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Procesos de exclusión desde y hacia la vejez en el espacio público. Autor Fernanda López
Este trabajo responde a un intento de problematizar y desnaturalizar algunas representaciones sociales surgidas en el marco del proyecto de investigación realizado durante el año 2008 sobre las “Representaciones de los espacios públicos, su apropiación y participación por parte del adulto mayor…” (LLadó: 2008) en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República Oriental del Uruguay (UDELAR) desde el Servicio de Psicología de la Vejez (SPV) ( ) en labor conjunta con un grupo de adultos mayores miembros del Centro Interinstitucional de Colaboración con el Adulto Mayor (CICAM). Enfocándome principalmente en los procesos de exclusión que se suceden en el espacio público desde y hacia la viejos en relación a otras generaciones y ciertos grupos sociales, como los más desposeídos económicamente, los cuales frecuentemente son considerados como peligrosos o violentos.Teniendo en cuenta que tanto el espacio público (lugar de participación, convivencia, de encuentro y acción política) como la vejez se producen en relación a las representaciones sociales trataré de indagar como ambos se producen entre si y afectan. Antes de comenzar hablar de los procesos de exclusión desde y hacia la vejez, quisiera contextuarlos en el marco socioeconómico del cual surgen, así como también explicitar que entiendo por exclusión. Ya que ellos forman parte de realidades complejas en donde diversas dimensiones tales como las sociales, económicas, culturales entre otras se encuentran presentes. En Montevideo al igual que otras grandes ciudades latinoamericanas en los últimos años se han incrementado los procesos de segregación, y fragmentación urbana. Los cuales en nuestro caso aumentaron con la crisis económica y política del 2001-2002. En la década de los 80 con la liberación de la economía hubo un incremento muy importante de lo informal, del desempleo y de la pobreza urbana. Hasta los años 60 la ciudad fue vista como un espacio de progreso y modernidad, pero a partir de la década antes señalada “…. el funcionamiento global de la ciudad estalló en múltiples unidades y no habría unidad del conjunto urbano…” (Schiapira, 2001, p.39). Nuestras ciudades desarrollan su accionar en medio de redes globales que relacionan, vinculan y articulan individuos mientras otros quedan por fuera de tal interacción. En las metrópolis de Latinoamérica es posible ver crecer la desigualdad como las polarizaciones sociales que dan lugar a una imagen fragmentada de la ciudad. Esta fragmentación alcanza y se plasma en los espacios públicos, donde es posible observar verdaderas fronteras diseñadas desde diversas estrategias. Emergiendo una desigualdad social de tal espacio, y agregaría una desigualdad generacional del mismo. Ya que las variables económicas y de clase se conjugan con las diferentes edades dando lugar a verdaderos fenómenos de conflictos y exclusión donde ambas dimensiones se hacen presentes en la vivencia y uso de la ciudad. La exclusión social se refiere a la dificultad por parte de un sujeto o un grupo social para poder participar a nivel social, cultural, político e institucional.”… El concepto de exclusión social incluye al menos tres dimensiones: (i) económica, en términos de deprivación material y acceso a mercados y servicios que garanticen las necesidades básicas; (ii) política e institucional, en cuanto a carencia de derechos civiles y políticos que garanticen la participación ciudadana y; (iii) sociocultural, referida al desconocimiento de las identidades y particularidades de género, generacionales, étnicas, religiosas o las preferencias o tendencias de ciertos individuos y grupos sociales…”(Gacitúa, Sojo, y Davis 2000 p.12). El espacio público no es tan público como corrientemente se piensa, no es tan libre la participación en él, muchas veces no hay un reconocimiento del otro como tal desde su identidad y particularidades, por esto pienso que se dan procesos de exclusión en la ciudad a la hora de habitar ciertos territorios. No todos pueden participar a todas horas, ni cualquier lugar es posible ni permitido de ser transitado, el temor por la seguridad es una de las variables que inciden a la hora de hacer uso de ciertos lugares, al igual que las actividades desarrolladas por otras generaciones y grupos sociales y que desde la visión del habitante de la ciudad puede llegar a entorpecer el disfrute de ella. Ahora bien me pregunto: ¿Cómo viven estos procesos de exclusión los adultos mayores en el espacio público? ¿Por quienes son excluidos y a quienes excluyen? ¿Cuáles son las estrategias, lugares y horas en que son segregados y segregan? ¿Cuáles son los motivos que llevan a eso? ¿Qué maneras de pensar el vinculo con el otro lleva a que se dificulte la convivencia en el espacio público? Es claro que los viejos como grupo etario sufren una nítida exclusión y autoexclusión de actividades y espacios, a si mismo a lo largo del trabajo mostraré como también ejercen este tipo de acciones sobre otras poblaciones y como es necesario el conocer las representaciones que sostienen dichas prácticas y discursos para poder generar una mayor participación, inclusión y ejercicio de la ciudadanía por parte de todas las edades y sectores sociales. Si nos detenemos a considerar cómo se conceptualizaba el espacio público desde el grupo de investigación se podía observar una especie de paradoja entre la vivencia de aquel espacio que es de libre acceso y al mismo tiempo como el lugar que no es posible de ser transitado según la hora, la zona de la ciudad, y de acuerdo a quienes concurren a él. El siguiente fragmento de registro pertenece al mismo encuentro y muestra en cierta medida las diversas representaciones (que llegan a ser contradictorias) que están presentes a la hora de pensar el espacio público:”…es un espacio al que se puede acceder libremente” “… es lo opuesto a los espacios privados, donde no se puede acceder sin antes registrarse…” “…son espacios que se sienten como propio, hay un http://www.liber-accion.org/Joomla
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sentido de pertenencia” “…hay horarios para transitar ciertos lugares…” “…las diferentes edades ocupan el espacio público según la hora que sea…” “…algunos lugares son peligrosos por los jóvenes que consumen o la gente que pide dinero o comida…” Creo que se puede apreciar con claridad la vivencia a veces antagónica que existe sobre el espacio público. A la misma vez público pero con rasgos de privado. Donde la hora, la zona y el uso que se le otorga establecen la fronteras entre lo uno y lo otro. También el peligro y la inseguridad se muestran como motivos de no asistir a ciertos lugares a determinadas horas y se identifican quienes pueden llegar a serlo o al menos a representar cierta incomodidad al momento de tener que convivir con ellos en tales espacios. Esta paradoja de lo público que se vuelve privado fue explicitada durante una reunión del grupo y se planteaba de esta manera:”… a veces el espacio público se convierte en un espacio privado, como en el caso de las personas que viven en las plazas, entonces como que te da pudor o cierto malestar entrar en su territorio o espacio, entonces te preguntas: ¿hasta dónde ese espacio es público o privado? ¿Qué hace un espacio público o privado?...” Las personas según su clase social, edad y otros factores que hacen a su identidad construyen un mapa de la ciudad en función de estos usos diferenciales que se les da por parte de los diversos habitantes de ella. G. Canclini (1997) habla del surgimiento de micro-espacios en los que lo público y lo privado se fusionan y en donde determinados grupos se apropian del espacio considerado de acceso libre. Configurándose de este modo diversos espacios: • Espacios segmentados; estos son los considerados utilizados por un único grupo social, lugares que son considerados de pobres, jóvenes, viejos, entre otras posibilidades.• Espacios de segregación de la interacción: varios grupos de edad y clase social concurren al mismo espacio pero tienen como estrategia por ejemplo el distribuirse las horas para no entrar en relación.• Y espacios de conflicto en donde entran en relación diversos grupos de forma no muy satisfactoria para ellos. Quizás ya no nos sean útiles razonamientos lineales ni lógicas contradictorias para tratar de comprender el campo de problemáticas complejo en el que se convirtió la ciudad y el vínculo entre sus habitantes. Ya que pensar desde lógicas aristotélicas no responde ni da cuenta de la vivencia de los sujetos. Recordemos que Najmanovich (2001) ubica tal escisión público y privado como un legado de la modernidad y no estoy demasiado segura que podamos seguir pensando en estos términos para generar nuevas estrategias de integración en lo público. Probablemente debe representar todo un desafío para los adultos mayores que crecieron bajo las lógicas no contradictorias propias del positivismo y la modernidad comenzar a repensar estas cuestiones que responden a los cambios, sociales, económicos y paradigmáticos que estamos atravesando como sociedad. La misma autora habla acerca del adentro afuera y su carácter poroso al decir:”En todos esos casos (el interior) adentro y el exterior (afuera) se definen y se sostienen a partir de una dinámica de intercambios. Ya no estamos hablando de barreras insuperables sino de conformación de una unidad heterogénea, siendo límites fundantes, interfaces mediadoras…” (Najmanovich: 2001) La “unitas multiplex” (Morin: 1977) como lo puede ser un espacio público no es una unidad en el sentido admitido desde el pensamiento de la simplicidad que solo acepta lo homogéneo sino que tiene un carácter heterogéneo, hibrido, transgresor de dualismos y contenedor de paradojas. Los adultos mayores y su vinculación con los jóvenes en el espacio público. Si observamos los registros y otros datos a los que pude acceder más precisamente a los que llegaron como conclusión en la investigación “Usos y apropiaciones de espacios públicos de Montevideo y clase de edad” (Filardo.V, Muñoz.C, Aguiar. S, Chouhy. G, Noboa.L: 2007) Se puede ver que existe un conflicto, un cierto tironeo de poder por el espacios publico entre los más jóvenes y los viejos. Si retomamos los registros de las reuniones podemos encontrar comentarios como estos al respecto “…Los fines de semana son problemáticos por los muchachos que van a los bailes (refiriéndose a la plaza Varela una de las integrantes del grupo)…” “el compartir la plaza con los niños es agradable, el problema es con los muchachones” “…El grupo dice que hay horarios para transitar ciertos lugares, que las diferentes edades ocupan los espacios públicos según la hora del día que sea. Y que algunos de ellos son peligrosos por los jóvenes que consumen pasta base…” “…cuanto te dura las luces de la plaza con la honda de los muchachos…”. Tal parece que el espacio público de acuerdo al día y a la hora y al lugar sufre una apropiación por parte de ciertos grupos de edad, en este caso los jóvenes, los cuales desarrollan actividades ahí que no están muy en consonancia con los deseos de los adultos mayores. Quizás se cuestiona su modo de divertirse ¿En qué sentido es problemático que el baile se encuentre cercano a la plaza? ¿Ruidos? ¿Cierta sensación de inseguridad? Hay quizás una asociación de la juventud con el consumo de sustancias psicoactivas como así también al vandalismo. Aunque esta representación pueda tener cierta base es importante que sea problematizada para no caer en estereotipos que refuercen la exclusión y la falta de intercambio entre ambas generaciones. Cabe señalar que la asociación lineal que se realiza inmediatamente entre la edad y la generación no contempla que el contenido que le damos a la edad depende de el momento histórico y la realidad social y cultural en la que está inscripta, el contenido de ese dato biológico que son los años muta de acuerdo a variables epocales. El que sean construcciones sociales nos permite también deducir que “…La relación entre generaciones está directamente vinculada a estos conceptos y puede cambiar radicalmente en función del imaginario colectivo y de la construcción social de la vejez…” (Amorín. D, Berriel. F, Carril. L, Güida. C, Paredes.M:2006 p.36) y en este caso agregaría de la juventud. Los conflictos según entiendo surgen a partir de las representaciones que se tienen acerca de lo que debe ser un joven y un viejo, que actividades deben desarrollar en el espacio público y cuál debe ser el modo de vincularse. La fundamentación del conflicto de los viejos hacia los jóvenes se basa sobre todo en la falta de respeto y la http://www.liber-accion.org/Joomla
