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EL TECNICO INVISIBLE LA .FilOSOFÍA EXPERIMENTAl• QUE ESTÁ EN El ORIGEN DE LA CIENCIA MODERNA AFIRMA ROTUNDAMENTE QUE El CONOCIMIENTO DE LA NATURALEZA SOLO PUEDE PROGRESAR MEDIANTE EXPERIMENTOS CUIDADOSAMENTE PLANEADOS Y REAliZADOS. PERO EN LA HISTORIA TRADICIONAL DE LA CIENCIA PRÁGICAMENTE NUNCA SE MENCIONAN lOS NOMBRES DE lOS TÉCNICOS QUE PARTICIPAN EN El TRABAJO EXPERIMENTAL. STEVEN SHAPIN, QUE CONOCE BIEN LA CIENCIA INGlESA DEl SIGlO XVII, EXAMINA EL CASO DE BOYlE Y SE PREGUNTA POR El PAPEL DE lOS TÉCNICOS. ¿POR QUÉ SUElEN SER ·INVISIBlES•? ¿ES JUSTO ATRIBUIR A LOS •INVESTIGADORES• TODO El MERITO DE LOS DESCUBRIMIENTOS? ¿CUÁlES SON lOS PROBlEMAS MORAlES Y POlÍTICOS DE ESTA DIVISION DEl TRABAJO? STEVlN SHAPIN
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Está usted en Londres en 1675. Vaya al palacio de St-James y dirijase hacia el este hasta e l lado sur de Pall Mall. Pase por delante de la casa de Thomas Sydenham, el médico de moda, y de la de Nell úwyn, la amante del rey. Al llegar a la mitad de la calle, llame a la puerta de una casa de 1res pisos peneneciente a Ka.therinc, condesa de Ranclagh, y pida entrar en el laboratorio siluado a l iondo; manda allí el hermano de la propietaria, Roberc Boyle •. químico y ex peno en « fi losofía naturahL Este labo ratorio es un lugar de trabajo muy poblado en el cual diversos individuos se afanan en producir conocimien-
tos científicos; cada cual tiene un papel
rela1ivamen1e especifico que cumplir. En un rincón, el propio Boyle está dictando a uno de sus secretarios. pues en muy pocas ocasiones ha Tomado él mismo la pluma pam escribir. Las notas de laboratorio a partir de las cuales dicta su texto también ha n sido tomadas por otras persona.~. De vez en cuando. un asistente lee o resume textos científicos para no cansar la vista del maestro. Si la jornada e-s apretada. varios asistemes-quimicos se afanan en el laboratorio. destilan. amalgaman, hacen observaciones y las registran para que Boyle las utilice. Otros cxperimeman con bombas de aire o instrumentos hidrostáticos. Un boticario que vive en casa de aoyfe prepara timuras de extractos de plantas con fines me·
dicinalcs. Otros técnicos, siguiendo ins~rucciones de Boyle, se van a otra parte a realizar observaciones o experimemos y vueh•en con nmas en las que están consignados sus resultados. El laboratorio recibe de vez en cuando la visita de fabricantes de instrumen tos que 1raen aparatos que han fabricado o reparado: bombas. baróscopos; rennómelros. microscopios y re lescopios. Robcrt Hooke. colega y antiguo asistente de Boyle. pasa por allí varias veces por semana con aparatos mecátúcos, productos quimicos y publicaciones c-ientíficas: a veces H'tmbién trabaja en el laboratorio durame periodos bastante largos. (Dos a nos después, en su calidad de arquirecto, Hooke dibujaría para Boylc los planos de unlabora1orio totalmeme nuevo.) Una sirvienta habla a Boyle de un pedazo de carne luminiscente que ha descubierto en la frr:squcra. Hay un gran movimiento de criados que \'311 y vienen con baldes llenos de sangre para que Boylc pueda examinarlos; también traen fruta. peces y mosc-as que serán inlroducidos en el recinto de la bomba de aire; otros traen el correo. que Jos sec-rclarios leerán a su maestm. Con a lguna salvedad. un investigador moderno podría reconocer un tal escena· rio. En el siglo xvu el laboratorio de Boyle podría ser considerado como una sede privilegiada de acrividad cient ifica. A principios de la Cpoca moderna. }'ext,•,..~-..:JC C:CNT!:ICO 'J~
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cepwando los obse1·varorios astronómicos. habia pocos lugares dedicados al dcsartollo de la ciencia en los que pudier:t descubrirse una división del trabajo ta • in1ensa o una mano de obra tan En genetol, Jos hisloriodores de lo ciencia no se ho11 lntt:resodo mvcho por el esh.Jdio del ., papel de los Jécnicos y do otros co1egortos de persOilol que participan en la adquisición y ol reg•'}fiO dtJ. los conocJmjentos cienf((;cos. Uno de los prfr,cipolo-s ob~>l6<:vfoJ con que topemos ol intentar hacernos vna idea del lrobo;o de los r&nicoJ en el posodo e$ de o!den práctico: no s61o los documentos hisrórJ.cos don pocos indicaciones sobre los asistentes empleodos en los loborol(){ios, sino quo los lesttrnOni01 de qvc d•'spO(ICmos se han de interpre.•or con precouci6n. Este grobodo fut: pvblicodo en 1664 por Caspor Schott en una ob10 litvlodo Tec_hnico cori0$0. Represento lo bembo de aire inVf:lntoda unos años on'eJ por el olem(m OHo \On Gverickol1602-1686). Es interesante obsef!.CI' q11e los dos asistentes que operan en lo ceso de ...on Gueticke e11 Mc;:gdeburgo son doblcmcnJo .w•'rwisiblos•. f. prt'mer fugar. no se Yen svs con:~s (ni siQu•'et el personaje de la izquictda, que estó de frenre, t.·ene unos rasgos daromente definidos). Estos dos asistentes estón literolmcn/e privados de Jc/cmkiod. Por otro porre, se encoentron en uno habitación sllvodo <it:boio de oqu611o en lo Qlt'e los visitar; tes iban o vor los expcrimel'lf<JS. los meconi.smos y los hombre$ que los hadan funcionar erort mv,'~ibles. Sólo se pod!on 'V't;r los momv,Hos<Js efeoos ob/f:!1idos con lo bombo de a•-re.
oltipo de acti'idades que ejada a cam-
bio de una retribución; se le exigía como múimo que fuera hábil (y no que tuviera una cultura teórica).t'l Todos estos ayudantes de laboratori•\ opcradorq, obrero! y uistcntes partkl·
paban de distintas maneras en los traba. jos cientlncos de Boyle. Pero tenían to.
dos algo en com\ln: eran casi «invisi· bies». Y lo eran por parúda doble. En primer lugar, cabe considerar que oran invisibles a los ojos de Boylc y a los de aqu~llo5 para (luienes éste escribía en d si¡Jo xvu; en Jos trabajos publicados por Boyle y on su correspondencia rara vu se mencionan sus nombres y tareas.
APENAS EXISTEN ANALISIS PROFUNDOS Y RIGUROSOS QUE INTERPRnEN EL TRABAJO DI LOS TICNICOS
• Además, estos técnicos han permaneci· do casi totalmente invisibles para Jos his· toriadores y sociólogos que se interesan por la ciencia. En la literatura ya considerablo producida por estos expertos, se
encuentran poquísimos estudios en los
inte:nsa o una mano de obra tan abun-
danlc.m Los que trabajaban
pan1
Boyle reciblan
lo, todos los «operadores>t y «ayudantes de laboratorio» de Boyle eran de sexo
que se describa e interpret< en profu.ndi· dad oltrabajo dolos técnicos. Así, Chao· dra Mulerji ha puesto en evidencia la im· ponencia de la técnica y de los técnicos para quien quiera captar los caracteres espec;ncos de los distintos laboratorios (es decir, lo que llama sus «ruma.s»).<'J Un estudio erno¡¡nlnoo efectuado por el Hall
masculino. Como los criados de: las ca· lnslhute de Me.lbourne, con pretensiones -
nombres muy diversos. los «secretarios)
sas, probablemente eran contratados pan1
(amanuenses) solían hacer su trabajo tra-
un cierto periodo. en general un ano, vi· ción que de costumbre al papel de los técv1an en casa de su patrón y trabajaban nicos y de los asistentes.<•> Mencionemos bajo sus órdenes. Hay que notar que los una encuesta sobre Jos laboratorios fran· l~tnicos de Boyle, a direrencia de Jos de ceses que examina y compara los oríge-Hooke. por ejemplo, no erao aprendices nes sociales y ellipo de trabajo de los in· que venían a formarse para adquirir las vcsllgadorl!1 y de los técnicos."' Limi· competencias de su maestro. En el COD· tándonos a la lectura de los trabajos mlis taco del laboratorio, solía considerane sianificati-os dedicados a la «revolución que el trabajo de los técnicos exigJa es· científica» del siglo xvu, se podrla croet
dicional pero ocasionalmente pod/an rea-
lizar tareas técnicas. Los asistente• químicos soJfan designarse con el nom~ bre de «a)'IJdanles de laboratorio» (laborants). Los que se ocupaban de los apa-
ratos mecánicos y de su ntanten1m1cnto eran los «operadores» (oJH!rators) y los constructores de estos aparatos eran Ita. mados •mecánicos» (ortificers). P,ro lodos podían llevar el nombre más ¡eneral de •asi.stenles». En la práctica, sin cm· barao, se utilizaba un tttmíno que desla· naba a todo el personal así empleado: el de ayudantes (servonrs) o, a coa mú pm:isión, «ayudantes-<¡u.iuúooso. El término «técnico» (t~hnidan) se aplica·
•«ct.
ba a qujenes trabajaban en un contcxco cientirico na rural y e:n el siglo XVII no se
ruer1o fisioo o una cierta habilidad manual pero sólo excepcionalmente unos
\'erdaderos conocimientos. Aunque los servicios de secretariado podían consti· tu ir una etapa intamcdia para jó...'mes C$o. 1udian1es destinados a hacer earrua
más bien divulgadoras, dedica más aten·
fácilmonle que m ellaboratoriq de Soy· le no habla nadie exceptO el propio Soy· le La producción de tC><tos áentílkos ha· brfa sido ammtda exclusivamente por los IUIOres de Jos t<XtOS rumados que ball llepdo hasta nosotros.
como eclesiásticos o c:n las profesiones Para el historiador, por lo tanta, el pr ,.. jurídicas, parece ser que las actividades
de los técnicos correspondían a empleos relat.i vamente estables. Un asistente-qul· mico de Boyle vivió y trabajó con 4!1 du-
usaba para designar a quienes trabajaban en los laboratorios. Igual que el suslanlivo «científicon (scientlst), sólo en el si·
rante muchos anos; inicialmente, tal vez ruera uno de los sirvientes de la familia.
¡lo XX ha sido corrientemente utilizado. ¿Qui~nes eran estos asistentes, y qu~ hu·
nirsc por su condición de asalariado. por
clan? Hasta donde hornos podido saber·
su dependencia para con su patrón y por
El técnico, en el siglo xv11 , puede deO-
MUNDO QfN"'fFICO N~ IJJ \01.\JMEN 11 P iOIN& S 1 2
blema es doble. Time que documenw-se para descubrir d significado del trabajo
je estos t6cnicos, pero también tiene que o<pllcar por qu6 estos mlsmos téenioos pa· roban inadvtrtidos para quienes los ern· picaban. ¿Por qu~ habla tanta diferencia • entre lo que hadan ellos y lo que ha clan sus patronos? ¿Cómo se expijea la ínvisi· ~ilidad de unos y la autoridad do otros?
La reconstitución del trabajo de los t~C· nicos se enrrcnta inmediatamente a mil
tualmenLc podfa contar «Con lns manos de los demáS» para la realización de s uJ
lfl\lmentos retóricos sobrt' la «nue-.-a
experimentos."'
Pese a la retórica de es-
citncia• que noreció en lnalatcrra en el tos pioneros. parece más que probable si¡lo xv11. A direrencia de la escolástica que Boyle, lejos de haber efectuado «lO· «tst~ril» de las universidades, a diferen .. dos)> sus experimentos, sólo en un red uda de las declaraciones ometarisicaso de cidlsimo número de casos manejara per· 1o1 raciooalisw modernos, la nu....,. cien· sonalmente sus aparatos y «mltttiales•. cia experimental era considerada como Una parte muy importante de los traba· una práctica que e:tigia pOnerse manos a jos experimentales de Boyle fue realiza· la obra. Francis Bacon y los jefes de rila d a para él por asistentes remunerados a de la Royal Sodety de Londres (fundada tal erecto. No hay muchas ratones para en los ailos 1660) no dejaroo d~ imistir pensar que su comportamiento. en este en un programa de aut~núca experimen- campo, ruera muy di!linto del de los detación, ejecutado en umu condicionc.s ..rtifíciales•. para poder Uegar a una dencia de la natun.Jeza aut~ntica, objetiva y útil. Habla que hacer experimen· tos concreto.s, no sólo «mentales». La ciencia auténtica dependla de experimentos reales, ejecutados a la vista de quienes eran responsables de ellos y podían u! atestiguar su ,oaJor. Uno de los porta· \'OCCS más inOu)'entes de la Royal Society de<tribla en los siguientes términos la •ley rundamental• de esta companla: •Los miembros de la Socieelad tenían que ttpttir el experimento cada ~ que tu· vieran la posibilidad de trabajar en el asunto...6l El nuevo gentilhom'bre filOsoro. abandonando d tradicional desprecio por los trabajos manuales, no había de
intercambiable en el mercado de traba· jo. No se requiere nln¡ún conocimiento especial, sólo un poco de habilidad. No obstante, los asistentes remunerados tam· bién servlan para hacer runcionar los instrumentos de Boyle y para realizar sus a· perimentos de química. Por ejemplo, los textos de Boyle, en repetidas ocasiones y siquiera indirectamente, aluden a loe asistenrcs (c[ornidos y díestro.s» que ejecutan el trabajo. a menudo penoso. que consiste en mo\'er hacia abajo d pistón de la bom· ba de aire para producir el necesario vaelo: «el que hace runcionar la bomba»,
pensar que ruera degradan1e oensuciarn: las numos con productos químicos, hor· nos o bombas. Al contrario, aceptada tra.nJformarse. como dice Boyle, en un simple 41hombrc de pmu», en un «Ira· bajadoO> deseoso de descubrir la verdad divina en la naturnJeza, lo cua l era si¡no de su nobl<u y de su devoción crittiana.<'»
SE HA SUBESTIMADO MUCHO LA IMPORTANCIA DEL TRABAJO DE LOS TICNICOS
•
Ero¡__,.. - l o ,.,.,.., c:iondo ex__.,¡ o lo on~ de los o~qu~n.,.,., . ,... """ OJOd,o on6IWno del siglo ""' ""'"""" .... . de oiquin;o . . o/ -
No •
Oxt)
/os oyvdonfes folf'~n son puno. &?Museo de ho$1000 de lo cootoQio de lo .,....,;dod de
m~s
dentificos de su tiempo.
«el que mueve el pistón hacia abajo•.
