Como lo escribo 2 0 (Juan Carlos kreimer)

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Juan Carlos Kreimer

C贸mo lo escribo 2.0 Una gu铆a para escribir, editar y publicar 5ta. reedici贸n actualizada


Kreimer, Juan Carlos Cómo lo escribo 2.0 / Juan Carlos Kreimer ; coordinado por Marcela Serrano ; dirigido por Jose Marcelo Caballero. - 1a ed. Buenos Aires : Pluma y Papel, 2013. 240 p. ; 16x23 cm. ISBN 978-987-648-133-5 1. Ortografía. I. Serrano, Marcela, coord. II. Caballero, Jose Marcelo, dir. CDD 407

© 2013 de esta edición Goldfinger S.A. Ancaste 3531, C1437ILK, C.A.B.A., Argentina info@plumaypapel.net www.plumaypapel.net www.ebookargentino.com Director Editorial: José Marcelo Caballero Coordinadora de edición: Marcela Serrano Diseño de tapa: Juan Ventura Diseño de interior: Carlos Almar ISBN: 978-987-648-133-5 (edición impresa) ISBN: 978-987-648-135-9 (edición eBook) Primera edición Octubre 2013 Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio sin permiso del editor. Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Hecho en Argentina – Made in Argentina


Sumario Presentación / Una apología del trabajo ............................................

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por Santiago Kovadloff

Introducción / Contacto textual....................................................

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Escribir hoy • Escritores eficaces • Etapas.

Primera parte La dedicación 1. Un espacio-tiempo para escribir...................................................

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El recurso de la primera oración • Plan B •¿Callarlo o contarlo? • Los borradores son para equivocarnos • Segundos bloqueos • Escribir es un proceso • Un cuándo, un dónde y un cómo escribir • Escribir sin redactar • El momento de la inspiración.

2. El lenguaje es el medio................................................................

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El texto como puente • El escrito propone un orden • Un acto compartido

3. Disparadores..............................................................................

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¿Para qué escribo esto? • ¿Para qué va a servirle a quien lo lea? • Escribir es un servicio • El sentido de utilidad • ¿Cuánto escribiré?

4. El interlocutor imaginario ..........................................................

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Niveles de interlocución • Escribo para mí • Escribo para ti • Escribo para él • Correspondencia de lenguaje.

5. ¿Cómo encontrar el eje del texto?................................................. 3

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CóMO LO ESCRIBO 2.0 Recorte y resignificación • La intencionalidad • Ejes • Contextos.

6. Un orden para la inspiración .....................................................

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El montaje de la crónica periodística • La noticia (N) • Los antecedentes (A) • La conclusión (C).

7. Desarrollos.................................................................................

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Pasos • Categorías de textos • Despliegue de ideas • Subtítulos • Lógicas de seguimiento • Enlaces • Conectores • Metáforas e imágenes • El presente intemporal • Incluir las expectativas del lector.

8. Hacer montaje ...........................................................................

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Escenificaciones y asociaciones • Convencer y emocionar • Procedimientos • Ejemplo de nexos • Desplazamientos • Ordenamiento natural • Progresiones • Contexto también es mensaje • Unidad-diversidad.

9. Trabajar con el texto ..................................................................

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Relecturas • Aceptaciones • Vueltas de texto • Lenguaje escrito • Propiedad produce belleza • Una organización de fondo • Economía de lenguaje • Signos para puntuar • Graduaciones • Conveniencias.

Segunda parte La inspiración 10. La fase invisible del proceso ........................................................

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Disociación instrumental • Hemisferios cerebrales interactuando • Apropiación, devolución • Ideas sin pensador • Uso del nosotros • De dónde a dónde • Antes, después • Realimentación • El silencio para escucharnos • Otros silencios.

Tercera parte Situaciones 11. Aprender, enseñar, reaprender..................................................... Expresar, escuchar • Observar, abrirnos • Practicar, decidir • Fecundar, reaprender.

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SUMARIO

12. Escribir en la empresa.................................................................

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Cómo hacer informes eficaces • ¿Qué es un informe y cuáles son sus objetivos? • Dieciocho reglas generales •… Y catorce reglas prácticas.

13. Escribir en Internet ....................................................................

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Inmediatez • Formatos • Características

14. Como hacer un reportaje.............................................................

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Glosar • La presentación.

15. Escribir para publicar ................................................................

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Abordar al editor y sobrevivir al intento • A quiénes contactar y cómo • Sumario •Presentación.

16. Ante el editor de libros ................................................................

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Sondear el mercado • Conocer el canal • Editores accesibles.

17. Hágalo usted mismo ..................................................................

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El tema • La historia es mucho más pequeña que lo que uno espera • La historia se ajusta perfectamente a un artículo o un relato • La historia da para más • Plataforma de autoedición (de libros).

18. Tutorías de escritura ..................................................................

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On line • Guías profesionales • Escribir un libro.

Bibliografía ...................................................................................

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Índice de temas y autores citados................................................

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El autor .........................................................................................

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Eduardo Guibourg, Olga Pinasco, Oscar Muslera, Miguel Grinberg y Olga Orozco corrigieron mis primeros escritos profesionales. Ernesto Schóo me enseñó a sensibilizar mi prosa. Leandro Wolfson me sugirió una considerable cantidad de ajustes sintácticos para este libro. Jorge Antar me aportó escritos de lingüistas que ampliaron mis puntos de vista. Revisar los originales de mi libro anterior junto a con Juan Forn mientras, por mi lado, preparaba éste, me dio pautas para criterios intuidos. Santiago Kovadloff me ayudó a resignificar mi trabajo docente dentro de mi producción escrita. Gerardo Abboud, mi iniciador en la escritura electrónica, me asistió técnicamente para procesarlo. Al traducir textos de Trigueirinho descubrí que se podía ser informativo y didáctico. Sri Sathya Sai Baba –su presencia, su amor– estuvo todo el tiempo junto a la pantalla de mi computadora. Mi familia me respaldó con su afecto durante las innumerables horas que dediqué a este trabajo en su primera versión y en todas las reediciones. A todos ellos, mi agradecimiento profundo.


