TODAS, octubre de 2018

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SUPLEMENTO MENSUAL

OCTUBRE 2018

TODAS

QUEREMOS ADULTOS MAYORES SANOS Y FELICES: ELSA CAROLINA ROJAS

NACIONAL

Envejecimiento digno Opinión Jaime Gutiérrez • Tere Gómez de León • Verónica Montes de Oca • Alejandra Soto


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(†) JESÚS D. GONZÁLEZ FUNDADOR FRANCISCO A. GONZÁLEZ FRANCISCO D. GONZÁLEZ JESÚS D. GONZÁLEZ CARLOS MARÍN ÁNGEL CONG PEDRO GONZÁLEZ HUGO CHAPA JAVIER CHAPA ALFREDO CAMPOS ROBERTO LÓPEZ JUAN PABLO BECERRA-ACOSTA HÉCTOR ZAMARRÓN ÓSCAR CEDILLO RAFAEL OCAMPO MIGUEL ÁNGEL VARGAS ADRIANA OBREGÓN RICARDO ZAMORA ADRÍAN LOAIZA GUILLERMO FRANCO FERNANDO RUÍZ ALBERTO BRAÑA VALERIA GONZÁLEZ RODOLFO GUTIÉRREZ TOMÁS SÁNCHEZ MARCO A. ZAMORA

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CARTA EDITORIAL

TODAS

REGINA REYES-HEROLES MIGUEL REYES WENDY SOLIS LAURA ESCAMILLA GUILLERMINA AYALA EMILIANO GONZÁLEZ PEDRO HERNÁNDEZ YAZMÍN VELOZ BERENICE CHAVARRÍA

EDITORA GENERAL DE SUPLEMENTOS GERENTE DE ARTE Y SUPLEMENTOS COORDINADORA EDITORIAL COEDITORA DE SUPLEMENTOS COEDITORA DE SUPLEMENTOS COEDITOR DE SUPLEMENTOS EDITOR DE ARTE EDITORA WEB REDACTORA

DISEÑO EDITORIAL MICHELLE LAGUNA, ANGÉLICA VARGAS, FRANCISCO SÁNCHEZ, JAIR PIÑA DOMICILIO: MORELOS 16, COL. CENTRO, CDMX, C.P. 06040 PARA VENTAS E INFORMES: T: 5140.2950

MARCELA ETERNOD ARÁMBURU SECRETARIA EJECUTIVA EN SUPLENCIA DE LA PRESIDENCIA DEL INMUJERES MARÍA DE LA PAZ LÓPEZ BARAJAS DIRECCIÓN GENERAL DE AUTONOMÍA Y EMPODERAMIENTO PARA LA IGUALDAD SUSTANTIVA ANA LAURA PINEDA MANRÍQUEZ DIRECCIÓN GENERAL DE ESTADÍSTICA, INFORMACIÓN Y FORMACIÓN EN GÉNERO ROCÍO IVONNE PÉREZ MARTÍNEZ DIRECCIÓN GENERAL DE ADMINISTRACIÓN Y FINANZAS MARTA B. CABRERA GARCÍA DIRECCIÓN GENERAL ADJUNTA DE COMUNICACIÓN SOCIAL PABLO NAVARRETE GUTIÉRREZ COORDINACIÓN DE ASUNTOS JURÍDICOS ANA ORTIZ MONASTERIO RIVERO COORDINACIÓN DE ASESORES

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LOS CONTENIDOS DE LOS ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL PRESENTE SUPLEMENTO SON RESPONSABILIDAD DE LAS Y LOS AUTORES FIRMANTES.

FOTO: CORTESÍA

SUPLEMENTO MENSUAL

En el siglo XXI han variado profundamente la idea y los prejuicios sobre la vejez, sobre todo en las zonas urbanas. Aunque las mujeres, por su doble desgaste, llegan con más enfermedades degenerativas que los hombres, las cuales limitan su vida, en muchos casos, contradictoriamente, viven más que ellos y están poniendo el ejemplo de cómo entender su papel en esta etapa de la vida. Son abanderadas de iniciativas y propuestas. Por ello, en el INMUJERES abrimos en este número de Todas la reflexión y varias propuestas, informaciones y visiones para que se valoren las ganancias del envejecimiento. Hombres y mujeres mayores serán los protagonistas en el siglo XXI; la frontera de los 65 años parece no ser fatal, sino una apertura de expectativas inimaginables. Personas que con nuevas visiones y políticas institucionales, vuelven a aprender, desarrollan capacidades, descubren sus talentos y se sienten útiles en una sociedad y en ambientes que parecían rechazarlos. En esta edición, también se aportan ideas sobre cómo generar la transformación de los paradigmas frente a la vejez, considerando que cada día, en México, serán en número y calidad muchas más las personas mayores, ahora 12 millones. La creación de un

programa nacional, de instancias de atención y convivencia, son algunas de las políticas públicas en desarrollo; falta más porque sigue cambiando la pirámide poblacional. En el INMUJERES nos preguntamos con qué capital llegan las mujeres ahora a sus 65 o 70 años; cómo revertir las desigualdades que las acompañaron en su vida estudiantil, en la familiar y en la profesional; qué pueden aportar estas mujeres a una vejez activa, con atención integral que se desprenda de prejuicios y haga posible recuperar aquello que parecía perdido: estudiar, escribir, enamorarse, viajar, desprenderse de su familia. La vejez activa puede, como aquí proponen algunos textos, ofrecer un futuro promisorio. Muy importante es la salud. Es el mayor reto institucional. Al revisar qué sucede hoy con este segmento de la población, es claro que empoderar a las y los adultos mayores, promover su participación activa dentro de sus comunidades, ofrecerles la posibilidad de crear microempresas, ser libres, viajar y, sobre todo, promover el envejecimiento saludable, son tareas para los próximos tiempos. Esta aportación reflexiva, desde Todas, abre caminos y muestra algunas experiencias valiosas para el futuro.

4. ELSA CAROLINA ROJAS

12. TERE GÓMEZ DE LEÓN DEL RÍO

Delegada Regional de la Zona Poniente de la CDMX, ISSSTE.

6. MA. DE LA LUZ MARTÍNEZ MALDONADO

Jefa de la División de Estudios Profesionales, Tlaxcala, UNAM.

7. JAIME GUTIÉRREZ Coordinador Nacional de PROSPERA.

Directora General de Enlace y Fortalecimiento de Organizaciones Sociales, CNDH.

15. BÁRBARA ANDERSON

Directora de Innovación Editorial en MIlenio.

17. ALEJANDRA SOTO ALFONSO

Académica, División del SUAyED, de la UNAM.

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MUJERES EN DESVENTAJA Urgen políticas de envejecimiento con perspectiva de género.

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as personas mayores son un grupo en situación de vulnerabilidad, que enfrenta cotidianamente dificultades para ejercer plenamente sus derechos y libertades fundamentales; las mujeres no están exentas de esta lacerante realidad, pues el solo hecho de ser mujeres las coloca en una posición de desventaja debido a las condiciones históricas de exclusión, discriminación y pobreza en las que han vivido y que, difícilmente, superarán en su vejez; por el contrario, es en esa etapa de su vida donde más se acentúan y agravan, debido a los roles y estereotipos de género que fueron marcando y determinando sus vidas. Para muchas mujeres, esta etapa de su vida es realmente difícil, pues llegan a ella enfermas, sin un esquema de seguridad social, sin pensiones, sin bienes ni propiedades, que les permitan hacer frente a las necesidades más básicas de la vida adulta, sobre todo, aquellas que dedicaron su vida a las tareas domésticas y de los cuidados. Ser mujer, pobre y de edad avanzada, son factores de riesgo y vulnerabilidad que facilitan la violación de sus derechos. Por eso, necesitamos con urgencia impulsar políticas públicas que aborden el envejecimiento desde la perspectiva de género, que permitan tener en cuenta las necesidades específicas de las mujeres para que alcancen una vejez digna y con derechos. Uno de los primeros desafíos a los que nos enfrentamos es superar los acercamientos asistencialistas del envejecimiento, ya que dificultan el reconocimiento de esta población como personas sujetas de derechos, capaces de actuar y decidir por sí mismas. Requerimos de un abordaje de la vejez desde una perspectiva de derechos, que nos permita reconocer que ellas tienen los mismos derechos y libertades fundamentales que otras personas, y que estos derechos, incluido el de no ser objeto de discriminación por la edad, ni de ningún tipo de violencia, son consecuencia de la dignidad y la igualdad inherentes a todo ser humano. Esto, necesariamente, debe incidir en cómo nos referimos a esta población: en los últimos sexenios en México, los conceptos han sido diversos, desde “adultos mayores” hasta “adultos en plenitud”, este último planteado más bien como aspiración, pues no siempre la vejez representa para muchos una etapa plena de la vida. Lo que propongo es empezar por reconocer, primero, su condición de “personas” con dignidad

FOTO: CORTESÍA

PABLO NAVARRETE GUTIÉRREZ

In memoriam A mi tía abuela, Juanita Segoviano Lona (izq) y a mi abuelita Enedina Segoviano Lona, “Mamá Ninos” (der), en su reciente partida a sus 101 años de vida.

y derechos y, segundo, la situación de edad en la que se encuentran: “personas mayores”, así de sencillo. En este sentido se ha manifestado la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que plantea la hoja de ruta que deben seguir los Estados en la región para garantizar a todas las personas que, en la medida que envejecen, deben seguir disfrutando de una vida plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración y, sobre todo, participación activa en las esferas económica, social, cultural y política de sus sociedades. Urge que nuestro país ratifique este importante instrumento internacional. La Convención señala la necesidad de abordar los asuntos de la vejez y el envejecimiento desde una perspectiva de derechos, para reconocer las valiosas contribuciones actuales y potenciales de las personas mayores al bienestar común; a la identidad cultural; a la diversidad de sus comunidades; al desarrollo humano, social y económico, y a la erradicación de la pobreza. Insiste también en la necesidad de incorporar la perspectiva de género en todas las políticas y programas dirigidos a hacer efectivos los derechos de las personas mayores, y señala la necesidad de eliminar toda forma de discriminación y violencia en contra de esta población. Esta Convención es una oportunidad para impulsar una perspectiva del envejecimiento activo, es decir, el proceso que nos permita optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen, para que las mujeres que vivan muchos años, lo hagan en condiciones de dignidad y con pleno respeto a sus derechos humanos. Hacia allá deben orientarse las políticas públicas del envejecimiento en nuestro país.

Necesitamos con urgencia impulsar políticas públicas que aborden el envejecimiento desde la perspectiva de género, que permitan tener en cuenta las necesidades específicas de las mujeres

Pablo Navarrete Gutiérrez, Coordinador de Asuntos Jurídicos del INMUJERES.

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INEA

ESCUELA PARA TODOS Las personas adultas mayores pueden seguir estudiando y disfrutar de un envejecimiento saludable.

