tabús en Túnez –la religión, la creencia, lo sagrado, la sexualidad, la homosexualidad, el rol de la mujer. Los fundamentos de nuestra política económica en cambio jamás fueron debatidos, mucho menos cuestionados. Resultado, las provincias que fueron las cunas de la revolución, se sublevaron política y socialmente, Kef, Kasserine, Siliana, Tataouine, Kebili, todavía hoy día sufren de una falta asombrosa de producción local”3. El principal adversario del partido islamista, Béji Caïd Essebsi, gobernó Túnez después de la caída del régimen de Zine ElAbidine Ben Ali. En lugar de sacar partido de su popularidad y del entusiasmo general de los primeros meses (“revolución de jazmín”, etc.) para barrer la política liberal de su predecesor, prefirió rodearse de ministros ortodoxos que recondujeron el modelo económico anterior, alabado por el FMI4. Resultado: Caïd Essebsi constata hoy día que “en algunas regiones, marginalizadas desde hace largo
tiempo porque la preocupación se volcó totalmente a la vitrina marítima, no hay nada de mejoras”. Desde 2011, nadie rompió con la elección de insertar al país en la división internacional del trabajo, ofreciendo a los inversores extranjeros una mano de obra calificada y costos salariales irrisorios. Aunque por falta de un desarrollo centrado, impulsado por inversiones públicas, alimentado por una demanda local solvente, este modelo no puede más que perpetuar las escandalosas desigualdades regionales. A riesgo de ver a la economía informal y el contrabando florecer (devorando a su paso las recetas fiscales), el Estado retrocede, las células yihadistas se benefician. “A Estados Unidos, defensores del neoliberalismo, le es permitido nacionalizar los bancos (durante la crisis de 2008), mientras Túnez, en período revolucionario, se prohíbe de gestos revolucionarios”, lamenta Ben Cheikh. “Un país que se respete paga sus deudas” Encuentros sucesivos de Rached Ghannouchi, dirigente de Ennahda, y Caïd Essebsi, fundador y presidente de Apple para Túnez (Nidaa Tounès), confirma esta ausencia de audacia programática. A priori, todo opone a estos dos veteranos que dominan la política de su país. La oficina del primero está atestada de fotografías mostrándose con dirigentes o intelectuales islamistas (Tari Ramadan, el ex presidente egipcio Mohamed Morsi, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, etc.) y con el emir de Qatar. La oficina del segundo tiene por único tema a Habib Bourguiba5, representado a la vez bajo la forma de busto, de gran afiche en la pared y de pequeña foto enmarcada sobre el escritorio. Ahora bien, Bourguiba quiso condenar a muerte a Ghannouchi, que estimaba en ese entonces que el “combatiente supremo”, fundador de la Túnez moderna, había comprometido la “guerra contra el islam y la arabidad”6. Al analizar con ellos las principales cuestiones económicas, las diferencias entre los dos hombres son mucho menos claras. Ejemplo, ¿el reembolso de la deuda externa, contraída por el régimen de Ben Ali y en parte desviada hacia los miembros de su clan? “La deuda, hablamos de eso, pero no es catastrófica, ya que estamos por menos del 50% –responde Caïd
Essebsi. Otros, como Francia, llegan al 85%”7. De todas formas, precisa de inmediato “un país que se respete paga sus deudas, no importan de qué gobierno sean. Desde la independencia, Túnez jamás falló”. Casi es palabra por palabra lo que Ghannouchi nos declaró la víspera: “Túnez tiene una larga tradición de pagar sus deudas. Nos ajustaremos a eso”. El servicio de la deuda constituye una carga onerosa para un país pobre; es la tercera partida presupuestaria: 4,2 millardos de dinars tunecinos en 20138. Pero la Caja General de Compensación (CGC) representa el segundo: 5,5 millardos de dinars en 2013. Todos desearían aligerar el peso, nadie sabe verdaderamente cómo hacerlo. Y, sobre este punto también, los islamistas y sus adversarios no se distinguen casi. Se comprende su prudencia: el tema es explosivo. Sistema que permite subvencionar los productos alimenticios y la energía, la CGC fue creada en 1970. Después, el alza de los precios mundiales de los cereales y del petróleo llevó sus gastos a niveles desmesurados. El FMI no cesa en reclamar su reducción, en espera de la desaparición del mecanismo de compensación; los partidos políticos reducen la inflación y la revolución sigue este tipo de consejo… Lejos de representar una conquista social, la CGC –nos recuerda Ben Cheikh–, tuvo por principal objetivo hacer políticamente sostenible una estrategia liberal con vista a promover la industria procurando una mano de obra barata. Para atraer a los inversores, Túnez aceptó que el presupuesto nacional financie parte de las expensas de consumo corriente de sus obreros y empleados. En suma, desde hace más de cuarenta años, a falta de un buen salario, los hombres y las mujeres que trabajan, por ejemplo, en el sector textil o en la industria mecánica y eléctrica pueden comprar la harina o la gasolina subvencionada. Y todos los demás también… En los restaurantes y los hoteles, las pastas y la sémola servida a los turistas son subvencionadas, el consumo de gasolina de alta cilindrada libia está subvencionada, la energía (con frecuencia importada) que utilizan las cementeras portuguesas y españolas está subvencionada. “Es una carga –admite Ghannouchi. Es necesario
