Revista Realidad TECHO (ed. 1 - 2014)

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Pedro Passerini

Gerente General

Camilo Sánchez

Director de Comunicaciones

Diana Navarrete

Jefe de Prensa

María Alejandra Rico Johanna Agudelo

Coordinadora Contenidos Realidad Coordinadora Gráfica Realidad

Investigación Andrés Felipe Méndez Camilo Esguerra Laura Macías Elba Barros Stummo Jorge Alemán

Camila Andrea Murcia Daniel Esteban Torres Iván Darío Vargas Emilio Aguas

Portada Andrés Buenaventura Diseño Pablo Lopera Johanna Agudelo Emilio Aguas Julián Ramírez

Realidad es publicada por TECHO trimestralmente www.techo.org/colombia Escribe a: revista.realidad@techo.org


Fotografía: David Moreno Galeano

EDITORIAL

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25 DE MAYO

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CONSUELO TÉLLEZ, UNA VOLUNTARIA MODELO

LA

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EVOLUCIÓN INSTITUCIONAL DEL VOLUNTARIADO EN COLOMBIA

MASIVA EXPERIENCIA DE CONSTRUCCIÓN EN TECHO VOLUNTARIADO, UNA ACCIÓN QUE TE CAMBIA LA VIDA

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RETOS DEL VOLUNTARIADO (34) VOLUNTARIO: UN COMPROMISO DE CORAZÓN

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Editorial

EDITORIAL

Laura Macías

Fotografía: Cortesía Laura Macías

Realidad nos ha enseñado que siempre hay que soñar en grande, pero que hay que dar pequeños pasos para llegar a la meta. En el 2011 comenzó el sueño de tener una revista propia de TECHO, propia de voluntarios y familias, hoy aunque aún falta mucho por mejorar y alcanzar es una Realidad. Realidad es la revista trimestral de la ONG TECHO, donde a través de sus páginas se cuentan “historias

que construyen país”, cada reportaje, crónica, noticia, entrevista tiene como objetivo mostrar el gran trabajo que realizan las comunidades en situación de pobreza de la mano de jóvenes voluntarios para superar esta condición. Es una forma de denuncia, pero propositiva, donde se busca que toda la sociedad viva en cada lectura los cientos de proyectos comunitarios que se llevan a cabo en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Cartagena. Es una forma de mostrar otra cara de las ciudades que creemos conocer tan bien. A diario miles de voluntarios frecuentan estas comunidades, pero no todos los colombianos han


Realidad

tenido la oportunidad de conocer estos grandiosos lugares, entonces, Realidad es ese medio que permite acercar estos espacios que a veces nos parecen tan lejanos. A propósito de la temática de voluntariado de esta edición, Realidad es un producto 100% construido por voluntarios; estudiantes y graduados de comunicación, periodismo, diseño y otras áreas del conocimiento. A diario estos jóvenes planean, diseñan y ejecutan toda la producción editorial de la revista, para que 5000 ejemplares sean repartidos como inserto del diario La República. Realidad es la muestra que la comunicación es una potente disciplina que bien utilizada permite

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la construcción de tejido social y el levantamiento de grandes redes para superar problemáticas, como la pobreza. El sueño se extiende a que a cada persona que lea la revista Realidad, decida no solo conocer, sino cambiar el mundo. Esto desde el rol que ejerce cada uno en la sociedad, para que sea responsabilidad de todos nosotros como ciudadanos, generar soluciones para resolver este fenómeno que afecta a casi la mitad de los colombianos. ¡La invitación es entonces a que nos arriesguemos a cambiar el mundo después de leer estas páginas!

Fotografía: Camilo Sánchez


25 de Mayo

Elba Barros Stummo/ Voluntariado Techo

Fotografía: Andrés Tobón


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Eran alrededor de las tres de la tarde, cuando una joven morena, delgada, de cabello largo, castaño y sedoso, tocó el timbre. Entró tímida, sorprendida, admirada por el desorden de cajas de pizza, de paquetes de Pringles en el suelo, botellas de Coca Cola, papel cometa, potes de pinturas, cartulina, hilos, y una bolsa de De Todito que rodaba entre las manos de todos los voluntarios. Este era el resultado de la jornada de decoración de la nueva oficina. Se le acogió alegremente como se hace con frecuencia: Hola, Bienvenida! ¿qué tal?,¿cómo estás?, ¿cómo te llamas?, ¿cómo te sientes?, ¿quién te invitó?, ¿quién te dijo?,¿tienes hambre? ¡Hay pizza!; fueron tantas intervenciones a la vez que no escuchamos su nombre. Entró, se sentó, tomó papel y tijeras y aprendió a hacer guirnaldas, que a propósito fueron las mejores.

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“Fue una jornada sustanciosa, llegó como una chica cuidadosa, todo era nuevo para ella, todo fue un descubrir, sabía que su emoción por TECHO iba a ser más que un capricho”

Fue una jornada sustanciosa, llegó como una chica cuidadosa, todo era nuevo para ella, todo fue un descubrir, sabía que su emoción por TECHO iba a ser más que un capricho. Terminó su jornada y salió muy emocionada, sin embargo, pensé que no la vería más, al menos por un buen rato.

8:43 a.m. Fue su primera jornada de detección y la veía más ansiosa que el sábado. El choque que tuvo fue impresionante, vi como empezó a perderse entre las calles de los barrios las Margaritas y Villa del Rosario. A medida que iba subiendo, su cara iba reflejando las dificultades de las familias, no obstante, la forma en la que la comunidad nos recibió y la amabilidad con la que nos saludaban fue algo que equilibró la situación; niños, jóvenes, viejos y familias enteras salían a medida que subíamos, para saludarnos y preguntarnos cómo iba el proceso de sus viviendas, donde se pudo ver el compromiso de las familias con el desarrollo de la comunidad.

