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31 AÑOS DESPUÉS

Historia de un viaje y más


Obelisco febrero de 1988


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Iván Collado Nuñez.

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AGRADECIMIENTO

Con agradecimiento a mi esposa e hijos que son motivo de mi existencia y compromiso con la vida. A mi madre Irma y a mi suegra Cristina, quienes nos acompañan y protejen siempre.

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Contenido Introducción

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19.

Porque escribir La decisión. Rumbo al sur. Cruzando la línea. Lo que ellos tenían. Santiago. Mas allá de los andes... Las Primas. La gran ciudad. Nuevos amigos, primero en partir. Iniciando el retorno El tren. Frontera 3. Otros angeles. El otro tren. Un Compañero inesperado. Ya casi en casa. La llegada. Siempre nos acompañan.

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Introducción

T

engo medio siglo de vida, una familia a la que adoro, una mascota q u e completa mi circulo más profundo, y bendecido por el amor de todos ellos. En todos estos años siempre estuvo en mi cabeza plasmar una experiencia de vida, esa que te deja marcada para siempre, porque es especial, es única, y tienes la convicción que quizá pueda servir para que otros comprendan lo que me tomo muchos años descubrir realmente quienes más viajaron conmigo esos días de verano de 1988. Un viaje de compañeros de estudio, abocados en un espacio del tiempo a convivir y compartir nuevas experiencias. Viaje que nos permitió conocernos más. Un periplo realizado con altos y bajos, acompañados por Carlos ( Padrino de mi primogénito, ahora un prominente abogado, catedrático en varias universidades con Maestría en Derecho ambiental, autor de libros y espero siempre que sea representante del Perú ante las Naciones Unidas, algún día), el "Ñato" compañero de estudios y mucho tiempo más, también amigo de mi esposa y chef regular en casa con sus platos preparados en la universidad y compartidos con mi familia a la brevedad, y “Carlos el primo” empresario desde muy joven en la industria de bebidas en el norte del país, querido y respetado por su comunidad, esposo, padre y abuelo

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ahora de una hermosa niña que despierta en él lo mejor de su espíritu. En este viaje descubriré muchas cosas, más allá de lugares y monumentos, espacios históricos y playas perfectas, costumbres diversas o paisajes fascinantes. Este libro es una manera de evocar los mayores recuerdos de esta experiencia , ya que ahora entiendo más que antes que, el tiempo es oro, la vida pasa, los recuerdos a veces se van perdiendo y nos quedamos sin compartir lo que siempre quisimos, ser también acompañados por ustedes, una vez más por este recorrido apasionante que lleva al final a una reflexión de lo sucedido sobre todo en los últimos días de este periplo y plasmado ahora en estas líneas muchos años después ...

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1 Porque escribir Muchas fueron las dudas que me embargaban cuando uno luego de años se pregunta si se debe realizar las tres tareas que dice el dicho popular y que se basa en la adaptación de un relato profético de mujámmad, el mensajero del islam. En la Vida hay que hacer tres cosas: Escribir un libro. Plantar un árbol. y tener un hijo. Pero si bien solo me faltaba la primera tarea, este dicho no era el motivo que me animaba a realizar para mi tal "hazaña". Quería entender si podía servir a los demás, si lograba ser interesante y/o divertido para algunos, pero tampoco era solo eso, porque lo que intento a la vez con estas memorias es de alguna manera dejar en la de los demás, el recuerdo imperecedero de un amigo que nos acompañó en el viaje y en la vida temprana, dejando huella en nuestras almas, y de nuestros seres queridos que nunca nos dejan. Y que asimismo refuerza mi teoría que solos no estamos, siempre alrededor nuestro están quienes nos protejen desde otro lugar no entendido, ni conocido, a veces temido e incomprendido

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pero qué con absoluta convicción por experiencias e ilustración, que ellos nos entregan su presencia de varias maneras hasta encontrarnos nuevamente a su lado. Para tí también el agradecimiento querido "Ñato" Se que estás conmigo en mente y alma, a mi lado creo estás cuando escribo estas líneas, a ti te digo: "Tu vida, como la entendemos los seres humanos normalmente, aunque corta, fue importante y divertida para muchos. Y en la otra la cual te encuentras, solo has llegado antes que nosotros y espero ya volvernos nuevamente a encontrar.

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2 La decisión

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a tenia algunos años trabajando para un banco pequeño y regional, el cual logre establecerme mediante esfuerzo y dedicación. En esos años vivíamos en una crisis profunda no solo económica sino moral y de seguridad, el terrorismo comenzaba a crecer y llegar más a la ciudades, la guerra de la lucha armada (como ellos la llamaban) estaba integrada por dos grupos, Sendero Luminoso y el MRTA ( Movimiento Revolucionario Tupac Amaru), fueron ellos que por años destrozaron el país con coches bombas y asesinatos por doquier , sobre todo en las zonas donde la presencia del estado era casi nula o simplemente no existía y nunca existió, pueblos olvidados por décadas, sobreviviendo por años de sus cultivos, solo para su autoconsumo, impedidos de comercializar por muchos motivos, lejos de los derechos a la educación, la salud, la seguridad, la justicia, lejos de la integración de los pueblos, lejos del derecho al trabajo justo, a la oportunidad de surgir, de desarrollarse y aspirar a un mejor estilo de vida, a las comunicaciones, a la información, muy lejos de casi todo.

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De eso se sostuvieron estos criminales, para justificar lo injustificable, esas vidas en miseria era caldo de cultivo para sus atrocidades, nadie o casi nadie en este país no ha sido tocado, aunque sea tangencialmente al horror de la "guerra" (algún familiar o amigo, conocido, vecino, pariente o pariente de compañeros de trabajo que haya muerto o herido en esta época oscura de nuestro país) en los andes o en el centro de la ciudad. Eso es un sello que lo tenemos en nuestras almas que solo el tiempo podrá borrar. Económicamente la crisis estaba en pleno auge, inflación superior a 110%, b a l a n z a comercial en negativo por más de 520 millones de dólares, el inti (nuestra moneda de la fecha) se había devaluado en 24% para finales del 87 y el estado había perdido el manejo del mercado cambiario, los paquetazos seguían dándose, nuevos mercados cambiarios se crearon y fue uno de estos que me ayudo a lograr incrementar mi bolsa de viaje. Viaje que es el centro de esta historia. Si bien siempre estuvo la idea de viajar, fue en unas de las tantas tertulias que teníamos los 3 amigos, que Carlos quien, por su experiencia y convicción en estas lides, cristalizó cada vez más cumplir esta experiencia que a lo largo de los años para mí fue un viaje inolvidable. Estuvimos reunidos en su casa, era un sábado sino me equivoco, entre octubre o noviembre del 87 sino antes (Carlos estudiaba en la Universidad Católica y el Ñato seguía en la Universidad Agraria) yo ya tenía 4 años trabajando en el 12


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banco, hacía calor, casi siempre la reuniones terminaban o comenzaban alrededor de la mesa, la Mamá de Carlos era un mujer muy desprendida, su sonrisa siempre a flor de piel, un carácter adorable y querendona con todo el mundo, querida y respetada en su barrio, nos ayudaba en la cocina cuando hacíamos las reuniones de fin de semana o a veces hacia todo solo ella para la alegría de todos los comensales, todos nosotros éramos de muy buen diente (apetito) así que los almuerzos y/o cenas eran opíparamente preparadas. En ese día decidimos entre platos y bebidas hacer el viaje hacia el sur, debíamos definir fecha (al final quedamos en febrero) lugares a visitar, donde nos quedaríamos hospedados, que necesitábamos, cuanto deberíamos gastar en el viaje aproximadamente, quienes haríamos el viaje... Acordamos salir los primeros días de febrero del 88, Carlos hizo casi todo en el planeamiento de la ruta, quedamos salir los tres y luego en el camino en esa época estábamos muy comprometidos en reuniones con uno de sus primos del "Ñato", cajamarquino, un tipo con la chispa (b r o m a s ) a flor de piel, se sumó al grupo, su carácter alegre y juguetón causaba la risa constante durante todo el viaje, éramos un grupo singular. Para concretar nuestra bolsa de viaje cada uno tuvo que hacer malabares independientemente y estábamos concentrados en hacer este viaje realidad, acordémonos que

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nos encontramos en ese momento en una crisis seria de la economía en el país y el dólar era muy variable. A veces la moneda americana amanecía con un valor de 1000 intis (ejemplo) y luego al medio día podía estar a 1300 o 2000 intis y al día siguiente amanecer con un valor de 4000 intis, era una cosa sorprendente. En mi caso entendía que con mis ahorros y el monto de mis vacaciones iba a estar algo apretado en el viaje, si bien éramos solteros y sin carga familiar la crisis nos tenía a todos complicados, acercándose la fecha de partida debía ver como incrementaba mis recursos, logre realizar una operación cambiaria que permitió viajar tranquilo con ayuda de amigos en el sistema financiero. Además, por seguridad logre obtener una tarjeta de crédito a tiempo para usarla solo para emergencias y eso me dio más tranquilidad. El "Ñato" hizo lo suyo, era el que al final menos recursos llevaron, pero todos nos ayudamos en la travesía con altibajos, pero al final se logró el objetivo. Carlos llevo copias de piezas arqueológicas incaicas como respaldo de seguridad y el primo era el que menos preocupaciones tenía, su familia manejaba la distribución exclusiva de una bebida de sabor nacional aparte de su propia marca, él trabajaba ahí junto con sus padres y hermanos, y llevo más que suficiente. Sacamos la visa para Chile, compramos los pasajes y esperamos el día de la partida. 14


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Seguimos reuniéndonos durante los siguientes meses antes del viaje, ver si nos faltaba algo, que más podíamos hacer para que el viaje sea más cómodo, y claro esto en reuniones que no faltaba comida y bebida.

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3 Rumbo al sur

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ngresamos a la estación del bus, un viaje directo a la frontera con Chile, Tacna era el primer destino de esta travesía que nos llevaría a muchas experiencias inolvidables.

El Ñato, como todos, emocionado por lo que nos encontremos en el camino, nos sentamos en el bus y comenzamos en esta primera aventura que nos llevará más de 17 horas.

Un trayecto largo, las condiciones del viaje no fueron las mejores. 16


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En este camino quienes ya lo han hecho, saben que los buses en esa época no eran exactamente nuevos, pero si rápidos, en esos años todavía no existían las normas de seguridad de hoy, no había cinturones de seguridad, ni GPS en los buses, ni baños, ni asientos reclinables 180 grados, ( quienes como alguno de nosotros no eran de estatura baja si se sufría cuando los asientos tenían espacios muy pequeños unos detrás de otros) menos aire acondicionado, terramozas y servicios de bebidas o snacks durante el viaje. Solo se tenía tu espacio donde sentarse y con suerte tu ventana podía abrirse un poco p a r a la ventilación y evitar el calor (en la mañana) o el frio (en la noche). El viaje se llevó con tranquilidad, separando los inconvenientes ya descritos, paramos en algunos lugares determinados por la empresa de transportes para comer algo, ir al baño o simplemente estirar las piernas (ojo, ya no es así, la flota es de primera con todas las comodidades del nuevo siglo, aire acondicionado, baños, terramozas, bebidas, asientos 180 grados, televisión, videos y música con pantalla personal, alimentos a la carta, desayuno, etc.). Nosotros salimos en la mañana y debíamos llegar cerca de las 9 pm. Llegamos a Tacna casi a la hora prevista, y por algún motivo, no encontramos hospedaje cuando comenzamos a buscar cerca a las 10 pm luego de cenar un sándwich y su bebida gaseosa, pasear por los alrededores y fumar el cigarro para esconder el frio que se establecía esa noche.

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Siendo infructuoso nuestra búsqueda no quedo más remedio que pernoctar en la plaza de armas ( no estábamos preparados para ese evento, pero éramos jóvenes e intrépidos, decididos a tumbar las adversidades que se presenten), no nos preocupamos mucho de lo ocurrido y solo un poco por la seguridad, que nos puedan asaltar y quitarnos lo cosas que llevamos para el viaje. Buscamos la banca más "cómoda" que encontramos y algunos nos sentamos. otros solo quedaba el piso y para el frío una chompa encima y casaca gruesa, y el inevitable licor en mano, del que se pueda comprar por pocos intis combinado con alguna gaseosa en botella descartable, y el paquete de cigarros completaban nuestro pack viajero.

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En la Plaza de Tacna, esperando amanecer para dejar atrás nuestro país...

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4 Cruzando la línea

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espejados de nuestro cómodo "sueño" seguimos con el plan y debíamos dirigirnos cada vez más al sur.

Compramos nuestros pasajes que nos llevarían hasta Arica, (ciudad chilena frontera con nuestra Tacna "La Heróica" no sin antes pasar por el mercado más cercano y tomar un jugo que nos mantendría con suficiente energía para estar atentos a todo lo que nos depararía este viaje). Ya en el paradero, esperamos nuestro turno y subimos a un auto Dodge negro bastante viejo (ya la década del 70 cuando éramos aun niños, estos carros eran el transporte común que nos llevaban en los viajes interdepartamentales, viajes como al sur en Arequipa o al Norte hacia Piura prestaban sus servicios incluso recogiendo a sus pasajeros desde sus domicilios, generalmente en la madrugada ya que los viajes eran largos a veces por más de 12 horas. Dos pasajeros adelante sin contar con el piloto, 4 atrás...y sin cinturones de seguridad, otras épocas indudablemente). Pasamos por la garita de control Sta. Rosa, donde nos detuvimos por buen rato, los pasajeros bajaban se presentaban con sus documentos y procedían a sellar los pasaportes quienes

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tenían viajes largos y Arica solo era ciudad de paso, los otros, solo bastaba presentar un salvo conducto que tenía algunos días de vigencia. El transito era lento nosotros y muchos otros viajeros esperábamos el complicado y engorroso proceso de registro para seguir el viaje, el calor insoportable, pero emocionados por saber que nos depararía más adelante, lugares, personas, nuevas experiencias. Ya en camino con la lunas del auto bajas y sentir el aire en la cara en plena carretera, más al sur llegamos al monumento "Concordia" siendo los turistas del grupo y a consideración del piloto del auto, este paro unos momentos para que podamos estar cerca al monumento que se encuentra en dicha ubicación, ( punto concordia se encuentra establecido en el tratado de límites con chile y que define por donde pasa la línea de frontera con este país, y que ambos países mantuvieron un diferendo hasta la resolución de la Corte de la haya en enero 2015 ) Estando ahí tomamos la foto de rigor, alrededor de la imagen, era el inicio de aventuras juntos por primera vez fuera de nuestra patria.

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El Ñato, Carlos y yo... el primo tuvo que sacrificarse.

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Las primeras imágenes que percibimos de Arica fue el orden y limpieza que se percibía en casi toda la ciudad, los taxis debidamente registrados, pintados del mismo color, inclusive eran autos de una misma marca, negros con líneas amarillas, en muy buen estado, casi nuevos. Cuando iniciamos este viaje evidentemente seguían en un gobierno militar con Pinochet en el poder. Pero una de mis curiosidades fue saber la opinión del ciudadano de a pie, que pensaban, que sentían, que esperaban para el futuro y los taxistas son quienes por su labor tiene la percepción (en mi opinión) más cercana de gran parte de la comunidad, ellos escuchan las opiniones de sus clientes, sus frustraciones, sus pensamientos de todo orden, sea sobre un partido de futbol o el alza del combustible y con ellos trate de obtener lo que pensaban, pero, fue en vano... Solo mencionar Pinochet era una palabra casi diabólica estaban muy reprimidos, sentían que cualquiera podía ser un agente encubierto, carabinero de civil o integrante de la famosa DINI, s u respuesta era "... disculpe joven no podemos hablar de eso aquí..." y no insistía más, sentía que era lo correcto. El viaje era de placer, no buscábamos problemas y debía dejar mi curiosidad periodística y seguir el viaje según lo programado.