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encontrar una solución razonable, no por la presión de los organismos internacionales sino porque el gasto no puede sostenerse más a ese nivel”. Caïd Essebsi no dice otra cosa: “Ahora, hemos llegado a un punto crítico. Es mejor revisar el presupuesto para favorecer otras prioridades”. Pero ¿cómo reasignar los gastos de la CGC hacia inversiones productivas en las regiones del interior sin perjudicar a los tunecinos más pobres, a quienes el Estado no sabe ayudar de otra manera? Cuando tocan el tema (porque se los aprieta…), patronal, sindicatos, islamistas, Nidaa Tounès manifiestan una especie de situación expectante. Denuncian los abusos sin proponer el remedio. Interrogada sobre la posibilidad de que un gobierno suprima un día la Caja, Wided Bouchamaoui, presidente de la Unión tunecina de la industria, el comercio y la artesanía (Utica), la organización patronal, responde con firmeza: “¡Nunca! Habría un motín en el país. Ninguna fuerza política osaría hacer eso”. Precisa además: “Esa no es nuestra demanda”. Dos tercios de la subvención le concierne a los carburantes. Sin embargo, insiste Houcine Abassi, presidente de la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), “la mayor parte de los desempleados y de los asalariados no tienen vehículo. Ellos no se benefician de la compensación que se da para la gasolina. En cuanto a los integrantes de la clase media que poseen un vehículo de 4 o 5 cilindros, pagan lo mismo (1,57 dinar el litro) que los que tienen varios vehículos de lujo en una misma familia”. Le queda al Poder distinguir a los unos de los otros, si por ejemplo, quiere dejar de subvencionar los tanques llenos de gasolina de las limusinas de los millonarios … “Eso –responde Abassi– es responsabilidad del gobierno. Se han hecho propuestas, pero somos un sindicato, no somos el Estado, con sus medios, sus expertos, sus oficinas de estudios. Es él quien tiene que buscar una estrategia”. El Frente Popular elaboró un proyecto económico detallado. Éste contiene a la vez el reclutamiento de funcionarios en el ministerio de Finanzas para luchar contra el fraude y el contrabando, una tasa de 5% sobre los beneficios de las empresas petroleras, la suspensión del pago del servicio de la deuda externa en espera de
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una auditoría, el reajuste del baremo del impuesto con el fin de favorecer a los de bajos recursos, la supresión del secreto bancario. Pero, cuando se trata de la CGC, la audacia es menos perceptible: “Todo el mundo –admite Hammami–, sabe que no hace falta tocar a la caja de compensación”. Discretamente, el gobierno comienza a recortar las subvenciones, en particular la partida de los carburantes. Y cada quien mira hacia otro lado. Decisiones de jefes, dudas de militantes Es decir hacia las próximas elecciones. En el plano político, la suspensión de enfrentamientos después de la formación del nuevo gobierno significó que el combate continuaba, pero de otra forma. El consenso actual reposa en un equilibrio de fuerzas precario. Los esbozos de las próximas alianzas anticipan resultados electorales desconocidos. Ghannouci da argumento a esta incertidumbre y a la inestabilidad regional para convencer a su base, a menudo dubitativa, de lo justo de su estrategia de conciliación. Al estimar al país “muy frágil para que se enfrente un gobierno y una oposición”, él desea desde ya hablar de que los próximos escrutinios desembocarán en un “gobierno de coalición con todo el mundo o, si eso no es posible, con el máximo de los partidos, pero también la
sociedad civil, los sindicatos, las asociaciones patronales. Ennahda estaría allí. Frente a él, Caïd parece estar en posición de fuerza. La formación que él dirige es ciertamente heteroclítica, mezcla de redes benalistas y de militantes progresistas o sindicalistas (el secretario general de Nidaa Tounès, Taïeb Baccouche, fue secretario general de la UGTT), pero ésta ocupa el puesto central en el tablero político. Por una parte, el partido islamista pide una unión nacional sin exclusión. Por otra, el Frente popular quiere oponerse a eso que Hammami llama el “peligro despótico de Ennahada” prolongando su actuación co-
¿Esto quiere decir que la integración de los islamistas al sistema político constituyó una “apuesta ganadora”? Sí, desde el punto de vista de los que prometen que su llegada a la cabeza del Estado no significaría un viaje sin boleto de regreso. Pero sí también para sus enemigos, que previeron que una vez en el poder ellos demostrarían su obsesión identitaria y religiosa, su carencia económica y social.
