1 minute read

El rincón de los libros

El trovador y rezaor Pablo Díaz Moreno es el autor de El caracol sin prisa: cuentos de la sierra de la Almenara. Con una introducción y una serie de notas de Anselmo José Sánchez Ferra e ilustraciones de Antonio Vidal Maiquez, se editó este libro por el propio Pablo en 2016. En su interior, el lector se encuentra con 137 narraciones breves de carácter popular que se clasifican en «Cuentos de animales», «Cuentos de lo sobrenatural», «Cuentos de tontos», «Falsas apariencias», «El hombre sabio», «El pícaro», «El cuento enigma», «Reflexiones ingeniosas», «Leyendas toponímicas», «Mujeres», «La familia» y «Cuentos de curas». Esta antología se cierra con dos glosarios y constituye un compendio de saberes tradicionales, elaborados en una lengua de aires populares en un registro coloquial-vulgar. Se trata de la colección de una serie de cuentos y microcuentos tomados de la oralidad, muchos cercanos a la fábula, que, gracias a la labor de sus responsables, no caerán en el olvido.

Advertisement

Ice uno a un vecino:

Er médico qu’haveníoagoraal pueblo es mu burro y alimal, no tiene fuste ni ataero, icenqu’en vez de amejorarse los que vesita se ponen peor de sus malengues Pos yo te puedo dicir que abajemos al pueblo con la burra, cuando estaba mi suegra mala y lo trujimos y la vesitó,l’arrecetó unas melecinas y a los dos días se murió. Ansina que argo entenderá.

Eso era uno qu’estaba en la taberna y llega corriendo su mujer:

—¡Benito, Benito, corre que s’ha rundío el tejao de la casa y un testero de la paré medianera!

—¿Pero y tu madre, l’ha pillao debajo y l’hachapao?

—¡No, gracias a Dios, qu’había ido a echarle un berbajo a la china en la gamella!

—¡Ay, las esjracias no vienen solas!t

Este era un cura que un día s’encuentra con un filigrés suyo qu’iba mu murrio y alicaío

—Pacorro, ¿qué te pasa que vas ansina, tan tristón?

—Pos una esjraciamu gorda, que m’hanquitao er burro.

Y se quea er cura cavilando una miaja y ice:

Pos eso ha tenío que ser argunod’aquí. Mira, mañana domingo, cuando yo diga misa, tú t’apestillas en la puntatrás y yo iré con er sermón iciendo tos los mandamientos, y cuando llegue al de no hurtarás te afijas bien si arguno baja la cabeza avergonzao, que ese tiene que haber sío Posna,ansina lo hacen. Y el lunes s’ancuentra er cura con su filigrésqu’iba tan campante montao en su burro, cantando la caña, y se para a platicar con él: —¡Hombre, m’alegro! ¿Ves cómo s’aparecío el ladrón? ¿Quién acachó la cabeza cuando ije “no robarás” y eché el sermón de que no se deben codiciar los bienes ajenos?

Pos no lo acachó denguno, pero cuando usté llegó a lo de “no desearás a la mujer de tu prójimo”, entonces… ¡Antoncesm’acordéaondem’habíadejaoer burro!

This article is from: