Sábado, 30 de mayo de 2015 Nº 52 @aladar_cultura
LOUIS ARMSTRONG
Un virtuoso sin igual Cuarta entrega del especial dedicado a la historia del jazz, que sigue la pista al genial trompetista cuando hace inmortal este estilo
Contraste de luces y oscuridad en ‘Fidelio’
Pop psicodélico de la mano de los gallegos Puma Pumku
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Arte
es_aladar... Cuba. Comenzamos con este artículo un acercamiento a la cultura en Cuba, con una serie dedicada a la pintura y las artes plásticas, ahora que se inaugura en La Habana la bienal de Arte Contemporáneo, cita ineludible
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TREMENDO PANORAMA (I) Augusto F. Prieto
Nos dejamos guiar por una aficionada para acercarnos a la obra de los más destacados pintores cubanos, apartados –nosotrosde la mirada de los expertos y de las opiniones ortodoxas. Wendy Guerra es una escritora de la penúltima generación isleña, en su novela Nunca fui primera dama nos ofrece el atisbo de un museo personal que podemos reconstruir desde la libertad que nos da la literatura. Las pinturas a las que se refiere se las encuentra la protagonista en casa de un amante, en París, y se queda sorprendida por la construcción en la ciudad del Sena de una muestra de representantes de la vanguardia caribeña.
mo éste son delicadamente eróticos en su fragmentación y muy representativos de su pintura.
1.Servando 2. Amelia Peláez Cabrera 1896-1968 Moreno Bodegón, 1958. 1923 Rómulo y Remo, 1981
{Lo
que más nos llama la atención de Servando Cabrera son las imágenes de cuerpos entrelazados, vistas como al través de un vidrio coloreado, azul en este caso, que caracteriza la mayor parte de su obra en la que hay retratos de mujer con los cabellos enlazados de flores, y hermosos guerrilleros. Los desnudos co-
{Artista comprometida hasta la muerte con la Revolución, sus cuadros se asemejan a vidrieras, con colores planos separados en celdillas y representaciones que están entre lo naif y lo cubista, acercándose a la abstracción. Se dice que su inspiración viene del cromatismo de los arcos de medio punto acristalados, propios de las casas de la isla y por lo tanto del sol. Es la autora del mural del hotel Habana Libre.
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Arte
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4. Luis Martínez Pedro, 1910-1989 Aguas territoriales, 1967
3. Leopoldo Romañach Guillén, 1862-1951 Playa de Caibarién, 1920
{Un clásico. Pasó su infancia en España, desarrolló su formación en París y en Roma. Anclado en los convencionalismos del XIX, representa la pintura burguesa que se extinguió con la Revolución pero también cierto cosmopolitismo, además de esa pretensión modernista de escaparse de la pintura para aprehender la luz. No es nuestro favorito pero debe de estar. Ni sus retratos son de una gran penetración, ni la luz tropical es la más adecuada para girarse y capturarla con moldes europeos.
{Entre los años 60 y 70 trabajó en una serie sobre el mar, juega en ella con la idea de isla, de remolino, de agua aquietada y turbulenta, para construir una poesía de color, suficientemente inquietante como para tener sentido. Adscrito al grupo 10 Pintores Concretos, radicales partidarios de la abstracción geométrica, demuestra con el mismo título que es imposible sustraerse a la asociación simbólica de la realidad como pretendió Theo van Doesburg en su manifiesto.
5. René Portocarrero, 1912-1985 Paisaje de La Habana, 1970
{Barroco, tropical, asido firmemente a las raíces africa-
nas de Cuba, es uno de los artistas más conocidos del país y más reconocido fuera. Sus retratos de mujer, evolucionan desde el realismo hasta todas las posibilidades del impresionismo archimboldiano. Sus ciudades abigarradas no quieren prescindir de nada, ni del color, ni de la sombra, la expresión o la impresión, ni de la plenitud, ni del vacío, convirtiéndose en metáforas abstractas. Nos encantan sus catedrales.
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Cine A veces la realidad supera la ficción y los desarrollos tecnológicos de los últimos tiempos así lo corroboran. Caminamos hacia un futuro en el que no hay distinción entre humanos y tecnologías, y esto ya se reflejaba en películas como ‘Star Trek’ en 1979
Cuando Star Trek descubrió la singularidad
Cipriano Valenzuela {Star Trek es la mejor serie de ciencia ficción por sus excelentes guiones; una saga que (creada en 1966 por Gene Roddemberry) ha inspirado grandes inventos tecnológicos para la humanidad (teléfono móvil, intercomunicadores, tablets, nanosondas, programas de detección computacional para la medicina, etc.). Viendo su primer largometraje, realmente me doy cuenta de que también ha sido el germen de una dimensión paralela que ha convergido con la singularidad (singularity): crecimiento exponencial que empieza a volverse explosivo y profundamente impactante hacia la era de la fusión inteligencia humana-artificial; un valor que trasciende. Nuevo para-
digma del proceso evolutivo, en el que las máquinas «en un futuro muy, muy cercano», serán humanas aunque no sean biológicas. En 1979 comenzó la saga de largometrajes de la serie Star Treck, que ha llegado hasta 2015 con la excelente película En la oscuridad, obra maestra de la ciencia ficción, con un Benedict Cumberbatch (Sherlock Holmes, The imitation game) sublime en el papel de Khan, tal vez el enemigo más interesante y de mayor personalidad de la saga, junto a los klingon. Pero volvamos a la primera película: Star Trek. The motion picture (1979). En ella, una gigantesca nebulosa de energía que resulta ser una nave, se dirige hacia la Tierra eliminando a todas las unidades de carbono (seres biológicos inteligentes) que encuentra a su paso. Veyer (V’Ger) va en busca de su creador, lo que descubre el señor Spock cuando logra entrar en el interior de la nave, enigma que desvela el capitán Kirk en la escena final, ya que se trata de la sonda Voyager 6, encontrada por un planeta-máquina que la había reprogramado para reunir toda la información del universo y así transmitirla a su creador. En ese viaje de 300 años V’Ger evoluciona y adquiere conciencia propia, pero
necesita la capacidad humana para superar la lógica. Espectacular y profético el final con la simbiosis hombre-máquina (representados en las figuras del comandante Decker –humano– y la sonda robótica en forma de bellísima mujer,
Arriba, escena de ‘En la oscuridad’. Abajo, el ‘Enterprise’ de 1979.
