Poesía Atlántica

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POESIAATLANTICA

DO

LAL peer MINISTERIO DE CULTURA

NICARAGUA


POESIA ATLANTICA


POESIA ATLANTICA Introducción de Lizandro Chávez Alfaro Selección de Julio Valle-Castillo

Colección Popular de Literatura Nicaragüense

MINISTERIO DE CULTURA NICARAGUA


POESIA ATLANTICA Primera Edición:

1980

.

Ea la Carátula:

Pintura de JUNE BEER

Publicaciones Ministerio de Cultura Managua, Nicaragua


CRITERIO DE EDICION BAJO EL TITULO de Poesia Atlántica se recogen aquí los textos de los poetas

originarios

de esa zona de Nicaragua:

ya

primitivos, anónimos, en sus formas dialectales; ya contemporáneos, que escriben en español.

Asimismo se reunen los textos de

los poetas del Pacifico, que, turistas y por su propia tierra, se han deslumbrado y sueltan el canto ante ese otro costado nacional: maritimo, fluvial y negro. Claro está que clasificar los poemas por regiones o naciones es una clasificación imprecisa, movediza y más en el continente hispanoamericano que es vario, pero uno, en lengua e historia. A lo sumo podemos hablar de poemas cuyos tópiccs o motivos y lézico acusan un contexto expreso, determinado. De aquí que Poesía Atlántica sea sobre todo y ante todo, la que habla del y desde el Atlántico; porque una poesía del Caribe

nicaragüense propiamente dicha acaso sólo sería la escrita en un . inglés criollo y en los dialectos, que, por desgracia, ya se están extinguiendo. De aquí, pues, que ésta sea una selección primi

genia (genio primario) y temática.

Partiendo de tal entendi-

miento,hemosrepartido lospoemasen tresparcelas: I. - Los

Cantos AncestralesII. - LosCantosPropiosy III. - Los Cantos Deslumbrados. Comenzamos Los Cantos Ancestrales con las canciones mosquitas o mískitas. por tratarse del grupo étnico predominante, siguen las canciones sumas, ramas, caribes o garif y concluimos con las Canciones del Palo de Mayo, negristas y casi exclusivas de Bluefields. Cabe hacer notar que estas composicioncs breves,

7


rituales y orales, han ejercido una poderosa atracción sobre los poetas nicaragüenses, desde Rubén Darío ("Canción mosquita" 1884) hasta el joven Alí Aláh ("Uro Palaya", 5 Poemascosteños, 1977), pasando por Francisco Pérez Estrąda, Pablo Antonio Cuadra, Alberto Ordóñez Argüello, Ernesto Cardenal y Jorge Eduardo Arellano. Por tanto, hemos preferido reproducirahora sus versiones y recreaciones, más que los supuestos originales, Estímulo y reinvención. Se presentan, pues, los textos miskito8 según Ernesto Cardenal en su Antología de la poesía primitiva (Madrid, Alianza Editorial, 1979); los sumos, ramas y caribeso garif tal y como los entrega Jorge Eduardo Arellano en sus25 poemas indigenas de Nicaragua (Managua, Departamento de Humanidades de la UCA, 1977), no sin indicar, al calce decada una de ellas, la fuente bibliográfica inicial y el nombre del traductor o recolector; y las Canciones del Palo de Mayo consus reepoectivas notas al pie, fieles al Muestrario del Folklore Nica ragiiense (Managua, Ediciones del Banco de América, 1978), de

Pablo Antonio Cuadra y Francisco Pérez Estrada. Los Cantos Propios son las piezas de tres poetas nacidos en

la Costa Atlántica. A diferencia de Los Cantos Ancestrales, igualmente propios, estas piezas han dado un salto cualitativo, de la

oralidad a la escritura,

con un

deliberado

propósito de

realizar la creación verbal, moderna, personal, atlántica-caribeñaDueños de su identidad y aprovechando las letras del Palo de Mayo, los mitos telúricos y raciales de la región, recreando las costumbres y el paisajey negrista, o sea, gentilicia e inaugural.

denunciando su situación explotada y marginal, David Mcfield (Puerto Cabezas, 1936) y Carlos Rigby (Laguna de Perlas, 1945) irrumpieron en el panorama de la literatura nicaragüenses de las

últimas

poctas

de

décadas, como

"color":

negros

entre lúdico y terrorista,

de

la

novedad

raza.