/ Una apología del trabajo

PRESENTACIóN

por Santiago Kovadloff

Palabras pronunciadas al presentarse la primera edición de ¿Cómo lo escribo? en la Feria del Libro. Buenos Aires, 20 de abril de 1989.

Es una impresión bastante difundida la que sostiene que los escritores miran con suspicacia los libros que aspiran a transmitir enseñanzas sobre su arte. Y, de hecho, es más que infrecuente encontrarse con buenos trabajos sobre la práctica y las alternativas del proceso creador. En esta materia, como en todas, los manuales tienen una función apaciguadora, paternalista, tramposa. La aparente claridad que infunden a lo que tratan proviene, casi invariablemente, de la superficialidad del enfoque que adoptan. Se paga con pérdida de hondura la inconsistente transparencia que se oferta. El libro de Juan Carlos Kreimer, en cambio, no es un manual. No rehúye la complejidad de su tema: la encara. La encara, la explora, la determina como el campo propiamente dicho del aprendizaje eventual. Si algo enseña es a entender en qué nos metemos cuando tratamos de escribir, y a aceptar la posibilidad de que llegar a escribir bien implica, muchas veces, el riesgo de encaminarnos en una dirección insospechada, inquietante y hasta temible. Es, dicho de otro modo, un libro que respalda el margen de riesgo que también entraña la aventura de escribir. Este libro es útil, ante todo, porque no miente. Como no miente, la distancia habitual entre la experiencia creadora y su comprensión por parte del aprendiz resulta menos áspera. Todo lo que en él se procura transmitir está refrendado por el testimonio de cien escritores. Cada uno de ellos aporta algo especial de su conocimiento a la mejor comprensión de lo que significa escribir. Pero el texto de Kreimer no sólo gira en torno de la escritura. Es, también, un ejemplo de escritura; es un libro bien escrito. Y ésta es, para mí, una prueba decisiva sobre su autenticidad. No solamente se refiere a la literatura sino que es, él mismo, literatura. Por supuesto, nadie que emerja de sus páginas 9


CóMO LO ESCRIBO 2.0 tendrá la impresión de estar capacitado para escribir como desea por el hecho de haberlas leído y estudiado. Estará, en cambio, en condiciones inmejorables para empeñarse en lograr lo que desea; provisto, en suma, de elementos indispensables para llevar a cabo su tarea con un alto grado de conciencia laboral. Porque si algo cabe subrayar entre las características de este libro es que constituye una auténtica apología del trabajo. Hay, por último, algo que le confiere al texto un valor adicional. Yo tuve oportunidad de leerlo cuando aún no estaba impreso. Transmitiéndole a Kreimer algunas impresiones sobre el libro, comprobé que no sólo me escuchaba con interés. También me escuchaba con asombro. Sorprendido por el hecho de verificar que, en su obra, podían descubrirse intenciones y realizaciones que escapaban a lo que, conscientemente, él se había propuesto llevar a cabo. Todo aquél que esté familiarizado con la intensidad de los procesos creadores sabrá reconocer en ese asombro un rasgo prototípico de las obras nacidas en la intimidad de un espíritu. Kreimer escribió, pues, para llegar a enterarse de lo que quería decir, tanto como para decir lo que ya sabía. Por ello es posible extraer de aquí una sugestiva enseñanza: la que asegura que tanto más hondamente nos habrá marcado lo aprendido cuanto más forme parte de nuestro ser y no apenas de nuestro entendimiento. Es que, secretamente, este libro quisiera ayudar a vivir.

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/ Contacto textual

INTRODUCCIóN

“Escribir es transformarnos con lo que expresamos.” De un taller

Para empezar, la pregunta del millón: ¿Los manuales nos ayudan a escribir? Las normas, ¿sirven o deforman? ¿Puede una serie de conocimientos sistematizados producir ese acto imprevisible llamado creación? Los que aprenden dibujo comparten idénticos interrogantes. Saber técnica para componer, hacer perspectivas o definir volúmenes, ¿les sirve como punto de apoyo para ir más lejos o es un lastre que deben cargar el resto de sus carreras? En verdad, todo depende del uso. Una vez que maneja los recursos, el dibujante elige: los usa o no los usa. Si los desconoce, ni siquiera puede elegir. En términos de desempeño, esa ignorancia limita. Para redactar artículos de investigación, ensayos teóricos, trabajos científicos, monografías, crónicas, opiniones, críticas, vivencias y textos que se enmarcan en muchas otras categorías, también hay nociones básicas, tipologías, estructuras, criterios. La tarea de escribir consiste en definirlos. Los definimos al mismo tiempo que los redactamos.

Escribir hoy… Es más fácil y más difícil que cuando publicamos por primera vez este manual hace 25 años. No sólo por la presencia de las computadoras y todo lo que la escritura digital aceleró los procesos. Ver sobre la pantalla lo que escribimos y corregir sin arruinar el original simplifica la tarea. Es como ver lo que pensamos. Hay programas que hasta permiten dictarle directamente a la computadora y transformar la voz en texto.

