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267 Javier Martínez Jiménez

ESPACIOS URBANOS EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO (S. VI - VIII) / 267 - 274

EL USO Y EL SUMINISTRO DE AGUA A LA CIUDAD DE ROMA EN EL PERIODO OSTROGODO: 476-552 d.C.

El suministro de agua es una parte esencial de cualquier estudio del urbanismo. El urbanismo tardo antiguo sólo ha sido realmente estudiado en los últimos años, en paralelo a toda una serie de investigaciones sobre continuidad en las ciudades del occidente mediterráneo. Sin embargo, muy poco se ha hecho sobre el suministro de agua a Roma en el periodo ostrogodo. Las publicaciones sobre Roma han tenido un marco temporal más amplio y los trabajos sobre el urbanismo ostrogodo se centran mayoritariamente en Ravena. El objetivo de esta investigación es llenar un vacío existente en este campo y encuadrarlo dentro del periodo ostrogodo como un signo de continuidad desde el periodo romano. Este vacío está en parte creado por la escasez tanto de material arqueológico como de fuentes escritas. Es por ello que necesitamos fechar bien el material del que disponemos, y analizarlo cuidadosamente. Este texto tratará en particular la continuidad de los sistemas de agua romanos (suministro, distribución y desagüe), tanto física como formalmente, viendo cómo han evolucionado desde el alto imperio hasta la antigüedad tardía. Una vez aclarado esto, será más fácil entender las medidas tomadas por la administración central ostrogoda para evitar el progresivo declive de la red de aguas y el mantenimiento dentro de una política continuista con el pasado romano. Veremos también cómo a pesar de los intentos de la administración goda, había unos límites hasta donde ésta podía llegar, en particular la privatización de las redes por parte del papado. Por último veremos cómo las Guerras Góticas marcaron un punto de no retorno para la red de aguas de la ciudad, que desde entonces fue un suministro ya perteneciente al mundo medieval y no al clásico. 1. FUENTES Y MATERIALES DEL PERIODO Es importante para poder estudiar este periodo tan corto en detalle, tener en cuenta toda la información disponible. El periodo que nos ocupa (476552) incluye tanto el breve reinado de Odoacro (476-492) como el periodo de las guerras góticas (536-552). Un primer acercamiento al tema a través de las fuentes escritas ya nos descubre por qué no se había estudiado antes en detalle, pues son muy pocas. Entre las escasas fuentes de las que disponemos, destacan sobre el resto Procopio, Casiodoro y el Liber Pontificalis, por ser tanto contemporáneas como

cercanas a los eventos históricos1. Otros textos como pudieran ser los de Frontino, el Anónimo Valesiano o las cartas de Gregorio el Magno hacen también referencia al suministro y uso del agua en Roma, y nos sirven de referencia. El material arqueológico para este periodo es también escaso (fig. 1). Consta sobre todo de edificaciones, abandono de estructuras y reparaciones, generalmente tardías y de difícil identificación, y para poder hacer un estudio cuidadoso, es necesario que tengamos un corpus de material selecto bien fechado y localizado. De entre estos, los ladrillos con sellos son nuestro material más fiable, junto con las inscripciones tanto de estatuas como de fistulae (tuberías). También hay materiales y estructuras relacionados con el suministro o el consumo de agua (molinos, fuentes, baños, domus, talleres) que han sido excavadas y fechadas por su contexto o de las que se ha fechado su abandono. Más allá de esto tenemos que confiar en tipologías de aparejo y opus latericium tardío2 (fig. 2). 2. EL SISTEMA DE AGUAS ROMANO Con esto en mente, debemos recordar que el sistema de suministro de agua a la ciudad de Roma era una verdadera maravilla de ingeniería moderna, loada ya en su época. Los autores antiguos ya dejaron constancia de ello, primeramente Estrabón, quien decía: Y el agua es traída a la ciudad a través de acueductos en tales cantidades que verdaderos ríos fluyen por la ciudad y los desagües; y casi todas las casas tienen cisternas, y tuberías, y muchas fuentes3 De la misma manera, Frontino un siglo después comentaba: Compara todas las inservibles pirámides o bien las demás famosas e inútiles obras de los griegos con los muy necesarios acueductos (moles aquarum)4. No es sorprendente, entonces, que Casiodoro ya en el siglo sexto escribiera:

1. CASIODORO: BARNISH 1992: ix-xiii, l-liii. Liber Pontificalis: DAVIES 1989: xiii. 2. Vide infra n. 25. 3. Geographica 3.8. 4. De Aquis, I.16. Tot aquarum tam multis necessariis molibus pyramidas videlicet otiosas compares aut cetera inertia sed fama celebrata opera Graecorum.


