INSTITUTO SUPERIOR N 4031 FRAY FCO. DE PAULA CASTAÑEDA TALLERES DE DOCENCIA ESCRITOS DE LOS ALUMNOS
Escribir es una forma de aprender . De manera que, al terminar de escribir, el escritor sabe más que al empezar. 1 Escribir es un proceso de formación en sí mismo; en el gesto de escribir aparece la posibilidad de un acontecimiento cada vez más difícil en el vértigo con el que atravesamos los días: el encuentro con nosotros mismos, la relación íntima con la profundidad de las palabras. Si nos tomamos en serio el escribir, leer, conversar y pensar, luego de hacerlo no seremos los mismos; emprender este viaje significa arriesgarse a mucho: objetivar lo que se sabe y admitir lo que no se sabe; aceptar lo que se quiere y ponderar lo que no se quiere; evaluar lo que se necesita e identificar lo que se desecha; amplificar lo que se escucha y poner en palabras lo que se omite; interpretar lo que se dice y decir lo que se calla. Como educadores en ejercicio o en formación que trabajamos con PALABRAS, pocas veces/casi nunca escribimos sobre lo que hacemos, sabemos, tenemos, aquello que nos sale bien o aquello que no nos sale tan bien. Escribimos muchas cosas, pero no es una práctica cotidiana escribir sobre nuestras propias experiencias. Nos parece muy importante recuperar éste ámbito de la escritura , que a veces se desdibuja en función de los usos instrumentales que de ella se hace. Aquí les proponemos la lectura de algunos trabajos desarrollados en el ámbito de los Talleres de Docencia; en algunos casos se han quitado algunos nombres sólo para evitar dar a conocer datos de alumnos, docentes y escuelas que son reales. No estamos demasiado “acostumbrados” a estas prácticas y no es nuestra intención que se focalice la atención en otros lugares: estos trabajos son materiales comunicables que deberían ser acopiados, difundidos y compartidos y un documento público, y circular entre otros/as docentes lectores/as y de esta manera, la experiencia relatada supera la transmisión de “boca en boca” y adquiere un carácter perdurable y recursivo. Como postula Ferrer Cerveró: ¨La escritura aumenta la densidad del existir¨ ; de eso se trata!.
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Manual de Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas. (2003). Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. Organización de los Estados Americanos. Agencia Interamericana para la Cooperación y el desarrollo.
E L IMPACTO DE UNA EXPERIENCIA : Talleres de Apoyo escolar en la Escuela ¨Santa Rosa de Lima¨ El día que debía comenzar con el taller de lectura comprensiva en la Escuela “Santa Rosa de Lima”, se me presentó como una aventura hacia lo impensado. Una aventura colmada de imprevisibilidad, apremiada por la escasez temporal y por la demanda imperiosa de la escuela destino. Mientras esperaba el colectivo en la esquina de mi casa, con los minutos contados, como de costumbre, se entretejían en mi mente los más variados pensamientos. Me asaltaban sentimientos encontrados: ansiedad, temores(de la más variada especie), pretensiones, ideales, sueños; pero sobre todo un profundo sentimiento de incertidumbre. Una incertidumbre natural frente a lo desconocido pero a la vez justificada por las breves noticias que había recibido sobre el proyecto a emprender. Cuando el colectivo entraba al barrio, invadía la sensación de un paisaje desolador. Inmediatamente ingresaba, a la izquierda, aparecían dos hombres desdichados juntando basura de un contenedor, imagen que se iba a repetir una y otra vez que tomaba el colectivo de la línea 18. Continuando el recorrido metros más adelante, cruza un puente del ferrocarril que se encuentra abandonado y en estado calamitoso. Transita por una calle asfaltada, pero los caminos perpendiculares a ésta, son de tierra, o de barro cuando llueve. Las casas del barrio son una postal ineludible: algunas llaman la atención por su inusitado contraste de colores, otras porque trazan sus direcciones en aerosol; pero la mayoría de las viviendas esgrimen con singular espontaneidad la absurda discordancia, entre la pobreza, por momentos extrema, y la antena de Direct TV que permanece en los precarios techos de sus casas. Cuando el transporte de línea llega a La Plaza del barrio, se observa una gran cantidad de alumnos que se encuentran “pasando el rato” con sus compañeros, “tomando una coca”, mirando los nuevos videos o fotos que almacenan sus teléfonos celulares, etc. Una vez ingresando a la escuela, hasta el observador más ingenuo advierte un gran caos, producto del ruidoso griterío de los alumnos, y las numerosas corridas en todas las direcciones. Se organiza el “fulbito” en todos los recreos, de tal manera que una vez dentro de la escuela, uno debe tratar de ir esquivando los pelotazos con destino de gol. (…) Exequiel Bordoy – Taller de Docencia IV Prof. Filosofía
Cuando llegó el día de conocer a los chicos, no tenía muchas expectativas, debido a la falta de ganas de llevar adelante el proyecto, ya que no me sentía preparada. Fui todo el camino en colectivo desde Santo Tomé a Santa fe pensando en como iba a hacer los días subsiguientes, cómo iba a preparar las clases, qué metodología implementar, etc. Llegué a Santa Fe y nos encontramos con Carmen para tomar el colectivo que nos lleva a la Escuela. Durante el camino veníamos calladas, yo pensando todo el tiempo en el proyecto, cuando fuimos entrando al barrio sentí una mezcla de asombro y a la vez angustia, ya que era la primera vez que lo conocía, nunca había llegado hasta ahí. Se veía la diferencia en los colores de las casas, el movimiento era diferente con respecto a los autos, muy pocos, muchos carros tracción a sangre (caballos) con niños arriba, me sentí mal yo con mi campera tan abrigada y por la ventanilla veía caminar a la gente con apenas unos buzos finos, ahí me dio mezcla también de angustia y bronca a la vez. Cuando llegamos a la escuela, bajamos en la plaza del barrio, muy diferente a las plazas que vemos en el centro de Santa Fe, nos dirigimos a la escuela buscando la puerta de entrada, tocamos timbre y nos atendió la portera, muy amable por cierto, nos llevo a la sala de profesores donde Mirta (la maestra de los chicos) nos recibió muy amablemente. (…)La escuela en la infraestructura es muy linda, yo me había imaginado otra cosa, la recorrimos y tiene una biblioteca maravillosa, lástima que los alumnos según nos dijeron la usan poco, una sala con computadoras, las aulas son amplias, lindas, coloridas, aunque un poco frías. La clase que observé me puso más nerviosa de lo que ya estaba ya que, se sabía que los chicos tenían algunos problemitas, pero nunca imaginé que no leían de corrido, que no interpretaban consignas, etc. Cuando salimos de la escuela salí angustiada y enojada ya que como puede ser que los chicos estén en un 7º grado ¡con esas dificultades!, estaba enojada con la escuela ya que tiene todos los recursos, entonces no cuestiono el hecho que cómo llegaron a 7º grado sino, porqué no hicieron algo con esos chicos en toda la primaria, es muy injusto. (…) La escuela en la infraestructura es muy linda, yo me había imaginado otra cosa, la recorrimos y tiene una biblioteca maravillosa, lástima que los alumnos según nos dijeron la usan poco, una sala con computadoras, las aulas son amplias, lindas, coloridas, aunque un poco frías. La clase que observé me puso más nerviosa de lo que ya estaba ya que, se sabía que los chicos tenían algunos problemitas, pero nunca imaginé que no leían de corrido, que no interpretaban consignas, etc. Cuando salimos de la escuela salí angustiada y enojada ya que como puede ser que los chicos estén en un 7º grado ¡con esas dificultades!, estaba enojada con la escuela ya que tiene todos los recursos, entonces no cuestiono el hecho que cómo llegaron a 7º grado sino, porqué no hicieron algo con esos chicos en toda la primaria, es muy injusto. Sí quiero resaltar con mucho entusiasmo el cariño que nos han brindado, no sólo los miembros de la comunidad educativa, sino también los alumnos. Los mismos si bien tienen algunas falencias en lo que respecta al comportamiento, se nota que son niños que necesitan de mucha contención, pero sin dejar de lado la disciplina. Nos tenían mucho respeto y siempre fueron muy amables y cariñosos con nosotros. La verdad es que fue una experiencia única, y creo que es necesario que alguna vez un docente la tenga. Fue lo más maravillosos que me ha pasado en mi transcurso como estudiante, y pensar que renegué tanto.
