En los tiempos antiguos, cuando la tierra se dividía en cuatro grandes comarcas. Entre las montañas encontramos al pueblo de las caminantes, nómades por naturaleza. Con la fuerza del aire se alimentaban y así llegaban a ser ellas mismas, viajeras incansables, iban por las diferentes comarcas, entrelazando historias, permitiendo que llegaran a oídos de todas. Es así como las caminantes conocieron a las curanderas, sabias en el manejo de plantas, únicas en la preparación de pócimas y conocimientos oscuros. Ellas vivían en las tierras bajas, siempre rodeadas de ríos, lagos o mares. Eran hermanas de las artesanas que con sus habilidades sabían como vivir de la tierra.. Cada semilla tocada por ellas, era fruto para el futuro. Tenían el poder de crear con el metal, la madera y la piedra. Por último, bajo el suelo, en una gran región entre la superficie y el centro de la tierra el pueblo más recordado por su fuerza e infinita vitalidad, las guerreras. Nadie en las cuatro comarcas podía manejar el cuerpo como ellas, podían convertirse en fuego, arma o animal según lo
desearan. Las guerreras siempre llevaban un fuego con ellas y vivían fuera del dominio de la sumisión, del orden y la razón, son el caos necesario para la nuevo. Un día las nómades encontraron en las tierras altas un juego de cartas hechas de madera, sin que nadie supiera quien o quienes las hicieron, sin saber que eran, fueron donde las curanderas. Ellas asombradas por el poder que traían en sus manos, agradecieron a las nómades por compartir tal mensaje. Maravilladas, estudiaron cada símbolo, cada color y cada forma, por años buscaron explicaciones a sus detalles, entendiendo al mismo tiempo que debían confiar en el espíritu propio de cada una de las cartas. Fue entonces cuando les encomendaron a sus hermanas artesanas convertir estas cartas en amuletos, en joyas que protegerían a cada pueblo, a cada comarca. Los años pasaron, el tiempo fue contado por los árboles y las piedras hasta que desde las tierras medias nacieron los amuletos de las “monas con navaja . Así fueron llamados vulgarmente y otorgaban a quienes los usaban, poder y protección
Cada uno de ellos fue forjado con elementos de todas las comarcas, por eso tenían el poder de las plantas, los animales, las piedras y los espíritus. Las artesanas guiadas por el poder de las cartas pudieron ser mediadoras para plasmar en cada amuleto su potencial para ser diseminado por las comarcas, entregados a cada pueblo y bien-decidos para cada caminante, curandera, guerrera y artesana de este mundo, según su necesidad de cuerpo, espíritu o corazón. De pueblo en pueblo, los amuletos viajaron hasta nuestros días, siendo entregados ritualmente de hermana a hermana, luego de una conversación, un presagio o la lectura de las antiguas cartas. Los amuletos nos ven nacer, envejecer y renacer con ellos, siendo cambiados en la medida que los procesos de la vida así lo necesitaran o si así, las curanderas, con su sabiduría lo aconsejaran. Ellos son el poder que protege nuestro cuerpo, mente, corazón y espíritu, son la marca para reconocer quienes somos y de donde venimos, para enamorarnos profundamente de nuestro presente. Cada uno tiene su propia voz, escuchalos, sientelos, habitan en ti y con nosotras.
CAPITULO UNO Vida en los tierra, la voz de los amuletos.
Soy la libertad total, sin limites, sin bordes Soy toda mi locura y la locura del universo. Voy a todas partes y vendrĂŠ de todas ellas
Soy el comienzo, entre la eternidad y el infinito. Soy la magia, de que todo es posible. Soy mi mejor elección, en mi esta todo lo que necesito
Soy la acumulaciĂłn de la experiencia Contemplo mi propia carne palpito toda la tierra y el cielo. Soy la soledad elegida mĂĄs alla de la angustia y la muerte. Ya no tengo miedo, nada es mio, nadie me desvĂa de lo que quiero por que nada necesito.
Soy la primavera perpetua, estallido del deseo infinito. Soy la mente creativa, desde mi todo florece. Soy la seducción, todo en mi es bello Soy el placer de ser yo misma.
Soy la equilibrio total, act煤o cuando deseo Soy centro de mi territorio, de mi cuerpo, mente y pasi贸n. Soy mi propia seguridad. Yo no compito, soy la fuerza misma, en mi no hay dudas. Soy invencible
Soy la fuerza de lo sagrado, me sitĂşo entre el cielo y la tierra. Tengo la certeza del camino del viento. He paciďŹ cado mi deseo, voy vacio a la nada, en mi esta el orden del universo. Soy la puerta que puede ser abierta por todas las llaves.
Soy la unión de mi misma con todos mis opuestos. Soy la unión entre yo y la otra. Soy el sol escuchando el latido de mi corazón. Vivo en el placer de relacionarme con el universo. Hago por fin lo que me gusta. Muero y renazco a cada segundo.
Soy la acciĂłn sobre la tierra, avanzo con todas las fuerzas de los espĂritus y la materia. Viajo junto al tiempo y el espacio, sin pasado ni futuro. El presente es mi Ăşnica nave. Soy el origen de todas las guerreras Conozco el miedo y la muerte y no me detienen. Disuelvo el sufrimiento a mi paso. Soy la victoria de todas las luchas
Soy la armonía, del cielo y la tierra, el equilibrio de los espíritus y la materia. La perfección me llena, me muero para no morir. Me impulsa la sabiduría, me miro para darme lo que me merezco, al intelecto vacío, al sexo placer, al cuerpo salud, y al corazón plenitud
Soy la crisis en la oscuridad, al final del camino. Desate todas mis ataduras. Vivo en mi corazón, libre de pensamiento, en la ignorancia total de quien soy. Solo tengo mi luz para guiarme al camino sin fin, solo el misterio dirá si vivo o muero mi única compañera es la sabiduría.
Soy el fin de un ciclo,. conozco todas las experiencias, supe elegir dentro del azar, acumule conocimiento, vi florecer, equilibrar y perecer mi cuerpo y espíritu. Aprendí a unirme conmigo y mis opuestos. Me perdí buscando lo divino, conocí el placer de verme en los espejos infinitos. Actúe sobre el mundo para cambiarlo, sin sentir temor trate de transformarlo y me di cuenta que sólo con mi búsqueda espiritual podría, pero la perfección casi me mata. Entonces todo abandone, a la espera del capricho de las diosas. Se que todo lo que inicia, termina que lo que baja, subirá. Ahora espero por una nueva mutación para caminar la vida de los cielos
Gracias a susy por la frase “el noble ejercicio de mutar”
Vida en la tierra el cuerpo de los amuletos
Estos son los amuletos llamados monas con navaja, inspirados en el tarot, guiados por los kines mayas y la vida misma de relmu, quien les dio luz, esp铆ritu y coraz贸n, chaltu.