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Este trayecto fue veloz, a las 11am ya estábamos en Arica.

Paseamos por tiendas, c o m p r a m o s algo de ropa, como buenos mochileros buscábamos los lugares más baratos para almorzar, huariques , mercados eran los preferidos, ahí se encuentra el verdadero sabor de la comida local, sus sopas, sus pescados, sus guisos, sus historias. Las fotos era una de nuestras prioridades, claro en esos años no teníamos las bondades de la tecnología de hoy, cargábamos con las antiguas cámaras y debíamos esperar encontrar donde revelarlas o simplemente hacerlo al final de nuestro periplo, pero eso no impedía que busquemos las mejores formas de hacerlo para poder estar en esa imagen los 25


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cuatro, pedir a alguien que nos tome y si no se podía alguien se sacrificaba.

El Morro

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uan doloroso y con cuantos sentimientos encontrados nos embargaban estando ahí, encima del morro, lugar y espacio de batallas históricas leídas y estudiadas desde el colegio... Era obligado subir a este lugar histórico, bastaba solo unos minutos para encontrarnos ahí arriba, la vista es amplia de toda la ciudad, tienen un pequeño museo de sitio que con personal de turismo o sin él podías conocer las armas que se utilizaron en la batalla donde héroes como Alfonso Ugarte perdió la vida defendiendo nuestra bandera 108 años antes, restos de las vestimentas que usaban ambos ejércitos, cañones, fusiles era como regresar un poco en el tiempo. Pero evidentemente quienes exponían a los visitantes manifestaban lo que aprendieron, de sus historiadores con algunos datos que difieren de nuestra historia, pero eso es otro tema y complicado.

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Estuvimos varias horas caminando, el "Ñato" siempre haciendo sus locuras, haciendo lo indebido, tratando de pasar la línea de la ecuanimidad de cualquier manera, pararse de cabeza, subir donde no se podía, en fin, así era el "Ñato", luego nuestras fotos de rigor y el mal sabor de ver la bandera chilena ondeando en lo alto del morro, el cual un siglo antes era territorio peruano. Esa es nuestra realidad, ya no era nuestro. Bajamos y nos dirigimos al mar, Arica (en ese entonces por lo menos) no tenía buenas playas, no en las zonas que pudimos divisar, todas de piedra como nuestra costa verde, ocupada gran parte por las embarcaciones de pequeños pescadores y otros. Luego ya teníamos hambre y nos dirigimos a buscar el mejor lugar para después comprar en su Terrapuerto pasajes para seguir viajando (T e r r a p u e r t o hace casi 30 años, lugar donde se concentra el tráfico de pasajeros con empresas debidamente registradas, cumpliendo con normas establecidas de seguridad orden limpieza y de servicio, con terramozas, servicio de bebidas, aire acondicionado y otros en pleno viaje, algo que no se pensaba sino años después en nuestro país).

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El Morro de Arica febrero 1988, Junto con el "Ñato" y el Primo, ahora le toco a Carlos ser el sacrificado. Imagen tomada de Norte a Sur.

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Arica tenía una pequeña zona comercial en ese entonces algunas cuadras por sus calles principales, muy poca vida nocturna, ya a la media noche no había casi nada de movimiento en las calles, una dependencia de la marina chilena, algunos parques muy bien cuidados, colegios con sus alumnos debidamente vestidos con el uniforme color azul y camisa o blusa blanca. Estuvimos solo unos días, compramos algo de ropa, yo me compré una camisa marca Wrangler blanca, de manga larga, fue mi compañera de viaje de retorno por varios días, ya se enterarán más adelante. Luego seguimos el camino...

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5 Lo que ellos tenían

L

legamos al Terrapuerto de Arica, localizamos a nuestro bus, esperamos que nos llamen y subimos rumbo a nuestra siguiente parada.

Desde el comienzo nos dimos cuenta las diferencias que nos llevaba Chile en el transporte de pasajeros y otros temas, aparte de tener en sus principales ciudades Terrapuerto ( lugares centralizados donde las empresas de transporte llegan y parten hacia sus destinos programados, lugar que encuentran todos los servicios complementarios, venta de boletos, mercancías, correspondencia, espacios de espera y zona de maniobras amplias para el normal desarrollo de las actividades propias de negocio) sus buses eran mejor equipados, baños incluidos, aire acondicionado y otros. Nos detuvieron en un control aduanero, paramos un momento debíamos declara si llevamos alguna fruta fresca (se cuidan mucho de la mosca de la fruta) estaba prohibida llevar, siendo un país exportador de manzanas en ese entonces ya protegían su agricultura.

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Seguimos nuestra ruta, avanzando, observando todo, el viaje era corto solo unas horas.

La carretera estaba perfecta, un viaje confortable llegamos cerca a las 2 pm.

Iquique Era hora de almorzar cuando llegamos, buscamos el mejor lugar, preguntando debimos encontrar el mercado favorito por los lugareños, el menú del día era nuestra opción, los platos 31


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eran variados, pero casi todos en base a pescados y mariscos. Ya satisfechos debimos dirigirnos a nuestro albergue de la ciudad, (a n t e s de partir, Carlos nos ayudó a registrarnos en una asociación de albergues, esto nos permitía hospedarnos en dichos lugares con un precio muy bajo, conocer muchos otros turistas y estar seguros en nuestro recorrido. En esta ciudad nos toco en un colegio particular, habían habilitados aulas con camarotes para instalarnos, uno para hombres otro para mujeres, como todos tenían sus horarios, no debíamos llegar más allá de las 12 pm, de hacerlo nos quedaríamos afuera y eso era un problema. Nos instalamos los 4 juntos, dos camarotes, el ñato quería estar arriba, era como un niño feliz, esperando bromear, saltar o simplemente sentirse cómodo en ese lugar, su risa imperdible e imborrable en nuestras mentes, a la vez de contagiosa, quienes estudiaron con nosotros saben que lo que digo es cierto, un tipo singular. dejamos nuestras pertenencias y salimos a asearnos para luego conocer la ciudad. Iquique es un puerto libre, y uno de los principales puertos del país, del norte creo el más importante y la llegada de barcos en sus muelles era impresionante, desde nuestra posición antes de llegar al puerto podíamos ver los barcos como se amontonaban cerca a sus playas, mucho movimiento de mercancías, ahí llegaban gran parte de los productos del extranjero trayendo electrodomésticos, ropa, calzado, perfumes, y mucho más. 32


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Era algo que nosotros no teníamos a mano, solo Iquitos en la selva peruana, pero ellos si lo tenían más a la mano. Nos dirigimos a la zona franca, espacio donde cualquiera podía comprar los productos a un buen precio, (estos comparados con los de Lima era exorbitante) paseamos casi todo el día, nos dividimos por un momento para que todos puedan ver lo que querían, quedando en encontrarnos en un lugar a determinada hora. Había de todo para comprar, la tentación era grande, pero debíamos controlarnos, yo casi no pude, compré un teléfono inalámbrico con radio que no había en Lima, cabía por suerte en todo el ancho de mi mochila más grande, casi como mi espalda, luego todos coincidimos en una tienda de productos deportivos y compramos unos sleeping azules, todos menos Carlos el ya tenía el suyo. Luego de pasear hasta la noche decidimos regresar al albergue, bañarnos y salir a conocer las noches chilenas, que lugares había para bailar, conocer chicas, tomar un trago, estábamos jóvenes y dispuestos a pasar toda clase de aventuras. Siempre teníamos precauciones por la seguridad eso es lo que nos mantenía alertos y cautos si alguno quería hacer algo imprevisto, ya sabemos el Ñato era el primero, quera pasarla bien, buscaba chicas como sea, donde sea, se iba cuadras más allá que nosotros y debíamos estar al tanto de donde entraba, no queríamos perderlo de vista, siempre a la vanguardia del grupo. Terminábamos en algún antro cercano con unas botellas de licor el más barato, escuchando música 33


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hasta que nos botaban, pero claro igual no podíamos pasar más de las 12 pm, sino como saben nos quedábamos afuera del albergue, por tanto, nuestras noches terminaban temprano... Se acercaba la noche, no sin antes pasear por las cercanías, al final terminamos en la Plaza Prat, había una presentación de bailarines con su ropa de ocasión, vestidos como vaqueros, botas y látigos incluidos. Estaban en la entrada principal del Teatro Municipal que se encontraba en la misma plaza, haciendo una presentación resumida de lo que sería su estreno días después en dicho local, era un baile o danza muy bueno, profesionales eran, nosotros, no podíamos pagar, pero sobre todo no íbamos a estar, debíamos continuar con nuestro viaje. Cerca a las 10 pm con las fotos correspondientes y divisar lo principal de esta ciudad, nos dirigimos metros más allá a una pequeña cantina, que quedaba al frente de la plaza, al costado de la calle principal de ese lado, a metros del teatro, no más grande que un estacionamiento de auto en cualquier lugar. Pedimos cerveza, para mí fue el primer lugar que tomamos cerveza Cristal, de igual nombre que la que hay en Perú, pero abismalmente inferior en calidad y sabor de lo que estábamos acostumbrados.

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En La Plaza Prat ( Iquique) junto a la torre del reloj en medio de la plaza 35


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En el viaje siempre bromeamos, nos tomabamos el pelo unos con otros, era una chacota en general, a veces alguien decía "..vámonos sin pagar..." estábamos atentos a que nadie haga esa locura, sabíamos que el que se quedaba iba a tener que pagar la cuenta, nadie quería hacerlo, así que no quedaba otra que asegurar estar cerca a la puerta y pasarla bien. No sé cuántas botellas tomamos, pero si sé que no fueron pocas, ahí no había el problema de horario, igual nos fuimos a dormir muy tarde debimos partir al otro día. También recuerdo que al final todos pagamos la cuenta... No llegamos a conocer más que un par de lugares céntricos en Iquique creo haber estado no más de 2 o 3 días, debíamos seguir la ruta trazada y compramos nuestros pasajes para la siguiente parada.

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Antofagasta Creo que aquí estuvimos un día, llegamos a la hora de almuerzo eso si lo tengo claro, como siempre y para el gusto de los comensales, el mercado era el lugar inmediato que ingresamos y devorar nuestros platos. Recuerdo que probamos un caldo de pescado, para mí no muy agradable, alguien se pidió pescado frito, terminamos y salimos a buscar donde quedarnos, siempre cualquier lugar cerca de la plaza era lo ideal, aquí sino me equivoco no había albergue y debimos estar en algún hostal que podíamos pagar, total era un día y al otro partíamos nuevamente.

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La Serena Estuvimos ahí cerca de la 7 de la mañana, nos dejaron en la carretera, no tenia o no fueron a una estación, su rumbo y destino era Santiago, bajamos y caminamos unas cuadras cuesta arriba alejándonos del mar, llegamos a zona con amplios parques bien conservados, era verano y parecía salir ya el sol. Lo primero que hicimos es encontrar nuestro albergue (aquí si había), era un colegio de primaria, pequeño, antiguo de construcción con adobe y madera, solo dos pisos y su entrada era angosta, no pasaba de 4 metros, portón pintado de color marrón, una pequeña puerta en el lado derecho se ingresaba por una especie de pasadizo, pasando por dos oficinas, ambas a los lados y a pocos metros salíamos a una terraza o patio principal. Cuando llegamos había bastantes turistas, no solo eran de Argentina o Brasil, también había uruguayos y paraguayos, inclusive Santiaguinos y de Atacama, turistas al fin, como todos los albergues, habitaciones compartidas para hombres y otro para mujeres, las edades comprendías más o menos de 20 a 30 años como máximo, por ahí había una familia con sus dos niños, pero la mayoría estudiantes, universitarios, que viajaban en vacaciones y que orgullosamente, como en todos los demás lugares que conocíamos en su mayoría su destino 38


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era CUSCO, Perú, no Antofagasta, ni Iquique, ni Arica, Ni Tacna, Ni Moquegua, ni Lima, ni Arequipa, su destino era Cusco, nuestra tierra y del Inca, centro cultural y mágico de nuestro país, y para ser más exactos casi todos querían llegar a Machu Picchu, pero claro ellos al igual que nosotros iban con mochila a la espalda, ahorrando lo que podían para lograr sus objetivo y todos querían pasar por Arequipa también sabían de su existencia, las casas de sillar, el convento de Sta. Catalina, era punto obligado en camino a Cusco, luego solo algunos pocos se quedarían en La serena , sobre todos los que venían de otros lugares de Chile. La convivencia fue genial, muchos países, muchas personas, muchas culturas, costumbres, e información en un solo lugar, ahí fue el primer lugar donde nos nutrimos unos de otros, conversamos mucho, todos con todos, largas tertulias toda la noche, almuerzos compartidos, música con guitarra, la gente cantaba, nunca hubo un problema, nadie perdió ni siquiera un peine o una moneda, menos discusiones, todos querían aprender de los demás. Nosotros buscábamos información de cómo llegar mejor a Santiago, donde hospedarnos, cuál era el mejor albergue, que precio tenían los alimentos, un sándwich, una coca cola, cuál era el restaurante premium para los viajeros, donde estaba el mercado, cuanto costaba el subte ( el tren subterráneo), ya en Chile en esos años tenía dos líneas de subterráneos, con instalaciones casi nuevas, luego fueron ampliando más, y ahora cuentan con cinco líneas....nosotros hasta ahora ni siquiera una. 39


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Ellos, igual, buscando data, cual es el tipo de cambio del dólar, que puedes comprar con 100 intis, cuánto cuesta la coca cola ( parecía tipo de cambio de turista el valor de este producto entre nosotros) con eso proyectaban como estaba lo demás, cuanto era el costo del pasaje para Tacna, donde comer, dormir y beber en nuestra patria, todos teníamos como aportar a los demás, luego seguía los platos que debíamos comer y no perdernos de probar, postres, rutas, controles, palabras que no debías decir aquí o allá porque tenían significado diferente, ahí nos reíamos mucho, luego nosotros les contamos sobre Cusco y la ciudad imperial, los trenes, las ruinas, los hoteles, la iglesias, los paisajes, la comida, los bailes, la selva..... ya desde entonces sabíamos lo rico y famoso culturalmente hablando que es nuestro país. Salíamos a comprar una coca cola, una galleta de soda, un cigarro y regresamos al tumulto, a la conversa, a la tertulia alegre, música y guitarra, canto a discreción. igual que en otros lados las 12 pm era la hora del fin de día dentro del albergue, se apagan las luces, empieza el silencio obligado, mañana será otro día...

La Playa Nos despertamos temprano, el calor aumentaba, debíamos ganar el baño, para asearnos, lavar alguna prenda y ordenar nuestras cosas.

