Sábado, 10 de octubre de 2015 Nº 66 @aladar_cultura
Alien, todo un clásico de la ciencia ficción
Tercera entrega del especial de ciencia ficción que esta semana se centra en el cine y la literatura
Arte: Salvar Damasco de la destrucción de la guerra
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El Correo de Andalucía Sábado, 10 de octubre de 2015
Arte
Salvar Damasco
Treinta y cuatro museos han sido vaciados y su contenido trasladado a lugares seguros, mientras los yacimientos arqueológicos son saqueados groseramente. Algunos monumentos emblemáticos se han perdido para siempre
Augusto F. Prieto {Nunca olvidaré Siria. No me lo permiten. Durante años fueron solo recuerdos y fotografías compartidos con amigos y compañeros de viaje. Entre ellas la que ensombrece este artículo. Un fantasma, una pesadilla, una premonición. La tomé en la ciudadela de Alepo. No me pude resistir a retratar a aquel hombre, con su sombra arrastrándose por el polvo. Era una de sus esposas. Su mujer. Probables visitantes de un país vecino. Porque en Siria, las mujeres en las ciudades –musulmanas o cristianas– vestían con naturalidad pantalón o falda corta, y se desempeñaban como agentes de seguridad, dependientas, médicos. Conduciendo automóviles o divirtiéndose por la noche con sus colegas, en los restaurantes de moda de Damasco y en la cafetería del Cham Palace. Solo algunas sectarias en Bab Tuma cubrían su cabeza con un velo negro que se veían obligadas a retirarse de la boca con el dorso de la mano para respirar. Todos los días recuerdo la Siria que recorrimos. La imagen de las ruinas de Palmi-
La Unesco ha alertado de la destrucción del patrimonio histórico y artístico de Siria a causa de la guerra. Sobre el terreno, cientos de voluntarios intentan a la desesperada defender lo que pueden en unas condiciones terribles
A la derecha, fotografía tomada en la ciudad de Alepo.
ra en el crepúsculo, desde el castillo moro, no me abandonará nunca. Las transitamos en la noche, a la luz de la Luna, porque el yacimiento no estaba protegido y los habitantes del
Los templos de Bel y Baalshamin han sido dinamitados y profanados
pueblo cercano acudían a pasearse. Adolescentes jugando a la pelota, hombres fumando con narguile, grupos de mujeres que hacían sonar sus ajorcas al caminar. Una ensoñación, porque ese lugar ya no es. Los templos de Bel y Baalshamin han sido dinamitados, el teatro romano profanado por los bárbaros; los cimientos, sembrados de explosivos. Una pista militar atraviesa la cantera. Los túmulos funerarios de la ne-
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Las ruinas de Palmira
¡Os saludo, ruinas solitarias, santos sepulcros, muros silenciosos! ¡Os invoco! ¡A vosotros dirijo mi plegaria! ¡Sí! ¡Mientras que vuestro aspecto rechaza con un terror secreto las miradas del vulgo, mi corazón encuentra al contemplaros el encanto de un millar de sentimientos y reflexiones! ¡Cuántas útiles lecciones, qué pensamientos –incisivos o intensos– ofrecéis al espíritu que os sabe consultar! ¡Cuando la tierra entera esclavizada enmudecía delante de los tiranos, vosotras proclamabais ya las verdades que detestan, y confundiendo los despojos de los reyes con los del último esclavo, atestiguabais el santo dogma de la IGUALDAD! En vuestro recinto es donde yo, amante solitario de la LIBERTAD, he vis-
crópolis, entre ellos el de Elahbel, han desaparecido para siempre. La reina Zenobia desafió a un imperio atrincherada en el desierto, y cuando la ciudad cayó por fin, el emperador Aureliano la hizo desfilar en triunfo amarrada con cadenas de oro por las calles de Roma. La antigua Tadmor, que resistió el terremoto del 1089, ya no es como nosotros la vimos. Son una amargura esos refugiados vagando como almas en pena por los caminos de Europa, sus cadáveres flotando en el mar. Pero nuestra existencia es insignificante y efímera. Ellos y nosotros seremos mañana tierra, humo, polvo, sombra, nada. La única importancia que tenemos es el legado con el que nuestra obra común desafía al tiempo, testimoniando de qué manera conseguimos emerger de la barbarie… O su ausencia: Los budas de Bamiyán, la catedral de Coventry; la Puerta del Fin del Mundo en Tombuctú, y la abadía de Montecasino; la ciudad real de Dresde, o la colección de pinturas de Gustav Klimt que atesoraba Serena Lederer. La Cámara de Ámbar.
El peligro se acerca a la ciudad de Damasco, la Ciudad del Jazmín.
Me escriben mis amigos para contarme que Alepo ya no existe. La ciudad antigua, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es un montón de escombros. La Gran Mezquita, una de las construcciones más importantes del arte de los omeyas, una ruina. Ya nadie se sienta a tomar el té en las terrazas, frente a la ciudadela donde yo retraté esa sombra, que sorprendentemente caminaba hacia el futuro. Hablan de una destrucción sistemática. Desde el Castillo del Crac de los Caballeros se divisaban decenas de kilómetros de campiña. Es la construcción medieval más grande en la que he penetrado. Construido por los Caballeros Hospitalarios en el siglo XII para defender los principados de Tierra Santa, resistió doce asedios. Mientras escribo estas líneas, se mantienen los bombardeos masivos sobre la imponente fortaleza, desde hace dos años. Devastado. Era uno de los pocos lugares que aún conservaba frescos de la época de las cruzadas. Escribió T. E. Lawrence que era el castillo más admirable del mundo.
