Copyright © 2007 - GOF S.L. Copyright © 2007 - Juan Santaella López - Juan Ignacio Santaella Sáez Depósito Legal: GR-434/2007 I.S.B.N.: 978-84-611-5845-4 Av. Barcelona, 2 Bajo - 18006 Granada Tl.: 958 089 774 - Fax: 958 377 818 info@gof.es www.gof.es
Manual de ACOSO ESCOLAR O BULLYING para docentes y educadores
Los autores JUAN SANTAELLA LÓPEZ. Nació en Tiena (Granada) el 11 de Octubre de 1949. Está casado y tiene tres hijos. Se licenció en Filosofía y Letras (Sección de Filología Románica), por la Universidad de Granada, en 1973, siendo distinguido, al finalizar dichos estudios, con el Premio Nacional al mejor becario, por su expediente académico. Se licenció en Derecho por la Universidad de Granada, en 1982. Es Doctor en Pedagogía por la Universidad de Granada, desde el año 2002, con una tesis que versa sobre “La crisis del humanismo y la necesidad de educar en valores”. Actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el IES “Padre Suárez” de Granada. Fue Miembro del Grupo de Trabajo, constituido a nivel nacional por el Ministerio de Educación, en el año 1998, para la elaboración de un “Dictamen sobre la enseñanza de las Humanidades en la Educación Secundaria”. Perteneció igualmente al Grupo de Expertos de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, encargado de asesorar sobre la aplicación del Dictamen de las Humanidades en Andalucía. Es autor de varios libros relacionados con la actividad docente y con la educación en valores. Entre otros “Crisis de las Humanidades y Educación en valores”, “Ideología, Humanidades y Valores en la Educación Europea” e “Ideología, Humanidades y Valores en la Educación Española” Ha escrito varios artículos en periódicos y revistas, relacionados con la docencia; ha impartido conferencias y ha participado en debates, tanto en el ámbito universitario como en centros educativos de secundaria o ante colectivos muy diversos, sobre diferentes aspectos del actual sistema educativo. JUAN IGNACIO SANTAELLA SÁEZ. Nació en Granada el 28 de Octubre de 1975, está casado y tiene un hijo. Se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada en 1999, posteriormente realizó la Especialidad de Otorrinolaringología en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, donde ejerce actualmente como Facultativo Especialista. Es Experto Universitario en Epidemiología clínica y Metodología de Investigación. Colabora como Docente en diversos programas de formación relacionados con la Especialidad, como son los cursos de preparación al MIR y el Master de Urgencias organizado por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Ha escrito diversos artículos en revistas científicas relacionados con la especialidad y ha tenido experiencias muy directas en el diagnóstico y tratamiento de alumnos afectados de acoso escolar.
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Índice
1. La convivencia escolar ......................................................... 11 2. Causas del deterioro de la convivencia .................................. 15 3. Conflicto escolar y violencia.................................................. 19 4. La violencia y los violentos ................................................... 26 5. El acoso escolar o bullying ................................................... 38 6. Rasgos del acoso ................................................................ 45 7. Fases del acoso................................................................... 48 8. Indicadores del acoso .......................................................... 50 9. Incidencia actual del acoso .................................................. 53 10. Consecuencias del acoso.................................................... 62 11. Teorías explicativas del acoso............................................. 75 12. Modelos de intervención .................................................... 85 13. Modelos de prevención ...................................................... 93 14. Conclusiones ....................................................................107 15. Esquemas sobre el acoso ..................................................110 16. Experiencias concretas de acoso ........................................115 Bibliografía. ...........................................................................146
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A nuestro nieto e hijo Juan Ignacio Santaella Morales, que actualmente tiene dieciocho meses, para que, gracias a una profunda educación en valores y al cariño y la exigencia de los tuyos, seas siempre educado, honrado y trabajador, puesto que el destino de los hombres es servir a los demás y no servirse de ellos; ser respetuoso y tolerante, y no dogmático; ser solidario y compasivo, y no violento ni agresivo. ¡La consecución de tu paz interior y la del mundo que te rodea ha de ser el gran reto de tu existencia!
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1. LA CONVIVENCIA ESCOLAR A. ¿Es un medio o un fin en sí mismo? Hasta ahora, la convivencia se ha venido entendiendo sólo como un medio necesario para crear un clima adecuado para el estudio y el aprendizaje de los alumnos, de manera que la lucha por conseguirla se entendía como un tiempo desaprovechado y detraído de la tarea esencial del profesorado que era enseñar; sin embargo, hoy la consideramos como una finalidad básica del sistema educativo, tan importante al menos como el aprendizaje de las materias que integran el currículum. Como su aprendizaje no es fácil, hay que irla cultivando y perfeccionando a lo largo de los años de escolaridad.
Antes
Medio educativo adecuado
Ahora
Finalidad educativa básica
CONVIVENCIA
B. Concepto de convivencia Convivir es vivir en comunidad de manera armónica y acordada. Toda convivencia ha de fundarse en una serie de valores, siendo los más importantes el respeto, la ayuda mutua, la justicia, la seguridad y la paz. La convivencia es necesaria en cualquier ámbito de la vida donde se establezcan relaciones sociales, y aprender a convivir es uno de los retos básicos que tenemos en los centros educativos, tal y como manifiesta el Informe Delors, denominado “La educación encierra un tesoro”.
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Respeto
Ayuda mutua
Justicia
Paz y seguridad
CONVIVENCIA
C. Para convivir se exige disciplina Los valores anteriores sólo pueden desarrollarse en un ambiente en el que exista disciplina, es decir, instrucción moral necesaria para observar las leyes y normas que rigen dentro de una colectividad. Hoy la disciplina tiene un valor negativo, especialmente entre los estudiantes, aunque para nosotros el problema no debería ser el discutir o no sobre su idoneidad, que nos consta, sino sobre la forma de ejercerla desde principios democráticos. Se habla mucho de derechos, pero muy poco de deberes, sin darnos cuenta de que para gozar de un derecho cualquiera, hemos de afrontar su deber correspondiente. Por ejemplo, para que yo pueda disfrutar de la libertad, los demás han de respetarme como persona, sin lo cual no podría ejercitarla y ese derecho se convertiría en una entelequia. EMPATÍA RESPETO
DERECHOS
CONVIVENCIA PACÍFICA
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D. La convivencia exige normas participadas Las normas han de elaborarse dentro de nuestros centros mediante un proceso participativo, con respeto a todas las ideologías, razas y credos, basadas en principios democráticos y apoyadas en valores reconocidos y compartidos universalmente. Sólo será posible la disciplina si toda la comunidad educativa asume, acepta y pone en práctica tales normas. El incumplimiento de éstas conllevará un proceso de reflexión y rectificación por quien las haya infringido y, si fuera necesario, la penalización de su conducta, en un clima constructivo y educativo.
NORMAS exigen
Participación
Respeto a todos
Principios democráticos
Valores
E. Hay que recomponer el entramado social y valorativo. Antes educaba la tribu (padres, abuelos, profesores, familiares, ancianos, policía, etc.), es decir, toda la sociedad, porque había un gran consenso social sobre los valores en los que había que educar; sin embargo, hoy existe más diversidad de valores, más confusión en la tarea educativa, menos claridad sobre a quién compete la educación y menos autoridad para poder llevarla a cabo, lo cual dificulta enormemente la tarea. Es la sociedad, somos nosotros, especialmente padres y profesores, los que tenemos que ponernos de acuerdo para recomponer el entramado educativo y lograr un consenso en
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valores, porque desde el ámbito político dicho consenso no se ha producido ni hay atisbos de que pueda producirse. Ojalá algún día próximo podamos asistir a un gran pacto por la educación, donde también los valores democráticos y sociales que la inspiran puedan ser reconocidos y aceptados conjuntamente.
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2. CAUSAS DEL DETERIORO DE LA CONVIVENCIA
A. Pérdida del principio de autoridad a. Antiguamente, la escuela tenía prestigio y autoridad La escuela antigua estaba basada, entre otros, en el principio de autoridad, lo cual permitía al profesor mantener una disciplina férrea, a veces excesiva, sabiendo que contaba con el beneplácito de la sociedad y de los padres para ejercer su labor.
b. Hoy, el principio de autoridad se ha perdido Hoy, sin embargo, ese principio se ha perdido. El profesor enseña sin apoyo ni reconocimiento social y, lo más grave, en muchas ocasiones, con la oposición de determinados alumnos y padres que lo ven más como un agente evaluador y represor que como un colaborador en la ardua tarea de educar.
c. Habría que recobrar el principio de autoridad Muchos de los problemas de indisciplina que surgen en las clases podrían resolverse con mucha más facilidad si la autoridad recobrase socialmente el lugar que tradicionalmente tuvo y que aún hoy debería tener, contando, eso sí, con todos los controles democráticos necesarios para que no se convierta en autoritarismo.
B. Cambio social Además de lo anterior, se ha producido un cambio social que genera situaciones nuevas. Los elementos más significativos de ese cambio son los siguientes:
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a. Desarrollo económico y tecnológico A partir de los años 70, se ha producido un desarrollo económico y una revolución tecnológica, que transforman la mentalidad y las costumbres hacia una actitud competitiva y discriminatoria, porque no es un desarrollo armónico sino que, carente muchas veces de principios éticos, genera desigualdades cada día mayores.
b. Los medios de comunicación Importancia cada día mayor de los medios de comunicación y de Internet, que absorben al usuario, le impiden las relaciones humanas y lo abocan al aislamiento.
c. Crisis familiar Hay una crisis familiar, que cada día se expande más, y que se manifiesta en divorcios, familias monoparentales, hijos abandonados que se refugian en la calle, conflictos familiares, violencia de género, etc.
d. Violencia en la calle Cada día hay más agresividad social que se observa en los medios de comunicación, y en las relaciones políticas, sociales y personales.
C. Efectos de la crisis social y familiar en la escuela Todo lo anterior y algunos elementos más explican el incremento de los conflictos entre iguales, y entre alumnos y padres con profesores.
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a. Influjo de las familias rotas La mayor parte de los conflictos escolares, entre el 80 y el 90%, son producidos por hijos de familias rotas. En una familia desestructurada y sin lazos afectivos se forjan personalidades inseguras que buscan su superación mediante el acoso y la violencia sobre los más débiles, en los que ellos ven reflejado su problema. Si pudieran encontrar un clima familiar adecuado, muchos acosadores podrían reencontrarse con ellos mismos.
b. La educación permisiva es nefasta Hoy en día suele haber una actitud permisiva hacia los educandos. Se pretende suplir la ausencia física y el abandono educativo con la concesión de caprichos y prebendas, lo cual es pedagógicamente incorrecto y peligroso.
c. Faltan modelos educativos No existe un modelo educativo para los jóvenes, nítido y preciso al que imitar, y por ello muchos se refugian en los “famosos”, seres carentes muchas veces de principios y de valores, que los medios de comunicación ponen a su alcance.
d. Muchos educadores no saben educar Hay muchos padres, madres y educadores que no dominan el arte de educar, por razones muy diversas. Podemos establecer las siguientes categorías de educadores. • • • • •
Ausentes: No tienen tiempo o dedicación. Autoritarios: Imponen sus criterios siempre. Posmodernos: No imponen normas, todo vale. Empresarios: Quieren un “gran porvenir” para sus hijos. Educadores: Por último están los que sí dominan el arte de educar, porque ponen en esta tarea toda su
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alma. Son los que dan a los educandos amor, di谩logo y exigencia, y s贸lo a ellos podemos llamar educadores.
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3. CONFLICTO ESCOLAR Y VIOLENCIA. Son diferentes el conflicto escolar y la violencia aunque estén relacionados y, a veces, aparezcan unidos.
A. Conflicto escolar a. Concepto Hay conflicto cuando existe contraposición de intereses, de necesidades o de valores entre dos o más personas. En los conflictos juegan un papel relevante los sentimientos y las emociones, por lo que a veces es difícil, entre los que están inmersos en él, detestar fríamente la verdad objetiva.
b. Los conflictos forman parte de nuestra vida Los conflictos forman parte de nuestra vida, y son necesarios para avanzar. Son consustanciales a las relaciones humanas, ineludibles y positivos. Son positivos porque la diversidad y la diferencia entre las personas es un valor.
c. Los conflictos son un medio de desarrollo personal y social Sólo por el conflicto con personas o instituciones podemos avanzar hacia relaciones mejores, y por ello se convierten en una palanca de transformación social. Además, gracias a ellos aprendemos a resolver los conflictos futuros y así podemos relacionarnos con los demás de manera serena y armónica. Siempre que resolvemos un conflicto, nos estamos preparando para afrontar el futuro con mayor garantía de concordia y bienestar.
d. Habilidades para resolver conflictos Si vemos el conflicto como algo negativo es porque nos genera un problema y sobre todo porque no hemos sido en-
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señados desde pequeños a resolverlos. Por ello, una de las tareas básicas de cualquier educador es adiestrar a sus educandos a analizar conflictos y a descubrir su complejidad para resolverlos con mayor facilidad, y a encontrar soluciones a cada uno que se presente, sin tener que recurrir a la violencia, y sin necesitad de destruir a la otra parte.
B. Relación entre conflicto y violencia a. Concepto de violencia La violencia, sin embargo, es el uso deliberado de la fuerza o el poder para provocar a otro daño físico o moral.
b. Relación entre conflicto y violencia Puede haber conflictos que se resuelvan sin violencia, cuando el problema se afronta dialogando, puesto que una de las partes o ambas renuncian a los intereses, necesidades o valores contrapuestos, tal y como analizamos más abajo; o puede haber violencia sin que exista conflicto ni problema (lo que llamamos un pseudoconflicto), debido a que existan malos entendidos o mala comunicación, en cuyo caso habrá que enmendar ésta; y hay veces en las que existe un conflicto larvado u oculto que si no se resuelve pronto puede provocar una descarga violenta, debido a que se puede hacer grande, inmanejable y llegar a destruir las relaciones personales.
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c. Necesidad de resolver conflictos para evitar la violencia Todo conflicto no resuelto estimula la violencia, por ello no podemos ignorarlos cuando se planteen, porque eso dificulta su resolución posterior y engendra violencia innecesaria.
C. El conflicto es un proceso a. Primera fase El conflicto es un proceso, no un momento puntual: se origina por el enfrentamiento de necesidades económicas, ideológicas, de valores… y a esa etapa la llamamos primera fase.
b. Segunda fase Enseguida que esas necesidades chocan con las del otro, surge el problema o segunda fase. Si se ataja en ese momento la situación, se evita el problema.
c. Tercera fase Ahora bien, si la solución al problema no se encara, surge la desconfianza, la incomunicación, los temores, etc., y aparece la crisis que es la tercera fase. Esta fase es violenta, genera pelea, y es lo que, equivocadamente, la gente identifica con conflicto. En este momento tan avanzado, es muy complicado resolverlo y más aún enseñar a resolverlo.
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D. Hay formas muy diferentes de enfrentarse al conflicto a. Competición: gano/pierdes. Con tal de conseguir mi objetivo, salto por encima del otro; incluso, si es necesario para mis intereses, elimino a la otra persona, lo cual genera exclusión, discriminación, desprecio o muerte social.
b. Acomodación: pierdo/ganas. Para no entrar en confrontación, no hago valer mis derechos, sino que aguanto hasta que ya no puedo más y destruimos o nos destruimos. Tanto esta forma como la anterior, a largo y medio plazo, generan problemas de todo tipo.
c. Evasión: pierdo/pierdes. Metemos la cabeza debajo del ala y no afrontamos la realidad, con lo que el problema no se resuelve sino que se aplaza.
d. Cooperación: gano/ganas. Además de lograr mis objetivos, me preocupa la otra parte e intento que también los suyos queden satisfechos. En este tipo de solución, tanta importancia tiene el fin como los medios para una cooperación auténtica.
e. Negociación: ganamos en lo fundamental. Como una cooperación perfecta es muy difícil conseguirla, tratamos de que las dos partes logren el máximo de objetivos posibles, sin conseguir nunca el cien por cien.
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Menos
Preocupación por el otro
Más
COMPETICIÓN COLABORACIÓN O(gano-ganas)
COMPETICIÓN VIOLENTA VIOLENTA O NO NO (gano-pierdes) Preocupación por uno mismo
(gano-pierdes) COMPROMISO (ganamos los dos)
EVITACIÓN (perdemos los dos)
Menos
Preocupación por uno mismo
ACOMODACIÓN (pierdo-ganas)
Preocupación por el otro
Más
E. Formas de intervenir en el conflicto Adela Cortina entiende que para resolver un conflicto hay que tener en cuenta tres imperativos básicos: • Principio de habilidad: Examinar la causa del conflicto. • Principio de prudencia: Valorar las consecuencias de las posibles soluciones al conflicto. • Principio de moralidad: Encontrar soluciones justas, teniendo como meta la paz y la justicia. Además, todo educador, sea padre o profesor, a la hora de abordar un conflicto ha de actuar desde un enfoque humanista, teniendo en cuenta tres elementos básicos, sin cuyo cumplimiento el conflicto quedará latente: • Reparación del daño causado, si lo hubiere. • Reconciliación entre las partes. • Resolución del conflicto.
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F. Formas de resolver un conflicto Hay muchas maneras de resolver un conflicto, aunque las más utilizadas sean las siguientes: el consenso, la mediación, la conciliación, el arbitraje y la prevención. • • •
• •
Consenso: las partes se ponen de acuerdo, mediante
negociación entre ellas. Mediación: presencia de un tercero imparcial que intenta que las partes se pongan de acuerdo, facilitando el acercamiento entre ellos y reflexionando con ambas. Conciliación: La tercera persona hace propuestas de solución hasta que las partes aceptan una como idónea. El papel del conciliador es más activo y determinante que el del mediador. Arbitraje: Las partes someten el conflicto a un árbitro, para que éste proponga una solución que ambas partes aceptan. Prevención: Intervención anterior a la crisis, con objeto de prevenir el conflicto.
En todos los casos, sea cual sea la forma elegida, la resolución del conflicto ha de ser justa, transparente, rápida y respetuosa.
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G. Técnicas de discusión y negociación Además de lo anterior, en todos los ámbitos educativos, sea en la familia o en la escuela (sobre todo en la tutoría), se debería enseñar al niño a negociar, como medio más adecuado para llegar a acuerdos; esto significa que el joven debe aprender a dialogar, aplicando las siguientes reglas básicas: • • • • •
Ha de aprender a escuchar, evitando posturas intransigentes. No debe interrumpir al otro mientras habla, para evitar gritos, tensiones o faltas de respeto. No debe atacar las ideas y sentimientos del otro. Ha de saber practicar la escucha activa, parafraseando y realizando preguntas y respuestas constructivas que animen al contrario a seguir hablando. Ha de evitar gestos y posturas que impidan el acuerdo.
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4. LA VIOLENCIA Y LOS VIOLENTOS A. La violencia a. Concepto Es la respuesta instintiva ante la presencia de un conflicto, aunque es también la más irracional y la menos idónea para resolverlo. Como ya hemos indicado, se caracteriza por el uso consciente de la fuerza para infligir un daño moral o físico al que considero mi contrincante. La UNESCO manifiesta que “todas las guerras comienzan en la mente de los hombres”, y es en ella también “donde debe comenzar la paz”. Hay veces, como afirma Helder Cámara, en las que la violencia se genera desde los ámbitos de poder político, social o educativo, precisamente desde donde debería fomentarse la paz, la negociación y el acuerdo. No toda la responsabilidad en la génesis y el desarrollo de la violencia la tienen los violentos, hay muchos espectadores, a los que Primo Levis llama la “zona gris”, que creyéndose neutrales terminan favoreciendo siempre a los que imponen sus criterios y sus intereses, porque “es mayor el escándalo que produce el silencio de los justos”, dice Martin Luter King, que “la agresividad de los violentos”.
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b. Causas La violencia no es innata, sino que se aprende a lo largo de nuestra vida, siendo el primer lugar de aprendizaje el hogar. Suele iniciarse como semilla en la infancia, va germinando, se desarrolla poco a poco y termina produciendo sus frutos en la adolescencia. Hay múltiples causas que la producen, aunque en la mayor parte de las ocasiones la violencia guarda relación con un entorno social roto y desarraigado. Entre las causas más inmediatas hemos de citar básicamente tres: el ansia de poder, los prejuicios y la respuesta irracional al conflicto.
b.1. El ansia de poder. El afán de poder está siempre presente en cualquier acontecimiento histórico en el que hay violencia. Por poder se miente, se guerrea, se traiciona y hasta se puede matar. Ninguna guerra, ningún crimen, ni ningún desastre de la humanidad son ajenos al ansia de poder de los seres humanos. Dominar a los demás y tenerlos a nuestra disposición es una tendencia ancestral del hombre, sobre todo de aquellos que han eliminado el componente moral y ético de sus vidas. Además, el poder tiene otro atractivo complementario, y es que la sociedad reverencia y adora a los que tienen poder de cualquier tipo, al identificarlos con los vencedores, en tanto que desprecia a las víctimas y a los desposeídos de poder. El afán de dominio, la vanagloria del poder y la admiración de los demás es la causa primera del acoso.
b.2. Los prejuicios. Se considera al otro mi enemigo, sin conocerlo, porque es negro, inmigrante o gordo. Una vez que partimos de ese planteamiento, el otro pierde la categoría de ser humano, y es
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demonizado, con lo que se logra una “congelación afectiva”. Esta es la razón de tanta crueldad con inmigrantes, mendigos, débiles, etc. Frente a esto, la única solución posible es la empatía, que no es una emoción sino una doble habilidad social, caracterizándose el que la posee por ser capaz de comprender los sentimientos y las vivencias ajenas y saber comunicárselas al otro. Los psicópatas tienen serias dificultades para cultivar y experimentar esta habilidad, por lo que es explicable su conducta antisocial.
b.3. La respuesta irracional al conflicto. Se trata de reaccionar emocionalmente ante el conflicto, en lugar de meditarlo y darle una respuesta lógica y serena. Esto les ocurre a muchas personas a las que no se les formó el carácter de pequeños, sino que tuvieron una educación laxa que les permitió hacer cuanto deseaban, sin someterse a ningún tipo de normas. Los sociólogos americanos han descubierto que el 80% de los niños de su país, menores de siete años, hacen lo que quieren si gritan, chillan y vociferan, porque de esa manera los educadores les permiten hacer lo que apetecen. Desgraciadamente, la mayor presencia de la mujer en la escuela no ha resuelto el problema. Frente a lo que se esperaba de ella (mayor sensibilidad y defensa de la paz y el diálogo), muchas han copiado lo peor del tradicional sistema patriarcal: la imposición y el dominio, e incluso la violencia, si es necesaria, con tal de dominar al otro. No obstante, la violencia de los chicos sigue siendo superior a la de las chicas y aún persiste en las aulas acoso de chicos a chicas, repitiendo el viejo esquema de comportamiento machista, donde la mujer fue y “debe seguir siendo” dominada por el varón.
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c. Tipos de violencia
c.1. Física. Ataque físico, robo o daño a las pertenencias del otro, patadas, empujones, puñetazos, exigencia de dinero o de determinados objetos…
c.2. Verbal Insultar, poner motes, amenazar, resaltar un defecto físico del otro, enviarle mensajes descalificadores a través de Internet, hacerlo culpable de todo lo que ocurra en la clase…
c.3. Psicológica. Hablar mal a los compañeros de la víctima, minar el prestigio del agredido, atentar permanentemente contra su autoestima…
c.4. Social. Pretender excluir al agredido del resto del grupo, considerándolo un apestado.
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B. Los violentos y sus víctimas B.1. Los violentos
a. ¿Cómo son? Respecto a los chavales violentos que encontramos hoy en nuestras aulas, sobre todo en segundo, tercero y cuarto de ESO, suelen ser personas que han perdido los grandes atributos de la humanización, que son el respeto al otro y la compasión por él. Son personas de baja autoestima; que no tienen estrategias asertivas para resolver conflictos; que han vivido la agresividad en su familia y/o en el entorno social en el que se mueven, por lo que el acoso es para ellos un mecanismo de defensa, con objeto de que los demás no capten las grandes carencias y debilidades que ellos tienen; además son sexistas, xenófobos, arrogantes y poseen un razonamiento moral primitivo, en el que se impone la ley de la fuerza. Han de demostrar que de ellos no se ríe nadie. No son capaces de practicar la empatía ni tampoco seguir la máxima kantiana de “hacer a los otros lo que me gustaría que me hicieran a mí”. Su autoestima no se basa en la posesión de valores morales, ni en el trabajo bien hecho, ni en el reconocimiento social, ni en la autenticidad, sino en la capacidad que tienen para humillar a seres humanos. Son personas impulsivas, acostumbradas a no aceptar la frustración; sin habilidades sociales para el autocontrol; enemigos de normas y de reglas y opuestos a cualquier tipo de autoridad. Todo eso les hace tener un rendimiento escolar muy deficiente y tener conflictos no sólo con compañeros sino también con profesores.
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b. ¿Cómo se comportan? Manejan como arma arrojadiza y como causa de sus desmanes los conceptos de “chivato”, “cobarde”, “pelotas” y “pringao” para poder agredir a determinados compañeros que no les caen bien. Esta dinámica significa arrogarse el poder de administrar justicia sin tener en cuenta los cauces establecidos para ello y, además, mediante la violencia, lo cual subvierte las normas básicas de la convivencia. No sienten sentimiento de culpa por agredir a seres indefensos, ni tienen capacidad de autocriticarse cuando se les corrige su actitud. Al ser seres inseguros, basan su valía en hundir a los demás para poder estar ellos a mayor nivel que sus contrincantes. No suelen estar solos en sus actuaciones, sino que normalmente hay un grupo organizado que ha hecho de la violencia el medio de autoafirmación de la personalidad, frente a las carencias sociales que saben tener o frente al fracaso escolar que padecen.
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c. Clases c.1. Acosador cínico Aquel que con mucha habilidad es capaz de manipular a algún o a algunos miembros del grupo para que practiquen la intimidación, quedando ellos al margen. c.2. Acosador agresivo. Es el que manifiesta un comportamiento agresivo y antisocial. Intimida y acosa a la víctima directamente, como expresión de su concepción moral basada en la violencia. Con su comportamiento consigue adquirir un rol y un “respeto” dentro del grupo, llegando algunos compañeros a temerlo, otros a seguirlo y muy pocos a rechazarlo. Muchas chicas, incluso, lo admiran y se rinden a su “valor”. c.3. Acosador de referencias. Es aquel cuyo autoestima es tan baja y su necesidad de eliminar todo cuanto brille es tan grande, que es capaz de atacar a chavales a los que ni siquiera conoce, sólo porque ha oído referencias de ellos. La víctima se quedará tremendamente sorprendida cuando vea que su agresor no es conocido, sin lograr entender a qué es debido eso. c.4. Acosador víctima. Es el chaval víctima de acoso de los mayores o de sus propios progenitores, que repite de manera mimética el comportamiento que tienen con él. Suele sentirse inferior a su víctima y por eso necesita humillarlo para sentirse bien.
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B.2. Las víctimas
a. Las víctimas alumnos a.1. Sus rasgos comunes Suelen estar solos y aislados del grupo, y cuando se les acosa se quedan más solos aún. Son alumnos introvertidos, que sienten vergüenza de su propio comportamiento, al no poder enfrentarse a sus agresores. Casi todos ellos tienen algún “defecto” físico (son gordos, tienen gafas, están muy delgados, tienen pocas cualidades físicas…), tienen alguna limitación social (son tímidos, están apocados…), son diferentes (negros, marroquíes, homosexuales, empollones, respetuosos con los profesores…), etc. La cualidad común a todos ellos es estar en una situación de inferioridad respecto a sus acosadores, por resultar molestos al grupo o por estar aislados de él, y estar convencidos los agresores de que nadie los va a defender.
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a.2. Tipos de víctimas Todas las víctimas suelen sentirse temerosas y perseguidas. Algunos tienen auténtico pánico cuando piensan que han de ir al colegio, por lo que en él les espera. El pánico anterior viene agravado porque el violento lo ha amenazado de hacerle algo grave a su familia o a él mismo, si las agresiones las pone en conocimiento de algún mayor, sea éste profesor, jefe de estudios, familiar o amigo. El agresor, cuando es descubierto, reacciona siempre culpabilizando a la víctima, y como los compañeros tampoco lo defienden, el propio agredido tiene muchas veces conciencia de ser él el culpable de la agresión. Aunque todas las víctimas tienen rasgos comunes, no obstante, los estudiosos suelen distinguir dos tipos básicos.
a.2.1. Pasivos: Alumnos inseguros, introvertidos, con escasa autoestima, sin apenas amigos, aislados socialmente, por lo que resultan un objetivo fácil para el acosador. a.2.2. Provocadores: Son molestos y pesados para los demás compañeros. Son hiperactivos, y no dejan tranquilo a nadie. Muchas veces sus compañeros los provocan para que el acoso tenga justificación. b. Las víctimas profesores Últimamente estamos asistiendo a otro tipo de agresión, en el que la víctima no es el alumno sino algún profesor, de lo que muchos medios de comunicación se hacen eco, y donde el agresor es el alumno o la familia de éste. Aunque no se han hecho estudios en profundidad sobre esto, sí conocemos algunas encuestas hechas al profesorado, en concreto en la realizada por el Defensor del Pueblo, en el año
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2000, se incluía una pregunta al profesorado sobre las actitudes violentas de sus alumnos, y el 10% manifestó haber sido objeto de agresiones físicas. Una encuesta realizada en el Reino Unido, por Terry, en 1998, refleja resultados muy parecidos a la pregunta que formuló el Defensor del Pueblo: el 9,9% de los profesores manifiesta haber sufrido acoso por sus alumnos varias veces por semana, siendo los profesores novatos más acosados que los veteranos, sin que haya diferencia cuantitativa entre profesores y profesoras acosados. Preguntados los alumnos por el acoso a profesores y por las razones de este acoso, según el estudio realizado por el profesor Mendoza de la Universidad Complutense de Madrid, en 2006, el 6% de los alumnos lo reconoce, al insultar o humillar al profesor, y la razón que da la mayor parte de ellos (el 23%) es por rechazo y animadversión hacia el profesor, al haber recibido anteriormente un trato similar por parte del mismo profesor.
c. Los espectadores c.1. Su actitud Los compañeros suelen reaccionar pasivamente ante la agresión que sufre el otro, por miedo a ser seleccionado también como posible víctima. Sólo algunos, los más atrevidos, osan consolar al atacado, pero en ningún caso suelen enfrentarse al violento. Tampoco ponen el problema en conocimiento de profesores o del tutor por miedo a represalias.
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c.2. Tipos de espectadores •
Compinches: Colaboran y ayudan en la agresión al
•
Reforzadores: Observan el ataque violento y, aunque
•
•
matón.
no intervienen en la agresión, la apoyan y justifican. Neutrales: Presencian la agresión y no intervienen ni se definen. Con su actitud pasiva están tolerando y permitiendo la violencia. Es el miedo a ser agredidos lo que les hace muchas veces inhibirse del problema. Defensores: Apoyan a la víctima y salen en su defensa. Son muy pocos los que adoptan esta actitud.
d. La escuela En cuanto a la escuela, tampoco suele afrontar la violencia con la rotundidad que este problema requiere. Suelen existir tres tendencias distintas ante la violencia, según los diferentes tipos de centros: los que minimizan el problema, los que no dan ninguna respuesta y los que previenen primero y atajan después el problema del acoso.
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d.1. Minimizan el problema. Quitan importancia al problema e intentan resolverlo con paños calientes, regañando a los chicos de un lado y del otro, como si todos tuvieran la misma responsabilidad, y sin averiguar qué ha pasado y quién ha tenido la culpa.
d.2. No dan respuesta. El problema se deja en manos de los chavales, “como cosa de niños que es” para que ellos lo resuelvan a su manera. Un
34% de los alumnos no pedirían nunca ayuda a su profesor porque “no están para resolver tus problemas sino para enseñar”, y por eso acuden a “los que son mis amigos”. Esto debería hacernos pensar a los docentes, para cambiar nuestro rol.
d.3. Ponen medios preventivos y afrontan la realidad Hay centros que tienen un plan preventivo para eliminar conflictos y, cuando éstos se presentan, los encaran y resuelven profundizado en sus causas, en sus protagonistas, en sus efectos y en las soluciones más adecuadas para que no vuelvan a repetirse.
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5. EL ACOSO ESCOLAR O BULLYING A. Introducción a. Su dimensión actual El bullying o acoso escolar ya forma parte de nuestras conversaciones cotidianas, y los medios de comunicación cada vez le dedican mayores espacios. En un reciente estudio sobre este tema, se ha detectado que quince de cada cien alumnos de la ESO sufre violencia escolar en los centros, y de ellos tres, además, acoso escolar. Un déficit en la educación familiar, la cada vez más escasa autoridad de los padres, la falta de habilidades y estrategias realizadas en los centros y la violencia extendida en nuestra sociedad y pregonada y ampliada por los medios de comunicación son, entre otras, las causas que explican este fenómeno cada vez más frecuente.
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b. ¿Es superior a otros tiempos? La violencia en los centros ha existido siempre, pero el problema que ahora se suscita es si estamos ante una situación desbordada, tanto por el número de casos como por la gravedad de éstos, o si la violencia es comparable a la de otros tiempos y por tanto no procede alarmarse. El caso de Jokin, el joven de Hondarribia que se suicidó a consecuencia de las vejaciones y palizas de algunos de sus compañeros, encendió las alarmas sobre un problema grave que están viviendo muchos de nuestros jóvenes. Las instituciones y los diversos organismos se han lanzado a realizar estudios y encuestas sobre la gravedad del problema, sus causas, sus consecuencias y sus posibles soluciones. Tanto el Defensor del Pueblo del Estado, como los de las Comunidades Autónomas, así como la Fiscalía General del Estado y las de las diferentes Comunidades están preocupadas por el tema y han declarado la guerra a este fenómeno, exigiendo “tolerancia cero” hacia él.
B. Concepto Llamamos acoso escolar o bullying a la violencia física, verbal, psicológica, o social que se genera entre iguales, los alumnos, en los centros educativos. Es una relación de poder, de dominio-sumisión entre acosador y acosado. Según Dan Olweus, un estudiante se convierte en víctima del acoso escolar cuando está expuesto de forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas realizadas por otro u otros estudiantes.
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C. El acoso es una forma de relación Detrás de cada maltrato hay una forma de relación en la que el acosador pretende desprenderse de un daño interior, de un problema personal o de una carencia propia, gracias a su acción y al placer que de ella obtiene. Hacer sentir mal al otro es una forma para el acosador de reforzar su autoestima. Tras toda actitud agresiva se esconde una profunda frustración personal, una inadaptación social o una percepción hostil del mundo exterior, sin poseer habilidades sociales para hacer frente a esas situaciones y sin tener unos principios morales sólidos de acuerdo con los cuales encauzar y ordenar esas contradicciones internas. Todo eso permite al acosador sentirse libre, sin controles morales, para acosar, viendo esa relación de acoso como algo natural y lógico.
D. Perversiones del acoso El acoso pervierte el orden moral y la reciprocidad moral, en cuanto que el acosador no respeta al que lo trata correctamente como sería de esperar en una relación de trato recíproco, sino que se establece una relación de prepotencia de uno frente a otro. Muchas veces el acosador se presenta como un “angelito” delante del profesor, pero cuando éste sale de clase empieza a intimidar al agredido.
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E. La ley del silencio Entre los espectadores y la víctima se establece una relación de indiferencia, la llamada ley del silencio. Según el estudio realizado por el Defensor del Pueblo en el año 2000, entre alumnos de secundaria, los profesores atribuyen la violencia a razones familiares o personales, por lo que no se sienten obligados a intervenir en las agresiones existentes: “son cosas de chicos”, piensan ellos. Esa indiferencia del profesorado explica el número insignificante de alumnos que comunican a su tutor o a un profesor los casos de agresión sufridos (el 34% de los alumnos veíamos que nunca pediría ayuda a su profesor). Además de ello, la escuela no suele participar activamente en la eliminación de la violencia, porque no suele enterarse de ella, salvo en casos muy señalados, y tampoco se compromete como sería deseable en la prevención de ésta. Por último, las familias, que suelen ser los apoyos mayores de los agredidos, actúan muchas veces a destiempo y con mucho retraso, porque los hijos suelen decírselo sólo cuando se encuentran desbordados.
F. Los roles establecidos en el acoso Los roles que se establecen entre las tres partes implicadas en el bullying son, por tanto, los siguientes:
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ESPECTADORES
Ley del silencio
Ley del dominio VÍCTIMAS
AGRESORES
G. Clases de acoso Hay muy diversas opiniones sobre los tipos de maltrato existentes, según los investigadores que lo aborden. Analicemos algunos tipos recogidos en diferentes estudios. a. Diferentes tipos de acoso según el Informe Cisneros (2006) Según el Informe Cisneros, realizado por los investigadores Araceli Oñate e Iñaki Piñuel, los 25 comportamientos posibles del matón, en el acoso escolar, son los siguientes: • • • • • • • • •
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Ponerle motes al compañero y designarlo con ellos. No hablarle. Reírse del acosado cuando se equivoca. Insultarle. Acusarle de cosas que no ha dicho o no ha hecho. Contar mentiras sobre él. Burlarse de su apariencia física. No dejarle jugar con el grupo. Hacerle gestos de burla o desprecio.
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• • • • • • • • • • • • • • • •
Chillarle o gritarle. Criticarle por todo lo que el otro hace. Imitarle para burlarse. Odiarle sin razón. Cambiar el significado de lo que dice. Pegarle collejas, puñetazos o patadas. No dejarle hablar. Esconderle cosas. Ponerle en ridículo ante los demás. Tenerle manía. Meterse con él para hacerle llorar. Decir a otros que no se junten con él o que no le hablen. Meterse con él por su forma de ser Meterse con él por su forma de hablar, Meterse con él por ser diferente. Robar sus cosas.
b. Tipos de acoso según Olweus
Acoso
Físico
Psicológico
Directo
Golpes, palizas…
Insultos, motes...
Indirecto
Exclusión, marginación
Rumores, calumnias…
c. Clases de acoso según Rosario Ortega
Físico: agresiones, patadas, peleas, etc. Verbal: motes, insultos, etc. Psicológico: amenazas, críticas… Relacional directo: excluir a alguien del grupo, no hablarle, no jugar con él, marginarlo. • Relacional indirecto: lanzar rumores sobre el acosado, provocar que los demás lo aíslen y marginen. • • • •
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Todos estos acosos se pueden reducir a dos grupos, según ella: • •
Blandos: motes, extorsiones… Afecta desde el 5 al 25% de los alumnos en los diferentes países. Duros: acoso serio y de larga duración. Incluye palizas. Puede provocar el suicidio. Afecta desde el 2 al 8% de los escolares. Los afectados sufren una bajada tremenda de autoestima y muchos quedan marcados para siempre.
d. Tipos de acoso según la edad Existe una diferencia clara entre un maltrato difuso y de menor entidad entre alumnos de 7 a 9 años, que es cuando suele ser más frecuente; y el maltrato criminal y organizado que comienza de manera progresiva a partir de 9 años, y que suele ser menos frecuente pero más grave.
