UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA SUR ÁREA DE CONOCIMIENTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE ECONOMÍA
TESIS
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO POLÍTICO EN TORNO AL ESPACIO TURÍSTICO DE LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
QUE COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTOR EN CIENCIAS SOCIALES
PRESENTA TONATIUH MORGAN HERNÁNDEZ
DIRECTORA DRA. ROSSANA ALMADA ALATORRE
LA PAZ, B.C.S., FEBRERO DE 2021
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA SUR ÁREA DE CONOCIMIENTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE ECONOMÍA
TESIS
LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO POLÍTICO EN TORNO AL ESPACIO TURÍSTICO DE LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
QUE COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTOR EN CIENCIAS SOCIALES
PRESENTA TONATIUH MORGAN HERNÁNDEZ
DIRECTORA DRA. ROSSANA ALMADA ALATORRE
LA PAZ, B.C.S., FEBRERO DE 2021
Agradecimientos:
Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT, por hacer posible este proyecto. A los profesores del posgrado en Desarrollo Sustentable y Globalización, DESYGLO, de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Índice Introducción
……………………………………………………………………….
Capítulo 1, Marco teórico-metodológico
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.....……………………………….
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…………………………………………..…………..
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1.1-
El discurso político
1.2-
El proceso de turistificación
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28
1.3-
Análisis espacial ………………………………………….…………………
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1.3.1- La ciudad como un discurso urbano
……………………………..…….
42
1.3.2- Análisis del espacio turístico de La Paz, B.C.S. ……...........................
44
………………………………………………………………
48
1.3.3- La entrevista
1.3.4- Identificación de actores
.…………………………………………….....
50
Capítulo 2, Historia urbana de La Paz, B.C.S.
…………………………….
53
2.1- Antecedentes históricos de La Paz, B.C.S.
……………………………..
53
...……………………………………………..
67
2.3- Ambientalistas ante desarrollos turísticos
………………………………
72
2.4- Nueva época turística de La Paz, B.C.S.
………………………….…...
78
Capítulo 3, Nueva imagen de La Paz, B.C.S.
.…………………………….
85
…..………………………………
85
……………………………………...
96
2.2- Época dorada del comercio
3.1- Proyección estratégica (lo concebido) 3.1.1- La Paz como signo de consumo
3.1.2- La narrativa turística de La Paz, B.C.S.
……………………………..
106
……………………………………
116
………………..
127
……………………………………………….
135
3.2- En busca de fronteras (lo percibido)
3.2.1- Viviendo la experiencia turística de La Paz, B.C.S. 3.2.2- La fragmentación social
Capítulo 4, Fractura social de La Paz, B.C.S.
……………………………
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4.1- La postura subjetiva del espacio (lo vivido)
……………………………
154
…………………………………………………………
158
…………………..
164
4.2- El conflicto social
4.3- Conflictos sociales del malecón de La Paz, B.C.S. 4.3.1- Terrazas
……………………………………………………………….…
4.3.2- Escuela 18 de marzo
………………………………………………….
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..……………………………...…
187
………………………………………………
195
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206
……………………………………………………………………..
231
4.3.3- Prestadores de servicios turísticos 4.3.4- Vendedores ambulantes Conclusiones Bibliografía
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Resumen La turistificación es un proceso en el cual se constituye una centralidad urbana con la finalidad de establecer un espacio acorde a las condiciones que plantea el turismo. Este proceso se caracteriza por generar una doble realidad, si bien se mejoran las condiciones de un lugar, ello afecta a un sector social. El turismo conforma una frontera sociocultural por medio de su actividad, la cual requiere de espacios de exclusividad, en consecuencia, se genera una higiene social de elementos no deseados. En la ciudad de La Paz, B.C.S., el espacio turístico conforma un territorio de exclusividad social en torno a sus zonas costeras, sitios históricos y culturales, donde se establece una oferta en hospedaje, gastronomía y entretenimiento. Este proceso de ajuste social opera a través de la intervención política del espacio urbano del malecón costero y centro histórico. Por tanto, esta investigación plantea como objetivo el mostrar cómo el espacio turístico configura discursos, fronteras y distancias sociales. Por medio de la metodología de Henri Lefebvre se muestra cómo en el espacio de la ciudad opera una representación política a través del modelo turístico, donde la centralidad turística crea una imagen estética presente en sitios públicos. Por su parte, el análisis del discurso establece cómo la construcción de esta imagen estética conforma un discurso urbano que tergiversa el sentido de lo real para establecer una doble realidad, la ciudad turística donde se generan oportunidades de negocio, la creación de empleos y empresas de carácter local, y la acción de higiene social, que expulsa del espacio público a elementos no deseados como: vendedores ambulantes, jóvenes de mal aspecto, indigentes, comercios irregulares, y de todo actor irregular ante la imagen turística de la ciudad. Esta acción genera un conflicto social y un discurso de protesta de carácter político que, establece una dimensión vivida del espacio por medio de la voz de sus actores. La construcción de este, otro, discurso muestra cómo se clama por un derecho a la ciudad ante la creación política de un nuevo espacio y estilo de vida a través del turismo y sus acciones de limpieza urbana.
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Introducción El turismo como modelo de desarrollo implica una relación social, económica, cultural y urbana de difícil lectura, Sin embargo, su organización territorial genera una visión política por medio del discurso del crecimiento y progreso social. De ahí que, el discurso es una vía donde por medio del accionar político muestra cómo la autoridad construye un sistema retórico, donde resalta la importancia en la creación de empleos, atracción de inversiones y transformación del espacio público con la finalidad de dar vida a una economía turística. Además, el discurso y las acciones políticas muestran cómo la autoridad junto a agentes privados intervienen en la ciudad por medio de la inversión en infraestructura pública, como la creación de espacios exclusividad. Por tanto, el discurso político es una parte fundamental para la integración del modelo de desarrollo turístico que, a través de las acciones de políticas públicas plantean un modelo de espacio turístico propuesto por medio de organismos internacionales como la Organización Mundial de Turismo (UNWTO), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Monetario Internacional (FMI), etc. Organismos internacionales que enfatizan en una necesidad de gestión pública, en busca de establecer prioridades inmediatas de desarrollo y crecimiento para la población local, y así contextualizar políticas turísticas internacionales al contexto local. Para concretar los objetivos de este discurso político de influencia global, se deben tomar en cuenta las necesidades de los visitantes como: sus características, modelo de negocios, uso de nuevas tecnologías, delimitar los espacios urbanos fundamentales para generar una innovación y competitividad en materia turística, etc. Estos son sólo algunos de los indicadores necesarios para diseñar una política turística basada en un modelo de innovación empresarial, donde se ve al turismo como una necesidad política que la autoridad local debe adoptar para establecer un nuevo escenario social integrado a los beneficios del contexto global. Para concretar este nuevo escenario, la generación de acciones como la promoción de la cultura, historia e identidad, garantiza la integración de productores y empresarios locales a la economía turística. Asimismo, el turismo promueve
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acciones en sustentabilidad al cuidar de la flora y fauna marítimo-terrestre de zonas naturales, como las playas y áreas de recreación turística. Además, distintivos internacionales, como la certificación de calidad en playas, restaurantes, hoteles, transporte, y la propia ciudad, como segura para el turismo, añaden un valor sustentable. Sobre todo, porque la certificación de espacios incentiva al turismo a visitar la ciudad, y la integra crecimiento económico. Aunado a estas acciones en sustentabilidad, también debe adecuarse el marco jurídico en torno al uso de suelo, puesto que el desarrollo turístico debe ser una prioridad para generar una transformación integral. Por tanto se requiere de un marco legal que propicie las inversiones y le dé certeza al empresario. Esta nueva práctica política en materia turística siempre debe ser en base a una visión de sustentabilidad tal y como lo recomiendan los organismos internacionales. Esta es una visión pragmática que busca propiciar una competitividad e innovación empresarial por medio de acciones políticas, porque se crean beneficios sociales al establecer nuevas oportunidades laborales por medio de los empleos que ofertan las empresas vinculadas a la economía turística, como restaurantes, hoteles, centros de entretenimiento, transporte, etc. Sumado a estas acciones sustentables, el planteamiento de un contexto de alta competitividad es una acción política necesaria para el desarrollo liderazgos, y así, promover al destino turístico dentro del mercado global como un producto único e innovador en materia sustentable, en captación de inversiones, en conservación ecológica y alta creación de empleos. Por ello, las acciones políticas deben dar prioridad a la inversión y financiamiento de empresas turísticas, y así generar una conectividad con otras regiones del mundo, integrando con ello un flujo turístico. Al crear y promover la imagen de un destino turístico sustentable por medio de acciones políticas, se crea también, un producto innovador dentro del mercado global. Por tanto, el turismo es un modelo de desarrollo socio-económico que genera un discurso político que simboliza una relación cultural entre distintas regiones, puesto que el desarrollo capitalista es un modelo económico que impone una visión de mundo donde agentes externos incursionan en la dimensión territorial,
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imponiendo una postura de hegemonía social al establecer una nueva representación del territorio con fines de apropiación y explotación comercial por medio de espacios de exclusividad. Hecho que genera contrastes socio-culturales, y en consecuencia, nuevas prácticas y formas de interacción social entre las personas. Se crea, entonces, un nuevo paisaje urbano a través de la reconfiguración turística, esto gracias a la acción de las políticas públicas en materia turística que detonan la renovación del espacio público con un efecto transformador en el flujo urbano dentro de la ciudad. Esta reconfiguración del espacio reorganiza al territorio y sus habitantes a través de una matriz socio-territorial, el imaginario turístico. El imaginario hace visible a los actores sociales implícitos en este proceso de recomposición urbana, y sobre todo, muestra las acciones de las políticas públicas que intervienen en la ciudad y su orientación a favor del desarrollo turístico. Una representación de la ciudad que se establece por medio del accionar político, cuyo discurso es sólo la construcción de una narrativa que expone una forma de concebir al espacio por medio de una ideología, pues, se muestra el cómo piensan y representan a la ciudad y sus ciudadanos, ordenando a personas y espacios en torno a la actividad turística. El imaginario turístico expone cómo se construye una imagen urbana en torno al nuevo reto que enfrentan las ciudades dentro de la red global de la economía internacional, donde por medio de acciones políticas se genera un producto de consumo turístico que compite ante otros productos similares por atraer al turistas e inversiones. Esto conlleva a ver la transformación del espacio como un proceso de turistificación, donde el capitalismo global fija una estructura social, y con ello, una relación económica que hace uso de recursos paisajísticos, naturales, culturales e históricos en busca de un progreso social. Para ello, se genera toda una infraestructura enfocada exclusivamente en el turismo, situación, que además, muestra la injerencia del discurso político del desarrollo y la influencia de narrativas políticas globales de organismos internacionales en torno al territorio. Estas metanarrativas de organismos como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario
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Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización Mundial de Turismo (UNWTO), etc. Siempre se plantean como algo positivo donde no se plantean escenarios negativos como las posibles afectaciones en la población local como: el desplazamiento territorial de la población que habita en las zonas costeras, el encarecimiento de la vida, la exclusión social de ciertos actores de espacios públicos, ahora espacios exclusivos para el turismo, la alta competitividad que desplaza al comerciante local, el aumento de precio del suelo urbano, la higienización de espacios que eliminan elementos nocivos para darle seguridad al turismo, etc. En esta nueva ordenación territorial por medio del espacio turístico, se muestra a quién se obedece, qué función cumple, quién lo proyecta y promueve, qué precio tiene, qué tipo de vivienda se edifica y qué nueva denominación tendrá. La ciudad que se orienta al turismo debe ajustarse a los requerimientos que plantea el capital global, que busca invertir en la ciudad. En este proceso interno que vive la ciudad turística, la traza urbana original se ve sujeta a una transformación que termina por modificar las prácticas, usos, costumbres y tradiciones de los habitantes locales, se transforman al igual que se modifica el paisaje urbano, y sobre todo, porque el espacio turístico se caracteriza por crear una nueva estética a través de la renovación y función de sus espacios públicos, pues adquieren una imagen folclórica integrada a las necesidades turísticas. Situación que, en la mayoría de los casos, termina por generar conflictos sociales, porque el turismo genera una geografía de la desigualdad edificando fronteras físicas y simbólicas por medio de sus espacios de uso exclusivo. Estos escenarios de distancia social son producto de las acciones políticas en materia turística, porque el desarrollo turístico genera una doble realidad, una positiva y otra negativa. Crea un crecimiento económico, pero a su vez, establece una desigualdad caracterizada por la desposesión territorial de espacios antes comunes a todos, ahora de uso exclusivo para la actividad turística. Así, esta investigación, “la construcción del discurso político en torno al proceso de tursitificación de La Paz, Baja California Sur”, nace a partir de los nuevos
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cambios que acontecen dentro del contexto urbano de la ciudad, donde los espacios públicos son objeto de una renovación, cuyo perfil estético se orienta hacia la conformación del espacio turístico, aprovechando sitios de carácter histórico y cultural para integrar una oferta turística, situación que orienta e inserta a la ciudad dentro de los parámetros del discurso global de la Organización Mundial del Turismo (UNWTO), conectando así, a La Paz, B.C.S., dentro del circuito del mercado turístico internacional y la economía global. Esta nueva fase urbana de la ciudad, sobre todo, obedece al crecimiento ascendente del sector turístico que va acompañado de una oferta y la innovación que detona una competitividad y liderazgo empresarial. Ello, repercute en la ciudad porque establece una nueva directriz político-administrativa donde se agrupa a toda la población dentro del contexto creado por el turismo, lo cual se traduce como un crecimiento económico debido a que sectores como la construcción, hospedaje, gastronomía y entretenimiento, generan múltiples empleos. Además, este contexto socio-económico
integra
eficientemente
elementos,
medio-ambientales,
económicos, culturales, urbanos, históricos y sociales. Generando, con ello, una transformación del paisaje urbano, donde la ciudad muestra una nueva imagen. Sobre todo, debo resaltar, que el desarrollo sustentable del turismo requiere la integración de actores clave y un liderazgo político para ejecutar de forma eficiente una acción política. Este es un objetivo permanente del Gobierno de México a través de la ejecución de políticas turísticas en busca de generar un impacto social, pues se busca transformar al territorio, reorganizarlo para hacer uso eficiente del espacio. La concreción de inversiones en el ámbito turístico representa una maximización del capital debido a la llegada de inversiones millonarias y la creación de empleos e impuestos, situación que beneficia al país, pues genera una distribución equitativa del ingreso económico que capta el gobierno. Estas acciones estratégicas de innovación empresarial, en efecto, generan un desarrollo social, crecimiento económico, y sobre todo, reorganizan al territorio de la ciudad al hacer un uso efectivo de espacios de carácter público, ahora con una orientación turística. Situación que se traduce como un bienestar social al contar
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con más fuentes de trabajo y nuevos espacios públicos de convivio social, sobre todo porque cuentan con una visión inclusión social, como lo es la integración de ciclovías, espacios para personas con capacidades diferentes e invidentes visuales. Sin embargo, este planteamiento de desarrollo social benéfico en torno a la actividad turística en la ciudad me lleva a ver desde “otra mirada” una realidad que no figura dentro de los datos optimistas promovidos por las acciones políticas. Esta “otra mirada” pone al descubierto a los actores que son parte de la vida cotidiana de los espacios renovados y son afectados por el avance del espacio turístico dentro del espacio público. El turista requiere de un circuito urbano integrado por, monumentos, zonas costeras, parques, avenidas, edificios históricos y culturales que, sea seguro. Esto genera una higiene social y pone al descubierto una expulsión social de elementos nocivos como: vendedores ambulantes, indigentes, comerciantes callejeros, jóvenes de mal aspecto, etc., porque afectan la imagen turística de la ciudad. Este espacio turístico tienen la característica de estar ubicado en el primer cuadro de la ciudad, en la zona costera aledaña al malecón, la avenida Álvaro Obregón y centro histórico, pero poco a poco avanza por la ciudad y se extiende hacia los mercados públicos, Bravo y Madero, y por toda la zona costera, desde el Puerto de Pichilingue donde se amplía la carretera de dos a cuatro carriles, hasta la zona del barrio del Manglito, donde se renueva e interviene la zona con la finalidad de dar un nuevo aspecto turístico a la ciudad. Esto genera un conflicto social ante la nueva representación urbana y política de la ciudad turística, ello muestra cómo la autoridad a través de sus acciones políticas de intervención urbana genera una eventual expulsión territorial del habitante local. La hipótesis que planteo se establece desde el punto de vista en el cual se ve a la creación del espacio turístico como una conformación territorial que deriva en una confrontación social por medio de la intervención urbana de sitios públicos, históricos y culturales para el establecimiento de la actividad turística. Esta situación muestra, cómo se reconfigura el flujo urbano en torno al espacio turístico, lo cual genera discursos que expresan posturas sociales encontradas ante la nueva función que adquiere el espacio público. Lo cual muestra un proceso social y
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contexto de la vida cotidiana, en el cual se insertan distintos actores sociales como: políticos, académicos, turistas, comerciantes y habitantes locales, quienes a través de sus diversos diálogos, relatos y narrativas muestran sus puntos de vista en torno al espacio turístico y la situación que genera, pues genera nuevos usos y prácticas sociales. Por ello, el objetivo de esta investigación, “La construcción del discurso político en torno al proceso de la turistificación de La Paz, Baja California Sur”, es mostrar cómo se generan los discursos, fronteras y distancias sociales en torno al espacio turístico, y los conflictos que derivan de ello, por medio de la voz de los actores sociales implícitos en este proceso. Siendo el espacio turístico constituido por medio de las acciones políticas, el centro histórico y zona costera del malecón de la ciudad, el escenario donde ubico la edificación de fronteras físicas y simbólicas entre personas a través de sus formas de interacción y práctica. Esto deja al descubierto “la otra mirada” donde el habitante afectado integra una dimensión vivida del espacio confrontada ante la representación política de la ciudad. El capítulo I, Marco teórico-metodológico, resalta la importancia que guarda en sí el discurso, cómo a partir de la propia autorreflexión del hombre se genera un diálogo que expresa posturas subjetivas, una práctica social que está presente en todos los espacios de convivio, donde las personas intercambian y generan un proceso dialógico que integra una dinámica comunicativa. Este hecho, a su vez, conforma una continua retroalimentación dentro de contextos donde se integran marcos de expresión humana, lo cual constantemente está constituyendo nuevas formas de pensar, ver y percibir la realidad que acontece dentro de los contextos de la vida cotidiana. De hecho, a través del discurso se puede ubicar al actor social que enuncia una postura netamente subjetiva ante otros, lo cual genera posturas de tipo antagónico, y con ello, se origina al discurso de tipo político, que en cierto modo guarda una posición etnocéntrica porque refiere a un grupo social en específico que guarda una postura ante otros. Así, a través del antagonismo entre posturas de tipo
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subjetivo se conforma al discurso político, y es mediante este diálogo encontrado que se muestra al cómo opera una estructura sobre la dimensión social a través de formas económicas ligadas al desarrollo capitalista, donde el discurso político es parte importante de este proceso porque muestra la capacidad de agencia, la toma de decisiones, de ciertos actores, como los políticos o líderes sociales. A su vez, el discurso muestra cómo opera a través el elemento ideológico que está presente en todo tipo de representación, ya sea a través de una narrativa asociada a un hecho político o una edificación urbana que remite a el poder político que gobierna a la ciudad como lo son monumentos o dependencias de gobierno, debido a que la representación, las prácticas y el discurso conforman un sistema que expresa el pensamiento ideológico que las norma. Es precisamente a través del plano que establece la ideología donde se finca el verdadero pensamiento político, estableciendo una dimensión simbólica a través del discurso que aglutina a toda una comunidad, sin embargo, a través de la postura antagónica, es posible establecer un nuevo significado a esta estructura ideológica que representa al pensamiento capitalista. Es decir, se puede añadir un nuevo significante que rompa con la rigidez de la estructura cerrada y establecer un nuevo ciclo de debate político, y así sucesivamente, estableciendo una circularidad dialógica donde personas debaten en torno a necesidades, deseos, saberes y poderes, lo cual muestra cómo opera la complejidad social, donde los contextos sociales continuamente están reconfigurándose, están en continuo movimiento. Este debate entre configura diversas posturas antagónicas que a través del discurso político establecen un vínculo comunicativo antagonista ante la representación política de la ciudad, la cual está plasmada a través de su arquitectura, diseño de calles, parques, plazas y paseos. Este discurso se encuentra disperso en todo el espacio público, en cada persona, en sus diálogos cotidianos donde expresa una dimensión vivida y postura subjetiva en torno a las acciones de la autoridad y su representación política de la ciudad.
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La representación política de la ciudad es advertible a través de los procesos de desarrollo y la infraestructura urbana que busca darle una forma al incontrolable espíritu que norma al flujo urbano. Así se delimita un diálogo antagónico entre la “polis” y la “urbs”, entre la versión formal e informal de la ciudad. Por medio de esta delimitación de discursos en torno a la ciudad, puede advertirse que el espacio turístico conforma una representación política en la ciudad, un proceso que sujeta a todos los ciudadanos en torno a un tipo de desarrollo, el turístico. Si bien, el espacio turístico genera toda una economía en torno al flujo de turistas, esto genera, también, un eventual desplazamiento de ciertos actores del contexto de la vida cotidiana, sobre todo porque la autoridad se empeña en crear una imagen y espacio acondicionado sólo para el turismo, lo cual crea una zona de exclusividad y ello genera, consecuentemente una limpieza social con la finalidad de brindar un lugar seguro al turismo. Es a través del análisis del espacio propuesto por Henri Lefevbre y el análisis del discurso que se interpreta la representación política de la ciudad como la construcción de un discurso urbano que genera diálogos, relatos y narrativas en la ciudad, ello muestra una dimensión vivida del espacio y la confrontación entre la polis y la urbs, donde el conflicto social en torno al espacio turístico muestra al proceso de desposesión territorial y expulsión social que acontece en la ciudad. Sobre todo, porque el espacio turístico precisa hacer uso de recursos paisajísticos, culturales, históricos y urbanos para el uso turístico, hecho que establece un nuevo tipo de representación de ciudad, los espacios de uso exclusivo, una nueva práctica. Por ello, la importancia del discurso como una práctica presente en todo el espacio público, porque genera diversos tipos de representación, donde los actores construyen posturas que difieren con respecto al espacio público. Están de acuerdo ante la renovación del espacio o en desacuerdo porque se ven afectados por esta nueva realidad social que se les plantea, debido a que no se les consideró al momento de diseñar esta nueva versión de la ciudad enfocada sólo en el turismo. Una tarea donde esta investigación busca hacer énfasis en los actores sociales que
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forman parte de la versión informal de la ciudad, construyendo una matriz diferente a la del imaginario turístico constituido por las acciones políticas. El capítulo II, Historia urbana de La Paz, B.C.S., muestra cómo se genera el proceso urbano que da origen a la ciudad de La Paz, Baja California Sur, tomando en consideración que lo urbano no son las edificaciones materiales presentes en la ciudad, sino que es el flujo que establecen las personas a través de sus diversas prácticas, establecen diversos tipos de economía en torno a productos que derivan en la creación de una sociedad. Así, La Paz nace derivado del flujo de mercancías que llegaban a la industria minera establecida en la región de El Triunfo y San Antonio. Pasó de ser sólo un puerto que recibía las mercancías a un pequeño poblado donde se comerciaba con productos provenientes del exterior, vía marítima, y, vía terrestre, de las distintas rancherías establecidas en la zona sur de la península. Un flujo comercial que derivó en un crecimiento poblacional, y con ello, la instauración de casas comerciales y pequeñas fábricas que proveían de insumos como: zapatos, carruajes, jabones, fósforos, y diversos artículos de importación, a la región minera de ese entonces. La Paz pasa de ser un pequeño poblado a un núcleo poblacional importante donde la actividad comercial genera una economía que atrae a personas de otras regiones, sobre todo, este auge comercial adquiere relevancia a través de la industria de las perlas, que se comercian al exterior. Esta actividad comercial decae durante el periodo de la Revolución Mexicana y la región de Baja California Sur vive un aislamiento territorial que dura varias décadas. Es hasta el año de 1974, que se inaugura la ruta del transbordador que conecta con el Estado de Sinaloa. A esta ruta se le agrega la conclusión de la carretera transpenínsular y la construcción del aeropuerto internacional. La ciudad vive un nuevo auge económico, sobre todo, por los beneficios que brinda la ley de zona de libre comercio en la entidad, lo cual atrae a personas de otras regiones del país que viene a comprar productos de importación. En la ciudad hay diversos tipos
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de comercios como, electrónica, perfumería, ropa, calzado y artículos para el hogar, esta área comercial se ubica en el centro de la ciudad, donde también se acondicionan hoteles y pequeños hostales para alojar a los denominados “fayuqueros” provenientes del interior de la República. Hecho que detona el crecimiento de la ciudad al doble, aumenta su población y nacen nuevas colonias hacia el sur. Sin embargo, todo este auge decae con la entrada de México en el Tratado de Libre Comercio (GATT) en 1982 y la mayoría de los comercios ubicados en el centro de la ciudad cierran, la ciudad vive una crisis económica y social de carácter interno, lo cual orilla a la autoridad política a decretar a la ciudad como una ciudad orientada en el turismo, la nueva opción viable. Para ello, se le brindan las facilidades a la inversión y desarrollo de infraestructura turística, se modifica el Plan de Desarrollo Urbano (PDU) con la finalidad de adecuar el suelo urbano a la inversión comercial y turística. La ciudad vive un nuevo renacer a través de las inversiones millonarias que se anuncian en materia turística, se pretende edificar un desarrollo en la zona de Balandra, sin embargo, la sociedad se organiza y se protege a esta reserva natural, lo cual pone a la autoridad política ante una disyuntiva porque se requiere de este tipo de inversiones para la creación de empleos. La misma situación ocurre con los desarrollo de Paraíso del Mar y Tres Mares ubicados en el Mogote que forma parte de la ensenada de La Paz, la sociedad rechaza este tipo de desarrollo, y sobre todo, muestra cómo operan los movimientos sociales, donde se organiza a la urbs, este diálogo que está presente en todas las personas y se conforma un frente cívico que enfrenta a la sociedad y su idea política de ciudad. Capítulo III, Nueva imagen de La Paz, B.C.S., establece cómo se genera la representación del espacio turístico a través del imaginario social, la matriz que aglutina al pensamiento político del discurso y su representación urbana en el área del malecón costero y centro histórico. Un área urbana donde se advierte un tipo específico de territorialidad, lo cual simboliza y muestra cómo opera el espacio turístico. Lugar donde es posible advertir diversos tipos de prácticas y
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representaciones asociadas al turismo, como las características del espacio, esculturas, monumentos, arquitectura, las prácticas en torno al comercio, prestadores de servicios turísticos y transportistas. Además, en este sitio se ubica la escenografía turística confeccionada a modo para el turista, donde puede fotografiarse con las letras expresan el nombre de la ciudad, y con ello narrar su experiencia turística, así, el turista da cuenta de su experiencia exótica ante su círculo social. Igualmente, este tipo de escenarios modifican la percepción del lugar, pues son un tipo de infraestructura nueva que siempre aglutina a un número importante de personas que buscan fotografiarse al lado de las letras con el nombre de la ciudad, lo cual pone de manifiesto que hasta el propio habitante local puede tornarse, también, en un turista en su propia ciudad. En este lugar, malecón y centro histórico, se invirtió una suma millonaria en reconstruir aceras peatonales, plazas y parques que están ubicadas a lo largo del paseo costero, con la finalidad de confeccionar un escenario turístico, el producto que vende a la ciudad. Asimismo, como parte de este escenario, en el centro histórico se construyó un museo del arte aledaño a la antigua casa de gobierno, y se renovó el jardín Velasco, un área que cuenta con edificios de carácter histórico como lo son los portales, la Catedral de ciudad de La Paz y el antiguo palacio de gobierno. Sumado a ello, para atraer al turismo y la inversión hacia la ciudad se generan diversos tipos de eventos, como: gastronómicos, deportivos, musicales, culturales que se difunden ampliamente a nivel nacional e internacional, lo cual torna al malecón costero, centro histórico y sus playas aledañas a la ciudad, en parte del escenario que vende a la ciudad al turismo. También se habilitaron espacios culturales como el Museo de Historia y Antropología y el Centro Cultural La Paz. Otros escenarios turísticos que promueven a la ciudad son las playas de Balandra, el Tecolote, el Coromuel, etc. A través de estos espacios se pretende construir un circuito por donde el turista transite y conozca el producto turístico que le provee una experiencia diferente.
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Capítulo IV, Fractura social de La Paz, B.C.S., Este capítulo muestra la dimensión vivida, la cual es contraria a la representación política y es afectada por el desarrollo turístico. Esta dimensión muestra un lado humano y una territorialidad que forma parte del espacio del malecón. De ahí que, el proceso de turistificación y su nueva territorialidad entran en conflicto con esta “otra” territorialidad, sobre todo, porque la proyección de los estándares estéticos del producto turístico no incluye a estos actores dentro de la representación de su imagen espacial. Esta acción genera un conflicto social en torno a estos actores, quienes son objeto de una eventual expulsión del espacio público, debido a que la nueva imagen de la ciudad requiere proyectar un lugar higiénico, libre de elementos sociales no deseados en el lugar. El análisis del discurso muestra cómo esta representación distinta del espacio público evidencia una seria problemática territorial en torno a estos actores, pues ellos también forman parte de la vida cotidiana del área del malecón y tienen, por tanto, derecho al libre tránsito y uso del espacio. Al establecerse un espacio exclusivo para el turismo por medio de las acciones políticas, también se genera una problemática social, debido a que la representación de la imagen visual del malecón costero y centro histórico está generando una higiene social. Se está expulsando al ciudadano de su ciudad y se está eliminando el desarrollo de su vida cotidianidad. Estos actores son: vendedores ambulantes, prestadores de servicios turísticos, el peatón que debe ocupar otra acera por la extensión de comercios en la vía pública por medio de terrazas y los estudiantes y padres de familia afectados por la destrucción de su escuela, la 18 de marzo. Por medio del análisis del discurso, estos casos muestran la otra realidad generada por el proceso de turistificación del malecón y centro histórico de La Paz, B.C.S.
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Capítulo 1, Marco teórico-metodológico
1.1- El discurso político El discurso conforma una práctica social, la cual es empleada por las personas en el contexto de su vida cotidiana con la finalidad de ejercer una acción sobre el espacio inmediato en el que interactúan junto a otros, al enunciar o expresar posturas personales con respecto a temáticas que les conciernen y les afectan, como lo son las problemáticas que afectan a una comunidad, grupo o la sociedad en general. Para Anthony Giddens (2011) el discurso es una conciencia práctica que reflexiona sobre sí misma, sobre cuál es su papel en el mundo y qué acciones realiza. Considera al discurso como un agente social determinado por circunstancias específicas porque aglutina a las personas dentro de un tiempo y un espacio, y con ello, logra establecer un significado con respecto a un lugar que deriva en un sentido sociocultural. Esta conciencia discursiva expresa el actuar de los elementos sociales, construye posiciones sociales con respecto a otros, sobre todo, porque el discurso es un fenómeno comunicativo de índole social, establece un puente comunicativo entre varias personas que expresan su condición social y la realidad de su día a día. Un hecho que deriva en la delimitación de posturas subjetivas con respecto a situaciones de índole social, cultural, urbana, política, económica e histórica. A través de la reflexividad del actor social se explica las formas del cómo se relaciona con el entorno.
Se considera, por tanto a la
reflexividad, como el punto de partida para la construcción de todo tipo de discursos, el medio comunicativo donde se simbolizan las formas del vivir y del relacionarse socialmente, ya sea con una persona, grupo, comunidad o la sociedad en general. La propiedad de la reflexividad tiene que ver al mismo tiempo con la descripción de una situación y con su construcción, en el sentido de que describirla es construirla. Asimismo, la reflexividad se relaciona, simultáneamente, con el entendimiento de aquello que está aconteciendo y con la explicación de dicho entendimiento. (Iñíguez, 2006, pág. 47)
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Por medio del discurso (Salgado, 2019) personas y grupos sociales interactúan, construyen y perciben la realidad y sus experiencias en torno a otros y lo que son las relaciones de poder, sea desde un campo de acción, personas o una entidad institucional de índole religiosa, política o comunal, etc. Así, el hombre genera posturas comunicativas en torno e estos contextos de interacción social, donde construye diálogos, relatos y narrativas que lo muestran a él como un actor social al involucrarse expresivamente en asuntos que le conciernen a su comunidad, de ahí que, se integre un contexto de acción colectiva. Estas formas de comunicación pueden ser de forma verbal o no verbal, como lo es el caso de textos visuales o sonoros, las cuales derivan en una complejidad lingüística que está presente en espacios de interacción humana, donde la sociedad y la cultura muestran la condición humana. El discurso, por tanto, muestra al actor social inmerso en procesos sociales donde conforma contextos de interacción. El discurso, es por tanto, una forma de conocimiento importante donde las posturas humanas adjetivaban la realidad, es decir, generan formas de pensamiento y de expresión con respecto a cuestiones políticas, religiosas, comunitarias, según sea el caso. Como una manifestación del lenguaje, el discurso, no sólo hace uso de palabras escritas o expresadas, sino también construye sentidos socioculturales a través de imágenes, sonidos, gestos, objetos, movimientos, cuerpos, etc., etc. Esto muestra que el discurso no sólo es un diálogo entre personas o un texto escrito, sino es, sobre todo, un campo de comunicación humana que puede emplear una infinidad de objetos para constituir un lenguaje. Esta capacidad expresiva se logra a través de la imaginación humana, donde el uso de signos puede establecerse en torno a todo tipo de objetos que formen parte de la percepción humana, donde el hombre integra un diálogo, una mediación con respecto a su entorno. Ello, pone al discurso como un concepto que sitúa al investigador dentro de un contexto social que mantiene un vínculo con condiciones históricas, políticas, culturales, económicas, urbanas, donde se conforma un territorio y formas del existir como lo es el caso de grupos, asociaciones o comunidades. Al ser un producto derivado del pensamiento del hombre, el discurso es una práctica social, es decir,
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es una estructura social que está presente en formas del pensar, hablar, interactuar, ver, etc., lo cual conecta al hombre con posturas humanas con respecto a la realidad, como lo es el caso de las creencias, ideologías, costumbres, tradiciones, hábitos. Formas socioculturales presentes en la manera de conformar los diálogos, narrativas y relatos que dan cuenta de él y su mundo contextual que comparte junto a otros. Por ello, la realidad social constituida a través de las narrativas propias del discurso siempre dependerán de las condiciones materiales del espacio y de los actores con los que se interacciona, pues el discurso integra la materialidad física del espacio, el contexto, y el pensamiento expresado a través de los relatos, donde une a sujetos, objetos y contextos dentro de la posibilidad lingüística de la práctica. Además, el discurso como práctica social es flexible, puede integrar una gran variedad de formas expresivas de distinto tipo. Derivado de ello, el discurso como práctica social, hace posible el análisis del mundo social a partir de la concepción subjetiva del actor, mismo que está inmiscuido en procesos sociales, económicos, políticos, culturales y urbanos, pues la expresión de su posturas subjetiva es importante para todo tipo de investigación social, porque remite a una realidad social y territorial de la vida cotidiana, donde… Hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma de acción entre personas que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito. El discurso es parte de la vida social. Desde el punto de vista discursivo, hablar o escribir no es otra cosa que construir piezas textuales orientadas a unos fines y que se dan en interdependencia con el contexto (lingüístico, local, cognitivo y sociocultural). Nos referimos, pues a cómo las formas lingüísticas se ponen en funcionamiento para construir formas de comunicación y de representación del mundo real o imaginario. (Blancafort, 2002, pág. 15)
Por consiguiente considero necesario ver el punto de vista de la psicología donde Jean Claude Abric (1994) establece que, las representaciones y prácticas sociales junto al discurso integran un mismo sistema, el cual no es posible comprender sin
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la mutua interacción entre estos tres elementos que hacen posible una objetivación de la realidad. Es por eso que, la casi totalidad de los investigadores está de acuerdo con el principio que sigue: las representaciones y las prácticas se generan mutuamente. No se puede disociar la representación, el discurso y la práctica. Forman un todo. Sería vano buscar si la práctica produce la representación o es a la inversa. Es un sistema. (Abric, 1994, pág., 207)
Este punto de vista, ve al discurso como una práctica social que hace una forma objetiva de la realidad. Ubica al contexto social donde se narran e inscriben las situaciones sociales que acontecen dentro del contexto de la vida cotidiana. El discurso ordena al actor social agente en torno a una institución y una relación de poder que, a través de una materialidad subjetiva estructura un sentido práctico de la vida. De manera que, el discurso muestra el encuentro entre el mundo social, las prácticas y representaciones de las personas. En consecuencia, puede concretarse un análisis sociológico. De ahí que, el discurso… Puede abrir alternativas y contribuir a crear condiciones de posibilidad para que los agentes […] construyan sus propios puntos de vista sobre ellos mismos y sobre el mundo social, y hagan manifiesta su posición en el mismo. Es decir, que los agentes puedan explicar el punto a partir del cual ellos se ven a sí mismos y ven el mundo, y de este modo, hacer comprensibles sus prácticas y sus percepciones sobre ese mundo. (Gutierrez, 2005, pág. 76)
Por esto, la práctica discursiva establece la posibilidad de análisis social a partir de del actor agente. De ahí que, el discurso sea parte de un sistema que se reproduce mediante una dimensión simbólica. Por tanto, no es posible hacer una lectura analítica de la sociedad sin el vínculo entre estos tres conceptos. Pero sobre todo, hace posible la proyección de una conciencia práctica que integra una relación colectiva, donde las personas comparten sus contradicciones y tensiones sociales que hacen surgir la situación política. Se muestra el cómo se establece una situación social compartida y una diferencia a través de la práctica discursiva. Derivado de ello, el discurso se inserta en un contexto político a través de su accionar, donde delimita, simboliza y construye al otro, el adversario político. Este
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actor social hace posible la expresión de una forma de pensamiento diferente a la postura institucional, sobre todo, porque expresa una postura desde un nosotros con respecto a los otros. Un contexto comunicativo donde el adversario político configura la posibilidad de un diálogo entre distintos agentes sociales. En este contexto se comparten experiencias de mundo, lo cual da testimonio de una circunstancialidad y condición social. De hecho, el discurso político guarda una fuerte posición etnocéntrica, debido a que remite a un grupo social o comunidad específico a partir de una relación institucional, donde un grupo se contrapone la postura del otro, así… Podemos asumir que el discurso político también expone temas preferidos. Ante todo, el discurso político será primariamente sobre política […] Debemos esperar manifestaciones típicas, relacionadas con los sistemas políticos, ideologías, instituciones, procesos y actores políticos y eventos políticos. En pocas palabras, mucho del discurso político es reflexivo […] Ellos hablan sobre adversarios y enemigos políticos y sobre políticas y las malas gestiones de presidentes, gobiernos o parlamentos previos. (Van Dijk, 1999, pág. 39)
Este proceso comunicativo que hace posible el discurso a través de la figura del adversario político, despliega un antagonismo, y con ello, hace posible la integración de una significación social mediante la interacción que generan dos elementos, el discurso, lo institucional, y un anti-discurso, el adversario político. Una relación de oposición que permite comprender la dinámica política, la cual es siempre de carácter abierto porque siempre emergerá un nuevo adversario político que no esté de acuerdo con las posturas institucionales. El antagonismo es una lógica que despliega las fronteras de la distinción, organiza al discurso político y hace posible un proceso comunicativo entre dos elementos de distinta naturaleza social, por ello el discurso tiene una fuerte presencia dentro de todo contexto social y urbano, donde se expresan las conciencias y pensamientos con respecto a la ciudad y sus espacios. Entonces… Es en la lucha política como proliferación de discursos donde se desenvuelve la conciencia social en su más alto nivel […] Vista desde la perspectiva lingüística de la cuestión de la hegemonía, el terreno específico de la política es la construcción discursiva propiamente dicha. La política se presenta como la lucha
19 de fuerzas antagónicas con articulaciones discursivas que tratan de incidir, invadir y construir el campo discursivo del adversario. […] Esto implica apropiar y re-articular los elementos del discurso del adversario o interlocutor en un nuevo conjunto de sentido. (Mayorga, 2003, págs. 271-272)
De ahí que, para comprender al discurso político, obligadamente debo referir a Ernesto Laclau (1987), sobre todo, porque no sólo habla de un anti-discurso que enarbola el adversario político, sino establece una nueva forma de comprensión social que posee la capacidad de romper con la concepción estructural del espacio capitalista, al remitir a otras realidades y pensamientos sociales. Este autor propone una abertura del espacio político en base a una oposición binaria entre contrarios, abriendo así, un ciclo de continuidad interactiva, por efectos del discurso porque es una práctica social que continuamente se auto-regenera, e impone nuevos sentidos de significación. El discurso posee la capacidad de expresar una totalidad social y, también, puede construir otro tipo de relato con respecto problemáticas específicas donde se ve afectado un grupo o comunidad, uniendo las realidades que ocurren en lo micro, grupos sociales específicos, y lo macro, la totalidad social. Esta perspectiva teórica también la comparte Edgar Morin (1990) a través del pensamiento complejo. Morin ve en la sociedad y el individuo al elemento de cambio, porque a través de sus prácticas discursivas puede integrar un proceso de recursividad para la concreción de una nueva realidad social y, con ello, una nueva forma de pensarse a sí mismo, lo cual crea un nuevo tipo de conocimiento y forma de ver al mundo. Si parto del sistema auto-eco-organizador y lo remonto, de complejidad en complejidad, llego finalmente a un sujeto reflexivo que no es otro que yo mismo que trato de pensar en la relación sujeto-objeto. E inversamente, si yo parto de ese sujeto reflexivo para encontrar su fundamento o, al menos, su origen, encuentro mi sociedad, la historia de esa sociedad en la evolución de la humanidad, el hombre auto-eco-organizador. (Morin, 1990, pág. 69)
Para lograr este proceso recursivo es necesario establecer de antemano la noción de estructura cerrada, fija y sin movimiento alguno. Con ello, es posible generar un nuevo contexto social que se contrapone a lo ya estructurado. Un contexto dónde a
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partir de la propia reflexión se construye la posibilidad de abrir un punto de inflexión a través de las prácticas, la herencia sociocultural presente en las personas y que son una herencia histórica importante. El remitir al pasado histórico y sus prácticas con respecto a los espacios de interacción y comunicación, permite ver la importancia del pasado para el presente, donde es necesario la generación una nueva forma de pensar y concebir la realidad en los contextos de incertidumbre social. Por su parte, Javier Waiman (2018) ve, en Ernesto Laclau y su concepción del antagonista político, el despliegue del plano de la superestructura política e ideológica. Considera que las luchas sociales son el medio político que busca ir más allá de la concepción del espacio estructural del capitalismo, al establecer una postura de oposición. Esta consideración teórica pone énfasis en el tipo de relación social que produce el capitalismo. Es por medio de la relación de hegemonía social (Laclau, 1987) de una clase con respecto a otra, donde la postura hegemónica agrupa y, a la vez, establece una frontera que divide a la sociedad en dos grupos, en una élite y una masa colectiva. Este vínculo de oposición entre dos elementos sociales integra una lógica comunicativa, donde el orden simbólico e ideológico se articula con referencia al discurso político de un grupo social. La dimensión ideológica del adversario político es importante, pues reconoce y permite articular otro ámbito de significado al orden estructurado y hegemónico de lo institucional. Un orden que Louis Althusser (2005) reconoce como el verdadero potencial político y revolucionario. Este autor considera a lo ideológico como parte de toda concepción de la realidad, al grado que, a veces, resulta imposible separarla de la experiencia del mundo vivido. De ahí que, si bien, la ideología está presente en toda la realidad social, en imágenes, representaciones, personas, etc., etc. Estos elementos en conjunto conforman un sistema que le da sentido a la estructura política, jurídica y económica que condiciona al hombre. Un hecho que deriva en la producción de un mecanismo de sentido en base a la función ideológica, donde se logra discernir una realidad social, cuál es su naturaleza y propósito. Puesto que, la ideología no sólo está presente en la experiencia vivida de las personas, sino que
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emerge como una forma de consciencia colectiva al compartirse un sentido en común. Una vez ubicada la ideología en su conjunto, una vez señaladas sus diferentes regiones […] y conocidas las diferentes formas bajo las cuales existen, queda un paso decisivo a dar para comprender el sentido último de la ideología: el sentido de su función social. […] La ideología está pues, destinada ante todo a asegurar la dominación de una clase sobre las otras y la explotación económica la asegura la preeminencia, haciendo a los explotados aceptarla como fundada en la voluntad de Dios. (Althusser, 2005, págs., 54-55)
De manera que, la ideología es un concepto importante para mostrar cómo se articula un dominio omnipotente por encima de la voluntad del hombre y su sociedad. Este dominio establece una falsa conciencia que obliga al hombre a aceptar una naturaleza de dominio, sujeción y explotación. Esta falsa conciencia establece la representación de una ilusión que engaña a la razón y pensamiento lógico del hombre con respecto a lo que es él y su mundo. En este mismo sentido, Waiman (2018) ve en Ernesto Laclau (1987), a un teórico constructor de un pensamiento emancipador a través del sentido ideológico, pues el adversario político hace posible la articulación de otro tipo de conciencia y sentido social, porque no existe una ideología única, es decir, cada persona posee la capacidad de generar sus propias concepciones ideológicas en base a sus creencias, y con ello, emitir sus propios juicios de valor. De ahí que, la ideología organiza al discurso, se nutre del mundo social, lo que son las condiciones en que viven las personas, generando así, una postura reflexiva, una conciencia que deriva en la construcción de un pensamiento crítico donde se cuestiona a la autoridad. Por ello propongo conceptuar la ideología en términos de las maneras en que el significado movilizado por las formas simbólicas sirve para establecer y sostener las relaciones de dominación: establecer en el sentido de que el significado puede crear e instituir de manera activa relaciones de dominación; sostener, en el sentido de que el significado puede servir para mantener y reproducir las relaciones de dominación mediante el proceso permanente de producción y recepción de formas simbólicas (Thompson, 1998, pág. 89)
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La noción simbólica de la ideología permite, por tanto, integrar la posibilidad de añadir elementos externos que le asignan nuevos sentidos a la propia estructura cerrada. Esto es, una oposición entre distintos elementos que deriva en la creación de un sentido, y por consecuencia, un nuevo significado social. Para lograr esta visión, Ernesto Laclau recurre a la teoría del estructuralismo lingüístico establecida por Ferdinand de Saussure (1990), quien ve en el lenguaje una estructura cerrada que en base a relaciones de oposición entre distintos elementos, crea un nuevo sentido y, con ello, un nuevo significado, lo cual deriva en la construcción de un nuevo discurso. Laclau ve a través de la lógica estructural del espacio capitalista, la posibilidad de ir más allá de la sociedad y construir un nuevo sentido social, es decir, va más allá de la propia realidad social. En el espacio estructurado, cada nuevo elemento que se contrapone a la estructura asigna un nuevo significado. Así, sólo a través de lo político e ideológico se puede construir la emancipación social a través del discurso. Las ideologías también establecen vínculos entre el discurso y la sociedad. En un sentido, las ideologías son la parte cognitiva del poder. Como en el caso del conocimiento social, las ideologías supervisan cómo los usuarios del lenguaje emplean el discurso en tanto miembros de un grupo u organizaciones (dominantes, dominados, competidores), y de ese modo también tratan de realizar los intereses sociales y resolver los conflictos sociales. Al mismo tiempo, el discurso es necesario para la reproducción de las ideologías de un grupo. (Van Dijk, 2000, pág. 27)
Lo ideológico está presente en todo el espacio social, por ello implica contradicciones y continuas tensiones entre las personas, grupos o comunidades. Es un campo de calor social donde se fijan posturas acorde a nociones religiosas, políticas, raza, género, etc. La presencia de la ideología se extiende de forma orgánica en todos los aspectos de la realidad social que constituye el hombre, y por tanto no puede separarse de la forma expresiva del discurso. El discurso es una práctica que continuamente estará confrontándose ante otro tipo de discursos dentro de contextos de interacción social.