El día siguiente, exactamente un domingo, la vi bajar del bus a las

Terminó la jornada y regresamos al quiosco, se socializaron las encues-


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tas y fue aquí donde esta chica se dio cuenta que encontró un lugar donde sus ideas y preocupaciones por la sociedad no sólo iban a ser escuchadas, sino también encontró un lugar donde jóvenes que al igual que ella no ignoraban la pobreza y luchaban por darle solución. Encontró voluntarios conscientes y dispuestos a dar todo de sí, halló una familia que trabaja junta, encontró un TECHO. Llegó el miércoles de la reunión de Campaña Institucional, la cual fue su primera reunión, en la que tomó lo que hasta ahora ha sido la decisión más difícil de su vida. Aceptó ser la jefe de zona de la 72 para la Gran Colecta Nacional, algo totalmente nuevo para ella. Se dio cuenta que hacer parte de la colecta no era algo sencillo, se mostraba ajena a cosas que sucedían, pero sabía que este rol no era sólo un nombre o una diversión, se necesi-

“Encontró voluntarios conscientes y dispuestos a dar todo de sí, halló una familia que trabaja junta, encontró un TECHO.”

taba valor y liderazgo. El miedo al fracaso y a la decepción se fueron apoderando de ella, tanto así que pasó un correo renunciando. Fue algo que la aterrorizó, pero recibió un sabio consejo: “un techero tiene que ser firme en sus decisiones, y seguro ante los demás voluntarios. Igual nunca estará sólo, cuenta con coordinadores y los voluntarios más antiguos que lo podrán guiar”. La joven levantó la cabeza, miró el horizonte y sonrió. Se acercaba el día de la Gran Colecta, fueron días efusivos, las emociones no se bajaban de la montaña rusa, hubo momentos difíciles, de alegría y estresantes. Los voluntarios no aparecían, algunos no parecían motivados, pero aún así, la protagonista de este relato no se desanimó delante de nadie, ya que, sabía que si el faro de su zona se apagaba, los demás bombillitos no prendían. La veía hablando mucho con los coordinadores, pedía consejos, era bastante preguntona, ya me fastidiaba; pero le tenía fe, y ésta mueve montañas y en esos días movió muchas. Llegó el gran día, 12 de Julio de 2013, La Gran Colecta Nacional Techo-Colombia, ¿lo recuerdan?, para mí como para esta chica, fué un día increíble. Se transformó


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“un techero tiene que ser firme en sus decisiones, y seguro ante los demás voluntarios. Igual nunca estará sólo, cuenta con coordinadores y los voluntarios más antiguos que lo podrán guiar”. en una niña de 5 años un 24 de diciembre deseando abrir sus regalos.

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Los voluntarios comenzaron la jornada emocionados, se ubicaron en puntos distantes debido al tamaño de la zona. Yo la veía correr con las bolsas de agua, las Fantas y el bloqueador para los chicos. Terminó el primer día y todos entregaron sus alcancías, se fueron alegres de haber cumplido y orgullosos del peso de sus casitas. El día siguiente fue otro cuento, a todos los veía cansados, pero ¡caray! esta chica quería seguir con la meta. No llegaron todos los voluntarios, por ende la zona se cerró temprano. Los pocos voluntarios que quedaron, se fueron a apoyar otras zonas. Al final, ella se quedó en la Zona 84 y terminó su día en el con-

Fotografía: Andrés Tobón


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teo final, imaginando el compromiso de trabajo que le esperaba al día siguiente. No supo cuánto fue el total de su zona, tampoco cuánto fue el promedio de Barranquilla, pero sabía que había entregado lo mejor de ella, aunque el resultado de ello fuera una hinchazón de pies, unos cachetes “chapetos” y los labios secos del sol ardiente. Esta no es la historia de “una joven voluntaria”, es mi historia; es la tuya y la de muchos otros voluntarios. Puede que la forma de cómo se llega a TECHO sea distinta, que los momentos de la colecta fueran diferentes, pero los sentimientos

y las emociones, son idénticos, al igual que la sonrisa,la alegría, la preocupación y los nervios. Es la historia de todos los voluntarios que llegamos a esta organización con la convicción de que la pobreza no tiene sentido, ignorarla tampoco y la única forma de superarla es trabajando juntos.

“Esta no es la historia de “una joven voluntaria”, es mi historia; es la tuya y la de muchos otros voluntarios.” Fotografía: Andrés Tobón


Consuelo Téllez, una voluntaria modelo Jorge Alemán/ Periodista revista Realidad

Fotografía: Camilo Sánchez


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Consuelo Téllez, una voluntaria modelo

La calle colonial, uno de sus más grandes proyectos, enorgullece a Consu, quien habla con emoción de este logro. A las 11 en punto de la mañana en la oficina de TECHO, se escuchan las pisadas de una mujer de estatura media, cabello oscuro y una sonrisa amable que sube firmemente las escaleras. Con un beso en la mejilla saluda a los primeros voluntarios que encuentra en esa pequeña casa amarilla.

