GravelRoad76 Magazine 2014

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REDACTOR JEFE Oscar Martínez (GALYS) DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Ángela Martínez ESPECIAL AZKENA Rafa Robledo MÚSICOS EN LA NATIRALEZA Sergio De la Torre y Javier López Fotografías: Fran Cea BRITISH SUMMER TIME Daniel Martín Rocha


A pesar de un montón de contratiempos, nuevamente os traemos una revista para que de un modo u otro no se pierda en el olvido parte de nuestro trabajo en el mundo del rock. Sin ser unos profesionales del medio hemos conseguido empujar en la escena española a bandas como: Widowbirds, Dirty York, Slam & Howei, Hackensaw Boys, My Dynamite, The Black Cadillacs, Statesboro Revue, Buffalo Summer,Goodbye June ….. y por supuesto hemos apoyado dentro de nuestras posibilidades a otras ya conocidas como The Steepwater Band , Bob Wayne, The Dictators NYC, The Del Lords, Dan Baird & Homemade Sin, … Pero de lo que más nos sentimos orgullosos este 2014, es de organizar bolos como el de un resurgido Marc Ford. Desde esta oscura habitación donde puedo escuchar como los coches circulan sobre la calle adoquinada, me planteo en más de una ocasión abandonar este barco que abordamos hace unos tres años, tirarme por la borda sin mirar atrás. Pero a pesar de los múltiples problemas que surgen en este mundo abstracto de la música, al final quiero seguir en pie de guerra… Porque no podemos abandonar a su suerte a buenos amigos y grandes bandas como las que han dejado sobre nuestros hombros parte de su efímero éxito. Tras las entrevistas realizadas a Marc Ford creo que superamos todos nuestros límites, así que en esta ocasión queríamos seguir en la misma línea, y decidimos hacer algo más que publicar unas entrevistas. Hemos mantenido dos fantásticas conversaciones con dos buenos amigos, dos músicos que vendrán acompañando a sus bandas por España con la intención de demostrar que no son unas simples bandas de rock, si no que ellos perdurarán en la memoria de todos aquellos que los han visto, de por vida. Las bandas de las que os hablamos son Delta Saints y Starroy, ambas un claro ejemplo de que el esfuerzo vale la pena, porque a pesar de llegar como unas auténticas desconocidas, han crecido paulatinamente a nuestro lado, eso sí dejándonos a nosotros detrás porque ellos van a pasos agigantados hacia el éxito. Pero en este nuevo número queríamos ir un paso mas allá, y publicar algunos especiales como el del Azkena rock festival de Rafa R. y otros de nuevos colaboradores como, Daniel y Sergio a los cuales agradecemos su esfuerzo para traernos su visión de lo vivido en Hyde Park junto a Black Sabbath y Ávila con John Fogerty. Bueno no olvides que esto es un Fanzine, que es nuestro modo de vivir el rock sin más pretensiones que dar otro punto de vista, siempre respetando a los grande profesionales del medio. Pero eso sí, queremos dejar una cosa clara, nosotros somos GravelRoad76 un pequeño oasis donde los malos rollos creados por otros no tienen cabida. Como siempre decimos: Disfrutad de la vida, de la música en directo y sobre todo ser felices, ah y no tengas demasiado en cuenta nuestros errores. Este número va dedicado a todo el mundo que nos rodea pero en especial a Alba Folres y Vanesa Pesqueiraqueacabandesermadresdedospequeñosqueesperemossigannuestrocamino… Bienvenidos al mundo Jose y Noa.


El primer semestre del 2014 ha sido una verdadera apisonadora.. 6 meses llenos de experiencias, momentos verdaderamente especiales y otros para borrar de la memoria de modo inmediato, muchos de los que me conocen recuerdan aquel altercado o llamémosle diferencia de opiniones, con alguna banda nacional, mi primer gran enfrentamiento con una banda que marcaría un antes y un después en lo que respeta a mi desconfianza con algunos músicos. Pero pasemos un tupido velo y hagamos un breve resumen de lo que hemos vivido en estos seis meses en los cuales tuvimos la oportunidad de dejarnos sorprender por nuevas bandas que jamás habían pisado nuestro territorio y volver a degustar de modo más minucioso aquellas que ya conocíamos de anteriores visitas. Nosotros hablamos de bandas que de un modo u otro apoyamos desde GravelRoad76, bandas sobre las cuales desbordamos todo nuestro esfuerzo para que sus shows no sean un simple concierto, si no una gran fiesta del rock. Bandas a las cuales entrevistamos e intentamos que consigan la mayor cantidad de público para sus shows, porque sin promoción no hay público, y sin público un concierto termina siendo un evento sin sustancia. Pero no nos adentremos en temas morales o ideológicos, aquí te dejo un resumen nada profesional de aquellas experiencias. Statesboro Revue fueron la primera banda en visitarnos este 2014. La banda procedente de Texas sería la encargada de abrir nuestra sección de conciertos. Era el primer bolo del año y los habituales estábamos sedientos de música en directo y Statesboro Revue nos dieron justo lo que necesitábamos, un show diverso donde el country rock imperaba, pero sin excederse en pausas y demostrando que siempre existen grupos capaces de mezclar aires pop con country y rock&roll sin ser pedantes. Un concierto agradable donde descubrimos a unos chicos sorprendentemente fantásticos, con los cuales compartimos un día post concierto memorable entre comidas y risas. Actualmente estuvieron de gira por Inglaterra cosechando un gran éxito en festivales de renombre, sabemos también que están trabajando en nuevo material para su siguiente d is c o .

The Whybirds son tres tíos increíbles. Procedentes de la Inglaterra más húmeda y fría, son todo lo contrario a lo que uno puede esperar de un británico. Su sonido recordará a Beatles eso es indiscutible, aunque su pop rock te llevará más allá de las islas. Como no, tengo que destacar su simpatía desbordada, y sobre todo su profesionalida d y su humildad tanto en el escenario como en cuanto se bajan de él. Nos dieron un hermoso concierto al cual asistió menos audiencia de la deseada, un concierto íntimo donde nuestros corazones quebraron al escuchar los nuevos temas de la banda así como esas viejas y reconocidas melodías. Os recuerdo que Luke Tuscherer actualmente está presentando su disco en solitario “You get so alone as times that it just make sense”, verdadera poesía sonora y letrista. Uno de esos discos para escuchar en soledad y degustar una y otra vez.


The Depp End fue una verdadera patada en el culo. Una jovencísima banda procedente de las antípodas con un sonido 100% AC/DC de la cual no esperábamos mucho mas que un concierto correcto y una noche de diversión y birra, era el momento de desmadrar pero nadie se podría imaginar lo que allí sucedió. Sudor, rock&roll de muchos quilates, actitud 100%, locura extrema…. Pocas veces una banda llega a sorprenderte tanto como lo hicieron este puñado de locos australianos: Pogo, cervezas volando por los aires, algunos bailando sobre las cabezas de los respetables,….. "Bigger. Better. Badder” terminaría siendo un himno coreado por todos, nos sentimos como si nos encontráramos frente a los mismísimos AC/DC… De los mejores conciertos del año en lo que a poder y energía derrochado se refiere, eso es indiscutible. Sus shows son un espectáculo asegurado. Rhino Bucket son una leyenda viva del rock americano y más concretamente de los Ángeles. Más formales y anexionados que en su anterior visita, dieron un bolo para recordar eternamente. Muchos habían sido críticos con su anterior paso por España y eso les traía mala fama y afectaría a la asistencia de público, la cual se mermó considerablemente en toda la gira. La banda venía disgustada por la poca presencia de públicos en sus anteriores shows y se nos hizo bastante difícil sacarles una sonrisa y animarlos, pero finalmente lo conseguimos y más cuando una sala con más de la mitad del aforo terminó coreando sus canciones y agradeciendo su presencia una vez más por estos rincones. Ellos no necesitan fuegos artificiales para hacerte disfrutar, son rock&roll en estado puro.

Steepwater Band…. Bueno aquí los sentimientos están desbordados, yo no puedo hacer otra cosa más que elogiar a esta banda de Chicago a los cuales ya he visto en 6 ocasiones, dos de ellas este 2014, una en Cangas y otra en la noche que cerraban su gira en Sevilla. Entre ambas noches una gran diferencia: en una fueron super profesionales y en otra disfrutaron como niños. Steepwater Band desde que tienes segundo guitarra (Seylor) han ganado en puesta en escena y sobre todo en sonido, son más contundentes que nunca en sus shows y se nota que Jeff está más relajado sobre el escenario al no car toda la responsabilidad de las seis

cuerdas sobre él. En Cangas una de las grandes instantáneas capturadas en nuestras neuronas, fue aquel momento en el cual los chicos de Chicago se dejaron llevar por la marea humana que descontroladamente cantaba cada uno de sus estribillos, mientras se dejaban llevar entre empujones cual marea humana, de un lado para el otro, mientras nos bombardeaban con el “Boom Boom” del gran John Lee Hooker durante más de 20 minutos… Noche de disfraces (carnaval show), noche de rock, noche de amor y sobre todo de amistad. Deseando volver a tenerlos entre nosotros, aunque mientras sigue la espera podemos siempre escuchar su fantástico disco en directo “Live & Humble” el que para GravelRoad76 ha sido el mejor disco en directo del pasado 2013.


The Black Cadillacs es una joven banda de Knoxville, otra de las gratas sorpresas de este 2014. Venían a presentar su disco “Run Run”, creo que el título que da nombre a su disco hace un resumen perfecto de lo que sucedió aquella noche, en la que estos jóvenes americanos nos hicieron correr y correr sin parar mientras saltábamos y gritábamos “COME ON, COME ON”… Venían de ser vapuleados por una crítica atroz de su show en Barcelona, una noche de la cual algunos decidieron hacer una referencia totalmente negativa y que de un modo u otro afectaría a la presencia de público en el resto de la gira. Muchos tenían dudas tras leer esa crítica, pero nosotros comenzamos a informar de la realidad de aquel concierto, de la situación personal que la banda pasara apenas unas horas antes y que de un modo u otro afectaría a esa fatídica noche en la ciudad Condal. Gracias a nuestro esfuerzo, la gente comprendió que por una mala noche no se puede abandonar el apoyo a una gira, con lo cual asistieron en muchedumbre a la sala para arropar a la joven banda de Knoxville, los cuales agradecidos derrocharon todo su poder sobre el escenario, y como en un principio decía: Nos hicieron correr y correr desde el minuto uno hasta el final. Una gran joven banda cuyo gran éxito por europea no quedaría desapercibido al otro lado del charco, y nada mas aterrizar en USA participarían en un buen puñado de festivales como el renombrado Bonnaroo , e incluso se irían de gira siendo teloneros de bandas como “J Roddy Walston and The Business” …… y terminarán este 2014 agarrados de la mano de otra banda de éxito : “St Paul & the Broken Bones”. US Rails son la sutileza personificada, siempre es un verdadero placer tenerlos frente a frente, pero más aún verlos tocar sobre un escenario. Era su segunda visita por esta tierra, donde dos años tras ya encandilaran a un buen puñado de fans. En esta ocasión no tuvimos sorpresas, simplemente al igual que en otros muchos conciertos al ser su segunda visita, nos dedicamos a degustar de modo cauteloso cada una de sus interpretaciones. Joseph Parsons, Scott Bricklin, Ben Arnold, Tom Gillam y Matt

Muir componen esta banda afincada en Francia, Alemania y USA, cinco músicos que dejan sus proyectos en solitario para unirse y dar rienda suelta a sus creaciones conjuntas, como si fuera un nuevo renacer de bandas míticas como: Beatles, Eagles, CSN&Y, Stones, The Band . Músicos de muchos quilates que siendo amigos se unen para hacer melodías y canciones que si fueran creadas por nombres de renombre como los anteriormente mencionados, estarían sonando en todas las emisoras de radio del planeta. Una de esas hermosas canciones con la que disfrutamos “Old song on the radio”, ya forma parte de la selección de grandes hits que estarán n guardados en nuestra endeble memoria. Jared James Nichols fue un tornado personificado en un guitarrista. Este joven prodigio de las seis cuerdas nacido en East Troy, Wisconsin justo donde falleció uno de los mejores guitarristas de la historia Steve Ray Vaughan, no dejó a nadie indiferente. El tatuaje de su antebrazo reza “Blues Power”, hace clara referencia a lo que Jared entiende como música real. Recordándonos por momentos al mismo Steve Ray o al gran Michael Katon . Como bien redactaba Rafa nada más llegar a Bilbao: “Desde el minuto percibes el brillo de Jared, la fogosidad de Dennis con las baquetas y la elegancia a las cuatro cuerdas de Erik, e intuimos lo que terminaría siendo aquella noche: una velada mágica, de puro nervio, con grandes dosis de emotividad, sinuosos riffs de guitarra que obligarían a mover los pies, momentos donde la sala se convertiría en un mar embravecido de manos y cabezas, donde alternarían contundencia con fases conmovedoras, vibrantes momentos con otros más sosegados y una entrega y comunión total con el personal”. Sabemos que volverá en el 2015 y esta vez con un larga duración bajo el brazo, tras tocar con innumerables grandes bandas como ZZ Top. Posiblemente sea la última vez que podamos tenerlo en pequeñas salas.


The Widowbirds volvían a España tras el gran éxito cosechado en su anterior visita, donde todos quedáramos prendidos con la voz de Simon Meli. En esta ocasión la banda australiana venía con la idea de patearnos el culo con un disco más rockero y garage que su predecesor. Pasaron a ser un cuarteto dominado una vez más por la voz endiablada de Simon Meli, el cual tras sus cuerdas vocales tapa las carencias de unos músicos sin gran carisma sobre el escenario. Posiblemente mal acostumbrados y deseosos de ver a aquellos Widowbirds de su primera visita, nos quedamos un poco desilusionados con esta versión de la banda en un primer momento. Poco a poco el show fue cogiendo fuerza y al final público y banda nos unimos en bailes desenfrenados, movimientos de cadera vertiginosos y fuertes aplausos. Porque Simon al verse solo ante el peligro terminaría derrochando todo lo que tenía en su interior, desgarrando su garganta hasta casi quedar sin voz, para darnos esa dosis de soul rock que tanto deseábamos escuchar desde el minuto uno. The Widowbirds, o mejor dicho: Simon Meli, siempre tendrá un rincón en nuestro pequeño paraíso. Marc Ford & Elijah Ford. Padre e hijo eran una gran apuesta personal con la que hacíamos un seño realidad. El poder tener con nosotros a una referencia indiscutible dentro del mundo de la música con nosotros era algo a lo que no podríamos renunciar. Poco puedo decir de esta noche mágica donde disfrutamos de un doble bolo el cual comenzaría Elijah deleitándonos con una sesión acústica que terminaría electrificada y consiguiendo finalmente una gran cantidad de aplausos y vítores. Una grata sorpresa ver como el vástago aún a pesar de seguir derroteros distintos a los de su padre dentro de la música, tiene una gran calidad. Lo de Marc Ford ya fueron palabras mayores. Venía arropado de su hijo y un gran compendio de músicos británicos, una banda que hace las

delicias de cualquier amante de la música. Presentando su nuevo disco “Holy Ghost”, un trabajo donde la sutileza desbanca la psicodelia, donde la pasión y el amor van por encima del descontrol, donde el propio Marc se arropa entre nuevas melodías para sentirse protegido en ese nuevo camino que ha iniciado fuera de las fatídicas adicciones. Su concierto fue una de las mejores noches jamás vividas en el sur de Galicia, su guitarra y su voz nos embriagaron de tal modo que todos terminamos lavándolo a los altares. Es gracioso pensar que incluso aquellos que solamente venían a ver un ex Black Crowes terminaran al final a su lado venerándolo cual dios. No tengo palabra para definir lo vivido junto a uno de los grandes, estar cuerpo a cuerpo con él fue una de las experiencias que te dejan marcado de por vida, solamente tengo palabras de agradecimiento. Ha Ha Tonka. Teníamos enormes ganas de volver a estar con ellos, de poder disfrutar de su presencia y sus siempre risueños rostros. Cuando alguien me pregunta si soy hipster o indie le digo que sí, porque si amar a Ha Ha Tonka es ser una de esas dos definiciones, entonces incluirme en ese círculo de barbas bien perfiladas, camisas de cuadros y gafas de pasta sin cristales... Brett Anderson, Lennon Bone, Lucas Long y Brian Roberts ya son parte de nuestra familia y sus conciertos terminan siendo siempre una gran fiesta sonora, donde ellos recorren múltiples paraísos musicales: desde el country, americana al rock más alternativo, mientras nosotros: bailamos, sonreímos y durante aproximadamente dos horas de bolo terminamos siendo un solo ente, donde la felicidad es su primer objetivo. Pocas bandas te hacen tan felices como ellos, con pocas bandas el público termina sobre el escenario bailando y cantando al unísono como si de una fiesta privada se tratara…. ¿Cómo olvidar cada uno de los instantes vividos a su lado? Es imposible. Ese momento final con Black Betty será otra de las grandes instantáneas de nuestra vida.


Bob Wayne llegaba por primera vez, una banda con tanta notoriedad periodística dentro de los círculos musicales españoles (Popular 1, Ruta66) no mereció que la sala se encontrara con la mitad del aforo. Era una semana dura donde en apenas 10 días tendríamos tres bolos seguidos, una verdadera locura que casi nos hunde a nivel organizativo y a más de un bolsillo. Finalmente todo saldría bien, incluso esa noche terminaría siendo otra de nuestras preferidas. Bob es un gran tipo que desmiembra para su público ese poder del blue grass mas sureño, que es capaz de encontrar en la américa profunda los versos perfectos para completar sus canciones. A parte de un nuevo disco, también traía músicos nuevos en su equipaje y eso se hacía notar en el escenario, al ver sus caras de pocos amigos te daban la sensación de que estaban aquí solamente acompañando a Bob, para ganarse unos dólares y volverse a su oscuro agujero. Pero sorprendentemente cuando muchos no esperábamos más que un concierto correcto, todo se tornó en un sinfín de canciones sureñas mal humoradas, tabaco de mascar y largos tragos de tequila… algo que realmente me sorprendió: ¿Tequila estos que no odian a no mas poder a un chicano? Paradojas de la vida. Repito, Bob Wayne es un verdadero lujo y un tipo que se hace querer desde el minuto uno, que en directo su simplicidad te cautiva poco a poco hasta que te termina enganchando. Deseando tenerlo y deleitarnos con su música, eso sí: con más detenimiento y sin tanto estrés. Rory Kelly es uno de esos grandes amigos a los cuales alojaríamos en nuestra humilde morada y tendríamos tocando por los bares día tras día. Jamás nos cansamos de alabar a un grupo como Rory Kelly's Triple Threat, tres tíos procedentes de Carolina del Norte que viven única y exclusivamente de su música, recorriendo cientos de miles de kilómetros al año en una vieja furgoneta por los Estados Unidos y que en cuanto tienen unos dólares

ahorrados se tiran a la aventura por Europa. Su show estaba en medio de Bob Wayne y Dan Baird, con lo cual el temor a que el público no se presentara estaba en el aire hasta pocos minutos antes de comenzar el espectáculo. Porque eso son estos tres tíos, un verdadero espectáculo, una descarga de fuegos artificiales, su desmesurada pasión por la música te contagia desde el primer instante que escuchas sonar la guitarra. Sus bolos siempre terminan siendo un gran concierto, un compendio de estilos interpretados por uno de los guitarristas más carismáticos que hemos visto en los últimos años. Una banda que posiblemente tendría que tener un mayor respaldo, que tras su primera y gran gira no tiene sentido que muchos los dejaran de lado a su vuelta por nuestras tierras. Aunque disfrutamos de su bolo, aunque a nuestro lado vivieran una de las mejores noches de su gira, nos enteramos de que en el resto de shows el púbico escaseaba. Terminaron en una situación muy crítica, con conciertos cancelados a última hora y teniendo que pedir dinero prestado para poder volver a su país. Ojalá tengan suerte y puedan seguir viviendo a su estilo por muchos años.


Speedbuugy Usa: Rock&Roll con la dosis exacta de Swampbilly, Honky Tonk, country y mucha actitud 100% Americana. Así definíamos a Speedbuggy USA antes de que se aproximaran a tierras gallegas y tras mantener una larga charla con Timbo al cual habíamos entrevistado justo el día que cogería un avión con destino Europa. Era el 5 de abril y muchos amantes del rock se dirigían a ver a John Fogerty, mientras otros nos quedábamos en casa para disfrutar con esta banda de los Angeles. Aunque en un principio no esperábamos una gran afluencia de público, justo antes de comenzar el show nos sorprendía gratamente que muchos no habituales se acercaban a la puerta de la sala con ganas de pasar una velada rockera. A las 23.30 H aprox. la banda saltan al escenario, y lo que a continuación sucede es fácil de explicar: Casi dos horas donde la sala se transformó en un salvaje rodeo del oeste, como bien decía Timbo: “Era la hora de los tiros al aire, los trucos de cuerda, de los caballos y toros salvajes.” Y sí es cierto, nos sentimos como si nos encontráramos disfrutando de un rodeo en la calurosa Texas… toros salvajes pateando al aire y brincando descontroladamente hasta que el osado cowboy termina con sus huesos en el suelo polvoriento. Un largo trago de bourbon y una buena cantidad de tabaco de mascar. Así se podría definir un concierto de Speedbuggy Usa, un show de esos que te traen la verdadera esencia americana. Timbo es todo un frontman: repeinando su flequillo con un peine blanco cual George Thorogood, moviéndose continuamente sobre el escenario cual caballo loco, coces al aire, gritos e infinidad de poses y discursos entre canción y canción (es cierto que en momentos la explicación de cada nuevo tema te corta un poco el ritmo, pero bueno quien marca el ritmo aquí es Timbo y eso no se discute). Su concierto hace las delicias de todo aquel amante de almas perdidas como Johnny Cash, Hank Williams , Mike Ness, Reverend Horton Heat… . Y si os digo la verdad, nosotros lo disfrutamos tanto que las suelas de nuestros calzados terminaron desgastadas.


Dan Baird llegaba un año después de su visita como Bluefields. Sufrimos para conseguir que aproximadamente unas 100 personas asistieran al concierto cierre de su gira española. Una cosa que he reflexionado mucho durante estos días y que definitivamente me hace reafirmarme en mis pensamientos. Cada día estoy más convencido que hay demasiados rockeros de postín, demasiados músicos de escuela a mi alrededor, pero pocos músicos de sentimiento. Demasiados lectores de revistas especializadas los cuales incluso se saben el número de la seguridad social del cantante, pero que jamás asiste a un concierto para apoyar a ese grupo que dice admirar más que a la religión inculcada por sus padres… Tras estar convencido de que esto ya no tiene solución, tras romperme la cabeza para que esa noche de despedida terminara siendo una gran fiesta (como así fue). Ahora toca recordar lo positivo de todo ese trabajo, esos momentos donde nuestros cuerpos no podían dejar de bailar como con “Little Darlin” o donde nuestros corazones bajaban su ritmo cardíaco al escuchar temas como “Thousand Little Pieces”. Dan Baird y su pandilla, lograron que todos los que allí nos encontrábamos presentes, decidiéramos al final de la noche que aquel fuera el mejor concierto visto en Cangas hasta la fecha. Como no venerar a una banda que sin mas parafernalia que sus instrumentos y un gorro de copa, saltan al escenario y ofrecen un show de dos horas y media donde el éxtasis invade nuestros corazones desde el minuto uno con temazos como “outlivin” durante la cual nuestros cuerpos sudorosos poguéan frente a un atónito Dan y un sonriente Warner… “Keep your hands..” “I Dunno” o ese final apoteósico con “Sheila” donde los globos blancos y negros revolotearon sobre nuestras cabezas (un final de fiesta perfecto). Aunque antes del final incluso tuvimos oportunidad de mosquear a Dan, el cual al ver como alguna birra se balanceaba peligrosamente ante sus pies decidió agacharse cogerlas y sin parar de tocar estamparlas contra una esquina del escenario (punk rock attitude) jajaja, uno de los momentos de la noche. Al bajo se encontraba Micke Nilsson (Ex Bonafide) ya que a Keith le dieran una patada en el culo por ciertos problemillas. Y se merece una mención especial, porque a pesar de entrar en la banda sin apenas tener ocasión de conexionarse con ella, parece haber nacido para ser un Homemade Sin… Siguiendo en todo momento a la banda por sus derroteros, sin perderse en el camino y dejando claro que tiene un puesto ganado si ellos se lo ofrecen. El saltar y llorar con “Younger face” o dejar desvanecer tu alma por el abismo con “Crocked Smile”, es algo que jamás olvidaremos, algo que pocas bandas pueden lograr en directo, hacerte sentir como si estuvieras viviendo un momento irrepetible, ese concierto que quedará grabado en tu interior de por vida. Ellos volverán, como así lo acordamos a altas horas de la madrugada.. Keep on rockin


Moreland & Arbuckle fueron los escogidos para cerrar el primer semestre de esta alocada aventura llena de rock, para el resumen de esa noche no podríamos escoger otras palabras que las de Rafa Robledo el cual una vez más se hizo el largo trayecto desde Bilbao hasta tierras gallegas. R.R.: En realidad el concierto se podría resumir en tres palabras. Intensidad, pasión y blues. Mucho blues. Un trío que combina perfectamente ese sentimiento blues del Delta con terrenos más áridos, más fanganosos y más contemporáneos, ampliando su espectro particular, dotando vida propia cada una de sus composiciones. Como su última obra, “7 Cities”, fiel reflejo de su narrativa musical, un disco que se lee, un libro que se escucha y se siente. Al igual que su directo. Un derroche de facultades, una cascada de sensaciones donde la voz de Aaron Moreland seduce por la profundidad y sutileza que mantiene tanto con las cuerdas vocales como con la armónica, la misma que sus compañeros, Dustin Arbuckle con las seis cuerdas y una abrasiva Cigar Box y Kendall Newby, un baterista versátil que compatibiliza voces con baquetas, un tipo con muy buenas maneras, tanto dentro como fuera del escenario. Inician con "18 Counties", canción con cuatro años de vida pero en unos minutos despliegan sobre Salason la historia de Coronado, esa que antes hemos mencionado. Un pedazo de la historia americana. Como el blues. Como "The Devil And Me" o "Boogie Tall", profundos gritos en la oscuridad, pasión que contagiaron al público que no cesó de jalear al trío en unos noventa minutos de sudor y éxtasis masivo. Momentos de dulzura cuando Moreland sustituye la armónica por el bajo, instantes de la constante luz roja con "Legend of John Henry", minutos de recuerdo cuando suena una hilarante "Hey Mona" con la que acaban por llevarse al bolsillo a un público que vibró con el sonido áspero del blues rural y añejo que corre por las venas de estos tipos. Así fueron los seis primeros meses, ahora comienza un nuevo camino……