mún con Nidaa Tounès. ¿Qué elegirá esta última? Al oír a Caïd Essebsi detallar su rol en el éxito de una “solución consensuada” con Ghannouchi, al mismo tiempo que cubre de elogios al actual gobierno “apoyado por todas las fuerzas políticas”, uno imagina que preferiría que el asiento del próximo equipo ministerial quede igual de amplio. Y ¿no rechaza entonces a los islamistas de la oposición? “Eso depende de las elecciones –responde. Nosotros aceptaremos el veredicto de las urnas”. “Tenemos miedo que Nidaa Tounès se alié con Ennahda –admite Abdelmoumen Belanes, vicesecretario general del Partido de los trabajadores, miembro del Frente popular. Los occidentales estiman que hay dos grandes fuerzas y que la estabilidad requiere que éstas se unan”. Pero el temor de que los islamistas inspiren a la izquierda de ninguna manera ha disminuido. “Desde su fundación, la táctica de Ennahada fue siempre la misma –dice Hammami. Donde hay resistencia, retrocede. Donde hay relajación, contraataca. Pero el objetivo es el de islamizar, de imponer la línea de los Hermanos musulmanes, a la vez retrógrada, despótica y dictatorial”. La estrategia que él preconiza desemboca en este diagnóstico: es necesario prolongar la alianza anti islamista con Nidaa Tounès poniendo por delante la prioridad democrática, hace falta
explicar que la realización de esta prioridad impone medidas de urgencia social, es necesario finalmente lograr que todas las fuerzas “democráticas” estén “de acuerdo en la necesidad de aligerar las repercusiones de la crisis económica en las masas populares”.¨ Pero, pregunta Michael Ayari, investigador en Internacional Crisis Group, ¿qué piensa la base, qué piensan los militantes? ¿Los de Ennahda, que ven a su partido dejar el poder sin haber perdido las elecciones? ¿Los de Nidaa Tounès, donde su presidente no excluye la idea de gobernar con los islamistas, bajo el ojo del FMI? ¿Los del Frente Popular, que llaman a defender a la democracia en compañía de la patronal y de los ex benalistas? Los jefes de partido elaboran minuciosamente sus alianzas, anticipan el reparto de los puestos, tranquilizan a sus financistas. Un equilibrio político emana de eso. Es razonable, envidiable, incluso en una región acosada por convulsiones. Pero ¿cuánto tiempo podrá durar esto si, tres años después de la “revolución”, los motivos económicos y sociales que la pusieron en marchan continúan siendo imperturbablemente reconducidos? l Serge Halimi, director de Le Monde diplomatique, París
Ver “Islamistes au pied du mur”, Le Monde diplomatique, París: marzo 2013 2 “Ennahda Movement Programme. For Freedom, Justice and Development in Tunisia”, Túnez, septiembre 2011. 3 Según ben Cheikh, Siliana no cuenta más que con 6 medianas y grandes empresas, mientras que Manouba, situada a unos cientos de kilómetros, tiene trescientos veintidós. 4 “La política económica que se lleva a cabo en Túnez en sana, y pienso que es un buen ejemplo a seguir por los países emergentes”, estimaba por ejemplo el 18 de noviembre de 2008 Dominique Strauss-Kahn, entonces directora general del FMI. 5 Habib Bourguiba (1903-2000), figura central del movimiento por la independencia de Túnez, fue el primer presidente, entre 1957 y 1987. 6 “Rached Ghannouchi: islam, nacionalismo e islamismo”, entrevista con François Burgat, Egypte-monde arabe, N° 10, El Cairo, 1992, p. 109-122. 7 La deuda tunecina corresponde al 46% del PBI en 2013 (93,4% en el caso de Francia). 8 1 dinar tunecino = 0,46 euro. 1
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La máquina de Bruselas aprieta el acelerador
Trabajo desplazado, trabajadores encadenados El término “trabajadores desplazados” se aplica sólo a los miembros de la Unión Europea y, según las directrices de la organización, gozan de una protección especial a diferencia de los trabajadores migrantes. Ahora, habrá cambio de personal: del 22 al 25 de mayo de 2014, los europeos elegirán a sus diputados, un escrutinio que influirá en la elección del próximo Presidente de la Comisión. Pero ¿la Unión Europea abandonará una hoja de ruta política que, hasta ahora, se caracteriza por la organización de un dumping social?