Unos profundos ojos cafés me miraron tímidos por un instante. Más que a entrevistarla, venía a aprender de ella. Para todos los directores, coordinadores y demás voluntarios, Consu, como le dicen de cariño, es un referente de liderazgo dentro de la organización. Los voluntarios lo confirman: ella ha durado en el tiempo, ha estado con TECHO desde sus inicios y ha vivido todas sus transformaciones. Consuelo fue una de las primeras beneficiarias de la fundación en el año 2006, cuando apenas un puñado de jóvenes solidarios comenzó a pensar diferente por el país. “Yo al principio no creía, no confiaba” me dice ella mirándome a los ojos.

Fotografía: Camilo Sánchez


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Al barrio El Oasis, en Soacha, llegaron a hacerle una encuesta. A pesar de su escepticismo, le dijeron que había sido elegida, que pasara los papeles y se le construiría una casa. “En esa época las viviendas eran prefabricadas... Lo más duro fue la preparación del terreno, porque eso me tocó a mí sola”, relata. El 12 de Enero de 2006, después de un largo día, Consuelo contaba con una nueva casa. A partir de ese momento confió.

“Cuando yo vi eso… Me di cuenta que no era la única. Uno piensa que sólo es uno, pero allá me di cuenta que había gente con más necesidad, en peores condiciones”.

Cuando le dijeron que en la oficina de TECHO podría conseguir trabajo, ella no lo pensó dos veces. En Marzo de 2007 empezó a trabajar por días. En aquellos tiempos estaba embarazada de su cuarta y última hija, Laura Sofía, que nacería en junio de ese mismo año. En el trabajo hacía de todo, “hasta los mandados”, me dice con una sonrisa. Fue de esta manera como empezó a hacer parte de esa heterogénea familia, tanto que llegó a ser como la madre de todos, cosa que se confirma con cualquiera que la conozca.

los 18 a los 26, 27 años. Y yo… pues sobrepasaba eso” aclara con risa. Los voluntarios no le dijeron que no.

Llevada por la curiosidad y las ganas de ayudar, Consuelo le preguntó a los voluntarios, en el 2008, si ella podía ir en una de esas jornadas de construcciones: “Yo no sabía sí podía ir, porque se supone que en la fundación se trabaja de

Fue su primera experiencia como voluntaria. 8 días, más de 300 voluntarios, una sola escuela para muchos barrios y 60 viviendas por construir. “Me fui como intendente, aunque en esa época no existía eso como tal, sólo se hacía. Era necesario”. Allí se enfrentó a esa otra cara de la realidad. “Cuando yo vi eso… Me di cuenta que no era la única. Uno piensa que sólo es uno, pero allá me di cuenta que había gente con más necesidad, en peores condiciones”. Con lágrimas en los ojos, ese paisaje se le quedó grabado en la memoria. Fue desde ese momento que Consuelo empezó a ser una


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Consuelo Téllez, una voluntaria modelo

“Hay que hacerle entender a la gente que hay que trabajar, eso hace parte de ser voluntaria. Si las cosas uno no las busca, no las encuentra… Las experiencias a uno le enseñan”

voluntaria comprometida. Asistió a diferentes construcciones, que la han llevado hasta Medellín. Ha sido beneficiaria de los microcréditos y de diferentes planes de educación y capacitación. Hasta estuvo en un curso de informática en la Universidad Nacional y aún hoy los voluntarios le ayudan y le enseñan. “A mí me gusta todo lo que tenga que ver con aprender”, confirma. Sin embargo, lo que más la llena de orgullo es la “Calle Colonial”, como se llamó su gran proyecto. Su semblante se transforma y sus palabras fluyen con convicción. Comenzó a asistir a las nacientes mesas de trabajo con una idea firme en mente: arreglar la calle de enfrente de su

casa. Fue más o menos en Abril de 2012 cuando empezó a insistir con el proyecto. Tuvo que aprender a hacer todo el papeleo. Fotos, firmas, cartas… Aunque lo realmente difícil de todo aquello era convencer a los vecinos, puerta a puerta. “La gente pensaba que no se podía hacer nada”, cuenta. Tras un enorme esfuerzo, lo logró: el 3 de junio de 2012 fue aprobado el proyecto. Salió beneficiada. En un mes concluyó la primera parte: construir los sardineles que ayudarían a proteger el alcantarillado. Sólo faltaba el empedrado. Para terminar, recibió materiales en donación además del aporte de la comunidad. Las siguientes tres etapas del cronograma se cumplieron a cabalidad. La mano de obra la pusieron los vecinos.

“La gente pensaba que no se podía hacer nada”, cuenta. Tras un enorme esfuerzo, lo logró.” El 26 de Mayo de 2013 fue entregada la calle. “El mejor agradecimiento es esto, que usted me esté entrevistando, que haya


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salido en el periódico El Tiempo, que la gente se sienta contenta con lo que hice”, afirma. El proyecto tuvo un efecto dominó. Del mismo barrio El Oasis y de otros barrios, las personas empezaron a acercarse más a la fundación. Pese a todo, Consuelo no se considera una líder comunitaria, no le gusta. Afirma que “hizo lo que hizo por todos y hasta ahí”. “Hay que hacerle entender a la gente que hay que trabajar, eso hace parte de ser voluntaria. Si las cosas uno no las busca, no las encuentra… Las experiencias a uno le enseñan”, afirma Consuelo completamente convencida de lo que dice. Para ella, TECHO es una forma de aprendizaje constante: “TECHO me enseñó a insistir y a persistir: TECHO es una oportunidad”, dice Consuelo resumiendo lo que para ella significa el espíritu de la fundación. Todos los que han pasado por allí, la recuerdan. Indudablemente esta madre cabeza de familia, con sus cuatro hijas, es una modelo para todos los voluntarios. “Ella busca romper con los paradigmas de la pobreza” afirma Maryam, ex-directora de Habilitación Social, “pasó de ser una vecina anónima a ser una persona que puede generar cambio”.

