Libro cuentos 2013 ies almenara

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VI CERTAMEN LITERARIO BIBLIOTECA ALMENARA CURSO 2012-2013


INDICE Prólogo………………………………………………………………………………….4 Vivencias de un caminante, Alfonso Román Muñoz.……………………………...5 Amor Peludo, María Guadalupe Araya……………………………………………11 ¿Qué harían?, Yaiza Arroyo Gámez…………………………………………….…12 Lola la loca, Yaiza Arroyo Gámez………………………………………………….13 El viaje, Lucía Calvo Guirado…………………………………………………….…15 Mejores amigos, Elisabeth Campos Ramírez…………………………………….17 El cuento de hadas más colorido, Miriam Castro Reina………………………....19 La Aventura De Nerea, Sandra Chica Ortega…………………………………….20 Poema, María Victoria Domínguez Ruiz…………………………………………..21 La salvación de vemboca, Mario Fortes Porras…………………………………..22 Reflexión, Juan Alberto García García..............................................................24 Melancolía nocturna, José Santiago Gómez Pino………………………………..25 La varita mágica, Irene Granados Montosa……………………………………….26 La decisión de Elena, Jannira Guirado López ……… ………………………………29 Clara y los siete pétalos mágicos, Sofie Jacobsen……………………………….31 Los vecinos celosos, Sofie Jacobsen……………………………………………...33 Cuando cierro los ojos, Jairo José Martín Cabello……………………………….35 La huida de Carlota, María José Martín Puertas…………………………………36 El chico de los superpoderes, Desirée Martín Quintero…………………………38 El gato de Don Amancio, Miguel Mata Moyano………………………………….40 Un mástil lleno de sueños, José Manuel Melero Anaya…………………………42 La mansión encantada, Lucía Millet Lobillo……………………………………….44 Para mi amiga, Alejandro Moreno Delgado……………………………………….46 La Mansión del Tiempo, Javier Muñoz Postigo…………………………………..47 Recordar, Alberto Muñoz Salguero………………………………………………...51 El paseo por el río, Paola Palma Fortes…………………………………………...53 Poemas, Francisco Pastor Ávila……………………………………………………55 2


Poema, Sergio Porras Lavado……………………………………………………...56 El museo que cobra vida, Jonay Portillo Castro………………………………….57 Daniel y Emma en un mundo mágico, Lorena Rincón Ruiz…………………….58 A mi pájaro Tiko, José Rosales Mora……………………………………………...61 La crisis española, Marta Ruiz Gutiérrez………………………………………….62 Dolor estúpido, Mireya Ruiz Rincón………………………………………………..63 Poesía, Víctor Santiago Martín……………………………………………………..67 Amistad, Elena Madalina Spoiala…………………………………………………..68

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Prólogo Con motivo de la V Semana del Libro del Instituto Almenara de VélezMálaga, celebrada los días 22 al 26 de abril de 2013, hemos otorgado los premios a los alumnos ganadores en el VI Certamen Literario. Éste nos ha servido para crear un nuevo libro conteniendo todos los cuentos y poemas de los alumnos y profesores que han participado en este evento. En primer lugar, quisiera desde aquí mostrar mi agradecimiento a todos los profesores que han conseguido que ese proyecto llegue a buen puerto. Empezaré por Doña Mari Ángeles Marín Arévalo, profesora de Lengua, que ha animado a todos sus alumnos a escribir algo original. Don Alfonso Román Muñoz por su participación, como todos los años, escribiendo en esta ocasión un magnífico relato titulado: “Vivencias de un caminante”. A los profesores miembros de jurado, Doña María de Mar Fernández Delgado, Don Francisco Díaz Martín, Doña Milagros Plasencia Plasencia, Doña María José Rodríguez Ruano, Doña Rut Jiménez Guerrero y doña Jenny Johnson y a los encargados de la publicación de este libro, Doña Encarna Rodríguez Molina, Don Luis Martos Naya y Don Ramón Manzano García; a todos ellos nuestro agradecimiento, porque sin su ayuda no hubiera sido posible leer este libro. Y a todos los alumnos que han participado en este curso 2012-2013, habiendo obtenido el primer premio, Don Jairo José Martín Cabello de 1º PCPI por su poema “Cuando cierro los ojos”. El segundo premio lo ha conseguido Sofía Jakobsen, de 1º ESO E, por su cuento “Clara y los siete pétalos mágicos”. El 3º premio lo ha obtenido Javier Muñoz Postigo de 2º ESO B, por su cuento “La mansión del tiempo”. Mención especial han obtenido los siguientes alumnos de 2º ESO B: José Rosales Mora, por su poema “A mi pájaro Tiko”; Miriam Castro Reina, por su “Cuento de Hadas más colorido”; y Yaiza Arroyo Gámez, por su poema “¿Qué harían ?“ . La portada de este ejemplar ha sido el primer premio del Concurso del Cartel anunciador de la Semana del Libro que ha conseguido la alumna María Belén Ruiz Hidalgo de 4º B. A todos ellos, les reitero mi agradecimiento. MARÍA JOSÉ CABEZAS CABELLO RESPONSABLE DE BIBLIOTECA . CURSO 2012-2013

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Vivencias de un caminante. Alfonso Román Muñoz. Profesor IES Almenara “Vete donde tus pies y los vientos te lleven” Horacio Ahora voy a jugar a ser escritor. Hoy en día cualquiera puede publicar algo en internet y que otros lo lean. Debajo uno puede plantar orgullosamente su firma, y decir ¡soy el autor! Como estoy haciendo yo en este momento… ¿Increíble, no? Y es que aunque la mayoría de las veces no nos damos cuenta, tenemos la enorme suerte de vivir en una época, que nos brinda multitud de oportunidades únicas; como por ejemplo ésta, la de ser escritor. Otra gran suerte que tiene esto de jugar a ser escritor es la de poder viajar a un precio muy asequible. Hace menos de un siglo, aún necesitábamos de buques trasatlánticos para desplazarnos a territorios de ultramar. Un viaje de más de dos semanas, que costaba muchísimo dinero a aquellos pocos que podían permitírselo. Incluso en tiempos no tan lejanos, en la época de nuestros abuelos… los viajes de novios por aquel entonces se solían hacer a Mallorca. Y aquello ya era un lujo para muchos. Hoy en día existen paquetes vacacionales a las islas caribeñas por 900 euros, diez días, en régimen de todo incluido, al alcance de cualquiera, y a tan solo unas horas de avión. Y si mirásemos mucho más atrás, en la Edad Media tan solo viajaban unos pocos, normalmente la nobleza y los reyes, y lo hacían sobre un burrito o a lomos de un caballo, en el mejor de los casos… Tal vez éste sea un momento histórico, que en el futuro no se vuelva a repetir. El petróleo ya se sabe… algún día se acabará. En fin… siempre recomiendo viajar ¡Qué gran suerte tenemos! Existen otros aspectos mucho más cotidianos, que también han cambiado con los años debido a un nuevo estilo de vida, que nos lleva a salto de mata. Pero aún quedan algunos lugares que permanecen impasibles al paso del tiempo, probablemente debido a su condición rural. En esos lugares en los que parece que el tiempo se hubiera detenido, todavía se hacen las cosas “como se hacían antes”, y a día de hoy aún funciona. Sin embargo, no podemos ir hasta allí mediante el avión, tren o autobús… lo cual es una paradoja, si lo comparamos con un billete “Low cost” a Islandia. Para llegar a esos lugares, la única manera posible es como se hacía antes. A pie. Hablemos del cómo:

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Viajar a pie es algo que a este escritor le encanta. La única fuerza que te impulsa, es la generada por tu propio cuerpo. No dependes de elementos externos, lo que te da una gran sensación de libertad y total autosuficiencia: Una mochila, un par de camisetas, un jersey para el frío, un chubasquero para protegerse de la lluvia, un saco de dormir para pasar la noche y unas buenas botas, necesarias a la hora de hacerse al monte. El único lujo que me permito es mi cámara de fotos. Ligero equipaje para tan largo viaje, como decía la canción. Para uno que no esté acostumbrado, puede parecer que va a necesitar infinidad de cosas más, para poder finalizar con éxito semejante empresa. Pero con el tiempo te das cuenta, de que aquello que te parecía imprescindible, al final te sobra… Y que en verdad es muy poco lo que uno necesita. Para viajar a pie no hay que pagar; luego es muy económico… Sí lector, ya sé lo que estás pensando… “Que a pie se viaja muy despacio”. Es verdad, tienes razón. Pero eso que a priori parece un inconveniente, se puede convertir en la mayor de las ventajas. Y es que viajando a cinco kilómetros por hora, puedes disfrutar del mundo desde otro punto de vista. Observar cosas antes nunca vistas. Hablar con gente que jamás pensaste conocer, ver el verde valle desde lo alto de la montaña, disfrutar de olores que nunca antes habías olido, calmar la sed bebiendo el agua fresca de una fuente, cantar y comer uvas mientras paseas entre viñedos. Observar cómo teje su tela una araña, escuchar el paso del agua del río bajo el puente, ver amanecer desde un lugar situado en medio de ninguna parte, o sentir el aplastante sol del mediodía sobre tu cabeza, mientras cruzas la estepa castellana. Sensaciones que el escritor jamás olvidará. ¡Te lo recomiendo, querido lector! Viajar a pie te proporciona una gran independencia. No estás sujeto a horarios. Así que puedes caminar a la hora que te apetezca. No hay estación de salida ni de llegada. Así que puedes parar donde quieras. Libertad total. La mejor época para viajar son los meses de septiembre y octubre. Cuando ya ha finalizado el verano y el tiempo refresca un poco. Los días aún son largos y se puede disfrutar de muchas horas de luz. Es probable encontrar algo de lluvia, pero también tiene su atractivo. El campo se humedece y se respira aire fresco y limpio. Las higueras, manzanos, perales… están cargados, los viñedos espléndidos con sus racimos de uva negra y dulce colgando, los nogales y castaños dejan caer sus primeros frutos. Pimientos, pepinos, tomates, habas… listas para ser consumidas. Dicen que si la fruta la coges tú mismo del árbol sabe mejor… pero si además la has “cogido sin permiso” (robar me parece un verbo muy feo) sabe al mejor de los manjares.

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Y es que comer de lo que da la tierra mientras caminas, es otra de las cosas que más me gusta. El Camino te da todo lo que necesitas: Agua para beber, algo de comida, sombra en el calor, luz en la oscuridad… Recuerdas el sonido de los pasos que te llevaron con esfuerzo hacia adelante. Siempre hacia adelante. Porque el Camino es una alegoría de la vida, tan real como ella misma. Aunque, y así te lo narra la memoria, más bella. Las ampollas que tu cuerpo ha olvidado se esfumaron; pero las ampollas del alma permanecen. Aquellas que se gestaron durante tu viaje con cada buena persona encontrada, con cada gesto gentil presenciado, con cada ayuda prestada o recibida, con cada abrazo dado. A la postre, con cada adiós. Y es que el Camino es un lugar donde la magia de la humanidad más radical resurge y se alza victoriosa recordándonos que no somos tan distintos. Recordándonos que la maldad pareciese de otro mundo. Recordándonos que una mochila a la espalda puede llegar a convertirse en la experiencia más maravillosa de tu vida. Es al final, con la dolorosa despedida de las personas que te han acompañado en tu Camino, cuando descubres que las lágrimas no solo afloran sobre las mejillas, sino también a través de ti mismo. El deseo de volver a verlos a todos se erige como un coloso difícil de superar. Sin embargo, la esperanza de no olvidar jamás a esas personas acaba propiciando que nuestros Caminos se vuelvan a cruzar. Así, sin cejar en el empeño de volver a unir lo que el destino había de separar, es como se alcanza la gloria del esperado reencuentro. Porque la vida es un Camino. Un camino lleno de amigos. Y tú, para siempre, Un Peregrino. Cierto día me encontraba pensando en mis vacaciones de verano cuando uno de mis amigos y compañero, Luis, me propuso realizar el Camino de Santiago. No mentiría si dijese que era algo que tenía pensado realizar desde hace ya algún tiempo, así que decidí aprovechar la ocasión que se me brindaba. Cuando me viene a la cabeza en cómo preparé todo aquel viaje pienso que pese a contar con una mochila de grandes dimensiones, llevé demasiados trastos, puede que inútiles y que al final no llegué a usar, provocando un excesivo peso que pagué con un intenso dolor de hombros en algunos casos. ¿Quién querría utilizar una linterna a plena luz del día? ¿O una almohada en algún albergue cuando casi todos ya disponían de una en sus camas? Incluso podría comentar el inoportuno bulto que suponía el saco de dormir, el cual tan solo desenrollé dos noches de las siete que pase en tierra gallegas. Además amontoné demasiada ropa aun a sabiendas de que teníamos la opción de lavarla. Lo que mejor podría destacar de todo el trayecto fueron los 7


“objetos” intangibles, aquellos que no se pueden recoger en ninguna mochila, aquellos que no se pueden perder por tener un bolsillo roto en el pantalón o por no haber cerrado bien la cremallera del neceser. En mi caso cuando con el paso de los años me pregunten por mi experiencia en el Camino de Santiago no responderé que lo hacía por una firme creencia en la religión católica a pesar de tener cierta cultura religiosa. Tampoco contestaré que me dejaba llevar por un afán deportivo o cultural pese a mis camisetas transpirables, mis zapatillas de trekking o mi bastón especial diseñado para rutas de senderismo o pese a haber echado un ojo a las páginas webs que hacían mención a este emblemático recorrido y a su historia. No, lo que recordaré será con quienes lo compartí y a quienes conocí durante el mismo. A mi mente vendrán aquellos ratos de fatiga compartida con Genaro y José Luis, momentos duros en los que no veíamos el final del recorrido. También evocaré los pies magullados de Mavi, quien con dolor físico y también de corazón no pudo completar todas las etapas andando como ella hubiese deseado. Era Mavi proporcionada de cuerpo: ni alta ni baja, ni delgada ni gruesa. Su tez, era suave y finísima, y mostraba en las tersas mejillas, vivo color de serrana. Sus labios, simétricos, parecían hechos del más sutil retrato, y cuando la risa los apartaba, lo cual ocurría a menudo, dejaba ver, en una boca a la medida, unas encías sanas y limpias y dos filas de dientes blancos, relucientes e iguales. Tenía esta chica la frente recta y mediana, como la de la Venus de Milo, y la nariz de gran belleza plástica, aunque más bien fuerte que afilada. Las cejas, dibujadas lindamente, no eran ni muy claras ni muy espesas, y las pestañas brillantes se doblaban hacia fuera formando un bonito telón de fondo. Más que nada alegre, divertida y extremadamente simpática, pero a pesar de cualquier cosa, enfrentando la misma vida con alegría. Con una autoestima alta, con sabiduría que se consigue y se hubiera deseado tener cuanto antes. Con más amigos que enemigos, con menos inhibiciones pero algo tímida. Podría describirse como una muchacha que nunca se conforma con lo que tiene, pero en el fondo sabe que tiene más de lo que quiere. A veces melancólica, más que nada en soledad. Pero sumamente transparente, no puede ocultar lo que siente. Le brillan los ojos en las más diversas sonrisas. Siempre quiso ser diferente, nunca lo logró; siempre quiso marcarse un estilo y terminó consiguiéndolo . Le gusta cantar, la música le apasiona más que la literatura, sin embargo reserva ese placer a los sueños de la infancia, piensa que se pierde la magia si uno descubre los secretos de la Luna. Su sueño es ser actriz y transgresora, hacer algo moderno que cambie las cosas, pero si no lo logra, tampoco le importa, porque sabe que de un tiempo a esta parte quebró todas las reglas que ella misma se había impuesto. Quisiera destacar, como casi siempre está riendo, compartiendo alegrías con los demás, tratando de que cada día sea irrepetible. Busca encontrar en el 8