por Gilles Balbastre*
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llos son cuatro, están cerca de la última redoma que conduce por un pequeño camino a un puesto de guardia. No sacan sus socos de la veintena de militantes de la Confederación General del Trabajo (CGT) que, en esa madrugada de enero, helados y con los brazos cargados de folleros, esperan la contratación de cientos de trabajadores en la inmensa obra vecina. Una primera camioneta se aproxima. Los sindicalistas la paran, interrogan a los obreros sobre su origen, les dan folletos en portugués. A pesar de la barrera de la lengua, un intercambio sobre sus derechos se lleva a cabo a través de la ventanilla entreabierta. De inmediato, los cuatro hombres se aproximan. “Les voy a pedir que circulen, dice el de más edad, amenazante. Ustedes no pueden hablarles. Entren a la obra”. Los sindicalistas rechazan enérgicamente al cuarterón, que se aparta. A cada nueva camioneta detenida, los cuatro individuos anotan el número de matrícula, toman fotos discretamente, susurran en un trasmisor. La escena se desarrolla en 2014, en Francia. En Loon-Plage, para ser más precisos: una tierra de nadie barrida por un viento helado, al borde del mar del Norte. El hombre agresivo no es otro que el responsable de la construcción del terminal de metano de la Electricidad de Francia (EDF); los otros tres, sus esbirros. Todos rehúsan responder a nuestras preguntas: “Acá, estamos en la vía pública -desliza Marcel Croquefer, delegado a la CGT por Polimeri Europa France. ¿Pueden imaginarse lo que pasa dentro de este sitio? Efectivamente, es mejor *Periodista
tener imaginación para saber lo que pasa en la segunda obra más grande de Francia –detrás del reactor presurizado europeo (EPR) en Flamanville. La nota de prensa dada por el director de la obra, Dunkerque LNG (filial de EDF), data del 19 de febrero de 2014 y anuncia mil trescientos treinta y siete asalariados: “95% europeos, de los cuales un tercio son originarios del Nord-Pas-deCalais”. Pero si los sindicalistas se desplazan con sus folletos en idiomas extranjeros, es que ellos saben que acá los trabajadores vienen, en su mayoría, desde Italia, Portugal y Rumania. ¿Este es el resultado de la resolución europea 96/71/CE, por la cual se decide el “desplazamiento de los trabajadores”, lo que permite a las empresas europeas reclutar extranjeros reversando las cotizaciones sociales a sus países de origen? “Es difícil saber el número exacto de trabajadores extranjeros en esta obra. Debe estar alrededor del 60%, estima Christelle Veignie, secretaria de la unión local CGT de Dunkerque. Los sindicalistas esperaron mucho tiempo a los obreros italianos. Bloqueados por su dirección en los campings donde se alojan, a estos no los autorizarán a retornar al trabajo sino hasta las 10 de la mañana, cuando haya partido el último militante… Es gracias a una “batida” similar, llevada a cabo el 10 de diciembre de 2013 por los sindicalistas de la Confederación francesa de personal directivo –Confederación general de cuadros (CFE-CGC) y de la CGT de la construcción, que este tema de la proporción de asalariados desplazados en la construcción del terminal de metano apareció en la prensa local. Sin embargo, hubo que esperar la intervención espectacular de unos quince militantes del Frente Nacional (FN)
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Serbios, Croatas y Bosnios se unen en las manifestaciones de Tuzla
Bosnia: finalmente unida... contra las privatizaciones
Pobreza, desempleo, corrupción, nepotismo, incompetencia de la clase política... Desde de veinte años del fin de la guerra, el deseo de resolver las dificultades comunes trasciende las discrepancias comunitarias. Principio de febrero, reducidos por mucho tiempo al silencio por un sistema clientelista, los ciudadanos de Bosnia-Herzegovina dejaron estallar su exasperación. En lo sucesivo ejercitan la democracia directa por Jean-Arnault Dérens*
“
¡Hace veinte años que estamos dormidos, es tiempo de despertar!”. La fórmula, repetida con ganas por los manifestantes que se reúnen cada día en todas las ciudades de BosniaHerzegovina, muestra el carácter inédito de la movilización. La hipótesis de una explosión social circula desde hace mucho tiempo: el desempleo toca oficialmente a más de 40% de la población activa, las privatizaciones dieron lugar al saqueo de los recursos públicos, y el país está dominado por una élite política inamovible y corrupta. Sin embargo, el movimiento parece haber tomado por sorpresa tanto a las clases dirigentes como a las diplomacias occidentales, que *Redactor en jefe del sitio web Le Courrier des Balkans. Su última obra publicada es Voyage au pays des Gorani (Balkans, début du XXIe siècle), Cartouche, Paris, 2010
mantienen a Bosnia-Herzegovina en una situación de semi protectorado desde los acuerdos de paz de Dayton, en 1995. El 5 de febrero, seiscientos desempleados se reunieron frente a la sede de la administración de la provincia (cantón) de Tuzla. Han sido reunidos por los asalariados de empresas privatizadas en el curso de la última década y posteriormente liquidadas, así como por simples ciudadanos, muchos de ellos jóvenes. Dos reivindicaciones se perciben de inmediato: una profunda revisión de las privatizaciones fraudulentas y la dimisión de los políticos responsables de esta situación. Tuzla, bastión electoral del partido socialdemócrata (SDP), fue alguna vez un gran centro industrial. Esta ciudad de ciento cincuenta mil habitantes conserva su cultura “yugoslava” de
cohabitación entre las diferentes comunidades nacionales, igual que durante la guerra. Mientras, las empresas públicas, que empleaban a la mayoría de la población, fueron vendidas a precios irrisorios bajo el control de la Agencia cantonal para la privatización. Estos últimos meses, los nuevos propietarios de Dita, Polihem, Guming, Konjuh y Aida vendieron sus activos, dejaron de pagar los salarios y abandonaron el negocio, dejando en la calle a miles de personas privadas de todo derecho. Silencio en los medios oficiales El movimiento se extiende en Azenica, Mostar, Sarajevo, Prijedor o Bijeljina, pero también en las pequeñas ciudades como Gornji Gornji Vakuf-Uskoplje o Srebrenica. El 7 de febrero, los
