EDUCACIÓN EMOCIONAL
RUTA DE SENDERISMO, CEJO DE LOS ENAMORADOS POR Alicia Hurtado Maestra especialista en Educación Emocional
omenzar la ruta de senderismo desde los pilones, es un ejercicio que hoy muchos lorquinos y ciudadanos de Lorca solemos hacer, escapar de la ciudad, y apenas unos metros poder iniciar un recorrido por el monte, que nos lleva a encontrarnos con monumento natural tan espectacular como es la Sierra del Cejo de los Enamorados. Hacer senderismo como ejercicio puede estar unido al
autoconocimiento propio si reconducimos esta práctica para conectar con la naturaleza y aprovecharnos del bienestar que nos puede aportar. Por ello podríamos realizar esta ruta con una proyección de búsqueda de las Emociones Estéticas que son aquellas que nos producen placer si las enfocamos, como en este caso, a la contemplación del medio natural. Y desde esta propuesta podríamos dar un paseo visual, olfativo, auditivo, en definitiva, un disfrute multisensorial, en el que nuestros sentidos estuvieran activados con predisposición en detectar y valorar, cualquier cambio en el paisaje, cualquier sonido u olor. De esta manera, os propongo el recrearnos y seguir nuestra marcha, observando la senda el color de la tierra, atender a cómo
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respiramos, escuchando nuestro cuerpo, e intentar llevar en todo momento un pensamiento positivo. Me parece interesante que también, ponernos como meta, el gran momento cuando ya pasadas las tres fuentes que encontraremos el camino, y llegando a la zona del puente de hierro, la cueva... que sabemos que quedan poquitos metros para llegar, y justo al volver de una curva, se presenta ante nuestro ojos, tan majestuoso como un gigante maravilloso, uno de los monumentos naturales más bonitos de Lorca “El Cejo de los Enamorados”. Y así nos quedamos enamorados de su visión, deleitándonos en su belleza, y ahí en ese momento, regocijarnos de haber conseguido la meta de verlo y poder conectarlo con nuestra vida, nuestras metas, y proyectarlas desde este instante de pensamiento positivo y disfrutar ese momento e intentar guardarlo desde nuestra retina, hasta nuestro hipocampo, que es el que recoge aquellos recuerdos cargados de emociones intensas.