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Un ejemplo claro de ello lo muestra el diseño del espacio público, éste muestra cómo está presente un discurso político a través de la representación de este lugar. Un contenido ideológico que el urbanista asigna a estos espacios de convivio social a través de una proyección, estableciendo con ello, una relación social advertible a través de las prácticas que comparten las personas en torno a estos sitios. Esta ordenación del espacio en torno a una proyección, asigna un uso y una función específica de interacción social conforme a una norma urbana, la cual es instituida políticamente en el espacio público. Esta representación política de la ciudad fija un orden urbano que organiza las prácticas dentro del espacio público y, con ello, se fija un sentido social y político en torno a lo que debe ser el lugar. Ese lugar al que llamamos espacio público es así una extensión material de lo que en realidad es ideología, en el sentido marxista clásico, es decir, enmascaramiento o fetichización de las relaciones sociales reales, y representa esa misma voluntad que toda ideología comparte de existir como objeto: su creencia material, en tanto esas ideas son actos materiales inscritos en prácticas materiales, reguladas por rituales materiales, definidos a su vez por el aparato ideológico material del que proceden las ideas. (Delgado, 1999, pág. 29)
Derivado de este proceso, se considera que el discurso político se expresa en la ciudad a través de una representación urbana, por medio del plano de lo ideológico se expresa y simboliza este orden político, en lo que es: la arquitectura, el diseño de parques, monumentos, jardines, trazado de calles avenidas, etc., en toda la materialidad física que busca darle privilegio al orden y flujo socioeconómico. Por ello, se fijan distintos tipos de representación en torno a lo que es el espacio público. El
elemento
ideológico
implica
tanto
a
personas,
espacios,
prácticas,
representaciones y discursos, este sistema a través del discurso hace posible la expresión de posturas subjetivas de lo que es el espacio, no sólo desde una postura institucional, sino desde la postura del ciudadano común, mismo que se ve afectado por alguna intervención urbana derivado de una acción política. Manuel Delgado (1999) establece que todo tipo de espacio estructurado, política y económicamente, es un espacio social, pero éste es también un territorio donde, a su vez, hay una red de uniones que permite la comunicación entre distintos
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elementos de distinta naturaleza. En la calle y espacios de carácter público existe una abertura que él denomina “espacios en movimiento” o “territorios circulatorios” donde transitan todo tipo de flujos continuos, como vehículos, personas, servicios, información, etc. Este tipo de flujo conforma una dimensión líquida en continuo movimiento dentro del espacio social. Esta dimensión nunca está fija a un solo lugar, pues puede adquirir diversas formas dependiendo del contexto donde se establezca. Posee una alta capacidad de adaptación a distintas circunstancias y contextos, por ello, esta dimensión líquida puede adquirir distintos tipos de representación en el espacio urbano. Así, en la ciudad emergen dos tipos de orden, la “polis y la “urbs”. La “polis” es vista como el orden político estático, estructural, institucional y hegemónico que administra a la ciudad. En cambio la “urbs” es un proceso que acontece sólo en el seno de la sociedad, está presente en las personas a través de sus prácticas y el tipo de representación que derivan de éstas. Entonces, considera que la “urbs” adquiere vida y se forma a través del continuo interaccionismo entre distintos elementos, por ello, la “urbs” tiene un carácter abierto e indeterminado, siempre está en continua construcción, está en permanente re-estructura, es un calor social, es un flujo continuo que nunca se detiene. En consecuencia, Manuel Delgado establece a lo urbano como un orden que se conforma a sí mismo, no es obra de una administración política. Al contrario, lo urbano nace en la vida colectiva, es un espíritu que habita en la ciudad y a través del diseño y arquitectura urbana sólo se le busca controlar a este orden, el flujo continuo e indeterminado de las personas dentro de los espacios de la ciudad. Para la “polis”, en cambio, es necesario establecer las bases de una convivencia armónica, para ello, busca eliminar los elementos y lugares negativos, los que representan un peligro al orden de la “polis”. Pero, aun así, con estas medidas de control, lo urbano, la “urbs” siempre estará presente en las personas, en la vida colectiva y no en el orden impuesto por la autoridad política, la “polis”. La calle, el bulevar, la avenida, la plaza, la red viaria en general, se convierten en mucho más que un instrumento al servicio de las funciones comunicacionales de la ciudad, un vehículo para el intercambio circulatorio entre sitios. Son, ante todo,
25 el marco en que un universo polimórfico e innumerable desarrolla sus propias teatralidades, su desbarajuste, el escenario irisado en que una sociedad incalculable despliega una expresividad muchas veces espasmódica. (Delgado, 1999, pág. 181)
Sin embargo, en la relación contradictoria que deriva entre estos dos órdenes presentes en la ciudad, a través de las personas, lo que son sus prácticas y las representaciones consecuentes, nace otro tipo de discurso, un anti-discurso urbano. Este anti-discurso se manifiesta a través de diferentes prácticas sociales, como: las formas de apropiación del espacio, donde las personas establecen qué tipo de uso y comportamiento se establece, la delimitación de territorios mediante la escritura de emblemas que remiten a un grupo o comunidad, el trazado de atajos, formas de construcción de vivienda, etc., etc. A través de este tipo de prácticas la colectividad hace reinvenciones del espacio público, lo ajusta a sus necesidades, costumbres y tradiciones, estas representaciones características expresan su identidad, formas de vivir y habitar como un grupo social. Así, finalmente, las prácticas de la colectividad son las que terminan imperando sobre los espacios públicos, diseñados, proyectados y planificados por la “polis”. La práctica social sería la que, como fuerza conformante que es, acabaría impregnando los espacios por los que transcurre con sus propias cualidades y atributos. A destacar que esa codificación alternativa que el usuario de la calle no genera algo parecido a un continente homogéneo y ordenado, sino un archipiélago de microestructuras fugaces y cambiantes, discontinuidades mal articuladas, inciertas, hechas un lío, dubitativas, imposibles de someter. (Delgado, 1999, pág. 182)
La ciudad diseñada, imaginada y políticamente representada como una visión utópica, y ésta dista mucho de la verdadera esencia de lo urbano, pues lo urbano nunca deja de estar en movimiento, esto implica distintas formas y matices que adquieren un lenguaje complejo de difícil lectura e interpretación. A partir de la oposición “urbs/polis”, Delgado lee las dinámicas de poder de una sociedad en continuo movimiento, estructurándose a sí misma acorde al flujo continuo de personas que interaccionan entre sí, la “urbs”. En consecuencia, del espacio urbano brota un universo de posibilidades, articulaciones y formas diversas de
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representación, y con ello, el anti-discurso urbano, un discurso que integra el pensamiento ideológico del adversario político (Laclau 1987). Un antagonista que se opone al orden de la “polis”, a través de sus prácticas urbanas fija un discurso de resistencia que puede integrar un poder desde abajo y manifestarse en contra de las imposiciones institucionales. Sin embargo, lo característico de este discurso de la “urbs”, es que es de carácter fragmentario, se encuentra disperso en la colectividad, pues las prácticas colectivas se caracterizan por su comportamiento continuo e indefinido, lo cual le permite articular esta multiplicidad de facetas, los diálogos, opiniones y relatos y, con ello, establecer una relación de poder opositora en torno a las posturas institucionales, es decir, construir un anti-discurso. El espacio público, el lugar por definición de lo urbano, puede entonces ser contemplado como el de la proliferación y el entrecruzamiento de relatos, y de relatos que por lo demás, no pueden ser más que fragmentos de relatos, relatos permanentemente interrumpidos y retomados en otro sitio, por otros interlocutores. (Delgado, El animal público, hacia una antropología de los epacios públicos, 1999, pág. 190)
Una postura similar la expone Pedro Sotolongo (2006), considera al discurso como un medio expresivo que articula poderes y contrapoderes dentro de contextos de interacción compleja. Es a través de la enunciación de posturas antagónicas que las diferentes tensiones sociales involucran a distintos actores, cuyas problemáticas acontecen dentro del contexto de la vida cotidiana. En este contexto se expresan posturas distintas de realidad que develan patrones que articulan a las prácticas sociales, mismas que son parte del espacio social y del discurso. El discurso hace posible la expresión de un conocimiento simbólico presente en lo social, donde las personas comparten situaciones en común. Integrando, así, deseos, saberes, y relaciones de poder, que derivan en situaciones de confrontación social. Esto constituye una circularidad que traza distintas perspectivas de lo social, esta circularidad involucra a distintos actores, prácticas y escenarios que interaccionan entre sí. En este proceso comunicativo las formas distintas de ver y pensar lo social integra a los puntos de vista que son similares.
27 Esta circularidad que hemos caracterizado entre los ámbitos de prácticas locales de poder, de deseo, de saber y de discurso, junto a su articulación con todos y cada uno de los componentes indexicales del patrón de interacción social de que se trate, permite concretar ulteriormente la compresión de aquella reflectividad y de aquella apertura que situamos como rasgos inherentes a los patrones de interacción social. (Sotolongo, 2006, pág. 109)
Este autor considera que, los patrones de interacción social generan un eslabón de unión entre las personas y establecen, por tanto, una realidad intersubjetiva al compartir un interés en común. Estos patrones están presentes en las prácticas, lo cual hace posible al análisis de lo social. En el interaccionismo, las prácticas sociales inscriben diversas formas que organizan a los patrones de interacción. Así, las prácticas de los otros y el nosotros forman parte de las acciones que ocurren de forma continua. Un accionar relativo entre distintos elementos, donde los marcos estructurales derivan en la creación de grupos, comunidades o asociaciones. Estos patrones de interacción social se conforman acorde a una indexicalidad, qué, quién cómo, cuándo, donde, por qué, ubicando así, a personas y lugares. Estos patrones están presentes en todo tipo de sociedad, son un componente de carácter universal. Por medio de ellos se puede analizar e interpretar lo social, sobre todo, cuando se busca establecer un marco comparatorio entre distintos grupos y prácticas sociales. Entonces, el discurso articula a las personas dentro del interaccionismo, pues enuncia puntos de vista con respecto al nosotros y los otros. Esto permite integrar un sentido social colectivo, lo cual involucra a un saber compartido que proyecta una ideología. El discurso teje una situación que vincula a las personas con complejos tipos de interacción. Vemos así cómo nuestras prácticas de poder, de saber y de deseo, mediante sus imbricaciones discursivas (a través de nuestras prácticas de discurso) y de los efectos legitimadores de los juegos del lenguaje como articulaciones entre enunciaciones y acciones, forman parte de todo patrón de interacción social de la vida cotidiana, y por lo mismo, se imbrican en lo social. Si los patrones de interacción social son coextensivos a todo socium, lo serán también, por carácter transitivo, los ámbitos de las prácticas del discurso, de poder, de saber y de deseo. (Sotolongo, 2006, pág. 35)
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También, a través del discurso, se muestra lo institucional integrando y a los contextos de lo micro y macro social. Este modelo esquemático explica las situaciones específicas de un entorno social, donde las personas poseen una información que es importante para el análisis social. El discurso presente en las personas adquiere relevancia por sus implicaciones, sean culturales, históricas, políticas, económicas, urbanas, religiosas, étnicas, etc., se vincula lo micro, las personas, a lo macro, lo institucional. Todo se logra a través del carácter reflexivo que contiene el discurso.
1.2- El proceso de turistificación El proceso de turistificación
para unos autores, implica
una eventual
mercantilización de los espacios de convivencia social que poseen un valor histórico y cultural, lo cual es visto como una apropiación del espacio social con fines de lucro. En cambio, para otros autores ven esta conceptualización como una valorización turística que adquieren determinados lugares, pues el turista es quién le asigna este sentido, para contar con su presencia, se requiere de un aparato publicitario que difunda una imagen que vende al destino turístico. Otra perspectiva ve este proceso como la ejecución de una política pública donde se busca transformar a una localidad para que sirva de atractor de inversiones y de turismo con la finalidad de crear un desarrollo socioeconómico. Por tanto, el concepto de turistificación es de carácter confuso, no es preciso, pues implica una construcción de un espacio mediante la intervención de distintos actores sociales, lo cual implica una forma de ver y representar al espacio, se le transforma de acuerdo a las necesidades de los inversionistas del sector turístico. Pero, además, este proceso hace ver cómo el fomento a la actividad turística genera políticas públicas con un impacto territorial, generando con ello, empleos y desarrollo social. El impulso a la actividad turística mediante políticas públicas, se ve como un progreso socioeconómico, donde se integra al habitante local dentro de un proyecto político.
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Así, la acción de gobierno es fundamental para la gestión del espacio turístico, donde la localidad se reconfigura acorde a las necesidades operativas que demanda el turismo, pues el turismo se torna en el núcleo que detona al desarrollo. En este sentido, la turistificación […] requiere […] de la inversión privada, organización de la participación ciudadana y el fortalecimiento de la identidad cultural del territorio. Estas tres condicionantes son primordiales para la competitividad del sector turístico, pero también para el funcionamiento de una economía a escala territorial. Desde hace más de una década inician los procesos de turistificación territorial […] como destinos han iniciado un proceso de yuxtaposición funcional con el resto del territorio. […] La turistificación territorial alcanza dimensiones metropolitanas con la formación de conurbaciones entre localidades, eslabonamientos carreteros y zonas metropolitanas que trascienden los límites políticos administrativos de municipios y entidades federativas. El destino turístico es el núcleo urbano a partir del cual se disipan los flujos de población, bienes y productos hacia el resto del territorio, mediante un permanente y creciente intercambio de flujos turísticos. (Roldán, 2015, págs. 116117)
En el proceso de turistificación intervienen tanto la autoridad y agentes privados, para generar un espacio urbano que difiere del resto de la localidad, lo cual implanta un modelo de economía global en la localidad y, en consecuencia, emergen diferencias sociales entre personas dentro de una misma comunidad. De acuerdo a Ricardo Gómez (2016), turistificación es la asignación social que recibe un lugar con la finalidad de generar un interés por conocerlo, para lograr tal fin se dispone del lugar con fines recreativos. En este espacio territorial acontecen modificaciones que asignan un valor, cuya finalidad es atraer turistas e inversiones. Para ello, se necesita de una infraestructura material que le asigne al espacio una mejora estética. Esta modificación comprende a edificios, calles y uso de suelo, donde se asientan los desarrollos hoteleros y comerciales, esto deriva en una división territorial. Esta acción establece una desigualdad social con respecto al cómo se percibe y vive el espacio por parte del poblador local, el cual cambia en su aspecto físico. La definición de este autor concibe una fragmentación social mediante el proceso de turistificación, pues la acción política deriva en una división y tensión
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social entre la comunidad local y los turistas, porque se genera un conflicto ante el nuevo uso y función del espacio, antes comunitario, ahora exclusivo para el turismo. En otra perspectiva, David Navarrete (2016) define la turistificación como el momento donde el fenómeno turístico adquiere un papel relevante en la planeación urbana… Lo anterior por medio de la renovación de centros históricos […] la construcción de importantes infraestructuras de transporte como aeropuertos, autopistas, puertos para cruceros, estacionamientos turísticos […] la implantación de grandes parques temáticos de diversión, de deporte o de cultura tipos Disneyland, Universal Studios, Exposiciones Universales […] Estos procesos que podemos llamar de turistificación, introducen transformaciones bastante controvertidas […] que sirven de justificación política de los gestores e inversionistas de una localidad con aspiraciones turísticas. Éstas son: el crecimiento y la reactivación de la economía de un barrio o de una ciudad; la reconstrucción y la renovación espacial; la creación de empleos por varios de cientos o miles por la atracción de nuevos capitales; el recate o reconvención de edificios y espacios urbanos. (Navarrete, 2016, pág. 33)
Este autor ve la turistificación como un proceso que implica una doble realidad. Si bien se revitaliza un área urbana, esto trae consigo una acentuación de la exclusión social. Como resultado de ello, en ciertas áreas urbanas se crean comunidades que difieren del resto de la población, debido a la nueva representación estética del espacio que generó la renovación urbana. Además, las condiciones de alta competitividad marginan a personas con menos capacitación dentro del ramo turístico. Otro aspecto implica la alta creación de empleos, esto atrae a personas de otras regiones y éstas conforman periferias en torno a los centros turísticos, creándose con ello territorios urbanos contrastantes. La acentuación de las disparidades socioeconómicas debido a la creación de empleos precarios y de baja calificación; la acentuación de desequilibrios territoriales gracias a la concentración de las inversiones en zonas privilegiadas por la actividad económica, equipamientos, empleos y transporte; la monofuncionalidad turística que hace de ciertos de territorios, y en particular de los centros históricos y de otros enclaves, perímetros exclusivos y excluyentes
31 de
poblaciones
y
actividades
tradicionales:
clases
populares,
talleres
artesanales, pequeños comercios y servicios de proximidad. (Navarrete, 2016, pág. 33)
Así mismo, Navarrete, afirma que este proceso de exclusión social explica las transformaciones económicas, sociales, territoriales y políticas de los últimos años en centros turísticos o ciudades que atraen inversiones y, sobre todo, este cambio obedece a la integración de la ciudad dentro de del proceso de globalización., donde la lógica operativa establece un dominio político, económico y social. Entre esas innovaciones, las más determinantes son: los transportes y las comunicaciones de larga distancia. Se ha generado entonces, un sistema de referencia físico y mental, constituido por redes materiales e inmateriales, así como por objetos tecnológicos con los cuales se activa una reserva de imágenes e informaciones que redefinen, bajo un mismo ciclo, los vínculos que nuestra sociedad establece con el espacio, el tiempo y los hombres. (Navarrete, 2016, pág. 34)
La problemática urbana de la ciudad actual de acuerdo con José Mancilla (2019) es importante, porque permite comprender sus transformaciones territoriales y sociales, sobre todo, se ve cómo se impone un nuevo orden urbano en la ciudad, el orden neoliberal, donde se integra una trama de significado a través de la mercantilización de la ciudad, donde el patrimonio histórico-cultural y la turistificación, operan a través de la política pública y el proceso de renovación urbana. El turismo como fenómeno global requiere de espacios urbanos para seguir creciendo. En este proceso el patrimonio histórico y cultural, son elementos necesarios para crear un valor turístico. Así, un centro histórico se convierte en un valor importante al poseer elementos ideológicos que remiten a una memoria colectiva, ello genera un producto de consumo turístico que vende a la ciudad. La mercantilización de la experiencia edifica al nuevo espacio que termina por modificar el sentido urbano de la ciudad. Bajo la lógica del urbanismo neoliberal, el espacio urbano se constituye como una mercancía producto del accionar de desarrolladores inmobiliarios, operadores turísticos y gobiernos de todos los niveles, de forma que las ciudades devienen en marcas registradas, experiencias o estilos de vida para ser comercializadas y
32 consumidas por élites locales y globales con capacidades económicas diferenciales. Estos usos de la ciudad como valor de cambio y reserva de valor entran en conflicto con aquellas prácticas ligadas a su valor de uso, es decir, a las apropiaciones que los habitantes de la ciudad hacen del espacio urbano en la reproducción de la vida urbana. (Mancilla, 2019, pág. 13)
El patrimonio, al ser usado como una herramienta de intervención urbana, pues se le busca constituir como un escenario constructor de narrativas turísticas, muestra cómo opera la dinámica de la turistificación dentro del contexto de la vida cotidiana. La finalidad de la intervención urbana en torno al espacio que circunda al patrimonio histórico y cultural, es el generar una eliminación de los elementos nocivos que afectan al significado turístico que vende a la ciudad. Al espacio público se le higieniza, se elimina a lo no turístico, lo negativo que afecta la imagen estética que vende al lugar. Esta acción afecta el desarrollo de la cotidianidad del habitante común de la ciudad, quién termina por entrar en un conflicto territorial ante esta nueva denominación de lo público, ahora, turístico. La narrativa turística requiere de eliminar la experiencia cotidiana del ciudadano común para, así, vender a la ciudad y generar dinámicas en torno a comercios, sonidos, olores, edificios, parques, avenidas, etc. Para lograr tal objetivo, a través de la intervención urbana busca reglamentar aquellas prácticas que considera no son permitidas en el nuevo espacio público, lo cual expone a un actor social vulnerable que depende del acceso al espacio para poder subsistir. La esfera pública se encuentra conformada por la confrontación entre diversos públicos que pugnan por el espacio. De ese modo, la tensión en el espacio público aparece de igual forma en los casos donde los sectores más vulnerables se auto-gestionan a partir de una serie de prácticas de las denominadas informales que, si bien a primera vista parecen espontáneas, en realidad está profundamente organizadas. Estas prácticas, además, la suelen llevar a cabo actores sociales percibidos por el imaginario hegemónico, como sectores naturalmente
excluible
del
espacio
público
–migrantes,
trabajadoras
sexuales/prostitutas, vendedores y vendedoras ambulantes, personas que viven en la calle, cartoneros y cartoneras, etc.-, pero que hacen de la calle su refugio, campo de juegos o medio de subsistencia. (Mancilla, 2019, pág. 18)
33
Esta postura conlleva a formular una pregunta obligada, ¿qué criterios justifican la exclusión del espacio público de estos actores vulnerables? Cuando el sentido de lo público es connatural a todo el habitante de la ciudad. Esta situación pone al descubierto un sentido ideológico en torno a la ciudad, donde se manifiesta la creencia de que el espacio público sólo debe ser para el uso y disfrute de un sector social en específico, el de las élites que ostentan el poder socioeconómico, lo cual les atribuye a excluir a los elementos no deseados que afecten su imagen estética con la que se identifican. Sin embargo, para comprender esta necesidad del desarrollo e integración global que deriva en la creación de un nuevo espacio urbano, considero a Jan Mosedale (2011) y su aproximación desde la economía política donde analiza las estructuras del desarrollo turístico. Esto ayuda ver al sistema turístico como un modelo del desarrollo que se gesta entre distintas regiones geográficas (Escobar, 2007). Este modelo del desarrollo instaura una relación desigual entre dos regiones territoriales a través de una integración económica, cuyo centro de operaciones se ubica en un centro o nodo del poder social, político, económico y cultural, en un país del primer mundo. Visto desde esta perspectiva, el desarrollo turístico se comprende, entonces, desde la teoría de la dependencia. Este modelo del desarrollo reorganiza la economía de los países del tercer mundo sólo para servir a las necesidades e intereses del capital transnacional. El capital económico de las naciones del primer mundo se crea a través de la expropiación y extracción de las ganancias económicas
generadas
en
países
del
tercer
mundo.
Esta
integración
socioeconómica muestra la imposición de una visión del desarrollo vertical y jerárquico cuyas consecuencias son: un sistema social fragmentado, y una conformación urbano-territorial desigual, donde es evidente la separación entre distintas clases sociales, los ricos y los pobres. Esta ordenación socioeconómica se reproduce en distintas escalas geográficas, en lo local, nacional y global. Los teóricos de la dependencia argumentan que la incorporación de economías periféricas en la economía capitalista global no sólo influye en la producción para
34 que se ajuste con las del centro, sino que también desvía el excedente económico a los países dominantes. A medida que los países dominantes en el centro continúan desarrollándose sobre la base de ese superávit, los países de la periferia luchan contra el subdesarrollo. El sistema capitalista internacional, nacional y local genera desarrollo económico para unos pocos y subdesarrollo para muchos. (Mosedale, 2011, pág. 24)
Para este autor, los términos de la teoría política económica marxista, muestran cómo operan en realidad las teorías del desarrollo, establecen un intercambio desigual, debido a que las ganancias fluyen hacia otras regiones. De ahí que, sólo se favorece a donde está la sede del capital transnacional, en el primer mundo. El turismo debe comprenderse como una producción social emanada de un hecho político que, mediante el sistema turístico transnacional, constituye una estructura hegemónica del capitalismo global. Un sistema de producción y desarrollo que establece tipos de significado en torno a: 1- Una economía que conforma un tipo de sociedad. 2- Crea una relación entre el proceso económico y significado social. 3Configura tipos de representación socioeconómica a través de signos, símbolos y discursos. 4- Produce bienes socioculturales de consumo. En este proceso, se cuestiona el actuar del discurso y su práctica política como un derivado del poder capitalista, de ahí que, el discurso político sea una pieza fundamental para establecer al desarrollo turístico. Representa fielmente la visión hegemónica de la clase dominante, estructura normas sociales e influye la sociedad, reproduciendo el dominio social. Esta clase social hegemónica se perpetúa a través del discurso político y del gobernante en turno, quien avala y justifica el desarrollo turístico. Una práctica arraigada que muestra una obscura relación entre la política y la economía, donde el político justifica y legitima formas de desarrollo en beneficio del capital hegemónico, a través de la explotación territorial.
El turismo es en sí, una expresión de la globalización económica, configura relaciones de poder y desigualdad social mediante el consumo y representaciones socio-culturales, como el trabajo, economía, empresas, mercado, productos, territorios, etc. Un patrón hegemónico que estructura la desigualdad a través de la
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red turística global en las sociedades del tercer mundo, al ser mercantilizadas como productos de consumo. La política neoliberal permite la incursión del capitalismo en nuevas áreas como: el patrimonio urbano y ecoturismo, conformando nuevas áreas de inversión turística. El sector privado siempre buscará que sus inversiones sean rentables, reconfigurando con ello, espacios, experiencias y comunidades. El capital transnacional busca invertir en zonas urbanas, donde genera desarrollos en torno al turismo, comercio, zonas residenciales, oficinas, etc. La renovación de estos sitios es altamente rentable, para ello, sólo se requiere un acuerdo con la autoridad política e iniciar dichos desarrollos. Una situación donde el espacio urbano público pasa a manos de privados que invierten su capital.
El estado y su poder político se ajustan a la dinámica de la lógica de la libre empresa. Así, el poder político se torna en fundamental para modificar la propiedad pública, en busca de que agentes privados administren de forma eficiente los bienes públicos, ya inservibles e inoperables; para lo cual se les respalda y brindan facilidades para invertir. La autoridad política protege las inversiones extranjeras en materia turística. Para atraer las inversiones, la autoridad debe comercializar al lugar, y para ello, se crea un producto turístico en base a un paquete de bienes y servicios: transporte, hospedaje, alimento, bebida, actividades recreativas, entretenimiento, etc.
El producto turístico es un artefacto cultural que modifica la vida social de localidades, la creación de este producto genera un tipo de consumo específico, entonces, estos dos procesos, la producción y el consumo, establecen significados socioculturales a través de objetos, textos (publicidad), espacios, edificios, etc. Esta comercialización del lugar debe contar, primero, con un entorno construido, que en la mayoría de los casos, se constituye a través de fondos públicos. Una acción política donde la autoridad remodela el espacio público para ajustarlo a las necesidades del desarrollo turístico. Una acción estratégica donde el turismo disputa lugares de explotación comercial, lo cual deriva en un conflicto entre locales y turistas. Dos grupos sociales se enfrentan y hacen evidente quién y para quién se
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crean los espacios públicos. El turismo genera el conflicto ante el nuevo uso social del espacio público, y sobre todo, es una disputa ante otro tipo de práctica.
El planteamiento de Jan Mosedale (2011) ayuda a comprender lo que ocurre en realidad a través de la modificación de espacios urbanos mediante la acción de las políticas públicas. Al proporcionar mejores espacios de calidad, con la característica de ser incluyentes y sustentables, se garantiza una eficaz integración del tejido social, y en consecuencia, se tiene una mejor ciudad. Lo cual, en efecto, es fundamental cuando se busca integrar una visión ciudadana de comunidad que busque contrarrestar la constante degradación del tejido social y sus problemáticas derivadas. En la mayoría de los casos, se revela que esta acción de gobierno obedece sólo a la búsqueda del beneficio económico, lo cual genera un descontento social, tal y como lo establece Mosedale. Situación que vincula al ejercicio político con el difícil equilibrio entre el quehacer público y privado. Debido a que, el interés privado es quién manda sobre el espacio público y, en consecuencia, se establece una reorganización y re-significación del espacio urbano para sólo beneficiar al capital en contra de los ciudadanos, pues los espacios se acondicionan para la acumulación de capital. Considerando al espacio urbano como una producción social en la cual intervienen distintos actores, y no sólo unos cuantos, movidos por intereses, sean personales o de grupo. Situación que expone un clamor generalizado de justicia social y urbana por parte del ciudadano ante la prevalencia del interés económico, que lucra con el espacio público que pertenece a la colectividad. Por tanto, la modificación del espacio urbano indica consecuentemente una nueva etapa por la cual atraviesa la ciudad en su conformación interna, donde una visión de modernidad se instituye. En este proceso de transformación el espacio urbano se integra a distintas regiones, lo local, nacional y global en base a un modelo de desarrollo, el turismo, lo cual modifica el uso y acceso de espacios a través de la imposición y creación del producto turístico en el espacio público dela ciudad. Entonces, la ciudadanía debe de adaptarse a este proceso socioeconómico,
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donde signos, símbolos y discursos crean una nueva sociedad y productos en base a una economía de bienes y servicios. Se resalta, asimismo, el papel protagónico de la autoridad política y agentes privados en relación con la configuración de la realidad socioeconómica que se concreta en el espacio local; donde la política estratégica busca la constante creación de empleo y mejoras en las condiciones de vida para la población. De ahí que, se comprenda la lógica racional socioeconómica que se impone a través del modelo del desarrollo, cómo ocurre este proceso y por qué afecta a la población local. En este proceso el discurso político adquiere relevancia, es parte de la escala espacial. Se articula en el sistema interno local y, también, se proyecta hacia lo externo, lo nacional y global; por ello, tiene un rol estratégico en la articulación de intereses públicos o privados de grupos sociales. Además integra en su retórica la visión del futuro posible, donde hace posible la proyección del poblador dentro de un modelo del desarrollo. Por esto, el discurso se relaciona, entonces, con el actor social, lo institucional, lo cultural e ideológico. Es por tanto, un elemento más que se incrusta dentro de la estructura del espacio socioeconómico que instituye a las formas del desarrollo capitalista. Ante ello, es necesario plantear un tipo de análisis espacial que dé cuenta del proceso urbano que vive la ciudad orientada a la atracción del turismo, donde se modifica al espacio público y, con ello, el desarrollo de la vida cotidiana al plantear nuevas prácticas, discursos y formas de hacer política.
1.3- Análisis espacial La teoría urbana del espacio (Lezama, 2002) permite hacer un análisis de la realidad subyacente al lugar y la variedad de elementos que se interrelacionan, lo cual permite integrar en un solo análisis esta lectura del espacio. Ello debido a que, los fenómenos sociales pueden interpretarse desde una perspectiva territorial, económica, cultural, donde la relación entre la estructura y la superestructura genera los procesos sociales. Este punto es importante, porque a partir de la configuración del espacio como una realidad, se organizan los tipos de comportamiento y
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significado que acontecen en la ciudad. Así, los procesos históricos y culturales de una comunidad pueden comprenderse a través de las costumbres y tradiciones que entran en relación con nuevos fenómenos de la modernidad, como la globalización económica y cultural que genera nuevos tipos de interacción y comunicación entre la población. Un proceso donde el espacio cumple con una función social al ser una construcción histórica y colectiva. Por ello, el espacio al ser un producto histórico, establece procesos sociales, es decir, configura las relaciones sociales que devienen en una estructura sociocultural al compartirse prácticas al interior de una colectividad. El espacio en sí, expresa una dinámica económica, jurídica, política e ideológica. De ahí que, la experiencia urbana (Vera, 2019) sea una expresión netamente humana, pues es el agente social quién establece las dinámicas, prácticas, discursos y representaciones, donde la perspectiva subjetiva muestra la realidad espacial de la cual forma parte como un elemento de la sociedad. Henri Lefebvre (1990) a través de su teoría en torno al espacio considera el aspecto simbólico como vehículo expresivo de la materialidad urbana y las prácticas asociadas a ella. Lo urbano es un pensamiento en torno a lo social, una conciencia del habitante de la ciudad. En su metodología de análisis espacial, la trialéctica, comprende al espacio como un texto, donde el espacio percibido se enfoca en las prácticas y cómo éstas expresan la producción de la experiencia material. En cambio, el espacio concebido articula las representaciones, donde arquitectos, diseñadores, científicos, políticos, etc., constituyen un tipo de espacio. El espacio vivido son las construcciones que hace el ciudadano común dentro del ámbito de la vida cotidiana, el desarrollo del día a día donde simboliza y expresa una experiencia. Por tanto, considera que el hombre manifiesta pensamientos en torno a la ciudad y la sociedad, donde el actor social a través de su mirada edifica al paisaje urbano y lo simboliza. Sin embargo, este texto urbano, el espacio, también manifiesta problemáticas, sobre todo, cuando la racionalización y la visión utópica funcionalista, el espacio concebido o representación política, imponen un tipo de progreso social, el cual es en detrimento del habitante o del propio espacio al erigir
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fronteras físicas y simbólicas que impiden el libre tránsito. Por ello, la trialéctica y su interrelación entre sus tres posturas del espacio, muestran, contundentemente, las contradicciones sociales que afectan al ciudadano mediante la aplicación de políticas. El análisis espacial vincula la realidad material de la infraestructura urbana con las expresiones simbólicas de índole subjetiva, un hecho que muestra, no sólo al actor social, sino a grupos, colectivos, comunidades o la sociedad en general, donde los significados en torno a la ciudad, simbolizan representaciones, sean estas experiencias, imágenes, expresiones, etc. La trialéctica se compone por las siguientes dimensiones del espacio. El espacio percibido muestra las representaciones y sus significados como las expresiones artísticas a través de la fotografía, video, pintura, literatura, dibujos, encuestas, etc., en torno a los fenómenos urbanos. Es la recreación que describe un investigador de lo que es la ciudad y su realidad territorial, sea a través de la escritura o imágenes. Se ve a la expresión y comunicación como escenarios donde se constituye lo que es la vida urbana, las imágenes de la ciudad también pueden manifestar una expresión artística, donde una mirada estética construye un lenguaje urbano y una perspectiva subjetiva. Se considera a este campo como una forma de acceso al fenómeno urbano por medio de un autor, donde una postura hermenéutica hace posible el análisis cultural, semiótico sobre la información documental plasmada en archivos y libros históricos. Teniendo en cuenta a la semiótica como una herramienta de lectura de discursos en prensa, cine, televisión, radio, literatura, fotografía, etc., donde la imagen de la ciudad pone de manifiesto un mundo, condición humana y significado con respecto a un determinado sector social. El espacio concebido es la postura que establecen los técnicos como los arquitectos, políticos, planificadores, diseñadores, etc., sobre lo que es y debe ser la ciudad, es la mirada urbana desde las cúpulas del poder económico y político, es la polis (Delgado, 2000). Este tipo de perspectiva espacial proyecta lo urbano a través del uso de leyes, normas y políticas públicas para ejecutar sus posturas subjetivas e ideológicas (Althusser, 2005 Thompson, 1998) y con ello, reorganizar a la ciudad, prácticas, flujos, accesos, movilidad, prohibiciones, vigilancia, fronteras,
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desplazamientos, etc., de personas por la ciudad. Se norma al comportamiento humano y sus interacciones a través de la prohibición de ciertas prácticas en determinados espacios. Esta consideración de lo que debe ser el espacio es interesante e importante porque manifiesta al discurso político, jurídico y técnico de los que debe ser la ciudad, pues se le imagina y proyecta en torno a un ideal socioeconómico que busca establecer un progreso y beneficio. Sin embargo, esta postura se contrapone a los procesos históricos y sociales presentes en la vida cotidiana y vivencias de lo urbano, porque lo concebido por los técnicos y políticos, en el mayor de los casos, no considera al ciudadano común y sus prácticas desarrolladas históricamente en torno a ciertos espacios que considera como tradicionales, los cuales son objeto de un intervención política que busca mejorar su aspecto. Esta postura de la autoridad de gobierno transforma la materialidad urbana, y con ello, sus significados y construcción de subjetividades. Estas acciones ocurren en calles, edificios, transporte público, monumentos, parques, etc., donde una postura de hegemonía social se impone en la ciudad a través de los dispositivos del poder y la fuerza pública, como los son los cuerpos policiales que vigilan y controlan a los ciudadanos. A través del espacio concebido emerge el imaginario de la ciudad y un discurso urbano plasmado en la acción de las políticas públicas que narran el discurso de la autoridad de gobierno, un discurso oficialista que se reproduce a través de la prensa, normas jurídicas y representación arquitectónica. Esta perspectiva es poco explorada por ser de carácter oficialista, pues se le considera incuestionable y se le acepta como lo que debe ser sin objeción alguna. La mayoría de las proyecciones estratégicas de mejoramiento urbano establecen un beneficio directo al sector empresarial y su flujo económico. La intervención urbana a través de políticas públicas, además, tiene una función oficialista que sirve de promoción de una imagen política de un gobernante en turno, esta acción sirve directamente para la integración de una campaña política. El espacio vivido expresa las experiencias ciudadanas, es la perspectiva del habitante, sus construcciones subjetivas y significados presentes en sus prácticas,
usos,
flujos,
accesos,
apropiaciones,
intercambios,
movilidad,
41
desplazamientos, etc., donde su postura manifiesta una identidad y geografía imaginaria de los que son las vivencias en la ciudad como un miembro de la sociedad. Sobre todo, el espacio vivido tiene una inminente función urbana, pues vincula el espíritu de formas indefinidas que habita en la ciudad, la urbs (Delgado, 2000) el cual se confronta con el diseño racional que proponen los arquitectos, urbanistas, políticos y planificadores de la ciudad. Lo vivido es parte de la esencia urbana, tiene un carácter emancipador al aglutinar un sentido colectivo en torno a la experiencia y la conciencia humana constituida por los modos de vida desarrollados históricamente mediante el habitar, andar, vivir y establecer significados en torno a su dimensión cotidiana. Se vive de cierto modo en espacios públicos como lo son los parques, colonias, calles, avenidas, donde las prácticas y representaciones del vivir remiten a una identidad, historia y territorio específico. Es la mirada del ciudadano común y su condición humana, una perspectiva espacial del ciudadano común. Al lugar, este ciudadano común, lo simboliza conforme a un sentido territorial de pertenencia. Esta territorialidad muestra, por tanto, los nudos, nodos y transiciones urbanas por donde circulan las personas. Esta perspectiva de lo vivido muestra una visión diferente que construye la autoridad política a través de su discurso y representación del espacio. La experiencia de lo vivido construye un discurso netamente subjetivo que narra al lugar a través de un sentido emotivo. Ello muestra el significado real del espacio, el cómo lo vive el actor social y cuál es su quehacer cotidiano. Qué sitios frecuenta, por donde se mueve, a dónde va o no va, de qué sitios es excluido, por donde transita sin problemas, de qué formas lo excluyen, cuál es su vínculo con el lugar, su historia, su memoria, etc. Cada actor social imagina y representa la ciudad acorde a su vivencia y experiencia cotidiana, ello representa una conciencia territorial porque es integrado o excluido del espacio. El reconstruir este esquema mental de la ciudad y sus espacios, identifica y da cuenta de un sentido de las prácticas cotidianas.
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1.3.1- La ciudad como un discurso urbano La ciudad y sus espacios, sobre todo los de carácter público, ponen al descubierto formas urbanas que, a través de discursos, representaciones y prácticas muestran lo que acontece en el espacio público, como las transformaciones, fronteras, disputas, expulsiones y estigmas, donde un determinado grupo o comunidad se ve involucrado. Por tanto, se considera los siguientes aspectos acorde a la postura metodológica, la trialéctica, que propone Henri Lefebvre y, con ello, mostrar cómo se genera un discurso urbano que influye en la organización social y territorial de la ciudad. Para ello, el análisis del discurso (Fairclough, 2003) es una metodología lingüística que muestra cómo se constituye un lenguaje en torno a procesos sociales. En el cómo este lenguaje adquiere significado territorial, sea a través de la conformación de imágenes, prácticas o representaciones, donde se generan una serie de redes interconectadas de diferencias, sean culturales, económicas, sociales, políticas o urbanas. Al centrarse en las prácticas sociales, el análisis del discurso ubica la estructura y las acciones que derivan de dicha forma, como la representación discursiva de dominios e interacciones, escenarios donde se reproduce la vida social de forma cotidiana. Por tanto, el discurso es parte de las relaciones dialécticas y las prácticas sociales, donde la construcción de narrativas forma parte de las representaciones que influyen en los actores sociales. “La representación es un proceso de construcción social de prácticas, incluyendo la autoconstrucción reflexiva, las representaciones participan en los procesos y en las prácticas sociales”. (Faircluogh, 2003, pág. 182). Por ello, la creación de lenguajes, el proceso semiótico, es parte de la vida social y deriva en una variedad de narrativas como las formas de interaccionar entre las personas, el producir vida social, el establecer límites políticos, etc. Se constituyen representaciones de discurso, y con ello, formas de prácticas que expresan un contexto social y la forma en que un actor ve y construye una postura subjetiva de realidad. Esta postura varía dependiendo del actor que se analice, constituyendo, en consecuencia, toda una red y orden social.
43 El orden del discurso es la manera en que las diferentes variedades discursivas y los diferentes tipos de discurso son ubicados juntos en la red. Un orden del discurso es una estructuración social de la diferencia […] un particular ordenamiento social de las relaciones entre diferentes formas de generar significado, es decir, de producir discurso y variedades discursivas diferentes. Un aspecto de este orden es el dominio: algunas de las formas de generar significado son dominantes o mayoritarias en un particular orden del discurso; otras son marginales, o de oposición, o alternativas. (Fairclough, 2003, pág. 183)
Por tanto, una forma de análisis de las diferencias sociales y las diferentes formas de dominio, es por medio del concepto de hegemonía y su particular forma de estructurar la diferencia. La hegemonía hace posible ubicar las formas de dominación y, también, manifiesta un orden social, donde un actor se ve afectado por este orden. Esto ubica al análisis del discurso en un contexto que media entre un orden estructurado, la representación política de la ciudad, y otro que clama por un cambio en la estructura social, donde el actor afectado y su condición social se manifiestan por medio de posturas subjetivas, diálogos, relatos y narrativas, lo cual pone al descubierto un orden estructurado (espacio concebido) y un contexto social (espacio vivido). Este contexto manifiesta los problemas que afectan a las personas en su escenario habitual de vida, donde al actor pobre, excluido, marginado, expulsado, oprimido y perseguido, expresa una experiencia del espacio. En este punto convergen la metodología del análisis espacial de Henri Lefebvre (1990) y la metodología del análisis del discurso de Norman Faiclough (2003), ambas posturas ven la estructuración de un orden hegemónico en la ciudad, el cual genera contradicciones sociales. Este orden hegemónico opera a través de la representación política de la ciudad, el discurso urbano, y sus acciones terminan por establecer los espacios de dominio social. Esto afecta a un actor, quien se ve expulsado, estigmatizado, perseguido, marginado, etc., consecuentemente, este actor a través de su postura subjetiva manifiesta un discurso de inconformidad social por el conflicto que vive. El análisis de sus narrativas muestra, una dimensión vivida y contexto de la vida cotidiana.
