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Manolo Vieira, el mejor psiquiatra de Canarias
gran drama que es el de la gente con pocos recursos y eso rompe almas. Ahí no hay humor que pueda.
Es una situación muy complicada y viendo las previsiones es difícil mantener el sentido del humor.
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Algo hacemos. Yo, por ejemplo, te puedo decir que lo mío va bien porque mi mujer me sonríe todavía, ahí podemos sacar algo de humor –se ríe–.
Hay sectores económicos muy débiles, como la tiendita de rápido posible y volver a otra normalidad, porque volver a lo que teníamos antes va a ser complicado.
Ahora me viene a la mente que hay una creencia de que todo el mundo va a ser mejor, másbuenoydemás.Yolaverdad que a veces sí lo pienso. Más de uno tiene tiempo de reflexionar ahora y de ver a qué le da más importancia,perotambiéntedigo una cosa, y no se me asusten, el que es malo va a ser más malo todavía, porque ha visto nuestro soy consciente de lo que pasa. Venga, te voy a contar uno. Hablando de los gandules, porque ahora están en su salsa. Nadie les dice lo que tienen que hacer,loúnicoquetienenquehacer es estarse quietos y ya está. Tú a los gandules les dices estate quieto y te abrazan –se ríe–. A un gandul le dijeron “chacho, tú no estás trabajando todavía” y dice “no, tengo un problema en la vista” “¿Y qué problema tienes en la vista?” “que no me veo trabajando”. del teatro lo tiene fastidiado también por eso de juntarse gente apelotonada va a costar un poco. Con ganas de poder volver a disfrutar de tu espectáculo.
“Lo primero que voy a hacer es abrir Chistera, pero a puerta cerrada. Reunir a mi familia, a los amigos más cercanos y poder abrazarnos y querernos. A partir de ahí, agarrar por los mismos a la supuesta normalidad que va a haber , que será otra normalidad. Quizás cuando nos permitan salir y terminemos con el confinamiento no regresemos más a casa.
O no saldremos, porque están los dos extremos. Que te digan que salgas y tu dices ¿Ahora? ¿Ahora voy a salir? Miras a la ciendo una cura de sueño del carajo. Levantarme, caminar un poco en la misma planta en la que estoy, comer y dormir, leer algo, ver la tele y pasando los días.
A veces pienso, me da fatiga pero pienso, en esas familias que viven seis o más personas en un piso de veinte metros cuadrados y tienen que llevarse bien. Si lo llevo más lejos, al margen de la enfermedad maldita esta, hay un barrio, que toda la vida he defendido ante las grandes superficies. Además, ese dinero queda en casa. Esa gente lo va a pasar muy mal. Van a cerrar, o ya están cerrando, porque las grandes multinacionales van a seguir existiendo, con despedir tienen y el dinero lo mantienen mientras que nosotros si no abrimos nos quedamos en cero.
La esperanza está en que esto termine lo más punto débil, entonces el que es malonovaacambiar.Perosíque va a haber una transición larga.
La edad me da cierta experiencia en este tema, porque yo he cambiado de estatus mil veces, nací en familia bajo cero, y luego he ido experimentando diferentes cambios de estatus, y es lo mismo todo: o arrimas el hombro o te vas a la mierda. Pero no te creas que estoy triste, yo puedo contar un chiste, lo que pasa que
¿Este año nos comeremoslasuvasdejandoatrás la pandemia?
Yo tengo la esperanza de que sí, sin volverme loco, yo creo que sí. Porque tema para hablar tengo, aunque me he propuesto no incidir mucho en esto del coronavirus para irlo obviando. Pero yo calculo en el tiempo que sea posible yo creo que para agosto o asi abro chistera o quizá un poco más, porque incluso el mundo puertaydices“yomequedo”–se ríe–. De todas formas, yo soy de grupo de riesgo, tengo 71 años pues lógicamente a mi me permitirán salir más tarde y tendré que ir en vez de con mascarilla con escafandra y todo este tipo de cosas –se ríe–. Pero hay que tomárselo así, es lo que hay, no pasa nada, al menos respiramos, comemos, reímos, nos hablamos y está por ahí la esperanza de que esto se vaya.