Introducción complicada. Demasiadas ideas para comenzar el análisis. Demasiadas imágenes, unos cuantos amigos, muchos momentos brillantes, variado anecdotario, y por supuesto Rock n’ Roll, que no deja de ser el pretexto perfecto para lo anterior. Compartir minutos de felicidad con gente cercana, ver caras de alegría, bailar, cantar, soñar, cultivar la amistad, disfrutar en la medida de lo posible e intentar ser felices, porque no nos engañemos.Vivimos tiempos convulsos, austeros, tiempos duros en los que es difícil mantener el equilibrio sobre una cuerda floja cada vez más fina y donde la cuesta arriba se hace más empinada. Dificultad a todos los niveles. Por eso me encantaría vestir como el arco iris cada día y decir al mundo que todo está bien, pero trataré de sobrellevar la oscuridad en mi espalda hasta que las cosas sean más brillantes. Si, son frases prestadas de Johnny Cash, palabras que se repiten una y otra vez en mi cabeza pensando en Azkena Rock Festival, y cada cual que lo interprete como quiera, no deja de ser una bella estrofa con dos lecturas, de la cual extraigo el lado más amable, procurando ver el vaso medio lleno. El pesimismo o la rabieta facilona no entran en nuestro vocabulario, la crítica desmesurada siempre nos parecerá excesiva. Se trata única y exclusivamente de respeto. El mismo que nuestras madres nos han inculcado. El mismo que estos últimos años ha desaparecido cuando se trata de valorar el ARF, en gran medida por la facilidad que otorga el anonimato. Esperanza. Incertidumbre. Sensaciones que te asaltan cuando te diriges a Vitoria­Gasteiz en un camino que por muchas veces que hayas recorrido siempre surge la incógnita, brotan las preguntas sobre el futuro más cercano. Un inquieto camino de ida donde esperas y deseas que al menos sea como el año anterior, porque ante todo y sobre todo, ese fin de semana es una gran fiesta que si puedes no deberías perder. Por muchas críticas que leas, por muchas palabras de pesadumbre que escuches, se trata de una experiencia maravillosa, una cita que en nuestro caso se ha convertido en una especie de peregrinación anual, un acontecimiento prácticamente dogmático, porque como dice el hombre de negro en otra de sus líricas poesías, nos encontraremos más adelante. En la campa de Mendizabala, o en Tortilla’s Hill, uno de esos lugares mágicos en los que se respira amabilidad y compañerismo, o en las inmediaciones de Mendizorrotza, en la Virgen Blanca, o en cualquiera de las calles del Casco Viejo. Casualidades. Desde 2004 el hombre de negro se ha convertido en unos de los iconos del festival. Curiosidades, en este caso numéricas. Dos años consecutivos donde el número de la mala suerte se ha mantenido firme. Cardinal y ordinal, por lo que la siguiente edición tendremos que olvidar la pata de conejo o el trébol de cuatro hojas, y quién sabe si dejaremos en la cuneta del camino las tesis cum laude.


El cartel, los nombres que componen la lista de los elegidos es el principal motivo de la polémica. Posturas discordantes, difícil tarea la de contentar a un buen número de fans, complicado cuando hay que barajar infinidad de posibilidades, mantener cierto criterio, saber que cuentas con un determinado presupuesto, el número de personas que pueden acceder al recinto (una razón fundamental de la que poco se habla)… Infinidad de variables que desconocemos desde fuera y que deberíamos tener en cuenta a la hora de emitir un juicio, que este año se ha visto incrementado por la demora en anunciar las bandas, la presencia de Blondie como principal reclamo, la suma de Scorpions cuando ya habían anunciado una única actuación en Madrid o secundarios que parecían no contentar o contar con el atractivo suficiente como para asistir al festival (esto es algo con lo que uno no está de acuerdo). Palabras vacías, carentes de fundamento, palabras sin sentido en muchos casos, porque tras lo vivido y después de leer y oír elogios hacia Kadavar, The Soulbreaker Company, Unida, The Temperance Movement, Royal Thunder, Niño y Pistola, Monster Truck, Turbowolf, Joe Bonamassa, Wolfmother, Seasick Steve, The Strypes… Argumentos que pierden peso nada más comenzar, cuando suben al Lou Reed Stage los gasteiztarras 13 Left To Die (seguimos con el numerito), aplastante bienvenida para un festival que no suele adentrarse demasiado en terrenos trash, pero los chicos y chica se ganaron a pulso su presencia en esta edición al llevarse el premio Azkena Rock en el certamen Villa de Bilbao. Curioso. Juraría haber escrito lo mismo en otra ocasión. Ya los habíamos catado en distancias cortas, y la curiosidad estaba en saber como se manejarían en una plaza exigente como Azkena Rock. Salieron airosos, teniendo en cuenta el horario, que el cielo se tornaba grisáceo, y en la lejanía se adivinaban ciertas descargas luminosas. Marcha atrás, mejor dicho, dirección oeste, retomando los pasos que hemos realizado durante muchos años, pero esta vez con un sabor agridulce. Nos dirigimos a la carpa que tantas veces ha visitado el “reverendo” Raúl Aransáez, la carpa que lleva su nombre. No volverá a estar físicamente entre nosotros. Significativa presencia. Para el estreno nadie mejor que Monster Truck, banda con la que habría disfrutado Raúl al igual que lo hicieron los asistentes con continuos movimientos de cabeza, brincos y acompasados coros cuando sonaba “Seven Seas Blues”, mientras los dioses Zeus y Thor deciden visitarnos y descargar su furia como sucediera en 2004. Similitudes que vuelven a la mente. Al igual que la meteorológica, descarga poderosa, potencia mantenida con un sinuoso Hammond que ofrece cierta sonoridad retro pero actual a la vez, psicodélica, setentera, desértica. Vigorosos. No queríamos que finalizaran, primero por la entrega que ofrecieron en todo momento y porque delante teníamos una cortina de agua que difícilmente habría valiente que la atravesara. Tal era la fuerza de la tormenta que se suspendieron las actuaciones de Bombus y Bourbon (aunque estos últimos actuarían al día siguiente cuando los búhos siguen despiertos). Continuamos en la carpa, a cubierto, charlando, riendo y rogando al cielo que cese la lluvia cuando sube al escenario Hudson Taylor, o sea, una pareja de hermanos irlandeses que realmente no sé qué habría sido de ellos si no llega a tronar. Se presentan en formato quinteto y su propuesta de pseudo indie folk, a pesar de contar con unos cuantos incondicionales no parece cuajar entre la mayoría, aunque no hay que quitar mérito a los chicos, que supieron motivar a un público desanimado por el aguacero. Ritmos bailables, espíritu irlandés, pero que necesita un reseteo, una vuelta de tuerca. Parecía que nuestras plegarias eran escuchadas, y cuando llega la hora esperada, uno de esos momentos que teníamos marcados como imprescindibles, el cielo nos concede una ligera tregua, se rinde ante la figura de Seasick Steve, un simpático veterano que ha sufrido en su piel las dos caras de la moneda y siente profundo respeto por el arcaico blues, por las raíces, acompañado a la batería por otro veterano barbudo, Dan Magnusson. Austero en su puesta en escena, capaz de extraer sonido a cualquier artilugio casero como una Washboard o una sartén a las que añade una cuerda, capaz de hipnotizar con un salvaje slide. Escuchamos palabras de asombro que se preguntan cómo puede sonar de esa manera, y uno piensa que se trata de de sentimiento y humildad; para llegar al corazón no son necesarias ciertas estridencias. Pero no todo iba a ser perfecto, y el cielo se torna más negro, empieza a llorar al cuarto de hora. Fatalidad. En escasos segundos la lluvia ya es torrencial.


Estampida. Como caballos salvajes. Éxodo masivo en busca de un techo en el que refugiarse, huída desbocada que en escasos minutos deja desequilibrado el recinto. A un lado, unos pocos osados frente a Steve, al otro los achantados que habíamos abandonado y estábamos guarnecidos de la tormenta, calados hasta los huesos, oyendo a lo lejos e intentando ver a través de las pantallas al viejo Steve con cara desencajada y maldiciendo en hebreo la mala suerte. Llantos de blues. Tras minutos interminables de incertidumbre, la lluvia cesa y nos dirigimos al Escenario 3, por donde este año circularían las bandas más cercanas. Turno para los catalanes The Midnight Travellers, cuarteto enérgico y directo en busca de un público que teniendo en cuenta el panorama, estaba a cubierto, y si añades que estaban actuando The Stranglers, la incógnita queda despejada. Aun así, nos quedamos unos minutos más para aplaudir a los muchachos, que se lo estaban currando. Maneras. Decidimos acercarnos por la carpa a ver qué se cuece, más bien para ver Jean­Jacques Burnel, uno de esos personajes por los que uno guarda aprecio, pero algo faltaba, algo no funcionaba. Tal vez el público no estuviera receptivo debido al tiempo, puede que la actitud de los estranguladores no fuese tal. Particularmente “Golden Brown” nos pareció bastante lineal, sin emoción, no apreciamos comunión entre banda y masa, que si no corea fuertemente “‘No More Heroes”… Si, los teclados ochentenos del señor Greenfield podían llevar al equívoco de unos cuantos, pero se trata casi de un himno generacional, una de tantas melodías que en su momento hemos disfrutado y hoy en día dejado en el olvido. Nostalgia. Instantes para el avituallamiento antes del plato fuerte de la jornada. Hay que coger fuerzas y hacer gorgoritos, se presenta una ocasión de karaoke grupal, uno de esos momentos que personalmente no me atraen, pero reconozco guardan en su interior cierto valor, así que valor y al toro. Con puntualidad británica se presentan los alemanes, y aunque nuestra posición es alejada podemos ver que el señor Schenker mantiene una forma que más de un treintañero quisiera. Comienzan potentes, compactos, pero la voz del señor Meine no es la misma. No llega. Justo de timbre, que no es que nunca haya sido un tío bizarro, pero se nota la falta de nota. Insiste en pedir la colaboración del público, al cual da la bienvenida y pregunta en euskera “cómo estáis” y “si hay alguien ahí” presentando la canción del mismo título. Cede la posición central a sus compañeros de fatigas para que se luzcan a las seis cuerdas (eterno sólo de Matthias Jabs con el Talk Box) mientras aprovecha para coger aire, dejando las carreras por el escenario en el álbum de recuerdo. Las pantallas creaban una imagen pocas veces vista en Mendizabala (tan sólo Kiss me viene a la memoria), y daba la sensación que lo visual priorizaba lo musical. Hablando de Kiss, momento batería. Parecido. Diferente. Ahí lo dejo. Hasta creía estar en el show de un conjunto irlandés cuando emergían las luces da cámaras y móviles y en los luminosos aparecía un gran “The Zoo”. Guitarras a cascoporro, a cada cual más extravagante, hasta una Flying con tubo de escape humeante sacó a pasear Rudolph. Silencio. Focos que convergen en el centro del escenario y unas sombras se acercan. Melancolía. “The Best Is Yet To Come”, “Send Me An Angel” y “Holiday” de un tirón, con un par. Hasta los más rudos del salvaje oeste tienen su corazoncito, y precisamente con las vacaciones aparecen como setas paraguas y chubasqueros. Nos vuelve a visitar la incómoda y molesta lluvia, a veces racheada, otras acompañada con electricidad, pero ahora la gente no se mueve como hace horas. Scorpions anima a la gente a gritar, saltar y corear fuertemente "Blackout", y acaban su intervención con la potencia y atracción de “Big City Lights”, con un gran Vitoria inmortalizado sobre las pantallas. “¿Cómo…?” “¿Ya está…?” ¡Hagan su apuesta, damas y caballeros…! Yo habría perdido. Apostaba por dos, y fueron tres. “Still Loving You”, emoción acompañada por el sollozo del cielo, lamento en la oscuridad; la audaz “Wind Of Changes” y ya que estaba lloviendo, había diluviado, y los rayos y truenos no nos abandonaban, roqueamos como un huracán al finalizar la balada. Perdón, la velada.


Aunque para ser exactos quedaba un potente doblete para dar por finalizada la jornada intercalados por Marah. Dos conjuntos diferentes en su propuesta, similares en su apuesta. Como si fuera un combate de boxeo, a este lado del ring tenemos al aspirante Chris Georgiadis, un frontman diabólico, activo, casi histriónico. En el otro contamos con la veteranía y sobriedad de John García, escalando puestos en la clasificación de visitas al cuadrilátero con tres asistencias y mismo número de formaciones. Hermano, Kyuss Lives! y Unida, con quienes se reúne tras diez años en el dique seco. Vayamos por orden. En la carpa, Turbowolf, rock salvaje y directo proveniente de las islas británicas, un loco torbellino de sonidos oscuros, sin complejos, una serpiente de sinuosos movimientos, voraz y venenosa. “Ancient Snake”. Teclados psicodélicos, paseos espaciales, oscuridad underground, pogos en las primeras filas… 50 minutos de locura colectiva. Sudor. Aplausos. Más aplausos. Gritos de aprobación. Sin margen de maniobra comienza en el lado opuesto Marah sin la participación de Serge Bielanko, un hombre que personalmente creo era quien mantenía el equilibrio del grupo, quien paraba en cierta manera los pies a Dave; la prudencia. Digamos que no tuvieron su noche, desdibujados quizás por la descarga de watios que acabábamos de presenciar. No sé, aparte la intervención de Gus, un tierno chaval de ocho o diez años… Si, toca como los ángeles, tan pronto encandila con el violín como logra asombrar con su pericia con el slide, al igual que otro mozalbete que parecía su fotocopia, su otra mitad, y se atrevió con la pandereta… La lluvia, las altas horas, la aparente apatía del resto de la banda y la gente que esperaba impaciente a Unida… personalmente me quedo con el final de “Walt Whitman Bridge”, con Dave entre el público, como realmente le gusta (ya lo había hecho anteriormente), gritando eso de “Azkena Rock is the best festival of the worldddd!!” Rápidamente, suenan los primeros e inconfundibles acordes de “Wet Pussycat", y en las primeras filas ya se adivinan brazos en alto. Son las 2.20 de la madrugada, ha sido un día condicionado por la lluvia, y hay que echar el resto, llevamos muchas horas esperando a estos tíos, tenemos ganas de vibrar con la cadencia contagiosa y retadora de “King”, con la sensualidad de una “Black Woman” o volver a tener un tornado (humano) entre nosotros, ¿porqué no? O ver las muecas del señor García en “Puppet Man”, qué más da. Los sonidos áridos del desierto contrastan con la humedad que a estas alturas se convierte en el sudor que genera el cuerpo. Transpiración colectiva. Se siente la pasión, característica principal del ARF. Sube la temperatura. Júbilo. Arthur Seay intimida con su imagen, extrae de una Les Paul que parece un juguete en sus manos graves y profundos riffs acompañados por una recia sección rítmica y por cabezas que insistentemente golpean el vacío, el fuerte oleaje de la costa alavesa que se torna más bravo con “Stray”, donde tristemente observamos que la voz del señor García no llega a los registros y utiliza demasiadas veces el falsete, pero la carencia se suple con profesionalidad, con veteranía, bailando con el pie de micro como si se tratara de un tango marcado por una batería machacante, envolvente. Ritmos contundentes para los minutos finales de la primera jornada.Y la gente pide más, pero hay que descansar, amigos. Reponer fuerzas. Recuperarnos de estos minutos de desenfreno cósmico. Unidos a Unida.


Tras la tempestad llega la calma. Amanecemos con el sonido de los pájaros, con rayos de sol que auguran una cálida clausura, y el cielo azul y despejado nos anima a coger los bártulos y dirigirnos hacia el Casco Viejo, donde más tarde tendremos comida familiar, nos reuniremos con amigos a los que regularmente no vemos, charlaremos y reiremos. Se alarga un poco más de la cuenta la sobremesa, y salimos raudos del restaurante cuando la mala suerte nos vuelve a visitar y comienza a llover. Falsa alarma. Una molesta nube que quedó rezagada y desapareció en breves minutos, pero imaginamos las caras de desasosiego de quienes estuvieran frente a Niña Coyote eta Chico Tornado, que por razones evidentes nos perdimos. Lástima. Según nos cuentan, esa lluvia que desanimó al personal desapareció en cuanto Koldo Soret actuó cual chamán Tornado y gritó “Lainoa” (niebla). Si ayer la carpa se despidió con una férrea dupla, la bienvenida sabatina también era doble en muchos aspectos. Dos escenarios. Dos duetos. Dos guitarras. Dos baterías. Los anteriores y Deap Vally, pareja de angelinas que mantuvieron el tipo hasta un infortunado paréntesis de más de tres minutos donde perdieron intensidad debido a un fallo técnico y denotaron bisoñez. ¿Dos planteamientos similares? No sé, creo que son perspectivas diferentes, formas de expresión. La comparación con White Stripes me parece un juicio fácil e ingenuo. Two Galants también son pareja, guitarra y batería, pero en este caso no hay ninguna mujer por medio, por lo que podríamos meter en el saco a Nacked Heroes, pero ya digo, es una paranoia personal. No me agradan estas comparaciones. Tal vez en un principio les seduzca la idea, pero al final acaba siendo una losa demasiado pesada. Sin ir más lejos, los siguientes en aparecer en Lou Reed Stage, The Temperance Movement, catalogados como los cuervos británicos. Veremos el tiempo que tardan en hartarse del sambenito, como les ha sucedido a unos amigos australianos. Si, una gente que se aproxima bastante al sonido de los cuervos comandados por Phill Campbel, un tipo con una marcada apariencia escénica y hasta vocal con el mayor de los Robinson, que no para de moverse mientras el resto de compañeros se mantienen más bien estáticos pese a comenzar con trallazos bailables como “Ain't No Telling” o “Be Lucky”. Guitarras escocesas con acento americano que se erigen en protagonistas, blues, boggie, rock&roll, arrebatadoras melodías de dos Telecas fundiéndose en diálogo cuando aparece “Pride” y armonías de soledad en “Smouldering”. Nudo en la garganta mientras una penetrante voz rota suplica y el público calla. Manda el corazón, vuela la mente. Brilla el reflejo de un slide y los pies se mueven al ritmo funky de “Know For Sure”, eficaz reclamo para elevar los brazos y corear abiertamente. Una intervención sudada y trabajada, con pocas fisuras y gran compromiso par parte de los muchachos, que se despidieron saltando de alegría con un hasta luego, nos veremos en el camino, con “Midnight Black”. Después de verlos en noviembre dijimos que eran carnaza para un festival estival. Por lo visto no nos equivocamos.


Pocos minutos antes nos dimos cuenta que en el Escenario 3 habían actuado Arenna, con la mala suerte de no haber podido estar frente a ellos, pero esto es lo que sucede cuando el día que explicaban la división de las partículas tú estabas estudiando filosofía vía Robert Crumb, y como sabemos cómo se las gastan en directo, podemos decir que merecen una visita. Vamos a la carpa Raúl Aransáez, donde subirán unos mozalbetes que como los anteriores, gozan de similitudes y buenas maneras. Funden pasado, pues su admiración por los héroes del ayer es más que evidente (estética incluida) con un sólido presente (han sido reclutados como banda de apoyo por los exitosos Arctic Monkeys) y esperanzador futuro, porque en sus manos está alcanzar las estrellas. La carpa queda pequeña para recibir a The Strypes, y nos hacemos la recurrente pregunta de “¿qué habría sucedido si hubieran subido al escenario principal?”, al mismo tiempo que nos respondemos con un “difícilmente les veremos en sala”, pero también sucedió algo parecido con Graveyard o The Sheepdogs, así que nunca se sabe. Con arrogancia y chulería impropia a su temprana edad comienzan presentando su muestrario de alegres canciones de pub como la guatequera “Blue Collar Jane”, contagiosos ritmos insuflados por la armónica de Ross Farrelly en “What The People Don’t See” o cañeras peticiones para interactuar como “Hometown Girls”. Rock n’ Roll directo y escarceos por la vertiente más punk, métricas precisas con inicio, justo desarrollo y conclusión. Buff… jóvenes pero con un talento bestial, demuestran que no sólo beben de la fuente británica, sino que aprecian el legado que viene de la otra parte del charco, haciendo suya “You Can't Judge A Book By The Cover” de Bo Diddley. Realmente nos quedamos sorprendidos con unos imberbes muchachos, que exprimieron su tiempo dejando un gran sabor de boca entre la concurrencia. Abandonamos con urgencia por dos motivos la carpa. Primero: Los irlandeses habían conseguido un efecto invernadero que podía ser perjudicial y segundo y principal: Debíamos acudir cuanto antes al escenario donde en unos minutos The Soulbreaker Company volverían a erizarnos el vello, dejando a un lado la sensación déjà vu. Conexiones que vuelven a aparecer, sensaciones del lejano 2004. En realidad poco interesaban Violent Femmes, y teniendo en cuenta que coincidían en espacio­tiempo con los gasteiztarras… Así es la vida. Hay que decidir. Nosotros elegimos cara, optamos por volver a encontrarnos con una de esas bandas que no logras entender porqué su repercusión es menor, cuando atesoran calidad, actitud y una discografía compacta en casi una década de trayectoria, pero no se desaniman, no arrojan la toalla. Continúan fieles a su sonido sideral, a espacios psicodélicos que nos conducen a las primeras notas de "Many So Strange”, precisamente la bienvenida de su última aportación, “Graceless”. Atrapan, seducen, y la voz nasal de Jony obliga a que sientas y corees las estrofas que aunque fueran desconocidas gritas interiormente. Buen sonido, público receptivo y apasionado, calor en el ambiente mientras los progresivos y envolventes desarrollos de los teclados de Lazyhand anuncian “Oh! Warsaw”, grito a un cielo limpio, azul y luminoso que se suma a la fiesta. Pocos movimientos hacia el otro escenario, es más, nuevos inquilinos van llegando. Las cabezas vuelven a realizar movimientos sincopados, vibrar con dos guitarras alucinógenas y encontrar la tercera fase con “Colours Of The Fire”, composición barbitúrica, brava, siniestra, con ritmos tribales de percusión, bajo cadencioso. Aparte de ser su ciudad son habituales del festival, juegan en casa, y recordamos con especial cariño una jam junto a The Steepwater Band y DelTonos, tiempos de crecimiento. Del festival. De la banda. Tiempos de madurez, tiempos de reflexión cuando ves a Jony colgarse la acústica y cautivan con la embriagadora “The Wheel Is Turning”, preludio al maravilloso broche final con el público saltando, brincando, sintiendo los fulgurantes cambios de “Blood That You Wish”. Se nos hizo corto. Habríamos continuado. Hasta la cima.


Acabamos de presenciar uno de los momentos que particularmente esperábamos con mayor impaciencia, y acto seguido vamos al encuentro de Joe Bonamassa, una oferta diametralmente opuesta, como el blanco y el negro. Un tipo que bajo mi punto de vista ha abrazado el mainstream en detrimento de la pasión. Si, ya sé que es un tema peliagudo, la eterna pelea entre el yin y el yang. Se trata de un personaje brillante, con una técnica endiablada, pero carente de diablo, o al menos me lo parece. Una opinión. Mi opinión. Sin más. Aun así presenciamos toda su actuación y si, nos pareció un derroche de facultades, versatilidad y poderío amén de un perfecto muestrario de relucientes Les Paul en un set de seis, que fueron las canciones que abordaron en sesenta minutos, a diez minutos por canción. Poco blues. Demasiado desarrollo. Nos recibe con la potencia escénica de la fresca “Oh Beautiful”, pocas horas de recorrido de una canción donde apreciamos la clase de este tipo. Si, has leído bien. Clase y elegancia, tramos vocales eficazmente resueltos y el público (entre los que había dos y hasta tres generaciones) sigue con palmas a golpe de “Slow Train”, eficaz ritmo que no suele fallar en directo con un sólo épico elevado a lo más alto, consiguiendo el fervor de la multitud, para más tarde, tras otro sólo, esta vez en una percusión con aires latinos en “Love Ain't A Love Song”, abordar el epílogo con otras dos que no faltan en su equipaje de viaje. La lacrimógena y grandiosa “Sloe Gin”, donde los acogedores destellos de teclado de Derek Sherinian se compenetran a la perfección con densas atmósferas a cargo de una fina base rítmica. Buena intervención, que lo cortés no quita lo valiente, pulcritud a la hora de despedirse con la poderosa y ovacionada "The Ballad Of John Henry", con guiños finales a Manuel de Falla. Al final no falló. Venció. Ofreció uno de los conciertos más aclamados y seguidos con interés. Gran incógnita. Unas cuantas preguntas, que en cuanto son cuestionadas, la duda queda respondida. Será mejor que cenemos algo, en realidad no esperamos mucho de Debbie Harry y nuestras miras están puestas en aquello que sucederá más tarde, así que mientras movemos el gaznate nos reunimos con amigos y escuchamos de fondo a Blondie. En realidad intuimos, porque parece haber problemas técnicos, y no se aprecian demasiados voces en “Call Me”, pero entendemos perfectamente un fuerte “fuck the football’ (ejem). Punto y aparte. Arreón final, una despedida en toda regla. Si el día anterior lo completábamos con dos que en realidad eran tres, hoy damos un pasito más, y vamos a por las tres coronas que en realidad se puede convertir en una estrella de cuatro puntas. Veamos, en primer lugar teníamos a Wolfmother, mas tarde vendría la duda entre Royal Thunder o Niño y Pistola y con algo tendríamos que Kadavar. A pesar de un innegable parecido estilístico no dejaba de ser un final muy atractivo que comenzamos a saborear cuando puntuales se presentaron los australianos en un aséptico escenario. Renovada tripulación, comandanda por Andy Stockdale, escoltada por un versátil Ian Peres encargado de las teclas y cuatro cuerdas y Vin Steele, un animal con las baquetas. Debíamos comprobar si la dimensión del trío en la actualidad se puede comparar con la obtenida años atrás, y con ella nos saludaron. “Dimension”, notas etílicas y estridentes juegos vocales con la que estrenaban su ópera prima, aquella que les aupó al repentino elogio y con la que visitaran medio mundo, Azkena Rock incluido. No tardan en electrificar el ambiente con “Woman”, devaneos instrumentales de guitarra, gritos de poderío de órgano, rotundos golpes de baquetas. Primera toma de contacto con su última creación vía “Heavy Weight” con un público entregado a la causa, primeras filas donde se adivinan movimientos que podrían tratarse de algún pogo, pero estamos demasiado alejados como para asegurarlo. Si, esta vez si, “Apple Tree” es la excusa perfecta para realizarlos, tras la cual llega la marea en calma, la sensualidad, el sollozo de “Mind's Eye”, la lisergia progresiva de unos muchachos que golpean con fuerza, unos muchachos que se despiden con el tantas veces cantado, bailado y coreado “Joker And The Thief”, el punto y final a una alegre intervención, que aun sin contar con buen sonido, sacaron adelante con ímpetu y tesón.