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1.3.2- Análisis del espacio turístico de La Paz, B.C.S. Esta investigación explora la dinámica de interacción social en el espacio turístico de la ciudad de La Paz, Baja California Sur, en base a la valoración del espacio por parte del actor social, quien forma parte del proceso de transformación urbana que acontece en el área del malecón costero y centro histórico. Se busca mostrar cómo la representación política del modelo turístico influye en el comportamiento de las personas que interaccionan en áreas públicas. Se hace un análisis de las distintas zonas de este espacio público, como las calles, plazas y área de playa, también se considera a espacios cerrados como bares y restaurantes donde acuden los turistas. Aunque se reconoce que es difícil establecer la función que cumple el espacio privado y público en la transformación social de la ciudad. Se opta por considerar que estos dos espacios integran dinámicas sociales que forman parte de la nueva centralidad urbana turística que reorganiza y resignifica al contexto de interacción social. Este estudio se enfoca en la vivencia del actor social que forma parte de estos contextos, más no se enfoca tanto en la perspectiva del turista, pues al turista se le considera como un actor en tránsito que se hospeda temporalmente en la ciudad y, por tanto, se considera que no pertenece al contexto local. Los espacios que se analizan son el malecón costero dividido en tres sectores, parque Cuauhtémoc, Quiosco y Molinito. El centro histórico se divide, igual, en tres sectores, jardín Velazco, calle Esquerro y 16 de septiembre, y museo de Antropología e Historia. Estos sitios de la ciudad se consideran porque presenta una alta presencia de turistas, donde estos espacios de la ciudad, cumplen con la función de ser atractores, no sólo del turismo, sino también de la inversión económica. Por tanto, se busca mostrar las modificaciones en la infraestructura física, remodelaciones o nuevas construcciones, que develan el cómo se edifica la visión imaginaria de la ciudad como un escenario turístico dentro de lo que es la vida cotidiana, considerando a lo cotidiano como… Con todo, si queremos entender la realidad de la vida cotidiana, debemos tener en cuenta su carácter intrínseco antes de proceder al análisis sociológico
45 propiamente dicho. La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente. Como sociólogos hacemos de esta realidad el objeto de nuestros análisis. (Berger P. , 2003, pág. 34)
Además, también se busca probar, cómo se constituye el circuito turístico que cumple con la dinámica funcionalista de crear un flujo urbano por donde transite el turismo bajo una temática tácita, presente en este espacio, aprovechando su valor histórico y cultural, pues se busca detonar una dinámica socioeconómica y tornar a estos sitios en lugares de consumo turístico (Borja, 2003). Se propone mostrar la confección de un escenario que busca probar cómo por medio de una acción estratégica montada por especialistas como arquitectos y diseñadores, generan un espacio atractivo para la inversión y desarrollo de la actividad turística, ello pone de manifiesto una representación política que estructura socialmente a la ciudad, y en consecuencia, genera un discurso urbano, cuyo significado social es la integración de un nuevo territorio en la ciudad, integrado a las dinámicas globales y al flujo turístico. Sin embargo, este espacio turístico genera una posición dominante en la ciudad, y consecuentemente, un proceso de turistificación (Mancilla, 2019, Navarrete, 2016, Roldán, 2015) por medio de sus acciones políticas, que marginan a un actor al expulsarlo del espacio público. Por ello, esta investigación busca construir un discurso político que se encuentra disperso en el espacio público y está presente en cada actor afectado por las acciones políticas que dan vida al espacio turístico. Como vía metodológica de construcción del discurso político en torno al proceso de turistificación el análisis del discurso es indispensable para el estudio de las distintas narrativas, diálogos y relatos del actor afectado, tomando en cuenta su contexto de acción como un sitio de enunciación subjetiva. En principio, puede afirmarse que hay un dialecto del lugar: una forma peculiar sedimentada que vehicula las relaciones sociales que contiene y promueve y que se expresa en los sustantivos -y adjetivos- que nombran, los diálogos que posibilitan a las prácticas y los relatos que rememoran y proyectan. Desde el punto de vista del lenguaje articulado, acotado, se puede decir que el lugar es su
46 nombre, sus diálogos y sus relatos; es la experiencia reiterada que cotidianamente inicia, se despliega y culmina en la conversación de sus usuarios, diálogo que lo configura, y a su vez, alimenta a esa vivencia-lenguaje. (Vergara, 2013, págs. 43 - 44)
A través de esta interpretación la realidad es vista como inseparable de la experiencia humana, un conocimiento que sólo es generado en el propio contexto social. Al analizar un fenómeno social, el proceso de turistificación, en su propio contexto, se logra una comprensión del mismo a través de narrativas, donde se explica de forma detallada como se vincula el actor con los diversos aspectos de su vida. En cambio, si se analiza de forma aislada al actor de su contexto, no se logra comprender el significado social de carácter profundo. Por tanto, se resalta que: Los relatos […] también son importantes por lo que nos dicen sobre la gente que los produce. Podemos emplear los relatos que nos proporcionan los informantes como evidencias de las perspectivas de los grupos o de las categorías particulares de los actores. En efecto, el conocimiento de esas perspectivas puede ser un instrumento importante del desarrollo teórico. Aquí el modelo de análisis es el de la sociología del conocimiento […] lo que aquí resulta interesante son las formas de discurso que constituyen los relatos […] demuestra que los relatos no son simples representaciones del mundo; forman parte del mundo que describen y por lo tanto comparten el contexto en el que tienen lugar. (Hammersley M. , 1994, págs. 142 - 143)
Por ello, esta investigación toma en cuenta que la trialéctica que propone Henri Lefebvre (1990) es compatible con la postura del análisis del discurso de Norman Fairclogh (2003) sólo si se une al espacio percibido con el espacio concebido en un mismo capítulo, donde se muestra cómo se estructura socialmente a la ciudad por medio del espacio turístico y sus dinámicas interactivas, que dan vida a una nueva noción de espacio público, similar a un parque temático (Borja, 2003) en el área que comprende el malecón costero, centro histórico y playas aledañas a la ciudad, espacios que expresan al imaginario turístico de La Paz, Baja California Sur. Mediante una observación de las prácticas se observa al contexto de interacción entre turistas y locales, el cómo es su comportamiento y dinámicas de
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comunicación, se ubica a los sitios turísticos como las playas, calles y mercados, si son espacios de carácter público o privado. Se busca interpretar los códigos que norman los tipos de interacción social, donde los cambios que genera la economía global en la ciudad a través del nuevo lenguaje del capitalismo se consideran como una reestructuración de las prácticas sociales. Esto comprende a una reestructuración de áreas económicas y no económicas, por ello su complejidad de lectura e interpretación, pues esto repercute en la vida social y se manifiesta como nuevos tipos de diferencia dentro de la vida social. Este reajuste social acontece a nivel global en toda la ciudad y es un discurso que pone de manifiesto las acciones del capitalismo global. Es el poder de dominio que ejerce la meta-narrativa política de la Organización Mundial del Turismo (UNWTO), la cual se reproduce, circula y consume en todos los espacios, sobre todo por la difusión que ejercen los medios de comunicación y las nuevas tecnología de la información, estableciendo nuevas dinámicas de interacción y de ser, y con ello, nuevas formas de diferencia social. Al espacio vivido se le considera de forma separada en otro capítulo, y se realiza un análisis del discurso (Pardo 2013) en busca de acceder a la dimensión ideológica del actor afectado por el proceso de turistificación. A partir de su propia experiencia y punto de vista personal, se comprende cómo construye sus discursos, relatos, diálogos y narrativas. Este enfoque enfatiza en la recolección de datos proporcionados por el propio informante, el actor que dimensiona su mundo vivido y señala las formas de expulsión, marginación y persecución que vive. Las expresiones de este actor, buscan sobre todo mostrar el significado de otra dimensión territorial que difiere de la representación imaginaria y política de la ciudad en torno al turismo. Este actor despliega en torno a su espacio de interacción, formas de vivir, pensar, mirar, apropiar, y significar su realidad. Por tanto, la información que se obtiene de las entrevistas, los discursos, se consideran como la experiencia de tipo personal que expresa la dimensión vivida a partir de postura subjetivas que claman por un derecho al espacio y la ciudad.
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1.3.3- La entrevista A través de entrevistas, sean de carácter discursivo donde se toman las impresiones personales de las personas y se toma en cuenta lo que se considera como lo más importante para la investigación, pueden ser relatos o historias personales. O a través de entrevistas semidirigidas, donde se formulan preguntas concretas centradas en la temática del análisis social, la entrevista permite que las personas digan lo que consideran importante. Así, se adquiere un conocimiento de los espacios de la vida cotidiana, desde donde se puede construir a las narrativas a través de los diálogos y relatos de las personas, que en sí constituyen a los discursos que establecen una posición subjetiva de la realidad, y en donde, además, se da cuenta de los diversos tipos de prácticas y de representación que construyen su realidad social en torno a sus contextos de convivencia social. Estas narrativas son una fuente importante de información para la comprensión del actuar de una sociedad, comunidad o grupo social, construye una mirada social que explica a los problemas y analiza a lo histórico. Muestra la evolución de un determinado fenómeno social a través de sus prácticas y representaciones que adquieren una materialización a través del discurso escrito o hablado. El discurso como una práctica permite conocer cómo se orienta y constituye una determinada configuración sociocultural. Por tanto, el enfoque de la construcción de las descripciones del mundo de la cognición como en las descripciones del mundo de las acciones y sucesos […] las personas pueden construir una descripción del mundo que justifique algún suceso o estado cognitivo. (Potter, 1998, pág. 138)
Darle voz al propio actor social, lo cual ayuda a definir a los grupos antagonistas y a establecer el mapa del contexto. Lo cual ayuda a fijar las fronteras entre los distintos grupos sociales y, a su vez, se develan las tensiones y conflictos que median entre ellos. El actor social es quién hace una explicación de su realidad, el mismo se inserta en su problemática, lo cual hace más fácil el comprender el sentido del orden social. Ver el contexto de cada actor involucrado en problemáticas que aquejan a su sociedad, ver esos mundos que son invisibilizados y que no forman
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parte de investigaciones de carácter cuantitativo. Por ello, se debe de tomar en cuenta a los vínculos que hacen posible el establecimiento de lo social, un proceso en el que está inmerso el actor social. Esta postura de investigación busca hacer un rastreo de las conexiones que establecen a los procesos de cambio, lo cual explica en sí el cómo y el por qué se construye la sociedad misma. Entonces, para obtener la información con respecto al espacio vivido se generó la siguiente guía de investigación a fin de establecer líneas de análisis del contexto social. 1- Aspectos generales. 2- Movilidad urbana, dónde vive y dónde trabaja. 3- Vida familiar, casado, vive con padres, solo, tiene hijos. 4- Trabajo, dónde está, giro, restaurante, hotel, transporte, ambulante, prestador turístico, etc. 5Punto de vista sobre su trabajo, malo, bueno, regular, le gusta o no le gusta. 6- Qué piensa del cliente, le agrada, no le agrada. 7- La forma y el lugar donde trata con el cliente. 8- Oferta-demanda, hay mucha competencia, no hay turismo, qué genera esto, hay empresas que acaparan todo el turismo, hay favoritismo de la autoridad hacia alguna empresa. 9- Lugar donde se genera el comercio turístico, ubicación, calles, plaza, parque, mercado. 10- Aspectos económicos del servicio, genera trabajo, es redituable, tiene el comercio alta presencia en el lugar. 11- relaciones de poder, a quién beneficia o protege la autoridad política. 12- Marginación o exclusión de algún actor social, trabajador, empresario, habitante local. 13- Expectativas y opiniones del actor social, cómo se ve a futuro. Estos aspectos temáticos se toman en cuenta para las entrevistas y establecen una guía para establecer una aproximación de vínculo entre el espacio público y el turismo, el lugar planteado especialmente para el consumo turístico en base a una relación socioeconómica de tipo temático, donde se involucra a trabajadores, empresarios y turistas en dinámicas de interacción. Las entrevistas se enfocan en áreas públicas, como mercados, calles, mercados, plazas, o sitios cercanos a hoteles, bares, restaurantes, que son espacios de acceso restringido. Se interpreta al desarrollo turístico como un proceso propio de la globalización a partir de la propia localidad, lugar desde donde se tejen los vínculos que hacen posible a la red que establecen la unión con lo global. Es desde el propio
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actor local y desde su perspectiva subjetiva de la realidad que me permite establecer un antes y un después de este proceso. Se busca comprender los lazos de unión hacia un contexto que ha sido apropiado y vivido, en el cual se han establecido modos de vida vinculados con lo territorial, histórico y cultural que establecen a una identidad. Un punto de vista que entra en conflicto directo con la perspectiva que establece el espacio turístico a través de la construcción de un discurso político que justifica la transformación de un sitio, lo cual establece un contraste social y un antagonismo político. Es a través de entrevistas libres con los distintos actores sociales implicados en este proceso, que se busca acceder al cómo se construye la experiencia de vida dentro del proceso de socialización a través de sus propios discursos. Por medio de un análisis del discurso (Pardo, 2013) se logra establecer el porqué de su proceder como un grupo antagonista. Comparando los patrones de la construcción de los distintos discursos a través de las narrativas que los identifican con un determinado grupo, lo cual posteriormente me permitirá establecer un contraste social y territorial que establece este proceso.
1.3.4- Identificación de actores
Se identifica a distintos actores sociales implícitos en la construcción del espacio turístico de la ciudad de La Paz, Baja California Sur, a quienes se contempla entrevistar. Actores que forman parte del contexto local y no local, como el turista. Enumerando así a los siguientes actores sociales en torno al espacio turístico de la ciudad de La Paz, Baja California Sur. 1- Turista. No forma parte del contexto local, sólo viene a la ciudad con la finalidad de descanso y de entretenimiento, su estadía es transitiva. Todas sus actividades se ordenan en torno al consumo, sólo camina dentro del espacio turístico, no visita otras partes de la ciudad.
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2- Comunidad local. Forma parte del contexto local, este actor social se desempeña en todo el espacio urbano, no está sujeto sólo a la zona turística, así como también es empresario de negocios orientados a proveer servicios turísticos. Es quien establece valores simbólicos en torno a sitios históricos y entra en conflicto ante el nuevo uso y función social que le asigna el turismo a estos sitios. 3- Trabajador. Forma parte del contexto local, puede ser un migrante que viene a la localidad en busca de trabajo o puede ser también un habitante local con arraigo que labora en la zona turística. Es el capital humano que emplean las empresas que forman parte del espacio turístico, desde hoteles, restaurantes, transporte, servicios recreativos, etc. 4- Empresarios. Forman parte tanto del contexto local como no local, en este grupo se encuentra el inversor extranjero que busca establecer un negocio que sea rentable. Invierten en bienes inmuebles, oficinas, plazas comerciales, condominios, etc., así como en el sector servicios hoteles, restaurantes, transporte, centros nocturnos, etc. Este grupo de actores se articulan junto al sistema político, por lo que comparten un punto de vista similar en torno al espacio turístico. 5- Autoridad política. Forman parte del contexto local. Es el actor que establece las relaciones económicas y sociales que hacen posible la creación del espacio turístico en una zona de la ciudad. Planifican, regulan y controlan las actividades empresariales de los inversionistas. Es el actor que ejecuta las inversiones en materia urbana, la renovación que genera la renta urbana. Acorde a las perspectivas de los actores sociales involucrados en conflictos en torno al espacio turístico, se identificaron los siguientes conflictos asociados al espacio turístico:
La instalación de terrazas en áreas peatonales
El retiro de vendedores ambulantes
Expulsión de prestadores de servicios turísticos
Demolición de la escuela 18 de marzo.
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En estos conflictos son originados por la renovación urbana de este espacio, son recientes. La remodelación de este sitio detonó estas problemáticas y es un elemento que detona e influye en las personas y sus formas de interacción. Estos conflictos hacen evidente la eventual exclusión social de ciertos actores sociales y la imposición de una nueva dinámica social en torno al espacio turístico. El nuevo uso y función que adquiere el espacio público como un sitio turístico y comercial importante para la ciudad, muestra un proceso de cambio socio-cultural.
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Capítulo 2 – Historia urbana de La Paz, B.C.S.
2.1– Antecedentes históricos de La Paz, B.C.S. Ubicada en la región noroeste de México, la ciudad de La Paz es un espacio urbano que se encuentra relativamente alejado del resto del País, pues está en la parte sur de la península de la Baja California, y es centro urbano que podría considerarse casi una isla, a no ser por los diferentes medios de comunicación con que cuenta en la actualidad, como son las distintas rutas aéreas, marítimas, terrestres o informativos que conectan a esta ciudad con el resto del mundo. Pero su pasado y origen fueron adversos, sobre todo, porque los pobladores de esta región vivieron en un aislamiento que estableció modos de vida históricos con un profundo apego territorial. La Paz, en su origen, pasó de ser un puerto de entrada de insumos necesarios para el desarrollo de la industria minera establecida en los poblados del Triunfo y San Antonio, a ser un centro urbano importante para el desarrollo regional, sobre todo porque concentró una importante actividad comercial con distintas poblaciones del interior de la península. La formación de una ciudad y un puerto por lo general está asociada a las actividades económicas; por lo tanto, ellas son las que de alguna manera marcan la pauta del desarrollo urbano. En el caso y tiempo que nos ocupa (la ciudad de La Paz en la primera mitad del siglo XIX), el comercio marítimo y la actividad minera en el Triunfo y San Antonio definieron el origen y posterior desarrollo de la ciudad […] A diferencia del resto de las poblaciones de la península, la ciudad de La Paz no pasa por el proceso de misión-secularización-pueblo/ciudad […] su origen obedece a la necesidad de un puerto seguro para el tráfico de mercancías destinadas a la zona minera de El Triunfo y San Antonio, y a su vez, embarcadero para la salida de la plata y el oro que procedían de esa zona desde el siglo XVIII. (Piñeda, 2010, págs. 41-42)
De acuerdo con Gilberto Ibarra en “La Paz, ciudad y puerto mexicano” (2018), el primer habitante de La Paz fue el soldado José Espinosa y su esposa Brigida Marrón, a quienes se le encomendó la tarea, por órdenes del gobernador Felipe Goycochea, de cuidar que nadie se establezca en el puerto y sus inmediaciones. La
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labor, además, que debía cumplir este soldado era, también, el proveer atención a los tripulantes de los barcos que arribaban al puerto. Para poder desempeñar esta actividad forzosamente debía desarrollar la horticultura y cría de ganado para atender las necesidades de los barcos mercantes que llegaban. Pero al incumplir con la necesidad de proveeduría de víveres, la labor se les asignó a colonos del sur del territorio. Se les concedieron tierras para cultivo y cría de ganado, con la finalidad de atender las necesidades de las embarcaciones. Esta necesidad se comprende como el origen de colonización del puerto de La Paz, lo cual daría como origen a su primera sociedad. Después se empezaron a integrar otras familias de la jurisdicción, encargados todos de cultivar la tierra y auxiliar al pionero y nuevo pueblo de La Paz. Hasta el final de esta década, otras familias poblaron La Paz, formando una aldea compuesta por marineros, comerciantes, horticultores, pescadores y criadores de ganado, sociedad que al diversificarse ofreció una gama de ocupaciones artesanales y de servicio que poco a poco tejió la urdimbre social. (Ibarra, 2018, pág., 25-26)
Y es precisamente, la actividad comercial la que detona el crecimiento del, antes puerto, a un centro urbano que daría como origen la ciudad de La Paz. El comercio marítimo fue primordial para la concreción de este proceso, sobre todo debido a las condiciones geográficas y físicas de su bahía, debido a que permitió el arribo de embarcaciones, pues su bahía posee la característica de ser protegida por un banco de arenas, un mogote, que hace que sus aguas sean tranquilas. Son estas propiedades del marítimo-terrestres lo que permite el crecimiento de la actividad del comercio marítimo, pues la industria minera requiere de un puerto seguro que permita el tránsito de sus productos hacia el exterior, así de como la llegada de insumos necesarios para su funcionamiento. Sin embargo, hay que añadir que la actividad comercial no sólo se gestó entre el puerto y la industria minera, sino que se genera un consumo local a través de las diferentes rancherías de la región, de donde llegaban a la ciudad diversos productos. Al convertirse La Paz en un centro comercial-exportador-importador de la región, fue adquiriendo funciones como la de distribuir las mercancías que llegaban del
55 exterior para que fueran comercializadas en los demás pueblos del distrito sur: productos alimenticios como el maíz, frijol, harina arroz, entre otros; también bebidas y tabaco; además de algunos animales destinados a la crianza; utensilios para las casas; telas, vestidos y productos de ornato, etc., productos traídos de la contracosta o del extranjero. (Piñeda, 2010, pág. 57)
Este movimiento de mercancías es lo que detona el crecimiento de La Paz de un centro urbano con actividad comercial a una ciudad, sobre todo, porque La Paz adquiere importancia por la instalación de diversas pequeñas industrias que proveen, no sólo a los poblados del Triunfo y San Antonio, los centros mineros, de calzado, carruajes, fósforos, jabones, ropa, alimento, muebles, sino a toda la región sur de la península, lo cual establece la conformación de una economía regional, integrando en esta dinámica a distintos ranchos, que proveen a la ciudad de carnes, quesos, pieles, piloncillo, frutas y verduras. Esto genera un flujo de mercancías entre el puerto de La Paz y los diversos poblados de alrededor. Las comunidades de las diferentes municipalidades mantenían una relación estrecha con la ciudad. La diversidad de actividades-productos, permitió esta relación. Las necesidades de una población en incremento y la especialización de las regiones sobre cierta producción, mantuvieron ese contacto con la ciudad que además de ser la puerta de salida para su producción, representaba ya un mercado para buena parte de esos productos, como lo fue también mercado de productos nacionales y extranjeros que abundaron en el distrito sur y que entraron por el puerto de La Paz. (Piñeda, 2008, pág. 338)
A la ciudad de La Paz entran productos procedentes del exterior, necesarios para sus comunidades, y se genera la exportación de minerales, oro y plata, y perlas. Se genera un flujo de entrada y salida de productos, una dinámica comercial donde la ruta marítima es fundamental para su concreción. Otra particularidad que derivó en la importancia de La Paz como un centro urbano fundamental para la industria minera de San Antonio y El Triunfo, son las características geográficas de su ensenada, La Paz es un puerto natural que se torna en importante para el desarrollo del comercio en la península de Baja California, por ello mantiene una estrecha relación comercial con el contexto nacional e internacional a través de sus rutas marítimas. Considerando que…
56 El cambio urbano es consecuencia directa del cambio histórico. No es posible entender el cambio urbano sin haber caracterizado el cambio histórico. Es importante ubicar desde esta perspectiva el fenómeno urbano, entender cuál es el desarrollo histórico de la ciudad para comprender las funciones y significados urbanos por las que transita la formación de la ciudad en el tiempo, en la que participan actores históricos en conflicto y que dan como resultado el cambio histórico y el cambio urbano, con las implicaciones sociales y culturales que le otorgan el significado y que en la actualidad se revelan como huellas del pasado, como cultura material que señalan periodos de auge y esplendor, pero también su decadencia y ocaso a través de sus formas y lenguajes plasmados en su estructura espacial urbana arquitectónica. (Llanes, 2013, pág. 185)
Esta organización urbana está plasmada en sus calles y edificios de carácter histórico, pues narran hoy lo que fue la ciudad en el pasado. La primera traza urbana de la ciudad toma como referencia el delta que se forma en el arroyo central, sitio donde se establecieron los primeros habitantes de La Paz. En la calle Comercio se ubicaron las primeras casas y comercios, esta calle fue importante para el desarrollo de los negocios de entonces. Ello está plasmado en el acta del Ayuntamiento con fecha del 21 de agosto de 1835. Este primer cuadro de la ciudad concentró al antiguo distrito comercial, donde se ubicaron los comercios importantes, la casa comercial de la familia Ruffo, La perla de La Paz, La torre Effiel de la familia Gonzáles, comercios emblemáticos que simbolizan el pasado paceño. Estas casas comerciales se caracterizaban por vender productos nacionales y de importación, lo cual conectaba a La Paz con las vanguardias europeas del buen vestir. De este espacio, la calle comercio, emerge un centro urbano importante para la región debido a su intensa actividad. Esto deriva, posteriormente, en un crecimiento poblacional hacia el sur y norte, a través de las denominadas mesas divididas por un arroyo, el arroyo central, ahora calle 16 de septiembre. La concentración populosa del puerto, como está dicho, empezó en la playa y seguramente en la primera línea de las mesas, iniciándose por la mesa sur. No es aventurado señalar que, de acuerdo a la ubicación de las viviendas, debió presentarse en sus inicios como un puerto que le dio la espalda al mar, porque al establecerse en la primera línea de las mesas, denominadas sur y norte, la parte posterior de los predios comprendían declives o barrancos de las mesas,
57 mientras que en el frente se ubicaba la orilla de la calle irregular, notable en la mesa norte a lo largo de la que se llamó calle Primera, actualmente, calle Belisario Domínguez. […] Lo mismo sucedía en la parte baja, frente a la calle Comercio: al oriente, el frente de la casa; al poniente, los huertos. Lo anterior fue característica única de La Paz original, la que conservó hasta la construcción definitiva del malecón del puerto. […] Para evitar las inundaciones, los vecinos se obligaron a construir los primeros terraplenes, lo que sucedió hasta la el inicio de la segunda mitad del siglo XIX, protecciones que posteriormente dieron origen al malecón. (Ibarra, 2018, pág., 29-31)
Esta orientación de la ciudad es importante, porque da origen a la, hoy, avenida más emblemática de la ciudad, el Malecón costero, el paseo Álvaro Obregón. Y como apunta el autor Gilberto Ibarra, los habitantes de este primer cuadro se ven en la necesidad de construir muros y terraplenes con la finalidad de proteger la parte trasera de sus casas de las mareas constantes que afectaban sus predios. Con la construcción del malecón se soluciona esta problemática, y esto modifica el paisaje urbano de La Paz por completo, un hecho que también repercute en sus habitantes, pues la nueva calle de la ciudad se torna en un espacio comunitario de esparcimiento, sitio al que acuden todas las familias paceñas por ser una vía de acceso a las playas cercanas a la ciudad. El Malecón de la ciudad une a la sociedad, quienes comparten la misma costumbre de ir a pasar el día al lado del mar, una actividad que prevalece con los años. Los paredones se transformaron en calles inclinadas perfectamente trazadas que comunicaban a las mesas por la antigua calle Central, actualmente denominada 16 de septiembre y, a lo largo del malecón costero, a la parte alta de las mesas. Los desniveles que se presentan en los predios de todas las manzanas y en este sector, preferentemente frente al malecón, desde las calles Gral. Manuel Márquez de León hasta la calle Francisco King Rondero, han sido aprovechados por los arquitectos para el diseño de las construcciones de viviendas de todo tipo, que dan a La Paz la proyección de urbe moderna. (Ibarra, 2018, pág., 33-34)
Así, el malecón de la ciudad se torna en el sitio tradicional de las familias paceñas, a este lugar acuden a observar el movimiento de mercancías del Muelle Fiscal o simplemente acuden a pasar el día en la playa. Este espacio, junto al Jardín Velasco, adquiere relevancia, pues se organizan, bailes, desfiles cívicos y militares,
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informes de gobierno, etc. Por ello, su relevancia para la ciudad y su ciudadano, sobre todo, porque en este espacio público de la ciudad se desarrollaron las tradiciones y costumbres como: festivales y bailes; donde la población acude a la plaza o camina alrededor de ella, degustando diferentes alimentos que vendedores ofrecen en la vía pública. Este sentido comunitario integra a toda la sociedad paceña a ser parte de estas formas de sociabilización, incluso, los diarios de la época narran la asistencia de miembros de la alta sociedad en estas festividades, quienes visten de forma elegante, a la última moda europea, ropa confeccionada en seda y tela europea como el casimir. La Paz debido a su actividad comercial emerge como un puerto importante, es además, un centro político y económico por su ubicación geográfica, pues al ser un puerto, permite una comunicación inmediata por medio de las embarcaciones con el interior del país y el extranjero. Sin embargo, la construcción del malecón le da a la ciudad un aspecto único, donde su imagen urbana, casas y huertos se ubican frente a la playa en una complicada superficie, pues comprende lomas, partes altas y bajas, donde se construye una arquitectura única. Esta característica proyecta a la ciudad como una urbe cosmopolita por lo intrincado de su fisonomía, al gestarse construcciones en zonas de cañadas y arroyos que terminan en la línea costera. Una sofisticación que también se refleja en sus habitantes, quienes visten de forma elegante, hasta las personas humildes tiene este gusto por el buen vestir. El habitante de La Paz no usa huaraches como lo hace la gente del interior del país, el paceño gusta por el calzado, ropa limpia y planchada. La década de 1830 y las dos siguientes, fueron fundamentales para cimentar y transformar
los
aspectos
sociales,
económicos,
políticos,
culturales
y
urbanísticos. Respecto a este último aspecto debe decirse que la ciudad surgió sin una real planificación en la parte baja, frente a la ensenada, en donde se estableció la zona comercial inicial y se fabricaron las casas de los dueños de los comercios y otros primeros habitantes. En este sector quedó registrada la primera calle de La Paz, con el nombre de comercio, el que perduró durante un siglo hasta ser denominada calle Carlos M. Esquerro. Igual situación sucedió con la calle La Playa hasta el año de 1928, al ser designada con el nombre de Álvaro Obregón,
59 por lo que aquellos primeros nombres representaron las muestras de la nomenclatura más antigua de La Paz. (Ibarra, 2018, pág., 43)
Este paisaje urbano intrincado que adquiere la ciudad puede constatarse en el primer plano de la ciudad de 1857, donde se muestra un área urbana del hoy Centro Histórico, donde la traza urbana muestra una división entre calles y callejones, desde la calle 16 de septiembre hasta la calle Degollado; como dato adicional a este plano, en él se muestra de lo que será el futuro muelle, un proyecto indispensable para el movimiento de mercancías y la actividad comercial. El muelle es, sobre todo, fundamental para el movimiento del mineral que viene de las minas de San Antonio y El Triunfo. En la parte baja de la ciudad, el área con más concentración de personas es la zona del muelle, posteriormente fue el jardín Velasco construido en 1876, un espacio donde además se encuentra la Catedral y el Palacio de Gobierno. La ciudad crece, y una característica importante a resaltar, es su proyección urbana a través del plano de 1861, que es una extensión del primer plano de 1857, donde se contempla la traza futura de calles y manzanas en base a una ordenación que contempla una dimensión específica, las manzanas deben medir 100 x 100 metros y las calles 20 metros de ancho, a excepción de la parte baja de la ciudad. Ello da vida a una ordenación urbana ejemplar, en base a una cuadricula perfecta que presenta el primer cuadro de la ciudad, lo cual se constata a través del plano de 1907. Este proceso de cambio de paisaje urbano, cobraría mayor fuerza iniciar el régimen porfiriano, como consecuencia del dinamismo comercial que provocaron la actividad minera que se desarrollaba en la cercana municipalidad de San Antonio, las concesiones que el gobierno federal otorgó para la pesquería de perlas y los contratos de subvenciones que se firmaron con las compañías navieras para tocar los puertos del pacífico y Golfo de Cortés. […] Las autoridades centraron su atención en la mejora y ampliación de las vialidades y en hacer más accesible la nomenclatura de éstas y la numeración de las manzanas. (González, 2016, págs. 115-116)
La Paz como puerto marítimo-comercial adquiere mayor relevancia durante el periodo presidencial de Porfirio Díaz, debido al fomento de la inversión extranjera y el comercio, lo cual beneficia ampliamente a la industria minera de Baja California.
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Esta política de apertura comercial de México genera un aumento en el desarrollo de la economía local, la producción en ganadería, agricultura y artesanías se incrementan notablemente. Consecuencia de ello, es que la ciudad vive un auge comercial incentivado por el comercio marítimo, al grado de llegar, la ciudad, a ostentar edificios representativos del arte y arquitectura europea predominante en esa época, como las casas comerciales de los Ruffo, la Perla de La Paz y los Gonzáles, la Torre Eiffel. No menos suntuosa fue la arquitectura privada, en especial aquella que albergó a los principales negocios mercantiles, como lo fueron La Perla de La Paz y La Torre Eiffel. El primero, ubicado en la manzana 9 de la calle comercio, fue fundado por Antonio Justo Ruffo en 1861 y el segundo, sito en la esquina de las calles Obispado y Puerto, por Miguel González en 1890. Los edificios de tales negocios se distinguieron por tener el mismo estilo arquitectónico. […] Ambos edificios eran de dos plantas, con balcones, arcos de medio punto, cornisas corridas, dinteles de arco y rectangulares, pilastras con capitel y otros detalles ornamentales. (González, 2016, pág., 146)
La Paz debe este esplendor por ser un centro urbano logístico y estratégico, abastece de insumos a toda la región del sur de la península, donde se pueden adquirir productos nacionales y de importación. Otro dato importante a resaltar es la ruta comercial entre el puerto de Mazatlán y La Paz, una ruta fundamental para el crecimiento y consolidación de la economía de la región. Por medio de esta ruta comercial fluyen mercancías y pasaje; además, hay una diligencia que recorre cada tres días los poblados de San Antonio y El Triunfo y La Paz, lo cual torna a La Paz, como la ciudad más importante al interior de la península de Baja California. La recapitulación de este factor económico nos permite considerar la importancia del puerto de La Paz, como centro único de negocios importantes en la entidad, condiciones que la proyectaron regional, nacional e internacionalmente y considerando su categoría política, ya que La Paz fue la capital de la península del Territorio de la Baja California, que comprendía toda la península, categoría que sostuvo hasta concluir el año 1887, durante poco más de medio siglo, hasta que el territorio peninsular, a partir de 1 de enero de 1888 fue dividido en Distrito Norte y Distrito Sur, con gobiernos propios. (Ibarra, 2018, pág., 63)
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Todo este esplendor comercial que detonó el crecimiento de La Paz se viene abajo a causa de las diferentes guerras por las que atraviesa México, La industria minera del Triunfo y San Antonio quedan en el abandono, y el comercio de perlas decae a causa de la muerte del banco de madre perla ubicado en las inmediaciones de la Isla Espíritu Santo. A los inversionistas ya no les interesó el comercio de perlas y esta industria desaparece, sin duda, un duro golpe para la economía de Baja California Sur, lo cual deja a la población de la parte sur de la península en un aislamiento territorial. Esta incomunicación que vive es a consecuencia de la transformación institucional del resto de México, pues durante el periodo posterior a la Revolución Mexicana se viven consecuentes luchas internas, como lo fue la Guerra Cristera en el occidente del país y la lucha interna por el poder entre los mismos revolucionarios. Un antecedente importante en el ámbito turístico ocurre en 1940, aunque la ciudad aún no se proyecta como un centro turístico, cabe resaltar la visión de la autoridad política local de ese entonces. Se contempla la construcción de un hotel con la finalidad de incentivar la actividad turística a falta de opciones de desarrollo debido a la desaparición del principal pilar económico de la ciudad, la industria perlera. En 1940 se inaugura el hotel Perla, una inversión mixta entre privados y la autoridad local de entonces. Esta acción busca aprovechar la ruta de carga aérea de la compañía Aeronaves de México, cuya ruta comercial era entre Mazatlán, La Paz, Isla Margarita, Santa Rosalía y Hermosillo. La Paz se abre como un puerto turístico y prueba de ello es la apertura de otro hotel, el hotel Central (Talismán) en 1948. El transporte aéreo de carga que conecta a La Paz con el resto del país es un elemento esencial para el posterior desarrollo de la ciudad, pues con la llegada de esta ruta a la ciudad nuevas edificaciones aparecen, como hoteles y casas de huéspedes. Varias fachadas de edificios y casas se modifican en busca de embellecer el aspecto urbano de la ciudad. Este antecedente es importante para esta investigación sobre el proceso actual de turistificación de La Paz, porque muestra cómo en una época de aislamiento territorial y crisis económica, la autoridad política busca opciones de
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desarrollo en busca de sacar adelante a la sociedad de entonces. Gilberto Ibarra (2018) también hace mención de esta modificación en el aspecto urbano, la cual, menciona, es fundamental para el desarrollo del posterior nuevo dinamismo comercial en la ciudad, la denominada época dorada del comercio de productos de importación conocida como la época de la “fayuca”, pues estos hoteles y casas de huéspedes alojan a las personas que vienen a la ciudad a comprar los preciados productos de importación precios bajos. La empresa aérea Trans Mar de Cortés, fundada en 1951 […] fue un distinguido promotor de la entidad. Esta empresa alternó con Aeronaves de México […] nuevas rutas para beneficio de la entidad. Los servicios de Trans Mar de Cortés se suspendieron en 1962 y sus rutas pasarón a Aeronaves de México. Es lógico que las citadas empresas aéreas incrementaron la presencia de turistas en La Paz. En este periodo surgieron nuevos empresarios hoteleros, que de acuerdo a su visión en el ramo, empezaron a invertir y a ofertar la pesca deportiva. […] En los años cincuenta y sesenta la industria hotelera vio surgir hoteles y casas de huéspedes, Los principales fueron: Los Arcos (1951), Quinta Dorita (1951), Yeneca (1953), Misión (1954), Casa de huéspedes Santa (1954), Casa Palencia (1956), Los Cocos (1957) y Guaycura (1958). (Ibarra, 2018, pág., 205-206)
Pero, es hasta el periodo del gobierno de Hugo Cervantes del Río (1965-1970) cuando se pone especial interés en Baja California Sur. Se establece la ruta marítima del transbordador que conecta con el estado de Sinaloa, además, inicia la construcción de la carretera transpenínsular que comunica con el norte del país y, también, se construye el futuro Aeropuerto Internacional de La Paz. El gobierno federal se interesa por esta región y busca integrarla al desarrollo económico de México, lo que da paso a una nueva etapa política, social, económica y urbana en la ciudad de La Paz donde… El paisaje urbano fue cambiando poco a poco hasta que, en el extremo, desapareció una porción importante de la arquitectura más antigua […] Monumentos históricos como la Casa de Gobierno, la oficina de Correos, el primer edificio de la Escuela Secundaria José María Morelos, la tienda la Torre de Effiel, el quisco del Malecón, el Teatro Juárez, la Sala Ibó, el Cuartel Militar y muchas viviendas del centro de la ciudad fueron modificadas o derruidas para
63 ceder paso a establecimientos mercantiles, oficinas públicas y centros recreativos. (del Río, 2010, pág. 187)
La construcción de la carretera transpenínsular, el establecimiento de la ruta de transbordadores y el arribo de vuelos provenientes de otras regiones a través del aeropuerto, rompe con el aislamiento territorial que vivió la ciudad de La Paz y el resto de la región sur de la península durante más de 50 años. Por medio de estas tres vías de comunicación se consolida un nuevo flujo de productos y personas, y sobre todo de turistas, debido a la proyección de dos centros turísticos importantes, uno en Loreto y otro en la zona de Los Cabos a través del Fondo Nacional para el Turismo (FONATUR). A través de la consolidación de estas importantes vías de comunicación, la ciudad vive una nueva etapa, entre el periodo de 1950 a 1980, para ello me apoyo en Lorella Castorena Davis (2007) quien ve el proceso de modernización a partir de aspectos socio-históricos, lo cual muestra una noción concreta de lo que es hoy el Estado. Se debe ver hacia el pasado para comprender al presente actual, una labor donde la interpretación histórica, como una forma de conocimiento documenta el desarrollo, y da cuenta de la sociedad de hoy. El hecho histórico es analizado con la finalidad de establecer un conocimiento fundamental para las generaciones posteriores. Así, a través de la historia se da cuenta de las distintas etapas del desarrollo, un proceso secuencial de la actividad humana que va transformando, estableciendo e inscribiendo un paisaje territorial, donde el espacio transformado narra las distintas temporalidades del desarrollo de una localidad. Por ello, Castorena Davis considera importante, primero considerar las “bases” que hicieron posible el proceso de “modernización” de Baja California Sur. Considera ocho bases importantes para el establecimiento del desarrollo socioeconómico en la región, y estas son: 1ra. La urbanización y crecimiento demográfico que se gesta a finales de los años 50´s. Los habitantes de B.C.S. en el periodo de 1950 a 1960 crecen de 60 840 a 81 594, acontece un cambio brusco.
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2da. Este crecimiento poblacional se debe a la colonización de las regiones agrícolas ubicadas en el centro y sur del territorio, este flujo de inmigración, viene, sobre todo, de regiones agrícolas del centro de México. 3ra. El papel importante de la ciudad de La Paz como su capital, es un puerto importante para el abasto de comestibles provenientes del interior del país, sus terminales aérea y marítima comunican a B.C.S. con el interior del país. Por lo que el establecimiento de las colonias agrícolas torna a La Paz como una ciudad comercial. Además, resalta la importancia de la carretera transpenínsular que conecta a La Paz con el resto del Estado. 4ta. La movilidad de población al interior de B.C.S. Al acabarse la producción minera en la zona de El Triunfo y San Antonio a principios del siglo XX, muchos pobladores emigran hacia La Paz. Lo mismo pasa en Santa Rosalía, mucha población se mueve hacia La Paz en la década de los 50´s. 5ta. Surgen nuevos pobladores que se especializan en la explotación de recursos naturales. En Guerrero Negro y su salina, la región de La Pacífico Norte sus pobladores se dedican a la pesca de abulón y langosta, productos de alto valor comercial. 6ta. El establecimiento y repunte del polo turístico de Los Cabos en los 80´s. San José del Cabo y Cabo San Lucas se tornan en una nueva región urbana importante para la economía de B.C.S. 7ta. La transformación del sector productivo, en 1950 y 1960 la producción se concentra en el sector primario y secundario, posteriormente se transforma en un sector terciario, y en consecuencia, en un sector de producción moderno. 8va. La transformación radical de los índices de educación, bienestar, salud, transporte y medios de comunicación. Estas ocho bases permiten comprender al proceso de modernización de B.C.S., como una conjugación de elementos, ello genera una concentración urbana y un incremento poblacional. La Paz, su ciudad capital, atrae a población de otras
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regiones, en ese entonces, debido a la diversificación de su economía y las buenas condiciones de vida que ofrece la región. Esta región no sólo atrae a población del sector rural como se enumeró anteriormente, sino también se atrae a prestadores de servicios, propietarios, comerciantes, profesionistas y artesanos, quienes buscan mejorar su posición social aprovechando las condiciones económicas y políticas de B.C.S. Para explicar de forma detallada el proceso de modernización de una región, Castorena Davis se apoya en la postura de Georges Friedmann, quien hace una distinción entre el medio natural y el medio técnico para explicar la transformación social. Se afirma que el medio técnico establece entre la sociedad y la naturaleza una red de máquinas, técnicas, conocimientos y objetos fabricados, transformados y adaptados. Así, la sociedad ya no depende de la naturaleza, sino sólo obedece a las necesidades, deseos y ambiciones del hombre. En consecuencia, se genera un dominio, explotación y uso personalizado de recursos naturales y humanos, lo cual deriva en un beneficio económico y social. El medio técnico hace posible la creación de la sociedad moderna, pero también hace posible la estratificación de la sociedad al estar el medio técnico en manos de un pequeño grupo, una cualidad que el resto de la sociedad no posee. Esta sociedad es compleja, establece una forma de economía enfocada sólo en la producción, cuyo objetivo es la maximización y eficacia de la productividad del trabajo mediante el empleo de la máquina o la aplicación de la tecnología. Derivado de ello, se establece una expansión permanente de la economía en base a la producción de nuevos productos y mercados, lo cual transforma la dimensión social y el tiempo histórico de una localidad. La economía de producción es de carácter extenso, es internacional, se apoya en una red de intercambio que hace uso del crédito, tecnología y del capital para crear, innovar y transformar a la sociedad en su conjunto, integrando a las personas a las cadenas de producción. Por consiguiente, Castorena Davis ve en la modernización de B.C.S. este proceso que comprende el paso de una sociedad tradicional basada en la pesca, la ganadería y agricultura a una sociedad compleja, donde su estructura económica
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se transformó en base al empleo de la tecnología, la creciente división del trabajo y el eventual desplazamiento del sector primario y secundario por el terciario. Observa que, en la sociedad moderna el sector primario es relegado y pierde centralidad. La transformación de la sociedad tradicional de una economía de sólo subsistencia, la cual produce lo que consume, se debe al creciente número de inversiones, principalmente vía capital extranjero. Derivado de ello, las ciudades crecen y nuevos centros urbanos generan una movilidad de población. Por tanto, los habitantes de Baja California Sur son resultado de una estructura socioeconómica donde se generaron empleos y productos en base a la inversión foránea. Esta inversión genera una movilidad interna de otras regiones del país y se concentró en la ciudad capital de Baja California Sur, La Paz. Para probar esta postura Castorena Davis ve la inauguración en 1964 de la ruta del transbordador que une a La Paz con el puerto de Mazatlán. La construcción del aeropuerto internacional Manuel Márquez de León en 1970 y la conclusión de la última etapa de la carretera transpeninsular en 1973, como inversiones importantes buscan de incentivar un desarrollo y atraer más inversiones a la región. La Paz proyecta una imagen de ciudad moderna ante el resto del país y del mundo, al contar con una vía de comunicación terrestre, que conecta con toda la extensión de la región peninsular. Por ello, el protagonismo que vive la ciudad capital en esa época, se torna en un punto urbano importante, pues conecta a todo territorio de Baja California Sur con el resto de México y el mundo a través de sus puertos aéreos y marítimos, de ahí que, se genere un tránsito continuo de productos y personas a través de La Paz. Además, como dato adicional, el régimen arancelario de zona libre de impuesto es ejercido en la región desde 1939, lo cual se añade como otro factor del naciente esplendor moderno que vive la ciudad capital. En 1974 se crean los Centros Integralmente Planeados (CIP) de Loreto y Cabo San Lucas que promocionan el turismo de sol y playa. Así, con modelos de desarrollo importados, el gobierno mexicano a través del Banco de México e instituciones como el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) planearon, implementaron y desarrollaron los CIP o resorts turísticos como Los Cabos, Loreto, Cancún, Ixtapa y Huatulco, promovidos como polos de
67 desarrollo y como lugares de atracción de inversión nacional internacional. (Ruvalcaba, 2015, pág. 373)
El gobierno de Luis Echeverría Álvarez ve en el turismo el impulso que puede ayudar a regiones aisladas del país para abatir el desequilibrio económico. Mediante la llegada y estancia de turistas se incentivan las precarias economías locales. Por ello, establece los programas de promoción turística en dependencias federales, que derivan en la creación de FONATUR, un organismo federal que planea y financia proyectos turísticos en distintas regiones de México como Cancún en Quintana Roo, Ixtapa Zihuatanejo en Guerrero, Los Cabos y Loreto en Baja California Sur, por sólo mencionar algunos de los más importantes.
