Fuentes de Ebro, 5 de Septiembre de 2008 Querido abuelo: Hoy, has decidido abandonarnos, aunque nadie lo hubiese querido que lo hubieras hecho. Decirte que siempre te recordaré como una persona alegre, una persona a quien yo admiro y admiraré por su gran valentía, por haberme enseñado siempre cosas nuevas. Hay sobre todo una cualidad que destacaría de ti; la de valorar la vida que te ha tocado vivir por muy dura que sea, ya que la tuya al principio fue difícil y conseguiste luchar para salir a delante y poder llegar a cumplir los 90 años. También recordaré las experiencias que hemos vivido juntos. Tengo recuerdos buenos y malos. Uno de los peores recuerdos es el día que caíste enfermo, pero como he dicho y nunca me cansare de decir, que guardaré como recuerdo lo valiente y fuerte que fuiste y hasta enfermo esa sonrisa nunca se te fue de la cara. Recuerdos buenos, una gran cantidad como por ejemplo el día que me contaste tu juventud y tus historias conmovedoras que recordaré como recuerdo mi nombre. Decirte que nunca olvidaré esos momentos, que ojalá esto que estoy leyendo delante de todos los asistentes a tu funeral, lo puedas escuchar y pueda llegarte allí donde estés. Porque los recuerdos construyen un camino que llega hasta el corazón y logra que nosotros siempre nos sintamos muy cerca, aunque en realidad estemos muy lejos el uno del otro. También decirte que voy a echarte en falta y que sin tu presencia nada será lo mismo. Prometerte que tu gran sueño se haga realidad y sobre todo despedirme de ti ya que no lo pude hacer como yo hubiese querido hacerlo Tal vez lo único que duele más que decirte adiós es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti. Te quiero abuelo, hasta siempre.
Fdo.: Tu nieta, Sara