Nuevos espacios públicos metropolitanos // La esquina, el shopping mall y la sociedad de consumo

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Tatiana Poggi

LECTURAdos 1. CIUDADES, ESQUINAS // M. de Solá-Morales. Se hace necesario destacar en primer lugar, el espacio urbano de esquina, como lugar de encuentro, de superposición y de conflicto. A continuación, explicaremos una serie de conceptos en relación al tema en cuestión, y porqué opinamos sobre de su relevancia, teniendo en cuenta una previsión futura, respecto a una situación contemporánea muy determinada por los cambios políticos, sociales y económicos en la que nos encontramos, necesarios para enmarcar cuestiones urbanas. -La esquina como razón última de la ciudad, pues intersecta personas, construcciones, movimientos, conflictos. -El bar de la esquina- como hecho cotidiano,-la mujer del vestido azul con la que me crucé-, -la valla publicitaria en la que sale x-. Todas estas situaciones infinitas son el resultado de la accesibilidad y la publicidad de la esquina tradicional. La magia y el misterio juegan un papel crucial, las sensaciones, los olores, los flujos temporales, el desconocimiento de lo que habrá “a la vuelta de la esquina”, crean atmósferas que propensan la captación visual entre dos individuos.

Times Square

-La esquina tiene poder de sustitución. “Sustitución de la plaza, como centro de la urbanidad, y sustitución de la calle, como armadura direccional del espacio público”. La plaza, ha dejado de ser el centro de encuentro ciudadano, para convertirse en centro de consumo -el centro comercial es la nueva plaza-. La calle sólo responde al tráfico rodado. El ciudadano de a pie no hace uso de la calle. No obstante, sí lo hace de un vestigio de aquella, la acera. En la esquina, la acera se ensancha, crece y por ello, deja de ser acera, toma propiedades de escenario fotográfico (Picadilly Circus), o pasa a formar parte del escenario de consumo (la calle peatonal se introduce en el Café del Arco en Murcia, de Clavel Arquitectos).


Picadilly Circus , Londres

Café del Arco, Murcia

-Comportamiento retórico de la esquina. El hecho de singularidad arquitectónica que marca la esquina se describe mediante una doble presencia y doble posibilidad de contacto. Si bien, esta es la idea que se propone en el texto, en mi opinión, la escalaridad y la posibilidad de contacto se multiplica en infinitas ocasiones, como es el ejemplo del cruce de Shibuya en Tokio.

Vista del cruce de Shibuya, en Tokio, desde arriba. Apróximadamente cruzan 1 millón de personas al día.

-La parada y el andén como esquina. Lugares en los que la confluencia de personas y la conformación de espacio dotan al momento de características políticas y sociales similares a aquella, entendiendo como político aquellos acuerdos sociales impuestos enmarcados en un ámbito ya conocido por los usuarios, un ámbito discursivo en el que las coincidencias se


mezclan con las diferencias, en el que el comportamiento está prefijado socialmente, -cómo comportarnos- y -qué decir- en ese tipo de situaciones. En torno a esta idea, me gustaría referenciar el Aeropuerto internacional de Frankfurt, característico por poseer la mayor superficie aeroportuaria de Europa. Se trata de un espacio que entre otras, engloba estación de ferrocarril, metro y autobuses, convirtiéndose en una pequeña (mayor que algún pequeño municipio) ciudad-esquina, con tramos para el -nuevo ciudadano recién llegado- de cientos de metros, que deben recorrerse andando -cintas/máquinas mecánicas- en tramos lineales de percepción infinita, sin interrupciones visuales ni de ningún tipo. Un ejemplo, en mi opinión, de cómo no hacer ciudad, teniendo en cuenta que un espacio intermodal -conforma ciudad-.

-La esquina como lugar de conflicto. De discusión, de incertidumbre, de sorpresa. El ángulo provoca desconcierto. Tememos lo que no conocemos. Y tendemos a no enfrentarnos a ello. Es entonces, también, -un lugar para valientes-. La máxima exposición visual (no es necesario recordar el lugar histórico en el que esperan las mujeres/hombres de la noche; la esquina de sexo, y no como situación peyorativa), el desconcierto que provoca pretender observar dos direcciones a la vez (hecho que no es posible), la falta de control, nos lleva a una situación de estrés crítico, que envuelve la atmósfera urbana de la esquina.