Alí Aláh,

de los dos únicos

Posteriormente

surgió,

seudónimo de Santiago A.

Navas (Bluefields, 1955- San José, Costa Rica, 1978), çonsus ya citados 5 Poemas costeños.

Cerramos la sección con Santos

Cermeio (Masaya, 1903), aunque rompamos el orden cronológico que empezábamos a observar. Maestro de Mcfields y Rigby y compilador de poesía y música popular de Bluefields, Cermeño


va de la fascinación, del deslumbre -típico de los poetas del Pacifico ante el Atlántico a la asimilación, a la aclimatación. Suerte de poeta-puente, de poeta de tránsito o de transición; en él se funden y confunden los cantos del Atlántico y los del Pacífico y en él arranca la nueva poesía del Atlántico, mejor dicho, cierta poesía del Atlántico: la de Bluefields, que es una poesía inscrita estilisticamente en el movimiento negrista de las Antillas, que tuvo su mayor auge en los añños treinta y su mejor expresión en la obra de Nicolás Guillén. Véanse los temas, el ritmo, las onomatopeyas y las jitanjáforas en los dos poemas de Cermeño, "Palos de Mayo en Bluefields" y "May Pole in Bluefields" y su libro, "Cañamazo, poemas de Bluefields" (Managua, Imprenta Democrática, 1954). Los Cantos Deslumbrados son los textos de los poetas del Pacifico que han llegado al Atlántico en distintas épocas: unos en calidad de desterrados, como Manolo Cuadra, febrero de 1937,

otros en calidad de viajeros, y se han deslumbrado ante el paisaje humano, fluvial y urbano ,ajeno, exótico y nicaragüense: negros y negras, el Escondido y el Rama, Bluefields. Para Ernesto

Cardenal, Ernesto Gutiérrez y Mario Cajina-Vega la iluminación, el relámpago poético se los ha lanzado la leyenda y la historia caribe (los tesoros piratas, la Mosquitia, los puertos de bananos). Bluefields, como tema literario, es patrimonio de la poesía nicaragüense de los sesenta, acaso entusiasmada además por las camaderería de Mcfield y Rigby. Bluefields constituyó todo un

leit motiv.

Alli quedan poemassensuales, lúbricos, plásticos y

testimoniales. Pensamos en los 7 poemas Atlánticos (Managua, Librería Cardenal, 1968) de Iván Uriarte, en Bluefields de La

vida hurtada (Masaya, Editorial Nicaragüense, 1973) de Fanor Téllez, y en múltiples piezas dispersas de Vida Luz Menéses, Leonel Rugama, etc. Los once poetas que configuran esta tercera parte vienen en disposición cronológica y cuando se les ha esco gido más.de un poema, los poemas se ordenan cronológicamente también. Todos los poemas ya fueron antes publicados en los libros de sus autores, los únicos inéditós son tres textos de Santos Cermeio, infaltables por su excelencia; los únicos aparecidos en suplementos culturales y no en libros son, el de Fernando Silva,


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INTRODUCCION El Este de Nicaragua ha sido objeto de innumerable espe culación

en

todos

los

sentidos.

Su

realidad

se

tergiversa,

se

confunde, se pierde en el prejuicio o la negligencia. Qué ha sido, qué es, a fin de cuentas, eso que llamamos la costa atlántica, con supuesta precisión geogrática pero también con la más ruda vaguedad en cuanto a su contenido específico? Desde tal rudeza, resultaría increíble que ahí ha habido alguna clase de sedimenta-

ción cultural, y más todavía, que tiene realidad literaria, como vivencia, tema, paisaje, lenguaje. Impedimento mayor para asumirla, es la escasa o nula noción de sus procesos en el tiempo, por lo que resulta obligado presentarlos siquiera a grandes rasgos.