MARÍA DE LOURDES ARAVEDO RESÉNDIZ

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a señora Rosa vive en el norte del país. A sus 70 años, nos dice con mucha seguridad: “Quiero terminar mi secundaria, ya es la tercera (vez) que lo intento, esta vez sí quiero terminar…”. Agrega que, en ocasiones, no puede asistir a sus clases porque trabaja, apoya a sus nietos y en sus ratos libres vende algunos productos. Rosa asiste a un círculo de estudios del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). Ella está convencida de que puede aprender y también enseñar a sus nietos; nos dice que en el día a día no es sencillo ejercer su derecho a la educación; al mismo tiempo, expresa con mucho orgullo lo que ha aprendido en sus clases acerca de cuidar la tierra, el agua que tanta falta hace. Quiere aprender más sobre cómo usar las computadoras; ella estudia en línea, ya le perdió el miedo a la máquina y, cuando tenga su certificado, piensa ser asesora para ayudar a otras personas. Es una mujer muy entusiasta y con ganas de aprender, dice su asesor. Sin duda, el esfuerzo que hace la señora Rosa es enorme, tanto como el que debemos hacer todos los que la conocemos, para que tenga tiempo de estudiar y terminar su secundaria. La responsabilidad es compartida: de ella, de sus familiares, de las personas con las que trabaja y de las instituciones que podemos apoyarla para lograr su sueño, es decir, concluir su secundaria y continuar aprendiendo, ya que quiere estudiar la preparatoria. Por su parte, el señor Antonio, en el centro del país, afirma: “Los nietos enseñan a ser padres a los abuelos, yo aprendo con ellos y en el círculo de estudio”. A sus más de 60 años, piensa que las experiencias que tuvo como boxeador profesional le dejaron muchas satisfacciones; ahora quiere enseñar a otros, sobre todo, la disciplina. Se encuentra muy orgulloso porque lo entrevistarán para hacer un libro que relate sus logros en el boxeo. En 2015, el INEA comenzó un proyecto que tiene como finalidad desarrollar una oferta educativa que contribuya a mantener la autoestima y que

responda a los intereses, las necesidades y expectativas de personas adultas mayores que no saben leer y escribir, o bien, que no han iniciado o concluido su primaria o secundaria. Una etapa muy importante del diseño de esta propuesta ha sido la consulta a personas adultas mayores de 18 entidades en el norte, centro y sur del país. Se han visitado círculos de estudio del INEA, espacios educativos del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) o del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, para escuchar voces muy diversas, que nos compartieron lo que han aprendido, lo que les gustaría aprender, sus sueños, requerimientos y expectativas para seguir estudiando, aprendiendo y participando, ya que quieren seguir construyendo, con la fortaleza que solo dan los años, la transformación de este país. Por ejemplo, la señora Margarita nos contó lo que ha aprendido para vivir mejor: “…a mí lo que más me ha gustado es comparar lo que dice el libro con la vida del pueblo, porque el libro nos enseña cómo debemos comportarnos, qué debemos comer, cómo debemos trabajar, en unión con todos. Lo que dice la lectura es parecido a la vida que tenemos aquí en San Pedro, pero debemos cuidar lo que comemos y trabajar más unidos para resolver los problemas del pueblo, como el del agua que no siempre tenemos”. Por su parte, la señora Meche nos dijo: “…con los libros que nos dan (en el INEA), nos estamos conociendo nosotras mismas para poder conocer a los de afuera. Nos estamos conociendo primero nosotras, qué estamos haciendo, cómo estamos viviendo y todo está aquí (en el libro), para poder llevar afuera lo poquito que sabemos”. El señor Cecilio nos comparte: “…la gente que me conoce me pregunta por qué vengo a la escuela, si yo he ocupado puestos públicos grandes. He sido tesorero y juez del Ayuntamiento, entonces, varias personas piensan que no debo estudiar. Pero yo vengo para aprender y, principalmente, para acompañar a mi esposa, quiero que ella aprenda más; yo sé poco, no sé leer mucho ni escribir, quiero que (ella) termine su primaria y si quiere también su secundaria, ella me ha cuidado mucho con mis enfermedades y ahora me toca a mí apoyarla”. Para responder a los intereses, las necesidades, los requerimientos y las expectativas de las personas consultadas, la oferta educativa considerará temas relacionados con los derechos humanos de las personas adultas mayores, la mejora de la comunicación, la convivencia, la resolución de problemas y situaciones diversas de la vida diaria, como el cuidado de la salud personal, del ambiente, la mejora de la participación y la economía personal, familiar, entre muchos otros. Todo esto con la finalidad de reconocer sus aprendizajes y construir las condiciones para tener un envejecimiento saludable; es decir, que puedan ejercer sus derechos, se diviertan, estudien, aprendan y convivan con otros, participen en los diferentes ámbitos y tengan el reconocimiento que merecen.

El INEA comenzó un proyecto para desarrollar una oferta educativa que mantenga la autoestima y responda a los intereses, las necesidades y expectativas de personas adultas mayores

María de Lourdes Aravedo Reséndiz, Subdirectora de Contenidos Básicos de la Dirección Académica del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).

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Academia

LA VEJEZ NO LOS DETIENE Es fundamental considerar que este paradigma permite tener una visión actual congruente del envejecimiento y la vejez.

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stamos frente a un fenómeno demográfico emergente, el envejecimiento, que da luz al tema de los derechos humanos de las y los adultos mayores en pos de una vida digna y autónoma. Una vida feliz y útil a la sociedad. En México, la situación prospectiva, según el INEGI, establece que hacia el año 2030, más de 15 millones de personas serán mayores de 65 años. La transformación de la pirámide poblacional exige la intervención de disciplinas científicas, instituciones, sociedad civil y gobiernos; se esperan respuestas en el corto plazo mediante políticas públicas integrales y atención a las demandas que esta población plantea, que van desde las sanitarias hasta el bienestar integral, pasando por las de estructura de tejido social. El envejecimiento saludable (Organización Mundial de la Salud, OMS, 2002) está conformado por la salud física, el funcionamiento cognitivo, el bienestar y la participación como elementos fundantes. Se trata de un proceso mediante el que las personas mayores adoptan o fortalecen estilos de vida saludables desde la autogestión, utilizando también, de manera óptima, sus redes de apoyo social formal e informal. En suma, se sabe que, desde esta posibilidad teórica y con una perspectiva multidisciplinaria, detectar factores protectores es posible para, posteriormente, promover diversas estrategias positivas de salud integral en las personas mayores. Estudios realizados por la OMS (2002) y por De la Serna (2003) indican que, a mayor edad, los hombres se vuelven más pasivos y las mujeres se convierten en expertas de los temas domésticos y su entorno. Por lo que el género es determinante en el papel tradicional de las mujeres como cuidadoras de la salud ajena, dejando pendiente su propia vida. Considerar la perspectiva de género permitirá reconocer los vacíos en la socialización diferencial de hombres y mujeres que, llegando a la tercera edad, pueden ver afectada su vida por prejuicios y mitos acerca de lo que socialmente se espera de sus roles.

FOTO: CORTESÍA

ELSA CORREA MUÑOZ

En la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza (FES) de la UNAM, hemos desarrollado una metodología basada en el concepto de Envejecimiento Activo, establecido por la OMS en 1999 como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”. Tiene tres niveles de abordaje, como i) paradigma, ii) estrategia política y iii) programas y acciones comunitarias. En este sentido, es indispensable que se consideren los tres niveles para el desarrollo e implementación de programas nacionales, estatales y municipales, ya que el paradigma sustenta la estrategia política, que es la base operativa para los programas y acciones comunitarias. Este modelo de atención de núcleos gerontológicos, sustentado en el enfoque teórico del Envejecimiento Activo y el Empoderamiento, con investigación acción, considera el autocuidado, la ayuda mutua y autogestión, así como el uso óptimo de las redes de apoyo social formal e informal, con el fin de lograr el máximo de bienestar, salud y calidad de vida de las y los adultos mayores en la comunidad. Como resultado de la investigación, se logró que en el estado de Hidalgo se adoptara como política pública el Envejecimiento Activo. Es fundamental considerar que el envejecimiento activo es un paradigma que permite tener una visión actual congruente del envejecimiento y la vejez, ya que se ha demostrado que, en la actualidad, la mayoría de las personas mayores son funcionales y por lo tanto representan un capital social fundamental, sobre todo para ellas mismas.

El envejecimiento saludable está conformado por la salud física, el funcionamiento cognitivo, el bienestar y la participación como elementos fundantes

Elsa Correa Muñoz, Profesora titular de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM en el Diplomado en Gerontología. Profesora titular en el Curso Universitario de Envejecimiento Activo Para Adultos Mayores.

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ISSSTE

ENVEJECIMIENTO EXITOSO Este debe ser el objetivo al convertirse en un adulto mayor.

ELSA CAROLINA ROJAS ORTIZ

FOTO: CORTESÍA

“No te rindas que la vida es eso; continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo”. Mario Benedetti

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a sensación de plenitud que deja el deber cumplido ha permitido, desde hace muchos años, cambiar la visión del proceso de envejecer, integrar la perspectiva de los cambios en la dinámica nacional, realizar la transición demográfica en la pirámide poblacional, y reorientar las políticas públicas dándole un nuevo significado a la vejez. El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) me ha permitido involucrarme en un área virgen en ese entonces, por medio del Programa Nacional de Envejecimiento Exitoso. Anticipándome a los cambios sociodemográficos, en el año 2002, me di a la tarea de entrenar a los primeros geriatras en el Hospital Regional Lic. Adolfo López Mateos e introducir la especialidad de Geriatría Médica, diseñando los Módulos Gerontológicos a nivel nacional destinados al primer nivel de atención, con la finalidad de cuidar a los adultos mayores, una población muy frágil que requería de más y mejores cuidados especializados. Con las mejoras en la infraestructura para atender a este grupo poblacional, cada vez más creciente y vulnerable, debido a la cronicidad de las entidades nosológicas y la polifarmacia, se generó la necesidad de capacitar a las primeras enfermeras geriátricas, a los cuidadores primarios y a toda la red de apoyo familiar. Varios años después de esta primera intervención, se ha mantenido de forma nuclear este legado, permitiéndome trascender en la vida, dejando un regalo como la Primera Casa de Día en todo el país para todos los adultos mayores. Esta idea surgió como un sueño y ahora es una hermosa realidad que ha transformado la vida en el retiro de los más de tres mil visitantes que acuden a ella y forman una gran familia; donde las depresiones y las tristezas desaparecen en la colonia Anzures, y que pertenece a la Delegación Regional Poniente del ISSSTE. Al entrar, se percibe el mismo amor y cariño con el que se recibe a todos los adultos mayores, para ser evaluados de forma holística por un grupo multidisciplinario en salud.

Posteriormente se integran en alguna de las actividades especialmente diseñadas para ellos: activación física o zumba, enseñanza del idioma inglés, alguna manualidad como macramé o pewter; además de que se inyectan las ganas de concluir primaria, secundaria, bachillerato o incluso estudiar la licenciatura en Psicología Comunitaria en línea. En esta moderna casa, el uso de computadoras y gadgets también es una actividad rutinaria para promover la utilización de la última tecnología, contribuyendo al desarrollo y crecimiento personal de todos los adultos mayores que, gustosos, la integran a su vida. Cuenta con espacios mágicos en donde se sienten cómodos, a gusto de convivir entre ellos, comer, divertirse, aprender en un lugar acogedor y seguro, donde renace la ilusión de vivir, se sienten queridos, respetados y empoderados para la integración social y familiar. Nuestra institución cuenta con más de 600,000 adultos mayores, 60% presenta algún tipo de maltrato físico o mental, con segregación familiar, pues sus familiares los visitan solamente para cobrar sus pensiones. Por ello, es de especial interés el cuidado de adultos mayores con discapacidad y problemas, con objeto de mejorar las condiciones de salud y su memoria, así como lograr un punto de equilibrio entre sus capacidades fisiológicas y las actividades socioculturales que practican, fortaleciendo sus principios, valores y autoestima para volverlos el corazón de la familia. Esta realización, en la dimensión social de integrarse saludablemente a una vida plena y feliz, les permite regalarse nuevas expectativas para cumplir sus metas, impulsándose con el espíritu de compañerismo entre sus pares, o con el surgimiento de nuevos sueños en el ámbito que escojan con nuevas fuentes de trabajo. Con el alto grado de independencia que logran al pertenecer a este grupo de adultos mayores, realizan sus actividades de la vida diaria y asumen su autocuidado con la corresponsabilidad sobre su salud física y mental. El objetivo máximo de un envejecimiento exitoso es que queremos adultos mayores sanos, vigorosos y, sobre todo, felices.

Esta realización, en la dimensión social de integrarse saludablemente a una vida plena y feliz, les permite regalarse nuevas expectativas para cumplir sus metas

Elsa Carolina Rojas Ortiz, Delegada Regional de la Zona Poniente de la CDMX, ISSSTE.

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Academia

DOS MIRADAS SOBRE LA VEJEZ Hay que trabajar por una cultura que incluya a las personas envejecidas para que participen, decidan y actúen para vivir dignamente.

ILUSTRACIÓN: SHUTTERSTOCK

MA. DE LA LUZ MARTÍNEZ Y MARISSA VIVALDO MARTÍNEZ

E Ma. de la Luz Martínez Maldonado, Jefa de la División de Estudios Profesionales Facultad de Estudios Superiores Zaragoza Campus 3, Tlaxcala, UNAM. Marissa Vivaldo Martínez, Profesora de la Licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento.

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l envejecimiento es un proceso que cada persona vive de forma distinta, producto de su historia de vida, cultura, ambiente y de las condiciones económicas, políticas y sociales del lugar en el que se desenvuelve. Así, el envejecimiento y la forma en que se vive la vejez es diferente entre hombres y mujeres. La etapa de la vejez es definida y construida socialmente e implica asumir roles diferentes a los desempeñados en las anteriores etapas de la vida. Llegar a ella implica afrontar una serie de retos que supone la reconfiguración de la identidad. Vivir una vejez digna y feliz es el objetivo de la mayoría de las personas. Sin embargo, esto es muy difícil cuando la sociedad ha construido una imagen de la vejez, del envejecimiento y de las personas envejecidas, altamente negativa y plagada de prejuicios, mitos y estereotipos que conducen a procesos de discriminación. La vejez se piensa como una etapa de decadencia, pérdida, enfermedad y muerte. Esto se debe a que nuestra sociedad tiende a sobrevalorar la juventud, a establecer patrones de belleza asociados a la misma, así como a promover la productividad económica como única opción para alcanzar el éxito en la vida. De ahí que a las personas envejecidas se les margine, se les limiten oportunidades de desarrollo y se les asuma como sujetos que solo requieren asistencia. Ante esto, las personas, las comunidades y las instituciones tenemos una responsabilidad común: trabajar de manera conjunta para visibilizar, evidenciar y erradicar las actitudes, los sentimientos y las prácticas que afecten la dignidad de las personas envejecidas, especialmente de las mujeres.

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Los roles de género impuestos socialmente, afectan a las mujeres y a los hombres que inician el proceso del envejecimiento y viven la etapa de la vejez. A las primeras, se les exige un patrón de belleza física que no pueden cumplir, se les excluye de áreas del desarrollo humano como la sexualidad, se les obliga a “ser abuelas” (incluso llamándolas así, cuando no lo son) y se esperan de ellas comportamientos “propios de su edad”. A los hombres se les rechaza o margina al perder el papel de proveedores. Hoy, la expectativa de vida a los 60 años es de 22 más (21 para hombres y 24 para mujeres), así que la propuesta de los organismos internacionales es alcanzar un envejecimiento exitoso y digno. ¿Cómo y qué hacer para lograrlo en un escenario adverso? La Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, por medio de la Unidad de Investigación en Gerontología y de la Licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento, promueve una visión en la que se reconozca a la vejez como una etapa más del desarrollo humano, en la que las personas pueden potenciar sus capacidades y construir futuros diferentes. Para tal fin, el trabajo comunitario resulta una estrategia clave para alcanzar la participación de las personas envejecidas mediante la educación; la promoción de la formación ciudadana y de la salud; el desarrollo de habilidades resilientes; el fortalecimiento de comportamientos generativos, y la organización social. El envejecimiento es un asunto que compete a todos y que, a menos que la muerte nos alcance antes, todos vamos a experimentar. Por lo anterior, es fundamental trabajar por una cultura que incluya a las personas envejecidas, las convoque a participar, decidir y actuar en su desarrollo para vivir dignamente.

Los roles de género impuestos socialmente, afectan a las mujeres y a los hombres que inician el proceso del envejecimiento y viven la etapa de la vejez


PROSPERA

LA ATENCIÓN A LOS ADULTOS MAYORES. ¿ESTAMOS PREPARADOS? JAIME GUTIÉRREZ CASAS

FOTO: CORTESÍA

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e acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo), en 2017 residían en México 13 millones de adultos mayores (AM). De estos, 54% son mujeres; 25% reside en localidades rurales; asimismo, 1.6 millones viven solos y de estos, 63% son mujeres; 4.8 millones aún trabajan y de ellos, 75% lo hace de manera informal. Hoy, las y los adultos mayores representan más de 10% de la población y el número crece muy rápido; para 2050, representarán 25% y 20% del total de mujeres y hombres, respectivamente. El reto es grande. No obstante, considero que existen bases sólidas para enfrentarlo. Nuestro marco legal establece con claridad las responsabilidades del Estado. La Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores garantiza a los adultos mayores: i) tener una “vida de calidad”; ii) “recibir protección por parte de la comunidad, la familia y la sociedad, así como de las Instituciones federales, estatales y municipales”; iii) “tener acceso a los satisfactores necesarios para su atención integral”, entre otros. Por su parte, la Ley General de Desarrollo Social señala que la Política Nacional en la materia debe considerar a la seguridad social, y el derecho a su acceso debe formar parte de la medición oficial de la pobreza. Respecto de la política de desarrollo social, destaca el programa Pensión para Adultos Mayores (PAM), cuyo objetivo es mejorar el bienestar económico y social de los AM que no reciben ingreso mensual superior a 1,092 pesos por jubilación o pensión contributiva. Además, el PAM realiza acciones para aminorar el deterioro de la salud física y mental de sus beneficiarios (5.1 millones de AM) y brindarles protección social (credencial del INAPAM o acceso a Seguro Popular). Aunque no tiene como propósito su atención, el Programa de Inclusión Social (PROSPERA) beneficia indirectamente a los AM al actuar a través de sus hogares. De los 6.9 millones de familias PROSPERA, más de 750,000

cuentan por lo menos con un AM y estos suman en el padrón poco más de un millón de personas. Mensualmente, los hogares PROSPERA reciben un apoyo monetario para alimentación y otro por cada AM registrado en el hogar. En el esquema de atención con corresponsabilidad, todos los integrantes tienen acceso a servicios de salud preventiva con intervenciones acordes a su etapa de vida. Mediante acciones de coordinación, PROSPERA facilita el acceso de sus beneficiarios a otros programas de desarrollo social del Gobierno Federal. Por ejemplo, 100% de la población PROSPERA ya cuenta con acceso al Seguro Popular, se les brinda orientación sobre los beneficios del INAPAM para los AM y se promueven acciones para el envejecimiento digno. Lo anterior es un ejemplo de cómo enfrentar el reto que nos espera. Hay que actuar coordinadamente y priorizando la atención hacia la población en pobreza, que al concentrarse en PROSPERA, posiciona a este como una plataforma desde la que es posible acceder a la población objetivo de manera ágil y efectiva. Hoy es oportuno aceptar el gran reto al que nos enfrentamos en la atención a los AM, pero también es justo reconocer los avances al respecto y las posibilidades que tenemos para encararlo con éxito, aprovechando los mecanismos e instrumentos que han probado su funcionamiento y que a lo largo de décadas hemos construido los mexicanos.

Es justo reconocer los avances y las posibilidades que tenemos para encarar con éxito el reto en la atención a los AM, aprovechando los mecanismos e instrumentos que han probado su funcionamiento

Mtro. Jaime Gutiérrez Casas, Coordinador Nacional de PROSPERA, Programa de Inclusión Social.

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Sector Privado

VEJEZ CREATIVA Para tener una vejez placentera, hay que alimentarse de ideas positivas y renovadoras que alejen a los adultos mayores del desahucio.

PATRICIA KELLY

ILUSTRACIÓN: SHUTTERSTOCK

www.patriciakelly.com.mx

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Patricia Kelly, Escribe y conduce videos en el Canal Vejez Creativa en YouTube. Imparte cursos y conferencias sobre Envejecimiento Activo para mujeres.

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as ideas matan, antes de que el cuerpo muera”. Leí esta frase en una novela de Gioconda Belli, y es verdad. Tú no podrás celebrar ni disfrutar tu vejez si antes de llegar a ella, te dedicas a destruir y condenar a la adulta mayor que ya te habita. Para tener una vejez placentera, tenemos que alimentarnos de ideas positivas y renovadoras que nos alejen de aquellas que, de antemano, nos condenan al desahucio. No es ninguna novedad decir que las mujeres que ahora pasamos de los 60 años, fuimos saturadas de mensajes que nos entrenaron para mirar a nuestro cuerpo, siempre lleno de imperfecciones; a nuestro rostro, falto de belleza; nuestras relaciones amorosas, girando siempre alrededor de una pareja hombre que nos legitimara. Muchas nos alejamos de esos esquemas y ahora, en la vejez, tenemos que revitalizarnos aprendiendo a mirarnos con nuevos ojos. ¿Será posible reconciliarnos con el cuerpo que nos ha portado durante tantos años? Yo he apostado por la Vejez Creativa, que tiene para mí dos significados importantes. Primero, la defino como el arte de aprender y desaprender, para poder reinventarnos, y segundo, logré crear un espacio en YouTube llamado, precisamente, Vejez Creativa, con una serie de mensajes positivos sobre la vejez y nuestra sexualidad. Uno de los grandes mitos en torno a las personas adultas mayores, en particular las mujeres, es que ya no tienen sexualidad, por lo que se van

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criticando y luego cancelando las posibilidades de expresarla. Nosotras mismas podemos llegar a sentirnos culpables de sentir deseo, de buscar el placer. La expresión y la vivencia de nuestra sexualidad (más allá del coito, con o sin pareja) garantizan una mejor calidad de vida, contribuyen a nuestro bienestar y a elevar nuestra autoestima. Hay sexólogos que afirman que con una vida sexual activa durante la vejez, viviremos más años. Pero no se trata de coitos consumados, sino de encontrar las múltiples formas de vivir el erotismo, el placer y el bienestar. Esto no tiene nada que ver con la cultura del sufrimiento. Vejez Creativa, entonces, aporta su grano de arena para reforzar la autoestima, para actualizar nuestros conocimientos de sexualidad y cambiar esas ideas tremendistas que nos asustan antes de llegar a la sexta década. Mucho se habla sobre que en la vejez debemos vivir con dignidad y orgullo, pero cómo, me pregunto, si gastamos considerables cantidades de dinero en productos que creemos que nos ayudarán a disimular el paso del tiempo; si nos aterran las canas y las nuevas arrugas; si asociamos vejez con devaluación y minusvalía femeninas. Somos víctimas de mitos y falsas creencias que tenemos que modificar. Los viejos modelos de la vejez no nos satisfacen. La Dra. Anna Freixas, investigadora española, dice que somos “una nueva generación de mujeres mayores… hijas del rock and roll y del feminismo”. Es por ello que, nuevamente, tendremos que inventar nuestros caminos.

No es novedad que las mujeres que pasamos de los 60 años, fuimos saturadas de mensajes que nos entrenaron para mirar a nuestro cuerpo, siempre lleno de imperfecciones; nuestras relaciones amorosas, girando alrededor de un hombre que nos legitimara


ENTS-UNAM

HACIA LA GANANCIA DEL ENVEJECIMIENTO Ya conquistamos la longevidad, ¿para qué la queremos?

GRACIELA CASAS TORRES

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n el primer tercio del siglo pasado, la esperanza de vida de los mexicanos al nacer era de 34 años; es decir, que una persona que nació en 1930 podía esperar vivir en promedio 33 años si era hombre, y 35 años si era mujer. En 1950, la esperanza de vida aumentó a 47 años; para 1970 fue de 71 años y, actualmente, las mujeres que nacieron después de 2016 pueden esperar vivir en promedio 78 años y los hombres 73. ¡Es increíble!, y gracias, entre otras cosas, al avance de la atención en salud pública y de la tecnología. En 2018, más de 13 millones de personas mayores viven en nuestro país; se espera que en 2050 lleguen a ser 32.4 millones (21.5% de la población total), de acuerdo con cifras del INEGI (2017). Este fenómeno no es exclusivo de México, se está dando en todo el mundo como algo inédito. ¡Nunca en la historia de la humanidad han existido tantas personas mayores! Esta situación nos enfrenta a nuevos retos y cambio de paradigmas. Sabemos que en nuestro país existen “diferentes vejeces”; es decir, personas envejecidas con historias de vida y circunstancias sociales y económicas tan distintas, que no podemos decir que este grupo de población sea homogéneo. Reconocemos un alto grado de vulnerabilidad y marginalidad de este sector, 41.1% está en situación de pobreza de acuerdo con el Coneval (2017), pero también reconocemos que un gran número de personas mayores, especialmente entre los 60 y 75 años, están deseosas de seguir participando en la sociedad y de contribuir desde su experiencia y su tiempo. Estamos frente a un real bono demográfico, ante el cual las instituciones y la sociedad no saben qué hacer, y que a diferencia de los jóvenes (que también son un bono demográfico) ya están capacitados y tienen resueltos algunos gastos básicos, como el de la vivienda. Nos encontramos ante un nuevo paradigma, en el que tenemos que crear un nuevo rol para las personas mayores. Debemos entender el rol como el conjunto de funciones, normas, comportamientos y derechos definidos social y culturalmente, que se espera que una persona (actor social) cumpla o ejerza de acuerdo con su estatus social adquirido o atribuido. En la vida cotidiana, el rol social se identifica como el papel que las personas llevan a cabo día a día en la vida social, y puede entenderse como el comportamiento que se espera de las personas acorde a su posición social, institucional, comunitaria, grupal, familiar, etc. El rol tiene la función de separar lo que somos (identidad) de lo que representamos (rol).

