Y'en a marre, la fuerza del desencanto

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Y’en a marre! La fuerza del desencanto

Fotografias: Elise Fitte-Duval Texto: Susana Moliner y Marta Vallejo Dakar, agosto 2011


Nacido a oscuras, en medio de los cada vez más frecuentes cortes de suministro eléctrico, el movimiento ciudadano Y'en a marre! (Estamos hartos!) da forma a muchas de las preguntas a las que debe responder el gobierno de Senegal a pocos meses de las elecciones presidenciales. Este movimiento liderado por grandes nombres de la escena hip hop local, ha logrado movilizar el desencanto de la ciudadanía del país superando brechas generacionales y geográficas, arrastrando el fantasma de las primaveras mediterráneas hasta el extremo más occidental del continente africano. Y'en a marre! toma en primera persona el clamor popular de Senegal. Lo no dicho se convierte en verbo que se adapta y toma espacio en la vivencia cotidiana de cada senegalés. Un mensaje que va mas allá de las formulas mágicas, nacidas al fragor de programas de desarrollo y sistemas tradicionales soportados por los antiguos poderes feudales. Con frescor inusitado, el movimiento -o los espíritus como ellos dicen-, entra en escena.


1. KAOLACK como inicio

El movimiento Y'en a marre! nace de la iniciativa de un grupo de jóvenes que comparten su hartazgo entre vaso y vaso de té en un salón cualquiera de un piso cualquiera de la periferia de Dakar. Alrededor de la tetera, un par de raperos y un periodista procedentes de Kaolack hablan sobre lo inaceptable del deterioro del país. Situada a 189 kilómetros al sudeste de Dakar sobre el río Saloum y punto de tránsito obligado desde la capital para ir a Gambia, Casamance o Mali, Kaolak es un es una de las ciudades más contaminadas del país, con tierras quemadas por la recogida de la sal, rodeada de inmensos vertederos de basura y con altas temperaturas que propician la aparición de mosquitos. Es en esta ciudad de 300.000 habitantes que nació el grupo Keur Gui, impulsor del movimiento Y’en Marre!. Arrastrar por la capital la etiqueta provinciana de los que vienen de Kaolack abre un mar de posibles, mezcla de orgullo de ciudad fea y de indignación ciudadana. El movimiento Y’en a marre! desafía la impotencia y la indiferencia ante un escenario cotidiano de empobrecimiento y falta de perspectivas. Kaolack actúa, entonces, como punto de partida previo a la constitución del movimiento. Supone el estado mental necesario, el espejo de un absoluto en forma de miseria, que se vuelve enorme e imposible gobernar. Sin embargo, esa crisis extrema en la que construyen y hacen una vida, se transforma en el mejor motor de la revuelta. Una revuelta iniciada por una juventud que ha activado su capacidad de intervención y grita su hartazgo en voz alta y rimada apropiándose de la realidad.


KAOLACK como inicio


KAOLACK como inicio


2. AFRICA como continente

Cabe encuadrar esta revuelta no solo como resultado de las condiciones concretas de vida sino también, de manera implícita, como interpelación a una idea del África estática. Un continente que ha sido definido y troceado por dispositivos externos y gestionada por expertos especializados en catástrofes, corrupción y desastres que han reducido su territorio a un concepto de absoluto y finito, para el cual proponen soluciones de respuesta rápida y con una distribución enlatada de los papeles sociales de cada individuo y sus funciones “(testigo, culpable, víctima, opinador mediático, juez)”1 Desde esta perspectiva, África se vuelve un factor absoluto y determinante que responde a la estrategia de tildar su territorio como oscuro y caótico a fin de reforzar la idoneidad de un bienestar exclusivo para el norte y así justificar un esquema determinado de realidad y de sujeto. Esta clase de africanismo, tomando prestado el concepto de orientalismo de Edward Said, impide un conocimiento singular de los devenires que desde siempre sucedieron en el continente. Devenires que se traducen, en este caso, en un grupo de jóvenes de la ciudad de Kaolack que, cansados de los cortes de electricidad, la subida de precios de los productos de primera necesidad, los problemas estructurales y de insalubridad de su ciudad, deciden salir a la calle hartos de la sordera consciente de un gobierno que en su momento llegó al poder como resultado de un anhelado cambio.