Fotografía: Camilo Sánchez

Consuelo, con una sonrisa y un suave apretón de manos, me dio las gracias. Pero la verdad es que estaba más agradecido con ella de lo que podría imaginarse. La pequeña casa amarilla de la calle 32A con 17 fue el lugar elegido para hablar con ella. La mejor manera para conocer a una persona en profundidad es ir a su casa. Por eso allí visité a Consuelo, porque para ella TECHO es también su casa y su segundo hogar.




La evolución institucional del voluntariado en Colombia. Daniel Esteban Torres/ Periodista Revista Realidad

Fotografía: Cortesía SNV


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“Con los jóvenes está sucediendo algo llamativo y de gran acogida, en donde en medio de una sociedad consumista, superficial, mediática, ellos destinan parte de su tiempo al servicio, al voluntariado y es algo que antes no se veía mucho” El Sistema Nacional de Voluntariado (SNV) Colombia, es una estructura que se ha venido forjando desde 1999, año en el que se comienzan a proyectar leyes para visibilizar la acción voluntaria en Colombia, hasta el 2009, año en el que se conforma el Consejo Nacional de Voluntariado superficie del SNV. El Sistema se puede definir como el conjunto de instituciones, organizaciones de voluntariado y entidades con acción voluntaria, que por medio de sus concejos municipales, departamentales y el Consejo Nacional, se encarga de la caracterización, organización y articulación del voluntariado en Colombia. María Patricia

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Goyeneche, Asesora del SNV, Trabajadora Social y Especialista en Gerencia Social, habló con Realidad y le contó sobre el proceso del voluntariado en Colombia vista de manera institucional. Realidad: ¿Qué es lo más difícil de coordinar y organizar tantas entidades de voluntarios, que en sí ya son grandes por la cantidad de personas? María Goyeneche: Tenemos un sin número de organizaciones con distintas historias, filosofías y maneras de interpretar el voluntariado, pero esto no es una dificultad o un obstáculo, es lograr en medio de todas estas diferencias que tenemos, una identificación de los objetivos comunes y trabajar todos en función de ellos. Somos ya una gran familia y tenemos que solucionar el cómo empezar a engranar y cómo hacer sinergia con todas estas organizaciones, recorrer el mismo camino sin dejar de tener la identidad propia. Obviamente es un ejercicio que hay que seguir trabajando, se debe establecer los objetivos comunes, superar la individualidad, el ego institucional y mirarnos como lo que realmente somos: un colectivo que le aporta al país y supera esos escollos por la historia que tenemos.


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La evolución institucional del voluntariado en Colombia

R: Hay varios tipos de voluntariado, ¿Cuál crees que es el que ha crecido más o que tiene más auge ahora? MG: Varios tipos de voluntariado han venido creciendo. El voluntariado juvenil y universitario es muy interesante, también el corporativo, pero con los jóvenes está sucediendo algo llamativo y de gran acogida, en donde en medio de una sociedad consumista, superficial, mediática, ellos destinan parte de su tiempo al servicio, al voluntariado y es algo que antes no se veía mucho. Por lo general se tenía una visión de que el voluntariado era algo para las personas de mayor edad, como un “check list” antes de morirme y que ya cumplí. Ahora

no, ahora los jóvenes rompen con ese paradigma y se han venido consolidando en las diferentes organizaciones. R: Respecto al proceso histórico que tiene el voluntariado en Colombia ¿Se ha avanzado considerablemente en los últimos años? MG: Yo siempre he dicho que el voluntariado tiene sus orígenes con la historia de la humanidad. Nuestras raíces indígenas poseían ese servicio que antes se daba de una manera más natural socialmente, siempre lo hemos llevado eso en nuestro origen y es importante retomarlo. Sí, ha habido una evolución positiva en ver el voluntariado de una manera más institucional.

Fotografía: Cortesía SNV


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R: ¿Considera que en estos últimos años de evolución el voluntariado se encuentra en su pico más alto o qué hace falta? MG: No, todavía nos falta, por lo que tenemos aún unos grupos de voluntariado de muchos años a veces con dificultades para el cambio. Sabemos que obviamente los cambios no son de la noche a la mañana. Estamos caminando en eso para que el voluntariado se mire de una manera distinta y haga las cosas también de una forma más efectiva sin perder la esencia del voluntariado.

Fotografía: Cortesía SNV

R: ¿Cuál cree que es el enemigo principal del voluntariado en general? MG: Hay muchos enemigos de los cuales se tiene que librar el voluntariado. Primero nunca perder de vista cuál es la razón de realmente hacer voluntariado, porque éste se puede ver permeado por una visión economicista pasional en la cual no podemos caer. Si bien es cierto que estamos hablando de efectividad y cuantificar resultados, no podemos perder de vista eso que nos hace seres humanos que es la gran diferencia con otro tipo de organización. El voluntariado no es mano de obra barata, muchos directivos y personas pueden verlo esta manera. El voluntariado no es sustitución de

puestos de trabajo, entonces eso puede ser un enemigo que gente abanderando el tema, utilicen personas y que los mismos participantes pierdan de vista el objetivo de ser voluntario. R: ¿Qué significa ser voluntario? MG: Voluntario es la persona que ejerce realmente su ciudadanía. Pienso que cuando uno decide ser voluntario, es una decisión tan limpia, que no está permeada por nada, nadie te obliga; decía alguien: “a uno le da la gana ser voluntario”. R: ¿El voluntario nace o se hace?