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6. RASGOS DEL ACOSO Es importante saber cuántos niños sufren acoso o se sienten afectados por la violencia escolar, pero es más importante saber exactamente en qué consiste el acoso y por qué se produce. Hay veces en las que el acoso no sólo queda en la agresión física o psicológica, sino que puede llegar al intento de suicidio o al suicidio mismo e incluso al asesinato, en cuyo caso los estudiosos lo llaman “bullicidio”.
A. Requisitos del acoso Para que el acoso se produzca son necesarios ciertos requisitos que básicamente serían los siguientes: a) Víctima: Ha de existir una víctima, que es atacada
por un matón o grupo de matones.
b) Acosador: Tiene que existir un acosador, normalmente apoyado por un grupo, que actúa con la intención de dañar a la víctima. c)
Desequilibrio de poder: Ha de haber un desequilibrio de poder entre el violento y su víctima, la cual se siente indefensa y no puede salir por sí misma del abismo en que la han metido.
d) Persistencia del acoso: La agresión ha de ser persistente, es decir no se limita a un acontecimiento aislado, sino que se repite y prolonga durante cierto tiempo por la ignorancia o la inhibición de los que rodean a la víctima y a los verdugos. e) Daño infligido: El daño que el acosador inflige a la víctima ha de ser físico, verbal, psicológico, social, o de varios tipos a la vez.
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f)
Crueldad del agresor: La crueldad del agresor ha de quedar de manifiesto, toda vez que somete al otro con voluntariedad y de manera impune.
B. Factores comunes a acosos graves En la mayoría de los acosos graves que acaban en suicidio, los cuales suelen darse en niños mayores de 11 años, precisamente la edad en la que empiezan a disminuir los acosos, suelen darse una serie de condiciones que a continuación enumeramos. a. Agresiones físicas colectivas El acosado se ve sometido a una persecución atroz, desencadenada no por un compañero y de manera ocasional, sino por varios a la vez, los cuales se unen para hacerle la vida imposible a la víctima, la cual se siente indefensa e incapaz de hacer frente a la agresión que padece, llegando a perder su autoestima totalmente. b. Con el consentimiento de los observadores Cuando los presentes no actúan, los agresores y la víctima entienden que la agresión goza del favor de todo el grupo, lo cual le da un carácter natural al acto y deja a la víctima más sola y desprotegida. c. Con total inactividad de los adultos responsables Hay momentos en que el niño acosado de forma tan violenta e impune llama la atención de algún mayor o se confiesa a algún adulto, y cuando no obtiene la respuesta adecuada, o bien porque el profesor no valora la gravedad de lo que ocurre o bien porque los padres no hacen valer sus derechos y los de su hijo
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con la fuerza y la contundencia que el caso requiere, el niño se abandona, pierde toda esperanza de resolver su problema y con ello la ilusión por vivir. De aquí al suicidio hay sólo un paso.
C. El acoso sexual Es una forma particular del bullying, aunque debido a su gravedad suele estudiarse como una categoría aparte. Según estudios realizados en Holanda (1997) y en Alemania (1997), las proporciones de alumnos de secundaria obligatoria que admiten haber sufrido acoso sexual por parte de sus compañeros oscila entre el 4% de los chicos de la muestra alemana y el 22% de las chicas holandesas. ¿Cómo actúa el acosador?
Pega o empuja
Amenaza
Insulta o se burla (amenaza psicológica)
Aísla al acosado
Rompe sus cosas
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7. FASES DEL ACOSO El acoso es un proceso dinámico en el que podemos distinguir distintas fases, que nos permiten atajarlo con prontitud, si estamos atentos a la evolución que éste está siguiendo.
A. Muestras de antipatía En una primera fase, el acosador comienza a mostrar la antipatía y la agresividad que siente hacia la víctima, y los compañeros comienzan a posicionarse ante esa actitud.
B. Intimidación El acosador comienza a intimidar al elegido, el cual debería estar preparado adecuadamente, mediante el conocimiento de habilidades sociales, para hacer frente a ella; porque si no lo está, la intimidación continuará con más descaro. En esta fase, los espectadores se desentienden del problema o toman partido.
C. Agresión Comienza la agresión física, verbal, psicológica o social, y la víctima comienza su calvario. Los compañeros, mientras tanto, sienten impotencia, unos; culpabilidad, otros; contento, unos terceros; y, a veces, algunos sienten la obligación moral de intervenir a favor del agredido.
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D. Ataques violentos Si el problema no se ataja inmediatamente, va aumentando la gravedad de las agresiones, y con ellas el derrumbe moral de la víctima, la disminución de su autoestima y el miedo visceral hacia el matón o matones. En este momento, los espectadores no tienen más remedio que actuar inhibiéndose, apoyando al verdugo o tomando opción por la víctima.
E. Espiral de violencia Una vez que el acoso se ha realizado, sin consecuencias de ningún tipo para el agresor, se extiende a otros ámbitos, y se crea una espiral de violencia cuyas consecuencias pueden ser imprevisibles. La vida del centro puede ir deteriorándose progresivamente si la violencia queda impune y los matones terminan imponiendo su ley.
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8. INDICADORES DEL ACOSO Como en la mayoría de los casos el bullying transcurre en la sombra y nadie informa de lo que sucede, es necesario estar atento a los indicadores que pueden orientarnos sobre el acoso que se está produciendo. Los comportamientos que tienen el agresor y el agredido deben servir de indicadores a la familia, al centro y a los profesores.
A. Indicadores para la familia a. Respecto al agredido • Le aparecen lesiones físicas o moratones en el cuerpo. • Pérdida o rotura de su material escolar o de sus pertenencias. • Cambio de humor muy acusado, tendiendo a la tristeza y al ensimismamiento. • Síntomas de depresión y de falta de ilusión por las cosas que antes tanto le agradaban. • No sale con los amigos, desconfía de ellos y los considera en más baja estima que antes. • Descenso del rendimiento escolar. • Miedo a ir al colegio y simula enfermedades de vez en cuando, para poder evitarlo. • Somatización del problema, consistente en padecer dolores intestinales o vómitos, por las mañanas, antes de ir al colegio. • No habla del colegio, y si se le pregunta elude el tema o muestra escaso interés por éste.
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b. Respecto al agresor o matón • Pérdida de empatía ante el sufrimiento de los demás, e incluso se siente satisfecho ante escenas violentas de la televisión o de la vida diaria. • Se muestra prepotente en su comportamiento con hermanos menores, con sus hermanas, e incluso con los hermanos mayores y padres. • Habla de manera despectiva del colegio y de algunos compañeros de su clase. • Se ríe de manera habitual de sus compañeros o de sus amigos. • Ha sido reprendido en alguna ocasión por peleas con sus compañeros. • Bajo rendimiento en el centro. • Desobediencia habitual a las normas que rigen en la familia.
B. Indicadores para el centro y para el profesor a. Respecto al acosado • Frecuentes ausencias a clase. • Descenso en el rendimiento escolar. • Desidia, tristeza, abatimiento, falta de ilusión. • Los compañeros no suelen elegirlo para el trabajo de grupo. • Aislamiento y soledad. No suele relacionarse con nadie. • Risas o murmullos cuando el alumno acosado contesta en clase o interviene en cualquier momento. • Aparece con heridas o golpes tras el recreo. • Llega al colegio con el tiempo justo, o sale de clase el primero o el último para no coincidir con el agresor o los agresores. • Se pone nervioso cuando actúa en clase. • Tiene conflictos frecuentes con los mismos compañeros.
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b. Respecto al acosador • Incumplimiento de las normas. • Se burla de los compañeros cuando intervienen en clase. • Comportamiento agresivo. • Se muestran prepotentes con sus compañeros. • Nunca se sienten responsables de lo que hacen, ni piden perdón cuando agreden o cuando actúan mal. • Se sienten satisfechos de su conducta agresiva y violenta.
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9. INCIDENCIA ACTUAL DEL ACOSO
A. ¿Es éste un problema nuevo? Este problema no es nuevo en la escuela, sino que ha estado presente siempre en las aulas de todos los tiempos y de todos los países. Lo que ocurre es que hoy ha adquirido una dimensión nueva derivada de un tipo de escuela distinta de la de otros tiempos: la enseñanza obligatoria llega hasta los 18 años, prácticamente; estamos atravesando una crisis social y familiar muy fuerte; la violencia está muy presente a nuestro alrededor y los medios de comunicación colaboran para expandirla más con sus programas y con sus películas; y los grupos de jóvenes violentos se han extendido en los últimos años y generan unos conflictos más graves que los que antes provocaban las simples peleas entre iguales. a. ¿Ha habido un incremento significativo de casos? No podemos hablar de un aumento significativo del acoso escolar entre iguales, sino de un despertar respecto a algo que estaba oculto durante varios años, a raíz de casos alarmantes que hemos vivido, tanto en nuestro país (el caso Jokin), como en otros países europeos o en Estados Unidos. Los mismos estudios, a los que nos referimos más abajo, indican que la incidencia del problema es mayor en otros países (15% en Noruega o en Países Bajos, y cifras similares en el Reino Unido), frente al 4-9% en España; sin embargo, lo que sí se está produciendo en nuestro país, según pone de manifiesto el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, es el aumento de las quejas, que en 2004 lo hicieron en un 110% respecto al año anterior, y en 2005 han aumentado en un 550% sobre el año 2003, lo cual manifiesta la tendencia clara a no silenciar las conductas violentas o de acoso.
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b. Ahora, los acosos son más visibles Aunque los fenómenos de violencia escolar se han producido siempre, lo que ocurre es que ahora son más visibles porque afectan a más personas, y porque los medios de comunicación, los padres y la sociedad en general se han hecho más sensibles al problema. Recordemos las novatadas, a veces crueles, que se practicaban en los centros, las cuales recibían el beneplácito social a pesar de la falta de respeto que muchas representaban para la dignidad humana. A la mayor difusión de estos temas se suma el que muchas víctimas ya no se callan, sino que luchan y plantan cara al agresor con muy buen criterio, todo lo cual comienza a preocupar al poder que ve cómo estos temas de violencia en las aulas puede minar su prestigio y su futuro.
c. ¿El acoso lo sufre sólo una minoría? Aunque es verdad que en nuestro país el problema afecta menos que a otros países, no podemos minimizar su importancia y su magnitud. Las investigaciones que se están realizando en las escuelas europeas nos demuestran que la violencia en la escuela tiene la forma de un iceberg, del que las investigaciones sólo pueden sacar a la superficie una mínima parte.
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d. ¿La violencia se corrige con mano dura? Muchas voces de dentro y de fuera de los centros reclaman una mano más dura para encarar el problema de la violencia, aplicando sanciones, expulsiones de centro y traslado de los temas a los Jueces de Menores. Pero estos problemas no pueden resolverse sólo con este tipo de medidas, aunque a veces hay que aplicarlas, porque posiblemente muchas situaciones se multiplicarían y se harían más graves. La respuesta esencial de los centros ha de ser educativa: viviendo, enseñando y practicando la convivencia en las aulas, siendo ésta la tarea más importante de cualquier profesor y de cualquier centro.
B. Estudios realizados sobre el tema El acoso escolar comenzó a despertar interés ante la opinión pública en el año 1969, cuando el psiquiatra sueco Heinneman describió en un artículo de opinión lo que estaba ocurriendo a muchos adolescentes. Sin embargo, tuvieron que suceder dos muertes, producidas por acoso, en este país, para que en Noruega, país vecino, se desarrollara el primer Plan Nacional de Prevención del Acoso Escolar, que incluía una profunda investigación sobre el tema, referida a 130.000 alumnos (a cargo de Olweus, en 1985). Los datos obtenidos desde entonces en todas las investigaciones realizadas coinciden en varios puntos fundamentales: • Los índices son mayores entre los alumnos más pequeños (de 7 a 11 años). • El acoso disminuye con la edad, pero cuando surge en los últimos cursos suele ser muy peligroso. • Los niños acosan más que las niñas y sufren más el acoso de sus compañeros.
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• •
El acoso masculino se caracteriza más por la violencia física, mientras que el femenino es más de intrigas. Suele haber, no obstante, una gran diferencia entre los porcentajes de acoso obtenidos, según los diferentes estudios, (entre el 5 y el 25%) debido a las diferencias metodológicas y conceptuales entre los autores de estos estudios, aunque también pueden influir las diferencias de comportamiento de las ciudades y países estudiados.
Para que captemos la dimensión del problema, vamos a referirnos a algunos estudios que se han acometido sobre este tema en otros países europeos y también en el nuestro. a. Noruega Olweus realizó en 1983 un estudio en Noruega, donde concluye que la violencia afecta al 15% de los escolares de Primaria y Secundaria. En estas agresiones, el 8% se considera víctima, el 7% agresor y el 1,6% cree estar unas veces en un papel y otras veces en otro. La mayor cantidad de agresiones se producen entre alumnos de 10-11 años y sobre todo de 13-14, que corresponderían a nuestros alumnos de segundo y tercero de ESO. b. Reino Unido
b.1. Estudios de Whitney y Smith (1993) Los estudios de Whitney y Smith (1993) en Inglaterra, a finales de los años ochenta, referidos a alumnos de secundaria, reflejan que un 10% manifestaban haber sido agredidos alguna vez y el 4% una vez a la semana, mientras que el 6% habían agredido alguna vez y el 1% agredían una vez a la semana.
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b.2. Informe Sheffield (1994) El Informe Sheffield, realizado en el Reino Unido, en 1994, concluye que el número de alumnos, víctimas de violencia, en Primaria, es del 27%; y el de agresores el 10%. En el caso de Secundaria, sobre todo al comenzar ésta, los porcentajes son del 10% y del 4% respectivamente. Tanto en el caso noruego como en el del Reino Unido el número de agresores y agredidos afecta bastante más a los chicos, en torno a un 80%, que a las chicas, que sólo son el 20%. c. España
c.1. Informe del Defensor del Pueblo del año 2000 En un Informe del Defensor del Pueblo, del año 2000, ya se advertía de la gravedad del problema: cuatro de cada diez alumnos de la ESO han sufrido alguna agresión física de sus compañeros. A más del 30% los insultan, a veces; al 8,5% los amenazan y al 4,1% los agraden.
c.2. Estudio del Centro Reina Sofía En un estudio reciente, realizado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, que lleva por título “Violencia entre compañeros en la escuela”, se concluye que quince de cada cien alumnos de la ESO sufren violencia en su centro, y tres de ellos, además, acoso escolar, de los que en su gran mayoría, el 65%, son chicas; el 75% ha sido testigo de algún caso de violencia y el 8% se reconoce como agresor. Los profesores no intervienen en los casos de agresión en un 74,2% “porque no se enteran” y en el 14,5% porque “pasan de ella”. Cuando se enteran, el 60% imponen una sanción al agresor, y el 40% les “riñen”.
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c.3. Informe Cisneros (2006)
c.3.1. Datos globales Uno de cada cuatro alumnos, el 24,3%, es víctima de acoso y violencia escolar (siendo los profesores los causantes del 4% de este acoso), y el 60% de los acosadores acabará delinquiendo antes de los 24 años, según este informe, denominado “Violencia y Acoso Escolar en España”, en el que han participado 24.990 alumnos de 14 Comunidades Autónomas (el 24,4% de niños, y el 21,6% de niñas).
c.3.2. Datos por Comunidades Autónomas Por Comunidades Autónomas, donde más acoso se produce es en Andalucía (27,7%) y en el País Vasco y Navarra (25,6%). Este informe ha sido criticado por varios responsables de educación de Comunidades Autónomas, por ser muy alarmista; y la Ministra de Educación, Mercedes Cabrera, dice que el estudio agrupa situaciones muy dispares y sus resultados están poco contrastados.
c.3.3. Efectos del acoso Muchos de los acosos terminan en ansiedad (29,9%), en estrés postraumático (54%), en depresión (55%) o en
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tendencia al suicidio (un 15% dicen manejar ideas suicidas). La muestra no detectó diferencias entre colegios públicos, concertados o privados y “cualquier niño puede ser el elegido como obje-
tivo en cualquier momento, porque no existen perfiles de los acosados”. Es fundamental, según el informe, que “los profesores puedan sancionar de manera inmediata conductas violentas y de acoso escolar”. c.3.4. Perfil del acosador Sin embargo, sí existe un perfil definido del acosador, caracterizado por ser “violento, muy dominante, autosuficiente, con
una desconfianza patológica, con falta de empatía y que presenta baja tolerancia a la crispación y, sobre todo, que han descubierto que pueden obtener éxito y poder social humillando a otros compañeros”. Preguntados éstos por las razones de su actuación, el
22,4% dicen responder a provocaciones; el 8,6% que sólo pretendían gastar una broma; el 4,8% que es por molestar; el 3,2% para pasar el rato y el 3% para evitar ser ellos las víctimas.
c.3.5. Conductas más frecuentes en el acoso Las conductas más frecuentes de acoso son: el 13,9% se realiza poniendo motes; en el 10,3% se hace el vacío y nadie les habla a los acosados; el 9,2% recibe risas cuando se equivocan; el 8,7% recibe insultos y el 7,5% son acusados de cosas que no han hecho.
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c.4. Estudio realizado en centros de Madrid, en 2004 c.4.1. Tipos de acoso Según el estudio realizado en centros de secundaria de Madrid, por Díaz-Aguado, Martínez Arias y Martín Seoane, en 2004, los problemas más frecuentes son los de rechazo verbal (“hablan mal de mí”): el 45%, y la exclusión pasiva (“me ignoran”): el 43%; seguidos por la violencia verbal (“me insultan”): 37%, o la ridiculización (“me llaman motes”): 30%; o el sustraer propiedades del otro (“me esconden cosas”): 34%. Se observa, según los analistas citados, que el número de agresores es superior al de víctimas, debido a que muchas veces la agresión se hace en grupo sobre una sola víctima.
c.4.2. Agresión y acoso Distinguiendo entre lo que es una agresión suelta y lo que es un acoso (agresión reiterada y de gran trascendencia para la víctima) el porcentaje final difiere: en el primer caso, estaríamos hablando de un 37% de insultados y de un 44% de atacantes; en el segundo caso, las cifras son mucho más reducidas: 3% de víctimas y 3% de matones, que podríamos ampliar al 8% si incluimos a los que les apoyan. Por último, destacan que el porcentaje de chicos implicados en conflictos es superior al de chicas, y que la edad más proclive a las agresiones se da desde los 13 a los 15 años (en segundo y tercero de ESO).
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c.5. Estudio realizado por el Instituto de la Mujer de Navarra, en 2005
Según este estudio, el bullying afecta a un sector de alumnos que va desde el 7 al 10% de la población escolar. De estos casos, el 1,8% son graves, el 10% moderados y el resto leves. Los agresores, según este estudio, suelen ser grupos de chicos (45%) o de chicos y chicas (23%) o de un chico solo (14%). Más raros son los conflictos generados por grupos de chicas o de chica sola. En muchos de los acosos cometidos se observa, según los autores del estudio, la persistencia de actitudes machistas, considerando muchos de los agresores que “las chicas son más débiles que los chicos” o que “las mujeres están más capacitadas para planchar o cocinar que los hombres”.