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CRISIS DE LA PRESENCIA. UNA LECTURA DE TIQQUN Amador Fernández-Savater (abril, 2011) http://www.espaienblanc.net/IMG/pdf/amador_tiqqun.pdf


AFRICA como continente


AFRICA como continente


3. JUVENTUD como brecha

Tras doce años como presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, el eterno opositor de antaño, hace pública su intención de presentarse como presidenciable a las elecciones de 2012. Wade, de unos 87 años de edad, desafía así el texto constitucional que limita a dos el número de mandatos presidenciales acumulables. Ejecutor de los grandes proyectos de infraestructuras vinculados a los planes de ajuste estructural negociados con organismos internacionales por el gobierno de Abdou Diouf, Wade gozó de gran popularidad durante su primer mandato. Su llegada al poder fue festejada como la consolidación de un sistema democrático de alternancia pacífica en el cual los jóvenes han jugado un importante papel Conocido por su capacidad de gestionar la presión de los ciudadanos en las calles de acuerdo con el tempo de sus estrategias políticas, Wade se benefició en las elecciones de 2000 del apoyo de jóvenes raperos que organizaron campañas a su candidatura. Tal como recoge el documental Democracy in Dakar , el potencial movilizador de la escena hip hop senegalesa volvió a ponerse en funcionamiento durante las últimas elecciones presidenciales de 2007 con el fin de sensibilizar a los jóvenes electores acerca de la necesidad de un proceso electoral limpio y de un voto consciente. Es dentro de este proceso de politización de gran parte de la escena hip hop que cabe enmarcar la propuesta de Y’en a marre!: un grupo de jóvenes herederos del desencanto de lo que pudo ser, conscientes de los mecanismos de corrupción que el poder político, económico y religioso está dispuesto a activar para instrumentalizar la potencia de la indignación juvenil. Conociendo las fibras invisibles que surcan la política nacional y sabiendo los voltios de energía que se quedan flotando en el escenario tras cada concierto, deciden conjugar frustración e idealismo. Hacen acopio de la fuerza de una juventud de la que ya nadie espera gran cosa y se ofrecen como voceros de un mundo por construir.


JUVENTUD como brecha


JUVENTUD como brecha


4. CULTURA como espacio

Es precisamente su condición de artistas la que posibilita que actúen como filtro y síntesis del desencanto que supone el movimiento Y’en a marre! Un espacio de creación de opinión. Un marco de re-apropiación y validación lo suficientemente potente como para que salga de sus líneas y se sienta parte de la comunidad. Y’en a marre!, primera persona de un plural que visualiza el hartazgo de la comunidad haciendo que la individualidad circule y fluya creando puntos de sostén políticos, resultado de confluencias a pertenencias artísticas, generacionales e históricas diversas. El hartazgo que proclaman parte de un compromiso íntimo con la realidad, un compromiso que “cuando nos asalta, rompe las barreras de nuestra inmunidad, de nuestra libertad clientelar de entrar y salir, de estar y no estar, de tomarlo o dejarlo. Así, nos abre y nos desplaza en lo que somos o en lo que creemos ser. Nos incorpora en un espacio que no controlamos del todo, Cuando nos vemos comprometidos ya no somos una conciencia soberana ni una voluntad autosuficiente”2 Constituyen una nebulosa en algún punto impreciso del eje que va del arte al activismo, ponen su cuerpo y su rol de socialmente excluidos al servicio de un mensaje político crítico con el poder y consigo mismo. Una herramienta de deconstrucción de las jerarquías, para reconstruir el poder sobre una base ética. Sus canciones lanzan preguntas radicales, responsabilizando a la comunidad de su propio devenir, dotándola por consiguiente, con la capacidad para intervenir y transformarla. Hilando las preocupaciones y las problemáticas de un nosotros que hace tiempo era contando por otros.

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EL COMPROMÍS, Marina Garcés (abril 2011) http://www.nativa.cat/2011/04/el-compromis/


CULTURA como espacio


CULTURA como espacio


5. RESPONSABLIDAD como programa

Encarnando la impaciencia en un puñado de cuerpos visibles y reconocibles (Thiaat, Fadel, Kilifeu, Fou Malade, Simon, etc.) Y’en a marre! apela a la individualización del descontento y a la apropiación de las aspiraciones. Ante una escena política fragmentada en un mosaico de partidos y organizaciones civiles de las cuáles surgen grandes frentes de alianzas variables, Y’en a marre! rehúsa de integrarse en el juego partidista. En un ejercicio de equilibrismo estratégico, el movimiento toma las riendas de los fundamentos microscópicos de la democracia. Igual que los Indignados de España, apela a la responsabilidad ciudadana como potencia real de transformación. Esa apuesta por la responsabilidad da, no sólo la capacidad real para volver tangible y transformable tu realidad circundante, sino también la fuerza moral que atesora la coherencia y la honestidad para exigir y reclamar cambios a las esferas de poder. Un valor de ida y vuelta que vulnera el sistema piramidal. Una apuesta proactiva, que supera la concepción de receptores pasivos que tradicionalmente se les ha concedido a las poblaciones del continente africano desde una mirada colonial. Las revoluciones que se suceden, se enlazan y se afectan, ponen los sistemas-mundos en primera persona, exigiendo vivir no solo en las formas, sino también en los hechos. Así se atreven a proponer como mapa de los sueños el decálogo de responsabilidad radical que describe al Nuevo Tipo de Senegalés: Yo no mearé en la calle porque si la calle está sucia, debo jugar mi rol y es mi deber que esté limpia. Yo respetaré el trabajo del prójimo Yo respetaré el trabajo que mantiene mi país en funcionamiento Yo pagaré mis impuestos Yo respetaré la hora de las citas Yo gestionaré el consumo de electricidad Yo no malgastaré el agua Yo no malgastaré la energía Yo no tiraré papeles, ni basura, ni bolsas de plástico en la calle porque existe el principio del reciclaje Yo cambiaré mi mentalidad y respetaré el combate. Mis impuestos, mis tasas… Yo conduciré con disciplina por las calles Yo respetaré los semáforos Yo respetaré mis prioridades cediendo también mis no-prioridades a los que las tengan