Y si el individuo no desempeña su rol de la forma esperada, corre el riesgo de exponerse a sanciones. Es así que la sociedad actual no ha asignado un rol para las personas mayores, como no sea el cuidado y el rol de abuelos, especialmente para las mujeres. Además, han sido estigmatizados por no cumplir con los “valores más importantes” de la modernidad, como la productividad económica asociada a la juventud. De ahí la pregunta que encabeza este artículo. Proponemos que la longevidad le dé oportunidad a las personas mayores de formar un colectivo con una identidad nueva; que no se siga viendo a la vejez como una etapa de la vida con pérdidas, sino que ahora podamos apostar a tener y construir la ganancia del envejecimiento, que puede darse desde la conciencia individual del autorreconocimiento que acompaña la madurez de los años vividos, hasta la participación social comprometida con las mejores causas sociales, incluido el apoyo a las otras vejeces. La ganancia del envejecimiento debe estar orientada a promover un rol que compense para sí y para los demás, gozar, acompañar y participar en el contexto de los diversos grupos de personas mayores. BIBLIOGRAFÍA: • Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2017) “ESTADÍSTICAS A PROPÓSITO DEL DÍA MUNDIAL DE LA POBLACIÓN” (11 DE JULIO) DATOS NACIONALES. http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/ aproposito/2017/poblacion2017_Nal. pdf. Consultado 24 de septiembre 2018 • Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (2017). Día de la población adulta mayor. https:// www.coneval.org.mx/SalaPrensa/ Paginas/Fechas_Relevantes/Dia-de-lapoblacion-Adulta-mayor.aspx Consultado 24 de septiembre 2018 • Bordignon, N. (2005). El desarrollo psicosocial de Eric Erikson. El diagrama epigenético del adulto. Lasallista de Investigación, 2 (2), pp. 50-63 • García, R; J.C. (2003). La vejez. El grito de los olvidados. México: Plaza y Valdés. • INEGI (2016) Esperanza de vida al nacer. Disponible en http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/esperanza.aspx?tema=P Consultado el 26 de noviembre de 2016 • INEGI (2017) Banco de indicadores. Disponible en http://www.beta.inegi.org. mx/app/areasgeograficas/ Consultado el 24 de agosto de 2017. • Neugarten, B. (1979). Los viejos - jóvenes y la sociedad donde la edad es irrelevante. En Los significados de la edad (1999). España: Herder. • Páramo, P (2008). La construcción psicosocial de la identidad y del self. Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 40, núm. 3, pp. 539-550. Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Bogotá, Colombia. • Piña, M. Trabajo Social Gerontológico: Investigando y construyendo espacios de integración social para las personas mayores. Rumbo TS, 1, pp 13-30.

La ganancia del envejecimiento debe estar orientada a promover un rol que compense para sí y para los demás, gozar, acompañar y participar en el contexto de los diversos grupos de personas mayores

Graciela Casas Torres, Coordinadora del Centro de Estudios de Trabajo Social en Gerontología de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM (ENTS-UNAM).

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Reportaje POR: BERENICE CHAVARRÍA

OPCIONES PARA MANTENER LA VITALIDAD La activación y la convivencia diaria con personas de su edad.

FOTO: CORTSÍA

“Todas las personas necesitan mantenerse mental y físicamente activas. Es importante el tema de la autonomía del adulto mayor y su interacción social”, explica Christian Acosta. El especialista en envejecimiento exitoso y actividades de la vida diaria de adultos mayores, también destaca que el mantenerse inactivo durante la etapa de la vejez puede provocar depresión y ansiedad, trastornos que podrían llegar al suicidio. Tan solo en 2013 se suicidaron 954 personas mayores de 60 años, de acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). En este sentido, algunos de los beneficios de la actividad física son: disminuir los sentimientos de soledad, aumentar la creatividad, favorecer un funcionamiento psicomotriz adecuado, incrementar los niveles de autoestima y generar niveles más bajos de enfermedad y depresión.

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oy un estorbo”, “mi familia estaría mejor sin mí”, “soy una carga para mis hijos”, “ya no sirvo para nada” son solo algunas de las frases recurrentes de las personas mayores al referirse a su vejez. Para erradicar estas ideas e impulsar un envejecimiento exitoso, la clave es preparar actividades de ocio y salud para ellas y ellos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la proporción de la población mundial mayor de 60 años se duplicará entre 2000 y 2050, pasando de 11% a 22%, de ahí la importancia de preparar a la población para la vejez y lo que esta conlleva. “Hace falta reestructurar los planes educativos y hablar de esto naturalmente. Se debe crear un cultura de envejecimiento, porque a la persona mayor la relacionamos con amargura, tristeza y falta de energía, y eso debemos romperlo”, destaca Gustavo Loreto, maestro en gerontología social y cofundador de Meridia, Centro de día para personas mayores.

¿Por qué es tan importante la activación? Uno de los puntos vitales que se deben cuidar durante la vejez son las actividades de la vida diaria. Para tener una mejor calidad de vida, una persona mayor requiere de estos puntos clave: cuidar su salud y planear actividades de ocio, esto les dará aún más bienestar que el tener una planeación financiera, explica Christian Acosta, doctor en psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 10

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Centros de día: una opción para mantener la vitalidad “Un Centro de día es una solución práctica que ayuda a reducir la cultura de internar a los adultos mayores en un asilo o una residencia. El beneficio en general de los Centros de día, es que las personas van a socializar y eso ayuda a los perfiles de personas que viven con mucha soledad y aislamiento durante el día, ya que todos se van a trabajar y ellos se quedan solos en casa” explica Gustavo Loreto, cofundador de Meridia. Específicamente en este Centro de día se desarrolla el plan ProBien360, el cual busca mejorar la salud y calidad de vida a través de valoración gerontológica, alimentación balanceada, enfermería, fisioterapia, estimulación cognitiva, recreación y esparcimiento. “Este modelo también es conocido como Salus Care, el cual integra prácticas de Europa y Estados Unidos. Su eje es la atención centrada en la persona; sus gustos, intereses y necesidades. No segregamos a las personas por nivel de funcionalidad, ya que ese es un modelo muy arcaico e indigno para el ser humano”, destaca Gustavo Loreto. Al atender casos de demencia en todos sus niveles, Meridia ha logrado crear alianzas en investigación con el Instituto Nacional de Geriatría, Universidad La Salle, UNAM y la Universidad de Pensilvania. Gracias a esos estudios realizados, comprobaron que se logró reducir hasta 90% la depresión de las personas mayores que asisten a este Centro de día. “Las personas mayores requieren abrazos, frases cortas, apapachos, atención; mucha empatía. Aquí buscamos que jueguen, socialicen, canten y bailen como cualquier persona de cualquier edad. Las personas mayores llegan a quemar hasta 1,200 calorías por día (las mismas que un niño de 1 a 3 años)”, indica el cofundador de Meridia. “Es fundamental que un adulto mayor socialice, que lo estimulen física, psicológica y socialmente, además de que haga ejercicio. Pero también es fundamental que nosotros nos preparemos desde ahora para la vejez a través de todos los ejes posibles”, concluye Gustavo Loreto. La Ciudad de México cuenta con diversas opciones de Centros de día para que los adultos mayores convivan, algunas de ellas son: • Club de vida, donde se cuenta con terapia ocupacional enfocada en auto-mantenimiento, trabajo, estudio y juego. Cuentan con médicos y especialistas en nutrición. También dan talleres de actualidad. (http://clubdevida.com.mx/). • Club El Centinela, donde se realiza estimulación cognitiva mediante ejercicios matemáticos, de lectura, de memoria, narrativas, entre otras.


SUIEV-UNAM

ENVEJECIMIENTO ACTIVO La educación es un factor de cambio colectivo y de colaboración intergeneracional.

FOTO: SHUTTERSTOCK

VERÓNICA MONTES DE OCA ZAVALA Y ANA FIDELIA APARICIO TREJO

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a educación es una dimensión que debe estar presente a lo largo de todo el curso de vida sin importar la edad. Es bajo esta concepción de educación como un proceso longitudinal, que el envejecimiento activo cobra importancia como paradigma a retomar en las políticas públicas y los programas relacionados al ir envejeciendo, la vejez y las personas mayores, ya que se le puede considerar como factor promotor de instrumentos colectivos para el desarrollo humano. Lo anterior es mencionado por especialistas en envejecimiento y educación, y propuesto desde la pedagogía liberadora de Paulo Freire, un educador brasileño, en la que se piensa a las personas como sujetos activos de su proceso educativo. Por ello, la educación para el envejecimiento activo no debe dirigirse solo a personas mayores sino también a quienes se encuentran en distintos momentos del curso de vida, siendo fundamental incluir a funcionarios públicos, lo que permitirá visualizarla más allá de una propuesta política para estimular una mejor calidad de vida mediante un proceso de optimización de oportunidades que fomenten la autoestima, dignidad y ejercicio pleno de derechos (OMS, 2002) y encaminarla hacia un instrumento de colaboración intergeneracional al que debemos adaptarnos conforme nuestra sociedad envejece. La interacción entre varias generaciones es un proceso de transferencia de saberes, conocimientos e información que implica familiarizarnos con la realidad de otras y otros; reconocer sus necesidades y derechos, y respetar su otredad. Es esta interacción la que puede ofrecernos una alternativa para sanar como sociedad ante la violencia desgarradora que vive nuestro país. Como bien lo señalan Yuni y Urbano en su texto Envejecer

aprendiendo. Claves para el envejecimiento activo (2016), la educación también puede concebirse como factor estimulante de cuidado y protección de unos con otros, convirtiéndose en un elemento colectivo que permita el crecimiento y el desarrollo humano. Hablar de envejecimiento activo no es solo hablar de las personas viejas, también refiere a potenciar las capacidades del ser humano y de distintas generaciones, para comprender que la construcción del bienestar comienza desde el momento en que nacemos. No obstante, la política pública suele plantearse de tal manera que nos fragmenta por etapas de la vida, por ello es necesario reconstruirla desde una visión que nos acompañe a lo largo del curso de vida, en cada trayectoria vital y durante transiciones y momentos cruciales, así como trascender más allá de los modelos escolarizados tradicionales que no comprenden las distintas realidades en que vivimos y envejecemos. Implica ver en la educación un proceso de humanización y socialización, resignificar nuestra experiencia y envejecimiento, aprender y desaprender con una motivación de vida colectiva donde reconozcamos nuestra interdependencia, tal y como lo señalan los autores mencionados. Necesitamos renovar nuestro lenguaje, dar nuevos significados a nuestro desarrollo a lo largo de la vida y el papel que juega la educación, permitirnos amar nuestro proceso de envejecimiento, que no es otra cosa más que el proceso de nuestra vida misma. Agradecemos ampliamente a Carlos Cruz, de Cauce Ciudadano; Alexandra Haas, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred); José Yuni y Claudio Urbano de la Universidad de Catamarca, y al Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi A. C., por sus aportaciones nos fue posible desarrollar esta reflexión.

La educación para el envejecimiento activo no debe dirigirse solo a personas mayores, sino también a quienes se encuentran en distintos momentos del curso de vida

Verónica Montes de Oca Zavala y Ana Fidelia Aparicio Trejo, Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV-UNAM).

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SER MUJER Y VIVIR MÁS, PERO CON DIGNIDAD Hay que sumar esfuerzos para construir una sociedad en la que vivir con dignidad sea un derecho para todas las mujeres.

