Miércoles, 29 de abril de 2015 Nº 49 @aladar_cultura
HISTORIA DEL JAZZ
Notas paridas con dolor Primera entrega de un serial dedicado a la evolución de un género musical imprescindible
Una visión del manga más oscuro y sangriento
‘La Dama de las Camelias’ en la literatura y la ópera
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Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Miércoles, 29 de abril de 2015
Música
Durante las próximas semanas haremos un repaso a la historia del jazz. No se trata de profundizar en algo que requeriría un espacio distinto y mucho mayor. La intención es señalar los asuntos importantes, los nombres
HISTORIA DEL JAZZ (I)
El nacimiento Gabriel Ramírez Lozano {Todavía hoy, el jazz es una música que no presenta problema alguno ante el noviazgo propuesto por otros estilos u otras formas de interpretar; desde el principio, no pierde su arraigo en el blues aunque está en constante movimiento, nada de lo anterior sirve al músico que interpreta jazz para poder mostrar cómo entiende él las cosas, cambia constantemente buscando nuevas formas con las que celebrar la vida. El jazz es la propia vida, su ritmo. Nació con esa vocación y la ha mantenido intacta hasta la fecha. Cuando comenzó a tomar forma, el jazz se fue dibujando como una forma de arte en el que la improvisación es fundamental, en el que un grupo de personas utilizando el lenguaje musical era capaz de dialogar para explicar. A principios del siglo XIX, en Nueva Orleans se concentraban personas de todas las nacionalidades imaginables. La convivencia era excelente entre ellos. Y allí había, también, esclavos negros. Siempre se apunta a esta ciudad como cuna del jazz aunque en cientos de lugares estaba pasando algo similar. Por una parte, el esclavo canta y sigue un ritmo concreto. No solo al hacer música. Estos hombres y mujeres aprenden la improvisación cuando se encuentran fuera de su entorno natural obligados con violencia. No saben qué hacer y aprenden improvisando. Eso se dejará notar en la música. Por otra, las costumbres norteamericanas, dada la gran cantidad de elementos culturales que se juntan en las diferentes ciudades, se van tiñendo de todo lo nuevo. El jazz es el producto de la mezcla de diferentes elementos culturales que antes eran independientes unos de otros. A este fenómeno de fusión se le llama sincretismo. Pero esto serviría, al mismo tiempo, para que apareciesen otras formas de expresión musical híbridas: el blues, el cajún o el zydeco. Aquellas ciudades, aquellos esclavos, fueron fundamentales en el nacimiento del jazz. En Nueva Orleans, durante 1817, permiten a los esclavos negros bailar y cantar en Congo Square. No solo se encontraban en las calles de Nueva Orleans negros africanos. Habían llegado de las Antillas esclavos que traían consigo ritmos
En Nueva Orleans (1817) los esclavos negros bailaban y cantaban en Congo Square.
caribeños, de Sudamérica otros que aportaban ritmos de trabajo y otros más eclesiales. Por otra parte, los criollos de color aportan un refinamiento musical muy europeo. Jelly Roll Morton (criollo y pionero del jazz) llegó a decir que «si no se consigue poner dejos españoles en las melodías nunca se tendrá lo que yo llamo el aliño adecuado para el jazz». Todo está preparado para que las músicas se mezclen, para que lleguen las primeras piezas que nos llevarán al nacimiento de una de las formas de música más importantes de la historia. Las calles se llenan de bandas de metal. Son muchos los desfiles que se acompañan con esta música. El Mardi Gras es una realidad. El desenfreno en la vida de Nueva Orleans es cada vez mayor, la prostitución y el juego son el gran negocio de la ciudad y, paradójicamente, la religiosidad –del cristianismo al budú– inunda la ciudad. Todo este movimiento está muy ligado a otro tipo de híbridos musicales que fueron dibujando el escenario más propicio para la irrupción de algo que se fuera elaborando con fuerza. Los minstrel shows o juglares son el ejemplo más claro. Nacen antes de la Guerra Civil y son ofrecidos por blancos, pintados de negro, que imitaban a los negros intentando ridiculizar las costumbres de los esclavos. Pero llegó el momento en que los negros, aprovechando algunas circunstancias permisivas, hicieron lo mismo en sentido inverso. Llegó un momento, cuando más aporta al nacimiento del jazz, en que la cosa de los minstrel shows es compleja. Sería algo así: imitación por parte de los negros de la caricatura que hicieron de sus costumbres los blancos (incluyendo la música) que interpretaban hombres blancos disfrazados de negros y negros disfrazados de blancos. Un híbrido que se proyecta sobre otro nuevo que es el jazz. La abolición de la esclavitud permitió que el jazz comenzase a existir. Se produce una explosión enorme de creatividad durante el tiempo que dura lo que se conoce como «la reconstrucción». Aunque en 1877, al retirarse las tropas del sur de Norteamérica, la ley blanca regresa con toda su brutalidad para cortar por lo sano todo aquello que representara cierto grado de liber-
Los protagonistas
BUDDY BOLDEN
JELLY ROLL MORTON
Trompetista. Es el creador de la conocida Big Four; salto en el cuarto compás; acentuación del segundo compás de una marcha que permite tocar con todos los gritos o lamentos posibles. Fue muy querido en el distrito de Storyville que, por aquel entonces, concentraba toda la actividad de la prostitución en Nueva Orleans. Porque el jazz hablaba de todo lo que sucedía allí. Bajo las sábanas o sobre ellas. Bolden terminó internado, hasta su muerte, en un centro psiquiátrico en Jackson (Luisiana).
Pianista criollo. Jelly Roll Morton comienza a tocar en prostíbulos siendo un adolescente. Le gustaba presumir, era charlatán, iba siempre bien vestido. Consigue sumar ragtime, lo que hacían los juglares y el blues. Y consigue un híbrido extraordinario. Él presumió siempre de ser el inventor del jazz. No era cierto, aunque sí es verdad que fue el primero en publicar sobre el papel y en crear standars. Creyó que el ritmo español era imprescindible en el jazz.
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Música
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imprescindibles y algunas de las obras que pueden ayudar a entender este tipo de música y su entorno. Comenzamos esta primera entrega intentando descubrir cuáles fueron las claves del nacimiento del jazz Jazz y cine ALREDEDOR DE LA BUENA MÚSICA ¿Le gusta el jazz? ¿Le gusta el cine? Si ha contestado sí a todo, eche un vistazo a la película Alrededor de la medianoche. El director Bertrand Tavernier intenta (sin exceptuar una sola escena de la película) que la música de Herbie Hancock evoque la secuencia que acompaña. Lo simbólico de la imagen, su significado más íntimo. Y que cada imagen dibuje el sonido trazando contornos de lo que se ve, o no, desde la música. En esta película, la música se funde con la imagen sin enseñar fisuras. Otra cosa es que guste más o menos. Es lenta y los actores (en su mayoría) son músicos. Por ejemplo, el gran Dexter Gordon interpreta el papel de un músico en horas bajas (Dale Turner, protagonistas de la trama) y, desde el principio, el espectador sabe que se interpreta a sí mismo. La música como única posibilidad de en-
tad de la población negra. Nueva Orleans se libra, en un principio, de este cambio tan brusco. Por ello, escapando de las llamadas leyes Jim Crow, llegan a la ciudad los que creen que tendrán un futuro algo más cómodo. Con ellos, desembarca el country blues. El blues busca más la estética que la degradación que manejaban los juglares. Es una música muy elástica y ya es totalmente americana. A diferencia de lo que siempre se ha creído, el blues no es triste. Al contrario, es una forma de escapar de la tristeza. Es pariente de los cantos de iglesia. Toda la música americana se teñirá de blues. Incluido el jazz. Actualmente, el blues nos lleva hasta una forma exacta en segmentos de doce compases que reposan en armonías de tónica, dominante y subdominante en los que dominan las llamadas blue notes. Este country blues evoluciona hasta lo que se conoció como blues clásico y en el que el predominio de las mujeres fue absoluto. Las cantantes femeninas desarrollaron grandes diferencias entre sexos como tema central. La conciencia femenina en asuntos de amor se hacía patente en la música. Aunque el jazz se ha mostrado más voluble y más abierto a cambios sorprendentes y el blues se ha mantenido firme en sus primeras estructuras, la relación entre blues y jazz ha seguido siendo muy estrecha. A veces, la pregunta es dónde acaba el blues y dónde comienza el
Edificio de Congo Square en Nueva Orleans en cuyo exterior se encuentra la escultura (abajo a la derecha) en homenaje a los comienzos del jazz.