Ana Laura Benitez Taller de Docencia IV – Prof. Historia
Aquella primera mañana, me levante temprano casi sin haber descansando por la noche, pensando como iba a ser el lugar al cual yo debía llegar, no era mi preocupación que tenia quá hacer sino dónde y con quienes… Espere a mi compañera pedagógica (Ana Laura) y nos fuimos a tomar el cole; esa mañana hablábamos tanto y una encima de la otra que la gente que venía viajando en el colectivo nos miraba cada vez más feo, creo que el diagnóstico psicológico era “neurosis histérica obsesiva” porque estábamos terribles. Mi primera sensación desesperante fue cuando le pregunte al colectivero ¿nos puede avisar cuando lleguemos a la escuela Santa Rosa de Lima? Y claro, este buen hombre me miro por el espejito y me dijo- jaja cuál de las tres??? Yo la miré a mi compañera y le dije – estamos fritas… entonces se me vino a la memoria que la profesora de cátedra nos había dicho que el cole nos dejaba en la plaza, al frente… Entonces le dije (haciéndome la ubicada)-la que esta al frente de la plaza!!!, el me contestó – OK te aviso. Mientras íbamos mi cabeza era giratoria, (les cuento que yo nací y viví siempre en el pueblo, y mi experiencia en la ciudad es de vivir 4 años y solo conocí un cuadrado de 10 cuadras a la redonda del departamento donde alquilaba) entonces no me explicaba cómo hacia la gente vivir en esas casitas tan pequeñas…menos entendía cuando mi amiga me decía que vivían como 25.000 personas (eran 5 veces mi pueblo en la misma cantidad de cuadras). La escuela queda sobre la calle Santiago Liniers al 4649 y entre las calles Padre Quiroga y Azopardo.El barrio consta aproximadamente de 15 cuadras de largo por 4 de ancho es de condición humilde- marginal. Llegamos a la plaza y visualizamos la escuela. Lo primero que vimos eran 2 portones y una capilla. Fuimos a la capilla, como una necesidad imperiosa de encomendarnos en la Virgen para que nos vaya bien. Nos dirigimos al portón donde había niños y preguntamos… me sentí perdida porque nadie estaba en la puerta para recibirnos. Tocamos el timbre y una señora (portera) nos abrió… quedamos ahí…mirábamos para todos lados hasta que desde la punta del patio, se asomo la maestra encargada del taller (Mirta). Nos dio un saludo muy caluroso y recién ahí me sentí que era parte de “algo”.Nos llevo a la sala de profesores, nos presento con los demás docente. La escuela físicamente decía mucho…era pequeña, llena de voces y chicos y sus paredes (lastimadas por la inundación) cubiertas de verdes enredaderas daban un aspecto familiar, de un hogar. Había muchos adultos pululando por el patio, ¿quienes serán tantos? me preguntaba…eran preceptores, porteros, secretarios cocineras etc…. Me llamo la atención la relación que había entre adultos y chicos…me seguía pareciendo una gran familia… El primer día de clase llegamos la maestra nos comento las necesidades que padecían los niños, ya sea de aprendizaje como de conducta. Me asusté un poco, y revisé mentalmente qué herramientas tenia. Nos dirigimos al curso y los conocimos…eran pequeños que no decían nada verbalmente, pero sus caras nos trasmitían variadas sensaciones. Desde aquel que nos quería preguntar todo y de todo hasta aquel que no sabía para qué tenia que ir ahí y qué les íbamos hacer. El primer contacto fue muy frío… Se termino la mañana y sentimos un alivio grande, pero a la vez preocupación de cómo íbamos hacer para llegarles la próxima clase. (…) Carmen Gorocito
Los alumnos del séptimo año del turno mañana de la Escuela Santa Rosa de Lima presentan características típicas de un contexto desfavorable pero no por ello irremediable. Entre ellas: indisciplina, agresión, falta de interés por el aprendizaje, baja autoestima, necesidades básicas insatisfechas como la alimentación y la vestimenta. Los propios estudiantes piensan que su futuro no será igual al de otros chicos de su edad: trabajar como changarines o ser amas de casa recibiendo una ayuda social del Estado, figuran entre la mejor suerte que, a su propio juicio, pueden tener en el día de mañana. Obviamente que las opiniones están fundamentadas en las experiencias que viven a diario, ya que es común escuchar que provienen de familias numerosas y pobres, con padres que luchan a diario por sobrevivir, pero que también saben dar golpes y poco amor a sus hijos. La ausencia de un proyecto de vida deja un vacío tremendo que puede ser llenado por la droga, el alcohol, la prostitución ,la delincuencia. Caminos posibles que ellos mismos consideran válidos al percibir que es la única alternativa por vivir en uno de los barrios más cadenciados de nuestra ciudad. Si consideramos a la persona integralmente en su dimensión física, espiritual, cognitiva y psicoafectiva, podemos percibir que esta última es la más urgente. Los estudiantes demostraron la necesidad de llamar la atención para recibir así una sonrisa o una gratificación calificativa (un ¨Muy Bien!¨ resultó más eficaz que el típico ¨Quedate quieto¨); en definitiva una señal de que ¨para mí sos importante y es por eso que quiero ayudarte a tu propia humanización¨ En un contexto con altos niveles de carencia, la escula funciona como un centro asistencial: no sólo debe enseñar a leer y escribir, sino que además debe prevenir conductas adictivas y/o delictivas, atender a sus estudiantes afectivamente y contener durante jornadas cada vez más largas a quienes pueden pasar horas recorriendo las calles. En esta realidad es necesario el esfuerzo de la comunidad educativa de no desatender su rol específico (enseñar) y su interés por aplicar políticas institucionales de apertura a la comunidad. Elsa Ledesma – Taller de Docencia IV Prof. Historia
D OCENTES QUE DEJAN HUELLAS : Entrevistas a maestros y profesores Fragmento de la entrevista realizada a Maria Teresa Mahuad (Hermana Virginia) Rectora Colegio A. M. Verna P: ¿Cómo era antes la relación docente-alumno / docente-directivo? R: Una vez me toco ir a rescatar a unas alumnas que eran guerrilleras, que ya las tenían en un Falcon para llevarlas, entonces una me grita por la ventanilla: “Hermana estamos acá en el auto”; les mostré mi credencial de asistente social a los militares y les dije que quería ver a mis alumnas, entonces las saqué junto a otra chica del Calvario. Yo respetaba porque era la docente y ellas mis alumnas, esté o no de acuerdo con lo que hacían. Hubo un momento que querían hacer una barricada y quemar cosas y yo les dije que les iba a tener el material listo para que quemen y les di fardos de la Inmaculada de los Milagros, fijate lo que les iba a dar para que quemen; y ese día llovió torrencialmente, no pudo moverse nadie para prender fuego, pero las chicas sabían que yo las acompañaba y nunca hicieron nada. P: ¿Usted era rectora en ese momento? R: Yo era rectora. Acá nunca el colegio fue tomado por las alumnas porque había diálogo con las chicas (…) Un día vino una asistente para ver si los docentes estaban dando clases porque había huelga de docentes, y yo le dije: ´si es un derecho hacer huelga por que se lo vas a prohibir? Yo defiendo a mis docentes, hago reuniones previas a las huelgas con ellos, porque al estar con ellos cambiaba la situación, aunque no esté a favor. No se veían solos. Igual cuando he necesitado a los padres los he llamado y han venido todos, a mi me vienen a las reuniones de padres un 98%, pero ellos saben que a las 8:30 empieza puntual. No hacer esperar porque los demás no llegan, ¿qué es eso? ¿Y el respeto al que es puntual? Y hay 15 minutos de espera, se cierra la puerta y no entra más nadie. P: ¿Qué tipo de sanciones se aplicaban y cuando? R: Una nota a los padres y que ellos firmen cuando había una cosa grave. En este momento se los llama a los padres cuando las chicas tienen varias materias sin aprobar o cuando hay muchos incumplimientos o pasa más de tres días seguidos de inasistencia (…) Si los padres no responden y la situación sigue igual, ahí se escribe la nota y los padres firman; ellos saben que habiendo 3 notas así no pueden inscribir a la hija de nuevo, esa ha sido mi sanción toda la vida. Amonestación: yo jamás la usé ni conozco el talonario;indisciplinas colectivas jamás, no lo permitiría. Me vino una vez una docente de una escuela estatal a trabajar acá y me puso un 1 colectivo; le dije: “no señora, acá así no se trabaja y ese 1 lo borra”. A mi me toca defender el alumno, ¿quien defiende a un alumno en el secundario?, las preceptoras y la rectora, porque el docente no. (Aunque) hay muchos docentes ahora que están mas comprometidos con los alumnos, son más compañeros. P: ¿Qué participación tenían los padres en la vida escolar? R: Los padres acá hasta redactaron el reglamento de la escuela, porque se tenían que reunir con los docentes, por supuesto que con un cuestionario que yo les preparaba antes, entonces ellos mismos redactaban los objetivos de cada grado con las maestras y los lineamientos de disciplina, de conducta, de todo eso han participado los padres. Te estoy hablando de la década del ‘80.
P: ¿Qué material didáctico recuerda que se usaba? R:**** …que usamos… yo he venido de Mendoza con el uso del material bueno porque soy maestra normal rural nacional, vengo de una de las escuelas famosas que eran rurales preparadas para el campo y nos enseñaban a preparar el material didáctico, también estábamos mañana y tarde ahí adentro, el día entero y nos enseñaban a usarlo con todas las características, esto es didáctico esto no, y sobre todo los mapas, globos terráqueos, láminas grandes para ciencias, o hechos o cosas reales. Cuando vine acá no había laboratorio, entonces hice el laboratorio con el ultimo modelo del momento y todavía no lo ha superado ninguna escuela. Tiene 8 mesas grandes y todas tienen electricidad gas y agua entonces así trabajaban todas, no que trabajada una sola y las demás miran, con microscopios y todos los elementos esenciales en un laboratorio de lujo. Material didáctico nunca faltó, cada grupo de profesoras por área tiene su equipo de audio, y el material didáctico que cada una necesita para su materia. P: ¿Cómo se enseñaba antes y en qué aspectos se hacia hincapié? R: Se hacia más hincapié en la memoria por eso dicen que era una enseñanza enciclopedista, la memoria tiene que usarse para aprender, una tabla es de memoria pero también tiene que saber por qué 2 x 2 es 4, el chico tiene que verlo con cosas reales y después pasar de lo real al símbolo, el número. Después el chico recibía todo del maestro, yo acá empecé a que el chico investigue, deduzca y pregunte únicamente lo que no logra saber solo, todo servido no. P: ¿Desea agregar algo más referido a la educación y la enseñanza? R: Lo que se tiene que hacer hincapié es la oración con los padres, porque ellos no quieren ser molestados porque trabajan , pues acá se los molesta; porque antes trabajaba el marido y la mujer apoyaba a los chicos en las tareas escolares (…) el problema está que los padres no están y hay muchos padres separados y yo no se por qué ese nivel de padres vienen a una escuela católica; ellos dicen que quieren lo mejor para sus hijos pero los chicos sufren por la separación y se nota a la legua porque la conducta del chico lo evidencia. Tuvimos que agregar primario a la mañana porque los padres pedían para mandar a las niñas de mañana por cuestiones laborales. Los padres tienen miedo a corregir a sus hijos, y cuando uno lo reta en el colegio vienen los padres a quejarse pero si la nena se porta mal dentro de la institución hay que llamarle la atención, porque yo inscribo a los padres que son los que firman el reglamento, no a las hijas. Jesica Gavotti, Pamela Moreno y Marisel Schneider Taller de Docencia I Prof. Historia
Fragmento de entrevista a Delia Comàn, docente jubilada. Transcurrió su enseñanza en Las Plumas (zona rural) y Telsen Provincia de Chubut P: ¿Por qué motivo eligió la docencia? R: Fue por vocación fundamentalmente y después por la salida laboral. Estudie en la escuela Normal “General de San Martín” y me recibí en 1964. Recuerdo que el lema era “Maestro: el niño sólo aprende de aquel a quien ama.” P: ¿Añora algo de la enseñanza? ¿Qué? R: Si. Añora la organización de los actos escolares, las clases al aire libre y las excursiones. También a mis compañeras, ya que el vínculo se hizo muy estrecho, llegamos a ser tan buenas amigas, que aun hoy nos visitamos o hacemos llamadas telefónicas a pesar de que vivimos en distintas provincias y con mis ex alumnos también. No sé olvidaron de su “seño”. P: En relación a los actos escolares ¿Qué recuerda? R: Los actos escolares eran días festivos muy importantes y esperados por los pobladores del pueblo y de la zona rural. Daba comienzo en la escuela con el acto escolar, donde los alumnos participaban muy entusiasmados y se preparaban gran expectativa. Luego, entretenimientos y juegos para los chicos y para los mayores carreras de caballos, sortija, etc. Finalizaba en el club con un baile. P:¿Cómo se enseñaba antes? ¿En qué aspectos se hacia hincapié? R: La enseñanza era más fácil y se obtenían mejores resultados porque los niños demostraban más interés y atención. Eran muy respetuosos, inclusive los de las comunidades mapuches. En ese lugar (inhóspito) el niño al estar en contacto directo con la naturaleza al no tener otras cosas para realizar estaba abocado únicamente a la escuela. Hoy puedo decir con orgullo, que me siento realizada y agradecida por haber enseñando en ese lugar (donde pocos quieren ir) mi corazón quedó en cada aula, en cada alumno, en cada rincón del pueblo y puedo decir sin temor a equivocarme que hice Patria!