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inseguridad”… No respetan a nadie. No es que no te respeto porque sos viejo o porque sos joven...no se respetan”.”… “De Minas a Arenal Grande decís tu? - ...hay todo tipo de gente. Y aparte ahí te roban los chicos que andan, muchos chiquilines al descuido...” (Filardo: 2007, p 55) Hay una autoexclusión del espacio público debido a las razones anteriores se habla de que “…las personas de edad no se movilizan tanto como debieran [...] es gente que tememos movilizarnos no?...” “…Después de las ocho de la noche ni mandado podemos hacer...-Durante el día nomás...” “…Al contrario de los jóvenes que hablan de un conflicto abierto con los viejos como luego estos nos lo mencionan porque en realidad son espacios evitados…” (Filardo 2007, p 55)- Aunque la percepción de inseguridad es un determinante importante en el uso de los espacios públicos por parte de casi todas las edades, el cómo la viven y las estrategias para afrontarla toman un carácter específico en la vejez. El evaluarse como vulnerables físicamente muchas veces incide en tomar la decisión por parte de los adultos mayores que el espacio domestico y privado sea el de mayor uso, que se autoexcluyan de ciertas horas y lugares del espacio público, y que se evite el encuentro con aquellos que se consideran peligrosos por tener una actitud de falta de respeto y de cierta agresividad además de contar con la fuerza física, agilidad y destreza que ellos creen haber perdido: los jóvenes, y sobre todo los jóvenes más pobres. Al margen de que hay una base biológica en relación a la pérdida de ciertas destrezas que inciden a no transitar de la misma manera el espacio público, también se encuentra teñida de una visión del viejo vinculada a la enfermedad, a las perdidas, a un declive. Sin considerar que esto a nivel biológico puede ser así, pero que depende mucho de cómo se ha vivido al igual del proyecto de vejez que nos hemos planteado. Olvidando además que el enriquecimiento y la adquisición de las capacidades que hacen a los procesos sociales y psicológicos pueden mantener o inclusive incrementarse siendo posibles de ser puestos en juego a la hora de relacionarse con los otros y de hacer uso del espacio público. Los jóvenes hablan explícitamente del conflicto generacional “…los jóvenes buscan el ruido…” “…el comité es un lugar de viejos…” (Filardo: 2007 p.24) en los lugares donde había convivencia con adultos mayores como la calle, la plaza, la esquina se sentían como lugares de conflictos “…las plazas que se encuentran en el medio, y las casitas cuando sale la vieja a barrer…” “…siempre estuvo la misma vieja…” “los veteranos tienen fobia a los jóvenes” “los viejos copan la feria…” “y los viejos ponen tango o murga y molestaban a los gurises, y si ellos ponen rock o la villera les molesta a los otros.”(Filardo: 2007 p.26) La percepción estereotipada del otro y la actitud joven o vieja parece ser en cierta medida la causa de conflicto entre ambas edades. La falta de respeto paradójicamente también es sentida por parte de los más jóvenes y se puede observar cuando dicen:”…ya te van respetando cuando más cuando sos mas grande no…” (Filardo: 2007 p.24). Creo que para potenciar la integración y la articulación entre las diversas edades debemos cuestionar estereotipos, formas únicas y modelos hegemónicos de pensar la juventud y la vejez. Recordar que son construcciones sociales que mediante las prácticas, discursos y acciones que realizamos todos los días las producimos y reproducimos sin desnaturalizarlas. Uruguay cuenta con una de las poblaciones más envejecidas del conteniente, sería válido el comenzar a vincularnos con ese grupo etario desde un lugar y una visión no tan rígida que favorezca y promueva el intercambio y la interacción en el espacio público. Si damos por descontado que todos los jóvenes cuentan con las características que desde el modelo imperante se dice que poseen y lo mismo hacemos con los viejos nunca nos abriremos al otro desde la novedad, desde la posibilidad de pensarlo desde una forma de ir siendo joven o viejo original. Encasillándolo en un una categoría generalizadora, que olvida singularidades, proyectos construidos desde la autonomía. Si doy por sentado que el otro es como pienso porque pertenece a determinada clase social o franja etaria puede que esté seguro