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... pero es [algo] propio en los acueductos de Roma, que es maravillosa su factura y singular salubridad la de las aguas5. La admiración a lo largo de seis siglos está fundada en la vasta infraestructura de la ciudad de Roma. La red de aguas de Roma forma, en conjunto, toda una serie de canalizaciones de agua desde las montañas hasta Roma, distribuida a través de la ciudad y desaguada por una compleja red de alcantarillado (fig. 3). Conocemos con seguridad 11 acueductos de época romana (construidos entre el s. IV a.C. y el III d.C.)6, aunque este número traiga problemas (fig. 3, nn. 1 a 11). En el s. V, los catálogos regionales erróneamente (confundiendo los nombres de fuentes e incluso vías con acueductos) mencionan dieciocho7. Procopio llega a contar en 537 catorce8. Aunque es posible que Procopio estuviera exagerando el número, probablemente contase ramificaciones de los acueductos principales como acueductos de por sí. E incluso puede que contase acueductos que ya no funcionasen, pero cuyo nombre perviviese9. Dos de ellos claramente son el aqua Antoniniana10 y los Arcus Neroniani11, que tienen impresionantes estructuras sobre arcos, son llamados “aqua” como los otros acueductos y eran tan grandes que tenemos referencias a ellos como acueductos en fuentes más tardías (formae Sabbatensis y Lateranensis)12. Además, sabemos que funcionaban aún en el s. VI: el aq. Antoniniana se suministrando agua a las termas de Caracalla (vide infra), mientras que los Arcus Neroniani suministraban al Palatino, y además son mencionados por Casiodoro porque también suministraban al Aventino13. Aventurar el último que falta hasta los catorce de Procopio es más difícil, aunque el Rivus Herculaneus parezca el mejor candidato, por haber sido un ramal famoso en época imperial aunque es probable que en esta época ya no llevase agua14. Toda esta red de aguas era mantenida en época bajo imperial por una serie de operarios, llamados hydrophilaca15, que estaban bajo la supervi5. Variae, VII.6.2. ...in formis autem Romanis utrumque praecipuum est, ut fabrica sit mirabilis et aquarum salubritas singularis. 6. De Aquis I. 4-15; ASHBY 1935: Appia, Anio Vetus, Marcia, Tepula, Alsietina, Virgo, Julia, Anio Novus y Claudia, más las construcciones posteriores: Trajana y Alexandrina. 7. Curiosum: 154-6; cf. De Aquis I.13-4, 72. 8. Ρώμης δε oχετοι τεσσαρεσκαίδεκα μεν τo πληθός εισιν, De Bello Gothico V.19.13. 9. Como el Anio Vetus y el Appia, vide infra n. 59. 10. Lexicon v. 1: 69; Ashby 1935: 157; Van Deman 1934: 144, DeLaine 1997: 16. 11. De Aquis I.20, II.76,87; Lexicon 1: 100; Ashby 1935: 244, 250-1; Van Deman 1934: 266; Coates-Stephens 2004: 63. 12. Coates-Stephens 2004: 115. 13. Variae VII.6.4; Claudiam ... molem sic ad Aventini caput esse perductam. 14. De Aquis, I.19; VAN DEMAN 1934: 139; Curiosum p. 155, l. 4; Lexicon v. 1: 69. 15. Codex Iustinianus XI.43.10.4.

Figura 1. Tabla que resume el material arqueológico usado en este estudio.

sión de un magistrado encargado de los acueductos (curator aquarum) y otro encargado del alcantarillado (curator alvei Tiberis). 3. EL SUMINISTRO, LOS ACUEDUCTOS Y EL ALCANTARILLADO 3.1. La obra de Teodorico: legislación y reparaciones Según parece, Odoacro no introdujo grandes cambios en la administración romana de las aguas. Por otro lado, no nos consta que desde tiempos de Arcadio y Estilicón hubiera una reparación general de los acueductos16. Con la llegada de Teodorico en 493, parece ser que la administración realmente se rehízo tras el abandono del s. V. 16. Reparaciones de Honorio: COATES-STEPHENS 2003a: 420; 2003b: 83.