La saga ‘Star Trek’ ha inspirado grandes inventos tecnológicos para la humanidad
la abducida teniente Ilia, ahora convertida en un ente biónico: «Hemos asistido al nacimiento de una nueva forma de vida –Kirk–». «Una nueva forma de evolución», responde Spock en el profético acto final, junto al doctor McCoy que se congratula de asistir a tan singular parto. Del 12 al 14 de marzo, tuve el honor de asistir a un evento único en Sevilla: Singularity University (Summit Spain), ubicada en el campus de la NASA Research Park, en Silicon Valley, probablemente el mayor epicentro en su globalidad de innovación. Y pude conocer de primerísima mano cómo hemos entrado de lleno en el comienzo de un nuevo paradigma tecnológico y social, donde no sólo hablamos de impresoras en 3D que pueden crear una figura fotográfica, un edificio o su estructura, una zapatilla deportiva a medida, una herramienta; comida como, por ejemplo, un exquisito chuletón de carne ¡hecho con vegetales! o piel humana para su uso médico. O los respiricitos (nanorobots, glóbulos rojos mecánicos). O la tecnología biónica que ayudará a personas a suplir graves minusvalías físicas mediante brazos o exoesqueletos robóticos. Y lo más impactante: la investigación en materia de inteligencia artificial o cómo las máquinas podrán aprender de ellas mismas. Resumiendo, pude asistir al conocimiento de la realidad tecnológica por encima de la ficción en alimentación, investigación, salud (medicina), medio ambiente, energía, seguridad, agua (ecología), educación o recursos humanos ante el paradigma que supondrá la nueva era de la sustitución del trabajador por el robot; hasta llegar al momento cumbre de la Singularidad, donde no habrá distinción entre humanos y tecnología. Y esto será así, no porque los humanos se hayan convertido en lo que hoy entendemos por máquinas, sino más bien porque las máquinas habrán progresado hasta llegar a ser humanas, y más que humanas (Ray Kurzweil, padre de Singularity). Y como empecé, finalizo aludiendo al cine, ahora con el padre de la computación y visionario de la inteligencia artificial Alan Turing en The imitation game: en la escena en la que el agente de policía le pregunta «¿es verdad que las máquinas pueden pensar como las personas?», a lo que el protagonista contesta que «es una pregunta absurda, debería formular si las máquinas pueden pensar, a lo que respondería que sí, porque el hecho de que sea de forma diferente no significa que no piensen». Visto lo visto, al menos a mí, no me parece una contestación puramente retórica. Ray Kurzweil estima que en 2020 estará listo el hardware para emular el cerebro humano y que el del cerebro completo estará para 2029. ~
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Ópera es_aladar... Madrid. Hasta el 17 de junio se representa, en el Teatro Real de Madrid, la única ópera de Beethoven, ‘Fidelio’, una obra que suma distintas tradiciones musicales (alemana, vienesa, francesa e italiana) y que está basada en un hecho real ocurrido durante el periodo del Terror francés. Una ópera que oscila entre la oscuridad y la luz Pizarro, el gobernador de la prisión muestra la fuerza de su guardia.
Luces y sombras sin movimiento Gabriel Ramírez Lozano {Ir a ver una ópera y levantarse de la butaca pensando que una buena grabación hubiera sido suficiente no es muy buena señal. Claro que no lo es. Y eso es algo que puede ocurrir cuando la puesta en escena no funciona. Puede ser que la dirección musical sea correctísima (Harmut Haenchen conduce a la Orquesta Titular del Teatro Real con acierto, con la fuerza necesaria cuando toca y con exquisita delicadeza en cada nota; sabiendo encajar el trabajo del coro y del reparto con facilidad y solvencia); puede ser que los cantantes estén bien de voz y manejen con gracia el arco dramático de sus personajes; puede ser que nos encontremos con algún elemento original dentro de la caja escénica; todo esto puede ser, pero no resulta suficiente. Hoy en día, el público reclama algo más para no sentirse defraudado. Y es que sobre el escenario tienen que pasar cosas, no se admiten pausas en el desarrollo o en la evolución de los personajes cuando no están justificadas; los códigos podrán ser diversos aunque no habrá sitio para la falta de ideas o para solventar la papeleta con lo facilón. Fidelio es una ópera más que interesante. Deudora de la opéra à sauvetage (ópera de rescate), mezcla la tradición italiana (el aria de Leonora Abscheulicher! Wo eilst du hin? es el más claro de los ejemplos) con la francesa en forma de ópera cómica (primer cuadro); pero, también, la alemana o la vienesa de la spieloper. El lenguaje de Beethoven, que en su momento resultó casi transgresor o al menos rompedor, sigue siendo exquisito y universal. Y el libreto, sin ser el texto del siglo, deja momentos interesantes que resaltan la importancia de la libertad, lo penoso de la in-
justicia o el importante papel que la mujer debería desarrollar en la sociedad. En definitiva, no estamos hablando de cualquier obra con la que se puede hacer una cosa apañadita para salir del paso. Es verdad que Fidelio es una ópera muy difícil de representar. Toda la trama se desarrolla dentro de una prisión y la zona expositiva central nos lleva hasta el interior de una mazmorra. No hay mucho margen para grandes ideas. Pero eso no justifica que el vacío en el escenario sea casi insoportable y que el movimiento resulte ser algo pueril o ridículo. El momento en que los presos salen de sus celdas tiene un pase, pero lo de un de soldaditos haciendo una especie de demostración marcial coreografiada es bastante inoportuno. Por si era poco, a los cantantes los colocan intentando aparentar que en el escenario nos presentan una propuesta narrativa, una y otra vez, como si fueran figuras de cera que más bien parecen una exposición de figurines. A todo esto hay que sumar el trabajo visual que se proyecta sobre el telón translúcido. No voy a negar que alguna cosa resulta interesante. Sin embargo, otras convierten el escenario mortecino y rígido (la ópera lo pide) en una mezcla mortal y tiesa en su aburrimiento. La soprano Adrianne Pieczonka (Leonora-Fidelio) despliega sus posibilidades técnicas con contundencia. Su personaje obliga a la señora Pieczonka a rozar, a veces, los registros de mezzo y lo hace con facilidad. El aria a la que me refería antes, Abscheulicher! Wo eilst du hin?, resulta un momento de gran belleza. Franz-Josef Selig (Rocco) firma una actuación estupenda y Anett Fritsch (Marzelline) está encantadora en todos los sentidos. El tenor Michael König (Flores-
Leonora y Florestan se abrazan desesperadamente.
