LEVÁNTATE, CORRE Y VUELA
Cómo transformar la peor caída de tu vida en una plataforma de despegue
¿Qué encontrarás en este libro? Una inspiradora historia de superación personal. Como el amor y el desamor pueden influirnos en los negocios y en cualquier aspecto de nuestras vidas. La experiencia de alguien que ha vivido una vida con total intensidad
el método para convertir un tropiezo que parecía irreversible, en una plataforma de despegue hacia la realización personal. Y lo más importante,
Cada capítulo cuenta con una reflexión introductoria relacionada con el tema central del capítulo, el desarrollo del mismo y un resumen y extracto al final de cada capítulo a modo de consejo práctico. Igualmente, en la última parte de la obra, se detallan tanto pequeños y asequibles trucos (cap. 34) como la explicación del método puesto en práctica por el autor (cap. 35) y que tan buenos resultados le ha otorgado en la superación del peor bache de su vida y cómo ha convertido este en una plataforma de despegue.
la obra Este es un libro sobre desarrollo personal diferente a cualquier otro: está escrito por alguien que ha convertido el peor tropiezo de su vida en una plataforma de despegue para su realización personal. Levántate, corre y vuela es el título del libro, pero es mucho más que eso: es un modo de vida. Al final de cada capítulo se ofrecen una serie de consejos prácticos para poder vivir de un modo más libre y significativo, y en la última parte de la obra, se detalla el método puesto en práctica por el autor, así como numerosos trucos fáciles y asequibles para el día a día y que pueden ser usados por cualquier persona con una gran efectividad. Está dividido en cuatro partes: Cómo se fragua una CAÍDA, Cuando caigas al pozo...LEVÁNTATE, Cuando salgas del pozo...CORRE, y después: VUELA. El valor añadido de este libro es que está respaldado en todo momento por hechos autobiográficos, no es una simple descripción y análisis aséptico desde el exterior de una serie de problemas. Muchos libros hablan hoy sobre cómo llevar una vida mejor, pero pocos están avalados por las propias vivencias de quien lo escribe. Este libro contiene el mapa para salir de las encerronas en las que la vida a veces nos mete. Aquí no solo se describe todo lo que llevó al autor a la época más difícil de su vida, sino lo que vivió en ella, y cómo consiguió salir de aquella oscuridad hasta llegar al momento actual, en el que se encuentra trabajando en diferentes proyectos, y habiendo encontrado una motivación plena en cada acto. Es la historia de una superación personal en su estado más puro, y que se desarrolló en lo profesional, económico, físico y sentimental. Es una guía para aquellos que han caído en las aguas tenebrosas de la mente y una señal de advertencia para los que aún no saben lo que es pasar un tiempo en las tinieblas del cerebro.
el autor Tomás Mateo Cubero se dedicó a todo aquello que le había interesado: profesiones, deportes y viajes, hasta que en 2012, todo se le puso en contra: perdió propiedades y negocios, y mientras luchaba por mantener su barco a flote, cuando ya parecía que las cosas no se podían poner peor, su pareja le decía adiós. Todo ello dio paso al peor periodo de su vida a nivel físico y emocional. Tras varios meses sumido en un abismo mental del que no veía salida, decidió afrontar la situación como un reto en el que daría lo mejor de si mismo para llegar a una vida que hiciese que todo aquel dolor solo quedase como el recuerdo de algo que le llevó a superar las peores dificultades. Algo más de un año después, le ha dado la vuelta a la situación, y en la actualidad, se encuentra compaginando sus estudios con un ambicioso programa de entrenamiento físico y mental en el que combina las Artes Marciales y la Equitación, dirige y presenta un programa de radio sobre caballos, escribe en revistas especializadas y está inmerso en diferentes proyectos en los que caballos y artes marciales se dan la mano con un solo propósito: el de difundir valores que formen a las personas y les impidan caer en lo mismo que le sucedió a él.
