Koreana Winter 2011 (Spanish)

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i nv i e rno 2011

Cultura y arte de Corea

Tripitaka coreano

To m o 20, N -º 4

Especial i n vi ern o 2011

Introducción. Celebración del milenio. Edición original. Impresos en Japón. Planchas de madera. Base de datos digital.

Tras 1.000 años,

ISSN 1225-4606

To mo 20, Nº- 4

el Tripitaka coreano abre una nueva era a la investigación sobre el budismo


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Cultura y Arte de Corea Invierno 2011 Una publicación trimestral de la Fundación Corea 2558 Nambusunhwanno, Seocho-gu, Seúl 137-863, República de Corea www.kf.or.kr

La segunda edición de las planchas de imprenta del Tripitaka coreano se hizo entre 1236 y 1251. La primera, que cumpliría un milenio este año, fue destruida en un incendio en 1232 durante la invasión mongola.

Nota de los editores “Esto hemos oído…”, comienzan los primeros sutras, testimonio de que las enseñanzas de Buda fueron transmitidas durante generaciones por los monjes de forma oral antes de que se pusieran por escrito y se almacenaran en las “tres cestas”: el Tipitaka, Tripitaka o Canon Pali. Conmemoramos el milenio de las planchas que servían para imprimir este Canon en Corea: fuente de sabiduría y objeto de culto. Los monjes de toda Asia cruzaron montañas, desiertos y mares para recoger la Palabra. Luego regresaron y la tradujeron al chino, la escritura culta. Luego se hicieron planchas de madera para imprimir los textos, que se volvieron así más accesibles. Los tipos móvi-

les extendieron aún más los sutras por todo el mundo. En el presente, esos mismos rezos han sido digitalizados e internet permite que lleguen a todos. Esta edición de Koreana pretende repasar este proceso histórico de documentación, estudio, propagación y preservación de este conocimiento y sabiduría, y cómo los coreanos han contribuido a ello. Es una pequeña empresa para conmemorar el primer milenio del Tripitaka coreano. Esperamos que el saber que contiene esta inmensa obra ayude a iluminarnos y conseguir un mundo mejor. José María Areta y Kim Un Kyung Editores jefes de la versión en castellano de Koreana

© Museo de Horim

El impreso de una ilustración del Sutra de Buda sobre los sietes de la vida para cultivarse en preparación para los diez reyes (detalle), del siglo XIII.


eSpecial Tripitaka coreano

04 10 18 24 26 32

introducciÓn

Celebración del milenio

Diversas celebraciones desenmarañan el profundo misterio de las planchas de imprenta Charles La Shure Edición original

La sabiduría de Goryeo preservada en rollos de papel de morera

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Kim Hak-soon

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Impresiones en Japón

La mayoría de los primeros ejemplares está en Japón

Kim Hak-soon

Planchas de madera

Las planchas siguen en óptimas condiciones después de 760 años

Park Sang-jin

Base de datos digital

El venerable Jongnim busca hacer realidad la ‘computopía’ con la digitalización del canon Kim Yoo-kyung

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Tras 1.000 años, el Tripitaka coreano abre una nueva era a la investigación sobre el budismo Lewis Lancaster

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Foco

Antiguos petroglifos en peligro por un proyecto de agua potable

Lee Kwang-pyo

crÍtIca de arte

Con Leafie , la animación coreana alcanza nuevas cotas

Han Tae-sik

En los escenarios del mundo

Presentación en Shanghái de la versión de Lim Yi-jo de El lago de los cisnes

ARtesano Kim Jung-hwa

Choi Hae-ree

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Esta artista del tinte otorga al tejido los colores de la naturaleza

Park Hyun-sook

DeScubrir cOREA

“La gran cordillera cambió mi vida”

Park Jung-won

en el camino

Un paseo nostálgico alrededor de Seocheon

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Kim Yoo-kyung

Publicaciones Kim Hak-soon, Kim Ho-joung Traducción de The Cartography of the Traditional East and Southeast Asian Societies’ (Sección Coreana) “Cartography in Korea” Escrito por Gari K. Ledyard Nuevo CD de Chung Myung-whun y la Orquesta Filarmónica de Seúl

La mer, de Debussy y Ma mère l’oye y La valse, de Maurice Ravel Compilación de antiguos documentos sobre el té y su ceremonia en Corea Korean Tea Classics [clásicos coreanos sobre el té] Escrito por Hanjae Yi Mok

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74 78 80 82 86

Delicias de buena cocina

Gukbap : sabrosa y original ‘comida rápida’ de Corea

Ye Jong-suk

Entretenimiento

El rodaje de las telenovelas coreanas: tanta flexibilidad tiene sus consecuencias opiniÓn desde la lejanÍa Una vida distinta Juan Francisco Torres Ibarra Estilo de vida

En los conciertos de música pop coreana también los aficionados cantan las canciones Surh Jung-min jornadas de literatura coreana

Crítica: Historias de amor y capas de hielo “El primer amor”‚ de Joun Gyoung-rin

Uh Soo-woong

Kim Dae-oh


Tripitaka coreano

Introducci贸n

Tras 1.000 a帽os, el Tripitaka coreano abre una nueva era a la investigaci贸n sobre el budismo

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Ko re a n Cu l tu re & A rts


El enorme proyecto de compilación de todo el Canon budista en lengua china en el año 1011 en Corea, durante la Dinastía de Goryeo, supuso una revolución en la historia del conocimiento en el Este de Asia. La conmemoración del milenio del Tripitaka coreano este año nos descubre la enorme importancia de este evento. Lewis Lancaster Profesor emérito de Lenguas y Culturas del Este de Asia de la Universidad de California, Berkeley | Ahn Hong-beom Fotógrafo

K o r e a n a ı A u t u mn 2 011

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1 1. Un impreso del Tripitaka de Kaibao, de la Dinastía Song del Norte, guardado en la biblioteca de libros raros del templo de Nanzen, Japón. Ese texto, publicado en 983, es el Canon más antiguo hallado en la esfera cultural del chino clásico, pero no se conserva ninguna de las planchas.

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ste año celebramos el milenio del inicio de un gigantesco proyecto editorial que comenzó en la corte de Goryeo en 1011. En el año 991, la Dinastía Song del Norte envió un regalo a Corea: un conjunto de impresos del Canon budista chino. A Esta primera parte del texto completo, con más de 120.000 páginas, la siguieron otras los años siguientes. Una década después, Goryo encargó que se fabricaran las planchas de madera para imprimir ese texto chino. Más adelante, la corte de Kaifeng enviaría un segundo regalo, que consistía en nuevas traducciones de los textos sánscritos que se hallaron en China. Un tercer regalo contenía las traducciones de las dinastías previas que no se habían incluido en la primera parte.

Cuatro ediciones del Este de Asia Las planchas fueron grabadas en Corea desde 1011 hasta 1087, y duraron hasta 1232, año en que quedaron calcinadas en un incendio durante la invasión mongola. Los reinos

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de Liao (kitán) y Jin (yurchen) fabricaron otros juegos de bloques de madera. Así, en el siglo XI había cuatro; en Song del Norte, Goryeo, Liao y Jin, pero ninguno nos ha llegado hasta hoy, aunque existen ejemplos de los calcos hechos con ellos. Afortunadamente, Goryeo fabricó un segundo conjunto en el siglo XII, que todavía podemos ver en el templo de Haein, el juego completo de planchas más antiguo que existe del Canon budista chino. Lo que es milagroso es el hecho de que nos ha llegado intacto y en buenas condiciones. Esto quiere decir que estos bloques de madera de hace casi 800 años todavía están almacenados en dicho templo. Es remarcable que seamos capaces de identificar un acontecimiento que ocurrió hace un milenio. La historia mantiene vivos los grandes eventos de entidades políticas y sociales pero suelen ser tradiciones que se han transmitido oralmente o quizá se han celebrado durante mucho tiempo. Este primer milenio del grabado de las planchas es diferente de esos rituales y tradiciones: repreCu l tu ra y A rte d e Co re a


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3 2. Rollos de papel y un sutra del Tripitaka kitano. 3. Monjes del templo de Haein llevan cuidadosamente planchas de impresión de la segunda edición del Tripitaka coreano para las festividades del milenio.

senta la capacidad de identificar en el presente el momento exacto en que un pequeño grupo comenzó a trabajar en un proyecto nacional. Conocer qué ocurrió hace 10 siglos indica la fuerte continuidad cultural que existe en Corea. La imprenta existía desde hacía siglos en el Este de Asia antes de 1011, pero nunca se alcanzaron las 100.000 páginas de esta obra, en un formato estándar, con el uso de ideogramas chinos reconocidos y que resultaron en miles de rollos con pliegos hechos a mano unidos. Esta hazaña tecnológica, llevada a cabo con miles de planchas de impresión del siglo XI, acercó a Corea a la vanguardia de la gestión de la información.

Un hito en la historia de la imprenta Comencé mi investigación sobre estas planchas de madera hace 45 años, cuando la Universidad de California, Berkeley, compró uno de los 12 juegos de impresos de esos casi 82.000 bloques de Haeinsa. Este proyecto en los años 60 fue su último uso de gran importancia. En esa época, se sabía poco sobre esas planchas en Corea y mi catálogo de los impresos sólo podía ser publicado por Koreana ı Invierno 2011

la Universidad como proyecto subsidiado. Durante las décadas posteriores, no obstante, se me han unido muchos investigadores que descubren nueva información sobre su historia. Uno de los proyectos más interesantes ha sido el descubrimiento de miles de páginas impresas de la edición de 1011 almacenadas en un singular archivo en el templo de Nanzenji, en Kyoto, Japón. El abad de este templo ha permitido a un equipo de investigadores coreanos que las digitalice y ahora se pueden consultar en internet. También estamos aprendiendo mucho sobre las planchas que están en Haeinsa. Parece ser que no se empleó un solo tipo de madera en que grabar los ideogramas. Algunos documentos antiguos afirman que se realizaron en abedul y algunas son de esa madera pero otras parecen de cerezo silvestre. Se han realizado otros estudios sobre los edificios en que han sido albergadas durante tantos siglos. Cuanto más se investigan, más maravillosos parecen porque ofrecen un entorno perfecto para la preservación de su valioso contenido y es difícil imaginar que pudiéramos replicarlos en el presente.

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Ko re a n Cu l tu re & A rts 1


1. Una plancha de madera de la segunda edición. Se forma una capa de tinta con su uso al imprimir, una fina película de carbono que retrasa el envejecimiento y el desgaste. 2. El templo de Haein. Los edificios en la zona más alta de este recinto (a una altitud de 645 metros) son los almacenes de las planchas del Tripitaka . Detrás de ellos están el monte Gaya y los picos que lo rodean.

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Incluso sin saberlo, los especialistas han dependido durante casi un siglo de los textos impresos con las planchas de Goryeo para investigar la literatura budista del Este de Asia.

Digitalización del canon En la última década del siglo XX, los 52 millones de ideogramas de estas planchas se digitalizaron y se hicieron accesibles a todos los especialistas en todo el mundo. Hace un milenio, la nueva tecnología de la transferencia de la información era la impresión de imágenes especulares, mientras que la de hoy es la digital. En este sentido, vivimos en una época con mucho en común con la del siglo XI. Con este tratamiento informático del Canon de Haeinsa, ha llegado un nuevo sistema de lectura, reproducción y análisis, igual que se produjo un cambio con el comienzo de la imprenta a gran escala hace 1.000 años. Esta nueva versión está cambiando la forma en que investigamos. Ahora somos capaces que dejar que el contenido de las planchas nos hable. El ordenador nos puede mostrar ciertas pautas y uso de palabras que nos ayuden a entender los textos de una manera más profunda. Las planchas todavía contienen el reflejo de las hechas en 1011. Cuando Japón hizo una edición “moderna” del canon budista chinos, quitaron las interpretaciones de las planchas coreanas. La Koreana ı Invierno 2011

edición nipona de Taisho se convirtió en el estándar en todo el mundo, pero pocos eran conscientes de que estaban propagando textos copiados directamente de Haeinsa. Incluso sin saberlo, los especialistas han dependido durante casi un siglo de los textos impresos con las planchas de Goryeo para investigar la literatura budista del Este de Asia. Quedan todavía muchas cuestiones sobre las planchas que tenemos que responder. No estamos seguros de en qué talleres se grabaron. ¿Se hicieron en un lugar o se repartieron entre distintos templos? ¿Cuál es la historia de los dos siglos durante los cuales existió el primer juego de planchas? ¿Cuántas veces se han empleado para imprimir y dónde han ido las hojas impresas? Las conferencias y coloquios que han sido patrocinados para este primer milenio están aportando un interés mayor y más investigaciones. En este volumen de Koreana, los lectores podrán conocer la naturaleza de las planchas y su importancia. Somos testigos de una nueva era de estudios y podemos esperar más resultados en los próximos años. (Traducido por José María Areta)

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Tripitaka coreano

Celebración del milenio

Diversas celebraciones desenmarañan el profundo misterio de las planchas de imprenta El espíritu del pueblo coreano, la atesorada cultura de la imprenta de Goryeo y las enseñanzas de Buda para hacer una humanidad mejor son dignos de conservarse durante otros mil años. Las celebraciones en torno al milenio del Tripitaka son el primer paso en esa dirección. Charles La Shure Profesor de la Escuela de Posgrado de Interpretación y Traducción de la Universidad Hankuk de Estudios Extranjeros Ahn Hong-beom Fotógrafo

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Ko re a n Cu l tu re & A rts


R

etrocedamos al pasado, no diez ni cien años, sino mil, al inicio del milenio anterior, cuando existía un mundo muy diferente al de hoy. En Europa, la paz tras las duras invasiones foráneas provocó una explosión demográfica y el desarrollo en la Edad Media Alta. África estaba gobernada por el califato Fatimí, una dinastía musulmana chiita, mientras que en el Sáhara y al sur habitaban numerosos imperios, reinos y tribus. América no tendría su desgraciado encuentro con los marineros europeos durante otros cinco siglos; los centros de la civilización clásica maya habían quedado abandonados en América Central y los constructores de túmulos de la cultura del Misisipi dominaban lo que ahora es el centro y suroeste de los Estados Unidos. Medio mundo más allá, en el Este de Asia, la nación de Goryeo intenta repeler las invasiones de los kitán, de la Dinastía Liao, en lo que hoy es el noreste de China y el este de Mongolia. Goryeo logró expulsarlos pero la victoria no se logró sólo por medio del valor y de la fuerza de las armas. El rey Hyeonjong creía que esta crisis nacional requería algo más que fuerza militar, por lo que ordenó que se grabaran planchas de madera con el Canon budista. Durante 76 años, algunos monjes recluidos en los templos de las montañas del país realizaron esta monumental tarea, probando no sólo el espíritu de Goryeo, sino también su avanzada técnica de imprenta.

Hogar del Tripitaka coreano Nuestro viaje comienza con una visita al templo de Haein. Seguimos a la multitud por el camino moteado por el sol que nos

lleva hasta los pliegues del monte Gaya, pero en el camino, algo nos llama la atención. Es un letrero que nos dirige en otra dirección. Lo seguimos y pronto nos hallamos solos, ante un agujero en el terreno. Dentro hay estatuas medio enterradas de Budas sentados y al otro lado, dos jóvenes con un pico y una pala, discutiendo la mejor manera de seguir la excavación. Esto no es un lugar arqueológico. Es Proyecto excavación, del artista Cho Duck-hyun. Esta obra, combinación de instalación e interpretación, es una de las muchas esparcidas alrededor del templo como parte del Proyecto Arte Haein, una colección de 50 creaciones que expresan el encuentro de arte y religión. El Sonido de Buda, situado cerca de la entrada, es una estatua de bronce de este líder espiritual, de Ahn Sung-keum. No es nada ordinaria. Está dividida en dos, con un espacio entre ambas mitades para que descubramos nuestro Siddharta interior y nos transformemos en un todo. No sólo hay contribuciones de artistas coreanos. Según nos acercamos a la entrada principal del templo, vemos una imagen extraña: mándalas de plastilina unidos a la base de piedra de la puerta. Es Kalchakura , de la artista chilena Magdalena Atria.

1. Entrada al primer repositorio, Sudarajang, de los dos en los que se guarda el Tripitaka . 2. Ruta de circunvalación en el patio principal del templo de Haein. Los visitantes meditan mientras pasean alrededor de la pagoda en el centro.

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Kalchakura , de la artista chilena Magdalena Atria, una de las obras del Proyecto de Arte del Haein para el Milenio del Tripitaka coreano.


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Pasamos esta obra y atravesamos la puerta de un único pilar para entrar en el recinto. En el primer patio hay una pagoda de piedra con un sendero serpenteante intrincado a su alrededor. Dar vueltas a este monumento es un acto de meditación y mientras seguimos el camino tenemos tiempo de contemplar dónde estamos y por qué. No es fácil ralentizar nuestros pasos cuando sabemos que las 81.258 planchas de madera del Tripitaka nos esperan en el nivel más alto del templo, en la parte trasera. No mucho después, el sol se sitúa en lo alto del cielo azul y nosotros subimos las últimas escaleras hacia el edificio donde están las planchas. Atravesamos el dintel de la entrada en forma de loto y nos hallamos en medio del Tripitaka , que se halla tras unas rejillas de madera, guardado en altas estanterías. El aire es fresco, gracias a las ventanas, diseñadas específicamente para facilitar la ventilación, pero al mismo tiempo, el peso de historia se nota en el ambiente. Es increíble pensar que estas planchas hayan estado aquí durante estos 750 años y todavía se puedan usar para imprimir nítidamente las escrituras. En la actualidad, casi no se usan para eso, por supuesto, como nos dirá más adelante el monje Sungahn mientras disfruta de una taza de té oolong en su habitación. “Una cálida charla requiere de un té también cálido”, nos comenta mientras nos prepara una infusión. Durante las siguientes horas discutimos muchas cosas y nos damos cuenta de lo poco que sabemos sobre el verdadero significado del Tripitaka coreano. Casi al final de nuestra conversación, dice algo muy interesante: “Todo es cambio”. Sonríe y añade: “Y aceptar ese hecho es la clave de superar los problemas de la vida”. Al principio suena algo raro que provenga de alguien a cargo de la preservación de unas planchas centenarias. ¿No es el acto de preservación un intento de resistir el cambio? Pero luego el significado se hace obvio: “El Tripitaka es un texto muy difícil. Necesitamos crear un vínculo o un código que nos permita conectar con él”. Todo es cambio, ciertamente, y su preservación no sólo se refiere al aspecto físico de conservar la madera, sino todo lo que representa.

Celebrar el espíritu del Tripitaka Nuestro segundo día comienza en el lugar del acontecimiento principal. Se iba a abrir al público a las 10 pero hay tanta gente esperando que se adelanta. Detrás de la plaza está el salón del

1. El sonido de Buda , del artista coreano Ahn Sung-keum, una estatua de este líder espiritual dividida en dos mitades entre las que podemos intentar descubrirle en nuestro interior. 2. Coro del milenio , proyecto de arte de instalación digital, con pantallas AMOLED en las que se muestran los rostros de miles de estatuas de Buda sentado. 3. Salón del Ciudadano del Mundo, en el lugar principal de las celebraciones, donde cientos de papeles contienen los deseos de los visitantes. 3

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Milenio del Tripitaka, la exhibición central y nuestro primer destino. Dentro, nuestro periplo comienza en la sala de exhibiciones, una habitación cilíndrica que nos obliga a mirar a lo alto a lo largo de un pasillo espiral ascendente, no muy distinto del que hallamos en el Museo Guggenheim en Nueva York. En el centro de ese espacio, un cubo holográfico muestra la imagen en 3D de una plancha de imprenta. Las paredes están decoradas para que parezcan estantes y, según ascendemos por el pasillo, vemos que también hay anaqueles reales, donde vernos lo que parecen planchas. De hecho, son reproducciones en cobre. Se han completado algo más de mil hasta ahora, pero la labor continuará después del festival y los estantes que revisten el pasillo albergarán 81.258. En la parte superior, en el segundo piso, hay varias habitaciones que llevan a los visitantes a una experiencia más profunda de las Escrituras. En una de ellas, una exhibición de tamaño real describe en detalle el proceso de producción de las planchas. Todo comenzó con el laborioso proceso de revisión y edición de los contenidos y luego la preparación del texto final. Se colocaba luego invertido en las planchas y se grababa en la madera, ideograma a ideograma. En otra sala, un vídeo en una gran pantalla explica los conocimientos científicos requeridos para construir los edificios que han albergado el Tripitaka durante todos estos siglos. Desde el suelo, con carbón y sal para permitir a la tierra respirar, hasta el diseño especial de las ventanas, todo cumple un propósito: preservar las planchas de imprenta en el estado tan prístino en que se hallan hoy. Cuando nos acostumbramos a la oscuridad vemos que esta sala no es un cine, sino una reproducción del interior de los edificios donde se almacenan los bloques de madera grabados. Hay muchas exhibiciones en esta área así que todos los visitantes, jóvenes y mayores, pueden tener contacto con este Canon budista de primera mano, desde los talleres de imprenta con planchas a sillas diseñadas para que la gente se siente y escuche sutras . Sin duda, el atractivo mayor del salón del Milenio es la habitación que contiene los bloques y otros materiales para la impresión de materiales, tanto de Corea como del extranjero. La estrella de este espectáculo es una plancha original del Tripitaka en una vitrina. Es difícil creer que fue creada hace 750 años; si se mira de cerca, podemos ver todavía las marcas de las herramientas del artesano. Hay otras cuatro salas en el lugar del evento principal, dos a cada lado de la plaza del Milenio. A la derecha está la del Intercambio del Mundo, donde se hallan las obras e instalaciones crea-

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1. En la sala de la Ciencia de la Preservación del Tripitaka , se muestran las planchas del Sutra del corazón y del Sutra de la guirnalda de flores . 2. Modelos de tamaño natural muestran el proceso de creación del Tripitaka , desde el grabado de las planchas a la impresión de los sutras . 3. El corredor en espiral del salón del Milenio del Tripitaka .

