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Veganismo
LECHE
Es el alimento de crecimiento de un ternero, por tanto, todo lo que hay en este líquido —las hormonas, los lípidos, las proteínas, el sodio, el factor de crecimiento IGF-1— está ahí con el propósito de convertir a un becerro de 30 kilos en una vaca de 300 en el menor tiempo posible. No obstante, crecimos con la leyenda de que necesitamos leche para obtener calcio y, por ende, huesos fuertes. Si esto fuera cierto, la osteoporosis apenas existiría en países como Suecia, donde el consumo de leche es uno de los más elevados del planeta. Paradójicamente este país escandinavo tiene una de las tasas más altas de esta enfermedad.
Afortunadamente hoy en día tenemos leche de soja, de arroz, de avena, de almendras, de coco y la lista sigue. Pero si lo que nos preocupa es el calcio, entonces solo tendremos que añadir a nuestra dieta legumbres y verduras de hoja verde, como las espinacas, las acelgas o la rúcula.
HUEVOS
Pese a ser una fuente rica en proteína, también es el ciclo menstrual de una gallina. Y, como tal, su finalidad era la de crear a un ser con pico y plumas. Pero esta proteína, al igual que los huevos Kinder, viene con sorpresa: grandes cantidades de grasas saturadas y colesterol. No es de extrañar, por tanto, que no nos recomienden comer más de dos o tres ¡a la semana!
Sin embargo, si en vez de huevos, nos pasamos al brócoli, no solo obtendremos la proteína, sino que también nos aportará fibra, vitamina C, vitamina E y antioxidantes.
CARNE
La fuente de proteína por excelencia. Sin embargo, un adulto necesita de media 0,66 gramos de proteína por kilo de masa corporal al día. Esto quiere decir que, en la actualidad, es más probable que padezcamos de un exceso de proteína que de una carencia. Es más, una dieta prolongada en carne está asociada con un mayor riesgo de padecer cáncer, insuficiencias renales, arterioesclerosis o afectaciones óseas. Y como con cualquier otra fuente de proteína de origen animal, cuando comemos carne no solo ingerimos proteína, sino también hormonas, químicos, colesterol y grasas saturadas.
Cada día salen al mercado nuevos sustitutos de la carne, pero no tenemos que depender de los alimentos procesados para obtener nuestra proteína. Las semillas de calabaza, la crema de cacahuete, el tofu, las lentejas, los frijoles o las espinacas pueden aportarnos tanta o más proteína que un filete de carne sin los efectos negativos.
PESCADO
Pese a que parte de la grasa del pescado viene en forma de omega 3, el resto está compuesto de grasas saturadas y cantidades significativas de colesterol. Asimismo, no podemos olvidar que el habitat de estos seres es el mar, y el estado en el que éste se encuentra, dista mucho de ser favorable. Esto quiere decir que toda la contaminación que poluciona sus aguas, acaba en el sistema estos seres y termina en nuestro estómago.
Una buena fuente de omega 3, sin las toxinas ni las grasas saturadas, son las semillas de chía. Dos cucharadas aportan 5x más calcio que la leche y más omega 3 que el salmón, además de otros nutrientes.
Puede que no todo lo que nos contaron de pequeños fuera mentira. Nuestros padres siempre supieron que comerse la verdura era importante. Una dieta de origen vegetal, por tanto, nos aporta todos los nutrientes que necesitamos sin los efectos negativos asociados a una alimentación rica en productos de origen animal.