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CóMO LO ESCRIBO 2.0 “Según los especialistas en impacto cultural de las nuevas tecnologías de comunicación e información, éstas habilitan a las personas a ser no solo consumidores de los que otros –pocos– producen, sino también a ser productoras de bienes culturales.” Ana Wortman, socióloga

La escritura digital, que facilita y permite a cualquiera sentirse en condiciones de escribir con mayúsculas, también desarrolló un anticuerpo: “llegar” al lector es mucho más difícil hoy que hace 25 años. Los formatos de comunicación escrita se han acelerado a la par de la tecnología. Las novelas inglesas del siglo XVIII, por ejemplo, tenían un promedio de 41 palabras por frase. Dos siglos más tarde, el promedio se reduce a 15 palabras. La tendencia a la oración corta persiste. También, se acortan los tiempos de escritura. Y los de la atención en la lectura. Hoy lo lento aburre. Tanta oferta hay que si el mensaje no se afina lo suficiente, el receptor no lo capta. Todo es más veloz. Hasta las ideas o puntos de vista tienen fecha de vencimiento. Muchos adultos ya lo olvidamos y los jóvenes ignoran todos los pasos y rituales que implicaba preparar un texto, cualquiera fuera su género o finalidad, hasta dejarlo listo. Insumía mucho más trabajo y más pasos hasta que llegaba a destino. Desde la perspectiva actual, era escribir “a ciegas”, con la vista oscilando entre las teclas y ese pequeño espacio del papel donde quedaban impresas las letras. Y acompañado por el ruido de la máquina de escribir. Si no te gustaba lo escrito, arrancabas la hoja, la hacías un bollo y practicabas puntería en el cesto. Hoy el silencio interior desde donde se escribe es otro. Uno dialoga con lo que tiene en mente y con lo que va leyendo sobre la pantalla. Reescribe mientras escribe.

“No todos los escritores logran escribir todo lo que quieren.” De un taller

Lo que antes llamábamos “borrador”, esas primeras hojas sobre la que aplicábamos las correcciones entre líneas o con llamadas en los márgenes, ahora es un documento maleable, que desaparece bajo cada nueva capa de maquillaje. El copy & paste se llamaba “tijera y cinta adhesiva”. Era así, literalmente. Salvar o guardar era pasarlo en limpio cuantas veces fueran necesarias. Recién se colocaba el carbónico cuando se suponía haber llegado al texto definitivo.

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CONTACTO TEXTUAL

“–Sabés cómo se escribe un libro?– le pregunta el maestro al alumno. – Página por página.” De un taller

En la actualidad, el problema para quien escribe no es sólo la página en blanco o cómo decir con palabras ordenadas lo que se mueve en su mente. Aunque logre levantar la barrera del bloqueo y largarse a escribir, lo esperan nuevas exigencias de lectura –incluida la propia. Todo lo que se lee debe ser instantáneo: ir al grano, mantener el interés, tener en cuenta que no hay segundas vueltas. La estética del video clip, sesgada, frenética, es la que manda. La predisposición y el espacio mental de quien nos lee pueden cerrarse al menor incidente. Culpa de esa velocidad –inmediatez– de los tiempos actuales, se imponen los textos breves, presentados como “unidades de lectura” cortas. De no más de dos o tres minutos, máximo de 500 palabras. La situación o el concepto queda presentado, expuesto y de algún modo, cerrado o comprendido y permite pasar a lo que sigue. La mayoría de los textos de principiantes que llegan a talleres o redacciones peca de no tener en cuenta este criterio. Consecuencia: el lector tiende a crear su propio tamiz de lectura y si el texto no lo acompaña, pasa por encima párrafos enteros. Hasta encontrar algo que vuelva a atraerlo. A la segunda o tercera vez que esto ocurre, los ojos y el pensamiento despegan y finalmente abandona el texto. Riqueza en los contenidos, sencillez en la forma y capacidad para establecer “contacto textual” –“llegar”, “tocar” al lector en la jerga– con quienes nos leen es lo que busca hoy toda prosa ágil.

“Escribir es desarrollar una aguda autocrítica.” Eduardo Belgrano Rawson

Cómo hacer para que nuestros escritos lo logren, sin ser devorados por ese ansia de inmediatez que domina todas las formas de comunicación actuales es el eje con que hemos reformulado el texto original de ¿Cómo lo escribo? Para hacerlo, convoqué a Cicco, un periodista joven, moderno, con premios a cuestas y cinco libros publicados. En paralelo a su tarea en medios de toda América, realiza tutorías online en las que enseña las nuevas estrategias para escribir en tiempos de twitter. Muchas de esas técnicas enriquecen esta nueva versión del manual.

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CóMO LO ESCRIBO 2.0

EscritorEs EficacEs “Yo nunca tengo argumentos claros. Apenas una idea, una sensación, una frase. Pero cuando tengo una sensación muy precisa de que la novela está completa en mi cabeza, terminada, y sin embargo no tengo la más remota idea de qué trata, entonces sé que está lista para nacer.” Julio Cortázar

Para ser un autor con todas las letras, es necesario tener “conciencia narrativa”. Saber que al escribir estamos proponiendo un tipo de diálogo en el que no estaremos físicamente delante del otro más que a través de las palabras impresas. Lo que diga el texto, cómo lo diga, cómo lo desarrolle, está obligado a representarnos en el momento en que otra persona lo tenga delante y empiece a ingresar a su conciencia. En síntesis, conciencia narrativa es conciencia de lectura. Ninguna de las dos fases del proceso es independiente de la otra. En mi caso, no sabía cómo funcionaba el proceso de escribir hasta el momento en que estuve frente a un texto de una amiga y necesité explicarle qué pasaba con su manera de escribir. Se trataba de un trabajo de divulgación psicológica que quería publicar en un suplemento dominical. Ella era consciente de que, así como estaba, no se lo aceptarían. Pretendía que se lo corrigiera a medida que lo leía. Recuerdo haberle dicho: – No alcanza con cambiar estas o aquellas palabras. Ni con dar vuelta algunas frases, o desplazar párrafos. Tu artículo es muy solemne, suena muy diferente de tu manera de hablar. Y es difícil de seguir. En los tramos principales, el texto de mi amiga anunciaba lo que diría y, antes de desarrollarlo, ya se refería a otra cosa. No dejaba claro de qué patologías hablaba, ni referidas a qué circunstancias. Daba por sobrentendido que quien lo leyera estaba familiarizado con ese problema y el significado de los términos técnicos. Los conceptos se entremezclaban. Los ejemplos parecían armados especialmente para ejemplificar la teoría. De su texto no se desprendía ninguna conclusión. Sólo un pedido: – Ayúdame. – Necesitas motivar al lector, establecer un orden en lo que quieres transmitir, encontrar un lenguaje común… – ¿Y eso cómo se hace? – Paso a paso, con perseverancia. – Estuve una semana metida con estos papeles. ¡No quiero verlos más! ¡Hacé lo que quieras con ellos! 14


