Estimado amigo, nuestro cotidiano e íntimo amigo “Reloj” es el guardián de nuestra atareada prisa y testigo de ansias, triunfos y sinsabores. Ningún objeto de uso personal o familiar tiene esta intimidad que el reloj posee. Muchos son los objetos de uso diario que le superan en utilidad práctica, pero ninguno, en el fondo, tiene su contundente practicidad: ser peso y medida de nuestro tiempo, es decir, de nuestra vida. Casi nadie de nosotros, al echar una mirada rápida a la carátula de un reloj, se pregunta “que tan largo era el camino en el campo de la investigación, la tecnología y el arte para alcanzar sofisticados mecanismos que permiten leer el tiempo”. Para poder construir uno de los capítulos más fascinantes de la historia de la civilización, ha sido necesario partir de la observación de la naturaleza y el trabajo e ingenio de miles de artesanos que no tendrían cabido en el mundo de la producción en masa de nuestros días. Desde los inicios de la existencia del hombre, su vida ha sido gobernada por el tiempo. La industria del reloj ha mantenido durante 200 años cientos de miles de familias en todo Europa y Estados Unidos de América. El fin llegó lento, de sorpresa y sin posibilidades de regresar a los tiempos pasados. Ni toda la energía, inventos nuevos o la instalación de maquinaria más moderna podía frenar el fin de la industria relojera mecánica.
Le presenta: Un breve recorrido por la historia. Acontecimientos y algunos personajes importantes que han influido en el desarrollo de la relojería: