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Sábado, 24 de octubre de 2015 Nº 68 @aladar_cultura

El gran hundimiento Aladar repasa la historia de la tragedia del Titanic y su repercusión en diferentes ámbitos

Entrevista a la artista Ariadna Pedemonte

Exposición ‘We are looking for’ en Santa Inés


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El Correo de Andalucía Sábado, 24 de octubre de 2015

Especial Titanic

La noche que naufragó el RMS Titanic muchas cosas de hundieron con él. No solo las miles de maletas, de documentos o joyas. No solo los 1.189 cadáveres que nunca se recuperaron. Toda una época, toda una forma de entender el mundo Gabriel Ramírez Lozano {El RMS Titanic tuvo una vida muy corta: cuatro días, diecisiete horas y treinta minutos. Ciento sesenta de esos minutos corresponden al tiempo que transcurrió desde el impacto con un iceberg hasta su hundimiento. Con el Titanic se hundió una época entera, una idea de progreso y lujo que no tenía ni pies ni cabeza, un clasismo estúpido e injusto; occidente que, desde la arrogancia y un excesivo mirarse el ombligo, habían convertido el mundo en un gran campo lleno de esclavos. Como casi siempre en este tipo de tragedias tan enormes, los errores se fueron acumulando hasta hacer inevitable que el barco más grande y lujoso construido hasta ese momento se convirtiera en el pecio más famoso de la historia. Morgan Robertson en su novela The wreck of the Titan ya había relatado cómo un barco similar al Titanic naufragaba en un lugar parecido. El viaje narrado era justo al contrario que el realizado por el Titanic y las condiciones del océano mucho más hostiles. Tal vez si alguien hubiera leído la novela con atención podría haber pensado que ningún barco es insumergible. Y, sin embargo, la naviera White Star (propietaria del Titanic) vendió la idea contraria: era imposible que un barco como el Titanic pudiera naufragar. Eran las 23.40 horas del 14 de abril de 1912 cuando el Titanic impactó con un iceberg en mitad del Atlántico Norte. La posición del barco era 41.44 N 50.24 W. 269 metros de eslora, 25 de manga, capaz de desplazar más de 52.000 toneladas, 159 hornos de carbón para alimentar 29 calderas que desarrollaban casi 60.000 caballos de fuerza, toneladas de los mejores alimentos que pudieran encontrarse. Y 2.224 personas a bordo sumando los pasajeros de primera, segunda y tercera clase, además de la tripulación. Los 17 compartimentos estanco que parecían asegurar la flotabilidad del Titanic comenzaron a inundarse de agua sin remedio. El iceberg había dañado el casco abriendo una enorme vía de al menos 100 metros. ¿Cómo es posible que ocurriera esta tragedia? Entre otras cosas, se recibieron varios avisos sobre la existencia de hielo en la ruta. Pudo ocurrir que alguno de los mensajes no llegara hasta el capitán Ewward John Smith; parece ser que un barco cercano al Titanic intentó avisar del peligro inminente y los radiotelegrafistas discutieron, por lo que el mensaje nunca llegó a transmitirse. Lo cierto es que el Titanic navegaba a una velocidad excesiva. Por si era poco, el oficial que, antes de zarpar, tenía en su poder la llave del armario

Cubierta del Titanic en la que se pueden observar los botes salvavidas, insuficientes para todo el pasaje.

TITANIC

El hundimiento de toda una ensoñación El barco medía 269 metros de eslora y 25 de manga.

en el que se guardaban los prismáticos (herramienta indispensable para localizar peligros) fue destinado a otro barco poco antes de zarpar el Titanic. El armario estaba cerrado, los prismáticos dentro y los dos hombres encargados de avisar en caso de ver algo que interfiriera la navegación tenían que conformarse con su capacidad visual. Tras el impacto, parece ser que la valoración de los daños se hizo con lentitud. Cuando se ordenó evacuar el barco había pasado un tiempo precioso. Por si era poco, los botes salvavidas eran muy escasos y los pescantes funcionaron mal, por lo que más de la mitad del pasaje estaba condenado a morir ahogado. La reglamentación de la época no obligaba a llevar un número de botes tal que todos los pasajeros y tripulantes pudieran tomar uno en caso de emergencia. Se ordenó que fueran los niños y las mujeres los que fueran ocupando su sitio en los botes salvavidas. En realidad, también fue importante que esas mujeres y niños fueran pasajeros de primera, segunda o tercera clase. Pagar 800 libras por el pasaje en primera clase parece que otorgaba derechos en todos los sentidos. Un fogonero que ganaba 2 libras a la semana era considerado por la clase alta como una especie de ser sin los derechos que da el dinero. Aunque más de un millonario no pudo contar su viaje. J. J. Astor, Isidor Straus y su esposa o Benjamin Guggenheim, son un ejemplo. Hay que decir que la señora Straus rechazó su puesto en el bote de salvamento para quedarse con su marido, como hicieron muchas mujeres aquella noche. Las seis brechas que se habían abierto como consecuencia del impacto en las placas de estribor hicieron que el hundimiento del barco fuera mucho más rápido de lo esperado. El buque más cercano, el Carpathia, llegaría mucho después de producirse el hundimiento y solo podría rescatar a los 711 que habían tenido la suerte de ocupar un lugar en los botes. Botes que, por cierto, fueron desaprovechados al no ocupar toda la capacidad posible. Y botes, que por cierto, no regresaron para salvar a los que nadaban desesperados una vez que el Titanic había desaparecido. Solo uno regresó para encontrar hombres y mujeres congelados. Se recuperaron 328 de los 1.517 muertos en el accidente. 306 una semana después del hundimiento cuando los encontró el buque Mackay-Bennett. El hundimiento del Titanic ha dado lugar a una gran cantidad de leyendas, de misterios, de ocultaciones y de mentiras. Aunque, en realidad, es la suma de cientos de historias personales. ~


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El ideario común suele nutrirse de lo que se conoce a través del cine o de la literatura. Por ello, las exposiciones sobre asuntos tan míticos como puede ser el hundimiento del Titanic resultan tan atractivas Gabriel Ramírez Lozano {Hasta el próximo día 6 de marzo de 2016 se puede visitar la exposición Titanic. The Exhibition instalada en el Fernán Gómez – Centro Cultural de la Villa de Madrid. Las recreaciones de los pasillos del Titanic, los camarotes en los que descansaron los pasajeros de las distintas clases, los diferentes objetos que se han ido recuperando a lo largo del tiempo o cartas manuscritas de tripulantes y pasajeros, convierten la visita en un tiempo de reflexión muy emocionante. El Titanic naufragó y con él una época entera. Pero, sobre todo, el Titanic trasladaba a cientos de personas, con sus equipajes y con sus sueños por realizar. Se troncharon las esperanzas de cientos de personas como si fueran juncos y sus esperanzas descansan en el fondo del mar como si fueran pecios minúsculos e invisibles. Los supervivientes tuvieron que afrontar situaciones nuevas que nunca antes habían soñado. Más de una dama del pasaje

The Exhibition: Hora y media navegando a bordo del Titanic era pobre al día siguiente de producirse el naufragio puesto que todas sus joyas se habían perdido, puesto que su marido y los documentos que les convertían en pudientes se habían hundido junto a miles de toneladas de acero unidas por más de tres millones de remaches. Es, con seguridad, el mayor acierto de la exposición: las historias personales son las que hacen del Titanic un barco legendario y su hundimiento una tragedia de dimensiones colosales. Y así está enfocada la muestra. Cada objeto expuesto nos habla

del pasajero al que perteneció o hizo uso de él. Una manta original que utilizó la pasajera de tercera clase Velin Ohman; las botitas que calzaba la niña Louise Kink en el momento de producirse el naufragio; vajillas de plata y de loza, hamacas o tickets y telegramas originales. Algunas cartas nos hablan del destino, de cómo algunas personas no viajaron por distintos motivos y evitaron una muerte segura. Las listas de pasajeros muertos y la de cadáveres recuperados nos anclan al suelo y dejamos de pensar en las

Reproducción de la gran escalinata. Era una de las dos escaleras que servían como entrada de la primera clase y el elemento decorativo más conocido del Titanic. / © Musealia

Botas que calzaba la pequeña Louise Kink en el momento del naufragio. Sobre estas líneas, la niña posa junto a su madre. / © Musealia

Recreación de los pasillos del pecio y algunos de los objetos encontrados tras el naufragio. / © Musealia

películas o en las novelas para acercarnos a la realidad. También podemos disfrutar de piezas del barco. Una ventana original, un mamparo de cierre que debería haber hecho del Titanic una nave insumergible, un trozo de carbón rescatado de las profundidades que hubiera servido para que el Titanic continuase navegando hasta su destino. Resultan especialmente atractivas las recreaciones de los camarotes y de los pasillos por los que los pasajeros transitaron durante el primer y único viaje del barco. La visita se realiza con un audífono individual en el que se relata todo aquello que el visitante puede ir viendo. Fotografías, vitrinas con objetos diversos y elementos como, por ejemplo, la recreación de un pequeño iceberg o la maqueta del RMS Titanic. Si usted no tuvo la oportunidad de visitar la exposición durante el tiempo que se pudo ver en Sevilla tiene, ahora, una excelente oportunidad de hacerlo aprovechando un viaje a Madrid. ~


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Todos los hechos históricos de relevancia han tenido su película. Excelentes o lamentables, pero la han tenido. En el caso del hundimiento del Titanic los trabajos se acumulan a medida que pasa el tiempo. Inolvidables, maravillosos, patéticos, mediocres Nirek Sabal {Son muchas las películas en las que se narra el hundimiento más famoso de la historia de la navegación. Con mejor o peor suerte, la industria cinematográfica vuelve, una y otra vez, a la posición 41.44 N 50.24 W, un lugar que se encuentra en el Atlántico Norte y en el que descansa el pecio que acumula mayor número de leyendas, mentiras, ocultaciones y tragedias personales. Elegimos tres de ellas para ilustrar ese sentimiento excepcionalmente trágico que envuelve el naufragio; lleno de muerte y, por tanto, de historias minúsculas propiedad de cientos de personas que nunca serán contadas; pero, también, la condición de hecho relevante para la historia y la oportunidad que representa cualquier catástrofe para que algunos intenten aprovechar la situación.

‘TITANIC’ (1943) Joseph Goebbels, ministro para la ilustración pública y propaganda de la Alemania nazi, encargó al realizador Herbert Selpin que filmara una película sobre el hundimiento del RMS Titanic. La idea era que sirviera como crítica a los ingleses y quedase demostrado lo perversos que podían llegar a ser. Para que se hagan una idea, la película termina con una frase que dice «1.500 muertes siguen sin castigo… todo por la locura y el lucro de Inglaterra». Sin embargo, no llegó a proyectarse en suelo alemán. Goebbels pensó que ese hundimiento podía compararse por parte del pueblo con el propio que estaba sufriendo Alemania (la guerra se estaba poniendo fea) y decidió que solo se vería en los países ocupados, que podían comparar la tragedia del Titanic con lo que les diese la gana. Selpin fue arrestado antes de terminar el rodaje. Hizo unas declaraciones sobre el régimen que no gustaron mucho. Le encarcelaron y, poco después, apareció muerto en su celda. No sabemos si se suicidó (versión oficial) o si le ayudaron a alcanzar la vida eterna (versión plausible). Robert Klinger sustituyó al finado y entregó Titanic, una película absolutamente lamentable. El héroe es Petersen, un oficial

De la propaganda nazi al amor verdadero

Una inefable película alemana echaba la culpa de todo a unos ingleses pintados como diablos alemán que forma parte de la tripulación y que lucha para que los malvados británicos no se salgan con la suya. La naviera está en ruinas y necesitan batir marcas de velocidad; los pasajeros son una especie de monstruos que ponen por delante de cualquier cosa su interés personal, los alemanes a bordo son hombres y mujeres que luchan por la libertad del ser humano mientras que

el resto llevan un tridente bajo la ropa y desprenden un olor a azufre que no se puede aguantar… No se respeta un dato histórico, todo se maquilla lo suficiente para dibujar a los británicos con trazos malignos. La factura técnica no está mal del todo. Incluso alguna interpretación es correcta, pero el conjunto resulta espantoso. Como todo el mundo sabe, los nazis perdieron la guerra a pesar de Titanic. ‘LA ÚLTIMA NOCHE DEL TITANIC’ (A NIGHT TO REMEMBER, 1958) Los 123 minutos de esta película son inquietantes, trágicos, intensos. Es,