Bosra fue capital de la Provincia Romana de Arabia, construida en piedra volcánica, su contemplación nos dejó atónitos. Una ciudad romana negra. Parte de las ruinas permanecían habitadas y los vecinos mantenían macetas con hierbas aromáticas sobre los capiteles corintios, a la puerta de sus casas. El teatro –negro–, con capacidad para quince mil espectadores, era el más grande, el más completo y el mejor conservado de Oriente Medio. Hoy ha sido convertido en una estructura militar y en sus gradas se apostan los francotiradores. Las autoridades –sin autoridad en la mayor parte del territorio– han confirmado el saqueo de Apamea. Los recalcitrantes han entrado con maquinaria pesada en el yacimiento, buscando los tesoros de oro y plata. Los mosaicos del museo han sido rapiñados. Fundada en el año trescientos antes de nuestra era por uno de los generales de Alejandro Magno, Apamea fue una de las principales Ciudades Helenísticas. No recuerdo otra columnata más singular y más dramática. Malula es el pueblo de los melquitas, católicos de rito bizantino; una iglesia particular consentida por Roma, a cuyos brazos retornó desde el cisma en el siglo XVIII. Su riqueza histórica no tenía parangón, y a la festividad de la Exaltación de la Cruz acudían peregrinos desde todo Asia Menor. En el monasterio de Santa Tecla escuchamos –sobrecogi-
to aparecer su sombra, y mediante un favor inesperado la vi emprender el vuelo, y dirigir mis pasos hacia una patria renovada. (…) Cuando el sueño de la vida se termine, ¿de qué habrán servido sus convulsiones si no dejan vestigios de alguna utilidad? ¡Oh ruinas! ¡Volveré para aprender vuestras lecciones; regresaré a la paz de vuestras soledades; y allí, alejado del espectáculo penoso de las pasiones, amaré a los hombres sobre recuerdos; me ocuparé de su felicidad, y la mía será la idea de haberme anticipado! Constantin-François Chassebœuf de La Giraudais, conde de Volney (1757-1820). Traducción: Augusto F. Prieto
dos– rezar el padrenuestro en arameo, la lengua de Cristo, que los habitantes mantienen viva desde antes de que hubiera una memoria escrita. Malula está arrasada, las monjas fueron capturadas como rehenes, la población diezmada. Ha pasado a manos de facciones enfrentadas media docena de veces. La riqueza inmaterial de sus celebraciones y su lengua han sido dispersadas, robados sus tesoros artísticos. Esto no quiere ser una nostalgia, sino un llamamiento, cuando el peligro se acerca a Damasco, la Ciudad del Jazmín. Tenemos la obligación de conservarla para que las generaciones futuras sepan que actuamos. Que al menos se salvó lo más importante. Hablamos de la ciudad más antigua del mundo, sede de tres de los patriarcados orientales, y lugar de la tumba de Saladino. Su casco antiguo, con ciento veinticinco monumentos inscritos como Patrimonio de la Humanidad, es único en el mundo. La Gran Mezquita de los Omeyas, con sus mosaicos –excepcionales en la iconografía islámica por sus figuraciones– contiene la tumba de Juan el Bautista, y el minarete desde donde se anunciará –previsiblemente– el Juicio Final. El barrio judío, el Palacio de Azm, el Templo de Júpiter –erigido por Augusto– y las setecientas mezquitas de Damasco merecen perdurar como memoria de todo lo que consentimos que se perdiera. ¡O seremos nada! ~
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Especial Ciencia Ficción La ciencia ficción siempre estuvo muy próxima a la fantasía. Tal vez sea al contrario. Y pegadas a las dos, de forma irremediable, están las lenguas inventadas, las que conocemos como lenguas artificiales. Aladar aprovecha este especial sobre ciencia Leticia Gándara Fernández {Voy a proponerles un ejercicio. Piensen por un momento en una lengua artificial. ¿Qué se les pasa por la cabeza? Seguro que la palabra artificial les suena a ciencia ficción. Pues permítanme decirles que no van mal encaminados. De hecho, el género de la ciencia ficción es el mejor laboratorio que poseemos lingüistas y apasionados por las lenguas para experimentar con las palabras. Fruto de esos experimentos realizados por los científicos de las letras han surgido lenguas como el klingon, el quenya y el sindarin de J. R. R. Tolkien, o el dothraki y el valyrio. Pero estas son solo una mínima muestra de aquellas lenguas construidas por los hombres en el transcurso de los tiempos; son las que hoy denominamos lenguas artificiales. Seguro que más de uno de ustedes ha escuchado estas lenguas por muy extraño que les parezca, ya que su triunfo se debe principalmente a su aparición en la gran pantalla. El cine ha sido –y lo sigue siendo a día de hoy– una gran fuente de inspiración para la creación de nuevos mundos, universos ficticios y paralelos. Con el fin de dotar a estos mundos de una mayor dosis de realidad, se ha recurrido con frecuencia a la invención y puesta en escena de ideolenguas. Por eso, el cine es la mejor carta de presentación de las lenguas inventadas a la sociedad. Pese a que estas lenguas cuentan con un gran número de aficionados que incluso se han tomado la molestia de iniciarse en su aprendizaje, son pocos los que conocen el origen de las mismas. Según el Antiguo Testamento, hubo un tiempo en el que todos los hombres de la Tierra hablaban una misma lengua. La posesión de un idioma único facilitó el acuerdo establecido entre los seres humanos para la construcción de una torre que les permitiera alcanzar la divinidad. Esta ambiciosa hazaña fue castigada por Dios con la pérdida de la unidad dispersa y fragmentada en multitud de lenguas que acentuaran la añoranza del pasado. Dicho castigo se convirtió, por tanto, en una auténtica maldición que sigue y seguirá pesando sobre la humanidad. El episodio babélico no solo da muestra de la arrogancia del hombre y de un Dios justiciero, sino que también generó una auténtica preocupación entre estudiosos y lingüistas por la posesión de una lengua común que debía facilitar la comunicación entre naciones. La búsqueda de esta lengua universal se encuentra estrechamente relacionada con la aparición de códigos lingüísticos artificiales; pues fue a mediados del siglo XVII cuando se extendió la idea de que esa lengua universal debía ser producto de elaboración artificial. En cambio, no fue hasta el siglo XIX cuando aparecieron los primeros diseños artificiales destinados a ser verdaderas lenguas universales. Proyectos ambiciosos si cabe, pero inte-
Torre de Babel tal como la imaginó el pintor Hendrick Van Cleve en el siglo XVI.
El maravilloso mundo de las lenguas inventadas
resantes también, sobre todo si realmente hubieran conseguido su propósito, el de ser lenguas auxiliares que sembraran la paz entre naciones No consiguió ese propósito, a pesar de que a día de hoy lo hablan miles personas en el mundo, el esperanto. Seguro que hasta los más pequeños han oído hablar del él. Su creador, el doctor Esperanzado o doktoro Esperanto, no era un lingüista, sino un médico oftalmólogo que poseía un talento especial para los idiomas: conocía más de 14 lenguas y sabía cómo combinarlas para crear una lengua internacional. Pero intereses políticos frenaron notablemente su triunfo. Eso sí, el esperanto dio muestras de su vitalidad gracias a la cantidad de dialectos que originó: nov-esperanto, IDO, esperanto II y eo, entre otros.
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Especial Ciencia Ficción ficción para acercar al lector algunos de los ejemplos más interesantes como el klingon, el sindarin o el na’vi, que se quedan en universos de fantasía, o el esperanto y sus variantes, que han intentado unir a la humanidad
No cabe duda de que estos proyectos lingüísticos están perfecta y rigurosamente construidos. Pese a todo, muchos de los autores, que se han ocupado del estudio de estas lenguas, se han empeñado siempre en demostrar que la historia de las lenguas inventadas es la historia de un fracaso. Pero nadie ha dicho nunca que la historia de una serie de fracasos resulte fracasada. Y aunque fuera la historia de la invencible obstinación por perseguir un sueño imposible, sigue siendo interesante conocer los motivos por los que este sueño utópico se ha mantenido vivo a lo largo de los siglos y por los que continúa despertando un gran interés actualmente. Así lo reconocía también Umberto Eco en La búsqueda de la lengua perfecta (1994) y razón no le faltaba.
