IDENTIDAD HISTORIETAS NACIONALES I SUPLEMENTO SEMANAL DE AVENTURAS I REPORTE NACIONAL I TÉLAM
AÑO 3 I NÚMERO 151 I SÁBADO 25 DE OCTUBRE DE 2014
EL REPROCHE ESENCIAL on frecuencia lamentamos no tener más tiempo de ocio: “con cuatro horas más por día al pedo, bien podría haber escrito el Ulises”. Falso. ¿Qué diría Sartre sobre esto? De una mala fe exquisita. Uno es solo lo que puede hacer de parado en el colectivo, mientras los demás lo apoyan, le tosen en la nariz cuando intenta llegar al timbre sin pasarse de la parada. Los momentos de inspiración se buscan o no. Hay que bancarse estar en casa –ajena o propia– esperando la inspiración, así no va a llegar nunca. Y en el caso que apareciera, es seguro que a nadie se le escaparía nuestro notable talento, e incluso harían cola para tenernos cautivos escribiendo. Producimos aquello que puede ser dado a luz en las circunstancias en la que estamos, porque no existen otros escenarios más que nuestra vida, si no seríamos otros, cursis a lo mejor, más brillantes, más pragmáticos, más o menos apasionados. No lo sabremos nunca. Y en el caso que hubiera otra vida, olvidaríamos lo que hicimos en ésta, aunque ese otro yo agarrara un libro del yo anterior, jamás podría darse cuenta que está escrito por él mismo. Ya quisiera yo tener una oficina donde me pagaran por inventar. Tocaran el timbre en Esmeralda 452 5° F y me consultaran por qué X dejó a Z, por qué el Señor Y ya no le lleva el apunte a la señorita G, puesto que se lo veía tan entusiasmado en la última cita. Tendría respuestas que dejarían a todos satisfechos. No hace falta ser Joyce para asegurar que el señor U tiene a otra, y que Z era un plomazo. También, en esa misma oficina, podría asegurarle a más de uno que en otra vida fue Alejandro Magno, Iván el terrible, o el rollizo Buck Mulligan ¿Cómo van a probar que miento? ¿Miento acaso? Eso sí, es preciso averiguar si estas celebridades viven o si tan solo son reales. Hace poco un pobre diablo desesperado en un bar me dijo: sos la reencarnación de Etta James, a lo que respondí: imposible, idiota, ella está viva. Hoy ya no lo está, y como no hay mal que por bien no venga, podemos agregarla a la lista de reencarnaciones para ni nuevo negocio. Me resulta imposible mentir ante una pregunta sencilla como: ¿Dónde estuviste anoche? La respuesta no tendría vuelo, no le gustaría a nadie. Es inigualable el efecto que provoca la frase “voy a contarte un cuento”, a veces no hace falta avisar, solo queremos una historia bien contada, lejana, sin rimas, con contradicciones y contraindicaciones. De marineros o de huéfanas, pero que tengan siempre un amor sin sentido, eterno y exagerado. Me dijo una vez Nabokov, al principio de un análisis de Madame Bovary de quien sí soy la viva reencarnación, que es preferible no preguntarse si un poema o una novela son verídicos, recordemos que la literatura no tiene ningún valor pragmático, salvo en el caso especial de que alguien se proponga ser nada más y nada menos que profesor de literatura. La joven Emma Bovary no ha existido jamás; la novela Madame Bovaryexistirá siempre. La vida de una novela es más larga que la de una joven. Nadie tiene la energía ni la cantidad de vidas (pasadas y futuras) suficientes como para poder negar nuestras historias, y si las tuvieran mirarían televisión. Bien lo dijo mi amigo Roberto A.: “Cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Sobre una bobina de papel o un cuarto infernal. Dios o el Diablo están junto a uno, dictándole inefable palabras”. Clara Rodríguez y Lautaro Ortiz
POLENTA CON PAJARITOS
EL TOMI
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