305 María Dolores Ortín Arranz (Restauradora)
ESPACIOS URBANOS EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO (S. VI - VIII) / 305 - 308
LA CONSERVACIÓN DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA VEGA BAJA
Palabras clave: conservación, estructuras, factor de degradación, propiedades protectoras, mantenimiento. Resumen: En un yacimiento arqueológico las estructuras y materiales que lo componen sufren uno proceso de degradación, que se acelera en el mismo momento en que empieza la excavación. Todo yacimiento expuesto a la intemperie se ve afectado por el medio que le rodea, el clima y el propio proceso de excavación, que deja las estructuras sin la protección que durante siglos lo ocultaba. Para su conservación es muy importante un conocimiento de la naturaleza del mismo y de los elementos que intervienen en su degradación, que son muy diversos y se combinan entre sí duplicando sus efectos. Para ello se utilizan materiales de otras áreas como es la construcción, y cuyas propiedades protectoras y de refuerzo se han estudiado. Estos productos también se ven afectados por los factores de degradación anteriormente citados, y su mantenimiento es un proceso de conservación que en todo yacimiento debe de plantearse como prioritario.
Key words: conservation, structure, degradation factor, protective properties, maintenance. Abstract: The structure and material elements of any archaeological site undergo a process of degradation that is accelerated when excavation begins. In order to preserve the site it is necessary to have a specific knowledge of its nature and of all the factors that are active in the degradation process. These factors are very diverse and combine to multiply their individual effect. Any exposed site is affected by the surrounding environment, climate the very excavation activities. Materials from various areas of activity are used in its protection, such as building materials. Their conservation and reinforcement properties are already known. These materials are also affected by the aforementioned degradation factors so that their maintenance is a conservation factor that should receive priority in all archaeological sites.
Como testigo de la historia para las futuras generaciones, la conservación del yacimiento arqueológico es muy importante1. El yacimiento de la Vega Baja es muy extenso con gran diversidad de estructuras y en la composición de sus materiales. Está en una zona de terreno muy llano rodeada por una parte del río y por otra de la ciudad. Tanto la naturaleza del mismo como los elementos que le rodean van a condicionar el futuro del yacimiento2. Todos los estudios han ido dirigidos para un mejor conocimiento del mismo, de los elementos que le pueden afectar, y de los posibles tratamientos de conservación3.
También se producen olas de frío que viene del norte y que pueden durar más días (6-15). Estas olas de frío se pueden repetirse a lo largo de los meses de invierno, parte de la primavera (más casos) e incluso en el principio del verano (excepción), aunque su duración es menor en días. Entre las olas de frío pueden aparecer días de temperatura normal e incluso cálidas. Las temperaturas en verano son muy altas con máximas de 39 ºC. Las olas de calor suelen durar los mismos días o más que las de frío. Pero lo más perjudicial para los materiales son las variaciones en el mismo día, por la mañana podemos estar a 10 o 14 ºC y a medio día a 40 º C. La luz solar emite radiaciones infrarrojas y ultravioletas que provocan el aumento de la temperatura, disminuyen la humedad relativa y son capaces de romper
LA CLIMATOLOGÍA El clima de Toledo como factor de degradación implica un estudio muy complejo que intentaré resumir en los elementos más activos y por tanto más peligrosos. En general es un clima continental templado, con tendencia a extremado (grandes contrastes), de inviernos fríos y veranos calurosos4. Las temperaturas medias en invierno no son muy bajas entre 7 ºC a -5 ºC, como mínimas de -10 ºC, pero pueden durar varios días de 4 a 5, produciendo hielo (9 % aumento de volumen de agua de lluvia o nieblas), sobre las estructuras de muros y suelos5. Las heladas se pueden producir en diciembre con máximas de 22 días y enero con 10 días de máximo, en febrero con 6,8 días, en marzo o noviembre de 1 a 2 días y de abril a octubre de 0,1 días6.
1. HIROSHI DAIFUKU, 1969:”La importancia de los bienes culturales”, en: La conservación de bienes culturales, pp. 21-19, Paris. 2. GUICHEN, G., 1983: “Objeto enterrado, objeto desenterrado” pp. 33-40, Roma. 3. CARBONELL DE MASY, M., 1993: Conservación y restauración de monumentos. Piedra. Cal. Arcilla, pp. 71-79, Barcelona. 4. JOVER, D., 1976: Notas sobre el clima de Toledo, Madrid. 5. CARBONELL DE MASY, M., 1993: Conservación y restauración de monumentos. Piedra. Cal. Arcilla, pp. 71-79, Barcelona. 6. LABORDE, A., 1986: Conservación y restauración en yacimientos prehistóricos, pp. 4748, Girona.
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estructuras moleculares. Debilitan los materiales siendo los más atacados los orgánicos7. La humedad relativa en invierno es de un 80% de máxima, un caso extremo del 94%, esta se combina con las heladas causando deterioros en la superficie de los materiales. En el verano la humedad relativa es de un 40% de mínima, y un caso extremo de un 18%. Con la humedad se puede producir el fenómeno de migración de sales solubles e insolubles, su cristalización sobre y dentro de los poros de los materiales pétreos y de los suelos puede causar costras y grietas con pérdida de material8. Las lluvias no son muy abundantes, en primavera con un 31,4%, en verano un 11,8%, en otoño con un 28,3% y en invierno con un 28,5%. Hay excepciones pero muy pocas o casi nulas, en la que se produjeron lluvias de 86 l. por m2. Las lluvias producen deterioros por arrastre en estructuras, perfiles, etc. También facilitan el crecimiento de plantas y musgos sobre todo tipo de material donde encuentren alimento para crecer. La nieve cae poco en invierno de 3 a 8 días y cada vez menos. Mientras que las nieblas son muy abundantes de 33 días en invierno y de ellos, 23 días en un solo mes. Estas combinadas con las bajas temperaturas también producen hielo sobre las estructuras del yacimiento. Las tormentas (14 días a lo largo del año) y sobre todo el granizo son muy escasos (2 días), pero puntualmente pueden causar deterioros por pérdida de material en los muros. La dirección del viento más frecuente es desde el oeste con un 17%, del este con un 14%, del sur con un 3% y del sureste con un 2%. La calma se produce en los meses de noviembre y diciembre con un 43% y los meses de más viento de mayo, junio y agosto. El viento, que suele ser muy fuerte en esta zona, puede mover y dañar las protecciones. La diversidad climatológica y el movimiento de tierras de la excavación facilitan el crecimiento de una gran variedad de plantas, que hay que ir tratando antes de que crezcan para que sus raíces no afecten a las estructuras del yacimiento. También pueden mover y afectar a los materiales que pongamos como protección, cuando crecen debajo de ellos. LOS MATERIALES ARQUEOLÓGICOS En la Vega Baja se ha seguido un criterio de conservación dirigido a mantener y evitar la degradación de las zonas excavadas y las que están en proceso de excavación, que están condicionadas por la actividad e investigación arqueológica. Ambas zonas tienen datos importantes que deben protegerse temporalmente hasta que se excaven totalmente, y su futuro mantenimiento es también muy importante para salvaguardar esos restos. 7. LABORDE, A., 1986: pp. 16-18. 8. LABORDE, A., 1986: pp. 48-52.
Zona de excavación
El yacimiento arqueológico de la Vega está compuesto de unas estructuras murarias de edificios que han sufrido diferentes fases de expoliación. Son muros construidos en de sillarejo, de piedra de gneis, en dos hileras careadas con relleno de mampuesto (piedras de gneis, cantos de cuarcita y fragmentos de tejas), trabados con mortero de arcilla y cal. Presentan machones en las esquinas y en los vanos, estos generalmente son elementos reutilizados, como sillares de granito, en otros casos son grandes bloques de gneis. Tanto los muros maestros (uu.ee. 10368,10242, 10225, como ejemplo) como las compartimentaciones (uu.ee. 10374,10193, 10373 como ejemplo) están ejecutadas con el mismo tipo de fábrica. Los primeros presentan un ancho entre 0.80 y 0.90 m. y las compartimentaciones son algo más estrechos, entre 0.60 y 0.70 m. La estabilidad de los materiales pétreos frente a los agentes atmosféricos, depende la naturaleza de los mismos, según su estructura y su composición química. Las lluvias afectan a los muros, con la pérdida de su material constitutivo y producen la caída de sus piedras. Al producirse en invierno las heladas, el agua de constitución es retenida en los poros y capilares donde puede llegar a fracturar y agrietar las piedras, por el aumento de volumen (9%). Este aumento de humedad viene acompañado del fenómeno de migración de sales solubles e insolubles, su cristalización sobre y dentro de los poros de los materiales pétreos puede producir tensiones en su estructura interna, causar costras, grietas con pérdida de material y reducir su resistencia a otros ataques. La acción de las temperaturas tanto en invierno como en verano sobre las superficies pétreas, crea fuertes tensiones en su estructura interna, lo que producirá diferentes cambios volumétricos entre su superficie y el núcleo de la roca.
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Perfil amorterado
Los suelos, hornos, enlucidos y las piezas arqueológicas son los materiales más delicados y por tanto más sensibles a los cambios. El mismo yacimiento donde los perfiles delimitan las zonas excavas, son muy sensibles a las lluvias y a la vegetación. La lluvia produce escorrentías con pérdida de material del suelo, se pueden ver afectadas las estructuras del yacimientos como los muros, suelos o niveles de excavación. Una analítica del suelo determina de los posibles factores de degradación que se pueden producir sobre las estructuras y los materiales que lo componen. Aunque los análisis han revelado que tanto el terreno como los morteros no tienen muchas sales solubles e incluso su Ph es de 7 a 8. MATERIALES DE CONSERVACIÓN Los materiales que se han utilizado en los diversos tratamientos de protección y consolidación durante estos dos últimos años, se han ido estudiando y evaluando durante las distintas épocas del año, dando unos resultados cuya información nos ha llevado a distintas conclusiones sobre la utilidad y resistencia de los mismos. Son materiales9 en los que se han tenido en cuenta su durabilidad y resistencia en las condiciones adversas, y su total reversibilidad dejando una puerta abierta a futuras intervenciones. Se utilizan diferentes tipos, dependiendo del material que van a cubrir, y cuanto tiempo van a ser utilizados. Los métodos que se utilizan en zonas en proceso de excavación protegen de forma general o puntual de las condiciones climáticas. Se utilizan materiales ligeros que se pueden poner y quitar fácilmente como los geotextiles y plásticos. Los geotextiles cuya característica principal es la de amortiguar la fuerza de las gotas de lluvia, permitir el paso de fluidos y favorecer su secado, se suelen utilizar sobre materiales y estructuras arqueológicas. Son materiales que dejan también pasar la luz y protegen de las heladas, por tanto crean un micro clima que en invierno favorece el crecimiento de las plantas. Esto se puede evitar tapándolo con arena de rio. Sin este tapado es un material temporal que se ve afectado por las radiaciones solares que lo pueden desintegrar en pocos meses. Los plásticos de polietileno cuya función principal es la de detener el agua de lluvia, se pueden utilizar transparentes temporalmente, pero a lar9. CHINCHÓN, S., 1992: “Morteros y hormigones antiguos y de reparación”, en: Conservación arqueológica, pp.106-112, Sevilla.
go plazo son mejores de color negro que impiden en parte la proliferación de plantas y musgos. Este material se utiliza más sobre el terreno en proceso de excavación, lo mantiene limpio y lo protege mejor. Hay que tener en cuenta la condensación que se produce cuando sube la temperatura exterior, por tanto es conveniente destapar los materiales que se vean más afectados por esta humedad. En esta zona donde es continua la corriente de aire, el control de los plásticos como sistema de protección es muy importante, para mantener el control del sistema de sujeción se pueden utilizar clavos o pesos como piedras. Las piezas que van apareciendo se cubren con sacos de geotextil rellenos de arlita, material ligero que lo protege hasta su proceso de extracción, también se pueden utilizar en grandes zonas de excavación. Este sistema como todos los que están formados por geotextiles se debe de proteger. Los entibados de muros o zonas propensas al desprendimiento por encontrarse en lugares de grandes desniveles, se sujetan con estructuras de madera fijadas al suelo. Conviene que el perfil esté protegido con geotextil pues con el tiempo y las lluvias la tierra tiende a filtrarse a través de la tabla perdiendo material. En la zona de sondeos y basureros se rellena poniendo una primera capa de plástico negro, seguido de una capa de tejas que se cubre de una capa de arena de rio y se finaliza con la tierra del propio yacimiento. Es importante tomar medidas (profundidad) de estas zonas como datos informativos para futuras excavaciones. En las zonas donde se ve afectado un muro, en vez de utilizar plástico se pone geotextil como protección para que la humedad no se acumule sobre las piedras. También necesita su mantenimiento y en este caso al utilizar tierra de excavación se pueden reproducir con mayor facilidad las plantas, por eso mismo se termina de tapar esta con plástico y se coloca la puzolana encima. En zonas delicadas como los restos de opus signinum y tumbas se realizaron sacos de tamaños especiales y adaptados a la forma a proteger. Estos se rellenaron de una mezcla de arena de rio y arlita. En invierno estos sacos tapan con plástico. Los perfiles del yacimiento que delimitan las zonas excavas, se han protegido con diferentes geotextiles para prevenir su disgregación, siendo el de mejor adhesión al terreno el formado por fibras de poliéster no tejido sin aplicación de ligantes químicos, presión o calor. La lluvia cuando cae favorece la unión de este tejido al terreno y a los muros. También se ha utilizado un tratamiento de sellado de cárcavas aislando estas con geotextil y rellenándolas con piedras que se recubren y sujetan con mortero. Es un tratamiento de protección para detener los daños producidos por las lluvias y es importante que este relleno no impida o desvíe el cauce por donde se produjo la cárcava.