edificios administrativos de Tuzla y de Zenica fueron presa de las llamas, así como el de la presidencia del Estado en Sarajevo. En Tuzla, donde se ubica el epicentro de la protesta, las autoridades cantonales renunciaron desde el 7 de febrero. Desde ese momento la ciudad experimenta una especie de democracia directa, con una asamblea de ciudadanos, abierta a todos, que se reúne todas las noches. Reconocida como interlocutor legítimo por las autoridades, esta asamblea delibera sobre la revisión de las privatizaciones y la formación de un gobierno provisorio. Otras similares están en proceso de formación en Zenica –donde las autoridades cantonales también renunciaron– y en Sarajevo. El SDP y los nacionalistas bosnios del Partido de Acción Democrática (SDA) intentan desviar la discusión proponiendo elecciones anticipadas, pero, paradojalmente, éstas sólo podrían confirmar a las élites actuales. Las instituciones de Bosnia-Herzegovina , desde el fin de la guerra, se encuentran entre las más complicadas del mundo. El país, teóricamente unido, está dividido en dos entidades: la Federación de Bosnia-Herzegovina (croatobosnia) y la República Serbia de Bosnia. La Federación se subdivide, además, en diez cantones en los cuales las competencias (en materia de educación, economía, salud, pero también en el tema policíaco o de justicia) son más importantes que las del Estado central. A fin de cuentas, este improbable patchwork institucional boquea toda toma de decisiones, impidieron todo cambio y garantiza las prebendas de una clase política tan pletórica como irresponsable. Milorad Dodik, presidente de la República Serbia, intentó presentar al movimiento como una “amenaza” para la entidad. Los medios de comunicación oficiales calificaron a los manifestantes de “traidores” o tratan a las movilizaciones –prácticamente ignoradas por la televisión pública serbia de Bosnia, la RTRS–, como un “callejón sin salida”, Sin embargo, las manifestaciones se llevaron a cabo en varias ciudades de la entidad, y hasta las poderosas asociaciones de ex combatientes denunciaron “la criminalidad, la corrupción y el nepotismo”, pidiendo la renuncia de Dodik.
“¡Muerte al nacionalismo!” La reivindicación sobre la supresión de los cantones de la Federación tiene razones para inquietar a los nacionalistas croatas, apegados a sus feudos. Pero en Mostar, la gran ciudad de Herzegovina, dividida en barrios croatas y bosnios, los ciudadanos han bajado juntos a las calles, por primera vez desde el fin de la guerra. Para el investigador Vedran Dzihic, “las historias de odio étnico forman parte de la mitología de la Bosnia de Dayton, una mitología cuidada por los medios cercanos al gobierno, que están interesados en mantener el statu quo”. Un nuevo eslogan hizo su aparición en los muros del país: “Muerte al nacionalismo”. Por su parte, las diplomacias occidentes hacen silencio. Es cierto que, a través de su Alto Representante en BosniaHerzegovina, Valentin Inzko, la Unión Europea asume un rol garante de los acuerdos de Dayton, cuestionados con razón por los manifestantes. Inzko estimó que Bosnia-Herzegovina conocía “la peor situación desde el fin de la guerra”, recordando el reforzamiento de la misión militar de Eufor [European Union Force, organismo perteneciente a la UE]. En respuesta, los manifestantes piden su renuncia, mientras que las personalidades de izquierda de todos los Balcanes y de Europa hacen un llamado invitando a la “comunidad internacional” a “romper con las élites políticas nacionalistas de BosniaHerzegovina”1. Las protestas bosnias son seguidas con atención en los países vecinos, donde tienen lugar manifestaciones de solidaridad, principalmente en Serbia, Croacia y Montenegro. En todas partes, la transición económica y su cortejo de privatizaciones produjeron los mismos resultados que en Bosnia-Herzegovina, pero ésta es la primera en conocer una revuelta explícitamente social y antinacionalista desde la disolución de la ex Yugoslavia. La “primavera de los Balcanes” todavía no ha comenzado, pero las señales de advertencia aparecieron desde principios de febrero. l “An open letter to the International Community in Bosnia and Herzegovina”, Criticatac, 14 février 2014, www. criticatac.ro 1
Caracas • marzo-abril de 2014
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Visita guiada a la nueva Atenas
por Panagiotis Grigoriou*
Prehistoria 2007. Para denunciar la aparición de una generación forzada a arreglárselas con 700 euros por mes, jóvenes graduados lanzan un movimiento bautizado G700. Algunos años después, el inaceptable ayer se transforma en un sueño, y la organización anuncia su autodisolución: “Desde la creación del movimiento, los destinos de los protagonistas del G700 se han conmovido (…) Eso que llamábamos el “palier de los 700 euros” y que nos identificó como una referencia social, ha sido arrollado por los acontecimientos. (…) Para los que continúan participando en nuestras actividades, 700 euros por mes constituyen en lo sucesivo una suma prodigiosa”. Fin de la exigencia de “dignidad”. “Nuestra búsqueda personal se resume hoy a la supervivencia”1. Invierno Fin de 2013, la tasa de desempleo llega a 30%. La parte de la población activa que no interviene en la vida económica (lo que incluye a los desempleados no declarados, los estudiantes que nunca trabajaron, etc.) se eleva a 56,4%2. En la administración pública, desde 2008, los salarios bajaron un 25%. Noche de fiesta Manolis dirigió su pequeña empresa de construcción durante más de 20 años. Especializado en interiores, se encargaba de los revestimientos (alfombras, parquets…) en locales comerciales o industriales. “Yo ganaba hasta 6000 euros por mes, recuerda. Hubo períodos donde trabajábamos día y noche, incluso los
*Antropólogo e historiador, autor de La Grèce fantôme. Voyage au bout de la crise (2010-2013), Fayard, Paris, 2013, y del blog Greek Crisis (www.greekcrisis.fr).