Lo retórica que presentaba a los nuevos ¿Cuál era la naturaleza y la extensión del ttc.oot En tales casos, se reconoce a ~--e-.. invesligadores como Boyle como si ruc. trabajo de los técnicos en el laboratorio ces la existencia de una ciena hab11idad ran prácticos próximos a los artesanos ha de Boyle? Puede que en ciertos casos fue· en quienes se dedicaban a estaS opero closido muy eficaz.; un historiador modttno, por ejemplo, ha afirmado que •••· die podía dudo.r de que (Boyle) ejecutó los cle:ntos e incluso miles de experimentos de los que lnronnó».<ll Pero hay que darse cuenta de que Boyle y los demés C<ntilhombres que practicaban la filosona experimental ~o~.ejecutarom) estOS CXpt· rimen tos de acuerdo con unas modalída· des muy particulares. Asl, Boyle estimaba Que un gentilhombre daba muestraS de un •un exceso de delicadeza afeminada» si despreciaba las actividades concretas del trabajo clent!rico; pero tambi~n declaró, no sln reconocimiento. aue habi-
ran considerados como simples fuentes
de ener¡la física, como músculos su plementarios que obedecían a la voluntad del maestro para mover instrumentos y
materiales pesados, cortar la madera para Jos hornos o acarrear el agua necesaria para las operaciones químicas. Es d tipo de trnbajo que los investigadores. tanto los del siglo xv11 como los actuales, tien· den a considerar como poco Jmportante de cara 1 la adquisición de conocimientos. La ciencia, indudablemente, no po-
dría pro¡resar sin este trabajo, pero se cree que podria renliz.arlo cualquiera y el personal correspondiente es ráeilmente
nes: la experiencia adquirida podla ha· berlcs: dado una cicr1a competencia, in· dwo ciertos conocimientos «implic:itos». ~ro hay que scilalar que en otras oca· sioncs Boyle puso en duda el valor de los juicios que los técnicos ronnulaban sobre la base de sus saben:s impücitos. Citó por ejemplo la opinión de uno de sus
operadores sobre un punto preciso: este último pensaba que seria Inútil seguir ha· ciendo d vaclo en la bomba de aire para producir el erecto buscado. El inter~ de la anécdota consiste en que d juicio era erróneo. Boyle dio la orden de proseauir la operación y obtuvo unos resultados
que le demostraron la superioridad del conocimiento filosófico sobre la simple habilidad práctica,UI)
EN GENERAL, BOYLE NO HACIA PERSONALMENTE SUS EXPERIMENTOS
• Boyle no sólo confiaba en las manos de sus técnjcos sino tambi6n en sus ojos y su juicio. Según su propio testimonio, gran parte delltrabajo consistente en observar y registrar Jos resultados de ex pe· rimentos era confiada a asistentes asalariados. El que Boyle tm;era tal confianza en los ojos de sus t~cnicos se podía atri-
Boyle. Los experimentos sobre la combustión arrojaban sistemáticamente re· sultados dudosos de csla clase; en este contexto, Boyle observaba que los testimonios de dos asistentes no bastaban para establecer una conclusión experimental cierta. Entonces hada repetir e l experimento «para su mayor satisfacciónn, librándo.sc así, dicho en sus propias palabras, «de la necesidad de fiarse de los ojos de 1os demás».<"l El trabajo de los técnicos era «transparente» cuando el aparato funcionaba co· rrectameme y cuando los resultados eran los esperados. Por contra, su papel era constantemente mencionado cuando las cosas no estaban ocurriendo como era de esperar. En estas circunstancias. el traba· jo de los t~cnicos (o más bien su incom-
tro y la realidad de la naturaleza. El que los errores de los técrucos pudieran faJ. sear los t:llpcrime.mos acababa sirviendo de excusa para explicar y rechazar ex p.:-. rimentos fracasados. De hecho, Jas situaciones descritas por Boyle en las que tos experimentos fraca. saban rotundamente son las que mejor informan sobre la naturaleza y el Lraba. jo de sus asistentes. A "·eces, por ejcm• plo, los artesanos suministraban instrumentos defectuosos o materiales c:xpcrimemales impuros o de mala calidad; en ocasiones. los ((ayudames de laboratorio)) interpret.aball mal o no respetaban unas instrucciones que Boyle considera. ba claras y desprovistas de toda ambigüedad. Una prueba neumática, escribe Boy. le, fracasa «en nuestra ausencia ( ...) a
buir en pane al estado de sus propios petencia) pasaban a un primer plano. Sus causa de una negligencia o de un error
ojos: estimaba que no tenía buena vista y su mala salud le impedía, por ejemplo, lnlnsportar un barómetro hasta lo alto de una colina para observar directamente el nivel del mercurio. !•~ Además, Boyle se ausentaba a menudo de su laboratorio durante periodos bastante largos para dedicarse a otras ocupaciones; confiaba en tonces a sus asistentes la entera responsabilidad de la ejecución y el registro de Jos experimentos. En todo caso,
componamientos eran una importante fuente de opac-idad entre el ojo del maes-
Jos textos impresos se escribían en primera persona y raramente mencionaban a la persona que habla hecho t.al observación. generalmente cuando un resui-
Jado era conforme a lo esperado no se mencionaba a ningún observador; la observación era simplemente presentada como ((testimonio visible de la naturaleza». Se hada sobre Jodo alusión al papel de Jos técnicos en la observa· ción y el registro de los hechos cuando los resuJtados abtcnidos eran inconsistentes o suscitaban problemas. As(, muchos de los experimentos realizados por Boyle hacia 1670 sobre la llama, la combustión y la fosforescen· cia se basaban en unos juicios visuale,s partkularmt.ntc delicados: eJ inido de los fenómenos a constatar era difícil de de terminar y había frecuentes desacuerdos
Este grobodq qve dolo de 1664, rspresenta o Robert Soy/~ y plontoo vn problema sobre •detecllOJ <k, oulofl• on dencio. \.&mos en
emre los dislintos observadores.<lll Boy- segundo plano la bombo de oi~e qve eo le reconocía su inevitable dependencia de las competencias de sus asistentes y de su honradez como observadores. Sabía que había ahí un irrnportante problema vin· culada a las relaciones sociales implicadas en la producción de conocimientos: el de la confi an:a. A menos que el patrón-investigador hiciera personaJmente todos sus experimentos y lo observara todo con sus propios ojos, tenla que decidir en quién (y en qué circunstancias) podfa confiar. El problema, en la práctica. sólo era grave cuando las observaciones eran ambiguas o anómalas desde el pumo de visl.a de las concepciones de
aquel tiempo se conocfo bo¡o ~~ llombte de Mochino boyteooo (móquioo do /Joylo). Po<r> proboblemenle fue construido poro Boyle por Robert HookeJ odemós, sv montenimiemo y funcionamiento corrfon o corgo de un cifJ.flo nVme10 de oslsten~ y de fobriconfes de lnstrvmtttltOS cuyo nombre, en la gran moyor(o do los cosos, no ha llegado hosto nosotros. En genero!. tenetnO$ pocos i!vstrociones qvo nos fevrtlen ospttdos próoicos del trobojo dentJ1ico. Disponemos M combío df!J un número opredoble de rctrolos de autores cienh1k;.os y de imógenes que mvestron el material v!lllzodo. En porticulor; no tenemos ningVn docvmen!o lc0Jt09rófico que reprcson!e el laboratorio do Boyl~ v otros loborotorios del siglo X\1).). (Ashmoleon Mvseum, Oxlotd.) MV\;DQ OENrfttCO N~ \13 \OIUM[N 11 Pi:GINA 524