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La evolución institucional del voluntariado en Colombia

MG: Las dos cosas pueden pasar; hay gente que inspira a otros, de pronto en su vida no lo tenía claro pero vio o escuchó, alguien le sirvió de inspiración y activo el botón. Hay personas que nacen dentro de un medio en donde el ejercicio del voluntariado es tan cotidiano que casi tiene que serlo, no hay opción, nacen con eso. Entonces yo creo que son las dos cosas. R: ¿Cómo ha sido la respuesta tanto social como estatal frente al Sistema Nacional de Voluntariado? MG: Esto lo debemos mirar en su justa dimensión porque somos nuevos, la estructura del sistema sigue siendo frágil. Aquí lo valioso y lo que lo sustenta son las personas que han estado permanentemente sosteniendo este proceso, ni siquiera los recursos con los que hemos contado; ha sido el aporte de tiempo, trabajo y talento de un grupo de personas que ha permanecido trabajándole a esto. Eso es lo más valioso, movido por la cultura de la solidaridad, algo que tiene que ser para mí una epidemia, de eso nos tenemos que encargar nosotros. La respuesta del Estado se vendrá dando al mismo tiempo de que logremos una mejor articulación y

“Somos ya una gran familia y tenemos que solucionar el cómo empezar a engranar y cómo hacer sinergia con todas estas organizaciones, recorrer el mismo camino sin dejar de tener la identidad propia.” una visibilidad. Con la entidad que nos acompaña, hemos hecho un buen trabajo pero creemos que debemos generar muchos más espacios de unión con el Estado. Con la comunidad, creemos que estamos generando poquito a poco conciencia en la gente. Es un proyecto bebé en muchas cosas, creemos que si logramos que haya gente que esté comprometida en unos años, como vemos y queremos que sea el sistema, las cosas van a ser distintas y muchos se van a ir sumando.


Masiva experiencia de construcción en TECHO Camilo Esguerra Sánchez/ Cronista Revista Realidad

Fotografía: Camilo Esguerra Sánchez


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Masiva experiencia de construcción en TECHO

“La realidad solo la conoces en el momento de vivirla.” Una faceta de índole social dominada por un ideal, es sin duda la característica central de esta grata experiencia percibida durante la última Construcción Masiva de TECHO, ejecutada en el mes de Diciembre del año 2013. Allí tuve la ventura de participar acercándome a gente humana y sensible, comenzando con un grupo profesional de jóvenes de diversas edades, vinculados con un objetivo claro: brindar diferentes apoyos a comunidades de alta vulnerabilidad. Desde procesos técnicos, de ejecución en la construcción de viviendas, así como apoyos pedagógicos, proyectos de emprendimiento, asesorías, etcétera, brindan los integrantes de la organización. Los protagonistas son los miembros que conforman las familias, muchas de ellas ubicadas en zonas de gran olvido, de conflicto social, cultural y político, sin duda parte primordial de una gran problemática aferrados a una esperanza de vida digna y carente de rechazo por su condición. Durante mi vida profesional como reportero gráfico, la actividad social

siempre me ha acompañado. Es quizá la herramienta de trabajo que me impulsa a determinar una tarea voluntaria frente a la comunicación. En este caso representada a través de imágenes fotográficas que narren la vida del individuo proyectada en una faceta real y objetiva. Esta Masiva me involucró en el conocimiento auténtico, permitiéndome una vez más dentro de mi profesión, acercarme a la voz de la gente, aceptar un verdadero reto asumido a partir de vivencias ajenas e integrarme en un entorno en pro de solventar una pequeña parte de sus exigencias. Exactamente hablo de brindar mi trabajo físico en la construcción de las viviendas. Recuerdo con agrado la jornada de reunión de la editorial en TECHO con la finalidad de planear las ideas y contenidos de los diversos artículos que se desarrollarían para el siguiente ejemplar, enfocado precisamente en la temática del VOLUNTARIADO. Fue grato en mi caso exponer la idea de elaborar un registro de carácter informativo, con respecto a la más reciente convocatoria del año del 2013 de las tradicionales MASIVAS de construcción. La propuesta fue aceptada de forma unánime y con expectativa y gracias a la aceptación por parte del grupo pude llevar a cabo mi objetivo. Según el cronograma de las actividades,


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se daría a cabo durante 3 días en un fin de semana. Yo nunca había participado en el proyecto, aunque me había informado previamente incluyendo los objetivos representativos en dichas MASIVAS. La primera jornada transcurrió inicialmente dirigiéndose hacia los funcionarios de TECHO para la verificación de la inscripción y entrega de una camiseta para el trabajo. Posteriormente a cada miembro se la asignaba el grupo al cual correspondía laborar para la respectiva construcción. En mi caso me ubicaron con un maravilloso gremio de voluntarios en el barrio la Colina ubicada en la localidad de Soacha. Fue un instante muy agradable para mi, ya que tuve la oportunidad de conocer gente de todas