pero también que me pierda de compartir y participar desde el enriquecimiento mutuo en el espacio público. Las categorías de edad, género, clase social, etnia hace que nos vinculemos con el otro desde ella y desde el contenido que le atribuimos, es interesante lo que propone Ana María Fernández en relación de la identidad al rasgo (Fernández: 2007) al tratar de desnaturalizar el pensamiento de lo uno, el mismo que sostiene un sujeto universal, una única forma de ser joven o viejo, mujer u hombre y que la identidad se mantiene inmutable a lo largo del tiempo. Hay tres premisas que para esta autora mantienen la tensión identidad-diferencia. • La diferencia como lo no idéntico. B no es A, la diferencia es lo negativo de lo idéntico, no tiendo valor por sí misma. • La diferencia es siempre lo otro, siempre extranjero y ajeno. • Ser diferente por el rasgo diferente, a partir de él se construye una identidad. La identidad al rasgo constituye la identidad siendo por lo tanto, mujer, blanca, joven por ejemplo. Se jerarquiza un elemento y se extiende desigualando con respecto a los otros. Estas diferencias desigualadas trajeron aparejados ciertos efectos políticos ya que el otro, considerado ajeno, extranjero y que no compartía esas categorías hegemónicas y valoradas fueron evaluados y tratados durante siglos como enfermos, peligrosos, inferiores, repercutiendo en toda una lógica de relacionamiento desde la desigualadas, la exclusión y la dominación. Me pregunto qué categorías evaluamos como valoradas para compartir el espacio público ¿Cuántas veces nos perdemos de rasgos, condiciones, riquezas al ver al otro siempre desde las mismas categorías que privilegiamos para manejarnos socialmente? ¿Cuándo dejaremos de pensar que lo diferente es oposición, que tiene cabida por el mismo en una lógica que apunta a la multiplicidad? Se trata de pensar las “…diferencias que no remiten a ningún idéntico, a ningún centro y repeticiones que no remiten a ningún origen…” (Fernández: 2007).Las diferencias desigualadas se construyen desde dispositivos de poder, creo que si tenemos en claro que son construcciones y que existe la posibilidad de pensar al viejo y al joven desde lugares nuevos, abiertos a la sorpresa de ir siendo quizás nos salgamos de vínculos cristalizados y estereotipados encontrándonos con un otro complejo y constituido mas allá de un rasgo, y que inclusive ese rasgo se inscribe en toda su singularidad dándole un carácter único. Muchas veces se habla de tolerar en el espacio público al otro, pero si seguimos hablando de tolerancia nos remite a http://www.liber-accion.org/Joomla
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algo que se tiene que soportar y es porque pensamos que hay un modelo ideal al cual ajustarse. Seguimos pensando desde una lógica excluyente y totalizadora que soporta lo que se desvía, muy cercano esto a ver como peligroso, enfermo o anormal lo distinto. Algunas representaciones sobre la marginalidad y la pobreza desde los viejos en el espacio público. Si continuamos explorando los registros de las reuniones con el grupo de CICAM podemos encontrar otros sectores sociales con los que se sentía cierta incomodad de compartir el espacio público. Como las personas en situaciones de calle que habitaban la plaza y los vendedores informales. “…se encuentra invadido por multitud de pequeños vendedores informales pertenecientes a sectores marginales de la sociedad, lo que le da a este lugar una imagen depresiva, pobre, de abandono…” Es interesante la palabra que se utiliza para describir la presencia de vendedores informales en la plaza, existe un sentimiento de ser invadido por grupos, y actividades que no tendrían que estar en ese lugar ya que deslucen de esa manera el espacio público. Parece haber un modelo con el cual se compara el para qué, cómo y por quienes se debe utilizar el espacio público, en este caso la plaza del BPS. También hay toda una concepción de trabajo más moderno, en donde este se vinculaba a la honradez, esta institución junto a la familia tuvo un papel clave en la producción de las subjetividades de nuestros adultos mayores. Recordemos que muchos de ellos han vivido la edad de oro de Uruguay. Sin embargo las diversas crisis sociales y económicas por las que hemos atravesado