cometido por aquéllos a quienes había. rnos encargado realizarla>>. Boyle y uno de sus colegas de Oxford estaban senta· dos 1ranquilamen_te junto a la chimenea cuando fueron (<-sorprendidos por un ruido súbito>, en la habitación contigua. Era una bomba de aire que había hecho<·.· plosión porque u.n joven asistente incapaz la habia hecho funcionar con de· masiada ((obstinac:ióm). Boylc dio detalles acerca de numerosas catástrofes ocurridas en ex~ perlmentos; la mayoria de ellas habían sido causadas por errores comeLidos por sus asistentes y afortunadamente habían tenido lugar cu:rndo él estaba lejos d•l peligro... Probablemente los ex¡>rimentos más peligrosos que reaiJ ~ zó versaron sobre las condiciones y la naturaleza de las explosiones. Des-de el inicio de estos tesu, había to· mado concienci.a de los riesgos asocia·l dos a la mezcla de ácido nítrico y aleo· hol. En una ocasión, hubo una explosión tan violenta que parte del líquido «Salió del recipiente de vidrio y fue proyectada hasta el techo de la sala>); luego, cayen~ n unas gotas que saJpicaron «la cara dd que sostenía el recipiente (y) le hicieron sentirse sumergido en fuego (asf me lo contó), lo cual le incitó a bajar las esca· Jeras como un loc.o para ir a refrescarse
en la bomba». Boyle r~accionó pidiendo a su ayudante que «prestara más atención,Jl5l Después de aquilatar los risgos inhe.rentcs a estos experimentos, Boyle dio a su asistente unas órdenes LOdavla más dct.l~ liadas y ordenó que las pruebas se hici • ran en una sala bastante grande para que tos espectadores q ucdaran protegidos de todo peligro¡ ((incluso el operador que agitaba el recipiente se tenia que mantener a una buena distancia de la mezcla.>• Por des-gracia, como era de esperar. eltéc· ' nico no respetó las consignas y Boyle na· rra así la serie de acontecimientos: <<Habiéndome mirado yo no leja$ de allf
lll.storia dt ltu citncil1S
para escriblr una carta, el operador (...) derribó bruscamente el instrumento sin poder apartarse. Una ve.z derramado el ¡¡quido (...), se produjo una expansión (o tXP·''·fión) muy sorprendente y violenta: con •· grrm ruido (que, según dijo el ayu· dantt, superaba el de un pistoletazo), los recipientes de vidrio se rompieron en mil ptdaz,OS, como pude yo constatar/o lnme-diatamente después, y buena parte de la mezcla fue proyectada vlolentamente so· bff la ropa del operador, arrancándole el sombrero y alcam;ándolc en el rostro. so
brt todo en los ojos~ causándole unas tu·
mefacciona extremadamente dolorosas qur habrían podido ser muy peligrosos de"" Jraber llegado yo a tiempo (...)Le hict disolver inmediatamente Sacchan.mr saturni y le dije que utilizara una espon· ja sua\le para mamener los tejldos im· pregnodos con este licor mediante aplicaciones frecuentemente renovadas. ))(lt>l Poco después de este incidente. uno de los
(7) R. Boyt., Y<'bfh, l . &i~h led.), 6 ..t.. 1772, ..ol. t. PP.
3()().307. 18) C. G<fosM 'rhc odf}t' of
asistentes de Boylc (sin duda horrible· mmte desfigurado) buscó un empleo más uanquilo junto a Isaac Newton, en Cam· bri'!\e.' 17)
•'*""'""'· Prirw;etoro
Unlver\I.IV Pre:ss,
t960. 19) R. Soo¡to.
~h,wL 2, J1
t4. 1101 S. Sho,... .S. Xho/f«, lt.MorhCM ond
BOYLE ERA EL AUTOR PORQUE ERA QUIÉN DETENTABA LA AUTORIDAD
me O:t·purr:pr
Hoébos, lloy/o ood/l>o
• lr. Judablcmcnte. gran parle de los traba· jos ejecutados por los asistentes remune· rados de Boyle no e.x.ig.ían ninguna cualificación especial (como máximo una derta habilidad técnica); en todos los casos de esta clase, la interp retación de las relaciones entre el investigador y sus ayu· dantes no pla ntea ningún problema imponante. Pero hubo casos muy distintos., eomo vamos a ver ahora examinando los ten imoníos facilitados por Boyle a propusito del trabajo de los técnicos en un informe de 1680 sobre experimentos con la bomba de aire. Allí, de un modo totalmente inhabitual en él, menciona eJ nombre de su asiSlente remunerado, Denis Papin. bien conocido por los historiadores por haber invemado un primer modelo de autoclave, la «marmita de PaPin».Oil El propio Boyle describió las actividades de Papin. Este úllimo había disrf:ado y construido el instrumento con el que realizaba sus experimentos: lo hada funcionar solo o con la ayuda de oLros ttcnicos; era él quien medía y registraba casi todos los res u liados experimentales. También era él quien había diseñado y organizado gran parte de los experimentos que se tenían que hacer. Redactaba, adernás, de su puñ.o y letra un número notable d e informes experimentales, tal vez
OitpcrimetVo/lik:, Pri~n
Unlve.siry Pr&ss, t985, PP.
O.nis Popin /1647-1712?) es uno de los pocos técnk:os del siglo XVII del q~~e sobemos el nombre. Este francés estuvo al sorvido do Boy/c doronte ~dos o!1"os (despvés de 1670) poro realizar los eJf.perimenJos de éste. lo carrero ciontf1ico d e Popln hablo emptJzodo con Christian Huygens, en Holando, qr.;e lo emp/eobo como léc.nic(>. Huygem lo recamfmd6 a /os expen'menlocJaros cicnhfiCOS que grovltobcn en tomo de lo Royol Soc1ety. TIOS dejar el servido de Boyle, Papin lrobaj6 como tócnico poro esto sociódod y poro uno ocodemlo dt'JnhfK:O de WJneo"o. Tu\I'Q un empleo (mol pagoda) como profe sor ci& motemótk os .,, Morbu!9o y lucrp tegres<S o lngloterro donde murió en lo osucridod y lo miseria. Esto litogrolfo, reolizOáo o partir dtJ VIl rertoto que se encuentro en lo univel$idad de Mo.rbu19q. mve&tro o Popin COil uno represen!odóf1 de su .marmifO•, un prtJcursor dtJ lo oute<lo110. (8ib/loteco del /nsfilvfo \M>IIcome, wndres.)
26-4v 1111 R &o,<..
~.vd.3,p.
576. 1121 R. 8ovte,
IM><U, d. 3, p.
224. 1131 J.V. Gollnsij, oA noble
""""'~' fe~eoreh
Ol'l
phosphorus ond the publk
cuhvres of sciencCI in lhe~ corly ioya1
~:.,lsJ.a,BO
casi todos. El propio Boyle dijo que su técnico «tenía que in formar por escrito ( ... ) como si todos los experimentos hubieran sido realizados y observados bajo su propia competencia>>. «No me preo· cupé demasiado por el estilo, reconoce Boyle. a causa de mi mala salud; además, ocuporadb por todo clase de asuntos, tuve
que dejar la palabra al setlor Pupin.>> Boyle añadía, finalmente, que dejó a sus asistente una parte al menos dellrabajo de interpretación (y probablemente, una vez más. casi todo): «Algunas de estas conclusiones hay que atribuirlas más a mi asistente que a mí mismo.>) ¿Cuál era entonces e l papel exacto de Boyle? Después de tomar a Papin a su servicio, una vez comprobadas sus cua~ lificacioncs generales y la seriedad de su M\tNI!)Q CJfNTfRCO N° 113 'vOUJM~N u
PA.OrNA s:a.s
trabajo, confiaba en él . Boyle dijo haber asistido a los ((principales experimentos»; dijo también que pidió a Papin q~¡.~e le tuviera inrormado de lo que ocurría en Su ausencia; que releyó (o más bien se hizo leer por uno de sus secretarios) los i.nformes del experimento de Papin «para que no pudiera pasar inadvertido nlngún error en los experimentos>). BoyJe no tenia necc.sídad de hacer más, pÚes, escribe. u tenia motivos sobrados para fiarme de su habilidad e inteligencia>>.tl9> A determinadas sens ibilidades modernas. podría parecerles que hay ahí algo anor· mal o incluso illmol'al. Después de todo lo que hizo Papin, se puede pensar que tendría que haber sido mencionado como uno de los autores, Lal vez incluso como e l único autor de estos trabajos. Pero no
lt989),,.
tl-39. 1141 R. 8ov4e.