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Figura 2. Restos de opus latericium/opus vittatum tardío, en el acueducto Claudio, tomada en el Parque de los Acueductos, Marzo 2009 (Foto del autor).

Las obras en los acueductos se enmarcan en una política de mantenimiento de estas estructuras que responde a dos motivos. Primeramente encontramos el deseo de Teodorico de embellecer (mantener los edificios) la ciudad de Roma y crear una continuidad edilicia entre el periodo romano y su propio reinado. Así, varias cartas de Teodorico nos dan a entender que: no es útil consolidar [construcciones] desde los inicios si el descuido puede destruirlas, (...) la perfección loada es adquirida a través del mantenimiento17. 17. Variae, I.25.1. Nil prodest initia rei solidare, si valebit praesumptio ordinata destruere, ... de custoditis adquiritur laudata perfectio

El mantenimiento y reparación de las estructuras en Roma era, además, de principal relevancia: ¿Qué es, en fin, más loable que mantener las reparaciones de aquel lugar [Roma] el cual claramente contiene la gloria de nuestro Estado?18 Obviamente, la red de aguas era un punto importante en este programa. Y es la propia naturaleza de los acueductos y las grandes termas la segunda motivación principal para mantener estas estructuras. El Estado ostrogodo trató de mantener los sistemas de agua de la ciudad debido más a la importancia simbólica19 que a la funcional que tenían para la ciudad. De igual manera que Teodorico podía haber elegido teatros, anfiteatros o termas para mostrar su relación con el mundo romano20, Roma tenía una red de acueductos demasiado importante como para no aprovechar la oportunidad de legitimar su posición reparándola. Además, Teodorico construyó en Verona y Rávena nuevos acueductos21, y Leovigildo hizo lo propio en Recópolis22. En el ámbito legal, el estado trató de mantener la administración de las aguas creando la comitiva formarum Urbis así como una comisión bajo el patricio Iohannes para mantener el alcantarillado23, sustituyendo las magistraturas preexistentes. Éste fue el último momento en el que hubo un sistema general central de mantenimiento, pues después sólo encontramos reparaciones ocasionales bizantinas (la Pragmática Sanción de 554) y las realizadas por los papas entre el 600 y el 900. La comitiva se encargaba de mantener los acueductos en buen estado, así como de asegurar que no había irregularidades en la distribución, ni robos de aguas, que se basa en las leyes del bajo imperio y responde al periodo de descuido en la red de aguas, que desde tiempos de Honorio y Estilicón no había sido reparada a gran escala. Las funciones explícitas de la comitiva eran las siguientes: mantenimiento de los canales (sin reparar en gastos), del suministro a los baños, de la pureza de las aguas, del suministro doméstico y eliminar los árboles a 10 pasos de un acueducto. En el fondo, Teodorico reunió en una sola magistratura la legislación bajorromana relativa al mantenimiento de los acueductos24.

18. Variae, III.30.1. quid est enim dignius, quod tractare debeamus, quam eius reparationem exigere, quae ornatum constat nostrae rei publicae continere? 19. Cf. ZAJAC 1999: 99-101. 20. Que también lo hizo, como vemos en el Teatro de Marcelo (Variae IV.51) o en otras ciudades de Italia (Excerpta Valesiana, II.12), y como hizo Chilperico de Neustria en Soissons y París (Gregorio de Tours, DLH V.17). 21. Excerpta Valesiana, II.12.71; WARD-PERKINS 1984: 128 22. OLMO ENCISO 2006: 94; 2000: 387. Actualmente en estudio: MARTÍNEZ JIMÉNEZ (e.p.) 23. Variae VII.6 (comitiva), III.30 (Iohannes). 24. Cf. Codex Iustinianus XI.43.10.4, XI.43.1.


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3.2. La evidencia arqueológica Lamentablemente, el registro arqueológico ligado a esta actividad constructiva y de mantenimiento es bastante escaso. En parte por la naturaleza de las reparaciones en sí. Estas reparaciones suelen ser en opus latericium tardío o en opus vitattum25. Hasta que no se estudie más a fondo las tipologías de opus latericium tardío (fig. 2), no podremos fechar con seguridad ciertas reparaciones que aparecen en varios acueductos. Van Deman y Ashby a comienzos del s. XX, hicieron un intenso estudio de los restos arqueológicos de los acueductos, pero no llegaron a especificar la fecha de estas reparaciones más allá de “muy tardías”, o atribuirlas erróneamente según una inscripción, a Belisario26. Actualmente se puede distinguir las reparaciones de Honorio de las del s. VI27, y aunque dentro del s. VI podrían ser bizantinas, godas o papales, sólo los godos parecen haber hecho reparaciones sistemáticas (i.e. la comitiva formarum), y las reparaciones que se conservan no parecen tener relación con las reparaciones bizantinas de post-guerra28. Encontramos estas reparaciones en seis acueductos distintos: el aq. Alexandrina (en Quarticciolo), el aq. Claudia (al aproximarse a la ciudad, fig. 4), el aq. Marcia (por Tívoli), el aq. Tepula, el Anio Novus, el aq. Traiana y el Anio Vetus29. Aparte de estas reparaciones en aparejo tardío, varios ladrillos con el sello de Teodorico y Atalarico (tipos THEODERICO BONO ROM(a)E, THEODERICO FELIX ROMA y ATHALARIO FELIX ROMA) han sido encontrados en relación a varios acueductos. También es cierto que sólo uno directamente en la estructura del acueducto, hallado en el aq. Virgo30. De los hallados en la Via Labicana31 y los Arcus Neroniani32, no podemos asegurar que pertenecen a los acueductos, sin embargo, no conocemos en las inmediaciones de los lugares de los hallazgos ninguna estructura que fuera reparada en esta época, y en cambio sí están en una zona donde pasan 6 acueductos. Hemos de mencionar también que se encontraron otros tres en las orillas del Tíber, probablemente relacionado con las reparaciones del alcantarillado del patricio Iohannes33.

25. COATES-STEPHENS 2003a: 421-5. 26. VAN DEMAN 1934: 20; CIL XI.3298; COATES-STEPHENS 1998: 173, n. 18. 27. Realizadas por ESTILICÓN: COATES-STEPHENS 2003a: 420; 2003b: 83; WARD-PERKINS 1984: 131 28. Vide infra n. 75. 29. ASHBY 1935: 65, 114, 127, 240, 259-63, 314; VAN DEMAN 1934: 42, 65, 138-9, 155-6, 186, 330; Cf COATES-STEPHENS 2003a: 417, fig.1. 30. CIL XV.1664.1. 31. CIL XV.1665.12, XV.1669.13. 32. CIL XV.1675.2. 33. CIL XV.1665.5, 33, 34.

Figura 3. Mapa de Roma, incluyendo los materiales mencionados en el texto, según la siguiente leyenda: 1, Aqua Virgo. 2, Aquae Marcia-Tepula-Julia. 3, Anio Vetus. 4, Aqua Claudia-Anio Novus. 5 Arcus Neroniani. 6, Aqua Alsientina. 7, Aqua Appia. 8, Aqua Antoniniana. 9, Aqua Trajana. 10, Aqua Alexandrina. 11, Aqua Sabbatina. 12, Termas de Diocleciano. 13, Termas de Constantino. 14, Termas de Caracalla. 15, Termas de Decio. 16, Termas de Agripa y Nerón. 17, Piazza dei Cinquecento. 18, Palazzo Valentini. 19, Crypta Balbi. 20, Palazzo Spada. 21, Inscripción de los molineros. 22, Excavaciones de la Academia Americana. 23, Excavaciones de la Via Nova. 24, Santa Agnese. 25, Complejo Vaticano. 26, Complejo de Letrán. 27, Molinos del Tíber. A, apud aquam Virginem CIL XV.1664.1. B, Alveo Tiberis CIL XV.1665.5, 33, 34. C, lugar del CIL XV.1675.2. D, Ad viam Labicanam CIL XV.1665.12, 1669.13.