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las edades y con un enorme compromiso en ayudar a familias que anhelan conseguir una vivienda para forjar un progreso. Pese a las condiciones de clima un poco frío y en horas nocturnas, el trayecto a la comunidad fue todo un reto y a su vez un espacio para conocer más a los compañeros de la actividad. Se observaban estudiantes y profesionales precisamente aportando ideas y rescatando experiencias útiles para la MASIVA, todos con una sencillez aferrados a la colaboración al prójimo, lo cual fué un comienzo extraordinario. Sin duda uno de los aspectos más gratificantes fue aquel momento donde llegamos al barrio y nos ubicamos todos en un salón comunitario de dos pisos, donde el significado de unión se expresó Fotografía: Camilo Esguerra Sánchez


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Masiva experiencia de construcción en TECHO

apartándonos de nuestras condiciones sociales e ideológicas y creando una sola fuerza que nos identificó constantemente durante los días de ejecución. Aquí me di cuenta que la juventud vale mucho y el estereotipo que la sociedad tiene e que es ser desinteresados y desconectados, definitivamente es falso. Quedaban dos días de construcción y temprano en la mañana me ubicaron en un grupo de 6 voluntarios, que debo recalcar de manera objetiva, que fueron unos verdaderos compañeros ya que gracias al interés que cada uno implantó, logramos levantar un proyecto de alta envergadura como es montar una vivienda. Fueron días que la

solidaridad y el empuje hicieron del grupo, un ejemplo de vida. El aprendizaje no fue en sí la vivienda aunque su trascendencia hace parte de ella, sino en el aprendizaje humano de cada uno de los voluntarios. El equipo trabajó duramente horas enteras, eso me recordó a cientos de trabajadores del oficio de construcción ya que realizan jornadas durante años enteros. Sudar, tener dolencias musculares, soportar altas temperaturas, fueron características del trabajo de construcción. Sin embargo, la organización y el deseo de armar una estructura nos propiciaba un deseo ferviente que mantuvimos hasta el final. No puedo dejar de hablar de la familia beneficiada, quienes desde Fotografía: Camilo Esguerra Sánchez


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el primer día nos brindaron un cariño afectuoso por cada uno de los miembros que la conformaban. Don Alex, padre cabeza de familia fué nuestro apoyo durante toda la construcción. Él nos asesoró e incluso trabajó con nosotros en todo el proceso. Hay que comentar que Don Alex es constructor de obras y siempre estaba dispuesto a remitir su ayuda en momentos complejos. Sus consejos nos alentaban a continuar con una enorme satisfacción. La felicidad llegó en el momento de culminar el trabajo. Ver aquella familia proyectando una escena de alegría absoluta, justo en el instante donde se les entregaba su vivienda. No puedo describirla totalmente en palabras, la emoción mezclada con una sensación de afecto, brota en esos momentos y el corazón palpita rápidamente. Dicho momento se transformó en la unión mediante risas y abrazos, dándome cuenta lo maravilloso que es reunirse en una obra con un fin común. Como ser humano este tipo de sensaciones hacen que crezcas y ames la vida, y uno se encuentra en el mundo para compartir y repartir - más que una palabra un canto de alegría. TECHO me abrió más los ojos e incluso me ha

Fotografía: Camilo Esguerra Sánchez

enseñado que alrededor nuestro muchas voces necesitan nuestra solidaridad.

La felicidad llegó en el momento de culminar el trabajo. Ver aquella familia proyectando una escena de alegría absoluta, justo en el instante donde se les entregaba su vivienda


Voluntariado, una acción que te cambia Camila Andrea Murcia Gutiérrez/ Voluntario TECHO.

Fotografía: Voluntariado TECHO


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“Soy voluntario no porque mi trabajo no valga, sino porque vale demasiado” -Anónimo

El pasado 5 de diciembre se celebró a nivel internacional el Día del Voluntario, que nace gracias a la Asamblea Nacional de las Naciones Unidas. La conmemoración se ejecuta desde 1985, año en el cual se invitó a cada uno de los gobiernos a homenajear al trabajo del voluntariado. Gracias a lo anterior, en el mundo existen gran cantidad de instituciones, programas y fundaciones que tienen como propósito aportar a la sociedad mediante el voluntariado. Es por eso que se reconoce dicho esfuerzo y se les dedica un día a quienes trabajan y luchan a nivel mundial contra problemas sociales, que a primera vista pueden parecer mínimos pero que en realidad perjudican cada vez más. Por lo tanto, en el Día Mundial del Voluntariado es de vital importancia resaltar a los protagonistas de tan

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ardua y agradecida labor, es decir, los voluntarios, quienes compartirán algunas de sus experiencias en este campo. En Colombia existen más de 530.000 voluntarios que luchan en contra de los problemas tales como la pobreza, el abandono y el hambre. Estos factores son primicia en un país como el nuestro, pues en todo momento se quiera o no, un ciudadano tiene que ver cómo la falta de oportunidades acecha vidas, ilusiones, pensamientos, ideales y demás. No obstante, es posible no solo contar con almas caritativas, sino también con personas que sienten, que sufren, que por decirlo así se ponen en los zapatos de quienes tienen que vivir en carne propia el rechazo social. Para comenzar con las historias de varios voluntarios y de una entidad en especial, es válido resaltar la labor que han hecho y que hacen actualmente estos personajes que principalmente tienen como fin el trabajo por una sociedad mejor. Por ejemplo la Fundación Salvemos a Cristian, una fundación sin ánimo de lucro formada en Bogotá con dos sedes: una con el comedor comunitario, en el barrio Buenos Aires en la localidad de San Cristóbal y la otra en la casa hogar


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Voluntariado, una acción que cambia la vida

en el barrio Eduardo Santos de la localidad de Los Mártires. Esta fundación trabaja en pro de la población infantil en alto riesgo, y contribuye a través del compromiso al desarrollo integral de los niños, a brindar modelos nutricionales y formación académica para un futuro mucho más digno. Carolina Gutiérrez Pineda, Trabajadora Social de la fundación, expone cómo es la ejecución del voluntariado, más que todo desde un aspecto profesional, ya que el enfoque o la posición que toma Salvemos a Cristian es la de una lucha que muy difícilmente en Colombia se cumple sin que haya un fin lucrativo.