TERE GÓMEZ DE LEÓN DEL RÍO

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l índice de envejecimiento aumenta y, con ello, el número de mujeres mayores. Datos de 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) nos muestran que, del total de la población en México, 5.6% son mujeres y 4.8% hombres de 60 y más años; según las proyecciones, ello agudizará el proceso hacia una pirámide invertida. Hablamos de una feminización del envejecimiento, pero, ¿cuál es la vida que queremos las mujeres mayores en México y en el mundo? Existe mayoritariamente una visión negativa en torno al envejecimiento, que se ve intensificada de manera más drástica en el sector femenino. Pensar en personas mayores genera una imagen inmediata de estereotipo, caracterizada por la improductividad, el desasimiento, descompromiso o desvinculación, la inflexibilidad, la senilidad, la debilidad y la dependencia; si a ello le sumamos la discriminación por razón de género y las consecuencias que las construcciones sociales traen a lo largo de la vida de las mujeres a nivel familiar, social y laboral, por mencionar sólo algunos ámbitos, se configura un auténtico escenario de discriminación múltiple. Todo esto se traduce en la promoción de diversas formas de exclusión, por ejemplo, del ámbito laboral formal, derivado del rol tradicional de la mujer en las tareas del hogar, lo que se encuentra estrechamente vinculado, a su vez, con la falta de acceso a esquemas de seguridad social que le garanticen una manutención suficiente y adecuada durante su etapa de vejez. Lo anterior se encuentra contemplado por la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos de las Personas Mayores1, adoptada el 15 de junio de 2015 en Washington, D.C., Estados Unidos, y ratificada por seis estados miembros de la Organización de Estados Americanos (México no está entre ellos) que en su artículo 8, inciso a), dice lo siguiente: • La persona mayor tiene derecho a la participación activa, productiva, plena y efectiva dentro de la familia, la comunidad y la sociedad para su integración en todas ellas. • Los Estados Parte adoptarán medidas para que la persona mayor tenga la oportunidad de participar activa y productivamente en la

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comunidad, y pueda desarrollar sus capacidades y potencialidades. A tal fin: • Crearán y fortalecerán mecanismos de participación e inclusión social de la persona mayor en un ambiente de igualdad, que permita erradicar los prejuicios y estereotipos que obstaculicen el pleno disfrute de estos derechos. Asimismo, el artículo 32, b) añade que es necesario: • Fomentar una actitud positiva hacia la vejez y un trato digno, respetuoso y considerado hacia la persona mayor y, sobre la base de una cultura de paz, impulsar acciones de divulgación, promoción de los derechos y empoderamiento de la persona mayor, así como evitar el lenguaje e imágenes estereotipadas sobre la vejez. No hay que olvidar las diversas alusiones contempladas por dicho documento en cuanto a igualdad y no discriminación por razones de edad, el derecho a la propiedad, el derecho a la seguridad y a una vida sin ningún tipo de violencia, así como el derecho a la educación, con referencias expresas relativas a la situación de la mujer mayor2. Sin embargo, no todo queda ahí. El 15 de junio de 2018, en el marco del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos enfatizó que “el paso de los años no constituye limitante para el goce y ejercicio de los derechos humanos”. Reiterando la relevancia de que el Estado mexicano se adhiera a dicho instrumento, agregó la importancia de implementar “medidas especiales que incluyan la perspectiva de género y la prevención de cualquier forma de violencia contra esa población”3. Es en este momento cuando nos planteamos lo siguiente: ¿qué podemos hacer para la consecución de una sociedad en la que las mujeres vivan con dignidad durante todo su ciclo de vida, y en el caso que nos ocupa, en su vejez?


CNDH

FOTO: CORTESÍA

Ser mujer, envejecer y ser vieja será una combinación muy compleja en esta sociedad, si no sumamos esfuerzos para la construcción de una sociedad en la que vivir con dignidad sea un derecho El 29 de noviembre de 2017, en Puebla, organismos de protección no jurisdiccional de derechos humanos, dependencias y entidades del Poder Ejecutivo, representantes de los Poderes Legislativo y Judicial, organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas y sociedad civil en general, se reunieron en el Foro Internacional Derechos Humanos, Género y Envejecimiento: el papel de las Organizaciones de la Sociedad Civil, donde por medio de diversos grupos de trabajo temáticos interdisciplinares se desarrolló y suscribió la “Declaración Envejecer con Dignidad y Derechos Humanos: Nuestra Meta”4. Ello supone un paradigma de buenas prácticas en la conjunción de demandas heterogéneas que nos permitan ir hacia la máxima aspiración de dignidad humana consagrada en el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Se requiere de la suma de esfuerzos para la construcción y armonización de legislación y políticas públicas eficientes a nivel local y nacional, y de acciones positivas que permitan ir hacia una igualdad entre hombres y mujeres en todos los niveles y edades. También es necesaria la generación de diálogos que permitan la conjunción de demandas en la materia, una labor diaria desde nuestros espacios, empezando por una comunicación incluyente y la generación de una imagen social positiva de persona mayor, en especial de las mujeres. Cabe destacar, entonces, la “Declaración Política y Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento”, derivada de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, realizada en abril de 20025, de la que México fue partícipe. Esta Declaración dedica uno de sus apartados a la importancia de las imágenes del envejecimiento, mostrándonos que es trascendental generar una imagen positiva de este, y a la necesidad de tener como objetivo el logro de un mayor reconocimiento público de la autoridad, la sabiduría, la productividad y otras contribuciones importantes de las personas de edad. Se vuelve fundamental recapitular las recomendaciones y compromisos expresados en la “Declaración Envejecer con Dignidad y Derechos Humanos: Nuestra Meta”, donde se recalca la importancia de la articulación multidisciplinar para la construcción de políticas públicas con

perspectiva de género en la vejez, así como la relevancia del valioso poder que los medios de comunicación tienen en la promoción de una imagen social bajo un enfoque de envejecimiento activo y saludable, con un lenguaje incluyente, que permita deconstruir los estereotipos vigentes y contemple que la vejez no es solo una, sino muchas. Es necesario evitar ver como problema la prolongación de la vida y transitar para considerarla como una etapa más, en la que se goza de una serie de competencias adquiridas y de gran envergadura, que pueden ser de gran utilidad en el desarrollo de actividades intergeneracionales, las cuales, a su vez, enfatizarán un rol activo de la persona mayor en la sociedad, dejando la concepción imperante a un lado. Es una prioridad que no se encuentra en la agenda pública y que cada día afecta a más mujeres. Ser mujer, envejecer y ser vieja será una combinación muy compleja en la sociedad en la que vivimos para poder consolidar la realización de sus derechos humanos, si no sumamos esfuerzos para la construcción de una sociedad en la que vivir con dignidad sea un derecho de todas las mujeres. [1] Organización de Estados Americanos, Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, adoptada el 15 de junio de 2015, Washington, D.C., Estados Unidos. [2] Artículos 5, 9, 20 y 23 de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. [3] Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Llama CNDH a familias, sociedad y autoridades para erradicar la violencia contra las personas mayores, y reitera su exhorto al Estado Mexicano a ratificar la Convención Interamericana sobre la Protección de sus Derechos Humanos, Comunicado de Prensa DGC/167/18, 15 de junio de 2018. [4] Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Declaración Envejecer con Dignidad y Derechos Humanos: Nuestra Meta, 29 de noviembre del 2017, Puebla, México. [5] Naciones Unidas, Declaración Política y Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, Madrid, España, abril de 2002.

Tere Gómez de León Del Río, Directora General de Enlace y Fortalecimiento de Organizaciones Sociales de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

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UAEM

LAS NECESIDADES MAYORES El envejecimiento poblacional trae consigo diversos desafíos de corresponsabilidad.

ILUSTRACIÓN: SHUTTERSTOCK

MARÍA VIRIDIANA SOSA MÁRQUEZ

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a etapa actual de transición demográfica por la que atraviesa la población mexicana muestra un proceso de envejecimiento cada vez mayor. En 2010, el porcentaje de población de 60 años y más en América Latina y el Caribe fue de 8.9%, y se proyecta que, en 2050, será de 25.8%. Uno de los principales desafíos que este crecimiento plantea es la cobertura de necesidades de la población de 60 años y más, que garantice una calidad de vida adecuada para este grupo de personas, referida principalmente a contar con independencia económica y motriz. Conocer la manera en la que estos adultos mayores desempeñan sus actividades cotidianas y cómo se distribuyen las funciones entre hombres y mujeres nos permite identificar la manera en la que cubren sus necesidades y los roles que desempeñan, los cuales reflejan hábitos y costumbres que debemos adecuar para buscar el equilibrio y bienestar social deseado. Hay que tomar en cuenta que estas prácticas se relacionan con su edad, sexo y demás características individuales, así como con el ciclo de vida por el que atraviesan. Esto es, las actividades en las que participen y a las que les asignen tiempo se vincularán con su perfil y con sus propias necesidades. En México, la asignación de roles de género tradicionales sigue presente en la participación y tiempo que la población de 60 años y más destina a las diferentes actividades: los hombres siguen siendo quienes más participan en actividades de trabajo remuneradas respecto de las mujeres (79.9% vs 56.7%), y las mujeres siguen desempeñando las actividades de trabajo no remunerado en los hogares —cuidado y labores domésticas— en mayor medida que los hombres, lo cual se refleja en el tiempo que dedican a estas actividades (48 horas contra 16).

Aunque no podemos soslayar que comienzan a apreciarse nuevas dinámicas en donde los hombres adultos mayores se integran a las actividades del hogar y al cuidado de personas, enfocados principalmente en el apoyo a sus hijas e hijos para el cuidado de los nietos, el camino hacia la igualdad en la distribución de actividades remuneradas y no remuneradas en nuestro país, aún es largo. La manera en la que la población de 60 años y más distribuye su tiempo en el desempeño de actividades cotidianas podría ser un elemento que dé cuenta de la calidad de vida de estas personas, así como de lo que debemos hacer como sociedad para buscar su bienestar. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2009, este grupo poblacional dedica una parte importante de su tiempo al cuidado de menores de seis años y otros integrantes del hogar —que suponemos pueden ser sus nietos—, así como al apoyo de otros hogares. Aunque su carga global de trabajo —suma del trabajo remunerado y del no remunerado— ha disminuido, no se cuenta con evidencia contundente de que tienen una mejor calidad de vida, siendo esto un reto que la sociedad mexicana en sus diferentes dimensiones —individual, familiar y comunitaria— tiene que asumir. Un elemento que también es importante resaltar es la menor brecha de participación y de tiempo entre hombres y mujeres adultas mayores en actividades de trabajo no remunerado para los hogares, es decir, trabajo doméstico y de cuidado de miembros del hogar. Este aspecto sugiere que los hombres, al llegar a estas edades, colaboran en mayor medida con actividades domésticas y de cuidado al interior de sus hogares.

En México, la asignación de roles de género tradicionales sigue presente en la participación y tiempo que la población, de 60 años y más, destina a las diferentes actividades

María Viridiana Sosa Márquez, Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).

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Opinión

MÁS ESPERANZA DE VIDA, CON MENOS CALIDAD DE VIDA Uno de cada 10 mexicanos tiene más de 65 años. Esta proporción aumentará rápidamente para 2050, pero los cambios de políticas públicas no están moviéndose a la misma velocidad.

BÁRBARA ANDERSON @ba_anderson

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n poco más de 30 años, 25% de la población de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y 17% de toda la población mundial tendrá más de 65 años. De hecho, este grupo de mayores de 60 está creciendo más rápido a nivel global que todos los grupos de edad más joven. La razón es casi matemática: hay una marcada disminución de la fertilidad versus un aumento en la esperanza de vida. El número de personas que se convierten en sexagenarios aumenta 3% por año en el mundo. Y esto, que en otras épocas podía verse como una excelente noticia (¡vivimos más tiempo!), se trata en realidad de un problema para todas las economías, desde las más desarrolladas a las más desfavorecidas. Vivir más no significa que esos años de la tercera edad se vivan en total plenitud. De hecho, la esperanza de vida está siendo inversamente proporcional a la calidad de vida. “Es un tema multifactorial, que modifica las políticas públicas de cualquier país desde el punto de vista de la salud, social y de la economía, por el tiempo en el que se extienden las pensiones y retiros”, me explicaba Diana Bowser, responsable de los Programas Internacionales de Harvard, durante un seminario de Cuidado de la Salud y Calidad de Vida, que ofreció hace unas semanas la Escuela T. H. Chan de Salud Pública de la universidad estadounidense. En esta institución educativa ya tienen una manera mucho más honesta de medir la esperanza de vida: la Quality Ajusted Life Year (QALY) o expectativa de vida ajustada a la calidad. El dato es el resultado de la resta de los años de vida de una persona al tiempo en que tuvo alguna enfermedad, discapacidad o situación que le haya quitado su independencia. Entender qué pasa después de los 65 años, qué cambia en las necesidades de atención, de salud y de cuidados debería (nótese mi verbo en potencial) ser tomado en cuenta por los gobiernos para crear planes sociales a la medida de cada país y redistribuir, incluso, recursos donde realmente se necesitan y por el tiempo, por los años extras en que se necesitarán. “En Latinoamérica, entre el 2000 y 2015, la expectativa de vida aumentó 25 años y en algunos países como Argentina o Uruguay llegó a 30 años”, me explicaba Rifat Atun, profesor de Sistemas de Salud Globales también de Harvard.