jazz. En 1890, llega a Nueva Orleans un tipo de música que se uniría en ese comienzo del jazz a todo lo demás. Llega el ragtime. Alegre, fresco, sincopado, de la mano de los pianistas negros. Comienza a escucharse y a bailarse. Es el arquetipo de música revolucionaria. Edward Buxter llegó a decir que el ragtime era la «síncopa alocada». No todos entendían su significado. Ya estaba todo listo para que el jazz apareciese y se convirtiera en un tsunami brutal que arrasaría con la idea de música imperante. ~
tender el mundo; Turner como única posibilidad de entenderse a sí mismo. Esto hace de la película una cosa rarita. Extraña. Pero, al mismo tiempo, deliciosa, entrañable y muy acogedora. Por la pantalla desfilan contrabajistas (el gran Ron Carter), guitarristas (el no menos grande John McLauughlin) o el mismísimo Martin Scorsese en un papel menor. Y una niña (Gabrielle Haker) que luce una sonrisa de la que entre fusas puedes quedarte prendado por siempre jamás. Dale llega a París y entabla una extraña amistad con un dibujante (François Cluzet). Este cree estar en deuda con el saxofonista porque ha sobrevivido a un desastre personal gracias a su música. Cuida de él para compartir un nuevo rumbo en su vida. Turner, bebedor y perdedor incansable, terminará ocupando el lugar que él cree tener reservado para poder seguir siendo. Aunque sólo fuera por cerrar los ojos y escuchar, merecería la pena ver esta película.
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Ópera
es_aladar... Madrid. ‘La Traviata’ es una de esas obras que pueden hacer que una persona se enamore de la ópera por siempre jamás. Es una adaptación de la novela de Dumas ‘La Dama de las Camelias’, con todos los matices que introdujo Verdi, que deja intacta la esencia de la obra original. Amor, desenfreno, muerte, sexo... y una partitura portentosa
Gabriel Ramírez Lozano {La historia de Violetta Valéry está unida a la falta de casi todo. La muerte es sólo esa forma de ausencia que termina siendo el colofón a toda una vida. Ya lo expresó Alexandre Dumas en La Dama de las Camelias y así lo recoge Verdi en La Traviata. Y ante eso, el escenario en el que se desarrolla la obra se dibuja, necesariamente, como marco de la zona más oscura de la existencia del ser humano y antesala de un final tan trágico como necesario. Estamos acostumbrados a la luz y al lujo cuando nos presentan esta ópera. A espacios grandiosos en los que se mueven hombres y mujeres educados, elegantes, finos y representantes de lo más luminoso de las personas. Sin embargo, Violetta vive un mundo distinto, malvive entre alhajas que le permiten fingir una felicidad que compra a plazos, pero que nunca logra disfrutar. Tal vez sea esta versión de La Traviata menos atractiva o menos amable para el público aunque es la que más poso deja en el espectador sin lugar a dudas. Hasta el 9 de mayo, cada tarde de representación, el Teatro Real de Madrid se llena de un público que desea pasar un buen rato con una de las óperas que más agradan desde siempre. Un público que celebra la inclusión de obras clásicas y conocidas, de óperas amables, en el programa anual. Un público que no busca lo exquisito en las interpretaciones porque en las butacas se mezclan expertos, aficionados y personas que quieren acudir a la ópera por primera vez. ¿Es esto lo que debería ocurrir siempre? Desde luego que sí. Si la ópera es un espectáculo con el que debe disfrutar el público, que así sea. Los detalles, los matices, la valoración de lo exquisito, es cosa de los profesionales que son, al fin y al cabo, los que deben salvaguardar la esencia pura de cada obra. Y esto no está en contradicción con los trabajos nuevos, con las apuestas arriesgadas de los compositores actuales. Cada cosa tiene su sitio.
LA TRAVIATA
Flores que se marchitan David McVicar conoce bien la obra de Dumas. Y arrastra al escenario lo que en esas páginas aparece. Comienza la función con Alfredo caminando entre hojas secas que caen o ya están en el suelo. El público puede ver al mismo tiempo cómo el apartamento de Violetta y sus pertenencias están siendo valoradas para su subasta. Así comienza (más o menos) la novela de Dumas. El mundo se ha oscurecido por una muerte que estará presente en cada escena. Y McVicar lo rescata con espacios minimalistas, pequeños, dibujados sobre un fondo negro en el que todo se diluye en un gris opresivo, un negro que nos señala el lujo o la tristeza, el desenfreno en la cama o la muerte entre sábanas de raso. Los contrastes cromáticos son especialmente importantes du-
rante toda la ópera y el director de escena logra que, con pequeños detalles, podamos ir entendiendo el desarrollo argumental sin problemas. Por ejemplo, esas flores que se pueden ver en el último acto, en la zona del escenario en la que todo se difumina hasta desaparecer (una estructura traslúcida divide la escena con ese fin y, además, para reducir el espacio en el que se mueven los cantantes provocando una sensación de mayor opresión); esas flores, decía, están desperdigadas por el suelo, a punto de marchitarse sin remedio, sin luz que las haga ser bellas un poco más de tiempo. Como le sucede a Violetta en la cama mientras agoniza. Si bien no es lo más esperado para La Traviata, McVicar rescata la esencia más pro-
En la imagen de arriba, Ermonela Jaho (Violetta Valéry) junto a Francesco Demuro (Alfredo Germont) en la cama. Abajo, los protagonistas junto con el resto del reparto de ‘La Traviata’. / Fotos: Javier del Real (Teatro Real)