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La estrella de este espectáculo es una plancha de imprenta original del Tripitaka en una vitrina. Es difícil creer que fue creada hace 750 años; si se mira de cerca, podemos ver todavía las marcas de las herramientas del artesano.

das por más de 60 artistas de distintos países para capturar el espíritu del Canon. La puerta siguiente es el salón del Ciudadano del Mundo, donde los visitantes pueden participar en las festividades. Hay esculturas colgadas del techo, de las que cuelgan miles de tiras de papel multicolor. Si nos acercamos, veremos que no son simplemente decorativas: cada una es un deseo escrito por los que se han acercado a la exhibición. Hay también una pequeña habitación para los “relevos de 108 reverencias”. Este número tiene un significado importante en el budismo ya que representa el número de ilusiones o deseos que causan todos los sufrimientos. La finalidad de este evento es que 81.258 visitantes completen la ceremonia de hacer 108 reverencias y así establecer un nuevo récord Guinness. Cuando estuvimos nosotros ya lo habían hecho 15.000. Al otro lado de la plaza del Milenio hay dos salas más grandes, la de la Civilización del Conocimiento comienza con la cronología de la cultura de la impresión en Oriente y Occidente. Hay muchas reliquias y reproducciones de planchas de piedra, de madera, manuscritos y otros materiales. En la oscuridad del salón, algo brilla con luz propia: una colección de los sutras realizados en tinta dorada por el calígrafo coreano contemporáneo Hur Rak. La precisión y belleza de estos diminutos ideogramas son imponentes y las ilustraciones nos recuerdan a algunos de los manuscritos miniados de museos de todo el mundo. Al fondo, alcanzamos la era moderna con una exhibición de mil pequeñas pantallas, orquestadas en una sinfonía de luz y color, que simbolizan la única constante en la vida humana: cambio. En la sala de la Cultura Espiritual los visitantes pueden aprender sobre la influencia que el budismo ha tenido en la vida diaria. Hallamos de todo, desde frases comunes y la cultura del té hasta formas artísticas como las campanas de bronce y las pagodas de piedra, todas enraizadas en el budismo. No es una experiencia pasiva: un pasillo serpenteante anima a los visitantes a meditar y al final hay una habitación especial para aquellos que quieren hacerlo.

Contacto directo con el Tripitaka Otra vez fuera, el patio nos hace señas con sus tiendas de campaña blancas y naranjas, repletas de gente deseosa de ponerse a grabar sus propias planchas de imprenta, imprimir con réplicas o hacer artesanías como campanillas o farolillos de loto. Después de quedar impresionados con todas las exposiciones sobre el pro-

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ceso de hacer impresiones del Tripitaka, decidimos intentarlo. El primer paso es aplicar la tinta. Tradicionalmente, se hace con un cepillo, pero usamos un rodillo moderno para asegurarnos de que se extiende uniformemente. Un aroma fuerte asciende en el aire cuando ponemos una hoja de papel coreano sobre la plancha. Todo lo que queda es frotarlo suavemente con una esponja cubierta con una tela, y nuestro impreso toma forma. Cuando está acabado tenemos la sensación de que sostenemos en la mano una pieza de la Historia. Según pasa el día, la multitud aumenta. Pronto hay una gran cola de gente en la plaza y se anuncia que la espera para ver las planchas originales es ahora de dos horas. Muchos visitantes deciden recuperar las fuerzas y comer algo en el pabellón de restaurantes, donde podemos degustar pinchos de carne, entre otras delicias. Pero se nota ajetreo al otro lado del lugar del evento: hombres, mujeres y niños vestidos con trajes tradicionales están en hilera, como si esperaran un desfile. Es una recreación de la procesión del Tripitaka, la forma de transportar las planchas. Aquí, la encabezan músicos con tambores y gongs, escoltados por soldados de aspecto fiero totalmente armados; detrás, un grupo de mujeres, con réplicas sobre la cabeza, atadas con cintas a su barbilla; van con sandalias de paja por el camino arenoso, con las manos unidas en señal de veneración. Después venía un grupo de niños, todos excitados por acarrear su bloque; más allá, niños de más edad, y hombres y mujeres con portabultos en forma de ‘A’ a la espalda, y por último, bueyes con fardos de planchas. Para todos los participantes en la procesión y para los que los animaban, era otra forma de entrar en contacto con el Tripitaka. Como dijo el venerable Sungahn, es un texto realmente difícil. Las exhibiciones y celebraciones del Aniversario del Milenio son el primer vínculo que nos acerca a su profundo misterio. Nos vamos con un mejor entendimiento de la historia del Tripitaka y la sabiduría y esfuerzo que requirió su creación, pero quizá, más importante, no es algo que sólo pueda ser visto u oído. Ahora, es parte viva de nosotros. (Traducido por José María Areta)

1. Los visitantes ven un video en el que se explican los principios científicos tras la preservación del Tripitaka coreano. 2. Recreación del transporte de las planchas.

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Tripitaka coreano

Edici贸n original

La sabidur铆a de Goryeo preservada en rollos de papel de morera El texto original del Tripitaka coreano se ha preservado durante un milenio en forma de planchas de imprenta. Hoy, de los miles de vol煤menes originales, hay unos 300 en Corea y otros 2.000 en Jap贸n.

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Kim Hak-soon Periodista

Cu l tu ra y A rte d e Co re a


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o podía creer que este rollo, que parecía haber sido recién impreso en hanji (papel tradicional de morera), tenía mil años de antigüedad. Me sentí perturbado desde que vi los casi 100 volúmenes impresos del Tripitaka exhibidos en el Museo de Horim, cerca de la Universidad Nacional de Seúl. Mi corazón latía con fuerza al comprender que eran ejemplares de hacía un milenio, un compendio de las escrituras budistas, las enseñanzas de Sakyamuni y otros textos relacionados. La mayoría de las impresiones están perfectamente conservadas y no se percibe descoloración o deformación alguna. Hay algunos errores pero se debe a que los trabajos de preservación exigen un cuidado extremo.

Papel y tinta Lo que despertó mi curiosidad fue el misterio de cómo estas impresiones han podido llegar a nosotros en perfectas condiciones tras un milenio. Park Jun-yeong, conservador del Museo de Horim, que alberga la mayor colección de las impresiones originales en Corea, nos ofreció una respuesta: la clave está en el papel de Goryeo, el mejor de su época. Este material se hacía con las fibras de la morera del papel, que se golpeaban cientos de veces. Luego se sumergían en una tinaja, en la que se metía y sacaba innumerables veces una malla en un bastidor hasta que en su superficie se acumulaba una capa de hebras, lo cual daba como resultado un papel de gran resistencia. Los pliegos se golpeaban con unas mazas para suavizarlos y darles lustre. Las fibras estaban tan juntas que parecía que había sido barnizado con algún producto. El secreto de su increíble dureza y su color y brillo característicos está en los materiales y el método de producción. Además, este papel tiene un pH neutro, así que dura siglos, incluso expuesto al aire y la luz. Su superioridad se ha reconocido hace mucho, como se dice en el viejo dicho: “La seda dura quinientos anõs; el papel, mil”. El de Goryeo, en particular, tenía mucha fama por ser de la mejor calidad, incluso para la orgullosa China, donde hallamos la siguiente cita: “El papel de morera de Goryeo es bastante bueno, de con un color precioso y se conoce como ‘papel blanco golpeado’. Contiene hebras de los capullos del gusano de seda y por eso es brillante y duradero como la seda, y cuando se emplea para caligrafía absorbe bien la tinta, por lo que es muy codiciado”. Según una leyenda, Su Shi (1037-1101), uno de los ocho maestros de la Dinastía Song y Tang y el poeta más destacado de la primera, expresó su deseo de poseer papel y celadón de Goryeo. Los protocolos de la realeza de la Dinastía Joseon, o uigwe , que estaban guardados en el Gyujanggak Exterior, en la isla de Ganghwa, están remarcablemente bien preservados si atendemos

© Museo de Horim

Koreana ı Invierno 2011

La primera edición del Tripitaka coreano, impreso hace mil años, sobrevive hoy en forma de rollos.

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a la condición del papel y la claridad del contenido. La copia que se preparaba para el rey tenía la mejor calidad posible pero los expertos están de acuerdo en que el material de Goryeo era superior. La calidad singular del usado en la elaboración de las impresiones del Tripitaka coreano original fue descubierta por un equipo de investigadores encabezados por el profesor Nam Gwon-hui, del Departamento de Bibliografía de la Universidad Nacional de Kyungpook, y dirigidos por el venerable Jongnim, quienes llevaron a cabo el proyecto Análisis del papel y encuadernación del Tripitaka coreano original en la segunda mitad del año pasado. Descubrieron muchos secretos de los pliegos, rollos, papel de soporte, encuadernación, pegamento y tapas de todas las impresiones originales existentes. Los descubrimientos se basaron en análisis

detallados del tamaño, grosor y color de las hojas, además de las formas de los bastidores, cuánto se golpeaba e incluso la densidad de los pliegos. Los resultados se pusieron en la página de la Universidad el pasado mes de noviembre. “El papel coreano elaborado con pulpa de morera puede llegar a durar 2.000 años si no hay factores externos que aceleren su deterioro, así que no tiene sentido hablar del secreto de que dura 1.000”, nos dijo el profesor. Además de la importancia de las propiedades singulares de este material, está también las de la tinta, que se elabora combinando un tipo de pegamento con el hollín producido al quemar ramas y piñas de pino, con gran contenido en resina. Se prepara para que pueda mantener un negro intenso durante más de mil años si se va a usar para caligrafía.

1. Volumen 12 de Abhidharma Vijnaya-kaya Pada Sastra [discurso sobre el cuerpo de la conciencia], del Tripitaka coreano original (colección del Museo de Horim). 2. Volumen 11 de Abhidharma Vibhasa Sastra [comentario sobre la enseñanza más elevada], del Tripitaka original (colección del Museo de Horim).

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Adhesivo fermentado naturalmente La capacidad de estos rollos de mantener su forma original durante 1.000 años se relaciona con el excepcional pegamento que se emplea al prepararlos. El papel protector de soporte, que une un pliego del rollo con el siguiente, se adhería con un adhesivo hecho con trigo, que se había envejecido hasta 10 años y luego se combinaba con hierbas medicinales. Gracias a este meticuloso proceso, las páginas se han mantenido pegadas al papel de soporte y los rollos han conservado su forma original durante todos estos siglos. Sólo hay dos o tres milímetros de ese material superpuesto entre las páginas, así que es sorprendente que no se hayan despegado. El papel usado para hacer esta obra muestra diferencias significativas según el periodo en que se hicieron las impresiones. Nam dice que las de Corea son pliegos blancos gruesos, mientras que las que están en el templo de Nanzen, en Japón, y otros lugares están realizadas en hojas que son más delgadas más delgados y están más amarillentas.

Colecciones de impresos Park Jun-young destaca que el Museo de Horim alberga la mayor colección de tesoros nacionales y de categorías semejantes de los volúmenes originales del Tripitaka coreano en el país. Se pueden destacar el segundo volumen del Buddhavatamsaka Mahavaipulya Sutra , [sutra de Avatamsaka], Tesoro Nacional número 266; el décimo segundo de Abhidharma Vijnaya-kaya Pada Sastra [discurso sobre el cuerpo de la conciencia], Tesoro Nacional número 267; y el décimo primer volumen de Abhidharma Vibhasa Sastra [comentario sobre la enseñanza más elevada], Tesoro Nacional número 268. Para conmemorar el milenio de las planchas de madera originales para imprimir el Tripitaka, el Museo de Horim celebró una exhibición especial titulada “1011-2011, la espera de mil años: el Tripitaka coreano original” en la sala que tiene en Sinsa, Gangnam-gu (18 de mayo-31 de agosto) y la de Sillim, Gwanak-gu (30 de mayo-31 de octubre), ambas en Seúl, para que el público en

Es palpable en el Tripitaka coreano original “la sabiduría de mil años”. De repente, me vienen a la mente las obras del preceptor nacional Uicheon, de Goryeo: “La creación del Tripitaka supone compilar la sabiduría de un milenio y enviarla otros mil años hacia el futuro”.

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general pudiera ver las primeras impresiones, que se agruparon en varias categorías: reliquias que son tesoros nacionales o que tienen una categoría semejante, estilo de encuadernación y condición de la obra. El Museo de Libros Antiguos de Sung Am es también famoso por tener impresiones originales del comentario imperial de Song Septentrional titulado Yuzhi micangquan , el único volumen que existe. El texto es un tipo de antología poética con unos 1.000 poemas en alabanza de Buda, que profundizan en el significado de sus enseñanzas. Los textos muestran figuras enseñando los principios de esta religión en medio de bellos paisajes cubiertos de nubes propicias. Estas excepcionales obras de principios de Goryeo describen en detalle distintos elementos, como montañas, rocas, ríos,

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nubes flotando, árboles de distintas formas, edificios y gentes. Se supone que estes documentos se imprimieron a finales del siglo XI, cuando se grabaron las planchas de madera originales. Como las pinturas de principios de esa época son tan raras, este material nos ayuda a entender las ilustraciones de los sutras y de la pintura paisajística de la primera etapa de Goryeo. El Museo de Sung Am también alberga sutras de Goryeo marcados con un objeto punzante, lo cual da más valor a la colección. Esta especie de aguja se hacía de un material duro, como marfil o madera, que se insertaba en un punto para hacer una anotación en el papel e indicar el orden en que el Sutra debía leerse o para dar una explicación o hacer un comentario. Estas notas no son fáciles de ver a simple vista, pero son claramente perceptibles desde Cu l tu ra y A rte d e Co re a


determinado ángulo o con un equipo especial. Ambos museos tienen 100 impresiones originales del Tripitaka, lo cual representa el 83 por ciento de todas las existentes en el país. Hay otros volúmenes en la Universidad de Keimyung (5), el Museo Nacional (4), el de Arte de Ho-Am (4), el de Gacheon (4), el templo de Guin (3), el Museo de Incunables de Cheongju (3), la Universidad de Yonsei (3), el Museo de Historia de Seúl (2), la Universidad de Yeungnam (2), el Museo Panasiático del Papel (2), el Museo Provincial de Gyeonggi (1), el Museo de la Universidad de Myongji (1) y el Museo de Publicaciones de Samseong (1). Song Seong-mun, autor de manuales de inglés, ya fallecido, donó al Museo Nacional de Corea, Prakaranaryavaca Sastra [aclamación de la enseñanza de las escrituras], Tesoro Nacional número 271. Cuando fue designado Tesoro en 1992, los expertos estaban muy entusiasmados y se oyeron frases como “la impresión más antigua del Tripitaka retendrá su forma original”. Nam sospecha que hay otros que podían estar en posesión de pliegos originales pero prefieren mantenerlo en secreto. Hoy en día, se sabe que existen en Corea unos 300 volúmenes de las primeras impresiones. En Japón, hay unos 2.000. La mayoría de estos pertenecen al templo de Nanzen y al Museo de Tsushima de Historia del Folclore. Por ello, el total alcanza unos 2.700. Según los resultados de las investigaciones, hay 154 ejemplares (78 títulos) que sólo existen en Corea. Hay 66 (50 títulos) en el templo nipón y ocho de un único título en el Museo de Tsushima. Entre los de Corea, unos 70 son de los mismos sutras y los mismos volúmenes que los en el país vecino. Esto incluye uno con tres copias, lo que implica al menos tres impresiones, totales o parciales, tras completarse el conjunto original de planchas. Nam apunta que, en la comparación entre las versiones de ambos países, pueden incluso verse hasta 20 diferencias en impresiones de los mismos volúmenes. Incluso tras la finalización de las planchas, los conservadores del Canon siguieron haciendo revisiones parciales de los textos o necesitaron reemplazar bloques enteros por problemas en su almacenamiento.

Frontispicio del primer volumen de Yuzhi micangquan . Hay muchos detalles exquisitamente grabados, como montañas, rocas, nubes, ríos, árboles y gente.

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Rollos Al unirse varios pliegos individuales se forman rollos, que es como se conservan. Es el método más antiguo de crear libros. Los primeros en Corea tienen este formato. Las portadas se hacían de papel teñido de azul oscuro, aunque algunas no tienen color. Se usaba tinta dorada para el nombre del sutra en estas hojas azules, pero si no tenían color, se usaba la tinta regular negra. Park, el conservador, dice que el estilo de caligrafía de los originales es superior al de la segunda edición y es palpable “la sabiduría de mil años”. De repente, me vienen a la mente las obras del preceptor nacional Uicheon, de Goryeo: “La creación del Tripitaka supone compilar la sabiduría de un milenio y enviarla otros mil años hacia el futuro”. (Traducido por José María Areta)

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Impresiones en Japón

La mayoría de los primeros ejemplares está en Japón Kim Hak-soon Periodista | Park Bo-ha Fotógrafo

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omo ciudadano de Corea, no podría sentirme más inconforme que con el hecho de que la gran mayoría de los primeros ejemplares del Tripitaka coreano estén en el país vecino y no aquí. Hay unas 2.400 impresiones allí, principalmente en el templo de Nazen, Kyoto, y el Museo Tsushima de Historia del Folclore. Y no es sólo que la cifra sea ocho veces mayor, sino que también tienen una mayor calidad. Nanzen alberga unos 1.800 volúmenes, más de la mitad del total existente. El profesor Nam Gwon-hui dice que estos ejemplares habrían sido realizados con las primeras planchas, sobre la misma época. Sólo Prakaranaryavaca Sastra [aclamación de la enseñanza de las escrituras], en el Museo de Historia de Corea, en Seúl, es más antiguo. Todos los libros de Nanzenji tienen un contenido de más valor. Como la estructura y contenido del Tripitaka de Goryeo se basa en la edición china de Kaibao (971-983), publicada durante la Dinastía Song del Norte, dichos ejemplares son una valiosa fuente de investigación sobre la situación de Goryeo y para conocer la versión China, de la que sólo han llegado a nosotros un puñado de volúmenes. El séptimo de Yogacarabhumi Sastra [discurso sobre los estadios de la práctica de la concentración], junto con la versión que también existe en Corea, es un sutra de gran importancia con anotaciones realizadas con un objeto punzante, lo que lo convierte en un texto de consulta clave para la interpretación de estos aforismos chinos y para investigar la historia del coreano. Además, Yuzhi micangquan, Yuzhi xiaoyao yong, y Yuzhi fofu son ediciones raras que contienen grabados en madera que ilustran los comentarios poéticos del imperio de Song del Norte. Aunque uno de los 20 volúmenes originales se ha perdido, hay 100 complejas estampas de este tipo con intrincados detalles. Sólo nos ha llegado un volumen con este tipo de ilustraciones en madera de la versión china. Los libros de Nanzen están hechos principalmente con uno o dos tipos de papel, pero algunos están hechos con material de distinta calidad. Su existencia se conocía antes de la década de 1930, durante el periodo colonial nipón de Corea. Los especialistas del

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país vecino sólo podían acceder a ellos de forma muy limitada mientras que los coreanos no tenían ninguna oportunidad. El doctor Kim Du-jong y el profesor Cheon Hye-bong, de la Universidad de Sungkyunkwan, fueron los primeros que pudieron estudiar unos cuantos ejemplares en los años 60. Hay también 600 volúmenes en el Museo de Tsushima de Historia del Folclore y otros lugares de Japón. Estos ejemplares estaban guardados en el templo de Ankoku (que significa ‘de la nación Cu l tu ra y A rte d e Co re a


1. El profesor Nam Gwon-hui, que participó en el proyecto conjunto original entre Corea y Japón de digitalización del Tripitaka desde 2004 a 2010 estudia la primera edición de los impresos en el templo de Nanzen, Kyoto, Japón. 2. Los archivos de los impresos del Tripitaka coreano original en el templo de Nanzen.

pacífica’), en la isla de Iki, y en el de Josho, en Tsushima y sus cercanías. El primero una vez compartió nombre con el de Haein, en Corea, donde se guarda la segunda edición del Tripitaka pero lo cambió en la primera mitad del siglo XIV, cuando se construyeron templos y pagodas por todo el archipiélago vecino para consolar a las almas de los que habían fallecido en combate y para rezar por la prosperidad de la nación. Del Sutra de Maha Prajnaparamita de este templo nipón, 219 volúmenes son del Tripitaka coreano original y, de ellos, seis contienen anotaciones impresas y consagradas en pagodas en 1046, por Heo Jin-su, funcionario de Goryeo destinado en Gimhae, como súplica para la paz de Corea, la longevidad de su madre y el reposo del alma de su padre. Es el único documento de los originales impresos. Se dice que Heo ofreció estos volúmenes a Buda en el templo de Seobaek, cerca de su residencia. Los especialistas coreanos creen que algunos de estos volúmenes podían haber sido parte del saqueo de los invasores nipones y llevados al país vecino. Los ejemplares del templo de Josho son del inicio del Tripitaka y por ello representan la totalidad. Se conocen como los 600 Prajnaparamita, son los más extensos y se consideran los sutras más importantes. De los que hallamos en Nanzen, no hay ninguna copia de este sutra, así que se cree que estos fueron llevados a Japón al mismo tiempo y distribuidos por varios lugares. Como algunos de estos volúmenes tienen documentos preparados en Gimhae en su reverso, es también posible que sean del mismo lote. Los de Ankokuji fueron guardados cerca de Nagasaki y después llevados a dicho templo. Los del Museo de Tsushima estaban originalmente en este lugar de culto y en el de Josho. Se supone que fueron realizados en Cheonhwa, templo al este de Gaeseong, capital de Goryeo, según la información bibliográfica de los volúmenes del Tripitaka, que indica el lugar donde se imprimieron. Según documentos de Goryeosa [historia de Goryeo] y de Sinjeung dongguk yeoji seungnam [nueva investigación detallada de la geografía de Corea], ese lugar sagrado fue fundado a principios del siglo XII y existió hasta algún momento en el siglo XV. Koreana ı Invierno 2011

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Los ejemplares de Ankoku fueron robados en los años 80 y sólo quedaron 33 volúmenes. Según se dice, algunos de ellos luego se hallaron en Corea. En 2005, varias impresiones del Tripitaka que estaban en Tsushima se encontraron en a Corea, lo que creó cierto revuelo entre los especialistas. Las reliquias que fueron devueltas por medios ilícitos fueron descubiertas por los bibliógrafos durante el proceso de inscripción del patrimonio cultural. Y algunos de esos volúmenes ya eran tesoro cultural japonés por lo que el Gobierno de ese país exige su retorno. (El profesor Nam Gwon-hui puso énfasis en las enormes dificultades que él y su equipo sufrieron durante su estudio de estos volúmenes en Japón. La investigación se realizó durante las vacaciones de verano e invierno en habitaciones sin ningún tipo de climatización. Por ello, padecieron temperaturas gélidas en invierno, que no desaparecían por muchas capas de ropa que llevaran encima. Y en verano, con máscaras y otro equipamiento de protección, que sólo dejaban al descubierto los ojos, la humedad era insufrible, tanto que tenían que hacer recesos frecuentemente. No obstante, siguieron con su trabajo durante cinco años). (Traducido por José María Areta)

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Tripitaka coreano

Planchas de madera

Las planchas siguen en óptimas condiciones después de 760 años Las planchas del Tripitaka coreano no son obras de arte bellas. Parecen ser tablas de madera con cientos de ideogramas tallados y cubiertos de tinta negra. Son, sin embargo, un objeto histórico intrincado de la antigua cultura coreana de la imprenta, repleto de la tenacidad y devoción del pueblo de Goryeo, que grabó a mano cada uno de los 52 millones de caracteres de los sutras budistas. Park Sang-jin Profesor emérito de Grupo de Bosques, Ciencias y Tecnología de la Madera de la Universidad Nacional de Kyungpook Ahn Hong-beom, Suh Heun-gang Fotógrafos

Una plancha de la segunda edición del Tripitaka coreano (el último de los 660 volúmenes de los Sutras de la perfección de la sabiduría ). Podemos ver las agarraderas en los extremos para facilitar su manejo al imprimir o guardar.

