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ROMERÍA DE LA VIRGEN DE LA SALUD

Después de dos años sufriendo las restricciones derivadas de la pandemia provocada por el Coronavirus, la pedanía de, La Hoya, celebró con todo su esplendor, la tradicional y centenaria romería con la imagen de la Virgen de la Salud, el pasado 2 de febrero.

Dicha imagen permanece en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, desde el pasado 4 de diciembre, fecha en la que fue trasladada desde su santuario hasta el templo parroquial donde se podrá seguir visitando hasta el mismo día de su fiesta.

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El día grande por excelencia en esta pedanía lorquina, comenzó a las 9 de la mañana con la misa que ofició el párroco, Régulo Cayuela. En el transcurso de este acto religioso se procedió a la bendición de las mujeres embarazadas y niños recién nacidos.

Sobre las 10 de la mañana, se inició el traslado de la imagen hasta la ermita de La Salud, donde llegó dos horas después. Una vez allí se ofició una misa de campaña en la que intervino el, Coro Sagrado Corazón de Jesús. Los 4 kilómetros que separan la iglesia parroquial del santuario serrano, estuvieron animados con la cuadrilla de La Hoya que, además de las pascuas que cantaron en el punto de partida, interpretaron asimismo, jotas, parrandas y malagueñas para hacer más llevadero el camino.

Después de la misa de campaña proseguieron los cantos de pascua y bailes de pujas con la cuadrilla y sus guiones: Andrés Abellaneda, Juan José Montes, “El Fari” y El Ganadero. Los primeros fueron en el interior del templo, mientras que los bailes de pujas se llevaron a cabo dentro de la carpa instalada al efecto por el ayuntamiento de Lorca.

Durante todo el día permaneció expuesta al público la monumental cesta navideña que prepararon los mayordomos y mayordomas, organizadores del evento, gracias a la colaboración de los comercios locales y próximos a la pedanía.

Mientras todo ello ocurrió, centenares de personas ocuparon los aledaños del Santuario, incluido el parque, disfrutando de la jornada de convivencia y degustando los mejores productos de la gastronomía local y regional.

El broche final de la fiesta consistió, como siempre, en la subasta de una extraordinaria y deliciosa tortada de varias alturas, por la que, en alguna ocasión, se han llegado a pagar hasta 9.000 euros. Varias peñas de amigos o particulares, pujaron por llevarse el pastel, como ya es tradicional.

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