Yo respetaré mis deberes. Pero tomaré mis derechos con ambas manos. Yo me inscribiré en las listas y votaré cuando toque Yo aceptaré lo que dice mi constitución pero me tomaré también todo aquello que mi constitución me permite. Un decálogo de intenciones que va más allá del molde tradicional del nosotros identitario, para subrayar y aupar el agenciamiento del individuo frente a una realidad que acontece. Aquí no se trata de la individualización de la responsabilidad, sino reclamar la autoría “para hacer y deshacer la realidad, para autoorganizar lo común”


RESPONSABLIDAD como programa


6. ACCIÓN como estrategia

El movimiento Y’en a marre!, estalla y se desarrolla en la urgencia. Al igual que la “Democracia Real Ya” no hay más tiempo de espera. La emergencia del “ser” se construye en relación estrecha con la problemática local, pero no olvida su conexión con el empoderamiento global y la critica al proyecto de globalización neoliberal como sino irrefutable para la humanidad. Las revueltas en Senegal se hacen eco y son consecuencia del entorno mundial. Sufrimos y somos partes de un todo. Concienciar y sensibilizar son las prioridades de Y’en a marre!. La creación de posibilidades para canalizar el descontento. Una de las acciones principales de Y’en a marre! es la promoción de la inscripción de los jóvenes en el censo electoral para poder ejercer el derecho a voto en las elecciones presidenciales previstas en febrero 2012 3 En este sentido el movimiento aspira a una función de pedagogía cívica activa: Crear conciencia crítica en los ciudadanos, promoviendo los criterios necesarios para la toma de decisiones y responsabilidades exigiendo, en el marco de ese ejercicio de ciudadanía real, honestidad y buena gobernanza al poder político. Como portadores de espejos, organizan acciones de intervención en muchos puntos del país en función de las necesidades y las problemáticas de cada localidad. Organizan recogidas de basura en la periferia de Dakar, asaltan los autobuses rimando versos en voz alta, celebran charlas en institutos para recoger el testimonio de aquellos jóvenes que todavía no pueden votar. Defienden a capa y espada la fortaleza del sistema institucional senegalés ofreciendo a quien les oye una mirada nueva sobre quiénes somos y quiénes podemos ser, abandonando lógicas partidistas y dificultando su adiestramiento por parte del poder.

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Habiéndose cerrado el plazo de inscripción para los residentes en Senegal el 31 de julio de 2011, el censo electoral cuenta con 35.589 nuevos inscritos sobre el 1.300.000 de nuevos electores potenciales estimados. http://fr.allafrica.com/stories/201106140698.html


ACCIĂ“N como estrategia


7. ANONIMATO como método

La gestión del liderazgo es otra de las claves del movimiento Y’en a marre! En un continente forjado en torno a grandes anonimatos y líderes estruendosos, el movimiento conjuga la existencia de unas cabezas visibles que ejercen un liderazgo indiscutible y se mantienen en continuo intercambio con los demás integrantes. Tras haber pasado por numerosos arrestos e intimidaciones, los rostros visibles de Y’en a marre! optan por la visibilidad radical de sus actuaciones. El movimiento necesita y se alimenta de su visualización. Quedaron atrás modelos de oposición de corte clandestino. Exteriorizar y singularizar son claves que acompañan el descontento. Su publicidad crea espacios de anonimato para los demás, dando la posibilidad de adaptar y apropiarse el mejor traje de indignación. Y vestidos, decir a voz en grito que el emperador está desnudo, que sus ropajes son invisibles y que todos sabemos cuáles son los mecanismos que nos han llevado hasta aquí. Agenciarse de los propios miedos, desactivar los dispositivos que hacen que la realidad senegalesa se perpetúe en el fatalismo del ir tirando y ofrecer nuevas razones para estar orgullosos de ser dignos. Regalar a quién les escuche palabras claras en voz de otros hasta contaminar las calles de un grito anónimo e indignado que corra en boca de todos: Y’en a marre!


ANONIMATO como método


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