POLITICA PETROLERA A ñ o V I I . N ú m e ro 5 0 . Ed i c i ó n d i g i t a l . Fe b re ro 2 0 1 5
Bernard Mommer habla sobre el mercado doméstico de hidrocarburos
“La idea de que nos tenemos que independizar del petróleo invirtiendo la renta es una gran equivocación” por estela aganchul
“El mercado interno, en primer lugar, se compone de los combustibles, es decir gasolina y diesel”, nos aclara Mommer, y advierte que “cuando se habla del aumento del precio de la gasolina y del diesel es necesario aclarar que los venezolanos, como dueños del recurso natural no tienen que pagar por el recurso natural (el equivalente al componente de petróleo que se usa para la producción de los combustibles), simplemente porque uno no paga por lo que le pertenece, y en este caso el recurso natural es de todos y cada uno de los venezolanos. En cambio, los consumidores internacionales sí tienen que pagar por el recurso de propiedad nacional venezolana.” De allí que los precios nacionales e internacionales del petróleo son cualitativamente distintos. Pareciera, de todas formas, que el mercado doméstico nunca fue muy importante para Venezuela. En este momento ¿qué porcentaje en cuanto a producción representa para PDVSA el mercado doméstico? En 1970, en términos
¿De qué se trata el mercado doméstico de hidrocarburos? ¿Por qué hay que aumentar el precio de la gasolina y el diesel? ¿Los venezolanos tenemos que pagar por lo que nos pertenece? ¿Es relevante la cantidad de gasolina que se fuga por nuestras fronteras? ¿Cuánto pierde el país diariamente por el contrabando? Éstas y otras preguntas no menos importantes responde el ex viceministro de hidrocarburos y hasta hace muy poco gobernador de Venezuela ante la OPEP, Bernard Mommer, estudioso de la política petrolera venezolana desde hace décadas, cuando llegó al país a mediados del año 1970. volumétricos, apenas el 5% correspondía al mercado doméstico; pero si se toma en cuenta que en el mercado doméstico se trata de derivados, de productos, mientras que la cesta de exportación en su mayor parte consiste de petróleo crudo, puede estimarse que más bien un 8% de la industria petrolera venezolana –incluyendo la refinación– estaba dedicada al mercado doméstico. Ahora, en 2015, el mercado doméstico representa ya el 25%, en términos de líquidos, lo que se traduce en que un 40% de la industria petrolera nacional está trabajando para el mercado doméstico. Ello debido, por cierto, no sólo al crecimiento
del mercado doméstico, sino también por la caída de la producción venezolana que, ya en 1970, alcanzó su máximo histórico con 3,7 millones de barriles diarios, en comparación con 2,9 millones en la actualidad. Por lo general, la opinión pública no se percata de la importancia extraordinaria del mercado doméstico ya que, a los precios regulados de hoy, en términos de ingreso para PDVSA representa una cantidad despreciable. Pero el hecho es que el mercado doméstico es el mercado más importante de la industria petrolera nacional. Ahora ¿desde cuándo
se regula el precio del combustible en Venezuela? Si no mal me recuerdo, la regulación de los precios se inició luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando los precios internacionales se duplicaron. El gobierno de entonces no permitió que se equipararan a los precios internacionales, con el argumento de que los venezolanos, como dueños del recurso natural, no tenían que pagar por el incremento del valor del recurso natural en los mercados internacionales. Fue ésta la primera de las escaladas que conoció la valorización del recurso natural –dada su creciente escasez– durante los últimos 60 años.