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os seres humanos progresamos gracias al desarrollo de la escritura y la tecnología relacionada, que nos posibilitó documentar el conocimiento para preservarlo y transmitirlo. Al principio, eran imágenes y símbolos en piel animal, tela, tablillas de arcilla y corteza de árbol. Según se avanzó, empezaron a escribir en finas tiras de bambú o de madera. Cuando el budismo se extendió, había una necesidad urgente de imprimir sutras para propagar las enseñanzas de Buda. Si las escrituras se tallaban en tablillas de madera, se podían hacer gran cantidad de ellas cuando se necesitaban. Esta tecnología se desarrolló muy temprano en Corea; alrededor del siglo VIII, ya se había creado aquí el texto impreso más antiguo del mundo, el Sutra dharani de la luz pura, que se hizo con planchas de madera. Después, el clímax de esta tecnología de la imprenta se logró con el grabado del Tripitaka coreano, el mayor juego de planchas para imprimir los sutras existente en la actualidad.

Producción de las planchas El Tripitaka coreano consiste en 81,528 planchas grabadas con sutras , con unos 52 millones de ideogramas chinos. Cada una contiene unos 640 caracteres y una agarradera metálica a cada lado. Tienen distintos tamaños, pero la mayoría son de 68 a 78 cm de longitud, 24 de anchura y unos 2,8 centímetros de grosor, con un peso por unidad de unos 3,4 Kg. Si se colocaran una sobre otra alcanzarían los 3.200 metros y si se situaran una junto a otra se extenderían 60 Km. Su peso aproximado es de 280 toneladas y ocupan un volumen de 450 metros cúbicos.

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Una plancha con una ilustraci贸n del Sutra de Buda sobre los sietes de la vida para cultivar en preparaci贸n para los diez reyes . Fue grabado en un templo despu茅s de la segunda edici贸n del Tripitaka .

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Incluso un artesano experimentado puede grabar unos 40 caracteres en una plancha de madera al día. Por ello, se estima que se requirió el equivalente a 1,3 millones de días-hombre para completar la monumental tarea de completar el Tripitaka .

Después de tomar muestras minúsculas y examinarlas al microscopio, se descubrió que el 64 por ciento estaba fabricada con cerezo de Sargent (Prunus sargentii) y el 15 por ciento de peral asiático (Pyrus pyrifolia), ambos árboles comunes en las regiones meridional y central de Corea. Para el resto se utilizó abedul coreano (Betula costata), cornejo de mesa (Cornus controversa), arce pintado (Acer mono), Machilus thunbergii y una variedad de álamo (Populus davidiana), que representan del 1 al 9 por ciento. El cerezo citado tiene una madera dura, de una gravedad específica de cerca del 0,6, ideal para grabados, y se halla fácilmente en lugares accesibles. Para fabricar las planchas, se cortaban árboles de al menos 40 cm de diámetro y se dejaban en las montañas durante uno o dos años para que perdieran cualquier tensión de crecimiento. Entre dos personas, cortaban los troncos en piezas adecuadas para las planchas. Para reducir el riesgo de que la madera se combara o se agrietara al secarla, se hervía en agua con sal. Tras secarla a la intemperie durante al menos seis meses, se suavizaban las superficies con un cepillo de carpintero. Luego se cortaban y se añadían a los lados agarraderas de metal, ligeramente más gruesas, que evitaban que las superficies de las planchas se tocaran al usarlas o guardarlas, aparte de que ayudaba a evitar que la pieza se arqueara. Después, boca abajo, para crear una imagen invertida, se colocaba sobre la superficie una hoja de papel coreano sobre la que se había escrito un sutra con tinta y pincel. Como los ideogramas serían difíciles de ver desde el reverso del pliego, se pasaba un cepillo untado de aceite vegetal durante el grabado. Después, sobre la superficie tallada, se pasaba un cepillo mojado en tinta y se colocaba una hoja, se frotaba el papel suavemente para crear una copia de la plancha. Después de varias impresiones, se daba una capa de laca, un producto tradicional utilizado en pintura en el Este de Asia, a algunas de las piezas de madera. Este barniz contiene uru­ shiol, una resina que impermeabiliza, por lo que se usa como preservante y repelente de insectos. Pero como sólo se aplicaba este aceite a algunas planchas, suponemos que se hacía como método decorativo. Incluso un artesano experimentado puede grabar unos 40 caracteres en una plancha de madera al día. Por ello, se estima que se requirió el equivalente a 1,3 millones de díashombre para completar la monumental tarea de completar el Tripitaka . La fabricación duró 16 años, según Goryeosa [historia de Goryeo] aunque notas grabadas en las planchas indican que el proceso se completó en 12 años, desde 1237 a 1248. Por ello, se necesitaron 110.000 días-hombre para cada año. Aunque el número de piezas talladas variaba cada año, a veces el número de artesanos que trabajaban alcanzaría varios cientos de miles.

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1. Los repositorios del Tripitaka son dos edificios alargados paralelos, separados 16 metros, cuyas fachadas dan al sur. Las pequeñas construcciones a ambos extremos se usan para guardar planchas de impresión de otros sutras pertenecientes al templo de Haein. 2. El venerable Sungahn (izquierda), director del Departamento de Preservación del Instituto del Tripitaka Coreano, demuestra el proceso de imprimir con las planchas.

Óptima ventilación natural A pesar de que la madera es un material que puede pudrirse fácilmente o ser víctima de los insectos o el fuego, estas planchas han sido preservadas intactas durante 760 años gra-

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1. El interior de uno de los almacenes. 2. Las ventanas inferiores en la parte frontal son cuatro veces mayores que las superiores para permitir al aire húmedo, más pesado, escapar del edificio.

cias a varias medidas específicas, entre las que podemos citar los edificios donde se almacenan. Estos repositorios están colocados en dos hileras, a 16 metros de distancia, cada una de 646 metros cuadrados de área. Están situados cara al sur para recibir la mayor cantidad de luz solar, que ayuda a incrementar la sequedad del ambiente. El interior de los edificios carece de cualquier elemento decorativo y están diseñados para facilitar la ventilación natural. Las vigas están apoyadas en columnas exteriores y otras interiores en el centro, y también están sujetas por soportes más pequeños en ambos lados de las centrales para crear el mayor espacio posible. Asimismo, las ventanas superiores e inferiores son de distintos tamaños en la parte frontal y trasera. Para reducir el flujo de aire húmedo, más pesado, las aberturas inferiores de la fachada septentrional son más pequeñas que las superiores. El aire dentro del edificio absorbe la humedad de las planchas y desciende al suelo. Las ventanas inferiores de la fachada meridional son cuatro veces más grandes que las superiores para dejar salir ese aire húmedo. Como el aire seco es más ligero, las aberturas superiores en esta fachada son muy pequeñas para ayudar a retenerlo en el interior. El suelo de los edificios es de tierra, que ayuda a mantener un nivel de humedad constante porque la absorbe. Sin embargo, durante unas renovaciones recientes, se cubrió con una capa de cal para evitar el polvo, aunque es posible que este material impida la absorción de la humedad y altere la regulación natural de los edificios. Por ello, esta medida necesita ver evaluada científicamente según pase el tiempo. Otro secreto del eficaz sistema de preservación es el método de almacenamiento de las planchas en los anaqueles, que se extienden por toda la longitud de los edificios, divididos en cinco secciones, donde se colocan los bloques con su parte más ancha hacia abajo. Cada sección de los anaqueles alberga dos hileras de planchas, para un total de unas 80. Como las agarraderas son algo más gruesas que la madera grabada, se crea de forma natural un espacio entre dos de ellas que funciona como extractor. Este dispositivo de circula2 ción permite que el aire en los repositorios fluya verticalmente, según las corrientes de convección. El contenido de agua de las planchas es constante: el 16 o 17 por ciento, con poco cambio entre estaciones debido a esta ventilación natural y a la disposición de las estanterías. Las capas de tinta seca en las planchas tras su utilización también contribuyen a su preservación ya que ayuda a tapar la superficie porosa de la madera. Cada una tiene una capa, que forma una película de carbón en la superficie que sirve para retrasar su envejecimiento, minimizar los efectos de la climatología y controlar su descomposición por su exposición al calor, la luz y la humedad.

Dedicación de los monjes No importa cuán bien se preserven las planchas con medidas tan científicas como estas, ya que pueden ser robadas. Esa amenaza ocurrió en 1592, cuando los japoneses invadieron Corea, que logró resistir. De nuevo, en 1950, durante la Guerra de Corea, se dio orden de bombardear a los partisanos, que se habían refugiado en el templo de Haein, pero el coronel de las Fuerzas Aéreas a cargo decidió atacar con armas de pequeño calibre, evitando una catástrofe. Pero por encima de todo, las planchas del Tripitaka coreano se han mantenido en la extraordinaria condición en que se encuentran gracias a los monjes budistas que se han dedicado a su protección durante estos 760 años. (Traducido por José María Areta)

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Base de datos digital

El venerable Jongnim busca hacer realidad la ‘computopía’ con la digitalización del canon Mientras ojeaba la versión digital del Tripitaka coreano en la pantalla de mi ordenador, mi mente se llenaba de pensamientos hacia todos los que habían contribuido tanto a este proyecto, ya fuera en la planificación, en el desarrollo, en la financiación o en la producción. La figura en el centro de todo esto es el venerable Jongnim. Kim Yoo-kyung Periodista | Ahn Hong-beom Fotógrafo

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l venerable Jongnim, presidente del consejo del Instituto de Investigación del Tripitaka Coreano (IITC), es la fuerza motriz tras la digitalización de la segunda edición de las escrituras budistas, siete siglos y medio tras haber sido compiladas. Jongnim se hizo monje en 1972. Durante la década siguiente, mientras era director de la biblioteca del templo de Haein, pensó: “Hemos alcanzado los límites de los medios impresos. Me gustaría crear versiones digitalizadas de las escrituras budistas adecuadas para este tiempo”. En su cabeza estaba la imagen del “sueño de la computopía”, que consiste en que los ordenadores ayuden a validar sus concepciones de la filosofía budista, como el origen dependiente, a través de un mayor acceso a todos los textos.

Base de datos del Tripitaka Desde su fundación en 1993, el IITC ha querido crear un nuevo Canon que incluya la segunda edición, albergada en el templo de Haein, la primera (creada entre 1011 y 1087), destruida en un incendio, y todos los textos relevantes entre ambas, incluyendo la edición suplementaria del preceptor nacional, Uicheon, conocida como Gyojang chongnok, para que estos textos originales pudieran ser consultados en internet. Había que dar respuesta a numerosos problemas para introducir los 52 millones de ideogramas chinos del Tripitaka coreano, como la selección del tipo, el tratamiento de los ideogramas homógrafos y la puntuación del texto, aparte de los asuntos financieros. No obstante, esta monumental tarea se terminó en el año 2000.

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Ningún otro país con un Tripitaka (China, Taiwán, Japón y Tíbet) había logrado algo así. Durante el proceso, todo el texto ha sido corregido seis veces para hacerlo más refinado. Los investigadores relacionados con este desarrollo han publicado una docena de estudios sobre los ideogramas homógrafos, la terminología budista, las anotaciones del texto, la bibliografía de los sutras y otros temas relacionados, lo cual presenta nuevas oportunidades para otras investigaciones sobre este campo. La restauración de los sutras en piedra del templo de Hwaeom también se ha completado. Estos textos se rompieron en unos 13.000 trozos durante la invasión japonesa de 1592, que fueron fotografiados uno a uno y recompuestos. “Hubiera sido imposible sin la función de búsqueda del Tripitaka coreano digitalizado”, explica el monje. “Después de reconstruir todo el puzle, supimos que era el Sutra de la guirnalda”. Desde 2004, Jongnim buscaba reliquias para documentar la edición original del Canon budista, incluidas las fotografías y el estudio bibliográfico de los casi 1.800 volúmenes del templo nipón de Nanzen. Con ellos y los cerca de 300 que había en el Museo de Horim, se creó la base de datos del Tripitaka coreano en 2009.

El venerable Jongnim, presidente del Instituto de Investigación del Tripitaka Coreano, es la fuerza motriz del proyecto de digitalización.

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La edición fotográfica del Tripitaka coreano original, publicado por el Instituto de Investigación en 2011. Esta versión hace que cobren vida todos los elementos originales del periodo de Goryeo, incluyendo las arcas de almacenamiento.

En 2011, se publicó una edición fotográfica del texto original. Este proyecto intentaba preservar los materiales de la época de Goryeo, por lo que incluía detalles como el papel, la tinta, el pegamento, la madera, los tintes y las arcas de almacenamiento. Esto ofrecía una visión profunda de lo que involucraban estos textos budistas del siglo XI. Se puede consultar todo este conocimiento en la página del IITC en inglés (http://www.sutra.re.kr/home_eng/index.do) clicando “TK Knowledge Center/TK Knowledgebase”. Nuestro monje lo llama: “Viaje al mar de la información”. Contiene, aparte del Canon budista, una selección cada día mayor de diccionarios, bibliografías e incluso información personal sobre los individuos que grabaron las planchas de madera para la impresión del Tripitaka.

Recursos digitales para el siglo XXI Jongnim tiene ahora entre manos proyectos adicionales. Ha terminado el listado de los materiales de consulta sobre los 4.700 volúmenes de comentarios budistas, conocidos como gyojang , recopilados por el monje de Goryeo Uicheon (1055-1101). Asimismo, ha escrito un estudio comparativo del Tripitaka coreano y los documentos de Dunhuang, basado en las escrituras de este nombre esparcidas por Inglaterra, Alemania, Francia y Rusia, que es el núcleo del texto sobre la historia de la publicación y edición de los documentos budistas. Su finalidad es que sean accesibles por internet unas 30 versiones del Tripitaka de todo el mundo, tanto en pali como en sánscrito, japonés, chino e inglés. Está incluida la versión en hangeul, a la que se está traduciendo ahora, y otra versión especial creada como súplica por la reunificación de ambas Coreas. Esencialmente, intenta revivir los estudios sobre el budismo, o lo que se conoce como estudios del Tripitaka, ampliando y profundizando los horizontes actuales. “En la actualidad, todos pueden acceder a esta masiva colección de materiales: no sólo todos los documentos que componen el Tripitaka coreano, sino aquellos relacionados provenientes de todo el mundo. Ayudará a entender el progreso de los manuscritos escritos a las planchas de madera, de los tipos móviles al formato digital. Ha habido errores en el proceso, pero el desarrollo ha sido más o menos el esperado. No dudaría en denominarla la colección digital del siglo XXI, tras las cuatro históricas después del fallecimiento de Buda”, afirmó. “Las tres naciones del Este de Asia, Corea, China y Japón, han

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Ko re a n Cu l tu re & A rts


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1. El papel usado en la edición fotográfica del Tripitaka coreano original fue fabricado por Kim Sam-sik, maestro papelero y patrimonio cultural intangible. 2. Copia del Tripitaka coreano, con espacios y símbolos de puntuación. Dividir el texto original en oraciones e insertar dichas marcas fue una de las partes más importantes del proyecto de digitalización.

ocupado distintas posiciones cuando se refiere al Tripitaka. China estaba en cabeza al principio, cuando las Escrituras se tradujeron a su idioma y la Dinastía Song creó un Canon propio. Después, gracias a la edición y revisión del venerable Sugi, Goryeo lo desarrolló y mejoró al crear las planchas de madera, que se mantienen bien preservadas en la actualidad. Japón no publicó el suyo, pero vinieron a Joseon y se llevaron algunos ejemplares de la primera edición y manuscritos para crear la versión nipona, que se ha mantenido hasta hoy. Luego, en la década de 1920, hace casi un siglo, Japón logro producir una versión de tipos móviles del Tripitaka completada con un índice y materiales modernos. Desde entonces, los especialistas de todo el mundo la han considerado la versión nipona. La coreana perdió su valor práctico y Japón se puso en cabeza en la investigación budista. Pero al completar esta versión digital en el año 2000, la primera, hemos dado inicio a una nueva era al permitir que los estudiosos de esta religión tengan acceso a una gran base de datos. Si no nos hubiéramos dado tanta prisa en su digitalización, los estudios budistas coreanos podrían haber quedado supeditados a los de Occidente, los de China o los de Japón”, añadió monje. Jongnim creó equipos, de entre 5 a 15 investigadores, para tratar de cualquier tema crítico que se presentara durante la digitalización, cuyos resultados han sido publicados. Veamos sólo un ejemplo de estos logros. Hay numerosos ideogramas homógrafos en el Tripitaka . La nueva versión nipona, que usó como punto de arranque la versión de Corea, estandarizó cada conjunto de dichos homógrafos, pero esta versión digital preserva estos 30.000 caracteres empleados en las planchas de imprenta. De los 7.486 conjuntos de homógrafos, hay uno con 65 variantes. El profesor Yi Gyu-gap, de la Universidad de Yonsei, y su equipo de investigadores publicaron un diccionario de estos homógrafos, que organiza las distintas variantes y define su relación con los ideogramas estándar. Es el primer proyecto y el mayor de su tipo Koreana ı Invierno 2011

en la historia del estudio de la escritura china. Este glosario es de obligatoria consulta para la digitalización del Tripitaka en otros países. Cuando un país informa de sus propios homógrafos, el IITC los añade a la lista y crea los ideogramas digitales como referencia. El profesor Jeong Seung-seok, de la Universidad de Dongguk, y su equipo publicaron un libro sobre las notas bibliográficas y un diccionario budista, ambos con muchas más entradas que los anteriores. La tarea de complementar las ediciones de las planchas del Tripitaka coreano con un espaciado específico y 10 símbolos de puntuación en la versión digital fue realizada a mano en los años 90 por un gran grupo de personas de ambas Coreas. Algunos veteranos especialistas norcoreanos en chino clásico participaron a través de China. Como resultado, esta versión es superior a la japonesa, con un espaciado estandarizado, comas y puntos. El fotógrafo Park Bo-ha tomó 160.000 instantáneas de las planchas de madera para preservarlas en ese formato. Este catálogo del Tripitaka reve2 la pues la interrelación de todos los textos y sirve como plan central del proyecto general integral, que se desarrollará en los próximos años.

Un apasionante esfuerzo intelectual El IITC está situado en el templo de Bota, en Anam-dong, Seongbuk-gu, Seúl. Jongnim dejó su cargo de director en 2005 y ahora es el presidente del consejo. “Antes de que los proyectos se pongan en marcha, necesito participar en ellos. Luego, se forman equipos y se disuelven según se van completando. Es una labor dura”, nos comentó. Esta institución es tan humilde que es difícil imaginar que ahí se realizan labores de tal envergadura. Siete u ocho compañeros de antaño, entre los que están los monjes Daeseok, Junghyeon y Cheolhwan, y Kim Mi-yeong, trabajan ahí regularmente. Oh Yunhui, que recientemente publicó un artículo sobre la sabiduría milenaria del Tripitaka, era el venerable Hyemuk, que trabajaba junto

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con Jongnim en los primeros momentos del plan de digitalización. De los que han trabajado en distintas fases, siete se han hecho monjes y siete han recibido doctorados en investigación sobre el Canon en diversas universidades, como la de Pekín. En 1986, Jongnim publicó sus ideas sobre temas tales como el concepto budista del origen dependiente, la práctica de la meditación seon, y la filosofía del vacío en su libro Mangnyang-ui norae [las canciones de los espíritus que vagan]. “Incluso sin bienes materiales que nos hagan el entorno más cómodo, o conceptos ideológicos como dios, la idea budista del origen dependiente (pratiya-samutpada) y el vacío (sunyata), y la sabiduría meditativa, nos ofrecen una forma de enfrentarnos a los problemas mundanos. Quiero eliminar las nociones de la naturaleza independiente, u ontología, que contradicen el origen dependiente. Estos planteamientos filosóficos buscan el concepto último permanente tras el final de la existencia, pero el principio budista del ori-

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gen dependiente busca la relación entre todas las cosas, por lo que difiere de la ontología occidental y podía considerarse un tipo de epistemología. Los aforismos que considero más fascinantes son el Sutra del diamante y el Tratado de la vía media. Los anteriores al primero no contienen referencias al concepto de vacío. Apareció después y el Tratado lo lleva a sus conclusiones lógicas. Incluso ahora, si pudiera ayudar a otros a entender esta concepción, consideraría concluida mi misión. No obstante, Mangnyang-ui norae tiene limitaciones, así que he estado trabajando en la digitalización del Tripitaka como forma de confirmar mi propia concepción”. Un ejemplo sería usar el origen dependiente para verificar cómo la respuesta “un pino defendiendo el patio” se creó con el paso del tiempo a la pregunta de “¿Qué es el dharma?”. Así él intenta diferenciar las palabras y acciones de cientos de monjes seon por medio de la compilación de citas y materiales relacionados, según la era, la orden y la gente a quienes se dirigían esas palabras. Cu l tu ra y A rte d e Co re a


Con la base de datos del Instituto de Investigación del Tripitaka coreano cualquiera puede consultar ahora el texto original y buscar material relacionado en la página de internet de dicho organismo.