cielo algo nuevo, pero teme estar sola en la noche. Mira los árboles y sonríe, a veces se siente extraña pero otras se cualifica como especial. A veces desea ser otra, pero la mayoría de las veces está contenta de ser como es. Muchas veces quiere estar sola, y otras compartirse con el mundo para mostrarles que se puede ser feliz, quizás sin pensar mucho, o pensando de más, pero encontrando ese punto de equilibrio donde nada más importa que dormir esperando las maravillas del día siguiente. Me vendrán a la cabeza todos los transeúntes que nos fuimos encontrando desde el caminante a pie, en bici o en burro, más curtido para esas pruebas; pasando por las personas de distintos orígenes, nacionalidad o raza hasta el individuo más pequeño e inocente que viajaba en su carrito con su familia, mirando con curiosidad si su uso de razón se lo permitía, todo lo que le rodeaba. Me alegraré cuando me traslade a aquellos momentos en que terminábamos cada etapa, cuando nos reíamos con las ocurrencias de un tipo afable que nos atendió en un mesón de Palas de Reis, por la amabilidad de la propietaria del albergue de Sarria, con los chistes que nos relató un maestro de primaria de Sevilla, el cual había partido desde Ponferrada, por la actitud despierta de cierto niño acompañado de su padre, natural de Zaragoza y venido desde Málaga, al cual conocimos en Ribadiso, por la simpatía de dos mujeres procedentes de Vélez-Málaga, las cuales habían escogido como punto de partida O Cebreiro y a quienes nos encontramos en Portomarín y como no, por los ánimos de la gente que íbamos viendo a cada paso, quienes con sus “Buenos días” o “Buen camino” conseguía arrancarte una sonrisa y seguir adelante cuando entre nosotros nos fallaban las fuerzas. Repasaré con mi mente el trinar de los pájaros, el mecer del viento al mover las ramas de los árboles, el frío que recorría mi cuerpo a primera hora de cada mañana, de las escasas indicaciones que aparecían ante nuestros ojos, pero también del silencio que a veces nos envolvía y que también era necesario para ese otro “Camino interior” que cada uno recorríamos en todas las jornadas y por supuesto del abrazo entusiasmado que nos dimos los cinco amigos recién llegados a Santiago, en la Plaza del Obradoiro. Ya a final del Camino llegué a la conclusión de que no había tenido lugar ningún milagro divino para haber realizado aquel recorrido. Fue la ilusión lo que nos impulsó. También seguí sin ir a misa como hace años, ni tampoco me apeteció curtir mis doloridos músculos con ninguna pomada y tampoco deseé conocer más acerca de la arquitectura gótica o barroca. De lo que si tuve absoluta seguridad es que me fui al principio del viaje con cosas inútiles y regresé a mi pueblo, aún más cargado, con 300 kilómetros de recuerdos maravillosos que me acompañarán siempre a lo largo de mi vida. Y estos sí que no caben en ninguna mochila por muy grande que esta sea… El Camino de Santiago o Camino de las Estrellas, es según mi forma de ver las cosas, una gran metáfora de la vida. Las pruebas diarias a las que te 9


ves expuesto, son curiosos paralelismos de la realidad. Cada etapa, bien podría ser los retos a los que decidimos enfrentarnos en nuestra cotidianeidad. En ellas deberemos superar obstáculos y desenvolvernos con sabiduría para alcanzar la gloria de la llegada a tu punto de destino. Abandonar es una opción, ¿quién en su vida no se propuso algo y o bien perdió interés, o bien no se sintió con ánimo ni fuerzas para llegar a ello? Desde luego ahí influye, y mucho, la personalidad decidida, más o menos arriesgada y el espíritu de lucha de cada peregrino. Ni que decir tiene, que ante una lesión, lo más sensato es abandonar a tiempo, para poder retomar el Camino cuando nuestro cuerpo, en plena sintonía, nos lo permita. Encontrar el equilibro entre el cuerpo y la mente es una de las tareas más importantes. Una mente débil jamás podrá empujar un cuerpo fatigoso, y un cuerpo lesionado se verá imposibilitado por mucho que su mente desee continuar. Por lo tanto, la búsqueda de este equilibrio es fundamental, encontrar el ritmo personal y no excederse, es un ejercicio que en nuestro día a día también podremos poner en práctica. La mochila contendrá lo indispensable para nuestro cometido, nada de excesos, porque cargar con más peso de lo recomendado traerá sus consecuencias. Al igual que en la vida real, la mochila simboliza esos problemas que todos cargamos a nuestras espaldas, y en esta vida debemos aprender a desprendernos de unos: aquellos que no merecen ser recordados, y acomodar sabiamente otros. No todo lo malo ha de ser olvidado. La facultad de aunar en nuestra mente las buenas y las malas experiencias nos dará la clave para vivir en paz, y sólo viviendo en paz podremos disfrutar del mayor número de instantes felices. El Camino une y el Camino separa, sacará lo mejor y lo peor de ti, lo que está en la superficie se hará más evidente aún, y lo que permanecía en el fondo saldrá a la luz. Pero todo será mostrado como un espejo en el que podrás observarte, verás los errores que deberás aprender a evitar, y las cualidades que has de fortalecer y explotar, para poder devolvérselas al universo, tal y como las recibiste. La energía ha de fluir y estar en constante movimiento para que la rueda siga girando de la forma adecuada. Encontrarás muchos lugares donde esa energía vibra con fuerza, no para todos es la misma necesariamente. Tú deberás caminar con los sentidos alerta para cargarte de ella cuando sientas que está presente. Si decides caminar distraído a esta maravillosa opción, esa será tu forma de entender el Camino, y como consecuencia la Vida. Vélez, enero, 2013

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Amor Peludo. María Guadalupe Araya Al norte de Notredam, en una barbería había una familia, que de cortar pelo vivía Manuel, el padre, Sarah la madre y la hija Sofía. El padre después de pelar y afeitar barría hasta lo que la vista le alcanzaba y él veía; pero detrás de su mesa, donde las tijeras ponía una familia muy particular se escondía: pelos y más pelos y un largo mostacho allí había el bigote del padre, forma de U tenía, el de la madre, la hija un pelo especial poseía, rosa ese cabello que de un cuento venía. Aquel pelo rosa un día se enamoró de una pelusilla de detrás del mostrador el padre un buen día los vio, se enfadó y quiso separarlos sin más dilación, pero el amor de aquellos pelos era tan feroz que el padre enternecido cambió de opinión y que se casaran al fin permitió.

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¿Qué harían?. Yaiza Arroyo Gámez 2º B ¿Qué harían los ricos sin dinero? ¿qué harían los militares sin armas? ¿qué harían los planetas sin estrellas? ¿qué haría yo sin ti? Fácil, los ricos enloquecen, los militares se estremecen, los planetas se entristecen, y yo, muero porque te quiero. A mí sin ti sólo me queda sufrir, dicen que somos independientes, yo te amo locamente, no me importa la gente, amarte nunca será suficiente, porque seguramente de ello serás consciente. Intento el pasado olvidarlo pero, cada vez que veo que no estamos juntos, sólo me queda lo triste, recordarlo. Siempre tengo empeño en cumplir todos mis sueños, pero si sueño contigo... cuando despierto quisiera estar muerto

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Lola la loca. Yaiza Arroyo Gámez 2º B Érase una vez una mujer llamada Lola que la gente la tomaba por loca. Ella vivía en un pueblecito llamado Pulgín que era tan pequeño que solo tenía cincuenta habitantes, por lo tanto se consideraba una aldea. Al lado de Pulgín se encontraba una ciudad inmensa llamada Goldón. Los aldeanos iban a la ciudad en burros con cerones, porque los caminos estaban muy malos y no se podía ir en coche. En los cerones cargaban los alimentos y las cosas que necesitaban. Lola vivía sola, porque su madre había muerto. Antes de que esta muriese, ella tenía un carácter violento contra su madre porque nunca encontraba sus fotos de la infancia, porque su madre era negra y ella blanca, etc., hasta que un día Lola se enfrentó a la madre para que le dijera la verdad. A la madre no le quedó más remedio que decirle que era adoptada, porque ella no podía tener hijos. Cuando Lola escuchó esas frases la amenazó para que se fuera de la casa; y murió en ese momento, porque le dio un ataque de muerte. Lola tenía una casa inmensa heredada de la madre. Tenía 4 plantas en las que había: dos cuartos de baño, siete dormitorios, dos cocinas, tres salones, tres salas de estudio, dos salitas, etcétera, para ella sola. A su casa no se acercaba nadie por lo violenta que era con la gente. Ella vivía de una paga mensual, pero no se lo administraba, por lo que los finales de mes eran muy duros para el resto de la ciudad, porque ella robaba y los aldeanos tenían también poco dinero y por tanto no les daban para poner seguridad en sus casas. Ella tenía un burro llamado Pechi con el que iba a la ciudad, pero ella era distinta; no iba a la ciudad a por alimentos sino a comprar lotería y beber cerveza. Los vecinos eran solidarios, y le daban de comer cada día uno, pero se le dejaban la comida en la puerta por el temor que sentían hacia Lola. Cuando iba a la ciudad y se encontraba con alguien por el camino, lo tiraba del burro y empezaba a pegarle hasta que se acordaba de la cerveza y la lotería. A la aldea llegó un vecino nuevo, llamado Manolo. Él no sabía que Lola estaba loca, por lo que un día que iba a la ciudad y también iba ella, se encontraron y Lola le tiro del burro. Manolo se enfrentó bruscamente a ella. Ella no se esperaba eso, recibió fuertes puñaladas. Cuando volvió a su casa, los vecinos llamaron a un médico para que le curase. Cuando llegó el médico, Lola 13


no le quería abrir, pero no le quedo más remedio que abrirle para que le curase. Él médico la curó y aunque quedó en un hecho más de la aldea, para Lola fue un cambio muy importante. Cuando Lola iba a la ciudad, ya no se comportaba como antes. Por lo que se contaba en la aldea, parecía que le había cogido susto a los hombres, entonces siempre las mujeres y niños iban acompañados de un hombre. Lola veía que ya no podía tratar mal a nadie. Poco a poco se dio cuenta de le iba mejor ya que todos la trataban bien, la saludaban, le ofrecían cosas, etc. También fue dejando los vicios, porque la gente le decía que eran malos, ella pensaba que no era así, pero un día se comprometió a dejarlos durante un mes, vio que se encontraba mejor y así que los fue dejando. Lola tenía una vecina llamada Cristina, que se llevaba muy mal con Lola, porque no sabía que tenía un problema con vicios. Un día decidió ayudarla a superarlos. La primera reacción de Lola fue pensar que esta quería hacerle algo malo, pero poco a poco se dio cuenta de que no, que era al revés, que quería ayudarla. Un día iba paseando Cristina y Lola le ofreció pasar a su casa a tomar un café. Ellas empezaron hablar como si se conocieran de siempre, como vieron que se caían muy bien, fueron quedando cada día en una casa. Al final acabaron siendo mejores amigas. El pueblo empezó a pensar que Lola había cambiado mucho, debido a que cada vez que salía de su casa saludaba a todos muy bien. Lola no tenía trabajo y su amiga Cristina le buscó uno en la ciudad, en una tienda. Debido al trabajo Lola tuvo que irse a vivir a la ciudad, vendió el burro Pechi y alquiló la casa. Allí en la ciudad, Lola encontró a su pareja llamada Tomás y, al cabo de un tiempo empezó a vivir con él. Lola decidió estudiar, porque vio que era una cosa imprescindible para la vida. Ella estudió empresariales. Cada vez tuvo un trabajo mejor, hasta que llegó a ser alcaldesa. Cuando pasaron unos cinco años de relación con su pareja Tomás decidieron tener niños. Tuvieron gemelas y las llamaron Lucía y Carla. Lola consiguió formar una familia y tener un buen trabajo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado, todos fueron felices y comieron perdices. 14


El viaje. Lucía Calvo Guirado 1ºE Había una vez, una familia de un pueblo de Alemania que viajaba un montón. La familia estaba formada por los padres, dos hijas y un hijo. Los padres se llamaban Ruth y Kevin, las hijas Margaret y Bibi y el hijo Tom. La mayor era Margaret, tenía 16 años, después iba Tom, con 15 años y la más pequeña era Bibi, de 14 años. Margaret era amable y graciosa, pero a veces, un poco antipática, era rubia y con los ojos marrones, su pelo se parecía al sol. Bibi era lo contrario, tenía el pelo negro como el carbón y los ojos azules como el cielo, pero en la personalidad se parecían, era simpática y graciosa, aunque ambas tenían un problema, se enfadaban fácilmente entre ellas; su hermano, competitivo pero agradable y tenía el pelo rubio (como Margaret) y ojos azules (como Bibi). Los tres hermanos eran muy guapos. Ese mismo año les tocó en un sorteo ¡un viaje a Hollywood, Estados Unidos!, en un hotel de cinco estrellas, el problema era que a Bibi le aterrorizaban los aviones y no había más remedio que cruzar “el charco”, pero valía la pena porque duraba tres semanas. Cuando llegó el día de irse Bibi estaba muy asustada pero los demás estaban tranquilos. El viaje fue bien aunque en medio del camino hizo un poco de viento. En el avión Margaret no dejaba de pensar en su novio, Jake, en que lo iba a echar mucho de menos, Tom pensaba en su perro y Bibi estaba demasiado asustada para pensar. Al llegar a Hollywood todos se quedaron con la boca abierta al ver tanta gente y rascacielos que parecían que llegaban a las nubes. Su hotel era gigantesco, tenía piscina, sauna, etc., los cuartos eran muy grandes también. Parecía que estaban en un sueño. Al lado de su hotel se rodaba una película, ¡eso era lo mejor! Visitaron un montón de sitios, fueron al monte Rushmore, donde están talladas las cabezas de los presidentes de Estados Unidos, al Hotel Knickerbocker, construido en el año 1.925, es muy famoso porque está rodeado de misterios gracias a la muerte de algunos de los personajes más importantes de la historia del cine de Hollywood. Visitaron muchos más sitios increíbles de allí y todavía les quedaban unos cuantos. Algunas tardes cuando estaban cansados de pasar toda la mañana de un sitio para otro, Bibi y Margaret se bajaban a ver la película que estaban rodando al lado de su hotel. La película era de amor y ellas eran muy románticas. Se tenían que esconder porque no dejaban ver la película mientras se rodaba, aunque el director se dio cuenta de que casi todos los días los 15


espiaban. Un día les dijo que se sentaran allí con él mientras la rodaba. Ellas estaban emocionadísimas. El director les presentó al protagonista, pero no les pudo presentar a la protagonista porque se había puesto enferma, mientras les preguntó si querían sustituirla para ver como quedaba su historia. El protagonista tenía la misma edad que Bibi, se llamaba Michael. Los padres de ellas no sabían nada de lo de la película, por temor a que las dejara. A Bibi y Margaret les encantaba ir, porque además Michael era muy simpático. A Margaret la película le recordaba a Jake. Al final Bibi se enamoró de Michael y él de ella, quedaban algunas tardes para ir al cine o cenar, cosas así. Bibi era muy buena actriz y entonces el director le dijo que se lo digiera a sus padres para poder contratarla, pero faltaban tres días para que Bibi volviera a su hogar. Ella no obstante se lo comunicó a sus padres, ellos no se lo esperaban y no sabían qué decirle ya que se tenían que ir a Alemania pero esto solo se presentaba una vez en la vida. Bibi, asustada de la decisión de sus padres, se escapó con Michael. Solo faltaba un día para irse a Alemania y Bibi seguía sin aparecer, la policía los buscaba a los dos. El último día decidieron volver, los padres de Bibi estaban avergonzados por el comportamiento de su hija aunque a la vez felices de que hubiera vuelto, le dijeron que como castigo se tenía que ir con ellos a Alemania y que algún día volverían a Hollywood. Ella super enfadada se pasó sin hablarles dos semanas. Ellos no sabían que Bibi seguía en contacto con Michael, y Michael convenció al director de la película para rodarla en Alemania. Cuando Bibi vio a Michael y al director etc.… le dio una alegría enorme y al final todo se arregló; Bibi volvió a hablarle a sus padres y encima ¡se hizo famosa!