El presidente de la Comisión José Manuel Barroso estima que los “sacrificios” del pueblo griego le “abren las puertas de un mejor futuro”. Un futuro aparentemente muy lejano fines de semana. Llegué a rechazar pedidos”. El dudó mucho tiempo antes de dejar el negocio, a fines del año 2012. Anteriormente, en 2010, había despedido a sus tres obreros. Pensaba que la crisis sería pasajera y que, al cabo de dos años, la actividad se recuperaría… En 2011, como muchos griegos, debió cambiar de apartamento. El que ocupaba con su mujer y sus dos niños era demasiado pequeño para acoger a su madre. Sin embargo, después del despido de su esposa Lina, el hogar cuenta con la jubilación de la madre de Manolis para salir del paso: 1.000 euros por mes. Cuando dejó de trabajar, vendió su camioneta “al tercio de su valor” para reemplazarla por un automóvil estilo break. “desempleado, sin indemnización [ninguna ayuda existe para los trabajadores independientes en quiebra], pensaba trabajar de noche. El break debía servirme para transportar mi material y mis herramientas, porque yo había conservado todo. Al cabo de un año, Manolis está desilusionado. Hasta pensó salir a trabajar sólo cinco días
Para los que continúan participando en nuestras actividades, 700 euros por mes constituyen en lo sucesivo una suma prodigiosa”. Fin de la exigencia de “dignidad”. “Nuestra búsqueda personal se resume hoy a la supervivencia”
Las deudas se acumulan: alrededor de 10.000 euros a la Seguridad Social, todos los impuestos y al banco. “Cada mañana, nos confía en diciembre de 2013, me sorprendo tarareando, solo en mi casa… Temo las fiestas, que se aproximan, y que celebraremos en un apartamento frío” al mes; pero este objetivo sigue siendo difícil de lograr, salvo en una ocasión, cuando fue contratado por un mes para una obra de un hotel en Austria. Percibía sólo el 60% de la remuneración de un trabajador austríaco por el mismo trabajo. “Yo no sé cuánto tiempo puede durar esto. Yo contaba con comenzar la obra de renovación de un apartamento chic al norte de Atenas; finalmente, todo ha sido pospuesto”. Cuando llegaron las fiestas de fin de año, en 2013, Manolis no había tocado el adelanto esperado de 200 euros, sobre un importe total de 500 euros. Las deudas se acumulan: alrededor de 10.000 euros a la Seguridad Social, todos los impuestos y al banco. “Cada mañana, nos confía en diciembre de 2013, me sorprendo tarareando, solo en mi casa… Temo las fiestas, que se aproximan, y que celebraremos en un apartamento frío”. Un amigo le ofrecerá más tarde un aparato de calefacción portátil así como una bombona de gas. Un
vecino le “prestará” 200 euros la víspera de Navidad. Pero 2014 comienza mal. Un nuevo paquete de medidas de austeridad podría recortar la pensión de la madre de Manolis. “¡Buen año, y sobretodo buena salud!” dice muy serio: no dispone de seguro de salud, al igual que el 30% de la población. En mayo de 2010, Andreas Loverdos, entonces ministro de salud de Georges Papandréou, lamentó que “las personas no mueran” y “vivan todavía muchos años (…) después de su jubilación”. Cultura La convención colectiva de actores de teatro se acabó en diciembre de 2013. La organización patronal proponía retribuir a los actores entre 3,25 y 5,54 euros bruto por hora3. Los tiempos consagrados a las repeticiones, hasta ese momento remunerado, no sería más que por el placer de jugar… “Muerte súbita” Durante la noche del 16 y 17 de diciembre de 2013, la empresa Hellas Online (HOL), especia-
Pero 2014 comienza mal. Un nuevo paquete de medidas de austeridad podría recortar la pensión de la madre de Manolis. “¡Buen año, y sobretodo buena salud!” dice muy serio: no dispone de seguro de salud, al igual que el 30% de la población
lizada en telefonía e internet, desmanteló su centro de llamadas. Alrededor de las 2:30 de la madrugada, los locales estaban vacíos, sin material y sin muebles4. Cada vez más común, este procedimiento tiene, en lo sucesivo, un sobrenombre: cierre por “muerte súbita”. Los trescientos sesenta empleados recibieron una proposición: renunciar –y renunciar a toda indemnización-, después ser reenganchados por una filial off shore de HOL, por un salario 20% inferior al que tenían y sin pago de horas extras. Éstos disponían de cuarenta y ocho horas para decidirse. Para los que aceptaron, “el tiempo de trabajo comenzaría sólo cuando encendieran el computador, no en el momento de ocupar su puesto. Asimismo, la formación dada en el lugar de trabajo no será remunerada”, cuenta un empleado5. Modelo chino Para leer el porvenir, es suficiente quedarse en el puerto del Pireo, donde la sociedad china China Ocean Shipping Company (Cosco) gerencia una parte de las instalaciones desde 20106. Desde su llegada, Cosco impuso a sus obreros del dock II contratos individuales “de tipo chino”: “un retorno a la edad media”, según el periódico Eleftherotypia. En visible crecimiento en estos tiempos, los contratos firmados previendo desde ya que los empleados serán remunerados “con la tarifa de 40 euros por día”. Hasta acá, la convención colectiva de 2009 preveía salarios que iban desde 58 a 94 euros, en función de la experiencia y de la especialización de obreros y técnicos. Los 40 euros propuestos por Cosco incluyen además “las primas y las diversas asignaciones: por trabajo de noche, fines de semana, indemnizaciones ligadas a horas extras así como los gastos de transporte”7.