Sin embargo, ello también significa que la diferencia entre los precios nacionales e internacionales se fue incrementando, hasta llegar a la situación extrema, y absurda, que los combustibles en el mercado doméstico llegaron, desde hace un par de años ya, a precios negativos. Lo que paga el consumidor en las bombas de gasolina ni siquiera cubre el costo de transporte y el servicio en las bombas. PDVSA subsidia en la actualidad los precios de los combustibles, hasta el extremo de venderlo a precios negativos en puerta de refinería. En cambio, al mismo tiempo, los precios internacionales han llegado a niveles históricos más altos que nunca y en el país se ha mantenido el precio llegando en este momento, como lo dijo el presidente Maduro, a tener la gasolina más barata de mundo. Recuerda que “en 1945 el precio mundial de los combustibles se duplicó y en Venezuela se decidió congelar el precio” y, según su opinión, “desde allí lo hemos manejado más mal que bien”. Pero hay que asumir que “estos tiempos pasaron y el
Caracas • febrero de 2015
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mercado doméstico necesita una definición política a largo plazo”, porque “con el precio actual de la gasolina no se paga el costo de producción, porque si bien el costo del recurso natural el venezolano no tiene que pagarlo porque le pertenece a todos y cada uno de los venezolanos, el costo de producción sí hay que pagarlo, al igual que el costo de producción de cualquier otra mercancía. Lo que pasa es que acá, en Venezuela, no lo pagamos cuando vamos a llenar el tanque de nuestro vehículo, pero el Estado venezolano sí lo paga por medio del subsidio. De manera que, en definitiva, siempre lo pagamos, por las buenas o por las malas”. Sin duda tenemos precios subsidiados en nuestro mercado doméstico. Ahora, la pregunta que surge es: ¿queremos precios subsidiados para los combustibles? “Se subsidian las cosas o los productos cuando se quiere aumentar y garantizar su consumo, por eso se subsidia el precio de la leche; en cambio, no se subsidia el precio del cigarrillo, porque en ese caso se quiere limitar su consumo y se le grava, por el contrario, con un impuesto al consumo”. Entonces, ¿queremos aumentar y propiciar el consumo de la gasolina y los combustibles o queremos limitar su consumo? Si bien es verdad que subsidiamos el precio no lo hacemos porque queremos aumentar su consumo sino por otras causas. Una de las causas es la discusión, en 1989, alrededor del precio de la gasolina enmarcada dentro de la distribución de la renta petrolera, y cuando el Fondo Monetario Internacional obligó al gobierno encabezado por Carlos Andrés Pérez a subir los precios de la gasolina, se produjo una explosión social. Esto ocurrió luego de una década de haberse reducido sistemáticamente, desde principios de 1980,
la distribución de la renta petrolera internacional y el venezolano sentía que lo último que le quedaba de esa distribución era el combustible barato. Posteriormente se mantuvo porque se consideró que era una medida reaccionaria si se lo ajustaba a la inflación y, a mi juicio, eso es algo errado porque todo el mundo entiende que con la inflación la pasta sube, la ropa sube, el transporte sube, el agua sube, ¿y por qué no la gasolina? Por lo cual el precio se ha mantenido con su tendencia a la baja y hemos llegado a una situación a la que jamás habíamos llegado antes. Tenemos un precio de la gasolina negativo: cuando se paga la gasolina en la bomba lo que se está pagando es el servicio del bombero, y una parte del transporte. PDVSA, en la puerta de despacho, vende la gasolina a precio negativo y además paga parte del transporte a las bombas de gasolina, logrando así un precio negativo que es un record mundial. Jamás un país petrolero ha llegado a un precio negativo de la gasolina, porque eso es absurdo. Pero no solamente eso, paradójicamente, en todo este lapso en que los precios llegaron a ser negativos –principalmente desde los primeros años de este siglo– los precios internacionales llegaron al más alto nivel de la historia. Entonces la diferencia entre precios internacionales y el mercado doméstico se hizo abismal. Se llegó a una diferencia de alrededor de 100 dólares por barril, porque en Venezuela un barril de gasolina
se vende a precio negativo y en el mercado mundial cuesta más 100 dólares –más precisamente, costaba 100 dólares; ahora está en 50 dólares, todavía un precio alto en perspectiva histórica. ¿Esta diferencia tiene que ver o propicia el contrabando de gasolina y diesel? Por supuesto, si el precio de la gasolina en el mercado mundial es muy alto, es algo que incide en Venezuela. En la actualidad el contrabando de los combustibles desde Venezuela se estima que se encuentra entre 100 mil y 150 mil barriles diarios. Pero, si ese es el estimado, ¿ese contrabando sale gota a gota por la frontera? ¿El problema es el “bachaqueo” de la gasolina? No, si eso fuese así tendría que haber una cola hacia Colombia que comenzaría en Caracas. El contrabando más importante de los combustibles en Venezuela es por vía marítima, es por cargamento que sale desde los puertos. Una gandola tiene más o menos 50 mil litros, el contrabando masivo sale desde los puertos, no hay comparación entre una gandola y un barco, incluso pequeño. Hay que olvidarse que el contrabando de gasolina se realiza por la frontera o por los caminos verdes, o por medio de los consumidores que vienen a llenar sus tanques de gasolina a Venezuela. Reducir el problema del contrabando a esta dimensión es ridículo, no tiene sentido.