funda de la obra (incluida una imagen que señala el sexo como parte fundamental de la obra) y logra un efecto extraordinario. Por otra parte, todo hay que decirlo, McVicar deja que los cantantes se centren más en su interpretación vocal y olviden algunos aspectos dramáticos que sí pueden chocar al espectador. No hubiera estado mal cuidar más esa expresión corporal, esa colocación sobre el escenario de los personajes, esa lógica interacción entre ellos para explotar del todo el arco dramático de cada uno. Ermonela Jaho defiende su papel más que bien. A pesar de la falta de química con Francesco Demuro en los momentos más emotivos, logra un gran nivel dramático, enorme credibilidad y algunos momentos exquisitos con la voz. En el último acto es en el que despliega todo tipo de matices con los agudos que llegan al patio de butacas como ese tesoro que tanto quiere aplaudir el espectador. Demuro, un Alfredo algo plano, se defiende aunque no logra nada del otro mundo. Es, de todo el reparto, el que menos destaca. Porque, del mismo modo que la soprano se mete al público en el bolsillo, Juan Jesús Rodríguez consigue construir un Giorgio Germont estupendo y se gana a pulso una ovación merecidísima al concluir la representación. Renato Palumbo, director musical que debutaba en el Teatro Real, sin estar mal del todo, es el que ofrece mayores dudas con su trabajo. Sobre todo en el primer tramo de la obra hace y deshace de forma peligrosa. Las coloraturas desaparecidas, los matices musicales olvidados y el énfasis algo errático por momentos, llevan a algunos a levantar la ceja con escepticismo. Y con razón, aunque todo ello no es suficiente para suspender al director. Un último apunte. El criterio de Joan Matabosch va dejándose sentir en la programación del Teatro Real. Y eso es algo que hay que celebrar. La ópera debe aspirar a ser universal y accesible a todo tipo de público. Algo que el señor Matabosch sabe y quiere conseguir. ~
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Literatura
Son muchos los casos en los que las novelas adaptadas pierden la esencia en su nuevo formato. Nos presentan una historia que parece ser una cosa y es, en realidad, otra. Un buen lector debe evitar caer en la trampa de creer lo que le enseñan en esas adaptaciones
El horror disfrazado de amor Gabriel Ramírez Lozano {En literatura, hay relatos que pasan por ser una cosa cuando, en realidad, son otra muy distinta. Podemos enfrentarnos a un texto que, aparentemente, trata un tema y descubrimos que no, que eso era una excusa para hablar de otra cosa. Creemos que la intención de un autor es escribir una historia alejada de él mismo y en una frase, en un párrafo, le podemos ver allí descargando su ira, su amor, su venganza. Por ello, hay que tener cuidado al leer y prestar atención a todo tipo de detalle para evitar que nos jueguen una mala pasada. Alexandre Dumas hijo (18241895) publicó en 1848 una novela que le llevaría a alcanzar una gran notoriedad. La Dama de las Camelias se llevó al teatro poco después (1852) y Verdi la adaptó un año después para lograr, con La Traviata, uno de sus mayores éxitos operísticos. La Dama de las Camelias es una novela que cuenta la relación entre Marguerite Gautier y Armand Duval. Ella es una entretenida de París (estas mujeres vivían de saquear las cuentas de sus amantes, gastaban dinero con un ritmo de locura, cambiaban de amante cada cierto tiempo intentando mantener una posición que les permitiera seguir viviendo entre lujos que, finalmente, se acababan cuando la edad no perdonaba); él es un joven con una renta que le permite una vida bastante desahogada aunque no podría mantener a la joven. Ella es deseada por muchos por su belleza y por los buenos momentos que hace pasar a los que logran sus caros favores. Se conocen aunque ella se burla de él. Es durante el segundo encuentro cuando Armand logra que la joven se fije en él. Comienza una relación intensa. Ella está enferma de tisis. Comienzan a vivir juntos. Pero algo hace que tengan que separarse. Una enorme tragedia se dibuja en las páginas que firmó Dumas y que tienen mucho que ver con su propia experiencia. Al parecer fue amante de una cortesana muy famosa llamada Marie Duplessis. Les garantizo que el texto de Dumas apesta a factura vieja que alguien debería de pagar. Lágrimas a raudales, cartas de ida y vuelta en las que se expresan sentimientos profundos, aparien-
cias que arrasan el mundo de los personajes y que resultan falsas. Muchas cosas en la novela. Pero todo eso está en la superficie. En cuanto pensamos un poco en lo que nos cuentan comenzamos a sospechar que aquello no tiene lógica alguna ni en el París de la época ni en ningún lugar o tiempo. Dumas utiliza lo que en literatura se llama narrador apoyado. Cuando comienza el relato Marguerite ya ha muerto. El narrador nos lleva hasta Armand para que nos cuente de primera mano lo que sucedió y, finalmente, nos mostrará las cartas que escribió la joven a su amado cuando se separan. Por tanto son tres bloques narrativos a los que se enfrenta el lector. Pero no hay que olvidar que el narrador es ese primero y no los protagonistas del relato. Pues bien, vamos descubriendo lo que parece una intensa y romántica historia de amor. Sin embargo, algunas cosas no terminan de encajar. ¿Cómo es posible que, por ejemplo, cuando la pareja se separa, ella se dedique a asistir a orgías para olvidar? No parece muy amorosa la cosa. ¿Cómo es posible que Armand dedique todos sus esfuerzos a destrozar a la muchacha con fiereza habiendo sido el amor de su vida? ¿No hubiera sido algo más lógico charlar un ratito sobre el asunto? Aunque Dumas intenta justificar esa falta de diálogo no lo logra. Si leemos con atención la novela de Dumas, echaremos en falta que se hable de amor. Se enuncia muchas veces, cientos de veces. Pero solo eso: se enuncia. De lo que se habla es de rentas, de lujos, de celos, de desconfianza. Porque él no sabe amar y ella no quiere hacerlo. Él quiere poseer a la mujer como si fuera un jarrón valioso, como si fuera un gran trofeo. Ella se inventa un amor que hubiera deseado como puro y verdadero, pero lo fabrica sin cimientos que lo sostengan en cuanto el primer contratiempo importante aparece. Una segunda
El escritor Alexandre Dumas, 1857.
La novela dibuja una época y una forma de vida completamente estúpida
lectura de la novela, en la que el lector está avisado o preparado para hacer una lectura minuciosa, deja al descubierto que todo es puro maquillaje. No hay que olvidar que esto lo cuenta alguien ajeno a la acción pasada, alguien que mira esa realidad y elige lo que quiere contarnos. La novela de Dumas es fascinante. Nos dibuja una época y una forma de vida completamente estúpida, al hombre como cazador y a la mujer como presa que no tiene escapatoria, pero que mientras sigue enjaulada es capaz de dar zarpazos casi mortales. La Dama de las Camelias, aunque disfrazada de novela romántica, habla de la ausencia de amor, de la ausencia de oportunidades, de la ausencia de inteligencia y de escrúpulos, de la ausencia que provoca la muerte. Un buen libro que, como ocurre siempre con los grandes relatos, hay que leer con cuidado, con los cinco sentidos puestos en cada línea. ~
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Manga
El manga nos muestra en ocasiones su parte más turbia. Aunque pueda asustar a primera vista, nos debemos un esfuerzo para deshacernos de prejuicios y para analizar su similitud con otros artificios propios de nuestra cultura. Procesiones Augusto F. Prieto {A medida que el ser humano se aleja del salvajismo tiende a proyectar los secretos más negros en la ficción en un intento de liberarse de las obsesiones, de los tabúes, de las pulsiones más atávicas; los japoneses lo hacen en el manga. Esto es chocante para nosotros, que hemos crecido viendo el cómic y los dibujos animados como un terreno reservado a lo más naïve de la infancia. La ruptura de esta convención nos estremece especialmente, nos agrede. Sin embargo no debemos olvidarnos de que son las mismas cosas, guardadas en diferentes cajones. Crímenes, tortura, masoquismo y relaciones de sumisión, incesto, bestialismo, pederastia, prostitución o esclavitud se ordenan en la cultura occidental en el cine negro o de serie b, en la novela marginal y en el subconsciente de la tragedia griega, en las fantasías de la pornografía, los anuncios por palabras, la cosificación de la publicidad o en cierta iconografía religiosa. Algunos individuos o sociedades no lo ficcionan y lo siguen practicando, nos provocan repugnancia y desolación. Pero la atracción por la violencia y el sexo extremo es innegable, e inevitable su expresión como válvula de escape. Es lo prohibido. El manga más oscuro. Antes de enfrentarnos a él, convendría recordar que creaciones como Lolita, Edipo Rey, Los 120 días de Sodoma, Muerte en Venecia o Belle de Jour son obras maestras absolutas, referentes culturales irrenunciables que han decantado la conciencia moral de Occidente, mejorándola como entidad colectiva. Ero-guro es un término que viene de la contracción de erotic gurotescu nansensu (préstamo del inglés: erótico, grotesco y sin sentido) y abarca lo que para los europeos es –en su expresión más profunda– obsceno, incluye escatología, violencia y sexualidad desenfrenada. Sangre, sudor y lágrimas. No debe de ser ajeno a la profusión de estas ilustraciones el arraigo histórico en Japón de determinadas prácticas, consideradas como muy honorables por la clase de los guerreros y que formaban parte de su código de honor, el bushido; que podían comenzar con la curiosa costumbre de mutilarse los dedos para demostrar su reconocimiento al amado, hasta llegar al suicidio ritual por evisceración –seppuku– que incluía la colaboración especial de un mejor amigo que lo culminase con la decapitación. Las violaciones con tentáculos de Urotsukidoji, de Toshio Maeda imaginadas para sortear la censura; las pesadillas de Suehiro Maruo, plagadas de vejaciones y de vampiros; o la explotación de lo perverso por parte de Waita Uziga, perpetúan en nuestros días la tradición del muzan-e, los grabados sangrientos de
En las profundidades de la mente humana Sobre el titular, una muestra de las obras de Suehiro Maruo, claro ejemplo del ‘Ero-guro’.
las postrimerías del Periodo Edo (1603-1868). Han traído a la luz, desde la sombra, compilaciones tan rocambolescas como los Cuadernos de masacres de Shintaro Kago, que sólo se redimen por su humor negro y sus tramas corrosivas. Gengoroh Tagame es un artista manga nacido en una familia de samuráis, especializado en sadomasoquismo, ampliamente conocido por el público gay de todo el mundo por obras como La casa de los herejes, traducida al español y publicada por Ediciones La Cúpula. El ingreso del fornido Torazoo en la familia Horikawa para casarse con la hija, es el pretexto para una orgía de prácticas extremas que desbordan lo razonable, y que se sostienen –curiosamente– por la maestría del dibujo y la coherencia del guion, así
como por la adecuada composición de un protagonista con el que el lector termina empatizando, en una cadena de humillaciones y sevicias que emergen de la sordidez gracias al surrealismo que impregna toda la trilogía. Deshumanizado, convertido en esclavo sexual, Torazoo, como todos los personajes de Tagame, es un icono bear por antonomasia, inmerso en una trama de violencia sexual, pero sobre todo psicológica, que a muchas personas les puede parecer especialmente desagradable.
Cuerpo tatuado de Mishima Go.
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Manga
de flagelantes, corridas de toros, niñas sexualizadas convertidas en iconos de moda, películas llenas de sangre y vísceras o escarceos lúbricos en la televisión llenan un espacio en el que nos encontramos cómodos, y sin embargo... Lolita en Japón
En otras de sus series como en Ginji la cosa se relaja un poco, en todos los sentidos. Tagame editó una recopilación de arte erótico en Japón desde los años 50, donde repasa la obra de los que considera como los más destacados dibujantes, casi ninguno de los cuales se caracteriza por su suavidad o su ternura. Termina siendo un catálogo de tormentos bastante espeluznante que nos deja con las ganas de saber si no había nada más convencional para recoger que los cuerpos tatuados y ensangrentados de Mishima Go, los jóvenes atados de Okawa Tatsujii, la serie de torturas clásicas de Oda Toshimi, o los cuerpos perfectos, pero destrozados por empalamientos y atrocidades, de Funayama Sanshi. Sólo Hirano Go se salva de la quema, y aunque se reconoce el virtuosismo de todos ellos, ha de avisarse de que son aptos nada más que para estómagos resistentes. Alejándonos de la violencia y de lo gore, hay que hacer una mención a Sex Report, diario de un putero en Japón, donde el periodista, mangaka y actor porno Hiromi Hiraguchi nos sumerge con cinismo, crudeza y una ironía salvaje en los submundos de la prostitución femenina en las ciudades niponas, que no suponemos tan distintos de los de Lille o Cerdeña, tal y como estamos viendo en los noticiarios. Las relaciones de intimidad entre miembros de una misma familia están demasiado presentes en el manga como para pasar desapercibidas, y es que parece que para los japoneses esa suposición destila un morbo especial. Aventuramos la hipótesis de que, desterradas las muestras de cariño de la vida real, se proyecten esos acercamientos en el cómic con la distancia que implica inventarlos para los demás, desterrando así ese
Grabados sangrientos que forman parte de la tradición del ‘muzan-e’.
fantasma del entorno de los propios lectores. Podríamos definirlo someramente como efecto vecinita de al lado. Son oportunamente encubiertos los enredos bajo circunstancias putativas, hermanos espurios, padres adoptivos, amigas íntimas que son consideradas como hermanitas, o acercamientos demasiado ambiguos como para ser revelados. Se encuentran en todos los géneros en los que hay sexo o romance. Lo que nos deja totalmente desconcertados es que exista uno que se defina específicamente por dedicarse a ese tipo de relaciones incestuosas, se trata del kinshinsokan. Algunos como Yosuga no Sora están basados en hechos reales, mientras que otros son adaptaciones de novelas y se han transformado en animación; Papa to Kiss in the Dark no es un manga, sino una novela y una dramatización sonora (CD Drama) que citamos aquí por la oportunidad de su entorno. La personificación de animales, o la representación de antropomorfos con rasgos animalescos no nos sorprende, crecimos con ella y forma parte de un acervo que persiste desde Esopo. No nos extraña por tanto que los japoneses tengan un género dedicado a esas metamorfosis: furry. Lo sobrecogedor es cuando esos seres imaginarios –todavía más cuando se trata de monstruos alienígenos– presentan órganos sexuales y participan de comercio carnal con humanos, o entre ellos mismos. La sorpresa no debe hacernos olvidar que nuestra cultura entera se asienta sobre los cimientos de la Esfinge, el Minotauro y otros seres híbridos, en los que los griegos antiguos descargaron sus peores pesadillas, y los temores de la caverna ante la diversidad sin fin de la naturaleza, haciendo participar a sus dioses en la confusión del bestialismo. ~
Pocas publicaciones resultan más chocantes para los occidentales que aquellas, fuertemente eróticas o explícitamente sexuales, en las que intervienen menores. El género conocido como lolicon no necesita más explicación que su nombre, que procede de la novela de Nabokov. Tiene su contrapartida en el shotacon, donde los protagonistas son del género opuesto, algo imprevisto hasta que nos topamos con ello. En el manga estas relaciones tienen una particularidad que las descarga de culpabilidad, los personajes son dibujados, eso los despoja de su fisicidad, los sitúa fuera de edad, aunque el hecho mismo de esta fantasía nos pueda resultar perturbador. Si no interviene ningún rol con características de adulto, cae otro de los tabúes occidentales, el sexo entre menores, una línea roja que procuramos evitar como si no existiera, y que querríamos flanqueada solamente por el desorden psíquico o la prematura madurez, descartando toda normalidad. Se considera a Hideo Azuma padre del lolicon, por acreditar la sexualidad latente que muchos aficionados encontraban en las heroínas impúberes. La explosión de estas publicaciones se produjo al inicio de la década de los 80, aunque sufrieron un duro golpe en 1989 con la detención de Tsutomu Miyazaki, un joven que había secuestrado, abusado y asesinado a tres niñas y en cuyo apartamento se encontraron cientos de vídeos con películas de horror y anime lolicon. Compilaciones como Angel, de U-Jin, editada en castellano, definen bien el género.