Sin embargo, desde finales del siglo XX son las lenguas artísticas o lenguas diseñadas con fines puramente estéticos las que irremediablemente han robado buena parte del protagonismo a sus precursoras. Poco o nada tienen que ver la lengua klingon y el esperanto en su proceso de concepción pese a poseer idénticas dificultades en su pronunciación. Son muchas las lenguas artísticas inventadas en la ciencia ficción, pero, sin duda, es el klingon el encargado de abrir la veda para la construcción de lenguas artificiales posteriores. Posiblemente, nunca hayan oído hablar del klingon, pero si les pregunto si han visto la serie televisiva Star Trek… ¿Saben a qué me refiero? Pues efectivamente usted ha sido uno de los afortunados en escucharlo, ya que el klingon es, sin duda, una de las lenguas inventadas con más éxito gracias a este fenómeno televisivo. El responsable de crear estas primeras palabras fue James Doohan, el actor que protagonizaba al personaje Montgomery Scott en la serie. Después, se fue perfeccionando gracias a los aspectos prácticos de su realización en el cine y al cuidadoso diseño llevado a cabo por el lingüista Marc Okrand. Su propósito no era otro que el de crear un idioma cuyo sonido fuera diferente a todas las lenguas habladas en la Tierra. Es probable, por tanto, que este fuera el motivo por el que la lengua base su fonética en sonidos guturales que a su vez son muy difíciles de pronunciar y entender. Gran parte de su léxico refleja aspectos relacionados directa e indirectamente con la guerra. Por este motivo, los klingon poseen tantos términos para referirse a la lucha como los esquimales para diferenciar los distintos tipos de nieve. Esta complejidad léxica, junto a otros aspectos como su difícil pronunciación, pueden hacer que aprender klingon se convierta en una tarea fatigosa. La solución a este problema de aprendizaje nos la ofrece el Instituto de Lengua Klingon, así como la gran cantidad de materiales que podemos encontrar en internet, gracias a los cuales podemos convertirnos por momentos en un auténtico klingon. Pero el klingon ha competido siempre por su popularidad con otras lenguas creadas con semejantes propósitos artísticos llevadas también a la gran pantalla. Seguro que más de una vez han tenido en sus manos las obras cumbre de J. R. R. Tolkien, El señor de los anillos y, por supuesto, El hobbit. Precisamente, las lenguas élficas que más éxito han tenido, el sindarin y el quenya, son los cimientos de estos libros y, por tanto, es posible que conozcan más de ellas si se embarcan en su lectura. Tolkien inventó más de 14 lenguas para sus novelas con el fin de crear un mundo fantástico poblado por hombres, orcos, enanos, hobbits y elfos. Este reconocido filólogo comenzó a crear lenguas con tan solo 13 años y, desde entonces, nunca dejó de hacerlo. Fue su vicio secreto. Y, a diferencia
El cine ha difundido lenguas como el klingon de ‘Star Trek’ o el élfico de ‘El señor de los anillos’ El oftalmólogo ‘doktoro Esperanto’ diseñó el primer lenguaje artificial panhumano Arriba, el alfabeto klingon, lengua inventada para la serie Star Trek. A la izquierda, otro alfabeto inventado, pero con una intención más armónica.
del klingon, las lenguas élficas de Tolkien estaban pensadas para transmitir armonía y belleza al ser escuchadas. Así, aunque él mismo sentó las bases gramaticales y el vocabulario de algunas de estas lenguas, nunca sintió la necesidad de hablar en élfico. Lo de Tolkien, no era ambición, sino pasión. Pasaba horas y horas probando sonidos y palabras hasta que le convencía. Así creó el quenya o alto élfico, basado en el finés. Y, de la misma manera, engendró el sindarin, derivado, en este caso, del galés, lengua de la que se enamoró en su infancia. Posiblemente, tanto el klingon como el élfico marcaron el inicio de una era en la que cada vez es más frecuente encontrar sistemas lingüísticos de construcción artificial como parte de los argumentos de ficción en el cine. Entre los sucesores del élfico, encontramos también a la lengua hablada por los habitantes de la luna de Pandora en la película Avatar, el na’vi. Paul R. Frommer, lingüista de profesión, fue el encargado de elaborar la lengua de los avatares. Una vez más, pretendía crear una lengua fácil de pronunciar para los actores, pero diferente totalmente de las lenguas humanas existentes.
Una antítesis en toda regla, un problema difícil de resolver, el perseguir una lengua bella a la vez que extraña. Con todo, el na’vi goza ya de más de 2.000 palabras y de una gramática perfectamente regularizada. Pero, llegados a este punto, podríamos plantearnos ¿cuál es la lengua que más seguidores posee actualmente? ¿Podría ser alguna de las anteriores? Parece ser que, desde hace unos años, a estas lenguas les ha surgido un duro competidor, el dothraki, lengua, como probablemente saben, de Juego de tronos. Esta exitosa serie está basada en las novelas de Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, donde también se esbozan ya las primeras palabras de estas lenguas. Y, aunque son escasas las veces que los personajes utilizan estas palabras en las novelas, David Peterson, creador del dothraki y del valyrio, sentó las bases gramaticales y el vocabulario de estas lenguas sobre ellas. La intención de Peterson era, como él señala, que aquel que no hubiera leído los libros antes de ver las películas no se diera cuenta de que era un idioma inventado. Valar morghulis o «todos los hombres deben morir» es una de las frases conocidas por todos los seguidores de la serie. Esta pertenece al valyrio, aunque ha sido el idioma dothraki el que más éxito ha tenido entre el público. Este es la lengua de los dothraki, un pueblo nómada de jinetes guerreros que habita en el Mar de Hierba. El dothraki cuenta con más de 3.000 palabras e, incluso, con su propia guía oficial. El proyecto que inicialmente presentó Peterson a la Language Creation Society superaba las 300 páginas con el capítulo piloto traducido y la gramática y el vocabulario dothraki. Gracias a su aparición en la serie, esta lengua posee actualmente un gran número de seguidores, aunque asegura Peterson que la persona que mejor habla dothraki es el actor Jason Momoa, quien dio vida al personaje de Khal Drogo, el líder del pueblo dothraki. Muchos se empeñan en aprender a hablar dothraki. Saber hablar implica también saber pronunciar cada uno de sonidos. Por lo que, aunque internet puede ser de gran ayuda en esta empresa, la mejor manera de aprender dothraki es escuchar los capítulos de la serie en versión original. Cuando se acerca el estreno de la sexta temporada de la serie, aún nos queda por comprobar si el dothraki seguirá conquistando el corazón de sus seguidores o si, por el contrario, aparecerá nuevamente una lengua que gane la batalla a sus antecesoras. ¿Será el shyriiwook, la lengua principal de los wookiess, la raza a la que pertenece el entrañable personaje de Chewbacca de Star Wars? Descifrarla sería todo un reto al que ningún lingüista se ha atrevido a enfrentarse, por el momento… disfrutemos por ahora de estos ingeniosos inventos surgidos, como decimos, en nuestros laboratorios de palabras. ~
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Escrito para... El fin de la humanidad, viajes en el tiempo; modificación de la realidad, de la personas, y sus consecuencias; el futuro dibujado para los más jóvenes… cualquier asunto que pueda imaginar el ser humano puede convertirse en una novela de ciencia ficción. No ...recordar la II Guerra Mundial
El apagón–Cese de alerta Gabriel Ramírez Lozano {A Connie Willis la presentan como la gran dama de la ciencia ficción. No discutiremos este título. Pero los libros El apagón y la segunda parte de esta novela titulada Cese de alerta no son exactamente novelas que podamos encuadrar en este género literario sin, cuando menos, mostrar ciertas reservas. Es verdad que tenemos una máquina del tiempo. Es verdad que los protagonistas viven en el año 2060. Tan cierto como que la novela trata, fundamentalmente, de mostrar al lector la Inglaterra de la Segunda Guerra Mundial. Lo que vamos conociendo es el carácter de los londinenses durante los bombardeos que ordenó Hitler en 1940; la tragedia en las playas de Dunkerque; el día a día de una criada al cuidado de niños desplazados desde la capital a lugares seguros lejos de las explosiones. Y lo conocemos de una forma algo sesgada. Se echa en falta que aparezcan saqueadores, hombres y mujeres desquiciados por la fatiga que debe provocar un ataque sin pausa del ejército enemigo, la parte fea y más desagradable de la guerra. Y se echa en falta conocer algo de la máquina que transporta a los protagonistas, de cómo el ser humano ha llegado hasta ahí…
El Apagón fue premio Nébula, Locus y Hugo, el año 2011. Tres premios importantísimos en el ámbito literario. Y
eso es una garantía para el aficionado al género. Pero insisto en que el que se acerque a estas novelas debe saber con qué se va a encontrar. Michael Davies, Merope Ward y Churchill Polly son los tres historiadores que viajan en el tiempo para observar diferentes ambientes, diferentes comportamientos de los británicos en época de guerra. No deberían influir en los acontecimientos para que nada cambiase en la historia. Pero no está claro que lo que van haciendo no influya decisivamente en el desarrollo de la guerra, de la vida cotidiana de los contemporáneos. Tanto es así que los tres quedan atrapados en 1940 y todo se va complicando. Tras 623 páginas de lectura, un lector no avisado se encuentra con un final inesperado y desconcertante. Y se entera de que existe una segunda parte (no se avisa en el primer volumen). En Cese de alerta la trama continua. Toman sentido algunos capítulos de El apagón que no se terminaban de entender y se cierra la trama. Las dos son novelas entretenidas y las dos se leen con facilidad a pesar de su extensión. El retrato de la sociedad británica es extenso y cuidadoso. Pero Willis se extiende con los diálogos de una forma incomprensible. Siendo este un recurso literario de enorme importancia, los personajes no avanzan al ha-
blar, al hacer que sus logos se enfrenten. Posiblemente, se podría reducir el número de páginas de forma importante. Además, esto hace que la empatía del lector quede mermada. Si no sabemos quién es el personaje, cuáles son sus motivaciones o cuál es su estado de ánimo, llega un momento en que deja de interesarnos lo que le sucede. ¿Merece la pena leer El apagón y Cese de alerta? Desde luego si el lector busca profundidad literaria mejor que no pierda su tiempo. Pero si el despliegue de información histórica o una trama muy entretenida y original son suficiente botín, esta es una excelente posibilidad de disfrutar de la literatura de género. Si es que lo es realmente. ~ Calificación: No están nada mal los dos volúmenes. Tipo de lectura: Divertida. Tipo de lector: Los interesados no tanto en la ciencia ficción como en la historia de la Segunda Guerra Mundial. Personajes: Desdibujados; sin gran profundidad. Argumento: Londres durante los bombardeos de 1940 y la posibilidad de que la historia pudiera cambiar para siempre. ¿Dónde puede leerse?: En el metro de la ciudad de Londres.
...ser un mejor científico
Flores para Algernon G. R. L. {Imagine por un momento. Es usted un científico capaz de hacer que una persona con deficiencias mentales desarrolle su coeficiente intelectual hasta niveles que le conviertan en superdotado. Ha experimentado con un ratón y parece que es posible conseguir algo así. ¿Lo haría? Y ahora piense un momento sobre lo que va a leer. Un muchacho deficiente mental es feliz. Si se ríen de él no percibe esa crueldad como tal, los problemas apenas existen en su realidad. ¿No somos nosotros los que vemos problemas que para él no existen, somos capaces de ponernos en el lugar del otro con cierta objetividad? ¿Hay razones para desear que una mente se desarrolle y acerque consciente de aquello que entendemos es lo normal? Bueno, pues estas son algunas de las preguntas que fui anotando en los márgenes de la novela de Daniel
Lo que ocurre es que (la ficción, en general, y la ciencia ficción, en particular, es así) desde ese género se intenta explicar el mundo real, el actual. No voy a desvelar ni una pizca de la trama porque creo que nadie me lo perdonaría, pero les aseguro que disfrutarán de una lectura inolvidable. ~
Keyes. Flores para Algernon me cautivó desde el principio y me hizo reflexionar sobre estas y otras muchas cuestiones que siempre había eludido por comodidad. En la contraportada de la edición que manejo dice que es una novela realista con toques de ciencia ficción. Creo yo que la novela en sí es pura ciencia ficción con toques realistas.
Calificación: Muy bueno. Tipo de lector: Los que quieran descubrir el género y los problemas éticos y morales que arrastran los avances científicos. Tipo de lectura: Relativamente fácil aunque, bien leída, se requiere cierta tranquilidad. Argumento: Inquietante, excitante y muy original. Personajes: Muy bien perfilados. ¿Dónde puede leerse?: Donde pueda anotar las preguntas que llegarán quiera o no quiera.
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existen límites en la edad de los lectores, ni en los territorios en los que se indaga. La ciencia ficción nos lleva allá donde el ser humano encuentra respuestas a las preguntas más profundas y preocupantes que se hace desde el principio de los tiempos ...filosofar pero en serio
El fin de la infancia G. R. L. {Arthur C. Clarke es uno de los mejores autores de novelas de ciencia ficción de toda la historia de la literatura. Además de construir tramas inteligentes y muy interesantes, siempre se manejó bien con la carga más técnica de sus obras. En este sentido, no solía ir más allá de lo debido con el fin de no descargar de credibilidad sus trabajos. El fin de la infancia aborda un asunto perturbador para el ser humano. Su desaparición, al menos del planeta Tierra. Pero lo hace dejando un poso de esperanza, tal vez algo incomprensible para el hombre, aunque esperanza al fin y al cabo. El autor plantea la llegada a la Tierra de unos seres desconocidos que serán llamados superseñores. Poseen conocimientos técnicos que van mucho más allá de lo que la humanidad hubiera logrado en cientos de siglos. Poseen poder suficiente como para lograr que en la vida de los humanos no existan guerras, diferencias raciales o falta de alimentos. En definitiva, llegan al mundo para ordenarlo. Eso sí, en la Tierra son los que mandan desde el mismo momento en que llegan. Las religiones desaparecen (los credos basados en milagros y revelaciones habían desaparecido total-
mente, desvaneciéndose poco a poco a medida que crecía el nivel de educación), el trabajo no es necesario puesto que las máquinas sustituyen a las personas en el sistema productivo y de reparto de los bienes (El hombre occidental había vuelto a aprender lo que el resto del mundo nunca había olvidado: que la holganza no era algo pecaminoso, y que la pereza no era un signo de degeneración); en el mundo del arte se pierde fuelle (El fin de las luchas y conflictos de toda especie había significado también el fin virtual del arte creador. Había millares de ejecutantes, aficionados y profesionales; pero, sin embargo, durante toda una generación, no se había producido en verdad ninguna obra sobresaliente en literatura, música, pintura o escultura). El mundo vivía aún de las glorias de un pasado perdido. Nadie se preocupaba, excepto unos pocos filósofos. La raza humana estaba demasiado entretenida saboreando la libertad recién descubierta como para mirar más allá de los placeres del presente. La utopía había llegado al fin, y no había sido atacada aún por el enemigo supremo de todas las utopías... el aburrimiento. El mundo parece mejor aunque el hombre reclama su libertad. La acción se desarrolla con buen ritmo narrativo. Para ello, Clarke utiliza la elipsis con mucha habilidad. Y recorre-
mos un buen número de años de la historia de la humanidad sin apenas darnos cuenta puesto que el esfuerzo es pequeño. Da gusto avanzar en la lectura de esta novela. La propuesta requiere un esfuerzo de reflexión por parte del lector. No durante la lectura sino al cerrar el libro. Algo muy de agradecer, por cierto. Ciencia ficción auténtica, de una potencia arrasadora. ~
Calificación: Excelente. Tipo de lectura: Fácil aunque lleva directa a la reflexión. Tipo de lector: Todo aficionado a la ciencia ficción. Todo el que se plantea el sentido de la existencia. Personajes: Episódicos y muy bien perfilados. Argumento: Esto se acaba, queridos. ¿Dónde puede leerse?: En una hamaca; mirando las estrellas.