Introducción: El reto de volver a levantarte Primera parte: Cómo se fragua una CAIDA Introducción a la primera parte 1- La dura realidad 2- Directo al abismo y con prisa 3- Aquellos cuentos, libros y películas 4- La persistencia, ¿y eso qué es? 5-Los otros 6-La falta de coherencia 7-Un error muy peligroso: la soledad 8- La carencia de humildad 9- Verdades absolutas 10- La dichosa intensidad 11- Dinero 12- La importancia de las compañías 13- Un error que no cometí, pero sobre el que quiero advertir
Segunda parte: Cuando caigas al pozo...LEVÁNTATE. Introducción a la segunda parte 14- Notas desde el abismo 15- Acabar con esto de una vez 16- No es difícil, es duro 17- Qué es lo que quieres 18- Vuelve a encontrarte 19- Espiritualidad o como quieras llamarlo 20- Cuando tienes la mente limpia de temores 21- Ponte fuerte
Tercera parte: Cuando salgas del pozo...CORRE Introducción a la tercera parte 22- Miedo a lo que vendrá 23- Empezando a caminar de nuevo 24- Pequeñas locuras...de amor 25- Demuéstralo 26- Asumiendo el papel de este momento 27- Usa tus armas 28- Arrepentirse o avanzar 29- Circunstancias = excusas
Cuarta parte: ...y VUELA. Introducción a la cuarta parte 30- Ya que subes, sube alto 31- Cuál es tu mundo 32- Lo que he aprendido 33- A mi me ha servido, y espero que a ti también 34- Pequeños trucos, grandes resultados 35 - El método 36 – Balance 37- Últimas reflexiones
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Primera parte-
Cómo se fragua una CAÍDA
introducción al capítulo 1: la dura realidad.
Pude darme cuenta de que desde hacía un tiempo, yo mismo había encaminado mis pasos a este destino tan horrible en el que me hallaba. Yo mismo había iniciado un viaje que además había estado repleto de señales que me indicaban claramente hacia donde me dirigía. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver, y yo obvié estas señales a pesar de que hubiera veces que casi las tenía que esquivar para no chocarme con ellas. Ahora empezaba a recordarlas, todas y cada una de ellas, y aunque cada vez habían sido más claras, no les hice caso. Tampoco esto fue de gran consuelo, pero al menos ahora dejaba de preguntarme cómo diablos había llegado hasta allí. Ahora sabía que yo, y solo yo, por ir caminando mirando a las alturas, no había visto el precipicio al que me avecinaba, y en el que caí finalmente. Pero el hecho de saber que fueron mis propios pasos los que me habían guiado a este infierno de soledad y desesperación, me permitió ver una pequeña luz en la lejanía: si yo mismo me metí aquí, yo mismo saldría de este lugar en el que no quería pasar ni un solo instante más de mi vida.
fragmento del capítulo 2: directo al abismo y con prisa.
Apenas ahora he empezado a desterrar de mi vida esta maldita prisa por llegar a todas mis metas vitales, pues ese ha sido uno de mis grandes errores. Ignoro por qué he pasado tantos años queriendo demostrar de un modo tan manifiesto e inmediato que todo en mi vida era un verdadero éxito. Aunque la respuesta es que probablemente, me faltaba confianza en mi mismo, y en el fondo no tenía la certeza de saber que algún día conseguiría los objetivos que me propusiera, y tomé como mías unas necesidades que eran las de aquellos que me rodeaban, y las cuales me dispuse a saciar en una carrera sin fin. Esa maldita prisa fue un grave error que me hizo cometer otros mayores, una especie de bola de nieve que conforme avanzaba se hacía más y más grande, y que finalmente me llevó al abismo más profundo y oscuro, donde al fin, se detenía el tiempo y por primera vez en mi existencia, pude sentarme a contemplar el desastre que había ido fraguando en esta estúpida carrera que me había dejado sin fuerzas. Es aquí donde estoy ahora, y aunque no me guste estar aquí, al menos este silencio y esta soledad me van a permitir analizar qué he hecho mal hasta ahora, y tras ello, decidiré qué es lo que quiero para lo que me queda de vida.
fragmento del capítulo 5: Los otros.