Firme como, realidad histórica y a la vez oscilante entre el mito y la práctica, nuestra Costa Atlántica ha sido tanto tierra de promisión como pudridero de explotados, escenario de indoblegables insumisiones como estribo de serviles y traidores; vasto venero de materias exportables como criadero de callada miseria. Pero pisoteada o inalcanzable,

pertenece a esa porción de

América que arqueólogos y antropólogos llaman Centroamérica Inferior, Area Circuncaribe o Area Intermedia. Inferior por su posición meridional con respecto al mundo maya-tolteca; inferior por el escaso asentamiento agrícola que la diferenció de la florida Mespamérica, cuyo límite sur es una linea imaginaria que corre 11


del puerto de Trujillo, en Honduras, hacia los grandes lagos de Nicaragua, y de aquí hasta el Golfo de Nicoya, en Costa Rica.

Al Este de la discutida línea se extiende esa muy otra parte de Nicaragua, geológicamente tan nueva que hace apenas quince o veinte millones de años yacía bajo las aguas del Mar Caribe; culturalmente

tan

antigua

como las hachas

monolíticas o las

máscaras funerarias mezcla de oro y arcilla (1) llevadas desde el Sur a los puertos de intercambio que marcaban la ruta marítima que en tiempos prehispánicos iba "desde la desembocadura del Rio San Juan hasta el Golfo de México rodeando Yucatán'". (2) A este respecto dice Lothrop que "Las pocas noticias históricas que tenemos indican, en su totalidad, la existencia de un comercio organizado tanto por tierra como por mar, como son lasreferentes a las facilidades de puertos en Nicaragua y Yucatán... " (3). Por esta Area Intermedia entre Mesoamérica y la Zona Andina Central, pasaron el pedernal y la miel, el cobre y las plumas, el jade y el oro; pasó todo lo transitorio, pero quedó el duradero residuo de las lenguas de origen chibcha: miskito, sumu, rama, según los entendidos; quedaron los alimentos esenciales: la yuca y el pejibaye. Todo esto pasó o se detuvo en un teritorio donde nunca hubo ciudades-estados ni centros ceremoniales porque la tierra misma lo impedía. No pudo haber sociedadesagríco las sedentarias y las consecuentes aglomeraciones urbanas en suelos impropios para producir más alláá de tres cosechas conse

cutivas. Sin embargo, aún en su aparente precariedad de tierra reciente, situada al otro lado de los fáciles suelos constituidos por

materiales volcánicos, pero de frente al Mar Caribe-llave uni versal-fue mil veces codiciada y evocada con cualquiera de sus nombres. Qué nombre tendría para los pochtecas (comerciantesespías del imperio azteca) infiltrados hasta el puerto indigena de Nito, que desde la desembocadura del Rio Dulce, en Honduras, tendían sus escrutadoras miradas hacia el Sur? Qué misión ulterior desempeñaba esa colonia de aztecas que los estudiosos ubican en la desembocadura del Río San Juan, pares de los sigua (extranjeros, nahoas) enclavados todavía más al Sur, en el Valle 12


Talamanca? Qué parte jugaba nuestra Costa Atlántica en el gran proyecto expansionista del Imperio Azteca?. Doris Stone concluye su obra El Hombre Pre-colombino Encuentra Centroambrica con estas líneas: "Si el descubrimiento del Nuevo Mundo se hubiera retrasado cien años, quizá el territorio azteca se hubiera extendido desde México hasta el norte de Sudamérica y dos de las más altas culturas del continente, la azteca y la inca, hubie-

ran tenido una frontera común al este del istmo centroamericano" El tiempo y sus anticipaciones nos salvaron de ese imperio, pero no así de los que vendrían, más extrafñios y exterminadores, progresivamente arrebatados en competencia de voracidad, pero todos predicando su calidad de donadores de civilización.

