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PINCELADAS A LA VIDA
from VEL 136
by Pedro Teruel
UNA PASIÓN AZUL DESDE MI CORAZÓN
POR Lorety
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«SOY AZUL PORQUE NACÍ AZUL, COMO EL CIELO Y EL MAR»
Este escrito no refleja ni el lujo, ni el arte, ni la grandiosidad, ni la historia que manifiesta mi Paso Azul al pasar por la carrera cada Semana Santa. Es un sentimiento profundo, hecho con el corazón sobre mi Virgen de los Dolores.
Es de noche, suenan las 12 en el reloj de la iglesia de San Francisco, como muchos azules me encuentro en la puerta de la iglesia, alegre y entusiasmada para felicitar en su onomástica a mi Virgen de los Dolores. Ella con naturalidad y amor aparece unos instantes en la puerta para dar las gracias a todos sus hijos azules por estar otro año acompañándola. Suena en himno azul «Las Caretas», esto me ciega, me enloquece. Con la serenata a la Virgen despierta y brota mi pasión azul.
Las campanas de San Francisco no dejan de repicar en toda la mañana del Viernes de Dolores. Expresan la pasión, la devoción y el cariño que sentimos los azules por nuestra Madre la Virgen de los Dolores. Sigo unida a ella en la Eucaristía Solemne, celebrada en su templo lujosamente engalanado, suenan los violines, cantan unas voces celestiales. Como azul me enorgullece, me emociono de ver la ternura y la devoción con que veneramos a nuestra Virgen y Madre.
Son las 8 de la tarde estoy de nuevo en la puerta de San Francisco, la Virgen de las Dolores sale majestuosamente de su templo a hombros de sus portapasos acompañada de sus fieles camareras, vestidas con la mantilla española, en su trono embellecido con flores, sobre sus hombros el manto de raso de seda bordado por unas manos artesanales, completando este tesoro una puntilla de hilo de oro, su corona que la diviniza, la exalta y el palio en movimiento solemne. Es Única con su expresión de dolor desprendiendo ráfagas de paz y amor a sus fervientes hijos. Es irresistible, incontrolable, los ojos se me humedecen de vivir esta salida espectacular que me llena de gozo y felicidad.
Cuando la Virgen de los Dolores entra en la carrera principal con su hermosura y solemnidad, esta se llena de vivas y vivas, yo enloquezco de amor, fervor por mi Madre, mi guía, mi Virgen. Seguida por sus distinguidos mayordomos con sus lujosas túnicas bordadas en oro sobre terciopelo azul, sus nazarenos conmemorando los Siete Dolores que padeció María, escoltada por su caballería formada por cinco jinetes representando a los cuatro evangelistas y el Arcángel San Gabriel. Este cierre es grandioso y estremecedor. Si esto es emocionante lo es aún más su recogida con todos sus azules acompañándola y esperando su llegada en la puerta de su templo con las voces rotas de piropear en todo su recorrido a nuestra más ferviente pasión.
Como azul siento una excitación interior grandiosa, el corazón no deja de latirme a un ritmo acelerado en el día más azul del año. Así comienza la Semana Santa lorquina con la primera procesión presidida por la Hermandad de Labradores, Paso
Azul, desfilando por la carrera principal con la Virgen de los Dolores resplandeciente y esplendorosa.
Este sentimiento de pasión y devoción, el covid no lo ha robado durante dos años.