como país y los cambios globales que se han sucediendo en las últimas décadas han ido fragmentando la sociedad, y han repercutido en un aumento de la pobreza y de las estrategias de estos grupos para poder encontrar un medio de sobrevivencia como lo son los empleos informales. Wacquant (2004) al hablar de una de las característica de la “marginalidad urbana avanzada” nos dice que en este tipo de pobreza hay una desocialización del trabajo, que implica la pérdida del trabajo formal, con 40 horas de labor y un sueldo que permite vivir decentemente y transmitir el estatus social a los hijos, incrementándose los trabajos de medio tiempo, informales y en los cuales muchas veces no se perciben beneficios formales. Hay una percepción de deterioro del espacio público por parte de los adultos mayores y de interacciones vistas como conflictivas como la que implica el contacto con otras clases sociales. Como dice Filardo (2007) hay una visión nostálgica del espacio público, un pasado en el que todo fue mejor y más seguro. “…la circulación es totalmente anárquica, ya que los diferentes puestos de venta han invadido la plaza adueñándose de su espacio y se ubican sin ningún orden preestablecido de su ocupan todo el espacio disponible de la plaza…” “todo se haya invadido por un comercio tipo feria, con puntos abigarrados y sin concierto alguno que deslucen y desmerecen lo que podría ser pensado como un gran espacio…” En esta descripción parece rescatado el carácter fragmentario que algunos autores (Schiapira, 2001, p.39) le adjudican a las ciudades actuales, las cuales han sufrido una crisis urbana donde se rompieron las posibilidades de integración social, estallando multiplicidades de partes perdiéndose de esa manera el carácter homogéneo que durante la modernidad gozó el espacio público, donde la organización parece ser mas dispersa y menos jerárquica. Quizás en el pedido del placero, que a veces se planteaba como necesidad en el grupo para que controle la plaza este presente cierto intento de volver a darle un carácter más totalizador y ordenado al espacio público. Orden, simplicidad, organización jerárquica son premisas de la modernidad las cuales se han difundido mediante el disciplinamiento e instituciones tales como la familia, la escuela, el trabajo en nuestra sociedad durante el tiempo que los viejos con quienes compartimos el espacio público crecían. Inclusive esas premisas hacen a lo que se considera bello o no en un espacio público, el orden –el orden lo considero una construcción ya que el contenido que le podamos dar a este varía de acuerdo al observador- aparece como algo deseable, estético, agradable. “Puesto ESTABLE , hace más de 25 años, dice:"soy el único que pago", me muestra recibos de pago de Impuestos Municipales y de afiliación a BPS...la plaza se ha convertido en un lugar de venta informal, de chorros” “…los puestos que entrevistamos fueron los que tenían cierta formalidad…” La estabilidad de los objetos, de las personas, de sus identidades, de los ocupaciones y de los espacios también responden a lógicas modernas donde las partes que constituían las cosas tenían que permanecer incambiadas. Y donde también los deberes del ciudadano, los contratos adquiridos deberían ser respetados sin alteraciones. Sin embargo la complejidad que ha adquirido el mundo, el entramado del cual formamos parte y producimos nos enfrenta antes procesos que varían, donde lo fluido hace acto de presencia. Si pensamos los espacios públicos como unidades complejas nos daremos cuenta de lo entretejido de sus interacciones, de las nuevas configuraciones que surgen de los vínculos que se van estableciendo y de las diversas formas siempre en movimiento que van apareciendo en su dinámica. Bauman (2000) al hablar de la época en la que nos encontramos utiliza la metáfora de lo fluido y lo líquido que a diferencia de lo sólido no conserva fácilmente su forma. Al momento de describir las plazas y la actividades de algunos vendedores se insistía en su carácter de informal y se elegían los formales para poder realizarle una entrevista. Lo que parece molestar en el espacio público a los adultos mayores es lo informal con su carácter de cambiante, pasajero, anárquico, los vendedores que “se ubican sin ningún orden preestablecido” . Si dejamos de pensar el espacio público de modo analítico, simplificador, conformado de partes estables y tomamos la metáfora de red que nos propone el pensamiento complejo para pensar las unidades múltiples quizás contemos con otra perspectiva más cercana a los fenómenos que hoy se nos presentan y nos interrogan en el espacio público”….Las redes dinámicas son fluidas pueden crecer, reconfigurarse y transformarse, son ensambles autorganizados que se hacen al andar…son de carácter heterarquico o adhocratica ya que toda configuración es un resultado ad hoc de los encuentros…”.