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o insignificantes. En blanco y negro; en color. Es tal la cantidad de historias que se arremolinan alrededor de uno de los buques más famosos de la historia que cabe el amor, la propaganda política, la sobriedad o los despliegues técnicos más abrumadores

gran salvar la vida o la pierden. Roy Ward Baker la dirige con elegancia y deja abiertas algunas puertas importantes. Cada cual tendrá que entornarlas o cerrarlas. El asunto del barco que acude al rescate poniendo en juego su propia seguridad y del que no parece ver las señales que envían desde el Titanic estando mucho más cerca nos hace reflexionar sobre algunas cosas y, sobre todo, nos indica que esta tragedia, como siempre ocurre, fue un cúmulo de errores incomprensibles. Algunas de las escenas de A Night to Remember serían utilizadas por Cameron en su película Titanic. Tal cual. Eso sí, en color. Del mismo modo, la novela que firmó el escritor Walter Lord sería el sustento de la trama en ambos trabajos. La fotografía es estupenda y la partitura de William Alwyn lo mismo. Alguien que esté interesado en el hundimiento del Titanic no puede dejar de ver la cinta.

posiblemente, la mejor película que se haya rodado sobre el hundimiento del RMS Titanic. La opinión más extendida es que se trata de la cinta que más y mejor se ciñe a lo que sucedió aquel 15 de abril de 1912. El ritmo narrativo de la película es impecable y, además, predomina sobre cualquier aderezo superficial. Nos cuentan con sobriedad; de una forma puramente descriptiva, casi rozando la estética documental, con rapidez, sin dejar tiempo al espectador para que se distraiga con asuntos que no aportan gran cosa a la trama. Los personajes se dibujan levemente y no hay protagonistas. Eso hace que no podamos involucrarnos emocio-

Los cinéfilos señalan al filme de 1958 como el mejor realizado sobre el hundimiento del navío nalmente con ninguno de ellos y que prime la acción. Solo hay un momento en el que un padre se despide de su esposa y de sus tres hijos. Sabemos algo más de ellos y la escena invita a que sintamos cierta compasión. El resto se desarrolla sin que podamos sentirnos involucrados con un pasajero, con su pasado o con la tragedia que deja atrás. Son todos personas en peligro que lo-

‘TITANIC’ (1997) Al contrario que en La última noche del Titanic, la película de James Cameron intenta involucrar al espectador en el plano emocional sin esconder sus intenciones ni un minuto. La mujer que va a narrar lo que sucedió dice que aún puede oler la pintura recién usada en el barco al referirse al día que embarca. Todo es sensación, todo es sentimiento, todo es una adorable mentira que la ficción convertirá en una verdad arrebatadora que nos arrastrará sin compasión durante algo más de tres horas. La película gustará más o menos; el guión podrá discutirse y habrá quien afirme (con razón) que podría ser mejor; pero Titanic tiene un lugar importante reservado en la historia

del cine y está más que justificado que así sea. La película tiene dos partes. La primera nos muestra una historia de amor gigantesca. Pero, además, ya nos avisa del clasismo, de la estupidez, de las diferencias entre pobres y ricos; y de formas de entender la vida contrapuestas. Y nos obliga a empatizar. Porque este realizador es el claro ejemplo de profesional que logra construir personajes extraordinarios. Y contra eso no hay espectador que pueda luchar. Los personajes de Kate Winslet y Leonardo di Caprio crecen, nos abrazan y nos condenan a sentir lo mismo que ellos. Tanto la actriz como el actor defienden sus papeles sin remilgos, resultan convincentes, están estupendos. No hace falta decir que el despliegue técnico hace todo más fácil. Y no me refiero solo a todo lo que tiene que ver con el barco y con las imágenes de ordenador. La fotografía es excelente, la música también, los efectos especiales y visuales lo mismo, el maquillaje, el vestuario... Todo está cuidadísimo. 200 millones de dólares dan para mucho. Cameron, al terminar el primer tramo de la cinta, ya tenía todo preparado para que el desastre del Titanic fuera cosa de todos. La segunda parte de la película es pura tragedia. El Titanic se hunde. Y es un espectáculo difícil de igualar. Aunque, sin duda, hay dos escenas que sobresalen. Los músicos tocando en la cubierta (uno de los personajes dice «música para morir; ahora sé que estoy en primera clase» en un momento de humor negro extraordinario) resulta inolvidable. Billy Zane pegando tiros en una persecución estúpida que Cameron incluye para reforzar la historia de amor cuando el asunto ya no importa porque lo importante es que 1.500 personas van a morir. Esta escena también es inolvidable aunque por ser un desastre absoluto. El trabajo de Cameron ha sido muy criticado por algunos. No seré yo quien quite la razón a los que lo han hecho. Pero sí creo que es injusto tachar está película de castaña. Como ven, cuando lo que se cuenta está rodeado de leyenda, de grandeza, de maldad, de errores o de gran estupidez; cabe casi todo. Otra cosa es que el hueco lo intente aprovechar Goebbels y que el resultado sea tan aparatoso como inservible. Pero caber, cabe todo. ~


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Especial Titanic

Bienvenido al Titanic. A lo largo de su viaje disfrutará de todas las mejores comodidades. ¡Pero, atención! Antes de embarcar deberá especificar debidamente si su billete es de primera, de segunda, o de tercera clase, ya que

Viajeros de primera y de tercera Noelia Salcedo {¿Privilegios en tercera? Efectivamente. Pese a la idea que tradicionalmente el cine nos ha formado sobre cómo sería el perfil de un pasajero de tercera clase, lo cierto es que disponer del capital suficiente para adquirir un billete en el transatlántico ya era, de lejos, todo un lujo. Hablemos de dinero. Un billete en tercera costaba 8 libras mientras que uno en primera clase del Titanic valdría alrededor de 100 veces más que uno de tercera. Esas ocho libras eran el equivalente a la renta de un año en un apartamento en un barrio obrero. O lo que es lo mismo, un trabajador tenía que ahorrar durante cinco a diez años para poder pagar el pasaje. ¿Entonces, eran ricos los de tercera? No exactamente, pero su poder adquisitivo era mucho mayor de lo que podemos imaginar. La cuestión se complica

cuando los comparamos con los pasajeros de primera clase. Las verjas que separaban los camarotes de la tercera clase del resto existieron. Con ellas pretendían ahuyentar a los curiosos que pudiesen incomodar a los miembros del pasaje más distinguido. Pero en realidad el Titanic no estaba pensado para estos últimos, sino para los emigrantes. Corría el año 1912 y si algo nos quedó claro en las clases de Historia es que el mundo estaba cambiando. El nuevo transatlántico se creó pensando en las grandes masas de emigrantes que se movían por Europa buscando una oportunidad mejor y serían ellos los que se harían con la mayor parte de los pases de tercera clase. Diferencias antes de zarpar Ciudadanos de todas partes del continente llegaron a Southampton pa-