Al final, el gran proyecto de digitalización comenzó con la pasión intelectual de un individuo. Luego transcendió a esa persona, e incluso al mundo del budismo, para convertirse en patrimonio de todos. Si no hubiera insistido en cumplir su sueño, esta tarea ni siquiera hubiera empezado.

yecto, el venerable Songdam, de Incheon, simplemente dijo: “Esta es la tarea de la comunidad budista de esta era”. Los fieles recaudaron 1.000 millones de wones (unos 9 millones de dólares) para el proyecto, la mayor cantidad para esta comunidad religiosa en Corea. Otras organizaciones también participaron en el proyecto, como Samsung Electronics, la Administración del Patrimonio Cultural y la Fundación Nacional de Investigación, pero las donaciones de los seguidores del venerable Jongnim y su trabajo también desempeñaron un papel vital. Hay una docena de documentos del periodo de Joseon en relación con la impresión del Tripitaka , una labor costosa que requirió imprimir y encuadernar más de 6.000 volúmenes para completar una edición. Por ello, estas tareas estaban dirigidas en gran parte por la familia real o por monjes budistas veteranos. Aunque la sociedad de Joseon se guiaba por un estricto orden confuciano, los reyes Taejo, Sejong y Sejo contribuyeron en este esfuerzo como súplica para que Buda bendijera la nación, el pueblo y la

Los principales contribuyentes Mientras ojeaba la versión digital del Tripitaka coreano en la pantalla de mi ordenador, mi mente se llenaba de pensamientos hacia todos los que habían contribuido tanto a este proyecto, en la planificación, en el desarrollo, en la financiación o en la producción. Uicheon era un príncipe que se hizo monje a los 10 años. Regresó de sus viajes a las dinastías Song y Liao, a Japón y Okinawa, con unos 4.700 comentarios budistas, publicados como tres volúmenes impresos con planchas de madera, titulados Gyojang chongnok . Fue una enorme tarea que ni China ni Japón siquiera consideraron en la época. El monje Sugi, del templo de Gaetae, en Gaeseong, supervisó la segunda edición del Tripitaka coreano comparando las impresiones existentes de la primera, “No dudaría en denominarla la colección digital las de Liao, las de Song y las escrituras que él mismo había compilado, corrigiendo errores y rectificando del siglo XXI , tras las cuatro históricas después del falleciomisiones en unos 60 sutras . Gracias a este trabajo de corrección, el Tripitaka es la colección más perfecmiento de Buda”. ta de Escrituras budistas y el manuscrito con menos errores, lo cual revela la seriedad de los estudios de Goryeo y sus técnicas de imprenta. Sugi también dejó monarquía. 10 volúmenes que documentan sus procesos de edición. La esposa del rey Yeonsangun, lady Shin, hizo que se imprimie“Los documentos de Sugi son los primeros escritos en fijar un sistema independiente de corrección, unos 200 años antes que ran tres juegos del Tripitaka para su marido, que era un notorio Erasmus hiciera lo mismo con las Escrituras cristianas en Occitirano, mientras que las matronas de la reina, Insu e Inhye, durante dente”, nos cuenta Jongnim. la época del rey Seongjong, llevaron a cabo proyectos para renoEn la Exhibición Especial del Tripitaka , celebrada en el Museo var el repositorio del Tripitaka. Gojong imprimió un ejemplar con su Central Budista, en el templo de Jogye, Seúl, se mostró una planpropio dinero y lo preservó en el templo de Jeongyang, en el monte cha de imprenta con estos textos. Aunque era una pieza de madera Geumgang (diamante), mientras que la reina Eom y lady Im ayudacorriente ennegrecida con tinta, donde se veían grabados los ideoron a limpiar y mantener las planchas de imprenta. gramas chinos invertidos, parecía contener el espíritu de Sugi. El Más recientemente, en 1963, se hicieron 12 copias en el templo venerable Sungahn, director del Departamento de Preservación de Haein, de los cuales uno, con sus 6.000 volúmenes, se ha guardel Templo de Haein, nos dijo de este monje: “Cuando pienso en él, dado en el segundo piso de Sudarajang (almacén de Buda), uno de siento que mi corazón se agita”. los dos repositorios del Tripitaka, donde pueden verse los volúmeChoe U, su hijo Choe Hang, y su yerno Jeong An, financiaron la nes desde el exterior a través de una ventana. (Traducido por José María Areta) segunda edición del Tripitaka. Cuando Jongnim se encargó del proKoreana ı Invierno 2011

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Foco

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Antiguos petroglifos en peligro por un proyecto de agua potable Se necesitan medidas urgentes para preservar los grabados prehistóricos en las rocas de Bangudae, Ulsan. Hay un serio conflicto entre la Administración del Patrimonio Cultural, responsable de la preservación de este tipo de recursos, y el Ayuntamiento de la ciudad, cuyos esfuerzos para garantizar el suministro de agua potable a sus residentes podría poner en peligro este lugar prehistórico. El Gobierno central sugirió un compromiso pero por distintos factores económicos nos hallamos ante un callejón sin salida. Lee Kwang-pyo Periodista de la sección cultural de The Dong-a Ilbo | Kwon Tae-kyun Fotógrafo

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os petroglifos de Bangudae, Tesoro Nacional número 285, son grabados en rocas situados en la cuenca baja del arrojo Daegok, situado en la comarca de Ulju, Ulsan. Fueron descubiertos en 1971 por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Dongguk dirigido por el profesor Mun Myeong-dae.

Documentos sobre la vida prehistórica Estas obras consisten en unas 300 figuras humanas y animales, entre las que hallamos tigres, ciervos y jabalíes, además de ballenas y focas. Datan de una época intermedia entre el Neolítico y la Edad de Bronce, según los expertos. Las tallas, cinceladas en una sección grande, tienen 10 metros de anchura y 4 de altura, y detallan la forma de vida de gente que se asentó hace mucho en la península coreana. Entre las imágenes, a veces cómicas, otras dinámicas, hallamos a un hombre que baila desnudo exponiendo sus genitales, un tigre en una trampa, jabalíes apareándose, un marinero cazando una ballena, otro de estos cetáceos con un arpón en el lomo y otro más de cuyo espiráculo surge una columna de agua. No se hallan muchos grabados semejantes a estos de Bangudae en ninguna parte del mundo, con una descripción tan vívida de la gente de aquella época y su deseo de abundancia. Su importancia estriba en que son los primeros con una descripción realista de la caza de ballenas. Cerca, en el mismo arroyo, hallamos los petroglifos de Cheonjeon-ri, Tesoro Nacional número 147. Entre ellos hallamos formas geométricas abstractas como puntos, círculos concéntricos, rombos, ondas y otros dibujos que, se cree, representan un rostro divino. Estas figuras, marcadamente diferentes a las de Bangudae, son una colección que refleja el mundo espiritual del pueblo prehistórico. La

Los petroglifos de Bagudae están situados en Daegok-ri, comarca de Ulju, Ulsan. Se concentran en un lado de una de las rocas más anchas y más pulidas en el curso bajo del arroyo Daegok. K o r e a n a ı AWui nt ut emm r 2 0211 011

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No se hallan muchos grabados semejantes a estos de Bangudae en ninguna parte del mundo, con una descripci贸n tan v铆vida de la gente de aquella 茅poca y su deseo de abundancia. Su importancia estriba en que son los primeros con una descripci贸n realista de la caza de ballenas.

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1. Los grabados del alcantilado de Bangudae quedan sumergidos entre cuatro y ocho meses al año desde la construcción de una presa cercana (la fotografía fue tomada por Yim Se-gweon, profesor de Historia en la Universidad Nacional de Andong, el 23 de agosto de 2008). 2. Una ballena (izquierda) y un pez tallados en una roca del acantilado de Bangudae.

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proximidad de los dos aumenta su valor ya que son testimonio de la importancia de la región de Ulsan para los primeros habitantes de la península. Corea espera que se conceda la categoría de Patrimonio de la Humanidad a los de Bangudae. En 2010, tanto los de esta zona como los de Cheonjeon-ri fueron incluidos en la lista de candidatos de la UNESCO bajo el epígrafe de “Petroglifos del arroyo Daegok”.

Condición de su preservación Estos grabados de Bangudae han sobrevivido a los elementos durante eras porque fueron grabados en una sección de roca no expuesta totalmente, aparte de que la suave superficie de la piedra es impermeable a la lluvia. Por supuesto, se ven rastros de erosión durante estos milenios pero el problema inminente en la actualidad es el riesgo de daño debido a la transformación del área circundante. En 1965, cuando no se conocía la importancia de estas figuras, el Ayuntamiento de la ciudad construyó la presa de Sayeon, a unos 4 Km de distancia, como reserva de agua potable para la población y para un complejo industrial cercano. Como resultado, las figuras se han erosionado porque quedan sumergidas durante periodos de cuatro a ocho meses al año. En invierno, el agua que ha penetrado en la roca se congela y luego se derrite, lo cual acelera el daño estructural. Según un estudio realizado en 2010 por un equipo de especialistas de la Universidad Nacional de Kongju, los petroglifos están en serio peligro y necesitan ser preservados, ya que el 24 por ciento de la superficie rocosa ya ha quedado dañada y de 3 a 4 mm de la capa más externa se han visto alterados por el agua. Disputa con las autoridades municipales Alarmados por el alcance de los daños, ya se iniciaron conversaciones entre la Administración del Patrimonio Cultural (APC) y el Ayuntamiento para buscar soluciones a mediados de los años 90. En 2003, se presentaron 3 opciones: bajar el nivel del agua de la presa, cambiar el curso del arroyo o construir un talud. K o r e a n a ı A u t u mm 2 0 1 1

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La primera considera bajar el nivel de la presa de Sayeon de 60 a 52 metros sobre el nivel del mar para prevenir que las rocas queden sumergidas. La segunda preveía cambiar el curso del arroyo construyendo un túnel para desviarlo justo debajo de los grabados. La tercera sugería la construcción de un dique o ribazo bajo la roca para desviar el curso. La mayoría de los expertos y la APC apoyaban la reducción del nivel de la presa porque decían que construir un túnel o una ataguía afectaría negativamente al paisaje y las obras podrían dañar los grabados, lo cual pondría en peligro el estatus de designación de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El Ayuntamiento, sin embargo, sostenía que esa opción significaría la reducción del suministro de agua en general para la ciudad y también menos agua potable para los residentes. El debate continuó durante varios años y las posturas no se acercaban. Gradualmente, la opinión pública se inclinó hacia la primera opción pero el Ayuntamiento se negó, afirmando que la reducción del nivel de la presa no se bajaría si no se garantizaba el suministro de agua. En 2009, la oficina del primer ministro sugirió un compromiso: reducir el cauce del arroyo disminuyendo el nivel de la presa y construir otra en otro lugar para compensar la pérdida de suministro de agua. Específicamente, esta propuesta preveía el suministro de 120.000 toneladas diarias de agua, con 70.000 de la presa de Unmun, en la ciudad vecina de Cheongdo. Este plan se denominó “proyecto de suministro de agua limpia” para Ulsan. En 2010, la ciudad aceptó finalmente si se solventaba el problema del abastecimiento, lo cual ponía fin, según parecía, al largo debate sobre la mejor forma de preservar los petroglifos. La APC diseñó un plan para bajar el nivel del embalse e instalar una compuerta en la segunda mitad de este año, según los resultados del trabajo de campo en Unmun. Disminuir el nivel a 52 metros serviría para acortar el periodo en que los grabados están sumergidos a 55 días al año. La instalación de una compuerta eliminaría esencialmente la posibilidad de que quedaran bajo el agua ningún tiempo.

Recursos culturales irremplazables En julio de este año, sin embargo, se produjo un cambio inesperado: un estudio preliminar del Gobierno central concluía que el “proyecto de suministro de agua limpia” no era viable. Así, se abandonó el plan de conseguir agua de Unmun. Ante estas circunstancias, la ciudad de Ulsan rehusó reducir el nivel del embalse e informó de ello a la Administración central, por lo que todo volvió al punto de salida. La gente criticó a las autoridades de Seúl por concluir apresuradamente que no sería posible llevar agua de otro lugar por motivos económicos, relegando a segundo término el daño que puede causarse a un recurso cultural inapreciable. Aunque es importante reducir el nivel de Sayeon, preservar y proteger los petroglifos son tareas más imperiosas, pero ha de hacerse con cuidado ya que reforzar los grabados representaría un cambio en la composición de la roca. “El tratamiento de preservación formaría una fina capa en la superficie, que podría causar efectos indeseados”, dijo Kim Chang-joon, director de la Agencia de Convervación de la APC. “Además, y esto es más importante, este proceso podría dañar seriamente los grabados 10 o 20 años después”. Por ello, Kim pide prudencia ya que ese tratamiento sólo sería eficaz si el arroyo que fluye bajo la roca pudiera secarse. Desde cualquier perspectiva, la situación es angustiosa. El tema del abastecimiento de agua siempre se ha convertido en un punto crítico, un obstáculo para tomar las medidas de preservación necesarias de los petroglifos. Por ello, el Gobierno central debe hallar una manera de que desaparezca la

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Los petroglifos de Cheonjeon-ri están situados cerca del arroyo Daegok. Son grabados sobre el mundo religioso y espiritual del pueblo prehistórico del área en forma de dibujos geométricos.

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ansiedad sobre la posible escasez de agua en Ulsan. Pero en medio de esta controversia, es una suerte que se haya alcanzado un amplio consenso sobre la importancia que estos petroglifos de Bangudae tienen como tesoro cultural para el enriquecimiento de la calidad de vida de la gente, que debería tener prioridad sobre consideraciones puramente económicas. Preservar estos grabados debería prevalecer en cualquier debate de tipo financiero. En todo el mundo, se intentan preservar no sólo los lugares de interés cultural sino el área circundante y su entorno. La misma filosofía debería aplicarse en el caso de Bangudae. Esperamos que se halle una solución temprana basada en el principio de que el deber de conservar nuestro patrimonio cultural para la posteridad es más importante que cualquier comodidad inmediata. (Traducido por José María Areta)

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crÍtica de arte

Con Leafie ,

la animación coreana alcanza nuevas cotas

Leafie es una película de animación para todos los públicos sobre una gallina que se escapa de la granja. Los personajes, situados en las montañas y campos de Corea, revelan una gran profundidad “dramática” y nos ayudan a recordar que necesitamos entender y respetar a los demás. Han Tae-sik Crítico de cine

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os personajes principales de Leafie son una gallina que se escapa de una granja y un pato salvaje que nació de un huevo empollado por ella y a quien cría. Esta película de animación, dirigida por Oh Sungyoun, tuvo una gran repercusión el verano pasado, sobre todo entre aquellos que van al cine en familia. Este largometraje, junto con El sueño de aquel día (Sojunhannalui kum), de Han Hye-jin y Anh Jae-hoon, estrenado este año, y El rey de los cerdos (Doaejiui wang), realizado por Youn Sang-ho y proyectado en noviembre, puede iniciar un nuevo capítulo en este tipo de filmes en el país.

Combinación de los sectores de la animación y del cine convencional El mercado coreano para largometrajes de animación se ha movido poco desde el estreno en 2007 de Yobi, el zorro de cinco colas (Yeoubi), de Lee Sung-gang, debido principalmente a la falta de inversiones. En Corea, este tipo de películas no atraen a muchos espectadores, por lo que no generan beneficios, independientemente de su calidad. Incluso así, antes de su estreno muchos creían ya que estos tres filmes marca-

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rían un antes y un después para la animación coreana. Leafie ha sido un éxito gracias, en parte, a que se estrenó en una fecha conveniente, durante las vacaciones de verano, y a que es el resultado de nuevas técnicas de producción. En Corea, la planificación, producción, promoción y distribución de los filmes, incluyendo los de animación, están a cargo de la productora. Si se compara con las películas convencionales, el sector de las de dibujos está algo retrasado y es ineficaz, lo cual demuestra que se necesita más cooperación entre ambos grupos. La primera película animada que se ha beneficiado de esta cooperación ha sido Leafie, que ha combinado la experiencia de Myung Film en la planificación y la narrativa, y la creatividad y dibujos de Odolddogi. Los costes de producción fueron de 3.000 millones de wones (unos 2,6 millones de dólares estadounidenses) y de 1.800 para la promoción. El resultado es un enorme éxito. La historia infantil original se adaptó inteligentemente para la gran pantalla y los animales protagonistas cobraron vida en un gran colorido. El cuento de la relación entre la humanidad y la naturaleza se presenta con un gran sentido de la creatividad.

Poderoso argumento Leafie se basa en un libro infantil del mismo título, escrito por Hwang Sun-mi, de los que se vendió un millón de ejemplares, una rareza en Corea para este género. En el texto original, Leafie es una gallina ponedora que vive en una granja y que suspira por sentarse sobre sus propios huevos, como hacen sus

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compañeras. Así que se escapa. Al principio, esto nos podría recordar a la película británica Chicken Run (titulada Pollitos en fuga en Latinoamérica), pero Leafie tiene un tema y un mensaje filosófico más serio. Por ejemplo, nuestra protagonista se escapa por el patio delantero y se aventura en una presa. La historia toca temas complejos e incluso delicados, como la vida y la muerte, el racismo, la libertad y la lucha, la civilización y la naturaleza y el modernismo y posmodernismo. Después de decidir hacer el guión del libro, el equipo de producción quiso crear una película para toda la familia y plasmar la sensibilidad de la historia original. Seis años después, el resultado es un producto hermoso y sincero sobre la madurez, la vida y la naturaleza, que integra perfectamente el tema original del libro en una película. Leafie, en particular, que empolla un huevo por primera vez en su vida, y Green, el pato que nace de ese huevo, forman una relación singular entre madre e hijo. Este lazo sirve como plataforma para tratar el desarrollo del niño y el instinto maternal. Y es esta relación la que da a la película un aire coreano. La película no tiene un final típico del “bien vence al mal”. “No queríamos retratar el tópico del bien, la gallina, contra el mal, la comadreja. En la vida real hay todo tipo de gente, de bendita a maldita. Eso es lo que nos hace pensar”. El final no es feliz, un atrevimiento del director, sobre todo teniendo en cuenta que es para todos los públicos.

Popular para los adultos Leafie destaca particularmente por la vívida descripción que hace de distintos personajes y sus personalidades. Además, no es fácil personalizar a una gallina o un pato. Es una animación en dos dimensiones

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Esta animación se ha hecho como los trabajos tradicionales coreanos a tinta, lo cual la distingue de las obras de Hollywood y las japonesas. Para realizarla, los artistas han explorado las montañas, lagos y campos del país y han creado más de 1.000 escenarios basados en los bocetos a lápiz que realizaron en sus viajes.

basada en innumerables dibujos, lo cual requiere muchos más esfuerzos que una producción en 3D. Se requirieron 120.000 dibujos a mano por los diseñadores y animadores de Odolddogi, una tarea dedicada, dura y artesanal. Esta animación se ha hecho como los trabajos tradicionales coreanos a tinta, lo cual la distingue de las obras de Hollywood y las japonesas. Para realizarla, los artistas han explorado las montañas, lagos y campos del país y han creado más de 1.000 escenarios basados en los bocetos a lápiz que realizaron en sus viajes. La última parte del filme contiene una escena especialmente memorable de un pantano bañado en los brillantes colores de la luz de la tarde, y un lago donde se reflejan las montañas y bosques que lo rodean. La voz de los actores y la música de Lee Ji-su también contribuyen a que el impacto de las escenas sea mayor que las del libro original. Como se esperaba en la fase de planificación, atrajo a espectadores de todas las edades por los comentarios de quienes habían visto el filme. Según las cifras de la industria, la vieron más de 720.000 espectadores en el primer mes, un récord para una producción coreana de este género. Hasta finales de septiembre, la cuenta había llegado a los 2 millones, lo cual significaba 500.000 más del límite para recuperar la inversión.

Nueva era para la animación coreana A pesar de los pequeños defectos que se presentan en las imágenes en 3D, Leafie tiene lo necesario para iniciar una nueva era en la industria de la animación, limitada a los estudiantes como audiencia, para mejorar la temática, la tecnología de los efectos, la realización y la sinergia creada por los esfuerzos de los sectores de la animación y del cine convencional. Corea ha tenido varios directores de este género y dibujantes que han sido bien valorados en los festivales internacionales en el extranjero. Ahora, las puertas se han abierto más. (Traducido por José María Areta)

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En los escenarios del mundo

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im Yi-jo, director artístico de la Compañía de Danza Metropolitana de Seúl, cambia los clásicos corps de ballet (cuerpo de baile) de los cisnes de la producción original de la obra maestra rusa en una elegante formación curvilínea. La técnica en pointe (en puntillas) y las dinámicas piruetas de ese baile clásico se recrean adaptando el paso didim de la danza tradicional coreana. A pesar de los numerosos intentos de los coreógrafos y bailarines locales para que su arte se haga más conocido internacionalmente, pocos han logrado fama fuera del país. Para superar lo que se han considerado las limitaciones de esos esfuerzos, Lim ha hecho cambios fundamentales. Se sumerge en el repertorio del ballet clásico pero lo combina con elementos tradicionales de la danza coreana, un viraje esencial de las

aproximaciones convencionales, reacias a mezclar esos estilos. Este maestro coreano, cuya carrera se extiende más de cinco décadas, reconoce que tenía a las audiencias internacionales en la cabeza cuando conceptualizó este proyecto. De hecho, duda de acercarse a los escenarios del exterior con temas exclusivamente coreanos, como “Sim Cheong”, “Chunhyang” o “Hwang Jin-yi”. Cree que estos argumentos tradicionales no suelen agradar a los espectadores extranjeros, poco familiarizados con el arte y la cultura nacional. “Soy consciente de que, desde el punto de vista de la estética coreana, incluir la danza tradicional en una historia occidental puede no ser un logro artístico ideal. No obstante, las audiencias en otros países quieren ver arte no occidental de una manera comprensible y accesible”, apunta Lim.

Superar el escepticismo en Corea En abril del año pasado. Lim y la Compañía de Danza Metropolitana de

Presentación en Shanghái de la versión de Lim Yi-jo de El lago de los cisnes El maestro Lim Yi-jo presenta su espectáculo de baile El lago de los cisnes en el Festival Internacional de Arte de Shanghái, China, con una reinterpretación del ballet clásico de Tchaikovski.

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Choi Hae-ree Investigador del Centro Coreano de Recursos de la Danza

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1. Escena de la versión de El lago de los cisnes del coreógrafo Lim Yi-jo durante su representación en el Festival Internacional de Arte de Shanghái, China. Lim es el director artístico de la Compañía de Danza Metropolitana de Seúl. 2. Lim Yi-jo interpreta una danza exorcista (salpuri ).

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Lee Jin-young, de la Compañía de Danza Metropolitana de Seúl, interpreta el papel de la princesa Seolgoni en la versión de El lago de los cisnes de Lim Yi-jo.