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Mejores amigos. Elisabeth Campos Ramírez Todo comenzó un día de verano, iban de camino a la playa con el resto de compañeros. Ellos nunca habían hablado, ni siquiera se habían visto en el Instituto. Cuando llegaron allí, todo seguía igual, nada había cambiado. Cada uno estaba con sus amigos disfrutando de aquel maravilloso día de playa. Lo que ellos no sabían que un día como ese podrían cambiar tanto sus vidas. Al día siguiente él le mandó un mensaje a ella, de esos típicos que se mandan cuando apenas se conoce a alguien, el contenido era el siguiente: -Hola, ¿qué tal?, te vi el día de la excursión a la playa -dijo él. Y ella respondió lo siguiente: -¡Ah, sí! Ya sé quién eres, yo también te vi y porque un amigo me dijo quién eras, ja, ja... Y así un día tras otro. Empezaron diciendo, se trata de ''un amigo nuevo'', también cuando se veían en el Instituto se saludaban aunque fuese a lo lejos, pero mantenían una bonita amistad, aunque se conocían de pocos días. Pasaron así días, semanas, incluso meses hasta convertirse en personas inseparables, mejor dicho mejores amigos. Hablaban todos los días, a todas horas, incluso se ayudaban con todo. Él le contaba sus problemas a ella, y trataba de evitar que se preocupara, porque por nada del mundo quería verlo triste, después le tocaba a ella contarle todo, cada una de las cosas que le ocurrían, con todo detalle. Al igual que ella, él también intentaba animarla, y sin saber cómo, él siempre conseguía hacerla sonreír aunque fuese una simple tontería. Como en todo historia, ya se sabe que en una amistad, siempre hay peleas, pese a todo, ellos las superaban, por muy orgullosos que fuesen los dos. Lo que no sabían es que una de sus peleas iba a acabar con su amistad. Todo ocurrió así. Ella llevaba unos días rara, ya que apenas hablaban, hasta que uno de los dos rompió el silencio, y en este caso fue él. Estaba preocupado, así que le habló, le envió un mensaje, ella lo leyó respondió, pero él seguía preocupado, por mucho que ella le dijese que no le ocurría nada, llevaba razón no estaba bien, se sentía triste, mal, como si le 17


hubiesen dado un mala noticia. Pero en fin ella se empeñaba en que estaba bien. Lo dejó pasar, y volvió a hablar pero ella no respondía, simplemente pasaba. Él se fijó en su última conexión y se dio cuenta de que ella había hablado después de que él le enviara el mensaje. Se preocupó aún más y volvió de nuevo a enviarle un mensaje preguntándole si se encontraba bien o si le ocurría algo con él, ella siguió sin contestar. Él ya no sabía qué hacer así que dejó de preocuparse y se enfadó, entonces al día siguiente ella recibió un mensaje de él en el que ponía: Esto es un punto y final, aquí acaba todo, no te daré motivos pero lo mejor es que salga de tu vida. Estoy cansado de dar todo por ti y no recibir nada, y soy yo el que siempre acaba sufriendo, si (acaso) te importará lo más mínimo te atreverías a contestar pero ya vero que no. Aquí acabo todo, espero que (todo) te vaya bien en la vida, no te guardo rencor, pero a partir de aquí nuestras vidas van a ir por separado, tú por tu camino y yo por el mío, será lo mejor y acabó (todo) con un “hasta siempre”. Ella leyó el mensaje y no pudo contener las lágrimas al saber que había perdido un gran amigo para siempre.

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El cuento de hadas más colorido. Miriam Castro Reina 2ºB Érase que se era unas uñas de color rojo, y así eran las de este oso cojo. El cual era mascota de la princesa feliz, aquélla que nunca se cansaba de reír. Esta princesa era rosa, y era muy guapa y hermosa. Su príncipe no era azul, pues este color era el más común. Ella prefería a un príncipe verde, así siempre tenía ganas de verle. En esta historia también había un hada madrina, que se teñía de rubia con camomila. Y aquí termina esta historia perfecta, donde en vez de perdices comieron galletas.

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La Aventura De Nerea. Sandra Chica Ortega 1º E Érase una vez una chica que se llamaba Nerea, tenía 17 años, hacía cinco años que sus padres se habían separado, ella se fue a vivir con su madre y su padre se fue a Canadá; pasado un tiempo, su madre se casó con un famoso jugador de béisbol, como viajaban mucho, Nerea se fue a vivir con su padre a Canadá. Hacía mucho tiempo que no se veía por lo que su padre invitó a unos amigos que Nerea conocía desde pequeña, uno de ellos era David, su mejor amigo, él tenía 18 años. Al día siguiente de esto Nerea fue a su nuevo instituto, David iba a otro instituto, por lo tanto, Nerea no conocía a nadie. Cuando llegó al instituto un chico que se llamaba Pablo le ayudó a encontrar su nueva clase, como llegó tarde, se sentó al lado de un chico que era un poco raro, no habló mucho con él, poco después un coche fue hacia ella a toda prisa, Nerea no pudo reaccionar pero Ismael fue corriendo y paró el coche con sus manos; Nerea se hizo una herida en el brezo, pero no era muy grave. Al día siguiente, a la salida del instituto, Nerea siguió a Ismael, cuando Ismael se dio cuenta le preguntó por qué lo hacía, le dijo que sabía todo lo que estaba pasando, Nerea había estado investigando sobre él, y descubrió que Ismael y su familia eran vampiros. Ismael le dijo que eso era verdad, pero como Nerea estaba enamorada de Ismael, no le importaba. Al día siguiente Nerea y Ismael fueron juntos al instituto, nadie se lo esperaba. A María, una de las hermanas de Ismael no le gustaba Nerea. Cuando Ismael llevó a Nerea a su casa para conocer a sus padres se enteraron de que la familia ''Los Blanc'' perseguía a Nerea. Marta y María huyeron para que la familia ''Los Blanc''. Cuando estaban en un hotel, Nerea recibió una llamada misteriosa y le dijo que su madre estaba en peligro. Nerea fue a rescatar a su madre pero descubrió que era una trampa, pero Ismael llegó a tiempo para salvarlas.

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Poema. María Victoria Domínguez Ruiz 2º B Son las ocho y media el timbre está sonando. En el instituto Almenara, los alumnos van entrando. ''A clase tenemos que ir, y no nos podemos dormir, si queremos aprobar, atentos debemos estar''. A las diez y media salimos al recreo. A sentarnos en un banco, o a jugar a algún juego. A las tres suena el timbre otra vez, para volver a casa, allí los deberes debemos hacer, y al día siguiente volvernos a ver.

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La salvación de vemboca. Mario Fortes Porras 2º B Érase una vez en un lugar fuera de nuestra galaxia, muy lejos, en el universo, un mundo llamado ``Vemboca´´, un mundo donde los animales y los humanos se llevaban como amigos, como Trust, un niño al que le encantaba viajar y al que nunca le faltaba una tableta de chocolate en el bolsillo, Yosia, una niña a la que le encantaba ir a la moda y maquillarse, Fluji, una coneja a la que le encantaba saltar y comer zanahorias y Demon, un puercoespín al que le gustaba la naturaleza y era muy inteligente. Trust decidió hacer un viaje a Calesbo, la ciudad donde vivía el alcalde del mundo, un oso muy amable y honesto llamado Córmit y todos se unieron al viaje. Al llegar a Calesbo, Yosia dijo que iba retocarse al baño, después viajaron a todas las partes famosas de Calesbo y conocieron al alcalde Córmit, se alojaron en un hotel e iban a pasar dos semanas. A la mañana siguiente entró un señor a hablar con el alcalde y a la hora siguiente ese señor salió del edificio muy rápido como asustado y al rato llega una ambulancia: el alcalde había fallecido; ese señor se llamaba Mocrak y era un hombre malvado que quería dominar el mundo aunque ellos no lo sabían. Entonces se hicieron unas elecciones para votar un nuevo alcalde a las que Mocrak se había presentado y prometía cosas imposibles como que iba a hacer el planeta Vemboca más grande para que hubiera más ciudades y países. En ese mismo momento Trust decía que iba a votar a Mocrak porque había más ciudades por viajar y Yosia después de pensarlo un rato también decía que pensaba lo mismo que Trust, Fluji decía que eso era mentira e imposible hacer más grande el planeta. En ese mismo momento, Demón decía que todos lo que se presentaban a las elecciones prometían cosas imposibles que nunca cumplían, así que Trust y Yosia votaron a Mocrak y Fluji y Demon decidieron no votar. Al día siguiente se contaron todos los votos, ganó Mocrak; desde ese momento empezó una dictadura como ninguna. Mocrak empezó a construir una máquina justo después de que Trust, Yosia, Fluji y Demon se fueran de Calesbo. Allí en sus casas Trust y Yosia vieron por la listota (una tele) lo que ocurría en Calesbo; al cabo de tres meses, la máquina de quinientos metros de altura estaba terminada, era una máquina en forma de triángulo que apuntaba hacia el núcleo de la tierra y si atravesaba el núcleo, el planeta se destruiría en mil y un pedazos. Ellos, viendo la situación, decidieron ir a Calesbo para hablar con Mocrak para hacerle entrar en razón y que no destruyera Vemboca. Llegan allí y en ese mismo instante salen corriendo los cuatro hacia Mocrak. Trust le dijo que si destruía Vemboca todo el mundo moriría hasta él; Mocrak le dio una bofetada en la cara y lo tiró hacia atrás, entonces Yosia dijo que ella tenía esperanzas de que si todos se uniesen podrían encerrarlo y que no hiciera nada. Fluji cogió y saltó encima de él, le 22


empujó hacia Demon y se pinchó con las púas de Demon. Trust estaba nervioso y sacó su tableta de chocolate con almendras y se la comió, pero se le cayó un trozo muy cerca de Mocrak y lo que nadie sabía es que Mocrak era alérgico al chocolate, entonces le empezaron a salir ronchas por todo el cuerpo, se arrascó tanto que se hizo heridas demasiado grandes. Se tuvo que quedar un mes ingresado en el hospital, después lo encerraron en lo más hondo de los calabozos y no volvió a salir de allí nunca. En Vemboca esto quedó como leyenda ya que después de eso los humanos y animales se llevaron mejor que nunca. Colorín colorado, este cuento se ha acabado y fueron felices y comieron chocolate.

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Reflexión. Juan Alberto García García 1º PCPI Falsas promesas, que hoy día con tan poca experiencia cuenta este pequeño poeta, que la desolación y la nostalgia, dieron fruto a la soledad y al llanto de mis letras. Cada verso y cada letra va dedicado a las personas sinceras, que realzan esa belleza interior sin pensamientos de recompensa, aquella gente que habla con el corazón y sabe perfectamente curar mis penas, gracias a aquella gente supe ver la realeza en este pequeño planeta, aquella gente tenía cura para la tristeza, pero el odio y el rencor hicieron alejarme de esa gente que aún me recuerda. Y la distancia actuó ya que a esa gente no la veía, ya apenas tenía fuerzas como para escribir esta poesía, ¡quién lo diría! que todo lo puedes perder en un día, ¡quién lo diría! que me despierto cada mañana llorando por lo que tenía. 24


Melancolía nocturna. José Santiago Gómez Pino 2ºA Eres la noche centelleante sobre el río, los ojos de la luna meciéndose en el agua, la almohada de mi sueño marinero navegando en el azul, navegando los luceros... Te quedas en mi sueño añorante, te quedas en mi abrazo de fuego, en medio de mis horas vividas de cantos y tristezas reunidas esperando el relevo. Eres quien está llenando el cántaro de mi risa esperanzada, latente más allá de esquinas amuralladas, más allá de abandonos ... cimentando el fuego del vaso con más que palabras. Relámpago que tatuó un nombre plasmado en el olvido. Campo a traviesa vibra la vida donde se encuentra la morada que nos forja el sueño inacabado donde se guarda lo querido... Eres la fuerza que crece en mi tierra fértil desalojando los vanos suspiros y viene otra primavera a florecer a mi ventana en un celeste lirio.

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La varita mágica. Irene Granados Montosa. 1 ESO E. Hace mucho tiempo, en un lugar lejano a este, vivía un ser que no tenía ni familia, ni amigos, ni nadie con quien poder estar o jugar. Este ser se llamaba Frank, era bajito, moreno, delgado, y sus ojos eran marrones. Estaba solo en un lugar desconocido, se pasaba los días y las noches sentado, sin nada que comer ni beber, solo el agua de un pequeño riachuelo que apenas llevaba agua, y algunas plantas que encontraba. Un día, mientras estaba sentado, observó algo que llamaba su atención, no sabía qué era, así que se acercó a él con mucho cuidado. Cuando ya estaba justo al lado de él, vio que era una Varita mágica. La cogió y justo al lado de ella había una nota que ponía: “Si estás leyendo esto es que has encontrado la varita mágica. Esta varita no es como las demás, con ella puedes pedir cuatro deseos. Cuando se hayan cumplido, la varita se desintegrará. Aprovéchalo. Buena suerte. “ Cuando Frank terminó de leer la nota, se pasó un buen rato pensando cómo podía haber llegado una varita mágica a ese lugar. Frank no sabía qué deseos podía pedirle a la varita. El primer deseo que se le ocurrió, fue ser más grande y fuerte. Así que cogió la varita con las dos manos y dijo: - Deseo ser más grande y fuerte. Y así fue, la varita se iluminó y le concedió en deseo. Y le dijo: - Ya he cumplido el primero de tus deseos, te quedan tres. Frank se puso muy contento al ver que era más grande y que era más fuerte. Al cabo de un rato se dio cuenta de que no necesitaba ser grande y fuerte, porque en aquel lugar que él vivía no había nada. Frank, decepcionado, comenzó a pensar qué deseo útil podía pedirle a la varita. Mientras tanto fue a buscar algo que comer. Durante el camino se le ocurrió otro deseo, entonces cogió la varita con las dos manos y dijo: - Deseo vivir en un lugar donde haya muchas cosas, como árboles, animales, mucha agua, etc. Y así fue, la varita se iluminó y le concedió el deseo. Y le dijo: - Ya he cumplido el segundo de tus deseos, te quedan dos. Frank se puso muy contento al ver que en el lugar donde él ahora iba a vivir había mucha diversidad de plantas, había plantas de todos los colores, 26


amarillas, rojas, rosas, hasta encontró unas plantas de color azul. Había árboles muy altos, con frutas como: cocos, plátanos, mangos, etc. Y encima de esos árboles había muchos monos saltando de árbol en árbol. También había pájaros, cebras, serpientes, ardillas etc. Mientras Frank observaba todos los animales y plantas, vio un río enorme, su agua estaba súper limpia, así que Frank se agachó a beber un poco de esa agua, estaba sediento, por eso pasó un buen rato bebiendo. Cuando ya no tenía más sed, se tiró al río a lavarse porque estaba muy sucio, y mientras se lavaba observó que en el río había muchos peces, de todos los colores, había amarillos, rojos, otros con rayas de colores etc. Frank ya estaba muy cansado, así que se tumbó en el suelo, que estaba cubierto por una capa de hierba, estaba súper cómodo. Como ya iba oscureciendo, se subió en la rama de un árbol y se hizo como una cama con hojas, las más grandes las utilizó para taparse, para no tener frío durante la noche. Al día siguiente, Frank se levantó muy contento al ver que en el lugar donde él vivía ahora había muchos más animales, plantas, etc., que donde él vivía antes. Se bajó del árbol y se fue a buscar nuevos animales, y encontró tucanes, leopardos, conejos etc. Pero se dio cuenta de que aquello no era tan divertido, porque no tenía a nadie con quién disfrutarlo. Así que cogió la varita con las dos manos y dijo: - Deseo estar con otra persona para poder disfrutar de este bello lugar y pasárnoslo bien juntos. Y así fue, la varita se iluminó y le concedió el deseo. Y le dijo: - Ya he cumplido el tercero de tus deseos, te queda uno. Frank muy contento miró hacia delante y vio a una mujer, y le dijo: - Hola. ¿Cómo te llamas? - Me llamo Laura.- Le respondió la mujer. - Yo soy Frank. Entonces Frank fue a enseñarle a Laura aquel lugar en el que iban a vivir. Se hicieron amigos y Frank le enseñó la varita mágica y le dijo: - Me queda un último deseo, voy a pedir herramientas de construcción para construirnos una casa y tener un lugar donde poder dormir. Así que Frank cogió la varita con las dos manos y dijo: - Deseo herramientas de construcción. Y así fue, la varita se iluminó y le concedió el deseo. Y le dijo: 27


- Este es tu último deseo. Y la varita se desintegró en las manos de Frank. Frank se puso muy contento al ver las herramientas de construcción. Había hachas para cortar leña, ladrillos, cemento y algunas palas. Frank cogió todas las herramientas y con la ayuda de Laura, construyeron una bonita casa en la que pasaron toda su vida.