Coge esa idea, apártala, examínala, dale un tiempo de cuarentena antes de eliminarla si quieres, e imagina tu vida sin ella. Si ves claramente que tu vida sería mejor eliminando esa parte de tu persona, es hora de sacar el bisturí. Y aquí no hay anestesia, el corte duele como si de verdad nos estuviesen rajando la piel para quitarnos una parte de nuestro cuerpo, pero es que en el fondo es así. Está tan pegada a nosotros que parece ser un apéndice corporal, y el plantearnos sacar esa idea de nuestro interior supone además admitir que hemos obrado equivocadamente durante un tiempo. Pero siempre será mejor extraer esa idea explosiva ahora para que no que siga ahí creciendo y haciéndonos daño indefinidamente hasta que explote. El verdadero reto cuando nos encontramos frente a una situación como a la que yo he llegado, es desprenderte de toda esa artificialidad que te has ido implantando durante años y que te ha impedido obrar con cordura, actuando a veces en contra de uno mismo, lo cual nos lleva de cabeza a la crisis total. En estas situaciones tenemos la inmensa suerte de poder encontrarnos cara a cara con nosotros mismos, y averiguar, de una dichosa vez, qué es lo queremos para nosotros, y así poder ser mejores personas, cosa que agradeceremos nosotros mismos y los que nos rodean.
fragmento del capítulo 8: La carencia de humildad.
Es sin duda la mayor enseñanza que me llevo de toda esta debacle. Yo, que hasta hace bien poco me creía fuerte e indestructible en mi montaña, a duras penas podía ahora caminar por el fango. Pasé de dar lecciones de éxito, a recibir palizas de la vida, de ser el escaparate del triunfo, a vestir las harapientas ropas del perdedor. Estaba empezando a pagar la penitencia por tantas imprudencias cometidas, por haber abusado de mi fortuna. La vida te da muchas ocasiones para que antes de caer en las profundidades, tomes otro camino, pero yo, ciego en mi narcisismo, había desterrado todas esas oportunidades. Como el manirroto que desperdicia el dinero que no le costó ganar, había yo arrojado por la borda las miles de ocasiones en las que pude haber dicho basta. Ahora, daba mi sangre por una sola de esas oportunidades, pero nadie parecía interesarse por mi patética oferta. En muy poco tiempo pasas de estar tocando el cielo a sentir que el Infierno es ya tu único hogar posible. Y es en el Infierno, donde por fin, aprendí el valor de la humildad.
Segunda parte-
Cuando caigas al pozo...LEVÁNTATE
fragmento del capítulo 15: Acabar con esto de una vez.
Así que una vez decidí que me pondría a escalar las paredes del pozo, y pude más o menos organizarme pues apenas me estaba sacudiendo el polvo, y sobre todo, cicatrizando mis heridas, hice una lista con los proyectos que pondría en marcha, y establecí un calendario de actuación. Una vez tienes un documento escrito con fechas y objetivos concretos, ya te sientes atado a ellos, y por supuesto, debes ir cumpliendo con lo que has dejado escrito. Mi planning era realmente ambicioso, pero como cuento a lo largo del libro, esta es una de las ventajas de haber estado en la oscuridad llamando a voces a la muerte: el miedo por lo que hasta entonces nos lo provocaba, desaparece. Y como había decidido que hasta de lo peor que nos sucede podemos sacar partido, tuve claro que nada me provocaría vergüenza ni timidez, e iría a por todas. Y en ellas estoy, y de momento, voy cumpliendo – no sin esfuerzo – con este ambicioso plan, pero que constituyó la gasolina con la que moverme en estos días tan turbulentos.
fragmento del capítulo 17: Qué es lo que quieres
En cualquier caso, nada mejor para salir con fuerza de un periodo de oscuridad que preguntarte si lo que has vivido hasta ahora es lo que quieres de aquí en adelante. Si la respuesta es negativa, define bien qué es lo qué quieres alcanzar, porque en el momento que lo tengas claro, habrás dado un gran paso. Pero no vale decir: “quiero ser feliz”, “encontrar el amor” o “dejar de tener problemas económicos”. Hay que afinar y concretar al máximo, pues ideas vagas solo llevan a metas difusas. Lo primero que deberemos hacer es asumir que estamos dónde y cómo nos hallamos por nuestras propias decisiones, así que debemos desechar lo que nos hace mal, hemos de valorar lo que tenemos de positivo, y tenemos que ver de todo ello que nos interesa conservar o incluso mejorar. En mi caso, por ejemplo, estaba muy orgulloso de haber llegado a cierto nivel en la práctica de las artes marciales, pero me propuse dar un paso más y llegar aún más lejos. En cuanto a la forma física, igual, pues llevaba más de veinte años haciendo ejercicio con regularidad, pero me propuse alimentarme más adecuadamente aún y entrenar más y mejor, aunque para ello tuviera que levantarme más temprano y restarle horas al sueño. En lo sentimental, tuve claro que no quería perder a los pocos amigos que tenía y que haría cuanto fuera posible por mejorar mi relación con ellos, y sobre todo, con mi familia, elemento clave y fundamental por el que me mantenía en pie y con fuerzas, pues siempre fueron un soporte incondicional. En cuanto a mis proyectos de trabajo, analicé mis errores anteriores y me propuse no volver a repetirlos. Tenía claro que iba a aprovechar toda esta debacle para salir más fuerte y que no renunciaría al carácter emprendedor que siempre había tenido y que me había proporcionado tan buenos momentos de mi vida.
fragmento del capítulo 20: Volver a tener la mente limpia de temores.
Cuando estés en el pozo plantéate qué es lo peor qué puede pasarte si acometes esos cambios que tanto miedo te dan. Esta pregunta sencilla es muy poderosa, si de verdad respondes con sinceridad, pues sabes que nada puede pasarte. No estamos hablando de escalar el Everest sin oxígeno, que si conlleva unos riesgos físicos evidentes. Aquí nos referimos a darle forma a ese proyecto con el que sueñas tímidamente, pero al que no te atreves a llevar de tu mente a la realidad. Pero has de hacerlo, y cada vez que por tu cerebro aparezcan esos temores que te paralizan, pregúntate qué es lo peor que te puede pasar. Yo te lo digo, pero tú lo sabes también: NADA. Lo peor que puede pasarte es que te equivoques de proyecto, persona o lo que sea, pero eso solo significa que has de coger otra dirección, y recuerda que mientras más errores, más cercano está el acierto.
fragmento del capítulo 21: Ponte fuerte.
Uno de los hábitos que hemos de desarrollar, si queremos ser personas con una sólida independencia emocional, lo cual es clave para poder salir del pozo y poder caminar por el mundo de los vivos con seguridad, es el de saber construirnos un espacio mental en el que no penetre ninguna injerencia externa de la que dependa nuestro bienestar. Tuve claro, tras repasar una y otra vez qué me había llevado a las profundidades, que esto era absolutamente fundamental si quería salir de allí con fuerza y no volver a caer, al menos por el mismo motivo. Se trata de ser autosuficiente, de no necesitar ni de una determinada pertenencia ni de una persona concreta para poder estar completos. Sí, dirás que necesitas a tu pareja, a tus hijos, familia y amigos, pero si has llegado al pozo, habrás de replantearte hasta que punto estás dejando en poder de otros tu fuerza mental. Pero a la vez, hemos de dar lo mejor de nosotros mismos a los demás. A los que nos hacen daño, no odiarlos y perdonarlos, pues son así porque nadie les enseñó a ser de otra forma. A los que nos quieren, devolverle el cariño multiplicado, pero no depender de ellos para nuestro sustento, ni mucho menos basar en el odio a los que nos hirieron nuestro modus vivendi, anclados en el victimismo sistemático de “es normal que le odie, cualquiera haría lo mismo después de lo que me ha hecho”. Este tipo de comportamientos suponen un desagüe tremendo en las cañerías de nuestra energía.
Tercera parte-
Cuando salgas del pozo...CORRE
fragmento del capítulo 22: Miedo a lo que vendrá.