2.2- Época dorada del comercio En esta etapa urbana se ve cómo es necesaria la instalación de infraestructura para favorecer la generación de una comunicación interna y externa en toda la extensión territorial de B.C.S. La carretera transpenínsular es una condición indispensable para establecer lo que son las “bases” que Castorena Davis (2007) alude. Además, la consolidación de las rutas aérea y marítima conecta a la región con el contexto nacional e internacional, se incrementa el flujo de personas y productos hacia Baja California Sur, lo cual detona un crecimiento poblacional en La Paz y como consecuencia de ello, su área urbana se duplica, la ciudad crece, casi al doble, hacía su lado sur. El crecimiento de las actividades comerciales tuvo repercusiones dignas de consideración. De acuerdo con el censo de población de 1960, los habitantes de Baja California Sur sumaban poco más de 80,000, de los cuales 36% residía en centros urbanos y el resto en zonas rurales. Una década después, el censo registró una población total cercana a 130,000 habitantes, con una composición que modificaba sustancialmente el panorama anterior, pues 54% de las personas se catalogaron como urbana y 46% como rurales. Por lo demás, los índices demográficos continuaron en aumento, ya que para 1980 se estimó que 90.000 individuos más habían nacido o se habían asentado en estas tierras. (del Río, 2010, pág. 191)
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Esta infraestructura comunicativa, puertos y carreteras, hace posible un tránsito de productos y personas de forma interna y externa. Así el espacio local logra conectarse con otras escalas geográficas, esto hace posible una proyección de La Paz como una ciudad importante para el desarrollo de la región. Además, es importante resaltar el papel protagónico que guarda la institución de gobierno. A través de la gestión y acción política, formaliza los mecanismos socioeconómicos para integrar a esta región aislada al desarrollo nacional del país. El presidente del país y el gobernador local, logran el progreso social de un territorio que históricamente estuvo aislado del resto del país. Esta capacidad de decisión es fundamental para el posterior desarrollo posterior de Baja California Sur y con ello, establecer las condiciones necesarias para el crecimiento urbano de la ciudad y consolidar su importancia comercial en la región noroeste de México. La Paz vive el declive del auge y crecimiento económico gestado en años anteriores por influencia de la zona libre de impuestos y su conexión aérea, marítima y territorial, a esta etapa se le conoció localmente como la época dorada del comercio de importación, la época de la “fayuca”. A la ciudad vienen numerosos grupos de personas del interior del país, viajan exclusivamente con fines netamente comerciales, el adquirir productos de importación que en sus ciudades de origen no hay, y ello les da la oportunidad de comerciarlos. Otra característica de esta época, es que estos productos de importación estaban a bajos precios, esto, a los comerciantes, les resulta netamente provechoso. Este auge comercial estableció un flujo importante de personas, e incluso se genera un turismo comercial debido, sobre todo, a través de las vías de comunicación, terrestre, aérea y marítima. Sin embargo, es la adhesión de México a las políticas de carácter neoliberal a través del Acuerdo Comercial de Aranceles Aduaneros (GATT) en 1982, que elimina zonas libres exclusivas de ciertas regiones y torna a todo el país en una amplia zona de libre comercio con otras regiones del planeta. Esta nueva política comercial que opera a nivel global tiene graves consecuencias para La Paz porque termina con la época de su apogeo comercial. Situación que obliga a la autoridad local aplicar acciones estratégicas que
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contrarresten este difícil periodo económico. Entonces, se pasa de ser una ciudad administrativa y comercial que vivió un auge comercial, a una ciudad enfocada netamente en el turismo. De acuerdo a Marco Antonio Monroy (2018) en su tesis de investigación “Modelo de desarrollo urbano y apropiación desigual del agua en la ciudad de La Paz B.C.S.” Este contexto de auge comercial se gesta debido, sobre todo, al régimen arancelario de zona libre. La conectividad de la ciudad con el resto del territorio por medio de su conexión exterior a través de la vía aérea y marítima, genera el flujo de personas y productos de importación. La ciudad está comunicada hacia lo interno y lo externo, lo cual le torna en un centro urbano importante para la economía de la región. Adquiere relevancia comercial debido a su conexión con los Estados Unidos vía terrestre y aérea, esta condición hace posible el flujo de los preciados productos de importación que se comercian localmente. A este dinamismo económico de la ciudad se le conoce como la época de la fayuca. En el centro comercial de la ciudad los hoteles y hostales ofrecen sus servicios de hospedaje a personas provenientes del interior de la república, quienes buscan las distintas ofertas de precios bajos en los productos de importación. El incremento del movimiento de exportaciones e importaciones por el puerto de La Paz es un indicador que abona a la idea del cambio que comenzó a vivir la ciudad, a partir de fines de los años cuarenta. Un cambio que se reflejó también en el aumento de la población; el crecimiento de la traza urbana y el comienzo de una nueva; más arquitectura, pero con un carácter diferente; mejoramiento y ampliación de los servicios públicos y privados; y diversificación de la oferta mercantil. (González, 2016, pág. 258)
Este flujo de personas y productos genera una bonanza comercial importante, lo cual atrae a otras personas no nativas a la región. Este flujo humano aumenta el número de residentes locales al doble, nuevas colonias se agregan a la ciudad, en consecuencia, la mancha urbana se extiende hacia el sur y parte alta. El antiguo diagrama de la ciudad, el cuadriculado perfecto de sus calles se rompe, aunado al esplendor socioeconómico, y adquiere una forma irregular debido a las proyecciones de los desarrolladores, quienes ya no toman en cuenta los parámetros
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de urbanidad establecidos por las autoridades municipales. Se atrae a personas de otras regiones del país porque La Paz ofrece acceso a una modernidad y urbanidad empresarial, lo cual implica mejores condiciones de vida y mayores oportunidades de empleo, hecho que muestra a una ciudad capitalista progresiva, “donde empezaron a surgir las colonias Guerrero y Los Olivos, a las que el gobernador Salinas Leal denominó colonias proletarias” (González, 2016, pág., 260). El punto de quiebre importante se da en 1982. México se adhiere al Acuerdo Comercial de Aranceles Aduaneros (GATT), lo cual elimina la zona libre que desde 1963 estuvo vigente en Baja California Sur. Esto muestra la inserción de México dentro del ámbito del comercio global al adoptar las normas neoliberales, ello hace de todo el país un área de libre de comercio. Este nuevo marco político, económico y social donde se adopta el comercio internacional, el sector comercial de La Paz se ve en desventaja, situación que de inmediato impacta y la quiebra de comercios de productos de importación es inevitable. Son bien conocidos los efectos de la crisis de la economía mexicana de 1982, de los cuales dos en particular tendrían un fuerte impacto sobre Baja California Sur: la devaluación de la moneda y la reducción en el gasto público. El turismo nacional, que alimentaba al sector mercantil, se redujo a la mitad en menos de tres años por el encarecimiento de los productos importados, principal atractivo de los visitantes. (del Río, 2010, págs. 192-193)
Esto orilla al H. Ayuntamiento de La Paz a declarar que se pasa de ser una ciudad comercial y administrativa a ser una ciudad turística. “El fin del auge del comercio de importación y reventa (fayuca), resultó en la adopción de un modelo de desarrollo fundamentado en la explotación de los recursos ambientales para la promoción del turismo.” (Ángeles Villa, 2012, pág. 239) Así por tanto, el suelo urbano se tornaría en un elemento clave para una nueva estructuración social y un medio fundamental para la acumulación del capital, así, los espacios urbanos de la ciudad se modifican de acuerdo a las necesidades del capital. La ciudad ahora, sólo se enfoca en los modelos de desarrollo turístico, zonas residenciales y zonas comerciales. El suelo y su renta ahora son un elemento clave para la generación de la riqueza, lo cual sólo beneficia al capital privado.
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En esta etapa se aprecia la incursión de una política de carácter institucional que opera a nivel internacional, el Acuerdo Comercial de Aranceles Aduaneros (GATT) donde la adopción de una política global a nivel nacional influye sobre la economía local y genera el quiebre de todos los negocios dedicados exclusivamente al comercio de productos de importación, lo cual afecta económica y socialmente a la ciudad de La Paz, que debe reorientar el rumbo de su política y economía. Las posturas de Castorena Davis (2007) y Monroy (2018) muestran el proceso de integración socioeconómica de La Paz dentro de un ámbito nacional y global que derivó en la integración de un comercio de productos de importación. Sin embargo, son las decisiones políticas que se implementan a nivel nacional lo que termina afectando a la economía local. La integración de México a las dinámicas neoliberales obligan a las autoridades de gobierno local, el alcalde Enrique Ortega Romero y el gobernador Víctor Manuel Liceaga, la adopción de medidas estratégicas para contrarrestar la crisis económica que se vive en Baja California Sur, y en especial en La Paz. Así, se pasa de un modelo de ciudad administrativa y comercial a una ciudad orientada, netamente, en la actividad turística. En todos estos años se ha procurado impulsar el turismo y se han creado complejos importantes a lo largo de las costas de la bahía de La Paz, al servicio de los turistas, contando con todas las atenciones. La Paz es un centro de donde se pueden distribuir a otros puntos turísticos que ofrecen en el estado para vacacionar, como son las islas adyacentes, otros lugares de las costas, algunos otros sitios turísticos, como el Pueblo Mágico de Todos Santos, a la sierra en búsqueda de otras experiencias e invitar hacer la travesía vía transbordador al puerto de Mazatlán, Sinaloa. Muchos de los turistas llegan vía marítima y los servicios hoteleros brindan marinas de todos tamaños para el resguardo de sus embarcaciones; vía aérea, llegan por los vuelos comerciales o en transportes particulares, brindando todos los servicios por las autoridades del Aeropuerto Internacional “General Manuel Márquez de León” y por la vía terrestre, que no es poca la entrada vehicular que tiene la ciudad a través de la carretera transpenínsular. (Ibarra, 2018, pág., 215-216)
Esta transición histórica sella el destino de la ciudad de La Paz, ésta se enfoca sólo el modelo del desarrollo turístico. Este proceso muestra el papel que juega la institución política para reorientar el rumbo futuro que adopta la ciudad, a
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causa de las políticas neoliberales y sus prácticas capitalistas. Entonces, se adecua a la ciudad acorde a las nuevas condiciones que plantea el contexto global y nacional. Se opta por enfocar a la ciudad, sólo, en la actividad turística. El espacio urbano de la ciudad, entonces, se modifica específicamente en función y necesidades del modelo turístico. Esta nueva orientación se expresa con claridad a través del Plan de Desarrollo Urbano (PDU) de la ciudad que modificó su marco jurídico con la finalidad de incentivar, proteger, justificar y legitimar las inversiones en materia de turismo.
2.3- Ambientalistas ante desarrollos turísticos El planteamiento estratégico de la ciudad de La paz está plasmado en su Plan de Desarrollo Urbano, éste da importancia a los desarrollos turísticos, zonas residenciales y áreas comerciales. Esta estrategia se debe a la desaparición de la zona libre de impuestos en 1982, lo que obligó a la autoridad local en ese entonces, a considerar al turismo como una oportunidad económica, detonante del progreso y bienestar social de Baja California Sur. De acuerdo a esta postura se ve que en La Paz se cuenta con el recurso natural y humano para impulsar a la ciudad como una ciudad turística de carácter internacional, para ello es necesario competir ante otras ciudades dentro del mercado turístico. Esta acción política integra al poblador dentro de un modelo del desarrollo, el cual es necesario para justificar el ejercicio de la institución del gobierno que da prioridad al turismo como la única alternativa de desarrollo viable para la región. De ahí que, nace la necesidad de incentivar la economía y creación de empleos a través de la proyección de La Paz como un sitio propicio para el desarrollo de complejos turísticos, para ello, se le otorgan todas las facilidades administrativas a las inversiones en este rubro. De acuerdo a Monroy (2018) se considera al suelo urbano un el elemento importante para el desarrollo y crecimiento de la ciudad, para ello, a través de estrategias de mercadeo y publicidad se busca ubicar a la ciudad dentro del mercado turístico internacional y así atraer al turismo
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e inversiones. Este accionar político ve como una necesidad la venta del territorio al capital extranjero como un producto de consumo, lo cual requiere de recursos públicos para promocionar la ciudad dentro del mercado global, una acción importante para cada gobierno en turno, donde se destaca esta actividad como una tarea en turno de cada gobernante, pues es en beneficio de la sociedad local. Por ello, la renovación urbana de la ciudad busca atraer la inversión y turismo, la autoridad política debe invertir el dinero público para vender la ciudad como un sitio agradable donde es costeable la inversión. Este proceso crea lo que David Harvey (2012) denomina como un capital simbólico, un sitio que se distingue del resto de la ciudad y que representa una nueva etapa que vive la ciudad, pues ahora se enfoca exclusivamente hacia el turismo, de ahí que este espacio urbano debe su carácter estético, pues debe ser agradable a la vista del inversor y el turista. Estas gestiones de gobierno por parte de la autoridad buscan crear las condiciones necesarias para establecer un proceso de turistificación (Roldán 2015, Mancilla, 2019, Navarrete 2015). Derivado de esto, el turismo se torna en el conductor del rumbo futuro de la ciudad, y por tanto, requiere de un espacio e infraestructura urbana acorde a sus necesidades. Para poder así, brindar los servicios necesarios para la atención al turista o élites sociales, personas con la capacidad económica suficiente que genera un consumo redituable. Una situación que genera un distanciamiento social entre clases sociales, pues el espacio urbano se ordena de acuerdo al nivel económico y capacidad de consumo. Durante el gobierno de Leonel Cota y Narcizo Agúndez se da el momento más emblemático en la historia de la ciudad en contra de los desarrollos turísticos. Coincidentemente, en este periodo, donde la autoridad política pasó a manos de un partido de oposición, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuya figura central fue Leonel Cota, simboliza una oposición renovadora, la cual emanó de las propias filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Cabe mencionar que, durante el periodo como presidente municipal de La Paz de Leonel Cota (19961998), la ciudad si mostró un nuevo rostro a través de sus obras de re-organización urbana, se preocupó por reorganizar los servicios públicos, como la recolección de
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basura, alumbrado, seguridad, limpieza de calles, etc., acciones encaminadas a mostrar un nuevo rostro de la ciudad. Aun así, estas obras sólo son un trasfondo vacío porque de forma simultánea se proyecta un proceso de renovación urbana contundente, enfocado sólo en la turistificación de la ciudad. Primero se renovó el callejón Ignacio Cabezud aledaño al muelle fiscal, un sitio histórico importante para la ciudad, y después, también, se renovó por enésima ocasión, el parque Cuauhtémoc. Sin embargo, estas acciones eran mínimas comparadas con el aparente ordenamiento de la zona del paseo Álvaro Obregón, el malecón de la ciudad, ya cuando Leonel Cota ocupa el cargo como gobernador del Estado (1999-2005). Se comenzó a demoler el área de la acera peatonal con la finalidad de poner una nueva, pero esta acción de ordenamiento urbano también comprendió la demolición de distintos restaurantes que se encontraban en la orilla de la playa. Esta acción se justificó con el argumento de que estorbaban la apreciación del paisaje, pues el paisaje es un bien natural protegido por las leyes locales. Ello dio pie a una nueva remodelación del malecón de la ciudad, donde comienza a constituirse un paseo artístico con la instalación de distintas esculturas, pero esta acción por parte de Leonel Cota, en favor del fomento a las inversiones turísticas, fue más allá de lo imaginable. Integra un decreto que manda al congreso del Estado para la venta del cerro La Calavera, la zona de Costa Baja y el Mogote, donde ya se proyecta una vasta zona turística y fraccionamientos de lujo, desarrollos importantes para la ciudad de acuerdo a su visión político-empresarial, lo cual viene a modificar, totalmente, el paisaje urbano de la ciudad. Leonel Cota aclaró, en su momento, que, el dinero obtenido con la venta de estos predios se utilizó para la remodelar el malecón y construir la carretera de cuatro carriles al norte de la ciudad, además, los predios del cerro La Calavera, Costa Baja y el Mogote generan una cantidad importante de impuestos que benefician directamente al municipio de la ciudad, y no se desapareció el dinero, misteriosamente, tal y como algunos medios de
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comunicación expresaron. El periódico La Jornada con fecha del 13 de agosto de 2002 apunta: El gobernador Leonel Cota Montaño pidió autorización al congreso del Estado para poner en venta la isla El Mogote y el polígono tres del cerro de La Calavera, de 360 y 62.7 hectáreas, respectivamente. Luego que los diputados acordaron distribuir proporcionalmente a los cinco ayuntamientos del estado los fondos que se obtengan de la venta de El Mogote y a obra pública los del polígono, el coordinador parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, Mario Vargas Aguiar, adelantó que los seis diputados del tricolor votarán a favor del proyecto. Vargas Aguiar indicó que en las reuniones con los coordinadores del PRD y PT, el tricolor propuso que en el proceso de licitación y en la operación de compraventa esté presente una comisión especial plural del Poder Legislativo para supervisar tales operaciones. Si se toma en cuenta que la mayoría del Congreso está integrado por perredistas, corriente a la que pertenece Cota Montaño, todo parece indicar que la iniciativa será aprobada. (Juárez, 2002)
Como una reacción ante estas acciones en favor de gestar una eminente turistificación en el municipio de La Paz, en esta época surge un movimiento social ecologista en defensa de Balandra y el Mogote. Se integra un movimiento social, importante, ante los desarrollos turísticos de Balandra y el Mogote, lo cual muestra una inserción del habitante común de La Paz en asuntos políticos. Esta situación de confrontación política pone de manifiesto otra visión ideológica (Delgado, 1999) que no comparte la visión político-empresarial en favor de los desarrollos turísticos. La acción ciudadana de los movimientos ambientalistas en defensa de Balandra y el Mogote, constituye una postura social anti-hegemónica que enfrenta al poder de los inversionistas y la autoridad política. Este tipo de desarrollo opera de forma imperativa, se instalan sin consultar a nadie ni considerar las afectaciones que generen en la población y habitante común, porque se altera el desarrollo de su cotidianidad. Esta circunstancia social, sumada a la depredación ambiental que generan, usualmente, los desarrollos turísticos, creó un rechazo social generalizado por parte de un sector de la población local. Y como apunta Gilberto Piñeda: Todo esto quiere decir que empieza a aumentarse la velocidad para que la zona costera de la ensenada y bahía de La Paz se convierta en otro Cabo San Lucas
76 […] y la carnada es precisamente los millones de dólares de inversión, los miles de empleos que dicen van a crear, los paseos que tendremos los paceños los fines de semana por estos macro desarrollos turísticos y comerciales es […] la sanluquización de la ciudad de La Paz, de su ensenada y de su bahía, condena a muerte la memoria histórica y las tradiciones paceñas; vulnera ecología marina y terrestre. (Piñeda, 2010, pág. 122)
La clausura definitiva de los desarrollos turísticos de Balandra en 2007, y del mogote en 2012, por parte de autoridades ecológicas, muestra este despertar de la conciencia social a nivel local. La integración de una acción política colectiva a través de dos movimientos sociales que, hacen una defensa del patrimonio natural, ante la afectación ambiental hecha por parte de los desarrolladores turísticos, muestra que la acción ciudadana es un actor político importante que debe ser tomado en cuenta al momento de planificar los futuros desarrollos de la ciudad. En esta ocasión la ciudadanía enfrentó a la autoridad local e inversionistas privados que pretendieron establecer sus desarrollos millonarios, y fueron detenidos por el incumplimiento de normas ambientales. Finalmente estos proyectos se estancan por la constante presión de los grupos ambientalistas que denunciaron la depredación de un área importante de manglares. De acuerdo a la memoria de investigación de José Acevedo se apunta lo siguiente: Gracias a una movilización social sin precedentes desde 2008 balandra contó con un decreto municipal de protección. Este fue un logro del Colectivo Balandra, una agrupación con miles de ciudadanos, convocados por Niparajá desde 2005, que usando diferentes espacios solicitó la preservación de este sitio de patrimonio de los sudcalifornianos y que fueron escuchados por el ayuntamiento de la paz. Esta fue la primera vez que nuestra región se concretó la participación de tantas personas, en una causa social y ambiental, creando un sentido de orgullo y fortaleciendo el poder ciudadano. Este movimiento ciudadano, generó otros logros, como la publicación de una ley estatal que permite a los Gobiernos Municipales proteger hábitat terrestres, clave dentro de su territorio; la creación de la primera Área Natural Protegida Municipal en nuestra localidad, que protege de los desarrollos urbanísticos a las cuencas hidrológicas que rodean el humedal; la inclusión de balandra en la lista ramsar de humedales de importancia internacional; y el inicio del proceso para crear un área natural complementaria
77 de protección federal en las aguas que rodean al área protegida municipal Balandra. (Acevedo, 2014, págs. 23-24)
Pero, desde el punto de vista de los empresarios locales, estos argumentos son absurdos porque, se dejan de invertir los millones de dólares que ayudarían a la necesitada economía local, además se pierde una importante generación de empleos para la ciudad. Un argumento que siempre está presente en el discurso de los empresarios y de cada autoridad de gobierno en turno. Esta defensa de Balandra y El Mogote, expresa un conflicto social ante la presencia de los desarrollos turísticos y, a su vez, hace posible la integración de un discurso político que emanó de la propia ciudadanía. Esta oposición ciudadana es relevante para esta investigación, porque justifica el actuar de una conciencia colectiva en favor de la preservación de un espacio natural, un territorio considerado como patrimonio que pertenece a todos y no sólo a unos cuantos, tal y como lo pretende la autoridad política, que cada día muestra más acciones a favor de la venta del territorio local a los empresarios capitalistas. De acuerdo con Manuel Delgado (1999), la confrontación social muestra el poder del discurso político opositor al conformar un movimiento social, una fuerza que emerge de una unión colectiva del actor social, pues éste posee el verdadero poder de cambio, y en la mayoría de los casos es ignorado por la autoridad, lo cual deriva en una confrontación abierta ante proyectos de desarrollo socioeconómico. Un contexto que me permite ver la construcción del discurso político (Van Dijk, 1999) y una conciencia colectiva (Laclau, 1987) en torno a una propuesta de turistificar (Mancilla, 2019, Navarrete, 2015, Roldán 2015) a la ciudad de La Paz, pero que fracasó en su intento. Se debe resaltar que este discurso político ciudadano es un actor social significativo que influye en la toma de decisiones de gobierno, lo cual se mostró a través de la clausura definitiva, en ese momento, de estos proyectos turísticos millonarios por violar normas ambientales. Además, los movimientos sociales de defensa de Balandra y del Mogote muestran cómo la autoridad en conjunto con los empresarios, no hacen consultas de forma abierta y democrática ante el habitante local, al contrario, en lo obscuro planean proyectos de desarrollo junto a empresarios, y al ciudadano común se le relega y termina por ser afectado
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al modificarse su cotidianidad, pues ya no puede acceder a los espacios que tradicionalmente visita, como en este caso, se cerraría el acceso al Mogote y la playa de Balandra, lo cual expresa una postura de hegemonía sobre el ciudadano común y la sociedad en general.
2.4- Nueva época turística de La Paz, B.C.S. Aun así, con todos estos logros ciudadanos en defensa de sus espacios comunitarios de esparcimiento como lo son sus playas, el proceso de turistificación de la ciudad de La Paz está vigente hoy día, y entró en una nueva fase y es parte del Plan de Desarrollo Urbano actual de la ciudad. En 2017 el gobernador del Estado, Carlos Mendoza Davis, anuncia una obra importante en materia de infraestructura urbana, la remodelación del malecón costero con una inversión aproximada de 150 millones de pesos. Donde se remodelan: banquetas, áreas de estacionamiento, ciclovía, alumbrado público, inmobiliario urbano, red de agua y drenaje, jardinería y señalización, red de electricidad, telefonía y cable, en una longitud de casi 2 km. Esta obra pública busca mejorar el perfil del espacio más emblemático para la ciudad, con la finalidad de, a través de esta acción política, generar una imagen estética de carácter mundial donde el turista pueda transitar y consumir en un espacio agradable. Una nota periodística refiere lo siguiente: El gobernador de Baja California Sur; Carlos Mendoza Davis, anunció la inversión de 150 millones de pesos, en una primera etapa, que se aplicará para remodelar el malecón de La Paz. Con la presencia del alcalde de La Paz, Armando Martínez, e invitados de la sociedad civil, el ejecutivo estatal refirió que, para la realización de esta gran acción, la actual administración realizó un consenso entre la sociedad civil, personas con discapacidad, cámaras de comercio, colegios de arquitectos e ingenieros, a fin de que este proyecto cumpliera con las necesidades y expectativas de toda la población. En ese sentido, dijo que el Malecón es la primera cara que muchos turistas conocen del estado, así como la zona más visitada por las familias sudcalifornianas. […] El gobernador destacó que esta inversión permitirá posicionar a Baja California Sur como un destino turístico de clase mundial, con la capacidad de ser sede de eventos deportivos
79 de talla internacional y donde se puedan realizar eventos de fomento a la cultura. (El economista, 2017)
Esta acción institucional de gobierno y su discurso político pretenden mostrar al turismo como una parte fundamental de un desarrollo económico sustentable, donde se utilizan espacios patrimoniales de tipo histórico, identitario y cultural. Ello muestra, por sí mismo, el constante avance de la urbanización turística sobre la ciudad, y en concreto sobre el malecón paceño. Entonces, en base a una remodelación urbana, cuyo objetivo es mejorar el aspecto de la infraestructura del malecón. Este proceso edifica a través de estas obras un escenario constituido a modo para el turismo, donde se hace uso de la cultura y el territorio local para crear espacio orientado al turismo. Así, mediante esta re-organización del espacio urbano se comprende que: “Los imaginarios turísticos son entonces decisivos para la comprensión de los modelos turísticos actuales, sus éxitos y sus fracasos”. (Hiernaux, 2002, pág. 27) El imaginario turístico expresa con claridad la postura del discurso político de la institución de gobierno con respecto a su población, pues este proyecto de remodelación del malecón presenta características impositivas, donde sólo se consultó a técnicos y empresarios, y no fue abierto a la ciudadanía en general. Aunado a ello, se observa cómo se articula un discurso político junto al poder económico de los inversionistas. La institución de gobierno a través de sus acciones ejecuta una acción estratégica que sólo busca atraer al turismo y la inversión privada a Baja California Sur, para ello modifica el marco jurídico que le da certeza al inversionista privado con la finalidad de que se establezcan. “En este sentido el Programa Nacional de Desarrollo Urbano 2014-2018, expone que el suelo es el recurso más valioso y escaso de las ciudades, por lo que es indispensable gestionarlo en beneficio de la sociedad”. (Secretaría de Planeación Urbana, 2018) Con ello, de acuerdo a la autoridad, se genera un desarrollo ordenado y sustentable de B.C.S. enfocado en mejorar la calidad de vida. Esto ocurre, por vez primera, durante el mandato del gobernador Víctor Manuel Liceaga en 1986, pero se mantiene vigente a través de la ratificación del Plan de Desarrollo Urbano de cada gobierno en turno.
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Además, hoy día la autoridad política utiliza a su discurso como un medio expresivo para integrar una acción estratégica, busca promocionar la ciudad como un punto importante para las inversiones nacionales e internacionales. Una acción en la cual este discurso político de la autoridad tiene injerencia en distintas escalas geográficas, donde Baja California Sur se integra dentro de las dinámicas socioeconómicas propuestas por el capitalismo global y sus modelos de sustentabilidad y diversificación turística. Prueba de ello es el cómo se utiliza al turismo, se le utiliza como una herramienta de intervención práctica, sencilla, eficiente y dinámica, donde sus propuestas son funcionales, perfectas y sustentables, sobre todo, porque crean fuentes de trabajo ante el flujo de turistas. Ello pone a Baja California Sur como parte de una periferia subdesarrollada ubicada en un país del tercer mundo, dependiente de un centro desarrollado ubicado en un país del primer mundo, por ello, se utiliza al turismo como una vía para la creación de desarrollo social y crecimiento económico. Esto lleva al cuestionamiento siguiente, ¿realmente se está beneficiando la sociedad o sólo se están creando privilegios para unos cuantos? Porque en la zona de Los Cabos la organización territorial de esos centros urbanos habla por sí misma, zonas donde hay un lujo exorbitante y zonas marginales que carecen de todos los servicios públicos, como agua, luz, drenaje, pavimento, alumbrado, seguridad. Los Cabos es el escenario por antonomasia que muestra el cómo es en realidad un territorio turistificado, donde se vive dentro de una doble realidad. Se puede ser parte de la experiencia imaginaria del producto turístico al transitar por la zona turística o vivir otra realidad, las carencias, características, de una periferia urbana. Dentro del denominado sector terciario, la rama económica más representativa del estado es el turismo en la zona de Los Cabos, Loreto y La Paz. Esta actividad significó en 2005 la visita de más de un millón de turistas, lo que ha incrementado considerablemente la infraestructura hotelera principalmente de Los Cabos, Entre los retos que enfrenta esta actividad está en diversificar el modelo turístico de playa-sol-pesca deportiva hacia formas alternativas en las que se aprovechen de mejor manera sus recursos naturales, culturales e históricos, así como evitar o al menos disminuir los efectos negativos que ya pueden observarse en las principales zonas turísticas y que se traducen en la aparición de zonas
81 marginadas, descuido de los servicios públicos, incremento en los índices de alcoholismo, drogadicción y delincuencia, emisión de basura en zonas de playa y presión sobre el medio ambiente. (del Río, 2010, págs. 213-214)
Por ello, cuando en reiteradas ocasiones el gobernador en turno, Carlos Mendoza Davis, enuncia en su discurso la vocación natural del poblador sudcaliforniano hacia el turismo, pone de manifiesto una imposición política mediante sus propias palabras. Construye un imaginario del desarrollo donde integra al poblador local y argumenta a favor del turismo, sin prever los efectos urbanos que creará este tipo de desarrollo, pues sólo se resalta la entrada de dinero a la entidad y la nueva imagen del espacio intervenido. El gobernador sólo justifica sus acciones a través del beneficio futuro, al heredar un espacio funcional, en el malecón costero y centro histórico, acorde a los requerimientos de las sociedades de primer mundo. Y añado, este discurso y acciones son una campaña política a favor de su partido, el Partido Acción Nacional (PAN), porque promociona una imagen de la ciudad que distorsiona la realidad e influye en las decisiones políticas del ciudadano local que votará en las próximas elecciones. Sin embargo, también debo mencionar que, detrás de todo este esplendor y glamour que enuncia el discurso y acciones políticas, está un proceso oculto, los benéficos para los empresarios que inviertan su capital en esta zona, ahora, altamente codiciada de la ciudad. A lo largo del malecón, así como subiendo por sus calles predominan las construcciones modernas lo que le dio plusvalía a la extensa área. En la actualidad son las propiedades de mayor valor; sus construcciones actuales han modificado la imagen arquitectónica comprendida en el sector del malecón y en el centro histórico, donde predominan edificios antiguos que los dueños, en algunos casos, se vieron obligados a demoler para levantar otros con diversas funciones, los menos como casa habitación y los más, como sitios comerciales modernos. (Ibarra, 2018, pág., 208)
Tal y como lo apunta esta cita de Gilberto Ibarra, actualmente el malecón costero y centro histórico de La Paz vive una transformación en su aspecto físico, y no sólo son las acciones de renovación urbana que hace la autoridad pública, sino
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particulares también invierten en la remodelación de sus patrimonios, en busca de beneficiarse a través de la venta o renta de sus propiedades. Aunado a ello, este sitio presenta una característica constante, muchos de los comercios, antes tiendas de electrónica, ropa, perfumes, calzado, ahora son bares y restaurantes, lo que tornó a la otrora zona comercial de la ciudad en una zona exclusiva para el entretenimiento y esparcimiento, el ocio. En este sitio es común encontrar problemáticas sociales preocupantes, como riñas, balaceras y asaltos que ocurren durante la madrugada o incluso en pleno día ante la vista de todos. Esta zona representa un verdadero reto para la autoridad política y policiaca por la regulación de horarios en estos establecimientos, pues algunos operan las 24 horas, nunca cierran, ello muestra un descuido, favoritismo, e incluso, hasta corrupción por parte de la autoridad. Este recorrido histórico por las distintas etapas que vivió la ciudad y en especial su distrito más antiguo, muestra cómo la ciudad de La Paz vive cambios en sus prácticas y paisaje urbano. En sus orígenes fue un centro urbano enfocado en el comercio marítimo, después pasó a ser una ciudad enfocada en el comercio de productos de importación, aprovechando su nueva infraestructura comunicativa como: la carretera transpenínsular, las rutas aéreas y marítimas. Estas etapas urbanas muestran cómo las vías comunicativas son importantes para integrar a la región de Baja California Sur, y en especial a La Paz, con el resto del país y del mundo, pues su posición geográfica es complicada al ser casi una isla. Las estrategias emprendidas por la autoridad política manifiestan una visión importante en busca de una integración social mediante una integración comunicativa de la península con el contexto externo, pero son factores externos a México, el contexto global, lo que terminan por afectar a la localidad. Prueba de ello es la adopción de las políticas neoliberales en 1982 lo que llevó a la quiebra y posterior desaparición de todas las empresas locales dedicadas al comercio de productos de importación. La etapa que se vive hoy día es importante, porque considera en primer plano al contexto global, lo cual habla de una visión política amplia al no depender sólo de factores nacionales y locales. Y prueba de ello puede constarse al visitar el primer
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cuadro de la ciudad, las inversiones en realidad están llegando, se construyen nuevos edificios, se remodelan hoteles en abandono, nuevos locales comerciales abren sus puertas y la presencia de turistas cada día aumenta. Por cierto, añado un dato interesante que sale de las proyecciones políticas y teóricas que expongo, es común encontrar turistas en sitios no turísticos, como los mercados públicos de la ciudad, este comportamiento espontáneo del turista es una manifestación de los, posibles, próximos espacios que serán intervenidos para imponer una estética construida a modo con la finalidad de montar un escenario imaginario en favor del turista y empresario que desee invertir en estos sitios tradicionales. Finalmente reitero, a pesar de todo este lado benéfico o perjudicial que crea la turistificación de la ciudad, resalto que, este modelo de ciudad se emplea de forma genérica en todo el mundo, lo mismo ocurre en las grandes urbes como Londres, Nueva York, Los Ángeles, etc., y en el contexto nacional, ciudades importantes como la ciudad de México, Guadalajara, Jalisco y Monterrey, Nuevo León, lo aplican. Aprovechando esta reflexión, expongo un ejemplo de esta tendencia. En Guadalajara, Jalisco, se construyó una nueva línea del tren ligero (metro) que, coincidentemente conecta con los centros históricos de tres municipios, Zapopan, Guadalajara y Tlaquepaque, esta acción se argumenta que beneficia a la movilidad urbana, pero tiene una evidente intención de fomentar el turismo de los centros históricos de estos tres municipios. En el municipio de Guadalajara se renovó la calle Alcalde y se tornó en un paseo peatonal que conecta con todo el centro histórico. Una prueba fehaciente de cómo este nuevo modelo de ciudad se aplica por igual de forma genérica en todo el mundo, donde el espacio da muestra de una ordenación territorial contrastante entre un centro intervenido y una periferia en abandono, y la ciudad de La Paz no es la excepción, aunque este proceso apenas está en desarrollo. De ahí que, la amplia influencia de las meta-narrativas que proponen organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial del Turismo (UNWTO), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización Mundial de la Salud (OMS),
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sugieren sólo una forma de realidad y ésta es adoptada porque plantean la posibilidad de acceso a recursos económicos, importantes para los gobiernos, si se siguen sus normas al pie de la letra. En cambio, todas las propuestas que escapan a esta visión constructiva de la sociedad, son mal vistas y no cuentan con la aprobación de los gobiernos. Una evidencia de cómo la autoridad política sólo está en favor del capital, por ello la importancia de la construcción de otros tipos de discurso que muestren otra forma de ver a la sociedad y construir ciudadanos, integrándolos a los procesos de desarrollo, no relegándolos, excluyéndolos, estigmatizándolos y marginándolos.
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Capítulo 3, Nueva imagen de La Paz, B.C.S.
3.1- La proyección estratégica (lo concebido) Como parte del análisis del espacio concebido, se comprende la integración de La Paz al contexto global a través del proceso que genera la proyección estratégica como parte de la turistificación (Roldán, 2015, Mancilla, 2019, Navarrete, 2016), una medida
necesaria
para
hacer
frente
a
un
contexto
de
incertidumbre
socioeconómica. Para ello, la autoridad política ejecuta una intervención en el espacio público que es considerada una intervención innovadora, pues administra elementos de la infraestructura urbana para dar un nuevo dinamismo a la economía local. Así, en busca de integrar una nueva visión de la ciudad, se integra un proceso innovador que forma parte del proceso de turistificación e instituye al producto turístico (Mosedale 2011) en el espacio público. Una representación que deriva en la creación de una nueva imagen urbana, mediante una intervención pública de la autoridad política, en busca de establecer al producto turístico y, con ello, integrar a la ciudad dentro de las dinámicas de la globalización. De ahí que, el proceso de intervención urbana debe verse como una concepción política, cuya finalidad es satisfacer una necesidad social, la creación de fuentes de trabajo y mejores condiciones de vida. Para ello, la autoridad política requiere de nuevos instrumentos de intervención social, e integrar una nueva noción urbana que ayude a la ciudad a afrontar los nuevos retos del contexto global. La escala global plantea un escenario de incertidumbre, donde se debe competir ante otras ciudades, este contexto orilla a la adopción de medidas extraordinarias a través de herramientas innovadoras, que tienen sede en la ciudad y sus espacios de convivencia. Se interviene al espacio urbano con la finalidad de integrar a la sociedad y ciudad como parte de un producto innovador, el producto turístico, que forme parte del mercado global, donde el principal beneficiado es la sociedad con la creación de nuevas fuentes de empleo y la integración de una nueva economía urbana en la ciudad. Una acción estrategia necesaria en el actual contexto global.
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Esta acción requiere de la intervención política para crear la marca-ciudad mediante la renovación de sus espacios públicos aplicando la innovación. Este modelo estratégico está centrado en la ciudad y, sobre todo, en la actividad turística, porque, sus prácticas dinámicas, mejoran la calidad de vida de comunidades, permite una movilidad social y crean una economía sustentable. Dentro de la economía turística, el trabajador puede ascender de puestos inferiores a superiores, puede pasar de ser lava loza a gerente de importantes empresas de carácter internacional, como: hoteles, restaurantes, seguridad, transporte, centros de entretenimiento, etc. Esta movilidad social es posible a través del esfuerzo y trabajo constante, y ello mejora el nivel de vida del trabajador y su comunidad, pues el turismo deja beneficios económicos al incentivar el comercio local. De acuerdo con Sergio Molina (Molina, 2006), el modelo estratégico se caracteriza por estar dirigido a un sector social en específico, el turismo. Para ello, se identifica primero el sector donde se aplicará, para posteriormente, generar una proyección urbana donde el referente identitario y cultural permite la creación de un producto que cautive a los posibles consumidores, es decir, se genera un producto comercial, un producto turístico. Un proceso donde la estrategia, el diseño e intervención técnica, son fundamentales para concebir este producto de consumo dirigido al mercado global, cuya finalidad es posicionar a la ciudad ante otros productos similares, y generar capacidades de competitividad e innovación ante otras ciudades. El diseño de la marca-ciudad y su derivado, la imagen digital requieren de una metodología innovadora, donde la planificación estratégica, es el elemento central. Este tipo de proyección se orienta sólo en la satisfacción del cliente, el turista que visita la ciudad. Para ello, se requieren identificar sus gustos, necesidades de consumo, recorrido, etc. Entonces, para obtener la información acerca de las necesidades del turista se realizan encuestas o entrevistas estructuradas, donde el turista manifiesta qué le gustaría consumir, dónde y por qué, que necesita para transitar por la ciudad, qué le agrada de la ciudad, qué no le agrada, que sugiere acerca de la ciudad, qué mejoraría su estadía, qué lugares le
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atrajeron, cuáles no, etc. Así, por medio de esta información es posible integrar cuantitativamente una gestión urbana de la ciudad identificando las posibles zonas de recorrido, gustos y consumo turístico, lo que deriva en una oportunidad de negocios interesante. Esto permite involucrar a otros sectores interesados en este proceso, como agentes económicos (empresarios) del ámbito local y global que deseen invertir su capital en la ciudad. La planeación estratégica genera una información centrada en los gustos, consumos, desplazamientos, percepciones, afinidades, etc., de los turistas. Identifica los espacios de oportunidad en la ciudad, y con ello, diseña una estrategia comercial que concibe una nueva visión mejorada del sistema urbano. Para ello, se ubican geográficamente las zonas con alto potencial de negocios. En este sentido, la planeación estratégica no tiene significado si no va acompañada del ejercicio prospectivo. La planeación estratégica constituye escenarios futuros a partir de la información y comportamiento retrospectivos, basados en el presente y en el pasado. Si no va seguida de la prospectiva, los escenarios resultantes son tendenciales – resultados de tendencias- en lugar de contrastantes. (Molina, 2006, pág. 85)
La marca-ciudad permite ver las virtudes y carencias del espacio urbano, y posteriormente, vincularlas con las oportunidades que brinda el contexto global. Se busca con ello, generar un crecimiento y desarrollo en la ciudad, en el ámbito empresarial, social, cultural, urbanístico, tecnológico, etc. A través de la oferta de sus servicios, economía, infraestructura, paisaje, cultura, historia, medio ambiente, etc., la ciudad puede ajustarse a las necesidades de los inversionistas, y con ello, generar las vías adecuadas para que inviertan su capital. La ciudad ofrece al empresario los espacios urbanos, ya identificados previamente, como rentables dentro del ámbito de los negocios y en lo turístico y, por lo general, son zonas aledañas a centros históricos, zonas costeras, avenidas principales de la ciudad, espacios cercanos a monumentos y esculturas representativas. Para ello, se requiere modificar la infraestructura urbana y así poder establecer las bases de este nuevo tipo de desarrollo socioeconómico, ello incluye seguridad, servicios de agua, luz, drenaje, alumbrado, pavimento, aceras, áreas verdes, etc., servicios que la
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autoridad política debe proveer para incentivar la inversión. De modo que, este tipo de desarrollo tiene un objetivo central, vincular la economía local con el contexto global por medio de una visión empresarial, aplicada a la administración de la ciudad y sus espacios. Esto es, concebir una interrelación de la ciudad con otras regiones, y con ello, establecer un flujo continuo de turistas e inversiones, aprovechando la infraestructura urbana de la ciudad. En este sentido Jordi Borja (2003), ve en la intervención del espacio público, una recuperación estratégica del dominio público que, debe ser una necesidad social y política ante la pérdida del espacio e infraestructura funcional. Por ello, una marca-ciudad debe definir bien su entorno y las condiciones donde se gestará como un proyecto urbano. Sobre todo, porque la estrategia de competitividad vincula con agentes privados que buscan establecer una buena planeación del espacio público, con la finalidad de incentivar una construcción eficaz de la ciudad, dejando de lado la fragmentación social. El urbanismo temático reduce el riesgo al inversor, pues crea un entorno innovador de comunidad. Esta novedosa forma de integración colectiva transforma la ciudad y sus espacios en una maqueta temática y no sólo en lugar de encuentro entre extraños. Así, plazas, calles y avenidas con orientación comercial garantizan un lugar de entretenimiento para la ciudadanía, reduciendo así, la distancia entre personas que interaccionan en un mismo lugar con una misma finalidad; generando con ello, un espacio comunitario. Este espacio urbano proyectado como producto temático, genera un beneficio financiero al inversor que lo adquiere. Esta acción de intervención urbana termina por regenerar la ciudad a través de nuevas inversiones y, al ciudadano común se le ofrece un lugar agradable a través de un nuevo concepto de espacio público, tematizado. En este sentido, la ciudad del espacio público pretende construir tejidos urbanos con vocación igualitaria y abierta, con elementos referenciales productores de sentido, con diversidad de centralidades y con capacidad de articular piezas y funciones diferentes. En los espacios públicos se tiene que producir un equilibrio de funciones entre lo público y lo privado. Desde lo público se deciden la densidad
89 de usos y el diseño urbano. Y lo privado los desarrolla, cede suelo y construye. (Borja, 2003, pág. 134)
Este nuevo concepto de espacio público, tematizado, crea un puente que integra una comunidad. Es un encuentro ante el otro, en calles, aceras, plazas, jardines, parques, explanadas, etc., donde se coincide, se comparten gustos y se integra un nuevo estilo de vida que, termina por regenerar al lugar. Al espacio se le interviene, mediante renovaciones, para mejorar su aspecto y así, atraer a personas en torno a dinámicas interactivas, donde obvio, el producto temático (la historia, cultura, paisaje) cumple con la función de atraer e integrar comunidades. Así consecuentemente, un espacio de calidad infiere una mejor calidad de vida al poseer un valor estético, social, cultural y, sobre todo, funcional. Se integra una ciudad sana, higiénica y comunal a través de la integración de un nuevo espacio público aprovechando su infraestructura urbana. Se integra un perímetro peatonal por donde se camina, se conoce la historia, ambiente natural, paisaje, cultura e identidad del lugar, a través de sus monumentos, parques, avenidas, museos, iglesias, centros culturales, zonas costeras, etc. Ello genera una sinergia social y urbana, porque crea un flujo peatonal entre los espacios de la ciudad, donde la cultura y comercios se unen para restarle lugar al automóvil, pues el espacio público debe ser pensado en las personas y sus dinámicas interactivas en aceras, parques, jardines, plazas, etc., y no sólo pensar en el automóvil. Así, las plazas, aceras, jardines, parques, etc., de la ciudad, son fundamentales para proyectar un espacio público saludable, libre de elementos nocivos que afectan su aspecto higiénico, donde la historia urbana une al peatón con el flujo urbano mediante un recorrido. Esta dinámica urbana puede integrarse en cualquier ciudad porque la mayoría de los espacios públicos cuentan con monumentos, plazas, jardines, parques, etc., y estos se tornan en un referente cardinal importante, lo cual permite una ubicación geográfica inmediata dentro de la ciudad, y ello incentiva el turismo y una peatonalización urbana. Por tanto, se considera que parques, plazas y monumentos, pueden crear un nuevo concepto de espacio público higiénico y saludable, animan todo a su alrededor, y poseen la
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capacidad de crear una continuidad urbana, un flujo que integra una red social en torno al uso del lugar público. La presión de la dispersión, la segregación y la segmentación del área urbana que se presenta como un magma indefinido nos obliga a definir los espacios públicos urbanos en las áreas de nuevos crecimientos. Es decir, recuperar la dimensión simbólica para identificar los espacios urbanos como referencias ciudadanas, hacer de los espacios conexión o nodales, lugares con sentido, hitos cívicos, atribuir a las áreas de nueva centralidad, características del lugar central (monumentalidad, multifuncionalidad, intercambio, lugares de encuentro y expresión). (Borja, 2003, pág. 140)
Los espacios públicos dado su carácter de apertura poseen una capacidad integradora, establecen la posibilidad de transformar el tránsito urbano de las personas. De ahí que, estos lugares sean vistos como una vía importante para regenerar áreas urbanas en degradación, pues potencializan el uso y el acceso al ciudadano y son, también, una oportunidad de negocios a través de la inversión. La rehabilitación urbana mejora la imagen de la ciudad, mejora los servicios públicos y seguridad, genera un impacto positivo al propiciar la actividad económica, las inversiones, mediante espacios sanos e higiénicos, libres de agentes nocivos. También con ello, se crean empleos, empresas y se mejora la oferta cultural de la ciudad. Por tanto, su gestión y financiamiento debe ser una prioridad política. La postura de Borja en torno al espacio público es interesante porque la marca-ciudad, como oportunidad estratégica de negocios, busca concebir una nueva imagen de la ciudad e integrar una economía. Ello pone de manifiesto una nueva representación e ideología urbana presentes en la estética, diseño y organización del espacio renovado, pues se remozan calles, aceras, alumbrado, drenaje, pavimento, seguridad, etc., con una finalidad, crear oportunidades de negocios utilizando al espacio público como un sitio turístico. Un proceso donde la autoridad política interviene y, opera a través de la acción de sus gestiones públicas. Este proceso de transformación urbana sólo tiene sede en los espacios ya identificados previamente por la planeación estratégica y busca brindar al turista y posibles inversores, un espacio con los mejores servicios urbanos, como lo son
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parques limpios, zonas con vigilancia policial, vialidades en buen estado, zonas renovadas y estéticas, áreas comerciales en crecimiento, etc. Por tanto, la intervención de la autoridad de política en este proceso es innegable y no sólo compete a los empresarios. Por ello, la intervención de políticas públicas a través de la transformación urbana muestra un pensamiento (ideología) sobre lo que debe ser la ciudad y, de paso, se termina beneficiando al empresario y al ciudadano al contar con mejores espacios que expresan una mejor calidad de vida. Por ello, se debe generar un producto que le añada valor a los servicios que se ofertan dentro del mercado turístico, lo cual potencia al destino turístico y le asigna capacidad de competitividad ante otros destinos. Entonces el destino debe proveer a las empresas turísticas certidumbre a sus inversionistas, una tarea que está asignada a la autoridad de gobierno local, ésta debe proveer seguridad pública,
un
medio
natural
(paisaje)
certificado,
agilidad
en
trámites
administrativos, recursos humanos capacitados, sistema educativo que capacite a trabajadores, clima organizacional. La institución de gobierno debe proveer las condiciones necesarias para detonar el desarrollo turístico, lo cual es necesario para organizar y estructurar un sistema social y económico que provea de empleos a la comunidad local. Se crean oportunidades que le permiten a la comunidad local autodesarrollarse, lo cual a su vez generará nuevas oportunidades creando así, una zona de desarrollo. (Molina, 2006, pág. 90)
Así, empresarios, autoridades de gobierno y grupos ciudadanos (técnicos) intervienen para establecer un cambio en la imagen urbana de la ciudad, y con ello, detonar un desarrollo y nuevas dinámicas sociales en zonas estratégicas. La creación de la marca-ciudad de La Paz, Baja California Sur a través de una política de renovación urbana, concibe una nueva imagen de la ciudad, donde se, integran elementos tangibles, monumentos, calles, parques, etc., e intangibles, historia, cultura, identidad, tradiciones, etc., para integrar un proceso económico, el turismo, integrando así un vínculo entre local, nacional y global, ello beneficia directamente a la sociedad por medio de las nuevas posibilidades de trabajo que genera el turismo. Por ello, la planificación estratégica es una herramienta política, económica y urbana, necesaria para La Paz, B.C.S., con ella se puede afrontar los nuevos retos
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del contexto global. Por tanto, esta herramienta es indispensable dentro de la gestión política del gobierno local. En este marco se inserta el trabajo de Carolina Montserrath García Ibarra, “Diagnóstico de La Paz, B.C.S., México. Para la generación de su marca-ciudad” (García, 2017). Esta investigación en base a una encuesta de percepción a turistas, identifica las necesidades urbanas de la ciudad de La Paz, B.C.S., para afrontar los retos del contexto global como un producto turístico. Manifiesta, debe mejorarse el sistema de transporte público, pues al ser uno de los servicios que brinda la ciudad, es utilizado, en ocasiones, por algunos turistas y agrega, quienes lo utilizan son turistas nacionales, porque los turistas extranjeros, traen consigo su propio vehículo o bien, se desplazan a pie por la zona turística y no requieren del servicio urbano de transporte. Además, indica, la autoridad debe poner atención al estado de las aceras dentro del perímetro de la zona turística, pues son calificadas por el turista de estar en pésimas condiciones. Otro aspecto que señala es mejorar el servicio de limpieza de playas porque es común encontrar basura, incluso dentro del mar. Lo único que agrada al turista es el paisaje, un recurso natural que debe cuidarse al ser un elemento central en la ciudad y su zona turística. Se manifiesta que, el habitante local no es evaluado positivamente por el turista, dice es apático y cerrado, no ayuda cuando se le requiere y, a veces, da mal aspecto a los lugares, pues representa un riesgo para el tránsito agradable porque se molesta al turista, lo abordan para venderle cosas o pedirle dinero. Caso contrario, al turista le agradan mucho los espacios de la ciudad, sus sitios históricos y culturales, incluso sugieren que estos sitios deben ser modificados para mejorar su aspecto. Su imagen actual deja mucho que desear, sobre todo, porque no están acondicionados para el turista, dicen, deben ser más folclóricos, con adornos y colores alegres y representativos de México, porque los edificios están bien, pero dan un aspecto gris, de tristeza y abandono. La autora sugiere que el turista desea ver al centro de la ciudad modificado porque no cuenta con un ambiente tradicional, lo cual ellos buscan cuando viajan. Sumado a ello, el turista considera debe de mejorarse la limpieza de la zona turística o mejorar su ambiente visual, pues los
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locales cerrados del centro histórico y malecón dan mala imagen de la ciudad, sobre todo por los vidrios rotos y deterioro de fachadas. También menciona que, la imagen del turista sobre la ciudad, está asociada a sus playas y cercanía con el mar. Por ello ve a la zona costera del malecón como el paseo más importante para la ciudad, es un lugar tradicional que está vinculado a la imagen turística de La Paz, lo cual hace de este lugar un espacio con alto potencial turístico. Además, este estudio evalúa la oferta turística de la ciudad, la cual da un resultado negativo, esto muestra debe mejorarse la oferta turística y establecer las condiciones propicias que deriven en la creación de un productociudad, y brindar con ello, un mejor servicio turístico que mejore la calidad de vida. Todo a través de la mejora de la imagen urbana y la creación de mejores espacios de interacción pública, brindando así, espacios de calidad que atraigan al turista e inversiones a La Paz, B.C.S. La marca-ciudad de La Paz, B.C.S. busca generar información para mejorar las capacidades de las decisiones políticas, a través de una mejora en el aspecto de la imagen urbana, servicios municipales y espacios públicos, lo cual se traduce como una mejor calidad de vida. Se destaca, también, que los servicios públicos son la base elemental sobre los que se construye la ciudad-producto y su eficacia repercute de inmediato en la calidad de vida, tanto del turista como del residente local. Entonces, al contar con una buena calidad en los servicios públicos, entonces como consecuencia, no habrá turismo. La imagen urbana de la ciudad es fundamental para atraer el turismo a la ciudad, por tanto, se recomienda hacer una inversión considerable en los servicios municipales a fin de mejorar el aspecto de los espacios públicos. Así mismo, considera debe de mejorarse la imagen de la inclusión social y la sustentabilidad ambiental, pues al integrarse otro tipo de comunidades, tradicionalmente relegadas, como la del migrante, los colectivos gay, discapacitados, indígenas, deportistas, académicos, etc., se mejora la imagen de la ciudad hacia el exterior, por ello, las acciones de gobierno y su discurso debe incluir estos sectores sociales.