Si la naturaleza ya había trazado sus linderos, la blanca y cristiana furia post-colombina vino a recalcar las dos vertientes de nuestra geografía. Si la Nicaragua volcánica y lacustre quedó marcada por la aplastante huella hispánica, la selvática fue objeto de dos codicias que irremediablemente la configuraron hasta hacer de ella (llamárase Mosquitia, Reserva o Costa Atlántica) un país incrustado en el otro.

Entre pleitos de reyes y reinas inglesas y españoles; entre dimes y diretes, golpes y astucia, robos y venganzas de sus capitanes, rezos y blasfemias

pronunciadas en español o en inglés,

entre arreglos y desarreglos del juego monárquico, del gran negocio imperialista, aquí en el Este de Centroamérica iba surgiendo la nomenclatura colonial: El Petén, La Taguzgalpa, la Mosquitia, La Talamanca. Más concreto aún, se conformaba en La Mosquitia un país multilingüe, multirracial, protestante, semiacuático, verde por cualquiera de sus lados, y saturado de recursos naturales. Era una realidad no solamente distinta sino que contrastada de vertiente a vertiente, un hecho surgido de la beligerancia que no aplacaba ni los Tratados de Aix-la-Chapelle (1748), de París (1763), de Versalles (1783), y en la que España retrocedía. Del retroceso precisamente, son testigos el vacío español en que avanzaba la eficacia y la celeridad británicas. En 1629, desde la base de las Bermudas, el Capitán Sussex Cammock "descubría" las islas de San Andrés y Providencia. En 1630 se formaba la 13


Providence Company. Apenas tres afños después (1633), elmismo Cammock encabezaba una expedición comercial que desembarcó en Cabo Gracias a Dios y

entonces, porque lo

probablemente

acompañaban

dos

en

Bluefields desde

holandeses:

Abraham y

William Blauvelt. Con su nombre anglicanizado, Abraham Blauvelt bautizó el puerto de Bluefields. (4). Desde 1631 había en la isla de

Providencia un contingente

de 91 colonos ingleses y muy pocos afños después estaban provistos de cuando menos cuatrocientos esclavos negros. Importa esto porque la expedición de Cammock no fue un simple viaje de negocios, sino que el principio de una ocupación. Varios de los expedicionarios se instalaron en los márgenes del Rio Coco y del Rio Escondido como plantadores de caña y añil, a la vez que cortaban maderas tintóreas, con sus respectivas dotaciones de

esclavos negros trasladados desde las antillas menores, imprescindibles para los duros trabajos que las comunidades indigenas, libres e insumisas, se negaban a realizar.

Importa más tpdavía porque señaló el principio de unapelea de más de tres siglos entre la corona española y la corona britá-

nica por poseer La Mosquitia, y en la que fue factor determinante la población autóctona. Fue ella la que entre la prepotencia española manifestada en acciones punitivas y avances disfrazados de misiones evangelizadoras, y la alianza propuesta por los ingle

ses, eligió esta última como mal menor, para terminar creando

una especie de interdependencia en la que

Inglaterra aportaba

sus vieios y los autóctonos su vocación guerrera.

El pacto quedó

sellado con la coronación del Rey Miskito Jeremy I, en 1687. (5). Puede parecernos un acto de ópera bufa la imagen del Duque de

Albemarle imponiendo solemnemente en la cabeza de Jeremy I un sombrero galoneado y

ofreciendo

un

pergamino con el primer

tratado de amistad, pero ahí śe esbozó un

porvenir en que la

Costa Atlántica sería la otra cara de Nicaragua, orígenes de su población,

por su

arquitectura,

distinta por los por su folklore;