Las diferencias entre los camarotes de primera y tercera eran tremendas. Basta con observar las imágenes que acompañan a este texto.

ra partir en el navío que les llevaría a empezar una nueva vida en Estados Unidos. Algunas de las diferencias entre éstos y sus vecinos de primera clase las vemos en el propio hotel en el que se hospedaron antes de zarpar, en la propia ciudad de Southampton. El South Western House fue el favorito de los más adinerados y estaba considerado el mejor y más caro de la ciudad. Sus salones de baile y su cocina de alto nivel daban buena cuenta de ello. Nada que ver con el Atlantic Hotel, compuesto por un bloque de apartamentos en el que los pasajeros de tercera podían hospedarse compar-

El nuevo trasatlántico se creó pensando en las grandes masas de emigrantes

tiendo habitación con hasta diez personas todos juntos en el suelo. Y es que, a la larga, a la White Star Line le resultaba más rentable potenciar este tipo de pasaje, mucho menos exigente. Mientras la primera clase exigía unas condiciones ostentosas de confort y lujo, la tercera clase buscaba seguridad y comida aceptable. Y la verdad es que lo encontraron: sopa de guisantes, avena, croquetas de bacalao, queso con pepinillos, carne con arroz y curry, pan con mantequilla, roast beef, patatas hervidas y arenque ahumado, todo un festín para aquellos tiempos. Los menús entre primera, segunda y tercera clase distaban considerablemente unos de otros y por su parte los de primera disfrutaban de ostras, salmón pochado con salsa muselina, pepinos, filet mignon, codorniz, cordero, foie gras, éclairs, o


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cada modalidad le permitirá disfrutar de unos u otros privilegios. Las diferencias fueron evidentes desde antes de zarpar, en el propio trato a los pasajeros, los espacios que ocupaban y, también, cuando comenzó el desastre final

Comedor de primera clase del Titanic.

melocotones en chartreuse. Casi nada. El trato tampoco es que fuera uno de los puntos fuertes a bordo del Titanic. Existía un verdadero temor a contraer enfermedades, más propias de los ciudadanos que no estaban bien posicionados. Relatos de la época cuentan cómo el pasaje de tercera debía desabotonar sus mangas y mostrar las marcas en sus brazos antes de embarcar como prueba de haber sido vacunados anteriormente. Aquel que no las tuviera recibía su vacuna in situ, sin grandes controles de sanidad. Nada que ver con el pasajero de primera quien, debido a su condición, se presuponía debidamente vacunado. Contrastes por dentro y por fuera El año 1912 fue el año de declive del corsé. Y sin él, la moda se volvió cambiante y caprichosa. Las mujeres de primera clase utilizaban ves-

tidos de tonos oscuros en el caso de las más adultas y de colores pastel en el caso de las jóvenes. Las damas continuaban usando sombrero, aunque de menor tamaño que los usados en épocas anteriores, aunque a menudo lucían flores. El pelo se recogía con finísimo hilos de oro y, como las pelucas ya no estaban de moda, el cuidado del cabello aumentó y se realizaban elaborados recogidos manteniendo la forma y color natural. Los hombres de primera continuaban usando traje, aunque en un modelo más sencillo y similar al actual. Nada que ver con los hombres y mujeres de la clase media, quienes optaron por atuendos más cómodos. En el caso de las mujeres, se aficionaron al uso del rebozo. La prenda se asentó no tanto por estética sino por su utilidad, aunque no tardaron en decorarse con pinturas. Sus faldas eran largas

y hasta los tobillos, y las blusas de manga larga y cuello alto. Los hombres de tercera simplemente vestían con pantalón y una cómoda camisa blanca, aunque sin prescindir de los sombreros. Llega la hora de dormir y vuelven a aparecer las diferencias. Por supuesto los viajeros de primera, de segunda y de tercera ocupaban distintas zonas del barco. Pero, mientras los de primera disfrutaban de camarotes individuales, los de tercera se veían obligados a compartir. Los de tercera se disponían en torno a la proa y popa del barco en compartimentos compuestos

Algunas de las familias de primera clase que embarcaron en el pecio.

Los pasajeros de primera tenían camarotes individuales, los de tercera compartían

por una cama a cada lado de la pared y un pequeño aseo separándolas. No podemos olvidarnos de que en el año 1912 hombres y mujeres solteros debían permanecer separados por lo que a ellos les tocaba ocupar la proa y a ellas, la popa. Bien lejos, por si acaso. Más de un siglo ha pasado desde que el Titanic realizara su primer y único viaje y nunca deja de sorprendernos la variedad de costumbres de los más de 2.000 pasajeros que iban a bordo. Aunque si las diferencias entre primera y tercera clase nos parece algo del pasado siempre podemos hacer un experimento en la actualidad. Accede a la página web de alguna aerolínea y simula la compra del próximo vuelo a Estados Unidos. Echa un vistazo a sus precios. ¿Y bien? ¿Eres de los que viajan en preferente o en clase turista? ~


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Especial Titanic La industria editorial siempre está dispuesta a poner las máquinas a toda potencia si ocurre algo que se pueda contar. Ya sea en forma de novela, de poemario o de ensayo. Una oportunidad única es la gran tragedia. Sea cual sea. ...sentir la tragedia