-La esquina revolucionaria. El lugar de la revuelta y la huelga urbana, retomando comportamientos historicistas, la esquina como lugar organizado y estratégico. Captación de atención, expresión de poder conjunto, la esquina se muestra así como un lugar cívico, donde el consenso entre iguales toma partida, para reivindicar objetivos comunes.


Huelga general 14 de Noviembre de 2012, Madrid.

2. LOS SHOPPING MALL: DEL FLANEUR AL BUYER// Cap. XI // G. Amendola, de “La Ciudad Postmoderna”

El shopping mall nace como sustitución de la plaza, del centro de la ciudad, en ciudades dormitorio que quedaban en la periferia, a partir de la década de los cincuenta, en Norteamérica, coincidiendo con la posguerra y crecimiento estadounidense, para dar -un lugar al que ir- a aquellas ciudades que -únicamente tenían casas-. Entre las principales diferencias y particularidades entre el centro comercial y el espacio público tradicional podríamos destacar, en base al texto estudiado y a nuestra opinión:

-La galeria comercial como precursor histórico del shopping mall De forma que la seguridad del espacio cerrado pudiera llevarse a cabo y así mantener a los -maleantes- alejados. En los centros comerciales actuales esta técnica se ha llevado al límite; el espacio sigue siendo cerrado (no hay conexión visual siquiera con el cielo, salvo determinados que comienzan a aparecer en zonas de clima agradable durante toda la temporada, como en las zonas de levante -Torrevieja-. Aún así, la conexión visual con el resto de direcciones al exterior es nula) y el control se realiza mediante video vigilancia y equipos de seguridad de la más alta tecnología. Las antiguas galerías creaban itinerarios de protección (lineal en aquellos casos) y en la actualidad aparecen tipologías circulares o de donut como la del centro comercial La Zenia Boulevard, en la costa alicantina, que pretende una domesticación del usuario, obligado a caminar en círculo, y excitado con una máxima exposición visual de productos que incitan al consumo, y que le conducen a una atmósfera de encarcelamiento y mareo, postura contraria a lo que realmente trata el espacio público real.


Centro Comercial La Zenia Boulevard, imagen tomada el 29 de Septiembre, durante el fin de semana de su apertura, sobre las 16.00 h.

-Zapping experiencial. Como la comprensión de lugares y experiencias a partir de cadenas de diversión y entretenimiento como Disney, o la propia televisión y los mass media, “pasar rápida e instantáneamente de un lugar a otro”. Por un lado podríamos referenciarnos en la construcción misma de Las Vegas, máximo exponente en la creación de deseo cultural; puedes estar en Venecia y en París a la vez. Por otro lado, si pensamos en Viajes Low Cost (posibles por ejemplo, por líneas aéreas como Ryanair, en la que, hace algunos años, era posible adquirir un billete de ida y vuelta a Londres por 10 euros) que hacían posible el poder tomar las 4 o 5 fotografías deseadas por el viajero común o la posibilidad de irte de compras a otro país, adquiriendo una identidad social al igual que se produce en un centro comercial.

EL Venice Hotel, en Las Vegas, reproduce los lugares icónicos de la ciudad italiana. En la siguiente imagen, una reproducción de la Torre Eiffel y El arco del triunfo de París, en una de las zonas turísticas más visitadas del mundo.


Dos ejemplos de -zapping experiencial- en relación con el turismo contemporáneo, y las nuevas prácticas low cost.

-La calle simulada sustituye a la calle real. “Se produce una domesticación del visitante mediante la protección y seguridad -privada- y el control climático”. En la calle del shopping mall se añaden señales, mapas -usted está aquí-, mobiliario urbano para el descanso -para poder seguir consumiendo- , iluminación, evaporadores de agua y marquesinas o toldos en climas cálidos, vegetación natural -artificializada-…etc. Sin embargo, a su vez, se produce una retroactividad, pues “la calle de la nueva hiper realidad pretende ahora imitar a la del shopping mall”; como ejemplo los cambios realizados en Oxford Street por la disminución de ventas en el último año, en la que se ha añadido cubrición, mobiliario urbano, dispositivos de control térmico así como un cuerpo de seguridad propio.