Pero, sin duda, los cambios en políticas públicas no ha llevado el mismo envión. Los gobiernos trabajan, por ejemplo, en el sector de salud de manera reactiva (reaccionando al día a día) antes que proactivamente, con prevención y previsión, porque el futuro no es un lugar donde puedan capitalizar sus acciones. “A los políticos les gusta más inaugurar que prevenir”, agregó Atun. Efecto Trump “Hay que empezar a hablar del envejecimiento saludable y de los cuidados paliativos. La manera de mejorar la calidad de vida es con esos cuidados que pueden significar mejor acceso a morfina, ayuda en la casa y de la comunidad. El envejecer saludable incluye transporte, vivienda y salud”, me decía en el mismo seminario Felicia Knaul que, a pesar de ser canadiense y dirigir un instituto de investigaciones en Miami, conoce de cerca a México, ya que es la economista principal de la Fundación de Salud de México (FundSalud) y es además, la esposa de Julio Frenck, uno de los mejores secretarios de Salud que hemos tenido. Y me contó una fenómeno que no tenía en cuenta: el Efecto Trump. Hoy, en todo el mundo, casi dos tercios de los migrantes son personas que superaron los 55 años y una tercera parte de ellos tienen más de 65. “Lo mismo aplica en México. Muchos migrantes que fueron personas productivas en Estados Unidos, que pagaron impuestos en ese país, no pueden recibir atención médica en la economía a la que aportaron. Por ello, migran de regreso a México donde existe el acceso universal a la salud. Es el Efecto Trump”, agregó Knaul. En la actualidad, no solo no hay planes reales de atención a las personas de la tercera edad en México (nuevamente, tampoco hay datos concretos del Instituto Nacional para el Desarrollo y la Competitividad¬Indec), sino que no se está tomando en cuenta que hay una oleada de adultos mayores con enfermedades crónicas, en su mayoría, regresando a ocupar los servicios de salud de nuestro país. Hay muy pocos casos en el mundo donde los países están resolviendo la crisis del envejecimiento de su población. México está en esa otra inmensa mayoría que aún sigue pateando el problema hacia el futuro, un futuro que nos esperará más viejos y más desatendidos que nunca.

Hay una oleada de adultos mayores con enfermedades crónicas que están regresando a ocupar los servicios de salud de nuestro país

Bárbara Anderson, Directora de Innovación Editorial en Milenio. Activista de Yo También, A.C., por los derechos de las personas con discapacidad y miembro del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN).

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Consejo Social

TODOS LOS DERECHOS Procurar un envejecimiento digno es conocer todos los derechos, hacerlos valer, apropiárselos, disfrutarlos en libertad y respeto.

FOTO: SHUTTERSTOCK

MARGARITA CAMACHO RODRÍGUEZ

E Margarita Camacho Rodríguez, Consejera Social del INMUJERES.

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nvejecer con dignidad, postulantes a un desarrollo integral en la madurez con calidad de vida, subiendo nuestros temas a la agenda pública y al acceso a políticas que velen por la salud, la promoción económica, el empleo, la recreación, el respeto y la inclusión. Hacer valer nuestros derechos es conocerlos y reconocerlos, haciéndolos vigentes y presentes para todas las personas. I. No ser discriminadas/os. II. Gozar de oportunidades que faciliten el ejercicio de derechos con igualdad. III. Ser protegidas/os y defendidas/ os contra todas las formas de explotación y maltrato. IV. Recibir atención y protección de familia y sociedad. V. Vivir en lugar seguro y digno. VI. Expresar opinión con libertad en el ámbito familiar y social. VII. Ser tratadas/os con dignidad y respeto. VIII. Contar con asesoría jurídica gratuita y oportuna para proteger su patrimonio. IX. Realizar testamento con libertad. X. Recibir información de instituciones que presten servicios en su atención integral. XI. Recibir atención médica en el Sistema Nacional de Salud. XII. Seguridad social, pensión de acuerdo a la ley.

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XIII.Obtención de oportunidad igualitaria para contar con trabajo de acuerdo a las capacidades que los califiquen. XIV. Recibir ingreso propio mediante el desempeño de su trabajo. XV. Recibir educación y capacitación de acuerdo a cualquier nivel e integrarse a una actividad productiva. XVI. Asociarse y reunirse libremente. XVII. Participar en actividades culturales, recreativas y deportivas. Derechos y leyes deberían garantizarnos una vida plena. Sin embargo, en la realidad cotidiana se sufre violencia física y psicológica, falta de salud integral, precariedad económica; en algunos casos exclusión, falta de respeto familiar y social, pérdida de patrimonio, entre otros aspectos que no permiten un envejecimiento exitoso y digno. Pero también podemos decir que, en la diversidad de los pueblos originarios, envejecer es el privilegio de gobernar, de ser escuchados, atendidos y valorados como personas mayores. Se constituye en cada comunidad el Consejo de Ancianos, ancianos que deciden la vida política y social de las comunidades. Toman decisiones acerca de quiénes serán los gobernantes para cada periodo, guían las ceremonias y fiestas comunitarias locales y todas las decisiones que puedan repercutir en lo comunitario. El Consejo de Ancianos es la máxima autoridad, es valorado, respetado, bien ponderado y obedecido por su sabiduría. Tengamos envejecimiento digno, hagamos valer todos los derechos contribuyendo como sociedad con la sabiduría y empeño intercultural e intergeneracional para hacerlo más exitoso.

En la diversidad de los pueblos originarios, envejecer es el privilegio de gobernar, de ser escuchados, atendidos y valorados como personas mayores


Academia

BIENESTAR EN LA VEJEZ Las personas adultas mayores deben disfrutar de una vida plena, con salud, seguridad y participación activa en su comunidad.

ALEJANDRA SOTO ALFONSO

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a composición poblacional mundial se modifica como resultado de la evolución del desarrollo humano, pese a las brechas que existen en todas las sociedades entre las expectativas jurídicas nacionales e internacionales relacionadas con el pleno ejercicio de los derechos humanos y la realidad1. Es necesario reconsiderar hacia dónde va la humanidad para lograr que el desarrollo sostenible y las dinámicas de la población permitan promover el disfrute pleno e igualitario de los derechos humanos de las personas y, en particular, de las que son mayores de 60 años2. La comunidad internacional mostró su preocupación por este importante cambio poblacional, desde el Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento (1982), pero fue hasta 2002 que, con la “Declaración Política y Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento3”, se asume el reto del proceso de vida en el siglo XXI, a partir de la evidencia de que la transformación demográfica alcanza a los países en desarrollo. En Madrid 2002, se delinean los tres pilares que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propone para las personas mayores. En síntesis, las personas de edad y el desarrollo; la promoción de la salud y el bienestar en la vejez, y el logro de entornos emancipadores propicios. Todo ello en el marco de acciones para la protección de los derechos humanos de las personas mayores. En dicho instrumento se reconoce que los individuos, a medida que envejecen, deben disfrutar de una vida plena, con salud, seguridad y participación activa en la vida económica, social, cultural y política de sus sociedades, asimismo, previene que la perspectiva de género debe incorporarse en todas las políticas y programas para retomar la experiencia y las necesidades tanto de las mujeres como de los hombres de edad. Ante este panorama, los países deben generar políticas públicas sociales, culturales, económicas, de espacios urbanos y rurales, con la finalidad de promover el bienestar de todas las personas, considerando en ellas a las personas mayores de 60 años. Las mujeres tenemos una expectativa mayor de vida y el reto de envejecer con las determinantes de género, que influyen en la calidad de vida por alcanzar, incluyendo lacerantes deficiencias como falta de educación, mala alimentación, dependencia económica, violencia y discriminación, entre otras.

A partir de la propuesta de la ONU, las políticas públicas para este grupo poblacional deben atender el tema de la salud, incluyendo acciones de cuidado; apoyos para fortalecer las capacidades físicas y psicológicas; atención a enfermedades crónicas y educación para la salud, para generar la posibilidad de acceder a una vida sana. De igual forma, deben atender la participación social considerando empleos o créditos y, por supuesto, programas sociales, acceso a la educación y su inclusión en la toma de decisiones de políticas públicas, para reducir las brechas de desigualdad, marginación y discriminación que prevalecen. Son necesarios además, instrumentos para reforzar el acceso a los servicios de salud en condiciones de igualdad; poder contar con recursos para alimentación y vivienda; contar con políticas públicas encaminadas a erradicar la violencia de su entorno, y alcanzar la mejora en sus relaciones intrafamiliares e interpersonales en un clima cada vez más armonioso. Es oportuno reflexionar sobre los tres pilares que propone la agenda de Naciones Unidas para las personas mayores y su interacción con todas las personas en general. Recordemos que como sociedad viviremos el resultado de aquello que construimos.

REFERENCIAS: [1] En los años 60 y 70 del siglo pasado, la expectativa de vida en México era de 60.29 años; en esta década es de 77.50; y, para el 2060, se espera que crezca a los 85.36 años (CEPAL, 2017) [2] Día Internacional de las Personas de Edad, 1 de octubre. Naciones Unidas. https://bit.ly/ZGApAe. [3] Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, Madrid, España, 8 al 12 de abril de 2002.

BIBLIOGRAFÍA: • Asamblea General de la ONU (1983). Vienna International Plan of Action on Aging. United Nations New York 1983. AG/ R/ 37/51. ONU Sitio web: https://bit.ly/2xCa6ie • ONU (2018). Día Internacional de las Personas de Edad, 1 de octubre. ONU Sitio web: https://bit.ly/ ZGApAe. • Asamblea General ONU (2002). Declaración Política y Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. Madrid, España, 8 al 12 de abril de 2002. A/CONF.197/L.2. ONU Sitio web: https://bit.ly/2rnBCzn. • Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2017). Derechos de las personas mayores: retos para la independencia (LC/CRE.4/Rev1). Santiago, 2017. CEPAL Sitio web: https://bit. ly/2zp0mKa. • WHO (2007). Women, Ageing and Health: A Framework for Action. Focus on Gender. Geneva, WHO, ISBN 978 92 4 156352 9. WHO Sitio web: https://bit.ly/2NGGJFF.

Los países deben generar políticas públicas sociales, culturales, económicas, de espacios urbanos y rurales, para promover el bienestar de todas las personas, incluso las mayores de 60 años

Alejandra Soto Alfonso, Académica División del Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED). Facultad de Derecho de la UNAM.

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IAAM

GRANDES EMPRENDEDORES Los Centros Integrales para el Desarrollo de las Personas Mayores han ayudado a desarrollar a los adultos mayores en muchos rubros.

ILUSTRACIÓN: SHUTTERSTOCK

ANGÉLICA GONZÁLEZ OCAMPO

S Angélica González Ocampo, Coordinadora del CIDAM Grandes Emprendedores del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores (IAAM).