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Decidimos ir a la playa, el sol salía con fuerza, febrero era el mejor mes para pasarla en la arena y sería nuestra primera experiencia en playas internacionales, no quedaba muy lejos, si bien Coquimbo era una playa al sur de nosotros estaba muy cerca, era la preferida de los campamentos y las chicas de todo el norte, nosotros optamos por quedarnos en la serena un poco más al norte e igual de buena para nosotros. Llegamos los cuatro cuan mansos corderos al riachuelo, la arena era blanca, la costa era amplia no divisamos muelle, playa abierta y algo movida, el sol cada vez más radiante, y todavía a esa hora 10 am nos estaba repleta de bañistas, el Ñato, divisó con ojos de lince a nuestra derecha una musa de verano, una chica guapa , no muy alta, blanca y cuerpo formado, acompañada de dos mujeres más. era la oportunidad que todos estábamos esperando, el único cuerpo firme, atlético que había era el ñato, Carlos y el primo no eran exactamente unos adonis, y yo, alto pero delgado como medio cuerpo que los dos anteriores, con la seguridad de un alto oficial de la marina ( su padre era Capitán de Fragata de la Marina de Guerra el Perú) puso su toalla centímetros de ella y nosotros en segundos al lado del Ñato, estiramos nuestra toallas y esperamos romper el hielo de alguna manera, yo opte por pararme y meterme al agua, ellos buscaban como broncearse con discreción. Al Regresar seguían sin contacto verbal pero el visual ya había sido roto por ambos bandos, hasta que la musa dio pie a una conversación "...me puedes decir la hora?" y ese

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fue el inicio de una juerga que duro hasta la madrugada siguiente. De ahí solo era dejar que el Ñato y Carlos sigan la conversación, momentos después ya estaban los 7 conversando muy amenamente. Gloria era el nombre de la musa de nuestra edad, de cabello oscuro semi largo, ondulado, estaba acompañada por dos amigas, Celia algo más joven y de menor estatura, trigueña ojos chicos, pero alegre como ella sola, ambas de un carisma especial, y Sandra que más parecía ser la madre o vecina o amiga de ellas por tener mucha más edad, quizás uno 35 a 40 años. llevaban pocas cosas al igual que nosotros y decían vivir en Coquimbo. Estuvimos en la playa hasta cerca a las 5 pm, todavía había algunos rayos de sol, pero ya se alejaban cada vez más, conversamos y nos dedicamos a contar chistes ellas como locales y nosotros los ·"extranjeros" los cuatro nos enfrentamos a ver quiénes harían pareja con aquellas dos chicas y pasar la noche como queríamos. Al final decidimos ir a una feria de pisco que había a unos metros donde nos encontrábamos, juntamos nuestras cosas y salimos al encuentro del local, llegamos y el ingreso era gratis, se estaba llenando de gente, exposiciones de su aguardiente, y nosotros en el paraíso de la cata del licor de la ocasión, pasamos de stand en stand, luego entramos algunos 42


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juegos mecánicos y ya hacia noche, el ñato cada vez más cerca de Celia y ella se sentía muy cómoda por eso, el primo ya había desistido en su intento con todas y quedo solo acompañando al grupo, Carlos y yo debíamos definir si nos comportábamos como caballeros o si alguno daba un paso más allá con quien de lejos era la más apreciada no solo por nosotros sino por todo aquel que estaba cerca a ella.

Con Gloria de azul y Sandra Amarillo en el ingreso a la Feria del Pisco La Serena Debíamos decidir qué hacer, no conocíamos el lugar y dentro de la feria había un local, armado dentro de una carpa como la

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de los circos donde se podía tomar pisco y otras bebidas escuchando música y bailar hasta que nos boten del local. Quedamos en ir todos juntos ahí, y la pasamos genial, canciones de los Enanitos Verdes, rock en español, Soda Stereo, Charly García y otras eran la delicia de la época, nosotros en short y otros en ropa de baño, no importaba estábamos de vacaciones y la vida era para divertirnos. Dieron cerca de las 2 am y ya la gente se retiraba, las chicas debían irse también, nos retiramos todos y las embarcamos en un taxi, quedamos en encontramos al día siguiente y nosotros debimos regresar al albergue sabiendo que no entraríamos porq ue ya pasaron las 12 pm y la puerta estaría cerrada. Llegamos caminando, estaba algo cerca, no mucho unas 20 cuadras no era más, las calles eran desiertas, no había bulla las luces apagadas y silencio total dentro del albergue. Nos quedamos parados, frente a la puerta, sin saber qué hacer, los efectos del alcohol se iba disipando y entraba el frio al cuerpo, nos tapamos con las toallas todavía húmedas, y en eso paso algo increíble, por motivos que desconocemos alguien abrió la puerta y salió, no recuerdo si fue a comprar algo a alguna farmacia y simplemente salió en ese momento, era un hombre no nos percatamos quien era exactamente pero ingresamos, callados ubicamos nuestro lugar y descansamos cayendo en un sueño profundo rápidamente.

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El Valle del Elqui - Mausoleo de Gabriela Mistral A la mañana siguiente todos se despertaban temprano para hacer sus quehaceres, unos lavando ropa, otros preparando el desayuno y otros bañándose y arreglando el albergue, todos ocupados en algo. Nosotros con flojera levantándonos para hacer lo que debíamos hacer y salir de inmediato, Carlos nos había convencido en ir en un tour hacia el Valle del Elqui y ya teníamos los pasajes, solo nos acercamos al local del tour y nos embarcamos rumbo al Valle en mención. ¿Que tenia de especial?, porque debimos ir hacia el este?, hacia la zona agrícola, lejos de las playas y las chicas?, hasta ahora no sé cómo fuimos convencidos, pero no me arrepiento. El Valle era conocido por su producción importante de uvas para la exportación principalmente pero también para la elaboración de su aguardiente, que ya en esa época lo denominaban Pisco en su país, (En Perú no existía todavía esa preocupación por la denominación de origen de nuestra bebida Bandera, años después surgió la controversia ya resuelta donde cientos de países reconocen al Pisco como licor con denominación peruana por su calidad y derechos). Inclusive ya se hablaba del cambio de nombre al valle por Pisco solo para poder declarar la denominación de origen y nombre internacionalmente. El viaje no fue muy cómodo, los buses hacia el interior no eran como los de la ruta en la costa y eso lo hizo algo pesado, pero estábamos preparados para la guerra, nada nos detenía. 45


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Llegamos en unas horas, la ruta no era muy transitada, mas era necesaria para quienes vivían allí y trabajaban en la costa y viceversa. Bajamos en un paradero cerca a las bodegas donde se elaboraba el Pisco Elqui y en nuestro recorrido por la zona llegamos hasta la puerta de una de sus entradas, regresamos por el mismo camino y nos dirigimos al lugar que tenía mucho valor histórico internacional. Unas cuantas cuadras más al este se encontraba el mausoleo, quedaba al costado de la pista no tenia rejas ni paredes que dividían las casas de los vivos con los muertos, recuerdo que solo subimos unos niveles y con ayuda de nuestro "Guía" Carlos encontramos el Mausoleo de Gabriela Mistral, enorme poetisa, diplomática y feminista de su época, fallecida en el 57 , ganadora del Primer Premio Nobel de Literatura de América Latina. nos sentamos a su lado con respeto y devoción, su espacio pulcramente cuidado, limpio y ordenado, no le faltaban flores, blanca y amarillas eran las que adornaban su morada.

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Camino al Mausoleo, los tiempos eran mayores, tierra afirmada gran parte del camino. Ahora esta totalmente asfaltada. El lugar era impresionante, una paz total, caminamos por los alrededores, había una iglesia, zona poblada con pocas casas, arboles grandes, mas tranquilidad, más paz. No había más que ver salvo la campiña en toda su extensión, el sol era fuerte, buscamos algún lugar para refrescarnos, solo a algunos metros divisamos una tiendita rustica, muy pequeñita, muy cerca a lo que sería nuestro paradero de regreso, no tenía casi nada, preguntamos a qué hora pasaba 47


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el bus, nos dijeron que ya había pasado uno, no eran muy constantes por esa zona, solo que nos quedaba esperar y esperar y esperar... Se hacia tarde y nos comenzamos a preocupar, el Ñato buscaba el mejor espacio para descansar y solo encontró el piso, debajo del paradero, estaba cubierto con una lámina de Eternit o similar encima de cuatro postes que lo sostenían, pasaba el tiempo y debían ser las 5 o 5.30 pm cuando divisamos el que sería nuestra "salvación", el bus estaba casi lleno pero encontramos donde ubicarnos, era el regreso a la civilización.

De Regreso y más al sur Podíamos ver mejor el valle cubierto de grandes extensiones con las uvas por todos lados, luego espacios vacíos y nuevamente las plantas debidamente ordenadas, zonas si cercadas al costado de la pista o un poco más lejos. Debimos llegar terminando el día, habíamos perdido la oportunidad de volvernos a encontrar con las chicas nuevamente, no teníamos su dirección, no si teléfono, menos en esas fechas existía los celulares así que era imposible ubicarlas, f u e una noche de verano nada más…no las volvimos a ver...

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Debimos prepararnos para seguir nuestro camino, compramos nuestros pasajes y luego nos dirigimos al punto donde partía el bus, normalmente llegaban del norte, subían quienes seguían hacia el sur, unos bajaban otros como nosotros buscaban su asiento, luego de percibir en estos tramos los avances que tenían en Chile en algunos campos, era hora de partir...

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6 Santiago

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legamos cerca de las seis de la mañana no había casi nadie en las calles, solo recuerdo estar al lado de un parque cuando nos dirigimos a donde seria nuestro albergue que se encontraba en el centro de la ciudad, el colegio O higgins al lado de arboles extensos y jardines bien cuidados, era nuestro lugar.

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En Santiago nos quedamos varios días, y tuvimos oportunidad de visitar, varios lugares turísticos, La Moneda, el Parque Sta. Lucia, la Estación Central, y claro llegar hasta Viña de Mar. Luego de instalarnos en el O’Higgins, buscamos siempre donde iríamos a desayunar o almorzar, y si en el primer día en la ciudad se complicaba eso, unas galletas, una fruta, una gaseosa era nuestra compañía alimentaria. Buscábamos la "Plaza de Armas" entendiendo que era (al igual que nosotros) el centro de la ciudad, donde se encontraría el Palacio de Gobierno, pero no, estaba a unas cuadras de La Moneda, relativamente pequeña, con zonas para servirte un sándwich u otra bebida, de día o de noche. Zona algo bohemia en ese tiempo. Ya a estas alturas había cierta saturación en dirigirnos los 4 hacia algún lugar, unos querían ir hacia un lado otros al opuesto, tratando de llevar las cosas tranquilas decidíamos separarnos por espacios cortos de tiempo (30 minutos máximo. 1 hora) y encontrarnos en un punto determinado. No nos desviamos mucho del centro de la ciudad, luego almorzamos y buscamos donde comprar pasajes para conocer Viña, estábamos a un paso, no podíamos perder la oportunidad de estar allá.

Viña Del Mar Ese día nos despertamos temprano, la noche la habíamos pasado muy bien, la habitación que nos asignaron era pequeña y debíamos dejar siempre todo ordenado.

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Nos dirigimos hacia la estación de bus, todo estaba relativamente cerca, llegamos y solo esperamos unos minutos antes de partir. Cuando llegamos a la estación ya comenzamos a sentir que nuestros fondos cada vez eran más pequeños de lo programado a esa altura del viaje, se había gastado más de lo previsto y debimos ajustar dichos gastos al mínimo y solo gastar casi lo necesario si queríamos culminar con éxito la travesía.

El viaje a Viña no fue largo, casi 2 horas, bajamos y lo primero que hicimos fue ir a ver al mar, algunas fotos en el Reloj, luego la playa que en mi opinión no eran muy bonitas, por lo menos lo que llegamos a ver, y luego caminar y caminar por sus calles. Estábamos en pleno verano, e r a febrero y ya había comenzado el festival de Viña de mar, en nuestro recorrido pasamos por donde se vendían las entradas y las colas para comprar estas eran casi interminables, gente de muchas partes de Chile venían para estar cerca de sus ídolos musicales, los precios de las entradas no eran baratas y nos quedamos con ganas de participar en una de esas noches espectaculares. Ya al ingresar a viña en la llegada pudimos divisar que la carretera pasaba al lado del anfiteatro, y no había rejas ni paredes, nos decían que quienes no tenían o conseguían entradas se bajaban por los cerros para ver y escuchar evitando que los carabineros los atrapen... 52


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De regreso a Santiago debimos ver cuando viajábamos a Mendoza, comprar los pasajes y decidir que más conocer aquí. Ya había cierto malestar entre nosotros, cada uno quería hacer algo diferente y ninguno tenia mucha paciencia, para evitar mayores problemas decidimos nuevamente conocer cada uno por su lado Santiago y encontrarnos luego de unas horas. El primo y yo visitamos el cerro Santa Lucía. Al reencuentro el ñato había conocido unas chicas en la calle y quedo en encontrarse junto con todos nosotros al día siguiente en un parque céntrico, estuvimos ahí y la pasamos genial, todas ellas muy amables y dispuestas a enseñarnos la capital que no conocíamos. Por algún motivo que no me acuerdo no volvimos a verlas y seguimos nuestro periplo como lo planeamos. Mendoza era nuestra siguiente parada… Al día siguiente ya listos para ir al Terrapuerto, seguimos sacando cuentas y debíamos ajustar más los gastos, el ñato quien menos recursos tenía le decíamos que sea cauto con su dinero, pero apenas llegamos al lugar desapareció. Lo buscamos por todos lados y no estaba, faltaba poco para que el bus parta y no había el ñato, luego de un rato se aparece al final del terminal con bocaditos y demás llenos en la mano. Cuando le preguntamos donde estaba y que había hecho contesto “tenia pesos chilenos y como ya viajamos a Mendoza no serviran…así que los gaste todo”. Ese era el ñato.

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7 Mendoza mas allá de los andes Subimos al bus y pasamos el túnel trasandino, creo que era mas de 5 minutos cruzando la cordillera muy bien iluminado, en perfecto estado y al final cuando salimos ya estábamos en Argentina. Paramos para registro en aduanas y seguimos el viaje hasta Mendoza, bajamos del bus y debimos buscar alojamiento, nos pasamos todo el día y no encontramos, se hacía tarde, oscurecía y no logramos encontrar donde nos quedaríamos. Preguntamos por todo lugar y estaban llenos era vacaciones y todos los hoteles de todos los tamaños estaban llenos. Eran casi las 10.30 pm ingresamos a un pequeño hotel y preguntamos por habitación, no había, le explicamos la situación y nos dio una salida, al día siguiente se liberaba uno de 2 camas, así que debimos buscar donde quedarnos esa noche a nuestra insistencia nos dijo “si quieren pueden dormir en el techo” aceptamos, subimos por una escalera de metal pegada a la pared y el techo era nuestro, por suerte todos teníamos bolsa de dormir y con dos litros de licor que compramos la pasamos bien hasta las 3 am aproximadamente. A la mañana siguiente bajamos para que nos den la llave de la habitación y corrimos hacia ahí, quienes primero llegamos nos quedamos con la cama, los otros al piso, pero bueno estábamos bajo techo ahora.