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La decisión de Elena. Jannira Guirado López 1ºE Había una vez una pandilla de amigos formada por Elena. Ella lucía una preciosa melena larga y rizada de color oscuro. Tenía unos preciosos ojos azules, era muy inteligente. Siempre iba acompañada de su mejor amiga Celia, que era la más coqueta del grupo porque siempre llevaba consigo su maletín de maquillaje. Era rubia y de ojos verdes. También tenía muy buena relación con Marta, cabezota, de pelo corto y muy liso. Le gustaba gastar muchas bromas, la mayor de sus víctimas era su hermano Andrés, que también formaba parte del grupo. Él tenía el cabello castaño y los ojos marrones, era muy deportista e iba siempre con Tomás. Un chico rubio con los ojos azules, era un poco friqui, pero muy inteligente. Todos tenían 20 años excepto Andrés, que era el más pequeño del grupo. Un día estaban todos en la playa hablando de lo que sería el verano, si todos los días eran iguales iba a resultar aburrido, entonces a Marta se le ocurrió hacer un viaje. A todos les pareció muy buena idea, ya que nunca habían ido juntos de viaje. Tomás propuso ir a Londres porque sus tíos tenían una casa vacía allí. Aceptaron con mucho interés la propuesta. Al día siguiente continuaron hablando de aquel viaje planeado, Tomás llamó a sus tíos y ellos accedieron a que fueran a su casa. Todos se alegraron un montón y quedaron para ir a comprar los billetes de avión. Celia se dio cuenta de que Elena estaba un poco disgustada y le preguntó qué le pasaba y ella le contó que tenía un problema para pagarse el viaje. Estaba muy triste porque tenía muchas ganas de ir, pero no podía. Entonces Marta pensó que entre todos podían pagarle el viaje a Elena. Ella no quería, pero finalmente sus amigos consiguieron convencerla. Al día siguiente fueron a comprar los billetes, faltaba Elena, así que fueron a recogerla a su casa. Entraron en una agencia de viajes muy cutre, pero allí vendían los billetes más baratos. Les atendió una muchacha muy joven y simpática y sacaron los billetes para la semana siguiente. Celia estaba muy preocupada porque no tenía suficiente ropa para ir de viaje, así que fue a comprar. Mientras que ella estaba comprando, Marta había ido a la biblioteca a sacar algunos libros. Sin embargo, Elena había buscado trabajo para ganar un poco de dinero y poder viajar sin ninguna preocupación. Andrés y Tomás pasaron del tema y se fueron a jugar al fútbol. Al día siguiente, quedaron todos para comprar un poco de comida. Cuando la compraron se fueron todos, menos Elena y Andrés, que se quedaron solos después de tantos intentos por parte de Andrés para conseguirlo. Fue ahí cuando Andrés se declaró a Elena. Ella, muy avergonzada, se fue. En cuanto llegó a su casa llamó a sus dos amigas y les contó lo que había pasado. 29


Dos días antes de irse empezaron a preparar las maletas, Celia metió sus mejores vestimentas y todo su maquillaje, Elena llevó consigo lo justo y necesario para estar una semana de vacaciones. Marta llevó mucha ropa, la mayoría deportiva. Andrés, muchos juegos de mesa para no aburrirse en la casa y Tomás se llevó, como a todos lados, su Ipad. Llegó el día del viaje, estaban muy ilusionados y nerviosos. Cuando llegaron al aeropuerto era un poco tarde y tuvieron que darse mucha prisa para subirse al avión destino Galicia-Londres. Cuando llegaron a Londres estaban muy cansados y decidieron ir a descansar un rato para después visitar la ciudad. Todos se quedaron dormidos, menos Elena que se quedó pensando en lo que Andrés le había dicho hacía una semana. Pensando y pensando se quedó dormida. Eran las 5 de la tarde cuando tuvieron la idea de salir a dar un paseo por las calles de Londres. Lo primero que visitaron fue el Big Ben, allí se encontraron con un joven muchacho español. Se acercaron a él y le preguntaron qué hacía allí con una maleta. Él le respondió que había gastado todos sus ahorros y lo habían despedido de su trabajo. El chico se llamaba Pablo, tenía el pelo marrón con los ojos azules, de unos 23 años. Estaba muy preocupado porque no tenía dónde quedarse a dormir. Entonces el grupo de amigos decidieron que se quedara con ellos hasta que regresaran a Galicia. El chico, muy avergonzado, aceptó. Al llegar a la casa dejó su maleta y se puso a dormir. Todos se hicieron muy amigos de él. Pasada la semana llegó la hora de volver. Pablo decidió regresar a Huelva, donde se encontraba la casa de sus padres. Pasado un mes éste recibió un inesperado mensaje. Era de Andrés, le había buscado un puesto de trabajo en la oficina en que él trabajaba. No tardó en arrepentirse de ello en cuanto Pablo se declaró a Elena. Ella tenía muy buena relación con Andrés, pero desde que conoció a Pablo no habían parado de hablar. Elena no sabía qué hacer, estaba indecisa. La decisión de Elena la sabréis en mi próxima narración.

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Clara y los siete pétalos mágicos. Sofie Jacobsen, 1°E. Clara era una chica de 10 años que vivía a las afueras de un pueblo no muy grande. Vivía en una casa con su madre, su hermano y su abuela, pero no con su padre. Su padre había muerto antes de que ella hubiera nacido y por tanto nunca llegó a conocerlo. Un día la madre de Clara mandó a su hija a comprar unos dulces, así que, tras salir de la panadería, Clara iba tan distraída que no vio al perro que venía detrás de ella, y en un descuido de la chica, le quitó todos los dulces. Ella empezó a correr detrás del ladrón. Cuando ya llevaba corriendo un buen rato, el perro desapareció de su vista y ella se encontró en un parque. En un banco estaba sentada una señora mayor que alimentaba a los pájaros con las migas de pan, al ver a la chica, la saludó y la invitó a sentarse. Clara no pudo ocultar su tristeza y rompió a llorar al lado de la señora, le explicó que iba muy distraída y el perro le había quitado la compra. La abuela se levantó y le dijo que no tenía dinero, ni tampoco dulces que darle, pero podría darle algo mejor. Así que la invitó a seguirla, llegaron a un patio muy agradable, estaba lleno de flores de todos los colores y tamaños. El jardín olía de maravilla. Había muchas mariposas posadas en las preciosas flores. Era una vista preciosa. La señora se colocó delante de una pequeña montaña de tierra. Sacó del bolsillo una campana y la agitó en el aire. Parecía como si todo lo que las rodeaba era de sonido, poco a poco las nubes empezaron a condensarse y se formó una nube encima de sus cabezas, empezó a llover pero, para la sorpresa de Clara, sólo llovía encima de la montaña de tierra. Poco a poco, empezó a salir una flor, cuando por fin se abrió, la pequeña tuvo que ahogar un grito de sorpresa. La flor estaba compuesta por 7 pétalos de diferentes colores. Parecía que la flor tenía vida propia y brillaba. - La flor que puedes ver, no es una flor corriente, es mágica. Puede cumplir cualquier deseo tuyo, lo que tienes que hacer para ello es arrancar un pétalo, alzarlo al aire y pedir un deseo - dijo la señora mientras cortaba el tallo de la flor y se la entregaba a la niña. Tras dar las gracias, Clara corrió a su casa muy feliz. Y antes de llegar quiso comprobar si era cierto, así que arrancó el pétalo y lo alzó al aire y pidió un deseo. Por arte de magia, en su otra mano apareció la bolsa con los dulces que le quitó el perro. Clara estaba realmente sorprendida, no le contó el secreto de la flor a nadie en su casa, pero tenía miedo de que la flor pudiera marchitarse, así que pensó en coger el florero de su madre. Era el jarrón favorito de su madre, así que creía que sería el más indicado para esa flor tan especial. Subió a una silla y consiguió coger el jarrón. Por la ventana abierta le llegó el sonido de un perro ladrando, así que Clara quiso mirar y sin darse 31


cuenta, mientras se giraba, el jarrón resbaló de su mano y cayó al suelo haciendo un horrible ruido, estaba roto. Clara, muy asustada por las consecuencias sacó rápidamente la flor y arrancó otro pétalo. En un abrir y cerrar de ojos el jarrón volvió a su estado inicial. Más tarde, salió a la calle para jugar con sus amigos. Pero todos ellos llevaban unos juguetes nuevos y no le prestaban atención ni tampoco la dejaban jugar con sus juguetes. Clara, muy furiosa por el comportamiento de sus amigos, arrancó otro pétalo, y rápidamente todos los juguetes del pueblo empezaron a reunirse bajo sus pies. Estaban creciendo como un árbol gigante. Miles de juguetes se amontonaron bajo sus pies, la montaña era tan grande que ella no podía ver el sol. Se asustó muchísimo y empezó a correr. Pero los juguetes la seguían a cualquier lugar que ella fuera. Mientras corría arrancó otro pétalo y pudo ver como los juguetes volvían con sus anteriores dueños. Estaba muy cansada y no había ningún sitio en el que pudiera refrescarse. Así que tras arrancar otro pétalo mágico, en sus manos apareció un enorme y delicioso helado. Tras haberse comido el helado, se sentó en un banco a descansar. No se dio cuenta de que al lado estaba su vecino Alejandro. Alejandro era un chico muy simpático y divertido, vivía en el piso de abajo, pero casi nunca podía jugar con los demás niños porque le faltaba una pierna que había perdido por una enfermedad, así que siempre andaba con muletas. Clara se sintió muy culpable por haber desperdiciado tantos deseos y por haber sido tan irresponsable y egoísta, así que arrancó el penúltimo pétalo y lo alzó al aire. Un torbellino de aire levantó a Alejandro del banco y empezó a envolverlo. Cuando el torbellino desapareció el chico no tenía las muletas, pero tenía sus dos piernas sanas. Él no podía creerlo, le había sucedido algo increíble. Clara, satisfecha con su acto, le propuso a su amigo hacer una carrera. Los dos niños corrían y reían. Las calles se llenaban de sus alegres gritos, hasta el sol parecía que brillaba con más fuerza. Llegaron a la casa de la señora que le entregó ese magnífico regalo a la chica. Y allí estaba ella, sentada en su jardín tomando un té. Se alegró mucho de ver a los dos niños y enseguida les invitó a un té con dulces. Pasaron un buen rato los tres riéndose y disfrutando de la velada. Pero se hizo tarde y los chicos tenían que irse. Sin que Alejandro se diera cuenta, Clara arrancó el último pétalo de la flor y lo dejó caer. Acto seguido empezaron a correr los dos para ver quién llegaba antes a casa. Mientras tanto en el jardín de la señora, en la pequeña montaña de la que había salido la flor mágica, empezó a salir otra. Igual de bella y mágica que la otra.

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Los vecinos celosos. Sofie Jacobsen En un país muy lejano vivía una familia muy pobre con un hijo llamado José y un perro llamado Toby. También, poseían una casa muy pequeña y un poco destrozada, pero tenían unos vecinos que eran muy ricos. El hijo de los vecinos se llamaba Daniel. Su casa era muy grande y muy bonita. Tenían un jardín con muchas clases de flores y todas muy bonitas. Su casa por fuera era de color pastel. José y sus padres no envidiaban nada de sus vecinos. José tenía un huerto con coles, calabacines, lechugas, perejil y fresas que él cuidaba todos los días. También tenían mangos y aguacates que todos los años les dejaban un poco de dinero, con el cual ahorraban para comprar el traje de comunión para José, y sulfatos; pero ya llevaban mucho dinero ahorrado, tanto que podían pagar para la comunión de José un convite, para que toda su familia celebrara que José había hecho la comunión. Comerían en casa de José, en un jardín que había detrás de su casa. Lo tenían que limpiar porque estaba muy sucio y la comunión sería en un plazo de dos meses. Ya lo tenían todo comprado menos la comida y, aún así, al padre de José le sobraba muchísimo dinero tanto que, después de la comunión de José, restauraron la casa. Quedó muy bonita y la pintaron de color amarillo. Pusieron un jardín muy bonito y también hicieron una portada muy bonita. Sus vecinos estaban muy celosos cuando vieron terminar su casa, así que ellos decidieron también restaurar la suya; sus vecinos, como no trabajaban, tenían muy poco ahorrado para pagar los gastos de su casa y restaurarla, pero aún así lo hicieron. También hicieron una portada y un jardín igual que el de los padres de José y pintaron la fachada en amarillo. Cada vez los vecinos de José tenían menos dinero, así que empezaron a trabajar. Daniel también quería un perro como el de su vecino José, y casi todo lo tenían igual. Los padres de Daniel, a causa de todo esto, entraron en la ruina. No tenían casi ni para comer y, a veces, los padres de José les llevaban un poco de comida para que se pudieran alimentar. Los padres de José seguían ahorrando y ahorraron tanto que compraron un trozo de tierra más grande. Lo sembraron de más mangos y aguacates y sus vecinos estaban tan celosos que vendieron su casa para comprar un trozo de tierra. Pasaron la noche en casa de José, sus padres les compraron tres palés de borronchos y seis sacos de cemento para que hicieran una casa, cuando la terminaron quedo un poco parecida a la antigua casa de José y, después de un año, ahorraron para comprar una finca, sembrar mangos y coger dinero para que otra vez no les pasara igual que la última vez. 33


Los padres de Daniel y Daniel aprendieron que no hay que ser tan celosos.

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Cuando cierro los ojos. Jairo José Martín Cabello 1º PCPI La otra noche, cerré los ojos, y pensé en todo lo que pudimos haber sido. Todo el amor que tuvimos, ahora, está perdido. La otra noche, cerré los ojos. Toda la pasión derrochada, acabó en suspiros, y recordé todo lo que prometimos. Todos los recuerdos, han desaparecido. La otra noche, cerré los ojos. Volví a vernos juntos, sin problemas, con sueños, era un antojo. La otra noche, cerré los ojos y lloré, sentí los golpes, sentí el dolor. La otra noche, cerré los ojos, y me di cuenta de que ya no estás a mi lado. Que todo había terminado... La otra noche, abrí los ojos, pero ya es tarde para pedir perdón.

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La huida Carlota. María José Martín Puertas. 2º A Había una vez una niña muy consentida, que se llamaba Carlota. Carlota, siempre hacía lo que quería y no le hacía caso a su madre, hasta que un día la madre se hartó y le dijo que le tenía que ayudar en los labores de la casa, también le dijo que no se podía pasar todo el día en el sofá, tumbada, haciendo el vago o con el móvil, le dijo que o le ayudaba en la casa o se buscaba trabajo. Carlota no quería ayudar en casa, y tampoco quería buscar trabajo, entonces le dijo a la madre que no. La madre se enfadó muchísimo y Carlota decidió escaparse. Sin que la madre se diera cuenta, Carlota, subió a su habitación e hizo las maletas, cogió toda la ropa, un par de zapatos y unas cuantas mantas y, por supuesto, su peluche preferido, con el que llevaba desde pequeña, el “osito Pepón”. Lo guardó todo en su maleta, y también cogió un poco de comida, agua y dinero. Cuando llegó la noche, Carlota, cenó y se fue a su habitación. Esperó a que sus padres se durmieran y se escapó. Carlota no sabía qué hacer, no sabía dónde ir. Sus abuelos vivían fuera de la cuidad y era demasiado tarde para ir a casa de alguna amiga. Cansada de dar vueltas, decidió ir al parque, se tumbó en un banco y se echó una de las mantas que había cogido de su casa. Carlota tenía mucho frío y no se podía dormir, se pasó toda la noche despierta, pensando qué iba a hacer todo el tiempo en que estuviera fuera de casa. Cuando amaneció, guardó su manta en la maleta y se dirigió a casa de su mejor y única amiga. Carlota tenía muy pocos amigos, en concreto una, Luciana, que era la única que la soportaba, ya que era muy mandona y caprichosa. A la madre de Luciana no le gustaba Carlota como amiga de su hija. Cuando fue a casa de su amiga, se llevó una tremenda decepción, Luciana le explicó que la madre no quería que ella se quedara en su casa. Carlota se enfadó mucho con su amiga, aunque Luciana no tuviera culpa de nada. No sabía dónde ir, no le quedaban más amigos, todos la odiaban.

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Después de unos días durmiendo en el parque, se le gastó el dinero, la comida y el agua, no tenía nada, solo tenía una maleta, un oso de peluche y una grandísima voz. Para ganar dinero tuvo que vender lo que más quería en la vida, su osito de peluche con el que había estado y no se había separado desde pequeña, el “osito Pepón”; le dieron diez euros por el osito, y ella sintió mucha pena al separarse de él, pero no podía hacer otra cosa. Un día, en el parque, se puso a cantar, para desahogarse, y sin saberlo, la estaba escuchando un hombre. Este hombre le dijo que cantaba muy bien, que tenía una grandísima voz y ella le explicó su situación, lo que le había sucedido, el hombre, le respondió que podía pedir dinero cantando en el centro. Carlota no se lo pensó dos veces, estaba muerta de hambre y le hizo caso al hombre. Se fue al centro de la cuidad, colocó su maleta abierta y se puso a cantar, la gente se paraba a escucharla y le echaban dinero, consiguió bastante, pero se dio cuenta de que era muy difícil ganarse la vida, que tenía que ayudar a su madre; también se dio cuenta de que su madre se esforzaba mucho para hacerla feliz y que ella solo hacía el vago y tenía que ayudarla. Carlota se dio cuenta de que quería que su madre se sintiera orgullosa de ella, y que haciendo lo que estaba haciendo no lo iba a conseguir, y decidió volver a casa. Cuando llegó se encontró a su madre llorando desconsoladamente. Carlota le pidió perdón por lo que había hecho y le contó todo lo que había sucedido. También le contó que se arrepentía y que lo había pasado muy mal, que le había costado mucho trabajo ganar dinero y que se había dado cuenta del esfuerzo que hacía la madre por comprarle sus caprichos. Carlota le dijo a su madre que iba a buscar trabajo y a portarse bien, le juró que nunca más se iba a escapar. Después de unas semanas, encontró trabajo, se relacionó más con la gente e hizo muchos amigos, se dio cuenta que no podía ser tan mandona. Le pidió perdón a Luciana por lo que había pasado, Luciana la perdonó y volvieron a ser mejores amigas. Carlota pasó de ser una niña caprichosa y antipática a ser una niña generosa y simpática. Carlota aprendió una gran lección.

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El chico de los superpoderes. Desirée Martín Quintero 2ºA Había una vez un chico que de repente se dio cuenta que tenía poderes. Un día estaban sus amigos y él en el parque, cuando, jugando, al fútbol mandó la pelota bien lejos, sin apenas tocarla. Todos se quedaron boquiabiertos, no se lo podían explicar. Cuando ya pudieron reflexionar, sus compañeros empezaron a decir: -¡Oye, tú tienes poderes!- El chico por supuesto no entendía nada, sus amigos deliraban. Pero sus compañeros lo animaban a que hiciera otras cosas, como mover objetos de un sitio a otro o parar el tiempo, etc. El chico pensaba que sus amigos estaban locos, él cómo iba a tener poderes… El caso es que, sin querer, otro día pasó otra cosa: estaban en el colegio y salió a la pizarra, se le cayó el borrador y solo con pensarlo movió el borrador de un sitio a otro. Él no lo podía creer, otra vez había pasado, era de locos, ¿Cómo podía estar pasando algo así? En clase no se dieron cuenta, y cuando salió al recreo habló con sus amigos y les contó lo ocurrido. Entonces decidieron experimentar con más cosas, a ver hasta dónde llegaban sus poderes. Empezaron con cosas sencillas: mover cosas de un sitio a otro, parar el tiempo cuando ocurría algo malo o tirarse de una 3ª planta . El caso es que, poco a poco, fueron probando cosas, y cada vez se quedaban más asombrados. Al cabo de un tiempo en que ya todos lo sabían, sus amigos le dijeron que por qué no se hacía un superhombre que ayudara a la gente que lo necesitara: en un atraco, cuando sucediera alguna catástrofe… El chico dijo que sus compañeros estaban locos, que él cómo iba a hacer eso, que ya estaba la policía para ello, y no él y que lo iban a ver como un bicho raro. El caso es que sus amigos lo convencieron de tal manera, que hasta un traje se hizo. Decidieron montar en la calle una especie de simulacro, que estaban robando un bolso, y así la gente lo vería y pensaría que era un héroe, el que ayudaba a la pobre anciana. Bueno, la cosa es que la gente que había empezó a reírse y a grabar con el móvil el suceso y, al final, salió todo mal. El chico estaba desanimado y sus amigos también, no sabían qué hacer para que la gente lo viera como un héroe. Un día, de repente, sin esperarlo ocurrió un incendio en un piso del barrio donde el vivía. ¡CLARO! ¡Era su oportunidad! Sin esperarlo y sin esperar acudió para ayudar a los bomberos, pero no lo querían dejar pasar porque era bastante peligroso. Él se escurrió por un lado y subió hasta donde estaban gritando. Las llamas eran bastantes altas y él sin traje, sin nada, y sin pensar, se adentró en la habitación donde estaba el matrimonio y la hija pequeña. Los sacó uno a uno envuelto en mantas y, cuando pasó todo, los bomberos le dijeron que era una locura lo que había hecho, que no lo hiciera más, que podía haber muerto. De repente, se escuchó una vocecita pequeña y lejana que decía: ¡Eres mi héroe! ¡Eres mi superhombre! Y todos empezaron a 38


aplaudir y a felicitarlo. Desde aquel dĂ­a ya era el superhombre del barrio y lo llamaban cuando habĂ­a algĂşn peligro.

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El gato de don Amancio. Miguel Mata Moyano 1ºE Érase una vez un gato que siempre torturaba a su amo. Un día para que dejara de torturarle, fue a una perrera donde había muchos perros y le dijo al dueño de la perrera que eligiera uno de entre todos los perros que allí había. Vio uno que le gustó y se lo llevó a su casa para que el gato lo viera y se asustara. Cuando abrió la puerta, el gato se pegó un susto de muerte, el perro le dio un mordisco al gato. Don Amancio, que así se llamaba el amo del gato, llevó al gato al veterinario. El veterinario le dijo que ya solamente le quedaban dos vidas. El dueño del perro fue preguntando a la perrera, llorando porque se le había perdido un perro. El dueño de la perrera contestó que se lo acababa de llevar un señor llamado Don Amancio. Él seguía llorando, diciendo que si le podía dar la dirección de la casa de Don Amancio. El dueño dijo que no se podían dar direcciones de ninguna persona. Entonces, muy triste, se fue a su casa. Mientras el dueño del perro lo buscaba, se encontró a Don Amancio con el gato en brazos y con la herida curada. El dueño del perro iba preguntando por la calle que si habían visto a un señor mayor llamado Don Amancio. Todo el mundo decía que no... Él, cada vez con menos posibilidades de encontrarlo, seguía preguntando. Cuando le pregunta a Don Amancio él le dijo: – sí, soy yo. Entonces él le explico que se había llevado a su perro de la perrera y que allí le habían dicho su nombre, y por eso había ido a buscarlo. Le pidió que se lo diera porque llevaba siete años con él y quería seguir con él. Don Amancio, muy amable, le dijo que no hacía falta que le diera nada a cambio por ello. Toma una foto de él. Podía ir a verlo cuando quisiera, y le dio la dirección. El señor con una gran sonrisa en la cara fue a su casa mientras el señor Don Amancio iba a ver cómo estaba el gato, que estaba maullándole. Ya en su casa le limpió la herida que, la verdad, era bien grandecita .Ya limpia la herida, puso al gato en el sofá y murmuró que nunca más traería un perro a su casa por lo que había pasado. Suspiró y fue a la perrera. Allí le dijo al dueño que había venido el dueño del perro y se lo había dado, y que el señor se había ido muy contento para su casa. El dueño de la perrera le dijo que si quería llevarse otro perro. Don Amancio le explicó lo que había pasado al dueño de la perrera. Le explicó que el perro que se llevó le había dado un mordisco a su gato, y este tenía una herida bien grande. Don Amancio, de camino para su casa, se dio cuenta de que se había dejado al gato en la casa con la ventana abierta. Él fue corriendo a su casa y un señor le preguntó que si tenía un gato negro. Le respondió que sí. El señor le dijo que estaba en el tejado. La gente iba murmurando por la calle que no lo mirara, que los gatos negros daban mala suerte. El señor Don Amancio pidió que le ayudaran a cogerlo, que era muy bueno y no hacía nada. Nadie quería. El señor Don Amancio lloraba, viendo que su gato iba a caer. Al cabo de cinco minutos el gato cayó. Ya solo le quedaba una vida. 40


El señor Don Amancio, cabreado con la gente porque no le habían ayudado a salvar a su gato, lo llevó otra vez corriendo al veterinario a ver qué se había hecho. Sólo tenía unos rasguños, el veterinario dijo a Don Amancio que había sido afortunado ya que solo se había hecho unos rasguños. Así que se la curaron y listo. Pero le dijo a Don Amancio que tuviera cuidado, que ya solo le quedaba una vida. Al cabo de un mes y medio Don Amancio se dejó su ventana abierta, cuando fue de compras, y se dejó al gato dentro. El gato se fue a la ventana y miró por ella, y vio que a Don Amancio lo iba a pillar un coche. Él saltó rápido y se tiró a por Amancio. Empujó a Don Amancio, salió volando pero pillaron al gato, y perdió su última vida. (Para que vean que los gatos negros no dan mala suerte).

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Un mástil lleno de sueños. José Manuel Melero Anaya.1º D El pueblo de Iker era precioso y tranquilo, entre sus habitantes corría de boca en boca una leyenda misteriosa, pero que nadie podía testificar de que fuese cierta. Iker, lo que sí apreciaba era que su pueblo se había convertido en un pueblo sin ilusiones. Un día se le ocurrió una genial idea, quería que todo el vecindario volviese a creer en los sueños, para ello ideó una manera para poder conseguirlo. Un buen día, aun cuando no había salido el sol, él se despertó y subió al desván para coger un mástil con una bandera blanca, que un día su padre le regaló. Pensó bajar a toda prisa a la plaza del pueblo e hincar el mástil con un cartel que dijera: LOS SUEÑOS SE HACEN REALIDAD, ESCRIBE EL TUYO Y DEPOSÍTALO DENTRO DE ESTE MÁSTIL. Iker fue a tomar el desayuno que su madre, con tanto cariño, le había preparado, y cuando regresó a la plaza comprobó que el mástil estaba a rebosar de sueños. Fue a la forja donde trabajaba su tío y le pidió que por favor le hiciese una chapa para tapar el agujero y conseguir que no se cayese ningún sueño escrito. Al regresar a casa, una voz infantil, dulce y suave lo llamaba “muchacho, buen muchacho, oye, escucha, para........” e Iker se paró, “se me ha quedado mi sueño aquí.....”. Él le contestó: “pero ya lo tengo cerrado, no lo puedo abrir”. El niño con cara de pánico lo miró y se echó a llorar e Iker lo miró y le dijo: “no, no llores que yo lo llevaré”; miró hacia los lados y vio que de una ventana pendía un cordel, cogió prestado un trozo y aquel niño pudo ver como ataba su sueño alrededor del mástil, y con cara de felicidad se despidieron. Iker al llegar a su casa buscó todo lo necesario para emprender su viaje: mochila, linterna, cantimplora, bocadillos, leche caliente, saco de dormir, una parca, un pasamontañas y unas buenas botas de trekking, mapas, etc. Ah… no se le podía olvidar el zurrón donde llevaría a su gran compañero de viaje: un erizo albino de nombre “Sonic”, y junto a él debía meter víveres para su mascota. Todo lo tenía preparado, dio las buenas noches a sus padres y se fue a la cama. Aún resplandecía la luna llena que desde su ventana podía divisar cuando se levantó, y emprendió su viaje, cogiendo la mochila y el mástil que tenía colocado en su cuarto. Llevaba andando unas cuantas horas cuando decidió parar e hidratarse un poco, bebió agua y comió una chocolatina para recuperar energía. El paisaje que él divisaba era espectacular: pinos verdes, pájaros volando, ciervos en su época de berrea, conejos saltarines… Comprobó que dentro de su zurrón su compañero estuviese bien. Al caer la noche y pasados dos Kilómetros vio un refugio que los cazadores construían. 42


Desmontó el saco de dormir, sacó comida y leche caliente, también sacó al erizo del zurrón y le dio comida y agua; una vez tuvo Sonic la panza llena, comenzó a recorrer todo el refugio pues él, cuando mejor veía, era en la oscuridad; Iker cayó rendido, pero su fiel compañero continuaba con su vida nocturna. Cuando entraron los rayos de sol dentro del refugio, Sonic comenzó a chillar, pues el sol le molestaba, le hacía daño a sus ojos rojos. Iker dio un salto y lo arropó dentro de su zurrón, recogió sus pertenencias y retomó el camino. Ya había comenzado a subir la montaña que él se predispuso a escalar, y como cada vez el camino era más vertical, cada vez sus pasos eran más lentos, sus piernas más cansadas, el viento soplaba en su contra, a mayor altura menor era la cantidad de oxigeno; gracias al apoyo que encontraba en él hasta la bandera le ayudaba a sujetarse. Detrás de una gran piedra se refugió para quitarle la bandera blanca, que hasta entonces llevaba puesta, pues el viento la podía arrancar, por ello la dobló como pudo y se la guardó en el bolsillo. Así continuó el camino, cuando de pronto una ventisca de nieve le sorprendió colocándose como pudo un chubasquero; a lo lejos vio un pastor con sus ovejas, pero Iker no se detuvo ni un instante, pues le faltaban tan solo 2 km para cumplir su deseo de poder hincar el mástil de los sueños de un pueblo sin ilusiones. Por fin coronó la cumbre, Iker había llegado al pico más alto de la provincia MALAGUEÑA llamada ( La Maroma). Cogió una piedra e hizo un agujero donde colocaría su mástil, pero antes desató el cordel y cogió aquel papel que un niño le entregó, y sería el único sueño que leería, desplegó la hoja y leyó unas letras manuscritas con una caligrafía inexperta y hecha con tinta de pluma que decía así: “El gran sueño de mi vida es poder algún día subir a la Maroma” Iker se quedó boquiabierto, pues no le había dicho a nadie dónde iba y cómo aquel niño quería subir al mismo lugar donde él se encontraba, era todo un misterio. Volvió a doblar la hoja y en la latita donde llevaba las chocolatinas la guardó y la metió en el agujero junto al mástil, se aseguró de que quedaba bien clavado. Aún le quedaba una última cosa, se sacó la bandera del bolsillo, la desdobló y la colocó, sintió que ya había cumplido la promesa que tenía con su pueblo, y desde entonces sus ciudadanos volvieron a creer en los sueños.

P.D.: No dejes de soñar pues los sueños se hacen realidad.......

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La mansión encantada. Lucía Millet Lobillo 2ºB Era un día tan normal como otro. Me disponía a salir de casa para ir con mis amigos. Íbamos a dar una vuelta, pero a Carlos se le ocurrió ir a la mansión de la señora Triez. En ese momento, Clara dijo que la señora Triez había muerto de un ataque al corazón. Yo le dije que me parecía raro, siempre había estado bien del corazón. Clara volvió a saltar, la señora Triez tenía ya los 98 años. Fran dijo que de todas formas quería ir, yo no estaba muy segura de querer ir, por lo del descanso eterno de las personas. Me encontraba un poco revuelta, así que, la expedición a la casa de las señora Triez lo dejaríamos para otro día. A la mañana siguiente me levanté muy tarde y mis amigos vinieron a mi casa. Mi madre me dijo que ya estaban en casa Carlos, Clara, Fran, Marta y Adrián. Cuando bajé mis amigos, incluida Clara, la más asustadiza, me dijeron que querían ir a la casa de la señora Triez. Yo no me negué a ir. A mí, personalmente me daba igual ir. Quedamos más tarde para ir después de comer. Habíamos quedado en mi casa, ya que era la que estaba más cerca de la mansión de la señora Triez. A eso de las cuatro estábamos todos allí, con todo lo necesario para entrar. Cuando íbamos para la mansión Carlos vio algo en una de las ventanas, todos le dijimos que sería la cortina. Lo raro es que la cortina desapareció. Y Carlos estaba un poco asustado. Cuando entramos todo parecía normal. Les habíamos dicho a nuestras madres que nos quedábamos a dormir en casa de un amigo y nos íbamos a quedar a dormir en la mansión. Nos recorrimos toda la casa y lo único que encontramos fue mucho polvo y telarañas. Adrián y Carlos fueron al baño y decidimos gastarle una broma. Todos nos escondimos en habitaciones distintas. Pero yo me escondí en el antiguo cuarto de la señora Triez. Todo estaba muy oscuro, de repente, me entró mucho frío. El cuarto se había quedado helado y olía muy raro, como a perfume de persona mayor. Cada vez estaba más asustado, intenté salir pero por más que lo intentaba la puerta estaba cerrada. Chillé y grité, pero nadie me oía. De un momento a otro yo no podía respirar, el perfume olía fatal y me estaba quedado sin aire; de repente, no olía a perfume, se quitó el frío y la puerta se abrió, salí de allí corriendo. Le pregunté a mis amigos si les había pasado algo, todos me respondieron que no, yo pensé que había tenido alucinaciones. Preparándonos para dormir teníamos hambre, a más de uno nos sonaban las tripas. Nos sentamos y cenamos. Cuando nos íbamos a dormir Marta dijo que tenía mucho frío. Le dijimos que se abrigara que era de noche y hacía frío. Yo no podía dejar de pensar en lo que había pasado en la habitación. Yo no podía dormirme, al parecer, mis amigos tampoco. Nos pusimos a jugar a juegos y, de repente, las velas se apagaron, estábamos en completa oscuridad. Marta y Fran que eran 44


gemelos, dijeron los dos que tenían frío, los demás dijeron lo mismo, y yo les dije que antes me había escondido en el cuarto de la señora Triez y me había quedado encerrada; y que me pasó lo mismo, que olía a perfume de persona mayor. Adrián me dijo que era imposible, que los fantasmas no existían. Eso hizo enfurecer a alguien o a algo. De pronto, el apestoso perfume, casi no podíamos respirar. Las velas se apagaron. De golpe y porrazo, el perfume desapareció y las velas se encendieron; pero las paredes estaban machadas de sangre con mensajes que ponían: “fuera de mi casa, aquí no se os ha perdido nada” y chorreaban sangre. Estábamos acojonados, pero en ese momento Adrián dijo que queríamos que la casa ganase, que saliéramos de la casa corriendo como niños de párvulos, y las paredes dijeron que sí. Eso nos asustó mucho más, incluido el gallito de adrián que siempre decía que no le temía a nada ni a nadie. Pero, de pronto, la chimenea se encendió. La casa quería que nos fuéramos de allí. Yo les dije que sería mejor que nos fuéramos, y Marta y Clara dijeron que si, que nos fuéramos de allí ya. Adrián dijo que sí, y Fran y Carlos también se querían ir. Pero la puerta estaba cerrada y decidimos salir por una ventana, pero estaban todas cerradas. Carlos dijo que quedaba media hora para que amaneciera. De manera que teníamos media hora para salir porque les dijimos a nuestras madres que estaríamos en casa a eso de las nueve y media y eran las nueve. Si no salíamos a esa hora nuestras madres se enterarían y creo que a ellas no les haría gracia que hubiéramos entrado. Seguíamos sin poder salir, y Marta y Clara cada vez estaban más asustadas. La casa no paraba de hacer ruidos extraños, las maderas crujían, las luces se apagaban y se encendían, las puertas se cerraban, se abrían, sin embargo la de la calle seguía cerrada. Lo raro fue que cuando amaneció: las puertas se quedaron cerradas, las luces a pagadas, la chimenea se apagó y la puerta de la calle se abrió y ya no se oían pasos. Salimos a la calle y decidimos no contarle a nadie lo que había sucedido la noche anterior en la casa de la señora Triez. Días después nos enteramos de que la casa iba a ser destruida y pensamos que la señora Triez se iría con la casa. Pero lo que pensamos o imaginamos, a veces, nunca sucede.

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Para mi amiga. Alejandro Moreno Delgado. Curso: PCPI1. Me encantaría haberte podido escribir una canción bonita, de esas que hieren el alma, de esas que te hacen soñar, de esas que al escribirlas, me dejan verte llorar, para luego decirte niña, no me llores amor, no me llores, que ni tus lágrimas quieren salir de tus ojos marrones, que ni tus lágrimas quieren salir de esos ojitos que valen millones. Nunca llegaré a escribirte lo que te mereces, pero sí que lo pienso muchas veces, en mi cuarto a solas es diferente, amor deja que lo intente. Tus ojos brillantes, mis diamantes, tus labios de caramelo de chocolate, tu mano, mi guía para tocarte, tú, mi amiga, mi fe, mi gran amor.

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La Mansión del Tiempo. Javier Muñoz Postigo Era una tarde fresca de Febrero cuando Marcos y Joana se encontraban paseando por el bosque, que estaba cerca de sus casas. A su alrededor solo había árboles y más árboles. Ellos andaban por allí, como todas las tardes, en busca de un poco de fruta para poder llevar a casa, y mientras tanto podían conversar entre ellos de todo lo sucedido en el pueblo de una forma tranquila, sin que nadie les escuchara. Pero ese día de Febrero no pensaban que les podía suceder algo tan extraordinario como lo que les iba a pasar. Iban hablando de la última tarta que les había regalado la panadera el día anterior cuando, sin querer, Joana tropezó con una raíz y cayó entre los arbustos; Marcos fue en su ayuda, pero entre tanta vegetación no pudo conseguir dar con ella. Joana finalmente lanzó un grito de asombro y Marcos fue corriendo enseguida al lugar de donde provenía el mismo. Estaba tumbada en el suelo, llena de polvo y con algunos rasguños, mirando asombrada lo que veía ante ella. Una gigantesca construcción de piedra, cuyas paredes estaban cubiertas de hiedra, y la cual desprendía un aire un tanto misterioso. Los chicos estaban tan asombrados porque según los mapas de la zona y las historias de los ancianos del pueblo,, nunca había existido ninguna mansión cerca del bosque. Ellos pensaron que algo tan grande no se les podía haber pasado por alto a los habitantes del lugar y decidieron volver al pueblo. Cuando ya se encontraban allí, fueron rápidamente a la casa de Joana para contarles lo sucedido a sus abuelos; estos, eran las personas más ancianas del pueblo y por tanto deberían de conocer a la perfección los alrededores. Ellos no se lo creyeron, pero recordaron que hacía ya muchos años allí había una mansión, tal y como la que describían Joana y Marcos, en ella vivía un malvado millonario que murió; sus hijos se habían disputado la herencia y tras no llegar a un acuerdo destruyeron la mansión y nunca más se supo de ellos. Los abuelos parecían muy seguros de lo que contaban pero los chicos también estaban seguros de que habían visto aquello. Decidieron entonces llamar a su amigo Rhody para volver a aquel lugar e investigar. Rhody estaba tranquilamente en su casa jugando con sus hermanos cuando llegaron Joana y Marcos muy impacientes. Rhody, escuchó atentamente lo que le contaban sus amigos y decidió ir con ellos esa tarde a las siete cuando estuviera anocheciendo, ya que estaba prohibido salir al bosque, y que tres muchachos pasaran sin que nadie se diera cuenta sería una tarea difícil. Lo tenían todo planeado: Marcos, llevaría agua y comida, con las que podían alimentarse además de con la fruta del bosque; Joana, llevaría cuerdas y mantas por si fueran necesarias y, finalmente, Rhody llevaría linternas y mecheros. 47


Ya era la hora, Rhody debía atravesar las barreras él sólo y Joana y Marcos deberían estar ya en el bosque y, efectivamente, allí estaban. Se saludaron y revisaron lo que llevaban en las mochilas, todo estaba perfecto para poder ir hasta la mansión sin ningún peligro, así que fueron para allá. Llegaron al mismo lugar donde Joana había tropezado y pasaron por los arbustos. Con la poca luz que les ofrecía la luna podían ver como la mansión seguía allí, igual de misteriosa que la última vez. Al acercarse más al lugar donde se encontraba, pudieron observar cómo un gran lago lleno de vida estaba colocado a la derecha de la mansión y cómo un camino irregular llegaba hasta la puerta de ella. Los chicos pasaron por él hasta llegar a la gigantesca puerta, que con el contacto de la mano de Marcos se abrió, sin apenas hacer ruido y ellos pudieron entrar fácilmente. Ya estaban dentro, la puerta se cerró con un gran estruendo tras los chicos, estos asustados salieron corriendo, pronto pararon al ver que la luz de la luna desaparecía. Rhody, rápidamente, encendió las linternas y les pasó una a Joana y a Marcos. Era una mansión gigantesca, como se podía apreciar desde el exterior, delante de ellos una gran escalera que ascendía y más tarde se dividía en dos escaleras más, que seguramente llevarían a las estancias de arriba. Los chicos asustados decidieron, que lo mejor era, quedarse en la planta baja y dar unas vueltas para ver lo que había por allí y encontrar una salida. Joana fue la que tomó la decisión de ir hacia la derecha donde había una puerta de gran tamaño. Estaba abierta, por lo que pudieron entrar rápidamente. Ante ellos había una gran mesa, supusieron que era el comedor y fueron a la puerta que había tras la segunda silla. Pero antes de que pudieran entrar, escucharon un ruido. Después silencio. Después otra vez el ruido con más fuerza. Este se acercaba a ellos. Los chicos asustados no pudieron reaccionar, se quedaron congelados. Y entonces se abrió la puerta por la que decidieron pasar. Apareció en ella un anciano, era bajo y con una barba blanca muy larga. Estaba encorvado y llevaba un bastón con el que golpeaba el suelo (el sonido que se escuchaba). La primera reacción fue de Marcos, quien salió corriendo hacia la puerta por la que habían entrado. Pero el anciano dio un golpe con el bastón y comenzó a hablar: -¡No os mováis ni un centímetro! Esta mansión está llena de trampas que os podrían matar antes de que os dierais cuenta. Si os sentáis tranquilamente en una silla de este comedor y os quedáis en silencio, podré contaros cómo salir de aquí y la historia de esta mansión.-

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Los chicos petrificados por la voz de aquel hombre tardaron un poco en asentir con la cabeza y sentarse en una silla, alrededor de la mesa del comedor. -Bueno, primero querría empezar a contaros la historia de esta mansión. Como supongo ya habréis hablado con los ancianos del pueblo y os habrán contado que hace cientos de años había una mansión como esta en este mismo lugar, pero que fue destruida ¿no? Esto no es del todo cierto. Vosotros sois especiales. Probad a llamar a algún familiar, traedlo a este lugar y comprobaréis que ellos solo podrán ver un descampado lleno de arbustos. Hace cientos de años, yo vivía aquí, solo, sin relacionarme con nadie del pueblo, solo venían mis hijos a visitarme de vez en cuando; pronto me convertí en el malvado millonario del pueblo, aunque realmente nadie me conocía. Yo solo estaba aquí para proteger el tesoro que hay en esta mansión. Un día una pareja de jóvenes pasaron por el pueblo diciendo que eran mis hijos y que querían atravesar el bosque para ir a visitarme. Pero en realidad ellos habían descubierto que aquí había escondido algo y querían llevárselo. Insistieron mucho en entrar y ver la mansión, pero yo no les dejé pasar. Se fueron muy enfadados de nuevo al pueblo y contaron que yo había muerto e iban a destruir la mansión. Cuando en realidad lo que pretendían era venir la noche siguiente y destruir la mansión conmigo dentro. Al día siguiente yo ya estaba preparado, llegaron y tuve que actuar. Les enseñé el tesoro, un objeto peligroso capaz de congelar el tiempo y adelantarlo a su antojo. Les dije que volvieran al pueblo y contaran que habían destruido la mansión. Lo hicieron y volvieron de nuevo conmigo. Entonces utilicé el objeto contra ellos y la casa. Solo los afectados por el objeto podrían ver la mansión, a ellos y a mí, por lo que ellos quedarían atrapados en el tiempo y nadie podría ver la mansión ni intentar robar el tesoro. Pero algo falló; el efecto del objeto llegó al pueblo también, aunque no actuó sobre todo él, sí que lo hizo sobre cuatro chicos que podrían ver la mansión, pero por los que sí pasaría el tiempo, es decir, el objeto afectó sobre ellos de manera débil. Esos chicos sois vosotros y un chico al que le perdí la pista. Y después de haberos contado la historia de la mansión os contaré cómo salir de aquí ya que no es algo sencillo. Debéis ir a la planta de arriba estando muy atentos a las trampas que hay en las escaleras, las paredes y el techo, e ir a la puerta que os encontréis a la derecha. Los chicos se quedaron sin habla, objetos que paran el tiempo, mansiones gigantes que solo pueden ver ellos… Sólo querían salir de allí y la única manera era hacerle caso al anciano. Así que se pusieron en marcha hacia las escaleras mientras el anciano les iba diciendo por dónde mirar y pisar para no caer en las trampas. Iban nerviosos, pero no habían caído en ninguna de las trampas y cada vez veían más cerca la salida. Pero, de pronto, Marcos tropezó con Joana y pisó el escalón equivocado, pronto la trampa reaccionó. Los escalones se abrieron y los chicos 49


cayeron hacia abajo. Cayeron en blando, no sabían dónde estaban, se encontraban aturdidos todavía. Pero pronto se escuchó una voz. Era una voz muy aguda, como de un niño pequeño. Y, en efecto, era un chico de apenas cinco años que se encontraba delante de ellos. Sostenía un objeto, mientras en la cara tenía una extraña sonrisa. Decía: -Habéis caído en la trampa que esperaba. Ahora solo queda apretar el botón y… Apretó el botón y un destello iluminó toda la sala. Ahora todos se encontraban atrapados en el tiempo y atrapados en la mansión junto a un niño de cinco años, un anciano y un par de ladrones. Perdieron toda esperanza de salir de allí y se quedaron congelados mirando como aquel pequeño niño (seguramente el otro chico afectado) se reía maléficamente.

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Recordar. Alberto Muñoz Salguero 1º PCPI Despeja la mente, no pienses en ella, no vale la pena ella ya se fue. Viéndote venir por todos lados, con el acero partido entre los dientes, vivo contemplando herido y resignado, a los dueños de los besos que tú no me has dado. No lo lamentes, sé lo que sientes, solo tu puedes, de la manera que tú sabes. Déjala ir, si vuelve, es porque te quiere y si no vuelve, simplemente olvídate de ella. Dijiste que volvería, pero nunca vi ese día, has conseguido destrozarme la vida, como una cicatriz que no se olvida. Tuve intriga de si me querías nunca podré quitármela, ya que nunca volverías. Intento desvanecerte de mi cabeza, 51


lentamente yĂŠndose a otro lugar, mi mente dice que ya es hora, hora de descansar.

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El paseo por el río. Paola Palma Fortes 1ºE Un día fuimos a andar al río Toñi, mi madre; Lucía, mi tía; Marta, mi prima; María, mi amiga y yo. Cuando llegamos al río encontramos que el río llevaba agua y no podíamos cruzarlo, entonces mi tía Lucía dijo: -Vamos a poner piedras grandes e iremos saltando de piedra en piedra. Empezamos a buscar piedras y las pusimos hasta hacer un camino. María, que es muy patuleta, se resbaló y metió el pie en el río. Seguimos andando y todas lo cruzamos, pero con un poco de miedo y como María no podía cruzarlo se cayó al río. -¡Toñi, ayúdame! – gritó María -¡Ya voy María! – gritó mi madre Mi madre fue a ayudarle, pero con la risa también se cayó al agua. Los zapatos de las dos salieron corriendo sobre el agua y todas corrimos detrás de ellos hasta alcanzarlos. Cuando los alcanzamos había un cocodrilo llamado Tico. Tico era grande, malvado y fuerte. -¡Corred! – gritaron mi madre y mi tía -¡No, os ayudaremos! – gritamos nosotras El cocodrilo Tico salió corriendo detrás de mí, pero no pudo alcanzarme. -¡Mamá, ayúdame! – grité -¡Ya vamos Paola! - gritaron todas El cocodrilo Tico llevaba los zapatos, y todas salimos detrás de él río abajo, hasta que llegamos a una laguna donde estaban los padres del cocodrilo Tico. Llegamos a un acuerdo para diferenciarlos: Marta le puso el nombre al padre, le puso Pipo, y María se lo puso a la madre, le puso Mica. El cocodrilo Tico, dejó los zapatos en mitad de la laguna y no sabíamos como cogerlos. Entonces tuve una idea y dije: -Pues vamos allí, que hay cañas, y cogemos las más largas y podremos alcanzarlos. Así lo hicimos. 53


Fuimos Marta, María y yo a por las cañas, y no podíamos cogerlas. Pasaba un buen hombre con una hoz y Marta le preguntó: -Señor ¿puede usted cortarnos unas cañas, por favor? Y nos cortó tres, una para cada una. Así fuimos corriendo hasta la laguna donde estaban mi tía y mi madre, con mucho cuidado, pero sin perder de vista a los zapatos .Yo fui a la laguna para intentar coger los zapatos y Mica le tiró un bocado muy grande a la caña y tiraba de ella. Casi me caigo al agua, no me caí porque mi madre tiró de mí. Marta, con la otra caña, pudo distraer a los otros cocodrilos y al fin María pudo alcanzar los zapatos y cogerlos. Nuestro paseo por el río tuvo un final feliz y nos fuimos a casa con una historia que contar.

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“Poemas”. Francisco Pastor Ávila 2º ESO B. Por tener buena puntería, el balón entró en la portería. Si eres alto y honesto, seguro que practicas baloncesto. ¿Quieres ganar la batalla? Esfuérzate y tendrás la medalla. Yo, hoy, te veo muy deportista. Será porque soy un buen ciclista. Poema. Sergio Porras Lavado 1ºE Quiero agradecerte que estés en mi vida. Sé que puedo contar contigo en momentos difíciles. Sé que contigo puedo compartir mis alegrías, y sé que nuestra amistad se basa en el mutuo amor. Que seas mi madre y mi amiga, es mi tesoro más preciado, que agradeceré eternamente. Gracias por llenar mi vida con tanta felicidad. Gracias por ser mi madre a la que tanto quiero y admiro. 55


Poema. Sergio Porras Lavado 1ºE

Quiero agradecerte que estés en mi vida. Sé que puedo contar contigo en momentos difíciles. Sé que contigo puedo compartir mis alegrías, y sé que nuestra amistad se basa en el mutuo amor. Que seas mi madre y mi amiga, es mi tesoro más preciado, que agradeceré eternamente. Gracias por llenar mi vida con tanta felicidad. Gracias por ser mi madre a la que tanto quiero y admiro.

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El museo que cobra vida. Jonay Portillo Castro 1ºE Una vez un hombre fue a visitar un museo con su familia y vio un cartel donde se podía leer que se buscaba un trabajador para vigilar el museo por la noche. El hombre empezó a trabajar al día siguiente desde las 10 de la noche hasta las 9 de la mañana. Aquella noche, cuando empezó a trabajar, notó algo extraño, oyó a gente hablar en voz baja. El hombre se llamaba José y se quedó dormido en una silla, cuando estaba dormido empezó a notar mucho ruido, se despertó y vio que todas las figuras del museo cobraron vida, José corriendo, llamó a su jefe pero no le cogía el teléfono. A la mañana siguiente fue a hablar con el jefe y le dijo que las figuras del museo cobraron vida la noche anterior; éste riéndose a carcajadas le dijo que eso era imposible. Por eso José le pidió que se fuera con él a trabajar y lo comprobase con sus propios ojos; llegaron las 10 de la noche y empezaron a trabajar, dieron las 12 y la 1 y las figuras todavía no cobraban vida, el jefe mosqueado cogió y se fue, porque creía que José le estaba tomando el pelo. A la media hora de irse el jefe, las figuras empezaron de nuevo a moverse y el hombre grabó un vídeo, pero una de aquellas figuras le quitó el móvil y lo rompió. Volvió a hablar con su jefe pero éste le dijo que no podía hacer nada. Cuando empezó a trabajar la siguiente noche, José pudo grabarlo con su teléfono móvil, pero otra vez una figura se le abalanzó para arrebatarle el móvil. José se asustó mucho y se fue a toda prisa hacia la oficina y desde allí pudo observar cómo todas las figuras de una en una iban metiéndose en un cuadro que había en el pasillo de acceso a la oficina; a la mañana siguiente, José esperó a que viniese su jefe y le dijo que todo procedía del cuadro. Su jefe llamó a un equipo de investigadores para que examinasen el cuadro ya que José no tenía para él credibilidad, y quería salir de dudas. El equipo de investigadores se llevó el cuadro y a los pocos días pudieron confirmarle lo que José decía; era todo cierto, las figuras cobraban vida a media noche. El jefe pidió disculpas a José por no haberlo creído y le dio las gracias por haberse implicado tanto en hacerle ver el problema; así que su jefe, en forma de agradecimiento, lo ascendió para que él llevase el equipo de seguridad de la empresa

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Daniel y Emma en un mundo mágico. Lorena Rincón Ruiz 1º E Érase una vez un niño que se llamaba Daniel, tenía una hermanita menor que él, llamada Emma. Ellos y sus padres vivían en un pueblo muy lejano en Villa Calena, era un pueblo precioso y querido por todos los habitantes. Un día, la madre mandó a Daniel y a Emma a que cogieran frutos en el bosque que había al lado de Villa Calena, y ellos fueron muy contentos. Estaban andando tranquilamente por el bosque pero mientras cogían las frutas, Emma tiró de una rama para poder coger el fruto que había en lo alto, y se escuchó una puerta abriéndose, los dos niños miraron, y vieron una puerta abierta, no sabían qué hacer porque estaban un poco asustados. Daniel quería entrar, pero Emma estaba muy asustada. Daniel le dijo que confiara en él que la protegería pasase lo que pasase; ella confió en él y entraron. Estaban en un túnel, vieron muchas mariposas de colores y un cartel que ponía: “Bienvenidos al mundo mágico". Siguieron andando por el túnel, cada vez menos asustados. Cuando se terminó, se dieron cuenta de que allí todo era mágico y extraordinario. Las casas flotaban y todos los que por allí pasaban también. Allí vivían unos seres extraordinarios, pero eran buenos y simpáticos. Estos vieron a Daniel y a Emma, y aunque al principio se asustaron, luego se hicieron buenos amigos. Estaban todo el día jugando, pero Daniel y Emma echaban de menos a sus padres, por eso preguntaron a aquellos seres si podían salir de allí; pero les dijeron que una vez que uno entra, jamás puede salir, aunque si tiene la piedra mágica, es decir, la piedra lunar y dice: "Piedra lunar, déjame salir", ella le sacará del mundo mágico. No obstante, había un problema, la piedra lunar la tenían los seres malvados que vivían en el mundo oscuro, al lado del mundo mágico, del cual estaban separados por una gran pared. Por el lado del mundo mágico la pared era de colores, y por el lado del mundo oscuro la pared era negra. Ya se estaba haciendo de noche, y los seres les dejaron una casa flotante a Daniel y a Emma, estos les dieron las gracias y entraron en la casita. Allí había dos camitas de algodón muy suaves, dos mesitas de noche, unas lamparitas de colores, unas alfombras preciosas y el suelo estaba blandito. Daniel le contó un cuento a Emma para que pudiera dormir, Emma se quedó dormida, Daniel le dio un besito en la frente y le puso la mantita por encima. Él se tumbo en la cama, estaba como en una nube, durante un rato se mantuvo con los ojos cerrados, pero no se podía quedar dormido. No paraba de mirar el techo y allí vio a su madre y a su padre, cerró los ojos un momento, los abrió y no había nadie, era pura ilusión, apagó la luz y se quedó dormido. Daniel soñaba que estaba con sus padres y su hermanita de vacaciones en la playa; su hermana Emma se metió en el agua y empezó a ahogarse, el socorrista se metió rápidamente a rescatarla y al final sobrevivió. Emma soñó que estaban en la playa con sus padres y su hermanito, su hermano se metió en el agua y empezó a ahogarse, el socorrista lo rescató y al final sobrevivió. 58


Los dos a la vez tuvieron el mismo sueño. Se hizo de día, Daniel y Emma se despertaron porque oyeron un sonido, salieron para saber quién lo hacía. Era un ser extraordinario tocando un instrumento, el sonido era muy agradable. Daniel y Emma se fueron a la casita flotante a desayunar, tomaron unas frutas muy raras, pero muy ricas. A Emma le encantaba cantar, se puso a cantar una bella canción que le enseñó su madre, todos los seres aplaudieron y ella contenta, sonrió. Cuando terminó de cantar, se acordó de su madre y fue corriendo a decirle a Daniel que echaba de menos a su madre y a su padre, Daniel le dijo que iba a ir al mundo oscuro, a coger la piedra lunar y volver a casa con sus padres. Preparó las cosas para ir al mundo oscuro y Emma se fue con él. Pasaron por la gran pared como si fueran fantasmas sin miedo. Cuando entraron, todo era negro y feo. Una anciana pasó por allí, era una anciana buena que se había quedado atrapada en el mundo oscuro. Daniel le preguntó que dónde estaba el castillo del jefe y la anciana sin decir nada, les dio un mapa y se fue. Ellos cogieron el mapa y empezaron a andar, mientras caminaban se escucharon unas risas terroríficas; se asustaron y echaron a correr. Las risas les perseguían a todos lados y al final llegaron al castillo muy asustados. Llamaron a la puerta, y un ogro gordo y feo la abrió, ellos se habían disfrazado de sirvientes. Emma le dijo al ogro que eran sirvientes del jefe y el ogro les dejó entrar. El jefe tocó una campanilla, llamando a los sirvientes, Emma y Daniel fueron, el jefe era muy feo y estaba gordísimo, era malísimo y también era mandón. Éste le dijo a Emma que le trajera un té y que le diera un masaje. Mientras Daniel se lo estaba dando, Emma fue a buscar la piedra lunar, la encontró, era preciosa, pero cuando la cogió sonó una alarma y el jefe llamó a los guardias, lo encerraron en una jaula. El jefe dijo que al día siguiente, iba a soltar a unos cocodrilos para que se comieran a Emma. Mientras , ella estaba muerta de hambre, de sed y muy aburrida. Por la noche soñé que estaba con sus padres y su hermano Daniel en su casa, todos juntitos como una bonita familia otra vez. Llegó el día, Daniel la sacó de la jaula con la intención de soltar a los cocodrilos. Pero Daniel le lanzó una cuerda a Emma, ésta se agarró muy fuerte a ella y Daniel tiró con todas sus fuerzas para sacarla de allí y que los cocodrilos no se la comieran. El jefe soltó a los cocodrilos pero era demasiado tarde porque Emma ya había salido de Allí. Emma se puso muy contenta y Daniel empujó al jefe hacia los cocodrilos, y estos fueron rápidamente a comérselo. Daniel y Emma salieron del castillo corriendo a toda prisa, se trajeron a la anciana y cogieron la piedra lunar. El jefe se escapó de los cocodrilos fue a por Emma y Daniel, dijeron las palabras rápidamente, estos y la anciana salieron del mundo oscuro. De repente se encontraron en el bosque, la anciana les dio las gracias por sacarla a ella también de allí, estaba muy triste porque no podía estar con su familia y además allí no podía hacer nada. Daniel y Emma se marcharon a casa con su madre y su padre. Sus padres no estaban allí, estos desesperados salieron en busca de ellos. Daniel le preguntó a una amiga de su madre que vivía al lado de ellos dónde estaban sus padres, esta les dijo que no sabía nada. Le 59