En las páginas de este libro hablo de cómo le perdí el miedo a la muerte. Sinceramente, es algo que, tras todo este proceso de caída y recuperación, en absoluto me preocupa. Y ciertamente, que ello me hace caminar por la vida con una tranquilidad de la que antes carecía. Y eso está bien, pero no es suficiente. Aquí vamos a tratar de no quedarnos en la mediocridad, sino de hacer todo lo posible por amortizar hasta el último halo de desesperación por el que hemos pasado. Y por ello, haber perdido el que se supone es el peor de los temores de cualquier ser vivo está bien porque nos confiere una serenidad que sin duda puede ser una poderosa aliada para realizar nuestros planes. Pero, ¿Y el miedo a la vida? Porque este, aunque pueda parecernos extraño, es un miedo más pavoroso aún, probablemente mucho más que el miedo a la muerte. En efecto, podemos haber sacado fuerzas para haber salido de lo más profundo del túnel y encontrarnos recuperados. Ya no pasamos días enteros encerrados y entre tinieblas, y volvemos a sonreír entre amigos y familiares. Muy bien, hemos recuperado la salud mental y físicamente ya volvemos a estar a punto. ¿Pero vamos a quedarnos ahí? Mi propuesta es que vayáis mucho más allá, pero entonces, habéis de saber que tendréis que luchar contra el miedo a la vida, a todo lo que tenga que venir si decidimos optar por la creación del futuro más maravilloso que podamos imaginar. Si apuntáis alto, cosa que desde luego os recomiendo encarecidamente, los frutos llegarán más tarde o más temprano, aunque ello conlleva un trabajo duro, muy duro.
fragmento del capítulo 24: Pequeñas locuras…de amor.
Quiso la fortuna que la viésemos pasar frente a nosotros a la mañana siguiente mientras desayunábamos, y de nuevo nos obsequió con aquella sonrisa que podía hacer sombra a la Luna llena. De eso hace ya más de un par de meses, a la hora de escribir esto. Había salido el sábado desde Sevilla para Tarifa con la única intención de presentarme frente a ella esperando tener al menos la oportunidad de expresarme y mostrarle la clase de persona que era, cosa que conseguí. Todo lo que dependía de mi, lo estaba haciendo un día tras otro, no solo en estas apasionantes lides amorosas, sino en mi entrenamiento, en los estudios, y en mis proyectos de trabajo. Por primera vez en mucho tiempo sentía que nada ni nadie tenían fuerza suficiente para pararme en mis objetivos, y eso me hacía mirar con orgullo el trabajo realizado, a la par que me hacía vislumbrar el futuro con ilusión. Sí, es la maravillosa sensación de tener el control de tus actos, y por ende de tus pensamientos y emociones. Y lo mejor es que no dependía de los resultados para sentirme bien. Llevar todo esto a cabo era la mejor recompensa posible. Ser yo mismo, poder expresarlo con las personas a las que quería transmitirlo y disfrutar con el proceso estaba resultando una experiencia increíble. Ya no actuaba como antes pensando en si esto o aquello gustaría a aquellos jueces que yo mismo me impuse, ya no me encadenaba a un resultado y mucho menos no esperaba despertar la admiración de los demás en lo que hiciese. Por fin, tras meses de duro trabajo, empezaba a darme cuenta de lo que significaba aquello que con tanto sufrimiento había aprendido, y estaba resultando, por encima de todo, muy divertido.
fragmento del capítulo 28: Arrepentirse o avanzar.