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Salimos a la calle para tomar desayuno, al frente había una bodega, compramos 20 panes, jamón y queso, hicimos los panes y luego nos repartimos la botella de leche fresca entre todos, listo, a seguir conociendo Mendoza. Visitamos un parque y el acuario para luego salir y ver donde almorzamos, en esa época había en venta un vino de turista, lo vendían en todos los kioscos en caja de cartón, era muy bueno y barato, eso era lo que tomábamos , ya en el restaurant pedimos parrillada para 2, era abundante, mucha papa frita, presas de pollo que parecía pavo, morcilla, chorizos, lomo, chancho, y nuestro vino de turista, con eso todos satisfechos. Al día siguiente decidimos ir a comprar nuestros pasajes en tren a Buenos Aires, y seguir paseando, pero cuando nos retiramos del hotel alguien diviso unos encartes de tours, había unos históricos, otros que mostraban la ciudad y otro que enseñaba los viñedos, claro, ese fue el que escogimos, los precios? Cómodos, nos recogían desde el hotel y nos traían también. Eran 5 viñedos los buses eran grandes como cualquiera aquí en Lima, subimos y nos sentamos estaba casi lleno, pasamos por un par de hoteles más y a conocer los viñedos. El primero fue Trapiche, nos dieron el tour y terminamos en una degustación, todo terminaban en una degustación, 5 o 6 mesas redondas con mantel blanco llenos de copas con vino de todas las variedades, tomamos lo que queríamos, al final podíamos pasar a la tienda y comprar, ahí lleve unas botellas, luego debíamos subir al bus pero quedaban algunas mesas con vino, pertenecían a otros buses que también hacían el mismo tour pero que no lo tomaban, nosotros nos encargamos de acabar eso. Cuando subimos al bus nos dimos cuenta de que no 55


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era el de nosotros, ya se imaginan como estábamos de ebrios, pero no éramos los únicos. En nuestro bus había varios turistas de diferentes lugares, japoneses, chilenos, brasileros y uruguayos, estos últimos eran 2 mujeres y 2 hombres, de nuestra edad, ¿a dónde iban al final? ¿Ya saben no? El segundo viñedo era mas pequeños pero igual de bueno, en la degustación incluían quesos y mucho vino, en el primero viñedo solo nos vimos mutuamente en el segundo ya hubo un saludo sonoro con ellos…”hola”…y en el tercero nos sentamos juntos en el bus y abrimos un par de botellas de vino, llegamos al cuarto viñedo y solo bajamos del bus y nos quedamos ahí bebiendo lo que teníamos…ahí acaba para nosotros el tour, ya solo me acuerdo que el quinto viñedo ni bajamos y solo lo hicimos cuando nos obligaron por seguridad de las cosas que dejaban los demás en el bus. Al final bajamos en una feria de souvenirs y de ahí al hotel hechos paquetes. A la mañana siguiente ordenar las cosas y prepararnos para viajar a Buenos Aires.

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8 Las Primas Cuando compramos los boletos para el tren que nos llevaría a Bs. As. no conseguimos estar en el mismo tren, por alguna razón ya no había 4 pasajes y debimos separarnos otra vez, ahora en un viaje, Carlos y el Ñato tomaron el tren que salía horas antes que nosotros. El Primo y yo lo hicimos en la noche. El 15 de enero ( dos semanas antes del viaje) fue el cumpleaños de mi tía Alicia, toda la familia asistía a su onomástico era la oportunidad de estar todos juntos, luego solo quedaba la navidad y cumpleaños de mis abuelos maternos, y ahí estuvieron no solo familiares directos sino también otros más incluyendo a unas chicas, ambas hermanas, que venían de Argentina, de vacaciones, converse casi todo el día y entablamos una buena amistad.

Mi tía Alicia era una persona muy querida y especial para mi . En mis recuerdos de infancia cuando fallece mi madre, yo tenía 4 años y son pocos los recuerdos que guardo de ella, pero de esos pocos son dos muy claros que los mantengo en lo más profundo de mi ser. Uno cuando sin querer me atreví a ingresar al baño de la casa y ella estaba usándolo,

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lavándose y arreglando el pelo, yo empuje la puerta con fuerza, e ingrese, me miro y me grito firmemente "...Carajo, cuando quieras entrar al baño primero se toca la puerta!!!..." tenía algo más de 3 años!!! pero bueno así era ella carácter fuerte, bella alta, con su pelo negro y ojos penetrantes. Y el otro fue calculo meses después, ya estaba muy enferma, e r a asistenta social, trabajaba para el estado y tenía a cargo una zona alejada del centro de lima ( en ese entonces) y llegaba hasta las chacras aledañas de la ciudad, veía los problemas cotidianos de las familias y ayudaba a solucionarlos, era a muy querida por todos ellos. Cuando culminaba su labor llegaba a casa, abría la puerta y yo estaba esperándola al final de la escalera (vivíamos en Sta. cruz, Miraflores, un barrio de clase media en una casa alquilada), luego de cruzar la puerta de metal y ventanas de vidrio, debía subir inmediatamente una escalera que llevaba al segundo piso, ese era nuestro hogar. Vestía ropa formal, saco y falda color beige, zapatos y carteras de charol, subía y me abrazaba, pero muy cansada, se sentaba en nuestro sofá color rojo, me daba una bolsa con fresas que eran obsequiadas por las personas que atendía, las llevaba luego a la cocina y las desinfectaba con gotas de yodo, (claro cuando crecí me dijeron que es lo que ella le hechaba). Se quitaba sus lentes de carey verde oscuro... luego mi memoria de ella se va disipando.

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Evoco esto para que entiendan que mi tía Alicia paso a ser mi madre a partir de la partida de su hermana, cuando enfermaba, ella estaba a mi lado, cuando me caí del tercer piso ella me visitaba al hospital, cuando nos reuníamos en familia todos mis tías corrían (naturalmente) a atender a sus hijos, sírveles su comida su bebida, etc....mi Tía Alicia era la que me atendía a mí, quien me hacia los mejores regalos de navidad, quien me contaba de mi madre y como fue, quien me explicaba cómo eran mis tíos de jóvenes, quien me hospeda un año en su casa cuando a mi padre lo destacan a Iquitos, quien me llevaba al médico, quien me acompaño al altar cuando me case. Años después por acciones de la vida, enfermo y la visitaba en su lecho, luego por un tiempo dejé de verla...y me enteré de que había muerto, meses antes, nadie de mi "familia" me avisó....

Por la manera que hablaban inmediatamente entendí que no eran peruanas, ese dejo parecía argentino, almorzamos y brindamos junto con todos los demás. Me explicaron que estudiaban en Mendoza, eran de allá, tenían unos días y luego debían regresar, yo les comenté que tenía planeado viajar en unas semanas, comprendía todo el sur y que indudablemente el paso por Mendoza era obligado creo que no lo tomaron muy en serio, o se olvidaron. Ya que 59


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cuando salimos de la estación dejando a Carlos y el Ñato, nos quedaba varias horas hasta que sea el momento de enbarcarnos en el tren de las 7 pm, eran casi las 2 pm, me acorde que había prometido contactarlas cuando llegara a Mendoza, pero como la cosas se movieron un poco no reaccione de inmediato. Encontramos en teléfono público, a unos pasos de la estación, saliendo a la calle, inserte las monedas necesarias y marque su número de teléfono que me entregaron en Lima, la tenia apuntado en una agenda que me entregaron en el banco y que lo hacían a todos los empleados a principio de año, contesto una persona adulta, hombre, era el padre, pregunte por ellas muy amablemente, y luego de un minuto contesto una de ellas, Estela, "... hola como estas? soy Ivàn estuvimos reunidos en casa de mi tía Alicia, en lima, quede en llamarte a mi llegada te acuerdas?..." en ese momento hubo un par de segundos de silencio y luego reacciono, "Iván!!! que gusto escucharte, no sabia cuando llegabas, que sorpresa..." escuche que llamaba fuerte a su hermana "Andrea!!! ha llegado Iván de Lima!!!" me paso con ella y me pidieron decirles donde me encontraba, le dije que habíamos estado ya unos días en la ciudad pero que solo faltaba unas horas para partir a Bs. As., ellas se sorprendieron aún más, me dijeron que no podía hacer eso, que debíamos quedarnos en su casa unos días, les dije que ya no podía y que los boletos acabamos de comprarlos, que nuestros amigos habían avanzado en el camino y debíamos seguir.

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Ellas insistieron, hablaron con sus padres y fueron inmediatamente a recogernos de la estación, bajaron del auto y nos abrazamos, como si fuéramos amigos por muchos años y mucho tiempo sin vernos, era una sensación gratificante, sentí que el aprecio era sincero, realmente les dio gusto verme. Les presente al primo, que sería compañero del viaje a la capital, les dije que estábamos varios días y por motivos ajenos a mi voluntad no las llame antes, ( en realidad habíamos llegado peleando a Mendoza, éramos 4 personas y nunca les dije cuántos viajamos, no quería incomodar sobre todo si eran personas que recién conocía), nos subimos al auto, nos presentó a sus padres y nos llevaron a su casa para conocerla. Quedaba relativamente cerca, a solo unos 15 minutos de la estación, era una zona residencial, muy calmada, no había mucho tráfico de gente, la fachada era no muy grande, pero al ingresar nos dimos cuenta de que luego de pasar la sala y comedor tenían un patio de todo el ancho de su propiedad y detrás más espacio con un pequeño huerto que terminaba hasta la espalda de la manzana (culminaba al otro lado de la calle). Su casa era muy acogedora, tenían adornos colgados en la pared, flores, imágenes de aves y/o mariposas sino me equivoco, blanco y celeste, líneas marrones, decorado con estilo de hacienda de campo, todo impecable y ordenado. nos invitaron una copa de vino que aceptamos cortésmente, conversamos un poco acordándonos de los momentos que estuvimos en Lima, sus padres jóvenes y muy amables. Ellas 60


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en realidad, eran sobrinas en segundo grado por parte de la esposa de un primo en segundo grado de mi tía Alicia, al final eran familia de alguna forma, por eso eran mis Primas. El tiempo paso volando y era momento de ir a la estación, les pedimos que nos diga como llegamos ahí, pero no nos dejaron ir y nos llevaron en el auto, nos pidieron que regresemos y que ahí si nos enseñarían con calma todo lo que había para conocer en Mendoza, quedamos en contactarnos. Pero antes de llegar a la estación en el auto y sin bajar de él nos pasearon por el parque que había era muy grande (luego me enteré de que era el Parque general San Martin) inclusive existía zonas que podías hacer parrillas, la gente venía a pasar el fin de semana era muy grande, dimos la vuelta y salimos rumbo a la estación. Llegamos, bajamos nuestras mochilas y nos despedimos de los padres, ellas nos acompañaron hasta dentro de la estación, nos dejaron a la espera y nos despedimos no sin antes agradecerles su cortesía y amabilidad, íbamos a estar llamándonos, quien iba a donde primero, o a Lima o a Mendoza, se fueron hacia la salida, volteamos mutuamente y levantamos todos las manos con la señal de saludo y despedida, nunca más las volví a ver...

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La Gran Ciudad Estábamos dentro del tren, ya era de noche y con Carlos y el Ñato habíamos quedado que nos encontrábamos en la estación de Retiro, lugar donde llegaba el tren desde Mendoza, estuvimos viajando y conversando con el primo hasta quedarnos dormidos, amanecimos poco antes de llegar y bajamos del tren al encuentro de nuestros amigos. Habíamos llegado a Bs. As. Capital de Argentina, estábamos muy cerca del Atlántico y lejos de nuestro país, salimos a la calle y no paso tiempo de encontrarnos con ellos, Carlos de todo el grupo era el más ordenado, tenía controlado casi todos los detalles, ya sabía dónde ir y que podíamos hacer, eso nos tenía tranquilos, tenía momentos en que se concentraba y actuaba como persona adulta, seria, ecuánime, integra, luego se le pasaba y salía el loco que llevaba adentro a veces eso no era lo mejor pero nadie es perfecto.

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Tomamos un taxi para llegar a nuestro destino, el albergue que ya había separado Carlos quedaba coincidentemente en la calle Perú, eran cerca a las 10 am, nos dejaron a un par de cuadras no sé porque, caminamos y llegamos al albergue, estaba en un segundo piso, el mismo formato de todos, nos colocamos junto al camarote que estaba Carlos y el Ñato, luego cambiamos de sitio pero siempre juntos, era por un tema de cuidar las cosa también. Salimos al hall y encontramos poca gente en ese momento, muchos paraguayos y ya saben con qué destino. Era un grupo simpático, igual que en La Serena, había varias cocinas, todas juntas una al lado de la otra, eran como 6, cada uno si quería tomaba una y preparaba sus alimentos, ahí se mezclaban los olores y sabores de los países representados en su gente, Brasil, Paraguay, Chile, Perú y Uruguay, no creo haber visto otras nacionalidades. Cada uno preparaba su plato y si te fallaba algún ingrediente y lo tenían te brindaban sin problema, había un espacio de comedor donde seria como una terraza, otros escuchando noticias en un televisor en otro ambiente y los demás afuera o descansando en sus camarotes. Ese primer día salimos a pasear por las principales avenidas, Corrientes, Santa fe, La valle, 9 de julio, etc., llegamos a la Casa Rosada, estuvimos en la Plaza de Mayo, caminamos como nunca habíamos caminado en todo el viaje, tomamos

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algunas fotos hasta que llegamos a una gran avenida era 9 de julio y nos encontramos con el Obelisco, al medio de la avenida, imponente, esta avenida tiene varios carriles por ambos lados, una cosa fantástica, para cruzar había que tener mucho cuidado, ya en esa época existía bastante tráfico no me imagino ahora.

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Me tome una foto con el Ñato, pero era imposible tomar todo e l obelisco y salir en la imagen que nos distingan, se acercaron y tomaron la instantánea. Eran tiempos post guerra, la gente caminaba por toda la ciudad despreocupada en parte de lo que había ocurrido pocos años antes, solo Las Madres de la Plaza de Mayo eran el alma viva del dolor por los seres queridos desaparecidos en el gobierno de Facto de Jorge Rafael Videla. Comenzamos a pasear por los lugares históricos, y luego estando por la avenida Lavalle pasamos por las tiendas que habían parecido al jirón de la unión, y cada uno miraba admirando la belleza de las argentinas por todo lado, avanzamos como en fila india, cuando en eso vemos al Ñato que miraba fijamente para arriba sin moverse, luego todos hicimos lo mismo y había una tienda de venta de bikinis de cuero con modelos de carne y hueso, y que estaban modelando . No demoramos más de 20 segundos en subir a la tienda e interpretar a potenciales compradores solo para verlas más de cerca, claramente no compramos nada. Era hora de almorzar y en esa época había el primer McDonald de américa en Buenos Aires y estaba a un paso, ingresamos y nos sentamos en una mesa, esperamos un rato y en eso apareció una chica de nuestra edad, alta, rubia, ojos verdes, y nos dijo que íbamos a pedir, todos nos quedamos quietos y luego hicimos el pedido, nos sorprendió mucho lo bella que era la chica quizá la mas bella de todas las que habíamos vista hasta ese momento.

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Estos primeros días eran bastante movidos, todos querían ir a diferentes lugares y decidimos hacer lo de antes, cada uno se iba donde quería y nos encontramos en la tarde en el albergue, Carlos se fue a vender sus huacos a un mercado de pulgas, el Ñato salió por una avenida sin rumbo definido, Carlos el primo y yo decidimos salir juntos por el centro y almorzar por ahí. Cuando nos encontramos en la tarde en el albergue cada uno conto que es lo que hizo, Carlos le fue bien y vendió sus huacos a buen precio, nosotros tomamos muchas fotos de los lugares que fuimos y comimos empanadas por doquier, y el Ñato cuando le preguntamos que había hecho nos dijo “me fui por la avenida corrientes hasta el final” y notros le preguntamos “y luego que hiciste?” y él nos respondió “cruce la pista y me regrese por la vereda del frente…”, ese era el Ñato. Ya estando en el albergue, ordenando nuestras cosas, ingreso un nuevo turista con su mochila, estaba solo y en eso lo vimos y era nuestro compañero de colegio Wally ( un Hombre de comunicaciones, tiene una casa realizadora, radica ahora en Canadá, gran amigo), fue una alegría verlo ten lejos de casa, él venia por el otro lado del continente, de Lima fue a Iquitos ( selva peruana) y navegando por el rio cruzo la frontera a Manaos ( Brasil) y ahí bajo hasta llegar a Buenos Aires donde nos encontramos. La diferencia no solo era por la ruta para llegar a Bs. As. entre nosotros, sino que él viajo solo. Y debía regresar por donde nosotros llegamos.