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Otro elemento importante para el desarrollo de la marca-ciudad como un sitio turístico, lo representa su conectividad a través de vuelos comerciales, rutas terrestres y marítimas con ciudades importantes. Por ello, la autoridad local debe gestionar, prioritariamente, vuelos internacionales que conecten con ciudades en el extranjero y, con ello posicionar a La Paz como un centro turístico relevante dentro del mercado global, lo cual puede generar un desarrollo de las comunidades aledañas a la ciudad. Sin embargo, una problemática la presenta su crecimiento urbano acelerado, donde muchas colonias de la periferia no cuentan con espacios de esparcimiento, como parques, plazas y jardines, lo cual hace que el ciudadano se desplace hacia el Malecón y Centro Histórico. Como solución a esta problemática de la periferia, la autoridad debe habilitar zonas de convivencia social y así evitar una movilidad de personas por la ciudad que afecte al transporte público y principales vialidades, mediante un congestionamiento vehicular. Esta acción es en beneficio del ciudadano común, al brindarle un espacio de esparcimiento donde pueda pasar el día en su propia colonia, sin la necesidad de erogar un gasto considerable en transporte en su traslado hacia el Malecón y Centro Histórico. Este estudio sobre la percepción turística busca establecer los lineamientos que deriven en la creación de la marca-ciudad a través de una valorización de sus espacios, donde la imagen hacia el turismo debe ser una preocupación prioritaria de todo gobierno en turno. Se sugiere que a través de la mejora en los servicios municipales, infraestructura urbana, y atención al turista, debe integrarse junto a los recursos medio ambientales como: playas, paisaje, monumentos, edificios, parques, plazas paseos costeros como el malecón de la ciudad, deben formar parte de este producto-ciudad que se ofrece a los inversionistas y turismo. Una asignación importante para la administración pública en la que se debe de trabajar cuanto antes para mejorar todos los espacios públicos y su infraestructura con la finalidad de mostrar un nuevo rostro agradable de la ciudad. La investigación de Carolina García Ibarra tiene un objetivo principal, el concebir una oportunidad de negocios e incentivar la actividad económica, lo cual habrá de redituar en un desarrollo social. El embellecimiento de la ciudad es una oportunidad de negocios y es, también, tarea
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de la autoridad política, por ello debe verse como parte de las acciones políticas en beneficio de la sociedad. El neoliberalismo nos heredó la planificación estratégica como discurso-práctica hegemónica de la gestión urbana. No sólo perdimos la capacidad de avanzar en sentidos dialécticos de lo espacial: el espacio mismo como categoría se diluyó en una concepción de la ciudad como una empresa, como una máquina de reproducir capitales y, peor aún, de la ciudad como una mercancía. (Granero, 2017, pág. 45)
Esta propuesta de proyección estratégica de la ciudad por parte de Carolina Montserrath García Ibarra, “Diagnóstico de La Paz, B.C.S., México (2017). Para la generación de su marca-ciudad” muestra claramente la representación del espacio concebido de Lefebvre (1990), pues propone desde la acción de políticas públicas, concebir una integración de la ciudad con el contexto global, vía las inversiones y el turismo, mediante su imagen y mejora de sus espacios públicos. Aunado a ello, el Plan de Desarrollo Urbano, PDU, de la ciudad de La Paz 2018, (H. XVI ayuntamiento de La Paz, 2018) contempla como prioritaria la actividad turística, porque incentiva la creación de empleos, así como la creación de pequeñas microempresas orientadas a prestar servicios en ese ámbito. Para ello, se le brindan todas las facilidades administrativas como pago de impuestos, permisos de uso de suelo, etc., por parte de la autoridad. Considerando que… Para la ocupación y utilización del suelo de predios en donde se proyecte Uso Turístico se deberá realizar un Estudio Especial de Factibilidad, es decir, se estudiarán particularmente las características de funcionamiento e impacto ambiental, impacto urbano, impacto vial, análisis de imagen y panóptico, así como el plan maestro; orientadas cada una de ellas hacia la vocación turística. (Programa de Desarrollo Urbano de Centro de Población de La Paz, B.C.S., 2018, pág. 245)
Esta propuesta de la marca-ciudad tiene sede en los espacios abiertos de carácter público, Centro Histórico y Malecón. Estos lugares son importantes para la actividad turística, comercial, social y cultural, pues son áreas urbanas de interés generalizado donde acude la población y poseen atractivos como: plazas,
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monumentos, edificios históricos, paisaje y una zona costera interesante. Además, se asegura, la ciudad de La Paz, B.C.S., cuenta con el potencial turístico necesario para desarrollar esta capacidad de integración a las dinámicas del mundo moderno. Posee una red comunicativa importante hacia el exterior e interior del Estado, carreteras, puertos y aeropuertos que la unen con el norte y sur, conectando, así, a La Paz con el contexto local, nacional e internacional, lo cual crea una oportunidad única para detonar un proceso socioeconómico de características ilimitadas.
3.1.1- La Paz, B.C.S. como signo de consumo Como parte del proceso del espacio concebido, la marca ciudad emplea la innovación empresarial para establecer una unión entre la realidad y la fantasía en torno al espacio urbano a través del uso de la imagen; es decir, se da vida a un mundo ilusorio, el cual se orienta sólo al consumo comercial y turístico. Por tanto, ello requiere una comprensión minuciosa del cómo se integra este proceso innovador y creativo que afecta el comportamiento humano para integrarlo como parte de la sociedad del consumo (Baudrillard, 2009, Bauman, 2009). Para lograr este propósito, la imagen como elemento figurativo posee una capacidad infinita de difusión a través del uso tecnológico, y las interacciones de las redes sociales, lo cual establece una capacidad ilimitada de alcance global, cautivando a miles de espectadores a través de los elementos estéticos que proyecta la imagen. La marcaciudad concibe a la ciudad como una marca comercial mediante su imagen (García 2017), la cual compite junto a otras marcas similares, otras ciudades (imágenes) que adquieren un mismo sentido figurativo y son también, productos comerciales susceptibles de un consumo masificado. La imagen genera un proceso comunicativo donde se integra a la ciudad y sus espacios urbanos, como parte de una nueva concepción de sociedad, la sociedad del consumo global, que tiene sede dentro del espacio virtual de internet. La planificación estratégica, una concepción nacida Harvard asociada a la empresa, ha impregnado el espíritu de buena parte de las políticas urbanas una vez asumido que la productividad y la competencia tienen un peso específico en
97 el nuevo proyecto de ciudad, que es concebida como una mercancía, un objeto en venta con cualidades relevantes y características diferenciales frente a otros productos semejantes. Así, el marketing urbano se convierte en una herramienta específica para el planteamiento que puede convertir cuestiones sociales en aspectos atractivos para la compra. (García Perez, 2012, pág. 21)
Dentro de esta dinámica del consumismo masificado, las ciudades luchan entre sí, para ello deben de auto-promocionarse a través de la creación de una imagen, la marca-ciudad, e integrarse dentro de dinámicas propagandistas
usando
herramientas innovadoras. Esta integración, necesaria, del espacio urbano usa códigos estéticos, sus recursos locales, como historia, cultura, y paisaje, añadidos juntos a elementos visuales que resaltan, exageradamente, sus cualidades, para establecer una narrativa en torno al lugar, y así proyectar a la ciudad como un lugar propicio para el turismo y el desarrollo de negocios. Ello integra a la imagen y la ciudad como un signo de consumo. Ya Lefebvre había advertido que la producción de signos se integraría a la producción global, articulándose a las otras actividades productivas del actual sistema capitalista adquiriendo también valor de cambio. Es en este escenario que la ciudad entendida como un signo ha entrado de lleno al circuito de comercialización (particularmente a partir del siglo XXI), siendo entregada al consumo como un valor de cambio en estado puro. Lo relevante de esta significación es que bajo el manto ideológico del capitalismo, la ciudad se desdobla en una imagen que a su vez se constituye en parte esencial del consumo. Una imagen-fachada hecha para ver y ser vista. (Ávila N. , 2015, pág. 19)
Otro rasgo importante de este proceso de construcción de la imagen comercial, la marca ciudad, es que requiere, necesariamente, del proceso comunicativo para influir en el posible receptor, pues es un discurso dirigido. Para ello, se crea una narrativa publicitaria en torno a la identidad, gastronomía, vestimenta, artesanía, tradiciones, costumbres, etc., del lugar. La imagen de la marca-ciudad debe, necesariamente, integrar las prácticas socioculturales, el cómo es su gente, cómo interaccionan, playas, aspecto de los espacios de la ciudad, fiestas, festivales, etc., para generar una imagen e influir en las decisiones del turista e inversionistas.
98 Desde esta perspectiva, el discurso publicitario no es más que un discurso social entre otros tantos, y, ellos contribuyen a definir la representación que nos hacemos del mundo social que nos rodea. Pero al mismo tiempo, al combinar texto e imagen, ese discurso es tal vez uno de los lugares privilegiados por la figuración, en el sentido más concreto del término, de ciertas relaciones sociales. Los especialistas distinguen entre la “publicidad de marca” (o de producto) y una publicidad de aparición más reciente, llamada “institucional”. En el segundo caso, ya sea que se trate de una administración, de una firma, de un partido, de una profesión, etc., que busca su propia promoción, se trata siempre de producciones en las que la autovaloración pasa por la puesta en escena de un determinado tipo de relación que se pretende establecer con un público, una clientela, una opinión, etc. (Landowski, 1993, pág. 138)
La imagen difundida por la publicidad construye una identidad y también, un tipo de relación social. Sin embargo, esta representación ilusoria difiere mucho de la realidad, deforma lo que es el espacio, la ciudad y su gente. Este hecho genera un signo utiliza a la ciudad para establecer otro tipo de realidad, una irreal, un mundo simulado e ilusorio, totalmente imaginario que engaña a la mente y el raciocinio lógico y busca influir psicológicamente en la toma de decisiones del posible consumidor. Esto construye una forma de ver a la sociedad y sus espacios de convivencia, como mercancías de consumo. Esta operación es posible gracias a la representación del patrimonio que se presenta o se hace pasar por realidad a pesar de que es sólo una representación cuya primordial labor es transformar el espacio en mercancía. Bajo esta lógica, el turismo representa la conquista más importante del espacio, logrando proyectar a los centros históricos como objetos de consumo, de la misma forma que un museo o una exposición, con la diferencia de que, por su alto contenido simbólico, se consumen no sólo como formas culturales, sino también como espacios representativos de un modelo aparentemente “único” de ciudad. (Ávila N. , 2015, pág. 19)
Esta dinámica urbana en torno al signo de consumo, la marca-ciudad, es fundamental para la creación de políticas públicas y la construcción de un discurso político en torno a esta unión de la imagen con la ciudad, donde muestra una nueva apariencia del espacio público producto de la renovación. Así, mediante esta
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conjunción hecha por el signo, la nueva cara de la ciudad compite por atraer la inversión y turistas, lo cual supone, crea más fuentes de trabajo. Esta nueva imagen estética de la ciudad es un signo de consumo, este signo forma parte de un mercado global junto a otros signos, otras ciudades, que también buscan atraer la inversión y turistas a sus espacios renovados. Esta dinámica de la marca-ciudad opera en todo el mundo y genera acciones políticas interesantes, porque la imagen organiza el qué hacer del gobierno. De ahí que, este proceso de integración urbana al contexto global, la imagen sea un elemento fundamental. “Hay un paso de las formas discursivas de cultura a las formas figúrales, que se manifiesta en la de las imágenes visuales sobre las palabras”. (Featherstone, 2000, pág. 165) Las imágenes, entonces, adquieren un papel central en este proceso urbano, pues suple a la narrativa al comunicar de forma efectiva una experiencia inmediata de lo que es el espacio. La imagen da vida al simulacro, un mundo figurado dentro del contexto de la vida cotidiana, por ello es la distinción entre el espacio estético recién renovado con el resto de la ciudad. Ello muestra porqué los planificadores del espacio urbano, arquitectos, ingenieros y diseñadores, usan a la cultura, historia, identidad y arte para transformar al lugar mediante una estética netamente visual. Esta renovación urbana muestra cómo se integra un simulacro montado por especialistas, lo cual termina por afectar el orden urbano; porque este sitio incentiva el flujo del capital y turistas al estar conectado con el espacio global. Por esto, el paisaje del nuevo espacio renovado se caracteriza por sus elementos visuales, en busca de resaltar la imagen; se utilizan elementos como: pantallas, luces neón, fachadas con colores chillantes, carteles enormes, etc., en busca de persuadir al consumidor. Una manifestación del cómo el simulacro del espacio urbano, renovado, suplanta elementos para establecer una irrealidad, pues integra una nueva realidad unida al turismo y los negocios en los espacios de convivencia cotidiana. De ello, emerge un nuevo espacio urbano de interacción social, y con ello, un nuevo actor social vinculado a una nueva comunidad. Esto muestra cómo el espacio urbano puede asignar un interés económico por la ciudad, mediante el uso
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de elementos históricos y culturales. La construcción de esta re-orientación espacial, tergiversa el sentido urbano hacia un sentido sólo estético, donde importa más la proyección de la imagen del espacio renovado que el resto de la ciudad. Sobre todo porque, la autoridad política y empresarios dependen de esta imagen comercial para generar la atracción de turistas e inversiones. La intención es que, como nuevas centralidades de flujos, como espacios de acumulación y reservas de valor, los centros históricos logren atraer a consumidores-turistas de todo el mundo. No obstante, al ser producidos de esta forma también amplían el margen de segregación espacial de la ciudad, pues en muchas ocasiones el acceso a espacios ha quedado restringido mediante su privatización. (Ávila N. , 2015, pág. 19)
Para lo cual deben apoyarse en el sentido metafórico, lo irreal, para desplazar el sentido tradicional y cotidiano. La nueva imagen mediatizada del espacio reemplaza la vida cotidiana y crea imágenes distorsionadas de la sociedad y ciudad, dentro del flujo comunicativo de internet y las redes sociales. En este proceso comunicativo, también son fundamentales medios de comunicación a nivel local, como periódicos, revistas, radio, perfiles de Facebook, Instagram, etc., que replican esta nueva versión de la ciudad, y la ven como un logro social que beneficia al ciudadano común. Así, cualquier teoría general del capitalismo financiero tendrá que extenderse hacia el reino expandido de la producción cultural para explorar sus efectos: en rigor de verdad, la producción y el consumo cultural de masas –a la par con la globalización y la nueva tecnología de la información- son tan profundamente económicos como las otras áreas productivas del capitalismo […] y están igualmente integrados en el sistema generalizado de mercancías de éste. (Jameson, 2002, pág. 190)
Esta comercialización de la ciudad sólo está enfocada en gestionar un proceso de desarrollo social y urbano. De manera que, mediante las mejoras urbanas, se crea una nueva actividad económica y se integra a una nueva comunidad vinculada sólo al espacio turístico y, con ello, se restituye el tejido social y el espacio público. Este dinamismo de la marca-ciudad construye un mejor entorno social, más sano e
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higiénico, incentivando así, la competitividad y transformación de la sociedad local, orientándola hacia los nuevos retos al contar con mejores espacios públicos y con ello, establece un empoderamiento social de la localidad. Para este proceso es fundamental la imagen, esta permite crear una cohesión social. Crea un vínculo comunal interno, pues una comunidad valora y aprecia sus espacios, así como sus elementos históricos y culturales. Por eso, la marca-ciudad como imagen, aprovecha zonas históricas, como museos, monumentos, centros históricos y zonas emblemáticas como: parques, plazas y avenidas, para difundirse a través de la imagen e integra procesos de innovadores en la ciudad. Derivando en una sinergia social donde, la comunidad local se ve beneficiada al poseer elementos cohesionadores que resaltan una experiencia colectiva del espacio, lo cual incentiva la actividad comercial. La marca-ciudad genera una versión mejorada de la ciudad a través de la innovación empresarial, gestión política y el uso de la tecnología. La nueva imagen urbana del lugar, también, se integra a la economía global a través del flujo turístico. Esto muestra cómo el espacio urbano puede interactuar dentro de la red virtual de internet, creando vínculos sociales que se expanden más allá de las fronteras territoriales de la localidad, uniendo, así, a la ciudad con las dinámicas de lo global; esto pone de manifiesto que lo global es parte del proceso urbano local. Y mediante este vínculo comunitario que logra la imagen, se pueden generar nuevas oportunidades de negocios a través de las redes sociales que conectan con todo el mundo. La marca-ciudad y su imagen orientan al espacio urbano hacia el emprendimiento empresarial. Todo ello implica el desarrollo de tecnologías de gestión altamente efectivas, que pueden conducir a una empresa y a un destino a posiciones líderes en el mercado, aun cuando disponga en su entorno de recursos naturales y culturales comparativamente de menor jerarquía que los disponibles para los competidores. (Molina, 2006, pág. 31)
Además, este proceso de la marca-ciudad fomenta una cohesión social a través del uso de las nuevas tecnologías y redes sociales. Ello genera una comunidad ligada
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a la innovación del espacio turístico, lo cual incentiva el potencial de la ciudad y le asigna una competitividad, interna y externa, que la termina transformando. En la variedad de la ciudad nueva, además, las diversidades debe enfatizar la propia identidad. La ciudad se descubre cada vez más iconizada. La ciudad nueva en tanto objeto de deseo y de consumo debe hacer visible, exaltándolas, las propias cualidades y las referencias simbólicas y prácticas. Estas deben ser inmediatamente reconocibles por todos. (Amendola, 2000, pág. 48)
Este proceso, en consecuencia, transforma la realidad cotidiana, pues se genera una nueva cotidianidad unida al turismo y, con ello, la ciudad adquiere un nuevo valor, que le permite generar más procesos de innovación donde la proyección de la ciudad-producto diseña nuevos posibles escenarios; la ciudad se torna así, en un signo importante del consumo global. Además, en este proceso, la imagen de la ciudad puede representarse mediante cualquier objeto que forme parte del espacio turístico, como una escultura, una calle, una plaza, un edificio, una pintura, una persona famosa, etc. Ejemplo de ello es cómo la torre Effiel representa París, la estatua de la libertad representa Nueva York, el ángel de la Independencia representa a ciudad de México, y a nivel local se ve en cómo el arco representa a Cabo San Lucas, La Paz se representa a través del monumento de la cola de ballena, Malecón, Hongo de Balandra, Kiosco, un famoso que vacaciona, etc. El uso de la imagen es ilimitado y promociona a la ciudad turísticamente. Por ello, cuando un artista famoso vacaciona en un centro turístico representa un logro político y económico para ciudad donde se hospeda, pues mediante la difusión de sus imágenes promociona al espacio turístico y recrea infinitamente al mundo ilusorio del simulacro urbano, el espacio turístico, dentro de la red de internet. Tal y como se cita a continuación. La actriz colombiana Sara Corrales disfrutó de una breves vacaciones en la capital de Baja California Sur, lugar desde donde compartió fotografías y una rutina de ejercicio con sus más de 2.6 millones de seguidores en Instagram. “Si, aun estando en la playa los pienso, ¡un abrazo para mi guerreros!, posteó la integrante del elenco de “El señor de los cielos” al compartir una imagen en la que luce un bikini color rojo, mismo que llegó a más de 89,000 me gusta y miles de comentarios halagadores. (BCS noticias, 2020)
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O está el caso de Los Cabos, Baja California Sur, donde las celebridades eligen este centro turístico para vacacionar, simbolizando al lugar como un sitio preferido por esta élite global, lo cual es la imposición de un estilo de vida, asociado al consumo, difundido por la prensa local como un suceso relevante para la localidad porque se proyecta al contexto global. El famoso boxeador estadounidense, Floyd Mayweather continúa con su visita en tierras de Baja California Sur, misma que presumió a través de sus redes sociales, compartiendo una fotografía tomada en Cabo San Lucas, alcanzando más de 348,000 seguidores. La imagen se subió en las primeras horas de este martes 13 de octubre; en ella se observa al multimillonario sentado sobre una roca mirando hacia el horizonte, junto a la orilla del mar. (BCS noticias, 2020)
Así, los ejemplos se proyectan ilimitadamente, y la expresión de este modo de vida por medio de imágenes de famosos vacacionando, es parte de un discurso que expresa el espacio turístico, éste impone una nueva cotidianidad como parte de una concepción política. La supermodelo brasileña y ex ángel de Victoria´s Secret, Alessandra Ambrosio disfrutó de unas vacaciones de lujo en el destino turístico de Los Cabos, las cuales presumió a través de sus redes sociales, incluyendo su festejo de Halloween y Día de Muertos. El pasado 31 de octubre, compartió un video en su cuenta oficial de Instagram, donde se observa parte del resort al que llegó y a ella haciendo yoga: “Buenos días”, expresó acompañando con un emoji de sol. La publicación llegó a los 10.2 millones de seguidores, generando más de 32,400 “me gusta”. (BCS noticias, 2020)
Featherstone (2000) establece que, dentro del mundo imaginado, el simulacro montado a través de las imágenes y narrativas que aluden al lugar, el producto turístico, muestra cómo las personas están buscando los productos más novedosos del mercado que generen nuevas experiencias. Con este comportamiento buscan expresar su distinción ante el resto de la masa social, la cual no tiene acceso a este mundo onírico y el cual, todos desean poseer. Sin olvidar una característica fundamental de los imaginarios, las imágenes y las narrativas, se crean acorde a un objetivo, el que las personas consuman, lo cual es en una manipulación orquestada por un determinado grupo de empresarios y políticos; quienes buscan beneficiarse
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de este montaje irreal que crea falsas necesidades de consumo en torno a estilos de vida. Un hecho que perpetúa continuamente la estructuración social, pues quienes posean a través del consumo el capital cultural, el producto que simboliza una distinción, mantienen una hegemonía social con respecto al resto, las masas. “Por tanto, la nueva pequeña burguesía se identifica con el estilo de vida […] y actúa como intermediaria en las transmisiones de las ideas […] a una audiencia más amplia” (Featherstone, 2000, pág., 155). La élite social, por tanto, es quién se encarga de comunicar al resto de la sociedad las nuevas experiencias sociales como la moda, diseño, música, cultura, deporte, etc. Ello, se debe, en gran parte, de la disponibilidad del tiempo libre que poseen, pues mientras esta élite vive nuevas experiencias, el resto debe trabajar, y no tiene la posibilidad de acceder a este mundo irreal y estilo de vida. En consecuencia, las masas deben conformarse con otro tipo de versiones más accesibles, más baratas, que comuniquen su estilo de vida a los demás. Esto pone de manifiesto cómo el espacio se adecua a causas políticas y económicas que influyen sobre la sociedad e imponen un nuevo contexto de interacción vinculado al uso de las nuevas tecnologías y medios de comunicación. Por ello, comprender el cómo la nueva imagen del lugar se torna en un signo del consumo conduce a la comprensión de la integración de un estilo de vida propio de las élites sociales y turistas, quiénes integran nuevas comunidades e identidades en los espacios renovados de la ciudad. Estas personas son concebidas como parte de la proyección estratégica hecha por los técnicos, arquitectos y diseñadores, pues este espacio se construyó, exclusivamente, para ellos, el ciudadano que consume, lo cual pone de manifiesto, desde un principio, como a partir de la propia proyección estratégica que da vida al espacio turístico ya se está marginando a los demás sectores de la sociedad. Esto es preocupante, porque la proyección estratégica es un instrumento político de intervención urbana que busca concebir espacios propicios para los negocios, y así, devolver la vida a lugares en abandono. De ahí que la acción política sobre la ciudad sea sólo con fines de crear una falsa concepción sobre el espacio y beneficiarse de ello.
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De modo que, la ciudad turística es vivida por medio de su imagen, la cual da vida a una versión simulada del espacio. Esta imagen es producto de una alianza estratégica entre políticos y empresarios, encargados de administrar, vigilar y controlar el espacio renovado. Más aún, hay que añadir, el producto turístico requiere de una narrativa urbana para venderse dentro del mercado y con ello, influir en las decisiones de los turistas e inversionistas. Esto pone de manifiesto que la proyección estratégica que da vida al producto-ciudad y la marca-ciudad, conforman una representación política, presente en el espacio urbano de la ciudad, sobre todo porque narra una visión distinta de la ciudad enfocada en el turismo y los negocios.
3.1.2- La narrativa turística de La Paz, B.C.S. Así, la marca-ciudad y su imagen digital son parte del espacio concebido y constituyen parte del proceso de producción del espacio turístico. Un proceso donde la imagen, también, se emplea para construir un tipo de diseño arquitectónico que sirve de atractor de la mirada del turista y, con ello, ejercer una apropiación identitaria mediante una narrativa que deriva en un cambio del uso y función del lugar; derivando todo ello, en una nueva noción de la ciudad que termina por imponerse en el espacio público. Para mostrar este proceso de imposición de un nuevo sentido y uso social, cultural, histórico e identitario me apoyo en Paula Vera (2019) y su concepción en torno al imaginario urbano. Vera ubica en las representaciones y significados una postura netamente perceptiva con referencia a un lugar o fenómeno social; ello deriva en la construcción de imágenes en torno a políticas, conflictos o una simple descripción del lugar a través de sus tradiciones dentro de lo cotidiano. Esto genera, a través de una narrativa, imágenes de un lugar. A través de esta escritura, la percepción del lugar deriva en una narrativa descriptiva donde se constituye al lugar, y con ello, un sentido sociocultural propio del lugar. Sobre todo, porque estas descripciones resaltan características, como: espacios, aspecto de las personas, ubicación geográfica, arquitectura de edificios, historia, modos de vida, vestimenta, tradiciones, costumbres, etc. Esta imagen del
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lugar construida por la narrativa pone ante un lector, todo un mundo sociocultural donde las personas está unidas a una comunidad, grupo o colectivo, mediante su cultura presente en sus prácticas y representaciones. Por tanto, el imaginario urbano construye imágenes en torno a un determinado lugar y su gente. El sentido urbano de las personas orienta las acciones que acontecen en un espacio de la ciudad, pues en la relación del hombre y sus espacios, la morfología de la infraestructura urbana orienta el actuar, desempeño y flujo de personas por la ciudad. Asimismo, el imaginario también muestra la construcción de la imagen política de la ciudad, el ideal que concibe (estratégicamente) a la ciudad hacia el contexto global. Lo narrativo hace posible la construcción de una imagen en torno a lo real, pues le
añade una función metafórica de irrealidad. El relato, por tanto, conduce
al nexo entre la imagen y el signo, construyendo así, un vínculo comunitario entre las personas y sus contextos, sea de tipo social, económico, político, cultural e histórico. Por tanto, las ciudades que se orientan turísticamente, deben construir un relato e imagen que las una al desarrollo del contexto global como un signo del consumo. Deben integrarse a las dinámicas del mercado e integrar una oferta en torno a sus características como su cultura, identidad, historia, gastronomía, patrimonio, paisaje, etc. Parámetros que establecen los organismos especializados en sustentabilidad turística (UNWTO), lo cual genera un impacto social a nivel urbano porque se modifica el contexto socioeconómico mediante esta imagen que busca atraer el turismo y las inversiones. Usualmente, las narrativas de corte metafórico están asociadas dentro del ámbito de la literatura, pero la metáfora es parte de una corriente estética más amplia. Está presente en el arte, poesía, fotografía, diseño, arquitectura, etc., y es precisamente, en la arquitectura donde la imagen se une a la metáfora para conformar un relato. Este relato se emplea en el espacio turístico para crear una imagen irreal (metafórica) que utiliza elementos paisajísticos, naturales, urbanos, culturales, históricos e identitarios, es decir, construir un escenario imaginario (metafórico), cuya finalidad es la de atraer el turismo e inversiones. La arquitectura
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es, sobre todo, una forma de expresión humana mediante edificaciones, se expresa un sentido social a través de la materialización de una imagen. A diferencia de otras criaturas que construyen, el ser humano piensa mientras construye, razón por la cual la edificación humana es un acto consciente, un acto que engloba innumerables decisiones y alternativas. Este hecho es el que distingue las construcciones humanas de los nidos de los pájaros y las celdas de las abejas, que son construidos como resultado de una programación genética. Los seres humanos construyen para satisfacer una necesidad, pero aun así, sus obras expresan sentimientos y valores; expresan en madera, piedra, metal, yeso y plástico lo que considera vital e importante, ya sea un cobertizo para bicicletas o una catedral. Esto puede adoptar la forma de un mensaje claramente entendido y deliberadamente incorporado por […] el arquitecto, o puede ser una afirmación inconsciente o subconsciente, descifrable más tarde por el observador. (Roth, 1999, pág., 4)
De tal modo que, el contexto urbano de la ciudad adquiere un matiz figurado a través de la representación arquitectónica, lo cual genera una experiencia nueva del espacio y expresa una gramática diferente de la ciudad, pues se integran elementos identitarios junto a la actividad turística para conformar un mundo imaginario. Este nuevo relato urbano, la imagen metafórica, está presente en la arquitectura y diseño de la ciudad, proyecta el perfil turístico y comercial del lugar. Esta nueva imagen se integra mediante los atractivos más importantes de la ciudad, como los espacios de valor histórico, edificios, parques, jardines, paisaje, etc. Por ello, la autoridad política rescata estos sitios y les asigna un nuevo tipo de narrativa social, una que sólo está orientada al turismo. En cambio, para la comunidad local se constituye otro tipo de discurso, por ello es importante comprender este proceso por separado, la ciudadproducto (espacio urbano) y la marca-ciudad (imagen digital) en busca de ver cómo se integra una versión de la ciudad (negocios), y la construcción de una imagen narrativa (irrealidad) en torno a la ciudad como parte de la marca-ciudad. Por consiguiente, los sitios de alto valor turístico son objeto de una exaltación visual, ello tiene la finalidad de atraer la mirada. Ejemplo de ello, es la colocación exagerada de esculturas en un determinado lugar o la realización de eventos con luces estridentes y uso de pirotecnia, lo cual genera una experiencia distinta del
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lugar y, resalta la gramática ilusoria de la ciudad. Sobre todo, porque cada elemento urbano, edificios, espacios, paisajes, ya intervenidos por técnicos especialistas (arquitectos), expresan una vivencia turística de carácter ilusorio. Así, esta narrativa urbana cuyo objetivo es construir un deseo turístico, exagera y resalta las cualidades del lugar para proyectar una imagen distorsionada e influir en el posible receptor. Y derivado de ello, se influye en el comportamiento social de las personas. Y, a pesar de ello, a diferencia de otras artes, la arquitectura tiene el poder de condicionar y afectar al comportamiento humano; el color de las paredes de una habitación, por ejemplo, pueden influir en nuestro estado de ánimo. La arquitectura actúa sobre nosotros creando un sentido de temor reverente cuando paseamos entre las gigantescas columnas pétreas de Karnak; o arrastrándonos, como por la fuerza de la gravedad, hacia el centro del vasto espacio cubierto por la cúpula del Panteón, en Roma; o haciéndonos sentir el flujo del espacio y el enraizamiento en la tierra de la casa de la cascada, de Frank Lloyd Wrigth. Qué duda cabe que una parte de nuestra experiencia de la arquitectura está basada, fundamentalmente, en nuestro disfrute de esas respuestas psicológicas -que el arquitecto sabe cómo manipular para obtener un máximo efecto-, pero la experiencia más completa de la arquitectura la adquirimos si ampliamos nuestro conocimiento sobre un edificio, su estructura, su historia, y su significado, contribuyendo, a la vez, a aminorar nuestros prejuicios y nuestra ignorancia. (Roth, 1999, pág., 5)
Por tanto, la arquitectura es el elemento fundamental para la construcción del escenario turístico, a través de su imagen figurada, posee la capacidad de asignar un nuevo sentido sociocultural, y con ello, también integrar un nuevo discurso urbano en torno al lugar, porque la conformación de la imagen figurada en la arquitectura es, sobre todo, una metáfora visual que narra un orden social. Este orden argumentativo en torno al espacio, genera un código que influye en la conducta al designar un tipo de conducta y orden social. Por ello, sitios como los parques, monumentos, paseos, edificios, etc., expresan un sentido urbano que orienta la realidad. La trama urbana de la ciudad, a través de su imagen cumple con la finalidad de expresar un orden que organiza y clasifica los espacios. Una función comunicativa donde se interrelaciona a las personas con sus prácticas cotidianas. Lo cual muestra al espacio turístico como una construcción narrativa en torno al
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lugar, donde se utilizan edificios, parques, calles, etc. Para integrar un parque temático, un mundo irreal, donde el turista pasea y se entretiene. Un punto de vista similar lo comparte Tomás Grigera (2018), quien considera que los edificios, al igual que la ciudad manifiestan un lenguaje que expresa un sentido socio-político, dentro del cual viven sus ciudadanos. Este autor ve que, para la comprensión del espacio un concepto clave es la representación, pues tiene un uso lingüístico, sobre todo, al verse como la construcción de una narrativa teatral. Considera a la obra de teatro como una ficción, donde el actor debe interactuar dentro de un acontecer irreal, así, el hombre común, debe conducirse dentro del escenario de la vida cotidiana, donde interacciona con las representaciones socioculturales de un lugar, presentes en edificios, monumentos, calles, etc., el escenario donde debe interactuar y que forma parte de la realidad. Esto pone de manifiesto la conformación de un mundo simbólico a partir de la realidad, un mundo ficticio poblado de representaciones sociales que remiten a un mundo imaginario, cultural, histórico e identitario. Por ello, debe verse al imaginario (narrativas) y la construcción de imágenes como el componente principal que promueve a la ciudad y el espacio turístico, donde las narrativas y recursos retóricos como las metáforas, se unen a las imágenes e invitan al vivir una experiencia del lugar, integrando así, una unión de las personas con un mundo imaginario. La representación a través de las imágenes establece significados en la realidad, construye el mundo donde se vive y se desea vivir. Influye en la función psíquica a través de la imagen visual donde se metaforiza un entorno, para ello se apoya en una narrativa que articula un nuevo sentido social. Este proceso pone de manifiesto un referente ideológico con respecto a una comunidad, colectivo o grupo, donde puede representarse a la ciudad como un mundo feliz o lo contrario, ser un mundo lúgubre, o ir más allá y crear un mundo irreal. Las ciudades […] se han transformado en centros de consumo, juego y entretenimiento, saturados de signos e imágenes al punto de que todo puede representarse, tematizarse y convertirse en objeto de interés, en objeto de la
110 mirada del turista. […] Entonces […] las actividades de tiempo libre tales como la visita a los parques temáticos, los centros de compras, los paseos comerciales, los museos y las galerías muestran aquí cierta convergencia. (Featherstone, 2000, pág. 170)
Esta estetización de la cotidianidad se realiza con la finalidad de montar un simulacro, una irrealidad en el paseo comercial, centro de compra, parque temático o centro turístico. A través de la imagen estética puede montarse cualquier temática que refiera con el mundo imaginario. La imagen posee la capacidad de dar vida al simulacro y, a la vez, difunde al producto comercial, el producto turístico, a través del diseño arquitectónico. Así, el consumo turístico pasa a ser parte de la realidad mediante este mundo imaginario, y con ello, también, se crean nuevas dinámicas sociales a través de las experiencias de este lugar, por ser de carácter irreal. El imaginario y su representación urbana adquieren importancia porque influye en el comportamiento y desplazamiento del turista por la ciudad. El turista lee e interpreta los lugares y con esta información construye su experiencia turística que comparte a través de sus propias narrativas, como las fotografías o relatos personales que comparte en redes sociales, donde manifiesta su sorpresa, satisfacción o decepción. Este imaginario usa, principalmente, imágenes para difundir al lugar e infundir un deseo. Esto se logra a través de la organización de eventos relevantes para la sociedad, como: programas deportivos, culturales, sociales, gastronómicos, políticos, empresariales, etc. Tal y como ocurre con los eventos que se realizan en La Paz, B.C.S., como: la Tour ciclista de Francia, el Triatlón Internacional, el torneo de Voleibol Internacional, el burrito más grande del mundo, el mejor café regional, la reunión nacional de motociclistas, el festival de autos Volkswagen, etc. Un ejemplo de estos eventos se cita continuación. Con la superación de expectativas en la asistencia de personas y restauranteros de la entidad, se pudo constatar el éxito del festival culinario, que permite brindar beneficios a programas sociales como los que realiza el DIF Municipal, Centros de Integración Juvenil y otras instancias de asistencia social. El Ayuntamiento de La Paz reconoce la participación de restauranteros y proveedores locales porque promueven la gastronomía regional y local, además de que este tipo de actividades permiten apoyar al turismo y desarrollo económico del municipio. Por
111 su
parte,
Lorena
Hinojosa
Olivas,
organizadora
del
Octavo
Festival
Gastronómico, hizo mención de la participación de más de 80 restaurantes que hicieron muestra de sus mejores platillos para ser degustados por más de mil asistentes, entre ellos el turismo nacional y extranjero. (Más Noticias, 2020)
Otro ejemplo de esta manipulación mediático-narrativa por medio de la imagen del lugar es la siguiente. “Baja California Sur ha demostrado ser el lugar ideal para el desarrollo de eventos deportivos de talla internacional, nuestra calidad turística y riqueza natural confirman nuestra garantía de éxito”, afirmó el secretario de Turismo, Economía y Sustentabilidad (SETUES), Luis Humberto Araiza López, durante un encuentro con medios de comunicación en la capital del país, donde se dio a conocer a La Paz como sede de la competencia “El Cruce México” del 6 al 9 de noviembre. […] “Nuestro potencial turístico en el segmento deportivo está siendo reconocido y aprovechado por importantes competencias a nivel mundial, lo que nos llena de gran satisfacción, no sólo por la proyección y promoción exponencial que obtendremos, sino por los beneficios económicos y fuentes de empleo que se habrán de generar a partir de estas; y que serán un parte aguas para que sigan llegando este tipo de eventos a BCS”, añadió el titular de la SETUES. […] Finalmente, Luis Araiza puntualizó que La Paz y la entidad se posicionan con fuerza en el mercado deportivo global, al recordar la realización de la sexta edición del Triatlón “ITU” Pan American Cup La Paz y por segundo año consecutivo el Tour de France etapa La Paz, ambos en el mes de marzo, 14 y 22 respectivamente; así como la primera edición de la carrera de montaña Titán Series La Paz del 12 al 15 de noviembre. (BCS noticias, 2020)
Prueba de ello puede constatarse en los logros en materia turística tal y como lo citan medios de comunicación local, eventos como la Tour de Francia, el torneo de voleibol, el triatlón, eventos gastronómicos, etc., eventos de carácter internacional donde se expresa la percepción de este nuevo rostro urbano de la ciudad ante la sociedad. Sin embargo, se debe considerar que los medios de comunicación local son una extensión del poder político que priva en la ciudad, pues estos eventos se ven como logros sociales y no se les cuestiona. Los medios de comunicación local replican al espacio concebido y ayudan a consolidar su narrativa ante la sociedad, replicando el simulacro urbano del espacio turístico.
112 Estamos consolidando la marca Baja California Sur en los principales mercados turísticos como un producto competitivo, de calidad y con una amplia oferta para distintos segmentos, prueba de ello, es que eventos de talla mundial regresan a nuestro Estado y se están sumando nuevos, lo que confirma nuestro potencial y que somos mucho más que un destino de sol y playa, apuntó el titular de la SETUES, Finalmente Luis Araiza reconoció los Fideicomiso de Promoción Turística por diversificar la oferta de BCS a través de la realización de este tipo de eventos, al tiempo que agradeció el apoyo logístico del XVI Ayuntamiento de La Paz y de empresarios y prestadores del ramo para garantizar el disfrute de los visitantes. (realidadbcs, 2020)
Para la autoridad política estos eventos son un éxito, porque los hoteles de la ciudad registran un lleno total, pero cabe preguntarse, cuánto se gasta realmente el gobierno del Estado, a cuántos de los participantes de estas competencias se les paga el hospedaje, con tal de que vengan a la ciudad a competir. Un ejemplo de ello ocurrió con el evento deportivo de La Nauticopa Bahía de La Paz en la década de los noventa, donde el gobierno del Estado les pagaba todo a los participantes, desde el boleto del barco para que movilizaran sus equipos, hasta el hospedaje y alimento, incluso hasta la bebida. El momento cuando la autoridad se negó a seguir con esta práctica abusiva de pagarles todo, entonces este evento se fue de la ciudad. Por ello, llama la atención este tipo de eventos que tienen sede en el malecón, porque el evento de La Nauticopa en su momento, se vio como un éxito turístico, aparte, servía de promoción a La Paz porque se transmitía por televisión a nivel nacional. Por ello, este cuestionamiento, de cuánto le cuesta a la autoridad política este tipo de promoción turística por medio de estos eventos, recurrentes, de carácter internacional, porque en realidad es poca la asistencia de espectadores, están prácticamente vacíos, a no ser por el equipo logístico de los competidores. Esta cuestión tiene, sin duda, una implicación política en torno a esta promoción de la ciudad a través de estos eventos y la creación del imaginario, la narrativa en torno a La Paz. B.C.S. que promueve al producto turístico como sede de grandes eventos internacionales, un denominativo que adquiere la ciudad durante la administración del gobernador Carlos Mendoza Davis.