...conocer la tragedia

El hundimiento del Titanic

Los diez del Titanic

Gabriel Ramírez Lozano {Hans Magnus Enzensberger (Baviera, 1929) publicó el año 1978 uno de los poemarios más bellos del siglo XX. Es un poema épico que narra el hundimiento del Titanic, pero, al mismo tiempo el naufragio de todo un mundo lastrado por la arrogancia, por el endiosamiento, por un clasismo insoportable, por la carencia de ideologías que quedaron anegadas en la falta de compromiso y la desidia. Los poemas van de la experiencia del autor cuando residía en La Habana, gritando el marxismo como única puerta al futuro, a la mecánica de la escritura; de la ideología más potente a la falta de anclajes a la realidad; del sueño del Titanic a los cuerpos helados que flotaron en el Atlántico Norte. Enzensberger sabe que el camino de la poe-

sía actual, de la poesía mayor, es el que lleva a la construcción del personaje desde la épica. Y eso es lo que hace en El hundimiento del Titanic. Construye y dibuja, una y otra vez, el perfil que busca; intenta dar una explicación a lo que ha sucedido, al fracaso monumental que ha resultado ser el mundo en el que vivimos. El libro sigue siendo moderno y evoca todo aquello que se hace imprescindible para el hombre moderno. 33 cantos nos hablan de una catástrofe que pudo evitarse aunque entre todos la convertimos en necesaria. Varios poemas nos sumergen en los aspectos que completan el libro para convertirlo en un canto al futuro que tenemos por delante. Gris e inquietante. El hundimiento del Titanic es deudor de La divina comedia de Dante. El autor no lo oculta. Al contrario, hace referencia explícita al propio Dante para que no haya lugar a la duda. Se puede saber a

...entender la tragedia

El Titanic G.R.L. {La editorial Gadir editó el año 2012 un interesantísimo libro firmado por Joseph Conrad que incluye dos textos. El primero titulado Algunas reflexiones sobre la pérdida del Titanic. Ciertos aspectos de la admirable investigación sobre la pérdida del Titanic es el segundo. Junto con un excelente prólogo de Fernando Baeta, los textos de Conrad se presentan con el título El Titanic. Conrad, además de un excelente escritor, fue marino. De hecho, su obra está impregnada de sus experiencias al navegar. Una vez que el Titanic se hundió y que las noticias y opiniones se multiplicaban, una vez que las comisiones de investigación comenzaron su labor, Conrad no dudó en dejar por escrito sus opiniones sobre lo sucedido. El escritor carga contra todo lo que le parece injusto o

absurdo. Los asuntos técnicos y los morales son comentados con profundidad, con rigor, con crudeza y, en algunos momentos, con una ironía fabulosa. El autor pide, por ejemplo, que no se considere ganado al pasaje de tercera clase; pone en duda que un buque del tamaño del Titanic sea manejable y, por supuesto, insumergible; deja constancia de su queja res-

estas alturas qué pasó aquella noche en el océano. Con todo detalle. Pero si queremos saber qué se sintió, cómo la herida alcanzó a todo una civilización, no hay otro camino posible que la épica de H. M. Enzensberger. Como ejemplo sirve el Canto XI: Déjennos salir/ Nos estamos asfixiando/ Nuestro furgón de ganado se estremece/ Nuestro armario se tambalea/ Nuestro ataúd gorgotea/ Luchamos en las escaleras/ Golpeamos los paneles/ Forzamos las puertas/ Déjennos salir/ Somos muchos aquí/ cada vez somos más/ luchando/ por una pulgada de espacio/ por un tablón/ Estamos demasiado hacinados/ para quitarnos los piojos/ para cuidarnos o pelearnos./ El carterista no puede levantar/ su mano delgada/ ni el asesino la daga/ Nos asfixiamos unos a otros/ Nuestra furia encerrada/ nos levanta la piel/ y expira/ De pronto somos/ terriblemente muchos/ Aplastamos como masa blanda/ a los que ya han sido atropellados/ Un pudín de pánico/ apestando a miedo/ agrio y ratonil/ Nos hinchamos y hundimos flácidos y suaves. ~ Calificación: Imprescindible. Tipo de lectura: Evocadora. Tipo de lector: Aficionados a la poesía y los que quieran mirar desde un lugar distinto. ¿Dónde puede leerse?: Junto a las fotos del pasado.

pecto al número de botes salvavidas; ridiculiza las nuevas formas de entender la navegación (resulta especialmente irónica la zona expositiva en la que Conrad invita a dirigir el barco contra el peligro en lugar de intentar evitarlo); explica cómo era inevitable el hundimiento del Titanic habiéndose dado las circunstancias por todos conocidas. Pero, también, habla de la arrogancia del armador, de la estupidez de las clases sociales más altas, de lo que significa el hundimiento del Titanic para el mundo entero, es decir, del hundimiento de toda una época. El Titanic es un libro muy recomendable para todo el que quiera entender por qué y cómo pudo evitarse una tragedia tan enorme como el propio Titanic. ~ Calificación: Excelente. Tipo de lectura: Fácil y deslumbrante en su conjunto. Tipo de lector: Cualquiera se puede acercar a este texto. Al fin y al cabo es Conrad. Argumento: Adiós a la época eduardiana. ¿Dónde puede leerse?: En casa, con papel y lápiz cerca.

G. R. L. {El año 2012 se cumplían 100 años del hundimiento del Titanic. Se publicaron varios libros que hablaban sobre esta tragedia marítima; la más famosa de todos los tiempos. Los diez del Titanic es uno de esos libros. Javier Reyero, Cristina Mosquera y Nacho Montero se animaron a relatar lo que ocurrió aquel 15 de abril de 1912 aportando, como gran novedad, las historias de 10 españoles que viajaban en el Titanic. Aunque el libro es repetición de lo que ya se sabía y los 10 españoles son más una excusa que una razón para escribir. Lo que les sucedió a María Josefa Peñasco, Fermina Oliva, Víctor Peñasco, Encarnación Reynaldo, Emilio Pallás, Julián Padró, Florentina Durán, Asunción Durán, Juan Monros y Servando Oviés, es lo que le sucedió a todos los que formaban el pasaje del RMS Titanic. Se trata más de curiosidades que de una aportación suculenta al relato del desastre que se vivió aquella noche en el Atlántico Norte. La primera parte está dedicada a los 10 españoles, a su vida antes de embarcar en el Titanic; es una acumulación de datos biográficos y poco más. La última está centrada en el después, aunque sin un desarrollo que merezca gran interés. La zona central es la que se extiende para narrar lo que terminó siendo un encadenamiento inmenso de errores que acabaron con el barco reposando en el fondo del océano. El lector que quiera saber qué pasó para que un barco como este naufragara en su primer viaje transoceánico puede encontrar en Los diez del Titanic lo que necesita. Contiene lo fundamental; la bibliografía en la que se sustenta es amplia y el producto final es aceptable. Lo que resulta molesto es lo mal editado que está. Son muchos los gazapos que salpican las 200 páginas del volumen. Se incluye un Dvd titulado La construcción del Titanic que resulta curioso. ~ Calificación: Interesante. Tipo de lectura: Fácil. Tipo de lector: Interesados en hundimientos con toque cañí. Argumento: Sálvese quien pueda ¿Dónde puede leerse?: En tierra firme, sin duda. Y cruzando los dedos.