Seúl debutaron con esta obra en uno de sus programas ordinarios. Se interpretó una versión mejorada en mayo de este año, la cual recibió tanto buenas críticas como dudas del mundo del arte nacional. Lim parecía enfrentado a un gran dilema. El lago de los cisnes es un ballet clásico representativo y todas las interpretaciones del original han sido objeto de críticas o, al menos, de un recibimiento frío: en las mentes de los aficionados a la danza de todo el mundo están grabados su lirismo, su perfección musical y coreográfica, el vestuario de los cisnes y su romanticismo teatral casi fantástico. Algunas personas relacionadas con este

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mundo estaban preocupadas de la futilidad de los intentos de Lim. Sin embargo, la creatividad de la obra ha sido bien recibida fuera del país. El Festival Internacional de Arte de Shanghái invitó al coreógrafo coreano y a su grupo a interpretar su versión en el Gran Palacio de la Música de la ciudad. Fue la confirmación del reconocimiento de los intentos de Lim por ampliar el horizonte de la danza coreana en el exterior. Esta interpretación en China se subtitula “La Compañía Metropolitana de Danza de Seúl junto con Tchaikovski”. “La danza tradicional coreana se puede adaptar a diversos estilos de música. Mi interpretación de Tchaikovski intenta ser una simbiosis de este arte con la música clásica occidental”, nos explica. Esta obra maestra, querida en todo el mundo, ha sido reinterpretada y se le ha integrado danza tradicional coreana, con énfasis en su elegancia, moderación, control del movimiento y riguroCu l tu ra y A rte d e Co re a


sas técnicas de respiración. Esta obra se desarrolla en un escenario imaginario en la Corea de antaño, dominada por tres reinos: Buyeon, Biryung y Mangang. Los cuatro papeles principales de la obra original también han sido adaptados: la princesa Seolgoni, de Biryung (por Odette), el príncipe Jigyu, de Buyeon (Sigfrido), el malvado mago Nodubalsu, de Mangang, (el barón Rothbast, antagonista principal), y su oscura criatura, Geomunjo (Odile). Lim ofreció el tiempo de adiestramiento suficiente para que los jóvenes bailarines entendieran sus conceptos artísticos. Aparte de las formaciones circulares, que reemplazan los movimientos dramáticos en diagonal o paralelo del baile de los cisnes, Lim armonizó la sensibilidad coreana con la música del compositor ruso por medio de distintos motivos tradicionales, como la danza de la espada, la de los abanicos, la de los monjes y la de la corte real, taepyeongmu.

cuatro décadas y se considera que Lim ha heredado el consumado estilo de baile de su maestro. Está esperando ser designado por el Gobierno intérprete de la auténtica danza de los monjes, Patrimonio Cultural Intangible número 27. Lim es también uno de los pocos bailarines de salpuri (exorcismo) reconocido oficialmente por las autoridades. Nunca ceja en su empeño por fomentar la danza nacional en los escenarios internacionales. Quiere crear obras que transmitan la vitalidad y el lirismo tradicionales incorporando aspectos del folclore y los rituales religiosos coreanos en su coreografía. La Compañía que dirige ha puesto en escena su obra Cielo y tierra en el programa Fall for Dance Festival [festival de danza para el otoño] del City Center de Nueva York en 2006. Como reconocimiento de este deseo de promocionar esta forma artística nacional, el Gobierno coreano le concedió la medalla nacional de honor en octubre de ese mismo año.

La danza tradicional coreana en los escenarios mundiales El lago de los cisnes de Lim se presentó en el Gran Palacio de la Música de Shanghái durante las noches del 4 y 5 de noviembre como parte de los programas del Festival Internacional de Arte de la ciudad. Este evento, patrocinado conjuntamente por el Ministerio de Cultura chino y el Ayuntamiento, es el mayor de su clase en ese país y uno de los tres más importantes de Asia. En él participan, durante el mes que dura, más de tres millones de artistas e intérpretes. El centro de las actividades es el arte: conciertos de orquestas sinfónicas, interpretaciones de baile, ballets, exhibiciones de artes visuales y musicales de todo el mundo. Desde 1999, han actuado en dicho Festival un gran número de artistas de todo el mundo, como el Ballet de Kirov-Mariinsky, el Real británico, Cloud Gate Dance Theater, de Taiwán, la Orquesta Nacional de Francia, y la Orquesta

Atractivo popular y espíritu creativo Lim Yi-yo es una personalidad distinguida dentro del mundo de las artes interpretativas coreanas como coreógrafo y como bailarín. Muchos críticos elogian su capacidad de baile, caracterizada por un control extremadamente delicado y una profunda espiritualidad. Sus movimientos corporales destacan por su belleza. El de sus pies y manos, y la serenidad de su mirada personifican la sutileza. Pequeño y atractivo, tiene los atributos físicos necesarios para interpretar bailes tra“La danza tradicional coreana se puede adaptar a diversos estilos de dicionales de forma magistral. Lim dice que bailar era su destino. música. Mi interpretación de Tchaikovski intenta ser una simbiosis de Su madre, también bailarina de estilo contemporáneo, le presentó distintos este arte con la música clásica occidental”. géneros occidentales y tradicionales. Cuando tenía seis años, comenzó a aprender ballet con el maestro Song Beom. Sus trabajos con intérpretes de música y Filarmónica de Israel y Zubin Mehta. Este año, invitaron a la Compañía Metrodanza tradicionales le han influido considerablemente. politana, junto a otros 24 grupos y artistas, como al Ballet Béjart de Lausana, a De muy joven, aprendió música tradicional del maestro la Orquesta Filarmónica de Berlín, al violinista Itzhak Perlman y el musical de de pansori Kim So-hee y fue adiestrado por el famoBroadway, Zorro. so bailarín moderno Eun Bang-cho. A los 19 años, fue Es la primera obra coreana que va invitada al festival, cuyos organizadores estudiante del maestro de danza tradicional Lee Maeson famosos por sus exigencias a la hora de solicitar a artistas que participen bang tras ver su interpretación de la danza de los monen los programas principales. Los creadores chinos del comité ejecutivo se jes (seungmu): “Se me puso la piel de gallina viéndole mostraron sorprendidos por la interpretación de Lim de El lago de los cisnes, interpretarla. Creo que había sido testigo de la esencia y dijeron que un intento parecido hace 10 años fue una decepción. Afirman que de esa expresión artística coreana –un enorme autoalcanzaron una decisión unánime para invitar a Lim y su Compañía al festival control y moderación de la expresión”. al ver, por casualidad, un vídeo de su interpretación de mayo de 2010. (Traducido por José María Areta) Incluso hoy en día, sigue aprendiendo danza con él. Su relación como profesor y alumno ha durado casi Koreana ı Invierno 2011

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ARtesano

Kim Jung-hwa

Esta artista del tinte otorga al tejido los colores de la naturaleza Kim Jung-hwa utiliza el añil del índigo natural para expresar el azul de las profundidades oceánicas, el rojo del cártamo para representar el abrasante calor del sol y el negro de la corteza del castaño para simbolizar el anochecer en el monte Jiri, como en una acuarela. Para completar una única obra, tiñe el tejido hasta 1.500 veces, en un proceso que puede llevar de tres a cinco años. Park Hyun-sook Colaboradora | Ahn Hong-beom, Kwon Tae-kyun Fotógrafos

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im Jung-hwa, una artista del tinte natural, dedicada de por vida a revivir la artesanía tradicional del coloreado de tejidos, podría recordarnos a un personaje literario: una niña llamada Kkonni, de Honbul [fuego del espíritu], una novela de Choi Myunghee. En esta obra, la hija de la costurera de una familia noble crece rodeada de lujosas telas y vestidos de colores exquisitos, que nunca podría ponerse. Cuando su madre le da trozos de seda escarlata, cáñamo púrpura y ramio verde jade, queda deslumbrada por sus brillantes colores, y atesora cada retal como algo preciado.

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De este modo, adquiere un fino sentido para los colores de la naturaleza. Viendo lo fascinada que está por una belleza impropia de la hija de una sirvienta, su madre se lamenta: “¡Si sólo pudiera bañarse y jugar en un río con esos maravillosos colores!”. El teñido tradicional en Corea utiliza los pigmentos naturales de flores, hojas, tallos y frutas de plantas. Los tejidos coloreados así por artesanos expertos tienen los ricos y puros tonos de la naturaleza. Durante la Dinastía Joseon, cuando existía una rígida división de castas, las telas así eran un lujo reservado para la nobleza. Kim es la hija mayor de una familia propietaria de un huerto en Cu l tu ra y A rte d e Co re a


Explosión : Cosmos 3 (2007). 1600 x 120 cm. Gallarita, aguja de pino, peonía, madera brezel, canela, alcanforero y tintes mezclados sobre algodón y tejido de lino.

Yeongcheon, provincia de Gyeongsang del Norte, y desde pequeña quedó encantada por los colores de la naturaleza, sobre lo que nos dice: “Cuando era muy pequeña, era débil y sufría desmayos. Para animarme en esos momentos, mi madre me llevaba a la espalda y paseaba por el pueblo. Lo que veía desde ahí se me ha quedado grabado: el color ardiente del sol y el perfil anaranjado de mi madre bajo la luz, el monótono pero cálido color del estiércol y el gris púrpura de las peras en nuestra huerta. Al tumbarme en la hierba, miraba directamente al sol y luego cerraba los ojos para disfrutar del caleidoscopio de colores que se me formaba denKoreana ı Invierno 2011

tro. Después, cuando vi por primera vez un mándala, me sorprendí al descubrir que contenía todos los colores, tonos y trazas que había visto al mirar directamente al sol. Deseaba convertirme en una artista para expresar todos esos maravillosos pigmentos de la naturaleza. Cuando empecé con lápices de colores, sin embargo, me sentí decepcionada por la brecha entre los matices que había visto y los que tenía delante. Un día, volví del colegio llorando tras una clase de dibujo porque me sentía frustrada por la carencia de tonalidades en mi estuche para dibujar un árbol”. La sed de esa niña de ver los colores de la naturaleza no que-

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“Cada vez que empiezo un nuevo trabajo busco nueva inspiración. Y se me vienen a la mente la hierba, el sol, el viento, el rocío y la luna”.

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1. Kim Jung-hwa rocía su tela con zumo de caqui. Para trabajar en obras de gran formato, sale a los campos junto a su taller. 2. Vista : Vista 20 (2009). 74 x 122 cm, Polygonum tinctorium , madera brezel , zumo de caqui y tintes mezclados sobre algodón.

daría saciada durante otros veinte años. Cuando falleció su padre, ella estaba en bachillerato elemental; su familia se enfrentó a dificultades económicas, así que empezó a trabajar para ayudar. Después de terminar la educación secundaria, pasó las oposiciones a funcionario en 1974 y fue empleada por el Centro de Servicios de Tecnología Agrícola como personal de capacitación. Cuando cumplió los treinta y cinco, su sueño infantil se había convertido en una herida abierta que sangraba de vez en cuando.

En busca de una artesanía antigua Por encima de todo, la pasión de Kim por los colores nunca se redujo. “Un día, cuando tenía treinta y tantos años, se me ocurrió de repente que nuestros antepasados habían obtenido todos los colores de la naturaleza. Entonces supe que también debía volver mis ojos a mi entorno para hallar respuestas a mi búsqueda. Leí libros de historia y hallé documentos sobre el tinte natural en varios de ellos, como Gyuhap cheonseo [enciclopedia femenina], Imwon gyeongje ji [dieciséis tratados escritos tras la jubilación], Sangbang jeongnye [regulaciones de la Agencia de Vestimentas de la Corte], Bencao gangmu (chino clásico) o Boncho gangmok (coreano) [compendio de asuntos médicos]”, nos recuerda la artesana. Sin embargo, no prestó demasiada atención a estas citas para aprender sobre los tintes naturales. Sabía que los tintoreros del pasado, que eran de la clase menos privilegiada, a menudo eran analfabetos. Por ello, los libros sobre estas técnicas le parecían, cuanto menos, relatos de experiencias de otros. Debido a sus preguntas sobre la fiabilidad de la información que leía en los libros antiguos, decidió aprender de los artesanos directamente. Desde la década de 1980, Kim ha viajado por todo el país, siempre que tiene tiempo, buscando tintoreros que hayan aprendido el proceso por medio de su propia destreza. Ya que esta técnica estaba desapareciendo en Corea, los artesanos que logró conocer –individuos con experiencia en el tinte natural– tenían entre 80 y 90 años. El conocimiento que logró de ellos era distinto del que había leído en los textos. Las plantas utilizadas Koreana ı Invierno 2011

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para determinado color daban distintos resultados dependiendo de la época del año cuando se cosecha y de las condiciones climáticas. El mordiente, un agente empleado para facilitar la fijación de los colores en los tejidos más difíciles de teñir, puede obtenerse de varios materiales, como alumbre o lejía obtenida de la ceniza de tallos de alubias o mosto. La concentración del mordiente puede afectar considerablemente el proceso de tinte. Kim escuchó con atención a los tintoreros hablar sobre sus experiencias y técnicas. Siempre que le surgía una pregunta, los visitaba, varias veces si era necesario, hasta que hallaba una respuesta satisfactoria. Fue a menudo a Naju y Muan, donde vivía un gran número de estos artesanos. Su insaciable curiosidad provocó la queja de esos ancianos, que le decían: “¡Deje de dar la lata con tantas preguntas!”. Pero luego, les presentaban a sus amigos y parientes con conocimientos sobre el problema específico que le preocupaba. Gracias a estos esfuerzos, ha logrado revivir colores que se creían olvidados. “En 1996, mientras viajaba por la isla de Jeju en búsqueda de sus tonos indígenas, conoció a un jinete que cuidaba vacas y caballos”, nos dijo. “Me enseñó un color amarillo negruzco, que era el de los potros wolda, un animal rojizo con crin blanca. El nombre del

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tono en coreano era yuhwang. Yu se refiere al poro y hwang a amarillo. Estaba impaciente por ver con mis propios ojos eso entre el amarillo y el negro. Y lo hice. Era un amarillo negruzco, una especie de marrón de tono medio”. Hasta la fecha, ha trabajado con 204 tintes naturales, desde plantas famosas por su poder colorante, como el índigo, el cártamo y el caqui, hasta otras poco conocidas, como la seta ‘cola de pavo’, el fruto del aligustre, la hoja del manzano, la piel de uva y las alubias negras. Se tarda un día entero en teñir un tejido una vez, metiéndolo en la tinaja y fijando el tinte con mordiente. Para obtener un color aceptable que no destiña y sin manchones, debe introducirse la prenda unas 40-50 veces. Considerando el número de tintes que ha usado Kim, podemos estimar que ha repetido este proceso más de 8.000 veces, en lo que ella denomina sus “experimentos con los colores de la naturaleza”. Ha buscado también por campos y montañas hojas y frutas que usar como materia prima. Luego trabaja más días para acondicionar las telas exponiéndolas a la luz de la luna y al rocío. Durante años, un día típico de Kim comienza alrededor de las cuatro de la madrugada y dura hasta el día siguiente. Embelesada por las variaciones cromáticas que cambian con cada baño del tejido, no es consciente del paso del tiempo y, aunque feliz, su cuerpo está agotado. Por medio de este proceso intensivo ha logrado identificar 40-50 plantas que son tintes óptimos. Finalmente, ha hallado los “colores correctos” que hacen posible que pueda expresar la naturaleza en su lienzo.

Del rojo de la realeza al marrón del campesino En julio de 2007, Kim realizó una exhibición con más de 100 obras con tintes naturales, organizada por Site Creations, una ONG en Silicon Valey, California. Su director general, Gerald Brett,

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comentó sus obras: “Kim Jung-hwa evoca un mundo que añoramos. Aunque es una divina maestra del color, es una mejor manipuladora de la visión. Y mientras busca históricamente en los procesos de coloración, su imaginario es más atemporal, tanto en el pasado como en el futuro”. Kim expresa en sus creaciones el entorno natural de Corea y su tradición cultural, como se ejemplifica en la tela para envolver que describe escarpadas montañas en una ‘almazuela’ con tintes de índigo, ramio y cártamo; otra obra con flores y una tortuga, motivos de buena fortuna, honor y longevidad; y otra teñida con la tela 1 atada con mil budas y mil pagodas. En otro trabajo suyo, Ver con los ojos cerrados, muestra la imagen del sol que tanto la cautivó de niña realizada con índigo, raíz de ruibarbo, piel de cebolla, madera ‘brezel’ y zumo de caqui. Árboles de los espíritus, creado en dos grandes paneles de tela (6 x 4 m) y la serie Cosmos (20 x 2 m), que profundiza en el misterio del universo, son obras de gran formato, que pueden abrumar a los espectadores con sus enormes, elaborados y fluidos dibujos. Todas sus obras requieren de tres a diez años para completarlos por medio de un proceso laborioso y repetitivo de teñido. En ellas, mezcla lo figurativo con lo abstracto; la distinción entre pintura al óleo y acuarela pierde toda relevancia en ellas. Su elogio de los tonos naturales nunca termina: “Hay algo profundo y bello en el tinte natural que el sintético no puede emular, ya que nunca se apagan u oscurecen, se tiña las (veces) que se tiña. Por ello, nos ofrecen un mayor registro de técnicas expresivas. Cuando se hace correctamente, los colores naturales tampoco destiñen. Cada vez que empiezo un nuevo trabajo busco nueva inspiración. Y se me vienen a la mente la hierba, el sol, el viento, el rocío y la luna. En mi búsqueda por hallar la esencia de los pigCu l tu ra y A rte d e Co re a


1. Telas teñidas con cártamo para obtener colores rojizos vibrantes, del rosa al escarlata, colgados para que se sequen. 2. Tejidos teñidos con el zumo de caqui puestos sobre la hierba para que se mojen con el rocío del anochecer. 3. Tintes naturales (en sentido del movimiento de las agujas del reloj desde arriba a la izquierda): corteza de castaño, cártamo, caqui, flores de cártamo secas y hojas de índigo. 4. El contorno de los dibujos en el tejido teñido se marca con puntadas a mano.

mentos –más naturales y humanos– el arte del tinte natural es como un buen maestro que siempre está ahí para enseñarme lecciones valiosas”. Entre los intrigantes colores de la naturaleza que ha creado, me llamó la atención una mezcla de marrón y rojo profundo. Estos dos colores, en el rígido sistema de clases de Joseon, nunca se combinaban. El rojo vivo y profundo , llamado daehong en coreano, estaba reservado para el uso de la corte, como la ropa del rey. Crearlo era muy caro y difícil. Para teñir un rollo de tela de unos 30 cm de anchura y 22 metros de largo, se necesitan unos 120 Kg de cártamo. Hay que aclarar la ropa tras teñirla 25 veces. También es fundamental mantener una acidez óptima del baño de colorante, por lo que Kim ha usado los vinagres de frutas mencionados en los textos antiguos, incluyendo los de ‘chizandra’ (magnolia china, en coreano omija), caqui, uva y manzana, aparte de ácido cítrico. Al final, descubrió que el de uva es el mejor. El color conocido en coreano como gal , de tono medio entre naranja y marrón, se hace aplicando un tinte crudo de zumo de caqui. En prendas de ese color, no se notan las manchas de tierra, por lo que eran las preferidas de la clase trabajadora. Como estos dos colores tienen asociaciones tan distintas, el pueblo de Joseon nunca hubiera imaginado los bellos tonos que resultan de combinarlos.

Colores ‘lentos’ frente a la obsesión por la velocidad “El teñido natural es un proceso que va de la mano de los cambios estacionales de nuestra vida diaria. Para producir el color rojo, por ejemplo, se tarda más de seis meses en preparar sólo las flores (plantar las semillas de cártamo en primavera, cosecharlas en verano, preparar el pigmento amarillo metiéndolas en agua y dejar que fermenten). Incluyendo el paso final de amasar las flores fermentadas en lejía, todo el proceso puede estar listo a principios de otoño. Hay que hacer también el vinagre, de uva, caqui o chizandra para fijar el tinte a la tela. El rojo más delicado y más Koreana ı Invierno 2011

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brillante puede hacerse usando el método de gaeogi, por el cual el tinte se aplica primero a un tejido muy absorbente, como el algodón. Luego se usan extractos para teñir la tela deseada. Incluso un error simple durante el proceso lo arruina todo y hay que empezar desde el principio al año siguiente. Son colores así de ‘lentos’ en una época en que estamos obsesionados con la velocidad”, nos dice la artesana. Kim Jung-hwa no se considera una artista. Prefiere pensar en ella como una “tintorera loca por los colores de la naturaleza”. Me mostró su mano, con un tendón lesionado, una lesión dolorosa producto de años de duro trabajo y dedicación. (Traducido por José María Areta)

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Descubrir Corea

“La gran cordillera cambió mi vida” Roger Shepherd, un ávido montañista neozelandés, es uno de los pocos extranjeros que puede afirmar conocer casi cada rincón y cada fisura de Baekdu Daegan, la cordillera que se extiende de norte a sur a lo largo de toda la longitud de la península coreana. Recientemente, ha publicado una guía basada en su aventura de 70 días por la sección surcoreana de esta cadena junto a su compatriota y compañero de viaje Andrew Douch, coautor del libro. Park Jung-won Editor de Monthly Mountain

Monte Baekdu

Meseta de Kaema

Zona Desmilitarizada ra lle rdi k Co ebae Ta

Pico Hyangno

Monte Odae

Monte Taebaek era Monte Worak dill Cor ek Monte Songni Soba

Monte Jiri

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Roger Shepherd (derecha) y Andrew Douch en un viaje por Baekdu Daegan, la espina dorsal montañosa de la península coreana. Ko re a n Cu l tu re & A rts


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oger Shepherd vio cómo sus dos años de penurias dieron fruto en julio del año pasado, con la publicación de Baekdu Daegan Trail : Hiking Korea’s Mountain Spine [la senda de Baekdu Daegan: viaje por la columna vertebral de Corea], publicado por Seoul Selection, la primera guía en inglés sobre esa cordillera. Para este montañero, era una prueba de amor hacia su profesión: poco después de comenzar su viaje por el sendero de estas montañas, que atraviesa seis parques nacionales, se comprometió a compartir esta “excitante y sorprendente experiencia” con excursionistas de todo el mundo.

Primera aventura a lo largo de esta espina dorsal Este libro, de 452 páginas, ofrece gran cantidad de información sobre esta senda, de 740 Km, desde el pico Cheonwang, en el monte Jiri, el extremo meridional de la cordillera, hasta el de Hyangno, en la provincia de Gangwon, su punto más septentrional en Corea del Sur, dividiéndola en 17 secciones, subdivididas a su vez en rutas diarias. También incluye mapas y dibujos que destacan lo más importante de cada tramo, al igual que 200 fotografías de los distintos monumentos religiosos y de lugares de interés histórico y paisajístico que se pueden hallar en el camino, con notas sobre su origen y su importancia cultural y ecológica. ¿Qué le hizo interesarse por esta cadena montañosa? Shepherd dice que sintió curiosidad desde su infancia, por lo que salió a viajar K o r e a n a ı W i n t e r 2 0 11

y explorar nuevos lugares. Se marchó a Gran Bretaña cuando tenía 21 años y uno después llegó a África, un continente “desconocido” entonces para él. Durante los siguientes nueve años, trabajó como vigilante de parques y guía de safaris en Sudáfrica, Mozambique y Zambia. Su curiosidad le trajo a Corea en el 2000 cuando, según escribe, sintió la atracción de su entorno natural. Pero regresó a su país en 2001 y se hizo policía. En 2006, pidió una excedencia de tres meses y vino de nuevo aquí. Fue entonces cuando comenzó su primer viaje por Baekdu Daegan. Recorrió la ruta durante seis semanas y llegó a la mitad del recorrido pero tuvo que abandonar debido a las lluvias monzónicas. En ese tiempo se dio cuenta de que quería volver a intentarlo pero escribiría al mismo tiempo sus experiencias en una guía. Regresó a su país con esta gran cordillera grabada en su interior.