Por último, el estudio de las la precipitación de la cal del agua nos pueden indicar también ciertas reparaciones34. Al ser estas concreciones dañinas para la estructura de la canalización y empeorar la calidad del agua35, los ingenieros romanos periódicamente limpiaban estas concreciones, picándolas o con vinagre36. Y aunque la deposición no es constante (desde 0’0123 hasta 1’6 mm/año)37, podemos usar la velocidad mayor (1’6 mm/año) como un indicativo para calcular en cuánto tiempo (como mínimo) se formó una concreción, y así poder calcular cuándo fue la última limpieza38. Esta teoría puede ser aplicada al acueducto excavado bajo la Academia Americana (fig. 3, n. 22; fig.4), en cuyo canal se halló una con34. FARBRE et alii, 1991: 172-3. 35. FARBRE et alii, 1991: 183-5. 36. FAHLBUSCH 1991: 7, 9-11. 37. FARBRE, et alii, 1991: 191; KEENAN-JONES et alii, 2008: 331. 38. Como se ha hecho en las T. de Caracalla, que tuvieron agua hasta el s. IX: Hostetter y Fouke 2007. 39. La reparación papal del acueducto no incluyó este tramo: LP 107; COATES-STEPHENS 2003b: 83-4; WILSON 2000: 239.


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creción calcárea de 200 mm de espesor. Sabiendo que el agua dejó de fluir en el año 53739, y a un ritmo máximo de 1’6 mm/año tenemos 125 años sin que la concreción se eliminase, lo que indicaría que aunque la administración goda reparase las estructuras de los acueductos, parece ser que no se encargaron de limpiar las canalizaciones por dentro (incumpliendo uno de sus cometidos principales). 4. LA DISTRIBUCIÓN: CAÑERÍAS Y BAÑOS El agua que llegaba a la ciudad de Roma era distribuida a varios receptores (baños, casas privadas, industria, etc) a través de una serie de cañerías de plomo o de barro, muchas de las cuales iban selladas. Del periodo que nos concierne, únicamente dos cañerías son conocidas, aunque sabemos por Casiodoro de su continuidad: trayendo las más puras aguas a través de multitud de tuberías40. El primer ejemplo está ahora en el museo de la Crypta Balbi data del s. V/VI41. La segunda es una tubería sellada por el papa Juan I (523-6), probablemente perteneciente a una villa42. El suministro de agua iba destinado en gran parte a las grandes termas. De los grandes complejos imperiales, los de Caracalla43 y Constantino44 tienen ladrillos con el sello de Teodorico (FELIX ROMA y BONO ROME) en sus exedras circulares (fig. 3, nn. 13-4), indicando reparaciones y mantenimiento por parte del estado. La reparación de grandes complejos termales, que en su mayor parte tenían una capacidad muy superior a la demanda existente en la ciudad de Roma (que ya no tenía un millón de habitantes como en el alto imperio) se debía más a una cuestión de prestigio y legitimación, como ocurre con los acueductos mencionados anteriormente45, y que hicieron otros reyes germánicos, en París, Verona y Pavía46. Sin embargo, los baños de Decio siguen recibiendo estatuas a finales del s. V (fig. 3, n.15), lo que indica que una parte de estos grandes baños funcionaban y no sólo por iniciativa real47, sino por la beneficencia de vecinos y patronos. Los acueductos con reparaciones godas no suministraban agua directamente a los baños en los que encontramos reparaciones, con lo que no podemos decir que hubiera una política estatal de mantenimiento de la red al servicio de los baños, sino que estaba encaminada al suministro general.

40. Variae VII.6.4: liquores purissimos fistularum uberibus emisisse. 41. CIL XV.7583; MANACORDA 2001: 47-8, fig. 50. 42. CIL XV.7261; Cf COATES-STEPHENS 2003b: 89; 2003a: 429-30. 43. CIL XV.1665.2, XV.1669.7; NSc 1879: 15, NSc 1881: 90; DELAINE 1997: 39. 44. CIL XV.1665.3. 45. Para el caso especial de los baños, MANGO 2000: 934. 46. PARÍS: PÉRIN 1990: 14, 26; Italia: Excerpta Valesiana, II.12.71. 47. Lexicon v. 5: 53; CIL VI.1672; LAFOLLETTE 1994: 20-2. 48. WARD-PERKINS 1984: 121.