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Arte

es_aladar... Sevilla. El mundo del arte contemporáneo supone un laberinto, un entramado lioso construido en base a provocaciones de cada vez más dudosa calidad o una originalidad que cada vez lo es menos. Hace falta el hilo de un ovillo para no perderse

‘We are looking for’ Pablo Navarro {Hasta el próximo 15 de noviembre puede contemplarse en la sala Santa Inés la exposición We are looking for (buscamos), una propuesta artística de Fuentesal&Arenillas para el programa Iniciarte en la que ambos artistas mantienen un diálogo de dualidades enfrentadas en diversos formatos. La tradición griega recoge que, para que no se perdiese, Ariadna entregó a Teseo un ovillo de lana al entrar al laberinto donde habría de enfrentarse al Minotauro. En el mundo en el que vivimos, el propio arte contemporáneo supone un laberíntico entramado construido a base de una provocación de dudosa calidad o una originalidad cada vez más en entredicho. Frente a estos dos hechos, la búsqueda se plantea como una buena opción de ensayo y error, a modo de ovillo de lana. No es muy habitual que el título de una exposición ilustre un concepto de una manera tan global como la muestra en las que nos sumergimos en esta ocasión. Ambos creadores plantean una búsqueda que oscila desde la propia creación artística, en la presentación de las obras como un recorrido casi de taller, y con un horizonte que

mira a la propia carrera artística. Desde la óptica multidisciplinar de sus propuestas, saltan, exploran y cuestionan con las diferentes piezas que nos encontramos, que van desde la exploración pictórica a la fotografía, pasando por la instalación y apropiación objetos en una clave que se balancea en unas coordenadas cercanas al póvera (arte con materiales pobres). En la serie Carpets –campos de color sobre soportes generosos– resulta inevitable rememorar la tradición abstracta sevillana de los

años 70 con figuras como Gerardo Delgado o José Soto. Creaciones en la onda de series concretas como Hora de la siesta, del primero, u otras como los wallpapers (fondos de escritorio) de Felipe Candel, en la media que estas alfombras visten el muro, lo dotan de una personalidad más allá del mero soporte de la obra para crear armonías con los diferentes planos de color. Talgo es una serie de fotografías sin mucho artificio en la que se ilustra la idea de un viaje en este tren articulado, que enlaza perfec-

Obras en la exposición We are looking for.

tamente con la propuesta de búsqueda de todo el conjunto. El potencial de esta pieza reside en la visión de conjunto, y llega a rememorar el paso del tiempo durante el tránsito, en el que uno ya no sabe qué hacer hasta que llegue la estación de salida. El tándem ha venido mostrando interés en la instalación desde sus inicios, con obras muy acertadas bajo mi punto de vista, como Crédito suspendido o Primer intento de comprimir un libro de Agatha Christie. Para esta muestra encontramos tres propuestas dentro de este campo con desigual resultado, siendo la más efectista Snooker, donde se juega a la mímesis con bolas de billar y algunas naranjas camufladas entre las mismas. No puede uno sino rememorar la relación entre Inglaterra y Sevilla a través de los siempre socorridos cítricos. Pese a las limitaciones de la sala –algunas propuestas ganarían en espacios más diáfanos o en exteriores– We are looking for sugiere interesantes vías para profundizar en el futuro. No todas las obras convencen pero en eso consiste la búsqueda: método de trabajo, hipótesis y comprobación de las mismas. Hay trabajo para rato. ~


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Entrevista

En aquel salón, rodeadas de ilustraciones a carboncillo, obras de tinta con Uróboros enredados en busca del beso, una máscara de cristal con semblante serio que nos observaba en reflejo continuo de nosotras sentadas, collages y

«Reveladora del mundo invisible» Lola Montiel {Haciendo una pausa comienzo como siempre. Y es que todos o casi todos os preguntaréis: ¿Quién es Ariadna Pedemonte? Ariadna es, ante todo, una mujer muy discreta. Afirma ser ante todo artista plástica y andar siempre investigando otras áreas de interés artístico. En estos momentos centra todo su trabajo en el concepto humano como fuente de incógnitas y conocimientos desde un enfoque holístico. Valoramos el arte desde la educación, las nociones preconcebidas y aprendidas, pero, ¿es el arte algo innato en el ser humano o se presta a ser enseñado? «Creo que el arte nace con el ser humano, la mayoría de las personas que conozco siempre han tenido algún tipo de aptitud. Es verdad que, a través de la formación, conseguimos las herramientas para poder crear y podemos educar la visión. Supongo que el arte nace con nosotros de manera embrionaria y se va desarrollando con la práctica y persistencia al igual que un adulto. Lo que está claro es que si te quieres dedicar al mundo del arte se requiere una cuota de compromiso mucho mayor y este compromiso es equivalente a la pasión que le pongas al arte». Ariadna Pedemonte es Licenciada por la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, estuvo un año formándose en la facultad de Salamanca y en Winchester (Inglaterra). La tinta china es un medio de expresión predominante en la obra de Ariadna Pedemonte… «Mi trabajo se basa en el blanco y negro. Esta técnica de la tinta china me permite trabajar rápido y jugar con la mancha; trabajo siempre sobre mojado, es decir, realizo primero la mancha de agua y luego dibujo sobre ella. Esta técnica me permite conseguir gradaciones profundas. El proceso tradicional es muy interesante, estas inmerso en la tinta, puedes controlar el contraste, la saturación con la piedra rugosa especialmente diseñada para tal efecto llamada en japonés suzuri, la barra de sumi que es la barra de tinta sólida y el fude que es el pincel japonés. Es un arte complejo». «Intento hacer visible lo invisible». «Empecé realizando la obra Laberintos usando esta figura arquitectónica en el sentido más espiritual, es decir, el laberinto que está dentro de nosotros mismos: los di-

En la imagen podemos observar a la propia artista que forma parte de una de sus obras. / Lola Montiel