¿Cuánto dinero se calcula que pierde Venezuela por el contrabando de gasolina? De acuerdo a cifras dadas por organismos al tanto de esto (pero obviamente no se trata de registros oficiales) está entre 100 mil y 150 mil barriles de combustible diarios. Si se estima que cada barril vale internacionalmente un promedio de 50 dólares, para saber cuánto dinero se fuga diariamente del país por el contrabando de gasolina basta multiplicarlo por 100.000 barriles y nos da un total de entre 5 millones y 7,5 millones de dólares diarios. A lo largo del año, multiplicándose con 365, ello arroja entre 1,8 a 2,8 mil millones de dólares. Para darnos una idea de la magnitud que estamos hablando: Hace unos días la prensa reseñó con preocupación la contratación que hizo CITGO de un crédito por 2.500 millones de dólares... Y tómese en cuenta que, para el año pasado, cuando el precio estaba a 100 dólares el barril, todos estos números hay que multiplicarlos por dos... ¿El chip que se utiliza en las fronteras tiene alguna utilidad? Ese chip parte de un supuesto equivocado y, sin negar que existe el contrabando por tierra ni tampoco su importancia, el significativo es por mar, repito: un barco pequeño puede cargar el contenido de centenares de camiones. ¿Y la solución? ¿Tiene usted algún planteamiento ante algo tan grave como esto? Gravar a los combustibles
El contrabando más importante de los combustibles en Venezuela es por vía marítima, es por cargamento que sale desde los puertos. Una gandola tiene más o menos 50 mil litros, el contrabando masivo sale desde los puertos, no hay comparación entre una gandola y un barco, incluso pequeño.
(gasolina y diesel) con un impuesto al consumo, por encima de su costo de producción, que corresponde a PDVSA. De hecho, PDVSA está preparada para ser agente de retención, pues siempre lo ha sido. El impuesto al consumo no se recauda en las estaciones de servicio, que son miles, sino en puerta de refinerías, que son unas pocas. Del mismo modo como el impuesto al consumo que grava el cigarrillo, por ejemplo, no lo pagan los quioscos, sino lo pagan las fábricas directamente al fisco, actuando precisamente como agentes de retención. ¿Y cómo se podría compensar el impacto que esto traería en los venezolanos? Se puede compensar eliminado el IVA, un impuesto que es una herencia que nos ha dejado la apertura petrolera. Con la apertura petrolera se suponía que la entrada por la renta petrolera internacional iba a desaparecer –el recurso natural se iba a “globalizar”– y se trató de compensarla, para fines del gobierno, con el IVA. Esta situación se ha mantenido porque es un ingreso seguro para el presupuesto, pero el impuesto al consumo de la gasolina también lo es. Este impuesto indirecto al consumo de la gasolina, se recaudaría en la refinería y una docena de personas bastarían para ocuparse de esto, intentar controlar a cada consumidor como con el chip es una idea absurda. Con el IVA todos somos policías fiscales –y nos preguntan cada vez el número de la cédula, del teléfono y en qué parte vivimos– y eso es ridículo, principalmente cuando tenemos un potencial tan grande en la gasolina, en el diesel, en los hidrocarburos procesados. Mommer hace énfasis en que, “es necesaria una reforma fiscal del Estado venezolano y esto no tiene su base en aumentar el recaudo fiscal al pueblo venezolano”. Por eso aclara que esta reforma “se
