El escuadrón 731: los horrores del Auschwitz asiático Establecido como una instalación de armas biológicas y químicas durante la Segunda Guerra Sino-japonesa y la Segunda Guerra Mundial, el Escuadrón 731 ha sido referido como el Auschwitz asiático. A través de la práctica de experimentos letales en humanos, se cree que la unidad ha sido responsable de la muerte de 200.000 civiles y de personal militar - la mayoría ciudadanos chinos y coreanos, pero también del sureste de Asia, de las islas del pacífico y prisioneros de guerra aliados. En un extenso complejo de 6 kilómetros cuadrado en la ciudad de Harbin (ahora parte del noreste de China) aquellos que llevaron a cabo esta repugnante "investigación" desarrollaron algunos de los experimentos más crueles y sádicos en algunas de sus víctimas. Entre ellas se incluye la vivisección, amputaciones, pruebas de guerra bacteriológica, pruebas de explosivos, y muchos más. Sheldon H. Harris, uno de los historiadores más destacados del Escuadrón 731, explicó en un documental del Canal Historia como la gente torturada y asesinada eran tratados como objetos: "Estos científicos tenían un extraño sentido del humor," reveló Harris. "Ellos se refieren a las víctimas como "maduras"", que, vagamente traducido, son troncos, y eso era lo que pensaban de ellos, que eran trozos de madera, no humanos. Podían cortarlos, quemarlos en la chimenea...si se quedaban sin candidatos, la policía secreta barrería las calles de la ciudad y detendría suficientes candidatos para el laboratorio." Se realizaron muchos experimentos horribles en esas piezas de madera viviente bajo la dirección de Shiro Ishii, el comandante de la unidad. Los experimentos podían habérsele ocurrido fácilmente a Josef Mengele, el médico nazi conocido como el ángel de la muerte, famoso por sus experimentos con prisioneros en Auschwitz. Uno de los investigadores médicos involucrados con el Escuadrón 731 explicó cómo se realizaba la vivisección en la gente: "Se me ordenó lavar el cuerpo de la persona con un cepillo antes de llevarla desnuda a la sala de disección por un miembro especial del escuadrón," recordó. "La primera vez, me estremecí. Un miembro del equipo estaba escuchando las pulsaciones del corazón con el estetoscopio. Otro sujetaba un bisturí. En el momento en el que se quitó el estetoscopio de sus oídos, un bisturí se clavó en su cuerpo. No lo sabía, pero según los médicos, este momento era muy importante, ya que si algo salía mal, la sangre caería 100