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Rebeca y familia En Lima Carlos tenía un compañero de la universidad que vino antes que nosotros a Argentina y todavía se encontraba aquí, Marcelo estaba igual de vacaciones y visitaba Bs. As. porque tenia en esa época una enamorada que vivía en esta ciudad. Un día lo contactamos y los visitamos en la casa de su enamorada Rebeca donde estaba hospedado, llegamos en la noche y nos recibió ella junto a sus padres. Ambos nos recibieron cortésmente y nos invitaron a cenar. El papá entiendo tenia una pequeña mina de oro y se dedicaba a eso, fanático de Boca Juniors al igual que su hijo hermano de Rebeca, que jugaba en la segunda división de ese equipo en la portería. La madre de Rebeca toda una dama, atenta, cordial, muy detallista en todo y con un corazón inmenso. Al sentarnos a la mesa todos los padres pidieron pizza de todos los sabores, vino y el sifón obligado. Era Carlos a quien le pidieron servir el agua del sifón y al no tener practica empapo toda la mesa solo al servir el primer vaso y todo riéndose a carcajadas. Terminamos todo lo que había en la mesa y luego pasamos a la sala a seguir departiendo una charla amena junto a su copa de vino tinto. Ya cerca a la medianoche nos retiramos no antes agradecer a los anfitriones y ellos nos invitaron a su villa a las afueras de Bs. As. para el día siguiente y claro que aceptamos.

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Salimos muy temprano del albergue y nos encontramos en la casa de Rebeca, de ahí nos dirigimos en 2 autos rumbo a la villa viajamos un par de horas aproximadamente.

Un día paseando por Lavalle con el Ñato y el enamorado de Rebeca Pasamos por el peaje que ya era automático en esa época, con un chip instalado en el auto, avanzamos unos 80 minutos más y entramos a un desvío, algunos minutos más y llegamos. La villa era bastante grande, ingresamos directo a la casa principal, bajamos y ayudamos con las cosas para que se instalen, había más personas invitadas, amigos del padre de Rebeca, la casa era amplia el área de toda la villa permitía que tengan una cancha de futbol, piscina grande y entre estos sitios y la casa principal había una casa pequeña 69


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que era para invitados que se quedaran varios días. Al lado de la cocina había un quincho cerrado con mallas porque en el lugar los mosquitos estaban por todos lados. Ellos hicieron una parrilla muy buena, tiene la costumbre de cocinar a la leña y la brasa pegada a una pared o tronco y dejar la carne inclinada 45 grados sobre todo cuando es bastante carne, probamos unas berenjenas en aliño muy buenas con pan tostado y los vinos como siempre. Al termino del día hablando de futbol el padre de Rebeca nos invita el día siguiente a ir al estadio de Boca para ver un partido contra River, no lo dudamos ni un instante.

En el quincho los 4 viajeros con la Mamá de Rebeca y su enamorado.

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Nos llevaron al estadio en taxi, la zona es algo peligrosa hasta ahora, el padre de Rebeca era socio y nos llevo a occidente, en total éramos 8 personas, sin relojes, sin cámara de fotos, sin lentes, sin casi nada. La gente ingresaba tranquila, el problema era adentro, cuando comenzó el partido, no sabía, pero los argentinos ven el partido parados (por lo menos este). Comienza el partido y la gente gritaba y seguía gritando, la multitud extendía sus banderolas casi de todo oriente y en sur los rivales hacían lo mismos papel por todo lados y gritos ¡¡¡algo que entendí de los múltiples insultos que le proferían al árbitro era decirle “Vigilante!!!” parece ser que era el peor de todos, para ellos era denigrante y muy insultante decirle así a alguien, ese modismo lo tenían presente siempre. Otra cosa, en esa época los hinchas iban con botellas de vidrio, vasos, hasta con su radio a transistores por que tal era la bulla que escuchaban la transmisión para no perderse nada y cuando el arbitro cobraba algo a su equipo todos le tiraban de todo al juez del partido, inclusive las radios. Cada vez que había posibilidad de gol la gente avanzaba y bajaba unos 8 escalones, por eso veían parados, casi todos se abrazaban y bajaban juntos en bloque para después de la acción subir nuevamente y ubicarse donde era su lugar, al final terminamos separados de todas maneras, jajajajaja. El partido termino 1 a 0 a favor de Boca, los de River estaban furiosos, el partido termino cerca a las 8 pm, y por instrucciones del papá de Rebeca nos quedamos hasta el final en las gradas del estadio, era por seguridad, siempre había peleas en la calle entre los dos bandos, quemaron las butacas en el lado sur y tuvimos que salir como 71


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Ivan el terrible

a las 10 pm., pasamos por la entrada principal y vimos las copas de toda su historia del equipo, luego tomamos la calle y salimos a buscar taxi, fue un gran día.

El Tigre Quedamos en ir al delta, y nos dirigimos en la mañana a la estación de retiro, no estoy seguro si llegamos a ir los 4, pero con Carlos si estuvimos, el viaje en tren placentero luego tomamos un bote con motor fuera de borda y a pasear se dijo. Llegamos hasta una parada o ingreso a una propiedad y nos quedamos ahí, le dijimos al piloto de la nave, Carlos se metió al agua, yo creo que no, tomamos sol, esperamos media hora y regresaron por nosotros y nos dirigimos a tomar el tren.

El Tigre 72


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Nuevos Amigos, primero en partir

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ntre todas las experiencias que tuve en Bs. As. para mi conocer a Daniel y Marisa fue la mas satisfactoria.

Carlos, ya había viajado por otros países, y en su viaje anterior lo hizo a Brasil, ahí, conoció a esta pareja la cual siempre nos dijo que eran de muy buena onda.

Luego de instalarnos y pasar unos días en nuestras aventuras ya descritas se contacto con Daniel y Marisa quienes al enterarse de nuestra presencia ya en la capital insistieron en conocernos y a la vez brindarnos su casa para que los 4 nos mudáramos del albergue con ellos, eso me pareció un desprendimiento total

En principio claro esta no queríamos incomodar, donde estábamos nos encontramos cómodos, no había lujos ni 73


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habitación exclusiva para nosotros, pero adquiríamos el conocimiento de viaje de los otros turistas, chilenos, uruguayos, brasileros, etc., y eso me parecía genial. Al final decidimos ir ya que era conocer cada día más y nos ahorramos el dólar por día que se pagaba en el albergue.

Su dpto. quedaba en un sexto piso que venía a ser un séptimo para nosotros (el ingreso o primer piso de los edificios para ellos no cuenta, comienzan a contar a partir del nivel superior a la entrada), ingresamos y su espacio era pequeño, tenía una cocina muy pequeña y al lado su sala y un baño, luego un poco más allá estaba su cuarto y eso era todo. tenía una vista espectacular de Bs. As.

Los cuatro nos acomodábamos en la sala para dormir, estuvimos un par de días todos y luego mis compañeros se fueron a mar de la plata en tren, yo no podía acompañarlos porque ya quedaban pocos días de mis vacaciones y debía regresar a trabajar. Luego de acompañarlos a su viaje de la estación de trenes los últimos días en Bs. As. la pase con Daniel y Marisa y fueron muy amables. Era la primera vez que los había visto, recién los conocía, y fueron extremadamente desprendidos, la primera mañana de amanecer solo en su casa lo primero que hicieron fue entregarme una copia de la llave de su casa, sin más ni más, "...toma Ivàn, aquí tienes la llave del edificio y del dpto. para 74


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que puedas ingresar cuando quieras..." eso me aprecio realmente bondad pura, ellos no sabían si era un delincuente, traficante, y simplemente una mala persona, cualquier otra persona pudo robarles y sabe dios que más y , mandarse a mudar cuando quería, tenía las llaves de la casa... yo, lo tome muy responsablemente, inclusive ninguno de los dos bebe una gota de licor y tuvieron la cortesía de comprar una botella de vino y otra de ron que me la enseñaron en la refrigeradora antes de partir a trabajar, "... sírvete Iván lo que gustes, esta es tu casa..."

Junto a Daniel en Caminito... Claro quienes estaban de vacaciones éramos nosotros, ellos tenían que ir a trabajar, la mamá de Daniel tenía una tienda dentro de uno de los locales que hay en los subtes, 75


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en algunos de los niveles que existen y él apoyaba a su mami en los quehaceres cotidianos y se repartía el tiempo también trabajando junta a Marisa en una tienda de ferretería que tenían los padres de ella en otro lado extremo de la ciudad. Ellos trabajaban todo el día y llegaban cerca de las 8 pm, pero antes de su partida diaria ya me habían hecho un bosquejo de ruta o tours para que estuviera ocupado durante el día hasta su llegada, que lugares conocer, donde tomar los ómnibus y que línea subir para no perderme, ( Bs. As. es una ciudad mucho más grande que Lima y no tenía la experiencia de mucho tiempo en transitar por sus calles, eso me ayudó mucho). Un día Daniel me dijo "...nos encontramos a la 1 pm para almorzar juntos..." dejo sus labores para acompañarme un día, recorrí parques y museos para luego pasarla con él. Recuerdo una tarde que llegue el dpto. no había llegado nadie, me acerque a la ventana y el sunset estaba en su plenitud, el cielo despejado la vista cada vez más se tornaba naranja intenso, lo edificios no terminaban de aparecer, por donde veía había muchos de ellos, cientos y cientos de edificios, la imagen del término del día y yo lejos de mi país a miles de kilómetros de distancia... la sensación de no encontrarte en casa broto en ese espacio de tiempo por un momento me sentí solo. Se acercaba más el día que debía partir y junto con ellos salimos a comprar el pasaje, quería comprar un pasaje 70


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que vaya directo a la frontera con Bolivia, pero se había acabado, solo quedo comprar viaje hasta Tucumán salía un domingo 22 de febrero....

La colombiana El viernes dos días antes de partir, Daniel me dice "... quiero que conozcas a alguien... ella es nuestra amiga y mañana vamos a ir a su casa.", para mí era muy buena idea, ellos debían descansar el fin de semana y que mejor idea que visitando a sus amigos. Cuando llegamos era un dpto. algo distante de donde nos encontramos nosotros, zona tranquila y muy arreglada, vivía sino me equivoco en un 3er piso, era un dpto. algo más grande que el de Daniel y Marisa, construcción casi nueva y ella se había mudado hace poco, debía pintar las habitaciones y que mejor que con ayuda de todos, Marcela era su nombre, al igual que Daniel y Marisa eran algo mayores que yo ( estaban cerca a los 30 años) trabajaba en una oficina financiera y vivía sola, llego de Colombia a Bs. As. cerca de 3 años antes y los conoció a ellos manteniendo la amistad todo este tiempo. Conversamos de todo que hacíamos y que la motivo a dejar su país y mientras lo hacíamos, brindamos con vino claro y los cuatro comenzamos a pintar, me acuerdo el color de una de las habitaciones, era melón y la cocina amarillo pastel, la sala blanca. No recuerdo haber terminado de pintar, pero si avanzamos mucho, la pasamos genial, todo era risa. Ya era 71


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algo tarde y nos teníamos que retirar, me despedí de ella como si la conociera de toda la vida...y como en esta vida nos lleva a veces por caminos distintos nunca más la volví a ver. Antes de viajar a Tucumán Marisa me invito a la casa de sus padres a almorzar, quedaba algo lejos de donde nos encontramos, tomamos un bus con Daniel, ella nos esperaba allá. Llegamos a buena hora, su familia es numerosa, creo era la mayor sus padres muy buenos y al rato de llegar nos sentamos a la mesa, estamos casi todos cuando en eso aparece una de sus hermanas, casi de mi edad, me llamo la atención lo bella que era, alta, ojos claros, cabello rubio y su piel perfecta, parecía modelo, se situo casi frente a mí, siempre al “turista” le hacían servir el agua de los sifones, claro, como no tenia experiencia terminaba botando el agua en toda la mesa incluyendo caras y ropa de los comensales para luego reírse a carcajadas. Pasamos la tarde y luego nos despedimos de toda la familia, me quede con la imagen de su hermana en la mente por varios meses…

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Iniciando el retorno

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a era domingo, comenzaba el viaje de retorno, prepare mi mochila junto con las cosas que compre en todo el camino y lleve en la segunda algo que lo cuidaba como si fuera oro para ese entonces en la segunda mochila ( más pequeña y que la llevaba en el pecho) dos botellas de vino de las bodegas de Chile y Argentina, siempre temeroso que por alguna ocurrencia de este viaje se llegara a romper y perder el licor de la uva selecta. Daniel y Marisa me acompañaban a la estación de Retiro para subir al tren que me llevaría a esta parte de la travesía.

Luego de muchos años este viaje siendo siempre de experiencia especial, recordando mientras les contaba hace poco tiempo a mis hijos y haciendo memoria, comenzó a tomar otra perspectiva de lo que significo a mi entender ese viaje como parte de mi vida. Comprendí que muchas cosas no sucedían por el azar, entendí lo que realmente pasaba, demasiadas coincidencias no percibidas, mucha "suerte" en el camino, no me había dado cuenta... 73


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Llegamos y lo primero que sentí es la soledad del retorno que me esperaba, la inseguridad de no conocer que pasaría en el camino estando solo, con quienes viajaría, que me encontraría, me quedaría dormido? perdería mis mochilas con mi contenido especial? La estación de retiro era lo más parecido a una que se aprecia en películas como Harry Potter construcción muy antigua, de los años 30, esperamos que suene el pito del jefe de circulación o estación y el sonido de la bocina del tren que avisaba cuando salía ya y debían subir los pasajeros. Estuvimos unos minutos antes del sonido esperado, conversando lo que encontrarían los otros 3 del viaje en Mar del plata y dando recomendaciones de lo que debería hacer si pasaba algo, me dieron su dirección y su teléfono en un papel para que los contactara de alguna manera si había inconvenientes, luego sonó la bocina, era hora de partir, Daniel subió conmigo a mi asiento para ubicarme donde correspondía viajar, dejamos la mochila grande en el espacio encima de mi ubicación y bajamos donde estaba Marisa, nos comenzamos a despedir, abrazos y apretones de manos .

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Cuando vayamos a Lima Entonces sucedió un acto impensable, algo que no se me pasaba ni por un instante por la cabeza, Daniel se acercó a mí, metió la mano en el bolsillo de su jean y saco un billete de 50 dólares, lo puso en el bolsillo de mi camisa ( en ese momento blanca, que la había comprado en Arica, marca Wrangler, manga larga, a un muy buen precio, sport ), y me dijo, "...sabemos que ustedes vinieron con poco dinero, y creo que esto te será útil en el viaje, por favor recíbelo..." yo me quede sorprendido, era la primera vez que los conocía, habían sido muy amables y excelente anfitriones durante mi estadía en su casa, más de una cortesía recibida por ellos, había todo por agradecerles a ambos y ahora me entregaban

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50 dólares!!! (para que se ubiquen en el tiempo en esa época la moneda de Argentina era el Austral, la situación económica del país no estaba muy bien, luego de la Guerra de las Malvinas, comenzó a notarse la crisis y no era que les sobrara el dinero a ellos y a nadie en ese momento) era bastante dinero para nosotros, le dije que gracias, pero no podía aceptar, ellos insistieron, y me decían ".. no te preocupes, cuando vayamos a Lima nos lo devuelves..." . Si bien luego de la operación cambiaria en Lima junto con mis otros ingresos esperaba no sufrir con los gastos en el transcurso de los días luego de comprar el pasaje a Tucumán y junto con algunos australes solo me quedaba 20 dólares en mi canguro (me acuerdo como si fuera ayer). Solo se convencieron de desistir cuando les dije " .. miren ellos que viene detrás están muy ajustados de dinero, creo que lo necesitan más que yo..." les devolví el billete, los mire a los ojos y me aleje a mi vagón. Como sucedió con Marcela... nunca más los volví a ver...