Argumento Pizarro, el gobernador de la prisión, encarceló a Florestan injustamente. Leonora, su esposa, logra (disfrazada de hombre) emplearse allí para encontrarle. (Acto I) Vemos a Jaquino cortejando a Marzelline (hija de Rocco, encargado de la prisión). La muchacha intenta deshacerse del joven puesto que está enamorada de Fidelio (Leonora disfrazada). Aparecen Rocco y Leonora. Ella quiere que le permita bajar a las mazmorras y conocer al hombre detenido, sospechando que es Florestan. El carcelero promete pedir permiso. Aparece Pizarro. Le anuncian una inspección. Pizarro decide asesinar a Florestan. Leonora pide a Rocco que deje salir a la luz del día a los prisioneros. Este accede y los reos ven en el gesto un indicio de liberación. (Acto II) Florestan ruega a Dios y sueña con ver a su esposa. Leonora y Rocco bajan a cavar la tumba del preso. Le dan comida y agua. Llega Pizarro para asesinarlo, pero su esposa se interpone y desvela su identidad. Una trompeta anuncia la llegada del ministro. Marido y esposa se abrazan. (Acto III) El ministro ordena la liberación de los presos y el encierro de Pizarro. Deja que sea Leonora la que libere a Florestan. El amor y la figura de la esposa sacrificada son celebrados.
tan) está muy bien en un papel que no da muchas oportunidades para un gran lucimiento aunque consigue destacar con una modulación extraordinaria. Tras el dúo de Leonora y Florestan (de una dificultad técnica notable) se interpretaron el tercer y cuarto tiempo de la Quinta Sinfonía. Habitualmente es la obertura conocida como Leonora III la que suelen elegir los directores musicales. Soy de los que piensa que el proceso dramático se ve alterado y no funciona bien sea lo que sea que se interprete. Aunque, la música de Beethoven es una maravilla y es bienvenida, también, sea como sea. Ahora bien, para terminar de rematar un trabajo bastante discutible, se proyecta una imagen fija en el escenario que bien se podría haber sustituido por algún movimiento escénico que acompañase a la partitura. Por el contrario, Pier’Alli (director de escena) se decanta por la proyección de una imagen fija y terriblemente fría con el fin de enlazar con el final del trabajo que resulta tan evidente y tan mascado como el resto. No hay huecos en los que el espectador pueda meditar y explicar (se) lo que están fingiendo contar. Para Pier’Alli todo parece que se convierte en obligatorio para el patio de butacas. Una obra que debería mantener, de principio a fin, un movimiento pendular entre la luz de la esperanza y la oscuridad de la injusticia, entre la luz del amor conyugal y la oscuridad del rencor y la venganza; termina siendo una explosión de luz o un apagón que, en lugar de matizar la acción, es una fórmula tan descaradamente explícita que hace daño. Cabe la posibilidad de sentarse, cerrar los ojos y disfrutar. Es una opción como otra cualquiera. ~
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Entrevista es_aladar... Madrid. El Teatro Real de Madrid está lleno de rincones preciosos. En uno de ellos, en la dependencia conocida como ‘salita verde’, nos encontramos con Michael König y Adrianne Pieczonka. Son el tenor y la Gabriel Ramírez / María Sanz {El día en Madrid es caluroso. Adrianne Pieczonka tiene poco tiempo para atendernos. Debe caracterizarse para interpretar su papel. Michael König tiene menos prisa puesto que con él tardan menos las peluqueras y maquilladoras. En cualquier caso, el tenor tiene aspecto de hombre tranquilo, de no tener motivos para las prisas. La conversación es fácil y se desliza con la cadencia de la siega en verano. Hablamos de los comienzos, de los porqués. Michael König comenzó cantando en un coro de chicos, a los ocho años, aunque eso «no significaba, en principio, que fuera a ser cantante de ópera. Era educación básica y, finalmente, se convirtió en el momento en el que se desarrollo mi vocación». El tenor contesta con tranquilidad, moviendo las manos con calma y sin aspavientos. «Fueron mis padres lo que insistieron. Mi padre tenía muy buena voz, pero no le dejaron cantar. Había que reconstruir Alemania. Me inscribió en ese coro de chicos. Al principio no me gustaba, era algo extraño; aunque, después, he sabido que fue la mejor decisión que ellos tomaron por mí. Pasado un tiempo, me pregunté hasta dónde podría llegar eso de cantar. Fue mi propia decisión tras un primer contacto algo dubitativo». Adrianne Pieczonka es una mujer muy atractiva, de rasgos duros y marcados. Mira a su compañero para comprobar que ya ha acabado su intervención. Y habla. Su tono de voz es precioso. «La mía es una historia muy diferente. Yo nací en Canadá y allí no existe una tradición como la europea sobre el mundo de la ópera. Es muy distinto. A mis padres sí les gustaba la música. Eran grandes aficionados a los musicales, al jazz; pero no a la ópera. Yo no acudí a ver una hasta que fui adolescente. No, no existía tradición alguna. Eso sí, me encantaba el teatro musical y quería ir a Broadway. Esa era mi gran ilusión y sigue siéndolo. Mi primer encuentro con la música fue a través de los musicales». Aprovecho para tratar un tema del que me gusta hablar con los profesionales. El jazz no ha terminado de encajar en la ópera; no parece que nadie se anime, definitivamente, a fusionar sus códigos. ¿Por qué no se encuentran patrones con los que se puedan encajar otras músicas en las óperas? Es Adrianne Pieczonka la que se anima primero. «Hay un par de óperas que sí utilizan más elementos del jazz. Pero, sí, es verdad, poca cosa. Hay que tener en cuenta que la ópera nació hace 400 años y el jazz es cosa del siglo pasado. Llegan de mundos diferentes. Los compositores más modernos han introducido algunas cosas. Pero, claro, las distancia es enorme».
MICHAEL KÖNIG Y ADRIANNE PIECZONKA
La soledad de los cantantes
Michael König interpreta a Florestan en ‘Fidelio’.