Una de esas ocasiones donde has de decidir debido a la coincidencia e interés que despiertan dos estilos diferentes pero atractivos a la vez. Por si no tuvimos suficiente ayer, más truenos. En la carpa Royal Thunder, formación con fuerte espíritu capaz de atraer con sus aires sabáticos y la magistral voz de Mlny Parsonz, una mujer con unos bestiales registros que atrapan y de los que difícilmente logras liberarte, pero teníamos butaca reservada con Niño y Pistola, que se enfrentaban a las circunstancias con varios frentes abiertos. Coincidencia. Horario. Público. Enfoque. Y las palabras que aconsejaban no perder la oportunidad eran ciertas. Sonido limpio y bellas composiciones que parecen confeccionadas para abrazar la luna, mientras flota en el ambiente un majestuoso Hammond, una fortuna de banda con matices de The Band, con la grandiosidad de la sombra alargada del viejo Young… Sencillamente emotivo, brillante, música que consigue que hagas las paces con tu yo interior, donde todo fluye, cobra sentido conocer la génesis del conjunto, cuando un tipo hastiado por la explotación laboral decide comprar una pistola con los 50 pavos que le quedan en un bolsillo lleno de agujeros y acabar con la vida del explotador. Viajes por las amplias praderas del sur “Looking For The Sun”, y el estribillo de “You Can’t Always Get What You Wan’t” te susurra al oído… Cuando se cruzan pasión y emoción. Armonías y melodías. Maravillosos. Traslado instantáneo al Lou Reed Stage. Repentino. Como si se tratara de una estrella fugaz que vuela sobre nuestras cabezas recorremos los metros que separan los dos escenarios para despedir como se merece una nueva edición de Azkena Rock. Con otra demostración de poder. Explosiva. Sin demasiados problemas llegamos a las primeras filas poco habitadas, algo que achacábamos al cansancio de dos completas jornadas, la primera más tranquila debido a las inclemencias, pero la segunda con un acelerón final de quitar el hipo, y en un visto y no visto se presentan los barbudos teutones. Arrolladores, con la batería como epicentro, flanqueada a ambos lados por los amplificadores correspondientes a bajo y guitarra e inician con la aplastante "Liquid Dream". Compactos, sobrios y sobrados de actitud, continuando con las amenazadoras líneas de “Living in Your Head”, o dicho de otra manera, os vamos a volar la cabeza, tíos, vais a sudar, a agitar cabeza y brazos con la misma energía que Tiger ataca los timbales. Mastodóntico personaje que mueve y golpea frenéticamente unos parches que deben pedir la jubilación al acabar. Eje gravitatorio del triángulo que conforma Kadavar, una coctelera hard rock blues psycho adrenalítico que engancha. Uno de los últimos headbanging aparece cuando suena “Black Sun”, fieros arpegios de la SG de Lupus mientras al otro lado, tras la cortina de humo de cigarro se aprecia la esbelta figura de Dragon, un hombre intimidador pegado a un Rickenbaker. Último fichaje. En la diana. Cool. Estruendosa “Eye Of The Storm” otra tormenta a añadir en el anecdotario de 2014, que está dando sus últimos coletazos con un público entregado a la causa y a la banda, que finaliza con un extraordinario “Creature Of The Demon”. Consistentes, recios, magnéticos. El epílogo bárbaro de una edición singular. Plurales sensaciones. Alegría. Tristeza. Felicidad. Añoranza. El latido de un viejo blues nos acompaña en el retorno a casa, cuando el camino de vuelta se hace duro, el cansancio acumulado atenaza los músculos y las recientes imágenes quedan perpetuas en tu retina, bloquean tu mente. Pocas palabras. Muchos recuerdos. Añoras las horas de watios y continuos paseos de escenario en escenario, las conversaciones mantenidas hace escasas horas con aquellos a los que ves una vez al año, las risas acompañadas por unas cervezas o cualquier otra bebida, o recuerdas el mar de brazos por el que has navegado o las horas de headbanging mientras retumba en tu cabeza el potente “The Power Of Guitars”, leyenda que acompaña la famosa figura del hombre de negro que se ha convertido en icono para el ARF, y su legado nos recuerda que nos veremos de nuevo, nos encontraremos en un día soleado… y esperemos que así sea y volvamos a encontrarnos en la campa de Mendizabala, o en cualquiera de los otros puntos del Azkena Rock Festival, que se ha convertido en una cita prácticamente imprescindible. En realidad podríamos asegurar que obligada. Por unas cuantas razones, y a medida que vamos peinando más canas, los argumentos para defender, valorar y creer en este festival van aumentando. Por motivos de peso. Por una parte el rock, inmejorable excusa para la segunda razón; el rollo, el ambiente, la amistad, el compañerismo. Demasiados buenos momentos. Demasiadas imágenes.




El 20 de Marzo de 2014, como si de un sueño se tratara, la portada del Norte de Castilla anunciaba la presencia de John Fogerty en Gredos como cabeza de cartel de la novena edición del festival Músicos en la Naturaleza. Nuestra cabeza solo tenía dos preguntas: cuánto costarían las entradas y cuándo podríamos comprarlas.Y es que el señor Fogerty no es alguien que se deje ver por nuestras tierras habitualmente. La última (y primera vez que pisaba España), 2009 en 4 ciudades distintas. Y si dio la mitad de lo que dio en Gredos, no me extrañaría que más de uno repitiese esta vez. 12000 personas acudieron a la llamada y no es de extrañar, el líder y fundador de la Creedence Clearwater Revival bien merecía la presencia de toda esa gente. Su música, como un tren, te transporta por paisajes norteamericanos plagados de blues, rock’n’roll, folk y country y Hoyos del Espino sería el andén en el que tendríamos que esperar la llegada de dicho tren. 5 de Julio, ya estamos en la estación. El festival de Músicos en la Naturaleza cuenta con una carta muy poderosa y es la Sierra de Gredos, independientemente del cartel del festival la propuesta es un poderoso imán para todo aquel que quiera pasar unos días en la montaña, rodeado de árboles y escuchando buena música. Nuevamente, nos hacemos otra pregunta: cómo es posible que hayamos tenido que esperar a la novena edición del festival para ver el nombre de John Fogerty. No hay músico que pegue más con la propuesta del festival. Cogimos buen sitio y nos colocamos a la entrada del recinto una hora antes de que abrieran puertas, pudiendo así situarnos en primeras filas.Ya antes teníamos constancia de que el escenario se sitúa en lo alto de la cuesta de césped que forma el recinto, esto incomoda bastante a las personas con menos estatura ya que se suma el componente de la pendiente y dificulta mucho la visión cuando se nos coloca alguien delante. Otro pequeño fallo que vimos en cuanto a la organización dentro del recinto fueron las enormes colas de espera para entrar a los w.c o para canjear los tickets de compra de comida y bebida. Esperemos que en próximas ediciones la organización sea consciente y esto se solucione. Metiéndonos ya en el cartel hablaremos de quienes lo forman. La encargada de abrir el festival sería Rebeca Jiménez, es posible que os suene por aparecer en el DVD Ajuste de Cuentas del gran Quique González, interpretando de manera espectacular la canción De haberlo sabido. Rebeca tenía el difícil papel de abrir un festival de rock para el cual quizás su música no pegase tanto, al igual que le ocurrió el año anterior a Bebe. No entendemos muy bien la necesidad de incorporar una banda de otro estilo que no fuera rock a un cartel como este, pero en defensa de la intérprete segoviana debo decir que aguantó bien sobre el escenario frente a un público que no estaba muy entusiasmado con su pop­rock. Sin dejar de dar las gracias por permitirla abrir para los dos grandes músicos, se despidió. Era el turno del de Carabanchel. Pudimos ver una buena cantidad de gente que acudía principalmente para ver a Rosendo, que venía presentando su último disco Vergüenza Torera dentro de la gira Mentira me parece. Lo más llamativo: ver familias enteras con las camisetas del señor Mercado. Padres, madres e hijos, un público con mucha diferencia de edad ya que la mayoría eran personas de entre 50­60 años pero también podíamos ver treintañeros, adolescentes y niños en pañales. Todo tipo de gente cabía en Gredos esa noche y por fin íbamos a presenciar un buen concierto de rock. Con su habitual melena y su gesto al público de ¡buenas noches…! arrancaban la banda formada por Mariano Moreno, Rafa J.Vegas y el mismo Rosendo Mercado. “A dónde va el finado” sería la canción que abriría su actuación. Canción que puede resultar un tanto lenta, con ritmo pesado pero que la banda suele utilizar para abrir sus conciertos. Eran de agradecer unos buenos guitarreos a esas horas en las que el frío comenzaba a apretar bien pese a tener una noche con el cielo completamente despejado y carente del brillo de las estrellas. Siguieron temas como “Listos para la reconversión” o la muy coreada por sus fans “Cosita”.“Delirio”, “Muela la muela” o “Cuando…” serían los primeros temas escogidos para presentar su nuevo álbum que irían intercalándose con las ya conocidas “Cada día”,“Amaina tempestad” o “Y dale…”


Continuaron con la canción que da título a su último trabajo “Vergüenza torera” tras la cual un hombre en silla de ruedas de unos 70 años se acercó hasta la primera fila, con esfuerzo se apoyó en la barra de metal que separa al público del escenario y gritando REVOLUCIÓN reivindicó en contra de toda la clase política. Parece ser que el nuevo tema de Rosendo despertó, en más de uno esa noche, el malestar social que vivimos en nuestro país últimamente. Momento para recordar con “Sorprendente” tema de Leño que agradecieron sus fans más veteranos. “Hasta de perfil” y “En agua caliente” sorprendieron al público antes de dar paso a la recta final en la que el público cantó hasta la última frase de los temas más populares de Rosendo: “Masculino singular”, “Flojos de pantalón” y “Agradecido” cuyos punteos de guitarra en el solo final de esta última nos pusieron los pelos de punta a más de uno. Nunca nos cansaremos de Rosendo, “Maneras de vivir” canción que se ha convertido en himno, nos hizo vibrar, saltar y abrazarnos con quien tuviéramos al lado. Sin más tiempo la banda se despide presentándonos el plato fuerte de la noche con las palabras “Os dejamos con el maestro Fogerty… buenas noches”. Y aquí estamos, a 5 de Julio desde el 12 de Marzo esperando el momento de coger el tren que nos lleve a alcanzar esa paz que nos brinda la buena música. Quiero que cerréis los ojos e imaginéis la situación: tres chavales de 22 años en primera fila esperando a escuchar al hombre que escuchaban nuestros padres con nuestra edad. Una noche cerrada, cielo despejado sin apenas estrellas, la sierra en completo silencio, los arboles meciéndose por el viento y un nerviosismo que se nos escapaba de las manos… y ahora quiero que le deis al play porque sin previo aviso arranca “Travelin’ band”. Un enérgico y sonriente John Fogerty saltó al escenario sin apenas darnos tiempo para reaccionar, no podía ser de otro modo, la declaración de intenciones más directa: aquí hemos venido a vivir el rock y John Fogerty, enfundado en su camisa a cuadros iba a traerlo. Era difícil escuchar con nitidez la voz del cantante californiano, el griterío era abrumador y la gente trataba de seguir la canción cantando como si no hubiera un mañana. Este griterío duró prácticamente toda la canción y sin darnos cuenta ya estaban sonando las primeras notas de “Green river”. Algo más pausado y con mucho mejor sonido nos deleitaba su banda con esta canción que nos hablaba de toda esa naturaleza que nos rodeaba en ese mismo momento. “Who’ll stop the rain” fue la llave que abrió la puerta de nuestras mentes y nos hizo darnos cuenta de donde estábamos y lo que estábamos escuchando: Creedence Clearwater Revival en estado puro. La gente aplaudía sin parar temas que suenan desde hace más de 40 años como “Born on the bayou”, “Lodi” o “Ramble tamble”. Los temas sonaban perfectos, y el tiempo pasaba como un suspiro. Recuerdo “Lookin out my backdoor” como una de las canciones que la gente cantó con más entusiasmo. El espacio nos permitía bailar sin problemas mientras disfrutábamos de algo inolvidable.


Y aquí viene otra pregunta: ¿Quién no tiene un disco de John Fogerty o la Creedence en el coche? Pues eso, que ya estaba sonando “Hot Rod heart” mientras la pantalla digital que decoraba el escenario nos mostraba imágenes de una infinita carretera que cruzaba paisajes desiertos, helados y boscosos. Continuaron “Penthouse pauper” y la archiconocida “Susie Q” versión de Dale Hawkins que sonaba en el primer disco de la Creedence por el año 1968. “Midnight Special” sería la siguiente que sonaría, nueva versión, esta vez de Lead Belly pero que John consigue transmitir, con su energía, de manera especial. Energía que no corresponde habitualmente a una persona de 69 años. Llegando a la mitad del concierto nos encontramos con “Mystic highway” la cual permitió un estupendo juego de luces y que un jovencísimo Shane Fogerty (hijo de John) demostrara su destreza a la guitarra. Era el momento de sacar el repertorio más acústico y de este modo comenzó “Long as I can see the light” momento en el que olvidamos que no había estrellas en el cielo y fuimos nosotros quienes, mechero en mano, iluminamos la noche. Algo que nos encantó de John fue su trato con el público, realmente daba la sensación de que estaba disfrutando de la noche casi tanto como nosotros y la manera que tuvo de demostrarlo fue concederle a un entusiasmado fan la canción que pedía: “Cotton fields” que ni siquiera figuraba en el setlist oficial de la banda para esa noche. Y lo hizo con la condición de que la cantásemos con él, viviendo así el momento en el que la banda toca más bajo concediendo al público formar parte de la canción. “Have you ever seen the rain?” y “New Orleans” daban paso a otro momento memorable, después de la expectación que dura lo que John tarda en cambiar su guitarra a la más apropiada para la canción (tal y como hizo durante todo el concierto), apareció corriendo para romper el silencio con unos punteos demostrándonos que es capaz de solear con técnicas modernas inimaginables en la época de CCR. Cuando consiguió la ovación del público entró la banda con una devastadora “Keep on Chooglin”, que dejó anonadado a más de un individuo pues los solos instrumentales predominaron, incluyendo el dúo de John y su hijo y el solo del batería Kenny Aronoff al que presentó después como el mejor batería de rock del mundo. Ya estábamos más que saciados pero nuestra cabeza seguía pensando en más canciones, en realidad nos hizo darnos cuenta de cuantísimas canciones buenas a compuesto este hombre y con esos pensamientos en mente siguieron sonando “Down on the corner”, “Up around the bend”, “Old Man Down The Road” y “Bad Moon Rising”, sin faltar la antibélica “Fortunate Son” que se remonta a la guerra de Vietnam pero a la cual no le falta significado hoy en día. Eran las últimas paradas de nuestro viaje, un viaje que llegaba ya a las dos horas y que a nosotros se nos pasó en un instante. Un instante único, pero apenas un instante. Tras el pequeño descanso durante el cual el público pidió sin parar otra canción más, John Fogerty y su banda nos regalaban dos bises: “Rockin all over the world”, composición suya que Status Quo versionaron haciéndola mundialmente conocida y la imprescindible “Proud Mary” con la que dio por finalizado su concierto en nuestro país. John nos regaló dos horas de su música que nosotros no podríamos agradecerle ni con todo el tiempo de nuestras vidas. Una experiencia inolvidable bajo el cielo y sobre la montaña. Solo esperamos que el tren pase pronto por nuestras tierras y nos devuelva ese olor a rio, a monte y a pinar. SERGIO DE LA TORRE Y JAVIER LÓPEZ