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El tren

R

umbo a Tucumán, comenzaba el trayecto hacia un nuevo destino. En las primeras horas solo me concentraba en ordenar mis ideas y preparar una acción de contención si es que me pasaba algo, sufría de un robo, se perdía mis pertenencias, me quedaba sin documentos, etc.

Mi padre era un policía, quien en los pocos segundos que tomo atención cuando le dije que viajaba de vacaciones por el sur del continente solo dijo " si pasa algo busca a la policía.”, era obvio que eso debía hacer en cualquier emergencia, pero al ser "colega" en cualquier país sentía que podía estar algo más protegido y no quedaría a la deriva. De todas maneras, igual había algo de temor. Ya horas después me fije quienes estaban conmigo en el asiento compartido, y quienes se encontraban al frente mío, (en los vagones había algunos asientos sino todos que se encontraban mirándose al frente unos de otros, y los asientos eran para dos o tres personas). Estaba al lado de la ventana que se encontraba a mi izquierda, al lado, estaba un 77


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niño y al frente de nosotros sus padres con sus hermanos menores una niña y otro niño de aproximadamente 4 a 6 años, el mayor que estaba a mi lado no pasa de los 8 años. Como saben luego de dejar Bs As. y el billete americano que me acompañaba, solo tenia algunas monedas y no logre comprar nada para alimentarme en el viaje y ya daba hambre, mis compañeros de viaje comenzaron a sacar un táper de marca "Basa" grande y rectangular, más grande que los tapers que les entregaron (muchos años después) a mis hijos para los primeras clases en Inicial en el colegio, donde guardaban sus colores, plumones y todo aquel material que podían. Lo que había adentro era unas hamburguesas hechas en casa más grandes que la mejor época del Bembos en lima, pan especial, tomate y lechuga infaltable con su mayonesa respectiva y de tomar por supuesto el mate de hierbas, en su recipiente llamado Mate, Cuya, Porongo dependiendo de la zona que sea. Tenían como veinte hamburguesas, yo miraba por la ventana así evitar que se revuelva mis intestinos, ya escuchaba los sonidos clásicos del estómago en esas ocasiones, pero debió ser evidente mi estado que fue el padre de nombre José quien me ofreció un pan, que, al ser devorado en segundos me ofreció otro, y otro, a l final no sé cuántos más.

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José y su esposa eran bolivianos, sus hijos nacidos en Argentina, vinieron a Bs.As. hace varios años, calculo nomás de 30 años ambos, viajaban hacia Bolivia para las fiestas de

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carnaval eran de alguna ciudad que he olvidado, pero quedaba entre la estación de Villazon y la estación de Oruro, comenzamos a conversar de como llegue hasta ahí, les explique cuál era mi ruta y que mis amigos se habían quedado unos días más en Argentina para conocer Mar del plata y que debía seguir el rumbo hacia el norte. Luego de terminar las hamburguesas que estaban riquísimas, ¡¡preparadas con carne argentina!!, me invitaron a probar el famoso "Mate", al principio no estaba seguro de que debía probar, pero a su insistencia, lo hice, era un solo mate para todos, no es que cada uno tenía el suyo, ahí papá, mamá e hijos tomaban del mismo mate y claro yo debía seguir el rito. Su sabor al inicio algo amargo, caliente, luego con el seguir probando el sabor se hacía más placentero, me contaba como ellos compraban las hierbas y lo preparaban en casa a su gusto, había muchas hierbas a elegir y siempre acompañado de un termo con el que recargaba el mate cuando la infusión ya estaba por acabarse. Ambos trabajaban en empresas diferentes, t u v i e r o n que radicar en argentina porque en su país no había condiciones para salir adelante y ahora ya se encontraban mucho mejor, tenían una casa en la ciudad, sus hijos en colegios particulares y ahora de vacaciones a sus raíces en las fiestas más populares del calendario boliviano, "Los Carnavales" semanas que tenían la oportunidad de estar con sus familias y olvidarse del hacer cotidiano que llevaban en Argentina.

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El viaje iba sin contratiempos las llanuras del norte de Argentina eran casi interminables debíamos llegar pronto a destino (Tucumán) y nos preparábamos para bajar a la brevedad, ellos al igual que yo debíamos tomar el otro tren que según ellos partía desde la misma estación a solo minutos de llegar con destino a la Quiaca frontera con Bolivia, y eso ya me tenía algo preocupado. Cuando compré el pasaje en retiro solo pude hacerlo hasta Tucumán, debía comprar pasaje hasta la frontera, ellos ya lo habían hecho con anticipación, solo debían bajar y subir al llamado del nuevo viaje... Llegamos a la estación, eran cerca de las 5 de la tarde, bajamos y juntamos nuestros bultos, debía comprar mi boleto para seguir el regreso...

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Frontera 3

S

aque del canguro mi único billete de 20 dólares espere algunos minutos que me toque el turno, me acerque a la ventanilla y pedí el boleto respectivo, la respuesta fue demoledora..." No Cambiamos dólares..." no sabía qué hacer, miré para atrás dirigiéndome hacia mis compañeros de viaje y les dije lo que me habían dicho, ellos no podían ayudarme, debía buscar donde cambiar ya que los pocos australes que me quedaban no alcanzaban para cubrir el costo del boleto. Preguntaba a todos quienes estaban en la estación nadie podía o quería cambiarme, no lo sé, salí a la puerta de la estación había una plaza y preguntaba donde había una casa de cambio, claro por la hora ya todas estaban cerradas, la hora de partir se acercaba cada vez más. Todo sucedía en minutos, y me desesperaba como conseguía las australes para el boleto, hasta que un hombre me vio muy contrariado y me dijo que tomara un taxi para que me lleve a unas cuadras donde posiblemente encontraría una casa de cambio que atienda.

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¡¡¡Ya estaba pensando que dormiría en una comisaria, no tenía dinero y lo peor de todo es que si no lograba viajar ese día el siguiente tren que iba a la frontera lo hacía luego de 4 días, cuatro días!!! que hacía en medio de Tucumán esperando todos esos días? ¿qué iba a comer? donde iba a asearme, ¿dormir? etc, ¿etc? A José le había pedido que me cuidara las mochilas... si, las mochilas inclusive la que contenía los vinos, que tanto esfuerzo me dio llevarlas completas hasta esta etapa del viaje, igual los conocía solo horas, no me quedaba más que confiar, que no se iban a ir dejando mis cosas en el aire o que se las lleven, solo me quedaba el canguro donde estaba mis documentos incluyendo el pasaporte, llevar todo los bultos hubiera complicado aún mas las búsqueda del cambio, antes de querer buscar al taxi mire atrás, les hice una seña que volvía y lo deje al destino... Pare al primer taxi que vi, le explique qué debía llevarme a aquella casa de cambios, que debía regresar volando porque el tren ya partía en cualquier momento que por favor no me cobrara mucho que solo tenía algunas monedas en australes y que si no alcanzaba le pagaba cuando cambie mi billete, que me esperara, ahí sucedió otro hecho que junto a muchos más cambio lo que parecía inevitable..."... no te preocupes yo te puedo cambiar, cuanto es lo que tienes?..." el corazón regreso a su lugar, le agradecí , cambié lo necesario y volé hacia donde había dejado a José y familia con mis mochilas, y estaban ahí ya había sonado el pito y el tren debía partir, se

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Ivan el terrible

estaban por ir, los chicos con su esposa ya habían entrado al tren, corrí a comprar el boleto, agarré mis mochilas y subimos. En esta oportunidad no teníamos asientos juntos, inclusive los vagones eran otros, logre decirle adiós a José a la volada mientras subía a mi vagón y el al suyo con mi mejor semblanza de aprecio por lo que había hecho por mí, no logre despedirme de los chicos ni de su esposa, al final nuevamente como ya conté sucedió lo mismo, nunca más los volví a ver.... Ahí la memoria es muy pobre, debo haberme quedado dormido, no me acuerdo quien se sentó a mi lado, ni si comí algo en el viaje, este iba a ser durante toda la noche y ya estaba muy cansado.

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Otros angeles

A

maneció muy cerca al momento que llegara a la estación, ya ahí se veía como el tren estaba completamente lleno, no sé si hubo paradas y comenzó a llenarse o estuvo así desde el principio, todos preparaban sus equipajes para bajar a la brevedad, luego entendí porque hacían eso.

Llegamos cerca a las 6.30 am la gente comenzó a bajar apresuradamente, e s t á b a m o s en La Quiaca, frontera con Bolivia y debíamos cruzar la frontera, estaba cerca, todos nos dirigíamos caminando, todos con sus equipajes, familias enteras, bultos de todos los tamaños, se apreciaba que salía el sol con mucha fuerza.

Buscaba con la mirada a la distancia todos los vagones mientras avanzaba, entre calles afirmadas y arboles si encontraba por casualidad a José y familia, después de todo ellos me habían ayudado de muchas formas y quería ver si a pesar de mis paquetes los ayudaba a ellos con los chicos o 84


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con lo que sea, como dije anteriormente, n o los logre encontrar jamás, sabía que debían tomar el mismo tren en Bolivia que todos los demás, pero fue imposible ubicarlos.

Luego de pasar inmediatamente aduanas y cruzar la frontera seguíamos caminando todos juntos ya paso veloz tratando de llegar a la estación del tren en Villazón, que nos llevaría a nuestro siguiente destino Oruro.

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Para llegar ahí no recuerdo exactamente que distancia y recorrido que hice, pero sí sé que la distancia no era mucha, algunas cuadras no más, y acercándome a ese lugar pude ver ya tan temprano las largas colas que se formaban para siquiera llegar a la puerta principal y luego ingresar a la estación propiamente dicha. Al inicio como todos seguí en cola para respetar el ingreso por orden de llegada, en minutos volteando hacia atrás la fila crecía cada vez más y más, pasaba el tiempo y no veíamos ningún indicio que esta avanzara, se iba llenando de gente el ingreso principal y nadie avanzaba ni un metro, eran ya más de las 10 am y la gente comenzaba a molestarse. Había algunos que renegaban de la situación, otros estaban con niños muy pequeños y el sol estaba fuerte, yo pude acercarme un par de veces al ingreso que se encontraba a unos 90 metros de mi ubicación y veía lo que ocurría igual que en Perú, favores que se cobraban con un par de monedas, malos policías que permitían el ingreso sin respetar por las personas que hacían fila para su ingreso, gritos, insultos por todos lados y ellos sin importarles nada seguían con lo suyo junto a autoridades ferroviarias en mi opinión generando malestar en todas las personas que se encontraban afuera. Seguía pasando el tiempo y la información que teníamos desde adentro era poca, acordémonos que esto solo era una fila para el ingreso a la estación, ni siquiera hablamos de la compra del pasaje en el tren y todos estábamos ya comenzando a preocuparnos.

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Junto a mi lado estaban 3 chicas y 2 muchachos igual que yo con sus mochilas en la espalda, su destino era el mismo de casi todos los que me cruce en el camino Cusco - Perú, eran uruguayos converse con ellos y nuestro malestar era ya grande, la estación era un espacio muy amplio que solo estaba cercado con unas mallas de metal en gran parte de su perímetro y algunas paredes cercanas a la puerta principal, dentro de la estación estaba a lo lejos los rieles por donde circulan los trenes y un hangar al lado del espacio de espera de los pasajeros para subir al tren, algunas oficinas y nada más. Uno de ellos peino la zona buscando otra manera de ingresar a la estación, como casi todos estábamos sin probar alimento alguno salimos de un tren, pasamos la frontera y nos dirigimos para ingresar a otro tren, no hubo tiempo para nada, busque alguna tienda para comprar galletas y alguna bebida y ver si me cambiaban australes por pesos bolivianos, me comenzaba a preocupar si no lograba ingresar y comprar el pasaje para tomar el tren, sabía que tenía poco dinero y debía tomar ese tren como dé lugar ya nos dijeron que al igual que en Tucumán los viajes en tren eran cada 4 días, ósea no venía el siguiente tren hasta el viernes siguiente algo que no podía suceder.

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El uruguayo junto a otro compañero regreso a la fila, yo ya había regresado también, nos dijo que encontró un espacio que la malla estaba rota, que era la única manera de ingresar a la estación, cada vez más nos convecinos que eso era cierto, el caos y desorden ya reinaba en el ingreso y solo habíamos avanzado unos pasos, estábamos cerca al medio día el sol estaba muy fuerte el cansancio iba creciendo, todos no sabían que hacer y luego tomamos la decisión...."vámonos"...dijimos, salimos de la fila, cargando cada uno sus mochilas y demás, yo con mis paquetes y mi cámara de fotos Canon T50 con lente de 200 milímetros en el cuello algo que no era para ponerlo en el bolsillo del pantalón y las chicas con bolsos, agua y mochilas a ver si lográbamos ingresar. El espacio ubicado quedaba a unos 80 metros de la puerta de ingreso, había creo cierta curva que dar y la zona era poco transitada ideal para hacer nuestra incursión. Llegamos al lugar y uno de ellos ingreso primero rápidamente, luego las chicas pasaban todas las mochilas y equipaje, mientras nosotros estábamos atentos a cualquier presencia extraña, luego pasamos uno a uno sin perder tiempo, ahí comenzamos a correr unos 50 metros para llegar a la espalda de lo que parecía ser una zona de depósito de carga, un hangar que cruzamos internamente hasta llegar a la zona de espera del tren. no teníamos pasaje, pero ya habíamos pasado el primer escollo, estábamos adentro, a lo lejos vimos como seguían la gente peleándose por solo ingresar y no podían.

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Nos separamos parcialmente los 6, las chicas a un lado sentadas en la bancas y nosotros parados no muy lejos de ellas, cuidándolas a la distancia entre toda la gente que esperaba el tren, fumando un cigarro, hasta que divisamos a lo lejos un grupo de policías que caminaban hombro a hombro hacia nosotros que nos encontramos casi al final de la zona de espera, probablemente se había filtrado que habíamos ingresado por otro lado a la estación y/o algunos otros hicieron lo mismo que nosotros y fueron sorprendidos.

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Tuvimos que reaccionar de inmediato, dos de las chicas se escondieron en el baño, los otros regresamos por donde ingresamos corriendo a escondernos, ahí los trabajadores al vernos no hicieron nada para delatarnos, tiramos las mochilas por un lado como parte del depósito de carga que había y nos escondimos lo mejor que pudimos, unos detrás de baúles, si nos debajo de pajas, etc.… en silencio, asustados encontraban estábamos perdidos. Los trabajadores siguieron haciendo lo suyo, los policías pasaron palmo a palmo pidiendo identificación y los pasajes a quienes se encontraban en la zona de espera. Nos quedamos un buen rato calculo una media hora, no ingresaron donde estábamos, luego de ese tiempo salimos todos nuevamente con nuestras cosas a esperar junto al resto la llegada del tren, se decía que llegaría cerca a las 4 pm debíamos esperar a como dé lugar, llego como a las 5,30 pm...

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El otro tren

L

o vimos llegar a lo lejos y nadie espero que se detenga en el espacio indicado.