CONTACTO TEXTUAL Hasta ese momento, yo casi nunca había pensado en cómo “se” hacía para escribir. Tenía incorporados algunos criterios sobre cómo disponer los datos que “me” servían para apoyar lo que quería comunicar. Con ellos escribía mis artículos y reescribía los de otros. Mi amiga y varios que me consultaban solían repetir en sus textos las mismas formas que no le funcionaban, o eran excesivamente conscientes de ellas y se bloqueaban. Yo lograba hacer legibles sus ideas, pero no transformar sus maneras de escribir. “Tras cierto tiempo te sientes más dueño de tus sentimientos subjetivos.” John Dos Passos

Cuando me propuse enseñarles a trabajar los textos, advertí que no contaba con ningún método. Tampoco conocía ninguno establecido. Ni podía darles “un” modelo de redacción. No hay una manera única de decir las cosas. Hay reglas gramaticales y sintácticas que sirven para saber si algo está expresado de manera correcta. Pero la mente se resiste a pensar a partir de ellas. Primero necesita encontrar un lenguaje. Más allá de los niveles de educación primaria y secundaria, no “se” nos enseña a escribir. Suponemos que escribir es algo que “se” aprende naturalmente. Por cierto, muchos prueban solos, en sus cuartos, una y todas las veces necesarias hasta que se sienten representados por lo que escriben. Que no aparezcan instructores visibles no implica que no los tengan: son los autores de sus libros predilectos, los redactores de los medios que leen regularmente, otros escritores, y sus propios guías.

Etapas Al recorrer las que van desde el nacimiento de una idea hasta la versión final del texto en compañía de personas que querían familiarizarse con esas etapas, descubrí que no podemos aplicar transformaciones en los textos si no las producimos previamente en la mente de quienes los escriben. Los que crecimos escribiendo y leyendo de una manera, en la actualidad lo hacemos de otra e ignoramos la cantidad de mutaciones que se nos impondrán en los años venideros. Primero abandonamos el bolígrafo y la 15


CóMO LO ESCRIBO 2.0 “La sociedad lee aquello de lo que tiene necesidad de que le hablen, de compartir, de discutir.” Osvaldo Soriano

escritura manual (caligrafía incluida) por la uniformidad que nos daban las máquinas de escribir, luego el teclado manual por el eléctrico, luego éste por los de las computadoras. Modelo a modelo se nos imponen teclados más táctiles… Al margen de las innovaciones tecnológicas, los soportes digitales también nos obligan a concebir nuestros textos de otra manera. Ni hablar de otros aspectos, vinculares y comerciales, que da a luz el cambio de soporte papel a archivos digitales. Al mismo tiempo que una cantidad de medios gráficos queda fuera de juego, nuevas formas de comunicar (e informar) copan el espacio disponible a la lectura en la vida cotidiana. Uniforma gustos. El desconcierto de los autores es sólo comparable al de los editores: ni unos ni otros han encontrado aún una vía definitiva sobre la que circular sus materiales. De manera sustentable, rentable, confiable. Internet parece no tener compuertas.

“Una historia es la manera de contarla.” Bill Moyers

Además de textos breves, el lector digital pide acción. Ingenio. Inmediatez. Entretenimiento. Actualización. Menos reflexión. Textos que pueda leer en cualquier parte. En el medio de otras actividades (o durante). Más como un alimento a sus smartphones, tabletas o ebooks que a ellos mismos. El objeto diario, revista y ni qué hablar libro, se construye ahora de fragmentos. La pantalla luminosa es un género en sí mismo: crea sus propios lectores. Funciona por ósmosis. No hay crítico que pueda ensalzarla, demolerla, o influir en ninguna decisión de compra. Es un signo de los tiempos. Y como todo signo, no se discute: se lo vive. Para ingresar en la nueva nube, sea produciendo contenidos –neologismo usado para el hecho de escribir– o leyendo (navegando) los nuevos lenguajes tienen un password común: interactividad. Y todo esto es solo comienzo. En los capítulos siguientes exponemos aspectos que consideramos centrales para ordenar ideas y materiales

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CONTACTO TEXTUAL “La originalidad artística no puede copiarse más que a sí misma.” Vladimir Nabokov

escritos. Para quebrar los impedimentos que van desde lo que hasta ayer se llamaba “el miedo a la página en blanco” al riesgo de que nuestros dedos tecleen algo o mucho que después “tengamos que tirar al cesto” (virtual, claro). Los procedimientos de trabajo propuestos no aspiran a agotar la totalidad de los caminos de la expresión escrita: son un punto de partida (o de re aprendizaje) en un tema inagotable, un entrenamiento progresivo, secuencial –un hilo conductor para las distintas fases del proceso. Este hilo permitirá que los personajes salgan a escena, la historia fluya, los escritos circulen y creen sus lectores. Y, sobre todo, que el mensaje de lo que tienes en mente al escribir haga contacto textual. Pero comencemos contigo…

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PRIMERA PARTE

LA DEDICACI贸N

(Dedicaci贸n: consagraci贸n)