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Escrito para...
Algunas personas intentan dar lustre a su cultura leyendo algún librito de vez en cuando, yendo al cine una vez al trimestre y al teatro una al año. Pero, por regla general, se observa instalada en la sociedad una desidia ...reflexionar sobre la literatura
Trece fábulas y media y Fábula decimocuarta Gabriel Ramírez Lozano {La fábula es un relato del que el lector puede arrancar una enseñanza que le sirva para vivir de otro modo o, al menos, para mirar de otro modo las cosas. En las fábulas los rasgos de los personajes son escasos, incluso únicos. Y, tanto ellos como lo que sucede, están al servicio de lo que queda en el texto de forma esencial en forma de alegoría. Juan Benet, uno de los mejores escritores que ha dado la literatura española el siglo XX, escribió Trece fábulas y media a principio de los años ochenta. En 1991 publicó la decimocuarta. En la edición de Alfaguara de 1997 ya aparecen juntas. Todas ilustradas con collages de Emma Cohen, excepto la decimocuarta que está acompañada de una ilustración de Eugenio Benet. El libro de Juan Benet es delicioso. Cada fábula parece estar cortada con la precisión de la pluma afilada de un genio. Todas ellas carecen de esa moraleja tan característica en el género (que en estas fábulas de Juan Benet hubieran sido como garrapatas en el
texto, eso diría él con seguridad). Es esta una característica de los relatos que los diferencia del resto. Los temas tratados se repiten de forma casi obsesiva. La muerte, el destino, las apariencias, Dios, la religión; aunque son la muerte y el destino los asuntos que sirven de hilo conductor al conjunto de los relatos de este volumen. Esto, tan grueso, lo trata Benet con una ironía exquisita y llega a rozar la mofa cuando el tema es más profundo. Sonrisas para lo leve, carcajadas para lo solemne. Casi nada merecía seriedad en la literatura de Juan Benet. Sólo la propia literatura. Lo que se encontrará el lector es un destino del que no podemos deshacernos, la condena que supone querer parecer lo que uno no es y se queda como estigma, la muerte como único sentido de la vida, lo ridículo de la leyenda o el mito y del que cree en ello, la versatilidad del futuro. Incluso encontrará una de las fábulas en inglés. Las cosas de Benet. Aprendió ese idioma para poder leer a su admirado Faulkner y nos dejó una reflexión estupenda utilizando lo aprendido. Trece fábulas y media y Fábula deci-
mocuarta (la media llega de un doble desenlace en la décima) es un libro al que cualquier amante de la literatura y del lenguaje debe echar un vistazo. Un monumento a la reflexión literaria. ~ Calificación: excelente. Tipo de lectura: reflexiva y muy amena. Tipo de lector: aquel que esté interesado en reflexionar desde el texto literario. ¿Dónde puede leerse?: En Madrid. Aunque todo pasa fuera, a Benet se le debe leer en Madrid. Región queda algo retirada.
...mover la mente
El hombre en busca de sentido Gabriel Ramírez Lozano {El testimonio de Viktor Frankl es aterrador y, al mismo tiempo, alentador. Narra su llegada y estancia en los campos de exterminio alemanes durante la época en la que los nazis obligaron al ser humano a preguntarse si, después de todo aquello, el arte era posible, la vida seguía siendo vida y el ser humano un ser racional. Lo hace intentando buscar explicaciones al comportamiento de unos y otros; explicaciones que –ya avisa el autor desde el principio– no terminan de convencer al lector que mira la escena instalado en un territorio ajeno que le impide tomar conciencia de lo ocurrido. Nadie puede llegar a comprender algo tan tenebroso puesto que es difícil, incluso, que una persona normal pueda creer que algo así pudiera ocurrir. Los campos de exterminio forman parte de las cloacas humanas que sólo una realidad terca ha hecho real para la humanidad. Divide la obra en tres fases bus-
cando movimientos en las mentes de, sobre todo, los hombres (por una cuestión de experiencia personal limita a los varones su mirada) que fueron víctimas. Añade, al final, unos conceptos básicos de logoterapia que entran de lleno en la zona técnica de esta búsqueda. Aunque son las tres fases primeras las que hacen importante este libro. No esconde Viktor Frankl su tendencia hacia lo sagrado tratándolo como un anclaje fundamental del individuo si
quiere encontrar un sentido a su existencia. Sin Dios cerca es difícil encontrar la idea que acompaña el método de análisis psicológico que utiliza el autor. El libro no es nada del otro mundo si nos fijamos en calidades literarias. Tampoco intenta serlo. La importancia de la obra, que es extraordinaria, llega desde el testimonio y de esa luz que se ve al final de un túnel casi eterno abierto por una banda de locos rodeados de poder que entendían el mundo de forma equivocada y destructiva. Se pueden señalar frases, párrafos completos. Por su ternura, por su brutalidad, por inexplicables. Un buen libro que edita Herder con prólogo de José Benigno Freire y traducido al español (con gran acierto) por Christine Kopplhuber y Gabriel Insausti. ~ Calificación: excelente. Tipo de lector: con aguante. Tipo de lectura: fácil. ¿Dónde puede leerse?: a las puertas de una sinagoga.
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Escrito para...
respecto a la cultura peligrosa y grotesca. Dinero, lo que luce es el dinero. Por ello, en Aladar insistimos, cada semana, en las recomendaciones de libros que pueden servir para desengrasar la afición de unos y potenciar la de otros ...conocer a tipos dispares y distintos
El asesino dentro de mí Calificación: estupenda. Tipo de lector: literario. Tipo de lectura: profunda, ágil. Argumento: Lou Ford el personaje, el hombre. Personajes: en su sitio. ¿Dónde leerlo?: en un lugar tranquilo. Daniel González Irala {Jim Thomson es un autor de novela negra cuyos protagonistas muestran siempre una inclinación escabrosa por el lado oscuro del ser humano. Sin embargo, sus héroes o antihéroes tienen bastante que ver con los de Hammett y Chandler, en el sentido en que si no es que fracasen en sus hazañas, sí se sienten perdedores e incomprendidos. Esta novela, comparada por la crítica del momento con 1800 almas, nos ilustra sobre el personaje de Lou Ford, un tipo de apariencia amable y hasta amigable que se esconde bajo una enfermedad que es su propia camaleonicidad y por la que vamos descubriendo su secreto. Y es que Lou es un tipo violento, capaz de escurrir el bulto, provocar el suicidio de los débiles y enfrentarse a situaciones que le hacen ver el mundo desde su revés más perverso.
Ahora que se está empezando a poner de moda la extimidad gracias a algunos autores nórdicos; el personaje de Lou, siempre desde el American way of life, juega a contarnos también su vida y lo hace sin concesiones, rodeando la acción para acotarla en su prosodia,
dando a entender que la realidad es simple, pero lo que ronda dentro de su cabeza, no tanto. Cuando Joyce, la prostituta que luego desaparece y a la que dan por muerta (siendo Lou el principal sospechoso) provoca ante sus inocentes ojos, un escarceo que es todo menos agradable, nos encontramos con una visión que nos muestra a Lou desde una asexualidad que le hace incapaz de relajarse en el cortejo; si a esto sumamos cierta misoginia, que le hace mentir a Amy, su legítima novia con la que está a punto de casarse, tenemos a un tipo atractivo, pero ciertamente perturbado, más psicópata que loco (de hecho, consigue ingresar en un manicomio y engañar a los doctores, haciéndoles creer que sufre alucinaciones visuales, que por otra parte y como víctima del sistema, le son inducidas desde un proyector a sabiendas de todos). En el hecho de preguntarnos por qué Lou nos cuenta lo que nos cuenta y además por qué lo hace en primera persona, pudiera estar el motivo por el que se mascan tragedia y comedia. Como el lector encontrará pocas respuestas claras a esta pregunta, nos sugiere todo ello un esbozo de lo que debiera ser y de hecho es un gran personaje inscrito en una trama elocuentemente digna. ~
...mirar Italia desde dentro
Todos tienen razón Augusto F. Prieto {Paolo Sorrentino es conocido como director de cine, su película La Grande Bellezza se estrenó con éxito en 2013, sigue la estela de Il Divo (2008). Tanto en los filmes como en la novela muestra una capacidad insólita para deconstruir la caricatura, conteniendo lo grotesco para mostrárselo a los espectadores –a los lectores– como algo que reconocen real por lo absurdo. Como la vida misma. Recoge el testigo de cierta forma de hacer del Neorrealismo. Evoluciona sobre ese movimiento, y mediante un barroco naturalismo en la forma de escribir convierte una Italia que se deshace en víctima de una nueva postguerra. No por incruenta, menos dolorosa. No por pobre, menos picaresca. Frívola y desalmada. Reflejo de las carencias y los anhelos de una clase media que se desmorona. La misma exageración que provoca con la cámara, la traslada aquí a la voz narrativa para componer ese efecto de descomposición psicológica, de desmesura.
Una sociedad que se copia a sí misma. Que es, en sí misma, una ficción. Practica Sorrentino una literatura que incursiona en lo coloquial, incluso en lo grosero y malsonante, acertadamente para la construcción de su narrador –el excesivo cantante melódico Tony Pagoda– compensándolo con un vocabulario brillante, con ideas de gran crudeza y oportunidad para la recreación de esa moderna sociedad neroniana que se mueve por Nápoles, por Capri, por simbólicas villas en Córcega, que el lector ubica en Cerdeña porque algunos de los monstruos son reconocibles, aunque el escritor no ha permitido que se apoderen de la narración. Una novela que se basa en lo local para alcanzar una descripción de lo general en la que los vecinos nos sentimos identificados. ~ Calificación: bueno. Tipo de lector: cualquiera que quiera estar al día. Tipo de lectura: divertida. Argumento: insólito. Personajes: extravagantes. ¿Dónde puede leerse?: en Nápoles o en Capri.
...hacer de robot mientras lees
Yo, robot
Augusto F. Prieto {Tres son las peculiaridades de esta colección de cuentos de Isaac Asimov, representativa de su obra. La primera es el momento en el que se publicó, 1950; la segunda el tema elegido, la robótica; la tercera es el análisis ético que trasciende de cada una de las narraciones. La fecha no indica otra cosa que la presencia de un precursor que previó el desarrollo de la inteligencia artificial cuando esta se encontraba en sus inicios. El tema nos hace suponer que ha influido de manera decisiva en el imaginario posterior, destacadamente en el cine. La moralidad nos enfrenta a muchos dilemas de nuestra época, por lo que podemos considerarlos continuos, e inherentes a la humanidad. Propone un juego con las tres leyes de la robótica, enunciadas por él y que abren el libro. El hecho de que los robots no se describan, sino que queden a la suposición del lector, y de que los escenarios sean ambiguos, potencia cierta abstracción que concuerda con ese futuro entrevisto y ese ambiente filosófico que se desprende del texto. Es un proceso curioso, el escritor se sitúa en la mente mecánica de los robots y a lo largo de los cuentos, éstos se van sofisticando, la relación de dependencia con los humanos se agranda, se incrementan las contradicciones de la razón. El asunto no es más que un pretexto para analizar la psicología humana y los retos del desarrollo. Para plantear un ingenioso juego de tradición policiaca, que lanza el escritor con las cartas marcadas. Algo diferente. La obra de Isaac Asimov es inmensa y abarca campos variados. ~ Calificación: muy curioso. Tipo de lector: aficionados a la ciencia ficción Tipo de lectura: levemente abstracta. Argumento: paradójico. Personajes: inquietantes. ¿Dónde puede leerse?: en el espacio, ahora, con los primeros vuelos.
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Fotografía
Hasta mañana día 30 podrá visitarse ‘Sobre Sevilla. Fotografías. 1982-2000’, que recoge parte del trabajo realizado por Atín Aya (1955-2007) en ese periodo. La exposición inaugura la nueva ubicación de la Galería Cavecanem en el pasaje Francisco Molina
Inmortalizar el olvido Pablo Navarro
{Que este evento tenga lugar en el
pasaje que honra al desaparecido pintor-agitador cultural madrileño no hace más que subrayar una idea recurrente que bien podría unir a nuestros dos protagonistas: la búsqueda de la segunda cara dentro de una ciudad con un marcado carácter, Sevilla. Ese rascar-debajo-de-lasuperficie-para-encontrar-la-verdadera-piel (en el caso de Francisco Molina en la labor de normalizar la práctica contemporánea en la ciudad durante los años ochenta) que hace que asumamos como cotidianas las instantáneas que vemos. Meunier o Velázquez inmortalizaron a obreros o personajes de la corte, dotándoles de una monumentalidad y humanidad inusitada a ojos de propios y extraños. Si a estas variables unimos una geográfica, el sur concretamente, obtendríamos el espacio en el cual Aya desarrollaba la fotografía. Un trabajo de campo que podríamos enlazar con el realismo social o el grupo AFAL. Dando por sentadas las diferencias temporales y las peculiaridades de un medio como la fotografía, destaca la capacidad de sugerir que esconden las obras. Cada disparo de los expuestos enmarca a cada personaje en una dualidad que cautiva, una dignidad que contrasta con la aspereza del conjunto. Quien ande por la ciudad rápidamente asumirá la falta de artificio y la potencia que desprenden las imágenes en blanco y negro. Una auténtica galería de contrastes entre la ciudad que vive de glorias pasadas,
Sobre el titular, ‘Semana Santa, 1985’ (fotografía de 24,5 x 38 cm). A la derecha, retrato de ‘José Ribera Alage -el Caracol de Écija-’ (fotografía de 38 x 24,5 cm). Y debajo de esta, ‘Carbonera de la Plaza de San Leandro, 1982’ (fotografía de 24,5 x 38 cm).