Los uruguayos y yo corrimos como pudimos hasta llegar al tren, estaba a casi 100 metros desde nuestra ubicación, todos desesperados para subir, sabíamos que era la única forma de salir de ahí, en la desesperación todos tratamos de subir en el primer vagón que podíamos, y como en otras oportunidades nos separamos sin querer, no hubo tiempo de despedirnos entre todos, habíamos pasado momentos difíciles que los habíamos superado juntos, confiando el uno con el otro, sin conocernos más que algunos minutos antes en la fila.

Solo a la distancia antes de subir a mi vagón logre voltear y divisar en el desorden a una de ellas, que hacia lo mismo que yo, en otro vagón, nos miramos algo asustados sin posibilidad siquiera de despedirnos levantando la mano, por tenerla ocupadas y empujando a los demás para subir nos miramos 91


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por unos segundos haciendo un pequeño ademan con la cabeza y sonriendo tímidamente como acto de agradecimiento mutuo al lograr nuestro objetivo.

Luego de ese momento fugaz, nuevamente paso lo que escenario recurrente en casi todo este advertí como viaje...jamás los volví a ver...

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Por alguna coincidencia de la vida el vagón donde termine subiendo era relativamente chico y creo uno de los últimos vagones del tren y logré una subida a este casi de película. Claro, como la mayoría, siendo verano, vacaciones para muchos, Bolivia en época de carnavales y estando en la frontera con Argentina, todos teníamos muchos bultos que llevar y esto ayudo que la estación rebalsara de pasajeros queriendo viajar. Ahí tenía una desventaja, estaba solo, con dos mochilas y canguro, una cámara de fotos grande y mucha gente al rededor subiendo lo que terminó evidentemente en ingresar casi al último sin encontrar asiento.

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Cansado, aplastado por todos, casi como en el micro en eso años en Lima, prácticamente una sardina, el tren iniciaba su recorrido que nos llevaría a más experiencias increíbles que pasaron esa noche y que sustentan una vez más mi convicción de lo sucedido.

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No tenía idea cuanto iba a durar este viaje, mi mente solo estaba en llegar a Lima sin problemas. Me cobraron el pasaje ahí como muchos y avanzamos. Eran cerca de las 7 pm, el vagón estaba repleto como todos los demás, ni el baño se salvaba de pasajeros y bultos por doquier, nadie olía a perfume evidentemente y menos yo que estaba sin tiempo ni siquiera de cambiarme de camisa durante todo el recorrido. El movimiento del tren era casi una invitación a dormir, algunas ventanas abiertas permitían el flujo de algo de aire fresco y sumada a la preocupación por mis cosas me mantenía despierto en el viaje. Agotado casi al extremo bajando la mirada me di cuenta que estaba al lado de una chica algo menor que yo, guapa, viajaba sola y su asiento estaba en el pasillo, tal era mi condición de "paquete en vida" que apenas me vio me dijo " ven sientate, yo estoy cansada de sentarme tanto tiempo..." , había acomodado la mochila grande casi encima de su asiento y no me había percatado que estaba ahí, estaba concentrado en llegar, solo llegar a Lima. Accedí a sentarme, era inevitable mi cuerpo no podía más, eso sí no me separaba de mi mochila chica y su importante contenido líquido, conversamos un buen rato, ella parada a mi lado, era boliviana, se llamaba Estela, estudiaba y trabajaba en Argentina y como muchos regresaba en vacaciones para pasar con su familia los carnavales, no recuerdo exactamente

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Ivan el terrible

cuál era la ciudad que ella debía bajar, pero sí sé que estaba em medio del camino (durante la travesía en el tren, este paro en muchas estaciones, calculo 7 u 8 paradas antes de llegar a Oruro, en la quinta o sexta era su destino). Me conto que ya tenía algunos años viviendo en Bs As. y que ese viaje lo hacía siempre, hablamos de lo que yo hacía, de la familia, de mi recorrido con mis amigos y como terminé en ese vagón después de todos los esfuerzos realizados, para ellos era casi normal el desorden que encontramos junto a los uruguayos, luego de un rato me dormí sin querer hasta después de unas horas despertar...

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Ivan el terrible

Cuando abrí los ojos la vi observándome y mi primera reacción fue cederle el asiento, no sabía el tiempo trascurrido y ella estaba ya cansada. Me recibió la mochila chica, le Conte su contenido de valor incalculable para mí , se rio, me explico un poco lo importante para los Bolivianos los carnavales, los lugares que pasaríamos y que ya habíamos pasado, ( siempre abría los ojos cada vez que para por unos minutos el tren en cada estación) en algún momento me dio su dirección, lo apunte en la agenda que llevaba, creo que hasta teléfono en Bolivia, en Argentina no tenía, seguimos conversando y el tren seguía avanzando a paso lento para mí pero avanzando al fin.

Creo que era cerca a las 2 de la mañana, el tren paro en una de esas estaciones por un momento, siempre que esto sucedía la gente bajaba para estirar las piernas velozmente, y otros iban al baño o a comprar algo de comer, en esa oportunidad salí al baño lo más rápido que pude, la puerta del vagón estaba relativamente cerca a nuestra ubicación 3 asientos máximo y un espacio más, pero claro estaba repleto avanzar hasta la puerta era casi una odisea por lo menos un par de minutos, lo que normalmente podía ser menos de 10 segundos. Antes de salir le pedí a Estela que cuide mi mochila chica y la grande por supuesto, ya afuera del vagón me dirigí al baño y al regreso busque algo que comer, ( todavía dentro del tren 97


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logré divisar una señora con comida al otro lado de la estación por donde estábamos sentados, des de la ventana vimos que vendía platos de comida y decidí rápidamente bordear el tren para ubicar la Sra. estaba exactamente debajo de la ventana donde se encontraba Estela, le toque la ventana y le dije si quería un plato, accedió, compre uno por pocos pesos y compartimos el mismo, s e l o p a s e p o r l a v e n t a n a , comió un poco y yo termine devorando todo lo que quedaba, estaba entregando el plato cuando en eso escuchamos la llamada del tren anunciando la continuación del viaje!!! corrí desesperadamente para regresar a mi vagón, te nía que bordear 3 o cuatro vagones antes y nuevamente regresar, el tren comenzaba a moverse, no tenía mis cosas, ni mi casaca, ni mi carga especial, solo el canguro y mi pasaporte en la cintura, la cabeza se llenaba de muchos escenarios complicados, el tren seguía su camino poco a poco más rápido.

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Llegue a bordear el tren y seguía corriendo, logre alcanzar mi vagón, pero no repare en un pequeño detalle en ese momento, ( durante todas las paradas me fijé que cuando bajaban 20 personas de mi vagón unas 8 o 9 se quedaban ahí, pero subían otros 20 más y se llenaba mucho más los vagones). Al momento de querer ingresar por la puerta, esta se abría para adentro, pero al estar tan lleno de pasajeros era imposible abrirla y menos subir ahí, a pesar de los intentos de los que estaban arriba era tanta gente que casi no se podían mover, mi desesperación me empujo a gritar para que me dejen subir, trataba de agarrarme de algún lado pero era imposible, el tren seguía avanzando cada vez más rápido, no podía mantener el ritmo para estar a la altura de la puerta, veía como se alejaba mi vagón y el otro vagón y el otra más. Yo ya me veía en una estación de policía de algún lugar apartado de Bolivia, pidiendo ayuda internacional para que me rescaten y regresar a mi país. Pero en eso, por alguna circunstancia de la vida el último vagón del tren, ese el que había dado la vuelta para subir por mi puerta se encontraba abierta, yo seguía corriendo por inercia, mi mente no quería quedarse en aquel lugar in mis cosas y sin mayores recursos, este era un vagón donde se llevaba la carga del tren, bultos maletas, cajas etc, y estaba abierta, era la única oportunidad de subir y sin pensar cual arquero de la selección salte con la mayor fuerza que me

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quedaba y logre estar adentro un poco con los pies en el aire, ahí sentí que alguien me jalo los brazos he ingrese por completo, luego cerraron la puerta que era corrediza y se acercó un hombre alto que parecía ser el responsable de la bodega en ese momento recriminándome lo efectuado. Le explique lo sucedido y le enseñe el pasaje pagado en mi vagón, me recrimino evidentemente, pero creo que al ver mi susto solo atino a indicarme que debía regresar a mi sitio en cuanto pudiera, yo le agradecí y comencé el retorno donde Estela se encontraba...

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Como ya expliqué todos los vagones se encontraban totalmente llenos, avanzar en esos 3 vagones hasta llegar a mi destino, era casi imposible. El espacio que avanzaba era casi nulo, pedía permiso y empujaba con fuerza a la vez, era la única manera de probar si podía hacerlo, ya cuando se ponían necios y no se querían mover o no podían yo les explicaba lo sucedido y les decía que debía avanzar, solo así logre llegar hasta el lugar donde me encontraba antes. La aventura del tallarín con pollo que comimos con Estela velozmente me costó casi el viaje a Oruro, quedarme varado en la mitad del camino y solo para que tengan una idea me demore casi una hora y media en llegar a mi vagón. Cuando llegue a mi lugar ella se sorprendió, me dio por perdido inclusive los otros pasajeros que se encontraban cerca de nosotros, no sabía qué hacer, solo atino a abrazarnos y nuevamente ofrecer el asiento, intercambiamos algunas veces hasta que ella llego a su destino. Todavía era de noche calculo 4.30 a 5 am. nos despedimos deseándonos lo mejor, invitándonos mutuamente una visita a nuestras casas, apostando quien haría el viaje primero, saco su mochila, su bolso de mano y nos despedimos fuertemente... bajaron como siempre algunos pasajeros junto con ella y subieron otros, al final la perdí de vista...y como ya suponen nunca más la volví a ver.

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El tren siguió su camino, yo tome el asiento de ella, me abrace a mis mochilas y solo espera que amaneciera para bajar del vagón que casi me deja, que casi me abandona en una zona inhóspita para mí pero que trajo consigo una compañía en este trayecto del viaje inolvidable.

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Eran cerca a las 6.30 am el tren llegaba a destino, nos encontrábamos ya en Oruro, debíamos bajar todos, a sujetar nuestras valijas, esperar poco a poco salir del vagón y luego inmediatamente de la estación. Sali casi al final del vagón y de todo el tren, al mirar al rededor solo quedamos pocas personas, me dirigía a la puerta y pregunte como hacía para llegar a una estación de buses, algunos que quedaban debían hacer lo mismo, nos juntamos 4 y subimos a un taxi, pagamos entre todos y nos dejó en el Terrapuerto de Oruro a solo unos minutos, baje con mis mochilas que estaban en la maletera e ingrese al lugar a buscar pasaje a la frontera y mejor aún si había uno directo a Puno...

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Un compañero inesperado Luego da bajar del taxi que nos trajo desde la estación, comencé a buscar pasajes directos a Puno sin encontrar ninguno, solo había disponible pasajes a la Paz, tome el primero que encontré y espere sentado en el piso que sea la hora de salida. Era cerca a las aproximadamente.

9 am

y el bus salía

a las

3.pm

Sentado y agotado, mirando de derecha a izquierda sujetando mis cosas esperaba que el tiempo pase volando para sentarme y descansar seguro y pasar ese mismo día la frontera final, llegar a mi país y sentirme tranquilo. Una vez estando ahí, cerca donde me encontraba había un joven casi de mi edad, me pregunto si esperaba el bus y le dije que sí, conversamos, su nombre Alfredo, venía desde Brasil, pero era peruano, estudiaba en Brasil en Sao Paulo y se venía por tierra de vacaciones a su patria y a ver a su familia, eran de Trujillo.

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Congeniamos muy bien, cerca de la estación cruzando la pista había una pequeña bodega, con nuestros paquetes nos dirigimos allá, ingresamos y compramos una Coca-Cola de litro y un par de panes dulces, y nos costó carísimo, (e n ese entones el tipo de cambio era muy alto) la cuenta salió cerca a 5 dólares una Coca- C ola en Lima no superaba el dólar y centavos el chancay (pan dulce). Tomamos nuestro Desayuno-Almuerzo con tranquilidad, conversando, contando la vida en Brasil y sus estudios y yo de mi trabajo y la vuelta al continente que estaba dando. Teníamos tiempo para hacerlo el bus salía horas después, salimos y dimos algunas vueltas por el Terrapuerto, no era muy grande aproximadamente una manzana, regresamos al lugar de espera y nos quedamos charlando hasta la hora de subir al bus.

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Alfredo había comprado el pasaje en otro momento y por ende nuestros asientos estaban separados, a él lo toco en la primera fila al lado de la puerta adelante cerca al piloto en el pasillo, yo en cambio tenía el asiento hacia la ventana en el lado opuesto detrás del piloto, pero unos 10 asientos más atrás. Luego de subir y ordenar nuestros equipajes el bus comenzaba se viaje, en ese momento dentro de los últimos pasajeros que suben llega una chica de cabello claro, algo ondulado, blanca y con una ganas de conversar, miro su asiento y estaba al lado mío, yo en ese momento lo menos que quiera era conversar, estaba muy agotado, no había tenido cama desde la salida de Bs. As. solo asiento de tren y por tiempos, el sitio del bus se inclinaba un poco y para mí eso era c asi un sueño, ella comenzó ha querer dialogar conmigo, era boliviana, se llamaba Clara, estudiaba en Oruro Turismo y estaba dispuesta a contar todo lo aprendido en ese momento, no fui grosero y converse un momento, me explicaba los lugares que tenían en todo el país, me invitaba a conocerlo cuando guste, yo asentía con la cabeza a la justas con una sonrisa, al final ella no tenía la culpa del viaje de retorno que me había tocado realizar, se dirigía a la Paz a ver a su Familia por unos días, luego no paso ni unos minutos para percatarse lo cansado que estaba y dejo que durmiera un poco, no sin antes que Alfredo me saludara con una seña con el pulgar como signo de aprobación y " suerte" de sentarme al lado de Clara hasta llegar a destino.

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El viaje fue relativamente corto debimos llegar cerca a la 6 pm debió parar en Laja cerca de la frontera con Perú y de ahí cruzar por desaguadero, pero el bus se demoró y nos dejó casi a las 7 pm en el desvió, de ahí debimos tomar un bus para Laja y este también se demoró más aún.

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Alfredo estaba atento a avisarle al piloto que bajaríamos antes de llegar a La Paz no podíamos perder tiempo, él al igual que yo teníamos pocos recursos y el tiempo era nuestro peor enemigo. Me aviso que debíamos bajar, me despedí de Clara pensando seriamente volver a verla en alguna oportunidad, ya saben... nunca más la volví a ver.

Bajando cruzamos la pista, p r e g u n t a m o s qué buses se dirigían hacia la frontera y nos dijeron que solo había uno, lo que no nos dijeron que estos pasan hasta cierta hora, luego la frontera se cerraba hasta el día siguiente.

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Llego el bus y éramos solo 4 pasajeros, ya era de noche, llegamos al último paradero en Laja, bajamos y solo había una bodega pequeña abierta, ya comenzaba a hacer frio, entramos y pedimos un sobre de té y una lata de atún para comer y preguntamos cómo llegar a la frontera es ahí que nos explican que ya estaba cerrada desde la tarde y que debíamos pernoctar ahí, y que mañana la abrían desde temprano. peguntamos donde nos podían hospedar y nos dieron una dirección de una señora quedaba a solo algunas cuadras, pagamos entre los dos lo solicitado y nos dirigimos hacia el hospedaje a buscar donde protegernos hasta la mañana siguiente.