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La finalidad de estos eventos es atraer al turismo e inversiones a La Paz, lo mismo ocurre con la certificación internacional que reciben restaurantes y playas, y recientemente, a través de la difusión de la campaña Punto Limpio, que indica un lugar acondicionado higiénicamente. La mediación comunicativa del imaginario construye imágenes irreales del lugar que invitan a vivir y consumir una experiencia distinta de lo real, donde la imagen visual influye en el comportamiento social y representación del espacio. El turista se ve influido por esta representación, la imagen que percibe y lo invita a descubrir una experiencia nueva, y viaja al lugar al encuentro de esa experiencia. La imagen turística de la marca-ciudad tiene una aplicación netamente comercial. La marca-ciudad (García, 2017) no sólo representa una relación comercial, sino a toda una producción corporativa que está detrás de ella. Un acondicionamiento urbano donde… La principal característica de la venta turística es que el turista, para poder consumir los servicios, tiene que viajar al sitio. En el sitio los servicios se ofrecen a través de varios medios: el alojamiento hotelero o el transporte terrestre, entre otros. Todos esos medios sirven para la venta de un lugar de esparcimiento agradable y original. Los viajeros captan ese ambiente y esas imágenes que hacen diferente al sitio. Lo que se trata de vender no son los medios, como un hotel o un restaurante, pues lo que se coloca en el mercado es un ambiente geográfico integral, como su propio lenguaje y con su propio carácter; y esto es lo que se expresa en una idea publicitaria. (Guevara A. , 2012, pág. 56)
Ejemplo de ello pude advertirse en la página electrónica de la Secretaria de Turismo, Economía y Desarrollo Sustentable del Gobierno de Baja California Sur (2018) donde se hace una construcción metafórica del espacio más emblemático de la ciudad, el Malecón. Se recomienda al turista hacer un recorrido siguiendo una ruta que narra la historia local a través de las esculturas e infraestructura urbana, y vivir la experiencia del imaginario turístico de La Paz. Durante su visita a la ciudad de La Paz puede dar un paseo por su hermoso malecón y admirar las impresionantes esculturas que hay en él, puede iniciar en la calle 5 de mayo admirando la escultura “La Paloma”, del artista tapatío Juan
114 Soriano. […] Algunos metros adelante se encuentra el kiosco del malecón en una pequeña explanada sobre la calle 16 de septiembre. En esta área también se encuentra el “Muelle de la Reina”, llamado así porque la Reina Isabel II de Inglaterra lo utilizó en su visita a esta ciudad. […] Continuando, encontramos la escultura “Ballena Jorobada” del artista Octavio González. Esta obra artística simboliza a uno de tantos mamíferos pertenecientes al Mar de Cortés de forma permanente. Caminando hacia el suroeste y frente al callejón
La Paz,
encontramos la escultura “Reina del Mar” de la artista Rocío Sánchez. Dicha escultura es una representación de un caracol erosionado y con la cara del espíritu femenino que lo impulsa. Después, encontramos “Vaquitas Marinas” que representan la biodiversidad y la riqueza espacial del Golfo de California. […] La escultura “Caracoles Músicos” se localiza sobre el callejón Ignacio Cabezud. Frente a este último monumento se localiza el Muelle Turístico, enmarcado por la famosa frase “La Paz, Puerto de Ilusión”, y su “Torre del Vigía”, complementan la vista en su caminata por el muelle en la que podrá disfrutar de las típicas nieves con el escenario de la bahía. A continuación se encuentra la escultura “Jesús del Caracol” de Ma. Eugenía Sánchez, enmarca la entrada al “Centro Histórico de La Paz”. “El viejo y el Mar” de Guillermo Gómez que nos recuerda al escritor Ernest Hemingway y su novela. […] La obra “Paraíso del Mar”, también de Octavio Sánchez es la visión del artista de la naturaleza y la fantasía. […] Finalmente “Mantarraya”, del artista local Salvador Rocha, especie representativa de la Bahía de La Paz y que motiva la visita de buzos para admirar una de tantas bellezas que esconde el Mar de Cortés. (Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad, 2018)
La construcción metafórica de la ciudad adquiere una forma visible, la metáfora materializa físicamente una imagen irreal del espacio a través de la infraestructura urbana del espacio turístico, donde el turista camina por un mundo imaginario al caminar por el Malecón y Centro Histórico. Un proceso que se caracteriza por ser de carácter comunicacional, donde se representa una narrativa urbana que pone de manifiesto un simulacro de la realidad generado por el espacio turístico (Mosedale, 2011). Este proceso de re-orientación del espacio urbano, de acuerdo al Plan de Desarrollo Urbano de La ciudad de La Paz 2018 (Secretaría de Planeación Urbana, 2018), expresa que la ciudad cuenta con más atractivos turísticos. Estos espacios
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emblemáticos deben ser aprovechados por contener un significado histórico, cultural y patrimonial, pues son importantes para la configuración de la nueva ciudad como un sitio atractivo para el turismo. Se menciona a espacios como el teatro de la ciudad, el museo regional de historia y antropología, el palacio de gobierno, el santuario de la virgen de Guadalupe, el malecón costero, la antigua cárcel municipal, la plaza del quiosco del malecón y su muelle adjunto, el muelle fiscal y la torre del vigía, la catedral de nuestra señora de La Paz, el jardín Velazco, el parque Cuauhtémoc, la antigua casa de gobierno, y playas como el balneario del Coromuel, Balandra y el Tecolote. Un circuito de recorrido turístico que integra al producto turístico y puede difundir la imagen de La Paz a todo el mundo, construyendo nuevas narrativas asociadas a la actividad turística, y con ello, crear nuevas oportunidades de negocios, tal y como se cita a continuación. Baja California Sur continúa despertando la confianza de inversionistas por sus bellezas naturales, su tranquilidad social y laboral, señaló el gobernador Carlos Mendoza Davis luego de conocer un proyecto residencial que se ubicará al norte de la ciudad de La Paz. “Es satisfactorio que las buenas noticias se sigan dando, porque con ello se mantiene el rumbo del desarrollo y se generan oportunidades de trabajo y bienestar para las familias”, puntualizó. Mendoza Davis destacó que pese a las condiciones que vive el país, existe interés por concretar nuevas inversiones y reiteró que la entidad se ha situado como un destino seguro, atractivo y confiable. (Hernández, 2020)
La construcción de la narrativa en torno a la imagen de la ciudad, difunde al producto turístico que oferta al espacio urbano de la ciudad, como un sitio importante para el desarrollo de negocios. La creación de residenciales viene a sumarse al nuevo estilo de vida generado por el espacio turístico de La Paz, B.C.S., modificando, así, el paisaje urbano y desarrollo de la vida cotidiana, bajo el nuevo sentido social que imponen el imaginario turístico y su arquitectura.
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3.2- En busca de fronteras (lo percibido) Como se vio en el capítulo 2, el malecón y centro histórico de la ciudad, es el espacio tradicional de las familias paceñas. Y como parte del análisis del espacio percibido que plantea Lefebvre (1990), se realizó una observación de las prácticas que son parte del Malecón y Centro histórico con la finalidad de identificar qué atrae a las personas a este lugar. Las familias acuden, principalmente, a pasar el día, sobre todo en verano cuando baja el sol, pues visitan este lugar con la finalidad de mitigar el calor y, la zona del Malecón es un lugar fresco, pues al ser un límite costero pega la brisa del mar. Otras personas, gente de la tercera edad y jóvenes, utilizan el Malecón para ejercitarse; por ello es común ver gente en bicicleta, caminando y corriendo a lo largo de este lugar. También, los pescadores del esterito, una colonia cercana, utilizan la playa del Malecón para colocar sus pangas que utilizan para la pesca. En el Malecón y Centro Histórico, cualquier persona que acuda, de inmediato entra en las dinámicas de este lugar, es decir, se integra en el sentido de su colectividad, se es parte de la efervescencia que se vive. Además, el peatón puede recorrer, sus banquetas sin ser molestado por nadie, puede transitar toda la extensión del Malecón, desde la calle Marques de León hasta la playa El Coromuel, o pasar todo el día sentado en el jardín Velasco. Los turistas siempre son parte del Malecón, su presencia no es nueva ni reciente. Prueba de ello son las marinas de la ciudad, siempre hay un yate atracado. Antes, cuando no había tantas marinas, los yates de los turistas dibujaban un paisaje peculiar en la ensenada, frente al Malecón, pues estaba poblada de yates. Incluso, también participaban en las fiestas del Carnaval cada año, desfilaban con un carro alegórico con forma de barco. Su presencia coincide con la temporada invernal, pues viajan escapando de sus terribles fríos, vienen a La Paz por su clima cálido, pero debo agregar, los extranjeros huyen del verano, dicen que es infernal e insoportable. Entonces, la convivencia entre extranjeros y locales, en área del Malecón y Centro Histórico, siempre existió, no hubo alguna frontera que los separara. Los turistas siempre gustan por vestir camisetas hawaianas y calzar
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chanclas en pleno invierno, andan al puro estilo veraniego, cuando el paceño viste ropa invernal de manga larga para protegerse del frío. Por otra parte, el jardín Velasco está más orientado a los paseos familiares por su cercanía con los cines, ya desaparecidos, y la catedral. Las familias acudían a misa y después paseaban por el jardín mientras degustaban, ya sea una nieve o un alimento o compraban un libro, revista o periódico en las librerías del lugar, o los señores se boleaban los zapatos. O bien, cuando las familias acudían al cine, se comía, antes o después de la función, en los distintos restaurantes del lugar, por ello, las zonas aledañas al jardín Velasco son tradicionalmente de ambiente familiar. Otro aspecto que llama la atención, en esta zona nunca estuvo ubicada alguna cantina o bar, estos centros de entretenimiento siempre están en la zona del malecón. En el Malecón no hay barrera alguna o frontera física que impida su acceso, cualquier persona puede acceder a él, pues es un espacio público y no es exclusivo de nadie. La presencia de turistas nacionales y extranjeros es notoria, incluso se les puede encontrar en otras zonas de la ciudad, fuera del perímetro del espacio turístico, como los mercados públicos, colonias aledañas como el Manglito, e incluso algunos caminan hasta el Santuario de Guadalupe y otros hasta el Teatro de la Ciudad. Los turistas salen a explorar la ciudad y verlos en estos lugares si es contrastante y de inmediato se les identifica, sobre todo porque voltean hacia todas partes y toman fotos. En opinión de los comerciantes de los mercados públicos, la presencia de extranjeros es buena, siempre dejan buena propina, pero no consumen mucho, quien realmente consume más es el habitante local, porque ya sabe qué comprará, en cambio el extranjero no. Caso contrario ocurre con los restaurantes, están llenos de turistas, ellos son quienes consumen más. Esta aglutinación de personas da a entender una nutrida integración colectiva, pues el propio lugar invita a ser parte de sus formas interactivas, sobre todo en la zona de las terrazas, donde el cliente puede, ya sea, comer o degustar de una cerveza, mientras observa y es parte del bullicio y efervescencia del lugar. La modificación de sus aceras aumentó el flujo de personas, nuevos restaurantes y
118
bares
lucen
llenos,
en
estos
lugares
conviven
locales
y
extranjeros,
estadounidenses y canadienses mayormente, son parte del bullicio de los bares y las terrazas ubicadas en las banquetas. Aunque se reconoce que si se identifica un estilo de vida específico en torno a las terrazas, pues son sitios de paga en la vía pública, y por tanto son parte de una dinámica de lo que acontece en este espacio. La única terraza conocida tradicionalmente fue la del hotel Perla, donde acudía la élite local a comer o tomar un trago en este sitio. Lo característico de esta terraza es que no está sobre la vía pública, pero desde ella se puede contemplar al espacio público. Se considera que, al Malecón acuden personas de todos los estratos sociales y de todas las colonias de la ciudad. Este espacio también es sede de las fiestas del Carnaval y fiestas de fundación de La Paz, de ahí su carácter festivo y de integración colectiva, pues agrupa a la sociedad a través de estas tradiciones, desde vendedores ambulantes de paletas, nieves, elotes, raspados, etc., hasta la más alta élite local. El bullicio y el ambiente de fiesta siempre están presentes, son parte de su paisaje urbano. Antes, en el Malecón no había tantos restaurantes y bares, el bullicio lo hacían los diversos carros cantina que circulaban por la zona, llevaban música a alto volumen, lo cual ensordecía a todos. Además, en la zona de la carretera panorámica, también renovada, se organizaban arrancones los fines de semana. Prueba de ello fueron los distintos accidentes que ocurrieron en esta carretera, antes era común ver un carro que amaneció dentro del mar. En términos generales, se puede decir que la sociedad paceña acude al Malecón con la finalidad de interaccionar socialmente mientras contemplan el paisaje y se refresca un poco del calor de verano. Pero cabe mencionar, en efecto, la renovación urbana si organizó el flujo de personas y vehículos, se establecieron zonas especiales para patinetas en el parque Cuauhtémoc, zona de juegos para niños en el Muelle Fiscal, paseo de familias en el área del kiosco y jardín Velasco, avistamiento de paisaje en la carretera panorámica a Costa Baja y un pequeño teatro al aire libre en la zona del Molinito. Aun así, con esta zonificación sugerida por el diseño de la infraestructura
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urbana, los paceños acuden a este lugar de encuentro social. Y resalto, en el Malecón de la ciudad no sólo observo a una comunidad o grupo social específico, como lo hace la etnografía, sino, el cómo un espacio urbano edifica una frontera social y expulsa a un tipo de ciudadano a través de la interacción entre turistas y locales, por ello me apoyo en el análisis espacial, la trialéctica de Lefebvre, en busca de identificar al ciudadano desplazado y las fronteras que lo expulsan. Para ello, debe comprenderse el por qué y para qué de la renovación urbana de este lugar y su vínculo con el qué hacer político de la autoridad local (lo concebido), a fin de no caer en falsas interpretaciones de lo que es esta urbanización turística. La renovación urbana de este espacio indica la demarcación de una frontera geográfica visible y la imposición de un nuevo tipo de práctica, estilo de vida, que, indica una nueva etapa urbana de la ciudad, y una unión con el contexto global a través del turismo y la llegada de nuevas inversiones. Esta concepción es la que ayuda a comprender, en parte, a este tipo de urbanización, porque muestra en torno a quién se erige este espacio. Ello lleva al cuestionamiento siguiente. ¿Cómo identificar, entonces, las fronteras que separan, estigmatizan, excluyen, marginan y señalan a ciertos ciudadanos? Una tarea difícil de conciliar entre todas las personas que acuden a este lugar. Es difícil establecer las fronteras, porque a simple vista no existen. El tipo de vestimenta y los gestos de las personas no ayudan mucho como detonantes de estas fronteras sociales. Entonces, la frontera que se erige en este sitio es compleja y de difícil identificación. Por ello, esta urbanización con fines turísticos me hace ver cómo a partir de un espacio territorial, el Centro Histórico y Malecón costero, se genera un desarrollo socioeconómico que impacta directamente en la comunidad local (lo concebido). Un proceso socioeconómico donde la autoridad política aprovecha la infraestructura de la ciudad para detonar este tipo de desarrollo, como luz, agua, drenaje, carreteras, aeropuertos y puertos, calles, edificios, etc., condiciones necesarias que demanda el inversionista para explotar su negocio, y así generar un crecimiento económico que beneficie socialmente, al crear fuentes de trabajo. En el caso del Malecón y
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Centro Histórico, se concibió una renovación urbana que comprendió varios puntos ubicados a lo largo de la extensión de este espacio tradicional, donde las familias paceñas acuden a pasar el día. La zona intervenida por las obras de renovación indica un perímetro urbano específico, de interés económico para el gobierno y los empresarios, pues son una oportunidad de negocios. De ahí que, considero necesario comprender el concepto de territorio para tener noción de este proceso de turistificación ( Mancilla, 2019, Navarrete, 2016, Roldán, 2015) que acontece en la ciudad a fin de identificar las fronteras entre las personas que derivan en una expulsión social, pues este concepto explica la diversidad e importancia del lugar como eje de construcción social, histórica y cultural, donde una comunidad vive y comparte una experiencia en común del espacio, porque la territorialidad se vive de forma distinta dependiendo de la comunidad que la constituya. En La Paz se constituye un espacio turístico en torno a los ideales de la sociedad del consumo. Esto toma relevancia cuando el espacio es objeto de intervención, como en el caso del Malecón y Centro Histórico, pues se muestra a quién obedece este tipo de concepción del lugar, que extraña y a la vez, fascina a los locales. Al asignarse otro tipo de uso y función al espacio, se entra en conflicto ante otra representación del espacio, tal y como acontece a través de su proyección (estratégica) técnica, donde se concibe políticamente al Malecón y Centro Histórico como un producto de consumo (Baudrillard, 2009, Bauman, 2009) sólo para el turismo, inversionistas y élite social. Así, la comprensión del territorio hace visible un dominio, quién manda en él, lo controla y lo utiliza a su favor. El territorio puede pasar de un uso comunitario a uno de tipo personalizado o en casos extremos, de exclusividad. Esta difícil comprensión media entre el espacio privado y el espacio público, y lleva de nuevo a la interrogante de quién lo delimita y con qué fines. Porque debe comprenderse al espacio como un lugar compartido en común, donde se viven las tradiciones, festividades, costumbres, es decir, un lugar público donde se socializa al interactuar con otros y se integran lo que son las prácticas. Por consiguiente, cada comunidad le asigna una función social a sus espacios de interacción, como los espacios
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sagrados, iglesias, panteones, casa de los padres, etc., los espacios festivos, plazas, calles, salones, etc., los espacios naturales, montañas, playas, bosques, selvas, etc. Por ello, debe comprenderse cuál es la función que desempeña, y cuál la relación que guarda cada persona con el espacio como parte de una comunidad. El territorio como concepto, cobra relevancia en la sociedad contemporánea. La nueva visión sobre las relaciones socio espaciales se desarrollan en el escenario territorial y el desafío es entender la conexión entre la lógica espacial de los intereses y las fuerzas económicas globales, de una parte, y la lógica territorial de los grupos regionales y locales, las identidades e identificaciones culturales, los
procesos
sociales
territorialmente
organizados
y
las
demandas
correspondientes, de otra. Es necesario interpretar el territorio en su doble papel: como soporte material y básico del desarrollo social y como producción social derivada de la actividad humana que transforma ese territorio que le sirve de base. El territorio no es más ese trozo de naturaleza con cualidades físicas, climáticas, ambientales, etc., o ese espacio físico con cualidades materiales, funcionales y formales, etc., sino que se define desde los procesos y grupos sociales que lo han transformado e intervenido, haciéndolo parte de su devenir. (Echeverría, 2000, pág. 14)
Entonces, para comprender el orden urbano, se deben describir los espacios e interpretar sus significados sociales con respecto a una comunidad o personas, comprender qué actividades realizan y funciones le atribuyen al espacio. Pero sobre todo, se deben ver sus intervenciones y apropiaciones que derivan en una modificación de sus límites y determinar la lógica social que gobierna al interior del espacio. Un orden que es construido mediante ideales (lo concebido) que integran y están presentes en su entorno circundante. Por tanto, para indagar qué sentido urbano tiene el espacio turístico, se debe entender cuál es su proyección, experiencia, ubicación y vínculo social, y cómo se relaciona con las distintas escalas territoriales, locales, nacionales o globales. Considerando al espacio turístico como un nuevo territorio dentro de la ciudad, y ello modifica el flujo urbano y organización territorial de la ciudad, y sobre todo, altera la vida del ciudadano común. En ese proceso de territorialización, el espacio sufre variaciones de sentido en el tiempo, lo cual puede tomar milenios, décadas, o años, o por el contrario, puede ser veloz, como en las transformaciones por los impactos abruptos derivados de
122 las intervenciones planificadas o accidentales, o por la aparición de actores con alta capacidad de controlar las lógicas preexistentes. Aquellas expresiones que se establecen por cierto tiempo en un territorio específico, constituyen un sistema de códigos que le otorgan su propio sentido. En ello, el espacio, en tanto territorio, es tan estable o inestable como lo sean los ejercicios de territorialidad que le dan origen, lo cual es totalmente distinto cuando el espacio se concibe exclusivamente como hecho geométrico. Así, el espacio como territorio se concibe como un estadio relacionado con concreción de una territorialidad, en la cual ésta logra hacerse visible o perceptible (desde muchas maneras) como expresión de algo; y la territorialidad se concibe como esas fuerzas en ejercicio que concretan un determinado espacio, en tanto territorio, al instaurar este los códigos que lo rigen. Tales expresiones y marcas territoriales pueden ser tanto tangibles como virtuales, así como corresponder con registros personales o colectivos. (Echeverría, 2000, pág. 18)
Por ello, se advierte en la renovación urbana del Malecón y Centro Histórico, una necesidad de desarrollo e integración de la ciudad de La Paz, Baja California Sur a la economía nacional y global a través de la creación de un flujo y espacio turístico. Este espacio se conforma a través de las playas cercanas a la ciudad, el Malecón y Centro Histórico, un área territorializada, es decir, delimitada geométricamente, a la cual ya se le designó una función específica, mediante la proyección estratégica (Molina 2006). Como consecuencia de ello, se instaura una nueva temporalidad y territorialidad que difiere de la comunidad local y el desarrollo de sus actos cotidianos. Este fenómeno se establece a partir de la ciudad tradicional e histórica, y deriva en la nueva área urbana proyectada por los arquitectos y diseñadores, el denominado nuevo espacio turístico de la ciudad. Pero, para comprender qué implica este proceso es necesario ver la postura de David Harvey (2012), quién a través del arte de la renta, muestra cómo la cultura se convierte en un elemento importante que propicia un desarrollo socioeconómico. Harvey ve en la cultura un bien común que posee características propias que la hacen diferente y la posiciona más allá de las mercancías que son consumidas en masa. Así un edificio histórico, un monumento o un paisaje natural provee una experiencia única del lugar, hecho que le asigna un alto valor comercial al lugar donde se encuentre este tipo de edificios. La mercantilización de la estética de lo
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cultural hace que el capitalismo busque persuadir al consumidor, resaltando las propiedades únicas de su producto, por ello genera una marca mediante mecanismos retóricos del discurso. Esto muestra una estrategia que emplea el capitalismo dentro de una economía de mercado, donde se compite ante otros productos similares. La cultura cada vez está más involucrada con la permanencia del poder monopólico, porque la autenticidad se articula a los productos (bienes) culturales únicos no reproducibles. La cultura entonces, se torna en un instrumento para perpetuar al monopolio político y empresarial sobre la ciudad. Se justifica el uso de la identidad y la historia de un lugar para crear un producto único que atrae al consumidor. La denominación de origen genera un producto sobre el cual el monopolio puede establecer su renta. Se resaltan las cualidades únicas de un lugar, como las características que posee su territorio, sea su gente, condiciones medio ambientales, tradiciones, costumbres, identidad, etc. La referencia histórico-cultural hace posible la creación de un discurso político y comercial que emplea técnicas publicitarias, donde se destacan los elementos territoriales para dar vida a un imaginario urbano que crea un capital simbólico en las zonas renovadas, centros históricos, y áreas costeras, como malecones y playas. Este producto comercial, se vende dentro de un mercado global y genera una ganancia redituable a quién invierta en él. La alta competencia dentro del mercado globalizado obliga a asumir estas posturas de mercantilización dentro de parámetros de estandarización para generar una explotación comercial que sea rentable. Entre más referencias culturales posea el producto que se oferta, como tradiciones, mitos, leyendas, religiones, le asignan más valor comercial al capital simbólico, el espacio urbano objeto de una renovación. Así, lo regional queda plasmado en la marca comercial que crea al producto turístico, este proceso genera una innovación cultural, pues se reinventan las tradiciones locales, en busca de una apropiación de la renta urbana, lo cual es benéfico para los empresarios que inviertan en estas zonas renovadas. De ahí que, la competitividad regional termina por reconfigurar a las localidades por efectos de
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la globalización, la cual ejerce presión a través de sus diversas formas capitalistas (modelos del desarrollo), un contexto donde las ciudades buscan atraer las inversiones y turistas. Para que una inversión sea rentable en un área urbana, primero debe demostrarse su rentabilidad. Un escenario donde el gobierno local y organismos privados intervienen para proyectar planes de inversión en infraestructura urbana con aparente beneficio social, pues se diseñan espacios incluyentes y sustentables, cuando en realidad el objetivo es crear rentas monopólicas que beneficien exclusivamente al capital privado y al poder político. El proceso de renovación urbana detona un doble discurso, en lo político donde se resaltan las inversiones en rubros como la cultura, la calidad de vida, educación, seguridad, tecnología, etc., se invierte, aparentemente, en toda una infraestructura urbana con beneficio social, y, por otro lado, está el discurso que beneficia directamente a los empresarios y grupo político en el poder. Lo de la creación de espacios inclusivos y sustentables, sólo forma parte de una retórica discursiva del discurso político que engaña a la sociedad. La inversiones millonarias en desarrollos turísticos da como resultado la creación de un capital simbólico, un espacio urbano renovado, cuyo poder de atracción se basa en la marca comercial del lugar, donde se expresa un mundo imaginario, a modo para el turismo, lo cual influye en los flujos de capital, turistas y trabajadores, quiénes son influidos por la imagen de un espacio estético. La marca de la ciudad se torna en un negocio lucrativo para el capital, para ello, la marca debe poseer la capacidad de resaltar las cualidades y características del producto que se oferta, el capital simbólico. Por ello, se crea una narrativa donde se resaltan la historia y tradiciones locales, como la herencia cultural plasmada en sus monumentos y arquitectura presente en la ciudad y que el turista puede contemplar cuando visite el lugar. Una estrategia político-empresarial perfecta para recuperar centros históricos y zonas costeras en abandono. Esta forma de mercantilización busca atraer a grandes cadenas comerciales y complejos turísticos, situación que termina por desplazar a los comercios locales y antiguo residente del lugar, quién
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debe mudarse o termina siendo excluido y expulsado de los espacios renovados, ahora con un enfoque turístico. Hechos que difuminan las tradiciones, costumbres y desarrollo de la vida cotidiana del viejo tejido urbano de la ciudad. Una dinámica del mercado que muestra: Lo que está en juego ahí es muy importante, ya que se trata de determinar qué sectores de la población se van a beneficiar más del capital simbólico colectivo al que todos han contribuido, en su propia forma peculiar, ahora y en el pasado. ¿Por qué consentir que la renta del monopolio vinculada a ese capital simbólico sea captada únicamente por las multinacionales o por un pequeño y poderoso sector de la burguesía local? (Harvey, 2012, pág. 159)
El mecanismo para captar las rentas del monopolio, es resultado de un discurso mercadotécnico que usa elementos culturales, historia e identidad de un lugar, junto a condiciones medio ambientales del territorio para construir un producto comercial, el producto turístico, un capital simbólico que vende a la ciudad. Sin duda, esta visión de David Harvey muestra cómo el espacio urbano de la ciudad se ajusta a las condiciones que establece el capital. Este proceso de renovación urbana que da vida al capital simbólico termina por imponer nuevos tipos de dinámicas comerciales, de interacción social y de discurso político. Si bien, inicia una renovación urbana que fascina a todos, este proceso oculta otro tipo de mecanismo que termina expulsando a un tipo de ciudadano hacia la periferia de la ciudad, ya sea porque se ve forzado a vender su propiedad, o porque no puede seguir pagando el alquiler de su casa ante la re-valorización que adquirió la zona por las obras de renovación, o porque, simplemente, se le considera un ciudadano no deseado; estas son tan sólo algunas de las nuevas condiciones que adquiere la ciudad, la cual expulsa a su ciudadano de la zona renovada. Prueba de ello son las nuevas áreas comerciales y turísticas, donde se gesta de forma invisible este proceso de expulsión social porque lo único visible son las nuevas obras y empresas que invierten en la ciudad. Esta postura de Harvey muestra cómo uso de la cultura, historia e identidad de un territorio da vida a un nuevo espacio urbano en la ciudad, un capital simbólico, el cual es una representación sociocultural de la posmodernidad. Esta compleja
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configuración sociocultural de acuerdo con Mike Featherstone (2000) se utiliza con la finalidad de establecer cambios en las formas sociales y económicas y, además es un instrumento de toma y decisión política, por estar esta forma cultural, dentro de las dinámicas de la vida cotidiana. Las aplicaciones del posmodernismo en lo cotidiano se advierten a partir de la imagen estética del espacio urbano. Su representación busca incentivar un consumo a través de las emociones humanas, pues este espacio al emitir un nuevo sentido fuera de lo convencional, incentiva la percepción a través de luces llamativas, fuegos artificiales, colores chillones, diseños extraños, lo cual deriva en la creación de un deseo en el receptor. Este tipo de manipulación la utiliza el posmodernismo para fines económicos y políticos, pues estos elementos que capturan el sentido humano, son utilizados como una herramienta retórica por los diseñadores para engañar y manipular el sentido de la realidad. En la ciudad, este tipo de aplicación se usa en la renovación urbana, donde se crean espacios diferentes similares a paseos comerciales, como hoteles y parques temáticos con colores y luces llamativas, fachadas extrañas, cuyo diseño arquitectónico son un referente de un mundo imaginario. Ello ocurre, por lo general, en las centralidades urbanas y áreas costeras, los espacios turísticos. Este tipo de diseño organiza un nuevo orden social al ser un espacio exclusivo para un determinado tipo de actividad. Este nuevo espacio renovado expresa un sentido festivo que le hace ser sede de espectáculos y grandes eventos. Para dar vida a toda esta complejidad espacial, se utilizan a arquitectos, diseñadores, artistas, publicistas, etc., con la finalidad de crear expresiones de experiencias únicas.
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3.2.1- Viviendo la experiencia turística de La Paz, B.C.S. Como parte de comprensión del espacio percibido se considera ver cómo funciona el producto turístico (Mosedale, 2011) dentro del contexto de la vida cotidiana, pues el producto turístico constituyó una narrativa turística imaginaria dentro del espacio público, donde el turista transita dentro de un área tematizada (Borja, 2003), con la finalidad de que descubra la cultura e identidad local. Esta encuesta de percepción del turista busca poner de manifiesto como en el espacio público conviven dos realidades, los locales y los turistas, dentro del denominado “nuevo espacio turístico” que comprende el Centro Histórico y el Malecón. Se busca identificar cómo influye el imaginario en el desplazamiento turístico, qué lugares visitan, qué le llamó la atención, de dónde proceden, qué lugares integra el espacio turístico, qué playa visitaron, qué otros lugares visitan, etc. Para ello, se integró una encuesta a 50 turistas a fin de identificar el circuito urbano donde vive la experiencia turística de La Paz, Baja California Sur, y poner de manifiesto el espacio territorial que comprende el producto turístico. Esta encuesta, en torno a la percepción del turista y lo que es su experiencia del lugar, es parte del espacio concebido e introduce al espacio turístico de la ciudad dentro del contexto de la vida cotidiana, mediante su narrativa y su imagen imaginarias, y por tanto, forman parte de la proyección estratégica que da vida a la ciudad-producto (espacio urbano) y la marca-ciudad (imagen digital) de La Paz, B.C.S.
(Gráfica 1)
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Este indicador (Gráfica 1) muestra cómo la publicidad influye en la toma de decisiones del turista, sobre todo del poder que tiene hoy día la red global de internet, donde la mayoría de la actividad humana ya se concentró dentro de esta red virtual. Los turistas encuestados respondieron que la publicidad que más les llamó la atención fue que utiliza a las ballenas con un trasfondo de un color azul que les captó la atención de inmediato, lo cual muestra , también lo efectivo que resulta la campaña publicitaria que promueve a La Paz como un sitio turístico. En realidad si se atrae al turista por medio de la imagen publicitaria.
(Gráfica 2) Esta gráfica (Gráfica 2) pone de manifiesto que los hoteles de la ciudad siguen captando la mayoría del flujo turístico, pero también pone de manifiesto la nueva modalidad de la renta de cuartos por medio de las aplicaciones o sitios web, donde se oferta una gama distinta a la que ofrecen tradicionalmente los hoteles. Las pensiones o cuartos de huéspedes también logran captar parte del flujo turístico, cabe mencionar que estas casas de huéspedes no son nuevas en la ciudad, pues algunas ya tienen funcionando más de 40 años. Otro dato que muestra la gráfica es que la renta de cuartos por medio de las aplicaciones va creciendo día a día.
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(Gráfica 3) Estos indicadores (Gráfica 3) ponen de manifiesto el cómo se influye en el comportamiento del turista, porque las obras de remodelación conformaron una escenografía para que narre su experiencia por la ciudad, donde la mayoría se sintió atraído por el muelle porque se está más en contacto con el mar y, además, este escenario está dentro de la ciudad, no requieren de un desplazamiento, en cambio otros turistas, que si fueron a la playa, en especial Balandra, consideraron importante tomarse fotos para mostrar a sus amistades. Se añade que el producto turístico que conforma el imaginario de La Paz, también se integra de las playas, aunque éstas estén fuera de la ciudad. Otro sitio que atrajo la mirada del turista, son las letras de La Paz ubicadas en el malecón, un sitio que expresa simbólicamente a la ciudad. En menor grado, el turista opta tomarse fotos junto a las esculturas, porque considera que son muchas, pero la que más llama la atención del turista es la de la perla, ubicada en la zona del Muelle Fiscal.
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(Gráfica 4) Esta gráfica (Gráfica 4) muestra qué red social utiliza el turista para compartir las fotos de su viaje, donde la red de whathsapp es la de más uso por su privacidad, pues sólo se integra a través de un círculo cercano de amistades que comparten su número telefónico. Twiter fue la otra red social utilizada, sobre todo, por el bajo nivel de censura que tiene, donde el turista puede compartir un lenguaje más abierto. En menor grado se muestra a Facebook e Instagram.
(Gráfica 5)
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Este gráfico (Gráfica 5) pone de manifiesto que la mayoría de los turistas son estadounidenses, quienes tradicionalmente visitan La Paz en temporada invernal, entre los encuestados estaban dos familias que viajan a B.C.S. desde años atrás, dicen les gusta mucho la ciudad, y también notan el cambio en la zona del malecón, lo cual les agradó porque dicen traerá más turismo de su país. Otro nutrido grupo de turistas lo conforman las personas del interior de la República, entre los encuestados había personas de ciudad de México, Monterrey, Guanajuato, Toluca y Morelos, quienes expresaron que La Paz y su mar los atrajeron, todos manifestaron que viajan por primera vez e irán a las playas, porque eso es su principal motivo de viaje. Otro grupo lo conforma los canadienses, quienes manifiestan que vienen a La Paz porque en sus ciudades deben caminar en la nieve, a veces la nieve alcanza hasta dos metros y La Paz representa todo lo contrario en invierno, es un sitio agradable donde se puede caminar y comer bien.
(Gráfica 6) La actividad (Gráfica 6) que más atrae turismo en La Paz es el buceo, el tour a la Isla es de las actividades con más turistas, es una ruta obligada porque se entra en contacto con la naturaleza al nadar con las focas o el tiburón ballena. Cabe mencionar que las encuestas se realizaron entre la zona del parque Cuauhtémoc y el quiosco de la calle 16 de septiembre, tal vez eso influyó en las gráficas porque en esta zona están algunas de las pangas que llevan turistas a la Isla o con el tiburón
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ballena. Aun así, otros turistas manifestaron visitar sitios culturales como el museo de historia y antropología de la ciudad, otros sólo dijeron que les gustó caminar por el malecón, otros sólo degustar un alimento en los restaurantes de la zona.
(Gráfica 7) La playa más visitada (Gráfica 7) fue la de Balandra, es el sitio elegido por el turista, algunos dijeron que desde su lugar de origen ya sabían que debían ir a este lugar, les llama la atención el color de su mar y la baja profundidad, también les atrae que es un sitio protegido por leyes ecológicas, tal vez este denominativo le añade valor turístico a esta playa, pero ninguno de los turistas encuestado dijeron tener noción de la formación rocosa con forma de hongo, tal vez ese sólo sea un conocimiento de la gente local. Otra playa que atrae más turismo es la Isla de Espíritu Santo, por su lejanía y su condición natural, es un área protegida, algo similar a lo que ocurre con Balandra. El turista manifiesta entrar en contacto con un mundo desconocido por la travesía que se hace al viajar en panga, lo cual les atrae mucho y les impacta la cantidad de especies marinas de ese sitio. Otras playas fueron El Tecolote y El Coromuel, donde los turistas van a pasar el día y comen un alimento en los restaurantes del lugar, pero no manifiestan sentirse demasiado atraídos por estos sitios, les parecen regulares y no les manifiesta una experiencia desconocida y única.
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Qué sitios visitó 30 20 10
0 Malecón
Catedral
Mercado
Isla
(Gráfica 8) En la ciudad (Gráfica 8), el escenario turístico que más turistas capta es sin duda el malecón, es el sitio turístico por excelencia de la ciudad, no hay otro escenario que se le compare, sobre todo porque a los turistas les atrae el hecho de poder beber y comer en este sitio en los distintos restaurantes, dicen, entran en contacto con la ciudad y su gente, sobre todo, a través de las distintas terrazas de la zona, son lugares cómodos. En menor grado el turista camina por la otras zonas de la ciudad, el turismo está más integrado al malecón, a las playas aledañas a la ciudad y la Isla Espíritu Santo. Resalto, que al momento de hacer esta encuesta, se estaba renovando la zona del jardín Velasco y la catedral, por lo que estaba cerrada al tránsito peatonal.
(Gráfica 9)
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La mayoría de los turistas (Gráfica 9) manifiesta deseo por conocer la zona de Los Cabos, les llaman la atención sus imágenes que ven en internet, incluso, algunos integran un recorrido de La Paz-Los Cabos en auto, eso manifiestan la mayoría de los turistas de origen nacional. Otros turistas sólo manifiestan ir específicamente a Todos Santos por recomendación de amigos, sobre todo el turista canadiense y estadounidense. Otros sólo dijeron que vienen sólo a conocer La Paz, no les llama la atención ir a otro lugar porque no tienen información acerca de ellos, piensan que La Paz es el único lugar turístico de B.C.S.
(Gráfica 10) A través de esta encuesta (Gráfica 10) se muestra que la experiencia turística (Richards, 2017) de La Paz, B.C.S. es de encuentro hacia lo desconocido, la nueva experiencia, y también de tipo activa, que implica actividades como el caminar por el malecón, ir a bucear o conocer la ciudad o visitar la Isla Espíritu Santo. También el turista se siente fascinado al ir a sitios protegidos por normas ecológicas, lo cual implica entrar en contacto con la naturaleza y un mundo desconocido, viven una nueva experiencia, pues la mayoría de los turistas provienen de ciudades grandes, como ciudad de México, Monterrey, Los Ángeles, California. En menor grado el turista vive una experiencia cognitiva que implica un aprendizaje nuevo, pues no visita sitios culturales, no le atraen mucho, lo que más le atrae son las playas y las actividades acuáticas. Esta evaluación se realizó en busca de establecer un acercamiento hacia la dimensión del espacio vivido, pues este espacio turístico por donde transita el turista
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es el que edifica una frontera que termina por desplazar a un actor social de este lugar. Este desplazamiento social de un actor local ocurre por las actividades vinculadas a la presencia del turista por la ciudad, pues la presencia del turista en la ciudad implica una nueva etapa de la ciudad, que se torna en un centro importante para llegada masiva del turismo, situación que detona una lucha por el control y vigilancia del espacio turístico. Este acontecer pone al descubierto la creación de fronteras sociales derivadas de la creación de esta nueva área de la ciudad, donde acontece una evidente fragmentación social al ejercerse una acción directa en contra de un actor social, cuya presencia en el espacio turístico no es bien vista por la autoridad. En este contexto, es necesaria la comprensión del por qué se genera esta fragmentación social en la ciudad, donde se considera a este actor social desplazado como no indispensable para el desarrollo de la vida cotidiana, pues afecta el desarrollo de las nuevas actividades turísticas y de entretenimiento.
3.2.2- La fragmentación social Para comprender el proceso de renovación del Centro Histórico y Malecón de La Paz como la producción de una nueva territorialidad por acción de políticas públicas, me apoyo, en Edgardo Contreras (2017), quien ve en la planeación estratégica a un instrumento de gestión que organiza jerárquicamente a la ciudad, pues a la ciudad se le administra igual que una empresa, la cual enfrenta contextos de alta competitividad ante otras empresas. La ciudad igual, compite ante otras ciudades, pues se busca atraer al turismo y la inversión privada. En esta dinámica los gobernantes y su gestión a favor del capital son fundamentales; el desarrollo de la ciudad es asumido, por tanto, por empresas privadas a través de la construcción o reconstrucción. Así, la renovación urbana adquiere un perfil empresarial que busca desarrollar la ciudad a través de la inversión en la infraestructura pública, una acción política donde se contrata a empresas privadas, con la finalidad de generar un progreso urbano y social. La ciudad bajo este tipo de administración enfrenta consecuencias, pues al ser vista como una empresa se orienta hacia la productividad; enfrenta, ya sean pérdidas o ganancias. Las pérdidas son de carácter
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público (se pierden espacios públicos, se desplaza y se excluye a la población, se enfrentan pasivos impagables, se edificó una obra de mala calidad, etc.), además, en toda obra de renovación urbana las ganancias son de tipo privado (los propietarios obtienen beneficios producto del aumento del precio de sus propiedades, o una empresa se beneficia por la adjudicación de las obras de renovación). Un contexto donde la planeación estratégica (Molina, 2006, García 2017) como herramienta de intervención social y urbana, esconde una realidad que no es visible, pues, a través de los beneficios sociales y económicos como la generación de empleos y microempresas locales, significa un mayor crecimiento económico. Pero cabe preguntarse, beneficios para quién, y en qué sentido. Entonces, para la concreción del espacio turístico se requiere de un área territorial sea urbana o conurbada, la concreción de este tipo de proyectos instituye una nueva relación social entre las personas en la ciudad. El gobierno concibe al espacio turístico acorde a las necesidades de los inversionistas y los turistas. Se dota de servicios e infraestructura necesaria para concretar el desarrollo de la urbanización turística, un acondicionamiento donde intervienen empresas privadas, cuya finalidad es la venta del territorio a inversionistas y turistas. El espacio es un elemento fundamental para las actividades turísticas, de alguna manera se podría afirmar que el turismo utiliza y precisa del espacio como uno de sus componentes fundamentales. En este sentido, el turismo, como actividad humana es la única que aprovecha el espacio tanto por su valor paisajístico como por las condiciones ambientales que prevalecen (clima, hidrología, vegetación, etc.) (Hiernaux, 1989)
Este proceso muestra que la urbanización es una de las principales áreas de la inversión capitalista que requiere del espacio para reproducir sus prácticas e ideología en torno a la ciudad, donde… La urbanización neoliberal representa un periodo en donde el desarrollo del medio construido en la ciudad, especialmente de los grandes proyectos urbanos, queda en manos de inversores locales y extranjeros que explotan las altas rentabilidades urbanas y que se las apropian de manera individual. El resultado
137 más visible es el desarrollo desigual del territorio, lugares centrales con mucha inversión económica y lugares periféricos con poca, o casi nula, inversión de dinero. Las consecuencias sociales son el desplazamiento de pobladores tradicionales de bajos ingresos y la configuración de una ciudad elitizada. (Contreras, 2017, pág. 217)
La ciudad se orienta hacia turismo a través de este espacio, el Malecón y Centro Histórico, debido a que se busca posicionar a la ciudad en un contexto global, con la finalidad de generar un clima propicio de negocios donde se buscan atraer las inversiones. Entonces, la administración política se enfoca en crear una ciudad encaminada al turismo y los negocios, proyectando una imagen más cosmopolita, a la última moda, donde es seguro vivir con mejor calidad de vida, donde se cuida su medio ambiente, donde se incluye a personas y se generan empleos. Al inversionista, en realidad, sólo le interesan las zonas de la ciudad con mejor ubicación, pues representan una ganancia elevada, por ejemplo, que su inversión esté en una avenida importante, en una centralidad o cerca de un centro cultural, monumento, museo, esculturas o edificios históricos. La ciudad tiene que vender su mejor cara en el mercado de las ciudades que están interesadas en atraer inversión de capitales privados extranjeros, inversiones que toman diferentes formas: congresos y ferias internacionales, mega-eventos deportivos, convenciones, complejos turísticos, centros de negocios, eventos culturales. Esto sólo es posible si el gobierno promueve una imagen fuerte y positiva apoyada en la oferta de infraestructura y de servicios, es decir, en oferta cultural, de comunicaciones, de transporte, que garantice al capital privado como mínimo una tasa de ganancia media. En esencia, lo que de la ciudad hay que vender es la localización, aquellas localizaciones donde los negocios privados sean más rentables. (Contreras, 2017, pág. 217)
Esta visión de la ciudad es la que crea un desarrollo desigual, la inversión se concentra en una zona y el resto, en consecuencia, queda marginado. Esto conforma zonas especiales para la acumulación del capital con orientación al consumo. Vale decir, es la localización dentro del área urbana el elemento que le asigna un valor extra al suelo urbano y su renta.