y el peso de las mismas, y las rendijas entre las que podemos observar a quienes día a día desarrollan su existencia. Estas personas son las protagonistas de un repaso a las escalas sociales autoconstruidas en la que eminentes superhéroes de barrio, parafraseando a Kiko Veneno, conviven con capataces de hermandades o toreros, habitantes de la cúspide de la pirámide. La intención de documentar un espacio y su marcado carácter, escenificado en sus fiestas o tradiciones, podría vincularse con la obra de Rafael Sanz Lobato. Atín Aya inmortaliza, a través de una técnica pulida por el fotoperiodismo, la Semana Santa o la cabalgata de los Reyes Magos con detalles que resultan indispensables para comprender el conjunto del que forman parte. No importa el acto principal sino las sensaciones que este provoca y que quedan ligadas al mismo. Los muros de la urbe son el escenario esencial para comprender la tragicomedia que se desarrolla entre ellos, donde contemplamos a vagabundos, vendedores ambulantes o religiosas comprando en una mercería. Acciones rutinarias que se desarrollan sobre un fondo imponente. La doble cara conjuga dureza con la familiaridad que producen las composiciones, dando un resultado impactante, congelado en el tiempo. Captar el alma para interrogarnos sobre el devenir de los protagonistas parece ser una de las intenciones del fotógrafo navarro, a medio camino entre lo apacible y la solemnidad.
Parte de estos trabajos ya se habían podido ver en el libro Sevillanos, resultando el resto inédito. La vinculación de Aya con el entorno ha sido crucial, colocándose como un referente para toda una serie de proyectos que beben de su obra a la hora de desarrollarse; entre los que destaca la película La Isla Mínima, en la que Alberto Rodríguez y Álex Catalán encontraron inspiración en la serie Marismas del Guadalquivir. En un momento en el que la identidad local-popular parece desdibujarse, la labor de documentación emprendida por Atín Aya genera un registro casi del presente, con personajes reales que ejercen de prototipos para tantos
otros. Una memoria colectiva no oficial producto de un objetivo inquieto, habituado al detalle. A esa segunda piel que tenemos y que mostramos de cara al público o en la más absoluta intimidad. Cada instantánea abre un abanico que nos sirve de espejo para mirarnos a nosotros mismos: un cambio lento, continuo e inexorable que ilustra el paso del tiempo. ~ Galería Cavecanem Pasaje Francisco Molina 17 41003 - Sevilla De martes a viernes de 10.30 a 13.30 y de 18 a 21 horas Sábados de 11 a 14 horas
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Música
es_aladar... Sevilla. ¿Son los mallorquines The Prussians quizá el aliciente más estimulante para acudir este fin de semana al Teatro Alameda y disfrutar del festival South Pop? ¿De dónde (puñetas) han salido y cómo es posible que hayan facturado un debut de tan epatante brillantez? ¿Estará este debut a la altura del suyo?
Preguntas y más preguntas
Horacio Raya {¿Cómo señalar una sola virtud cuando se aglutinan tantísimas en el primer disco de una banda? ¿Acaso pueda ser que Mul Mul (Urban/Green Ufos) remite a un elenco de artistas muy distintos entre sí (desde Radiohead a Sophia; desde Black Box Recorder a Arctic Monkeys; desde…), todos ellos de intachable trayectoria, de primerísima fila, y sin embargo no desmerece a ninguno de estos iconos; y sin embargo destila un sonido propio, un marchamo de asombrosa autenticidad? (A modo de prólogo). ¿Se puede montar una banda casi sin proponérselo? ¿Es precisamente esa (aparente) prístina falta de expectativas la razón de un resultado de tan elevadísimo nivel? ¿Cuando Dominic Massó (voz y guitarra, autor de todas las letras) y Tino Lucena (batería y percusiones varias), allá por el año 2009, decidieron montar una banda a partir de la pasión común por el skate eran conscientes de hasta dónde llegarían con un solo disco en el mercado? (A propósito del origen). ¿Tiene que ver el sonido tan particular, fresco, exótico y polimorfo del álbum con el hecho de que a estos dos nativos de la isla balear, el primero de padre polaco-alemán y el segundo de nacionalidad filipina, se les unieran otros sujetos de origen peruano, Jorge Alarcón (guitarra), y argentino, Ferchu Vallejos (teclados); además de Gabriel Abrienes (bajista), el único mallorquín a secas? ¿Este crisol multicultural explica ese torrente de matices, sonoridades e in-
fluencias, lo explica todo? (A propósito de los orígenes). ¿No es increíble que estos cinco jóvenes no alcancen los 23 años de media y hayan pergeñado un disco de pop-rock tan maduro y redondo? ¿Si han alcanzado tal cota de sublimidad a la primera, de qué no serán capaces en lo sucesivo? ¿Llegarán, más pronto que tarde, a cumplir su sueño de tocar en Glastonbury? (A propósito de su supuesta bisoñez). ¿Es su portentosa y briosa puesta en escena otro misterio insondable? ¿Se puede llenar la insigne Sala Razzmatazz (abriendo para el Dj set de Franz Ferdinand) cuando aún no se tiene un solo trabajo publicado? ¿Hasta dónde llevarán a quienes aguarden ansiosos el cierre de la primera sesión del South Pop este viernes? (A propósito de su directo). ¿Se puede sacar un álbum de debut en el que, no es que no sobre ningún tema, es que no hay uno más flojo que los demás; en el que no hay altibajos en cuanto a calidad y sin embargo abundan los emocionales cual montaña rusa excitante e incitante (al baile, a la nostalgia, a enamorarse, a fustigarse, a perderse, a encontrarse, a sentir…)? ¿Que sea una decena de canciones las que incluye Mul Mul es acaso a sabiendas de que se trata de un álbum diez, (cuasi) perfecto? (A propósito de las emociones). ¿Por qué las composiciones de Dominic, siendo tan escuetas, sencillas y directas, tan cortas y cortantes –a veces no hay que decir mucho para decir mucho–, rebosan geniali-
Sobre estas líneas, los cinco integrantes del grupo balear The Prussians, con Dominic Massó en primer plano. A la izquierda, la portada de su álbum de debut, que lleva por título ‘Mul Mul’.