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in tener conocimiento de lo que era la activación de la plasticidad cerebral y la definición de los valores, hace siete años aplicábamos todo sin tener sustento científico como ahora, así fundamos Grandes Emprendedores con el lema “Lo que no aprendí ayer, lo aprenderé hoy”. De esta manera decidimos implementar uno de los Centros Integrales para el Desarrollo de las Personas Mayores (CIDAM) del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores (IAAM). En ese entonces éramos 13, luego hicimos un equipo de integración, diálogo, justicia, respeto, empatía, tolerancia y participación. A los tres meses, ya éramos 40; conocimos y vivimos la libertad para expresar nuestras necesidades. Montamos de inicio una obra de teatro, sueño de una integrante a quien, en su juventud, no le permitieron hacer lo que le gustaba. Nos apoyó una maestra de teatro de la UNAM. Ella nos enseñó canto y actuación; con ella le pusimos título a la obra y escribimos los guiones. Esa actividad permite activar toda la plasticidad cerebral al contar y escribir recuerdos y memorias. Ello disminuye limitaciones, la motivación es central. Todas y todos los participantes colaboraron, se integraron, explotaron el trabajo artístico, salieron a relucir talentos que no imaginaban. Se superaron miedos y lograron adquirir confianza en sí mismos. Así, en estos años pudimos abrir una puerta hacia una transformación. Nuestro CIDAM se inauguró un 24 de abril. Éramos tan solo 13

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personas. Algunas con limitaciones por edad, otras en verdadero aislamiento social, sin ganas de seguir la vida, pero pronto seríamos 40 y lograríamos motivar a los renuentes. Entre los asistentes se encontraban Margarito de 82 años que no veía, Chon de 80 que no escuchaba, Estela de 73 que tenía mucha dificultad para caminar, Marcela de 74 que no le gustaba hablar ni salir de su casa por miedo, Ramón de 75 que era tímido, los matrimonios de Félix y Antonia, Lupita y Ángel, Conchita y Toño, Catalina tratando de convencer a Ángel Rendón que no se fuera, era una persona de 66 años, renuente y negativa a participar. Alfonso con las mismas actitudes que él. Entonces me pregunté, ¿cómo lograr no perder dos integrantes? ¿Cómo hacer para integrar a los que están con sus limitaciones? La obra de teatro fue cimiento para que adquiriéramos nuevos conocimientos, contactos y redes de apoyo, así como aprendizaje en talleres psicológicos, de tanatología, nutrición, primeros auxilios, derechos humanos, paseos recreativos y culturales, encuentros intergeneracionales y creación de memorias colectivas, apoyados por un grupo de jóvenes de un proyecto en Conaculta. Ellos intercambiaron vivencias con las personas mayores, haciéndolas más partícipes en la sociedad. Las buenas prácticas, las mejores actitudes y los lazos afectivos que se practican en Grandes Emprendedores, han permitido al día de hoy que sean seres más empoderados, incluyentes, participativos e independientes, que aportan mucho a la sociedad.

Las buenas prácticas, actitudes y lazos afectivos que se practican en Grandes Emprendedores, han permitido al día de hoy que sean seres más empoderados


Consejo Consultivo

FOTO: SHUTTERSTOCK

CUIDADORAS, PROVEEDORAS Y VÍCTIMAS DE VIOLENCIA ECONÓMICA Y PATRIMONIAL ELVIA RAMÍREZ LEÓN

H

ace un año aproximadamente, en una de mis visitas a un municipio para el acompañamiento de procesos comunitarios, una señora de casi 80 años me detuvo para preguntarme si sabía dónde estaba el abogado de la Presidencia Municipal, pues quería ver cómo podía recuperar su casa. Al preguntarle qué había pasado, me contó que había salido unos días de vacaciones para visitar a unos familiares, pero al regresar no podía abrir la puerta de su casa, sus llaves no servían. Entonces tocó la puerta para que el hijo que vivía con ella o su nuera le abriera. En efecto, le abrieron, pero el hijo ya no la dejó entrar, le dijo que para qué se había ido, que además esa casa ya no era de ella sino de él, y que él tenía los papeles que probaban eso, por lo tanto, ya no podía pasar. La señora muy sorprendida, indignada y sin entender, le preguntó que cuáles papeles, si las escrituras estaban a nombre de ella y ella no había firmado nada; pero el hijo le aseguró que las escrituras ya estaban a su nombre y que tenía todas las firmas necesarias. Así que le cerró la puerta en las narices y la dejó en la calle. Esa noche pudo quedarse en casa de un familiar. Al otro día, fue cuando la encontré buscando asesoría y el único ingreso que tenía era el del programa social que le llegaba. Esta es una de tantas historias que están sucediendo en nuestro país. Las personas adultas mayores, además de enfrentar la precariedad por falta de pensiones, seguridad social e ingresos, están sufriendo violencia económica por parte de sus hijas e hijos, pues en muchos casos son despojadas de las ayudas sociales que reciben (si es que las reciben), enfrentan violencia patrimonial, pues están siendo objeto de la rapiña voraz de su familia, además de la violencia psicológica por los malos tratos que les dan. En otros casos, hasta violencia física y omisiones de cuidado, aun cuando ellas fueron cuidadoras de sus hijas e hijos, y siguen siendo cuidadoras de sus nietos.

De acuerdo con las proyecciones que estima el Consejo Nacional de Población (CONAPO), en 2017 habitaban en el país casi 13 millones de personas de 60 y más años, de los cuales 53.9% eran mujeres y 46.1% hombres. Casi una cuarta parte vive en zonas rurales donde su nivel de precariedad y vulnerabilidad aumenta. Datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH 2016) señalan que en el país hay 33.5 millones de hogares y en 30.1% de estos, reside al menos una persona de 60 y más años. En México hay 1.6 millones de personas de 60 y más años que viven solas y la mayoría son mujeres (63%). Otro aspecto que vulnera a los hogares con al menos un adulto mayor es que su único ingreso proviene de una o varias personas que tienen 60 y más años: 37.1% (3.7 millones) de estos hogares cumple con dicha condición. Cabe señalar que el porcentaje de la población de 60 y más años que no es económicamente activa es del 66.1%, y de estos, más de la mitad se dedica a los quehaceres del hogar (54%). Además, solo una cuarta parte (26.1%) de los adultos mayores se encuentran pensionados (ENESS 2013). Casi la mitad del total de adultos mayores recibe apoyos de programas gubernamentales y, a diferencia de sus hijos y/o nietos, residen en una casa de la cual son propietarios, lo que los ha colocado en una situación de proveedores de manera prolongada con sus familias, siendo objeto de violencia económica y patrimonial. El aumento de la expectativa de vida es incompatible con el aumento de precariedad laboral y el déficit de prestaciones sociales. Es urgente que, a fin de garantizar que todas las personas y, en especial las mujeres que, de acuerdo con las estadísticas tienen por delante una vida más larga, cuenten con las condiciones mínimas para que esa vida pueda ser plena, saludable y libre de violencias.

Es urgente que las adultas mayores cuenten con las condiciones mínimas para que esa vida pueda ser plena, saludable y libre de violencias

Elvia Ramírez León, Consejera Consultiva del Inmujeres.

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Estados

AUTONOMÍA ECONÓMICA ILUSTRACIÓN: SHUTTERSTOCK

La discriminación múltiple que viven las mujeres mayores limita sus oportunidades, pues viven sometidas a los roles y estereotipos de género.

YOLANDA OLIVARES PÉREZ

L

a dependencia económica de las personas mayores y, de manera especial, de las mujeres es un asunto que debe ser parte de una política pública para incidir en su calidad de vida. En 2010, la población de personas adultas mayores en México era de 10.1 millones: 5.4 millones de mujeres (53.5%); de ese total, 57% es población no económicamente activa, de la que 57.7% se dedica a las labores del hogar; 25% es pensionada o jubilada; 7.5% tiene alguna limitación física o mental, y 9% está en una situación distinta a estas 1. Del total de las personas que se dedican a las labores del hogar, 81.1% son mujeres y 5% hombres. En contraparte, del total de personas pensionadas y jubiladas, 58.2% son hombres y 10.4% mujeres, cifras que reflejan la desigualdad de poder económico a la que se enfrentan las mujeres mayores. Para 2017, había 12,973,411 personas adultas mayores: 53.9% mujeres y 46.1% hombres2, siendo su tasa de participación económica, en el primer trimestre de ese año, de 50.8% en los hombres y 19.5% en las mujeres, datos que dan cuenta de la posición de desventaja económica que viven las mujeres, vinculadas mayoritariamente a las labores del hogar y los hombres a las del trabajo remunerado. La discriminación múltiple que viven las mujeres mayores limita sus oportunidades, sometidas a los roles y estereotipos de género durante toda su vida. Su contribución a las tareas de cuidado, función impuesta a las mujeres de manera exclusiva, no ha sido reconocida3;las mujeres viven su vejez en un entorno que las invisibiliza e impide el ejercicio de sus derechos humanos. Disfrutar la vida en esta etapa depende de su nivel de salud y de independencia 4. El acceso a los recursos ha sido una limitación histórica para el desarrollo de las mujeres, lo que vulnera su autonomía. La esperanza de vida de las mujeres mexicanas es mayor a la de los hombres, en 2014 era de 77.5 años, mientras que la de los hombres era de 72.1 años. Las proyecciones de población señalan que para 2050, la esperanza de vida de las mujeres será de 81.6 años y 79.4 para los hombres5; la ventaja de vivir más no garantiza condiciones de vida digna, por lo que es necesario que el Estado implemente políticas públicas para erradicar la desigualdad económica de la mujer adulta mayor.

Si bien desde la Secretaría de Desarrollo Social se brinda un subsidio a las personas de 65 años y más, es necesario otorgarlo desde un enfoque de género, que considere que el estado actual de vida de las mujeres es resultado de las condiciones asimétricas que la sociedad les ha impuesto y que ha impactado en su autonomía económica. Por ello, es importante que nuestro país ratifique la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, en el que los Estados Parte se comprometen a adoptar medidas para eliminar toda práctica administrativa o financiera que discrimine a la persona mayor, principalmente a las mujeres mayores. Uno de sus compromisos es promover la eliminación de prácticas que generen violencia y que afecten la dignidad e integridad de la mujer mayor. Es verdad que un tratado por sí mismo no elimina las desigualdades, pero sí representa un marco de actuación para el Estado en el diseño de políticas que contribuyan a la independencia y autonomía de las mujeres mayores, principalmente su autonomía económica.

Es necesario que el Estado implemente políticas públicas para erradicar la desigualdad económica de la mujer adulta mayor

Yolanda Olivares Pérez, Directora General del Instituto Veracruzano de las Mujeres.

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REFERENCIAS: [1] Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Perfil sociodemográfico de Adultos Mayores., Censo de Población y Vivienda 2010, México 2014, consultado en:http://internet. contenidos.inegi.org.mx/contenidos/ productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2010/perfil_socio/adultos/702825056643.pdf [2] Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Estadísticas a propósito del Día Internacional de las Personas de edad. Proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO), México, 28 de septiembre de 2017, consultado en: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2017/edad2017_Nal.pdf [3] Ramírez Posadas Celia. Manual de Género y Vejez. Fundación Cáritas Bienestar del Adulto Mayor. México 2013, p. 15. [4] Ídem, p. 31. [5] http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101243_1. pdf Situación de las personas adultas mayores en México.


Consejo Social

ILUSTRACIÓN: SHUTTERSTOCK

DIFERENTES MANERAS DE ENVEJECER OFELIA TORRES ALONSO

E

l envejecimiento en el mundo ha ido en aumento, aunado a un decremento en el número de nacimientos reportados; de tal manera que la esperanza de vida se relaciona directamente con la manera en que las personas satisfacen sus necesidades físicas, psicológicas, morales, espirituales, económicas y culturales a lo largo de todo su ciclo vital. Lo que condiciona su calidad de vida y con ello su bienestar social, dando como resultado un cambio radical en la estructura de la población. Se estima que alrededor de 15% de la población se encuentra en una edad mayor a los 65 años y 3% mayores a 80 años. De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al 2015 la esperanza de vida en México era de 74.95 años. Este fenómeno demográfico se presenta de manera acelerada a escala mundial, pero en específico en la región de América Latina y el Caribe, de la que forma parte México (INEGI, 2015). Entonces, la primera vez que se mencionó el término “envejecimiento exitoso” fue en 1961, propuesto por Havighurst y reconocido especialmente por Rowe y Kahn (1987) como un término relativamente holístico. Según estos autores este tipo de envejecimiento se diferencia de otros modelos evolutivos hasta ahora observados en los ancianos, a saber: el proceso habitual o usual también llamado “normal” está exento de enfermedades definidas pero acompañado de diversos deterioros asociados a la edad, diferente al envejecimiento patológico, que se caracteriza por la existencia de diversas y variadas enfermedades o discapacidades. Así, al referirnos a un envejecimiento exitoso, podemos hablar de un proceso heterogéneo e individual, cuyos cambios afectan todas las áreas de la vida desde un nivel cognitivo, emocional, mental, corporal hasta el social y cultural. Es por ello que Erik Erikson (1985) en su Teoría Evolutiva del Desarrollo Psicosocial menciona que hay dos maneras de afrontar esta última etapa a la que denomina “Integridad del Yo”, donde sí es cierto que la persona deja de ser tan productivo como era anteriormente, goza de buena salud física y mental; ha sobrellevado la muerte de amigos y familiares y afronta los duelos que causa la vejez, tanto en su propio cuerpo como en el de los demás, alcanzando un nivel de sabiduría ante los pormenores de la vida.