Finalmente la fundación valora el voluntariado recibiendo con gran alegría a quienes ejerzan estudios enfocados a las áreas sociales, psicológicas y humanas. Es por eso que Salvemos a Cristian, realiza una convocatoria con el fin de consolidar un departamento de voluntariado para las dos sedes de la fundación ya mencionadas. Su estructura está consolidada como si fuese un trabajo común y corriente aunque sea para ejercer el rol de voluntario. Este papel es un aspecto importante ya que todo tipo de ayuda que llega, ya sea a la casa hogar o al comedor es bien recibida. Esta es una continua lucha contra fenómenos que día a día acaban con la sociedad, y en

Fotografía: Voluntariado TECHO


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este caso con el futuro del país que son los niños. Para la siguiente historia tomaremos la experiencia de un joven que realizó su primer voluntariado con TECHO, en la construcción de varias casas en el sur de Bogotá. Mateo Velásquez Esparza, fue voluntario en las construcciones Masivas de TECHO en la escuela Altos del Pino en el barrio Altos de Cazuca ubicado en la localidad de Ciudad Bolívar. Según él, aprendió a ver la vida de una manera totalmente distinta: “Lo que más me gustó de ser voluntario fue que le hallé nuevos sentidos a mi vida, nuevas razones para sonreír, estaba buscando un nuevo sentido para a mi vida y creo que lo encontré. Nunca había sentido que un sacrificio tan grande y extenuante fuera tan agradable. Estoy dispuesto a seguir sacándome ampollas, aguantar dolores de hombros, cabeza, espalda...todo por seguir viendo la alegría de esas familias.” Por último, con sus palabras demuestra sentimientos que pocos conocen hasta que conocen la maravilla de ser VOLUNTARIO. La experiencia que una persona adquiere luego de ser voluntario, se ve reflejada no solo en las casas construidas o en el tiempo invertido. También se ve en aquellas

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“Nunca había sentido que un sacrificio tan grande y extenuante fuera tan agradable. Estoy dispuesto a seguir sacándome ampollas, aguantar dolores de hombros, cabeza, espalda... todo por seguir viendo la alegría de esas familias.”

marcas que quedan en el cuerpo, con esto no me refiero a heridas, sino por el contrario, rastros que quedan como la prueba oficial del “deber cumplido” con las comunidades menos favorecidas que como todos sabemos es el propósito de un voluntario, en este caso, el voluntario de TECHO.


Retos del Voluntariado

Andrés Méndez/ Director Nacional de Formación y Voluntariado .

Fotografía: Daniel Mendoza


Realidad

TECHO es un referente en temas de voluntariado o al menos así nos reconocen al involucrar a miles de jóvenes en la experiencia. A las organizaciones sociales les sorprende que en un fin de semana cientos duerman en colegios de los barrios para colaborar, les sorprende el compromiso y el orgullo que sienten con decirle a la gente lo que hacen. ¿Cómo hacen? ¿Qué tengo que hacer para tener gente comprometida y responsable? ¿Cómo capto las personas? La verdad es que falta mucho por aprender y mejorar. Las dinámicas de voluntariado varían de acuerdo a los procesos culturales de las universidades, colegios y coyuntura social. Actualmente la heterogeneidad de nuestra sociedad lleva a la carencia de una visión compartida, a la falta de espacios para crear soluciones y los grupos grandes se vuelven difíciles de gestionar. Compartir Motivación La motivación es subjetiva, una persona puede llegar por altruismo (común), necesidades académicas y profesionales (más común) o simplemente por cuestiones personales (aún más común). Lo importante es que detrás de las diferencias exista un común denominador.

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En nuestro caso, las comunidades (en situación de vulnerabilidad y pobreza) son ese articulador. Voluntarios de Colegios, Universidades y empresas pueden llegar por cualquier razón, pero se quedan por los vínculos que han formado con las comunidades. En cada actividad se busca involucrar a la comunidad desde el trabajo previo. Trabajando codo a codo creen en el cambio y ven que juntos pueden lograrlo. Al final todos terminan siendo voluntarios de una misma causa, independientemente de quien necesita ese resultado. En la comunidad TECHO encontramos una llama que es fundamental y base para lo que somos. Esta llama está por encima de la organización misma, y gracias a ella marcamos un sello en lo que hacemos. Generar un ambiente para la innovación social. Vladimir vive en Rincon del Lago, Ciudadela Sucre, Soacha. Vlado, como se conoce en TECHO,dictó un curso de panadería a varias comunidades. Casos como el de Vlado se ven cada día cuando el voluntario desde su experiencia (independientemente de su condición) aporta soluciones creativas a problemáticas que se viven en la sociedad. En las organizaciones sociales se


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Retos del voluntariado

debe brindar un espacio a la comunidad, en la que puedan escuchar, proponer y co-crear grandes iniciativas junto a otras personas. Eso también implica que el voluntario sienta que su opinión importa, que tiene libertad de creación pero que eso también implica una responsabilidad. En estos espacios la gente comienza a cuestionarse sobre las causas de la pobreza y a buscar soluciones innovadoras. La energía y compromiso del voluntariado nos demanda ser una organización que se repiense con ellos cada día, una que esté dispuesta a retos nuevos. Hoy entendemos que la edad, el nivel de educación, no son determinantes para ser un agente de cambio. Nuestro modelo de

intervención comunitaria se basa en la búsqueda de soluciones con la comunidad. El voluntariado entendido como comunidad se vuelve una ola de transformación social. Gestionar adecuadamente las personas Aunque todos tenemos la llama, esta se puede apagar. El por qué de esto se encuentra en los malos procesos de gestión y acompañamiento, ya que hacen que el voluntario pierda el interés en participar .Como TECHO que es una organización que se encuentra en 20 países, 5 ciudades de Colombia y más de 50 comunidades en Bogotá, requiere un adecuado proceso de gestión humana.


