Boletín 46 Libélula Libros

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Volumen 1, nº 46. Libélula Libros. Boletín Bibliográfico. Fecha del boletín Octubre 8 de 2008.

NOTAS (pfa) Hace apenas unos días Felipe Calderón viajo a Paris a estudiar. El sábado, a eso de las cuatro de la tarde, se comunicó con nosotros por internet, después de haber conversado un rato nos pidió que no colgáramos y que dejáramos abierto el canal para “escuchar librería”. Así lo hicimos. Ahora imagino aquel amigo como una especie de Firmin internauta. *** Una cliente hermosa entra sonriente a la librería, el dependiente cautivado se le acerca y ella antes de que aquel diga algo le dice: “Déjame que te cuente”. El dependiente emocionado le contesta: “si por supuesto, cuéntame”. La cara y el tono de tenorio del librero eran evidentes. La cliente con una sonrisa de sarcasmo le responde: “no, disculpe, quiero el libro Déjame que te cuente”. Para colmo no lo teníamos, ella salió con la misma sonrisa. El ridículo no siempre duele, los hombres disfrutamos el increíble borde en el cual terminan por encontrarse el cortejo y lo grotesco. *** “Un escritor en cuanto tal, sencillamente, no puede ser representante de nada ...Acaso por ello los grandísimos del siglo XX fueron los escritores como Svevo o Kafka, a quienes la suerte benévola preservó de la posibilidad y, por consiguiente, del peligro de convertirse en figuras oficiales de la sociedad literaria”. (C. Magris)

Boletín Bibliográfico. Cra. 23 A No. 59-104. Teléfono 8854201. Manizales. Colombia. libelulalibros@une.net.co - CAROLINA ARANGO * PABLO FELIPE ARANGO

ISSN 1909-0110

Las apuestas del nobel. La casa de apuestas inglesa Ladbrokes publicó una lista de escritores candidatos al nobel, por los que empedernidos ludópatas están apostando (http:// www.ladbrokes.com). La lista esta encabezada por Claudio Magris, y merecido lo tiene. En rápida consulta que realice entre mis amigos vía internet, y considerando solo aquellos que pudieron abrir la página, fue amplio el consenso a favor del escritor triestino. Algunos más estuvieron a favor de Kundera, yo además observe la poca opción que otorgan a Tournier, y a varios se les atribuyó el extraño voto por el jovencísimo y exitoso jugador de póquer Jonathan Little, a quien seguramente confunden en Ladbrokes, con Jonathan Littel, el autor de Las Benévolas. Se incluyen 27 europeos, 17 norteamericanos, 5 asiáticos, 3 australianos, 3 medio orientales, 3 africanos, y 3 latinoamericanos: Mario Vargas Llosa (puesto 16, 20 a 1), Carlos Fuentes y Ernesto Cardenal. Los apostadores, que no tienen un pelo de tontos, saben porque deben jugársela tan fuertemente por norteamericanos y europeos, entre unos y otros el nobel ha sido otorgado en el 84% de las oportunidades, saben también que solo en el

9,43% de los casos el premio fue concedido a escritores en español (mucho menos que a franceses 12% -con 190 millones de francófonos- y alemanes 11% -con 105 millones de hablantes-). No obstante la evidente destreza de los apostadores, en la lista se extrañan ciertos nombres y países. No se considera por ejemplo ningún escritor de origen español o alemán, y lastima el bajo aporte latinoamericano. No están nombre tales como: Enzensberger, Houellebecq, Michon, Echenoz, Lobo Antunes, Calasso, Steiner, Marías, Pombo e incluso Peter Handke – pero es claro que nadie le iría un solo peso a un hombre que tiene todo menos sentido de lo políticamente correcto-. Y querríamos claro, más latinoamericanos: Sergio Pitol, Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco y, sin duda, Ernesto Sabato, que lo merece de sobra, por su obra amplia, compleja y generosa. Veremos qué pasa. Tal vez la crisis de Wall Street obligue la escogencia de un escritor norteamericano medianamente crítico con el sistema, que no lo sea tampoco tanto, dirán, o un escritor que comprenda como ninguno el sentido de Europa, y entonces podrán ser Magris, Steiner o Calasso, o uno que sepa caminar por el filo de la situación del medio oriente, y premiaran a Oz, o a Adonis. Y, líbranos Academia de ver a Daniel Ortega rumbo a Estocolmo, de la mano de Cardenal. (pfa)

El viaje La editorial edhasa acaba de reeditar Viaje al fin de la noche, sobre el cual dijo Juan Carlos Onetti: ―Los objetos, los amores, los días, los simples entusiasmos, no están destinados a la mugre y la carcoma. Céline miente, entonces; vivió en el paraíso y fue incapaz de comprenderlo. Pero existe algo llamado literatura, un oficio, una manía, un arte. Y Viaje es, en este terreno, una de las mejores cosas hechas en este siglo‖. Escrita en una suerte de estilo callejero, como de conversación de plaza de mercado, además de la roña que señala Onetti, la novela está llena de humor, amor y ternura también. En la primera parte, cuando el protagonista y narrador es conducido absurdamente a la guerra, se da cuenta de forma intempestiva de la locura en

la que se ha metido: ―A lo lejos, en la carretera, apenas visibles, había dos puntos negros, en medio, como nosotros, pero eran dos alemanes que llevaban más de un cuarto de hora disparando […] Por más que me refrescaba la memoria, no recordaba haberles hecho nada a los alemanes‖. Para el amor y la ternura, basta mirar las palabras que le dirige a Molly, una prostituta que lo sostuvo a él (Bardamu, el protagonista) durante su estancia en los Estados Unidos: ―Yo quiero que si ella puede leer alguna vez esto que escribo en un lugar cualquiera, desconocido para mí, sepa con toda evidencia que yo no he cambiado para ella […] Si ella no es ya bonita, como era, pues bien: eso no tiene la menor importancia […] Yo he podido guardar tanta belleza de ella en mí mismo, tan vívida, tan cálida, que tengo bastante para los dos y por lo menos para veinte años aún; el tiempo de acabar para siempre...‖. La encuadernación es muy buena, el precio muy bajo y la traducción –vayámonos acostumbrando— pletórica de españoladas. Pablo R. Arango –Libélula libros.


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