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Cuándo ser sinceros en una relación
A veces nos metemos en problemas de los que no sabemos salir airosos porque mentimos demasiado.
Mentimos por amor, porque creemos que no tenemos que hacer daño a nuestra pareja con nuestras travesuras y escarceos.
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Mentimos porque no somos valientes en mostrar nuestros deseos.
Mentimos porque consideramos que no nos van a entender.
Mentimos porque queremos manipular decisiones.
Mentimos porque no nos apetece salir con nuestra pareja y hemos hecho planes ajenos con terceras personas.
Mentimos porque no queremos que sepa qué hacemos y con quién por miedo a que se enfade y nos dejen.
Mentimos por inseguridad, por miedo, por vanidad, por promiscuidad, porque, en definitiva utilizamos a nuestra pareja para que nos lama las heridas y no compartimos nuestros deseos más profundos.
Todo el mundo miente.
La cuestión es ¿hasta cuándo vas a seguir mintiendo? Las mentiras tienen fecha de caducidad y el esfuerzo es tan grande para mantenerlas que no merece la pena tanto desgaste.
Podrás mentir un tiempo, pero te pillarán y más vale que hayas cultivado otras facetas de ti, porque sino, te mandarán a la mierda con toda la razón.
En definitiva, se miente por debilidad, por inseguridad y por baja autoestima. Además, conlleva un complejo de inferioridad tremendo.