Lucila Barrios, Ruth Pucheta y Romina Gómez Taller de Docencia I Prof. Historia
L A V IDA EN LAS A ULAS Observaciones y Encuestas en escuelas Fragmento de Encuesta realizada a alumnos de 4to año EGO secundarias
(Escuela San Roque)
Chicos: Nosotras somos alumnas del Profesorado de Historia del Instituto Superior Castañeda y les pedimos que respondan esta encuesta de manera consciente y reflexiva, teniendo presente la imagen de todos los profesores que tuvieron a lo largo de los años. El objetivo que perseguimos es la obtención de datos acerca de las visiones y expectativas que tiene los alumnos sobre sus docentes. ¡Muchas gracias por tu colaboración! ¿QUÉ ASPECTOS DE LOS QUE OBSERVAS DE TU DOCENTES, EN GENERAL, DESEARÍAS RESALTAR? ORDENÁ LAS OPCIONES SEGÚN TU PRIORIDAD. *Tolerancia *Autoridad *Paciencia *Manejo de los temas *Exigencia *Puntualidad en la llegada al aula * Originalidad para exponer un tema *Claridad en la explicación *Responsable *Flexible. *Humor. 2) MARCÁ CON UNA CRUZ LA MOTIVACIÓN QUE TUS DOCENTES DESPIERTAN EN VOS PARA LOGRAR LA PARTICIPACIÓN EN SUS CLASES. Excelente *Muy Buena *Buena *Regular
Conclusiones sobre las respuestas obtenidas a la PREGUNTA 1: (…) la mayoría de los alumnos, representados en el 45%, admiten que el aspecto más destacado de sus docentes, en general, es la paciencia. Creemos que la paciencia no es sinónimo de falta de autoridad, sino que muy por el contrario, es una gran virtud. El educador debe animarse a vivir la tensión entre la paciencia y la impaciencia. Ambas deben estar juntas, unidas. Si el docente se deja conducir sólo por la impaciencia, corre el riesgo de un activismo ciego, a la acción por sí misma, a la práctica donde no se respeta las relaciones entre táctica y estrategia. Por el contrario, la paciencia por sí sola puede conducir a la inacción, inmovilidad. En el proceso de aprendizaje, el profesor debe actuar como acompañante de éste, para guiarlo y ayudarlo en sus dificultades. De este modo, el adolescente lo podrá ver como alguien que en vez de “no aprobarlo” o que “le hace la vida imposible”, es alguien que se preocupa y se arriesga a educarlo. No olvidemos que uno de los componentes esenciales de la función del educador, es ser docente en todo, y así con cada actitud, servirá como ejemplo para los chicos. A través de la paciencia activa uno muestra al alumno las ganas de que éste aprenda, y se crea un buen vínculo de confianza.
También destacamos el buen manejo de los temas, que parece como segundo aspecto (14%). El saber transmitir, y saber qué transmitir, son otros dos roles fundamentales del profesor. La única manera de educar a alguien es a través de un saber que se posee, y un buen comunicador, es quien logra conquistar voluntades y sabe interesar por el saber. Pero al mismo tiempo, nos surge esta duda… ¿Siempre que se maneje bien un saber se logra captar la atención de los alumnos (…) la mayoría de de los alumnos está desconforme con la impuntualidad de sus docentes al aula. Casi todos se quejan porque el preceptor a ellos les exige que después de los recreos entren al aula, y ven que los profesores no hacen lo mismo. Esto puede pasar, porque los docentes muchas veces vienen de otras escuelas y la distancia hace que muchas veces no lleguen a horario. Esta situación provoca que la imagen del docente como profesional muchas veces quede borrosa. Hoy en día el profesor está sometido a una serie de presiones muy grandes, que llegue puntal, que esté de humor, que corrija las evaluaciones, pero a la vez, no se crean condiciones favorables para que esto suceda. Así muchos, no se atreven a educar porque se le pide el infinito, es decir, ser santos, sabio, extraordinario, fantástico.
Conclusiones sobre las respuestas obtenidas a la PREGUNTA 2: El 39,13 % de los encuestados afirma que la motivación de sus docentes para que ellos participen en clases es muy buena. Sin embargo, 47,53% coincide que es solamente buena y un 13,04 % regular. Lo curioso es que nadie percibe que los docentes hagan una excelente labor para lograr que ellos puedan enriquecer las clases con sus opiniones, dudas, etc. ¿Solamente es el docente el responsable de incentivar a los alumnos? Hoy sabemos que la escuela no es la única en educar a los chicos, la familia, la televisión, la sociedad entera debe colaborar en esta tarea. En la práctica se observa una desresponsabilización educativa, y hay una falta de colaboración impresionante con los centros. Pero ¿cómo logra un educador este cometido si muchas veces los intereses del alumno son distintos al del profesor? Parece que, muchas veces, hay una gran distancia entre lo que el docente quiere enseñar y lo que los alumnos desean aprender, y por eso éstos no se sienten tan “motivados” para participar porque el docente no sabe cómo lograr esa conexión. En la actualidad hay una disminución de la capacidad de atención, de concentración y de focalización porque los chicos viven en la sociedad del zapping y reciben una cantidad considerable de información. Por lo tanto el docente debe saber crear situaciones que permitan a los chicos aprender a hacer aquello que no hacen delante del televisor es decir a concentrarse, a estar atentos. Recordemos que, no solo está en juego la persona del alumno en el aula, sino también la persona del docente. Muchas veces éste último es quién está desmotivado. La amorosidad a los alumnos, es un factor importante en el proceso de enseñanza sin la cual su trabajo pierde significado. Es preciso que ese amor sea luchador para un educador progresista. María Noel Sangoi, Verónica Guzmán y Marianela Cerrado Taller de Docencia I – Prof. Historia
En el curso que me tocó observar, quinto “E”, los alumnos eran catorce -un grupo reducido- lo cual generaba una sensación de tranquilidad y confianza constantes. Incluso me recibieron muy bien a mí, que no sólo era una extraña, sino que estaba para observarlos y lo sabían. Me llamó grandemente la atención el hecho de no notar violencia alguna entre ellos. Ni de tipo verbal, ni físico. Sí había tres grupos bien diferenciados, pero no había hostilidad alguna entre ellos, incluso se relacionaban los miembros de un grupo con los de otro sin ningún tipo de inconvenientes. (…) A juzgar por mis cortas visitas, las diferencias no eran, como suele mostrarse en los medios, de tipo tribal, sino que la separación en grupos respondía, según creí notar, a diferencias en los modos de pensar. Creo que había una cuestión de madurez que separaba a los tres grupos. El primer grupo descripto, las cinco chicas contra las ventanas, se mostraban muy adultas en sus gestos, su manera de vestir y de relacionarse. Las chicas del centro eran un tanto más aniñadas y un poco más tímidas; finalmente, los chicos estaban apartados, creo yo, sólo por ser varones y tener entre ellos un sentimiento de camaradería mayor que con las chicas. Pero, como dije al principio, ninguno de los alumnos demostró estar en malas relaciones con otro y todos se relacionaban con todos. También me pareció notar que se llevaban muy bien con el profesor, a pesar de varios cuestionamientos que se le plantearon a este último en una manera un tanto brusca. (…) Noté que tenían múltiples dudas sobre cuestiones que podrían afectar sus vidas. Por ejemplo, querían saber sobre la situación mundial luego de la caída de la bolsa; qué efectos tendría la crisis de Estados Unidos sobre nuestro país; también preguntaron sobre la máquina de Dios. Creo que esto demuestra que ellos también se dan cuenta de que la televisión, Internet, los diarios y demás, sólo les proporcionan datos. Para comprender estos datos, recurren a donde ellos entienden que están las explicaciones, las respuestas: a los docentes. Por un momento creí que la imagen de los docentes era una víctima más del descreimiento general. Pero, al ver a estos chicos, noté cómo son capaces de darse cuenta con suma claridad en quienes pueden creer y en quienes no. Tal vez sea el mensaje que se trasmite en esta escuela en particular. Lo cierto es que ellos estaban seguros de que tenían en la institución respuestas a sus problemas. Este tipo de actitud, como la falta de violencia, como el compañerismo, demuestra que la escuela sigue siendo un lugar de contención. Un lugar donde se aprenden contenidos como se aprende a vivir. Por estos motivos, la clase que me tocó observar me resultó sumamente interesante. Sinceramente, esperaba encontrarme con otra realidad: más dura, más similar a los reportes televisivos que a mis recuerdos de escolaridad. Pero no fue así. Por supuesto, no puedo afirmar que no haya dentro del establecimiento diferentes tipos de realidades, ya que mi estudio del lugar no fue exhaustivo, pero al menos no vi el grado de violencia que muestran en los informes de Internet y los noticieros. Tal vez sea por el establecimiento, o tal vez sea porque observé una escuela en Santo Tomé. Lo cierto es que me resultó una experiencia mucho más grata de lo que yo estaba esperando. En fin, volviendo al aula, puedo decir que los chicos tienen una buena relación con el profesor, aunque no es de tipo amistosa. Para ellos, el profesor no es un amigo, ni mucho menos un compañero más. Es un adulto con el que se llevan bien y al que escuchan respetuosamente, aún cuando no están del todo de acuerdo con lo que diga (como pude observar en más de una oportunidad).