donde miles y miles de hombres y mujeres hablarían idiomas

extraños y no por ello menos nicaragüenses. 14


Nada de esta esencialidad fue modificada por el tratado Clayton-Bulwer, firmado el 19 de abril de 1850 entre los Estados Unidos y Gran Bretaña, en el que se pretendía decidir el destino de Centroamérica, y que en su primer articulo mencionaba a la "Costa de Mosquitos" ni por el Tratado de Managua de 1860, en el que Nicaragua y la Gran Bretaña convenían en la cesación del protectorado británico y la creación de la Reserva Mosquita. Tampoco fue modificada por el decreto del 12 de febrero de 1894, en que el Inspector General de la Costa Atlántica, Rigoberto Cabezas, desconocía a las autoridades de la Reserva, consumando

así la llamada Reincorporación de la Mosquitia. En todo caso, la Reincorporación alteró ciertos términos de la explotación, y con ello acentuó la multiplicidad característica de la región. Desató la migración interna, de la vertiente del Pacifico hacia la del Atlántico, y los indios y criollos vieron instalarse entre ellos a quienes llamaban "españoles", aunque de esto no tuvieran más" que el idioma: lo suficiente para agregarle un tercer elemento a lo que ya era una particularísima instancia de superposiciones. La superposición del español no afectó en mayor grado la continuidad de las otras lenguas madres para la heterógenea población costeña: miskito, sumu, rama, inglés criollo. Si la lengua rama está a punto de extinguirse se debe a razones muy distintas a la presencia del español agregado por la Reincorporación.

Para el poder centralista de la clase dominante que heredó la Costa Atlántica, esta heterogeneidad no era más que el equivalente de su irredimible marginalidad, de su condición de propiedad

alquilable, apenas digna de uno que otro gesto paliativo. La misma denominación de Costa tiene algo derivado de una lejanía mental, de extrañeza interpuesta, de la segregación congénita a un sistema que ha encontrado su fin en el triunfo de la Revolución

Popular Sandinista. Es su voluntad popular y por tanto unificadora la que viene a abolir las categorias de centralidad y marginalidad; es su cualidad liberadora la que ha puesto en movimiento todas las energías 15


necesarias para conocermos y reconocernos.

stamos ahora en e

primer gran recuento de valores, libre y orgullosamentemanifea tados desde todas las partes del país, con la certeza de quela palabra nación ha dejado de ser la fachada de un territorio ena jenado para convertirse en expresión real de la viva atmósfera donde se configura el nuevo nicaragüense. Como

organismo

activador

de

nuestro

renacimiento, el

Ministerio de Cultura entrega al pueblo de Nicaragua estavisión sucinta de lo que poéticamente ha generado desde la ternura, a alegria o el asombro, el inusitado Este de la patria.

Lizandro Chávez Aljao

NOTAS: (1)

STONE, DORIS: Cambridge

Pre-Columbian Man

Massachusetts,

U.S.A.,

Finds

Peabody

Central America

Museum

Press, 1976;

p. 12.

(2)

CHAPMAN, Prehispánica

ANNE M.: Puertos de Intercambio en Mesoamériea Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.

1959; p. 65.

(3)

LOTHROP s. K.: Peabody Museum,

Archeaology of Southern Veraguas, Panama Harvard

University,

1950; p. 89.

(4)

FLOYD, TROY S.: The Angln-Spanish Struggle for Mosquitu. The University of New México Press, 1967; p. 19.

(5)

Ibid; p. 62.

16.


I

LOS CANTOSANCESTRALES


CANCION "MOSQUITA" Káker miren nene, warwar páser y amne Krouckan...

(Ayón, Historia de Nicaragua, t. I). Lejos me voy de ti, querida niña. Cuándo nos volveremos a encontrar, vagando nuevamente por la orilla del azulado mar? Siento que soplan, que mi sien orean ya las auras marinas, al pasar,

y a lolejosescucho, melancólico, del trueno el retumbar.

La luz, arriba del lejano monte, veo que alumbra lo que abajo está con sus claros fulgores; pero ay duelos! tú a mi lado no estás.

Tengo mi corazón triste y lloroso, y desolado vivo en mi dolor... Tengo mi corazón lloroso y triste,

querida niña... ¡Adiós!