138 Otro ejemplo: en el centro histórico de las ciudades el valor utilitario, conjuntamente con otros valores culturales y no culturales de los edificios, contribuyen a fijar un valor económico determinado de la zona, en el sentido de valor de cambio de la propiedad inmobiliaria. A veces incluso, si es necesario las Administraciones Públicas incentivan con ventajas fiscales la conservación y mejora del tejido urbano de los barrios históricos. Por todo ello, en términos generales se puede afirmar que, fundamentalmente por sus valores estéticos, simbólicos y utilitarios, una parte de los bienes del patrimonio histórico son fácilmente susceptibles de valoración económica por el mercado. (Ballart, 1997, pág. 112)
Los edificios de carácter histórico asignan una renta urbana, netamente segura al inversionista, pues son una plusvalía en crecimiento. El inversionista aprovecha zonas como centros históricos en abandono o zonas marítimas, puede comprar barato y vender caro, lo cual genera una ganancia redituable. Hoy día, la zona comercial del centro histórico de La Paz se encuentra en abandono, muchos de sus comercios cerraron. Una situación que hace de este espacio una oportunidad importante para la generación de negocios, pues las obras de renovación urbana aumentaron el precio del suelo de esta zona. Hoy día se muestra que las inversiones si están llegando a La Paz y cuentan con el aval de la autoridad local, se le brindan facilidades al inversionista para el establecimiento de sus proyectos. Tal y como se cita a continuación. Se reúne gobernador con inversionistas de un nuevo proyecto turístico “La casa de las perlas”. Se trata de un hotel de 32 habitaciones que estará ubicado en el malecón paceño. “En Baja California Sur vemos la inversión como la palanca de crecimiento económico y progreso social, por ello desde el Gobierno del Estado apoyamos y promovemos el desarrollo de más y mejores proyectos que beneficien a nuestra gente”, afirmó el gobernador, Carlos Mendoza Davis, luego de sostener un encuentro con representantes de “Grupo Habita”. […] Se trata de establecer una relación de ganar-ganar, donde los principales beneficiados sean los sudcalifornianos con más y mejores empleos y por supuesto, con más opciones para alcanzar una mejor calidad de vida y con ello un mejor futuro”, añadió. Carlos Mendoza agradeció la confianza de “Grupo Habita” e hizo patente el respaldo de su gobierno a todas las compañías que deseen invertir en Baja California Sur, con proyectos que robustezcan la infraestructura y servicios
139 turísticos que se brindan a los visitantes. “El turismo es el motor de nuestro sistema económico, motivo por el que siempre nos congratularemos con la apertura de más hoteles y negocios dedicados a este giro, ya que ello se traducirá en la llegada de más viajeros y por consiguiente en la captación de mayor derrama económica en favor de la ciudadanía”. (Tribuna de Los Cabos, 2020)
Mediante la llegada de nuevas inversiones a la ciudad en la zona renovada del Malecón y Centro Histórico, se integra una nueva territorialidad vinculada al turismo y las inversiones. Una geometría urbana que termina por fragmentar la ciudad, porque el desarrollo se concentra en una zona. La nueva acción de transformación de la ciudad valorando, excluyendo, enfatizando, recreando, se produce construyendo un cuento y una imagen de la ciudad – una trama o una red narrativa – en la cual los episodios singulares – los llamados oasis urbanos – adquieren sentido y sobre todo valor. Bajo esta presión la ciudad se divide y se desdibuja. Nacen varias ciudades con destinos separados, y lo que estaba presente sólo tendencialmente en la ciudad tradicional, en la ciudad contemporánea se vuelve evidente y se enfatiza. Por una parte está el centro presentado y vivido cada vez más como el corazón y el motor de la ciudad contemporánea, entre onírica y simulada, entre concreta e instrumental a la dura competencia en el mercado global. Es la ciudad del deseo que produce y soporta imágenes y realidad. Por otra parte está la ciudad residual que no tiene la fuerza para producir una imagen diferente de sí misma. Es la ciudad de las periferias y de los marginados […] es la no ciudad, o mejor dicho, la ciudad de los no lugares. (Amendola, 2000, pág. 33)
Por consiguiente, se considera a esta nueva territorialidad urbana, un instrumento de intervención política con un impacto social. Esta acción política, la proyección estratégica utiliza elementos territoriales, cultura e historia, para crear una apariencia o fachada, similar a un cascarón vacío por dentro, porque lo único que importa es atraer al turismo y las inversiones, lo cultural sólo es un pretexto. Esta gestión urbana pone de manifiesto cómo opera la autoridad local y cuál es su verdadero interés; porque en realidad se busca de concretar una falsa representación de la ciudad y, así, crear una oportunidad de negocios, es decir, lucrar con el espacio urbano de la ciudad para ofrecerlo al inversionista.
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Pero, dentro de la retórica política esta acción se ve como la creación de un nuevo espacio urbano que ejerce una función ciudadana, sustentable, al ser un nuevo lugar donde el habitante local se beneficia, al contar con una mejor calidad de vida. Situación que repercute, finalmente en el tránsito de las personas. Este nuevo territorio termina por borrar la ciudad tradicional para establecer una nueva concepción del lugar. Se interviene con la finalidad de rescatar un espacio en abandono, el Malecón y Centro Histórico. Estos espacios emblemáticos de la sociedad paceña pasan a ejercer la función de atractores turísticos y empresariales para, concretamente, generar oportunidades de negocio, y lo logran a través de su imagen estética, aunque en realidad sean sólo un simulacro, cuya finalidad es maquinar un escenario teatral que engaña a la sociedad en general. Huelga decir que esta valoración del pasado arquitectónico y urbano, sea cual fuere su resonancia nostálgica, se basa en principios de híper modernidad comercial, estética y mediática. Con estas políticas de reconversión, el pasado conservado aparece a menudo como una cáscara vacía, un decorado de teatro, una simple fachada vaciada del valor primario de los edificios. Los barrios y los edificios históricos se convierten en lugares de animación destinados a estimular el comercio, el consumo estético y turístico. (Lipovestsky, 2014, pág. 223)
Situación que repercute en el comportamiento de las personas, pues al paisaje urbano se le modifica, lo cual crea nuevos tipos de identidad y comunidad en torno a estos sitios tradicionales, ahora turísticos, donde su estética conforma una realidad imaginada (Durand, 1981). Consecuentemente, la dinámica interactiva que se construye deriva en una nueva relación social en la ciudad, la cual está unida a través de una imagen ilusoria con la red global de internet, donde se vive la realidad de la sociedad del consumo, el simulacro en torno a la mercancía y sus necesidades de carácter artificial, que derivan en prácticas competitivas, innovadoras y efectivas, que terminan generando una exclusión del menos adaptado. Para tener una idea más acertada en cómo trabaja esta política pública considero a Cris Shore (2010) quien ve en la intervención de las políticas públicas un accionar tiene otro tipo de implicación, por ello, para saber cómo funciona realmente esta intervención urbana por medio de una decisión de la autoridad de
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gobierno en busca de un impacto social positivo, el habitante local es quién tiene la última palabra, pues es a este actor a quién realmente está dirigida esta acción de gobierno vía la política pública donde se genera un espacio turístico en la ciudad. Por ello, es necesario saber cómo se vive y se experimenta el espacio urbano de nueva creación, ver ¿qué significa este lugar?, ¿qué funciones tiene?, ¿qué intereses promueve?, ¿qué efectos genera?, interrogantes que conducen la labor de campo de esta investigación a fin de saber cómo se interviene en el espacio público de la ciudad por medio de esta re-organización urbana de la ciudad y su nuevo espacio turístico. Porque es importante ver qué normas instituye y cómo se vinculan éstas con la sociedad. Entonces, para rastrear este cambio social y urbano que se vive por medio del nuevo espacio turístico se debe mirar a las acciones que se ejecutan desde el poder político, el cómo actúa la polis en la ciudad, la cual es la encargada de administrar la ciudad, organizarla para orientar su rumbo y funcionamiento, integrando a sus ciudadanos en torno a una política pública que los organiza. Una forma de abordar cómo operan en realidad las políticas públicas como un instrumento que re-organiza a la sociedad es por medio de la interpretación de la misma como un mito. El mito, es sobre todo, una construcción narrativa en torno a una imagen (Durand, 1981), donde se conforma una retórica que legitima y fundamenta a esta imagen como una parte de la realidad, es decir, está presente y establece un sentido dentro de la comunidad que lo comparte. Este mito organiza, justifica y legitima una intervención del hombre sobre el mundo, es un instrumento narrativo que establece una construcción del presente. Así, al igual que el mito, la política establece una unión comunitaria, además, enlaza un pasado histórico con el presente para asignar una integración coherente a las acciones intervencionistas, cuya finalidad es gestar una re-orientación en torno a un orden normado por leyes y normas establecidas por la autoridad de gobierno. El mito al igual que la política establece una alianza en busca de integrar las diferencias en un objetivo en común, integrando, así, una
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dimensión territorial que define a la sociedad y sus integrantes como parte de una entidad política. Por ello, quién establece las políticas públicas genera un escenario del dominio. Para comprender esta acción negativa de las políticas públicas, se debe comprender cuál es su lenguaje, el discurso que dirige a la sociedad, cómo se interviene en la ciudad, qué procesos genera en la población. Estas acciones de intervención social hablan por sí mismas de lo que son las políticas públicas y el mundo de quien las ejecuta, porque por medio de estas acciones se devela un ideal de mundo que manifiesta el discurso político por medio de sus intervenciones públicas. Ante tal situación, para ver cuál es el lenguaje político, es necesario realizar un trabajo de campo (Vergara, 2013), una observación del contexto donde se aplica esta intervención pública. La finalidad del trabajo de campo es ver más allá de las dinámicas socioculturales de las personas, comprender a fondo qué implican las representaciones y prácticas del espacio urbano intervenido. Ver cómo se gestan las relaciones entre los locales y turistas, comprender qué implica el nexo entre lo local y lo global dentro de este espacio urbano intervenido con un matiz turístico. Buscar las conexiones de los actores con la intervención política e identificar las fronteras gestadas por la intervención pública de la autoridad en este lugar de observación. También, se debe tener en cuenta que las políticas públicas operan como un mecanismo racional, es un instrumento de intervención social que busca una solución a las problemáticas que enfrenta la sociedad en su conjunto, y no sólo de un grupo pequeño de la sociedad. Sin embargo, “se resalta con énfasis”, muchas veces las políticas públicas degeneran en un favoritismo social y sólo atienden las necesidades de un sector pequeño de la sociedad, derivando en una atención diferente de las necesidades, que deriva en una construcción diferente de la sociedad. Esta acción es la que construye las fronteras que dividen y clasifican a los individuos dentro de una nueva organización social, donde un selecto grupo de personas adquieren un rol central en las decisiones políticas de la ciudad. Es decir, ya no se gobierna para la sociedad
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en su conjunto, sino para un pequeño grupo de personas que deciden qué es lo adecuado para la mayoría. Esto le resta voz al ciudadano común que habita en la ciudad y lo confina a ser objeto de formas de dominio y control social ante lo cual no tiene capacidad de decisión. Por ello, las narrativas y relatos en torno a las consecuencias producto de las intervenciones públicas, expresan un modelo de realidad interesante que devela cómo se vive bajo estas decisiones autoritarias de las políticas públicas. Esto pone de manifiesto un mundo vivido y significado por medio de la experiencia del espacio donde se comparte un marco colectivo cotidiano. Esta es la perspectiva de lo emic que propone la etnografía, donde el investigador se sumerge dentro de las experiencias reales del mundo vivido. En esta perspectiva netamente subjetiva de la realidad, se ve cómo operan las políticas de intervención pública, donde se integra al dinamismo social, lo cual deriva en múltiples formas de vivir las consecuencias de las decisiones de la institución política, muchas de estas consecuencias de intervención política se manifiestan a través de una práctica, la corrupción. Además, también, la política pública influye en la forma en cómo se construyen las personas, en cómo establecen sus normas, en el cómo debe ser el sujeto político y social, cómo se le atribuyen denominativos de adulto, joven, anciano, obrero, empresario, consumidor, deseado, no deseado, marginal, delincuente, sucio, criminal, etc. La política pública no sólo construye las identidades, sino construye, también, el mundo de acción e interacción donde se generan las comunidades que los identifican como sujetos sociales. Esto tiene un inconveniente, pues al organizar y clasificar a las personas, se construyen a individuos desde un nosotros, estas características
constituyen,
consecuentemente, un lado negativo, el otro, el que no pertenece aquí, el que debe estar en otro lugar, en otro territorio. Este otro lugar, por lo general es ocupado por los inadaptados al sistema, lo cual les hace una persona no deseable en los contextos de interacción social, por ello se les confina a un lugar específico. En este lugar se confina a los locos, los discapacitados, los delincuentes, los drogadictos, los pobres, los sin lugar, etc. Las políticas públicas construyen este sistema de
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clasificación social, una lógica funcional que les asigna la capacidad de intervenir públicamente en la ciudad en busca de moldear un mundo perfecto, por ello, son un instrumento de intervención pública, donde se justifica esta organización de la ciudad en torno a una necesidad de integración social y urbana a las dinámicas de desarrollo que plantea el contexto global. Así, las políticas públicas terminan por establecer en cómo se debe vivir e interaccionar en los espacios de la ciudad, delimitando espacios públicos y privados, donde se comparten situaciones en común. Por tal situación, es necesario interrogar a las acciones de las políticas públicas, ¿son necesarias estas acciones de intervención?, ¿a quién se beneficia?, ¿Qué establecen? Porque en la mayoría de los casos, las políticas públicas se norman en torno a un pensamiento lógico, donde se le ve como un instrumento que impone un orden que termina por clasificar a los individuos y sus espacios de interacción, estructurándolos en torno a modelos de desarrollo y crecimiento urbano. Por ello, es importante una interpretación correcta de los que son los discursos, acciones, lenguaje urbano, territorio, símbolos, normas, poder, autoridad política y sentido social, para vincularlos con los contextos de acción local y global. Sin embargo, estas formas de dominación social se ejecutan por medios ocultos a la vista, lo cual hace de estas formas de dominio efectivas e infieren imposibilidad de resistencia ante sus acciones porque es un poder invisible, tal y como ocurre con el espacio turístico. En este espacio opera una forma de dominio social que estructura una nueva sociedad e individuos en torno a nuevas dinámicas interactivas. Se construyen nuevas formas de ciudadanía, identidad y comunidad en torno al turismo y el consumo. Estas formas de reproducción social actúan directamente en el pensamiento de las personas y deriva en una forma de comportamiento social en el espacio turístico, donde se les indica a las personas qué deben hacer y qué no deben hacer, por dónde deben transitar, por donde no deben caminar, qué deben consumir, qué no deben consumir. Esto limita inconscientemente la capacidad de autogobierno de las personas, es decir se le manipula para que realice una práctica acorde a los objetivos de la
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autoridad política y los empresarios. Este mecanismo de manipulación social establece una forma de poder sobre comportamientos individuales, les torna en un instrumento del poder que termina por generar un beneficio político y económico por medio de las actividades turísticas. Por ello, el discurso político no sólo se manifiesta a través de expresiones orales o escritas, sino a través de la organización del espacio público de la ciudad. En el diseño de edificios, aceras peatonales, color de fachadas, dimensión de calles, tipo material, etc. En el espacio, además, está manifiesta una ideología política que funciona como un instrumento que dirige las acciones del poder y dominio político y económico, tal y como lo establece Michel Foucault a través de los campos del lenguaje, vida y trabajo, (Perea, 2016). En el espacio público, aparentemente no hay restricción alguna, pero operan mecanismos que establecen estas formas del dominio y control ciudadano, estos mecanismos operan a través de las formas de interacción social que se gesta entre las personas. Por ello, este poder opera de forma invisible y no es posible resistirse a él. Este poder sin rostro opera como un agente que forma parte del espacio público, pues decide e influye en el comportamiento de las personas, en el qué deben hacer. Esta forma de política pública debe comprenderse como la integración de un escenario donde todos los ciudadanos se tornan en actores, quienes construyen un mundo de sentido social en tono a sus actividades, a quienes ya se les organizó y clasifico previamente. También se asignó quién debe formar parte de estos sitios y quienes no; por ello, hay un órgano de control y vigilancia de la ciudad, la policía, encargada de regular las funciones atribuida a los espacios de convivencia social. Estos órdenes socioculturales, forman parte de estructura política y económica que la autoridad instituye en la ciudad y conforman su visión de mundo. Una narrativa generada en tono a una imagen o ideal de lo que debe ser. El acercamiento a las políticas públicas establece, más que nada, un punto de vista reflexivo donde se construyen narrativas en torno a las transformaciones sociales y urbanas que acontecen en la ciudad y que operan en torno a una racionalidad política. Por ello, los efectos que genera en la ciudad muestra cómo
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opera esta forma de poder invisible sobre los ciudadanos, quienes carecen una capacidad de decisión, al ser sujetos a una forma de poder que opera como un instrumento de organización social y urbana en torno al espacio público. De ahí, la necesidad de hacer visible esta forma de poder que está ante la mirada de todos en los espacio públicos, como el nuevo espacio turístico de la ciudad, el Malecón y Centro Histórico. Esto crea, en la misma ciudad, una comunidad que se aleja de la otra, lo cual deriva en una tensión social y un discurso político encontrado (Laclau 1987, Van Dijk, 1999 Delgado, 1999); por un lado se defiende al turismo, justificándolo como un proceso necesario para la localidad, pues trae beneficios como desarrollo social y crecimiento económico; y por otro lado, se le cuestiona por parte del sector social afectado por esta imposición de carácter hegemónico, porque las acciones políticas en torno a la creación del espacio turístico no se cuestionan, al contrario, se ven como un acierto político. La comercialización turística de los espacios culturales, históricos y públicos en La Paz, Baja California Sur pone de manifiesto que, el interés por la cultura e historia sólo es un montaje creado por la autoridad para atraer al capital y justificar las inversiones millonarias del gobierno en la infraestructura urbana, que, también, beneficiaron a privados. Se muestra, claramente, cómo a través de las obras de regeneración urbana se crea un nuevo concepto, innovador y competitivo, de espacio público al servicio del turismo y la generación de negocios, es decir, se utiliza lo público, propiedad de todos para beneficio de unos cuantos. Se interviene al espacio urbano bajo el disfraz de integrar un espacio de integración ciudadana que, narra la historia, cultura e identidad del lugar a través de la integración de los monumentos, edificios, esculturas, parques, avenidas, etc. (Borja, 2003), lo cual llena de orgullo a la sociedad, al contar con un espacio como éste, a la par de las grandes metrópolis del mundo. Cuando en realidad, la autoridad política utiliza al espacio público como un instrumento de poder político para crear una nueva versión de ciudad, y con ello, generar un nuevo entorno social; saludable, higiénico y, sobre todo, libre de elementos no deseados que afecten sus códigos estéticos, los ciudadanos que
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deben ser expulsados a la periferia. Este nuevo espacio público es un espacio territorializado (Echeverría, 2000), política y empresarialmente, porque está delimitado perimetralmente a través de las obras de remodelación que sólo comprenden el Malecón y Centro Histórico. Además, la implantación de nuevos códigos socioeconómicos es evidente a través del diseño de sus espacios, donde nuevos negocios como hoteles, cafeterías, restaurantes y bares, integran un nuevo territorio empresarial e innovador, donde las nuevas prácticas competitivas marginan al poblador con menos preparación dentro del ámbito del sector servicios. Así, en La Paz, B.C.S. se genera una construcción del espacio turístico que, de acuerdo a Manuel Delgado pone al descubierto una postura ideológica, y sobre todo un discurso político en torno a la ciudad. Lo que bien podría reconocerse como el idealismo del espacio público aparece hoy al servicio de la reapropiación capitalista de la ciudad, una dinámica de la que los elementos fundamentales y recurrentes son la conversión de grandes sectores del espacio urbano en parque temáticos, la gentrificación de centros históricos de los que la historia ha sido definitivamente expulsada, la reconversión de barrios industriales enteros, la dispersión de una miseria creciente que no se consigue ocultar, el control sobre un espacio público cada vez menos público. (Delgado, 1999, pág. 10)
El nuevo espacio turístico constituye la expresión de una ideología (Althusser, 2005, Thompson, 1998) de carácter hegemónico al utilizarse como un instrumento de intervención social para establecer una ordenación territorial. Debe comprenderse que, la concepción del espacio turístico es, sobre todo, una producción narrativa imaginaria (Vera, 2019, Durand, 1981), que da vida a un discurso urbano (Delgado, 2011), la proyección estratégica (Molina 2006), que organiza e impone al producto turístico y sus formas de territorialidad (Echeverría, 2000). Entonces, la ciudad es un símbolo aglutinante que emerge del sintagma urbano y la red de interacciones que en él se presentan. Donde el observador la puede simbolizar desde distintos tipos de lenguaje que construyen diferentes discursos, asentados sobre la base perceptiva desde la cual opera. De tal forma que existen diferencias discursivas, si el sentido del significado del símbolo de la ciudad proviene de un significante directo. (Aragón, 2014, pág. 17)
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Un hecho que termina ordenando a la ciudad en torno a esta centralidad de trabajo, entretenimiento e inversión, vista como un desarrollo y progreso social importante para la ciudad. Y sobre todo, debe verse esta ideología política como una retórica que gobierna la ciudad, pues se tergiversa el sentido de lo real para establecer una irrealidad social. De ahí que, “El discurso retórico es un discurso público orientado a persuadir a la comunidad […] para que acepte, legitime, critique o sustituya ciertos valores, conceptos, y opiniones políticas en relevantes […] En otras palabras, la retórica es una forma de argumentación del discurso ideológico” (Velasco, 2000, pág., 154). Esta retórica política que permea la ciudad crea una falsa conciencia (Althusser, 2005) sobre la realidad, constatable en el espacio turístico, pues no es lo que aparenta. Este es sólo un espacio creado para generar negocios, y para ello crea un complejo mecanismo de construcción social a través de una planificación, arquitectura, narrativa e imagen comercial. Esta realidad imaginada y representada que termina por imponerse en el espacio público a través de una acción política. Incluso, se utiliza este espacio para promocionar el qué hacer político en bien de la sociedad y, de paso, se promociona una imagen política con fines electorales. La autoridad política manipula aún más la conciencia de las personas y la sociedad en general, pues no se piensa en las consecuencias que genera esta urbanización turística, tal y como lo afirma esta cita de Ernest Cañada. El turismo muchas veces es presentado como una de las principales vías para generar crecimiento económico. Pero la experiencia nos indica que este sector no siempre ni necesariamente comporta desarrollo, y que los impactos de su crecimiento pueden resultar desfavorables para determinados sectores de la población, especialmente la más desfavorecida […] Como cualquier otro sector que genera beneficios económicos, el turismo está sujeto a múltiples contradicciones entre los diferentes grupos sociales implicados. De este modo, la relación entre turismo y desarrollo resulta más compleja de lo que habitualmente se sostiene. Para analizarlo es necesario tener en cuenta la dimensión del conflicto social que supone. Existen muchos tipos de conflictos asociados al turismo. (Cañada E. , 2007, pág. 8)
El espacio turístico termina por configurar una división territorial entre los ciudadanos, quienes se encuentran atrapados entre dos mundos, el escenario
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turístico, unido a la modernidad y dinámicas de la globalización, y su vida cotidiana, unida a las tradiciones, costumbres e identidad. La percepción del nuevo espacio turístico de La Paz, denominado así por la autoridad, muestra un escenario de fragmentación social, urbana e identitaria, pues el ciudadano común ya no se identifica con este lugar, al contrario, se siente ajeno a él. O bien, las personas pueden quedar atrapadas en una mezcla de elementos que no le permite distinguir con claridad qué es real y qué es falso, por efectos de la integración de edificios, espacios, avenidas, discursos, personas, objetos, colores, luces, etc., que dan vida a un nuevo paisaje y cotidianidad. Estos procesos han configurado un nuevo perfil urbano que exhibe en el espacio público imágenes y formaciones físico-sociales de diversidad, de fortaleza, de creatividad, de innovación, de éxito y de vitalidad social, política y cultural. Pero este perfil urbano de gran atractivo por la grandiosidad específica que adquiere la ciudad, y sobre todo por la promesa de bienestar y de libertad que se afirma individualmente en las distintas formas de consumo, tiende a desplazar y a ocultar realidades acentuadas de incertidumbre, desigualdad, pobreza, exclusión y segregación, que […] forman parte del conjunto de fragmentos que habitan la ciudad neoliberal. (Ramírez, 2017, págs. 41-42)
Esta fragmentación social ocurre a causa del estilo de vida propio de la sociedad del consumo (Baudrillard, 2009, Bauman, 2009). Esto termina por reorganizar el contexto de la vida cotidiana. Así, dos realidades convergen dentro del espacio turístico; sin embargo, la postura hegemónica de las élites sociales, conforma un tipo de interacción peculiar, las de carácter fragmentario, por no decir, excluyentes. Debido a que organizan otro tipo de convivencia social en torno a su carácter de exclusividad que les asigna su ingreso económico, configurando, así una nueva comunidad unida al espacio, pues consumen su concepto a través de su poder de compra en este sitio. Al extractivismo urbano o urbanismo neoliberal hay que oponerle el derecho a la ciudad. […] Junto a la disputa por lo territorial, la construcción de sentidos respecto a qué es lo público, quién decide la planificación urbana, para qué y para quién se construye, […] la relación de la ciudad con la naturaleza, el sentido de las grandes obras urbanas, qué es una plaza y para qué sirve, son grandes los
150 desafíos para repensar nuestras ciudades. […] También debemos ver si entendemos a las calles solamente como vías de comunicación o las podemos pensar como lugares de encuentro, de relación e interacción social. Eso conlleva necesariamente un cuestionamiento de la peligrosa vampirización de la noción de espacio público, hoy funcional a la expansión del extractivismo neoliberal, que caracteriza a la ciudad, está caracterizada […] por espacios de encuentro y de interacción social mixta […] convertidos en verdaderos parques temáticos. (Duplat, 2017, pág. 20)
Este nuevo uso del espacio urbano, la exclusión social, muestra esta separación social entre clases sociales, una situación que hace del espacio turístico un lugar de ordenación social. Un hecho que no sólo acontece en la zona turística, sino que se replica en otras áreas de la ciudad, como zonas habitacionales y plazas comerciales, donde la capacidad económica y de consumo muestra una fragmentación social entre las personas. A cierto sector social se le desplaza de estos sitios, ya sea, porque ya no se permiten sus prácticas, por su aspecto físico, porque no tiene la capacidad económica para consumir, porque tuvo que vender su casa para vivir en la periferia, porque no viste adecuadamente, porque no posee una membrecía, etc. Con ello, se genera una paulatina segregación, expulsión, marginación y estigmatización social, pues las prácticas de exclusión social propias del consumo derivan en la delimitación de una ciudad distinta dentro de la misma ciudad. La exclusividad social crea a dos comunidades diferentes, las élites y los marginados, quienes distan socialmente. Una comunidad se orienta en las centralidades y la otra en los márgenes y, en consecuencia, una comunidad propicia el aislamiento de la otra. Se separa a las personas a través de fronteras físicas y simbólicas como: muros, rejas, mallas, estigmas, persecuciones y acoso policiaco que no permiten el libre tránsito por los espacios públicos de la ciudad. Sin embargo, se considera que el ingreso económico es el principal motor del distanciamiento social. Esta desigualdad no sólo aplica en lo económico, sino que es urbana, política y social, pues…
151 La desigualdad económica tiene varias imbricaciones con la pobreza, sin embargo, ya se ha sido discutido reiteradas veces que la primera no siempre implica la segunda […] la pobreza urbana “es patrimonial, está vinculada a las dificultades para acceder a los bienes básicos de la ciudad, principalmente vivienda, equipamientos y servicios urbanos, transporte o espacios públicos” […] para poder definir las condiciones de pobreza es necesario entender el contexto cultural en el cual se manifiestan, en relación a los patrones de reproducción social. […] los recursos en una sociedad lo cual la vincula […] con la riqueza. […] El discurso sobre el desarrollo humano promovido por el neoliberalismo instaló una creencia mítica de que la globalización es la solución para disminuir la pobreza, naturalizando la liberalización del mercado, la privatización del Estado y la desregulación laboral como algo inevitable de sus reglas de funcionamiento (Granero, 2017, pág. 69)
Así, las consecuencias de la renovación en la infraestructura urbana, pone al descubierto una confrontación entre el espacio concebido y el espacio vivido, pues la dimensión de lo vivido se considera como la verdadera esencia del lugar, es el escenario de la verdadera vida cotidiana que se opone al mundo ilusorio de lo concebido; lo cotidiano es el lugar donde el ciudadano común expone un punto de vista contrario al accionar político y la postura hegemónica de una clase social dominante. El espacio vivido (punto que se aborda en el capítulo siguiente), pone al descubierto problemáticas derivadas del actuar de las políticas públicas, el impacto sobre el ciudadano invisible que no es importante para la autoridad política, por percibir un ingreso económico bajo. El espacio vivido muestra cuestiones urbanas como: acceso a servicios básicos, luz, agua, drenaje, pavimento, seguridad, o temas relacionados con la marginación, estigmatización y expulsión social, etc. Por ello, el espacio vivido es importante, pone al ciudadano común ante un escenario político al ser una estructura social colectiva, ello da pie a representaciones, imágenes, experiencias, etc., diferentes de lo que es la ciudad. Estas representaciones del otro lado exponen una condición social, cultural, histórica, económica y urbana, donde la condición humana muestra claramente una problemática urbana en torno al espacio intervenido políticamente. Tal y como ocurre en el Malecón y Centro
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Histórico de La Paz, B.C.S., y para muestra de esta visión encontrada entre el espacio concebido y el espacio vivido, una nota de un medio de comunicación local refiere esta problemática. Una nueva molestia popular en contra del gobernador Carlos Mendoza Davis […] ha quedado manifiesta por los vendedores ambulantes por ser removidos del malecón por supuestamente entorpecer al peatón. […] “No me parece, pero ¿qué le hago?”, compartió con Diario El Independiente Filomeno Rojas, vendedor de esquites o vasos de elote […] originario de Oaxaca, al señalar que no sería la primera vez que es removido, ni será la última. “Un oficial hasta me dijo que era por estorbar y apestar […] Por mi quédense con su pinche malecón fresa, exclamó airadamente Jizel Areta, artesana […] al también responsabilizar al gobernador Carlos Mendoza Davis por esta decisión, pues sostiene que quiere mantener y elevar el valor del histórico paseo costero. “Solo hemos ocupado un lado del malecón sin estorbar la vialidad y tampoco damos mala imagen, le damos bastante vida al malecón, ya que muchas personas buscan antojitos que se pueden comprar y comer fácilmente”, planteó Alfonso Rodríguez vendedor de marquesitas, al considerar que lo ideal hubiese sido, reubicarlos en distintos puntos a lo largo del malecón para no verse afectados. (Diario El Independiente, 2020)
Y se resalta de nuevo, las intervenciones políticas generan las desigualdades sociales, sean cuestiones de poder, dominio, control, sujeción, expulsión, estigmatización, persecución, marginación, etc. La construcción del imaginario turístico muestra un sentido de pensamiento, forma de vida, percepción y representación de la ciudad y, sobre todo, conforma imágenes ilusorias que emergen del espacio urbano. Se ve una realidad, pero además, el discurso muestra formas diferentes de territorio, práctica, ideología, creencia, costumbre, tradiciones, etc. La ciudad debe verse, entonces, como un espacio en constante tensión y conflicto social donde se generan discursos y posturas políticas encontradas entre sus ciudadanos. Si bien, estos procesos de innovación empresarial muestran un interés por la generación de nuevos espacios y comunidades, a través de la nueva imagen
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urbana de la ciudad, en realidad se termina clasificando ciudadanos de primer y segundo orden.
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Capítulo IV, fractura social de La Paz, B.C.S.
4.1- La postura subjetiva del espacio (lo vivido) Como parte del análisis espacial de la dimensión de lo vivido, se aborda, necesariamente, qué es el conflicto social y por qué se genera. Además, por medio del conflicto social se accede directamente a la verdadera esencia del espacio de la vida cotidiana, permite la ubicación de los actores sociales que entran en una problemática ante la renovación urbana que edificó al espacio turístico, para, posteriormente, aplicar esta variable de análisis a los distintos casos que se identificaron y conforman este capítulo. Y poder, por tanto, establecer las fronteras, distancias y expulsiones sociales que acontecen en este espacio renovado de la ciudad y que forma parte del proceso de turistificación (Mancilla, 2019, Navarrete, 2016, Roldán, 2015). Aunado a ello, se aclara que el fenómeno de turistificación implica la ejecución de una acción, se renueva un espacio para adaptarlo al turismo, y ello genera un contraste social, que bien puede ser la creación de una nueva periferia en la ciudad ante la llegada de trabajadores de otra parte del país, quienes vienen atraídos por las numerosas fuentes de trabajo; la alteración de códigos socioculturales que derivan en una percepción distinta del espacio y crean una fragmentación identitaria ante el nuevo uso social de elementos histórico-culturales; el acaparamiento de la zona costera por las inversiones turísticas, lo cual cambia el paisaje urbano; La creación de espacios de uso exclusivo, como playas, residenciales, áreas públicas, donde se impide el tránsito al poblador local, etc. Por ello se debe tener en cuenta que el proceso de turistificación comprende varios escenarios, se altera el ritmo de vida social, establece como parte de una nueva realidad que beneficia a la sociedad local, pero también se perjudica a un sector de la población mediante sus acciones. Esta investigación está enfocada en dimensionar la condición humana, la experiencia vivida por el actor social expulsado, el lado no visible de este proceso; obvio, sin descuidar qué implica este
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desarrollo económico para la ciudad. Porque genera una nueva sociedad y se viven nuevas experiencias del espacio por medio de las modificaciones urbanas que acontecen al interior de la ciudad. Estos cambios acaparan la mirada de la mayoría, pues este proceso implica un cambio paisajístico considerable en la infraestructura urbana que agrada la vista de quién lo contempla. Sin embargo el lado humano de este proceso queda en la sombra, y su punto de vista y perspectiva social es importante porque muestra una realidad invisible para el resto de la sociedad. Acontecen hechos como la persecución y acoso policiaco, explotación laboral en centros de trabajo, como bares, restaurantes, hoteles, etc., Por ello, en este capítulo se pone énfasis en la perspectiva subjetiva y la experiencia del espacio, con la finalidad de mostrar esa otra realidad vivida del actor social expulsado por la centralidad turística. De manera que, el actor social es quién orienta este capítulo, donde se busca dimensionar qué implica el fenómeno de la turistificación en el espacio del Malecón, un lugar emblemático y tradicional para los habitantes de esta ciudad, pues es el espacio colectivo más importante que forma parte de la identidad local, al ser sede de fiestas que convocan a toda la sociedad, como las del Carnaval y Fiestas de Fundación, sin olvidar, sobre todo, que es un espacio público de libre acceso para todas personas. Se toma en cuenta que el proceso de turistificación a través de la remodelación de este espacio derivó en la creación de una doble realidad, con la implantación del producto turístico en esta zona, este producto es visible por medio del perímetro del área renovada, donde: se colocaron esculturas artísticas; se modificó el área peatonal con la finalidad de crear un área para la instalación de terrazas, una extensión de restaurantes de la zona utilizando la vía pública; se introdujo, sobre el arroyo vehicular una ciclovía; se construyeron nuevas aceras con un acabado pulido, que asemeja un espejo a quien la observe; se intervino en el área del Jardín Velasco y la Catedral de la ciudad donde se creó la macro manzana, uniendo el nuevo Museo de Arte, Jardín Velasco y la Catedral; en la carretera panorámica se creó un mirador. Uniendo, así, a otras áreas, como el Molinito, el Kiosco, Muelle Fiscal, parque Cuauhtémoc y antiguo Distrito Comercial de la Ciudad.
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Se comprende primero que, la ciudad es zona vivida e imaginada por quién la habita, por ello adquiere diferentes tipos de matices en su aspecto. Estos matices (representaciones) son producto de un mundo habitado, narrado y significado acorde a un actor social, quienes establecen marcas para delimitar su presencia y al entrar en contacto con otro tipo de representación en su propio espacio habitado, entra en conflicto, pues lo considera una intromisión que afecta el desarrollo de sus actividades. Segundo, se considera al espacio urbano como un contenedor de distintas realidades, donde interaccionan distintos grupos de personas, y establecen distintos tipos de realidad con respecto a sus objetos, calles, edificios, casas, parques, etc. Tercero, se debe tener en cuenta que estas personas establecen sentidos de afecto, pertenencia, convivencia, identidad, etc., en torno a la infraestructura urbana que le rodea cotidianamente, desde una piedra, persona, objeto, calle, árbol, auto, etc., hasta un paisaje, puente, playas, parque, etc., es decir, establecen un vínculo afectivo y emotivo con respecto a su vivencia diaria, lo cual implica desplazamientos y permanencias en determinados lugares de la ciudad. Esto deriva en la creación de significados y simbolismos subjetivos con respecto al espacio, pues una persona puede identificarse con una piedra, o puede considerar de su propiedad un espacio amplio como colonia o un defender un espacio natural al cual considera necesario para su subsistencia. Estos lazos emotivos y afectivos construyen una perspectiva subjetiva con respecto a la realidad. Una conciencia humana y social que expresa experiencias e ideologías del lugar, Pero, acontece un fenómeno peculiar, esta conciencia e ideología, también tiene presencia en la materialidad física del lugar, es decir, permean el lugar. En el espacio habitado, desde las pequeñas marcas, hasta la colocación de objetos y construcción de edificaciones tienen un propósito, crear las condiciones necesarias para el desarrollo de actividades cotidianas. En la ciudad esta manifestación, netamente subjetiva, tiene un trasfondo histórico y cultural, es visible a través de los atajos o caminos alternos en vías delimitadas por la autoridad, o el uso diferente del espacio público ante las reglas
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de prohibición de ciertas prácticas. Esto deriva en la manifestación de una conciencia subjetiva en el espacio que difiere a lo establecido y, conforma algo similar a un sintagma urbano que puede ser leído e interpretado como formas subjetivas de territorialidad, por ello la voz y el discurso del actor social adquieren relevancia para dimensionar estas formas relativas en el espacio vivido, porque implican una condición humana dentro de dinámicas urbanas. Por ello, para dar cuenta de cómo la urbanización turística conforma fronteras en el espacio cotidiano, se debe abordar la perspectiva geográfica en torno a la realidad espacial dentro de dinámicas socioeconómicas. Una vez aclarados estos puntos se considera necesario abordar el punto de vista de David Harvey (1992) quien ve en la conciencia espacial una imaginación geográfica, una capacidad creativa del hombre donde se advierte una relación de él con respecto al espacio, lugar o territorio. El actor social fija una relación imaginaria en torno a todo lo que le circunda, es decir, constituye sentidos figurados con respecto a los elementos que forman parte de su mundo, sean personas, objetos o espacios. Lo importante de este vínculo imaginario, es el proceso histórico que emerge a través de la perspectiva espacial del actor, pues se pone al descubierto un uso histórico del espacio, sean actividades cotidianas, desplazamientos, relaciones, etc., para constituir un mundo personalizado y común que forma parte del contexto de su vida cotidiana. El actor social es quien da vida al lugar que considera su hogar, por ello, crea imágenes ilusorias de esta relación hombreespacio mediante representaciones; esto es relevante porque implica el desarrollo de una práctica, costumbres, tradiciones, rituales, etc., que derivan en construcciones compartidas con respecto a la realidad. Por tanto, el actor social inherente a esta complejidad social, es quién brinda una postura interesante para el análisis del espacio vivido; a través de este punto de vista subjetivo se accede a un contexto de interacción social y, con ello, a una noción del cómo se conforman experiencias, vivencias y representaciones del espacio. Es de suma utilidad contrastar esta “imaginación sociológica” con esa otra cualidad, bastante más difusa, que yo he llamado “conciencia espacial” o “imaginación geográfica”. Esta imaginación permite al individuo comprender el
158 papel que tiene el espacio y el lugar en su propia biografía, relacionarse con los espacios que ve a su alrededor y darse cuenta de la medida en que las transacciones entre individuos y organizaciones son afectadas por el espacio que los separa. Esto le permite conocer la relación que existe entre él y su vecindad, su zona o, utilizando el lenguaje de las bandas callejeras, su “territorio”. (Harvey, 1992, pág. 17)
Así pues, por medio de la perspectiva subjetiva del actor, se puede acceder a la dimensión humana del espacio habitado y apropiado, un espacio que, a su vez, forma parte de la ciudad e interacciona dentro de una mezcla de órdenes sociales donde se construyen otras realidades desde distintos ángulos, y por tanto, se representa e imagina de manera distinta al espacio. Claro, todo depende de la persona, grupo o comunidad que lo viva y constituya como una realidad social. Otro punto de vista importante con respecto al actor social es que, muestra cómo influye el rediseño del espacio público en sus formas interactivas, pues ello deriva en la construcción de nuevas territorialidades (Echeverría, 2000). Si bien, se tiene en cuenta qué es el actor social y cuál es su relevancia, sin embargo, es necesario insertarlo dentro del contexto de interacción social donde se gesta el conflicto social y así poder ubicar las problemáticas que comprenden esta tensión urbana en torno al espacio turístico. En el capítulo anterior se abordó esta cuestión urbana que deriva en una fragmentación social, entre dos clases sociales, pero se aborda desde la comprensión del reordenamiento urbano, y no cómo se genera la expulsión al interior del espacio turístico. Este proceso tiene sede en el Malecón y se caracteriza por ser invisible ante la mirada de los demás, sin embargo ahí está y forma parte del reordenamiento urbano que gesta la autoridad de gobierno por medio de sus acciones públicas.
4.2- El conflicto social El actor social es parte de la urbanización capitalista (Granero, 2017) la cual se fundamenta en la reproducción de la desigualdad, y en la creación de espacios urbanos que reproducen la fragmentación social. Sobre todo, debe comprenderse
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que el crecimiento urbano siempre va acompañado de pobreza, porque este elemento es parte fundamental de este sistema. El espacio es visto como una necesidad del consumo, por ello las inversiones se concentran en una zona de la ciudad, mientras que en otras zonas la carencia es la constante, es decir, hay espacios que concentran la riqueza y espacios que concentran la pobreza. Una realidad estructural de la ciudad, se organiza en centralidades y periferias, territorios por donde se desplaza y vive el actor social. El espacio urbano es, por tanto, objeto de disputas territoriales por parte de diversos actores sociales, muchas veces estos conflictos son invisibles ante la mirada del resto de la sociedad, porque son de carácter estructural y ejercen una ordenación por medio de acciones de los actores dominantes, quienes imponen un estilo de vida que requiere de apropiación de bienes colectivos o de carácter público. Estas apropiaciones de lo público y colectivo derivan en la desigualdad social, sobre todo, porque son apropiaciones ventajosas del espacio y son parte de la gestión política y económica, por tanto, se ven como una acción necesaria en beneficio de la mayoría. Por ello, analizar la desigualdad social muestra al conflicto urbano, donde distintos actores se confrontan en torno a problemáticas derivadas del accionar político, pues la gestión política crea la desigualdad. Esto lleva a pensar cómo se establecen las relaciones entre la sociedad y sus espacios de interacción, lo cual involucra el diseño de políticas públicas (proyección estratégica) y la creación de una desigualdad social como una problemática gestada por la autoridad de gobierno. La desigualdad territorial del capitalismo se caracteriza por ser de tipo estructural, emerge a través de un modo de producción. Entonces, ¿cómo se determina la desigualdad social? Esta interrogante hace emerger al actor social que expresa una condición de injusticia a través de sus narrativas. Además, este proceso muestra los intereses económicos implicados, a quién se representa, a quiénes se beneficia. Lo que lleva a cuestionar, cómo se diseñan las políticas públicas que intervienen en el espacio público. Se debe de identificar, por tanto, a los actores que son parte de las condiciones de desigualdad, así, como las autoridades que ejecutan políticas
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públicas que derivan en esta eventualidad. Por ello, se debe comprender que en la mercantilización de la ciudad, la venta de sus espacios, vistos como oportunidad de negocios, está implicada una ideología social, la del dominio, manifiesta en el espacio, a través de la arquitectura (diseño de edificios, parques, plazas y calles), las prácticas (modos de vida) y políticas (discursos). Será un desafío central descubrir cómo se invisibiliza la desigualdad territorial. Si podemos detectar las discontinuidades entre políticas urbanas, como discurso, y las dinámicas que efectivamente se despliegan en la ciudad, será posible desenmascarar los mecanismos que subyacen en la producción de injusticias espaciales y, aún más, vincularlas con actores e intereses concretos. (Granero, 2017, pág. 21)
Este punto de vista es importante porque en esta investigación se busca construir el discurso político que emerge en torno a la transformación del espacio, donde el actor social expulsado es producto de las transformaciones del espacio, mediante un modelo de ciudad turística, donde se proyecta una estrategia empresarial con respecto al espacio público. Esta relación antagónica entre grupos sociales genera una integración territorial excluyente que de acuerdo con María Cristina Bayón (2015), acontece dentro de la estructura de los espacios de consumo, sean de tipo comercial o turístico; la cual se traduce en términos de estigmas sociales, denominativo que ubica al otro y su territorio. La integración excluyente es una asignación social del expulsado, el desplazado de un lugar, aquel que no tiene acceso a un recurso urbano. Esto parte de una realidad estructural, derivada de la distribución desigual de la riqueza, recursos y oportunidades. Esto genera una distancia entre los carentes de recursos y servicios urbanos que la ciudad brinda a todos de forma pública. Así, el estudio de la exclusión urbana permite ver las representaciones y discursos que manifiestan una experiencia y forma de realidad propia de la ciudad. La exclusión como realidad material es construida, expresa una realidad económica y social donde un grupo social es minimizado y confinado a territorios negados por parte de grupos dominantes que ostentan el poder político y económico. El espacio de la exclusión crea la frontera imaginaria que establece al nosotros y los otros.