El profesor llega y, mientras les toma asistencia, conversa con ellos acerca de sus vidas, de algún programa televisivo y cosas por el estilo. Ellos conversan entre sí al mismo tiempo, pero al momento que el profesor comienza la clase, todos callan, prestan atención, responden las preguntas que se les hacen, en definitiva, participan de la clase Les gusta mucho poder opinar y participar. Creo que también contribuye a este tipo de dinámica la cantidad de alumnos y la edad de los mismos. No tuve la oportunidad de observar grados más chicos o más numerosos, pero no creo que sea tan fácil enfocar a un curso de mayor número y menor edad. De todos modos, no debe subestimarse el esfuerzo del docente por más que las condiciones de trabajo sean mejores que en otros cursos, después de todo, este curso es así, no por mero fruto del azar, sin por la formación que han venido teniendo a lo largo de todos los años transcurridos en esta institución o en otras. Sólo tuve oportunidad de ver un decaimiento en la clase y fue, por supuesto, la última de las tres horas de la clase. El primer día que observé a los chicos tuvieron dos horas de filosofía. Estas fueron las dos primeras, por lo que estaban muy tranquilos y descansados. Pero cuando fui el segundo día, me toco presenciar tres horas cátedra con un recreo de por medio. Las primeras dos horas transcurrieron de forma bastante calmada (a excepción del llanto de una chica por razones desconocidas al que el profesor respondió dejándola salir afuera junto a otra chica). Pero cuando regresaron del recreo, fue más difícil que al inicio de la clase retomar la concentración que venían sosteniendo. El curso se mostró mucho más disperso e incapaz de prestar atención en los primeros diez o quince minutos. Hablaban entre ellos de otras áreas o de lo que habían hecho el fin de semana. Un chico incluso llegó a pararse para hablar con un grupo que se encontraba a su izquierda. El profesor comenzó a dictar la clase y, al ver esto, sin señal alguna de nerviosismo (incluso como si fuera parte de la rutina) siguió dictando la clase parado al lado del chico mencionado. A lo que este último respondió sentándose en su lugar. Luego de ocurrido esto, el profesor retomó su posición en el banco que le hacía las veces de escritorio. A partir de ese momento todos empezaron a prestar más atención. Pero ya habían pasado alrededor de veinticinco minutos o más. Por lo que parte de las actividades quedaron destinadas a tarea para el hogar. Es notorio cómo demasiado tiempo en el aula los agota y cómo les cuesta hacer el cambio de la actitud del recreo hacia la actitud que deben tomar en el aula. Supongo que la única culpable aquí es la corta edad de los alumnos. No creo que se trate de mayores cuestiones disciplinarias ni mucho menos... Tal vez con paciencia de nuestra parte, pero también con disciplina, ellos puedan lograr un control cada vez mayor de lo que significa la adaptación a los diversos medios para aplicarlas en los establecimientos educativos en que se encuentran, así como también en los que puedan estar en el futuro… Por lo visto, ser profesor es más que enseñar una determinada disciplina, es también enseñar a ser personas y a vivir. ¡Tamaña labor que nos espera Laura Lare- Taller de Docencia I – Prof. Filosofía
E N D IÁLOGO Escritura de textos propios a partir de artículos de especialistas A partir del artículo ¨Algunos desafíos actuales de la escolarización de los adolescentes¨ de EMILIO TENTI FANFANI
En el ejercicio de tener que dialogar con un autor, relacionando su discurso con mi propia experiencia puedo encontrar muchas cosas que son coincidentes y otras que me dejan más dudas que certezas. Por supuesto que no es fácil dar puntos de vista unánimes frente a una realidad extremadamente compleja. Me llama la atención el texto de Tenti Fanfani, cuando hace referencia a los peligros a evitar en la construcción de una escuela para adolescentes, el tema de la demagogia juvenil. A veces tratamos de buscar recursos utilizando alusiones a las preferencias de los alumnos, pero tengo la sensación de que caemos en una reproducción de modas o formas de expresión cultural que utilizan generalmente los medios masivos de comunicación, cuyos fines no son, precisamente pedagógicos. Estoy de acuerdo con que hay que tener en cuenta los intereses, los gustos y las preferencias de los alumnos y, por supuesto, que tampoco hay que subestimar a estos en sus modos de pensar y de interpretar la realidad, pero creo que la función del docente es insistir en la importancia del esfuerzo, de la responsabilidad, el respeto a los demás y el trabajo en orden, sin que esto implique estandarizar u homogeneizar. Es necesario comprender al fin, que la función del docente no es entretener a los chicos, sino intentar una formación en valores y conductas que los encamine a tener una participación activa en la configuración de la sociedad. Para mí el despertar interés es la principal preocupación. Toda la creatividad que puede desplegar un docente está en esto, en despertar el interés de los alumnos, sin banalizar los objetivos. Si los docentes se limitan solo a seguir la corriente, a enseñar lo que los alumnos pueden aprender en otros ámbitos o por otros medios, entonces la función del docente no tiene sentido. De alguna manera es necesario encontrar razones para hacer comprender que ciertos conocimientos no se adquieren de manera azarosa y espontánea, sino que requieren de método y organización para lo que el docente tiene una preparación específica y la escuela es el ámbito donde se produce. En la escasa experiencia que tengo, creo poder ver esta situación: la realidad nos muestra que las características o perfil de los alumnos es cada vez más heterogéneo, debido a la masificación de la educación, como dice Tenti Fanfani. Es decir, cuando la escolarización es más generalizada, la diversidad es mayor. Sin embargo, generalmente preparamos clases únicas para todo el grupo de alumnos y pretendemos que todos hagan las mismas actividades, en el mismo tiempo y con igual resultado, prestando poca atención a la diversidad. Coincido con el texto de Tenti Fanfani en el sentido de que debe haber una educación integral, que tenga en cuenta a la persona en toda su complejidad. También, que tiene que haber flexibilidad en cuanto a tiempo, metodología, secuencias, estrategias, etc.; de acuerdo a la diversidad de alumnos. (…) Alejandro Bonanzea Taller de Docencia IV Prof. Filosofía
Un tema que atañe a mi trabajo como preceptor, es el de la disciplina, y el de cómo lograr medidas eficaces, sin caer en meros formalismos de firmado de actas u otros métodos perimidos qué sólo muestran el estado de desamparo en el que se encuentra este nivel respecto de los sobreestimados derechos de los adolescentes, que por supuesto, nunca, están acompañados de sus respectivas obligaciones. Disposiciones reglamentarias que en otros tiempos, abogaban por la expulsión, hoy palabra non sancta, carecen de vigencia acumulando alumnos repetidores y con problemas de conducta. En palabras del autor “ hoy tenemos nuevos y masivos problemas ( de aprendizaje y de disciplina ) pero no tenemos las soluciones......” Este punto captó particularmente mi atención debido a una experiencia laboral que ratifica el desamparo al que estan expuestos docentes y alumnos, en un sistema escolar en el que sólo se tienen en cuenta los intereses sobrevaluados de adolescentes conflictivos que no tienen ningún interés en aprender y ninguna voluntad en cambiar, sin garantías que amparen y protejan a los profesores de los desequilibrios emocionales y psicológicos de éstos jóvenes violentos, quedan siempre justificados éste tipo de alumnos por la comidilla de moda hoy día entre psicopedagogos y psicólogos.... la famosa “ atención a la diversidad” Pero yo me pregunto, ¿es posible enseñar y aprender en un aula con 40 alumnos? , ¿puede el docente en esas condiciones atender a la diversidad, procurar un seguimiento y atender a las subjetividades o necesidades individualidades de 40 chicos? La inclusividad , asistencialidad y/o contención a cualquier precio, justifican este tipo de maltratos físicos y/o psíquicos a los docentes y en realidad ayudan muy poco a los alumnos que necesitan una atención más personalizada y un contexto más acorde a sus necesidades especiales. Frente a lo que diariamente ocurre en las escuelas, donde los docentes son; cuestionados, deslegitimados, desautorizados e incluso agredidos, surge la reflexión ¿quién los cuida a elllos? Nuestras aulas son caja de resonancia de todo lo que ocurre fuera de los muros de la escuela. A nuestros docentes hoy se les pide que se “hagan cargo” de todo lo que deberían hacer los diferentes órganos del estado y las familias. Frente a esto el “contrato” familia-escuela está en crisis y debe ser resignificado. (…) Otro de los tópicos que trabaja el texto, y que resulta reforzado por la realidad cotidiana que me toca vivir, es el de los padres que creen comprar la educación de sus hijos, como un producto acabado y empaquetado…. Doy fe, aún desde mi corta experiencia, que el estado de desamparo y ausencias con que llegan los alumnos a la escuela, representa un doble trabajo a los docentes, no sólo educarlos y formarlos, sino contenerlos afectiva y emocionalmente. Desde algunas familias se pide a la escuela que haga lo que ellas no pueden hacer. “Yo ya no sé qué hacer con mi hijo… a ver si ud,. puede ponerle límites…” … Hay que entender que si los padres nos entregan a sus hijos, para que cumplamos nosotros el rol que atañe exclusivamente a ellos, si no acompañan al adolescente en éste arduo camino, que es la educación, cualquier esfuerzo se vuelve vano. Para colmo se nos impúso cumplir funciones de asistencia y contención ante la casi evidente disolución de la familia. Comencemos, entonces, por aceptar que todos somos educadores. Todos instruimos y formamos, aún sin proponérnoslo. Entendamos, de una vez por todas, que no nos es posible escondernos de la responsabilidad educativa. Pablo Arrieta – Taller de Docencia IV Prof. FIlosofía
M IRAR … Y DEJARSE CONMOVER Reflexiones a propósito de las películas ¨El Cartero¨ y ¨Sophie Scholl, los últimos días En 1943, Munich esta bajo el poder de Hithler y su ejército ha hundido a Europa en la devastación y el terror. Pero un grupo de universitarios forman un movimiento al que denominan "LA ROSA BLANCA"; entre sus integrantes hay una muchacha de tan solo 21 años llamada Sophie Scholl. Cuando Sophie y su hermano reparten panfletos en las instalaciones de la universidad son arrestados. Ella con fuerza y convicción deberá enfrentar a Mohr, oficial de la Gestapo y su interrogatorio se irá convirtiendo en un duelo psicológico. Ella fabula, miente, niega y hasta desafía a su interlocutor. Su corazón y fuerza moral están a punto de desarmar a su oponente, pero en ese duelo llega la confesión de la joven. Todos los integrantes de la ROSA BLANCA son condenados a muerte y en esos días, nada puede ser salvado pese a la valentía de Sophie, que, vibrante, está dispuesta a enfrentar la muerte con tal de defender los ideales de su grupo. La película me conmovió por su afán de descubrir los mas íntimos pensamientos de Sophie que frente a Mohr, habla de la necesidad de paz y libertad para una nación sumida en el miedo y en la traición. Otro de los momentos más importantes es cuando se produce el duelo verbal entre ambos, en donde confrontan hablando de paz, brutalidad, opresión, desesperación y dolor. Desde mi punto de vista, el film me dejó muchas enseñanzas, como por ejemplo: la inutilidad de la guerra, mantener nuestras propias convicciones, no dejarnos evadir frente a actos desleales, no corromper nuestras ideas y luchar hasta las últimas consecuencias por nuestros sueños y propósitos. A través de la película, Sophie nos muestra cómo desdeñar el dolor para soñar con la necesidad de creer en la paz y en la libertad frente al cotidiano terror. La película nos deja una profunda mirada para con la carrera docente, ya que aporta enseñanzas y un sin fin de valores que todo educador debería tener. La muchacha, que con perseverancia, valentía y coraje llega hasta las últimas consecuencias para defender su postura, es una clara evidencia de cómo un maestro debe actuar frente a su labor. La actitud de Sophie refleja ciertos aspectos que un educador deberia tener, ellos son: - Conciencia critica frente a cualquier situacion, -Una mirada objetiva de la realidad, -Una lectura acerca de esa realidad, -Fidelidad y compromiso hacia los principios y valores asumidos, -Asumir los riesgos que se le presenten, -Superar con entereza y valentía los obstáculos que se le presenten, -Mantener siempre firme la postura correcta y hacerla conocer con fundamentos viables y que sean entendibles para los demás. "Un docente debe desarrollar una cultura de paz, afrontar la democracia, equidad, igualdad, seguridad y solidaridad.
Mariana Buchini Taller de Docencia I Prof. De Lengua
A nuestro juicio, en la película se abordan diversas temáticas entre las cuales el valor y la libertad se erigen como principales, como así también la fe, la libertad interior, la dignidad, la paz, la libre conciencia, los ideales. Las convicciones de la protagonista y su hermano, sobre todo, además de la de sus padres, pone de manifiesto y realza el tema de la educación, ya que los valores que supieron testimoniar los padres a sus hijos se ven reflejados permanentemente en sus actitudes, pensamientos, formas de expresión, etc. En el interrogatorio llevado a cabo por la Gestapo, por ejemplo, se presenta una dicotomía entre interrogado e interrogador, en la cual el juego dialéctico que sostienen ambos es admirable, y en el cual la protagonista demuestra claramente su fortaleza, fe y valor, virtudes que son alimentadas por la educación y cultura heredadas. Para la familia Scholl la palabra lealtad significaba obedecer los designios y mandatos del corazón. ¨Lo que quiero para ustedes es que vivan con rectitud y libertad de espíritu, sin importar lo difícil que esto resulte¨ son palabras de los padres de Sophie evocadas por ella. Además podemos vislumbrar en la película cuestiones que se relacionan con el perfil docente, al menos del que queremos ser. Con una conciencia crítica; es la que los Scholl poseen de la realidad, aún al precio de nadar contra la corriente de la opinión pública, a pesar de que pensar distinto equivalía a un acto de traición, lo que era sinónimo de cadena perpetua o muerte. (…) Existen varios pasajes que nos impresionaron y que no podemos soslayar, como la actitud de una Sophie llena de coraje y de pacifismo que sólo desea el fin de la guerra, transmitiéndonos sus ganas de luchar y defender nuestros ideales; es importante destacar que al ser juzgada, advierte al presidente de la corte y a sus lacayos que los roles en que se encuentran actualmente son momentáneos y transitorios, puesto que muy pronto serán ellos los juzgados por las atrocidades e injusticias cometidas: ¨Donde yo estoy, mañana estaréis vosotros¨. Creemos que el mensaje de Sophie Scholl: los últimos días es un canto a la libertad, que nos abre los ojos ante la vida y nos muestra la importancia de crearnos una opinión propia para no dejarnos someter por los demás, y en esto tiene mucho que ver la educación. También nos hace pensar, y la historia así nos lo demuestra, que mientras haya autoritarismo y dictadura, siempre existirá un puñado de resistentes. Martín Rivero – Taller de Docencia I –LENGUA
La película trata sobre la relación surgida entre el autor chileno Pablo Neruda y un habitante de la isla llamado Mario Roppolo. El lugar donde se desarrolla la película es una pequeña isla del Mediterráneo, en la cual la mayor parte de la gente es analfabeta (…) Mario vive en una parte alejada de la isla y su padre al igual que la mayoría de las personas en el lugar era pescador. Pero Mario no era pescador… se presenta para cubrir un puesto de cartero creado justamente para llevar la correspondencia de Neruda a una villa que se encontraba en las proximidades de su casa. A partir de ahí, y a pesar de ser advertido de no molestar con preguntas al dueño de casa, Mario y Neruda comienzan a construir una relación, misma que se potencia cuando el cartero conoce a una joven del pueblo, Beatrice Russo, que trabajaba en la cantina de su tía. Es así que Mario comienza a pedirle consejos al poeta… tiene éxito y logra casarse con Beatrice, a pesar de no haber contado con el favor de la tía; el padrino de la boda será nada mas ni nada menos que el celebre Neruda; pero estando en el banquete de la boda el padrino recibe la noticia de que se le permitía volver a su país, cosa que hace casi de inmediato. Neruda deja a Mario al cuidado de la villa en que habitaba y le promete que le escribirá desde su país; sin embargo esto no sucede... Es entonces que el protagonista decide tomar el la iniciativa y enviarle al autor una carta, en donde respondía a una vieja pregunta que este le había hecho, respecto de cuales eran para el las cosas más hermosas de su isla. Es este uno de los pasajes mas bellos de la película en el cual Mario graba los sonidos de las cosas que consideraba las mas hermosas de su hogar, acompañados de una descripción hecha por el mismo. Finalmente, Neruda regresa a la isla, pero Mario ya no se encuentra en ella, ya que hace algunos años había sido muerto en una manifestación comunista. Es así que el chileno, conoce al hijo de Mario y Beatrice, llamado Pablo en su honor, además le entregan la cinta que había grabado Mario y que Neruda escucha con nostalgia…Fin. Creo que algo que demuestra el protagonismo de la educación en el film, es la palabra metáfora. Cuando el poeta explica a Mario el significado de la palabra e incluso construye algunos ejemplos para que lo entendiera, se inicia un proceso que alcanzará a casi todos los personajes de la película, muchos de los cuales igual que el cartero ignoran el significado de la palabra. Además, en el comportamiento de Neruda puede observarse la idea de una enseñanza paciente, comprensiva y sobre todas las cosas que se vale del medio físico, es decir en el contexto en el que ambos se encuentran para que el aprendiz comprenda con ejemplos cotidianos y permite todo el tiempo su intervención en el proceso de enseñanza. Por ultimo vemos como a pesar de haber una clara definición de dominio de la relación en la cual existe un rol de maestro que enseña y uno de alumno que aprende, esta es una relación muy igualitaria y permisiva; un ejemplo de lo que digo es cuando Neruda increpa a Mario por haber plagiado su poema Desnuda, para seducir a Beatrice y este de manera despreocupada le responde que los poemas no eran del poeta que los creaba, sino de quien los necesitaba, lo que el autor agradece por considerar un uso comunista de su trabajo. La película muestra una forma de educar que contrasta con la idea tradicional de enseñanza en el que lo que el profesor es incuestionable y el alumno solo debe escuchar y aprender, o que la única forma de hacerlo es en un aula y sin valerse de los recursos con que se cuenta naturalmente. Ninguno de los personajes es en rigor docente y alumno, sin embargo como dije antes, de manera tacita existe una clara definición de estos roles y de un proceso de enseñanza – aprendizaje.
Martín Abalos – Taller de Docencia I Prof. Historia
¿De que trata la película? Fundamentalmente trata de la amistad entre dos personas muy distintas, pero sentimentales. Es la historia de un hijo de un pescador que se enamora perdidamente, pero no sabe como poder conquistar a la mujer de sus sueños, por cuestiones de trabajo, y un poco de suerte, traba amistad con el famoso poeta, Pablo Neruda, quien le enseñara la belleza de la poesía y le ayudara en su propósito de enamorar a Beatrice. Para lo que nos interesa en la materia, tal vez lo importante de la película sea el aprendizaje que se produce a través de la interacción entre alguien que posee un conocimiento y que intenta transmitirlo a otra persona que no lo posee, pero no esta interesada (y motivada) en conseguir dicho conocimiento. ¿Es una película que trata el tema de la educación? Efectivamente lo es, la idea subyacente es que todos podemos aprender, hasta el mas ignorante. Todos los humanos somos iguales pero nos diferenciamos por nuestros meritos, todos podemos alcanzar el merito con dedicación y esfuerzo. Además pone de relieve la importancia de la educación, que da sus frutos. De hecho el protagonista logra casarse con la mujer que ama, gracias a una situación de aprendizaje. ¿Aparecen docentes y alumnos en la película? Si, aparece un docente que seria Pablo Neruda, quien enseña su arte a alguien que no la conoce. El docente aquí tiene la ventaja de crear una admiración en su alumno. Admiración que aumenta a medida que interactúan docente y alumno. La motivación esta dada por el deseo que el alumno tiene de conocer el arte que domina su profesor. Quien además se vuelve un referente del alumno, alguien a imitar. Al menos esa es mi visión personal de la película. La situación, docente – alumno, sale del ámbito exclusivo de la poesía y se dispersa por otras ramas del saber, Neruda enseña el valor de la vida y la justicia, sobre todo en aquella parte de la película en la que narra su encuentro con un minero que sufre por su trabajo. Esta situación enternece a Neruda y esta sensación es traspasada a su alumno, quien de ahí en mas se preocupara con mayor fuerza por la justicia social (recuérdese la escena del pescador intentando vender en el pequeño puerto a alguien que quiere pagarle menos y de allí, la intervención del protagonista). Hace tiempo que no veo una película tan hermosa, cargada de valores, paisajes y personajes que no son súper héroes, sino simples humanos. Valoro la puesta en vigencia de las palabras de Neruda, tan olvidadas en estos tiempos postmodernos vacíos de arte y afectos. Además me encanta el paisaje mediterráneo, disfrute de la música, la poesía y de los buenos sentimientos del personaje. Sin dudas la disfrute de principio a fin. Es una película que logra tocar y poner en vibración las fibras mas escondidas del corazón. Guillermo Haidar – Taller de Docencia I Prof. Historia
En primera Persona Narrativa docente, Prácticas escolares y Memoria pedagógica Todo comenzó cuando preparé la carpeta para ir al EEMPI Nº …., porque para mí la clase comenzó cuando salí de mi casa y no cuando entré al aula, pues en ese trayecto (casa- escuela) mi mente varió en decisiones, expresiones y conductas preclase. Mi narración hace referencia al día 17 de septiembre, mi primera clase, a cuatro días de la primavera. Mis miedos se centraron en una supuesta desatención generalizada de mis alumnos, por dicho motivo, ya que pensé que se prepararían para una posible estudiantina, o algo parecido. Siguiendo con mi práctica, a la distancia que recorrí desde casa- escuela y viceversa, la dividí en dos partes estratégicas. Por un lado, el caminar, tanto de casa a parada de colectivo (a dos cuadras de mi hogar tomé la línea 9) y bajada de colectivo a escuela, fue mi primer parte estratégica; y lo usé como motivación y en pensar que estaba ante una gran responsabilidad; pero que tratase de disfrutar al máximo esta hermosa actividad. Lo que me pasa es que cursar el Taller IV siempre fue anhelado y casi imposible, digamos una utopía. La segunda parte estratégica la viví dentro del colectivo; ya que el ambiente escolar comenzaba a vaticinarme lo que contactaría más tarde dentro de un aula. El autobús estuvo repleto de niños, niñas, jóvenes, maestros, que venían o partían a otras escuelas. Aproveché ese tiempo para recordar nuevamente mi planificación (ya era la sexta o séptima vez), algún consejo de mis profesoras, o alguna posible variante curricular (por las dudas). Bueno, después de recorrer mentalmente mi planificación y de motivarme, llegué, por fin, a la escuela …… (45 minutos de recorrido, ni más ni menos). Como siempre, miré a cada lado para ver si venía la profesora de mi curso (4º B), ……….., o quizás algún otro conocido. El tema que preparé fue la novela “EL túnel”, de Ernesto Sábato, ya que los alumnos debían leerlo previamente. Tenía ya la certeza de que más de la mitad habría leído la obra; y que se habían enganchado con dicha lectura. En mi llegada, como todas las veces que debía entrar al establecimiento escolar, me topé con el portero. Es un hombre petiso, gordito, cara redondeada, de piel trigueña, con casi 45 años (más o menos). El me abrió la puerta de entrada, que es enrejada. Este aspecto, tanto de la puerta como del portero, me pareció que entraba a la cárcel de Las Flores, por lo cerrado del lugar, por el patio amplio en el medio del establecimiento, por las distribuciones de la aulas (en los costados), y por la vestimenta del portero (gris, al igual que un guardacárcel). Por otra parte, el empleado de gris tuvo una atención sombría, distante y seca. Eso sí, después de cada momento negro, hay un momento blanco. Disfruté de que una profesora me saludara, de que la secretaria también lo hiciera, de que los alumnos hallados en la puerta me miraran hasta hacerme una radiografía ocular; esto sí que me hizo sentir un poquito importante. Cuando entré al aula, noté miradas de todas clases por parte de mis alumnos. El alumnado se compone de 30 alumnos; de los cuales 2 son varones y 28 mujeres; esto me preocupaba al principio (más de 90 % de mujeres), pero luego no, para nada. Presentí miradas de asombro, de preocupación, de seriedad; pero más que nada noté que me observaban con incertidumbre.
