Llevo unos años conociendo comportamientos y actitudes de personas casuales que pasan por mi vida, otras más cercanas a mí e íntimas.
De pasar tiempo con todas esas personas nuevas, de compartir experiencias con mi pareja y de ver series, me surgió una pregunta mientras discutíamos por algo que me había molestado y quise compartir con ella esa emoción, ese sentimiento que me afecta, así, tal cual y porque sí.
Porque cada uno de nosotros tenemos un umbral distinto de tamponar las cosas que nos sobrevienen y para que no me quedara dentro.
Estando en ello, en el fragor de la discusión, uno busca reconocimiento y comprensión por lo sucedido y en cambio, en lugar de reconocer la metedura de pata surgen palabros que evidencian escusas para encubrir orgullo y soberbia