Bien, pues si hace unos meses me arrepentía hasta de haber nacido, por más que este hecho nunca haya dependido de mi, ahora veo todo lo que me ha ocurrido como un interesante proceso que me ha llevado a ser quien soy hoy, alguien que, la verdad, no se parece en nada al yo de hace un par de años. Aquellas personas que han ido presenciando el camino que he recorrido estos meses, me preguntan si ya no me enfado nunca, si no hay nada que me haga perder los estribos, y quieren saber cómo he adquirido esta fuerza de voluntad que me lleva a entrenar todos los días desde temprano, a estudiar, escribir, trabajar y a sacar tantas cosas adelante. Sin duda, que para la gestión de las emociones, las artes marciales y la meditación que hago al finalizar mi entrenamiento, me han sido, me están siendo, y se que me serán inmensamente útiles. Sinceramente, hace casi un año que no se lo que es enfadarme. Me piden consejo sobre este u otro particular, sobre determinado proyecto, una relación…y yo encantado con poder aportar mi perspectiva. Recomiendo libros y ejercicios y al final todos me preguntan lo mismo: “¿Cómo puedes sacar partido de todo eso que te ha dolido tanto?”, “¿Es que ya nunca te arrepientes de nada de lo que has hecho en tu vida?”. Y me doy cuenta de que el arrepentimiento, el pasarnos días, meses o años machacándonos con algo que ya no podemos cambiar, es uno de los más pesados lastres del ser humano. Bien, pues evidentemente, no soy un cúmulo de perfección mental, y sí, hay cosas de las que me arrepiento. Y cuando digo que me arrepiento, me refiero a que cuando aparecen por mi cabeza, me escuecen en el estómago. Es cierto que gracias al intenso entrenamiento al que estoy sometiendo a mi mente, cada vez consigo controlarla más, pero hay que reconocer que es la parte más rebelde del cuerpo. Así que si quiero seguir siendo coherente con toda la corriente de sinceridad que he seguido a lo largo de todo el libro, debo arrojar mi último suspiro en este sentido.
fragmento del capítulo 29: Circunstancias=excusas.
Esto es igualmente válido para esa trola de la acción-reacción en la que muchos se escudan. Me parecen igual de cobardes y mediocres que los que se refugian en las circunstancias. Y es porque si basas tus reacciones en las acciones de otros, sigues dejando tu vida al amparo de las decisiones de los demás. Ellos toman acciones, y tú solo reaccionas. No te extrañe, de que si este es tu modus vivendi, tu vida sea un camino de sufrimiento y desasosiego. En cambio, si eliges actuar en todo momento, en lugar de reaccionar, la cosa cambia, pues te conviertes en dueño y señor de tu vida. Eso sí, a cambio habrás de pagar un precio: la responsabilidad de asumir tanto tus errores como tus aciertos. Hay gente que no está dispuesta a pagar este precio. Yo, después de todo el dolor que he vivido, y tras haber saboreado la mentira en mis carnes, no regateo un ápice de mi responsabilidad. Todo cuanto ocurre en mi vida es asunto mío, absolutamente todo, y por ello, aun sin saber qué pasará en mi vida en los siguientes años, lo que si te garantizo es que me iré de este mundo con la conciencia bien tranquila, y de que no culparé a nadie por lo que me haya ocurrido de malo, y que yo, hago todo lo que esté en mi poder para que las riendas de mi vida solo las tomen mis manos, y que si en algún momento se me escapan, no echaré la culpa al caballo que esté montando, al viento o a cualquier otro factor externo. No, las riendas de mi vida son asunto mío, y si las suelto, es por algún fallo mío, no por ninguna otra cosa.
Cuarta parte-
...Y VUELA
fragmento del capítulo 30: Ya que subes, sube alto.
Lo que te propongo en esta última parte del libro es que una vez hayas salido de las profundidades del Averno, aproveches esa inercia que traes para seguir subiendo. En mi caso, es lo que me propuse, y de hecho, pensar en que llegaría a este momento, fue la mayor motivación que me impulsó para trepar por las abruptas paredes del pozo. Tenía claro que una vez estuviera en la superficie, no iba a quedarme al nivel donde muchos caminan sin un destino claro. Ya no valía eso de volver a estar como antes, ahora aspiraba a algo mucho mejor. No se trataba de una motivación económica, ni de aspirar a un trabajo determinado ni nada por el estilo: iba a aprovechar este impulso y la pérdida de los temores que hasta unos meses atrás me habían paralizado para llevar a cabo aquello que desde hacía tiempo mi suave voz interior llevaba tiempo susurrándome, pero que entre mi ajetreo de vida estresada, y las limitaciones que uno asume involuntariamente, no había escuchado.
fragmento del capítulo 31: Cuál es tu mundo.
Una vez te despojas de esos ropajes y prejuicios propios del Mundo B y te adentras en el Mundo C, empiezas a toparte con gente increíble, personas que viven por y para su pasión, que han dado el paso de tener algo como una simple afición, a convertirlo en su modo de vida. Son músicos, carpinteros o cocineros e incluso funcionarios de oficina, pero en lugar de escaquearse y poner mala cara cuando atienden, hacen todo lo posible por ayudar al que tengan delante y creen en lo que hacen. Da igual la profesión, son personas que aman lo que hacen, que no protestan por lo mal que está todo, pues todas sus fuerzas las dedican a ser cada día mejores con los que les rodean, a compartir sus creaciones con quienes quieran conocerlas, y saben que de ellos depende hacer el mundo que les rodea, un mundo mejor, no lo dejan en manos de nadie. En el Mundo C, nos juntamos y nos encontramos en persona si podemos, pero además contamos con internet y las redes sociales para informarnos y contarnos todo lo que nos gusta compartir. Si te fijas, el Mundo C es el más similar a la Naturaleza, donde los animales dan lo mejor de si mismos siempre, estén cazando o estén construyendo una madriguera, donde los árboles crecen y las plantas florecen sin hacerse preguntas de si es mejor crecer aquí o allí y entre tanto se quedan paradas sin hacer nada, simplemente, crecen continuamente. Y queramos o no, estamos regidos por las leyes de la Naturaleza, por lo que vivir en un mundo lo más natural posible, es garantía de una vida que fluye, y que no opone resistencia.
fragmento del capítulo 36: Balance.
Supongo que llegados a este punto, te harás algunas preguntas sobre el momento presente del autor de este libro. Hasta aquí has podido leer una historia, que te habrá parecido más o menos interesante, y de ella, puede que hayas obtenido algo de inspiración e incluso algunos trucos que puedan serte útiles en tu propio camino. Eso no es poco, pero supongo que querrás saber más y te preguntarás si la persona que ha descrito este camino que lo llevó al desastre y del que posteriormente se recuperó, ha puesto en práctica con efectividad aquello que predica. Y en efecto, estás en todo tu derecho de hacerte tales preguntas, pues ya estamos hartos de charlatanes y vendedores de humo, y más en estos tiempos que corren, en los que hay mucha gente pasándolo muy mal por los más diversos motivos, y libros, charlas y vídeos sobre aquello que puede ayudar a esas personas se multiplican como cucarachas por las tuberías. Hablar y escribir puede ser relativamente fácil, pero acompañar esas palabras del desarrollo de una serie de hechos que vayan en consonancia con lo que se dice en ellas, es lo que les otorgará el peso de la realidad. Así que con mucho gusto, te cuento donde estoy, pues ya sabes de dónde vengo
fragmento del capítulo 37: Últimas reflexiones.
Y ahora que ya va tocando despedirme de ti, querido lector, te dejo con mis últimas reflexiones, aquellas que han tenido lugar cuando me hallaba terminando este libro. Son mis pensamientos más recientes, y espero que te sean de utilidad. Estos mismos se producen un año después de haber iniciado este camino de superación. Igualmente deseo que al menos algo de lo que hayas podido leer aquí te haya sido de ayuda o inspiración. Entonces, habrá merecido la pena. Ignoro que te habrá llevado a ti a caer en las tinieblas de la mente, si es que tal cosa ha sucedido, pues cada uno sabe qué es aquello que le atacó en sus talones de Aquiles, postrándolo. Si esa es tu situación, se lo que es estar terriblemente deprimido y que las personas que te rodean, con su mejor intención, te digan que no es para tanto, cuando tú, por dentro, no sabes ni como aguantas de pie. Se lo que es buscar ayuda desesperadamente en toda clase de libros o videos, y en la consulta de un profesional, pues notas que la vida se te escapa entre las manos, y también se lo que es que en esos libros y vídeos te digan que de todo se sale, que la felicidad es posible…pero también se que en esos momentos, cuesta creerlo. Estás tan débil, tan sumido en tu dolor, que no albergas esperanzas de que la cosa mejore un día. Y es entonces cuando caes en la desesperanza. Pero déjame que te diga que yo también he pasado por todo eso, que no creí que pudiera remontar el vuelo y volver a levantarme cada mañana con una sonrisa, pero que lo conseguí. Y si yo lo hice, ¿Por qué tú no ibas a hacerlo?
Š Tomås Mateo Cubero & Editorial Seleer
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