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trata de un cambio de la estructura impositiva, no del nivel impositivo”. Según él “no hay razón para mantener el IVA en Venezuela. No hay duda de que hay que reducir la brecha entre el precio nacional y el internacional de los combustibles, eso de inmediato reduciría el contrabando y, al suceder esto, el país ganaría entre 5 y 7,5 millones de dólares al día. La brecha que existe hoy es insostenible”. Respecto al IVA, Mommer, si bien reconoce que éste es el ingreso seguro del gobierno, asegura que al hacer este cambio fiscal “además de tener un ingreso seguro por el impuesto al consumo no sólo se reduciría el contrabando sino que traería como consecuencia un aumento de las exportaciones”. Y vuelve a aclarar “que los venezolanos no pagan por el recurso natural sino por su costo de producción, y en este caso, el impuesto indirecto al consumo”. ¿Cree usted que el presupuesto de Venezuela corresponde al de un país petrolero? Los presupuestos de los países petroleros tienen sus peculiaridades, porque tienen que evaluar la renta internacional a futuro, en cambio la recaudación interna puede ser muy estable, eso está considerado en lo que acabo de hablar sobre el impuesto al consumo de los combustibles. Además sería un gesto por parte del país a nivel mundial para enfrentar la contaminación y fomentar un uso racional y razonable de los recursos energéticos, porque en este momento el precio de la gasolina en Venezuela es una incitación al consumo. Internacionalmente no podemos presentar un precio negativo de la gasolina. La Misión Milagro, por ejemplo – intervenir quirúrgicamente, por cuenta del Estado, a las personas que sufren de catarata– es algo positivo de cara al mundo, un precio negativo de la gasolina,
en cambio, es algo que favorece la contaminación, va contra la ecología, impulsa el consumo irracional e irrestricto, y nos deja muy mal parados. Para nuestro entrevistado, en este momento todas las variables coinciden en que el problema del mercado doméstico “tenemos que resolverlo ya y lo tenemos que resolver con visión de país petrolero que somos y lo seguiremos siendo por los próximos 100 años”. Y nos recuerda una frase del presidente Chávez donde afirma que: “Venezuela es un país petrolero y lo seguirá siendo”, y según Mommer “es con esta visión que tenemos que trabajar”. ¿Qué opina usted, entonces, de culpar al recurso natural de nuestros males? Como país petrolero tenemos que tener claro que el gran negocio del petróleo es el recurso natural y no el trabajo productivo de la industria petrolera, ya que éste representa posiblemente entre 10 y 15%, más o menos, por lo que la gran parte del precio del petróleo lo compone la renta de la tierra, no el trabajo industrial. Esto es un negocio fabuloso por el recurso natural y los venezolanos se benefician por ser dueños de ese recurso natural. Por eso podemos eliminar el IVA. Los países petroleros se benefician porque el recurso natural es escaso y son rentistas porque cobran por la exportación del recurso natural. Los países de la OPEP se benefician por la propiedad de los recursos naturales de una renta de la tierra internacional. Pero tal renta no representa otra cosa, por su propia esencia, que una capacidad de importación. Se genera afuera, es internacional, por eso el mercado nacional no tiene que pagar renta, pero sí puede pagar impuestos indirectos, como el de los cigarrillos, que ya alcanza al 70%. Y no hay que olvidar que el logro más importante del gobierno del presidente Chávez
ha sido la revalorización del recurso natural en defensa del país y una excelente y masiva distribución de la renta petrolera. Y el presidente Maduro está trabajando activamente para que Venezuela pueda disfrutar de una renta cada vez mayor. ¿Y todo esto no afecta a la producción interna? La renta de la tierra por definición es capacidad neta de importar. Los países petroleros son importadores porque, repito, la renta de la tierra es capacidad neta de importar, pero eso no impide producir y exportar productos, ya que son dos dimensiones: la dimensión rentista y la dimensión productiva. Noruega es un país petrolero desarrollado e importa mucho, pero eso no le impide producir mucho también. Se importa mucho porque la renta es muy alta (incluso ahora que bajó sigue en niveles altos en términos históricos). Hay que