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En la consolidación de la coronación de los muros se ha utilizado un mortero de intervención sobre el muro de compuesto de cal, arena de rio y arlita. En un principio para evitar desprendimientos de las piedras se sellaron con un mortero colocado de tal manera que impida la acumulación de aguas sobre la coronación de los muros. Posteriormente se añadió al mortero un componente de fibra de polipropileno que refuerza la resistencia de este en el secado sin que se produzcan agrietamientos incluso en las horas de más calor, esperemos a ver cómo pasa el invierno con las heladas. Para facilitar la identificación de los materiales ha primado un criterio de diferenciación visual. También se ha utilizado este mortero para la protección de perfiles. Primero se coloca una malla de fibra de vidrio clavada al perfil y se aplica el mortero. Como se ve en la foto no impide el paso de fluidos, en este caso una lluvia con arrastre y tras su secado las propiedades de dureza del mortero no se perdieron. Se está estudiando la reconstrucción de estos muros es un sistema de protección para detener los procesos de degradación y que no dañan a las partes originales del muro10. Se realizará con una hilada de piedra y mortero, separando la zona original del añadido con pequeñas piezas cerámicas que se adaptan a las irregularidades del muro y por su naturaleza se adhieren con más facilidad al mortero. En los muros se dejarán las coronaciones irregulares. Se han reforzado las piedras desprendidas con varillas de fibra de vidrio clavadas en el muro y cubiertas de mortero. Estas son resistentes, ligeras y no se alteran con la humedad. Otras estructuras como en los suelos de opus signinum se ha empleado un mortero diferente compuesto de cal hidráulica, arena de sílice fina y teja machacada que sella las lagunas y grietas que se han producido en su superficie. Las tumbas se han protegido con un sistema que está en estudio, formado por planchas de espuma de poliestireno extruido o placas aislantes que se pegan formando una estructura o caja que cubre todo el conjunto. Se fija al terreno con cuerdas.
Posteriormente y para protegerlos tanto el material original como la consolidación, esta superficie se cubrirá totalmente para protegerla del invierno con geotextil, en la zona hundida con sacos de arlita para facilitar la evaporación de posibles filtraciones, cubierta de una lámina de plástico y se recubre finalmente con arena de rio. También se pondrá un material impermeable negro como control de las lluvias para el invierno. Se han empleado tratamientos de extracción de piezas, limpieza y embalajes (planchas de espuma de poliestireno extruido) destinados a proteger piezas que por su estado de conservación necesitaban de una consolidación antes de almacenarlos, a la espera de su restauración11. Los sistemas de protección también se alteran con el tiempo y su mantenimiento es muy importante. Los materiales se degradan por la climatología, temperatura, rayos ultravioleta o infrarrojos que destruyen y degradan su composición química perdiendo sus características protectoras. Todos los datos recopilados en el yacimiento y las propuestas son evaluados por un amplio equipo interdisciplinar, que en conjunto y con los medios necesarios toma las decisiones adecuadas para cada tipo de actuación. Como foco de información el yacimiento arqueológico de la Vega Baja da cursos a futuros arqueólogos en los sistemas anteriormente citados y su aplicación, con prácticas demostrando “in situ” las degradaciones que se producen, su control y la importancia del mantenimiento como sistema de protección.
10. OLCINA, M., 2004: “De la conservación a la presentación”, en: III Congreso Internacional sobre Musealización de yacimientos arqueológicos, pp. 67-79, Zaragoza.
11. ESCUDERO, C., y ROSSELLÓ, M., 1988: Conservación de materiales en excavaciones arqueológicas, pp. 17-33, Valladolid.
VV.AA.,(1969): La conservación de bienes culturales, Paris. ERDER, C., (1984): La conservación en excavaciones arqueológicas, Roma.
JOVER y FERNÁNDEZ DE BOADILLA, D. (1976): Notas sobre el clima de Toledo, Madrid. ORDÓÑEZ, R. et alli (2004): III Congreso Internacional sobre Musealización de yacimientos arqueológicos, Zaragoza.
FERNÁNDEZ-BACA, R. (1992): Conservación Arqueológica, Sevilla. CARBONELL DE MASY, M. (1993): Conservación y restauración de monumentos. Piedra, cal y arcilla, Barcelona.
Muros consolidados Zona de excavación protegida
GÁRATE ROJAS, I. (2002): Artes de la cal, Madrid.