Mi recurso didáctico preferido siempre fue y será el pizarrón. Ese día lo tomé para iniciar la clase y armamos, entre todos, la estructura narrativa de la novela “El túnel”. Se engancharon rápidamente con esta actividad, y participaron activamente hasta narrarme hechos de la historia, a tal punto que me preguntaron dudas referidas a algunos hechos aislados (por ejemplo, ¿cómo se llamaba el ciego Allende?). A medida que se entusiasmaron con el tema, más actividades lectoras les di. Tocó el timbre del recreo y los jóvenes salieron raudamente al patio. Aunque todo ha cambiado, entre mis tiempos secundarios y los actuales, esto de salir rápido al recreo se mantuvo intacto, pues también yo lo viví apasionadamente. Ya en la sala de profesores, ubicada al lado del aula, la usé (y además la usaba) para distenderme y para pensar en otra cosa que no sea la clase a dar. Me reí de las ocurrencias de las profesoras más osadas, escuché atentamente problemas institucionales; pero este día fue el más gracioso, pues abundaron más las bromas que los consejos. Para colmo no había profesores, toda la sala estaba habitada por profesoras únicamente. Cuando entré y me presentaba a cada una, les decía que no era reemplazante, sino practicante de Lengua y Literatura. Entonces, cuando llegaba cada profesora, las otras me presentaban ante éstas como “el practicante”. Escuché frases como: -¡no toquen al practicante!, ¡él es el practicante!, etcétera. Ya no tuve, desde ese día nombre en la EEMPI Nº ……., sino tenía otra nueva denominación: “el practicante”. Luego le confesé, a la tutora de 4º B de Lengua y Literatura, que creí que la docente del área Comunicación oral y escrita, que daba sus horas antes que nosotros, era la preceptora del curso. Dicha profesional tiene una voz finita y rara, digamos gangosa, y aparte no llega ni al metro cuarenta (cuando estaba dando clases no la distinguía, ya que parecía una alumna más). Apenas me escuchó Alejandra, soltó una carcajada que sólo atiné a seguir la risa. Terminó el recreo y había que dar las últimas dos horas, nombré a cada alumno/a que estaba desubicado/a o fuera de lugar. Apenas acertaba los nombres, los nombrados me dijeron: Profe, sabe mi nombre. Pero no todo nombre fue bien nombrado por mí. Nadia P., una alumna que suele levantarse seguido, salió de su banco y la llamé con el nombre de Paola, ya que la confundí con Paola P., por sus similitudes físicas. Se rieron algunos, otros enseguida me corrigieron. Para colmo, se sentaron una al lado de la otra. Nadia, casi asustada, se sentó enseguida, aunque oyó Paola en vez de Nadia, y me penetró con su mirada de sorpresa y de rareza. Sorpresa fue cuando observé a Paola que me registraba con la misma actitud que su anterior compañera. Yo pensé: “hasta en eso se parecen”. Seguimos con las actividades lectoras y los chicos trabajaban muy bien. Respondieron acertadamente a cada consigna que les propuse. A la menor duda, cualquier alumno/a que me decía “profe venga”; yo, en segundos, estaba a su lado para ayudarlo/a. Traté de aconsejar a todos, esa fue mi meta. Aunque no hayan leído la novela, intentaba que, al menos, la comprendieran tanto por los comentarios de sus otros compañeros, o por mis exposiciones. Recorrí cada pupitre para asesorarme que estuvieran haciendo la consigna literaria, cosa que lo verifiqué en todos. Terminamos bien la clase, y diez minutos antes recordamos, entre todos, los elementos más importantes de esta clase: ¿qué es una novela?, ¿qué personajes había en “El túnel”?, ¿Cuál fue el conflicto?, ¿cuál la resolución?, etcétera. Tocó el timbre final, y esa alarma para los chicos fue el final de una jornada más de Lengua y Literatura; pero para mí fue el primer día disfrutado y anhelado al frente de una clase, como lo pensaba hace tres o cuatro años atrás.
ROQUE SALERNO – Taller de Docencia IV LENGUA
Entro a la sala de profesores, saludo sin saber quién es quién, busco a …… pero todavía no ha llegado. La secretaria me invita a sentarme, me convida con mate, café, té o mate cocido, opto por lo primero. Hay algo raro en este piso: si uno está parado puede sentir las pisadas de los que se mueven o ¿serán mis nervios? No. Definitivamente el piso tiene un desperfecto. Llega ………. Me saluda y me dice “Qué bueno que hoy empezás, yo no había preparado nada” Al ingresar al aula lo primero que hago es echar un vistazo al pizarrón: está escrito y con números para colmo. Tomo el borrador ante las miradas atónitas de los alumnos y borro. Al terminar me doy vuelta hacia el grupo y observando mi ropa les digo: “lo único que hice fue ensuciarme”. Las risas rompen el hielo y mis nervios parecen darme una tregua. Pienso: primer paso satisfactorio. Miro al grupo sin ver a nadie en particular, son muy pocos; es viernes me dicen; juega Colón, me apuntan. Miro a cada uno de los alumnos todos están a la espera de que diga algo. Respiro hondo y comienzo a explicar cómo vamos a trabajar aclarando que esta primera clase va a ser un recuperatorio y complemento de la clase que dio el profesor ………., reemplazante, la semana pasada ya que algunas actividades quedaron sin terminar. Empiezo a utilizar las preguntas para recuperar lo que los chicos ya sabían (Ah! El tema es géneros literarios). Como en la clase anterior se habían detenido más en narrativa decidí profundizar en lírica. Un primer problema aparece: confusión en la estructura o silueta del poema: estrofa-versos. Aclarado esto pregunté de qué recursos se vale la poesía y allí descubrí que los alumnos sabían los nombres de los mismos pero no lograban diferenciarlos. Empecé por la metáfora, advirtiendo que no es solamente propia del lenguaje poético sino que en el cotidiano es en dónde más la usamos, discriminamos entre metáforas puras e impuras, no sin antes sortear otro problema: yo les hablaba con abstracciones por ejemplo A es B y les explicaba los planos real e imaginario propios de cada tipo de metáfora, hasta que una alumna me hizo ver que las abstracciones eran complicadas para captar la idea de metáfora. Entonces, resolví recurrir a ejemplos más claros y palpables como los rubíes de tu cara para el plano imaginario y tus labios son rubíes para el plano real. Esto me llevó un tiempo considerable y recordé lo que me había dicho la directora del EMPA con respecto a los diferentes ritmos de aprendizaje, además, descubrí que el ritmo de la clase lo imponen los alumnos con gestos, miradas, exclamaciones, etc. inconscientemente dejaban ver si entendían o no. Con la comparación y la personificación no hubo mayores percances pero con las imágenes sensoriales tuve que detener la clase para decirles que las mismas no son simplemente aquellas que hablan de los sentidos sino que lo más importante es que las mismas hacen un uso distinto del lenguaje para referirse a los sentidos y pienso: sino cualquiera sería poeta. En el momento de hablar sobre la narrativa me di cuenta de que había muchas cosas que no se trabajaron como por ejemplo la estructura, los tipos de cuentos (fantástico, realista, ciencia ficción, policial, etc.) me llamó la atención la utilidad (aunque no sea ésta la palabra) del uso de las predicciones y cómo los chicos se animaban a hablar. Mientras íbamos haciendo todo este recorrido, paralelamente, fuimos armando un cuadro en el pizarrón que los alumnos copiaron en sus carpetas. Aprovechando que ellos estaban ocupados decidí tomar asistencia, fue en ese momento en donde por primera vez escuché mi voz.