tener en claro que la renta petrolera no tiene nada que ver con el PIB. La renta varía en magnitudes que no se pueden comparar con la dimensión del país ni con su desarrollo, ésta se puede multiplicar por cuatro en un año pero jamás puede suceder eso con el PIB de un país. La inversión es un proceso orgánico que necesita de otras cosas que no es precisamente, o solamente, dinero. Se tiene el dinero pero hay que ver qué se hace con él. Déjeme aclarar que los que están en contra del país rentista no saben lo que dicen. Estamos a punto de cumplir un siglo, en 2017, como país rentista y entraremos al segundo siglo. Entonces, ¿habría que invertir la renta? La obsesión de invertir la renta petrolera es un discurso de la derecha y comienza, si se quiere, el 14 de julio de 1936 con Arturo Uslar Pietri. La idea de la izquierda fue siempre utilizarla para mejorar
El contrabando por vía marítima está entre 100 mil y 150 mil barriles de combustible diarios. Si cada barril vale internacionalmente un promedio de 50 dólares, se fuga diariamente del país por el contrabando de gasolina un total de entre 5 millones y 7,5 millones de dólares diarios. A lo largo del año, ello arroja entre 1,8 a 2,8 mil millones de dólares. el bienestar del pueblo. Y así se hizo después de la segunda guerra mundial. Con la renta petrolera internacional puede impulsarse el desarrollo del capitalismo desde el punto de vista social o utilizarse para el desarrollo de un régimen socialista con mucho énfasis en lo social. El presidente Chávez, con el apoyo en las urnas de la mayoría del pueblo venezolano, escogió la segunda. Mejorar el nivel de vida de la población venezolana sigue siendo la prioridad del uso de la renta. Para Mommer la renta petrolera “permite invertir en infraestructura, tratamientos médicos, operaciones especiales, las misiones como misión Milagro por ejemplo, porque esos son los lujos que nos podemos dar”, y acota como ejemplo que “en el país ha habido vacunas gratuitas desde hace largo tiempo. Por lo que repito, la idea de que nos tenemos que independizar del petróleo invirtiendo la renta es una gran equivocación,
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y además es una idea reaccionaria”. ¿La situación actual de Venezuela tiene que ver con que, como dicen algunos connotados intelectuales de izquierda, acá “se regala mucho”? Nadie nos puede regalar lo que nos pertenece. El gobierno no puede regalarle al pueblo la renta petrolera sino solo administrarla para el desarrollo social del país, porque el gobierno no es el dueño del petróleo sino que éste es de propiedad común de todos los venezolanos, que además no se la han ganado trabajando sino por el simple hecho de ser venezolanos y porque la naturaleza los favoreció con este recurso natural. Y eso nunca es malo. Ante la pregunta sobre la escasez en Venezuela, Mommer es contundente: “Estratégicamente hablando, la única escasez en los últimos 100 años en el país ha sido la escasez de capital humano porque el capital humano tiene que formarse, lo que lleva un largo tiempo, y no nace, como la renta de la tierra, desde un mercado mundial inmenso” y, según él, esto ha estado acompañado hasta el presente de “una abundancia de recursos financieros”. Y concluye retomando el tema central de esta entrevista: “No se trata sólo de subir los precios de los combustibles sino de una política que defina estos precios, con la participación de todos los actores políticos, porque ningún partido puede dejar de enfrentar esta situación, ya que es un problema nacional, para así evitar que vuelva a suceder lo que nos está pasando. El tema del precio de los combustibles es de importancia estratégica, y me atrevo a decir que no sólo cuantitativamente sino también cualitativamente, es el tema más importante que tenemos que enfrentar. Tomar una decisión política acertada cambiará el país para bien. l