preguntaron a todo el mundo y nadie sabía nada, pero fueron a la casa de sus abuelos y estos les dijeron que estaban en el hospital, la abuela les intentó decir porqué estaban allí, pero ellos muy preocupados se fueron corriendo al hospital, la abuela no le pudo decir lo que pasaba. Mientras estaban andando un poco asustados por si algo le pasaban a sus padres; un hombre con una capucha negra les estaba siguiendo, Daniel miró hacia atrás y lo vio. Este un poco asustado le dijo a Emma tartamudeando que un hombre les estaban siguiendo, esta miró hacia atrás y lo vio. Empezaron a correr como locos y cada vez mas rápido, estos se metieron en el bosque, el hombre los perdió de vista y se fue. Pero ellos se perdieron por el bosque, no encontraban la salida, estaban muy preocupados, asustados y encima llovía. Daniel y Emma se metieron debajo de un árbol para no mojarse; ya se estaba haciéndose de noche, se acurrucaron y se quedaron dormidos. En toda la noche no pudieron dormir porque se escuchaban unas ramas moviéndose, búhos, pasos y muchas cosas más. Al día siguiente, se levantaron con ojeras de no dormir nada. La anciana salió a buscar leña en el bosque y se encontró a Emma y a Daniel sentados y llorando, esta les preguntó que es lo que les pasaba, Emma y Daniel le dijeron que estaban perdidos en el bosque porque les persiguió un hombre; también estaban preocupados por sus padres que estaban en el hospital y no sabían cómo ir para allá. La anciana les indicó el camino y ellos la siguieron. Llegaron al hospital, les agradecieron su ayuda y la anciana se fue. Entraron en el hospital y les comunicaron que la madre estaba embarazada, pero se puso enferma y todos salieron en busca de una flor dorada mágica que la podía curar. Emma y Daniel se quedaron en la sala de espera. Todos llegaron con la flor, rápidamente se la diera para que se la tomara, y todo saliera bien. El bebé nació, era una niña y le pusieron Jessica; era rubia y muy bonita. Daniel y Emma cuando la vieron se pusieron muy contentos, entre los dos la cogieron y se fueron a casa. Le compraron por el camino ropa, juguetes y una camita suave para que pudiera descansar cómoda. Llegaron a casa, cenaron una comida riquísima que hizo su madre, luego vieron la televisión un momento; se ducharon, se pusieron el pijamita, se lavaron los dientes mientras su madre ponía al bebé en su cunita y, para que se durmiera, le cantó una nana. La niña, Daniel y el padre se quedaron dormidos. La madre se iba a acostar pero Emma la llamó, le dijo que le llevara un vasito de agua. Fue y se lo llevó; Emma le dijo que no podía dormir y que le contara un cuento. Se lo contó, Emma se quedó dormida y su madre también junto a ella. Y colorín colorado, este bello cuento se ha acabado.

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A mi pájaro Tiko. José Rosales Mora 2ºB Tiko, nombre de pájaro, de flor o de qué… Es mi ilusión, mi amigo, mi gran estímulo. Vino a mi vida como aire fresco de invierno y, ¿qué sería sin su alegre trinar y sin su vuelo? Su nombre me inspira cariño y sonoridad, cada vez que alza sus alas al viento, suena música celestial, que invade mi espíritu de paz y tranquilidad, de inmenso amor. ¡Oh, que dulzura me inspira tu canto!, ¡qué temblor me recorre todo el cuerpo!. Tu despertar es mi despertar a la ilusión, a querer esforzarme más y más cada día; porque sé que sólo depende de mí y solo de mí, que tú estés siempre a mi lado cantando.

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La crisis española. Marta Ruiz Gutiérrez 2ºB La crisis española a la orden del día está, presente en toda la actualidad. Hay un gran desconcierto para mantener tu puesto. Esto nos trae de cabeza, no nos queda ni para una cerveza. La vemos en Sanidad, Trabajo y Educación, de todo ello tenemos información. Nos trae a todos de cola, es como una caracola. Hasta suicidas por embargo, o se corta, o nos va a dar algo. Hemos entrado en ella sin darnos cuenta, pero para salir no encontramos la puerta. Que alguien nos de una solución para este gran problemón. Nos recortan los sueldos y nos quitan la paga extra, esto no se acaba, y vacía queda hasta la cartera. Y pedimos que no nos suban más los impuestos, porque no tenemos para llenar ni el cesto.

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Dolor estúpido. Mireya Ruiz Rincón 1º E Era una niña muy guapa, rubia clara, de grandes ojos verdes oscuros y de gran corazón, de personalidad tímida y muy sencilla, así era Carla durante su infancia; también le gustaban mucho los insectos, sobre todo las mariposas y las mariquitas. Esta etapa de su vida fue muy buena para ella porque se divertía mucho con sus hermanos mayores, Lucas y Estefanía, ella era la menor. Lucas era muy travieso y le gastaba muchas bromas pesadas a sus hermanas, pero a pesar de esto, nunca dejaba que nadie se metiera con ellas. Él tenía los ojos pequeños y marrones, el pelo negro y bastante corto. La gran afición de este chiquillo era coleccionar cromos de fútbol con su padre. Aunque de mayor no quería ser futbolista, sino veterinario, porque su gran pasión eran los animales. Estefanía tenía el pelo tan largo que le llegaba a la cintura. De color castaño, pero no tan oscuro como el de su madre, sus ojos no eran muy grandes pero su color era verde oscuro. El carácter de Estefanía era dulce, tranquilo y bastante precavido. Además adoraba tanto a los peces de agua dulce que tenía un pequeño acuario en su habitación, con ocho tipos diferentes de estos animales acuáticos. Martina tenía el cabello corto, de color castaño, no tan oscuro como el de su hija Estefanía; los ojos algo pequeños, de color marrón muy claro. Ella se caracterizaba por la simpatía y la alegría que desprendía allí por donde pasaba. Su afición era plantar y cuidar de las flores que sembraba en su gran jardín, donde había más de diez tipos de plantas diferentes. El padre de familia, Carlos, no tenía pelo, ya que estaba calvo. Su mirada transmitía energía al ver esos medianos ojos marrones. Era nervioso pues le encantaba el deporte y la mayoría de los días salía a correr un largo rato. Su afición favorita era, a parte de coleccionar cromos con Lucas, era el de reunir el máximo número de balones firmados por futbolistas, ya que el fútbol era el deporte que más le gustaba. La familia tenía un cachorro, un pastor alemán, de color negro con una minúscula mancha marrón y ojos marrones claros. Para ellos el perro, al que bautizaron con el nombre de Tobi, ya era un miembro más de la familia. Esta familia numerosa vivía a las afueras de un pueblecito de Granada llamado Almuñécar. A los niños les gustaba mucho aquel lugar porque jugaban en el jardín, no había apenas ruido y podían tener mascota, algo que no sería así de habitar en un piso; pero había algo que los chicos odiaban: tener que ir 63


al colegio en autobús, porque aunque fuese poco tiempo el camino se les hacía eterno. Sus padres, Martina y Carlos también iban en coche a sus puestos de trabajo. Martina ejercía de abogada, la profesión que había estudiado, sin embargo Carlos, no trabajaba en la profesión que había estudiado, sino de jefe de obra en la construcción de un edificio. El matrimonio escogió este lugar para formar una familia ya que era muy tranquilo y bastante apacible. Los dos enamorados se conocieron mediante sus amistades porque los presentaron en una cita a ciegas. En aquellos tiempos residían en pueblos diferentes pero no muy alejados entre sí; a través de este conocimiento quedaron repetidas veces hasta que se hicieron novios. Después de estar juntos durante dos años y medio decidieron alquilarse un piso para comprobar como les iría la convivencia en un futuro próximo. Cuando pasaron seis meses, al ver que no había problemas en residir en la misma casa se dieron cuenta de que había llegado el momento de casarse. En ningún momento los padres de Martina ni de Carlos quisieron frenar su relación, al contrario las dos familias estaban encantadas. Esta pareja tenía claro que si alguien quería romper su relación no lo conseguiría. La familia paterna se dedicaba a la agricultura, pues tenían varias hectáreas en las que cultivaban distintos tipos de frutas y hortalizas. Recogían tanta verdura que montaron una empresa familiar a la que bautizaron con el nombre de “Hortalizas Gómez”, en la que incluyeron su apellido. A Carlos le encantaba recoger cada tarde los alimentos que él mismo había cultivado con esfuerzo. Este chiquillo no era hijo único, tenía una hermana más pequeña llamada Carmen, sus padres se llamaban Yolanda y Pedro. Carlos estudió para ser arquitecto. La familia materna no estaba unida en un mismo trabajo, si no que cada miembro ejercía en diferentes lugares. El padre, Ismael, se dedicaba al cuidado de vacas y cabras en una empresa de leche. La madre, Bárbara, no trabajaba, pues se encargaba del orden de la casa. Martina, fue hija única aunque siempre quiso tener hermanos mayores que ella. Ella odiaba estudiar a pesar de que se le daba bastante bien. Finalmente acabó estudiando la carrera de derecho. Cuando Martina y Carlos se casaron y se mudaron a la casa que compraron cerca de Almuñécar. Dos años más tarde los recién casados decidieron tener hijos, y aunque costó bastante que Martina se quedase embarazada, después de visitar muchos médicos y varias clínicas, pasados tres meses y medio consiguieron lo que se habían propuesto. Martina tuvo un embarazo complicado y finalmente Lucas ,su primer hijo, nació sano aunque un mes antes de lo previsto, es decir, prematuro. Siete años más tarde se produjo el nacimiento de Estefanía, la segunda hija. En el parto surgieron algunas complicaciones pero Estefanía no tuvo problemas de salud. Los médicos, 64


después del parto de Estefanía advirtieron a Martina y Carlos que era bastante complicado que tuviesen más hijos y seguramente no volverían a ser padres nunca más. Cinco años más tarde llegó Carla, su tercera y última hija. A partir de los diez años de edad de Carla, los chiquillos comenzaron a quedarse en las vacaciones de verano con sus abuelos paternos porque les encantaba recoger la cosecha de temporada con ellos, mientras que en las vacaciones de invierno residían con los abuelos maternos para pasar más tiempo junto a ellos. Cuatro meses antes de que Carla cumpliese diecisiete años, Lucas que ya no vivía con sus padres, pues se había independizado para empezar a estudiar la carrera de veterinario en otro pueblo, porque no podía formarse en el suyo. Cuando Carla cumplió diecisiete años, un día normal y corriente, llegó a casa con su hermana mayor, pero esta vez venía muy contenta. La razón de esta inmensa felicidad era que por fin se había echado novio; se llamaba Omar, era un chaval alto, guapo, fuerte, con los ojos grandes de color marrones y el pelo corto castaño claro, además solo había que mirarle a la cara para saber que era una buena persona. Los padres de Omar y de Carla no se interpusieron en su relación, aunque si se hubiera producido lo contrario no se hubiesen separado. Varios meses después Carla estaba feliz porque muy pronto sería mayor de edad. El día anterior a su decimoctavo cumpleaños, cuando acabaron de almorzar, Carla y Estefanía recogieron la mesa y lo dejaron todo limpio, como cada día. Al día siguiente era el cumpleaños de Carla, por la tarde sus padres y su hermana salieron de casa con la excusa de comprar, pero Carla no fue con ellos; en realidad, no fueron al supermercado sino al local donde le estaban preparando una fiesta sorpresa que le habían organizado su novio y sus mejores amigas . Ya estaba todo casi listo, sólo faltaba por llegar Lucas con los abuelos maternos y paternos. Mientras que sus familiares se encargaban de organizarlo todo, Carla aburrida porque estaba sola en casa, decidió jugar con Tobi. Para comprobar la rapidez del perro ella le lanzó un hueso de juguete, el entretenimiento preferido del animal. Al ver que el pastor alemán tardaba demasiado se acercó al lugar para comprobar que no le ocurría nada malo al perro, cuando llegó se dio cuenta de que Tobi estaba escarbando, ella pensó que estaría buscando un hueso, pero cuando acabó de escarbar, el animal intentó con todas sus fuerzas sacar un objeto que encontró; la adolescente al ver que Tobi no podía sacarlo solo apartó al perro y lo sacó ella misma. Era una caja de madera muy antigua, del tamaño de una caja de zapatos; totalmente asustada y con el alma en vilo decidió abrir la caja suavemente, pero no lo consiguió porque estaba demasiado dura para ella. Volvió a intentarlo por segunda vez y esta vez sí lo logró, al alzar la tapadera descubrió unos papeles, los cogió con miedo y comenzó a leerlos; cuando acabó no sabía qué hacer porque se dio cuenta de que era una niña robada. Cinco minutos más tarde enterró la caja vacía, cogió los papeles, sacó un billete de 65


avión hacia Madrid, ya que en la información que había encontrado, decía que nació en un hospital de allí, hizo la maleta, recogió sus ahorros y escribió una carta que dejó en la mesa de la cocina. A continuación cogió un taxi que la llevó al aeropuerto. Al rato cuando llegaron a casa Martina, Carlos y Estefanía se preocuparon muchísimo al no encontrar a Carla. Poco tiempo después vieron la carta que ella les dejó y que decía así: ”Me voy para buscar a mi verdadera familia ya que vosotros me alejasteis de ella. No me busquéis, no quiero volver a veros”. Cuando Lucas y Estefanía leyeron la carta les pareció mentira. Los padres les explicaron a sus hijos que Carla era adoptada. Todos intentaron localizarla pero fue imposible. Cuando llegó volvió a leer los papeles, después de esto fue al orfanato que decía en los papeles, allí pidió que le dieran todos los datos que tuviesen de ella y de su madre. Después de dárselos estuvo mirándolos y descubrió la dirección de su verdadera madre. Fue hasta allí, le abrió la puerta una mujer con los mismos ojos que ella. Carla le explicó todo lo ocurrido y su madre, llamada Carmela, le dijo que ella misma la abandonó en el orfanato y que no la quería; después de esto Carla estaba destrozada. Poco después se dio cuenta de que su verdadera familia era con la que había pasado toda su vida. Porque aunque no era su familia biológica era la que la había cuidado y dado cariño. Dos días después volvió a su verdadera casa donde toda su familia la estaba esperando. Al día siguiente celebraron su cumpleaños.

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Poesía. Víctor Santiago Martín. 2ºB. Pero al final no pudo ser, tu me dejaste y yo sin saber por qué... Al final todo terminó. Yo seguí intentándolo y acabé asumiendo que te perdí. Al principio pensé que nos conocimos hace cinco meses, aquella tarde en la que fuimos al circo: nos reímos, nos gustamos y nos besamos. Te volvería a gustar y volveríamos a empezar todo igual que antes, Lo único que cambiaríamos sería el final.

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Amistad. Elena Madalina Spoiala 1º D Tú mi mejor amiga eres, Tus locuras me divierten, Tus calientes manos me protegen De la maldad de los demás. Te quiero tanto, Como si fueras mi hermana, Pero ni a una hermana La querría tanto como a ti. Cuando mal estoy Tú bien me haces sentir, Aunque las cosas me las pierdes, Yo sólo te aprecio a ti. Muy parecidas somos, Tú eres nerviosa, yo tranquila, Aunque a veces al revés. Recuerdo nuestras travesuras Como si hubieran sido ayer. ¡Te quiero amiga!

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