¿No tendrá que ver con la endogamia que parece envolver el patio de butacas de los teatros? Ambos contestan que sí, que tiene mucho que ver. Pieczonka habla de «una especie de élite que no deja entrar lo nuevo». Y mientras charlamos sobre la necesidad de cierta conexión entre los distintos tipos de música, llegamos a los territorios inevitables de la crisis económica. ¿Se ha dejado notar en los teatros del mundo, en los presupuestos, en los medios con los que cuentan los artistas? Michael König no se lo piensa. «Absolutamente. Ya no hay planes que miren más allá de una semana; las expectativas son muy inmediatas. Y si no se planifica no se puede estar seguro de nada». La señora Pieczonca estira la espalda como si quisiera imprimir una potencia mayor a lo que va a decir.
«Han llegado a cancelar producciones. En América, por ejemplo, los pequeños teatros están cerrando. El dinero que nosotros ganábamos se ha estancado. Es más, ahora siempre te dicen ¿puedes cobrar algo menos? Y es muy duro porque el nivel de vida sube, los hoteles son más caros, los billetes de avión lo mismo...» Esto es un problema sobre todo para los jóvenes ¿no? ¿Se puede hablar de una generación perdida o de la posibilidad de que la estemos alimentando? Michael König contesta con cierta amargura en el gesto. «Eso depende de donde estés. En España hay mucho paro y eso es un enorme problema. Tenéis una generación pedida en todos los campos. Eso significa que deben pelear por su vida. No pueden disfrutar de casi nada. Así cómo se te ocurre meterte en la ópera o algo parecido..., ¡como
si fuera un placer extra! En una sociedad con menos paro se puede estudiar y trabajar y, tal vez, tener tiempo para ir a la ópera». Adrianne, ahora, habla moviendo las manos en busca de un énfasis que aleje la duda. «Creo que un niño que tiene una voz maravillosa lo debe conseguir. He estado haciendo esto, cantar y cantar, durante treinta años; y, a veces, pienso que si volviera veinticinco años atrás y tuviera la posibilidad de elegir, no sabría decir qué hubiera pasado. Mucho trabajo, muchas posibilidades diversas que te permiten elegir un camino u otro. Sin embargo, hoy, tal vez, alguien puede poseer solo su voz y si tiene talento tiene que abrirse camino». En cualquier caso, dedicarse a cantar, a viajar por todo el mundo, a depender de terceros, no es fácil. La vida de los cantantes no es tan sen-
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soprano que encarnan los papeles de Florestan y Leonore en las representaciones de la ópera de Ludwig van Beethoven, ‘Fidelio’, que tiene programadas el Teatro Real hasta el próximo 17 de junio Adrianne Pieczonka se encontró con la música a través de los musicales.
Puesta en escena de la ópera de Bethoven, ‘Fidelio’. / Javier del Real
cilla como algunos lo pintan. ¿Cómo se puede tener una vida normal siendo cantante? «Es una vida muy complicada. Mira, los dos tenemos familia y estamos en una ciudad preciosa como es Madrid. Pero no somos turistas. Estamos trabajando. El entorno es adorable, nuestros compañeros son adorables, pero nos sentimos solos. Es como ser cura o monja. Y duro. Si a eso le añades que vuelves a casa y te dicen, oh, estás aquí como si no pasara nada, llegas a sentirte incomprendido». Adrianne Pieczonka, que suele sonreír, ahora no lo hace. «En casa la vida sigue. Los niños crecen y tu no estás allí. Hay cosas como esas y duele. Mantener una familia unida, teniendo esta vida, es difícil. A nosotros dos nos está yendo bien, pero la complicación es enorme». König tampoco parece tener ganas de sonreír al decir esto.
«Ser cantantes es una vida muy complicada. En el fondo nos sentimos solos> Tenor y soprano están en Madrid para interpretar el papel de Florestan y Leonora. La única ópera de Beethoven es exigente para los cantantes y para los músicos. Su música, llena de aristas, demanda un esfuerzo importante. Pero Fidelio tiene en su núcleo algo maravilloso: la oscuridad que desaparece gracias al ímpetu de una claridad más que humana y que nos ha permitido seguir adelante. Les digo esto para que hablemos unos minutos sobre la ópera de Beethoven. Comienza ella. «Sí, los prisioneros salen a la luz, están caminando hacia ella incluso en la oscuridad de la mazmorra. Eso
le permite tener esperanza. Leonora, mi personaje, es alguien que ha perdido a su marido. Se acerca a la oscuridad para encontrarle y es la sombra entre las sombras porque se viste de hombre para conseguir su propósito. Todo lo que hace busca salvar a Florestan. También hay grises. Leonora es obligada a ser gris. No solo blancos y negros. Para llegar a la claridad hay que vivir dentro del gris durante un tiempo». Supongo que la dificultad técnica para una soprano es máxima. ¿Es así?, le pregunto. «Mucho porque Beethoven compuso la ópera como si los cantantes fueras un instrumento más. Es muy bonito, pero muy difícil». Michael König habla de su personaje y de su trabajo. «Florestan es un delirio que ve la luz en forma de mujer que percibe como si fuera un ángel. Es el medio
con el que puede liberar su alma. Vocalmente es terriblemente difícil. Las últimas partes son matadoras». «Y eso que no está en escena hasta la primera mitad», matiza la soprano. El tiempo que; lamentablemente, era escaso; me permite pedir que hagan una recomendación a los jóvenes que quieren dedicar su vida a cantar. Contesta ella aunque él asiente desde el principio al final «No basta con tener la voz; trabajar día tras día; disciplina, disciplina y disciplina. Hay que estudiar con el profesor con constancia y dedicación. No hay que darlo todo un día, soltar el chorro de voz y pensar que eso es todo. Cantar es una carrera de fondo». Ahora toca maquillaje y peluquería (a ellos). Disfrutar de sus voces (a María y a mí). Y reflexionar sobre todo esto de lo que hemos estado hablando. ~