«Mi trabajo se basa en el blanco y negro. Uso la técnica de la tinta china» «El arte nace con nosotros de manera embrionaria y se va desarrollando con la práctica»

ferentes caminos que escogemos a lo largo de la vida. Repetimos acciones volviendo a pasar por los mismos sitios o encontramos nuevas opciones que no nos llevan a ninguna parte o, a veces, encontramos la salida astutamente o de casualidad. Es una gran metáfora de lo que es la vida. En esta línea continué el trabajo hacia la obra Uróboros, Cintas de moebius, todo aquello que recorra de diferentes maneras el espacio y el tiempo, un

lugar que a veces es el mismo y diferente a la vez y, ahora con la nueva obra, he dado un salto hacia la representación de la masa y la humanidad. La masa como homogenización global de la sociedad, una sociedad que paradójicamente está en perpetua búsqueda del otro, rodeados de gente y a la vez solos. Y el concepto de humanidad como seres que nos construimos a través del encuentro con otras personas, a través de la memoria y nuestras experiencias nos conformamos como seres completos. Me interesan las conexiones que se establecen entre las personas, ese hilo invisible que las une y lo difícil que es que se produzca el encuentro. Mi obra habla sobre la conexión que tenemos con el mundo y cómo nos relacionamos en él a través del tiempo y del espacio». Ariadna Pedemonte nos plantea la importancia del discurso creativo más allá del planteamiento estético. «Considero fundamental que la obra no solo esté dotada del valor estético, sino que también tenga profundidad. Últimamente veo demasiada superficialidad. Creo que el arte tiene que aportar conocimiento, tiene que trasmitir ideas, llegar a conclusiones… Eso es arte, es obra, es expresión. Es esa sensación de tener un cuadro delante y que se revele ante tus ojos, que hable sin pronunciar palabra. Siempre hay que trabajar en función a una idea o sentimiento». Ariadna es una mente inquieta y siempre está buscando nuevas formas de expandir su arte. Y hablo de expandir porque la palabra me viene como anillo al dedo. ¿Qué mejor que expandir para hablar sobre el medio por el que se mueve artísticamente? Con la tinta, no hay duda de que su actual formación en curso como tatuadora dará de qué hablar ya que, como ella misma afirma, trabaja sobre la idea del cuerpo humano y a través de él contar y plasmar una historia. ¿De dónde sale todo el universo que inspira a Ariadna Pedemonte? ¿Cuáles son tus referentes artísticos? «Maurits Cornelis Escher creo que se puede percibir en mi obra y otro de mis grandes referentes es Henry Moore. Me gusta la idea de cómo fusiona las imágenes formando una gran figura antropomorfa. Y los dibujos tradicionales orientales, también me interesa el arte primitivo e indígena, cómo representan la figura humana». Ariadna nos da su opinión sobre el arte en los tiempos que corren. «A nivel nacional, la crisis es palpable en todos los sentidos y, ni que decirlo, en el mundo del arte. Para marcar importancia, en Andalucía hay una gran carencia del sentido de contribuir o adquirir arte para seguir ayudando a crecer el arte de la comunidad. Esto en otras ciudades no pasa, hablamos


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óleos..., un suave ronroneo acompañado de té, el hogar que tanto dice de Ariadna Pedemonte. Una artista que centra todo su trabajo en el concepto humano como fuente de incógnitas y conocimiento

de Barcelona, Madrid, Bilbao... Es un momento muy frágil para los artistas, como tal, sigues produciendo obra, quieres trabajar en ello, pero es difícil alcanzar una recompensa económica. Al final tienes que buscar un trabajo o varios trabajos paralelos para poder conservar tu vocación artística y vivir con los sustentos básicos. El artista está en una situación precaria, se le tiene en poca consideración y hay que tener en cuenta que se realiza una labor importante de cara a la sociedad, ya que es el artista el espejo de su tiempo. El arte ha existido desde siempre, somos seres visuales. No se nos puede privar del arte, es parte de la cultura. Como factor social y generador del cambio puede llegar a generar cambios, pero ya sabemos que han eliminado la asignatura de arte como obligatoria en secundaria. Quieren que nos convirtamos en seres matemáticos, científicos, tecnológicos, fríos, sentir está de más. Lo hicieron con las artes plásticas, con la filosofía. Todo lo que esté enfocado a cultivar la mente, pensar, no interesa. Ahora nos encontramos con una cultura que está luchando por tener su lugar pero hay un gobierno que le da la espalda, no interesa que la gente piense, es mejor suprimir todo lo que aporte herramientas para cosechar cultura. Está claro que todo esto nos indica que hemos dado un paso hacia atrás». Espacio Sublima. Un espacio, taller, sala de exposiciones. «Espacio Sublima surgió con la convocatoria Sublima Eros, convocatoria internacional que construimos sobre el arte erótico realizado por mujeres, pretendiendo reivindicar una mirada femenina ante la idea preconcebida sobre lo que tiene que gustarle o no. Idea aprendi-

da durante años por el bombardeo de los mass media, medios controlados en su mayoría por hombres. Junto con Rosacruz Trigo, ilustradora y poeta sevillana, buscábamos mujeres que intentasen encontrar una nueva mirada libre de ese estereotipo preconcebido, una nueva visión. Lanzamos la convocatoria y fue el inicio de una idea más grande. Al abrir Sublima seguimos con la idea de Xabier Arakistain, director del centro cultural de Monte Hermoso de VitoriaGasteiz, que fue el primero en poner una cuota de paridad: Exponer 50% de artistas mujeres. Nosotras seguimos ese mínimo, nuestra intención es la de difundir y presentar arte que en otro tipo de circuito no tiene cabida, concienciado con las cuestiones de género. Esto es debido a la invisibilidad que sufre este género en el sector artístico». El punto de vista de Ariadna sobre el papel de la mujer en el arte. «El mundo del arte es complicado. Hay mucha discriminación. Sabemos que se expone a pocas artistas del mundo del arte contemporáneo y, repito, arte contemporáneo como arte actual, ya que se ha producido una criba importante con la mayoría de las artistas, sin mencionar los libros de historia del arte en los que, durante años y años, los historiadores tomaron la decisión de obviar a las mujeres. En el mundo del arte contemporáneo sólo un 9,4% de mujeres son expuestas individualmente en centros de arte oficiales, dato que está recogido estadísticas del MAV –Mujeres en las Artes Visuales (para más información: www.mav.org.es/)–. Como mujer artista lo veo claro: es un mundo dominado por hombres en el que, a veces, pesa más tu condición de