...Crecer
El futuro robado G. R. L. {Elegir un libro para una persona de 12 años o algo más comienza a ser una tarea difícil. De alto riesgo. El número de títulos que encontramos en el mercado es desproporcionado. Y si fallamos podemos estar condenando al lector a dejar de serlo. Además, de todos esos títulos candidatos, son pocos los que merecen la pena. El que escribe no se explica por qué algunos autores dedican tantos esfuerzos a tratar como tontitos a sus posibles lectores, por qué los autores quieren contar (siempre) más de la cuenta. El futuro robado es un libro para chicos de 12 años en adelante. Lo firma Ramón Caride. Y es un buen libro de aventuras en el que se indaga sobre asuntos que llenarán el espacio del ser humano muy pronto. La ecología se lleva el premio gordo en este volumen que reúne las seis novelas breves que protagonizan Sheila y Said, dos hermanos huérfanos que viven con su
tura. Y el relato, el diario de los hermanos, va y viene en el tiempo para que conozcamos el pasado y entendamos qué está sucediendo. Es un buen libro que, en principio, no debería aburrir a un lector de la edad para el que está escrito. Eso sí, son muchas páginas al tratarse de la fusión de la serie. 470 páginas. Pero llevadero por entretenido. ~
abuelo en el año 2075. Para más señas en Galicia. El relato se llena de viajes en los que los protagonistas intentan evitar desastres ecológicos. El relato se estructura alrededor de la ciencia ficción y esto significa un mayor aliciente para que el lector deje que la imaginación acompañe su lec-
Calificación: Bueno. Tipo de lectura: Divertida. Se puede leer en seis partes intercalando otras cosas. Tipo de lector: Los que tengan 12 años o algo más. Aunque una buena opción es leer antes que ellos (los adultos) para compartir. Personajes: Bien diseñados. Argumento: Las aventuras de cualquier niño con una nave espacial a mano. ¿Dónde puede leerse?: En el sitio que apetezca. Los preadolescentes siempre necesitan esa ventaja.
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Especial Ciencia Ficción Steven Spielberg, el afamado director considerado el rey Midas del cine, cuenta con una heterogénea filmografía a sus espaldas. Sin embargo, aquellos trabajos donde ciencia ficción y, concretamente, seres de
Steven Spielberg y sus ensoñaciones con seres de otras galaxias
Paulo García Conde {Steven Spielberg ha demostrado muchas cosas a lo largo de su fulgurante carrera. Dos Óscar (y unas cuantas nominaciones más) lo avalan como uno de los directores de cine más prestigiosos de las últimas décadas. Pero donde nadie tiene margen ni para plantearse dudas al respecto, es en el éxito de sus películas. Un film de este cineasta nacido en el estado de Ohio equivale a un boom de taquilla. De hecho, para aquellos menos allegados a las entrañas del cine, Spielberg es un creador de blockbusters. Eso es lo que ve mucha gente en él, a un hombre con capacidad de rodar historias que arrastren a las salas con cierto ímpetu a un número mayúsculo de personas. Pero tras la piel de este director hay mucho más. En su mente, mucha materia que descubrir, muchos pensamientos que descifrar. Es el padre de películas tan dispares como Tiburón, La lista de Schindler o Lincoln. Pero lo que más puede llamar la atención de su filmografía son dos ideas recurrentes, y a menudo hermanadas: la niñez y los extraterrestres. ‘ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE’ (CLOSE ENCOUNTERS OF THE THIRD KIND, 1977) La cuarta película de su carrera fue la primera en narrar un encuentro con extraterrestres. Para entonces ya había estrenado Tiburón y asombrado al mundo entero con ella. Esta no fue sino la confirmación de que estábamos ante un director que iba a marcar época. Y lo
Mítica escena de ‘E.T.’ recordada por toda una generación que creció viendo esta película.
hizo tratando una idea a la que llevaba años dándole vueltas. No fue fácil, ya que una vez destapado como artista de masas, las grandes franquicias no le dejaban apenas aire que respirar, y cientos de proyectos se agolpaban ante la puerta de su despacho. Pero Spielberg no renunció a esa idea que tenía sobre un encuentro pacífico entre humanos y seres de otra galaxia. Nada de invasiones, nada de guerras entre civilizaciones. Él necesitaba contar algo más personal, algo que bullía en su interior desde pequeñito, donde ya la ciencia ficción latía con vigor.
E.T. puede que sea la obra maestra por excelencia de Steven Spielberg Pocas películas consiguen ser símbolo en la infancia, adolescencia y madurez
Spielberg renegó para ello de muchos tópicos. En lugar de los manidos platillos volantes, dotó a los alienígenas de fastuosas naves espaciales que desprendiesen luces casi cegadoras, magnificando la importancia que otras formas de vida podrían tener. Se valió además de uno de esos recursos sencillos que él sabe encontrar y convertir en símbolo. Una secuencia musical de cinco notas como vía de comunicación entre humanos y visitantes, que permanecerá de manera indeleble en la memoria de todo aquel que haya visto la película. Encuentros en la tercera fase narra una historia con tres puntos de vista. Está la parte del científico de buenas intenciones; la abducción de un niño por parte de esos seres cuyas intenciones todavía desconocemos, y que será sufrida principalmente por su madre; y el inevitable protagonismo de un hombre de familia común (con cierta caracterización para no conformar al típico ciudadano ejemplar) que se ve envuelto en un encuentro cercano con un ovni. Si bien en es-
ta película el niño no es el personaje de mayor peso, Spielberg suelta un fino hilo del que terminará tirando para rodar E.T., el extraterrestre. Y se reflejan ya las inquietudes características de la infancia del director, un niño algo solitario y soñador que no gozó de la comprensión con la que siempre deseó contar, y que buscó (y sigue buscando) a través de sus trabajos. ‘E.T., EL EXTRATERRESTRE’ (E.T.: THE EXTRA-TERRESTIAL, 1982) Puede que esta sea la obra maestra por excelencia de Steven Spielberg. Porque tener, tiene varias. Pero ninguna es tan especial. No al menos a ojos de quien escribe esto. Si bien la apariencia de los extraterrestres en Encuentros en la tercera fase quedaba un poco difuminada y no permitía una cercanía o empatía total con los mismos, en E.T. no hay nada de eso. Es imposible querer más a una criatura que nosotros mismos denominaríamos como casi deforme. Y esa es una sensación que Spielberg logró provocar con menos de dos horas de película. Todo es brillante en este
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otras galaxias son protagonistas se convierten en sus películas más especiales. Lo que más puede llamar la atención de su filmografía son dos ideas recurrentes: la niñez y los extraterrestres Escena de ‘Encuentros en la tercera fase’.
