EN OTRA CIUDAD, POLVO Y SILENCIO

Con la primera luz, rompe el silencio el cristalino son una campana. Despierta la ciudad.

Cruza una vieja la silenciosa plaza con su silla de tijera al brazo. Pasa un hato de cabras. Un viejecillo de perfil romano tras su borrico, tardinero, marcha. Canta una codorniz.

Allá a lo lejos, martillo y yunque sonorosos cantan. La caricia del sol rejuvenece los muros de las casas. Nace un rumor de cotidianas voces bajo los porches de la vieja plaza.

(Miguel Gimeno Castellar)

Callejones De Mi Pueblo

Callejones sombríos con arcos bóvedamente decorativos. Cauces donde aún reposan frescos aromas antiguos. Todos mueren a los pies del alto reloj dormido. Los bancos de la gran plaza son velericos tranquilos. A todos preside un faro encendido.

Bajo la luna de un arco lía un pitillo un guardia viejo. Silencio de invierno frío.

(Eduardo Carbonell de la Cruz)

La Plaza Del Ibre O

Es muy vieja la Plaza del Ibreño con su fuente, hoy ya sin surtidores, su chorrillo de asiduos aguadores y algún borrico desvelando el sueño. La cerca un caserón con el risueño lujo de encristalados miradores y sus blancos visillos voladores movidos por un céfiro de ensueño. A deshora se corta de repente la canción deshilada de la fuente y la voz de la noche queda rota. Pero sigue sonando en la plazuela un callado tictac que nos desvela: es la fuente que llora gota a gota.

(Miguel Gimeno Castellar)