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10. CONSECUENCIAS DEL ACOSO
A. Para la víctima La víctima es la que padece de manera directa los ataques del acosador, y esto provoca en él una serie de miedos, inseguridades y angustias que lo llevan muchas veces a rechazar el colegio e incluso a sentir poca ilusión por vivir. a. Sentimientos que experimenta la víctima En concreto, la víctima experimenta actitudes, daños y sentimientos similares a los que a continuación exponemos. • • • • • • • • • • • • • •
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Tiene permanentes cambios de humor. Siente tristeza, llora inesperadamente y se muestra irritable. Tiene pesadillas, sueños difíciles y falta de apetito. Pierde peso Somatiza el problema: dolores de estómago, de cabeza, etc. Pierde o trae deterioradas sus pertenencias del colegio. Aparece con rasguños, hematomas, heridas… No tiene amigos, no acude a actos del colegio y siente fobia a asistir a clase. Siempre quiere ir acompañado al colegio Pierde su autoestima y se considera un ser inservible e inútil. Se siente culpable de los ataques permanentes que recibe. Se muestra inseguro ante sí mismo y ante los demás. Muchas veces cae en una profunda depresión. Siente una angustia permanente por el mal que lo acecha y que no puede controlar.
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• •
Empieza a tener bajo rendimiento en sus estudios. Cuando ya son mayores, suelen elegir a algún agresor de pareja sentimental, por todos los complejos e inseguridades generadas durante el acoso a que fue sometido durante tanto tiempo.
b. Medidas que debería tomar la víctima Para evitar gran parte de las consecuencias anteriores, la víctima debería tomar una serie de actitudes ante el acosador o acosadores del siguiente tipo: • •
• •
•
• • •
Ignorar al agresor y su grupo, puesto que esto los descoloca y confunde. Si la agresión se produjera por Internet o por el teléfono móvil, lo mejor es ignorarla y no responderla, es decir, no leerla ni escucharla, porque así evitamos que los agresores se mofen, y se sientan motivados para continuar la agresión. Responder a las agresiones con serenidad y con humor, intentando dialogar con los acosadores sobre el sinsentido de su actuación. No sumirse en el aislamiento y en el silencio, sino comunicarlo desde el principio a sus amigos, a sus profesores, sobre todo al tutor y al jefe de estudios, y a sus padres. Aprender habilidades sociales que le permitan controlar el carácter, los sentimientos, el diálogo, la empatía, etc., a fin de salir del círculo confuso y violento que le están tendiendo. Ampliar el círculo de amigos y de conocidos en el Instituto, con objeto de evitar el aislamiento y extender su comunicabilidad. Luchar contra la situación y no resignarse a ella. Si no hubiera solución, de acuerdo con los padres, que lo comunicarán al tutor y al jefe de estudios, no acudir al Instituto hasta que el problema no se resuelva.
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•
Si la agresión o amenaza de agresión tomase grandes dimensiones, ha de valorar si procede, a ser posible de acuerdo con el centro, acudir al médico, a la policía o al fiscal de menores.
c. Efectos criminales del bullying
c.1. Muchos asesinatos masivos son obra de acosados Según el Servicio Secreto de Estados Unidos, el 71% de los asesinatos cometidos en los institutos de bachillerato entre 1974 y 2000 fueron realizados por jóvenes que habían sufrido bullying en los seis meses anteriores. El Departamento de Servicios Municipales de Salud Mental de N. York, dirigido por el Doctor Rojas Marcos, a la vista de la ola de crímenes cometidos por adolescentes, estudió las causas de ellos, a instancias del alcalde David Dinkins, y concluyó que el “maltrato continuado de
escolares es un factor determinante de muertes violentas entre los adolescentes neoyorquinos”. c.2. Casos más alarmantes
Desgraciadamente, son muchos los casos de crímenes múltiples de los últimos años, producidos por jóvenes. De entre los más dantescos citaremos los tres siguientes: • En abril de 1999, dos adolescentes de la escuela de Columbine, en Colorado, mataron a doce alumnos y un profesor antes de suicidarse. • En 2002, un estudiante del instituto Gutenberg, Erfurt, asesinaba a tiros a trece profesores, dos alumnos, una secretaria, un policía y luego se quitaba la vida. • En 2005, en Red Lake, Minnesota, Jeff Weise, de 16 años, ejecutó a sus abuelos en casa y luego se fue al colegio donde acribilló a cinco compañeros, una profesora y un guarda, y luego se suicidó.
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c.3. Otros optan por el suicidio Otros acosados, menos violentos que los anteriores, optan por quitarse la vida. En el Reino Unido se calcula que, anualmente, un mínimo de 16 niños asediados por compañeros eligen esta salida. Según afirma el propio Rojas Marcos, “el acoso escolar nos deshumaniza a todos y su erradicación nos incumbe a todos, porque como dice Jalil Gibrán ‘de igual forma que ni una sola hoja se torna amarilla sin el conocimiento silencioso del árbol, tampoco el malvado puede hacer el mal sin la oculta voluntad de todos vosotros’.
B. Para el agresor El agresor, como ya hemos visto, suele ser una persona insolente, prepotente, mentiroso y con una concepción moral primitiva, basada en la fuerza y en la violencia. Pues bien, el acoso también genera en él una serie de consecuencias.
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a. Efectos de la agresión en el matón Necesita impresionar, realizando cualquier tipo de violencia con tal de adquirir popularidad, pues siente que ni es líder ni es querido por sus compañeros. • • •
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Cada vez se sumerge en un mundo más violento, carente de principios morales, y reaccionará con una enorme agresividad al ser reprendido. La mentira y la falsedad de su vida se va adueñando cada vez más de él. Se considerará la víctima y no el maltratador, manifestando que él sólo se defiende o defiende a otros, porque este tipo de alumnos nunca asumen la responsabilidad de sus actos. Su fracaso escolar, siendo antes ostensible, ahora se agrava más. Sus relaciones sociales, siendo antes difíciles, ahora se hacen insostenibles, salvo con un número pequeño de compañeros que integran su grupo. Su futuro cada vez se va oscureciendo más, llegando a ser una persona antisocial, que posiblemente tendrá problemas con la justicia, porque muchos terminan cometiendo delitos. Según Dan Olweus, el acosador suele mantener una actitud antisocial en etapas posteriores y, según algunos estudios realizados, la tasa delictiva es cuatro veces mayor entre adultos que fueron agresores escolares. Según David Farrington, de la Universidad de Cambridge, quienes son acosadores a los 14 años, tienen hijos a los 32 que también lo serán, quizá por imitación de conducta, según un estudio realizado en Londres.
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b. Recomendaciones que debería seguir el acosador • • •
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Ponte en el lugar del agredido, para no hacer a los demás lo que no le gustaría que le hicieran a él. A nadie le gusta que lo insulten, que se rían de él, que lo molesten, porque todo eso puede producir un daño inmenso. No te dejes llevar por las apariencias ni por los prejuicios, acércate al compañero que no te cae bien o que te resulta diferente y verás cómo terminas tomándole afecto. No excluyas a nadie de tus juegos, ni de tu mirada, ni de tu grupo. ¿Cómo te sentirías tú si te lo hicieran? No digas falsedades sobre otros, no difundas mentiras, no intentes poner a la clase en contra de ningún compañero. Él es una persona como tú y tiene derecho a ser reconocido y aceptado. Cuando tengas un conflicto con un compañero, no actúes con violencia. Resuélvelo dialogando. Quizá, tras la resolución lleguéis a ser amigos.
C. Para el grupo de los compañeros de clase El grupo de compañeros, que suele inhibirse ante el problema y mantenerse en silencio, cada vez más irán rompiendo lazos de amistad y solidaridad entre ellos. Al ser incapaz el grupo de reaccionar ante una situación injusta, llegará a prevalecer la máxima de “sálvese el que pueda”. Los compañeros están dominados por el miedo y por eso se callan, lo cual irá generando una sensación de falta de autoestima por no ser capaces de socorrer a un compañero inocente. Se genera entre ellos una pérdida colectiva de empatía, de sensibilidad y de solidaridad, que los marcará para el futuro.
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Su actitud evasiva y cobarde los puede convertir pronto en víctimas de agresión de los maltratadores. Por todo lo anterior, cuando se ve una agresión continuada, se debe comunicar al profesor o al tutor y respaldar al compañero acosado.
D. Para el grupo de “amigos” del agresor Respecto al grupo de “amiguetes” del violento, que lo apoya y lo jalea cuando actúa en plan matón, cada vez se irá haciendo más acrítico, amoral y violento, justificador de acciones punibles y capaz de acometer actuaciones peligrosas de mayor entidad. Estos grupos cerrados, cobijadores de violentos, suelen terminar ejerciendo la violencia de forma colectiva, y por tanto han de ser desenmascarados, condenados y perseguidos en la escuela. Es altamente preocupante la enorme influencia que los grupos cerrados y carentes de moral pueden ejercer sobre sus integrantes, pues llegan a controlar las actitudes, los pensamientos, las acciones y las conductas de cada uno, y actúan como
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jueces implacables si alguno o alguna de sus miembros se sale de las normas que el propio grupo se da. El conocer en qué grupo se integra el hijo o el alumno o con quién se reúne en los momentos de ocio, es esencial para reeducar la conducta de muchos adolescentes. Estas bandas suelen atraer a alumnos que quieren ser duros, y para mostrar su dureza muchas veces entran en guerra con otras bandas, las llamadas “guerras de bandas”. Hay adolescentes que se comportan bien fuera de la banda, pero cuando hay miembros destacados de ella pueden ser crueles en su actuación.
E. Para los padres del acosado Cuando nuestros hijos intentan explicarnos lo que les ocurre hemos de estar atentos y receptivos a su narración, porque sólo así podremos salvarlos muchas veces de situaciones comprometidas. En concreto hemos de observar las siguientes recomendaciones: a. Averiguar los hechos Intentar averiguar los hechos en cuanto tengamos noticia de la agresión, logrando que el hijo explique cuándo empezó, dónde, quiénes fueron los agresores, qué le han hecho, si se lo ha contado a algún profesor, etc. b. Llevar al niño a un médico, si hubo agresión. Si ha habido agresión física con moratones, heridas, etc., llevar al niño al pediatra o al centro de salud más próximo, para que le hagan una revisión.
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c. No conectar con los padres del agresor sino con el centro No intentar resolver el problema directamente con los padres del agresor, sino que hay que solicitar una entrevista con el tutor del niño, con carácter urgente, para explicarle el problema a fin de que se inicien los trámites de clarificación inmediata de lo sucedido. Si el tutor niega los hechos o no se toma el interés exigible, se solicita una entrevista urgente con el director. Si éste niega los hechos o no hace nada, se solicita urgentemente, a través de la Asociación de Padres del centro, una reunión urgente de la Comisión de Disciplina. Si en medio del proceso, el centro os ofreciera mediación escolar, debéis rechazarla si el acoso es grave, puesto que ésta sólo es posible entre iguales y no cuando hay un verdugo y una víctima. d. Conectar con la Inspección, con la Policía o con Menores. Si el centro sigue negando los hechos, hay que acudir a la Inspección Educativa. Si tampoco aquí se toman medidas, debéis acudir a la Policía o a la Fiscalía de Menores.
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F. Para los profesores Cuando el acoso se produce y no tiene respuesta inmediata, la situación de impunidad se expande por todo el ámbito escolar y llega también a las aulas, donde el profesor tiene, en ese caso, serias dificultades para imponer su autoridad. a. Pueden sufrir las agresiones En ciertas ocasiones, cuando el clima de violencia se ha extendido sin que exista una respuesta contundente, puede llegar a ser agredido el propio profesor, bien por los alumnos o bien por sus padres, tal y como vemos en los medios de comunicación con cierta frecuencia. Estas agresiones no sólo menoscaban la integridad física y moral del profesor, sino que también impiden el normal desarrollo y defensa de los derechos de todos y de la convivencia pacífica de los centros. Sólo en la provincia de Granada, desde mayo de 2004 a enero de 2006, que sepamos, se han producido nueve casos de violencia contra profesores y tres de acoso escolar.
b. Intervención de la Fiscalía por ataque a profesores Ante la gravedad de estas situaciones, el Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Jesús García Calderón, ha defendido recientemente, en noviembre de 2006, la necesidad de que los actos de violencia contra los profe-
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sionales de la enseñanza, protagonizados por alumnos o familiares de alumnos, sean reprimidos con mayor rigor al ser catalogados como delitos de atentado a la autoridad. Esta opinión ha sido ratificada a los pocos días por el Fiscal Jefe de Cataluña, quien ha ordenado a todos los fiscales que dependen de él que endurezcan la protección penal de profesores y personal sanitario, que se está viendo sometido a la misma violencia que los docentes. Este criterio también ha sido compartido por el Fiscal Delegado de Menores del Tribunal Supremo, Luis Navajas. Esta nueva tipificación como atentado significa que los autores de la agresión a profesores pueden ser condenados a penas de hasta cuatro años de cárcel.
G. Para toda la comunidad escolar La comunidad educativa, ante un centro que minimice o no haga frente a los problemas de violencia, pierde toda posibilidad de afrontar en serio una educación de calidad, donde prime el respeto y la formación integral de los alumnos, por múltiples razones. a. Genera inquietud en el centro y elimina objetivos serios Reduce la calidad de vida de las personas que integran el grupo y elimina la consecución de una serie de objetivos que el centro pueda plantearse como: educación en valores, clima escolar adecuado, organización participativa y democrática, etc. b. Se establece una relación basada en el poder La violencia establece un modelo organizativo basado en la relación dominio-sumisión, que se contrapone de manera frontal a los valores democráticos de respeto, igualdad, solidaridad
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y paz con los que se identifica una sociedad moderna y humanizada. c. La convivencia deja de ser el objetivo básico Por todo lo anterior, la convivencia y la participación democrática en el centro educativo dejan de ser los objetivos básicos de la comunidad educativa. Por ello, hemos de erradicar la violencia de los centros escolares de manera preventiva, si es posible, y, si no lo fuera, atajando de raíz cualquier foco de violencia sistemática y organizada.
H. Para toda la sociedad a. Medidas de la Fiscalía General del Estado ante el acoso Ante la alarma social que el acoso ha suscitado en amplias capas de la sociedad, y ante el temor de que este clima de violencia que se oculta tras el bullying vaya en aumento, la Fiscalía General del Estado ha mostrado su malestar sobre el tema y ha hecho una serie de recomendaciones al resto de los fiscales. Así, el 31 de octubre de 2006 la Fiscalía General del Estado publicó una instrucción dirigida a los fiscales de menores sobre el tratamiento del acoso escolar, con el objetivo de inculcar en el ámbito escolar, jurídico y social una “tolerancia cero” hacia este fenómeno y de dar a conocer a la opinión pública que el Ministerio Fiscal está dispuesto a dar solución a cuantos problemas de esta índole lleguen a él. Según la Fiscalía, su respuesta será más enérgica en adelante, aunque siempre “subsidiaria” de los centros que no sepan frenar las situaciones de acoso, aunque según la Ley del Menor la respuesta jurídica no es aplicable cuando el joven
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tenga menos de 14 años. En estos casos, el Fiscal pondrá los hechos denunciados en conocimiento del centro para que éste tome las medidas oportunas. b. La Ley del Menor En octubre de 2006, el Consejo de Ministros ha aprobado la reforma de la Ley del Menor, vigente desde hace cinco años, con el objetivo de endurecer las penas previstas para los integrantes de pandillas juveniles y para contemplar, entre otras medidas, el alejamiento (antes sólo contemplado en caso de violencia de género) y/o el cambio de centro para el acosador, en los casos de bullying, fenómeno éste que por primera vez se contempla en el derecho penal español.
Según esta reforma, los menores de 14 a 16 años que delincan con violencia, intimidación o grave riesgo podrán ser condenados a tres años de régimen cerrado, y hasta seis años si tienen entre 16 y 18 años.
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11. TEORÍAS EXPLICATIVAS Son muchas y diversas las teorías que se han esgrimido para explicar el porqué hay alumnos y grupos que actúan habitualmente bajo la consigna de la violencia, ajenos a cualquier norma moral, necesitados de ejercer sobre otros el dominio y la sumisión sin compasión ni humanidad de ningún tipo. En general, las causas de estas situaciones hay que buscarlas en la educación familiar, en la aceptación de la violencia que promueve actualmente nuestra sociedad, en la falta de compromiso de las autoridades académicas por encarar el problema y en la falta de estrategias con que cuentan los centros para hacer frente a esta situación. Incluso nuestros poderes públicos, tanto el poder legislativo, como el ejecutivo o el judicial, son los primeros que nos muestran una enorme violencia verbal contra el adversario político, sin permitir en su actuación el diálogo ni el acuerdo. Estos espectáculos, tan frecuentes y tan expandidos a través de los medios de comunicación, son un mal de fondo que tiene su incidencia sobre el comportamiento general de la sociedad y de los jóvenes de hoy.
A. Causas personales Como ya hemos dicho, son chavales impulsivos, de poca empatía, con pocas habilidades para el autocontrol, xenófobos, sexistas, amorales y matones. Se suelen llevar mal con sus profesores, y suelen ser rechazados por los demás compañeros de la clase porque son seres agresivos, inmaduros y antipáticos, que necesitan tener, mediante la violencia, el protagonismo que como personas y como estudiantes les falta.
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Esto explicaría que lo que induce a la violencia a muchos de ellos es el sentirse poco aceptados en la escuela y en el entorno social en el que se desenvuelven, por lo que la mejor medida que la escuela puede tomar con ellos es aplicar programas de lucha contra la exclusión, e incluirlos en grupos donde haya alumnos maduros y responsables, alejándolos de los violentos.
B. Causas familiares Son las más importantes. Nosotros vamos a hacer mención a las tres más significativas, aunque hay otras muchas. En general, podemos decir que los padres han perdido autoridad con sus hijos, al hacer a éstos “reyes de su casa”, y tienen poco tiempo para estar con ellos; se han inhibido, en muchos casos, de educarlos, y no les han dado a los profesores y al centro autoridad para que ellos lo hagan. Para el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez, vivimos en un mundo cada vez más individualista y menos solidario, con una creciente falta de valores en la familia y en la sociedad, lo cual está conduciéndonos a todos, y también a los chicos, a un mundo violento y agresivo. Además de lo anterior, hay una falta de sintonía entre la vida laboral y la vida familiar en España, lo cual hace que los padres apenas puedan estar con sus hijos. Sería necesario compatibilizar ambas actividades, si realmente queremos atender a las necesidades educativas de los jóvenes.
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a. Teoría del apego. La crueldad y la falta de compasión del violento se explica, según esta teoría, por la falta de afecto que esta persona tuvo en su infancia, bien porque careció de padres o porque no le dedicaron el tiempo necesario y, sobre todo, porque no le dieron el cariño que todo ser humano precisa. No olvidemos que el cariño se enseña y se transmite, como se enseña y se transmite la actitud ante la vida o la concepción del mundo. A veces, incluso estando con los hijos, no dialogamos lo suficiente. Según manifiesta el sociólogo Javier Elzo, en muchas ocasiones los padres coexisten con sus hijos pero no conviven con ellos. Y con los niños hay que dialogar, no sólo hablarles sino escucharles, más que oírles. b. Aprendizaje vicario. El niño que crece en una familia donde impera la violencia, la falta de respeto, la descalificación permanente y la degradación sistemática del otro, terminará actuando con iguales parámetros que él ha conocido en su mundo. Lo que hemos recibido en la infancia, positivo o negativo, termina incidiendo en nuestro comportamiento futuro, salvo que racionalicemos ciertas actitudes y seamos reeducados por los seres queridos o por la propia vida. Se ha comprobado que los niños violentos en secundaria, ya lo habían sido en primaria, y que la razón más común en todos ellos era el haber soportado una disciplina excesivamente rigurosa por parte de los padres, sin que existieran interacciones positivas entre ellos, que muchas veces desembocaban en el maltrato.
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c. Deformaciones educativas. Si la educación recibida por un niño adolece de excesiva dureza, o de laxitud o de incoherencia, por parte de los educadores, estos niños no habrán asimilado un patrón o modelo claro de comportamiento y terminarán actuando caprichosamente, movidos por impulsos pasionales o emotivos, sin ningún control de la razón.
C. Causas sociales Según estas teorías, muy estudiadas ya en otros países, la violencia que surge en nuestros centros se explica porque reproduce el sistema de normas y valores de la comunidad en la que están insertos y de la sociedad en general, la cual está formando a los alumnos en antivalores como la violencia, la injusticia, el desamor, la insolidaridad, amor al dinero, rechazo a los débiles y a los pobres, el maltrato físico y psíquico, la intolerancia y la falta de respeto hacia el diferente. a. Violencia estructural Derivada de la organización social y económica, presente en el conjunto de nuestra sociedad, donde priman los poderosos, los violentos y los agresivos; y donde son destruidos los débiles, los pobres y los que tienen planteamientos éticos. Los alumnos asumen esa violencia como natural y la filtran en las aulas. b. Violencia presente en los medios de comunicación Las conductas violentas que los alumnos ven diariamente en la televisión y en el cine están influyendo enormemente sobre la conducta de los alumnos.
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Se ha demostrado que las conductas que los niños observan en la televisión, tanto positivas (solidaridad, respeto, etc.) como negativas (racismo, violencia, etc.) influyen sobre ellos de manera inmediata, debido a la tendencia imitadora que el niño tiene. Esto nos obliga a protegerlo de programas destructivos y de empezar a utilizar la televisión con una finalidad educativa. Los alumnos están expuestos a estos medios muchas horas al día y llegan a ver la violencia como algo normal. Funk (1997) estudió en Alemania la relación existente entre películas violentas y su influencia en las aulas y encontró una relación profunda entre ambas. Por lo anterior, y para que el niño no crea que la violencia televisiva es algo normal, debemos restringir estos programas y en todo caso explicar las consecuencias nefastas que la violencia puede acarrear al ser humano. c. Alejamiento de los centros de las dimensiones no académicas Al haberse mantenido los centros, sobre todo los de secundaria, ajenos a los aspectos no académicos de la educación (desarrollo moral, integración social, etc.) y haber olvidado las relaciones interpersonales necesarias para la convivencia diaria, tienen hoy serias dificultades para articular una respuesta adecuada al fenómeno de la violencia dentro del entorno escolar.
D. Falsas creencias a. Hay que pegar a los niños Aún perviven en la sociedad falsas creencias que se reproducen en la escuela. Sólo un 31% de la sociedad está
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de acuerdo en que no es conveniente pegar a los niños para educarlos correctamente, considerando el 69% que sí lo es, e incluso un 35% ha dado una bofetada a su hijo, en conflictos graves. Esto significa que, aunque nuestra sociedad es menos autoritaria que antes, sin embargo, todavía no conoce alternativas posibles a la educación autoritaria. b. Permisividad de todos en el uso de drogas y alcohol No nos damos cuenta de la influencia tan enorme que el consumo de droga y de alcohol tiene en el comportamiento agresivo de nuestros jóvenes, y nuestras autoridades son demasiado permisivas con estos temas. Ahora mismo, nuestro país se encuentra a la cabeza de Europa en el consumo de cocaína y heroína, y cada año bajan más las edades de inicio del consumo; existe una tremenda permisividad por parte de autoridades, padres y educadores respecto al consumo de alcohol por los jóvenes, sin valorar las secuelas tan negativas que su consumo genera en el organismo. En este momento, no hay un mensaje claro y rotundo, que debería ser idéntico, en la familia, en los centros educativos y en los medios de comunicación, de crítica al consumo de estupefacientes. c. La permisividad educativa existente La permisividad que tenemos en la educación, debido a la necesidad de congraciarnos con nuestros hijos durante el poco tiempo que estamos junto a ellos, hace que cada día sea más difícil controlar a la juventud y exigirle el cumplimiento de sus obligaciones. Debido a esa actitud, cada día es más frecuente el “síndrome del emperador”, es decir, los hijos se han hecho dueños de la casa y faltan el respeto a los padres e, incluso, en algunos casos los agreden. En Granada, durante el año 2005, se cursaron 165 denuncias, ante el Juzgado de Menores, por parte de padres que habían sido agredidos por sus hijos.
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d. Las agresiones y acosos son cosas de chavales Esta es una actitud muy frecuente entre padres, profesores y autoridades educativas, que ha permitido la agravación de este problema hasta límites insoportables. Las “cosas de críos” pueden marcar a muchos chavales durante el resto de su vida, si no se toman las medidas adecuadas y los agredidos encuentran, en situaciones de acoso, al profesor comprensivo que lo apoya y defiende o a los padres conscientes que hacen valer los derechos de su hijo ante los acosadores. Las edades claves de estos conflictos son desde los 10 a los 15 años, de diez a doce los más frecuentes, y de doce a quince los más graves. e. Culpabilizar al agredido Una expresión muy frecuente, cuando se produce la agresión, es manifestar que algo habrá hecho el agredido, cuando le ha tocado a él y no a otros, y más aún si el acosado lo es en más de una ocasión. Con ello, lo estamos convirtiendo en doble víctima: ser objeto de la violencia y no ser comprendido por la comunidad educativa, lo cual genera en él una sensación de inutilidad y de culpabilidad que le pueden afectar para siempre. f. Creer las explicaciones exculpatorias del agresor El agresor tiene una mentalidad maquiavélica y sabe muy bien disculparse y echarle la culpa al agredido, con expresiones del tipo: “él se lo ha buscado”, “ha sido él el que me ha provocado”, “yo sólo me he defendido”… Los agresores son crueles pero no son tontos, saben mentir permanentemente, enredan y confunden a los mayores, y en muchas ocasiones son capaces de hacer creer a los demás sus falsas explicaciones.
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g. Nadie explica a las víctimas las ventajas de informar
Muchos niños agredidos no cuentan en su casa la violencia de que son objeto, porque nadie les ha dicho las ventajas que tal información puede proporcionarles. Además de lo anterior, lo reprimen otras razones: no ser chivato, no aparecer como un débil, no preocupar a los padres, creer que sus progenitores no pueden ayudarlo porque el acosador es más fuerte que sus propios padres… h. El síndrome de Pilatos Muchos compañeros miran para otro lado, como hizo Pilatos, cuando presencian la agresión y no informan a los profesores por no ser tildados de chivatos y traidores a un compañero. El 85% de los compañeros conocen los pormenores de cualquier acoso pero no se dan por enterados, cuando su actitud cobarde y poco comprometida está generando sufrimiento y violencia a su alrededor.
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E. Relaciones entre iguales Si esta relación se basa en la competitividad y no se cultiva la cooperación, puede provocarse la agresión en lugar de la empatía y la resolución armónica de problemas. La adaptación social y emocional de un niño depende de su relación con los compañeros, y sabemos que si un alumno es rechazado por sus compañeros, sobre todo a partir de los ocho años, esto puede desembocar en graves problemas posteriores: violencia, absentismo escolar, falta de rendimiento, abandono de la escuela, delincuencia, necesidad de demanda psiquiátrica, e incluso puede llegar al suicidio. De ahí la importancia que los compañeros de clase tienen en un niño, en su autoestima, en su aceptación personal y en su desarrollo intelectual, afectivo y emocional. Los compañeros enseñan algo esencial que la familia no puede enseñar: la práctica de la reciprocidad moral y de la autonomía personal. Si en familia las relaciones suelen ser más heterónimas, aquí, en la escuela, el niño comienza a decidir y actuar por sí mismo y a cultivar la autonomía; y además aprende que los demás le van a responder con la misma actitud que él adopte ante ellos (reciprocidad moral), frente a la familia que muchas veces soporta caprichos y posturas irracionales del joven.
F. Los centros Lo primero que habría que acometer en los centros sería la existencia de normas de comportamiento claras y objetivas, y aprobadas democráticamente con la participación del alumnado. Cuando un centro no tiene normas claras que regulan la convivencia, y el alumno no sabe cómo ha de actuar dentro y fuera de la clase, suelen aparecer los problemas de conducta.
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Además, hemos de romper el divorcio existente entre la familia y la escuela, y eliminar definitivamente el recelo de que los padres participen para que comprueben que el interés del profesorado va en la misma línea que van ellos: formar y educar adecuadamente a sus hijos, para lo cual es necesaria la colaboración de unos y otros. Los padres, por su parte, en lugar de ponerse tantas veces de parte de su hijo, tendrían que tomar como norma el comportamiento opuesto: defender la actuación del profesor, porque si no lo hace así, éste pierde autoridad ante el alumno; y sólo en los casos en que se vea el error del profesor, ha de transmitírselo de manera correcta y educada.
Teniendo presentes las investigaciones realizadas en otros países (Mooij, 1997; Funk, 1997…) podemos afirmar que hay una estrecha relación entre el currículo escolar, los métodos de enseñanza, los sistemas de evaluación y el agrupamiento de los alumnos con la mayor o menor presencia de fenómenos antisociales en las aulas y en los centros. Mooij, por ejemplo, demuestra que hay una relación estrecha entre el tiempo lectivo que el profesor dedica en el aula al proceso de grupo y de relaciones interpersonales, o a cuestiones de normas, orden o disciplina, con la disminución de comportamientos violentos.
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12. MODELOS DE INTERVENCIÓN Las formas de intervención las podemos estudiar desde un punto de vista práctico (cómo actuar inmediatamente que se conoce la agresión), o desde un punto de vista teórico (teorías existentes sobre las formas más adecuadas de intervenir en una agresión o acoso).
A. Modos de actuar cuando se conoce el acoso a. Cosas que hay que hacer
a.1. Primer paso Cualquiera del entorno de la víctima que conoce el acoso, sea éste familiar, compañero o amigo, lo primero que tiene que hacer, tal y como hemos indicado antes, es ponerse en contacto con el centro educativo y pedir entrevista con el tutor y, si éste no diera una respuesta inmediata, acudir al jefe de estudios o al director. Si no hubiera una respuesta adecuada por parte de los responsables del colegio, hay que ponerlo en conocimiento de la Asociación de Padres del centro, del Consejo Escolar del mismo, etc., para que ellos incidan en la toma en consideración del problema y en su resolución. En el caso de compañeros y amigos, sería conveniente que éstos, además de denunciar el caso ante el tutor y el jefe de estudios, lo pusieran también en conocimiento de los padres del compañero agredido.
a.2. Segundo paso Si no existe la inmediatez en la respuesta que el caso requiere, hay que acudir al Fiscal de Menores o al Juzgado de Menores, según que el fiscal nos responda o no con la celeridad con que estos casos hay que tratarlos.
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a.3. Hermanos y amigos de la víctima En muchas ocasiones, los primeros que conocen las dificultades que el agresor está pasando son los hermanos de éste y/o sus amigos. Aunque la víctima, debido al miedo, suele decirles que no digan nada a nadie, ellos han de actuar de inmediato y ponerlo en conocimiento de los padres del acosado. Si no lo hacen así, se corre el riego de que el acosador se crezca, considere que sus acciones quedarán impunes y que, debido al miedo que su proceder suscita, nadie podrá detenerlo. Incluso empezará a amenazar y agredir a otros compañeros y amigos del acosado, tal y como la experiencia nos enseña, generando cada día más un ambiente de violencia irrespirable en torno a él.
a.4. El acosado Por parte del agredido, éste no debe acobardarse y aceptar la agresión sin denunciar. Ha de demostrar al acosador que no está asustado, que luchará hasta que pare en su actuación, y que está dispuesto a airear el problema ante los diferentes ámbitos que pueden resolverlo. b. Cosas que no deben hacerse
b.1. No utilizar la violencia Ni el agredido ni menos los próximos a él pueden utilizar la violencia como respuesta a la agresión. En primer lugar porque se comportarían como el acosador, ahora incluso con premeditación; y en segundo lugar porque pueden ser acusados de malos tratos a menores, los familiares adultos de la víctima; y de agresión, los menores.
b.2. No abandonar al acosado No se le puede decir al acosado que se defienda él solo. Si pudiera hacerlo, no habría acudido a pedir ayuda. La respuesta
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que la víctima necesita oír, aparte de la ayuda solicitada, es la de “tú no tienes la culpa de ser acosado” y “no te preocupes que
entre todos podemos resolver el problema”.
B. Teorías de intervención en los acosos Son muy variados los criterios de intervención en la escuela, cuando surgen problemas de acoso o agresión, de las diferentes corrientes pedagógicas, dependiendo siempre de qué papel crean ellas que desempeña esta institución. a. Los americanos Como creen que la escuela es el mayor centro de socialización existente, entienden que es en ella donde se generan los comportamientos más sociales o los más antisociales. Por ello, es en los centros educativos donde vuelcan todas sus iniciativas de cambio social hacia la consecución de una sociedad más respetuosa y tolerante. b. Los europeos Los europeos, sin embargo, entienden que la violencia es un problema muy complejo, que se genera básicamente en la sociedad, de la que la escuela es sólo una pequeña parte de ella, y que además de en ella el niño recoge valores o antivalores y pautas de comportamiento en su familia (esencial), en los medios de comunicación, en el grupo de amigos, en la vida social, política o económica, en el ámbito de sus ideas religiosas, etc. Dentro de los modelos europeos citaremos los más importantes.
b.1. Modelo propuesto por Dan Olweus El experto mundial en acoso escolar, el profesor sueco, afincado en Noruega, Dan Olweus, basó el éxito contra el acoso en
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restablecer la autoridad de los profesores; la supervisión de los recreos, pues en ellos se producen el 50% de los casos; aplicar programas adecuados de prevención e intervención y contar con una legislación adecuada, en la que la escuela tiene competencias y responsabilidad directa, tal y como ya existen en Suecia, Noruega, Reino Unido y EE.UU.; y contar con un profesorado comprometido, concienciado y formado para aplicar programas de prevención y para intervenir cuando surge el problema.
b.2. Modelo de Catherine Blaya La profesora Catherine Blaya, del Observatorio Europeo de Violencia Escolar, entiende que las medidas más necesarias ante el acoso son las siguientes: profesorado capaz de crear un clima positivo dentro de la escuela y de resolver conflictos; vigilancia estricta de las zonas comunes, como patio, pasillos, campos de deporte, servicios, etc.; disciplina común aplicable a los alumnos, sin que ninguno se sienta discriminado; eliminar la ley del silencio en los centros en relación con este tema; y que existan programas de prevención evaluables para contrastar su eficacia.
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b.3. Informe Vetemburg El Informe Vetemburg incide en la importancia que tiene para la corrección de la violencia una escuela democrática, donde el alumno sea valorado, respetado y considerado por toda la comunidad escolar, lo cual obliga a resolver los conflictos dentro del diálogo y el acuerdo.
b.4. Informe Delors El Informe Delors considera a la escuela un lugar básico para el aprendizaje de una serie de destrezas necesarias para sentirse persona y para saber convivir con los demás, sin agobiarse por los currículos extensos y bien perfilados, sobre todo en los cursos de enseñanza básica obligatoria. Para él, la escuela ha de “enseñar a pensar” (“aprender a aprender”); ha de conseguir que el alumno valore más “el ser” que el tener, lo cual permitirá la existencia de ciudadanos seguros de sí, dignos y libres; ha de preparar al alumno para la vida laboral, es decir, lo ha de “enseñar a hacer”; y, por último lo ha de enseñar “a participar”, para que pueda ser un ciudadano activo y útil en una sociedad tan compleja.
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INFORME DELORS: “Construir la convivencia” Pensar y comprender
(Competencia y dominio)
Ser y estar
(Identidad propia)
Sentirse útil
(Ser reconocido ciudadano)
Relacionarse con iguales y con otros grupos de edad (Convivencia)
c. Los españoles En España hay varios modelos de intervención que, en lo fundamental coinciden: Constitución Española, Rosario Ortega, José Antonio Marina, María José Díaz Aguado y Modelo ecológico.
c.1. Constitución Española La Constitución en su Preámbulo, párrafo segundo, manifiesta que la Nación Española proclama su voluntad de “garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución” y en su artículo 27.2 reconoce que “la educación tendrá por objeto el
pleno desarrollo de la personalidad en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”, lo cual significa que los objetivos básicos de nuestro
sistema son la atención preferente a la formación del alumno, potenciando su personalidad y su autonomía personal; el fomento de la convivencia entre todos los estamentos de la comunidad educativa; y el respeto en nuestros centros a los derechos y libertades fundamentales. En definitiva, que la escuela debe ser
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un ámbito de convivencia pacífica y democrática, lo cual impedirá y corregirá los posibles brotes de violencia que se generen.
c.2. Convivir como buena práctica La Directora del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba, Rosario Ortega considera que la mejor manera de evitar agresiones y conflictos dentro del ámbito escolar es “vivir con otros en respeto y colaboración”. Sólo desde estos dos principios es posible la convivencia pacífica y la plena consecución de todas las finalidades educativas que cualquier centro pueda imponer. No hay trabajo productivo si no es desde el respeto y la colaboración. Para ella, el tema del maltrato escolar no debe verse como una conducta aislada, sino como
“expresión de conflictos de convivencia escolar, que afectan al desarrollo social y moral de los escolares y tienen efectos en la construcción de su personalidad, así como en su posterior integración social”. c.3. José Antonio Marina Para este ilustre profesor, sólo es posible una relación placentera, constructiva y formadora en el ámbito educativo si se practican tres valores esenciales que son el respeto, la justicia y la compasión. Gracias al respeto, hemos de aceptar la forma de
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ser, pensar y creer de todos cuantos nos rodean; la justicia nos exige no sólo la defensa de nuestros derechos de manera asertiva, sino también la práctica de nuestros deberes, puesto que si no combinamos derechos y deberes estamos cayendo en la incoherencia y en el descrédito; por último, la vida en común nos exige ir más allá de esos valores y sentir con el otro, es decir, tener compasión con él, intentar comprenderlo, justificarlo y aceptarlo.
c.4. María José Díaz Aguado Según la catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, María José Díaz Aguado, “la
educación familiar debe basarse en el afecto incondicional a los hijos, atención continua a ellos, enseñarlos a respetar normas, sin autoritarismo ni permisividad”. Para ella, “la autoridad de los profesores no puede ser coercitiva sino de confianza hacia el alumno”.
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13. MODELOS DE PREVENCIÓN
A. Prevenir la violencia con la inteligencia emocional Antes de que surja la violencia, podemos poner en práctica dentro de nuestros centros una serie de actitudes y comportamientos, orientados por la inteligencia emocional, lo cual generará un ambiente agradable entre todos los miembros de la comunidad educativa. a. Por parte de los alumnos Entre otras, los alumnos pueden acometer las siguientes acciones: • Conocer mejor a todos los compañeros, presentándose al comienzo de curso, buscando la ocasión para hablar con todos ellos, animarlos cuando se vean desanimados, etc. • Ser solidario con los más indefensos y con los más tímidos. • Elegir al delegado de curso más responsable posible, sin caer en la provocación de designar al más violento o irresponsable. • Iniciar conversaciones, juegos y diálogos con todos los compañeros para crear un ambiente agradable. • Elogiar a los compañeros cuando les sale algo bien. Esa actitud nuestra la agradecerán y los estimulará para seguir esforzándose. • Animar a los compañeros cuando tienen alguna contrariedad académica, familiar, de grupo, etc., para que vean que no están solos en la adversidad.