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Música Louis Armstrong regresó a Chicago, desde Nueva York, en 1925. Nadie era capaz de igualar el amplísimo repertorio de recursos técnicos que era capaz de desarrollar al hacer música. Y allí grabó una serie de sesiones inolvidables,
LOUIS ARMSTRONG (II)
Luis Armstrong en 1968,
La inmortalidad del jazz Gabriel Ramírez Lozano {En noviembre de 1925, los técnicos de grabación del sello OKeh estaban en Chicago. Era un equipo que iba y venía puesto que podían trasladar los aparatos. Aprovechando la ocasión, Armstrong quiso grabar siendo el líder del grupo. Aunque más tarde grandes músicos consiguieron grabaciones memorables, nunca se superaron las de Armstrong con los Hot Five y los Hot Seven. Alguna de Parker puede estar a un nivel similar, pero no por encima de estas. Las frases musicales de Arms-
trong se entrelazaron de forma primorosa, la lógica de su música era arrasadora. Los breaks que otros eran incapaces de cerrar con soltura resultaban naturales, casi obligados, cuando él tocaba. Por otra parte, el predominio de la corneta de Armstrong es absoluto ya que las líneas melódicas parecen estar, siempre, un escalón más arriba del conjunto. Contaba el propio músico que grabando Heebie Jeebies se le cayó al suelo la letra de la canción. No la sabía de memoria y, mientras recogía el papel del suelo, improvisó
unas sílabas que trataban de imitar las líneas melódicas de un instrumento. Ya saben, eso a lo que pronto nos acostumbró Armstrong. Cantar sin decir nada con sentido lingüístico, pero lleno de coherencia musical. Esto se conoce como scat singing. Y lo que contaba el genio lo ponemos en entre-
Los ‘breaks’ que otros eran incapaces de cerrar resultaban naturales en Armstrong
dicho porque nadie ha sido capaz de confirmar que esto fuera una casualidad. Ni siquiera su mujer, Lil Hardin, que le acompañaba al piano en estas grabaciones. Hay que fijar la atención en un tema que se grabó en esa primera sesión del día 26. Oriental Strut es una muestra de lo que podía llegar a conseguir Armstrong con su instrumento. En otras bandas los estribillos no resultaban demasiado atractivos. Sin embargo, cada una de sus notas convertían los stop-times en violentos arranques de melodías coherentes y bellísimas. Más tarde llegaron Baby Dodds y Pete Briggs al grupo. Se convirtieron en los Hot Seven. La reminiscencia del jazz tradicional de Nueva Orleans desaparecía casi por completo para que los instrumentos solistas tomaran total protagonismo. Armstrong cambió todo para que todo fuera el jazz. Durante años fue teniendo contactos con los mejores intérpretes de América. Resultan inolvidables algunos temas grabados con, por ejemplo, Earl Hines; en concreto Weather Bird es un referente del cambio que significaba esta música respecto al ragtime o a la música construida para bailar. Nunca renunció a su faceta de
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Música tal vez las más aclamadas de la historia del jazz, con los Five y Hot Seven. Aparece, por si era poco, el Armstrong más vocalista y con él lo que se conoce como ‘scat singing’. Más no se puede pedir Jazz y literatura
Charlie Parker es el músico del que habla el relato de Cortázar.
cantante que le permitía aportar un swing a la melodía que bien podría conseguir con el instrumento. Incluso llegó a cantar por detrás del compás logrando un efecto delicioso. Muchísimos cantantes se fijaron en Armstrong e hicieron suyos sus elementos técnicos. No hablamos de cualquiera: Ella Fitzgerald, Biliie Holiday o Frank Sinatra, son algunos de ellos. Viajó por todo el mundo y llegaron a ocurrir algunas cosas cómicas. En los años 30, unos músicos europeos exigieron poder revisar la trompeta y la boquilla porque no podían creer que fuera posible conseguir aquello sin trucos. Louis Armstrong fue tan popular que, a veces, se le recuerda más por sus apariciones públicas contando anécdotas que por lo que significó para el jazz. Hay que recordar que, ya pasados muchos años, The Beatles no resistieron la fuerza de la música de este genio y que Hello Dolly les desbancó de las listas. El genio murió en 1971. Pero hay que regresar de nuevo en el tiempo. Hemos dejado muchas cosas sin contar. La próxima semana nos vemos para echar un vistazo a lo que sucedió en Chicago y fijándonos, sobre todo, en Bix Beiderbecke. ~
‘EL PERSEGUIDOR’: SAXOS, SEXO Y EL OTRO LADO
Los protagonistas
GEARY JOHNSON JOHNNY ST. CYR Nueva Orleans, 1879. Se le considera uno de los pioneros del jazz si bien es cierto que Bunk Johnson perteneció más al mundo del espectáculo de los juglares (minstrel) y, en ese momento, el jazz no era el jazz. Todo se iba mezclando para que apareciera poco después. Afirmó en varias ocasiones que tocó con Buddy Bolden y es posible que fuera cierto, pero no como integrante fijo de la banda. Como muchos otros, se instaló en Chicago y llegó a tocar con Dee Johnson o Sammy Price. Después de desaparecer del panorama musical, y gracias a Louis Armstrong, reapareció en la década de los 40 y se le atribuyó un renacer de la música de Nueva Orleans más clásica.
Nueva Orleans, 1890. Fue uno de los primeros músicos de jazz que utilizó un instrumento de cuerda. Su formación musical comenzó con algo parecido a una guitarra de fabricación casera. Hasta que se estableció en Chicago, tras la Gran Migración, trabajó en la Fate Marable, una banda que tocaba a bordo de los barcos de vapor. Ya en Chicago su fama fue en aumento y terminó grabando con King Oliver y Armstrong (formó parte de los míticos Hot Five y de los Hot Seven). En ese momento tocaba un híbrido de seis cuerdas combinando elementos de la guitarra y el banjo. Además, fue miembro de la Red Hot Peppers bajo las órdenes de Jelly Roll Morton.