(Najmanovich:2007) El espacio público como tal es complejo ya que tiene dimensiones materiales, físicas, sociales, culturales, que se http://www.liber-accion.org/Joomla
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anudan dando lugar a su devenir. Pertenece a sociedades que también poseen una realidad entretejida, diversa, la cual ya no podemos pensar desde la homogeneidad y la simplicidad si queremos comprenderla y vincularnos en ella. “…de noche es otro mundo, se apropian de la plaza los marginados...(aunque duermen también de día)””…no hay lugares para el adulto mayor adecuados para poder disfrutar del espacio público”…la seguridad es poca se convive con gente de mal vivir…””….la plaza se ha transformado en un lugar de venta informal, con chorros conocidos a la vista…””….la plaza me comentó una vecina es propicio para la reunión de muchachos ,la mayoría ajenos al barrio y en ese momento estaban ahí preparando actividades directivas…” “…hace tiempo que la gente no va a esa plaza por la persona que vivía ahí…parece que ahora se enfermo y ahora la plaza está más limpia. Aquí podemos ver como vendedores informales, personas en situación de calle y jóvenes son evaluados como peligrosos nuevamente ,donde no queda muy clara las fronteras entre ellos, ya que el marginal puede vivirse como delincuente y viceversa, proceso que también suele ocurrir con las más jóvenes. Según Fabiana Espindola (2007) en la sociedad uruguaya impera un discurso dominante que asigna a los pobres y jóvenes un potencial mayor de delincuencia y peligrosidad que otras poblaciones. Y este estigma opera aún con mayor fuerza en los sujetos que reúnen ambas condiciones. Me parece oportuno señalar que los jóvenes a los que se hacen referencia en el registro ni siquiera son considerados del barrio, quizás para diferenciarse, que ellos sigan siendo ellos –otros- y el “nosotros” que hace a la identidad del barrio pueda mantenerse. Los sujetos en situación de calle no solo parecen incomodar a los adultos mayores por la posible peligrosidad que podrían implicar sino por la transformación estética que sufre el espacio público con su presencia. La limpieza, la conservación de espacios verdes y naturales, y el orden parecen ser rasgos que los adultos mayores consideran como estéticos y agradables a la hora de elegir un espacio público a disfrutar.”Es una plaza bonita…amplia…tiene un entorno lindo de casas y tranquilo…dicen que van niños y mayores…muy limpia…con un entorno verde, precioso hasta tiene un casal de teros …pasto cortado….hay casas bajas muy lindas con jardines al alrededor…es un lindo entorno..” También se puede pensar considerando esta última oración y otros comentarios surgidos en las reuniones una vinculación entre lo natural, lo bueno y la belleza habiendo una idealización de tales características y su consideración a la hora de evaluar un espacio público como deseable. Para continuar pensando… Unas de las principales hipótesis que me puede formular a partir de retomar los registros y los materiales teóricos a los que tuve acceso, fue las dificultades de integración en el espacio público por parte de los viejos, no respondía solamente a ser segregados por otros sino también porque ellos mismos excluían a otras poblaciones y se autoexcluían. En esos procesos de exclusión que se dan en los espacios público, este deja de tener un carácter tan nítido de libre acceso para convertirse paradójicamente y al mismo tiempo en privado. Para esto se utilizan diversas estrategias como la diagramación de territorios transitables por diferentes edades y grupos sociales al igual que una negociación horaria. La exclusión del espacio público por parte de los viejos principalmente