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• • • •
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Saber controlar las emociones propias, con objeto de no caer en la provocación ni actuar con ira o con miedo cuando alguien nos eleve la voz o pretenda intimidarnos. Nunca debemos perder la compostura ni la dignidad. Fomentar ciertas habilidades sociales, sobre todo la empatía (comprender al otro y manifestárselo) y la solidaridad (no dejar tirado nunca al compañero). Escuchar respetuosamente a los otros, sin insultar, ni amenazar, ni provocar, ni mirar con altanería. El otro es de importante como nosotros, y tiene nuestra misma dignidad. Hablar con los compañeros con sinceridad, manifestando cómo me siento y utilizando mensajes “yo”. Buscar soluciones dialogadas y razonables a todos los conflictos que surjan, sin buscar culpables, ni haciendo responsable del conflicto a nadie. Relativizar los conflictos, sabiendo que la solución de los que hoy nos agobian nos ayudarán a resolver los muchos que tendremos de mayores. Aprender a pedir las cosas, sin pensar nunca que “si los demás ya saben lo que quiero para qué lo voy a pedir” o “no me quieren cuando no me dan lo que saben que yo apetezco”.
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•
Aprender a decir “no”, al margen de lo que los demás piensen, digan o no comprendan de nuestra actitud. Debemos ser autónomos y con criterios propios para decidir lo que nos interesa y nos conviene.
b. Por parte de los profesores Cuando un alumno no quiere ir a clase porque teme encontrarse con su agresor, es porque el centro no reúne las condiciones de convivencia necesarias para que todos sus miembros se encuentren a gusto en él. En esta tarea de hacer un centro habitable, los profesores, dentro y fuera de su aula, y sobre todo los tutores tienen mucho que aportar, con objeto de impedir la realización de actos violentos. Entre otras pueden acometer las siguientes medidas: • Elaborar unas normas de actuación dentro del aula, acordadas con los alumnos. • Analizar los problemas de convivencia dentro del aula, sin echarle la culpa a nadie, sino intentando ver el problema, sus causas y las soluciones más adecuadas. • Redactar por escrito las normas concretas que rigen el comportamiento en la clase. Si los alumnos tuvieran siempre la misma aula y el mismo profesor, estas normas se fijarán en el tablón de anuncios de la clase.
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• • •
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Indicar las consecuencias que reportará el incumplimiento de las normas. Revisar el comportamiento de las normas en las sesiones semanales de tutoría. Propugnar a través del Consejo Escolar la elaboración de un Reglamento de Régimen Interno que recoja unas normas de comportamiento general claras, realizables y fácilmente exigibles, con indicación de las consecuencias para el que no las cumpla. Crear un clima de diálogo respetuoso con el alumno, que permita la creación de un ambiente de bienestar y seguridad dentro del centro.
c. Por parte de las familias El mejor aliado que el joven puede tener en su familia para combatir el acoso escolar y la violencia es tener unos padres que sepan unir el afecto con la exigencia, es decir, el seguimiento estricto de unas normas de actuación junto a un clima de diálogo y respeto a la autonomía de sus diferentes miembros. El joven de hoy exige tener unos padres que sean consecuentes y buenos educadores, y no le conviene tener padres autoritarios, ni permisivos ni incoherentes. El diálogo familiar es el fundamento de una familia unida, y la educación en valores es el eje axial de la educación para la paz y la no violencia de nuestros hijos. Las actuaciones básicas que una familia debe tomar para prevenir el conflicto familiar y proyectar luego esa actitud al exterior son las siguientes: • • •
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Dialogar permanentemente en familia, buscando día, hora, tema, etc., con objeto de que éste se celebre indefectiblemente. Crear un ambiente familiar relajado y tranquilo, sin voces, ni gritos, ni acusaciones, ni violencias. Respetar la forma de ser y de pensar de cada miembro de la familia, siempre que no atente al derecho y a la libertad de los demás.
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•
Compartir los éxitos y fracasos de todos los miembros de la familia, siendo los padres los primeros que han de reconocer sus limitaciones, sus errores y sus problemas. Transmitir los sentimientos y las emociones que embargan a los componentes de la familia, animando a los que se encuentren en una dificultad, o alumbrando entre todos el camino a los que no tengan claro cómo actuar en un momento concreto. Vivir coherentemente todas las dificultades que se presenten y afrontar, desde los principios morales que se comparten, la solución de los problemas.
B. Respuesta de los centros a las situaciones de violencia Las medidas de atención a la diversidad, el aprendizaje de la convivencia y la educación en actitudes y valores son prioridades irrenunciables en la actividad de un centro educativo. Al ser actividades no estrictamente académicas, chocan con ciertas mentalidades y criterios profesionales de interpretación de la labor del profesor dentro de un centro, cuestiones éstas que deben clarificarse pronto si no queremos fragmentar los centros públicos y caer en debates estériles en lugar de actuar inmediatamente.
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a. Prevención global Podemos hablar de una doble respuesta al problema de la violencia en los centros escolares: una “prevención global” (Moreno y Torrego, 1996), que parte de la idea de convivencia como modo normal de funcionamiento de un centro, y por ello se colocan como piezas claves del sistema organizativo del centro y de su currículo el aprendizaje de la convivencia, las relaciones interpersonales de colaboración, el fomento de los hábitos democráticos, tareas todas ellas que afectarían a todos los miembros de la comunidad educativa. b. Prevenciones secundarias y terciarias Habría otras respuestas más específicas, plasmadas en programas concretos de actuación destinados a dar respuestas específicas a determinados comportamientos antisociales, a los que llamaremos “prevención secundaria o terciaria” (Trianes y Muñoz, 1997; Díaz Aguado, 1992; Díaz Aguado y Royo, 1995; Gargallo y García, 1996; Pérez, 1996), realizados por expertos y aplicados en diferentes centros educativos. Veamos algunas de ellas.
b.1. Programa de Desarrollo Social y Afectivo en el aula Realizado por Trianes en 1995 y aplicado en varias escuelas de Málaga, consta de tres módulos que se realizan en el aula, con los siguientes objetivos: resolución no agresiva de problemas, creación de una perspectiva moral en el alumno, práctica de la negociación, respuesta asertiva, aprendizaje del apoyo y la cooperación, desarrollo de la tolerancia, responsabilidad social y respeto a los acuerdos tomados por mayoría. La evaluación del programa fue muy positiva y creó hábitos de habilidades sociales muy necesarias para el fomento de la convivencia.
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b.2.
Programa para Promover la Tolerancia a la Diversidad Étnica
Fue realizado por Díaz Aguado en 1992 y consiste en lograr pleno respeto y tolerancia hacia los étnicamente diferentes, en centros donde hay mucha diversidad racial. En el programa se insiste en el aprendizaje cooperativo, discusión de conflictos étnicos, desarrollo de la empatía, habilidades para resolver conflictos étnicos. Este programa se ha aplicado con resultados positivos en escuelas públicas de Madrid, con alumnos de 7 años, donde había inmigrantes y gitanos en abundancia. En una segunda ocasión, el programa se aplicó con alumnos de 10 años, aunque aquí la resistencia al cambio fue mucho mayor.
b.3. Programa para Fomentar el Desarrollo Moral Fue realizado por Gargallo en 1996. Era un programa más especializado que los dos anteriores, y pretendía incrementar la reflexividad de los estudiantes y el descenso de la impulsividad, partiendo de que existe una estrecha relación entre reflexión y desarrollo moral.
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b.4. Programa para Mejorar el Comportamiento al Aprender las Normas Fue realizado por Pérez en 1996, y se centra en conocer las reglas que rigen el comportamiento de los alumnos dentro y fuera del aula, fomentando la participación y la responsabilidad del alumno. Sus resultados han sido muy positivos allí donde se aplicó.
C. Modelo ecológico de prevención a. Concepto Es un modelo de actuación en el que se implican todos los agentes sociales para evitar el conflicto antes de que se produzca, o hacerle frente si ya se ha producido. Abarca diferentes ámbitos: el personal, familiar, educativo y social. Es un método básicamente preventivo, ideado para actuar antes que de que pueda surgir la violencia. MODELO ECOLÓGICO (Intervienen todos los agentes) ÁMBITO ESCOLAR (En el centro y en el currículum)
IGUALITARIO (Entre sexos y personas)
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SALUDABLE (Bienestar y calidad de vida)
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Se denomina ecológico porque pretende implicar a todos los miembros de la comunidad: alumnos, profesores, padres, barrio y sociedad. El objetivo básico de este modelo es neutralizar los factores que pueden propiciar la violencia y fomentar aquellos que aportan la paz. Desde este modelo se entiende, tal y como afirmaba la OMS, en el año 2002, en el “Informe Mundial sobre la Violencia”, que “ningún factor por sí solo ex-
plica por qué unos son más violentos que otros, o por qué la violencia es más prevalente en algunas comunidades que en otras. La violencia es resultado de la acción recíproca y compleja de factores individuales, relacionales, sociales, culturales y ambientales”. Este mismo Informe propone el “modelo ecológico” como el más idóneo
para prevenir la violencia. Este modelo se aplica ya desde los años 70.
b. Factores que propician el conflicto y estrategias ante ellos
b.1. Factores individuales Hay que identificar en este apartado los rasgos biológicos de las personas, su inteligencia, su constitución, su carácter, su personalidad, etc., e intentar apoyar la autoestima y el fomento de actitudes y prácticas saludables, el desarrollo de habilidades personales y sociales, etc. La mayor parte de este apoyo se le puede ofrecer al alumno a través de la Tutoría y del Departamento de Orientación.
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ORIENTACIÓN EDUCATIVA Fomentar aptitudes para tomar decisiones Cultivar madurez
OBJETIVOS DE LA ORIENTACIÓN
Fomentar autoestima
Enseñar a organizar tiempos y espacios para el aprendizaje
Adaptarse a situaciones Desarrollo personalidad
b.2 Factores relacionales Aquí hay que analizar a los compañeros del alumno, a su pareja si la tiene, a su familia, a sus amigos, etc., e intentar incidir en ellos de forma positiva, mediante el Plan Tutorial, la Escuela de Padres, etc. Promover aprendizaje cognitivo
Fomentar libertad respecto al entorno PLAN
Respeto a normas
ACCIÓN
Valorar críticamente
TUTORIAL Autonomía afectiva y moral
Respetar normas
b.3. Factores comunitarios Están relacionados estos factores con las relaciones que existen en la escuela, en el barrio, en el trabajo, etc., y tratan de concienciar en todos esos ámbitos sobre la necesidad de una convivencia pacífica y constructiva. Las actividades extraescola-
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res y las campañas de fomento de la paz dentro de los centros son muy importantes para lograr nuestro objetivo.
b.4. Factores sociales Este factor guarda relación con los grupos ideológicos, culturales, religiosos, etc., que influyen en el centro. En este ámbito, se trata de sensibilizar a la sociedad mediante campañas de información, contactos, conocimiento mutuo, etc. c. Ambiente socioeducativo adecuado Para que un centro pueda fomentar la paz y la concordia dentro de los diferentes estamentos, es necesario que cree comunidad y se aleje del individualismo; ha de propiciar un buen clima escolar y ha de tener unas prácticas educativas idóneas.
Ambiente socioeducativo de la escuela Prácticas educativas
Clima escolar
Reglamento escolar Cultivar autoestima Resultados académicos Actividades extraescolares Participación de familias
Clima Clima Clima Clima
relacional educativo de seguridad de pertenencia
Prevención de conflictos Disciplina Currículum Metodología Organización
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c.1. Crear comunidad, mediante la prevención de conflictos Para lograr una relación armónica y pacífica dentro del centro es necesario que éste tenga un proyecto cultural, un sistema organizativo adecuado y unas relaciones fluidas entre los distintos estamentos que propicien una relación comunitaria; es decir, se ha de trabajar en la búsqueda de una escuela humanista e integrada, alejada de modelos individualistas y de confrontación. Esta escuela, para prevenir conflictos, ha de incidir en las siguientes áreas: • • • •
Normas consensuadas en su sistema disciplinario, y mediación entre iguales en los conflictos que surjan. Hay que incorporar al currículum la resolución de conflictos, como una parte importante de éste. En cuanto a su metodología, ha de acometer un aprendizaje cooperativo y próximo al alumno. Respecto a su sistema organizativo, ha de fomentar la democracia y el diálogo.
c.2. Clima escolar adecuado El clima escolar es la seña de identidad de un centro y lo que define su personalidad. Depende de los valores que practique, las actitudes que facilite y los sentimientos que genere entre sus miembros. El clima es resultado de cuatro aspectos básicos. •
• •
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Clima relacional, es decir, tipo de relación que se establece entre los estamentos del centro, que puede ser de respeto, proximidad y afecto, o de distancia e incomunicación. Clima de seguridad, que depende del orden, de la tranquilidad y de la justicia que reine en el ambiente. Clima educativo, que se basa en la calidad de la educación que se imparte, si hay o no educación en valores
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•
y si la relación entre alumnos y profesores se basa en el respeto y el afecto. Clima de pertenencia, producto de todo lo anterior, y caracterizado por sentirse satisfecho y orgulloso de pertenecer al centro donde aprende, se relaciona perfectamente y es feliz, con lo que ha cultivado unos lazos de unión con éste, de tal entidad, que persistirán siempre.
c.3. Prácticas educativas idóneas Estas prácticas influyen de manera determinante en el clima escolar y básicamente serían las siguientes: •
•
• •
•
Reglamento Escolar, que ha de elaborarse con la participación de todos y en el que debe recogerse de manera clara el respeto a los valores humanos mediante unas normas de comportamiento que sean sencillas, practicables, justas y flexibles, mediante las que se pretenda más corregir conductas que penalizar. Desarrollo de la autoestima que, además de cultivarse ampliamente en la familia, debe reforzarse en el centro tanto en la labor de Tutoría como en el Departamento de Orientación. Al alumno hay que reconocerle sus aciertos, sus logros y sus cualidades, y corregirle con respeto sus fallos y sus actitudes negativas. Los resultados académicos deben estar en consonancia con las cualidades y el esfuerzo de los alumnos, para que su justicia sea un acicate para todos. Han de cultivarse con especial esmero y dedicación, por la enorme importancia que tienen, las actividades extraescolares y complementarias, que inciden de manera muy positiva en la formación y en la capacidad de relación del alumno. Se ha de fomentar la participación de la familia en el centro, porque de la buena relación entre profesores y padres se logrará una educación más completa y de mayor calidad.
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•
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El equipo directivo debe tener un estilo de comportamiento y de organización escolar abierto y democrático, estando siempre dispuesto a asumir las sugerencias y aportaciones de todos, así como las críticas constructivas que reciba.
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14. CONCLUSIONES
A. Consejos sobre el acoso • • • • • • • •
El acoso o maltrato no es una broma. En una broma ríen todos. Aquí se vulneran los derechos fundamentales. Nadie se merece ser maltratado, no podemos decir que “ese se lo ha buscado”. Si alguien es acosado, no debe responder de igual manera, sino buscar formas dialogadas de resolver el conflicto. Los maltratados no son seres débiles. Los débiles son los que tienen que atacar en grupo a una persona indefensa. Decirle al maestro o a los padres que se nos maltrata no es cosa de chivatos, sino la mejor forma de defender nuestros derechos. El espectador que no interviene ni denuncia la agresión es cómplice del acoso. No basta con castigar a los agresores, también hay que enseñarlos a convivir, porque quizá nadie los ha enseñado. La víctima necesita ayuda, pero también el agresor.
B. Para eliminar la violencia hay que educar a. Educar es, básicamente, una tarea práctica Consiste en enseñar a los niños y a los jóvenes a vivir, a respetar a todas las personas, sean de la condición y de la mentalidad que sean, y a tomar decisiones por sí mismos, pues no
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siempre van a tener a sus padres, a sus profesores o a un policía junto a ellos. b. Lograr el desarrollo de la inteligencia emocional y social En la educación, no sólo hemos de fomentar el conocimiento, lo cual es muy importante; sino que también hemos de propiciar el desarrollo de la inteligencia emocional y social, es decir, la que nos permite, en el primer caso, controlar y dirigir nuestras emociones y sentimientos; y cultivar una relación placentera y constructiva con las demás personas, en el segundo caso. c. La inteligencia se desarrolla mejor en ambientes inteligentes Por ello educan mejor los ambientes, las familias y los centros inteligentes. Esos ámbitos caracterizados por su inteligencia son los que dan trabajo y participación a todos sus miembros y donde las normas o las correcciones del incumplimiento de éstas, así como la erradicación de la violencia es cosa de todos y no de unos pocos o de uno sólo. d. Un colegio armónico Es aquel en el que sus miembros son felices porque reina el respeto, la participación, la justicia y la compasión. En ellos, cada miembro siente que se realiza personalmente, lo que lo hace feliz, al verse valorado por lo que es y por lo que aporta a la tarea común del centro. e. Fomento de la paz El fin de toda acción educativa debe ser el fomento de los valores de una cultura de la paz, basada en el principio kantiano de tratar a los demás como quisieras que te trataran a ti mismo, y considerando a los otros como un fin y nunca como un medio para determinados intereses, sean éstos del orden que sean.
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f. Es más importante lo que se vive que lo que se dice En una educación coherente, no puede haber contradicciones entre fines y medios, porque si eso ocurriera estaríamos viviendo una violencia estructural y de fondo, quizá no visible pero real, donde prevalecería la burocracia, la inexistencia de participación, una jerarquización muy acusada, unos currículos desconectados del interés de los alumnos, una distancia insalvable entre profesores y alumnos, un exceso de normas sin sentido, una educación sin valores, una exclusión del afecto, etc.
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15. ESQUEMAS SOBRE EL ACOSO
A. ¿QUÉ ES EL ACOSO ESCOLAR? •
Se considera acoso o maltrato a toda agresión continuada de un alumno o un grupo de alumnos hacia otro alumno, en el que la víctima está en la situación de inferioridad.
•
También se denomina BULLYING.
B. DIFERENTES FORMAS DE ACOSO •
FÍSICO: - Empujones, collejas, patadas, puñetazos, pellizcos, palizas…
•
VERBAL - Son los insultos, las burlas, poner motes, humillar, reírse, acusarle, gritarle, ridiculizarlo…
•
PSICOLÓGICO Y SOCIAL - Provocar aislamiento, amenazar y chantajear, propagar falsos rumores, robar y romper materiales, no dejarle jugar con el grupo, no hablarle, decirle a otro que no se junten con él…
C. FASES DEL ACOSO •
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MUESTRAS DE ANTIPATÍA
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-
En gestos y en comportamientos. Intimidación. Pretenden causarle miedo.
•
AGRESIÓN - Puede ser física, verbal, psicológica o social. - Empieza el calvario para el acosado. - Compañeros deberían denunciar. - Agredido no debe callarse.
•
ATAQUES VIOLENTOS Y CONTINUADOS - Cae la autoestima del acosado. - Si no hay respuesta, acosador se crece.
•
ESPIRAL DE VIOLENCIA - Se expande la violencia a otros ámbitos. - Consecuencias imprevisibles.
D. INDICADORES DEL ACOSO •
PARA EL ACOSADO - Se siente solo, infeliz, atemorizado e inseguro. - Somatiza el problema. - Miedo a ir al centro escolar. - Depresión e intentos de suicidio.
•
PARA EL ACOSADOR - Su conducta es el inicio de futuros hechos delictivos. - Se habitúan a imponer su voluntad al resto del grupo con su conducta. - Se sienten satisfechos con su proceder. - Basan la autoestima en la violencia.