/ Un espacio - un tiempo para escribir CAPÍTULO 1

“El silencio es la preñez de la creación.” Félix Húberman

Los cuentos, los artículos, los informes, incluso los diarios íntimos… nada se escribe solo. Todo escrito insume más de lo que parece. Tiempo, concentración, reformulaciones… Una vez que lo damos por terminado (o sea después de reverlo y transformarlo hasta que su lectura satisfaga el mínimo de aceptación), parece lógico que esté armado así, diga eso que dice, tenga ese tono, y que parezca haber sido escrito “de primera” así como se lee. El lector no sabe, ni se imagina, por todos los vericuetos que pasó tu voz interna, cómo la idea original se fue configurando y reconfigurando, en tu mente primero, después en la pantalla, una y otra vez hasta que se dio el acuerdo entre lo que querías decir y lo que dice el texto. Muchos pueden escribir y expresar lo que desean con una facilidad envidiable. El texto queda impecable a medida que lo escriben y apenas requiere pocos retoques. Estas personas disponen de: • claridad para observar la información en su totalidad y para expresarla como secuencias, • lenguaje que acompaña lo que tienen en mente, • confianza en este lenguaje, • conciencia del proceso para llegar a un resultado, y • destreza para moverse dentro de la totalidad de lo que estén narrando atendiendo a las partes que lo componen. En algunos es un don natural y no pueden explicar cómo lo hacen. En otros, es fruto de un aprendizaje basado en la experiencia, “oficio” le dicen.

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CóMO LO ESCRIBO 2.0 Otras personas, en cambio, cada vez que tienen oportunidad –o necesidad – de poner algo por escrito, son invadidas por inseguridades que se lo impiden. Delante de la hoja en blanco, lapicera en mano, no saben cómo empezar o sienten que se les borran las ideas que tenían hasta ese momento. O comienzan a escribir algo y, cuando llegan al primer punto y releen lo escrito, se desmoralizan porque advierten que refleja muy poco de lo que quieren decir. O se quedan vacíos después del primer párrafo, sin poder avanzar. O se lanzan y escriben lo que tienen en mente tal como se les va presentando, sin interrumpirse. En esos casos, lo habitual es concluir textos que no transmiten lo que se tenía en mente. La forma de desarrollarlo se metió por zonas que no querían, algunas ideas y razonamientos se fueron complicando a medida que avanzaron. La historia se les fue por las ramas. Se vieron forzados a repetir algunos datos. En suma, no era eso lo que querían escribir. “El aprendizaje no surge de haz esto y no hagas aquello. Surge de aquello que ocurre cuando hago esto o no hago aquello. Atiendan al proceso y seguirá el resultado deseado, como crece el pasto, como se levanta la luna. Atiendan al proceso, a los medio mediante los cuales y el resultado surgirá. Atiendan al resultado esforzándose por él y no obtendrán ni proceso ni resultado. Y sin embargo, sugieran el resultado livianamente a través de los canales interiores que producen imágenes –no a través de las exigencias verbales externas–y el proceso adecuado irá a su encuentro.”

Se preguntan, entonces: ¿Cómo es posible que no pueda realizar una tarea tan sencilla? ¿Por qué no logro convertir en palabras escritas lo que he pensado o dicho oralmente? Hay varias respuestas y, como cada persona es un caso particular, sólo podemos partir de las comunes. La primera causa responsable de que nos bloqueemos es, sencillamente, que por lo general no dedicamos un espacio al aprendizaje de esta forma de expresarnos ni le prestamos la misma atención que a otras actividades o disciplinas. Como podemos hablar de corrido, entendemos que de igual modo seremos capaces de volcar sobre el papel nuestros enunciados internos. Y que por escrito estos tendrán el mismo efecto –o uno mayor. Como sabemos lo que quieren decir las palabras y recordamos las nociones básicas de sintaxis, nos consideramos aptos para redactar lo que pensamos. Cuando lo que obtenemos no condice con lo que esperábamos o deseábamos decir, nos cuestionamos: ¿no sabemos qué decir o no sabemos cómo decirlo?

Denise McCluggage

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UN ESPACIO Y UN TIEMPO PARA ESCRIBIR

El rEcurso dE la primEra oración Habrás escuchado decenas de historias de escritores hablando de sus bloqueos como si recordaran una pesadilla. Es su espada de Damocles, el monstruo de mil cabezas, el miedo que encabeza las listas de fobias de autores consagrados. Una hoja en blanco es el abismo: un vacío que absorbe y paraliza. Lo que tal vez no hayas escuchado es cómo hacen, en verdad, los autores profesionales para despertar y ponerse a teclear contra viento y marea, contra espadas y monstruos. “Lo que estoy buscando es un apoyo para poder equivocarme.” De un taller

Lo primero que puedes hacer es alejarte del teclado y darte un tiempo –y una situación confortable– para ordenar tus pensamientos y definir qué es aquello que quieres decir. Este es el corazón de tu texto y será el encargado de bombear a tus líneas la energía necesaria para cobrar vida. Uno cree que su historia tiene tanta complejidad que no puede definirse. Es inabarcable. Se enreda en explicaciones con aspiraciones intelectualoides que no llevan a ninguna parte. Por el momento, y para abordarla, poco importa el grado de dificultad narrativa que tenga su trama. Sea para un informe, una tesis, o una novela, luego de definir ese núcleo central, conviene seguir la máxima atribuida a Gabriel García Márquez: “Una buena historia debería poder sintetizarse en una oración”. Tomarse un tiempo para poder construirla, como si en ella estuviera todo. Esa primera frase no solo marcará la dirección hacia donde irá el texto. Eso deben haber hecho, por ejemplo Kafka antes de poder plasmar La Metamorfosis. O Hemingway con El viejo y el mar. «Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.» «En el Gulf Stream en un bote, hacía ochenta y cuatro días que un viejo pescador solitario no recogía un solo pez.» Ahora vuelve a tu tema, toma esa idea o situación central y escríbela de varias maneras, sin extenderte ni preocuparte por el resto. En alguna versión, al releerla, sentirás que es la correcta. 23


CóMO LO ESCRIBO 2.0

“La estructura de los géneros literarios es débil. Es evidente que existe, pero no tiene importancia. No es queriendo hacer una novela que se hace arte. Haciendo una escritura sin otra mira que ser uno mismo, se alcanza el arte.” J.-M. Le Clézio