Los balnea o pequeños baños públicos (fig. 3, nn. 17-8) y el suministro privado no suponían un quebradero de cabeza como los grandes complejos imperiales a la hora de suministrar agua. En el siglo quinto, había en Roma cerca de ochocientos de estos baños privados abiertos al público48. Los que conocemos arqueológicamente de este periodo son pocos: los de la Piazza dei Cinquecento (hasta el s.VI)49, y los de la domus del Palazzo Valentini (en uso hasta 537)50. 5. EL AGUA Y LA INDUSTRIA Aparte de los grandes complejos termales, el estado godo tenía interés en suministrar agua en especial a otras estructuras, como molinos, los palacios y los suministros particulares. El suministro a particulares se mantuvo hasta el 537, como acabamos de ver en el caso de los baños, pero los molinos del Janículo eran prioritarios. Sabemos por Casiodoro y Procopio 51 que los molinos estatales estaban en el Trastevere y una inscripción fechada al 488 indica que el Prefecto de la Ciudad aún regulaba los usos de los molineros allí52, aunque no se ha excavado aún ninguno tan tardío (los de la Ac. Americana llegan hasta el 40053). Esta zona casi industrial era suministrada por dos acueductos (fig. 3, nn. 21, 22). Otros molinos, no necesariamente estatales, funcionaron en este periodo en Roma, usando los desagües de otras estructuras como fuentes de abastecimiento de agua. Los de la Via Nova eran probablemente parte del conjunto del Palatino y tipológicamente datan entre los ss. V y VI (fig. 3, n. 23)54. El molino existente bajo las termas de Caracalla (que suministraba a la panadería del recinto) también parece haber funcionado, sino hasta 537, sí hasta inicios del s. VI55. En las termas de Diocleciano parece ser que hubo otro molino similar56. Conocemos de otros usos industriales del agua, en particular tenemos documentado el uso en fullonicae y talleres de vidrio: Las tinas halladas en la ínsula del Palazzo Spada, que funcionaron hasta el derrumbe del edificio,

49. HUBERT 2007: 130. 50. LUCAMONE AND ZAMPINI 2008: 111-8; CONTIDELLO DE’SPAGNOLIS 1995: 149-56. 51. Variae: XI.39.1-2. De Bello Gothico V.19.8-19. 52. CIL VI.1711=31908; Cf. ICUR II, n. 51: 28; MORITZ 1958: 138; MANGANARO 1992: 286. 53. BELL 1994: 78; WILSON 2000: 223. 54. WILSON 2003: 96-7, 101-4. 55. Aunque es posible que también produjera harina estatal; SCHIØLER Y WIKANDER 1983: 49-53, 62-3 56. Observación personal en dichas termas: una piedra de molino romana, re-tallada con una cruz. 57. El yacimiento es visitable, pero no ha sido publicado. Se derrumbó a causa de un terremoto en el s. VI.


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son un ejemplo de una fullonica privada57. En la Crypta Balbi hay un horno de vidrio construido convenientemente al lado de una canalización (sin bloquearla ni cortarla) que estuvo funcionando hasta la guerra gótica58. 6. LAS LIMITACIONES DEL SISTEMA Si bien los intentos de Teodorico son loables al tratar de mantener un sistema de aguas tan complejo como el de Roma, no era posible mantenerlo tal y como era en el s. I; tanto por el declive previo acumulado de siglos atrás como por la falta de medios. Excavaciones en torno a Porta Maggiore59 muestran que varios de los acueductos más profundos y antiguos (Aq. Appia, Anio Vetus) no funcionaban ya en el s. V. Esto explicaría la creación de un pozo a partir de un acueducto en el Trastevere: al faltar agua en las fuentes (suministradas por esos acueductos de bajo nivel60), hacia el 460/70 se perforó la canalización de un acueducto (fig. 3, n. 23; fig. 4) y se habilitó como un punto para sacar agua que no iba a parar a una fuente, sino a unos molinos, y funcionó hasta 53761. Las fuentes de agua del Coliseo también dejaron de funcionar, aunque el Coliseo siguiera en uso62. Durante el s. V hay otros signos de descuido en el suministro que explicarían la construcción de grandes cisternas terminales junto a las termas de Caracalla y Diocleciano63, y porqué otros dos complejos termales (los de Nerón y los de Agripa) dejaron de funcionar entonces64. Las dificultades de suministrar a las grandes termas se unieron al encarecimiento del combustible (en ingentes cantidades) para calentarlas65 y a la caída de la demanda de estos servicios al caer la población. Así, en los baños de Caracalla y de Constantino (reparados por Teodorico) se hicieron nuevas piscinas más pequeñas para ahorrar agua caliente66. En el fondo, estos grandes complejos termales eran demasiado grandes para la población de Roma, y eran mantenidos muy seguramente por prestigio más que por una demanda real. En general, y como en muchos otros aspectos del urbanismo tardoantiguo hubo un proceso de privatización que compensaba en parte la impotencia del poder central para mantener una red tan grande como la de Roma. 58. Lexicon, v. 1: 328; Manacoda 2001: 42, 48-9. 59. COATES-STEPHENS 2004: 115. 60. TAYLOR 1995. 61. WILSON 2000: 229-32. 62. CORAZZA y LOMBARDI 2002: 46-65; CIL VI.4.32094; Dr. Rossalina Rea, com.pers. Mayo 2009. 63. DeLAINE 1997: 40. 64. Sidonius, carmina 23. 495-7 es la última mención a ellos, a mediados del s. V. 65. Antes era suministrado gratuitamente desde terrenos del emperador. Blyth 1999: 90-1; Meiggs 1982: 258; Codex Theodosianus 13.5.10 y 14.5.1. 66. DeLAINE 1997: 39-40.