Haley Joel Osment interpreta al niño robot en ‘Inteligencia Artificial’.
trabajo. La historia de amistad que surge entre Elliot (un niño que cumple con el molde de carácter algo solitario y soñador que tanto gusta al director) y E.T. (un extraterrestre que se ha quedado rezagado en la Tierra) es de las que marca a generaciones de niños, adolescentes y adultos. El mismo amor que termina sintiendo Elliot por E.T. en un lapso de tiempo tan breve lo asimila de igual manera el espectador, y esa es una experiencia única. El guión, escrito por Melissa Mathison, cumple con los requisitos para que trama y estructura funcionen a la perfección. El virtuosismo del director, rodeado de un buen equipo de profesionales, logra que la película tenga un aura muy personal, creando una atmósfera única y que casa a la perfección con la mezcla de ciencia ficción y sentimientos profundos que se nos ofrece. Por si esto no bastase, John Williams sobresale con su banda sonora (más que merecido su Óscar por este trabajo). Pocas películas consiguen ser símbolo en la infancia, en la adolescencia y en
la madurez. Pero millones de personas en el mundo no tienen reparo en alzar su dedo índice y pronunciar con voz medio gutural: Miii casaaa… Porque es muy difícil no querer a E.T., tan difícil como no sentir deseos de visionar una y otra vez esta pequeña maravilla del cine. ‘INTELIGENCIA ARTIFICIAL’ (A.I. ARTIFICIAL INTELLIGENCE, 2001) Con esta película, Spielberg se llevó algunos varapalos. Alguno de esos algunos, inmerecido. Inteligencia Artificial había sido un proyecto inicial de su amigo Stanley
La secuencia musical de cinco notas de Encuentros en la tercera fase queda fija en la memoria ‘Inteligencia Artificial’ no funcionó mal en taquilla pero recolectó múltiples críticas
Kubrick (amigo, sí, aunque de manera bastante peculiar; affaires de Hollywood). Otro genial director incluso más visionario que Steven. Se trataba de una idea extraída del relato Los superjuguetes duran todo el verano, de Brian Aldiss. Sin embargo, había cosas que no terminaban de convencer al director de la mítica 2001: Odisea en el espacio, así que delegó en un Spielberg que ya había sido camelado con las ideas que tenía. Por desgracia Stanley nunca llegó a ver terminado su proyecto inicial, falleciendo antes de que la película se pusiese finalmente en marcha. A pesar de que no funcionó mal en taquilla, y de que recolectó críticas favorables, una parte considerable del público se alió con varios críticos con hambre voraz para atacar Inteligencia Artificial por todos los flancos. Algunos se quejaron del exiguo tratamiento por parte de un director destacado en sus técnicas. Otros arremetieron contra la adaptación misma de la historia. En esta película nos encontramos con una sociedad donde los
robots de avanzada generación forman parte del día a día. Denominados Mecas, cumplen con diferentes funciones de apoyo para la vida de los humanos, autodenominados seres reales. Son estos seres reales los que nunca tienen suficiente y persiguen innovar y llevar a sus creaciones al máximo exponente. Por eso cuando un matrimonio sufre un trágico suceso con su hijo pequeño, una de las empresas tecnológicas punteras les ofrece un robot con apariencia de niño, único hasta el momento. Único por su capacidad de amar. El niño robot está encarnado por Haley Joel Osment, cuando todavía era uno de los niños más prometedores de toda la industria cinematográfica. Su interpretación es brillante, y nos hace creer que efectivamente estamos ante un ser no humano, pero con las mismas necesidades que uno podría tener. Porque cuando alguien tiene capacidad de amar, surge otra necesidad implacable: la de ser amado. Ese es el conflicto principal de la historia, y Spielberg lo aborda a través de la óptica que a él más lo mueve por dentro: la de la infancia, la de la niñez. Bien es cierto que no es una película de extraterrestres, pero no termina aquí la cosa. En el tercer acto de la película, ese que quizá la malogre un poco y por el que más críticas ha recibido, los extraterrestres aparecen. No podía ser de otra manera. Seres espigados con apariencia alienígena un tanto sofisticada, que sin embargo la historia no pedía para contar lo que debía ser contado. Spielberg tenía un final maravilloso en la escena anterior a esa última larga secuencia. Pero que cada uno juzgue por sí mismo una vez la haya visto. ~
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Especial Ciencia Ficción Aunque le parezca mentira a buena parte de la sociedad, los ordenadores son cosa de hace muy poco tiempo, un teléfono móvil era cosa de ciencia ficción hasta hace un puñado de años, y los efectos especiales y visuales en el cine se
ALIEN
La maldad perfecta Nirek Sabal {Si existe una saga importante en el género de la ciencia ficción, si un ser extraterrestre tuvo alguna vez un diseño perturbador, si la mujer tomó relevancia en una acción que siempre estuvo reservada a los hombres, estamos hablando de las cuatro entregas de Alien. ‘ALIEN: EL OCTAVO PASAJERO’ Tenía yo quince años cuando vi, por primera vez, Alien: El Octavo Pasajero. No sabía muy bien qué era eso que me esperaba en la sala de proyección. Supuse que algún marciano con cara de cera lanzando rayos ultrasónicos y un montón de tipos rudos y valientes repartiendo leña al ser extraterrestre. Sin embargo me encontré con un ser extraordinario, violentísimo, astuto y demoledor frente a una tripulación mixta que disponía de un lanzallamas medio casero y una red para lograr salir con vida de la nave espacial. Si tuviera que elegir un momento de mi vida en la que me sentí indefenso y aterrado, creo que no dudaría en referirme a aquella tarde. La nave Nostromo (en aquella época los efectos especiales nos resultaban asombrosos) era inmensa. El alien era la misma maldad. La tripulación del Nostromo podría estar compuesta por cualquiera de nosotros. Pobres Dallas (Tom Skerritt), Ripley (Sigourney Weaver), Lambert (Veronica Cartwright), Brett (Harry Dean Stanton), Kane (John Hurt) y Parker (Yaphet Kotto). Ash (Ian Holm) resultó ser un androide traidor y odioso. Con esa película se podía sentir exactamente lo que se debe experimentar durante un viaje espacial. Y, después de ver algo así, la ciencia ficción ya no sería lo mismo, nunca más. Miedo, incertidumbre hasta la última toma, nervios esperando un desenlace con una mínima esperanza, emoción sin límite, asfixia. Inolvidable. Ridley Scott, el director de la película, tomó prestado el nombre de la nave. Al escritor Joseph Conrad. Hace referencia a una de sus novelas y, como todo el mundo sabe, este escritor tenía en su literatura un hueco permanente para el viaje, la sabiduría que provoca el movimiento, la posibilidad de vencer a todo tipo de contratiempo y salvar la vida el viajero por ello. De eso va la película aun-
que la acción se produzca en el espacio y veamos un monstruo terrible. Esa nave, la USCSS Nostromo, será el escenario de buena parte de la película. La tripulación es despertada, antes de tiempo, durante su viaje de regreso desde Thedus a la Tierra. Les encargan la misión de investigar la procedencia de una señal desconocida que llega desde un planetoide. Cuando a Kane se le agarra a la cara un bicho de aspecto horrible, todo se desboca. Las interpretaciones de los actores son todas correctas. La de Sigourney Weaver es especialmente buena. Y se desarrolla con fuerza al enfrentar su personaje con el que interpreta Veronica Cartwright. La debilidad del carácter de una hace más fuerte el de la otra. La decisión de una hace que las dudas de la otra la conviertan en una heroína. El trabajo del director es este aspecto es impecable. La música de Jerry Goldsmith acompaña como un guante la acción. La partitura es perfecta, pero no pretende en ningún caso nada que no sea matizar lo que se ve en la pantalla. Extraordinaria la puesta en escena que nos lleva aunque nos neguemos a un mundo oscuro, hostil, vacío de humanidad y que se convierte en un enorme reto para el ser humano. El montaje es inteligente y no deja que los tiempos destrocen los tempos narrativos. Por ejemplo, los viajes de un sitio a otro se convierten en elipsis para no demorar las cosas mientras se pierde una intensidad narrativa impecable. No sé si los jóvenes de hoy mirarán esta película con la ceja levantada preguntándose por qué hizo tanto ruido en el momento de estrenarse. Yo tengo la respuesta. En ese momento nadie había viajado al espacio. Y la primera vez que haces cualquier cosa deja huella.
Después de ‘Alien: el octavo pasajero’ la ciencia ficción ya no sería lo mismo ‘Aliens: el regreso’ es una película muy violenta, no apta para niños ni miedosos
Escena del pecho en ‘Alien: el octavo pasajero’.
Wynona Ryder se incorpora al reparto en ‘Alien Resurrection’.
La saga no hubiera sido igual sin la participación de Sigourney Weaver.
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resolvían con un peluche y un par de petardos. La llegada a las pantallas de ‘Alien: el octavo pasajero’ fue todo un hito en la historia del cine y cambió muchas estructuras imperantes en aquel tiempo ‘Alien 3’ supone el bien y el mal enfrentados, Dios y el diablo detrás de cada escena En la última entrega, Jean-Pierre Jeunet se encargó de sumar a la saga un toque surrealista
Una de las escenas de ‘Alien: el regreso’. Abajo, ‘Alien 3’.
‘ALIEN: EL REGRESO’ No sé qué especie es peor. Ellos no se putean por un maldito porcentaje. Esto lo dice Ellen Ripley en un momento de la película Aliens: El regreso (ya saben que escapó del horror y ahora, después de más de cincuenta años durmiendo como un angelito, es rescatada). Se refiere a uno de los tripulantes de la nave que ha llegado al planeta LV-426, el sujeto que envía la compañía junto al resto de la tripulación. Y resume uno de los asuntos centrales de la película. Tal vez soy muy generoso al hablar en plural puesto que el resto es más cosa de trama que de cualquier otro activo de la narración. En realidad, quitando algunos momentos muy concretos, la película intenta ser una suma de acciones que la conviertan en una de aventuras. Los diálogos son puramente informativos. Y es que la puesta en escena es lo que manda acompañada de un ritmo delirante que no da tregua, acompañada de aliens terroríficos, de soldados indefensos y de Newt (una niña adorable que está a punto de ser devorada en diversas ocasiones encarnada por Carrie Henn). Durante el desarrollo de la acción, siempre ocurre algo que dilata la agonía de los personajes y, por supuesto, de los espectadores. Con ello, James Cameron, intenta hacer creíbles las convicciones de los personajes sustentadas en cosas que ya sabíamos en la primera entrega o acabamos de conocer unos minutos antes. Todo ocurre con rapidez. Y todo se resuelve con la misma prisa. Podría parecer que esto que digo se pone enfrente de la película de Cameron. Sin embargo, no es así. Es muy entretenida, muy terrorífica, mantiene al espectador pegado a la butaca, en constante tensión, pendiente de principio a fin. Es una película que quiere presumir más de esto que de profundidad de pensamiento. Por ello, la puesta en escena debía ser espectacular. Cameron lo logra, entre otras cosas, con colores azules muy oscuros e intensos y una iluminación bajo mínimos que hace de cada escena un momento inquietante. Los efectos especiales son los justos y los visuales magníficos. La partitura adecuada porque todo se ordena alrededor de los efectos de sonido. De hecho, la película obtuvo un Óscar por los efectos visuales y otro por los de sonido. Justos premios.
Alien: El regreso es la primera de las secuelas de Alien: El octavo pasajero. Y es magnífica si la encuadramos dentro de esas expectativas que se nutren del terror y la trama aventurera sin más. Repite Sigourney Weaver haciendo de Ellen Ripley. Francamente, las cuatro películas de la serie sin ella serían otra cosa bien distinta. Y destacan Michael Biehn, Bill Paxton y Jenette Goldstein. Es una película muy violenta. Mucho. Esta vez, no sólo los aliens se muestran hostiles. Los soldaditos reparten lo suyo a lo largo de todo el metraje. Desde luego, los niños no deberían ver algo así. Ni los miedosos porque la película pone los pelos de punta. ‘ALIEN 3’ Un director casi nuevo en ese momento (como todos los que realizaron la saga) aceptó el reto de continuar el trabajo. Y la cosa se complicó puesto que los productores no le dejaron hacer lo que quiso. De hecho, una versión posterior a la del estreno de Alien 3 es mucho más atractiva que la que se estrenó en su momento. David Fincher entregó un trabajo con una cárcel como escenario principal, la eliminación de algunos personajes míticos, el fanatismo religioso como sustento de la personalidad de muchos de los presos que acompañan a Ellen Ripley y una dualidad de fondo que bien desarrollada hubiera terminado siendo estupenda. El bien y el mal enfrentados, Dios y el diablo detrás de cada escena. Una reflexión sobre la necesidad de la religión en tiempos difíciles que se desarrolla en un entorno opresivo. La película nunca fue valorada en su justa medida. Si bien es peor que las dos primeras, encierra algunos aspectos interesantes. Un producto menor aunque injustamente tratado. ‘ALIEN RESURRECTION’ Nadie podía prever que la saga se convertiría en su último capítulo en puro sarcasmo. Jean-Pierre Jeunet se encargó de sumar a la saga un toque surrealista desde la auto parodia. Conociendo los anteriores capítulos de la saga, es difícil que el espectador perdone algo así. En algún momento cercana al gore, la historia que nos cuentan es un quiebro a la coherencia narrativa. Si ya estaban muertos algunos personajes daba lo mismo. La clonación fue la solución. A los aliens se les domestica, aparecen una especie de bucaneros espaciales que tendrán importancia en la trama, un nuevo engendro toma protagonismo con ojitos tristes. Es un disparate. Ahora bien, la película tiene su encanto. Se incorpora al reparto, entre otros, Winona Ryder. Sosa a más no poder. Poco más se puede decir de la película que debería concluir con una serie que ya es parte de la historia del cine y ocupa un lugar de privilegio. ~
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Especial Ciencia Ficción La que pasa por ser la precuela de ‘Alien: el octavo pasajero’ resulta ser una película que se soporta sobre un guion nefasto. Espectacular en su puesta en escena y por los efectos especiales y visuales que aparecen en pantalla, es, sin embargo, un trabajo fallido
Prometheus: Los científicos más tontos del mundo en busca de la verdad
Nirek Sabal {Imaginen ustedes que les encargan escribir un guion para una película de cine. Les dicen a ustedes que la cosa va de contar el viaje espacial más importante para la humanidad desde que lo es, puesto que la nave y su tripulación van en busca de los creadores del hombre. Un reto ¿verdad? Si, además, el director de esa película es Ridley Scott y todo pasa por ser una precuela de su obra maestra Alien: el octavo pasajero, el asunto puede producir un ataque de ansiedad por su importancia. Pues eso le debió pasar a Damon Lindelof (sí, el mismo que escribió el gran timo televisivo que resultó ser la serie Perdidos). Pero debió darle el ataque sin que lograse reponerse hasta después de entregar el trabajo. De otro modo no se explica que alguien escriba semejante estupidez como es este guion. El director, el señor Scott, debió pensar que todo daba igual, que él lo arreglaría con efectos visuales grandiosos, escenarios alucinantes, una puesta en escena elegante y un montaje que eliminara cosas para idiotas profundos. Lógicamente, se equivocó porque un guion nefasto es mal compañero de viaje a pesar de cargar con millones de dólares. Ni efectos visuales y especiales, ni una cuidada producción, ni esa puesta en escena tan elegante y profesional, ni nada de nada, puede con la carga de un pésimo guion. Si el objetivo era hacer pasar un buen rato al espectador, vale. Porque la película es espectacular si nos centramos en muchas de sus escenas.