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Apenas llegamos la casa quedaba en una esquina, una casa muy humilde como casi todo lo que había en ese pueblo en ese momento, tocamos y nos atendió la Sra. ( no recuerdo el nombre) preguntamos si tenía una habitación para los dos que pensamos cruzar la frontera pero no podíamos, ella nos dijo que si, ingresamos y nos llevó hasta la habitación, era un cuarto de 4 x 3 metros con dos camas de madera, colchón sencillo de paja pero con cinco frazadas cada una, sus sábanas blancas impecables almohada, una mesa de noche y una silla, nada más, y nada más queríamos en ese momento...

Al iniciar nuestro viaje, la mamá de Carlos se acercó días previos cuando estábamos en su casa y nos entregó unas galletas de agua, ella nos dijo que las consuman cuando sea necesario y no tengamos oportunidad comprar por algún motivo. Yo guarde las galletas en un compartimiento de la mochila grande, pero por alguna razón no las consumí durante todo el viaje, creo que fue porque me olvide de ellas, las tenía en un lugar que pocas veces abrí de la mochila y nunca pensé cuan útiles serian luego en mi viaje de regreso a mi país y en qué circunstancias. Le agradecimos a las Sra. y le pedimos por favor si nos regalaba un poco de agua hervida para tomar un té, ella 110


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cortésmente nos trajo una tetera con agua hirviendo y dos tazas de metal enlozadas que se usaban hace muchos años, una cucharita y algo de azúcar. Nos servimos el agua pusimos el sobre de té u n tiempo en cada taza y abrimos la lata de atún que junto con las galletas de agua fue nuestra cena esa noche fría, nos servimos nuevamente más agua, acabamos el atún y las galletas y nos acostamos quedando dormidos en instantes hasta la mañana siguiente.

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17 Ya casi en casa A la mañana siguiente nos despertamos temprano y alistamos las cosas, nos aseamos afuera de la habitación, había un caño y al costado una batea de fierro enlozado y un jabón, el agua era helada, nos lavamos como pudimos y salimos rumbo al paradero para tomar alguna movilidad y llegar a desaguadero. Nos despedimos de la señora que nos atendió y dio refugio, nos indico el camino diciendo “llegan en la esquina caminan 2 cuadras y luego a la izquierda siguen de frente, ahí nomás está el paradero”. Seguimos las instrucciones, pero al voltear a la izquierda y caminar 400 metros nos dimos cuenta de que, al igual que en Perú el ahí nomás, era lo mismo que aquí, osea no sabíamos cuánto más debimos caminar para llegar a destino, unos 500 metros adelante divisamos lo que sería el paradero que quedaba al frente de la puerta principal de un cuartel del ejército boliviano tenía por ahí. Había un banco, Alfredo llevaba una maleta de equipaje y mochila, así que su viaje desde la casa fue peor que el mío, estábamos cansados, esperamos como media hora y paso el primer bus hacia la frontera, subimos nos sentamos al final y esperamos llegar sin complicaciones.

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Luego de algunos minutos vimos acercarse el lago Titicaca momentos más y ya estábamos en la frontera, el sentimiento era extraño, sabía que todavía era lejos de mi casa, pero si cruzamos el puente parecía que estábamos en nuestra sala. Bajamos del bus, nos acercamos a la oficina de aduanas, nos sellaron los pasaportes y cruzamos el puente, nos abrazamos seguimos en aduanas Perú y luego llegamos a una plaza que estaba cerca con nuestra carga y sobre todo la mía que llevaba en el pecho por miles de kilómetros. ¿Que hicimos? Buscar movilidad que nos lleve a Juliaca donde debemos tomar el tren. Mientras llegaba había un triciclo de una señora que vendía cerveza compramos 4 botellas, lo merecíamos no necesitaba estar helada, la temperatura ya la tenía así, estábamos en casa y debíamos brindar, paso 30 minutos aproximadamente y llego la movilidad era una combi, la gente comenzó a correr, yo agarre mis cosas e ingrese por la ventana tome 2 asientos mientras Alfredo pagaba a la señora la cerveza y traía su maleta, la puso en el techo junto con la carga de los demás, ya todos acomodados, partió rumbo a nuestro siguiente destino Juliaca. La pista estaba muy buena llegamos rápido en comparación de todos nuestros viajes, nos dejo a una cuadra de la estación.

Juliaca y un nuevo tren Llegamos y ya había una cuadra de cola esperando que atendieran para la compra de los pasajes que nos llevaría a Arequipa, antes de eso, Alfredo quería ir al encuentro de una familiar que quizá nos podía ayudar a comprar los pasajes, era militar y debimos ir a buscarlo a 10 minutos de la estación, llegamos y no lo encontramos. Cerca de ahí vimos un restaurant sencillo y vendía trucha separamos dinero para el pasaje del tren y juntamos lo que nos 113


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quedaba, compramos la trucha que vino con papas doradas y arroz, gratis refresco y lo disfrutamos al máximo. Salimos de ahí y nos dirigimos a la estación, la cola era casi el doble de lo que vimos antes, nos quedamos ahí varias horas turnándonos en cuidar las cosas y descansar en la sombra mientras se podía. La gente comenzaba a desesperarse no abrían la boletería, pasaban las horas y luego lo hicieron, pero con gente abarrotada ya adentro, es ahí que todos rompieron filas y trataron de ingresar a la fuerza, la cola se corto y avanzamos cuando nos dimos cuenta de lo sucedido ya era tarde todo estaba lleno de gente, ya era cerca de las 4 pm. Y no sabíamos que hacer, Alfredo me dejo con los equipajes y rodeo la estación, regreso luego de un rato y me dijo “encontré un lugar por donde entrar…”, debimos esperar el momento preciso, había un portón como a 50 metros de la entrada, que estaba cerrado, pero empujando había espacio para uno pasar, era esperar que no pase nadie por ahí, fueron como 2 a 3 horas que demoramos ingresar. Alfredo me dijo “ingresa tú y luego vemos como pasamos el equipaje” vi que nadie estaba cerca, me acerque al portón y con fuerza empuje un lado para ingresar, sin mochilas, ni siquiera mi carga liquida valiosa, todo se lo deje a él, avance unos metros, encontré una escalera que llevaba al segundo piso de una zona al parecer administrativa y me quede en el descanso, escondido de cuclillas hasta que luego de un momento me levante y vi a Alfredo justo frente a mi al otro lado de la estación con todos los equipajes esperando mi señal. El tema era como ingresar los equipajes, pesaban mas o menos y su maleta era grande, no pasaban por el portón, no sé como conseguí un cable o una soga delgada, no recuerdo bien, era suficientemente larga para tirar un extremo hacia afuera desde mí lugar y le di señales que atara uno a uno los equipajes y pasarlo

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hacia donde estaba, el descanso estaba a menos de 2 metros del portón, pasamos todo y él ingreso como yo. Baje con las cosas y caminamos hacia la zona donde ya había personas esperando que llegue el tren. Recuerdo que ya era de noche, estaba oscuro y no había mucha iluminación eso nos ayudaba a nosotros de no ser intervenidos como sucedió en Bolivia, nos quedamos tranquilos en un lugar y solo a esperar. Era cerca a las 9pm y no llegaba el tren, 10 pm y nada, ya había más gente, pasó como 20 minutos más y en eso escuchamos el sonido del tren acercándose, todos atentos para subir, llego, paro, bajaron algunas personas y minutos después todos comenzaron a correr a los vagones y nosotros también. Corrimos y subimos al vagón más cerca que tuvimos a la vista, no alcanzamos asiento, que importa, estamos arriba del tren, ese era el objetivo. Poco después de que el tren comenzó a andar paso la persona que verificaba los pasajes, llego hacia nosotros y le dijimos que no teníamos pasajes, nos miró, saco unos boletos y nos dijo “son 5 soles” pagamos y siguió su camino. Pasamos un tiempo parados, pero luego vimos como nos acomodamos en el piso, otros también hacían lo mismo, puse mi mochila grande como colchón-almohada y listo, a tratar de dormir. El frio me despertó cerca a las 5 am me acuerdo, Alfredo ya estaba despierto, alguien tuvo una ventana algo abierta y entraba aire helado, ventilaba igual pero helado al fin. Miramos como poco a poco nos acercamos a la ciudad blanca y pensamos cada vez más cerca de casa. Yo estudié el tercer año de primaria en Arequipa, a mi padre lo destacaron para allá ese año y tenía familia, estaba seguro de que nos recibirían ahí. No los veía varios años. 115


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La ciudad Blanca Llegamos cerca a las 7 de la mañana, bajamos con nuestra carga y caminamos hacia una avenida, yo ya me sentía tranquilo, conocía Arequipa, viví unos años aquí y tenia tíos y primos donde nos recibirían con gusto. Lo primero que hice fue buscar un teléfono y llamarlos, les dije que venia de un viaje largo y que nos íbamos a verlos, estaba acompañado con un amigo y pronto llegaríamos. Recuerdo haber tomado un taxi, no recuerdo si nos quedo dinero para pagarlo o si mis primas lo hicieron llegando, ellas vivían en Alto Selva Alegre no muy cerca ni lejos de la estación, cuando tocamos la puerta todo era sorpresa para ellas, bajaron mis tíos y el único primo de esa familia, muy tímido él en esa época, menor que yo un par de años creo. Les presenté a Alfredo y les conté un poco como nos conocimos y como hice el viaje hasta ahí. Desde que salí de Retiro el domingo, como se han dado cuenta el aseo no era el mejor que tuve, lo primero que hicimos al llegar donde los tíos fue pedir agua caliente ( no me baño con fría) y darme una ducha de media hora mínimo, la camisa que era blanca ya no lo era en Arequipa nunca me cambié no hubo tiempo y nunca me preocupe tenia un color beige en ese momento, me acuerdo como si fuera ayer. Terminamos de asearnos y no esperaron con un desayuno opíparo, pan, carne, caldo, fruta, café era nuestro paraíso. De la emoción de verlos y de nuestra conversación abrí uno de mis más preciados tesoros del viaje, una botella de vino de Mendoza, lo disfrutamos muchísimo.

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Luego y después de mucho tiempo nos fuimos a dormir y no paramos hasta el día siguiente. Cuando nos levantamos el desayuno era igual de inmenso que el día anterior y salimos con las primas pasear, ir por la plaza y el mercado San Camilo, donde yo iba de niño a tomar jugos y comprar el famoso queso helado, también pasamos por la casa donde viví años atrás, camino a buscar unas antiguas amigas pasamos por una empresa de buses y Alfredo pregunto si tenia pasajes para Lima, a él le importaba llegar a Trujillo con su familia a la brevedad, en ese momento me dijo que había pasajes y que compraba para viajar esa misma tarde. Llegando la hora de que Alfredo viaje lo acompañe hasta el bus junto con mis primas, esperando que parta, se sentó al final del bus, volteó para vernos y se despidió con la mano en alto y una mirada de agradecimiento eterna. ¿Saben que pasó después con él?, nunca lo supe porque nunca más lo volví a ver. Al día siguiente paseando por la plaza de armas con una de mis primas pasamos al costado de una agencia de viajes, como les comenté al comienzo de esta historia, antes de partir de Lima pedí una tarjeta de crédito que por error no la pedí internacional, quiere decir que nunca la pude usar en el viaje y entonces dije ¿porque no comprar mi pasaje a Lima en avión? Y eso fue lo que hice, salía al día siguiente. Al amanecer prepare mis cosas para ir al aeropuerto y me acompañaron para allá mis primas, espere que llamaran para subir y me despedí de todos, el final estaba cerca.

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18 La llegada El viaje en avión es corto, creo que llegue cerca a las 11 am, cuando bajamos para dirigirnos a recoger el equipaje veía a la distancia como ya había amigos y familiares esperando a sus seres queridos que salgan para recibirlos. Esperamos que llegara el equipaje y me dirigí a la salida, avanzaba junto con los demás, vi los recibimientos de los que estaban a mi alrededor, la sensación que tuve en ese momento era rara a mi nadie me esperaba, era el único que nadie me recibía, seguí caminando hasta salir del aeropuerto y subí a un bus que me llevara cada vez mas cerca a casa, en el camino vi algunas noticias en los periódicos que estaban en los kioscos y pasaba cerca a la casa de mi prima Rosa , hermana de las primas que nos recibieron en Arequipa , baje y fui a visitarla estaban todos su esposo y sobrinos, les conté el viaje y el encuentro con la familia, luego almorzamos algo y me despedí para ir a casa. Llegue, abrí la puerta, respire profundo, deje las cosas en el piso, no había nadie, silencio total, subí las escaleras fui a mi cuarto y me acosté en mi cama, las vacaciones habían terminado y al día siguiente debía ir a trabajar.

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Siempre nos acompañan Me gustaría volver a ver a las chicas de Santiago, a las primas de Mendoza, a las modelos de bikini de cuero, a la mesera del Mac Donald, a la colombiana, a Estela mi compañera en el tren a Oruro, a la Sra. de la habitación en Laja, y Alfredo. Pero creo que sería especialmente feliz si me encontrara otra vez con Daniel y Marisa. Este viaje me llevo por caminos que no pensé recorrer y menos sin mis amigos en el tramo final, me tomo muchos años en comprender lo que para mi realmente sucedió en esta aventura, y es que nunca estuve solo, estaba preocupado, pero siempre estuvo alguien a mi lado y siento que eso no es coincidencia, eso paso por algo e inclusive por acción de alguien. En la vida nuestros caminos se cruzan con muchas personas y a veces también nos reencontramos con aquellos que por algún motivo se cruzaron en algún momento, y estoy convencido que todo tiene un porqué.

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Las casualidades no existen, hay fuerzas, energías que rigen, soy un convencido que los sucesos que vivimos tienen un motivo. Todo pasa por algo, en el trabajo, los estudios, en las relaciones interpersonales en general y a veces el día a día nos cubre el panorama que solo el tiempo y la experiencia te permite percibir, observar, encontrar y a veces valorar lo que ocurre o ocurrió en un lapso de tiempo en tu vida. Creo que hay muchos eventos en nuestras vidas que no se explican claramente, y humanamente le tememos a lo desconocido, pero creo es un error. Creo que nuestros seres queridos que ya no nos acompañan físicamente no se van del todo, solo que no nos damos cuenta. Creo hay otras fuerzas que se entremezclan con las que percibimos, que generan acciones, que fluyen y se expresan de diferentes maneras y hay propias que no imaginamos todavía lo que podemos hacer con ellas, quizá hay mucho por descubrir de nosotros mismos. 31 años después he tenido la oportunidad de regresar, ahora acompañado de mi esposa Silvia en nuestro aniversario de bodas a Argentina, regresé por las calles 121


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que conocí hace 3 décadas, regrese a la estación Retiro que me llevo en el inicio de mi regreso a casa, regrese a la plaza de mayo donde vi a las madres de la plaza caminar alrededor de la misma varias veces en esa época y ahora también. Regrese a San Telmo, ya algo cambiado, pero todavía permanecen las tiendas de antigüedades. Regrese a muchos sitios más, Palermo, Jardín botánico, Caminito, Estadio de Boca, subir al subte y claro, regrese al Obelisco donde nos tomamos esa foto que inicia la historia de este libro y en cada uno de esos lugares cuando pasaba luego de tantos años, evocaba en mi mente y en mi corazón los recuerdos del Ñato, Carlos y el primo Carlos, pero en especial de todos aquellos angeles que no dejaron de acompañarme nunca…

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31 aĂąos despuĂŠs...

Ivan el terrible

Obelisco febrero del 2019 123


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