'Mxks, \!01. 3, p.
5n.
1151R. Sovle,
\1\ob(U, .d. 3, p.
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1161 R. 8ovl•.
IM><Is, ..,¡, J.
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5 11947(, PP.
•1-50.
fue así. Lo más que se puede decir es que realizó los e.<perimentos de Boyle y redactó su texto. El hisroriador no dispone del más mínimo documento que le permita decir que Boyle consideraba reprensible su propia conducta; nada indica tampOCO que Papin o Robert Hooke (que quizá prestó tantos servicios a Boylc como Papin) se sintieran perjudicados.""' ¿En qué sentido, en aquella ~pO ca, pudo considerarse a Boylc, en mayor medida que Papin, como autor de estos textos? La respuesta puede parecer tautológica: Boylc era el autor porque era quien detentaba la autoridad. Era ti quien presidía las actividades de investigación, unas actividades que por lo demás se realizaban en su propia casa. Era él quien tenía el derecho indiscutido de decidir el programa de trabajo, quien estaba habilitado para dirigir efectivame-n te el trabajo
especializado requerido de los demás,
que tomaba a su servicio. Era Boyle quien contrataba o despedía al personal, quien confiaba o no en el uabajo de Jos que es-
para no tener que prestar ningún ju. ramento.
taban a su servicio. En este sentido, Jos trabajos realizados en Jos locales de los que Boyle era propietario podían consi· derarse legílimamente como de su propiedad. Desde este punto de vis La, era indüerente que Papin poseyera un diploma de medicina o que ya contara con un trabajo cienúfico publicado cuando fue a trabajar con Boyle; también que fuera considerado como un experto no sólo bábil sino tambi~o instruido. Tal vez fue por su instrucción por lo que Papin fue citado en los textos de Boyle. Pero Papin, en Jos laboratorios de su maestro, tenia la obligación de servir a Boyle como si le perteneciera. A Boyle correspondía decidir si podía o no oonfiar en Papin. En los manuscritos de Boyle que se conservan en la Royal Society, hay un documento
lD esceno oqr.N fltptesiJflfodo tiene lugar o fifW!l~ del siglo XVN .,,., elloborotorio de qvfmico de Anto•'ne louren/ lDvoisler. Vemo~ o lo ckrecho o lo s.eftom lovoisier anotando los res<Jitodos ds un BJt.perimenro. A lo lzqvlerdo, vn técnico tronsporlo vn instrvrnonio. & Úllf!!:ftMOMe observar que vno tecienUI o.ntologi'o eJe enso)IOS dentd'rcos .sobte lo próctico experimento/ eligió es-to J/vstn:xf6ft poro sv cubierlo. F;gurr;¡ en eflo lo $tt/Soro lovohis(jpero el técnico ha de.saporcckiol (Documenta tomado de E. Grimovx, lovoisi.or, Porfs, 1988.)
quien tenia la potestad de definir los lf- notable, el proyecto del juramento que temites entre «habilidad manual>> y «cono-- nian que firmar sus técnicos. 1bdos ellos cimientos>>. Él era el responsable del Lra· se compromeüan a no traicionar la conbajo, el que estaba cualificado para fianza que en ellos hablo puesto su señor aceptar o rechazar los resultados y para y prometían, en su fe de cristianos, no decidir bajo qué forma serian publicados, divulgar los secretos cientlficos de y ello independientemente de que hubie- Boylc.O" ra ejercido o no este derecho. Finalmen· Como es sabido, el propio Boyle se negó te, su autoridad se exteodia a todos los a ser presidente de la Royal Society MUNOO CIENliFICO N ! U3 \O!UMEN U
PlOIN A 126
¿QUII!N MERECE SER CITADO COMO AUTO~ DE UNA INVESTIGACI6N? LA RESPUESTA VARIA DE UN LABORATORIO A OTRO
• Dicho esto, no parece carente de jnteré¡ e l que hoy en dla reaccionemos ante es·.a situación y veamos en ella un problema moral. La concepción que en el siglo XVII se tenía sobre el trabajo y la autoridad diferían de la nuestra, muy probablemente a causa de diferencias de sensibilidad moral o pOJltica. ¿CuAl era pues el contexto moral del siglo XVII, que hacia que los técnicos fueran invisibles? Al nivel más fundamental, el individualismo que impregna la mayor parte de la cultura occidental se ha apresado hisl • ricamente en las concepciones sobre la adquisición de conocimientos. En las dcncias, como en las artes y la literatura, la imagen del creador es la de un in· dividuo solitario que está en conctacto eon la realidad o bebe en diversas fuentes de inspimdón.CUJ Si pensamos que la soledad es la situación más propicia para una percepción auténtica de la realidad, entonces consideraremos que toda em· presa co1ecliva está condenada a no pn · curar más que conocimientos mediocre:; o banales. Más aún, una interpreLación que convierte el conocimiento científico . en una especie de revelación tiende a hacer hincapié en breves brotes de genio in· dividual en contraste con el esfuerzo prolongado de un trabajo colectivo. De hecho, muchas anécdotas hacen pensar que incluso hoy, en la época de la «Big Science», esta concepción individualisr.a de la ciencia como revelación está siem· pre presente. Constitu)·e la base cultural que explica la «invisibilidad>) de los léc· nicos y de otras eategorías de personaJ asociadas a la investigación científica. así como nuestra tendencia a ver la ciencia como una pura actividad de pensamiento y no como un trabajo. En segundo lugar, hay que reconocer que pese a las proclamas de la retórica científica corriente en la Inglaterra del siglo xvn, que recomendaba ponerse manos la obra, Ja ((filosofla natural)) seguía sien· do ante todo una actividad de gentilhombre. En esta sociedad dominada por Jos buenos modales segufa estando muy enraizado y era omnipresente el tradicional despr<:eio por el trabajo manual. Otros ,. ingleses que cultivaban la filosofía de la naturaleza, como Thomas Hobbes, ridi.. culiz.aron a quienes trataban de fundar
llutorw d~ la tlt'ncuu
• ciencia en la manipu1oción de instru~ J!d!IOS y no <n el mero ejereicio del p<n;OJDiento racional; comparaban a los ,¡e...,bros de la Royal Soc:iety que prac¡¡ca an la upe-rimentación con «charla"nes». «mecánicOS» y tcobreros».tlJJ ¡.,ta je111rqulo que oponla la simple haliJidad manual (o el conocimiento em,frico) con el conocimiento r.losófico 111tbltieamente racional y sur¡ido de la ¡dlaión era fundamental. Se puede afirJI.3r que en sus inicio.s la organización ¡tobal de lo sociedad modema estaba basada rn la distinción entre los que traba· jlhan y los que p<nsaban o combatían. U actividad del si¡IO XVII que Ueva el 110mb~ de «nlosoria natural• está macada por esto du!inción y se constatan sus efectos en las relaciones entre fi1ósofos y t~cnicos. Finalmente, la dife~ncia de cstatus en~ el «patrón• y d «servido"' hacía a este último invisible y lo privaba de identidad p<rsonal. Nunca se subrayará lo bastante que todos los téc:nicos de Boyle O' mismo Pllpio que sus pn:dcccsores y et iegas anónimos) eran criados. servido. res. ll>dos ellos eran contratados a cambio de una remuneración para trabajar bajo las órdenes de Boyle. Es decir, aceptaban trocar p:trte de su nutonornla y a u trabajo por un.a cierta nuna de dinero. Estas circunstancias parecen banales en un contexto moderno. Desde el siglo XlX la ciencia está profesionaliuda, lo cual si¡niliea que los inveslipdon:s ya no son aficionados procedentes de la alta sode-<.1d sino trabajadores o.sn1nriados. En nuestros dias. prácticamente todo el pcr· sonal cientffico y téc:nico cambia trabajo pOr dinero y al baccrlo =uocia a parte de su libertad. Es una siluadón que en 'absoluto se considera p<li¡rosa para la integridad de la ciencia. J>.:ro en el siglo xvu, la cuestión de la remuneración del trabajo tenia un significado especial des· de los puntos de vista pelltico y moral. Durante las ¡uerras civiles inglesat, y :ambi~n despu~. tuvieron lu1ar amplios debates aobre quién ten(a y podla participar eo la vida polltíca de la nación. A menudo Jas opiniones eran divergentes, pero muchos p<DSadores pOlíticos, tanto partidarios del sistema parlamentario como realistas, estaban de acuerdo en que los «servidores» no fucrnn considerados como ciudadanos de pleno derecho. Por <<SerVidores» babia que entender <n aquel tiempO a todos los trabajadores por cuenta ajena, que cambiaban su trabajo por una remuneración. El razonamiento era simple y claro: en la medida en que era un servidor, un individlJO quedaba des· poseído del ~(derecho de nacimientO>) que caracterizaba a los ingleses nacidos libn:s. En la medida en que dep<ndía de la voluntad de su amo, el u-rvidor se conside· raba privado de libertad Y era normal que su amo tomara la palnbra en su nom . .