- El espacio público se privatiza. “Un espacio que pretende ser público, se convierte en seguro (aparentemente seguro), controlado, vigilado, cuando se privatiza. Se trata de un control en todas direcciones; clima, iluminación, limpieza, personas”. Yo añadiría el control musical (muy seleccionada en cadenas como Inditex, donde los fines de semana la música es distinta a la de diario, que también cambia según el horario, ) y los olores y aromas incluso (cada una de las tiendas de Inditex tiene un olor característico, que se impregna en la ropa adquirida, a través de ambientadores que son enviados desde la central respectiva), dentro de una serie infinita de técnicas comerciales haciendo uso de un bombardeo sensorial para propiciar el consumo.

-“Pagar por tener una vida pública” como describe Charles Moore, ejemplificado en el centro comercial, a partir del control de acceso, del mobiliario que parece público pero en realidad es privado, de las cámaras de video vigilancia, incluso del encuentro social. Se trata de tener que consumir para poder estar en un espacio público. En Alicante, ocurre una situación similar a la del shopping mal, en la Plaza de El portal de Elche, junto a la Rambla, en la que se ha incorporado un pequeño kiosko (bar-lounge privado) en su centro y se ha ocupado, con mesas y sillas, todo el espacio posible que quedaba en la misma, sustituyendo el mobiliario público que un día hubo. Es decir, no se puede recorrer, ni permanecer en ella, salvo consumiendo en una de sus mesas.

La plaza de El portal de Elche en los años setenta. Vemos los bancos alrededor de los parterres, y gente paseando.


Inauguración del bar Soho, en el quiosco original y antigua fuente de la plaza, ahora las mesas ocupan el supeusto espacio público y los bancos de los parterres han sido eliminados.

-El shopping mall como muestra por antonomasia de la globalización. EL centro comercial es también el paradigma de la globalización, el lugar por excelencia en el que es posible encontrar los mismos productos, las mismas tendencias, música, tecnología, incluso la misma comida que en cualquier parte del mundo.

-Panóptico comercial. El shopping mall funciona, al igual que el panóptico de Jeremy Bentham, como método de control de masas. En la tipología propuesta por Bentham, los presos que se encontraban en las celdas dispuestas radialmente en torno a un centro, se sentían observados de forma continua por los vigilantes situados en la torre central (dispuesta de tal manera que no se sabía si había alguien en el interior o no) estuvieran o no aquellos en su interior. En el mall contemporáneo, el visitante es consciente de la existencia de cámaras que le vigilan continuamente y actúa en función de las mismas, o se siente intimidado cuando cruza las barreras de seguridad situadas en las entradas y salidas de los establecimientos. Es así como el fenómeno -gran hermano- toma su relevancia en tanto en cuanto la exclusividad del lugar aumenta.


Panóptico de Jeremy Bentham. Los presos que se encontraban en las celdas dispuestas radialmente en torno al centro, se sentían observados de forma continua por los vigilantes situados en la torre central, y por ello su comportamiento mejoraba debido al temor provocado en ellos.

-Negación de la accesibilidad generalizada, en contrapunto a una de las características base del espacio público tradicional. Mientras que la entrada a estos grandes centros comerciales parece muy accesible y sencilla, detrás de esta falsa apariencia, hay cámaras y equipos de seguridad atentos de captar al público indeseado. -Tiempos de permanencia. Mientras que en los años sesenta, nos explica Amendola, la duración media del visitante del centro comercial era de 20 minutos, en la actualidad, “este tiempo se acerca a las tres horas, tiempo medio de un paseo urbano tradicional”. Puesto que la sociedad se encuentra cada vez más ensimismada y arrollada por una vida en función del consumo, en mi opinión estos tiempos aumentarán cada vez más. Aún no produciéndose la compra, la gente pasa horas en el centro comercial, sencillamente paseando y mirando, dejándose embaucar por las técnicas de captación que ya hemos comentado, el tiempo libre que le queda al ciudadano es utilizado en estos espacios. -El sábado tiene que pasar en el centro comercial-. - El shopping mall es un mundo introvertido, mientras que el espacio público es “aire y libertad” -como acentúa la expresión “al aire libre”-.

3. NUEVOS ESPACIOS PÚBLICOS METROPOLITANOS A grandes rasgos, podríamos hablar de características urbanas propicias para generar un espacio real público, un espacio de los acontecimientos, de la comunicación, y de la transición. Cambiante y adaptable al visitante, que no es visitante sino habitante, pues ese lugar le pertenece tanto como a cualquier otro. Un lugar que invite a la actividad, al encuentro y al conflicto. A la discusión. Al movimiento. Que el flujo ocurra, que el tránsito se dé. Que el descanso no sea usado como incentivo de consumo. Que dicho consumo sea optativo, y disfrutable-no agobiante y elitista-. Que el espacio no conformado, sea abierto en todas


direcciones, introduciendo la naturaleza en su interior, entremezclado con la misma, que no es sino, parte de la esencia propia del habitante, permitiendo de esta manera una conexión visual y sensorial con el territorio circundante. Que se reutilicen espacios en desuso, potenciando situaciones que mezclen hábitos tradicionales con nuevas prácticas de entretenimiento. Que sea posible un libre y real acceso generalizado, sin privatización del espacio público en sí, aún con comercios -marco económico y político-. Promoviendo espacios en los que realizar actividades de entretenimiento alternativas al consumo directo. Un no-lugar, a fin de cuentas, como escribe Amendola, donde todavía puede existir ciudad. No obstante se trata de un enunciado algo utópico y pretencioso de proponer, parece más bien algo que podríamos -dejar que ocurra-, pues no creo en una propuesta generalista sabiendo que cada lugar es único y las necesidades culturales no pueden ser englobadas en un conjunto determinado. Cada escena debe ser tratada de forma -urbanamente- distinta.

4. LA SOCIEDAD DE CONSUMO: EL GRAN MITO // Introducción de L.E. Alonso. Baudrillard dá explicación al concepto de consumo a través del término del lenguaje, entendido como la dicotomía existente entre el signo -que representa la abstracción- y el significante-representado por la imagen-. En este marco, la sociedad se explica en base al intercambio de signos, una productora de signos que es árbitro a la vez de su propio funcionamiento, pues hace crecer el poder de un tercero (el capital) pero es este poder el que se refuerza al convertirse en -representaciónExiste un discurso cultural en el que la falsa funcionalidad de los objetos que hoy se crean se hace primordial, pues es su atractivo formal y su caducidad, lo que conlleva a una repetición del sistema, un sistema al que los productos se han adaptado, no a un fin -¿la moda?-. Objetos que terminan siendo simulacros de ellos mismos -“Necesito un Ipad”. Hace dos años no. Pero ahora me es imprescindible para mi trabajo/carrera/vida.- Marco en el que podríamos hablar larga y pausadamente sobre obsolescencia programada, de desmesurada producción industrial, de la copia, de lo kitsch, la estandarización, la proyección exponencial de consumo propio desde los años sesenta en adelante… Así, las clases dominantes se presentan como el deseo ideal de consumo, un deseo constantemente inalcanzable para el resto de la sociedad que produce una agotamiento recíproco del que consume - y de lo que es consumido-, un consumidor que queda constantemente insatisfecho -tras una satisfacción mínima que desaparece rápidamente- . Aparece así el mito, escribe Braudillard, como afirmación de la desigualdad que nunca tendrá fin. Consumiendo huimos de la historia y de lo real, en beneficio de un gozo a corto plazo, un hecho cultural en el que se ha convertido el consumo. Y en este caso, creo que la tecnología contemporánea (redes sociales, web, blogs, internet) provoca la posibilidad de conocer la vida íntima -bienes, cuerpos, servicios, actos de compra, lenguajes- de personas a las que siquiera hemos visto (y nunca veremos), como nunca en la historia había ocurrido -hecho a tener muy en cuenta, pues no hay un preludio y desconocemos a dónde nos conducirá-, el tenerlos tan cerca, nos hace creer que es posible


que nuestras vidas se asimilen a aquellas, mediante el consumo indiscriminado de objetos (fĂ­sicos y etĂŠreos) , movidos por necesidades no reales, en manos de los massmedia.

Tatiana Poggi


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