#MEDIOLLENO
EL LIBREPENSADOR Y LA ROCA
Carlos Santos, 20/05/2020 Inspirado en un relato de Carlos Lucero, asistente al Retiro del siloismo en Yala, Jujuy, Argentina a fines de la década de los 60.
Me pensaba libre como el que más. Librepensador, sin ataduras, abierto al mundo de las nuevas ideas con una conciencia casi inmaculada.Pero cuando empecé a recorrer los primeros senderos de mi mundo interno encontré un objeto pétreo, inmóvil, casi milenario en mi absorta mente joven… encontré una inmensa roca que no sabía cómo se había formado y menos aún cómo abrirme paso a través de ella.Eso había soñado el día anterior al emprender la excursión a Yala.Nunca creí que eso tuviera una realidad más allá de mis sueños… Sin embargo, allí estaba, impávida, distante, cortando el paso como un gigante
Llegamos con un grupo de citadinos amantes de las herramientas y con ellas emprendimos la inútil tarea de romper la roca para construir la cabaña donde haríamos nuestros estudios. Luego de golpear en vano y quedar temblando como unos dibujitos animados durante algunas horas, nos rendimos frente a la fortaleza inmutable.
De pronto, apareció silbando despacio un nativo de la zona, bajito, moreno y humilde pero con esa tranquilidad sabia del baqueano. Se ofreció a ayudarnos. Aceptamos sin espera, al poco tiempo habíamos prendido una gran fogata sobre la piedra. Nuestro amigo no decía una palabra y al cabo de unas horas, con algunas de las partes de la roca al rojo, pidió que trajéramos varios baldes de agua y que retiráramos las brasas y cuando nos indicó vaciamos el contenido de los baldes en la roca incandescente.
La piedra tronó y las grietas aplaudieron con su crujir y nuestro amigo se fue silencioso, no sin antes regalarnos una sonrisa.
Nunca supe si la roca de mis sueños tenía alguna relación con la que nos topamos en el terreno de Yala.Nunca me apercibí de la estrecha relación que había en la forma que nos deshicimos de la roca y la manera en que pude empezar a entender las limitaciones de mi conciencia en el trabajo que hicimos allí. Mucho después pude hilar ambos sucesos. Solo llegando a su esencia se deshizo en pedazos, así fueron mis creencias destruidas, así me quede desnudo, derrotado, pero con un fracaso liberador después de esos meses de internarme en la selva y en las profundidades de mi conciencia.