b~: la voz del servidor quedaba incluida en la del amo. En el marco de esta concepción. los servidores de ambos se· xos estaban e:cac:t.amente tn la misma situación que las mujeres caJadaa y las mujeres en situación de dependencia, que también ernn cdnvisibles» en tanto que aclores pOI!tlcos; a la esposa se la consideraba «incluida» en la p<rsona de su marido y este último S<' expresaba en su nombre.CUl Los debates polltkos tocaban de cerca el problema de la Invisibilidad de los t~ni cos. Como servidores, eran invisibles dentro del contexto polftico de la ciencia par las mismu razones que los excluían de la vida pollticn en general. Papón formaba parte literalmente de la p<rsona de Boylc; partcfn pues perfectamente legí· timo que éste hablara en nomb~ de aquél. El estado de subordinación de los tknicos pOn fa en tela de juicio sus derc· cbos palfticos en los medios científicos
MUNOOC!(Nlff-~~~-~ tyowMfN 11
y debilitaba su credibilidad. ¿Qui~n habrlo podido creer en el testimonio de aente privada de poder social? l...oJ servido~ eran capaces de haeer funcionar máquinas p<ro no podían ser aut~nticos prQductores de conocimientos. Resulta tentador establecer una clara distinción entre la situación deJ siglo xvn y la vida de un laboratorio moderno. At;tualmcnlc, un dJJcurso que describiera las relaciones enm in\estigadores y tkn.iCO$ en ttrminos de «Jtnores» y tcservidores» serfa casi univerulmcnte recha.zado. Como diifan Jos sociólogos, la ciencia moderna reparte a los individuos en clistinw calq¡orlu en función de las cualidades y compctmcin.s de que dan muestras (cualificnciones, evaluaciones de las eapacídades en lo tocante a conoeimien· tos) y no de las caructcrfsticas que les serfan soc:ia1meme •atribuidas» de una vez por todas (p<rtcnencia a una buena familia, cualidades innatas). Esta nueva
'.nos sqún di venas modalidades y noto-
de los l&:nicos. a un cicnlifico se le pudOS los paCses tiene lu mismas e:ostum- sieron los pelos de: pu.nla anlc: la mera br<S· L.aJ estructuras administrativas va· idea de que ese~ üllimos pudieran ser ti· rlan f'"' (unción de todos estos elementos, tulares de un doctorado. Segun ti. «no por cmplo cuundo se trata de definir ts fácil lll!llor a butn fin una tnls de doc· quién puede ser técnico y quién investi· rorado. Se exigen tmas cualidades incomaador, cómo se opera el paso entre am- patibles con las que se le exigen a un buen bas ence¡orfas y cómo puede ejercerse la técnico. Los científicos emplean o los técautoridad de 105 investigadores sobre el nicos paro tfectuar los trol>ajos rurinaUllba.io de los cknicos. Pare<:e, sin em- rios d~ la lnvestlgaci6n, grvcias o lo cual bat'&O. que en la mayor!a de casos hay un ahorran un rlempo que pueden dedicar d<rtO srado de latitud en la organización a problemas md.s lnltresonru e inlelecde estas rtlaciones; cada laboratorio tualmentt mds di/i't:ilts de resolver.,tll'J (cualquiera que sea su disciplina o mar· Como era de esptm, un lknico reaccio· co) instaura su propio sistema de usos nó de lnmediaco con un ardculo citula· •n·- :"lit~• . do •los tknicos tombién son invcs~· Alaunos est'n cianunence mpnizados dores• en el que declaraba que los >Obrt b base de una distinción rfgida en- perfil.,. de carrt1a uni~icaria de los in· ue quienes detentan el saber y quienes vesciaadores y los tknicos se: tcniao que pn!e<D sólo una competencia tknica. En englobar en una nueva catc¡oria que seellos, los cientfficos piensan, mientras ria única y en la que se inceararia todo que los tknicos $e limirnn a realizar las el «personal clentlfico• (scienrific o/· manipulaciones que son la ló¡ica culmi· fir:ers) .""' nación del penoamiento de los primeros. En un col concexco. por supuesto, la habU 1>d purn manipular y la experiencia NO HAY NINGÚN ad ,.l.liridn con lo práctic.n no gozan de CRITERIO ABSOLUTO aran prtdlcamcnco, pues se considera que QUE DISTINGA A la ciencia esul basada fundamcntalmen· ce en la reOexlón y el razonamiento. Hay LOS INVESTIGADORES muchos laboracorios, por contra, eo los DI LOS TICNICOS cuales la rrontera entre quienes trabajan con 1us manos y quienes delenlan el salla (y por lo tanto encre los técnicos y los investi¡adortS) es bascante vaga. En es· La aucoridad ejercida por los investigac:os laboracorios, se estima que una \'C':r- dores sobre los tknlcos ¡ignifica sobre dJ: , ... ra compren\ión de los renómenos todo q ue los primeros deciden cómo se ~ .a normalmenle basada e:n una expeor¡anlur•n oficialmente las relaciones rientia di~la que sólo puede dar uo tlll· en en: ambos, en qu~ ~ircun¡tancias cabe bajo ereccivo sobre los objecos o procx- considerar a alguien como autor o coausos estudiados. En escos lugares, se habla cor, qut actividades tienen que ver con el par ejemplo del valor de una buena ma· conocimiento aut~ntico (por contraste nlpulati6n o se rteonooe la importancia con la simple habilidad) y cuál es la sig· de {<Stnlin• los organismos, los datos o nificación propiamente científica del tra· los apnrucos. bajo de los cécnico;. Prccisantente porP<Se o la diversidad de escos contextos que escas disposiciones son de orden «morales•), se disciernen ciertos elemen· moral y polillco, sursen diferencias de trs fundamentalc:.s en las relaciones en- criterio cuando se trata de determinar si " • demflicos y tknicos. Tales constan· las medidas adopcadas son o no equita· tes parecen aarantizar una ciena ti vas y legícimas. Todos los que han tra· continuidad entre el pasado y las sicua· bll,jado en un laboracorio, siquiera por <iones octuoles. El tl!cnico moderno y el poco tiempo. puede ha~se fácilmente del si¡lo XVII (en la medida en que pue· una idea de la diver¡eneia de opiniones. da otribu!rules uo papel bien definido) En muchos labonuorios hay UD cansen· se definen ombos por w estado de <lepen. so evidente sobrt la manera como está didencia