Otra vez hablaba Karen Cano con Teresa, su consejera, le dijo: -Hay 3 chicos que son de una clase social muy baja con unas cualidades horribles, son minusválidos y están todos los días intentando ser amigos míos, no sé como se atreven esos canallas a acercarse a mi si yo ya tengo amigos de mi clase y son perfectos. Entonces Teresa le dijo a Karen Cano: -No importa la clase social ni el aspecto que tengan esos chicos, ellos pueden ayudarte en los buenos y en los malos momentos. Ahora te voy a contar lo que hicieron clases diferentes de erizos para poder sobrevivir. Así que Karen Cano estuvo muy atenta mientras Teresa le contaba la historia de los erizos que trataba de esta manera: Era un invierno pero no como todos, este tenía de diferente que todas las especies de animales se estaban muriendo a causa de las bajas temperaturas ya que no podían soportar esas nevadas, aire helador… Había un erizo que era muy vago, cojo, con las púas medio rotas y tonto, pero se le ocurrió una gran idea para no morir como todos los demás animales de la Tierra, su idea fue: que debían unirse en grupos todas las clases de erizos que había en el planeta, sin discriminación de
enfermos, espinas rotas... De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos que ofrecían más calor. Como se estaban haciendo daño con las púas prefirieron separarse pero fueron muriendo rápidamente, así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro y de esta manera gracias a este erizo vago, tonto, con las púas partidas y cojo pudieron sobrevivir todos los tipos de erizos que había en el mundo. Así que Karen Cano aplícate porque la mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y admirar sus cualidades. A Karen Cano le agradó lo que Teresa le dijo y se hizo gran amiga de esos 3 chicos minusválidos. Y a Galán, la escritora, le gustó mucho este cuento por eso decidió escribir unos versos: En la vida no importa el aspecto, porque no existe nadie perfecto.