Julio Cortázar (Bruselas, 1914 – París, 1984) fue un gran escritor. Pero, además, fue un excelente aficionado al jazz. Nunca dudó en mezclar literatura y jazz. Rayuela, posiblemente la novela más leída del autor, es una muestra de esto último que digo. Aunque no es la única ni la más importante. El perseguidor, relato breve incluido en el libro Las armas secretas, habla de un saxofonista, de un genio, de una vida tormentosa, de drogadicción, de promiscuidad, pero, sobre todo, de música y del que es capaz de interpretar una pieza como nunca antes ni después nadie hizo o hará. Los aficionados al jazz habrán descubierto a primera vista que Cortázar habla de Charlie Parker, de su música. Y el tema que trata en profundidad es la soledad del genio, la incomprensión que vive. El relato es una joya. Nos encontramos con imágenes de gran potencia (un vestido rojo que luce una mujer y que en el entorno que se describe se convierte en una especie de coágulo repugnante; un saxo completamente deformado por el lado del alma). Nos encontramos, en el desarrollo narrativo, con distintos cambios de registro que hacen sospechar que la de Cortázar es una escritura muy parecida a la música que hace el protagonista. Porque los ritmos se modifican, porque los lamentos, los gruñidos, el fraseo del personaje, se escuchan con un ritmo de fondo que nos ha enseñado a comprender Cortázar. Las ideas se van desgranando. Es especialmente interesante esa puerta a la que hace referencia Johnny, cómo el tiempo te coloca a un lado o a otro; cómo las palabras no sirven para expresar, ni la música, ni los recuerdos salvo que ese tiempo te desplace al otro lado. Y aparece la soledad como gran carga para el ser humano. El narrador es Bruno V., crítico de jazz y biógrafo del músico. Nos cuenta, nos enseña, trata de expresar todo aquello a lo que asiste. Pero no puede. Deja hablar a Johnny, se irrita con él, se arruga ante la realidad. Y hace dinero con las cosas del protagonista. Durante todo el relato se justifica, trata de mantenerse al margen aunque presuma de lo contrario y escribe eso que no se atrevió a decir en la biografía de Johnny. Sencillamente, no sabría decir algo así porque ni lo entiende ni existe lenguaje que pueda acercarse a ello. Todo aquel aficionado al jazz debe echar un vistazo a este relato. Con tranquilidad, sin presiones ni distracciones externas. Escuchando la música de Charlie Parker, intentando descubrir cómo es posible que a un músico se le vaya la propia vida en cada nota porque no entiende nada de lo que le sucede y ni siquiera esa música puede expresar el sentimiento; descubriendo que droga y miseria no pueden andar juntas, que las palabras llegan aunque lo peor es que vengan con lo que está en las palabras… No se puede pedir más. Jazz y literatura de gran altura.
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Música Un viaje a través de las canciones que reflejan el espíritu de las ciudades que visitan sus letras y que evocan sus partituras. Casi 7.000 kilómetros se recorren con la imaginación en esta tercera entrega de la serie que se prolongará durante diez semanas
La vuelta al mundo en
80 discos
DRAB ZEEN
KICKIN’ & SCREAMIN’
Toufic Farroukh
Krizz Maliko
3 (2002) 3 Ciudad: Damasco 3 Tema: A night in Damascus
3 (2012) 3 Ciudad: Abu Dhabi 3 Tema: Abu Dhabi
DURAN DURAN
Las ciudades que prestan su voz Desde Damasco a Katmandú, un viaje a través de la música interior, de las propias localidades y de quienes la viven y las reinterpretan para convertir experiencias en canciones
3 (1981) 3 Ciudad: Tel Aviv 3 Tema: Tel Aviv
THE BEST & LE MEILLEUR Tina Arena
3 (2009) 3 Ciudad: Bagdad 3 Tema: Je M’Apelle Bagdad
PARKLANDS Hiatus
3 (2015) 3 Ciudad: Teherán 3 Tema: Iran air
A WORLD IN A GRAIN... The Magic Lantern
Óscar Gómez {Un saxofón libanés ha amenizado el viaje a lo largo de más de 1.500 kilómetros desde Estambul. Suena Toufic Farroukh, que perfila con la sonoridad genuina de los instrumentos árabes la magia de la noche en Damasco. Desde la distancia de un París marcado por los acentos orientales, un músico atrapado por el jazz relata en un pentagrama improvisado el recuerdo de sus aventuras en Siria. Tardan en llegar las voces, y lo hacen en un segundo plano, escondidas tras el bullicio de la ciudad, en la siguiente canción que suena: Duran Duran pinta con los aires de los ochenta a la urbe cosmopolita de Tel Aviv. Alguien dice encontrarse consigo mismo paseando entre sus edificios. La electrónica acompasa una historia que recuerda a las miradas que los visitantes dedican a su alrededor cuando llegan por primera vez. Asombro. Otra ciudad llena de gracias se convierte en el grito desesperado de una mujer, Tina Arena, que se identifica con la urbe caída sobre sí misma por la guerra. Cubriendo con una pátina de tristeza la grandeza de sus tiempos de oro y palacios lujosos. Se llama Bagdad. Y se apodera del nombre la artista para gritar su desesperación. Las notas de otra canción mezclan el aire de Londres y el de Teherán. Un viaje en sueños bajo el velo de la noche. La banda británica Hiatus toma prestada la voz de Shura para dibujar un contrapunto de cumbres y llanuras de Irán, de suburbios y de altos edificios del corazón financiero de su capital.
3.ORIENTE MEDIO
Duran Duran
Altos y ampulosos rascacielos reciben al viajero en su etapa musical en los Emiratos Árabes. El dinero está presente casi en cada verso del rap de Krizz Maliko, como está presente de forma obscena en todos los rincones de la ciudad de Abu Dhabi, a la que se dedica la desgarradora composición, que arranca con inverosímiles acordes árabes. Sudor y dolor en otras notas: las primeras del tributo a Karachi de The Magic Lantern, el sobrenombre de un músico británico que compone sus canciones sobre virtuosos punteos de guitarra. El sol, el calor, se dejan sentir en el tema dedicado a la ciudad paquistaní. Brika glosa en nombre propio su exótico viaje por la India, echando el ancla de su música en Bombay. Dice sentirse cansada, y utiliza la excusa para perderse en el exotismo de la ciudad portuaria, comparable con el de su propia voz grave, untuosa. Percusiones estudiadamente desacompasadas resuenan en las paredes de Katmandú. Han llegado los locos intérpretes de Ok Go, que escriben una historia con cada una de sus performances. Regresan a la capital nepalí construyendo todo una fábula de reyes y de prisioneros, de sueños fabricados con la impresión y la magia de la noche, con una pretenciosa orquestación en la que implican a sus propias voces. Nepal es el final de una etapa que arrancó en el lugar donde se confunden dos continentes, pero unidos por la música. 6.900 kilómetros en 31 minutos de un viaje a través del jazz, el rap o el brit pop, pero siempre contaminados por las reminiscencias del apasionante folclore oriental. ~
3 (2011) 3 Ciudad: Karachi 3 Tema: Karachi
VOICE MEMOS Brika
3 (2014) 3 Ciudad: Bombay 3 Tema: Mumbai
OF THE BLUE COLOR... Ok Go
3 (2010) 3 Ciudad: Katmandú 3 Tema: Back from Kathmandu
El Correo de Andalucía Sábado, 30 de mayo de 2015
Suplemento cultural
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Música La escena independiente está viviendo un lance de desaforado furor en plazas como Galicia, de donde no cesan de surgir bandas interesantes en todos los estilos. Una de las más sugerentes y pujantes es Puma Pumku, quinteto afincado en Santiago que ha debutado en largo con ‘Is It In You?’, un tratado de pop psicodélico enérgico y lisérgico
Pop psicodélico ‘made in Galicia’
Horacio Raya {Varios elementos llaman poderosamente la atención al aproximarse al universo de estos gallegos: su rabiosa juventud, su curioso nombre –aliteración y misterio–, su querencia por lo colorista y, por supuesto y en suma, su propuesta musical y sonora, con un pie en iconos de la psicodelia como Pink Floyd y otro en el añorado sonido Madchester de principios de los noventa. Vayamos por partes. Puma Pumku nace como combo en los albores de 2013, cuando coinciden en la Universidad en Santiago de Compostela cinco chavales –en la actualidad tienen entre 22 y 25 años– procedentes de distintos puntos de la geografía gallega, a saber: Amadeo Varela (voz y guitarra), Álvaro Dosil alias Coque (guitarra y coros), Guillermo Cavero alias Pamper (bajo), Óscar Raña alias Pulpo (batería) y Francisco Varela (teclado). Dos son de Noya (La Coruña), uno de Lugo, uno de Vigo (Pontevedra) y otro de Orense. Todo un ejemplo de alianza de provincias del que deberíamos tomar nota por estos lares. Su experiencia previa era escasa, aunque todos los miembros habían hecho sus pinitos: el batería en un grupo llamado Sally Said So; el teclista en Dirty Socks; el cantante en Johnny and the Ticks; y el bajista y el guitarrista en Lagarto Jesucristo. Proyectos «fugaces y embrionarios», según relata Coque, que llegaron a editar maquetas pero nada en vinilo siquiera.