Ahora sí, no te detengas en otras cuestiones. Es un momento delicado. Por ahora, no te preguntes a qué público irá dirigido tu texto. Si es ficción o crónica, no te preocupes del tono ni de tu estilo. Las siguientes líneas pueden partir de esa primera oración, ir a buscar el comienzo de la historia, ampliar el cuadro, tirar el hilo de alguno de los datos mencionados en ella. Escribe. Con eso basta. El mismo proceso echado a andar desarticulará los mecanismos que parecían bloquearte.

plan b Si no puedes lograr una frase de apertura que te satisfaga plenamente, dala por escrita y escribe como si la tuvieras. A menudo, esa frase maestra aparece, sin que la busquemos, en medio de otras y recién la descubrimos después, al releer lo escrito. De súbito, una oración nos dice que todo lo anterior era preámbulo o preparación para llegar a ésta. Entonces, lo que se nos impone, es coraje para tachar. Toda obra tiene una parte invisible –tachada–. Y otra, compuesta por lo que escribimos y reescribimos: el material que perdura. Uno no puede existir sin el otro. Para encontrar una perla, primero hay que quitarle el barro. Una fórmula suele ayudar: cuando no haya ninguna frase de inicio que te satisfaga, prueba con los verbos primarios. Es decir, aquellos que en nuestro vocabulario, más engloban: ser, estar, tener, haber… La simpleza que aportan estos verbos sirve para destrabar lo que uno no quiere o no se anima a decir de entrada. Ejemplos: “El señor X es el primero en llegar. Siempre es el primero.” “X está furioso y con razón.” “X tiene tres problemas: dos sabe cómo resolverlos, el otro solo Dios dirá… ” “Hay algo que X en sus 30 años como abogado no logra borrar de su memoria.” El uso de estos verbos es una herramienta mágica para abrir los textos. Nos facilitan contar las cosas con mayor claridad e imprimen al texto cierta contundencia. 24


/ El lenguaje es el medio CAPÍTULO 2

“Toda cosa que se dice, siempre dice algo de quien lo dice.” Jorge Antar

Antes de que podamos escribir, antes de que podamos hablar y aún antes de que podamos pensar hay un ámbito donde conviven recuerdos, ideas, percepciones. Acaso sería más sencillo referirnos a él si dispusiéramos de palabras con la amplitud y precisión necesarias para describir lo que ocurre ahí dentro –ahí antes, ahí detrás. Ese idioma no existe: nuestro lenguaje está compuesto de meras aproximaciones, convenciones, usos, etcétera…; palabras que en el mejor de los casos logran hacer representaciones significativas. Algunos se refieren a ese ámbito como “la mente” y lo distinguen del que llaman “intelecto”. Otros lo llaman “nivel preconsciente”, como anterior a cuanto aparece en el plano de la conciencia. También suele considerárselo “preverbal”, o preoral, porque la memoria, efectivamente, no está ahí como lenguaje sino como energía que fluye entre las neuronas cerebrales. Sea cual fuera la palabra escogida, cada vez que extraemos algo de ese ámbito siempre perdemos algo. Porque no encontramos la palabra adecuada o porque la capacidad de representación de la palabra empleada es insuficiente. Palabras y oraciones son sólo representaciones lingüísticas, mapas del territorio que describen. Podríamos despreocuparnos de este plano previo a la expresión escrita, hablada y hasta pensada, si no fuera que en él nace un hilo de mensajes y que en otro ámbito similar –la fase recíproca de nuestro interlocutor o lector– esa expresión necesitará producir un efecto evocador correlativo. Con palabras que apenas captan parcialidades necesitamos aludir a las totalidades que queremos comunicar. 33


CóMO LO ESCRIBO 2.0 Imaginemos cinco puntos de una recta.

“Comunicación es el resultado que obtengo.” De un taller

• 1: Un nivel preverbal (estructura profunda) donde tengo lo que quiero manifestar, • 2: las palabras y oraciones (estructuras de superficie) que empleo para referirme a lo que tomo de las estructuras profundas, • 3: el medio que llevará mi mensaje (hablado o escrito), • 4: las palabras y oraciones a través de las cuales nuestro interlocutor accede a nuestro mensaje, y • 5: la representación que ofrecen estas estructuras de superficie a su estructura profunda.

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4

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Idea Mensaje

Pensamiento Discurso

Medio

Pensamiento Discurso

Idea Mensaje

Accesos verbales de superficie del receptor: palabras que reconstruyen aquellas estructuras profundas y…

…le sirven para representarlas sobre sus propias estructuras profundas.

Estructuras profundas en la mente del emisor

Estructuras verbales de superficie: palabras que expresan esas estructuras profundas

Intuir-captar pensar-reflexionar hablar-escuchar escribir-leer

Imposible acceder directamente a las estructuras profundas sin pasar por las de superficie, tanto al emitir como al recibir. En este diagrama básico –que conlleva las limitaciones de toda simplificación– se inscriben el pensar, el hablar y el escribir… y el escuchar y el leer. Cuando pensamos ordenadamente, hablándonos en silencio, nuestra conciencia está accediendo, a través de estructuras de superficie, a estructuras profundas. Al hablar a otra persona estamos vinculando nuestra estructura profunda con la de ella mediante estructuras de superficie. Lo mismo ocurre cuando escribimos, con la diferencia que en el punto 3 volcamos las representaciones lingüísticas a un 34


CAPÍTULO 3

/ Disparadores “Las palabras arrastran penumbras de asociaciones, establecen verdaderas cadenas asociativas, son sombras de sombras.” Wilfred R. Bion

No siempre es posible saber lo que queremos decir antes de escribirlo. La información (recuerdos, hechos, ideas) convive sin una forma precisa, en un estado aleatorio. De hecho, muchas veces, entendemos cuál es el verdadero mensaje que buscamos transmitir recién después de haberlo puesto en palabras. La mente es un bicho raro. Necesita el combustible de ideas pero también necesita un orden. Y alguien que la entienda, claro. Lo tengamos claro o difuso, antes de abrir el Word conviene dar tres pasos. Servirán para que encontremos ese eje maestro que guiará el texto. Estos pasos son tres preguntas: 1. ¿Para qué escribo esto? 2. ¿Para qué le servirá a quien lo lea? 3. ¿Cuánto escribiré? Desmitificar estas ideas, ser realistas, objetivos y, en cierto modo, pragmáticos, da una base de sustentación a la tarea y, durante la escritura, permite poder entregarnos sin miedo al proceso de escribir. Incluso, ir más lejos de lo que preveíamos. También podemos volver cuantas veces queramos sobre estas preguntas. Son como consultar una brújula: dan o devuelven al acto de escribir su orientación.