Aunque eso convierte Prometheus en candidata a ser olvidada con rapidez. Si sumamos a todo esto que, comparada con Alien, Prometheus parece la prima del pueblo, el olvido es inmediato y obligado para cualquier amante del cine. El guion de Lindelof debería incluirse en los temarios de las escuelas de cine del mundo entero. Bajo el título: lo que nunca nadie debe hacer si quiere escribir un buen guion. Algunos detalles que les pueden ayudar a hacerse una idea del desastre que representa este trabajo (a partir de aquí se desvelan datos de la trama): el viaje interespacial es de suma importancia. Pero, qué cosas, cuando después de dormir plácidamente durante más de dos años, el robot despierta al personal, resulta que no se conocen entre ellos. Supongo que se prepararon el viaje por internet. Chateando y eso. Bien. Ya despiertos, nos dicen que allí están los mejores. Era de esperar ante la importancia de la misión. Pero siendo los mejores parecen tontos de capirote. Llegan al planeta de destino y, sin la más mínima preparación o estrategia científica se suben a los vehículos y se lanzan a explorar un lugar inmenso, desconocido y, posiblemente, peligroso. No voy a mentir; hay una justificación. Uno de los superlistos dice que es navidad y que él va a abrir sus regalos; es decir, quiere encontrar marcianitos. Por supuesto, alguien hace una lectura del aire que resulta ser respirable. Cascos fuera. Venga que aquí no pasa nada. Un científico no haría algo así. Ni usted ni
Sobre estas líneas, una escena de ‘Prometheus’ de Ridley Scott. A la izquierda, parte del cartel de la película.
yo. Pero para esta tripulación la cosa va de llegar y hacer lo que a uno le da la gana. Todos regresan, excepto dos. Se quedan dentro de lo que llaman la cúpula. Uno de ellos ha sido capaz de levantar un plano tridimensional del lugar, es geólogo experto, pero se pierden y, por ello, no vuelven a la nave con los demás. Como todo el mundo sabe, los científicos que viajan al espacio no distinguen la derecha de la izquierda, ni arriba o abajo. Por supuesto, cuando aparece un bicho con muy mala pinta; pero mala de verdad; en lugar de salir pitando, el otro, el que sabe de estas cosas, cree haber encontrado un cachorro de pastor alemán y le trata de enseñar a dar la patita. El espectador ya sabe que es una mutación de lombriz. La lombriz ha tenido contacto con un líquido negruzco y desconocido y se ha convertido en un ser terrible. Pero Einstein lo confunde con Toby. Más detallitos. Una del grupo queda embarazada. De su novio que es el que se quita el casco en primer lugar. Este ha sido infectado por el líquido negro y desconocido. El an-
droide de a bordo ha sido el causante. Él ve cómo un gusano le sale del ojo. Pero no pasa nada. Va como si nada a la siguiente misión de exploración. Soy científico y soy más tonto que pichote. Bien, pues el lumbreras es el padre la criatura que ha sido concebida tras tomar (papá) el dichoso líquido. La madre, tras enterarse del asunto y saber que la quieren dormir para trasladarla a la tierra en estado de buena esperanza; esto es, con un calamar muy cabreado dentro; decide hacerse una cesárea. Para ello decide utilizar la máquina que está situada en una cabina de salvamento. Esa cabina es de la jefa de todo este lío y le permitirá vivir durante dos años si la utiliza. La máquina opera sola, pero sólo a hombres. Qué cosas. ¿Para qué querría una mujer esa máquina? El caso es que el calamar es extraído y la mujer debidamente grapada. ¿Qué hace ella? Lo normal. Correr una maratón, pelear con unos y otros y resistir la caída sobre su cuerpecillo de una nave de, digamos, 50.000 toneladas. Como lo oyen. ¿Cómo se libra de una muerte segura? Muy sencillo. Al huir cae junto a un adoquín que impide el aplastamiento. No hace falta decir que en su carrera, al huir de la mole que le cae encima, no modifica la trayectoria ni un centímetro. La dirección coincide, exactamente, con la de la nave cayendo. Estos son algunos detalles lamentables aunque no están todos. Pero es que, además, los personajes son superficiales y el espectador no puede entender nada de lo que pasa al no empatizar con nadie. Como es lógico, la carga dramática se desvanece por completo. Ridley Scott se traiciona a sí mismo al meter por medio de este desbarajuste a su Alien. Sin un buen guion no hay nada que hacer y cualquier cosa que esté próxima puede salir dañada. Creer que lo demás puede ser la solución es una metedura de pata enorme. Tampoco está muy afortunado sumando planos muy cortos durante mucho tiempo. La película es muy deudora de Alien (salvando las enormes distancias, claro). Contiene casi todo lo que funcionó en esa obra maestra convirtiendo todos los aciertos en una mala copia sin pies ni cabeza, sin nada en lo que sostenerse mínimamente. Las interpretaciones son bastante normalitas. Se libran de la mediocridad Fassbender y Charlize Theron, aunque sin grandes lujos. Y lo de elegir a Guy Pearce para interpretar a un anciano en lugar de contratar a un anciano de los de verdad es incomprensible. Pues todo esto se acompaña de una música omnipresente y excesiva que no dice gran cosa a pesar de todo. En fin, una película mediocre. ~
Coordinador: Gabriel Ramírez Lozano Colaboradores: Augusto F. Prieto, Florencia del Campo, Beatriz Silva, Daniel González Irala, David Mayo, Suplemento cultural editado por
Mara Sanz Gaite, María Eugenia Guzmán, Gracia Elena Miranda Balbuena, Paulo García Conde, Emma Camarero, Óscar Gómez, Carlota Montemayor, Carlos Serrato, Pablo Navarro, Paula Pinilla, Horacio Raya, Lola Montiel y Elisa Pelayo.