British Summer Time. Hyde Park (London, UK). 4 de julio de 2014. Eran las 13:25 y acababa de llegar a la entrada del recinto. Cinco minutos más tarde, bien puntuales, abrieron puertas y ya estaba dentro del festival. Tocaba echar un ojo a todo lo que me iba a rodear durante las próximas horas. Una vez ya localizados los lavabos, bares y demás, era hora de irse al Village Hall, una pequeña carpa negra situada al lado de un bar, donde empezaban a tocar Buffalo Summer. Buffalo Summer. Los galeses con ese estilo a Led Zeppelin sureños abrieron muy bien el festival, solo 30 minutos sobre el escenario les bastaron para demostrarnos que no hay que perderles la pista. A todos se nos hizo corto y había que ir rápido al escenario principal a ver que hacían los brasileños Soulfly. Soulfly. Con un sonido pésimo en las primeras filas, salían puntuales al escenario y cada minuto que pasaba todo parecía ir a peor. Max Cavalera, cada vez más desmejorado, hacía más de animador que de músico. Con esta actitud de hacer participe a la gente todo el rato y llevando ya 15 minutos sobre el escenario empezaba un pupurri de versiones de Sepultura, con la aparición especial de Igor Cavalera para tocar uno de los himnos de la banda brasileña, “Roots Bloody Roots”. Y con esto, “Jumpdafuckup” y “Eye For An Eye” acababa el concierto que no había llegado a la media hora. Motorhead. Pese a mi decepción con Soulfly, en media hora empezaba Motorhead y había muchas ganas de ver a Lemmy. A las 15:45 empezaban puntuales con “Damage Case” y pese aun sonido al que le faltaba algo más de volumen, todo fue muy correcto. Obviamente estos dos últimos años pesan en la banda, pero aún así todo siguió como siempre: las mismas bromas y las mismas canciones. Quizá la única pega es esa, las últimas tres veces que he podido ver a Motorhead he visto el mismo concierto, más largo o más corto, pero ¿a caso eso importa? Lo importante es que podíamos ver a Lemmy con las botas puestas otra vez y eso no nos lo arruinaba nadie. Faith No More. Hacía ya dos años que no subían a ningún escenario y eso había creado una expectativa mundial sobre este concierto. Con la música del exorcista y un escenario blanco lleno de ramos y coronas flores, salían Faith No More disfrazados de curas. No soy un seguidor de la banda, nunca he llegado a cogerles el punto, pero todo fue muy correcto. Presentaron dos canciones nuevas, abriendo las expectativas de un nuevo disco que parece cada vez mas cercano. La gente los recibió con una gran ilusión ya que su último disco es de 1997. Mientras ellos iban haciendo de las suyas yo me iba paseando por el reciento viendo como ingleses heavys y modernos bebían botellas de vino tinto que se podían comprar por 25£. Otro más mayores venían con sus silla plegables y las plantaban tranquilamente en el césped. Cada vez se hacía más difícil andar fluidamente entre la gente, así que me dispuse a encontrar una sombra y esperar a que Bo Ningen empezase en el Village Hall.


Bo Ningen. Este grupo japones acomodado en Inglaterra nos traen un rock psicológico, ácido cargado de fuzz y una melodía japonesa. Todo puede ser muy raro, pero desde que los vi hace unos meses en el Primavera Sound quedé impresionado con su directo. Una descarga ácida y cañera que no deja indiferente a nadie. A los que nos gustan los sonidos graves, densos, ácidos, herencia de Black Sabbath se nos pasó volando. Soundgarden. A estas alturas ya estábamos con el Hyde Park hasta la bandera, poder acercarse al escenario era misión imposible. Y mientras buscaba un sitio donde se escuchase bien y poder acomodarme empezaba “Let Me Drown” y entonces empezó uno de esos conciertos que sabes que estás ante algo grande. Esto era especial, iban a tocar “Superunknown” entero. La banda está en muy buena forma, han estado dando muy buenos conciertos en esta gira. No se les puede reprochar nada. Todo se hizo más especial cuando salió Mike McCready de Pearl Jam a tocar “Superunknown”. Mucha gente estaba entregada, pero otra tenía la cabeza en otro sitio. Hubo a gente que se le hizo un poco largo ya que el grupo tardaba bastante entre canción y canción debido a los cambios de afinación.Y claro, es que venía Black Sabbath. Black Sabbath. Era el momento, sonaban las sirenas. Piel de gallina y uno de los riffs más grandes de la historia, empezaba “War Pigs”. Era increíble, era imposible no dejarse llevar por el momento. Estábamos antes los creadores de todo, el origen del mal. Era el final de la gira, nadie sabe si el último concierto de Black Sabbath. Hasta Jimmy Page estaba escondido a un lado del escenario mirando esa grandeza. Ellos estaban contentos, contentos de tocar en el Hyde Park y contentos de lo que han hecho. Una gira de 84 conciertos no es fácil para ellos, el cansancio físico al que son sometidos sus cuerpos ya es difícil de soportar. Pero ahí estaban, quien sabe si despidiéndose. “Into the Void” y “Snowblind” seguían el concierto. Grandes canciones que las bandas adoradoras de riffs como Sleep, Kyuss, Monster Magnet, incluso Soundgarden han erosionado varias veces. El concierto iba avanzando con canciones de sus dos primeros discos, un par de “13” y se despedían con “Children of the Grave”. Un concierto muy correcto, donde el grupo lo entrego todo y lo disfrutó. La única pega un solo de batería en mitad del concierto para que el resto de la banda descansase. Se iluminaba otra vez el escenario y se proyectaba un vídeo en la pantalla, parecían las visiones de una mente enferma. Seguidamente empiezan a sonar los acordes de “Sabbath Bloody Sabbath”, y es cuando enlazan con la última de todas, “Paranoid”. Con una larga despedida con el público y unos fuegos artificiales se despedían Black Sabbath. Quien sabe hasta cuando Daniel Martín Rocha



Cuando uno tiene la oportunidad de entrevistar a una banda como los Delta Saints con la cual no solamente te sientes directamente ligado, si no que has visto crecer desde el primer día. Desde un principio las preguntas comienzan a volar sobre tu cabeza sin orden ni sentido, en primer lugar barajas la posibilidad de entrevistar a uno u a otro, luego cuando crees que ya tienes una buena cantidad de inspiración comienzas a escribir en tu mente, pero al final todo termina en el retrete una y otra vez… Creo que cuando conoces al artista y a su banda se hace bastante más complicado entrevistar a una banda y así me ha sucedido con los buenos amigos procedentes de Nashville. Este 2014 tenemos la grata oportunidad de volver a tenerlos en directo sobre algunos selectos escenarios españoles, solamente 6 fechas completarán este tour por España, cuando ya nos tenían acostumbrados a hacer más de 20 bolos. Pero la banda va creciendo y así también sus compromisos. Vienen de estar de gira con grupos como Lucero y Blackberry Smoke, acaban de estar encerrados en el estudio para grabar el que será su segundo larga duración, han publicado uno de los mejores discos en directo que hemos escuchado en mucho tiempo “Live at the Exit/In” donde los chicos de Nashville demuestran porque en apenas tres años han pasado de estar tocando en bares de mala muerte a girar de la mano de Blackberry Smoke y tocar en un buen número de grandes festivales. Fechas de la gira española de The Delta Saints 2014 septiembre: 23 Santander, Escenario Santander/ 24 Cangas do Morrazo, Salason/ 25 Madrid, El Sol / 26 Bilbao, Antzokia/ 27 Barcelona, Razz 3/ 28 Zaragoza, Sala López Para esta entrevista finalmente he decidido hablar con Nate Kramer, porque quería saber de primera mano como fue la difícil faceta de suplantar el sonido de la harmónica con los teclados, como ha sido su experiencia desde que hace un años aproximadamente entrara en la banda, sus impresiones sobre el panorama musical, hasta que punto está implicado en el nuevo sonido Delta Saints y por supuesto hablamos del nuevo disco y de… .


Hola Nate, antes de comenzar la entrevista me gustaría que nos contaras cosas sobre tu vida. ¿Qué hacías antes de estar con los Delta Saints? Nate Kremer: Yo estaba tocando con una banda impresionante de Columbus, Ohio llamados The Floorwalkers. The Floorwalkers sieguen siendo muy buenos amigos míos amigos y también de los Delta Saints. Échales un vistazo! ¿Como fue ese primer contacto con los Delta Saints y cual fue tu primera reacción al saber que te querían con ellos? Nate Kremer: Cuando yo estaba tocando con The Floorwalkers, compartimos una gira con Delta Saints. Cada banda admiraba la otra banda mucho y me alegré de ser amigo de todo el mundo y de los Delta Saints. Catorce días antes de que los Delta vinieran a Europa para una gira de dos meses, tenían un miembro que dejaría la banda y estaban con la necesidad desesperada de un sustituto, por lo que me llamaron y me preguntaron si yo sería capaz de suplirlo. Por supuesto no dejé pasar la oportunidad! Yo nunca había estado fuera de los Estados Unidos antes y estaba muy emocionado de ver mundo. Empecé como un reemplazo temporal y pronto se convirtió en un cambio permanente de la banda. Nos dimos cuenta que teníamos una gran química musical juntos y nos llevamos muy bien. Cuando entras en los Delta Saints tienes la difícil tarea de sustituir la harmónica con los teclados ¿Te supuso un gran reto? ¿Qué equipo usas habitualmente? Nate Kremer: Supe al instante que mi trabajo sería un reto. Los chicos que tocaban la armónica antes con los Delta Saints son músicos increíbles, yo sabía que sería un duro trabajo para mí. Tuve muy poco tiempo para prepararme para una gira de dos meses, pero el alma y la pasión en el sonido de los Delta Saints me empujaron a ello, yo sabía que podía confiar en mis instintos musicales, siempre y cuando pusiera todo mi corazón en lo que estaba tocando. Los teclados pueden sonar similar a una armónica a veces, y también muy diferente. Yo sabía que iba a pasar tiempo para que el público se ajustara al cambio en el sonido, pero hemos tenido un tremendo éxito hasta el momento. Lo que me encanta tocar las teclas es la versatilidad de un sonido a otro. El órgano Hammond B3 ha sido siempre un instrumento de mis favoritos, así como un crujiente Fender Rhodes. En el nuevo álbum hay también un Minimoog más psicodélico, sonidos de los que yo estoy enamorado!. En el escenario siempre uso mi fiel Nord Electro que es simplemente el mejor teclado que hay para lo que estoy tratando de hacer actualmente.


De vuelta en Europa ¿Qué tal está siendo este nuevo tour? ¿Tenéis pensado volver el 2015 o os espera una larga gira por USA ese año? Nate Kremer: Actualmente estoy escribiéndote en la furgoneta, mientras conducimos por algún lugar de Holanda, sí! Estamos en Europa hasta finales de septiembre. Ha sido un viaje increíble hasta ahora, repleto de grandes espectáculos... pero yo simplemente no puede esperar de volver a España, siempre es muy divertido!. No estoy muy seguro todavía cuando vamos a volver en 2015, pero se puede contar con ello. Nos encanta estar al otro lado del charco!. Supongo que entre girar por USA y Europa hay bastante diferencias ¿Podrías decirme alguna de ellas? ¿Qué es lo que más te gusta de Europa? Nate Kremer: Una cosa que noté acerca de Europa en general es que la música rock sigue viva y próspera aquí. No quiere decir que esté muerta en los Estados Unidos, pero la dedicación de los fans de aquí es verdaderamente increíble. En los Estados Unidos, hay tantas bandas que compiten por llamar la atención, que a veces puede ser difícil. Somos verdaderamente afortunados de tener un gran seguimiento aquí en Europa. Además, en Estados Unidos se puede conducir y conducir varios kilómetros antes de siquiera entrar en un estado diferente, mientras que en Europa en pocos kilómetros estás en un país totalmente distinto con un idioma y una cultura diferentes, es increíble! Para nosotros fue una sorpresa verte sobre el escenario en tu anterior gira española. ¿Qué recuerdos tienes de tu visita a tierras españolas? Y ¿De las locas noches en Galicia? Nate Kremer: Fue una sorpresa para mí también, jaja!. En la anterior visita pasamos el primer mes entero viajando a través de España. Me enamoré de vuestro país y la gente, que tengo que decir. Me encantó ver las diferentes partes y las diversas culturas, y me puse a practicar hablar algo de español, que es muy divertido para mí. Sí, por supuesto los gallegos son algunos de los públicos más locas que he visto nunca! Hay muchos grandes recuerdos, algunos son más borrosos que otros! ¿Alguien dijo Licor de café? En vuestro reciente tour por USA acompañasteis a una de las mejores bandas de los últimos años,The Blackberry Smoke. ¿Cómo fue girar con ellos? ¿Cómo son The Blackberry Smoke en la carretera y en directo? ¿Se siente uno pequeño al lado de una banda tan grande? Nate Kremer: Fue un honor abrir para Blackberry Smoke. Ellos son unos músicos increíbles, escriben grandes canciones, y son personas muy amables y genuinos. También sus shows en vivo son como un pistoletazo de culo! La gira fue impresionante para los Delta Saints porque estábamos expuestos a una gran audiencia, una gran cantidad de nuevo público cada noche en los Estados Unidos. Esperamos algún día llegar a su nivel de éxito; Creo que estamos en el camino correcto. Fue en verdad divertido a veces ver nuestra furgoneta aparcada junto a su gigante bus de gira! Recuerdo que otra de vuestras giras fue con una de las bandas que mas amamos GravelRoad76, ellos son Lucero.¿Qué tal la relación con Ben Nichols y Lucero? Nate Kremer: conocí brevemente Ben, pero él era un gran tipo! Lucero es una gran banda y fue un placer tocar con ellos, seguro que saben cómo destrozar un escenario!