Con ese parco bagaje, estos intrépidos amantes de las atmósferas hipnóticas y los desarrollos progresivos se lanzan a la aventura. Lo primero era elegir un nombre, y escogieron el de Puma Pumku. En este punto hay que aclarar que Puma Punku (con n en vez de m) es un complejo monumental en Tiahuanaco, en el departamento boliviano de La Paz, donde se hallan extrañas piezas en forma de H y otras geometrías inusuales. Coque explica el motivo de la elección: «Un amigo aficionado a las conspiraciones nos contaba que las figuras de ese lugar no podían haber sido hechas por humanos, sino por seres que vinieran de otro planeta. Y nos gustó». Misterioso. El nombre, también, puede despistar a más de uno, pero no, no es el punk lo que les motiva: «En cuanto a estilo no, pero sí en actitud», advierte con orgullo. Ya en marcha, Puma Pumku no tardó en grabar sus primeras canciones: «Nos juntamos, hicimos tres ensayos y poco más… todo muy improvisado», recuerda el guitarrista sobre su modo de preparación del epé homónimo con el que echaron a andar en abril de 2013. Para ello, se aliaron con Seara Records, un colectivo dedicado a la autoedición (o lo que se suele denominar DIY: do it yourself) de todo tipo de material: fanzines, exposiciones, discos, conciertos… Este debut incluía cuatro cortes, tres de los cuales irían a parar a su elepé. Mientras añadían temas a su re-
Cinco son los miembros de Puma Pumku: Amadeo Varela, Álvaro Dosil, Guillermo Cavero, Óscar Raña y Francisco Varela. En la imagen, en un momento de relax. / Foto: Vir Expósito
pertorio, estos cinco estudiantes compostelanos realizaban su particular camino aunque en derredor, con una gira que les llevó durante el verano de 2014 por toda la comunidad gallega y el norte de Portugal, donde encontraron la inesperada complicidad del público: «Notamos que la gente de allí no sólo es mucho más entregada, sino además más movilizada. Asistir a conciertos de grupos que no conoces de nada previamente, sólo porque te fías del criterio del local que lo programa, es habitual», explica Coque. «Nos dan mil vueltas culturalmente hablando: hay montones de festivales, decenas de bandas…», suspira. Con un background ya más consolidado, entraron en contacto con Matapadre, un label precisamente de Santiago: «Fue un proceso muy raro», avanza el guitarrista. «Iván Arias, que es el responsable del sello, nos vio en un concierto en la playa y les gustamos, pero no llegamos a un acuerdo. Entonces nos
planteamos sacar el disco en vinilo con la ayuda del crowdfunding, pero no terminaba de cuajar la idea. Más tarde volvimos a coincidir con Iván y nos acogió con los brazos abiertos, lo cual nos sorprendió mucho porque pensábamos que su sello tenía unos criterios muy precisos y exquisitos», recalca. Como quiera que habían recaudado cierta cantidad a través de la web Verkami, Is It In You? vio la luz a finales de 2014 en una doble vertiente: el citado proceso de financiación dio lugar a una edición de 320 vinilos de 12” con la particularidad de que todos están decorados multicolor, de manera que no hay dos iguales. Y por otro lado, el ansiado primer trabajo en digital con el citado sello Matapadre, que esconde a los tremendos Disco Las Palmeras! y otras gemas por descubrir, y del que ha sido por cierto la décima referencia. Un álbum grabado y mezclado por Roberto Mallo y Rodrigo Caamaño, de los geniales y también gallegos Triángulo de Amor Bizarro. Is It In You? incluye nueve temas que cuesta asimilar en la primera escucha pero que van ganando en las posteriores, y que cabalgan desde el dream pop al space rock. «Nosotros no nos cerramos a ningún género, tenemos mentes abiertas», asegura Álvaro antes de aclarar que «todo lo que escuchas lo acabas proyectando de algún modo. A nosotros lo que nos gusta sobre todo son grupos clásicos como The Beatles o Pink Floyd, claro que pasado por el filtro de los últimos 40-50 años». La hoja promocional los vincula a grupos de la nueva ola de rock psicodélico como Deerhunter o Brian Jonestown Massacre, pero es arrancar el disco con Days y a uno se le vienen a la mente The Stone Roses y todas aquellas bandas de principios de los noventa fraguadas en la por entonces activa Manchester, desde Happy Mondays hasta The Charlatans e incluso Inspiral Carpets. Y es que las atmósferas adictivas e hipnóticas y los ritmos obsesivos se expanden por todo el elepé, con hits tan claros como Twilight of the mind, con ese bajo juguetón y las voces que parecen perdidas en el limbo; Liquid Skies o Lebensraum –donde se abandonan a ritmos más lentos–; y otras idas de olla más irreverentes como la fugaz –un minuto y un segundo– Ti como os viches? (¿Tú cómo los viste?) o The Edge, que cierra este prometedor estreno que puede sonar a la vez clásico y moderno, a la vez original y reiterativo. Pero que, por lo pronto, evoca a unos tiempos donde lo indie significaba subyugar. Que no es poco. ~
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Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 30 de mayo de 2015
Fotografía La Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid ofrece, hasta el 2 de agosto, la exposición de Chema Madoz como paso previo a Photoespaña 2015. Lo imposible, lo oculto, aquello que está por descubrir, empieza a poblar las calles de la capital de España Obra titulada ‘Objetos cotidianos’, de Madoz.