Cuando vi que todos habían terminado, les dije que íbamos a retomar la actividad pendiente (resumen del cuento “El feroz asaltante”) del otro profesor. Se juntaron en grupos y les recomendé que tengan presente la estructura narrativa a la hora de seleccionar las acciones. Pensé que era más oportuno realizar una secuencia y no un resumen. Sólo lo pensé. Los chicos iban armando el trabajo y yo pasaba grupo por grupo (eran dos grupos nada más) para guiarlos. Una vez finalizada la actividad cada uno leyó el resumen del equipo y remarqué como de un mismo cuento podemos realizar dos resúmenes distintos pero siempre hablando de lo mismo, como cada lector va señalando lo que a él le parece importante o destacable. Para finalizar volvimos a reiterar los conceptos trabajados, noté así que los chicos necesitaban que se les repita muchas veces una idea. Salgo del aula con sensaciones indecibles y el cuerpo agotado. PABLO ARANDA
El miércoles 24 de septiembre de 2008 es el día que elijo para narrar porque es uno de los que más presente tengo. Como de costumbre los miércoles, el horario de ingreso era a las 16, 15 horas. Yo me levante temprano pensando ya en que debía tomar el trabajo práctico, que en realidad era una evaluación porque iba con nota. Me preguntaba si a los alumnos les resultarían difíciles las consignas. Decidí llegar temprano al colegio, aproximadamente 20 minutos antes, con la intención de que los alumnos ingresaran lo más pronto posible al aula, sin perder el tiempo que generalmente perdían para ingresar al salón después del timbre del recreo. El motivo de mi apresuramiento era que se pudieran aprovechar completamente los 80 minutos de clase para que, de esa manera, todos pudieran terminar la evaluación. Al ingresar al colegio no tuve que tocar timbre porque el portero estaba en la puerta y, como ya me conocía, me saludó sonrientemente y muy atento. Ya a estas alturas era muy diferente de las primeras veces que debía informar a qué venía a la institución. En ese momento vino………., la directora del colegio, me saludó con un beso y me preguntó como me iba en mis prácticas, y entre otras cosa me dijo que yo siempre tendría abierta las puertas del colegio. Eso fue curioso porque justamente a mí me daba un poco de tristeza pensar que pronto no iría más a ……………. Me había acostumbrado y me sentía cómoda. Sin embargo me alegraba mucho finalizar las residencias sabiendo que me había ido bastante bien. Las palabras de ……………, me afectaron un poco más en el sentimiento de tener que dejar aquel lugar. El trato de todo el personal de la institución, como así también de los alumnos que desde el primer momento me llamaron “profe”, hicieron que me sintiera a gusto, y, ese día en particular tuve una sensación muy especial. Antes de subir a la planta alta en donde se encontraba el curso de 3ero “C”, me encontré con mi compañero……….. y la profesora Mónica, crucé un par de palabras con ellos y la profe me dijo yo tenía que ir pensando en finalizar la semana próxima o a más tardar la siguiente.
Eso me hizo pensar inmediatamente en que debía ajustar mi planificación y que además, ese era uno de los últimos días allí. Por esa razón subí con mi mejor sonrisa ya que muy pronto quizás iba a extrañar aquella experiencia. Ya estando cerca del aula me encontré con ………….. (la profesora del curso en el que practiqué), que me saludó como siempre muy cariñosa y ya en ese momento con mucha más confianza. De alguna manera en esos instantes me sentí parte de ese lugar. Ni bien ingresé la mayoría de los alumnos empezaron a preguntarme por la prueba: si era difícil, si era extensa, etc. En ese momento no pude evitar pensar en cuanto me preocupaban a mí las pruebas cuando estaba en la secundaria, me ponía como ellos estaban en ese momento; y, creo que fue una de las pocas veces en mi vida en que asumí que había logrado mucho con mi carrera ya que había llegado a pararme del otro lado, ya no del alumno, si no del docente. Ya en clase dicté y expliqué las consignas. Sinceramente pensé que iba a ser una de las clases más tranquilas, pero me equivoqué por completo. Durante los primeros minutos empezaron a pararse y a gritar desde los bancos: “profe”, “profe”. Yo no sabía a quién acudir primero, y me costaba un poco explicarles sin decirles directamente la respuesta. Me preguntaba si los estaba ayudando demasiado. A lo largo de la clase seguía yendo de banco en banco; las ventanas estaban abiertas con las cortinas levantadas, por lo que el sol entraba profundamente. Sumado a esto, yo estaba bastante nerviosa porque me hablaban todos a la vez así que empecé a sentir mucho calor, incluso sentí mojado mi cuello y la cara sumamente colorada. A medida de que iban preguntando, me di cuenta de que mejoraba la calidad de las respuestas, es decir, fui encontrando la manera de sugerir, sin decirlo directamente, y me pareció en aquella situación, más pronunciado que en otras ocasiones que yo a pesar de no ser todavía profesora, había aprendido bastante a desenvolverme como tal. Cuando observaba las pruebas que me mostraban después de responder sus dudas, pensé en cómo iba a corregir, ya que nunca había corregido ni puesto una nota. Si bien tenía definido los criterios que iba a evaluar, no sabía si iba a escribir lo que me parecía que les faltaba o si solo y va a poner la nota y algunas correcciones. En ese instante me distraje con ese pensamiento y un alumno que estaba adelante me gritó “¡Profe, le estoy hablando!”. Eso me pareció un reclamo justo, ya que yo estaba ahí para guiarlos. Enseguida reaccioné. Alejandra se me acercó y me dijo que además de la nota de la evaluación, les ponga una nota a cada uno del comportamiento en el aula en este tiempo. Me pareció que era muy difícil juzgar el comportamiento en el aula de los alumnos en tan poco tiempo, pero, sin embargo consideré que era justo para aquellos que se habían esforzado en cada clase. El hecho de ponerles esta nota, me hizo dar cuenta de que, a pesar de que yo estaba de paso en el curso, mi percepción como profesora sobre los alumnos era tomada en cuenta. Fue uno de los días en que me sentí, más que otras veces, que ya casi soy profesora de lengua y literatura. Al llegar a mi casa, volví alegre, pero a la vez, bastante reflexiva porque me había dado cuenta de que ser profesora no es una tarea fácil y de que realmente esto implica un verdadero compromiso con cada alumno ya que ellos esperan del profesor no sólo las herramientas para aprender si no también dedicación y empeño. Aún así, fue un día importante porque confirme que estoy en el camino correcto. Ma. Del Carmen Carreño
La noche anterior a dar mi primera clase tuve sensaciones encontradas: por un lado, me sentía muy ansiosa de comenzar, pero por otro lado, una suerte de miedos e inseguridades se apoderaron de mí: - “¿Me ira bien mañana?, ¿los chicos me prestarán atención como lo hacen con ………., el docente titular?, ¿me explicaré bien?”. Recordé mis prácticas del año anterior en el colegio Nuestra Señora de…………. y me tranquilicé un poco. Me levanté esa mañana a las nueve. Desayuné, repasé oralmente mi clase en el living de mi casa y salí con destino al colegio San…………. Durante el viaje, que consistía en el transporte de dos colectivos (aproximadamente cuarenta y cinco minutos), iba imaginando mi futura clase: cómo procedería en el aula, la actitud que iban a tener los chicos, si mis nervios me iban jugar una mala pasada, etc. Finalmente llegué a destino media hora antes, como lo hacía normalmente. Esperé en sala de profesores (donde me había indicado el director …………….. cuando comencé a observar) a que llegara el docente titular del cuarto año de naturales. Una vez comenzada la instancia de recreación y esparcimiento (el tan esperado recreo tanto por alumnos como por docentes) los educadores ingresaron y me saludaron cordialmente como lo hacían todos los días durante mi corta estadía. Cuando ……….. se hizo presente nos saludamos. Me preguntó si estaba nerviosa y le contesté que solo un poco. Buscamos de la sala de profesores un radiograbador que utilizaría yo más tarde en el en salón. Subimos las escaleras cuando se escuchó el timbre que indicaba el final del recreo. Entramos al aula, y esta vez yo me ubiqué al frente en el banco que funciona como escritorio del docente. Saludé a los chicos los cuales estaban muy atentos a todos mis movimientos. Les comenté que ese día empezaba mis prácticas de residencia, que íbamos a tener ocho encuentros y que en algún momento se iban a hacer presentes dos profesoras mías cuyo objetivo iba a ser observar mi desempeño. En vista de lo cual les solicité su futura colaboración. Sonrisas. Al comenzar con el tema Modernismo, me sorprendió la atención presentada por los alumnos. Parecía que estaban ansiosos por verme en acción. Continué con mi desarrollo exponiendo oralmente tomando apuntes en la pizarra. Los nervios sufridos la noche anterior se esfumaron totalmente permitiéndome presentar mi clase tranquila. La memoria acompañó a mi discurso, el tono de voz fue adecuado y el tiempo fue suficiente. Luego les entregué un apunte fotocopiado de cual leyeron “Sonatina” de Rubén Darío. Posteriormente de la lectura del texto “A Roosevelt”, les hice escuchar una canción del grupo de Rock “Los Piojos”. En ese punto se me presentó un inconveniente: la vocalización no era clara y eso dificultaba la escucha. Entonces, proseguí a leerles la canción que no todos conocían. Como tarea, les asigné la composición de una melodía cuyo contenido versara sobre a hechos sociales y políticos que fuesen significativos para ellos. Al finalizar la clase, el docente titular me felicitó por mi desempeño. En virtud de esto me retiré del establecimiento extremadamente contenta y lista para continuar con las clases siguientes mucho más confiada y segura.