Antes de venir a Europa estuvisteis encerrados en el estudio grabando el que será el segundo disco de The Delta Saints. ¿Cómo fue la grabación del disco? ¿Nos puedes contar algo sobre este nuevo trabajo? Nate Kremer: Honestamente puedo decir que fue una de las mejores semanas de mi vida! Nos divertimos muchos en la grabación y la escritura, y todos estamos muy entusiasmados con el resultado final. Estoy muy orgulloso de mis contribuciones al disco, y creo que hemos subido el listón. En mi humilde opinión, el sonido ha madurado y desarrollado aún más, y también llegará más lejos. Estamos entrando y explorando nuevos territorios musicales previamente desconocido para nosotros. El sonido es quizás más atmosférico e inquietante, con la sutileza del ambiente psicodélico corriendo por todas partes, como una tormenta de rock. Este álbum te llevará en un largo viaje sonoro, aunque seguimos manteniendo ese sonido clásico de los Delta Saints, su semilla y energía siguen vigentes.Yo simplemente no puedo esperar más para que todos lo escuchen. Para la grabación del disco fuisteis a Sputnik Sounds Studios. Cuéntame algo sobre Sputnik Soud Studios . Nate Kremer: Sputnik Studios es uno de esos lugares legendarios sobre los que oyes y siempre esperas ver. Por suerte para nosotros, pudimos que hacer algo de magia entre sus paredes! Es verdaderamente un lugar especial con instrumentos y equipos increíbles y es el hogar de nuestro impresionante amigo y productor Ed Lanza. Ed es increíblemente talentoso y tiene un don para la grabación. Él es un mago detrás de la mesa y ha influido enormemente en cada uno de nosotros, empujándonos como artistas y tirando de nosotros para hacernos mejor como banda. Live At Exit/In es un disco en directo que publicasteis recientemente. Creo que Delta Saints es una de las mejores bandas en directo de los últimos años. ¿Cómo fue la grabación del disco? ¿Qué recuerdas de esas dos noches en Nashville? Nate Kremer: Creo que el álbum muestra la fuerza de la banda en directo muy bien. Fue una explosión de grabación, y las noches eran especiales por muchas razones. Al estar rodeado de grandes personas en la ciudad natal, compartiendo escenario con grandes bandas, era realmente excelente. Fue muy especial para mí, ya que fue el primer espectáculo que tocaba después de un mes desde el fallecimiento de mi padre. Supongo que para mí, el álbum es una dedicación a su vida y su espíritu. El show debe continuar después de todo, y él me enseñó mucho sobre la vida y la música, así que la mejor manera de rendirle un merecido homenaje era subir al escenario y hacer lo que amo, hicimos un espectáculo impresionante! ¿Estar en la carretera ayuda a componer? La variedad de espacios, lugares, sensaciones, culturas, gente etc., ¿Es positivo o prefieres componer en casa? Nate Kremer: Realmente sólo depende. A veces nunca se sabe dónde ni cuando la inspiración te llegará, simplemente sucede. Estar en la carretera es absolutamente influyente para todos nosotros; llegamos a conocer una variedad de personas, lugares y culturas tales… hacemos todo lo posible para absorber un poco de todo. A veces, después de un largo tiempo en la carretera, estás deseando llegar y sentarte en casa, tomar una respiración profunda y comenzar a procesar tus experiencias. Tocar en un festival tiene sus pros y sus contras .¿Que opinión tienes sobre tocar en un festival? Nate Kremer: Los festivales son siempre muy divertidos para mí porque me permiten conocer a otras bandas y tocar frente a un montón de gente nueva. Loa shows exclusivos de Delta Saints son geniales, porque a diferencia de los festivales te permiten una interacción más íntima con los miembros de la audiencia. Si hablamos de clubs pequeños, creo que actualmente pocos sitios os quedan donde tocar, pero: ¿Hay algún rincón especial donde te gustaría volver, o tocar por primera vez? Nate Kremer: Bueno de nuevo, me encanta tocar en España, porque el tamaño del lugar no importa. Grandes o pequeños, los espectáculos son siempre una maravilla y las audiencias son siempre geniales. Espero a Cangas siempre! ¿Alguien mencionó Licor Café ??


La industria musical en estos momentos es diferente, hay que hacer más kilómetros que horas de estudio. ¿Qué opinión tienes sobre el panorama musical actual?¿Dónde te sientes más como, en la carretera o en el estudio? Nate Kremer: No voy a mentir, el negocio de la música es un negocio duro para ganarse la vida y puede ser peligroso y poco gratificante para muchos.. La era del Internet tiene sus ventajas y desventajas. Si bien usted puede estar expuesto a una forma exponencial a un gran número de personas, puede ser también una dificultad para hacer dinero. Hay que recorrer kilómetros sin cesar con el fin de avanzar y vender tus discos, que es en realidad de lo que hacemos. Nos encanta viajar, pero estar en casa con la familia siempre es agradable también, así que espero que algún día lleguemos al nivel de éxito en el que podamos estar en casa viviendo cómodamente sin tener que estar ausente por 2 o 3 meses del año. En cuanto a mí, me encanta la carretera y el estudio por igual. Me encanta esa explosión de sensaciones que supone estar en la carretera conociendo gente nueva y guardando recuerdos, pero también me encanta encerrarme en un estudio y dedicarte sólo a la creación. De cualquier manera, estoy bendecido! En noviembre estaréis en el Simple Man Cruise junto a bandas como Balckberry Smoke , Lynyrd Skynyrd y Devon Allman.. ¿Me puedes llevar con vosotros jajaja? ¿Cómo surgió participar en ese festival en un crucero y que esperas de esas noches en el mar? Nate Kremer: Ah sí, el Simple Man Cruise, me encantaría llevarte con nosotros! Fuimos agraciados con esta oportunidad después de estar de gira con Blackberry Smoke. Debo admitir que estoy un poco nervioso ante la idea de estar en un gran barco en el medio del océano, rodeado de miles de personas, pero sobre todo me siento ansioso. Será una gran oportunidad para la banda de estar con otras bandas, y ganar nuevos fans. Sólo espero que pueda encontrar por lo menos un poco de tiempo para mí para relajarme. Tocar al lado de la legendaria banda Lynyrd Skynyrd será increíble y surrealista, estoy seguro ¿Qué música escuchas actualmente? Escucho tantas cosas diferentes! Actualmente estoy obsesionado con Jonathan Wilson. Él es una gran influencia para mí; Aprecio su sonido y ese modo vintage. La década de 1970 es mi época favorita de la música en general, y Jonathan Wilson es un músico actual, que suena como si viniera directamente de los años 70 ... Creo que es simplemente fantástico. Si aún no lo conoces, echale un vistazo! Dinos algunas de las bandas que deberíamos escuchar. Creo que cada disco que Erykah Badu ha hecho es fantástico, me gusta mucho los Wood Brothers, así, Ty Segall es muy grande, Band Of Skulls rockean de verdad. Cual es tu serie de televisión favorita. Desde siempre será The Simpsons… actualmente también House of Cards ¿Cerveza belga, Bourbon o licor café? ¿Por qué me haces elegir?! Soy un chico de Kentucky en el fondo, aunque ... Teenagea Head Music Todo el equipo de Teenage Head Music es grande... los cuales trabajan incansablemente por nuestro éxito y dan 110% de esfuerzo. Les debo una gran deuda de gratitud... Manny Montana es el hombre! Ben Ringel: “Soul for days” ... increíble escritor, un gran talento, me encanta este pequeño cutiepie! Benjamin Azzi: Hilarante, impresionante batería, el chico sonriente… David Supica: El más dulce, más maravilloso, el bajista, el ser humano más funky con el que jamás he tocado. Dylan Fitch: No estoy seguro si esto tiene traducción, pero Dylan es mi DUDE­MAN­BRO !! Somos hermanos de diferentes madres! (en una sola palabra) Delta Saints: The delta Saints han bendecido mi vida por haberme invitado a su familia..Yo me siento más que honrado de compartir con ellos la búsqueda de nuestro sueño colectivo.



Es difícil hablar de Starroy sin recordar aquella épica noche vivida en Cangas durante su gira del 2012. Muchos esperaban a los amigos de Zanch Williams & the Reformation sin saber muy bien lo que se podían encontrar sobre el escenario, ya que apenas un puñado de afortunados habríamos tenido la posibilidad de escuchar su disco “Ocho For Willow” justo antes de su llegada a tierras europeas. Pero ni aquellos que escucháramos su disco dimos crédito a lo que allí sucedió, porque como bien definió un amigo tras terminar la noche: “Si el rock&roll es pecado y como seres que lo escuchamos nos iremos al infierno, creo que esta noche el diablo ha estado entre nosotros, porque STARROY son puro ROCK”. Escenas apoteósicas vividas junto a los chicos de Arkansas: como cuando un hombre de las dimensiones de Justin se aproximaba descontroladamente y sudoroso hasta el bordillo del escenario columpiando su inmenso cuerpo sobre nuestras cabezas, al mismo tiempo que desde abajo el público alocadamente le gritaba: “TIRATÉ … TIRATÉ” .Mientras tanto, a su lado Barry tapando su rostro con las melenas cual Jesucristo, tocaba su Gibson como si estuviéramos ante el juicio final, Heath sacaba fuerzas de flaqueza para seguir el acompañamiento a la batería y Adam tensaba sus cuerdas vocales hasta el punto que su voz terminaba embriagando de pasión nuestros corazones rotos…. Nosotros amamos a Starroy y eso creo que ha quedado claro desde el primer día que nuestros caminos se han cruzado. Me alegra ver como la prensa prestigiosa se hace eco de esta banda, porque realmente creo que ellos se merecen un hueco en el duro mundo de la música. Actualmente la banda a sufrido algunos cambios en su formación, incorporando un guitarrista más, un batería más joven y sustituyendo a Justin al bajo por Red (Ex ZWR), con lo cual en esta gira en vez de ser cuatro serán cinco y el sonido más contundente que en su anterior visita (como si eso fuera fácil de superar). Sin más dilaciones, os dejamos con la entrevista que realizamos a nuestro hermano Barry Fowller poco antes de partir hacia Europa desde su natal Jonesboro (Arkansas). Vienen a presentar su nuevo disco “Mixin The Pain” un álbum cuya grabación ha sido lograda gracias al esfuerzo de todos aquellos fans, que aportaron su grano de arena en el proyecto Kickstarter, que la banda hizo para recaudar fondos. Por eso esta gira es tan especial, porque este disco de un modo u otro pertenece a cada uno de nosotros y ellos quieren agradecer el apoyo recibido realizando una gira que desean sea INOLVIDABLE. Ahora disfruta de la lectura, después anota en tu agenda personal cuando Starroy pasa cerca de tu hogar, porque es una fecha que no puedes dejar pasar de largo.


Todos estamos deseando teneros de vuelta por los escenarios Europeos. ¿Cómo están siendo los preparativos?

Barry Fowler: Hemos estado ajustando las cosas para esta gira. Ahora que tenemos un conocimiento de qué es lo que se espera de nosotros en vuestro país, estamos tratando de concretar las cosas en todos los sitios donde vamos a tocar. Lo que es obvio es que tenemos una nueva formación y queremos que la presentación de este álbum sea perfecta. En esta ocasión volvéis a Europa para presentar vuestro nuevo disco “Mixin The Pain”. ¿Cómo definirías vuestro nuevo álbum? ¿Qué diferencias hay entre este y vuestro anterior disco? Barry Fowler: Este nuevo álbum es una colección de lo que sentimos honestamente desde el corazón del rock n roll. Algunas de las canciones fueron escritas mientras estábamos de gira en España. Este álbum es definitivamente un disco en el cual dedicamos más tiempo a la escritura. Las canciones podríamos decir que son más cortas, pero están mucho más trabajadas y sin duda hemos evolucionado. Mantuvimos todo lo que podíamos del viejo sonido Starroy, pero hemos crecido desde el lanzamiento de "Ocho" con lo que el cambio será evidente. Esperemos que todos sepan apreciar este cambio y estén a favor de nuestra evolución. Recuerdo que en Cangas incluso tocasteis versiones de Jane Addiction. ¿De que otras bandas tocáis versiones? ¿Volveremos a vivir una noche como aquella del 2012? Barry Fowler: En ocasiones cuando vamos a hacer alguna cover nos lanzamos sin mas a lo que uno de nosotros diga… o nos preguntamos ¿Qué escuchaste hoy en la carretera que me conmoviera ?. Siempre hay música a nuestro alrededor y todos compartimos intereses comunes, así que a veces vamos y tocamos algo que ya teníamos en nuestro set list o simplemente algo que en ese momento estuviera dando vueltas en la cabeza de alguno. Hemos hecho un poco de todo en un momento u otro. Janes Addiction definitivamente ha estado en nuestra lista (risas). CSN, Grateful Dead, Allman Bros, Rage Against the Machine, The Black Crowes, Blind Melon, Raconteurs . No estoy seguro de que algo esté realmente fuera de nuestro mapa! (Risas) Justin Boswell decidió seguir su camino en solitario y formar parte de The Evan Webb Band, para sustituirlo apareció Red Dorton (Zach Williams & The Reformation).¿Cómo fue esa rotura parcial con Justin? ¿Fue difícil convencer a Red para que entrara en Starroy? Barry Fowler: Correcto, Boz (Justin Boswell) ha estado trabajando con Evan Webb Band en los últimos tiempos. Red fue el hombre que estaba en el lugar correcto en el momento adecuado, y además estamos todos en los mismos círculos. Yo estaba tocando en Gypsy Revolution al mismo tiempo que Red & Cameron. Red tiempo atrás me dijera "Si me necesitas – llámame". Y mira por donde, al final terminé llamándolo (risas). Red es el bajista en el álbum, donde Boz ayudó a escribir algunas de esas melodías


Que opinas de Kickstater. ¿Realmente valió la pena el esfuerzo de todos vuestros fans?

