EN EL AGRO MEXICANO

FIRA de Innovación Tecnológica acercan soluciones digitales a los productores, entre las que destaca la startup SIMA, que permite monitorear y llevar el control de los sembradíos en tiempo real.

En México, el uso de las tecnologías informáticas en general dentro del sector agroalimentario es de menos del 38% en promedio, de acuerdo con una investigación de la Universidad de Guanajuato. Sin embargo, en los estados del norte su uso llega hasta el 90%, en Baja California, contra menos del 20% en Chiapas.

En cuanto al uso de la computadora en el sector, a nivel nacional el promedio es muy bajo, de apenas 5.57%. De nuevo, la disparidad es muy grande, con un 20% en Baja California contra menos del 2% en Tlaxcala e Hidalgo. Sobre el uso de internet como apoyo para actividades del campo, el promedio nacional es de apenas el 7.78%, igualmente con rangos heterogéneos que oscilan entre el 40% de Coahuila y prácticamente nulo en Tlaxcala.

Estos números se entienden al observar el nivel de alfabetización de los trabajadores del agro, pues el 57% ha cursado solamente la primaria, y el 15% no cuenta con ningún nivel de estudios. Además, solo la mitad (56%) de las zonas rurales del país cuentan con conectividad a internet, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH).

Por otro lado, hay una oportunidad muy grande en cuanto al uso del teléfono celular en las actividades del agro, con un promedio nacional de más de 88%, con ninguno de los estados debajo del 70%, incluso en zonas como Yucatán su uso es de casi el 100%.

Por su parte, los empresarios del sector agrícola coinciden en la necesidad de modernización. Por ejemplo, fuentes de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos han resaltado la falta de inversión tecnológica como factor para el encarecimiento de los alimentos y la dependencia de las importaciones. Como muestra, en 2021 México gastó seis veces más en importar maíz que lo presupuestado en fertilizantes para 2023.

Hay mucho trabajo por hacer en el ámbito de la digitalización de la agricultura y las zonas rurales. Existen algunos factores fundamentales que deben tenerse en cuenta en dicha labor. En primer lugar, un reto considerable para comprender la transformación digital de la agricultura es la falta de datos oficiales sistemáticos sobre el asunto. Gran parte de los datos, por ejemplo, sobre los niveles de alfabetización electrónica, se encuentran disponibles solo en el ámbito nacional, sin distinción entre zonas urbanas y rurales.

Una segunda consideración es que existen disparidades notables en la adopción de tecnologías de la agricultura digital entre los países desarrollados y los países en desarrollo y entre las empresas internacionales y las que funcionan a escala local, comunitaria o familiar.

Un último factor que hay que considerar es que las tecnologías agrícolas digitales se ven afectadas por las economías de escala. La adopción es más fácil para los usuarios que pueden aplicarlas a gran escala. Los pequeños agricultores se encuentran en desventaja en comparación con los grandes agronegocios. Esto genera diferencias entre grandes y pequeños agricultores, con la consiguiente desigualdad entre los países desarrollados y los países en desarrollo.

De acuerdo con estos indicadores, la revolución digital en el campo mexicano necesitaría entonces de una campaña de alfabetización tecnológica, mayor acceso a internet, y priorizar soluciones aplicables desde el teléfono celular. Por eso, los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), entidades de la Administración Pública Federal, organizaron la primera Caravana de Innovación Tecnológica, para presentar iniciativas de modernización y digitalización a los productores agrícolas del país.

La Caravana tuvo una duración de cuatro días, en modalidad virtual, en los cuales expertos e investigadores de la industria presentaron sus propuestas de solución.

Entre ellos, destaca SIMA, startup que provee a los productores de una plataforma de monitoreo en tiempo real, con apoyo de tecnología satelital, utilizable desde el campo a través de una app. En ella se puede dar seguimiento al crecimiento de la siembra, llevar el control de plagas, registrar tiempos de cosecha, incluso predecir sus resultados, entre otros datos, para generar reportes centralizados de forma automática.