Ariana Saravia
Teniendo por tema las vanguardias artísticas, en mi sexta clase, era hora de despertar la creatividad de los alumnos y hacerlos poner en el lugar de esos grandes creadores; por esto, decidí proponer como actividad la realización de un poema dadaísta y un caligrama. Sin embargo, varios interrogantes me daban vuelta en la cabeza: ¿Entenderían el objetivo de la actividad?, ¿Podrían comprender qué era lo que debían hacer?, ¿Sentirían entusiasmo o aburrimiento frente a la tarea?, ¿Me verían como una loca, desquiciada e incoherente por plantear actividades un tanto infantiles en un EMPA?, al ver los resultados ¿sentiría alegría por tener que derribar algunos prejuicios o me pondría mal al descubrir que eran correctos?. En fin, preferí arriesgarme, ya que como dice el dicho “el que no arriesga, no gana”. Así, cuando llegué al aula, les entregué una fotocopia a cada uno, en la cual se explicaba brevemente qué era un caligrama y cuál era la fórmula de los dadaístas para componer un poema. Pregunté si alguien quería leer y una alumna se ofreció amablemente. Terminada la lectura, pasé a darles las consignas en forma oral. ¡Vaya sorpresa cuando se enteraron de lo que tenían que hacer! Algunas caras demostraban entusiasmo, otras miedo tal vez y otras directamente indiferencia y hasta sueño. ¡Qué nervios! En primer lugar, di la orden de que se reúnan en grupos y que comiencen con el poema dadaísta. Como en la fotocopia, estaba explicado paso a paso cómo lo tenían que crear, empezaron rápidamente. ¡Qué alegría al ver que habían entendido y que estaban motivados! Pero esa satisfacción duro poco; pronto comenzaron las preguntas y las dudas. No concebían que el poema no tenga un orden lógico, no sabían cuál debía ser la extensión del mismo, no se animaban a elaborarlos pensando que así estaban mal. ¡Cuánto temor a romper con lo tradicional y frente a la posibilidad de innovar y jugar!. Interferí aclarando esas indecisiones y fui interrumpida por un extenso ¡aaahh! que me daba la pauta de que me habían comprendido al fin; y ahora sí, el aula se llenaba de papeles y de ruidos de tijeras. ¡Pobre el portero!, pensé. Recorriendo los bancos y controlando la actividad, descubrí que el poema de una alumna se podía leer perfectamente (El gobierno decidió…) ¿No había entendido nada? ¿ella estaba en otro planeta? ¿acaso hablo en alemán, portugués, francés? ¿qué parte no entendió de “extraiga luego cada trozo uno tras otro en el orden en que salen de la bolsa”?. Lejos de enojarme (¡raro en mí!) sonreí y le explique todo nuevamente, mostrándole cómo se hacía. ¡Paciencia! Una vez que finalizaron el poema, emprendieron la realización del caligrama. ¡Ahora si que estaba en problemas!; yo les definí qué era un caligrama en la fotocopia, pero no les expliqué los pasos a seguir. (dato a tener en cuenta para la próxima vez). Entonces, intenté demostrarle a través de un ejemplo en el pizarrón cómo se hacía y la mayoría entendió. Algunos se pusieron manos a la obra ni bien terminé de hablar, mientras que otros no sabían cómo empezar. Traté de ayudarlos en cuanto pude y sólo escuchaba “profe, profe”, “Eva”, “Eva, por favor”, en tono de súplica. Corría de un banco a otro, hablaba sin parar, los ayudaba ¡qué cansancio y qué alegría a la vez, al ver qué yo controlaba al grupo, yo era “la profe”! Nuevamente, la misma alumna que antes no había entendido demasiado, me pregunta “Profe, ¿esto es así?”. Cuando miro, estaba recortando palabras de una revista para formar su caligrama. ¡Increíble! Como loro, volví a repetirle todo lo que hacía dos minutos había dicho. Al fin, entendió y me dijo “Perdone profe, pero yo soy medio dura”. Sólo me limité a decirle “no, es complicada la actividad” y sonreí. Pensaba ¡con cuántos alumnos como ella me encontraré más adelante! Sólo es cuestión de más paciencia. Timbre. Fin de la clase. Todos me entregan los trabajos.
En casa, con birome verde en mano, empecé con la corrección. ¡Qué gusto ver el esfuerzo puesto en los caligramas! ¡Cuánta creatividad! ¡Cuánto trabajo! Ahora si, que se justificaba el cansancio, las horas de hablar sin parar y el sacrificio. Aprobé a todos, porque la verdad estaban muy bien y al otro día, los devolví. Todos los recibieron contentos al ver el excelente y hasta me agradecieron.
Evangelina Mourglia
Los pensamientos e inquietudes me hacían dar vueltas en la cama. No conseguía conciliar el sueño. Al parecer esa noche las inquietudes se habían aliado con los nervios para no dejarme dormir. Así, sumergida en un cúmulo de expectativas, preguntas sin respuestas, los ojos se me cerraron…pero el sonido del celular anunciándome las seis de la mañana me hizo sobresaltar en la cama y recordar nuevamente las intranquilidades de la noche anterior. En camino al trabajo, las ansiedades crecían, excepto cuando podía dormitar por algunos minutos. La jornada laboral fue interminable, aunque mi mente parecía no estar allí, todo se centraba en “¿cómo me presento?, ¿Irán mis profesoras a observarme en el primer día?, ¡Cuántos nervios!, ¿cómo me recibirán los alumnos?, ¿qué hago si pasa algo y no se cómo reaccionar?, ¿y si me preguntan algo que no sé?, ¿qué hago? ¡Qué vergüenza!”. De regreso, ya en casa, los pensamientos seguían en el mismo asunto. Las preocupaciones parecían crecer a medida que los minutos acortaban el tiempo de “el gran día”. Por momentos, las preocupaciones se desviaron de camino. Ahora, el foco estaba centrado en “¿qué me pongo? Hace calor… mejor me pongo esto que no es tan ajustado, ¿dónde llevo las cosas? Un diccionario sin falta debo llevar… voy a ir unos minutos antes para buscar uno en la biblioteca” Antes de salir, la famosa pregunta “¿estoy bien así?” Camino a la escuela, debido a la corta distancia de ésta respecto de mi casa, lo emprendí a pie. Esto no se si fue peor, porque en cada paso que daba un cuestionamiento nuevo yacía. Caminaba…no sé si hablando sola, sé que estaba inmersa en mi mundo pensando lo que diría, cómo me presentaría, qué haría con las manos que siempre inquietan porque no sabemos donde ubicarlas, me repetía “debo caminar en el aula aunque sólo tenga ese pasillito tan angosto, y un aula tan poco favorable”, que no me percataba de lo que sucedía a mi alrededor, en la calle. Ingresé al colegio, me presenté ya que, de lo contrario, la reja de entrada no se abre. Sentía y repetía en mi interior “qué nervios tengo”. Pedía y me encomendaba a Dios para que me dé fuerzas, me ayude a desenvolver lo mejor posible en la clase y que me apacigüe tantos nervios. Ya en el patio de la escuela, me dirigí a la biblioteca y solicité un diccionario. Subí a sala de profesores a esperarla a …….., profesora titular, para subir apenas toque el timbre, al curso que se encuentra en el piso siguiente. Antes de ingresar al aula, me decía “¿entro? Y, ¿si salgo corriendo? No, qué tonterías, ya estoy acá, no me van a comer. ¿Qué puede pasar? Nada. Son nervios solamente” Y entré. La profesora les informó a los estudiantes de un concurso literario al cual estaban invitados a participar. Pero fue interrumpida con una pregunta que resonó en el fondo “¿hoy empieza ella a dar clases?” Yo sólo asentí bajando la cabeza, no me salían las palabras, a lo que le sobrevino un cálido aplauso. Pensé “empezamos bien Andrea”
Eso me ayudo a empezar. Ante las veintitrés miradas expectantes, sentí que un calor me ganaba todo el cuerpo. Quise disimularlo preguntando “¿Cómo están?, ¿andan bien?”. Sentía que los nervios e inquietudes se alejaban. “me siento cómoda”, me dije, y comenzó la clase. “¿qué bullicio, cómo hago para calmarlos?, pruebo con la lectura ¿quién quiere leer?, se levantaron varias manos seguidas de “yo”. Seleccioné un alumno…”sigue el bullicio, ¿Qué hago?” interrumpí la lectura para indagar acerca de lo leído, ante la negativa respuesta “y se perderá más tiempo pero los voy a tener que hacer leer esos párrafos nuevamente, pero esta vez tendré que poner más orden”… “otra vez charlan… ¿qué otra medida puedo tomar?, Qué difícil es captar su atención.” Continuaron las actividades: el diálogo de lo leído, comprensión del texto, búsqueda de palabras en el diccionario, las constantes quejas a la hora de realizar las actividades encomendadas y, otra vez el infaltable bullicio “ya se torna molesto tanto bullicio” pensé. “¿si les hablo un poco de la educación? ¿De lo importante que es el tema que estamos desarrollando? ¿El sentido que tiene que se estudie todo lo que estamos dando?”… “Algunos me escuchaban atentamente, pero la mayoría, aunque respondía a mis indagaciones, demostraba en su rostro y en sus gestos, un gran desinterés, ¡qué tristeza me da ver como actúan los alumnos ante la educación!, ya la educación parece no importarles, haberla puesto en segundo lugar, ¿cómo cambió todo esto en tan pocos años? ¿Y yo qué podré hacer? En principio esforzarme y darles lo mejor de mí para poder atraparlos en el tema… texto explicativo un tema difícil y denso para ellos… ” Interrumpí mis fugaces pensamientos preguntando “¿terminaron? El sonido del timbre de recreo me respondió. En sala de profesores continuaban mis pensamientos de preocupación por lo que había sentido e el aula respecto al accionar de los estudiantes… “¿ahora cómo sigo?, lo planificado ya lo cumplí…sigo con pregunta problema y les hago hacer un ejercicio…el tiempo… un recurso tan difícil de calcular, cada clase tiene su propio tiempo” El sonido del timbre hizo que el rumbo de mis pensamientos cambie. Nuevamente se focalizaban en mi proceder áulico “el grupo me gusta pero es inquieto, cuesta mucho lograr un buen clima de trabajo, y, en especial, lograr la concentración… ahora eso costará el doble porque vienen del recreo…tendré que ver una adecuada manera de lograrlo…¿cuál? ¡Cuántas cosas por aprender!” ¿Qué pensará Alejandra? Es difícil el trabajo docente. Me lo imaginaba, pero ahora lo estoy viviendo, ¡cuánta incertidumbre!” “… Quince minutos y la hora termina, debo empezar a hacer el cierre de la clase, ya que cuando suena el timbre los chicos guardan todo y el clima de clases se torna más dificultoso… ¿cuál será la mejor manera de cerrar esta clase? ¿Si indago a los alumnos acerca de lo dado el día de hoy?” De regreso a casados sentimientos se enredaban en mi interior… “estoy contenta pero angustiada. Los chicos me recibieron muy bien, me sentí cómoda, pude caminar en el aula, pude desenvolverme y resolver el tema del tiempo, al igual que el bullicio, aunque eso es lo que más me costará porque son muy inquietos, probé varias estrategias para calmarlos pero funcionaban los primeros minutos y después de nuevo… ¿cómo hago para atraerlos en el tema? Ellos manifiestan una actitud demasiado despreocupada y desinteresada a todo lo que sea relacionado con la educación, eso me entristece, pero deberé buscar una manera para poder atraerlos en el tema” “Ahora tengo siete días para pensar en este gran desafío… ¿El lunes me vendrán a observar mis profesoras?, otra vez las inquietudes…”
Andrea Minotti – Taller de Docencia IV LENGUA