7. EL PAPADO Y LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA El único poder que pudo hacerse cargo con el control de los sistemas de agua en el periodo de vacío de poder era la Iglesia. Y aunque el papado no tomó el control directo hasta el periodo bizantino, sí que lo hizo en varios aspectos, como el control de ciertos baños públicos para el uso de los fieles. La Iglesia pudo comenzar también una serie de proyectos nuevos a gran escala y de forma privada (fig. 3, nn. 11, 24-6). Comenzaron a canalizar tuberías propias, grabadas con los nombres de los papas67, y a hacer una nueva rama de un acueducto para el Vaticano68. Ya para el periodo godo, ésta se usó para que Símaco construyera unos baños con letrina y una fuente para los peregrinos69. Esta serie de nuevas obras pías formaban parte de todo un nuevo tipo de donaciones, con un nuevo enfoque hacia la comunidad cristiana, no hacia los ciudadanos. A pesar de cierta reticencia hacia el modo romano de bañarse70, la Iglesia predicaba el baño, y necesitaba nuevos baños acorde con su criterio moral (con bañeras individuales)71. La Iglesia necesitaba también sus propias estructuras para afianzarse en Roma, y para ello no dudó en reaprovechar antiguos baños, que ya de por si iban en contra de la idea cristiana del baño. Así se transformaron baños en iglesias (Sta. Agnese) o en baptisterios (como el de Letrán, aunque sea anterior a nuestro periodo), reaprovechando el agua corriente existente72. Si bien no podemos hablar de una usurpación total, si vemos que ante la imposibilidad o la manga ancha de la administración central, la red de aguas fue cayendo en la esfera del papado, que tenía una mayor demanda de estos servicios. 8. LAS GUERRAS GÓTICAS Y EL FIN DEL SISTEMA ROMANO Este equilibrio ente mantenimiento, renovación y declive se interrumpió durante el periodo de las guerras góticas. Sin entrar en detalles sobre la campaña, el punto de inflexión fue 537 cuando Vitiges, rey de los godos, sitió a Belisario en Roma y para rendir la ciudad cortó todos los acueductos73 (o al menos los que funcionaban entonces). Imaginamos que cortó los tra67. CIL XV.7261: +SALVO PAPA IOANNE ST(e)FANUS P(rae)P(ositus) REPARAVIT. COATESSTEPHENS 2003a: 429-30. 68. Forma Sabbatina: COATES-STEPHENS 2003b: 83. 69. Liber Pontificalis 52, 53.6. 70. FAGAN 1999: 86-93, 194-6; MORLEY 2005: 198. 71. WARD-PERKINS 1984: 152; Cf. HUBERT 2007: 127. 72. Para más ejemplos, GREWE 1991:19-26. 73. Γότθοι μεν ουν ουτω ταξάμενοι διειλον τους oχετους απανθας, oπως δη υδωρ ώς ηκιστα ες την πόλιν ενθένδε εισίοι, De Bello Gothico. V.19.13. 74. WARD-PERKINS 1984: 130-1.