¿para quÉ Escribo Esto? Seamos francos: muchas veces no tenemos en claro para qué escribimos eso que escribimos. Nos decimos que lo hacemos para satisfacer un deseo personal; después, cuando lo terminamos y damos a leer, si al otro no le 43


CóMO LO ESCRIBO 2.0

“Mi dificultad para escribir una historia no es escribir una historia o pensar sobre qué escribir, sino encontrar un motivo que justifique la narración.”

gusta nos frustramos. En verdad, a veces, nuestro texto falla porque no tenemos claro nuestro objetivo. Nada más. El motivo de escribir ese texto era, por ejemplo, expresar un impulso personal, no agradar a alguien, y cuando no agradamos al que lo lee, nos sentimos incomprendidos, decepcionados, incapaces. La sinceridad para explicitarnos nuestro objetivo no sólo evita frustraciones posteriores; nos permite también “olvidarnos” del para qué durante el momento de escribir –una parte de nuestro cerebro ya ha registrado el mensaje y la otra gana libertad, vuelo.

James Cain

¿para quÉ sErvirá Esto a quiEn lo lEa? Cada vez que alguien toma un texto nuestro, nos está concediendo un espacio de atención. Está en nosotros usarlo para un mensaje intrascendente o para uno útil. Al escribir actuamos como una extensión del lector. Todas las preguntas que se hará al leernos son preguntas que no podemos ignorar durante la redacción. Ponernos en su lugar y hacernos todas las preguntas posibles favorecerá el acercamiento. Si no tenemos las respuestas, conviene buscarlas antes de avisarle por qué; y si no las encontramos, conviene avisarle por qué no podemos dárselas. Ejemplo: “No existen estadísticas actualizadas del uso de tal medicamento, pero todos los farmacéuticos entrevistados aseguran que uno de cada diez clientes lo pide”. La primera parte de esta oración está construida a partir de la aceptación de un dato ausente, para responder a la duda del lector. No lo olvides: no hay nada peor que frustrar a tu lector. Es como defraudar a un cliente. Se te hará cuesta arriba volver a conquistarlo. Por eso: jamás lo subestimes. Tampoco busques dejarlo afuera pavoneándote con todos tus conocimientos. Sé como un buen anfitrión: alguien amable que te invita a entrar, a recorrer su casa, a contarte la historia de cada objeto, haciéndolo partícipe de todo lo que allí se ve. Un buen anfitrión nunca te deja solo, te lleva sala por sala. Eso es el equivalente a un acto eficaz de escritura. Un paseo por un mundo que desconocías. 44


/ El interlocutor imaginario

CAPÍTULO 4

“Siempre le están hablando a alguien. ¿A quién le hablan cuando escriben?” Fritz Perls

Desde el momento en que empezamos a considerar al lector, dejamos de escribir solos. Lo hacemos acompañados por su presencia imaginaria. Cuando lo tenemos en cuenta, el otro también escoge con nosotros las palabras. No decimos de la misma manera un hecho a dos personas diferentes. Con algunos tenemos códigos en común; pocas palabras bastan. Con otros tenemos menos códigos y necesitamos emplear más palabras que recojan el sentido que ellos le dan. De hecho, aunque no pensemos en nadie en particular mientras escribimos, y aunque finalmente nadie nos lea, siempre tenemos un interlocutor imaginario. La maestra que leía nuestras primeras composiciones, nuestra madre que nos ayudaba, un amigo a quien le pedimos que opine sobre algo que escribimos, el jefe que recibirá nuestro informe, el lector-tipo del medio donde deseamos publicar, el escritor que admiramos… Una voz interna actúa como conciencia crítica. La misma propuesta de escribir para alguien puede ser considerada desde dos perspectivas: una concesión a la libre expresión del autor o una inclusión del lector. La primera es limitativa, cierra posibilidades de diálogo; la segunda, nutre, enriquece la comunicación, hace que el lector se sienta expresado por el autor.

nivElEs dE intErlocución Muchas personas se resisten a incorporar este concepto de inclusión mientras escriben. Lo entienden como una infidelidad para con ellos mismos y con lo que quieren expresar. Se repiten a sí mismo: “Yo escribo para el que me entienda”. Ese punto de partida no siempre funciona –por no de49


CóMO LO ESCRIBO 2.0

“¿Usamos la palabra para descubrir realidades de nuestro mundo interno o para encubrirlas?” De un taller