Se puede hablar entonces de un “envejecimiento exitoso” cuando la persona ha llegado a esta etapa con un alto nivel de actividad física y mental que la llevan a comprometerse con la vida por medio de las relaciones interpersonales; buenos y saludables hábitos cotidianos; buena alimentación; salud mental y psicosocial; crecimiento personal así como aprender cosas nuevas, independencia funcional incluyendo autonomía, adaptabilidad, entereza, autoestima, ejercitándose en la medida de lo posible, por medio de mecanismos de entrenamiento que le motiven y den sentido de ser. Contrario a este proceso, la otra manera de afrontar esta etapa se da cuando la persona, al llegar a la tercera edad, también puede experimentar “desesperación” ante la falta de un plan de vida, sumiéndose en la más absoluta decrepitud. A manera de conclusión, se puede decir que existen diferentes maneras de envejecer, algunas parecen más favorables a los individuos que otras, no obstante, los criterios para calificar de “exitoso” en materia de envejecimiento, varían notablemente de una persona a otra, mucho dependerá de la expectativa de vida, la satisfacción personal, las actividades sociales y comunitarias, así como su bienestar, para poder afrontar las vicisitudes de la vida que determinen la calidad con que se viva y cómo lo experimente cada persona.

Existen diferentes maneras de envejecer, algunas parecen más favorables a los individuos que otras, no obstante, los criterios para calificar de ‘exitoso’ en materia de envejecimiento, varían notablemente de una persona a otra

Ofelia Torres Alonso, Consejera Social del INMUJERES.

BIBLIOGRAFÍA: • Aguerre, L. B. (2008). Envejecimiento exitoso. Revista de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría. 2008; 1146-1162 • Erikson, E.H. (1985). El ciclo vital completado. Buenos Aires, Argentina. Paidós • Instituto Nacional de Estadísitica y Geografía [INEGI] En red: www. inegi.org.mx (2015) • Rice C, Lockenhoff C, Carstensen L. En busca de independencia y productividad: cómo influyen las culturas occidentales en las explicaciones individuales y científicas del envejecimiento. Revista Latinoamericana de Psicología 2002; 34(1-2): 123-131 OCTUBRE, 2018 | TODAS |

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Recomendaciones POR: BERENICE CHAVARRÍA

LIBROS

PELÍCULA TOMATES VERDES FRITOS Esta historia ocurre dentro de un asilo de ancianos, donde dos mujeres (Evelyn y Ninny) comparten historias de una generación, donde destaca el inicio de la liberación femenina. Ninny le narra historias a Evelyn cuyas protagonistas son Idgie y Ruth, dos espíritus sensibles y alegres que saben sobreponerse a las dificultades y saborear el gusto por la vida. En cada una de las historias se abordan temas como amistad, muerte, violencia de género,

feminismo, eutanasia, pobreza, alcoholismo y discriminación. El punto clave de la historia es cómo cambia la vida de Evelyn dentro del asilo, pues esta historia paralela le ayuda a olvidar su estancia en un lugar que ella consideraba monótono y olvidado; la película no deja de lado el abandono familiar y la necesidad de contribuir a reavivar el espíritu de las personas mayores. Disponible en: Amazon

ACTIVIDADES

DOCUMENTAL

POBLACIÓN Y ENVEJECIMIENTO: PASADO, PRESENTE Y FUTURO EN LA INVESTIGACIÓN SOCIODEMOGRÁFICA Este libro se convierte en una obra de consulta esencial para conocer qué tipo de información sobre el envejecimiento de la población está disponible en los censos, en encuestas y en las estadísticas vitales. Es un referente obligado para conocer las fuentes especializadas en el tema, así como su calidad y las limitaciones en cuanto a la información que puede obtenerse para el diseño de políticas públicas. Esta obra nos muestra lo mucho que tenemos por hacer para generar información y conocimiento sobre la situación y condición de las personas adultas mayores; ya que con información es posible impulsar y diseñar políticas públicas con una visión integral, multisectorial y mejorar la condición interinstitucional para atender las demandas de la población. Coordinadoras: Verónica Montes de Oca Zavala e Isalia Nava Bolaños. Editado por: Universidad Nacional Autónoma de México Disponible en: Librerías de la UNAM

GIMNASIA SUAVE PARA ADULTOS MAYORES Este ejercicio es una actividad terapéutica de bajo impacto que incluye rutinas de Chi’ Kung y Ch’i Kung Meditativo. La actividad física se complementa con pláticas sobre nutrición, conciencia corporal, salud y envejecimiento digno. En este taller, las y los participantes podrán reflexionar sobre las implicaciones de ser adulto mayor hoy en día. ¿Dónde? Centro Cultural Universitario Tlatelolco ¿Cuándo? Martes y jueves ¿A qué hora? 9:00 a 11:00 am Registro en: ccutlatelolco.com/talleres-artisticos

ME LLAMO CARMEN Este filme refleja las necesidades de las y los adultos mayores. Está dirigido a familiares, amigos y trabajadores que conviven diariamente con ellos, y a todas las personas que necesitan saber cómo tratar y cuidar a un adulto mayor. “Dame los buenos días”, “recuérdame tu nombre”, “preocúpate por conocerme”, “toma en cuenta mi opinión”, “todavía puedo decidir lo que me parece bien o mal”, “ayúdame a seguir siendo yo misma”, son solo algunas de las recomendaciones que Carmen explica en el documental; sin embargo, hay otras, que van desde temas de higiene hasta la forma de vestir. El documental fue producido por el centro gerontológico El Buen Samaritano en Málaga, España, con el objetivo de generar empatía. Disponible en: Youtube

SIEMPRE ALICE Esta novela de Lisa Genova permite al lector adentrarse en la realidad que vive una persona que padece alzheimer. Esta es la historia de Alice Howland, una mujer feliz, profesora de psicología en Harvard y lingüista de fama mundial; casada y con tres hijos adultos. Un día comienza a sentirse desorientada y olvidadiza, es entonces cuando un diagnóstico cambia su vida para siempre, ya que poco a poco dejará de ser la persona que era y cambiará la relación con su familia. La novela permite adentrarse en los pensamientos y sentimientos de Alice, mismos que acercan al sector a la realidad que viven cientos de personas que padecen esta enfermedad. Disponible en: Librerías El Sótano

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Breves PREVENCIÓN DEL EMBARAZO ADOLESCENTE

USO DEL TIEMPO Y TRABAJO NO REMUNERADO El 4 y 5 de septiembre se realizó la 16° Reunión Internacional de Especialistas sobre Uso del Tiempo y Trabajo No Remunerado, en Aguascalientes. Se intercambiaron experiencias que constituyen un insumo fundamental para avanzar hacia una mayor armonización de las mediciones del uso del tiempo en la región. Esta edición marcó un nuevo hito en la producción estadística de información sobre el uso del tiempo y trabajo no remunerado, con miras a buscar cómo perfeccionar las mediciones y progresar hacia una metodología común regional.

El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y la Secretaría Técnica del Grupo Interinstitucional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (GIPEA) organizaron el Encuentro con las Coordinaciones y Secretarías Técnicas de los 32 Grupos Estatales para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (GEPEA), que tuvo por objetivo fortalecer la coordinación entre el GIPEA y los GEPEA, a fin de alcanzar las metas establecidas en la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA). El embarazo en la adolescencia es uno de los principales factores que contribuyen a la mortalidad materna e infantil y al círculo de enfermedad y pobreza. Por ello, es importante el trabajo permanente en aquellos aspectos que pueden modificar el contexto cultural, social, político y económico en el que se desenvuelven las niñas y las jóvenes, para eliminar las barreras que enfrentan para su avance, autonomía y empoderamiento, y para el goce de una verdadera igualdad sustantiva, de trato y oportunidades.

ESTADÍSTICAS PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO

El Inmujeres y la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción (SESNA) firmaron un Convenio General de Colaboración para realizar estrategias y acciones transversales que promuevan la institucionalización de la perspectiva de género en la Política Nacional Anticorrupción. Con este Convenio, que suscribió por parte del Inmujeres la Secretaria Ejecutiva, Marcela Eternod Arámburu, el Instituto se compromete, entre otras cosas, a poner a disposición del SESNA la oferta de cursos en línea y presenciales y garantizar su impartición; promover de manera conjunta foros de discusión, seminarios o conferencias sobre temas de interés de ambas dependencias; aportar material de divulgación sobre género y derechos humanos de las mujeres, la cultura de igualdad y no discriminación y sobre el derecho a una vida libre de violencia.

FOTOS: CORTESÍA

FIRMAN CONVENIO INMUJERES Y LA SESNA

Durante el XIX Encuentro Internacional de Estadísticas de Género, organizado en Aguascalientes los días 5, 6 y 7 de septiembre por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres); el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Inmujeres, se buscó dar cumplimiento a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que tiene como uno de sus ejes transversales impulsar la producción, difusión, análisis y uso de las estadísticas de género para establecer políticas públicas orientadas a lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres. Marcela Eternod, Secretaria Ejecutiva del Inmujeres, refrendó el compromiso de trabajar en la mejora de los registros administrativos, así como en la explotación de los mismos, para la aplicación de nuevas metodologías que permitan conocer la situación y posición de las mujeres, y así contribuir a la erradicación de las profundas desigualdades que viven las mujeres y las niñas. OCTUBRE, 2018 | TODAS |

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Numeralia Población adulta mayor

Salud y discapacidad

7.3 millones de mujeres y 6.2 millones de hombres de 60 años

3 de cada 10 mujeres adultas mayores tiene

en adelante representan

diaria, frente a de cada hombres con dificultad para comer, bañarse, caminar, preparar o comprar alimentos por sí mismos, entre otras.

dificultad para realizar alguna tarea de la vida

2

11.4% y 10.0% del total de mujeres y hombres en la población.

10

11

años es el promedio que las adultas mayores sufren de mala salud

16 de cada 100 mujeres y 14 de cada 100 hombres

y

8.5 años en los hombres.

en nuestro país, serán personas adultas mayores para el

2030.

Discriminación y violencia

12.8% de las mujeres adultas mayores que tienen o tuvieron una relación de pareja sufrieron violencia por parte de su pareja durante el último año.

30.6% de mujeres y 23.7% de varones adultos mayores han sido diagnosticados con diabetes mellitus.

35.4% de ellas y 29.6% de ellos sufren de colesterol alto.

Pobreza y empleo

26.9% de las mujeres adultas mayores y 30.2% de los

10.2% de las mujeres de 60

hombres consideran que su mayor problemática consiste en que su pensión no alcanza para cubrir sus necesidades básicas.

años y más son pensionadas o jubiladas, cifra que casi se triplica en el caso de los hombres, al ser de

4 de cada 10 personas de 65 años y más se encuentra en situación de pobreza.

27.0%

22.4%

de las mujeres señalaron como problemática principal carecer de pensión o jubilación, y para

26.4% de los hombres es la falta

55.4% de las mujeres adultas

de oportunidades para encontrar empleo, en el 2017.

mayores recibe ingresos como beneficiaria de algún programa

36%

de los social, así como hombres adultos mayores.

13.4%

de mujeres ha sufrido algún tipo de violencia por parte de sus hijos o hijas, nietos(as), sobrinos(as) u otros parientes o no parientes.

4.6% de las mujeres y 16% de los hombres de 80 años y más continúan económicamente activos.

Referencias: CONAPO, Proyecciones de la Población de México y de las Entidades Federativas 2016-2050. Instituto Nacional de Geriatría (INGER), 2017. Estudio de carga de la enfermedad en personas adultas mayores: Un reto para México. Resumen ejecutivo. INMUJERES, cálculos a partir del INSP, Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 (ENSANUT 2016). Base de datos. Manrique-Espinoza B., et al. “Condiciones de salud y estado funcional de los adultos mayores en México”. En Salud Pública de México / vol. 55, suplemento 2 de 2013. Estudio realizado con base en la ENSANUT, 2012. INMUJERES, a partir de CONEVAL, Medición de la pobreza, Estados Unidos Mexicanos, 2016. Base de datos, a partir del MEC 2016 del MCS-ENIGH. INMUJERES con base en INEGI. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2017. Segundo trimestre. Base de datos. INMUJERES con base en INEGI, ENIGH, 2016. Base de datos. INMUJERES, a partir de INEGI, Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017. Base de datos. INMUJERES, a partir de INEGI, Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016. Base de datos. Conoce más, visita http://estadistica.inmujeres.gob.mx

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