Un duro viaje de 70 días por las montañas En septiembre de 2007, Shepherd regresó a Corea con una nueva determinación. Esta vez pidió a su amigo de aventuras, Andrew Douch, que el acompañara. Iniciaron su segunda aventura en Jungsan-ri, provincia de Gyeongsang del Sur, en un punto a medio camino hacia la cima del monte Jiri el 2 de septiembre y alcanzaron el pico 502 (nombrado así por los metros de altura que tiene) al norte del paso de Chupungnyeong, en 20 días. Luego subieron hacia el monte Songni a finales de septiembre y se dirigieron al Worak en octubre. Alcanzaron el altar de Cheonjedan, en la cumbre del Taebaek, a mediados de ese mes. El 27, llegaron al parque nacional de Odae, cerca de la costa noreste, en la provincia de Gangwon. El 7 de noviembre, casi al final de su trayecto, recibieron permiso para seguir hacia el pico Hyangno, dentro de la línea de control

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civil de la Zona Desmilitarizada, el punto más septentrional de la cordillera en Corea del Sur. El 10 del mismo mes, completaron los 70 días de viaje al llegar a la cumbre de Masan por el paso de Jinburyeong. En el camino, ambos montañeros tuvieron experiencias memorables. Una vez se perdieron y anduvieron dando vueltas durante una oscura noche hasta que hallaron una débil luz y llamaron a la puerta de un albergue, pero la aparición de dos extranjeros de ojos azules, agotados, asustó tanto al propietario que dio un portazo gritando: “¡Fantasmas!”. Otra vez, se toparon con una cabaña donde vivía una familia que vivía del ginseng silvestre que hallaban.

Importancia de esta espina dorsal montañosa “Baekdu Daegan es una bella cordillera y un excelente lugar cultural, comparable a cualquiera de otro país”, dice Shepherd. “La senda tiene potencial para desarrollarse como

atracción turística al igual que lo es la Ruta de los Apalaches, en Estados Unidos. Espero que muchos extranjeros sepan de esto y vengan aquí a hacer senderismo”. El apasionado interés de este neozelandés comenzó con su vaga curiosidad sobre un mundo nuevo para él. Este entusiasmo se convirtió en interés por la cultura coreana, incluyendo las tradiciones de la geomancia, o pungsu, y los espíritus de las montañas. “Un espíritu sagrado de la nación coreana se refugia en Baekdu Daegan. Al subir, podemos sentir la misteriosa energía de una presencia viva, sobrehumana. No es sólo un espacio geográfico con un paisaje magnífico y encantador, sino una entidad anímica y el origen de las percepciones transcendentales del pueblo coreano. Creo que para la Corea actual, Baekdu Daegan existe como ser simbólico, no simplemente como cadena montañosa”. Después de completar su aventura, Shepherd y Douch comenza1 ron a escribir la guía en inglés. David

“Un espíritu sagrado de la nación coreana se refugia en Baekdu Daegan. Al subir, podemos sentir la misteriosa energía de una presencia viva, sobrehumana. No es sólo un espacio geográfico con un paisaje magnífico y encantador, sino una entidad anímica y el origen de las percepciones transcendentales del pueblo coreano”.

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Mason, profesor americano en la Universidad de Kyung Hee, acordó editar el texto, ya que, como antropólogo, está muy interesado en las creencias locales sobre los espíritus de las montañas y ha viajado por todo el país en busca de esta presencia.

Baekdu Daegan en Corea del Norte En 2009, Sheperd fue nombrado embajador honorario de relaciones públicas de la Organización de Turismo, dependiente del Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo de Corea. Dimitió de su puesto de oficial de policía en Nueva Zelanda en 2010 y se trasladó aquí para poner en marcha una nueva empresa, Hike Korea, especializada en presentar las montañas del país y otros aspectos menos conocidos del mundo del senderismo por medio de diversas publicaciones y de fotografías. Sus aventureros ojos están puestos en un proyecto a largo plazo relacionado con el tramo de esta cordillera en Corea del

Norte, que no es fácil de ver para los forasteros desde la división del país. En mayo de este año visitó la mitad septentrional para hablar con los funcionarios a cargo sobre su deseo de fotografiar las secciones en el norte de esta cordillera para un ensayo fotográfico. Obtuvo permiso por intermediación de la Korea-New Zealand Friendship Society, una ONG, para regresar en octubre y embarcarse en este proyecto. Pasó 18 días allí, fotografiando diez distritos a lo largo de Baekdu Daegan. En 2012, planea volver allí para fotografiar las secciones que quedan en las cuatro provincias de Hamgyong del Norte y del Sur y Yanggang. Esta expedición, de 40 días, irá por las mesetas de Paek­tu (Baekdu) y Kaema, cerca de Samiyon, Bujeon y Changjin, todas famosas por su belleza. Tomará fotografías de las montañas en estas áreas, que los surcoreanos no han podido tan siquiera ver de cerca ni mucho menos recorrer, durante estos 70 años desde la división. Encandilado con las montañas y ríos de Corea, Shepherd disfruta haciendo senderismo por todas las sierras e islas, también las de Corea. “El paisaje de este país tiene una belleza encantadora, distinta a las extensiones de Nueva Zelanda. Se puede comparar con el de cualquier otro país”, dice. (Traducido por José María Areta)

1. Shepherd (centro) con sus compañeros de viaje en el paso de Jochimnyeong. 2. Shepherd señala en un mapa las rutas por Baekdu Daegan.

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en el camino

Un paseo nostálgico alrededor

de Seochon

Seochon, o “pueblo occidental”, es el nombre de un distrito que se extiende desde el muro occidental del palacio de Gyeongbok hasta la falda del monte Inwang. Sajikdan, los altares para los dioses de la tierra y el cereal, fue construido aquí poco después de la fundación de la Dinastía Joseon en 1392, como símbolo religioso de su legitimidad. Este distrito era también una de las áreas residenciales de los funcionarios más influyentes de dicha Dinastía y de artistas de fama. Kim Yoo-kyung Periodista | Suh Heun-gang, Ahn Hong-beom, Lee Sun-hee Fotógrafos

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Escena del rito a los dioses de la tierra y el cereal realizada en Sajikdan este año. Se realiza una ceremonia así cada tercer domingo de septiembre. En 2000, se incluyó en la lista del Importante Patrimonio Cultural Intangible de Corea.

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l distrito seulense de Seochon consiste en 15 barrios, entre los que están Hyoja-dong, Sajik-dong y Ogin-dong. Su territorio, sólo de zonas residenciales, es de unas 58 hectáreas. Comenzó a prosperar durante la Dinastía Joseon, cuando se convirtió en lugar favorito de los funcionarios de bajo rango de la corte, como eunucos y oficinistas, conocidos como “gente media” (jungin) una clase social entre la nobleza y los plebeyos. En este sentido, el apodo de esta zona, “el pueblo superior” (utdae), revela la conciencia burguesa y el orgullo de esa clase social en la Corea premoderna. Su ambiente pintoresco, preservado desde siempre, provoca nostalgia entre los coreanos. Sin conocerlo, es difícil apreciar cómo la ciudad de Seúl conecta el pasado y el presente, vínculo tan vivo también en Bukchon, o “pueblo septentrional”, uno de los pocos lugares que quedan donde podemos ser testigos de las maneras tradicionales del país. Koreana ı Invierno 2011

Hyojaro: la calle principal cerca de Cheong Wa Dae Desde los años 80, Seochon ha perdido gran parte de su trazado ya que sus tres calles principales en dirección norte-sur –Hyojaro, Jahamunno y Pirun Daero– han sido ampliadas repetidas veces y se han añadido plazas reservadas para camiones de bomberos entre los antiguos grupos de casas. No obstante, todavía quedan callejones que serpentean por esta área y que retienen el encanto del Seúl de antaño. Los 15 barrios que lo componen son tan pequeños que podemos ir de uno a otro en minutos. Como telón de fondo está el monte Inwang, el cual, junto con sus escasas zonas comerciales de mercadillos tradicionales y tiendas de barrio, son parte del encanto de la vida cotidiana de sus residentes. Comienzo mi paseo cerca de Hyojaro, que parte de Yeongchumun, la puerta occidental del palacio de Gyeongbok. Gracias a las limitaciones de altura para las construcciones, la calle está fran-

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Baeksong: un pino blanco de 600 años Penetro en los laberintos de callejones tras las lujosas galerías de arte y restaurantes que han aparecido por todos los lados desde que se convirtió en atracción turística. En una pequeña callejuela con marcadas curvas, seis en 100 metros, veo hileras de chalés de distintos tamaños, todos con tejados tradicionales, renovados con cierta mezcla de modernidad. Algunos, en pleno día, están cerrados y parecen esconder algún secreto. ¿Eran aquí donde vivían los eunucos? La calma de la zona ha atraído a muchas editoriales. Hay también restaurantes de lujo tan disimulados que parecen residencias privadas. En el centro del barrio están los restos de un antiguo pino blanco que murió hace 10 años. Tenía casi 600, prácticamente los mismos que la ciudad. Ahora sólo queda el tocón, que nos revela lo que resta de su corteza blanquecina, rodeado de otros árboles más jóvenes. Durante las últimas décadas, Seúl ha perdido gran parte de su patrimo- Una vieja fotografía del área, puesta en el muro de una casa cercana, muesnio cultural. En varias partes de la ciudad, no obstante, callejones sertra qué impresionante parecía la zona con su majestuosa presencia. Hoy en penteantes que no parecen haber cambiado durante siglos permanecen día, vemos recipientes de barro y otros objetos, posiblemente dejados por a la sombra de los rascacielos junto a sus transitadas calles. algunos restaurantes u hogares de los alrededores, que bloquean la vista del tocón, que todavía es imponente. Los callejones que llevan a este lugar exudan cierta calma. ‘hogares de los eunucos’. “Una vez dispusieron de un laberinMientras paseaba, hallé una guitarra que decoraba un muro medio to que iba desde su puerta principal a las habitaciones interiores derruido donde termina esta callejuela. La rareza de esta escepero se derribó todo en aras del desarrollo”, nos dice. Ahora que na se suma a los sentimientos poéticos de esta zona. Es en estos casi todas las construcciones que hay en esta zona son uniformes, legados del tiempo, tangibles e intangibles, arraigados en la cotisus palabras despertaron mi curiosidad y quería ver esas casas dianidad, donde reside el valor intrínseco del barrio. por mí mismo. Durante las últimas décadas, Seúl ha perdido gran Cualquiera que pueda dirigirse directamente al pino blanco sin parte de su patrimonio cultural. En varias partes de la ciudad, no dudarlo es que conoce bien el distrito. Las calles están abarrotaobstante, callejones serpenteantes que no parecen haber camdas de galerías de arte y cafés. Muchos artistas vienen aquí y sus biado durante siglos permanecen a la sombra de los rascacielos exhibiciones revelan un caleidoscopio de gustos. Hallo un edificio junto a sus transitadas calles. queada por edificios bajos. Los tejados de estilo tradicional son relativamente nuevos ya que se construyeron desde finales del siglo XIX a principios del XX. Las tres calles principales crean otras tantas áreas separadas, cada una con una personalidad distinta. Hyojaro es adyacente a la residencia presidencial, Cheong Wa Dae. A causa del gran número de oficinas gubernamentales en las cercanías, las travesías están repletas de viandantes trajeados con aspecto de funcionario, lo cual da a la zona un ambiente burocrático. Esta característica demográfica tiene su origen hace mucho, cuando muchos empleados del Gobierno y miembros de la nobleza de Joseon vivían aquí, y el monarca residía en el palacio de Gyeongbok. Hwang Doo-jin, arquitecto que vive en el área, resalta el hecho de que hay varias casas antiguas singulares, conocidas como

1. Callejón en Tongui-dong que conduce a Ryugaheon, una pequeña galería fotográfica en una casa tradicional. El poster a la entrada informa de la exhibición que se realizaba en esos momentos. 2. Las hojas del ginkgo pintan de amarillo Hyojaro. 3. La galería ZeinXeno, en Changseong-dong, otro pequeño centro de arte en los numerosos callejones de Seochon. Koreana ı Invierno 2011

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1 © Museo Leeum Samsung de Arte

antiguo que ha pasado de ser un hostal a una galería, que, con un cartel a la entrada que dice “tienda donde se vende arte”, presenta obras surrealistas en sus varias salas. Un grupo de visitantes miran dentro de una donde se muestran creaciones de caligrafía. En la ventana, en un texto de tipo indefinido, en cursiva, hay una cita de un abstruso poema de Yi Sang, en forma de cuadro abstracto. El sol de la tarde brilla sobre la puerta de Yeongchu. En la sombra de esa entrada, hay un joven en una silla leyendo un libro y comiendo algo. Sobre el muro de una casa, junto a la carretera, cuyo enyesado se está cayendo, veo un mural de un árbol con flores púrpuras. Parece como si al caerse la escayola se fuera revelando un dibujo escondido debajo. Para un profano como yo, parece la obra de alguien con talento. Mientras reflexiono sobre esa pintura, un hombre inexpresivo se introduce en la casa por la puerta metálica con una gran cantidad de herramientas. ¿Será el artista? En las aceras, el tránsito de peatones es agotador. Hay grupos de turistas que se mezclan con los residentes que pasan, sin siquiera mirar la galería o el mural.

Sajikdan: lugar de rituales de Estado Se dice que el famoso calígrafo Kim Jeong-hui (1786-1856) vivió

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en este barrio, cerca del pino. Se sabe que visitaba con frecuencia a sus amigos en el límite del distrito. Ahora, se tarda unos 15 minutos para ir a Sajik-dong desde Hyojaro, cruzando la calle de Jahamunno. Aquí está Sajikdan, el altar de los dioses de la tierra y el cereal. Según la filosofía de Joseon, estos lugares sacros debían estar situados al oeste de la entrada principal del palacio, opuestos a Jongmyo, el sepulcro ancestral de la monarquía, que está al este. Incluso hoy en día, se realizan rituales complejos todos los otoños en los altares. Sajikdan tiene dos: uno para el dios de la tierra y otro para el del grano. Estos santuarios cuadrados, de tierra compactada y bordeados por dos hileras de muros en los cuatro lados, se asocian con una forma religiosa primitiva y no con el confucianismo, la ideología prevalente en Joseon. Las tablillas de los espíritus de los dos dioses están consagradas en un edificio, pero el altar para el dios de la tierra tiene un monumento de piedra que parece como una de esas lápidas clavada en el suelo. Este elegante trozo de granito es cuadrado en la base (simbolizando la tierra) y redondo en la parte superior (los cielos). Aunque he escuchado antes esta antigua concepción del universo, fue enriquecedor ver un objeto sagrado que la manifestaba. Cu l tu ra y A rte d e Co re a


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Cuando el rey Jeongjo (r. 1776-1800) vino a este lugar, preguntó al funcionario a cargo: “¿Qué es aquella piedra en el altar de allí?”. El empleado respondió: “Gukjo orye ui [manual de los cinco ritos de Estado] prescribe que se coloque un pilar de piedra cerca del dios de la tierra. Por ello, se ha colocado allí, para acatar esa orden”. Ese pequeño objeto despertaba la curiosidad de los visitantes, incluso la del monarca.

1, 2. El cuadro Tras la lluvia en el monte Inwang , de Jeong Seon (izquierda) y vista del mismo lugar en la actualidad. 3. El monumento de granito en el altar para el dios de la tierra en Sajikdan.

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Legado de los artistas del barrio La rica historia de Seochon no puede apreciarse en su totalidad sin mencionar a los artistas del monte Inwang. Hay arroyos que nacen en esa montaña y descienden por sus pintorescos valles. La magnificencia de esta belleza ha atraído a muchos artistas para explorar, pintar y escribir poemas sobre el paisaje, e incluso levantar casas cerca de sus lugares favoritos. Entre ellos, está Jeong Seon (1676-1759), famoso pintor de paisajes, autor de Tras la lluvia en el monte Inwang, que retrata un alto pico surgiendo entre la niebla. Al pie de la cumbre, una casa entre algunos árboles, que, para algunos, es la del escritor Yi Byeong-yeon, el mejor amigo del pintor. Esta escena simboliza la vida de los creadores en este barrio y el entorno que los inspiró. El enorme picacho todavía puede verse desde la calle de Jahamunno. La única diferencia es que esta ave-

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1. Sendero en el parquet de Cheongun, en el monte Inwang. 2. Roca que rodó desde el monte Inwang , instalación en el parque de Cheongun.

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nida está franqueada ahora por otro tipo de edificios en vez de las elegantes y solitarias construcciones del lienzo. A finales del siglo XVIII, los residentes de clase media de este barrio exigieron al Gobierno que eliminara las restricciones que les impedían ser nombrados para cargos de importancia. Después de hacerlo, sus contribuciones en las áreas de la medicina, la traducción, el arte y los distintos campos técnicos desempeñaron un papel fundamental en la modernización del país. Desde el puente de Girin, en lo alto de Ogin-dong, junto a la falda del Inwang, podía imaginarme cómo los poetas y los artistas se veían inspirados por este exquisito paisaje. Se dice que el príncipe Anpyeong (1418-1453), consumado escritor y calígrafo, se vino a vivir a este barrio. El puente citado también aparece en otro cuadro paisajístico de Jeong Seon, titulado Suseong-dong, el antiguo nombre de Ogin-dong. Muchas otras figuras prominentes de Joseon vivieron en esta área, como la familia de la emperatriz Yun y el príncipe regente Heungseon, aunque sólo quedan los solares. Más recientemente, se abrió aquí Seonungak, un restaurante de lujo, escenario de varios acontecimientos políticos e históricos desde la década de 1960. No hace tanto, en este barrio vivieron otras figuras famosas. En 1920, Yi Beom-seung (1887-1976), líder político, fundó su biblioteca privada en Jongno-gu, que ahora es municipal y está en Sajik-dong, donde hallamos un busto suyo en conmemoración de sus contribuciones. La oficina del distrito de Jongno hizo el cerro del Poeta en el parque de Cheongun, en el Inwang, cerca del hogar del escritor Yun Dong-ju, en Nusang-dong. Se dice que aquí fue donde Yun “fue a dar un paseo para contemplar sus pensamientos líricos” con una armazón de acero en la forma del famoso peñasco de la montaña. En 2007, tres arquitectos levantaron esta casa, donde se anima a los visitantes a llenar dicha armazón con piedras del monte.

Mercados tradicionales Alrededor de Pirun Daero, la calle más cercana al Inwang, han aparecido pequeñas tiendas en gran número, cerca de las hileras Koreana ı Invierno 2011

de casas que franquean los callejones que conducen a la serranía. Hallamos una carnicería, una ferretería, un ultramarinos, un supermercado, una papelería, una cervecería y otros locales. Hay también una casa pequeña con tejas. Una de sus habitaciones da a la callejuela. En esta sala, no mayor de 6 metros cuadrados, una mujer de 30 años, Ju Eui-mi, vende artesanías de tela y de otros artículos. “Es divertido trabajar en este barrio, haciendo mis creaciones y vendiéndolas en esta pequeña tienda”, nos dijo. Junto a su tienda hay una vieja librería. Un joven pasó cerca con un sombrero de cumpleaños decorado con una flor, hecho obviamente a mano. Otro joven de la carnicería, con diez o más pendientes, salió a tomar el fresco. En Seochon hay dos mercados tradicionales. El de Tongin parece bastante moderno, con tenderetes sobre el pavimento. Recientemente, algunos estudiantes de arte han realizado una instalación aqui y decoraron todos los quioscos con un tema relacionado con los productos que vende. En este lugar veo, por primera vez en mucho tiempo, un anciano afilador. El de Ogin está sobre tierra. Una anciana vende ddeokbokki, cilindros de masa de arroz en salsa picante o de soja, en una cocina al aire, tan sólo protegida con unos cartones. Ha vendido este aperitivo, típico de puestos callejeros, desde su juventud. Entre sus clientes, un hombre que viene por un plato con salsa de soja para sus hijas y para él mismo, un profesor universitario que vive en Changseong-dong, al otro lado de la calle. Ahora, al anochecer, un grupo de hombres entra en un bar para disfrutar de una velada bulliciosa. Hay autobuses públicos que van por los callejones. A diferencia de otros distritos comerciales de la capital, Seochon no se vacía por la noche. Los residentes sienten una vinculación especial con este lugar y, una vez se trasladan, viven aquí más de 20 años. En Chebu-dong, junto a la concentración habitual de casas coreanas, hay una de estilo occidental que debe de haber sido construida por un arquitecto para la pareja de ancianos que la habita, y que sólo usa el primer piso. Hay varias plantas bien cuidadas, que reflejan la vida diaria en esta tranquila vivienda al final de Seochon. (Traducido por José María Areta)

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Publicaciones Kim Hak-soon Periodista Kim Ho-joung P eriodista de la sección cultural de The JoongAng Ilbo

Traducción de The Cartography of the Traditional East and Southeast Asian Societies (Sección Coreana)

Cartography in Korea [la cartografía en Corea] Escrito por Gari K. Ledyard, University of Chicago Press; Traducido por Jang Sang-hoon, Sonamoo Publishing Co.; 406 páginas, 35.000 wones.

Un antiguo dicho compara un mapa con una balanza. Es una brújula en el cruce de la vida y la muerte y el contrapeso de las decisiones más agónicas de la vida. Los mapas coreanos tuvieron esas funciones en la antigüedad. Gari Keith Ledyard, profesor emérito de Historia Coreana en la Universidad de Columbia, remarca el hecho de que la cartografía coreana estaba muy bien considerada al citar la época en que los gobernantes de la Dinastía Qing de China pidieron a los cartógrafos coreanos que les ayudaran con el atlas Huangyu quanlan tu” (皇輿全覽 圖), que incluía una colección de mapas con una concepción moderna. Ledyard dice que enviaron una delegación a Joseon para aprender aquí, lo que condujo a la integración de la cartografía moderna occidental y las técnicas singulares de Corea. Su libro The Cartography of the Traditional East and Southeast Asian Societies [la cartografía de las sociedades tradicionales del Este y Sudeste de Asia] fue publicado por University of Chicago Press en 1994. El libro 2 del volumen 2, de los ocho que consta, The History of Cartography [la historia de la cartografía], rastrea las evidencias relacionadas con el desarrollo de esta ciencia en distintas partes del mundo. La traducción reciente, Hanguk-eui gojido [la cartografía en Corea], está basada en ese volumen. Su publicación sirve para conmemorar el 150 aniversario de la finalización de Daedong Yeojido, 大

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東輿地圖,

[mapa detallado de Corea], la obra maestra de Kim Jeongho, el famoso geógrafo y cartógrafo de Joseon. The Cartography of the Traditional East and Southeast Asian Societies ha contribuido considerablemente al reconocimiento global de Corea en este campo. El autor destaca las importantes influencias culturales y técnicas de esta ciencia en el país. En el prefacio, ofrece una visión crítica de cómo la cultura coreana nunca ha dejado de lado la originalidad a pesar de adoptar las características institucionales y el conocimiento tecnológico de China. Dice: “La cultura nacional absorbió muchos rasgos e instituciones de la civilización china, aunque retuvo una fuerte identidad. Lo mismo ocurrió con la elaboración de mapas, que aplicó normas generales desarrolladas en China pero adaptadas a sus propias circunstancias, que dieron como resultado atlas de gran utilidad y belleza”. Este comentario tan acertado está en línea con su visión general de la historia y la cultura nacionales. Nos ofrece también un resumen breve de los logros de la antigua técnica. Ocheonchukguk do (五天竺 國圖) [mapa de los cinco reinos indios] de la Dinastía Goryeo, el primer mapamundi realizado según la filosofía y concepción del mundo budista. También valora Honil gangni yeokdae gukdo jido (混一疆理歷 代國都之圖) [mapa de las tierras y regiones de países y capitales históricas], de principios de la Dinastía Joseon, que considera el primer mapamundi real producido en el Este de Asia. Recalca la historia de este documento y también revela las diferencias en percepción entre Corea y China. A pesar de tener la misma información cartográfica de Arabia y Occidente, China creó un mapa con una gran Dinastía Ming, algo que sugiere su ambición de gobernar el mundo, mientras que el de aquí lo mejoró en lo referente a la península de Corea y las islas niponas. El libro de Ledyard es, en general, equilibrado en su interpretación histórica y cultural, además de mantener un nivel académico riguroso. Cu l tu ra y A rte d e Co re a


Nuevo CD de Chung Myung-whun y la Orquesta Filarmónica de Seúl

Compilación de antiguos documentos sobre el té y su ceremonia en Corea

La mer , de Debussy, y Ma mère l’oye y La valse, de Maurice Ravel

Korean Tea Classics [clásicos coreanos sobre el té]

Los amantes de la música clásica han quedado impresionados por los recientes esfuerzos de Chung Myung-whun, el famoso director de orquesta. Desde 2005, cuando se hizo cargo de la Orquesta Filarmónica de Seúl (OFS), se han notado grandes progresos. En relación con su gran avance en los últimos años, el crítico de música clásica nipón Satoru Takaku escribió: “Mi evaluación de esta Orquesta hace una década, es mejor no decirla. Recientemente, sin embargo, se ha convertido en una de las mejores de Asia”. El ascenso de este grupo comenzó con la contratación de músicos más jóvenes, que ayudaron a mejorar el conjunto con su juventud y sus dotes bajo la batuta de Chung, quien también contrató intérpretes extranjeros para la sección de cuerda, considerada un punto débil de las orquestas coreanas. El gran avance de la OFS con Chung se hace patente en esta grabación de música francesa publicada en julio. Este CD es el resultado del primer contrato firmado entre la discográfica Deutsche Gram­ mophon y una orquesta asiática. Las interpretaciones son La mer (El mar), de Debussy, y dos directos de Ma mère l’oye (Mamá oca) y La valse (El vals), de Maurice Ravel. Destacan la refinada armonía de esta Orquesta y su disciplinada sección de cuerda. Chung, maestro de la música clásica francesa, ha adiestrado a los músicos para crear un nuevo estándar en Corea. El CD contiene el repertorio que la Orquesta interpretó durante una gira por nueve ciudades europeas de mayo a junio del año pasado. Antes, había realizado nueve conciertos en Corea con las obras de estos compositores. Estas actuaciones aquí y en el extranjero ayudaron a que los músicos mejoraran su técnica. El tiempo total de grabación, 54 minutos y 11 segundos, es algo corto para un álbum de estas características, lo cual indica que es la primera publicación de la Orquesta en el mercado internacional y que Chung decidió que el grupo se concentrara en lo que mejor conoce. La OFS y Chung tienen un contrato para publicar 10 álbumes en los próximos 5 años con la misma discográfica, el de mayor duración de cualquier orquesta coreana. El segundo, la Sinfonía número 1 de Mahler, se ha publicado en octubre. Mientras que Corea tiene un gran número de pianistas, violinistas y otros solistas famosos en todo el mundo, este CD de la OFS es un paso para lograr ese estatus en la música sinfónica. Chung, que solía lamentarse del pobre nivel de las orquestas clásicas coreanas, está haciendo todo lo posible para que sus cambios se conviertan en nuevos parámetros.

Un antiguo escritor expresaba su admiración hacia el sabor del té de Corea en un verso: “El agua fluye y las plantas florecen”. Esto parece implicar que la armonía de la naturaleza queda reflejada en el delicioso sabor de esa infusión, que no es imponente ni aseverativo frente a otras bebidas, como el café. Es esta cualidad la que convirtió a esta infusión en acompañante de escritores y eruditos del pasado en Corea. Al frente de esta cultura hay dos que destacan por su conocimiento sobre el té: Yi Mok (1471-1498) y el venerable Choui (1786-1866), ambos de la Dinastía Joseon. Este último, sobre todo, es conocido como el “Santo del té de Corea” por aquellos que respetan su sabiduría y exquisito paladar para esta bebida. Cha Bu [rapsodia al té], de Yi Mok, Cha Sin Jeon [crónica del espíritu del té] y Dong Cha Song [himno en honor al té de Corea], de Choui, son tres escritos clásicos sobre el tema. Este libro que nos ocupa es una antología y traducción de estos tres textos, que pretende transmitir los sabores delicados y sutiles de esta infusión a los lectores extranjeros. Cha Bu es el escrito más antiguo sobre la cultura del té en Corea, unos 300 años anterior a Ki Da, de Yi Deok-li, y unos 340 a Cha Sin Jeon . Es una obra muy elogiada por su calidad literaria y por la importancia para la historia de este tema. Excepto por ciertas connotaciones basadas en el conocimiento básico de esta infusión, es creación de su autor, que se recrea en su motivación para escribir sobre este tema y su conocimiento sobre el cultivo de la planta y su preparación, además de discutir sus beneficios. Consiste en tres secciones: “Seven Bowls of Tea” [siete tazas], “Five Merits of Tea” [cinco méritos] y “Six Virtues of Tea” [seis virtudes], todas referidas a esta bebida. El autor concluye con su filosofía sobre su disfrute. La segunda obra, Cha Sin Jeon, de Choui, ha sido lectura obligatoria para los aficionados coreanos a esta infusión. Es una guía completa sobre la forma de cosechar las hojas, el tipo ideal de suelo para su cultivo y las distintas maneras de hacer la infusión, servirla y saborearla. Dong Cha Song , del mismo autor, es un poema clásico, donde se expresa su filosofía sobre esta bebida, sobre todo en la parte que dice: “El verdadero té se obtiene a través del agua. La armonía entre la esencia de la planta y su espíritu se consigue con la infusión. Cuando el cuerpo y el espíritu se mezclan, se combinan la fuerza y el ánimo. Si se logra esto, se perfecciona el Camino del Té”. Para ayudar a los lectores, los tres traductores ofrecen notas explicativas sobre los dos autores y una breve introducción sobre la cultura del té en Corea y su historia.

Interpretados por Chung Myung-whun y la Orquesta Filarmónica de Seúl, Deutsche Grammophon.

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Escrito por Hanjae Yi Mok y el venerable Choui y traducido por el hermano Anthony of Taizé, Hong Kyeong-hee y Steven D. Owyoung, Seoul Selection, 196 páginas (rústica), 18.000 wones.

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Delicias de buena cocina

Gukbap:

sabrosa y original ‘comida rápida’ de Corea Este plato, gukbap , es una popular sopa de arroz. Hay varios tipos en distintas regiones del país según el ingrediente principal. Ye Jong-suk Profesora de Mercadotecnia de la Universidad de Hanyang | Ahn Hong-beom Fotógrafo

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a sopa es uno de los alimentos principales en todas las gastronomías, servida, generalmente, como plato separado durante la comida. Las sopas de arroz son desconocidas en China y Japón, donde casi alcanzan a considerarse tabú. Los coreanos, sin embargo, han añadido desde antaño arroz a su caldo. Esta práctica es la base de la popularidad del gukbap. Sirva como testimonio de su aceptación un plato llamado ddaro gukbap, que significa “caldo y arroz” por separado, para distinguirlo de la sopa corriente de este cereal. No obstante, a pesar de que se sirven en recipientes distintos, el comensal acaba juntándolos en un cuenco.

‘Comida rápida’ coreana Hay varios tipos de gukbap en distintas regiones del país según el ingrediente principal. En Seúl y alrededores, está el jang gukbap, aliñado con salsa de soja; el de brotes de soja se asocia con las provincias de Jeolla, mientras que el de cerdo está unido a las de Gyeongsang. En Corea del Norte, es popular la sopa de arroz elaborada con sundae, un tipo de morcilla con fideos, y con onban, una versión de la aderezada con salsa de soja, en la provincia de Pyeongan; otra con el mismo aderezo, garit gukbap, es típica de la provincia de Hamgyeong. Entre las variedades restantes están la de kimchi, la de ostras, la de cabeza de buey y otras con caldos realizados con carnes hervidas durante mucho tiempo, como gomtang, seolleongtang y yukgaejang, todas populares como almuerzos. El origen específico de este plato no se conoce pero es lógico pensar que surgió de forma natural entre la gente común. El periodista Yi Gyu-tae nos dice: “Los coreanos de la clase trabajadora luchaban por sobrevivir, así que en sus familias se necesitaba compartir, por ejemplo, una pequeña cantidad de carne, uno o dos geun (medida equivalente a 600 gramos), así que hacían

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1. Gukbap de cabeza de jabalí hirviendo en un caldero. La sopa se hace cociendo a fuego muy lento durante mucho tiempo huesos de caña de vaca, rábano y ginseng. Después de 4 o 5 horas, se retira la cabeza y se deja el resto hervir más. La carne se corta en tiras y se añade por encima del plato. También se sala al gusto directamente en la mesa. En el restaurante de Choe Mi-ja, en Gwangju, provincia de Gyeonggi, se cuecen 32 cabezas de buey todos los días. 2. El gukbap de sundae se sirve generalmente con cebollino aderezado, kkakdugi (rábano fermentado cortado en cubos) y kimchi de col.

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un caldo al que añadían arroz. También, Corea era invadida periódicamente, así que una sopa de estas características era adecuada para una familia que tenía que huir repentinamente de su hogar”. Yi sugiere así que el origen de este plato está en su trágico pasado: su vulnerabilidad a las invasiones foráneas y la pobreza de la gente común. Algunos piensan que el gukbap es una solución práctica ante la necesidad de preparar rápidamente un plato durante la modernización del país que comenzó a finales del siglo XIX. Yi Seong-u, especialista gastronómico, explica que la sopa de arroz se extendió cuando los coreanos tuvieron que comer fuera de casa, en la escuela o el trabajo, hecho que condujo a la proliferación de restaurantes y comedores que pudieran alimentar a una nación ocupada en la modernización y que no podían permitirse el lujo de un plato casero. De este modo, puede considerarse una forma original Koreana ı Invierno 2011

de ‘comida rápida’. La versión básica de las variedades actuales de gukbap es la aderezada con salsa de soja, o jang gukbap . En la actualidad, el seolleongtang y el gomtang (con caldo fuerte de carne de vaca) son más populares pero durante mucho tiempo la gente prefería la versión más simple. Hasta los años 50 del siglo pasado, el jang gukbap era el más popular. Según Gyugon Yoram [guía esencial de una dama], un libro de cocina de 1869, “el jang gukbap se cocina como una sopa de fideos pero se añade arroz. Se hierve la carne hasta que se ha evaporado la mayor parte del caldo. Luego se coloca esa carne sobre el arroz y el caldo se vierte encima”. El nombre se deriva de la salsa de soja típica de Corea, Joseon ganjang, con la que se prepara. En el siglo XIX surgieron muchos restaurantes especializados en este plato en Seúl, que competían por atraer clientes con una pancarta de papel blanco bien alta.

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Cuando los coreanos se levantan con resaca, dicen que un

gukbap bien caliente de brotes de soja es el remedio perfecto. Entre cucharada y cucharada, siempre exclaman: “¡Qué refrescante es!”. Es un antiguo plato reconfortante.

Entre estos establecimientos estaba el de Mygyo, cerca del arroyo de Cheonggye, que logró mucha fama y que todavía se recuerda. No sólo lo visitaba la clase trabajadora sino muchos aristócratas (yangban) acompañados de sus sirvientes; incluso el rey se disfrazó de plebeyo y comió aquí. Cuando llegaban los clientes de la clase privilegiada, los más humildes les cedían el asiento para que les sirvieran y sólo terminaban cuando habían acabado los nobles. Incluso en esa época de clara discriminación social, un restaurante de gukbap atraía a miembros de todos los estamentos. El novelista Bak Jong-hwa recuerda el delicioso sabor de este plato en Mugyo: “La falda de ternera sólo hervida estaba rica pero añadían diversas partes asadas, como trozos de las ubres, que se servían templados, con un sabor que no tenía nada que envidiar a los mejores manjares del mundo”. El precio de este plato especial en este restaurante en la década de 1930 era tres veces más alto que el de los platos más populares, como el de caldo espeso de carne de vaca (seolleongtang), el de fideos fríos (naengmyeon) o el de arroz mezclado con verduras y tiras de carne de ternera (bibimbap). Aparentemente, su alto precio no impidió su popularidad. En Seúl, el gukbap se servía en restaurantes del centro, pero fuera de la capital, se vendía en los mercadillos ambulantes, donde los comerciantes vendían sus productos. En día de mercado, siempre había enormes ollas de esta sopa de arroz sobre hogueras de leña en las calles para ofrecer un cuenco a los viandantes. Tanto los comerciantes como los clientes, que venían de lejos para vender y comprar, lo comían acompañado de vino de arroz fermentado (makgeolli) para recuperar fuerzas.

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Sabor refrescante Seúl se asocia con el jang gukbap y Jeongju con el de brotes de soja, remedio casero para las resacas. No sólo es una fuente de energía, sino que el contenido de ácido aspártico de la legumbre da energía y es eficaz en absorber el alcohol residual. Cuando los coreanos se levantan con resaca, dicen que un gukbap bien caliente de brotes de soja es el remedio perfecto. Entre cucharada y cucharada, siempre exclaman: “¡Qué refrescante es!”. Es un antiguo plato reconfortante. El moju, una bebida caliente del residuo del vino de arroz, acompaña bien este alimento. El gukbap con carne de cerdo, típico de la zona de Busan y Miryang, es gratificante incluso para los paladares más exquisitos. Lleva cebolleta aderezada y quisquillas fermentadas para potenciar su sabor. Es un plato bienvenido en cualquier mesa. El sundae gukbap , que se hace con intestinos de cerdo, se originó en Corea del Norte y luego se extendió por el Sur durante la Guerra de 1950. Ahora se halla en cualquier lugar. El sundae es una tripa de cerdo rellena con varias verduras y cereales. Se puede comer por separado o añadirse a la sopa de arroz. Tiene aún más sabor si se añaden hojas de perilla y se combina con fletán picante fermentado. También tenemos que mencionar el seonji gukbap, otro plato favorito de los coreanos, que se hace añadiendo sangre de buey (seonji) y grelos deshidratados. Su sabor es bastante singular. Además de ser una gran fuente de hierro, vitaminas y proteínas, la sangre ayuda a revitalizar el cuerpo y la mente tras abusar del alcohol o recuperarse de la anemia. La tradición de ofrecer un delicioso gukbap se preserva en muchos restaurantes de Seúl, donde se puede disfrutar de las auténticas variantes regionales y recordar el pueblo natal. Ejemplos de estos establecimientos son Pyeongnaeok, en Jeo-dong, y Joseonok, en Euljiro 3-ga, donde se sirve sin gran boato un gran jang gukbap; Waeng-yi House, en Jeonju, y Casa de la Abuela Yu, en Bukchang-dong, en la capital, donde se puede probar una soberbia sopa de arroz con brotes de soja; el que lleva cerdo puede comerse en Tres Generaciones Songjeong, en Seomyeon, Busan, y en Olla de Cerdo, en Chungmuro, Seúl; en Sundae de Arroz Glutinoso de Hangyeong, en Sinsa-dong, venden la sopa con ese tipo de embutido, mientras que el que lleva sangre puede probarse en Cheongjinok, Cheongjin-dong, ambos en Seúl. (Traducido por José María Areta) K o r e a n a ı W i n t e r 2 0 11

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Entretenimiento

El rodaje de las telenovelas coreanas:

tanta flexibilidad tiene sus consecuencias “L

as telenovelas médicas tratan de las historias de amor de doctores, las de abogados, sólo muestran los romances en esta profesión, y las históricas tratan de los amoríos secretos de la gente en la corte”. Los televidentes, deseosos de ver series dramáticas coreanas, están acostumbrados a quejarse sobre su invariable contenido: nada más que historias de amor todo el tiempo. Cuando comparan las locales con las mid, abreviación de miguk, es decir, “series americanas”, suelen murmurar: “Las coreanas no son como las mid. No son realistas”.

El tranquillo de contar una historia de amor Los coreanos, no obstante, se enorgullecen del hecho de que sus telenovelas se exportan a muchos países. Por ejemplo, Una joya en el palacio (Dae Jang Geum), una serie histórica de la MBC sobre la práctica de la medicina en la corte, fue muy popular en Irán, uno de los programas con más audiencia en 2007. Boys Over Flowers , basado en No me lo digas con flores , un cómic nipón (manga), fue emitido originalmente por la KBS y exportado a Kirguistán, donde creó un buen revuelo en relación con el hallyu (la ola coreana de cultura pop). Por esa popularidad, una compañía cinematográfica de allí ha producido un largometraje basado en el protagonista de la serie coreana, escrito por un guionista y un equipo de actores y actrices kirguisos. En Corea, el equipo de producción y el reparto no se han enterado del proyecto hasta recientemente. El título de la película, que se podría traducir como “cómo casarse con Gu Jun-pyo”, es un tributo al protagonista. Las telenovelas coreanas han logrado una gran aceptación en China, Japón y otros países del Este de Asia, países con un trasfon-

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do cultural común, pero también en los citados, donde la población está poco familiarizada con la civilización coreana. Un número reciente de Nikkei Trendy , una revista publicada por el Nihon Geizai Shimbun, informaba de que las series dramáticas coreanas emitidas en los canales nipones (cuatro terrestres y seis por satélite) durante octubre, supusieron 93 horas y 40 minutos semanales. Esto revela la demanda de este tipo de programas entre los espectadores nipones. Aunque la audiencia coreana se queja del continuo reciclaje de historias banales de amor, nuestros vecinos parecen enamorados con esos romances, protagonizados por un reparto de actores y actrices muy atractivos.

Cambios repentinos En realidad, las telenovelas coreanas no tienen la calidad de otras producidas en situaciones más favorables. No obstante, desarrollan sus argumentos con cambios repentinos, apartándose muchas veces de lo previsto. Una serie dramática necesita estar en sintonía con las respuestas de los espectadores tras cada uno de los episodios para mejorar sus niveles de audiencia. Para ello, es indispensable un argumento flexible. Todas empiezan con una trama básica, pero según transcurre, los guionistas la alteran según se acerca el final dependiendo de la respuesta de los espectadores. Por ello, se producen cambios a menudo inesperados, con conclusiones sorprendentes, incluso chocantes, lo opuesto de lo que se anticipaba. Cuando se acerca desenlace último de la serie, los espectadores debaten intensamente en los foros sobre la conclusión mientras que varios fragmentos de supuestos adelantos circulan por internet. Por ello, el equipo de producción necesita una terminación impreCu l tu ra y A rte d e Co re a


Las series dramáticas dominan todas las emisoras de televisión terrestre excepto una. Cada semana se pasan más de 20, ya sean los días de diario o sábados y domingos, aparte de miniseries de lunes a viernes. A menudo, tanto rodaje puede ser un rodillo psicológico que pone a prueba los nervios de productores y actores. Kim Dae-oh Jefe de equipo de Oh My Star

vista perada y mantenerla en secreto hasta el día de la emisión. Este tipo de situación puede causar confusión sobre el argumento y dar como resultado situaciones absurdas que desafían la verosimilitud. No obstante, los desenlaces inesperados tienen más aceptación entre la audiencia coreana que los convencionales finales felices o lacrimosos. Por ejemplo, la reciente serie Scent of a Woman [perfume de mujer] cuenta la historia de un personaje femenino a quien se le ha diagnosticado una enfermedad mortal y sólo tiene seis meses de vida. Ella, no obstante, está determinada a vivir al máximo ese tiempo. Según se emiten los distintos capítulos, los espectadores esperan un desenlace trágico. Pero en el último episodio, la audiencia se quedó absorta, sin palabras, mientras ven la última escena: “Bueno. Todavía estoy viva tras siete meses y dos días”.