Realidad

Un adecuado proceso de inserción y acompañamiento de voluntarios permite: acercarse a ellos, entender sus necesidades y crear espacios en los que se promueva la innovación social y se mantenga la llama. Es un reto organizacional tener sistemas de gestión y monitoreo sobre cientos de voluntarios que tienen diferentes responsabilidades. En carencia de estos procesos las personas se pierden en el camino, no son capacitados debidamente, o simplemente se dan cuenta que ese no es su espacio. Con buenos procesos de gestión y acompañamiento, se potencia la capacidad de los equipos y personas de crear iniciativas pues se sienten motivados. Su visión se vuelve mucho más fuerte, se vuelven buenos líderes y fomentan herramientas para cumplir sus metas. ¿Y la captación? Los retos del voluntariado es despertar esa la llama y mantenerla mientras se potencia a las personas. Si la llama es grande, la captación se vuelve un proceso inherente a la misma organización. Voluntarios comprometidos y entusiasmados, son voluntarios que vinculan a sus amigos y que además tienen la creatividad de

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llevar su experiencia a los lugares donde conviven cada día. Claramente se necesita una visión estratégica de cómo, quién, cuándo y dónde captar, pero nunca será potente si no hay personas que convencidas llevan sus experiencias a los demás. Las organizaciones que buscan voluntarios explicando lo que hacen y cómo lo hacen, nunca serán tan efectivas que aquellas que simplemente dicen por que lo hacen. El voluntariado actual busca una experiencia en la que se nutre personalmente, pero también busca un valor agregado que le permite ser mejor profesional. Este vive en carne propia aprendizajes de liderazgo, de interacción comunitaria, gestión de proyectos, campañas y lo más importante, entiende que la pobreza no es algo natural y que sin importar donde este, siempre podrá hacer algo para solucionarla. Lo importante es recordar que sin importar los retos que una organización o comunidad presente, estos podrán ser superados si en conjunto se trabaja activamente para resolverlo.


Voluntario: un compromiso de coraz贸n Emilio Aguas/ Coordinador Digital TECHO

Fotograf铆a: Emilio Aguas


Realidad

Cuando pensamos en el trabajo como voluntario, creemos que simplemente estamos ayudando a mejorar una situación adversa para nuestra sociedad, pero tal vez la idea de una sociedad mejor va más allá de ayudar, es mejor que entendamos que no se trata de una ayuda sino un trabajo en equipo donde el voluntario crece como persona y entiende que a los problemas se les debe enfrentar con pasión disciplina y determinación, para así encontrar las soluciones adecuadas. Ser voluntario puede cambiar tu vida. Te ayuda a entender mejor a los demás y a ver tu trabajo, que tal vez creas que no es mucho, en realidad lo es. Trabajando juntos se ven grandes resultados, el trabajo es arduo y constante. Acontinución te mostramos como se vive el voluntariado.

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Johana Pachón. Fotografía: Emilio Aguas

¿Cómo vives el voluntariado? Pablo García Jaramillo: llevo como Voluntario 3 meses, soy estudiante y quería hacer algo con impacto social y que me diera satisfacción personal, cuando termine mi servicio social quiero seguir siendo voluntario.

¿Cómo vives el voluntariado? Johana Pachón: soy Voluntaria en TECHO hace 4 meses y trabajo como Coordinadora para el barrio San Martín, ser Voluntaria en TECHO me ha permitido tener un mayor convivencia con la comunidad y ayudar a integrar a los líderes de la comunidad.

Pablo García. Fotografía: Emilio Aguas


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Voluntariado un compromiso de corazón

¿Cómo vives el voluntariado? Natalia Castañeda: soy Voluntaria hace ya 2 años y ahora me desempeño como la Directora de Colegios para TECHO: Es un impacto real de carácter humano, detrás de este trabajo hay una logística que no siempre se ve y sin ella las construcciones no serían posibles. Diego Rodríguez, Esteban Hernández, Pamela Peñalosa, María Paula Castañeda, Gabriela Silva. Fotografía: Emilio Aguas

¿Cómo viven el voluntariado? Diego Rodríguez, Esteban Hernández, Pamela Peñalosa, María Paula Castañeda, Gabriela Silva: Somos Voluntarios por primera vez y hemos aprendido a valorar las cosas que tenemos, esto no es solo servicio social es un compromiso y nos deja ver los resultados de una manera más directa. Natalia Castañeda Fotografía: Emilio Aguas

Diego Rodríguez, Esteban Hernández, Pamela Peñalosa, María Paula Castañeda, Gabriela Silva. Fotografía: Emilio Aguas

Voluntarios Techo. Fotografía: Emilio Aguas


Realidad

Sopa de letras El Voluntariado

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Sudoku



www.techo.org/colombia


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