Ariadna Pedemonte usa la tinta china como técnica estrella en sus propuestas artísticas.

mujer que la propia obra. Estamos muy lejos de conseguir la igualdad y parece que cada vez que se habla de feminismo la gente se echa las manos a la cabeza. Hay que saber primero que significa la palabra. «Feminismo: Doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres». Próximos Proyectos y exposiciones. «En estos momentos expongo en el Centro Cívico Las Sirenas una muestra que se titula A través del cuerpo y trata sobre lo último que

estoy trabajando: el concepto de masa y de humanidad, cómo nos construimos en función de las personas que vamos conociendo, cómo formamos unos patrones humanos que, de lejos, aparentan ser similares y teniendo cerca te hacen capaz de ver la diferenciación de cada individuo». Consejos para l@s artistas. «El consejo que puedo dar desde mi experiencia es que se asocien, que nunca se den por vencidos, que tengan claro que el arte es importante aunque nos digan que no merece la pena, aunque los tiempos sean difíciles. Hay que resistir, hay que creer en uno mismo». ~


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Teatro

En el Teatro Fernán Gómez de Madrid puede verse hasta el 1 de noviembre la obra ‘Stockmann’, de Oriol Tarrasón: una adaptación del texto clásico ‘Un enemigo del pueblo’, de Henrik Ibsen. Esta adaptación nos permite pensar el panorama político actual

La insoportable inutilidad de la verdad Florencia del Campo {Tenemos un problema: «La verdad necesita fundamentos mucho más fuertes que cualquier mentira». Lo dijo Ibsen. En Un enemigo del pueblo, obra que escribió en 1883 y cuya actualidad temática nos vuelve a Ítalo Calvino en ¿Por qué leer a los clásicos?: «Los clásicos sirven para entender quiénes somos y adónde hemos llegado». La adaptación de Oriol Tarrasón, que comprime la obra original y focaliza el conflicto poniendo en el centro de la cuestión a uno de los personajes (precisamente a Stockmann), sin duda interpela al espectador, que sentado en una butaca de teatro, en el mes de octubre de 2015, a dos meses de las elecciones generales y demás contexto político general, no puede no preguntarse aquello: ¿quiénes somos?; ¿adónde hemos llegado? Y así como la puesta en escena rompe la cuarta pared cuando el espectador se convierte en pueblo, me parece que el espectador es pueblo todo el tiempo cuando la ficción no nos deja de interpelar sobre la realidad. Y en-

La obra puede verse hasta el 1 de noviembre en el Teatro Fernán Gómez (Madrid).

tonces: ¿quiénes somos? y ¿adónde hemos llegado? son las preguntas. O: ¿por qué ver a los clásicos? Concretamente en este caso: verla porque es una más que recomendable adaptación. Actual. Lúcida. Stockmann es el médico que descubre que las aguas que alimentan el balneario de su ciudad, que es el motor de la actividad económica o «la gallina de los huevos de oro», están contaminadas con cromo, una sustancia que pone en

riesgo la vida de toda la población. Ante la noticia, su esposa; la directora del periódico La voz del pueblo, y el representante de la actividad comercial o empresarial, le brindan su apoyo y se preocupan casi tanto

‘Stockmann’ es una buena alternativa teatral para disfrutar y preguntarse cosas

como él. Pero poco a poco, todos estos actores sociales comenzarán a empatizar con el discurso que se enfrenta al de Stockmann, encarnado en el alcalde de la ciudad y hermano del doctor. ¿Cuál es el problema? Que hacer público el conflicto medioambiental implicaría detener el funcionamiento (exitoso) del balneario y una pérdida sustancial de dinero, puesto que regularizar la situación con otro sistema de canalización supondría dos años de trabajo. El poder no está dispuesto a esto. Poder es: funcionarios políticos (alcalde), medios de comunicación (periódico) y dinero (empresas). La solución: tapar el caso, impedir que salga a la luz, que llegue al pueblo. Anteponer los intereses económicos a las cuestiones éticas, sociales y humanas. Sin embargo, Stockmann es un hombre que no se corrompe, y con el apoyo de su esposa defiende la verdad y la razón. Pero ya fue dicho el problema de la verdad. Y el de la razón es casi peor: «¿Y de qué te sirve la razón si no tienes poder?». Es en la escena de la asamblea cuando el espectador se convierte en pueblo. Allí, Stockmann intenta ser escuchado pero sus adversarios todo lo contrario: silenciarlo. Antes de lograrlo, el doctor llega a decir, a gritar, verdades que quedan del lado de la honestidad, la moral, la dignidad y el sentido común. Pero ese discurso acaba en la soledad: primero, Stockmann empapado (humillado) por agua que le vuelcan, que le arrojan, que le tiran a la cara y en la ropa para callarlo. Se la tiran incluso en las piernas cuando ya no podría ni andar. Agua es el arma, el mismo elemento que es fuente del problema. Luego, Stockmann solo. Queda solo el hombre que alza su voz, defiende una verdad y permanece en actitud digna a pesar de las presiones y el ataque. Con una escenografía extremadamente sencilla, un equipo de actores muy correcto en el que destaca la gran interpretación de Mario Tardón (alcalde), y momentos de mucho humor a pesar de la carga temática del texto, la obra se coloca en cartel como una buena alternativa teatral para disfrutar y preguntarse cosas… Cosas como qué sucede con la verdad y la razón ante el poder. Cosas como quiénes somos y adónde hemos llegado. Cosas como por qué… Por qué. Y somos pueblo, y somos espectadores. Y tal vez sea nuestra obligación civil y cultural pensar respuestas. Bien que haya un teatro actual (y de hace más de 130 años) que abra preguntas. ~

Coordinador: Gabriel Ramírez Lozano Colaboradores: Augusto F. Prieto, Florencia del Campo, Beatriz Silva, Daniel González Irala, David Mayo, Suplemento cultural editado por

Mara Sanz Gaite, María Eugenia Guzmán, Gracia Elena Miranda Balbuena, Paulo García Conde, Emma Camarero, Óscar Gómez, Carlota Montemayor, Carlos Serrato, Laura Villalba, Pablo Navarro, Paula Pinilla, Horacio Raya, Lola Montiel y Elisa Pelayo.


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