dad? ¿Por qué están preñadas de preguntas y más preguntas, con o sin respuesta? ¿Se puede cantar al amor más puro y romántico, al más instintivo y sexual y al más melancólico y depresivo y salir en todos los casos airoso? (A propósito de las letras). ¿Cómo se puede comenzar el disco desarmando al oyente, amagando con un pop épico para de repente virar y parecer los Talking Heads del nuevo milenio en The Place, que igual que Arabian seduce con tonos africanos mientras se cuestiona el lugar de pertenencia? «¿Cuántas palabras escribiste por ti mismo?... ¿Cuántos libros leíste por ti mismo?», nos incomoda Dominic. (A propósito del desarraigo). ¿Cómo se puede bordar el pop elegante y épico de tal modo (en Rotten Meat, esto es, Carne putrefacta) que suene a Manta Ray y luego romper la calma con una explosión rítmica que evoca al mejor post-rock americano? ¿Y repetir la puñalada trapera con Last Call –quizás el mejor tema del álbum– sostenida en la guitarra me-
lancólica, en la desolación preciosista de bandas como Sophia, y de nuevo en la tormenta que estalla y se detiene, y vuelve a estallar en un estribillo memorable? ¿E insistir en la desnuda y emotiva Pain Train, donde Massó pregunta hundido: «¿Cómo puedes hacer que me despierte sin este dolor y hacerme sentir vivo después de la culpa que siento?». (A propósito de la lírica y el desamor). ¿Cómo se puede fabricar un hit como The Hills cantando al amor y a la mentira entre teclados y percusiones mitad tropicales mitad de otra galaxia? ¿Y cómo se puede firmar un declaración de amor como Red Lips, con la batería y la voz poniendo los vellos de punta al inicio y los coros, y las palmas, y los aplausos, y los vítores por fin, poniendo el colofón a la sentencia definitiva: «Quédate por aquí porque eres lo que necesito para respirar; tú y yo justo como deberíamos existir»? (A propósito del amor). ¿Y cómo rematar la faena con la adictiva y contagiosa, in crescendo en lo musical, A Stone; de nuevo con una instrumentación abigarrada y barroca? (A propósito del misterio). ¿Son más un prodigio que un milagro? ¿Son más foráneos que españoles? ¿Cómo han conseguido ese sonido impecable? ¿Cómo se puede parir un disco tan bizarro, en el doble sentido de valiente y de espléndido? (A modo de sumario). ¿Se ha preguntado, apreciado lector, por qué The Prussians? ¿Por qué Mul Mul? ¿Qué quieren transmitir con esa portada...? ¿Y qué más da? Sienta, baile, goce. ~
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Música
Siberian Wolves es un dúo valenciano de sonido contundente y composiciones con un estilo fresco que, al mismo tiempo, no olvida a grupos de los 50 o 60. Su primer trabajo de estudio, ‘Siberian Wolves’ (2015), consta de ocho canciones dispuestas a pegar fuerte
El nacimiento de una manada que aúlla diferente Paulo García Conde {Suenan como si fuesen muchos pero, en realidad, tras la fachada de Lobos Siberianos hay sólo dos artistas con gusto por la música de hace unas décadas, algo que se deja entrever en el álbum con que se han decidido a dar un paso al frente. Los lobos siberianos son animales que destacan tanto por su belleza como por su ferocidad. Y, en ese aspecto, el nombre de esta banda oriunda de Valencia es todo un acierto. Su música es atrayente y, al mismo tiempo, se desprende de ella un halo de ferocidad que acrecienta ese efecto hechizante inicial. Siberian Wolves lo forman Borja Put (guitarra) y Alex Barberá (batería y voz). Y nadie más. Puede uno extrañarse de entrada al ver que su formación no consta de bajo, de varias guitarras que permitan juegos de apoyo entre ellas, o de otros instrumentos tan a la orden del día como los teclados o los sintetizadores. Pero si se les presta una escucha, resulta sencillo reconocer que ni falta le hacen. El grupo valenciano nació a mediados de 2014; es decir, no hace ni dos años. Claro que las inquietudes musicales de Borja y Alex venían de lejos y su romance con la música no inicia su andadura a raíz de esta formación. Lo que sí florece bajo la identidad de Siberian Wolves son las ganas de hacer algo distinto, de no sonar a todo lo que suenan muchas bandas de la actualidad. Y, en este ca-
so concreto, la búsqueda de la distinción empieza en su sonido. Su álbum de presentación lleva por título el nombre de la banda. Se trata de su primer trabajo de estudio, y significa por tanto la carta de presentación de dos lobos solitarios que se han decidido a hacer manada y aullar diferente. Un proyecto de ocho canciones grabado en los estudios Reno de Madrid (cuna de un buen número de trabajos de artistas que han pasado por estas páginas), donde han podido pulir y alcanzar una sonoridad que refleja una madurez sorprendente (no hay que olvidar que la formación no tiene ni dos años de existencia) y, sobre todo, unas ideas muy claras. Porque a pesar de tratarse de un álbum bastante heterogéneo, el grupo sabe sacar partido de la determinación con que quiere encarar su propia música. Dark Side es la canción con que abre el disco. Una de las más potentes; no por casualidad fue elegida como single de presentación. Con un comienzo bien marcado por batería y guitarra, dejando espacio a una melodía vocal que introduce ese tono ligeramente agresivo que se desprende de las composiciones de este dúo, la música va cobrando fuerzas a lo largo del tema. Los riffs de guitarra son clave en su estilo, jugando con distorsiones más gruesas o más delicadas según el momento lo pida. En Kevin, Ashley la banda adquiere un carácter
Borja Put y Alex Barberá se han lanzado a la búsqueda de su propio estilo con ‘Siberian Wolves’.
más rebelde y acelerado, que con facilidad puede hacer recordar a grupos bandera del rock más americano. Pero en Horizon, siguiente tema en sonar, el tempo vuelve a rebajarse para ofrecernos una canción más pesada, de voces reverberantes. And love together es uno de los temas más destacados del trabajo, un ejemplo sobresaliente de lo que Siberian Wolves puede hacer. De sonido envolvente, límpido y trabajado de manera exquisita, abre con una introducción instrumental que se extiende de manera circular durante casi minuto y medio, hasta que la batería hace su irrupción y el tema rompe con toda su magia. Luego se unen las voces, y a pesar del ritmo en realidad sosegado, tenemos la impresión de estar ante una composición ágil. En definitiva, las ocho canciones del trabajo merecen la pena, pero si hubiese que destacar un par de títulos más, The dream y Find the forest serían las elegidas. La primera, por su aroma ligeramente os-
curo, que desemboca en una distorsión pesada y en unos cambios de ritmo que la convierten en un tema singular. La segunda, por su gran originalidad; sustentada de principio a fin en un solo acorde propio de géneros como el blues, se ve apoyada por un riff de guitarra que transita entre el funk e incluso el folk, de unos tintes épicos que la convierten en una composición tan rotunda como bailable. Siberian Wolves tiene todavía mucho terreno virgen que conquistar. Lo bueno es que este debut es una declaración de intenciones que a muchos no les ha pasado desapercibida. La potencia y el mimo por su sonido son una gran ventaja a la hora de seducir a una gran variedad de amantes del rock más clásico o del más moderno, rasgos que defienden también en sus directos. No será de extrañar que poco a poco su agenda crezca y haya marcada en ella más fechas de conciertos y festivales. Por lo pronto, sus primeros ocho temas están disponibles en plataformas digitales como Spotify o Bandcamp. Cuentan con la ventaja de defender un estilo y unas ideas propias, desmarcándose de géneros cerrados. Cierto es que pueden hacer recordar a un puñado de grupos, y todos ellos diferentes entre sí, pero lo hacen a través de un sello particular y personal. Un rock, en todo caso, muy persuasivo y enérgico, que transpira juventud sin prescindir de una madurez muy a tener en cuenta en un grupo de estas características, de tan corta trayectoria. Ahora habrá que estar pendientes de su evolución, de la carrera que vayan haciendo estos dos músicos valencianos que se han decidido a aullar alto y claro, ofreciendo a muchos lobos que vagan desperdigados la oportunidad de encontrar su propio sendero, su propia morada. ~
Coordinador: Gabriel Ramírez Lozano Colaboradores: Nirek Sabal, Augusto F. Prieto, Florencia del Campo, Beatriz Silva, Daniel González Irala, David Mayo, Suplemento cultural editado por
Mara Sanz Gaite, María Eugenia Guzmán, Gracia Elena Miranda Balbuena, Paulo García Conde, Emma Camarero, Óscar Gómez, Carlota Montemayor, Carlos Serrato, Laura Villalba, Pablo Navarro, Paula Pinilla y Horacio Raya.