Querido papá. Decirte que te echo mucho de menos. Echo de menos esa sonrisa que siempre está en tu cara vayan las cosas como vayan. Esos momentos en los que me hacías reír hasta que me ahogaba. Esa ternura con la que me tratabas. Esas miradas de compresión cuando algo me iba mal, en las que con eso ya no hacían falta las palabras, porque yo ya entendía que seguías estando orgulloso de mí. En definitiva, echo de menos no tenerte aquí. Son 1641 los kilómetros que nos separan, ¿qué es eso comparado con todo el mundo? No mucho ¿verdad? Para mí la distancia suficiente que no me permite poder besarte, ni abrazarte, sorprenderte de vez en cuando con mis visitas inesperadas, hacer algún plan en cualquier momento que queramos sin la necesidad de coger un avión para poder vernos, simplemente dando cuatro pasos. Son 175 días, 19 horas, 42 minutos y 30 segundos los que no te veo, comparado con una vida podríamos decir que nada, pero para mí es el tiempo suficiente que una hija desea estar apartada de su padre. Eres, fuiste y estoy segura de que seguirás siendo una de las personas más maravillosas que conozco. Quizás no conozca a mucha gente, pero por muchas personas que entren en mi vida, TÚ seguirás siendo una de las mejores. Padres solo hay uno, muy contenta y orgullosa puedo decir que me ha tocado el mejor. Desearte lo mejor en tu vida allí. Espero que seas muy feliz y consigas todo lo que te propongas. Aquí estamos todos bien, mamá me cuida de maravilla y me da cariño por los dos. En cuanto a mi hermana ya sabes que ella es fuerte. Con amor y admiración, tu hija que te quiere: SILVIA.