Barry Fowler: Realmente fue mucho trabajo y todavía tenemos la parte más difícil en frente de nosotros. La coordinación de todas esas piezas para que todo saliera bien fue muy complicado, pero al final lo tenemos en nuestras manos. No puedo decir lo agradecido que estamos por ello, todo ese empuje para ayudarnos a conseguir este álbum juntos, no tengo palabras. Yo realmente no sé como podríamos hacerlo sin la ayuda de Kickstrarter, y sobre todo la de amigos y fans que apoyaron este proyecto hasta la médula .. Vuestro nuevo disco fue grabado Fox Mountain de Nashville. ¿Por qué Fox Mountain como estudio de grabación? ¿Es Nashville el mejor sitio del mundo para grabar un disco? Barry Fowler: Sí seguimos en Fox Mountain con nuestro buen amigo e ingeniero Brad Vosburg. Estábamos buscando en algunos estudios para grabar el álbum, cuando durante uno de nuestros shows se acercó Brad y nos dijo: “Vamos a hacer otro disco juntos”, así que nos pusimos a ello. Él ya estaba familiarizado con la banda y la música de "OCHO". Tenía algunas buenas ideas para este nuevo disco y nos unimos a él sin dudarlo. Nashville es una gran ciudad, por todo (risas)!!! Dolor, soledad, miedo y esperanza… las letras de “Mixin The Pain” son mas oscuras que las de vuestro primer trabajo. ¿Quién escribe las canciones y cuanto de auto biografía hay en ellas? ¿Por qué tanto dolor? Barry Fowler: Adam es responsable de derramar la mayor parte del contenido lírico. Él es muy, muy bueno con una pluma. Le hemos preguntado por ese contenido tan oscuro a veces y siempre nos dice que: “todo tenía su tiempo y lugar”. Con algunas de las canciones, podrías decir que has estado presente durante esas vivencias porque las sientes tuyas, pero eso se podría decir de cualquier gran canción de éxito o de tu canción favorita... Adam se siente seguro y tiene una gran manera de describir sus historias. “Road Song” es una de mis canciones favoritas, personalmente me recuerda a un montón de bandas de los 90 (grunge). Una canción perfecta para ir conduciendo sin mirar atrás, un tema que dura 5 minutos pero que podría durar 15 y no nos aburriríamos de escucharla. Háblame de “Road Song”….. Barry Fowler: Bromeamos siempre acerca de que sea una canción de estadio. Realmente se convirtió en algo grande. Bombos, riffs frescos, la disposición y la dinámica. Es sólo una canción genial. Road Song fue escrita en una habitación de hotel en Bélgica durante una mañana. Recuerdo que Boz tenía las primeras líneas y la idea, todo fue fluyendo sólo... No puedo esperar más para compartir esta canción con todos vosotros en esta nueva gira. ¿Cuáles son las bandas que más han influenciado en el sonido de Starroy? Barry Fowler: Govt Mule, Neil Young, Grand Funk Railroad, Grateful Dead, uf hombre las influencias son demasiadas en esta banda (risas)... la lista sería interminable en esta sección.


La portada de vuestro disco son dos amplificadores con dos rayos, que recuerdan mucho a portadas de bandas de Stoner como Kyuss, esas bandas del desierto. ¿Quién ha realizado el trabajo de la portada? Barry Fowler: En realidad actualmente me siento con algo de arte en mis manos (risas).Sentía como los dos amplificadores me gritaban: ROCK & ROLL, sin decir nada en absoluto (risas)... Este álbum es sin duda sólo eso: Rock & Roll. Al añadir una segunda guitarra eléctrica en la mezcla nos da más fuerza y ahora somos como un pequeño muro de sonido. Jacob Brumley a la batería y Cameron Roberts a la guitarra son dos nuevas incorporaciones a la banda. ¿Podrías hablarnos de ellos? Barry Fowler: Jacob Brumley fue la primera de las nuevas incorporaciones. Estábamos trabajando uno al lado del otro en Jonesboro y casi no sabíamos nada de nosotros. Hasta que un día descubrimos que teníamos un montón en común, sobre todo musicalmente. Tiene tanta fuerza que me vi obligado a contar con él para el grupo, además toca con una tonelada de energía e intensidad, todo el rato sin esfuerzo. Es un Killer a la batería y tiene un montón de años por delante de él todavía... Cameron, es una gran incorporación a la guitarra en esta banda. Él tiene un gran oído para las armonías y los momentos de acompañamiento, así como es súper talentoso y realmente puede hacer que la guitarra hable por sí sola. Es divertido tener quien te acompañe durante los solos de guitarra y me encanta cerrar juntos las canciones. De Jonesboro conocemos a Zach Williams & The Reformation y por supuesto a Starroy. ¿Existen otras bandas más allá de ZWR y de la vuestra? Barry Fowler: Hay una gran cantidad de buenos músicos por aquí, en Jonesboro. Es una locura realmente.Yo sigo escuchando a los chicos de ZWR de vez en cuando. Acabo de hablar con Robby & Josh recientemente, y obviamente Red es una parte importante de la historia de ZWR. Robby y Zach todavía tocan juntos y tienen un gran proyecto en común (Zach Williamd & the Bothers of Grace) Little Rock, Nashville… Se podría decir que vives muy cerca de alguna de las ciudades más importantes musicalmente hablando. ¿Cuál de estas ciudades es tu favorita para tocar y cuál de ellas escogerías para vivir? Barry Fowler: Nashville está definitivamente en lo alto de la lista como ciudad escogida para vivir. Disfruto dando conciertos en Nashville, allí nunca se sabe a quién te puedes encontrar viendo tu espectáculo, o de pie al lado del escenario, es un lugar especial. Little Rock es más de un hogar lejos del hogar, y realmente he vivido algunos momentos muy memorables allí. Volviendo a Mixin The Pain. “Get Down Insanity” fue vuestro primer single ¿Dónde fue grabado el videoclip? Barry Fowler: En realidad ese video fue grabado en una casa vacía propiedad de un muy buen amigo, que nos acompaña en la carretera con la banda. Sólo queríamos colgarlo en la red y darle una oportunidad para ver la reacción de la gente. Estoy bastante seguro de que no nos esperábamos que el vídeo iba a salir tan bien como lo hizo. Es simplemente una banda de Rock N Roll haciendo lo que hacemos. Me gustaría conocer que material musical traes desde USA. Barry Fowler: Todavía no he decidido sobre qué instrumentos me acompañarán en esta gira. Por supuesto en estos últimos días he cogido mucho cariño a mi Gibson SG y esta será una de mis primeras opciones. Estoy pensando en realizar el viaje lo más ligero posible, solamente mi pedalera y mi guitarra. Ya que estamos acostumbrados a conectar en cualquier backline y demostrar que somos capaces de quitar lo mejor de nosotros con cualquier equipo...


Adam tiene una voz prodigiosa, por momentos me recuerda a cantantes como Shanon Hoon o Scott Weilland. ¿Cuándo lo conociste? … ¿Podrías contarme algo más sobre Feak Jones? Barry Fowler: Adam tiene una voz increíble y es muy honesto. Él todavía me sorprende a veces con la fuerza y el poder de su voz, consiguiendo que todas las noches sean memorables.. Siempre me ha sorprendido por lo es capaz de cuidar de su voz durante un tour. Los dos hemos estado tocando música juntos desde hace muchos años. Nos conocimos a través de un amigo mutuo músico, un día camino de regreso a casa. Al instante conectamos y comenzamos a tocar juntos casi todas las noches hasta el amanecer. Qué es así como poco a poco Freak Jones nació. Realizamos algunos conciertos por aquí y allá, de modo unplugged e incluso en más de una ocasión a capela (guitarra acústica y sin sonido). Una noche estábamos tocando en Memphis y una gran tripulación venida desde casa se encontraba frente a nosotros, entonces el presentador coge el micro y suelta: "AND HERE COME ALL THE JONESBORO FREAKS”. Cogimos algo de aquellas palabras, le dimos la vuelta y de ahí vino "Freak Jones". Seguimos haciendo estos espectáculos más desperdigados bajo el nombre Freak Jones, recorriendo lugares donde Starroy podría ser demasiado grande... Personalmente vuestro nuevo disco (versión promocional) me ha fascinado, pero realmente se me queda muy corto, creo que tendría que tener más canciones o incluso algunas durar más tiempo. ¿Tendrá vuestro trabajo oficial más canciones? En cuanto a la longitud de la pistas, nos supuso un trabajó de muchas horas extra el conseguir que las canciones tuvieran una longitud apropiada para darle el potencial preciso (ni demasiado largas ni demasiado cortas, para que así perduren en el tiempo). Tranquilos, no hemos tirado nada del material sobrante ya que eso lo ahorramos para nuestros conciertos. También tenemos la intención de publicar algunas canciones adicionales además del álbum. Ha sido una tarea muy dura la de conseguir esto juntos teniendo en cuanta que tenemos 6 horarios diferentes. En vuestra primera visita a España nos enamorasteis, con vuestra energía y poder en directo. En aquella época estabais presentando vuestro primer disco “Ocho for Willow”. ¿Qué recuerdos tenéis de aquella gira?. Barry Fowler: España es uno de los principales sitios de los que siempre hablamos en nuestras historias de carretera. Siendo nuestra primera vez girando fuera de USA, honestamente no sabía qué esperar. Lo primero que me llamó la atención fue ver que los pueblos eran pequeños y con poca gente, entonces fue realmente cuando me di cuenta: “Estábamos muy lejos de casa”. Lo más sorprendente ver a aquellas pequeñas multitudes en los conciertos en perfecta sintonía con lo que la banda hacía. El público aplaudiendo y bailando mientras cantaban nuestras canciones. Nunca me olvidaré de Cangas, estábamos en medio de una canción cuando toda la sala estalló en un canto "OLE, OLE, OLE", y seguimos todos juntos cantando y tocando como si nos conociéramos de siempre. Nos compenetramos tan bien que nos parecía mentira, todos en el escenario dimos un paso atrás sonriendo. Una noche inolvidable que esperamos volver a repetir. ¿Por qué nadie debería perderse vuestro concierto? Barry Fowler: Llegaremos cuando más no precisas, te contaremos esas historias que deseas escuchar y llevaremos el rock cuando más lo necesitas… ¿Por qué perderte nuestro show? Yo no lo haría (Risas) .


Tras esta entrevista dedicada a toda la familia GravelRoiad76, Starroy cogerían ese avión que los traería en un largo viaje transoceánico hasta Europa. Nada más aterrizar en Bruselas nos han dedicado unas breves palabras de agradecimiento mientras brindaban con su primera cerveza belga. Barry Fowler: “Es impresionante volver a estar en el viejo continente, con esta cerveza brindamos por todos nuestros fans, a los cuales deseamos ver en cada uno de los conciertos que nos llevará por todos estos hermosos países. Este viaje será muy especial porque nos acompañan tres nuevos músicos, pero sobre todo uno de ellos está entusiasmado, Red (Zach Williams & The Reformation) no para de hablar de aquella primera experiencia con XWR. Solamente deciros una vez más que estamos entusiasmados con esta nueva gira, que vamos a dar todo lo que tenemos dentro y que os haremos disfrutar como verdaderos locos en cada uno de nuestros conciertos… Gracias a todos, nos vemos pronto amigos.” Nosotros también estamos deseando ver ese concierto, estamos impacientes por tenerlos cerca, brindar juntos con una cerveza fresca y disfrutar con la nueva formación en directo.Porque siempre habíamos deseado ver a ZWR junto a Starroy, y saber que Red viene con ellos es una motivación extra para que no los dejemos pasar de largo y terminemos sudando y gritando en cada uno de sus impresionantes shows. Una de las giras del año para GravelRoad76, el tiempo nos dará o nos quitará la razón, pero de todos modos tú no los dejes escapar y disfrútalos al máximo. See you on road again.


Brian Farmer falleció el domingo 24 de Agosto en su casa cerca de Nashville. El mundo del rock rápidamente comenzó a hacerse eco de la noticia en cuanto Warren Haynes puso en su muro de facebook un mensaje de condolencia, fue entonces cuando la noticia comenzó a correr por todo el mundo. Mr.Warren Haynes (Gov´t Mule): “He was a close friend, a devoted worker, and a lover of life. We traveled around the world together and shared many experiences – mostly while laughing. He will be missed by a huge circle of friends and family.” Cuando uno se ponía frente al escenario donde Gov´t Mule ofrecería su concierto, justo antes de comenzar el show durante la prueba de sonido, podías ver un clon de Warren deambulando de un lado para el otro cargado de toallas, colocando minuciosamente cada bebida y cada set list, probando el sonido y comprobando que todo estuviera en orden antes de que Gov´t Mule saliera a escena. En cuanto comenzaba el concierto lo podías observar tras algún amplificador a la derecha de Warren, siempre afinando o armado con la guitarra que Warren usaría en la siguiente canción. Ese desconocido era Brian Farmer, el fiel escudero de Warren desde tiempos de los Almand Brothers. Farmer era más que un técnico de sonido, que un pipa, él era una prolongación de Warren Haynes, una de esas estrellas del rock que se ocultan tras la banda, una pieza difícilmente sustituible, al que muchos recordaremos por su sonrisa y su actitud siempre amable con los fans nada más finalizar el concierto, donde terminaría repartiendo los set lists entre algunos afortunados allí presentes. Nosotros no podíamos dejar de rendir nuestro humilde homenaje a Mr Brian Farmer en este nuevo número. Seguro que Jimmi Hendrix y Steve Ray Vaughan se están jugando en una partida de poker quien se queda con Farmer de escudero, pero Farmer finalmente se irá con su viejo amigo Johnny Cash al cual en la tierra de los vivos cubrió las espaldas durante 8 años. El cielo tiene uno de los mejores técnicos de todos los tiempos, eso sin duda alguna. D.E.P. Brian Farmer.



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