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•
PARA LOS ESPECTADORES - Acaban acostumbrándose a tolerar los malos tratos y a no hacer nada ante el sufrimiento y la injusticia ajenas. - Los espectadores acabarán valorando la agresividad y la violencia como formas de éxito social.
E. CONSECUENCIAS DEL ACOSO
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•
SI ESTÁ SIENDO ACOSADO: - Cambios en la actitud: se muestra triste, más introvertido de lo habitual, tiene pesadillas, cambios constantes de humor, falta de apetito. - Busca quedarse en casa sin ir al centro escolar. - Escasas o nulas relaciones con compañeros. - No habla del centro escolar. - Pierde su autoestima. - Se siente culpable del acoso y cae en la depresión. - Bajo rendimiento.
•
SI ES ACOSADOR: - Se muestra agresivo en el seno familiar. - Con frecuencia tiene episodios de enfrentamientos y peleas. - Parece ignorar los sentimientos y los derechos de los demás. - No controla sus reacciones, es impaciente e intenta imponerse por la fuerza a los demás. - Relata episodios de abuso o maltrato a compañeros o habla de ellos con desprecio y superioridad. - Llegará a ser una persona antisocial.
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F. ¿CÓMO SE PUEDE AYUDAR? •
AL ACOSADO: - Procura ofrecer seguridad para que hable. - Escucha e intenta ayudar para que no se sienta culpable. - Intenta convencerle para que se lo cuente a su tutor, a otro profesor o al jefe de estudios. - Ponte en contacto con el centro escolar: siempre encontrarás ayuda. - Denunciar el hecho ante la Inspección educativa o ante la APA, si el centro no responde. - Si el acoso es grave, acudir a la Fiscalía de Menores.
•
AL ACOSADOR: - Trata de que entienda la gravedad de su conducta y su alcance. - Intenta que se ponga en el lugar de la víctima. - Refuerza los cambios positivos que observes. - Ponte en contacto con el centro y colabora. - Ayúdale. También él necesita ayuda.
•
AL ESPECTADOR: - Haz ver que el silencio es cómplice de quien arremete y que la agresión no es la vía para resolver conflictos. - Convéncele para que dé la cara.
G. CAUSAS DEL ACOSO •
PERSONALES - El acosador es impulsivo, xenófobo, racista, sexista, matón y carente de empatía.
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•
FAMILIARES - Teoría del apego: Falta de afecto en la infancia. - Aprendizaje vicario: Lo que se aprende de niño se repite luego. - Deformaciones educativas: Educación autoritaria o laxa.
•
SOCIALES - Violencia estructural. - Violencia presente en los medios de comunicación. - Alejamiento de los centros de las dimensiones no académicas.
H. ORIENTACIONES SOBRE EL ACOSO • • • • • • • •
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El maltrato no es una broma: en una broma se ríen todos. Nadie se merece ser maltratado. El acosado no debe responder violentamente. Los maltratados no son seres débiles. Denunciar el acoso no es cosa de chivatos. El espectador que no denuncia es cómplice. No basta con castigar al acosador, hay también que enseñarle a convivir. La víctima necesita ayuda, pero también el acosador.
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16. EXPERIENCIAS EXPERIENCIA Nº 1 Un alumno de 3º de ESO, 14 años, A. C. L., nos cuenta la experiencia que tuvo en su centro educativo: “Siempre me ha gustado ser original en mi forma de vestir y de colocarme determinados atuendos. Al principio, un grupo de compañeros se reían al verme, pero poco a poco empezaron a meterse conmigo llamándome ‘desgraciado’, ‘mendigo’, ‘guarro’, etc. Pero ahí no quedó la cosa. Al ver que yo era capaz de soportar los insultos, a pesar del daño que me hacían, empezaron a darme ‘collejas’ y golpes en la cabeza, y a amenazarme diciéndome que ‘me iban a
dar una paliza a la salida del cole, si me chivaba a los profesores o a mis padres’, aunque al final terminé diciéndoselo a mis padres porque ya me sentía angustiado. Todo lo malo que sucedía en el Instituto decían que yo era el culpable.
Llegó un momento en el que ya no podía aguantar más, porque no era uno sólo sino varios compañeros dispuestos a insultarme, humillarme y agredirme, y me costaba auténtico esfuerzo el ir a clase. La última actuación fue cogerme entre tres de ellos y darme una paliza a la salida de clase, sin que mis amigos hicieran nada por defenderme. A pesar de que mis padres habían comunicado los hechos, en dos ocasiones, al tutor, éste no había tomado las medidas oportunas. Ante esto, mis padres denunciaron la agresión ante el Fiscal de Menores y éste ha iniciado los trámites oportunos para zanjar el problema. Todo indica, ante la seriedad con la que ha asumido el asunto y la relevancia social que el tema ha tomado, que éste se resolverá.”
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CUESTIONES 1ª.
¿Hizo bien el alumno A. C. L. en permanecer callado durante tanto tiempo, sin comunicarle su situación ni a sus padres, ni a su tutor, ni a su profesor más próximo?
2ª.
¿Los compañeros del muchacho, conocedores todos del acoso de que era objeto A. C. L., actuaron debidamente callándose, no dando la cara y no comunicándolo al jefe de estudios o al tutor?
3ª.
¿Cómo analizas la actuación del tutor? ¿Qué debía haber hecho? ¿Cómo podría haber atajado el problema?
4ª.
¿Crees que los padres actuaron adecuadamente? ¿Podrían haber hecho más de lo que hicieron? ¿Cómo? ¿Cuándo?
5ª.
¿Podría haberse agotado alguna otra vía de actuación antes de acudir a la Fiscalía de Menores? ¿Consideras adecuado acudir al fiscal?
6ª.
¿Qué puede hacer el fiscal en estos casos? ¿Tiene él la solución del acoso?
7ª.
¿Qué medidas preventivas debería tener el centro para evitar este tipo de problemas? Enuméralas.
8ª.
¿Se pueden crear en los centros educativos algunos órganos que faciliten la solución de estos problemas cuando surgen? Analiza cuáles pueden ser y de qué tipo, tanto individuales como colegiados.
9ª.
Los alumnos agresores ¿qué tipo de sanción deberían recibir para no volver a repetir su comportamiento anterior? ¿Deberían cambiar de centro? ¿Por qué?
10ª.
El alumno agredido ¿deberá cambiar en algo su comportamiento? ¿Es culpable él de algo? ¿Cómo hay que tratarlo para que elimine las secuelas que pueda tener del acoso recibido?
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EXPERIENCIA Nº 2 Un alumno de 16 años, B. D. F., que cursa 4º de ESO, se ha visto obligado a abandonar su centro y ha tenido en varias ocasiones la intención de llegar al suicidio, debido a que un grupo minúsculo de compañeros la “tomaron con él”, por su condición de homosexual. Continuamente lo insultaban, llamándolo “mariquita”, “maricón”, “señorita”, etc.; le daban empujones y le ponían zancadillas; lo golpeaban siempre que podían; se reían de manera ostensible de él, en público y en privado; en definitiva, le hacían la vida imposible. Ni siquiera podía abrir su correo electrónico, porque también en él aparecían las amenazas de sus acosadores que lo seguían ultrajando. El chaval aguantó solo todas las vejaciones, insultos y agresiones, durante cinco meses, hasta que un día se vio incapaz de levantarse de la cama para ir al Instituto, porque lo que le apetecía era no vivir. Se sentía angustiado. La vida para él no tenía sentido. Todos lo agredían y nadie alzaba la voz en su defensa. Si esa era la vida que iba a tener, no merecía la pena. Los padres, que salían temprano hacia el trabajo, no se dieron cuenta de la ausencia de su hijo en el colegio durante los días siguientes, pero durante el fin de semana la madre se encontró con una amiga que le preguntó por la enfermedad de su hijo, ya que el suyo le había comunicado que no había ido a clase durante la última semana. La madre, alarmada, le pregunta a su hijo por la causa y éste descubre las razones por las que no ha ido ni piensa seguir yendo. Todo el fin de semana dialoga la familia sobre el hecho, hasta que acuerdan acudir al Instituto el lunes, para poner el asunto en conocimiento del director.
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CUESTIONES 1ª.
¿Por qué B. D. F. no pondría su drama en conocimiento de alguien que pudiera ayudarle?
2ª.
¿Tenía este alumno confianza en el centro, en sus padres o en algún compañero? ¿Por qué? ¿Cómo están tan solos nuestros adolescentes?
3ª.
¿Se dialoga suficientemente en casa? ¿Los padres cuentan, en familia, sus dudas, sus problemas y sus fracasos, o sólo cuentan los éxitos y lo que les ha salido bien?
4ª.
Y los hijos ¿qué cuentan? ¿Qué sabemos de nuestros hijos? ¿Sabemos lo que les angustia y preocupa?
5ª.
¿Conocemos a los amigos de nuestros hijos? ¿Cómo son estos amigos? ¿Qué aficiones tienen? ¿Qué visión del mundo poseen? ¿A qué se dedican en los ratos de ocio?
6ª.
¿Tienen autoestima suficiente nuestros hijos? ¿Qué hacemos nosotros para favorecerla? ¿Hay algo criticable en nuestra conducta que pueda rebajar su autoestima?
7ª.
¿Por qué el alumno no acudiría a ningún estamento del centro? ¿Crees que en dicho colegio hay suficiente comunicación?
8ª.
¿Cómo es que si el alumno faltó durante una semana, sin aviso de ningún tipo, no hubo comunicación entre colegio y familia? ¿Qué falla aquí?
9ª.
Este problema ¿se puede resolver dentro del Instituto? ¿Con qué procedimientos?
10ª.
¿Qué actitud deberá tener el centro respecto a los agresores? ¿Qué sanción habría que imponerles? ¿Cómo habría que tratar al acosado para que recobre su confianza en el centro?
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Manual de ACOSO ESCOLAR O BULLYING para docentes y educadores
EXPERIENCIA Nº 3 Alicia es una alumna ejemplar de 1º de ESO. Tiene 12 años. Es trabajadora, inteligente y siempre hace sus deberes; es correcta y educada, limpia y ordenada. Los profesores tienen un gran concepto de ella, la valoran, la respetan y la tienen en alta consideración. Tiene un grupo de amigas que la acompañan desde que estudiaban primaria en el colegio anterior. Sin embargo, hay dos de ellas que cada día se sienten más envidiosas de los éxitos de Alicia, creen que ella es la culpable de que los profesores no las miren a ellas con la consideración que a su amiga, porque ellas trabajan menos y no son tan inteligentes como Alicia. Estas dos compañeras, Lourdes y Margarita, han cuchicheado ya entre ellas acerca de los defectos de Alicia, de que es una engreída, de que no es buena compañera, de que es una chivata, y tantas otras cosas, todas ellas falsas. Han empezado a reírse de ella; a ridiculizarla delante de toda la clase, incluso en presencia de los profesores; a tildarla de “empollona”, de “chivata”, de “chula”, de “traidora”… Alicia está cada día más afectada. Cuando ve a estas dos compañeras, observa cómo hablan de ella; incluso entiende que el resto de sus amigas la miran con una desconfianza que antes no tenían. Lourdes y Margarita se han encargado de hablar mal de ella a todas las compañeras, de inventarse bulos y falsedades y su prestigio empieza a decaer, al menos eso piensa ella. Se siente insegura en la clase, le da vergüenza hablar delante de las compañeras para que no la critiquen, y cree ver que los profesores ya no la miran con el afecto que antes le tenían. Su autoestima ha bajado de manera alarmante, y sus notas han empezado a empeorar. La última vez que la madre acudió a visitar al tutor éste le dice que la chica está cambiando para peor: estudia me-
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nos, está triste y arisca, no se junta apenas con las amigas y ya no es la alumna ejemplar que era antes. Alarmados los padres, la llevan a un psicólogo que, tras analizarla, descubre lo que ocurre, porque ella se lo ha contado, y entiende que ha de someterse a una terapia de grupo a fin de elevar su autoestima para volver a ser la que fue, tras atajar y resolver el grave problema que tiene en el centro.
CUESTIONES 1ª.
¿Qué motiva en este caso real el acoso? ¿Puede ser el buen comportamiento de una alumna la causa de éste? ¿Por qué?
2ª.
¿Cómo hemos de juzgar la actuación de las dos amigas? ¿Tiene Alicia alguna culpa de su falta de reconocimiento por el profesorado?
3ª.
¿Por qué Alicia es una chica llena de autoestima? ¿Qué elementos la han propiciado?
4ª.
¿Tienen autoestima sus compañeras? ¿Qué causas han permitido que la pierdan?
5ª.
¿Cómo se manifiesta la autoestima de Alicia? ¿Y la falta de autoestima de sus compañeras? Compara el comportamiento de una y de las otras.
6ª.
¿Lo que está ocurriendo alrededor de Alicia es real o sólo imaginario? ¿Crees que compañeras y profesores la tratan de manera distinta a raíz del boicot de sus dos “amigas”?
7ª.
Analiza el proceso de transformación de Alicia. ¿Qué influencias del acoso encontramos en su comportamiento último?
8ª.
¿Cómo pueden estar los educadores, padres y profesores, tan lejos de los problemas del educando? ¿Qué falla en la relación de Alicia con ellos?
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9ª.
¿Cómo puede explicarse el comportamiento de la clase, que guarda silencio en lugar de defender y amparar a una persona ejemplar como Alicia?
10ª.
¿En qué consiste la terapia de grupo que Alicia va a recibir? ¿Este tratamiento podría recibirlo también en el centro? ¿Y en su casa? ¿Cómo recomponer su relación con el centro, con sus compañeras y con sus profesores?
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EXPERIENCIA Nº 4 La Guardia Civil ha detenido en una localidad alicantina a dos alumnos, menores de edad, que acosaban a otros compañeros por Internet, mediante el llamado e-bullying. Los acosadores han creado un “troyano”, virus informático que activaba las cámaras web de los ordenadores de otros jóvenes, lo cual les permitía lograr fotos de éstos en la intimidad o en posturas poco recomendables. Una vez obtenidas estas imágenes, chantajeaban a las víctimas con hacerlas públicas si no realizaban alguna contraprestación, generalmente una cantidad de dinero, de entre 100 y 200 euros. La mayor parte de los acosados, temiendo a los violentos, no denunciaban el hecho y pagaban la cantidad exigida por éstos. Uno de ellos, sin embargo, puso el acoso en conocimiento de sus padres y, gracias al apoyo de éstos y del centro educativo donde unos y otros cursaban sus estudios, se ha podido detener la situación de acoso y amenazas y se ha desenmascarado a los culpables.
CUESTIONES: 1ª.
Los acosadores se servían de Internet para cometer sus fechorías. ¿Crees que esta forma de actuar es más o menos violenta que el acoso directo? ¿Por qué?
2ª.
¿Podríais recabar información suficiente sobre las diferentes posibilidades que la informática ofrece de amenazar, extorsionar o ejercer violencia sobre los jóvenes?
3ª.
¿Qué actitud debería seguir vuestro hijo ante amenazas, coacciones o acoso producidos por estos medios? ¿Debería contestar al agresor mediante correos web o debería obviar los mensajes recibidos?
4ª.
¿Es comprensible la actitud de los jóvenes que se callan las amenazas y acosos? ¿Por qué lo hacen? ¿Es justificable?
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5ª.
En el acoso, el miedo al verdugo es una realidad insoslayable. El grave problema del acosado es no irritar al violento para que su actitud sea más benigna y compasiva. A pesar de ese miedo, ¿se debe denunciar al acosador? Justifica la respuesta.
6ª.
¿Actuaron correctamente los padres del agredido al acudir al centro educativo para pedir ayuda? ¿A dónde hubiera acudido usted?
7ª.
En este tipo de delitos ¿debería actuar también la Fiscalía de Menores? ¿Por qué?
8ª.
¿La dirección del centro podría imponer una sanción a los acosadores, al haberse producido el delito fuera de éste?
9ª.
Si la respuesta anterior fuera afirmativa, ¿qué tipo de sanción debería imponerse a los acosadores?, ¿procedería expulsarlos del centro?
10ª.
¿Qué medidas deberían tomarse para impedir las agresiones informáticas desde el centro y desde la familia?
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EXPERIENCIA Nº 5 En un pueblo de Granada, a la salida de clase, una chica de segundo de bachillerato, C. F. R., fue abordada por cuatro compañeras, una de ellas con una grabadora, que le manifiestan que quieren hablar con ella. En ese momento la acorralan las cuatro y empezaron a insultarla. Entre otros proferían los siguientes insultos: “enterada”, “chula”, “guarra”, “puta”…Recibió, además, amenazas del siguiente tipo: “te vamos a partir la cara”, “te vamos a pegar”, “te vamos a rajar de abajo a arriba”, “te vamos a matar”, etc. En un momento dado, una de las acosadoras le dio “un bofetón” y otra “un golpe seco en la espalda que le produjo un moratón tremendo” Las agresoras no la dejaban irse y se reían de ella, al tiempo que la insultaban y pegaban, mientras una grababa. Según la víctima, ella nunca había tenido problemas con las denunciadas, aunque éstas ya la habían molestado y amenazado antes de esta agresión. Ella sospecha que la causa de esta persecución sean “los celos”, aunque no acaba de entenderlo. La denuncia fue realizada, al ser las acusadas mayores de 18 años, en el Juzgado de Guardia, dando origen a un juicio de faltas por lesiones, que fue suspendido ante la gravedad de los hechos. El asunto, que inicialmente se tramitó como falta, pasará a diligencias previas. Así lo ha decidido la Juez de Instrucción nº 2 en el acto del juicio, en el que además acordó una orden de alejamiento.
CUESTIONES: 1ª.
¿En este conflicto ha de intervenir el centro educativo? ¿Por qué? ¿De qué manera?
2ª.
¿Ha sido preferible irse al Juzgado en lugar de denunciar los hechos en el colegio?
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3ª.
¿Es esta agresión un acoso? ¿Por qué?
4ª.
¿Qué características reúne para que lo sea?
5ª.
¿Qué objetivo perseguían las agresoras? ¿Lo han logrado?
6ª.
¿Qué pretendían al grabar a la agredida?
7ª.
¿Actuó adecuadamente C. F. R., en el momento de la agresión?
8ª.
¿Tendría que haber denunciado antes los hechos? ¿A quién?
9ª.
El agravamiento del delito ¿a qué puede ser debido?
10ª.
De las agresoras, dos no lograron terminar 2º de bachillerato que estaban cursando, ¿deberían repetirlo en el mismo centro o deberían cambiar a otro?
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EXPERIENCIA Nº 6 Estefanía es una chica de 14 años, estudia 2º de ESO y se sentía feliz en el centro. Pero empezaron a tomarle manía un grupo de compañeras, que antes habían sido amigas suyas, y no pararon de meterse con ella durante dos años seguidos. Nunca ha sabido por qué razón fue aquello, porque no era ni más rica, ni más pobre, ni de otra raza o de otra religión distinta de las agresoras. Lloraba cuando se acostaba de noche y se sentía muy desgraciada porque sabía lo que le esperaba cuando llegara al Instituto. Sus padres hablaron con el jefe de estudios y el director y ellos le dijeron que el centro no podía hacer nada, que eso eran peleas propias de niñas, sin importancia. Mientras tanto, Estefanía empezó a perder la autoestima y comenzó a odiarse y a considerarse inferior a las demás, pensando que aquello le estaba ocurriendo por su culpa. Las demás compañeros empezaron a negarle el saludo para no entrar en conflicto con las acosadoras. El problema se agravaba y nadie le daba solución. Al terminar el curso, los padres optaron por cambiarla de colegio.
CUESTIONES 1ª.
¿Por qué crees que las compañeras le tomarían tanta animadversión a Estefanía?
2ª.
¿Fue prudente que Estefanía esperara dos años antes de denunciar los hechos?
3ª.
¿Qué tendría que haber hecho desde que fue acosada?
4ª.
¿Cómo calificarías la actitud del jefe de estudios y del director?
5ª.
¿Qué tendrían que haber hecho? ¿Por qué no lo harían?
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6ª.
¿Tanta gravedad tiene un acoso? ¿Por qué?
7ª.
¿Qué consecuencias trajo el acoso que estudiamos, para Estefanía y para sus padres?
8ª.
¿Cómo reaccionaron las compañeras? ¿Qué tienes que comentar de ellas?
9ª.
¿Fue correcta la decisión de cambiar a Estefanía de centro? ¿Cabía alguna otra solución?
10ª.
Nadie abordó a las acosadoras para conocer las razones de su actitud ni tampoco para reprenderlas y orientarlas, ¿crees eso correcto? ¿Por qué?
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EXPERIENCIA Nº 7 Alberto es un chico de catorce años y estudia 3º de ESO. Es una persona tímida, calladita y poco comunicativa, pero es bueno y respetuoso con todos. Sin saber la causa, un grupo de compañeros empezaron a intimidarlo en clase, e incluso lo llamaban por las noches a su casa y lo insultaban, llamándolo “perro”, “basura”, “desgraciado”, etc. Los padres intentaron por todos los medios atajar el problema, pero nadie ha querido resolverlo. Alberto ha intentado suicidarse en una ocasión. Sólo quiere ser feliz y que lo dejen serlo. Los padres dicen que continuarán luchando hasta que el tema se resuelva.
CUESTIONES 1ª.
¿Hay alguna razón objetiva para intimidar a Alberto?
2ª.
¿Cuántas fases observamos en el proceso de acoso?
3ª.
Alberto puso el problema en conocimiento de sus padres pero no sirvió de nada, ¿qué pasó para que el tema no se atajara?
4ª.
¿Qué procedimiento deberían haber seguido los padres?
5ª.
¿Por qué el colegio no tomó las medidas adecuadas? ¿Es responsable este colegio del acoso? ¿En qué medida?
6ª.
¿Se vislumbra en el relato de los hechos que en el centro exista algún plan de prevención del acoso? ¿Sería conveniente tenerlo?
7ª.
¿Detectamos, tras conocer lo sucedido, que en el colegio exista algún procedimiento establecido para hacer frente a situaciones de acoso? ¿Es necesario que exista?
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8ª.
¿Cuándo los padres dicen que seguirán luchando, eso qué significa? ¿Adónde pueden acudir ahora?
9ª.
¿Debería Alberto abandonar el colegio? ¿Por qué?
10ª.
¿Qué efectos ha tenido el acoso en Alberto? ¿Se puede recuperar?
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EXPERIENCIA Nº 8 El Tribunal de Menores de Granada ha juzgado a un joven de 17 años que presuntamente sometió a uno de sus antiguos profesores a una persecución psicológica (amenazas, vejaciones, insultos…) que continuaron incluso cuando el chaval abandonó el centro escolar. Lo que colmó la paciencia del docente fue lo siguiente: ambos coincidieron un día en la calle de una localidad costera de la provincia, el chico le llamó la atención, se bajó los pantalones y le enseñó el culo, al tiempo que le gritaba a la víctima que le iba a “cortar el cuello” y le profería otros insultos vejatorios. El docente, harto del asedio, denunció el hecho ante la Guardia Civil. El fiscal de menores ha calificado la actitud del joven como un presunto delito contra la integridad moral, y solicita para él una condena de internamiento de siete fines de semana. La defensa solicitó la libre absolución. Según quedó de manifiesto en el juicio, el chaval había tenido problemas de acoso a otros profesores, durante su etapa de estudiante. El caso está pendiente de sentencia.
CUESTIONES 1ª.
¿Estamos ante un acoso, o esta agresión hay que definirla de otra manera?
2ª.
¿Por qué crees que hoy algunos alumnos se atreven a insultar y vejar a sus profesores?
3ª.
¿Qué ha cambiado en la educación para que ocurran casos como el citado?
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Manual de ACOSO ESCOLAR O BULLYING para docentes y educadores
4ª.
¿Tú crees que los padres del joven conocían que su hijo acosaba a varios profesores? ¿Cómo suelen reaccionar hoy los padres ante estos hechos?
5ª.
¿Si tú fueras padre del denunciado cómo reaccionarías?
6ª.
¿Tenía motivos el profesor para denunciar al joven, que ya no era su alumno?
7ª.
¿Crees que el profesor debería haber actuado anteriormente, cuando el joven era alumno suyo?
8ª.
¿Y el resto de profesores acosados, por qué crees que no actuarían? ¿Lo hicieron bien?
9ª.
¿La calificación del fiscal y la pena que solicita te parecen correctas?
10ª.
¿Por qué crees que los centros y muchos profesores se encuentran remisos a denunciar y resolver situaciones de violencia escolar? ¿Les puede preocupar el que el centro adquiera mala fama si se conocen fuera estas cosas? ¿Es correcta esa actitud?
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EXPERIENCIA Nº 9 Joaquín es un chaval de 15 años, estudiante de 4º de ESO que, tras haber intentado pegar a un profesor, había sido expulsado del centro, previo acuerdo del Consejo Escolar y tras haberse resuelto el expediente administrativo. Este joven ha sido citado al centro, junto con sus padres, y el tutor les ha comunicado el cambio de colegio. En ese momento, según relata la Fiscalía, el menor se abalanzó sobre el docente y lo estampó contra la pared. El profesor rodó por el suelo y sufrió contusiones diversas y, posteriormente, a raíz de la agresión y del “miedo insuperable” que la misma le produjo, cayó en una profunda depresión, que le impidió acudir al centro de trabajo durante varias semanas. El chaval está acusado de un presunto delito de lesiones, y el fiscal pide que se someta a terapia, durante ochenta horas, para controlar sus impulsos violentos. El chaval y sus padres siempre han mantenido que el que se comportó de manera airada había sido el docente, declaraciones que el fiscal nunca ha creído.
CUESTIONES 1ª.
¿Crees que la expulsión del centro es correcta? Razónalo.
2ª.
¿Cabe alguna otra solución cuando un alumno acosa a un compañero, a un profesor, o a cualquier otra persona del centro? ¿Cuáles?
3ª.
¿Cuál es el procedimiento de expulsión de un alumno? Ver trámites.
4ª.
¿Fue adecuada la citación del alumno, junto con sus padres, para conocer la noticia? ¿Es eso preceptivo?
5ª.
¿Cómo valoras la reacción del alumno? ¿Qué falló en su actitud?
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Manual de ACOSO ESCOLAR O BULLYING para docentes y educadores
6ª.
¿Es necesario formar a los jóvenes en los centros en habilidades sociales? ¿Por qué?
7ª.
¿Hay que educar en valores? ¿Qué es eso? ¿Se trabaja en esa línea?
8ª.
¿Ves correcta la actitud de los padres?
9ª.
¿La forma de proceder de los padres puede servir para educar al hijo o para deformarlo?
10ª.
¿Ves correcta la petición del fiscal?
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EXPERIENCIA Nº 10 Los tribunales de justicia de Granada han condenado en firme, puesto que no hay recurso posible, por un delito de atentado, a una madre que agredió al profesor de su hijo en la localidad de Pinos Puente en octubre de 2006. Calificados los hechos por la Fiscalía como atentado y falta de lesiones, por lo que solicitaba una pena de un año de prisión, la defensa de la agresora ha aceptado la petición del fiscal y por tanto no tendrá que celebrarse la vista oral del juicio. La acusada no ha entrado en prisión por carecer de antecedentes penales. La indemnización que deberá pagar, 750 euros, serán para un centro educativo del pueblo, que trabaja con niños en situación de riesgo social. Con este precedente, el Fiscal Jefe de Andalucía, Jesús García Calderón, ha manifestado que respalda la idea de acusar de atentado en el caso de agresiones a maestros y profesores.
CUESTIONES 1ª.
¿Estamos aquí ante un acoso?
2ª.
¿Cómo juzgas la actitud de la madre?
3ª.
¿Puede tener un padre razones objetivas para agredir a un profesor?
4ª.
¿Qué significa catalogar de atentado esta agresión?
5ª.
¿Estás de acuerdo con ello? ¿Por qué?
6ª.
¿Te parece justa la pena impuesta?
7ª.
¿Cómo valoras la actitud de García Calderón?
8ª.
¿Cómo crees que ha podido afectar al profesor la agresión sufrida?
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9ª.
¿Crees que el hijo de la agresora será un chico educado, viendo el proceder de la madre?
10ª.
¿Qué factores influyen más directamente en la violencia escolar?. Enuméralos y coméntalos.
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EXPERIENCIA Nº 11 Una simple riña entre dos adolescentes de 14 y 16 años, durante el recreo, en un Instituto de Loja, desencadenó una auténtica batalla campal, en la que participaron familiares y amigos del agresor, ajenos todos ellos al centro escolar. El menor agredido, que recibió varios golpes y patadas por parte de su compañero y de las personas mayores ajenas al centro, se recupera de sus lesiones, que “no revisten gravedad”, aunque el daño psicológico tardará bastante más en curar. Todo comenzó como una riña normal entre chavales, en los últimos minutos del recreo, cuando el menor de 14 años empezó a tirar objetos, alguno de los cuales cayó sobre el de 16. Éste se giró para ver quién le arrojaba cosas. “¿Qué miras?”, le dijo el menor de 14 años, tras lo cual se dirigió hacia él y le dio un guantazo, al que le respondió con otro el de 16. Lo que vino después ya no tiene nombre. Más de 15 familiares y amigos del menor de 14 se abalanzaron sobre el de 16 y lo abofetearon. Todos ellos penetraron fácilmente desde el exterior, sin ser avisados por nadie, puesto que al vivir junto al colegio presenciaron la pelea y porque el patio se encuentra expedito al estar realizándose obras en él. La Guardia Civil y la Policía Local se acercaron al centro para identificar a los agresores. Los profesores de guardia que había durante el recreo no pudieron impedir la agresión ni pudieron disuadir a los mayores de que no arremetieran contra el menor. El director ha manifestado que tanto los profesores del centro como los alumnos sintieron y sienten miedo debido a la facilidad con que se golpeó a un compañero.
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CUESTIONES 1ª.
¿Por qué la mayor parte de las peleas se producen en los recreos?
2ª.
¿Están suficientemente vigilados?
3ª.
¿Habría que contratar guardias de seguridad en ellos?
4ª.
¿Sería conveniente poner cámaras de vídeo en los centros, que identifiquen a los que entran y salen, y puedan filmar cuanto ocurra dentro del centro?
5ª.
¿Cómo analizas la actitud de los dos chavales? ¿Son igualmente culpables uno y otro de la agresión?
6ª.
¿Es correcta la actitud de los familiares del joven de 14 años?
7ª.
¿Qué tendrían que haber hecho cuando vieron la agresión?
8ª.
¿Qué pena les impondrías tú a los chavales y a los familiares agresores?
9ª.
¿Tienen los centros actualmente medios para controlar una agresión masiva como la indicada?
10ª.
El profesorado y los alumnos tienen miedo de cuanto vieron, ¿cómo se puede recuperar la calma en este centro?
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EXPERIENCIA Nº 12 Un nuevo caso de violencia escolar se ha producido en el ámbito educativo, en un colegio de León. El conserje del centro, Gumersindo G. R., ha sufrido una agresión por parte de los familiares de un alumno de la que resultó con lesiones leves. Los hechos se produjeron de la siguiente manera: el joven se encontraba en el patio una vez que había sonado el timbre para entrar en clase, y el conserje le instó a que entrase dentro del colegio; el alumno le respondió manchándole con un spray que llevaba en la mano cuando el trabajador se acercaba a él, ante lo que el conserje reaccionó cogiéndole de la mano para llevarlo a la dirección. Los hechos, según parece, fueron presenciados por dos adultos, familiares del joven, quienes procedieron a entrar en el recinto escolar y agredieron al conserje.
CUESTIONES 1ª.
¿Fue correcta la actitud del conserje?
2ª.
¿Cómo se comportó el alumno?
3ª.
¿Vista la actitud de los familiares del joven es comprensible la actitud del alumno?
4ª.
¿Los familiares y amigos de un joven siempre deben defender a éste?
5ª.
¿Qué valores hemos de poner en juego en la educación para formar adecuadamente a los jóvenes?
6ª.
¿Había algún valor positivo en la actitud de los familiares del alumno?
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7ª.
¿Cómo deberían haber reaccionado éstos?
8ª.
¿Qué actuación deberá emprender ahora la dirección del centro?
9ª.
¿Es delictivo el comportamiento del alumno? ¿Y el de sus familiares?
10ª.
¿Qué sanción le impondrías tú a los actores del suceso?
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EXPERIENCIA Nº 13 Dos niñas de doce años de un colegio de Fraga han pegado una paliza a un pequeño de seis años del mismo centro, y mientras tanto otra lo grababa en un móvil. Aunque, según fuentes del centro, el conflicto se ha resuelto dentro del mismo, aplicando las medidas disciplinarias correspondientes, sin embargo, el incidente ha suscitado tanta alarma social entre los padres del alumno afectado y entre todos los demás, que ha desbordado las paredes del mismo para ser conocido por toda la población, e incluso se habla de que los padres del menor afectado podrían llevar el tema ante el Tribunal de Menores.
CUESTIONES 1ª.
¿Qué pretenderían las tres niñas implicadas en el suceso?
2ª.
¿Qué características tienen estas personas agresivas?
3ª.
¿Por qué razones han podido llegar a ser violentas?
4ª.
¿Cómo es que no sienten empatía ni compasión de un niño de seis años?
5ª.
¿Hay inteligencia emocional en las jóvenes que cometen los hechos?
6ª.
¿Por qué atacarían a ese niño y no a otro?
7ª.
¿Qué placer podrían obtener grabando la paliza?
8ª.
¿Crees que estas chicas serán habitualmente conflictivas o éste será sólo un hecho aislado?
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9ª.
¿Están acertados los padres cuando hablan de acudir al Tribunal de Menores?
10ª.
¿Cómo crees que el centro debería resolver el tema?
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EXPERIENCIA Nº 14 A. G. H. es un chico de 16 años que sufre acoso escolar desde hace más de dos, y nos relata cómo ha vivido este infierno. Todo se inició hace dos años cuando “empecé a tener mis ideas claras y una manera particular de pensar”. Empezaron a tener miradas de desprecio hacia mí, y algunas risas. Poco a poco me fueron insultando: “¡guarro!”, “¡hijo de puta!”, “¡rojo de mierda!”…Luego empezaron las collejas (golpes en la nuca) todos los días en el autobús camino del instituto, después las amenazas, alguna guantada, incluso una vez un cabezazo. Las amenazas eran del tipo “te vamos a matar”, “te vamos a pegar más fuerte”, “te vamos a arrancar los dientes”, “te vamos a dar una paliza que te saldrá sangre por todas partes”… Cada cosa que pasaba (un destrozo, una pintada…) la culpa era siempre mía y de mis amigos. Cuando me decían o me hacían algo yo tenía miedo. Tenía pánico de ir al instituto o de encontrármelos en la calle. Me sentía impotente porque veía que no podía defenderme de ellos. Si uno se metía conmigo, no me atrevía a responderle porque luego tomarían represalias todos contra mí. También he sentido deseos de que se muriesen y de que sufriesen como yo. Lo último que pasó fue una agresión grave hace tres semanas y de la que aún no he podido curarme. Los padres de A. G. H. han presentado denuncia en el centro y en el Tribunal de Menores por la última agresión y ha encontrado cierto respaldo. El centro y la Fiscalía han arbitrado medidas para evitar un sufrimiento tan injusto.
CUESTIONES 1ª.
Analiza el proceso del acoso escolar que aquí se relata.
2ª.
¿Cómo se comporta el joven agredido?
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3ª.
¿Es lógico que tenga miedo? ¿A quién lo tiene?
4ª.
¿Los sentimientos que muestra son normales dentro de un proceso como éste?
5ª.
¿Cómo influye el grupo en la agresión? ¿Hubiera sido igual si el agresor fuese sólo una persona?
6ª.
El joven habla de sus amigos, ¿qué papel juegan ellos en el acoso? ¿Le ayudan al acosado?
7ª.
¿Cómo puede explicarse que una agresión tan prolongada no se haya resuelto antes?
8ª.
¿Qué características tiene el acosado? ¿Qué significa que “llegué a tener mis ideas claras”? ¿Acaso lo perseguirían por sus ideas?
9ª.
¿Qué papel juegan aquí los padres? ¿Cómo es posible que no se enteraran?
10ª.
¿Y el colegio? ¿Qué sistema de captación de problemas tiene para que un caso tan flagrante se escape?
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EXPERIENCIA Nº 15 Jokin Ceberio es un joven de 14 años de Hondarribia, que se suicidó en septiembre de 2004, tras ser víctima de un acoso escolar. Los hechos sucedieron de la siguiente manera: Jokin acudió junto con sus compañeros a un campamento de verano y el monitor los sorprendió fumando porros. Éste les envió una carta al padre de cada niño explicándole lo ocurrido. Todos los chavales pudieron interceptar la carta salvo Jokin que no lo hizo. Los padres de éste informaron a los demás padres del contenido de la carta. Desde ese momento, Jokin fue tildado de chivato y traidor, se le comenzaron a hacer burlas y se le acosó tanto dentro como fuera del aula. La actitud de las familias fue también lamentable: en lugar de orientar a sus hijos y asumir el error de éstos, se dedicaron a culpabilizar a algunos de ellos, con lo que Jokin se encontró también en el centro de la polémica familiar. Cuando sus padres le vieron los moratones y los golpes por todo el cuerpo, tuvieron que denunciar a los acosadores. El día anterior al suicidio, sus padres se encontraban reclamando en el centro escolar, con lo que el miedo de Jokin se incrementó terriblemente. El centro, tras la muerte de Jokin, expulsó a siete alumnos del centro y no investigó nada más. Éstos fueron internados en un centro de menores en Zumárraga. El Juzgado de Menores intervino exigiendo una indemnización y asumiendo la responsabilidad de internar a los acosadores. El 31 de mayo de 2006 el Juzgado de Menores sustituyó el internamiento de los siete jóvenes por la libertad vigilada, con la consiguiente protesta de los familiares de Jokin.
CUESTIONES 1ª.
¿Qué falló en todo el entramado escolar y social que se había creado?
2ª.
¿En qué aspectos falló Jokin? ¿Era un chivato?
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3ª.
¿Y sus padres? ¿Qué hicieron mal?
4ª.
¿Actuaron adecuadamente las familias? ¿En qué fallaron?
5ª.
¿Qué papel jugaron los acosadores? ¿Y los otros compañeros?
6ª.
¿Qué papel desempeñó el centro?
7ª.
¿Qué condujo a Jokin al suicidio?
8ª.
Antes del suicidio, ¿no daría pruebas de su tremendo malestar? ¿por qué no se las captaron?
9ª.
¿Es lógica la expulsión de los acosadores tras la muerte del acosado?
10ª.
¿Estás de acuerdo con la actuación del Juzgado de Menores? Analízalo.
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Manual de ACOSO ESCOLAR O BULLYING para docentes y educadores
BIBLIOGRAFÍA •
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