Caracas • marzo-abril de 2014
18 Le Monde diplomatique Venezuela
“Acuerdos contractuales” el arma fatal por Frédéric Panier
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ientras que los manifestantes se oponían al acuerdo de sociedad transatlántica negociada entre la Unión Europea y Was hington1, los jefes de Estado y de gobierno europeos, reunidos en Bruselas el 19 y 20 de diciembre pasado, contemplaban la puesta en práctica de una nueva herramienta: los “acuerdos de naturaleza contractual”, firmados entre la Comisión y los Estados miembros. Una vez puesto en práctica, estos podrían representar el arma más poderosa jamás confiada a las instituciones europeas para desmantelar los Estados sociales. Si bien que este dispositivo todavía está en discusión, el presidente del Partido socialista europeo (PSE), Sergueï Stanichev, asegura que éste podría “hacer desaparecer las disposiciones sociales en todos los Estados miembros, una detrás de otra, medida tras medida”2. Ante el temor de una explosión de euroescepticismo y si se permite a Europa entrometerse en los Estados con el fin de llevar a cabo reformas estructurales, Guy Verhofstadt,
Aprovechar la cooperación económica dentro de la Unión para acelerar la dislocación de las solidaridades nacionales: ¿y si el sueño bruselense termina haciéndose realidad?
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líder de los liberales en el Parlamento Europeo, dijo, lapidario, que el sistema anuncia “la muerte de Europa”3. También conocido bajo el nombre de instrumentos de convergencia y de competitividad (ICC), los acuerdos contractuales reposan sobre un principio muy simple: a cambio de incentivos financieros, los Estados europeos serían invitados a firmar contratos de reformas macroeconómicas con la Comisión. Estos compromisos se referirían a los campos sociales, económicos o fiscales, independientemente de las competencias destinadas a las instituciones europeas. Por lo tanto, teniendo en cuenta las prioridades actuales de la Comisión, uno se puede imaginar fácilmente que la concesión de “beneficios financieros” puede ser condicionada a la eliminación de las medidas de protección del empleo, los recortes en el gasto social, o las prebendas fiscales a las empresas ... El final de simples recomendaciones no vinculantes Por ahora, las competencias fiscales, económicas y fiscales siguen, en gran parte, sujetasa la regla de la unanimidad de los veintiocho gobiernos, lo que deja a cada uno un margen de maniobra. La intervención de las instituciones europeas se limita casi siempre a simples recomendaciones no vinculantes, y con frecuencia sin consecuencias. En preparación de la cumbre de diciembre, Jörg Asmussen, entonces miembro del consejo de gobernadores del Banco Central Europeo (BCE), lamenta que “sólo el 10% de las recomendaciones de la Comisión (hayan) para el momento sido puesta en práctica por los Estados miembros”4. Para sus promotores, en
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20 Le Monde diplomatique Venezuela
Los tropismos de la política exterior francesa
Más atlántico que yo...