hacia lo jóvenes sobre todo los pobres-pues se consideran más peligrosos-y que estos vivan como conflictivos sus encuentros con los adultos mayores en el espacio público convierte tal proceso en un problema generacional. Problema generacional vinculado a estereotipos de lo que significa se jóvenes o viejos y de las actividades que se deben desarrollar desde tales edades. Por lo tanto me parece sumamente importante el seguir explorando las representaciones que poseen entre sí para poder generar y habilitar espacios de integración. También se excluye a los más marginados socialmente, por seguridad como en el caso anterior pero a esto se suma al efecto antiestético que según los adultos mayores tienen estos sobre los espacios públicos al convertir por ejemplo las plazas en sus hogares. Estoy de acuerdo en considerar esta generación de adultos mayores son una generación bisagra (Amorin D, Berriel F, Carril E, Güida C, Paredes M, Pérez R:2006 p.56) en el sentido de ir viviendo su vejez entre un modelo imperante al respecto y la posibilidad de ir pensando nuevas formas de ir siendo adultos mayores (Envejecimiento Activo).Me gustaría relacionar esta coexistencia de modelos de envejecimiento con también la coexistencia de dos paradigmas, el moderno bajo el que se crecieron y educaron y otras lógicas que vienen de las mano de los cambios sociales que se van sucediendo y que los ha cuestionado las premisas bajo las que vivían ,lógicas más complejas y abordables quizás desde otros planteos paradigmáticos. Esto se plasma en las diversas maneras de pensar el espacio público, formas que llegan hasta ser contradictorias inclusive. Me parece necesario e importante el potenciar la participación, la integración y el intercambio entre diferentes edades en el espacio público, ya que puede haber un enriquecimiento colectivo al igual que en el caso de los adultos mayores repercutiría en evitar ciertas vulnerabilidades vinculadas a la falta de lazos sociales y vinculares que debilitan su calidad de vida. Este trabajo trató de colaborar de alguna manera en tal sentido.Notas i) Durante ese año fui integrante del grupo de investigación en calidad de pasante del Servicio de Psicología de la Vejez (SPV) ii)Las representaciones sociales desde la teoría de Moscovici se podrían pensar como las explicaciones de la realidad que se construyen en los procesos de comunicación y pensamiento social, y que juegan un papel esencial sobre cómo la gente piensa y organiza su vida cotidiana.Ellas incluyen contenidos afectivos, cognitivos y simbólicos cuya función es orientar conductas, formas de comunicación tanto en las relaciones interindividuales como entre los grupos sociales iii)Henry David Thoreau iv)Fragmentos del registro de la primera reunión con el grupo de CICAM v)Fragmentos del registro de la primera reunión con el grupo de CICAM vi)Calles del centro de la ciudad de Montevideo. vii)Fragmento de observación de plaza del BPS (Banco de Previsión Social) de Montevideo realizada por una integrante de CICAM perteneciente al grupo de investigación sobre espacios públicos. viii)Fragmento de observación de la plaza del BPS realizada por una integrante de CICAM perteneciente al grupo de http://www.liber-accion.org/Joomla
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investigación sobre espacios públicos ix) Mantengo las mayúsculas con la que escribió la integrante del grupo la palabra estable ya que creo que con eso se trató de jerarquizar tal condición. x)Fragmento de registro de reunión con grupo de CICAM. xi)Fragmento de registro de reunión con el grupo de CICAM xii)Fragmento del registro de una observación a la Plaza Zitarrosa y Medellin –(Montevideo) xiii)Fragmento del registro de una observación a la plaza Del Salvador (Montevideo) realizada por una integrante de CICAM perteneciente al grupo de investigación sobre espacios públicos. Bibliografía 1. Amorin D, Berriel F, Carril E, Güida C, Paredes M, Pérez R (2006) Proyecto Género y generaciones. Montevideo. Trilce. 2. Bauman Z (2000) Modernidad Liquida. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica de Argentina. 3. Berriel F, Pérez Robert. (2006) Imagen del cuerpo y producciones de sentido. 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Generado: 29 June, 2009, 10:23