y por la difertncia de valor gene· rigido el trabll,jo, pero oo siempre es as!. ralmence admitida entrt la habilidad y d También sueede que los cknicos piensen. saber. El cientlrico y eltb:nico tienen fun- aunque no lo marúfi<Sten en voz alta, que d 1nes disdnw. pero es el primero quien los in,·cstí¡adores se ttatribuye:n» unos d :ten ca la autoridad reconocida; a él le trabajos que no les eorrtsponden; ellos, compete definir la oacuralcza, la ampli· los céenkos, son los <<Vcrdadcramence ím· lud y el si¡nlrlcado del trabajo del segun· portantes» o (tindispen.!ables)•; los que do. En un contexto moderno. diríamos oficialmcnce detentan el poder «ignoran que enn aucorldnd está legitimada por lo que ocurre realmence». En otras pala· unos thulos que renejan una diferencia bras, los criterios que sirven para distin· objeciva de nivelen In adquisición de los guir oJ invest lsador del t~cníeo (autoriC()noclmic:ntos necesarios para la rc- dad, dependencia, compecencia ceórica) Ocxión. siempre pueden ser discutidos en el pla· En una rtcience discusión sobre el papel no de los principios. Ni qué decir ciene
•
que el historiador o el socióloao oo cie· ne que tomar pane en estos conflictos. Pero esttl elato que codos estaS cuestiones ciencn una importancla vital para el funcionamiento de un laboratorio. Pre.. cisamence porque un no-cienllfico no esu\ direcrameme involucrado, SU-' suac:rcncias y reOexioncs pueden ser útiles. Digamos lo si¡uience a modo de conclusión: los historiadores y sociólogos que desean escudlar y comprender la nacuraleza de las actividades cientrncas cienen sólidas razones para no acepcar que los tra~os de los tknioos permanez.can oinvísibi<Sll. A causa de los prtjuicos reinan· tes en los medios acadénlicos occidenta· les. la ciencia ha sido tradicionalmente prcsencada como una empresa formal y colaJmenlc racional. IJcvada a cabo pOr unos pensadores •ndlViduallllaS que se Ji. mila.n a rencxionar. Semejantes concepciones contribuyen a propapr unas imtl· genes absolulllmente idealillldas y a bloquear todo esfuerzo destinado a com· prender de modo rtalbta y positivo las actividadr:s cient(ficns. Recientemente se ha producido un vuelco saludable. Muchos espccloliscas oec uales de sociología y filosofía de la ciencia cratan de poner de relieve cuAnto de art<Sanal y de «no· dicho» hay en In práctica científica; po· neo de relieve la importancia de ciertaS tradiciones que ¡obleman las actividades concretas de inves:tiaación e interpretan la producción de conocimientos cientffi. cos como una aedvldad fundamencal· mente social."" Para ellos, en otras pa· labras, e:l labora 1orio tiene que comprenderse sobrt la base del taUcr y los científicos por rercrenc:ia a los técnicos. Lm: que están rulmente prt$entes e:n una actividad, aunqut de fonnalnvisible, son aqu~llos cuyo papel se considera carente de importancia. En el caso del trabajo de laboratorio, el hecho de mantener a los técnicos en la sombra, conto si fueran in· visibles, Liene eom.o eonS<:eucncla UD con· siderable empObrecimiento de nuestra comprtnsión de 1a práctica cientlfica.• • - . . Boyl<, fuico y qulmko ~ (Usm.,. castle 1627-Londra 1691). Sin lniiNI· jos m los: asu.ntos mis 'tvlldos,. hKcn de: 8 u:no el< ... ~ Abloo el< ... fpoca. El> flsica. ereauó,la delmnln- pr«Uas para hallar la deruidades el< loo 161Kioo 1 el< ... liqulcloo, y anunció anta que }r.tarioete, la ley ck coml'"'"sibilidad el< loo,..... M <)oró. con O)'lldo c1< H.t.c. la ~ulna MAINIIca el< Ouo Voo Gueri<U, así romo d tum6mtcro ck OaWco. En su obra El qulmico adplfco (t66t), hlzo a¡¡om:<r la co.. cepdón modtrn.a del elemento qu(mlro. Fue el primero en u1iUur J.lilt:m,tlcamente los rcacci-
vos coloreados para In ln>'CSiilaclcln de los ,¡;¡.
dos, de Jos cualr:s di-o la definición; estudió las soluciones sallrw, cmpk:ó el nltntto de plata para reconocer los cloruros, y el arnoniaoo pan1. ca· racterizar t i jcJdo dorhldrico. Supo recoser d gas desprendido de un3 reacción quJmica, aisló
el hldró,eno, deKU~rló ll ros ramina, el sulfato mercúrl~ fa l«tOAI y el aJcohol rnftl1ico.
situación reOeja el hecho de que la ciencia se ha burocratizado y se ha diferenciado mucho del resto de la sociedad; pero notemos que hace apenas unos decenios la distinción entre el científico y el ayudante remunerado todavía corres~ poodia con bastante exactitud a la cx.is~ tente entre un hombre «bien nacido» y un obrero.
Dado que estamos tejos de conocer completamente el sistema de relaciones que une a investigadores y técnicos en la cien· cia <<moderna)) (es decir, a partir del si· glo xvu), sería presuntuoso ir más allá de especulaciones y comentarios má.s o
menos subjeúvos. Pero nos vemos llevados a pensar que los usos y sensibilida· des que acabamos de describir tienen un cierto lnterts para quien quiere comprender la situación presente. Al nivel más fundamenllll, hay que reconocer que las relaciones existentes ea los laboratorios de fines del siglo XX constituyen. como las de an111no, soluciones prácticas a problemas morales y políticos. Organizar la vida de un laboratorio, distribuir la.~ res· ponsabilidades y los m~ritos, eslllblocer tos fundamentos y la extensión de la autoridad y decidir, a menudo tras mu· cbas discusiones, qui~n ha de aparecer como «autoo) de un experimento, son asuntos que tos investigadores y técnicos perciben, con razón, como de orden moral. Análogamente, las respuestas prácticas que les son dadas concretan las distintas concepciones de los interesados acerca del funcionamiento de la ciencia y de la importancia de los trabajos requeridos por el desarrollo del conocimiento. De hteho, Jas decisiones sobre las normas <<moraleS)) del laboratorio (y especial· mente la naturaleza de las relaciones entre cienúficos y técnicos) forman parte in· tegrante de la práctica cotidiana de los investigadores.