27 3 ESPACIOS URBANOS EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO (S. VI - VIII)

mos mínimos y necesarios, no grandes secciones de ellos si tenía intención de retomar la ciudad74. El corte debió hacerse en puntos situados entre los campamentos y las murallas, creando un pantano entre godos y romanos y permitir el suministro de agua a los campamentos godos. Al ser cortados los acueductos, todo se paralizó: molinos, baños, fuentes, agua corriente, etc. Las fuentes nos indican que si bien es cierto que en principio hubo una escasez de agua potable, los numerosos manantiales que brotan del suelo romano proporcionaron agua para la población, y Procopio llega a mencionar que lo que más molesto a los romanos es que ya no pudieron bañarse75. La gran cantidad de estos manantiales unido al alto nivel freático en aquella época76 proporcionaron agua en abundancia. Sin embargo, lo que más preocupaba a los bizantinos era la falta de alimentos, pues los molinos no podían andar sin agua ni animales, hasta que Belisario hizo construir una serie de molinos movidos por el Tíber flotando en barcazas77. Los acueductos fueron reutilizados por el ejército sitiador con varios fines: primeramente como medio de entrada a la ciudad, aunque Belisario bloqueara los canales antes de que esto ocurriera, como vemos en las excavaciones bajo la Academia Americana (fig. 4)78. Segundo, en el cruce entre los acueductos Marcio y Claudio hicieron una fortificación que les sirvió de Figura 4. Excavaciones bajo la Academia Americana en Roma, mostrando el acueducto y la habilitación del canal como fuente (Foto, Andrew Wilson, publicado en A.I. Wilson, 2000).

campamento para hostigar a los sitiados, hoy conocida como Tor Fiscale, cegando los arcos y haciendo de ellos un muro79. Durante la guerra y hasta la conquista final bizantina en 552 no parece que hubiera ningún intento de restablecer el suministro de agua, ni por Belisario ni por Totila (que tomo la ciudad en 546 y 550)80. No fue hasta el año 554 cuando la administración bizantina pudo hacerse cargo de la red de aguas81. Se procuró reparar el suministro de agua tras los cortes de Vitiges, que al ser selectivos no pueden estar en relación con las extensas reparaciones de los acueductos fechadas al s. VI. Sin embargo, la distribución y la demanda no eran la misma: ninguno de los complejos termales volvió a funcionar de nuevo. Parece ser que al desaparecer la administración urbana, el papado se hizo cargo finalmente de todo, y procuró restablecer el suministro a los molinos (el Janículo) y los edificios eclesiásticos y monásticos (Letrán, el Vaticano, Crypta Balbi)82. Sin embargo, la población de Roma, tan reducida ya, no necesitaba de un complejo sistema de acueductos, y como menciona el papa Gregorio en 602, los que quedan en pie estaban en muy mal estado y a al borde de derrumbarse83. 9. CONCLUSIÓN Podemos ver como hay una serie de procesos paralelos, todos ellos consecuencia del hecho que el sistema de aguas de Roma era el más complejo del mundo en su época. En el año 500, esta red era desproporcional a la demanda, al presupuesto y a la capacidad de mantenimiento, lo que unido a un periodo (el s. V) de descuido marcó el progresivo declive de la red de aguas y abastecimiento. La Iglesia pudo haberse hecho con el control de las aguas de no haber sido por el fuerte ímpetu de la administración goda en mantener el legado monumental de Roma. Fue esta voluntad, especialmente la de Teodorico la que marcó el último momento del antiguo sistema romano, pues tras la devastación de las guerras góticas, la reconstrucción bizantina y la administración papal no mostraron el mismo interés monumental y el suministro de agua a la ciudad fue más reducido y menos fiable – más propio de la Edad Media que del mundo antiguo en el que fueron construidos. 75. De Bello Gothico V.19.28, V.20.5; Liber Pontificalis 60.5. 76. De Aquis I.4; THOMAS AND WILSON 1994: 145, 173. 77. De Bello Gothico V.19.20-6. 78. De Bello Gothico V.19.1, 18; VI.9.6; WILSON 2001: 232-3. 79. El campus barbaricus: De Bello Gothico VI.3.1-7; ASHBY 1935: 232-3; VAN DEMAN 1934: 241; REA 2003: 242-5. 80. De Bello Gothico VII.37.3. 81. COATES-STEPHENS 2003b: 83-4. 82. COATES-STEPHENS 2003b: 84. 83. Gregorio Magno Epistulae XII.6.73-83


274 J. MARTÍNEZ: EL USO Y EL SUMINISTRO DE AGUA A LA CIUDAD DE ROMA EN EL PERIODO OSTROGODO: 476-552 d.C.

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