Una actriz se marcha del rodaje El lado negativo de un argumento así de flexible revela los problemas de la producción de estos programas en Corea. El equipo de producción graba hasta altas horas de la madrugada porque reciben el jjok-daebon, el “guión diario”, del escritor por la mañana en la jornada de rodaje. Hacer todo en 24 horas no es extraño: filmar, editar, ¡e incluso emitir! Para crear una historia moldeable ante las reacciones de la audiencia, los responsables no pueden hacer planes de preproducción y todo el proceso ha de ser muy flexible Para protestar sobre estas caóticas condiciones, una de las protagonistas recientemente boicoteó una sesión de rodaje y se marchó del lugar de grabación. Más tarde regresó y terminó la telenovela, pero antes de volver dio la siguiente explicación: “La gente ahora sabe en qué situación tan horrible vivimos. Siento haber cauKoreana ı Invierno 2011

sado problemas al equipo de producción pero creía que tenía que hacerlo para que la situación mejorara”. Su sueldo por episodio es de 30.000 dólares. Si se suma el salario del protagonista masculino, 20.000 dólares, el sueldo de ambos actores representan el 20 por ciento del presupuesto total. Esta marcada dependencia de estrellas famosas resulta en un aumento cada vez mayor de sus honorarios. Y para justificar esos sueldos tan elevados, han de trabajar todo lo posible en cada día de rodaje para aparecer cuanto más mejor en pantalla. Como consecuencia, al ser tan altos los salarios, se intenta reducir la parte del presupuesto correspondiente a iluminación, grabación de audio/vídeo, equipo y gastos de personal. Es también esa la razón por la que hay que filmar las escenas rápidamente, en la menor cantidad de tiempo posible. Dadas estas circunstancias, la protesta de esa actriz sobre las condiciones de rodaje y su rechazo temporal a trabajar recibió una respuesta contradictoria, sobre todo debido a que puede ganar cientos de miles de dólares por una serie. Este incidente avivó el debate sobre la necesidad imperiosa de mejorar el entorno de producción televisiva en Corea. El Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo anunció que subsidiaría el 50 por ciento de los costes de preproducción como ayuda a las productoras. En la actualidad, los tres canales terrestres de televisión externalizan sobre el 90 por ciento de la realización de series dramáticas y el 100 por ciento de las miniseries, lo cual pone freno a la planificación debido a la enorme competitividad en el mercado. Por ello, se requieren modificaciones estructurales para asegurarse de que la programación dramática coreana mejora. (Traducido por José María Areta)

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opiniÓn desde la lejanÍa

Una vida distinta Juan Francisco Torres Ibarra Misionero católico y profesor de español

L

a experiencia de vivir en un país diferente al tuyo es muy enriquecedora en todos los aspectos. En primer lugar, el apredizaje del idioma es muy importante, aunque no es fácil; por otro lado, aprender las formas y costumbres del lugar, la cultura, la historia y su religiosidad, exige un esfuerzo extra. Mi experiencia comienza en el año 1999, cuando llegué a Corea del sur. Hacía mucho tiempo que quería conocer otros paises e ir de misiones a estudiar, especialmente a Asia; el impulso final llegó cuando salió la oportunidad de venirxx aqui. Entonces, hice las pruebas de selección, en todo momento con el firme objetivo de venir, y obtuve la aprobación de formación para, primeramente, aprender el coreano y, posteriormente, terminar mis estudios académicos y religiosos. Dentro de las diferentes modalidades de aprender un idioma extranjero, yo, al principio, opté por recibir lecciones particulares en mi casa. Una profesora me impartía dos clases por semana, de dos horas cada una. Resultó ser una de las mejores profesoras de idiomas que he tenido y pronto se convirtió también en una de mis mejores amigas en Corea. La experiencia fue fantástica. El coreano es un idioma muy difícil, pero poco a poco fui defendiéndome para poder entablar una conversación cotidiana; las clases ayudan mucho más a hablar mejor. Por eso, recomendaría a quienes vayan a pasar una temporada aquí que reciban clases, sea en privado o en grupo, y que, antes de viajar, vayan trabajando el oído con telenovelas, programas o películas y, sobre todo, con tanta buena música como tiene este país actualmente. Después de esa experiencia ingrese a la Universidad Sogang, de los jesuitas, al Departamento de la Lengua Coreana, donde tomé clases durante dos años. Ahí fue donde reafirmé aún más mi habilidad para hablar coreano. La experiencia valió la pena. Al concluir la escuela de coreano, ingresé a la Universidad Católica de Gwangju para los estudios superiores de Teología, donde estudié la mayoria de las materias en coreano; esta fue la experiencia más dura y estresante en mi tiempo de estudiante, pero, al fin de cuentas, valió mucho la pena el esfuerzo y sacrificio realizado. Por otro lado, en ocasiones, la idea de trasladarse a otro país no es una decisión que se toma de la noche a la mañana. Reconozco que

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es una experiencia muy dura porque uno se encuentra lejos de su familia, sus amigos, en un país donde hablan un idioma diferente al tuyo y que en muchos casos no se domina bien (lo que te crea más incertidumbre e inseguridad), pero creo que merece la pena ya que se conoce a gente nueva. Esta experiencia me ha servido en el ámbito personal, social y religioso. Durante este tiempo viviendo aquí he tenido varias experiencias. Entre ellas, hay algunas significativas, en cuanto al aprendizaje del idioma y la cultura, ya que van de la mano una de la otra. Dentro del lenguaje existen muchas expresiones o usos de las palabras que llevan un significado cultural, social y hasta en ocaciones ético-religioso; por ejemplo, la palabra “uri”, que en el idioma coreano es muy usada; su significado, ‘nuestro’ ‘nosotros’, tiene una cognotación dentro de las costumbres al referirse a una comunidad, un todo en todos. Nosotros, los occidentales, en nuestro lenguaje, tenemos un sentido más individualista, usamos la palabra: “mi” “mío”; el sentido coreano es comunitario, y en la forma de pensar y decidir tambien se ve involucrado lo comunitario. Para decir expresiones como “mi casa”, en coreano decimos, “nuestra casa”, y asi en muchas expresiones más. Otro hecho significativo en la cultura coreana y su forma de vida se ve expresado en la forma de beber o comer. Cuando uno esta tomando una copa con alguien coreano, hay una serie de maneras y etiquetas que hay que saber para poder compartir la bebida. Por ejemplo, la persona por si sola no se puede servir la bebida; la persona próxima debe servirle, pero la persona, tomando la copa con las dos manos, debe recibir la bebida. Cuando se encuentra la persona entre otras mucho mayores de edad, cada uno que beba de la copa tendra que girarse un poco hacia un lado y beber su bebida. Esto representa un signo de respeto hacia las personas mayores. En fin, hay muchas costumbres que se deben conocer y practicar para el buen entendimiento entre las personas de cada región o país. El estudio de la lengua y aprendizaje de la cultura es para toda la vida. No es algo terminado, sino que está en constante cambio y evolución.

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Estilo de vida

En los conciertos de música pop coreana también los aficionados cantan las canciones

Cuando músicos extranjeros actúan en Corea, a menudo se sorprenden del entusiasmo de la audiencia. Es destacable, en este sentido, la afición local de participar en el espectáculo cantando con los intérpretes, que se conoce aquí como ddechang . Surh Jung-min Periodista de The Hankyoreh

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E

n cuanto la banda de rock coreana Deli Spice dio los primeros compases del preludio de guitarra de su éxito “Chau Chau”, se pudo escuchar un gran estruendo, capaz de arrancar el techo abovedado del lugar del concierto. A pesar de la lluvia, había una multitud aún mayor en el exterior saltando alegremente, a pesar de estar muy lejos para ver lo que ocurría en el escenario. “I hear your voice…”, y la canción comenzó. De repente, la audiencia empezó a corear la letra. A pesar del tema sombrío, la actuación creó un ambiente festivo, casi estimulante. Los espectadores que estaban lejos del escenario a duras penas podían escuchar la voz del cantante o incluso la música, ya que incesantes olas de ddechang surgieron por todo el lugar. Parecía importar poco, no obstante; estaban inmersos en crecendos palpitantes del canto de todo el público y arrastrados en la noche final del Festival de Rock del Valle de Jisan, celebrado del 29 al 31 de julio pasado en Icheon, provincia de Gyeonggi.

Intensidad del ddechang El bajista de ese grupo, Yoon Jun-ho, nos dijo al recordar ese concierto: “En esos momentos, ‘Chau, Chau’ no era sólo nuestra canción, sino de la audiencia. ¿Cómo me sentí? No puedo expresar qué conmovido estaba. En un momento, vi los ojos llenos de lágrimas de alguien brillando en la audiencia y dentro sentí una calidez indescriptible”. Este es el intenso poder existente cuando la audiencia corea las letras, algo que puede conectar a los intérpretes y a los espectadores como si fuera una sola entidad. Ddechang combina la palabra dde, grupo o multitud, con el término de origen chino chang, cantar, para formar una expresión coloquial que no se halla en el diccionario. Esta actividad, distinta del hapchang, o el canto de un coro, se diferencia por su naturaleza espontánea y desinhibida. Cuando los músicos tocan en el escenario, la audiencia canta con ellos. Puede no ser tan refinado y armónico como un acompañamiento coral, pero su intensa resonancia es tan conmovedora, o quizá más. Entre los músicos extranjeros que han actuado aquí, esta respuesta de los espectadores es bien conocida. En octubre de 2009, la emergente estrella británica Mika dio su primer concierto en Corea. Ya había publicado dos álbumes, de los que interpretó varias canciones. Sorprenden-

La audiencia durante un concierto de Deli Spice en el Festival de Rock del Valle de Jisan 2011 (fotografía cortesía de CJ E&M). K o r e a n a ı W i n t e r 2 0 11

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La multitud aguantó estoicamente la lluvia en el Festival de Rock Pentaport del año pasado.

temente, los asistentes corearon cada una de ellas. Incluso para un periodista como yo, que ha cubierto muchos conciertos, fue algo extraordinario. No hay duda de que Mike se sintió conmovido; regresó en 2010 y de nuevo este año. Justo antes de su último recital, el 20 de septiembre pasado, escribió en una entrevista por correo electrónico: “Era como una fiesta de principio a fin. La audiencia coreaba las canciones y se convirtió en parte de la actuación. Un artista quiere dar más a un público que aplaude con tanto entusiasmo. Creo que debo darlo todo como pago”. Similarmente, en julio del año 2000, en un concierto de la legendaria banda de rock alternativo Smashing Pumpkins, de los años 90, toda la audiencia coreaba mientras febrilmente agitaban la cabeza. El cantante y guitarrista del grupo, Billy Corgan, dijo posteriormente: “¡Que estúpido he sido de no venir antes a actuar a Corea!”. En esta actuación todos terminaron enfebrecidos. Poco después, el grupo se disolvió, como se había anunciado ya, desapareció de los escenarios y volvieron a juntarse en 2005. En agosto de 2010, volvió a Corea para su segundo concierto. Corgan dijo: “No puedo olvidar la audiencia de hace 10 años, así que he dejado todo para regresar”.

El público va preparado Al igual que los músicos necesitan practicar para su interpretación, los aficionados se preparan también para corear las canciones. Los que tienen previsto asistir obtienen la relación de temas que se van a tocar y comienzan a practicar. Pasan tiempo memorizando las letras, principalmente de los trabajos que han sido interpretados en otros países pero, como la lista en una gira mundial suele ser variada, intentan aprender el mayor número de ellos. Para el éxito “Starlight” de la banda de rock inglesa Muse, incluso practicaron el ritmo de las palmadas: 1-2-1-3. La audiencia no canta durante todo el concierto. Especialmente, con los temas melancólicos, se relaja y escucha atentamente. Corear las canciones es una experiencia de comunión con los demás, pero saber cuándo hacerlo es un

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“Era como una fiesta de principio a fin. La audiencia coreaba las canciones y se convirtió en parte de la actuación”, dijo admirado el cantante británico Mika.

principio básico de los modales del ddechang. Aunque se puede pensar que es algo singular de la audiencia coreana, se ha extendido también a Japón, donde el público tiene fama de ser muy respetuoso. Cuando algún grupo toca allá, los asistentes se ponen en pie y comienzan a agitar barras luminosas, todos al mismo ritmo, pero ahí llega toda su participación. Aplauden sólo entre canciones. Parece que mantienen su cortesía para no distraer a los músicos en el escenario o a otros espectadores. En Yokohama Arena, el 20 de septiembre, cuando el grupo coreano 2NE1 (“To Anyone” [para cualquiera]) dio su primer concierto en el país vecino, todo cambió. La audiencia se puso en pie, agitó sus barras luminosas, pero ocasionalmente gritaban y aplaudían en mitad de las canciones. Al final, cuando se interpretaba el tema final, “Ugly” [feo], todos cantaron con el grupo mientras saltaban de excitación. Parece que la fiebre del pop coreano (K-pop) ha infectado al público nipón con algo de la costumbre coreana.

El lugar del concierto como un enorme karaoke Algunos observadores atribuyen este hábito del ddechang a la antigua tradición local de cantar y bailar en grupo. Los coreanos disfrutan más del canto cuando pueden unirse y no sólo escuchar, como es el caso de los asistentes a un concierto. El karaoke , originario de Japón, llegó a Corea a principios de la década de 1990 y arraigó más entre la población que en el país vecino. Los coreanos, independientemente de la edad o el sexo, disfrutan de cantar y bailar en las “salas de canto”, llamadas noraebang , la forma local del karaoke. El lugar del concierto es, pues, un gigantesco noraebang. El público, inmerso en corear los temas, conecta con los demás y forma un todo. Mientras disfrutan de un concierto de sus músicos predilectos, los espectadores sienten una enorme camaradería. Al unirse para cantar sus canciones preferidas, se unen a los demás. Este júbilo infunde vigor a los músicos sobre el escenario, inspirados para compartir con la audiencia, y deseosos de volver. (Traducido por José María Areta)

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J o r n adas de L ite r atu r a C o r ea n a

Joun Gyoung-rin Se dice que Joun Gyong-rin (1962) es la autora que mejor escribe historias de amor. Se ha ganado esta reputación por su potente imaginación y las fabulosas expresiones que maneja para sondear la profundidad del amor, el noviazgo, la pasión y el desconsuelo, rasgos que caracterizan su narrativa.

CrÍtica

Historias de amor y capas de hielo Uh Soo-woong Periodista de arte y cultura del Chosun Ilbo.

En el diccionario, jeongyeom , aquí traducido como ‘pasión’ se define como “pensamiento que surge de una emoción difícil de contener”. La narrativa de Joun Gyoung-rin se caracteriza, por lo general, por la pasión y el desconsuelo. Para hacer que los lectores comprendan con más precisión lo que significa este concepto para la autora, es menester referirme a un curioso incidente. Fue en mis tiempos de soltero cuando vivía en Myeongnyundong, Seúl, y en esa época tenía la obstinación de que cada uno debía responsabilizarse de su condición física. Regresé a casa después de mi ejercicio matutino y me duché. El problema surgió después. Era algo inexplicable pero no se abría la puerta del baño. Era como si alguien hubiera echado la llave por fuera. Mis esfuerzos eran inútiles. Fue entonces que se me vino a la cabeza la chica que vivía arriba. Recordé la anotación que había puesto en mi puerta de entrada hacía unos días. “Seamos considerados con los vecinos”. Aunque reconozco que he puesto música antes de acostarme, juro que el volumen era lo más bajo posible. De cualquier manera, si era una persona con los oídos tan sensibles, me escucharía. Dejando de lado la educación y, sin importar quedar mal y deteriorar mi prestigio, golpeé el techo pidiendo socorro y realmente apareció ella como por arte de magia. Llamó al número que aparecía en la pegatina de la puerta principal, que decía “Cerrojos averiados: abrimos puertas” y en treinta minutos llegó a abrir un simpático cerrajero. Ella estaba al lado. Lo que me preocupaba era que tenía la ropa fuera del baño. No pude más que decirle: “Debo darle las gracias pero no estoy en condiciones de hacerlo en este estado. Le pido disculpas. Subiré un momento después a verla”.

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Deseaba obsequiarle algo pero no tenía más que libros. Aun en esa situación, no me atrevía a decidir por uno de los que sólo tenía un ejemplar, así que elegí un título del que tenía copia. Era precisamente a novela Youljoung-ui seopwan [los hábitos de la pasión], de Joun Gyoung-rin. Dijo: “No era necesario”, y terminó con: “Trabajo en ese sector. No se moleste”. Al día siguiente, no me hizo caso alguno cuando me la encontré en las escaleras. Quizá se hubiera leído ya el libro y pensara que yo era demasiado apasionado. Después de graduarse de la universidad, Joun Gyoung-rin trabajó como productora contratada y guionista del Sistema de Radiodifusión de Corea (KBS, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Masan. Tras casarse con un antiguo activista en los movimientos estudiantiles, se dedicó a su casa. Después de tener el segundo hijo empezó su carrera literaria. Su familia se mudó a un remoto pueblo en JInjeon, lejos de Masan, en la provincia de Gyeongsan del Sur. Dice la autora que sintió que allí “tenía la impresión de que exteriorizaba algo”. Se encerró a escribir. En 1995 publicó su primera obra, Samk ui dal [luna desierta], con la que obtuvo el premio a la mejor novela en el Concurso de Primavera del diario Dong-a Ilbo. Sus objetivos primordiales se pueden resumir en “la vida de una mujer que se esfuerza por los efectos, la tensión y las obligaciones que se producen al estar situada en el abismo entre el mundo interior, en el que se producen los deseos personales, y exterior, sistematizado en su orden propio. En su trayecto literario, ha obtenido numerosos premios incluyendo el del diario Hankook Ilbo (1997) con el cuento “Yeumsorul Cu l tu ra y A rte d e Co re a


moneun yeoja” [la pastora de cabras], el de Munhak Dongne con Amu gok-edo oepnun namja [el hombre que no está en ninguna parte], el de Siglo 21 con Merry-go-round seokuse yeoin [la mujer del tiovivo], el de Narrativa Coreana con su cuento “Yeorum Hyuga” [vacaciones de verano] y el XXXI Yi Sang de Literatura (2007) con el relato “Cheonsanun yeogui meomunda” [el ángel permanece aquí]. Ha publicado numerosas colecciones de relatos y novelas, entre los que se destaca Ne saeng-ae kkok harupunil teukbyeolhan nal [un día especial que será el único de mi vida], Nan yeuriro mandeun baerul thago naeksun badarul tteodonae [deambulando por mares desconocidos en una barca de cristal] y Yeoljeong-ui seupwan [los hábitos de la pasión]. Estas obras se caracterizan todas por su impresionante prosa y una conciencia crítica en medio de conflictos que se pueden dar cuando las mujeres que se proponen hacer realidad sus deseos personales chocan con las instituciones sociales. Joun Gyeong-rin identificaba su pública imagen con el de una “montaña de hielo” o una “leona”. La montaña de hielo se derrite expuesta al sol. La fiera ronda por los alrededores de la montaña en busca de los rayos de luz. Ella es la leona que vela la montaña y al mismo tiempo, la montaña de hielo que se derrite. Entre la leona y los rayos de sol, la montaña de hielo se congela y se derrite constantemente. La interacción entre la tensión y la angustia, y la armonía entre la leona, el sol y la montaña helada hace que se produzca la formación de las capas de hielo. Esta intrigante metáfora puede, de hecho, ser la representación de la esencia de la vida misma. Aquellos que se esfuerzan hasta llegar a los extremos vitales, del amor o de la literatura, están, en definitiva, destinados a enfrentarse cara a cara con el inexplicable e irreprochable abismo de la existencia. La vida y las obras de Joun Gyoung-rin tienen también las mismas capas de hielo. Si extrajéramos tan sólo un término con el que pudiéramos caracterizar a la autora, sería mong , traducido como ‘sueño’. Se Koreana ı Invierno 2011

podría decir, además, que es el ensueño lo que personifica a la autora como ser humano. Hace algunos meses tuve la oportunidad de viajar con ella por Uljin, al norte de la provincia de Gyeongsan. Venían también otros escritores. A diferencia de los demás, que íbamos desde Seúl, ella llegó de Hanan, al sur de la misma provincia, donde trabaja como profesora de Creación Literaria de la Universidad de Gyeongnam. Pensé que su viaje sería mucho más corto por venir de la misma provincia, pero estaba equivocado. Dijo que había tardado cerca de cuatro horas, casi las mismas que desde Seúl. y, como entre sueños, dijo: “Hace mucho calor”. Era un dulce lenguaje letárgico. Con un vestido estampado de flores, que ondulaba graciosamente, su cara parecía enamorada del calor. El novelista Kim Hoon, que se describe a sí mismo como “machista por herencia”, cataloga a la autora, más joven que él, de la siguiente manera: “La manera de ser y de hablar de esta mujer es tímida y educada, perfilada con fina delicadeza femenina. Lo que esconde bajo esa delicadeza es una arriesgada e inestable inclinación a la provocación. De cuando en cuando, parece una bomba que esconde el detonador. No puede permanecer quieta. Se muda sin cesar, una y otra vez, sin dejar rastro alguno, cambiando de habitación; y nadie sabe ahora su paradero”. En la narrativa de Joun Gyeong-rin, la herida es el nombre del espacio donde permanece este mundo. La vida para ella es carencia y pérdida, lo que hace que no pueda permanecer aislada de todo lo que le rodea. Las obras de Joun parecen decir que la carencia y la pérdida son fenómenos naturales de la vida, por lo que también sería significativo retar a esa vida rechazando la carencia y la pérdida. Es cuando estos dos aspectos van juntos, entrelazados, que las obras de Joun Gyoung-rin se realzan, atravesadas por la belleza. Incluso ahora, estará haciendo las maletas para emprender otro viaje a lugares desconocidos. (Traducido por Kim Un Kyung)

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IMAGEn de cOREA

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uando llega la primavera, la luz que mora en los seres vivientes –hierbas, árboles y animales- brilla luminosa. Los árboles expulsan brotes verdes, sin poder resistir el cosquilleo en su corteza. Los capullos estallan en colores brillantes. El cielo se mece con la fragancia de flores que estremecen. A medida que las hojas de los árboles crecen, el verdor se antoja denso e ilusionado, más profundo. El aire embriaga con la fragancia de la hierba. El fervor por la vida se desborda, y todas las criaturas parecen tener que hacer esfuerzos para respirar. Los árboles, sedientos, extienden sus raíces en la profundidad de la tierra para absorber agua. Retumban los truenos, destellan los relámpagos y caen chubascos. La gente corre. El mundo se sobresalta excitado. Después, las hojas empiezan a caer exhaustas en el verde bosque. Se expanden los espacios entre las ramas y las acaricia un aire gélido. Se agita el cielo. La gente dirige la mirada a la distancia, cada vez más lejana. Las calles se absorben en la profundidad del arbolado. Son más lentos los pasos de quienes caminan y nos dan la espalda. Han desaparecido hasta las últimas hojas que quedaban en la punta de las ramas, como si fueran una posdata del verano. Por encima del reverso de las hojas caídas, pasan el viento y el tiempo, que se acumulan indefinidamente. Y nevó un día. La nieve cubrió la primavera, el verano y el otoño borrando los recuerdos de la vida pasada. Todo lo que era complejo se ha vuelto simple. Cuatro se reduce a dos, y dos, a uno. Aun así, todo lo que habita el mundo sigue con su complejidad e impureza. Todos los seres vivientes son una mancha en el vacío y autores de imperfecciones. La pureza es un estado provisional que permite acercarnos a la santidad. Por cientos de años, al morir los reyes y reinas de dinastías antiguas, que rigieron al pueblo, sus espíritus fueron custodiados en un relicario en forma de número 1. La enorme casa permanecía en silencio, deshabitada, lo que hacía que fuera más desolada. Por encima de esa absoluta simplicidad se posa una capa de blanca nieve como una pieza de mortaja. Sin embargo, son efímeras la simplicidad y la blancura. Como si rechazara la abstracción y la simetría de la muerte, ante su simple pureza, el bosque de árboles pelados se mantiene bajo el atardecer. Hasta el regreso de la primavera. (Traducido por Kim Un Kyung)

La pureza y el desvanecimiento Kim Hwa-young Profesor emérito de Literatura Francesa Suh Heun-gang Fotógrafo

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1 Jongmyo, el santuario de la realeza de la Dinastía Joseon, en Seúl.


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