EN ALGUNOS CONTEXTOS, LA HABILIDAD Y LA EXPERIENCIA TÉCNICA NO GOZAN DE GRAN PREDICAMENTO
• Por supuesto, los distintos laboratorios resuelven (o tratan de resolver) los pro· blemas morales de maneras muy diver· sas. Las ciencias teóricas y experimenta· les han elaborado unos conceptos dis· tintos de estas relaciones: se observan también diferencias en función del tama .. no de tos laboratorios. Estos últimos pueden organiurse de modos disllntos, los sindicatos pueden estar representados en
e
ómo se contempla actualmente el papel del técnico fuera del laboratorio? ~C6mo Son las relaciones entre los mrestipdora y los t&:ni('OS en JóJ laborarorlos lduaJes'? Como en roda la sodedad. las rdadones de señor a sin'ie.nte, predominanlc:s tn cl dglo XVII, bu sido sustJtuldas por was je.n.rqo1as, mb o menot ex-plicitas sqUn los labontlOrio~ basadu en gnn plU'tt: en los djpJomas. El estatuto dt:l cient.ílic:o tambib ha c~tmblado mutho dtsde Boyle. Tanto los tnmda.adores tomo los técnicos son
asalañ"ados, l.oduso (undoudos. Aunque Jos
técnicos siguen sie.ndo los aux-iJiares de Jos inl'2Sli,adore:s, se htn oonnrtido ~ t:uténtkos profesioules; dotados de coo1petenc:ias especlfic:as que Se$ permiten resoiYC.r tolS probJemas planteados por los Inv-estigadores. Lo mismo cabe de.dr, y tc.>n rrutyor rn6n, de los lngt:oJt:ros, royos diplomas suekn ser equivalentes a los de los irnesticadorQ. •.Para un lntestigador en tontacto ton tic:nlcos muy t'U-alificados. con ln¡:;enieros (...), e.J •domi.nk»~ ya no es ('Omo antes(..... El lnYtsU&:ll.dor ya no manda, negoci:a,., tS('ribian G. ltmaine y !.U$ culaboradores hace unos dltt aJios. Esta división c!el trabajo reOrja la crt!d~.nte romplejid.ad dr.l sab« y de la comptt.tnda tknka en los labontorlos modernos.C5t ConeretAmente. t('ómo se ve desde fut:n dd laboratorio la t:Ontnbud6o de Jos té<nJcos e ingenieros? El sistema princip.al p1u2 t<SU ñsto:~t por la comunidad <"Onslste tn firmu un articulo. Esta f1.rma <"Onstilure el reconocfmienlo más ruertr qu~ se putde dar de la ('Oiüoradón tn un determiaJdo trabajo. ¿Quif:n lirmJ y en qu~ orden'? EsUas decisiones dtptndt:n dt un acuerdo entre los lorestig.Jdores inroluuados y a ll!Cf!S, en úlHmo l~rmino. dc:l director dcl labontorJo. Si el orden d~ las nrmu no es r.l alfabttico. cl pñme.r nombre sude lndk.ar aJ autor prlndpaJ del trabaA init:nlra.~ qut'. cl director del laboratorio- toando fltma.. sueSe hacerlo en última posición. los tcc:nkos t lngenitros no sutltn lnren-enlt. Ú>mo lndlca S. Shapln, son los investigJdortS quienes decidc.n atodarlos o no al aniculo. Los c:rlteños son m1l1Uples: inidath'SS persona~ autonom1a
en la e)ecud6a de estas iniciativas, competr:ncia e.n ek-.rtOi aspedo.s teórkos, o por el contrario lanovadón lknlta crucial, y también anticüedad e.n ~~ lab:oratorio. La firma slgni6ca una Integración más estrec:h.a en el equipo de ln\"t'Sllgad6n, una lottgradón que sutle lr acomp21ñada de una JfUU'Of competenda. 1-J.ay tamblla otras maneras de tdt:ndonar sus nombres. Pueden aparteer en la rúbrica dt ~•cradtclmltlllM~ que sueSe: Ir delris del tul<>, justo antes dol1 blbUognfta, r.n ldra prqueiia. Junto a las contribuciones de los tknicos, descritas con mayor
o mr.nor dC'talll\ Oguttn a veces las secreblñas, colaboraciones
pero t.amb~n las
con orros iDlUtipdores. tos prfsbmos de material y el acceso a res:ultados
puntua~
todarla oo pubtkados por otros laboratorios,
sin ohid.arse de las ruenk.~ de fin•otiacióo.
Aunque St reoonoua asf su contribución, no se cita como autor del ardtulo a ninguna dt las ptr&Onas cuyo nombre se menciona en esta rObrie2. Rtcltn.ttmeutt ha apareddo otra forma de reconoclmienlo, intermedio f'Dtre IM d<tt anUrloru. EJ Jourm,J of Ccll Biolo,;y permtte alladi; Junto 1 Jos firmantes propi.amente dJ('hos dt!l articulo. la mencl6n
t~1'titb
tlle wlstaoce of•••~ (con la asistencia
de••). El nombre del téatic:o
(o de Jos t&nloos) st esc:ribr asl t'n el encabeumlenlo del artkukt con la miJmll tipografi.a que el nombre de los li;Utores. f.o el articulo en (Utstlón, lnrestipdnrcs y tknlc.os t:arieron dercc:bOt formalmente al menos, a una ~,·lslbiUdadn equlnlentc. Ptro los $qUndos no ser6n citados por los artlculos ulttrlorts. las rucdones a est.J. fórmula son de difH'SO signo~ pan alr;un.os.,
~
trata de una
«prlma~t
concedida a tl!cnkos muy Implicados en un trabajo de inlt:St.igadón; plrl otros. ts una manera hfp6crit2 de bacer dcsapJt.reCU de la lista de &nnanlts a uo oolaborador estncl:a.L Para tumjnar, y sin pretender $el' exhausdros., trartmos de dett:nnlnar lot papt&es respecth'Os del investigador y del tknico en el man:o general de la erol006n de la prActica denllfica. Nadie,. sea o no ml-estie:adnr. puede por sl solo abarcar el tonjuolo «lmpleto de conc:tptos y Ck:nicas necturios p3ra llttv a bue:n puerto un exprrlmento. El trabajo st hace rada ru mis c:olectivo y no sólo tn las grandu mAquinu de lb'i<'a de pudculas. En ~Ce último cam~ no es raro que la.s/.ubUcadones eslén firmadas por un cmlenar e im~ti,adort:s o m~ muchos de los cuales reconocen que juer.an un papel de ln¡::eniet"o o de Ck-nim Tamb;co habril que distinguir entre la situ21ci6n de los técniro!l qut tnblijan en C'Ontado dirtchJ 1 ptrm.a.nente oon un pequefto grupo de fn,utftadores y la de Jlam.adüt 4~1&-nkos de scn·ldos JtntraJes,.. dt Jos pandts lAboratorios o rnstitol.os de irm.'!lhgacl6n. En cualquie-r taSO. C-fl:da tual. a .ru nlrt.l, litnt a t'tttS que innovar p:ara resoh'f:r problemas inéditos. Jo ('uallt Jte-va a str t1eo mis que on mero ejecutor y a sentirse personalmentt implicado e.n la tn:nlun coltdha. No ts de txtral'iar que los lknkos y los in¡en1ef0!1 no aetptc-n de. bum grado ser tratados como slmples •medios• al sr:rridn de la inft.ttigad6n, icual que cua.Jquin equipo materiaL ~Cómo evatuar t'quitathtmtntt la importandt ae cada contribución lndhidual? Al¡.unas partklulas tkme.nlal~r.r tjtmpl~ han sido dtscubierUs en clisés e detect:Off$ (sobre todo d:maras d~ burbujas). Para ello ha sido necesario que los tknlcos cñben ml1c.s de lmAg~ncs m (unción de caracterfsticas rudimentarias. En •ltUn caso han atra[do la atención dt los lnlullgadores bada alg6n tnJrlo blanco. tal va únim. en tl que las trayectorias de tas p-a.rtkulas pf'fStntaban un asptclO mhabitual que no St eorrespondia con las iru:trucdones rcdbida.s. luego. tD ti artkuJo qge da cuenta del descubrimiento :apenu se d.an la11 cndas al autor dcl hallazt~ a t'tCts destinado a la rama. ;.A quién ('Orrt'S'pOndt ti mf:r1to del dtscubtlmk:nto? Es una cuestión que se plantea a todl)5 kJs nh't'les. AsL, la concesión de los/.rtmios Nobcl, a menado con:tro1-ert:ida, es: tit·i a por algunos ('Omo una condena a la lnvlslbilldad, al meoos reJa.th'l.
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