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MUNDIAL HISTORIETAS NACIONALES I SUPLEMENTO SEMANAL DE AVENTURAS I REPORTE NACIONAL I TÉLAM

AÑO 3 I NÚMERO 132 I SÁBADO 14 DE JUNIO DE 2014

CARMENCITA MUNDIAL

POLENTA CON PAJARITOS

EL TOMI

E

scena 1: “No me hagas reír” dijo la bailaora de flamenco Carmen Dauset Moreno antes de abandonar el hotel de la 5ª Avenida, una tarde que recién empezaba a llover en la Nueva York de 1891. Esa fue la última vez que José Martí escuchó sus pasos y lo dejó escrito en sus “Versos sencillos”: “Repica con los tacones/ El tablado zalamera, / Como si la tabla fuera/ Tablado de corazones”. Escena 2:“Quiero a esa mujer”, bramó Rubén Darío desde la butaca de Madison Square Garden en 1893. Un asistente golpeó la puerta del camarín. “Un latinoamericano la busca”. Carmen,sin mirarlo dijo: “No me haga reír”.Escena 3: Años antes, también en la 5ª Avenida un hombre con un maletín lleno de óleos, un lienzo y un caballete bajo el brazo, entra a una casa. Al llegar al salón principal Carmen lo espera (“Abre en dos la cachemira,/ Ofrece la bata blanca./ El cuerpo cede y ondea; La bata abierta provoca”). John Singer Sargent se acomoda y le pide que se quede quieta. Ella, sin embargo, toma una rosa y la arroja al suelo. “Júntala”, dijo. Escena 4:Thomas Alva Edison estaba nervioso, faltaba poco para la Exposición Universal de Chicago (1893) y tenía que mostrar al mundo su kinetógrafo. Hubiera preferido filmar a su perro, pero su esposa insistió: “Nos traerá suerte”. Carmen llegó tarde. Se vistió ante ellos (“Lleva un sombrero torero/ Y una capa carmesí”). Su cuñado, “Rojo el Alpargatero” (maestro de los cantes mineros) comenzó a tocar. Ella bailó. Fueron 20 segundos de la primera filmación que registra el cine, mucho antes que los Lumière. Cuando la mujer de Edison salió a buscar el té, Carmen se le acercó al inventor y le dijo: “Esperaba que tu máquina durara un poco más”. Escena 5: William Merritt Chase, también quiso pintarla y apenas lo logró. Pero en aquel encuentro de 1892, Carmen estaba inquieta, le llegaban misteriosas cartas de Cuba. (“Crúzase al hombro la manta: / En arco el brazo levanta”). Aburrida, sacó un atado de cigarrillos (“Carmencita cigars”) que tenía un grabado de ella. “Tú, confórmate con esto”. Escena 6: “Rojo, el Alpargatero”, también recibió cartas mientras esperaba una nueva función junto a Carmen o, como la bautizó la prensa neoyorquina, La Carmencita. Eran cartas de su esposa (hermana de la bailarina) pidiéndole que regresara a Almería para “acallar” las voces de un romance prohibido. Carmen prometió ayudarlo. Durante semanas se la vio ir al correo. Escena 7: Edward atendía en el correo central. Apenas ella abrió su boca, él aceptó el trato. Pensó que el amor era fácil: abrir cartas que llegaban de Cuba y meter los extraños versos de ese sobre en otro pero con dirección de Almería. Edward jamás recibió su recompensa. Escena 8 (final): Los biógrafos de La Carmencita no se ponen de acuerdo: dicen que murió en 1900 sola en Río de Janeiro o triste en Almería. Uno comentó: “De ella nos quedan esos cuadros, esa filmación, y un libro de poemas”. Otro aseguró: “La esencia del flamenco nació en sus pies: el lamento de una mujer que busca ser amada. Fue un fantasma que dejó el baile flamenco para el dolor de los hombres”. Lautaro Ortiz


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