“Los seres humanos tenemos que hacer distinciones en el mundo para no caer en la indefinición, en el caos que significa la indiferenciación; esto uno lo consigue mediante el lenguaje.” Francisco Huneéus

cir que suele ser una mirada que se asocia al autor nuevo-. La mayoría de las veces, cuando no tenemos en claro para quién escribimos, terminamos escribiendo para nosotros mismos. Se dice que alguien “escribe para sí mismo” cuando el texto es entendido por él y por nadie más. Las frases no representan al lector todo lo que el autor quiso comunicar. Cuando, por más esfuerzo que realiza, el lector no logra “entrar” en el texto; cuando la lectura se vuelve difícil, o cuando percibimos que el autor habla de algo que sólo él –y sus pares– comprenden. Al descomponer un texto en sus elementos y funciones, advertimos que las palabras no conservan siempre los mismos significados. La frase “Están pasando muchos camiones”, por ejemplo, puede aludir a tantas situaciones diferentes como las que puedan implicar a sus emisores. Si la dice el dueño de un depósito donde se cargan esos camiones puede significar: “Hay buen trabajo”. Si la dice a su capataz un obrero que repara el pavimento de la ruta, puede querer significar que su trabajo no queda prolijo o que no puede terminarlo en el tiempo previsto, a causa de esos camiones. Si la dice un conductor a su acompañante que le pregunta por qué no se adelanta al vehículo que tienen delante, puede querer decir que la maniobra es peligrosa. Cuando decimos “considerar al interlocutor”, nos referimos concretamente a que el lenguaje tiene, además de lo que queremos decir a través de él, significados puestos por quienes van a leernos y por las circunstancias en que nos leerán. El lenguaje tiene tres niveles básicos de interlocutores: 1. Cuando escribo para mí. 2. Cuando escribo para alguien que conozco y me conoce (para ti). 3. Cuando escribo para alguien que no conozco ni me conoce (para él). Cada uno tiene limitaciones y posibilidades propias, y puede articularse en función de los restantes para llegar a reunirse nuevamente en un texto único que potencie a los tres. 50


SEGUNDA PARTE

LA INSPIRACI贸N

(Inspiraci贸n: iluminaci贸n)


LA FASE INVISIBLE DEL PROCESO “Si el cerebro fuese tan simple que pudiéramos comprenderlo, nosotros seríamos tan simples que no lo conseguiríamos.” L. Watson

hEmisfErios cErEbralEs intEractuando El cerebro tiene dos hemisferios. En las personas diestras, el izquierdo es el hemisferio dominante. En los zurdos, el derecho. La mente consciente se mantiene activa en el hemisferio dominante. Todos los fenómenos no conscientes se localizan en el no-dominante. La mente, como las computadoras, tiene –es– un sistema operativo de procesos. El programa “intelecto” de la mente consciente depende del hemisferio dominante. Su repertorio de habilidades incluye: el pensamiento, la percepción inmediata, la memoria, la voluntad, la intención y la realización de funciones lógicas, matemáticas, discursivas, analíticas. El hemisferio dominante focaliza las partes, recorta figuras. En el no-dominante conviven los sentimientos, los deseos, la fe, el material de los sueños, la imaginación, las fantasías, la conceptualización holística. Por las funciones que los caracterizan, los hemisferios cerebrales parecen enfrentarse: un análisis más exhaustivo de su actividad deja apreciar que interactúan.

“El potencial de la técnica está en su capacidad para fortalecer el trabajo intuitivo, no e las sistematizaciones.” Joaquín Baez

Al izquierdo se lo llama “el hemisferio del crítico”. Con razón: se especializa en el procesamiento secuencial, paso a paso, de los estímulos (o información), se fija en los detalles (el árbol), divide cuanto accede a él en piezas nombrables, opera mediante la lógica de causa y efecto. Al derecho se lo considera el hemisferio del artista: procesa todo lo que recibe en forma simultánea, capta las totalidades (el bloque) e integra por afinidades analógicas. Uno sigue las órdenes de la razón y produce pensamiento lineal; el otro está dominado por los matices emocionales y genera imágenes. Al izquierdo lo gobiernan reglas y códigos ya establecidos, sólo confía en lo que puede verificar de acuerdo con la organización acumulada previamente; esto le sirve para separar las palabras y elegir la más conveniente antes de ligarlas sintácticamente. El derecho está más abierto a las transformaciones, no pone fronteras entre una categoría y otra, lo cual le permite articular unidades mayores que una palabra (por ejemplo, recuerda el tono global de un poema). 147


CóMO LO ESCRIBO 2.0

hEmisfErios cErEbralEs El cerebro está dividido en dos hemisferios. Cada uno se especializa en determinadas funciones. El derecho (no dominante en los diestros) no tiene capacidad de expresión directa: recibe la información del exterior a través del izquierdo (dominante en los diestros) y requiere de éste para emitirla luego de procesarla. Aunque la teoría holográfica sostiene que cada célula cerebral carga la información global, de hecho, el desarrollo de las funciones específicas asignadas al hemisferio derecho favorece la actividad creativa.

DERECHO (el “artista”) intuitivo mente mente no consciente obedece a las emociones y a los sentimientos visual subjetivo genera imágenes conceptualización holística percepción global resignifica fondo, totalidades (el bosque) diseños percibe, registra procesamiento simultáneo memoria profunda fe deseos funciones análogicas retroalimentación imagina, fantasea integra por afinidades analógicas

IZQUIERDO (el “crítico”) analítico intelecto mente conciente obedece a la razón y al pensamiento líneal verbal objetivo genera discurso, habla las palabras del texto percepción inmediata recorta figura, detalles (el árbol) signos categoriza, sintetiza procesamiento secuencial memoria de superficie voluntad intención funciones lógicas causa- efecto calcula, compara resuelve por lógica

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El autor Libros publicados: Acerca del desorden (1964), Beatles & Co (1968), Agarrate! (1971), Punk la muerte jóven (1978), Ser como somos (1987), Cómo lo escribo (1988), El varón sagrado (1993), Rehacerse hombres (1994), Krishnamurti para Principiantes (1999), Contracultura para Principiantes (2005), Ayer nomás (2006), El río y el mar (2007), Todos lo sabíamos (2008), ¿Quién lo hará posible? (2012), Bici Zen (2012). • En 2010 adaptó Los dueños de la tierra, de David Viñas, y El extranjero, de Albert Camus, al formato novela gráfica. • En 1982 fundó el mensuario Uno Mismo y dirigió sus ediciones argentina, chilena, mexicana y española hasta 1994. Desde 1995 es el editor de Libros Para Principiantes. Y desde 2006 también coordina la serie Novela Gráfica de Ediciones de la Flor.

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