Adoptando una línea intransigente frente a Siria, Irán o Rusia, Francia termina una muda diplomática que comenzó bajo la presidencia de François Miterrand. París ahora sintoniza con una Unión Europea que desde su creación gira alrededor de Washington, y abandona la ambición de encarnar una voz original en el escenario internacional
por Anne-Cécile Robert
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iscretos, los edificios de la delegación de la Unión Europea (DUE) en Washington se levantan en el decorado banal de una zona de negocios. Apenas en la fachada se ve la bandera azul marino con doce estrellas1 que señala al visitante la más antigua representación de la comunidad europea en el exterior (1954). A algunos cientos de metros hacia al norte, en este 11 de febrero de 2014 la capital norteamericana se prepara con pompas para la visita de Estado del presidente François Hollande. Los colores de Francia
flotan a lo largo de las calles cada cincuenta metros. Esta noche, la Casa Blanca cambia los pequeños platos por los grandes para una cena oficial de trescientos invitados, calificada de “demasiado costosa” por una prensa local un poco desconcertada. Este contraste no es extraño para François Rivasseau, jefe adjunto de la DUE, donde ningún representante fue invitado a estas festividades franco-americanas. “Los grandes Estados conservan evidentemente su política bilateral”, admite. He aquí a Francia en el papel que antaño desempeñaba el Reino Unido, el de lugarteniente de Estados
Unidos, llevando con avidez su “relación especial” con Washington, mientras que la señal ucraniana crece en las pantallas de los radares diplomáticos. Por su parte, el presidente norteamericano desea consolar a su aliado, quien recientemente se ha reincorporado al comando militar de la OTAN, después de haberla abandonado en su cruzada contra el régimen sirio. Una vuelta de tuerca asombrosa: menos dispuesto a ir a la guerra que Hollande, Barack Obama –que además acaba de anunciar el aumento de salarios para los contratados de su administración–, añade un poco de cuentas de
Caracas, marzo-abril de 2014
Una trampa transatlántica
por Serge Halimi*
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odemos apostar que éste será el tema, en las próximas elecciones europeas, no el número de expulsiones de inmigrantes clandestinos o de la (pretendida) enseñanza de la “teoría del género” en la escuela. ¿De qué se trata? Del acuerdo de socio transatlántico (APT), que concernirá a ochocientos millones de habitantes con un alto poder adquisitivo y alrededor de la mitad de la riqueza mundial1. La Comisión europea negocia este tratado de libre comercio con Washington a nombre de veintiocho Estados de la Unión; el Parlamento europeo que será electo en mayo deberá ratificarlo. Nada se ha jugado todavía, pero el 11 de febrero pasado, durante su visita de Estado a Washington, el presidente francés François Hollande propuso acelerar el paso: “tenemos mucho que ganar si vamos rápido. Si no, sabemos bien que se acumularán los miedos, las amenazas, las crispaciones”. “¿Mucho que ganar si va-
mos rápido?” En este asunto, lo que importa, por el contrario, es frenar las máquinas de la liberalización y a los lobbys industriales (norteamericanos, pero también europeos) que la inspiran. Esto es mucho más necesario, en la medida que los términos del mandato de nego-
Esto es mucho más necesario, en la medida que los términos del mandato de negociación confiado a los comisarios de Bruselas se le han ocultado a los parlamentarios del Viejo continente, mientras que la estrategia comercial de la Unión (si es que existe una, más allá de la repetición de los breviarios del laisser-faire) no tenía ningún secreto para los grandes oídos de la National Security Agency (NSA)…
ciación confiado a los comisarios de Bruselas se le han ocultado a los parlamentarios del Viejo continente, mientras que la estrategia comercial de la Unión (si es que existe una, más allá de la repetición de los breviarios del laisser-faire) no tenía ningún secreto para los grandes oídos de la National Security Agency (NSA)2… Tal preocupación por disimular, aunque relativamente, pocas veces anuncia buenas sorpresas. De hecho, se corre el riesgo de que con el avance del libre comercio y del atlantismo se obligue a los europeos a importar desde la carne hasta las hormonas, el maíz genéticamente modificado, los pollos lavados con cloro. Y de prohibirles a los norteamericanos favorecer a sus productores locales (Buy American Act) cuando enfrentan gastos públicos para luchar contra el desempleo. Sin embargo, el pretexto del acuerdo, es el empleo. Pero, animados por “estudios” con frecuencia financiados por los lobbys, los socios de la APT son más locuaces en los puestos de trabajo creados
El economista Jean-Luc Gréau recuerda que, desde hace veinticinco años, cada nuevo avance liberal –mercado único, moneda única, mercado transatlántico– fue defendido con el pretexto de que esto reabsorbería el desempleo.
Europa, víctima de la recesión, perdió entre tres y cuatro millones”3… En 1998, un acuerdo multilateral de inversión (AMI), concebido por y para las multinacionales, fue hecho pedazos por la movilización popular4. La APT, que retoma algunas de sus ideas más nocivas, debe correr con la misma suerte. l *Director de Le Monde diplomatique
Leer Lori M. Wallach, “Le traité transatlantique, un typhon qui menace les Européens”, Le Monde diplomatique, noviembre 2013. 2 Patrick Le Hyaric, diputado europeo del grupo de la izquierda unitaria europea (GUE), publicó el texto íntegro de este mandado de negociación en su libre Dracula contre les peuples. Editions de L’Humanité, Saint-Denis, 2013. 3 Jean-Luc Gréau, dans “Le projet de marché transatlantique”, actes du colloque de la Fondation Res Publica, Paris, septiembre 2013. 4 Leer Christian de Brie, “Comment l’AMI fut mis en pièces”, Le Monde diplomatique, diciembre 1998. 1
gracias a las exportaciones que en los que se perderán a causa de las importaciones (o de un euro sobrevaluado…). El economista Jean-Luc Gréau recuerda que, desde hace veinticinco años, cada nuevo avance liberal –mercado único, moneda única, mercado transatlántico– fue defendido con el pretexto de que esto reabsorbería el desempleo. Así, un informe de 1988, “Desafío 1992”, anunciaba que “debíamos ganar cinco o seis millones de empleos gracias al mercado único. Sin embargo, al momento en que se instauró,