LAS REGLAS DEL JUEGO
Chema Madoz en estado puro
Daniel González Irala
{Animador de inanimados y busca-
dor incansable no ya de la idea de estilo, esa palabra que se confunde habitualmente con el ruido y la furia diarios, sino de toda una poética propia en la representación; Madoz inaugura en un previo de Photoespaña una exposición en su Madrid natal. Gracias a que podemos disfrutar de gran parte de su obra (más de la mitad de las más de 120 fotografías son inéditas) llegamos a decir que en el mundo de los sueños, el tuerto no es el rey. Porque es necesario no sólo estar familiarizados con la textura de los objetos y su calidad, sino que el espectador construye siempre el sentido, un sentido que cambia de imagen a imagen. Y lo hace gracias a lo que tiene delante de sus ojos; algo, como decíamos inaudito. Y aquí es donde aparece el estilo Madoz, si es que la palabra estilo sigue existiendo. Comisariada por Borja Casani, como ya sabían los aficionados a su obra, al autor no le gusta titular sus fotos entre otras cosas porque hacerlo supondría romper con la educación y la elegancia establecidas; es decir, con Las reglas del juego, que así se llama la exposición.
‘Árbol nube’ de Chema Madoz.
Desde un libro cerrado con escaleras que desde su lomo viajan al interior, la nube con aguja atravesada que sugiere que podría llover hacia arriba o el preciso cuello de camisa donde un pentagrama nos lleva a la música, al igual que lo pueden hacer unos elásticos gimnásticos de metal para estirarse, comprendemos que no sólo el afán literario y poético que le llevó a publicar ese libro maravilloso con Ramón Gómez de la Serna están presentes, sino que el ritmo al que vamos viendo las imágenes contiene notas perfectamente afinadas que
convierten la sala en poco menos que una catedral. El ventilador que deconstruye la palabra viento en inglés, el libro abierto con cerrojos por marcapáginas, la utilización de unas manillas como pomo de unos cajones o los dos relojes de arena que permanecen más cerrados que abiertos aunque a través de uno existe una tercera vía de escape; la noche en tinta china derramada o el segundero imaginario de un reloj; el soporte de un piano a partir de un bate de baseball (quizás ésta una de las más gamberras o pop), la mariposa enjaulada que parece también subida al trapecio de un circo, letras como hormigas o silla de madera común convertida en báscula para pesar alimentos (lo que sugiere más de una idea sobre lo pesados o amables que pueden ser nuestros invitados); la tortuga cerebro, el reloj-regla o el huevo gigante que se convierte en cabeza de ave o lugar donde ésta esconde una cabeza que se ha demostrado absurda desde el punto de vista de la leyenda urbana; el enorme cinturón de castidad columpio, que nos lleva de nuevo al despertar de la música (pentagrama, persiana); el bolso gracias al que un
caballo de granja pudiera ir a una corrida de toros, la morsa atómica o su peculiar homenaje a Magritte y su sombrero que combina con un cerebro separado por un fino e interior trocito de nuez. Al igual que ocurre con la música, el artista juega con la acupuntura y la astrología y sigue ofreciéndonos joyas visuales, para más tarde ver un lazo-cuerda tipo Indiana Jones con bolas de billar, un reloj de arena-peineta, una estructura pintada con letras en un bloc que nos retrotrae a la infancia, un alzacuellos con código BIDI incluido. La mano-hucha, la alfombra en piscina o el medidor de horizontes marinos desde la costa, un transportador de ángulos, son más y más ejemplos de cada nuevo desafío, de tal forma que si sabemos que, como en cocina, contamos con tan gratos y sugestivos ingredientes, es imposible salir con hambre del recinto. Ahora sí, se recomienda acudir despejado y abierto a la poesía, no vaya a ser que no acudamos lo suficientemente despiertos al encuentro del sentido. Confundir simpleza con sencillez es bien fácil, pero Madoz, si es verdad que a veces peca en exceso de minimalista, siempre lo hace en pos de este sentido milimetrado, aquel que no sólo le lleva a jugar con objetos antónimos, sino desiguales y por tanto imposibles dentro de su meticuloso y calculado espacio artístico, que a nuestros ojos se hace particularmente espontáneo siempre. Hemos oído decir que el artista, que parte de la escultura como concepto y del dibujo como instrumento, se ha sentido tentado a ser simplemente el fabricante de estos poéticos artilugios, y bien mirado y a pesar de que es fotógrafo desde 1980, lleva casi veinticinco años experimentando en su taller, siempre con enorme acierto. También dicen que después de las últimas exposiciones, ha cambiado su equipo habitual de postproducción, lo que teniendo en cuenta que trabaja aún con cámara analógica de medio formato, hace que el recuento de temas sea más amplio y menos constreñido a las poéticas imposibles de las que hablábamos. Para los que todavía no lo conozcan, es recomendable siempre el acercamiento que desde el programa de La 2 de RTVE, Imprescindibles, se hizo hace año y medio, en un documental llamado El regador de lo escondido, una metáfora tan plástica como su obra, que remite tanto a los orígenes como a lo que está por venir y que quizás convierta en universal todo lo que este sencillo hombre (que no se creyó aquello de que en el país de los ciegos, el tuerto es el rey) nos tenía que contar. ~
Coordinador: Gabriel Ramírez Lozano Colaboradores: Nirek Sabal, Augusto F. Prieto, Florencia del Campo, Beatriz Silva, Daniel González Irala, David Mayo, Suplemento cultural editado por
Mara Sanz Gaite, María Eugenia Guzmán, Gracia Elena Miranda Balbuena, Paulo García Conde, Emma Camarero, Óscar Gómez, Carlota Montemayor, Carlos Serrato, Laura Villalba, Pablo Navarro, Paula Pinilla y Horacio Raya.