Versión:

Rubén Dario.

19


MISKITOS Mi nifia: cuando pasees con tus compafñeras y haya neblina en la bocana del río y el olor del pino se sienta en la montaña pensarás en mí y dirás: amigo, es cierto que has partido?

Oye, compañero, no te veré más?

Muchacha, estoy triste por ti. Recuerdo el olor de tu piel. Quisiera recostar mi cabeza en tu regazo, pero estoy solo, recostado bajo un árbol, oyendo únicamente el ruido del mar. El oleaje revienta mar afuera: pero no oigo tu voz.

Me iré lejos de ti. Mi tristeza es muy grande. Voy a conseguirte cuentas de colores.

Cuando venga te traeré ropas y estará soplando fuerte el viento del Este.

Pronunciaré tu nombre con tristeza.

20


Pensé que un pez saltaba, pero era su remo que chapoteaba.

Pensé que mi amor pescaba, pero mi amor partía. Ya nunca más la veré Por su mirada lo sé.

Ya nunca más la verél

Versiones:

Enesto Cardenal


LOS HIJOS REGRESAN Oh mis hijos, habéis vuelto a mi lado! Yo estaba desolada sin vosotros. Otras madres tenían a sus hijos. Yo las veía. Y mi corazón suspiraba por vosotros. Por la noche recordaba a mis muchachos que me

llamaban: ¡Madre! Pensaba que estaba sola y no tenía hijos. Me acordaba de mis hijos pero ellos estaban lejos entre los blancos.

Mis hijos han vuelto! Mi corazón ahora es como el cogollo del plátano

(que brota cuando nace el sol). Fuente: Charles Napiel Bell, Op. cit. Versión: Francisco Pérez Estrada

CARTA DE UN JOVEN MISQUITO A SU NOVIA Ya soy más alto que el cocotero porque mis ojos alcanzan sus palmas y aún las aves que el cocotero quiere atrapar. Yo soy más largo que el río Waqui porque oigo el lejano rumor del mar o cerrando los ojos reconstruyo su brillante playa.

Yo tengo más pecho que la leona de Alamikamba porque mi dolor escrito llega más allá de su rugido

hasta las manos de mi muchacha en Bilwaskarma. Fuente y Versión:

22

Pablo Antonio Cuadra


PEQUENA MUJER Pequeña mujer eres bonita

y coqueta mi muchachita. Pequeña mujer tienes los labios rojos.

Por ti moriré bella mujer. Sólo tú eres mi pena Adiós, adiós

mi muchachita. Fuente: Argentina Bravo, quien obtuvo una transcripción del original: Versión: Jorge Eduardo Arellano

.

BAJO LA LUNA LLENA Bajo la luna llena que hace al pueblo brillar

A

todo el mundo me dice: ho hay nada que hablar

nte:

Mary W. Helms, Asdng,Adaptationsto

Culture contact in a Miskito Community ainsville, University of Florida Press, 197t). Versión: Jorge Eduardo Arellano

2


MUCHACHA COLIBRI Muchacha colibrí: hoy canto tu belleza. Con la brisa que sopla estoy pensando en tí. Fuente: Versión:

Mary W. Helms, Op. cit. Jorge Eduardo Arellano

LAMENTO POR LA MADRE MUERTA

Ay, madre, pobre madre! įAy madre! a dónde te has ido?

Aquí están tus hijos llorando por ti, Ayer conversábamos juntos, pero ahora alli estás yaciente.

Ay, madre, te fuiste enojada con nosotros? Ya no nos quieres?

Aqui está tu marido afuera con la cabeza inclinada Y las, mujeres sentadas con las cabezas cubiertas Todo por amor a tí. Pero tú nos has abandonado. Ay! ya no veré jamás tu rostro de nuevo Ya no escucharé jamás de nuevo tu voz. Fuente: Eduard Consemius. Ethnographical Survey of the Miskito and Sumu Indians of Honduras and Nicaragua. (1932) Vereión: Fidel Coloma

24



















































































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