161 Los límites simbólicos definen jerarquías, similitudes y diferencias entre grupos, trazando fronteras entre ellos y nosotros; revelan cómo los individuos caracterizan a los miembros de las distintas clases sociales, sus características, defectos o limitaciones, y pueden construir, tanto, un producto como una fuente de desigualdad social. (Bayón, 2015, pág. 132)
Para ello, se debe de comprender una lógica contradictoria organizada a través de los excluidos como parte de un mismo sistema, pues ellos son parte del mismo contexto, aunque se les niegue. Los excluidos hacen posible un sentido social que asigna atributos de identidad a un grupo o comunidad. Esta lógica organizativa vincula a excluido al proceso de interacción y hace visible cómo opera la jerarquía política de la ciudad, al clasificar y establecer una división entre las personas, donde el excluido es producto de la acción política. Así, el otro, el excluido, se torna en un ciudadano carente de derechos que no merece trato humano. La construcción de la otredad supone entonces un doble proceso de diferenciación y demarcación que traza una línea entre nosotros y ellos, que construye a los excluidos como una fuente de contaminación moral, una amenaza, una carga económica o un objeto de lástima. Es un proceso que tiene lugar en diferentes niveles y espacios: desde las interacciones cotidianas con profesionales, funcionarios y empleados […] hasta los medios de comunicación, el sistema legal y el diseño de políticas, entre otros, donde no sólo se enmarca al pobre como el otro, sino que se normaliza e institucionaliza la legitimidad del estatus del otro. (Bayón, 2015, pág. 133)
Por tanto, el otro, el excluido se vincula directamente con la clase social que legitima esta desigualdad en base a sus privilegios. Una construcción social que manifiesta una facultad social para excluir a los demás, lo cual crea y reproduce, la desigualdad, exclusión y pobreza urbana. El otro por tanto, es una representación colectiva de lo feo, indeseado, ínfimo, negativo, lo que debe ser expulsado. El otro pasa a un segundo plano y se limita su acceso al espacio, en lugares públicos de libre tránsito, profundizando con ello su condición de desigualdad. El otro es quien vive en otro lugar, otra colonia, otra calle y otra ciudad. Cierto es que el espacio es producto de relaciones sociales que están materializadas espacialmente y hechas cuerpo en los actores. Pero también el
162 espacio tiene un rol central en la producción de sujetos e identidades. Desde aquí es que pensamos que resulta necesario indagar bajo qué prácticas y qué tecnologías ciertos grupos concretan su presencia-legítima o ilegítima- en el espacio, y el modo en que a partir de ello se producen grupos con capacidades diferenciales de intervenir y de hacer uso del espacio urbano. (Perelman, 2017, pág. 13)
Parte de esta problemática la genera la acción de las políticas públicas y normas jurídicas que son parte del ordenamiento urbano, como el Plan de Desarrollo Urbano (PDU), donde se justifica y legitiman las intervenciones de la autoridad de gobierno en busca de un desarrollo social. Una acción que termina por zonificar un control absoluto sobre el uso de suelo, mediante la proyección estratégica (Molina 2006). Esto genera un espacio instrumental que no es negociable, pues está respaldado por normas jurídicas y el poder político que le asignan un nuevo valor y uso al espacio. Por tanto, el otro, el expulsado conforma una expresión de una pobreza urbana a través de su exclusión social, pues se le niega el acceso a un recurso público, que es el espacio público de la ciudad, ello tiene un impacto directo en el desarrollo del día a día porque al carecer del recurso público se modifica su vida y su condición social. Además cabe señalar que los procesos que generan exclusión social no sólo pertenecen al ámbito de lo económico […] sino también de lo político (carecer de documentos que permitan ejercer el más elemental de los derechos políticos: votar a los representantes), de lo social (discriminación en el acceso a los espacios públicos o a determinados centros comerciales) y de lo cultural (limitado acceso a los servicios culturales o a las representaciones colectivas de la sociedad que predomina y que generan prácticas discriminatorias). Todo ello impide lograr aceptables niveles de cohesión social y, por el contrario, alimenta posibles conflictos sociales. (Ziccardi, 2010, pág. 33)
El excluido pone de manifiesto una distancia social en torno al recurso público, además muestra una limitación política y cultural porque se le impide su desarrollo plano como parte de una colectividad, es decir, su construcción identitaria se genera en un espacio de marginación social, lo cual le torna en un ciudadano invisible ante la autoridad política, su voz se calla y no existe ante el resto de la sociedad, sin
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embargo, existe y tiene presencia en el contexto de la vida cotidiana, aunque se le expulse de un lugar. Entonces, como parte de esta investigación, se construye una dinámica en base a entrevistas y un posterior análisis del discurso, integrando una unión entre la postura etnográfica (2006, Vergara, 2013), el análisis del discurso (Pardo, 2013) y el espacio vivido que forma parte del análisis espacial propuesto por Lefebvre (1990). Ello tiene la finalidad de mostrar el lugar que ocupan estos actores sociales excluidos del nuevo espacio turístico de la ciudad, a fin de mostrar otra forma de territorialidad que es, también, parte de vida cotidiana de esta ciudad. Esta otra forma de territorialidad es importante para la construcción de un discurso político inclusivo, pues difiere de la postura constituida por la autoridad policía a través de su proyección estratégica que da como resultado la creación del producto turístico de La Paz, B.C.S. Donde la visión político-empresarial de la ciudad crea las diferencias al interior de la sociedad al invisibilizar a un sector social, lo cual termina por generar un espacio de convivencia social fragmentario. Así, la configuración urbana, pone al estudio cultural, histórico e identitario (humanista), dentro del fenómeno urbano para integrar una perspectiva de análisis del discurso (relatos, diálogos y narrativas) con énfasis en el actor social y su entorno urbano donde establece, imágenes, códigos, signos y narrativas. El espacio guarda en sí al flujo, al tránsito e interaccionismo continuo de entidades físicas (personas) y materialidades (edificaciones) que configuran su producción y reproducción social a través de prácticas y representaciones. Entonces, la finalidad del análisis del discurso es hacer una indagatoria del espacio por medio de sus actores, con la finalidad de acceder a la dimensión ideológica que construye un discurso político en torno a otra realidad que se vive dentro del proceso de turistificación de la ciudad. Esto derivado del espacio concebido, donde la autoridad política establece un discurso dominante, lo cual muestra la presencia de una ideología e imaginario, mediante la intervención y renovación del espacio público, que establece el desarrollo turístico y sus actividades. Entonces, para la construcción del discurso político en torno al proceso de turistificación de La Paz, B.C.S., se busca cuestionar al orden social y político que
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priva. Por ello considero la postura de Neyla Pardo (2013) en torno al análisis del discurso, quién ve a través del acto reflexivo de actor social, se busca constituir una crítica, cuyo propósito es establecer una alternativa a las formas de dominio por parte de una élite y grupo de poder, quienes deciden cómo debe ser el rumbo futuro de la sociedad. El Análisis Crítico del Discurso busca construir otra forma de interpretar la realidad en base a los relatos del actor social objeto de una acción política. Tomando en cuenta la perspectiva subjetiva de este actor como un punto de vista importante, porque expresa un conocimiento importante para la investigación social. Desde este punto de vista se muestra al mundo de las experiencias vividas donde se gesta un dialogismo en torno a los escenarios del espacio público, donde se simbolizan a los actores como entes en torno a estructuras de sentido por acciones concernientes a sus actos.
4.3- Conflictos sociales del Malecón de La Paz, B.C.S. 4.3.1- Terrazas En este caso se relaciona con un nuevo componente urbano que es parte de la proyección estratégica y nueva imagen visual del Malecón, para ello, se modificó la acera peatonal con la finalidad de crear espacio para la instalación de mesas enfrente de los diversos restaurantes y centros de entretenimiento del lugar. Este caso se seleccionó primero porque se ve en la instalación de las terrazas una extensión sobre la vía pública de los distintos restaurantes, lo cual es una invasión de un bien público donde se restringe el flujo peatonal y ello deriva en problemáticas como las exclusión social de otros actores, o personas escandalizando en la vía pública, o pleitos entre personas. Estos sitios son frecuentados por la élite social local y turistas, establecen una demarcación territorial las mesas y sus prácticas consumistas en los restaurantes, bares y centros de entretenimiento. Esta demarcación territorial es simbólica, puesto que al consumir en estos sitios establecen una frontera social que da vida a una comunidad y nuevas formas de interaccionar en la vía pública, esto define quienes son y, sobre todo, quienes no
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son. Se entrevistó a un comerciante, administrador de un restaurante bar ubicado en esta zona, considerada como la de más alta concentración de personas en torno a las terrazas. Manifestó lo siguiente… Para nosotros representan una buena oportunidad de negocios, pues la nueva imagen del Malecón atrae clientes y nos beneficiamos de ello. Antes, cuando la banqueta estaba estrecha casi nadie entraba a mi negocio y teníamos bajas ventas, lo cual vino a cambiar con esta modificación que hizo el gobierno. Esto nos beneficia a nosotros y a nuestros trabajadores, pues hay más ventas y propinas que se reparten entre todos. Aunque si es molesto quitar y poner las mesas a diario, porque se necesita espacio para guardarlas y todo se amontona al momento de cerrar el local. Pero te puedo decir que las ventas mejoraron desde que el Malecón tiene esta nueva imagen, e incluso te puedo mencionar, que mi empresa está creciendo, estoy por contratar a más personal porque se necesitan más manos para atender a tanta clientela, sobre todo los fines de semana que son nuestros días pico. (Manuel, comerciante del área del Malecón)
Este testimonio muestra que en efecto, si se está beneficiando al comerciante de estos lugares y las nuevas dinámicas que se establecieron a través de las terrazas, en realidad si atraen a clientes a estos lugares. Esta extensión sobre la vía pública viene a beneficiar a los propietarios de negocios ubicados en el Malecón, y ello beneficia a trabajadores y empresarios de la zona. La instalación de las terrazas en un principio se argumentó era para establecer un orden en el área, y si, realmente se reordenó, pero terminó por establecer una frontera social entre quienes consumen y quienes no consumen, entre los que pueden costear este tipo de consumo y cuentan con tiempo libre y los que no tienen el recurso económico ni tiempo disponible. Cabe resaltar, esta extensión del área peatonal afectó el flujo del libre tránsito por el espacio público, las terrazas restringen el tránsito peatonal por esta zona, el peatón debe extremar precaución al pasar por este sitio, puede chocar con algún mesero que atiende una mesa, o chocar con un cliente que se encuentre consumiendo, o en el peor de los casos, chocar y tirar a una persona, lo cual puede derivar en una pelea física o un insulto. Se resalta, el tránsito peatonal por esta zona no está prohibido, pero si está restringido; el área peatonal de libre tránsito se ubica
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sobre la otra acera, donde hay una aglomeración excesiva de personas, pues pasean a perros, andan en bicicletas, patines, patinetas, hacen ejercicio, o se aglomeran para tomarse fotos en las distintas esculturas y escenarios presentes en el área. Por tanto, la ubicación del actor social desplazado no fue tarea difícil, pues este se encuentra caminando sobre la otra acera, la cual fue acondicionada, especialmente, para aglomeraciones, además, en este sitio se colocaron estratégicamente numerosas esculturas que sirven de escenario tematizado, el simulacro (Furthelson, 2000) que expresa al imaginario urbano (Vera, 2019) en torno al turismo. Este actor manifestó distintos puntos de vista con respecto a las terrazas, algunos de los entrevistados las consideran como una acción acertada, otros no. En base a sus testimonios, se consideró sólo aplicar análisis del discurso a quienes manifestaron una postura crítica ante esta acción de la autoridad, pues este punto de vista contrario conforma al adversario político (Laclau, 1987) y es una manifestación de la urbs (Delgado, 1999). Por tanto, se busca acceder a su dimensión ideológica para contrastarla finalmente con la postura ideológica de la autoridad local con respecto a qué representa el espacio de la ciudad.
(Cuadro 1, contexto)
Este primer cuadro (Cuadro 1) ubica el contexto del conflicto en el espacio, donde se ve a las terrazas como una acción donde se busca beneficiar a privados, pues
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son una oportunidad de negocios interesante; aparte, se afecta el tránsito libre del peatón por este espacio, y la postura más extrema fue la del actor que manifestó una postura partidista, donde este actor se manifiesta en contra del partido político en el poder, cuyas acciones son en contra de la población al gestionar una obra que se aprovecha de la infraestructura urbana. Otros actores expresaron puntos de vista en contra del gobernador, a quién le atribuyen esta modificación que le afectó, pero en cierta forma, también, dicen que esta obra le da un nuevo rostro que atrae el turismo, y eso beneficia a toda la ciudad en general. Esto pone de manifiesto que las terrazas sólo son mal vistas por un pequeño sector social. Además, se expone una postura política por medio de expresiones como: “las terrazas son una apropiación de lo público que hacen los privados y políticos”, “se afecta mi vida social por culpa de las decisiones de un gobernante”, “me quitaron parte del espacio donde viví recuerdos”, y “la nueva imagen del lugar es idea del gobernador y está mal”. Son puntos de vista que se sustentan en la vida personal de los actores y no tienen vínculo alguno con la actividad económica vinculada al turismo. Ello muestra que son habitantes locales que les parece mal esta decisión de colocar las terrazas, y su actividad económica no tiene lugar en el Malecón, sólo son personas que acuden a caminar, pasar el día o hacer ejercicio.
(Cuadro 2, modelo mental)
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La construcción que hace el actor del lugar (Cuadro 2) por medio expresiones como, “es el lugar donde está mi identidad como habitante de esta ciudad”, “el malecón es de todos”, es un lugar que forma parte de nosotros”, “es un lugar pensado en las familias”, y “nuestra historia está plasmada en los edificios y calles”, muestran un punto de reflexión, donde se expone cómo las representaciones plasmadas en la arquitectura e infraestructura urbana forman parte de la construcción sociocultural del ciudadano, pues el Malecón forma parte de la historia colectiva de la sociedad. Este punto de vista lo comparte el fragmento de la siguiente entrevista. Como habitante del centro de la ciudad, te puedo decir que si es un error que la autoridad de gobierno haya instalado esas terrazas en el Malecón, porque no se puede caminar, cómo que de la noche a la mañana te impiden caminar por donde siempre has caminado toda tu vida, y sobre todo es un error el que se fomente un estilo de vida en tono a los vicios, no es agradable el ver lugares donde la gente esté tomando en la vía pública, eso está prohibido por las leyes y la autoridad, irónicamente, fomenta eso. El Malecón desde que se construyó se pensó en las familias, las familias antes venían a pasar el día, mi padre nos traía a caminar, e incluso hasta no bañábamos en la playa, antes el agua del mar estaba limpia, hasta una vez me tocó ver camarones, y no estoy bromeando. Ahora da pena ver como todo eso bonito que teníamos se está perdiendo, ya el agua del mar en el Malecón está sucia, ya no puedes caminar como antes, hasta en veces te prohíbe el paso la misma gente, y todo se convirtió en una zona que parece una cantina, hasta hay partes donde huele a orines. La autoridad no se da cuenta de que aquí nos formamos, de que somos parte de este lugar, aquí muchos de nosotros construimos nuestras historias, yo de niño venía con mis amigos a jugar en la playa. Entonces, como te digo, mi personalidad está en esa iglesia, en ese parque, en el Malecón, en las banquetas, en toda esta zona, porque aquí he vivido siempre, no he ido a otra zona, aquí tengo mi negocio y aquí nacieron y crecieron mis hijos, por tanto, si está muy bonito todo lo que hacen, pero no pueden prohibir el tránsito de la gente, eso sí está mal. (Fernando, comerciante)
Este actor se identifica con el lugar y desarrolla su propia identidad, la cual le une por medio de un lazo emotivo, pues vivió experiencias como: me tocó ver camarones”, “venía a bañarme a la playa” “el agua del mar estaba limpia”, “aquí tengo mi negocio, aquí nacieron y crecieron mis hijos”, contrastan con expresiones
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con respecto al nuevo aspecto del malecón, “te impiden caminar por donde siempre has caminado toda tu vida, “no es agradable ver gente tomando en la vía pública”, “el agua del mar está sucia”, “la zona parece cantina y huele a orines”, contrasta un presente que identifica como negativo, y el pasado como positivo. Este actor integra un contexto de interlocución con respecto a una acción política muestra que la acción política del presente está mal porque hace del malecón un lugar para el fomento de vicios que atentan contra la familia y las tradiciones.
(Cuadro 3, formulación de esquemas fundacionales)
El modelo mental (Cuadro 2) en torno a esta nueva realidad del espacio público se une semánticamente a lo colectivo (Cuadro 3) por medio expresiones como: “tenemos derecho a la vía pública”, “cómo que ya no puedes caminar por donde siempre has caminado”, “las aceras son para el flujo”, y “si se corta este flujo, entonces se corta la vida de la ciudad”, encuentran eco en otras personas, porque viven y comparten una situación similar con respecto a las terrazas. Esta unión de representaciones individuales a lo colectivo es por la restricción del libre flujo peatonal por la presencia de las terrazas, las ven como una instalación que provoca un beneficio personal a los comerciantes del área. El fragmento de la siguiente entrevista muestra que esta interrupción del flujo peatonal a veces si es intencional por parte de empresarios.
170 Como trabajador de aquí te puedo decir que antes no se notaba que viniera tanta gente, ahora todos los días está lleno, eso me beneficia porque tengo más trabajo, pero si me molesta que en ciertas áreas de las terrazas en verdad no te dejan caminar, a veces esto se debe a que los restaurantes están llenos, pero en otras ocasiones cuando no tienen gente, los meseros se enojan porque pasas por ahí o te sientas cerca, te corren, o hacen como que barren para echarte la basura y te vayas. Eso lo veo todos los días porque no sólo me pasa a mí, sino a otros también, a una señora con sus hijos le echaron agua para que no pasara, el agua le cayó a los tres y en verdad eso si fue intencional, y no se vale porque es la banqueta. Eso de correrte o de hacer cosas para que no camines por ahí lo hacen los meseros, pero ellos no son los del problema, porque a ellos su jefe les dicen que hagan eso porque quieren tener el lugar sólo para ellos y no les gusta que la gente pase, y menos cuando tienen lleno y no consumes, dicen que estorban a la clientela que sí se sienta a consumir. Pero te repito, eso no lo ve nadie porque le ocurre a gente que sólo se le ocurre pasar por la terraza y no llega a comprar nada. En los casos que los indigentes molestan a la gente, si está bien que los corran, porque no entienden que no deben molestar, ellos andan tomados y le faltan el respeto a la gente, unos gritan y otros tiran las sillas. (Javier, trabajador)
Las acciones que describe este actor como intencionales, “los meseros se enojan porque pasas por ahí o te sientas cerca, te corren, o barren hacen como que barren para echarte la basura y te vayas”. Son acciones intencionales que buscan un beneficio personal en contra del peatón que camina por ahí y no se da cuenta de la situación que puede llegar a provocar con su sola presencia. Sobre todo, se resalta que estos actos, son invisibles, nadie los ve porque son circunstanciales, obedecen a distintas causas, pero si tienen un objetivo, que el área esté disponible para el consumidor que llega a las mesas, el territorio que delimitan como de su propiedad los comerciantes, a pesar de ser la vía pública. Esta apropiación se manifiesta por medio de las acciones de echar agua para que la gente se vaya a otro sitio, o de indicar a los meseros corran a la gente que no consume. Caso contrario ocurre cuando un indigente llega a molestar a las personas, porque a veces andan ebrios y escandalizan, esta acción intencional de correrlo del lugar si tiene una justificación sustentada porque se altera el orden público.
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(Cuadro 4, estructuración de modelos culturales)
Sin embargo, dentro de la construcción colectiva (Cuadro 4) en torno a esta problemática prevalece un punto de vista a favor de la instalación de las terrazas sobre la vía pública. Este discurso une una experiencia de lo cotidiano, donde esta acción de la autoridad de gobierno es bien vista, porque es una acción ampliamente aceptada y se ve a esta modificación urbana como un acierto social que le dio una nueva vida al lugar. Lo que se hizo en esta área fue ordenar, esa fue la principal acción que hizo el gobierno, ya después se vio la posibilidad de hacer un orden en este lugar, porque en verdad si era un cochinero, a veces no se podía ni siquiera caminar de tanta gente que estaba sobre la banqueta, es más, hasta hubo personas que se caían al caminar por aquí y venía la ambulancia a atenderlos. En cambio, con la ampliación de la banqueta se camina de forma segura, no se molesta a nadie y, aparte, también uno puede venir a sentarse y consumir lo que quieras, desde una cerveza o unos tacos. Esto nos beneficia como ciudad porque hay más trabajo, el lugar se ve bonito y el dinero circula, tomando en cuenta de que vivimos momentos de crisis económica; eso lo puedes ver en el área del centro, está toda fea, abandonada y huele a orines, hasta hay gente que se mete a los locales y vive adentro sin el permiso de los dueños, y la policía no hace nada porque no se toman la molestia de meterse adentro, solo vigilan la parte de la calle. Entonces, dime, a poco no se ve mejor, y hay más gente, esto que hizo el gobierno debe
172 hacerse en toda esta área porque se verá más bonito y eso traerá más gente acá, y yo si estoy a favor de este cambio en la ciudad, porque se necesita. Da mucho gusto tener un lugar así. (Carlos, inspector de comercio del H. ayuntamiento)
Este punto de vista del actor expone una construcción sociocultural a favor dela modificación del espacio peatonal, una postura que prevalece sobre la voz de los desplazados, cuya narrativa se pierde y no es compartida ampliamente por la colectividad, sólo concierne a un sector reducido, quienes comparten un uso histórico del lugar, pues consideran al tiempo pasado como mejor. La expresión como: “se vio la posibilidad de hacer un orden en este lugar, porque en verdad si era un cochinero, a veces no se podía ni siquiera caminar”, manifiesta la imposición de un nuevo orden por parte del gobierno, pero sólo para organizar el flujo peatonal, “la ampliación de la banqueta se camina de forma segura, no se molesta a nadie”.
Las terrazas le dan una nueva imagen al lugar e incentivan el interaccionismo, y eso beneficia a todos en general, porque hay más trabajo, en frases como: “esto nos beneficia como ciudad porque hay más trabajo, el lugar se ve bonito y el dinero circula”, “a poco no se ve mejor, y hay más gente”. Sobre todo, debe verse al objeto urbano en disputa, las terrazas, como esenciales para la articulación de la nueva realidad social del imaginario turístico; articulan al producto turístico dentro del contexto de la vida cotidiana, además, incentivan la interacción de la vía pública y atraen a los consumidores, conformando una nueva comunidad e identidad unida al Malecón. Las terrazas por sí mismas le asignan el sentido turístico e integran socialmente a la ciudad en una nueva etapa. El siguiente fragmento expresa un punto de vista de un inversor que vino atraído por la estética del Malecón y decidió establecer una empresa. Nosotros somos una empresa que viene de Guadalajara y venimos aquí porque tienen un lugar muy bonito, tienen una avenida con vista al mar, eso no lo tiene cualquier ciudad. Esta avenida está bella, al igual que toda la ciudad, estar aquí se siente de inmediato un cambio, sobre todo si caminas a lo largo del Malecón y miras al mar y la demás gente caminando, haciendo ejercicio o comiendo. Desde que miré las fotos de este lugar me enamoré de él, porque como te dije, venimos de otra ciudad, y allá nos enteramos de lo que se hizo aquí en su
173 Malecón. Nosotros somos una empresa enfocada en la vida saludable, en Guadalajara contamos con sucursales ubicadas en las principales plazas en las mejores zonas de la ciudad, nuestro productos se venden mucho porque expresan otra forma de vida que te ayuda a vivir más. Cuando nos enteramos de que había la oportunidad de invertir aquí no lo dudamos, de inmediato vimos la forma de conseguir un local aquí en el Malecón, al principio lo veíamos como algo lejano pero se pudo y aquí estamos. Sabemos que vamos a triunfar porque somos una empresa que vende productos y alimentos que aquí no hay, como te digo, promovemos una forma de vida diferente a través de nuestros productos. Y te puedo decir, que si fue es un acierto el que tengan un lugar tan bonito porque se ve en la propia gente. (Marta, comerciante)
Ello, muestra que la imagen comercial, la marca-ciudad (Molina, 2006, García 2017) ejerce un poderoso poder de atracción por medio de su imagen digital que se difunde a través de las distintas redes sociales e internet. En expresiones como: “Esta avenida está bella”, “desde que miré las fotos de este lugar me enamoré de él”, “cuando nos enteramos de que había la oportunidad de invertir aquí no lo dudamos, de inmediato vimos la forma de conseguir un local aquí en el Malecón”. Este actor viene a sumarse a la nueva imagen comercial del lugar, y además, coincidentemente, viene a ofrecer productos que promueven un nuevo estilo de vida, “somos una empresa enfocada en la vida saludable”, “somos una empresa que vende productos y alimentos que aquí no hay, como te digo, promovemos una forma de vida diferente a través de nuestros productos”.
Esta nueva empresa manifiesta cómo emerge esta nueva sociedad, en torno al consumo de productos diferentes al resto de la sociedad, productos de calidad enfocados sólo para la élite local y turistas. El consumo en este tipo de lugares integra la nueva comunidad local, cuyo estilo de vida se une al producto turístico, el Malecón, a través de sus terrazas en la vía pública. El caso de este actor y su empresa vienen a innovar a la ciudad y generar una competencia mediante sus productos saludables que son un éxito en la ciudad de Guadalajara. Vienen a La Paz porque hay un mercado y el lugar adecuado para la venta de su estilo de vida. La imagen comercial del producto turístico, la marca-ciudad, y el nuevo estilo de vida, forman parte del simulacro montado en el Malecón, esto integra y expulsa, a
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la vez, al otro (Bayón, 2015), el desplazado por no ser parte de este nuevo estilo de vida.
(Cuadro 5, organización de representaciones)
En esta grafica (Cuadro 5) se manifiesta cómo las representaciones en torno al objeto en discordia, las terrazas, forman parte de un esquema cognitivo central en la colectividad, pues son bien vistas por un amplio sector de la sociedad, mientras las posturas de afectación se encuentran en una periferia, al no encontrar consenso, sólo integran un grupo mínimo de personas que comparten este punto de vista. Sin embargo, cuando acontecen casos de excesos o abusos que realizan los empresarios o trabajadores de restaurantes donde se ubican las terrazas, puede generar una integración colectiva más fuerte, porque son actos mal vistos por la mayoría de la sociedad y puede integrar un mayor consenso. Además se considera a los puntos de vista periféricos como una representación no importante, pero en un futuro pueden adquirir una importancia central. Caso contrario ocurre con la representación de la autoridad y empresarios, difundidas ampliamente por medios de comunicación local, donde la intervención urbana e instalación de terrazas son un detonante bien visto porque atraen a los inversionistas, turistas y élite local.
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Generan un espacio social importante para la ciudad, donde hay trabajo, nuevas empresas, competitividad e innovación, características de la nueva sociedad local, unida a dinámicas consumistas.
La expresión de las prácticas consumistas (Furthestone, 2000) ocurre a través de uso y ostentación de objetos, los cuales establecen un estilo de vida al simbolizar una relación social, es decir, el uso de los objetos comunica una posición social, pues el objeto se torna en un signo que manifiesta un orden y jerarquía dentro de la lógica mercantil del capitalismo, y su consumo atribuye de propiedades clasistas a su poseedor. La mercancía signo, el producto turístico, es fundamental para el montaje del simulacro, se vive dentro del imaginario a través del montaje teatral, lo arquitectónico, que viene siendo el signo que asigna la distinción social, entre los que lo poseen, lo usan y lo viven, y entre los que no tienen acceso a este producto. La lógica signo-mercancía simboliza un estatus social y estilo de vida, un significado que se yuxtapone por la expresión comunicativa del imaginario y su simulacro de mundo ilusorio, en torno al lujo, el confort, distinto, exclusivo, onírico, etc. El uso de los objetos se opone al resto de la estructura social
(Cuadro 6, aproximación a las ideologías) Lo que acontece en las terrazas (Cuadro 6), pone cómo opera el producto turístico sobre la vida cotidiana, es una inscripción de la nueva comunidad que se proyecta con respecto al espacio global, estas dinámicas integradas a la innovación
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y competitividad, pues al consumir en estos lugares se proyecta la imagen y se es parte del mundo ilusorio donde, también, grandes celebridades de fama mundial consumen en estos espacio. Se puede comer en el mismo restaurante donde comió Silvester Stallone, u hospedarse en el hotel donde estuvo Luis Miguel, o ir a la playa donde estuvo la Modelo de las telenovelas, etc., al consumir el concepto del producto turístico, se crea un glamour que atrae más personas y ello crea una mayor distancia social. Este nuevo interaccionismo en torno a las terrazas transforma al espacio y genera un nuevo significado sociocultural, el de la exclusividad en el espacio público. Ello manifiesta una representación fragmentada de la sociedad y una idea del dominio de lo privado sobre lo público, el espacio concebido (Lefebvre, 1990) prevalece sobre el espacio vivido, la polis (Delgado, 1999) está a favor de los negocios y creación de nuevas empresas que sujetan socialmente a la urbs.
4.3.2- Escuela 18 de marzo Este caso fue polémico porque de inmediato mostró cómo el precio del suelo urbano subió, al grado que la autoridad local decidió derrumbar una escuela con la finalidad de ofrecer el predio a una empresa interesada en invertir. Se comentó en algunos medios locales que la franquicia de restaurantes Sanborns se instalaría en el lugar, pero ante la oposición de los padres de familia y activistas, se logró, sólo, cuestionar el proceder de la autoridad, porque la escuela fue derruida a pesar de las manifestaciones en contra de esta acción. Hoy día, el predio fue donado a la CANACO por las autoridades de la SEP y es un estacionamiento, pero no se descarta que en un futuro se construya una franquicia comercial importante, porque este predio está sólo a unos cincuenta metros del Malecón sobre la calle 16 de septiembre y la renta de algunos locales aledaños es alta y se cobra en dólares. Ejemplo de ello, es la renta que aumentó donde se ubicaba el Museo de la Ballena, que pagaba una renta de 120 mil pesos a 11 mil dólares, una renta imposible de pagar, y tuvo que buscar otro lugar acorde a su presupuesto. Tal y como lo cita la nota siguiente.
177 El director del Museo de la Ballena y Ciencias del Mar, Francisco Gómez, informó que en fechas próximas , estarán reubicando la colección, debido a que ya son insostenibles lo precios de renta que les están pidiendo por el lugar. […] “Estamos viendo las posibilidades de promoverlo hacia otras ciudades, incluso aquí mismo poder encontrar un lugar para instalarse”. Y es que declaró que lamentablemente, la renta que le están estableciendo los caseros no es pagable y para evitar problemas, buscarán otro lugar para poder cambiar la colección. “Es más de 120 mil pesos lo que pagamos actualmente, pero el incremento es a 11 mil dólares, lo cual consideramos es anticonstitucional” (Tribuna de Los Cabos, 2020)
El museo se mudó a las instalaciones del Teatro de la Ciudad, la unidad cultural Jesús Castro Agúndez, ubicado en la calle Antonio Navarro y Manuel Altamirano, a unas nueve cuadras arriba del Malecón. La escuela 18 de marzo se caracterizó por estar en la antigua zona comercial de la ciudad, un lugar donde al lado ya estaban instalados bares, pero funcionaban de noche. Otra característica de esta escuela es que contaba con pocos alumnos, pero lo valioso de este predio es su historia, pues fue una biblioteca, pertenece al patrimonio histórico de la ciudad, tal y como lo mencionó Gilberto Piñeda en una carta dirigida al gobernador, donde cita. “El predio de la escuela primaria 18 de marzo ha sido privatizado con fines de lucro por iniciativa del gobierno del Partido Acción Nacional representado por el gobernador Lic. Carlos Mendoza Davis y aprobado el pasado 14 de diciembre por aplastante mayoría de los diputados y diputadas del Congreso del Estado, con solo un voto en contra, el pasado jueves 14 de diciembre”. […] El predio de la Escuela Primaria 18 de Marzo está en un lugar privilegiado para las intenciones de los inversionistas, se ubica a menos de 100 metros del Malecón, un buen lugar para lucrar y especular, por lo tanto la privatización con fines de lucro del predio de la escuela primaria 18 de Marzo es la primera afectación grave a la memoria a del pueblo paceño en esta nueva época y el anuncio de lo que significará en los próximos años la destrucción total del patrimonio cultural en el centro histórico de la ciudad de La Paz (prácticas sociales, traza urbana y edificaciones históricas). (El peninsular digital, 2020)
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En este contexto se generó una reubicación de los alumnos de esta escuela, pero lo sorprendente de este caso es que no se avisó a los padres de familia, esto ocurrió de la noche a la mañana. Pero las intenciones de venta del predio ya estaban expresadas a través de las acciones de la autoridad de gobierno en contubernio con las autoridades de la SEP, quienes finalmente decidieron derrumbar la escuela 18 de marzo y dejar el predio sin uso alguno, el cual es ahora un estacionamiento de autos.
(Cuadro 1, contexto)
Esta escuela cumplió con una función importante en el pasado, pero ante las remodelaciones del cual fue objeto el Malecón, el valor de este predio aumento y mostró cómo la autoridad local y su ambición se concentraron sobre este predio, del cual podía disponer, pero finalmente sus acciones se cooptaron y no se concretó la venta de este predio a una franquicia comercial. Y, sobre todo, como lo mencionan las expresiones de algunos de los entrevistados, esta escuela servía a la clase trabajadora, el ciudadano común, aparte, algunos de los habitantes de esta zona, también llevaban a sus hijos a este centro educativo, quienes, finalmente, fueron desplazados del lugar. A mí, personalmente me ayudó mucho, porque yo trabaja en el centro como cocinera, entraba a las ocho al trabajo, por lo que mi hijo iba a la escuela que
179 estaba en el centro, me ayudó mucho que quedará de paso, eso me facilitó mi desplazamiento diario. Vivo en la colonia Cárdenas, en la parte alta de la ciudad y mi hijo podía ir allá a la escuela, era mejor que fuera al centro, porque así, cuando salía del trabajo nos íbamos juntos de regreso y mi hijo no se iba solo a casa. Por lo que te digo, esa escuela me ayudó mucho en esa época, y no sólo a mí, sino a otras personas que también trabajaban en el centro, en realidad si cumplía una función, no como lo que dijeron los de la SEP, que era una escuela que estaba vacía y que se estaba cayendo a pedazos, eso fue un invento para destruirla y venderla y echarnos a nosotros a la calle, porque así quedamos, en la vil calle sin poder acomodar a mi hijo en otra escuela. (Isela, trabajadora)
Las expresiones de la entrevistada mencionan cómo le sirvió de ayuda esta escuela, al tenerla cerca de su centro de trabajo, representa a la escuela como un apoyo cotidiano en frases como: “eso me facilitó mi desplazamiento diario”, “era mejor que fuera al centro, porque así, cuando salía del trabajo nos íbamos juntos de regreso y mi hijo no se iba solo”, “esa escuela me ayudó mucho en esa época, y no sólo a mí, sino a otras personas que también trabajaban en el centro, en realidad si cumplía una función”. Este actor muestra también una trayectoria urbana que forma parte de su vida cotidiana y conforma una práctica en el espacio urbano, en expresiones como: yo trabaja en el centro como cocinera, entraba a las ocho al trabajo, por lo que mi hijo iba a la escuela que estaba en el centro, me ayudó mucho que quedará de paso, eso me facilitó mi desplazamiento diario. Vivo en la colonia Cárdenas, en la parte alta de la ciudad y mi hijo podía ir allá a la escuela. En este caso, una cocinera de un restaurante de la zona, quien tuvo que modificar su desplazamiento cotidiano por esta acción del gobierno, tuvo que llevar a su hijo a la escuela de su colonia, una colonia de la periferia y centrar una parte de su desplazamiento en la periferia y otra en torno a su centro de trabajo en el centro de la ciudad.
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(Cuadro 2, modelo mental)
Lo que concierne a la educación, un derecho estipulado en la constitución mexicana, donde se establece que todos los mexicanos deben tener un acceso a la educación, vincula con el caso de la destrucción de la escuela 18 de marzo. Algunos de los actores consideran que en vez de destruir una escuela, el gobierno debe, al contrario, construir más escuelas para generar una sociedad más integrada y con capacidad de conocimiento que deriva en una mejor sociedad y calidad de vida. Las dos expresiones de los actores ponen de manifiesto este otro punto de vista contrario al actuar de la autoridad pública, el gobierno del Estado y las autoridades de la SEP, quienes acordaron ejecutar esta acción sobre el centro educativo.
(Cuadro 3, formulación de esquemas fundacionales)
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En la integración de la acción individual a la dimensión colectiva, Cuadro 3) ocurre un hecho que llama la atención, porque si bien hubo una protesta de los padres de familia en contra de la destrucción de la escuela, aconteció una integración de académicos que protestan en contra del proceso de turistificación de la ciudad; es decir, se generó una empatía ante el acto de injusticia que vivían los padres de familia afectados. Pero los académicos, especialistas en el tema, vieron en la destrucción de la escuela un acto de injusticia social y lo asociaron de inmediato con la valorización que adquirió el lugar, y en cuanto a las demandas de los padres de familia, cuyos hijos se quedaron prácticamente en la calle, no tuvo eco. Tal y como lo afirma el testimonio siguiente. En realidad yo sólo proteste en contra de la destrucción de la escuela, pues a mi hijo me lo dejaron en la calle, sin un lugar a donde ir a estudiar, eso me afectó mucho, porque tuve que invertir parte de mi tiempo para encontrarle un lugar en otra escuela. Tuve que pedir permiso en mi trabajo, porque trabajo un turno quebrado, por la mañana y por la tarde. Vino gente y nos apoyó, pero se notó que ellos, lo que nos apoyaron comenzaron a organizarnos, querían que hiciéramos una protesta de varios días hasta que el gobierno nos escuchara, pero ellos ya hablaban de otras cosas que yo desconozco, hablaban del dinero que se robaban con la venta de la escuela y de otras cosas que ignoro. Yo sólo protesté porque no nos avisaron con tiempo. Yo no estoy en contra de que arreglen la ciudad, al contrario, eso me beneficia, porque en realidad si queda bonito. Yo trabajo en la zapatería que está al lado y cuando arreglaron la calle si quedó mejor, antes estaba muy fea. Los que vinieron a ayudarnos quisieron imponernos cosas que desconocemos, yo por ejemplo no les hice caso, yo sólo protesté el día que cerraron la escuela, tengo que trabajar y me descuentan el día y no puedo pasarme todo el día protestando. (Rosa, padre de familia)
Las acciones de las protestas, como lo relata este actor, fueron objeto de una intervención de otro grupo de personas, hubo una integración de las acciones individuales con las colectivas, sobre todo por la difusión que tuvo este caso en la prensa local. Pero, las acciones de los padres de familia eran sólo por la destrucción de la escuela y la pérdida de un lugar para la educación de sus hijos. El actor expresa freses como: “en realidad yo sólo proteste en contra de la destrucción de la
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escuela, pues a mi hijo me lo dejaron en la calle, sin un lugar a donde ir a estudiar, eso me afectó mucho”, “Yo sólo protesté porque no nos avisaron con tiempo”. Aparte, habla de una infiltración en sus protestas legítimas, se quiso imponer otra situación por los simpatizantes a su problemática en expresiones como: “. Vino gente y nos apoyó, pero se notó que ellos, lo que nos apoyaron comenzaron a organizarnos, querían que hiciéramos una protesta de varios días hasta que el gobierno nos escuchara, pero ellos ya hablaban de otras cosas que yo desconozco, hablaban del dinero que se robaban con la venta de la escuela y de otras cosas que ignoro”, “Los que vinieron a ayudarnos quisieron imponernos cosas que desconocemos, yo por ejemplo no les hice caso, yo sólo protesté el día que cerraron la escuela, tengo que trabajar y me descuentan el día y no puedo pasarme todo el día protestando”. Y algo que llama la atención, este actor muestra simpatía con el proceso de turistificación, pues su protesta sólo fue por el proceder de las autoridades de la SEP y del gobierno del Estado, en expresiones como: “Yo no estoy en contra de que arreglen la ciudad, al contrario, eso me beneficia, porque en realidad si queda bonito. Yo trabajo en la zapatería que está al lado y cuando arreglaron la calle si quedó mejor, antes estaba muy fea”. Este punto de vista de este actor afectado por la destrucción de la escuela 18 de marzo resalta ante el testimonio de otros entrevistados, pues muestra una infiltración con la cual no compartía simpatía, porque se le quiso imponer otra postura que no compartía y la cual desconocía.
(Cuadro 4, estructuración de modelo cultural)
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La representación que se hace del actor desplazado está vinculado con lo que aconteció con la escuela 18 de marzo, su protesta fue, en parte, escuchada, pues se les prometieron lugares en otras escuelas del rumbo a los niños afectados. Sin embargo, las autoridades ya no siguieron con el diálogo con los padres de familia debido a la suma de otra protesta más, la de los académicos que se sumaron a esta protesta, quienes ya manifestaban otras posturas y puntos de vista que los padres de familia no manifestaban, y tal como lo dice un padre de familia, llegaron a imponernos cosas por las que nosotros no protestábamos. La escuela conforma un actor social, pues estructuró un modelo mental en la sociedad al ser objeto de una intervención. Su destrucción mostró el proceder de la autoridad a pesar de las protestas y del cómo se justificó su destrucción argumentando una falla en su estructura que ponía en riesgo la integridad de los estudiantes. A pesar de todas las manifestaciones en contra, se ejecutó la destrucción de dicho inmueble educativo y ahora es un predio que representa una discordia social entre la autoridad de gobierno y académicos especialistas que se unieron a las protestas. Dicho predio, hoy día es un lugar sin construcción alguna, la autoridad no quiso continuar con su plan de negocios ante la protesta social que generó y el predio terminó como un estacionamiento público.
(Cuadro 5, organización de las representaciones)
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Las representaciones en torno a la escuela 18 de marzo (Cuadro 5) muestran cómo los actos de protesta configuran una relación periférica con respecto al accionar de político, son dos representaciones que distan entre sí. Sin embargo, la autoridad sí reconoció sus acciones y las justificó sus acciones por un inminente riesgo de colapso del edificio, que fue afectado por el tiempo, es un edificio antiguo y tenía problemáticas con el suelo, pues es una zona cercana a la costa y es un suelo arenoso con infiltración de agua que no es firme, situación que derivó en una afectación estructural del edificio. Los datos técnicos en torno al edificio, en riesgo de colapso, legitimaron su eventual destrucción, y no fue tal y como lo expusieron los distintos medios de comunicación a través de la voz de los protestantes, aunque algunas de estas protestas ya diferían entre sí, la de los padres de familia y la de los académicos, quienes veían en este caso otra acción producto de la turistificación de la ciudad, la cual generó este desplazamiento de los alumnos ante el alto valor que adquirió el predio.
(Cuadro 6, aproximación a las ideologías)
La confrontación de los dos puntos de vista de los dos actores involucrados en el conflicto en torno a la destrucción del edificio de la escuela 18 de marzo, muestra cómo el proceso de turistificación está presente y fue evidente el proceder de la autoridad en contra de dicha escuela. Los intereses económicos que representa dicho predio, sobre todo, porque la remodelación del Malecón le asignó mayor renta urbana a dicha zona, la cual ahora se cotiza en dólares y no en pesos mexicanos.
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Sin embargo, la protesta original de los padres de familia, cuyos hijos se quedaron sin un lugar donde estudiar, fue influida por otras personas, que si bien, mostraron una solidaridad ante un acto de injusticia social, los nuevos protestantes buscaron imponer un punto distinto al de los padres de familia, quienes ignoraban de los que es el proceso de turistificación de la ciudad. Los padres de familia sólo protestaron porque no se les avisó y sus hijos no tenía donde estudiar, situación que la SEP se encargó de atender, prometiendo una reubicación de los alumnos en otras escuelas cercanas o cerca de sus colonias originarias, porque, la mayoría de estos alumnos son hijos de trabajadores que laboran en las distintas empresas aledañas al Malecón. La voz de los padres de familia finalmente fue silenciada con el proceder de la autoridad, pues la escuela fue destruida y ahora el lugar es un estacionamiento.
4.3.3- Prestadores de servicios turísticos Este caso en especial, inicia en un principio ante la llegada de compañías foráneas, sobre todo de la zona de Los Cabos. Ven en la ciudad y su renovación urbana una oportunidad de negocios ante el atractivo que genera la nueva imagen de la ciudad. Los prestadores de servicios turísticos locales, tal y como se denominan ellos mismos, son afectados porque se genera una mayor competitividad, ante la cual no están capacitados, son empresas pequeñas que no pueden ante el poder económico de las empresas foráneas. El conflicto emerge en un principio por el desplazamiento del cual son objeto en la zona de avistamiento del tiburón ballena, un caso que llevó a la protesta de los prestadores locales ante las autoridades de gobierno y de la SEMARNAT, encargada de regularizar la entrada a dicha zona de avistamiento. Pero este caso adquiere otro giro más interesante y preocupante, a través del testimonio de sus actores, se develó otra dimensión de esta problemática que acontece en el espacio público, una que se gesta a nivel de piso, tal y como ellos la llaman, donde son objeto de una persecución policiaca. Este nueva problemática en torno al prestador de servicios turísticos y su presencia en el espacio público,
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interesa más a esta investigación, pues forma parte de los desplazamientos, fronteras y estigmas sociales que se forman en torno al actor desplazado. Por tanto, el conflicto que acontece en la zona de avistamiento del tiburón ballena se deja de lado para enfocar la atención en lo que acontece en el espacio público, porque expresa una nueva forma de organización del interaccionismo entre personas en el espacio turístico, donde locales y turistas conviven y comparten un mismo lugar.
(Cuadro 1, contexto)
Los actores entrevistados (Cuadro 1) se ubican a sí mismos en el área del muelle fiscal, lugar donde realizan sus actividades, tienen sus pangas y ofrecen sus servicios a los turistas como: viajes a la Isla Espíritu Santo y avistamiento de tiburón ballena, dos actividades que complementan con el buceo, nado con snorkel y paseo por el área de la bahía. Su problemática deriva del cómo ofrecen sus servicios, pues a la autoridad del H. Ayuntamiento de La Paz, y en concreto a su Secretario de Turismo y al Presidente Municipal, no les parece adecuada, una situación que les extraña, pues nunca fueron molestados por autoridad alguna. Ellos están de acuerdo con la remodelación urbana del Malecón, pero no están de acuerdo con el proceder de la autoridad en contra de ellos y su tradición, como le nombran a su actividad en la vía pública. También reconocen la problemática en la zona de avistamiento del tiburón ballena, dicen, es por el aumento del turismo, ello generó un problema con las
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nuevas compañías de fuera, llegaron con mucho dinero y eso desplazó a quienes sólo cuentan con una panga, cuando estas compañías tienen de tres a cinco. Un contexto, dicen, está afectando al prestador turístico local, quien no puede contra el poder económico que los desplaza. Llama la atención la referencia en torno a la imagen, dicen, es la causante de su problemática por la cual son objeto intervención policiaca, dicen dan mala imagen del lugar.
(Cuadro 2, modelo mental) Este cuadro (cuadro 2) pone de manifiesto cómo la autoridad los mira, una imagen distorsionada de lo que son en realidad, porque la autoridad no se acerca a ello, no saben de sus necesidades, sólo acuden a ellos cuando son épocas electorales, donde les prometen de todo, les hablan bonito, pero no ocurre un verdadero diálogo, una interlocución entre dos partes. En frases como: “estamos todos los días en la calle ofreciendo nuestros servicios, estamos a la simple vista de la autoridad y hace que no existimos, somos como fantasmas para ellos”, “no conocen nuestras necesidades y menos conocen la forma en que trabajamos, sólo nos vienen a imponer normas”, se manifiesta el proceder de la autoridad local con respecto a este actor. La autoridad vino aquí a tratar de organizarnos, se construyeron unos módulos en el callejón Ignacio Cabezud, aquí, en frente del muelle fiscal. Se nos convocó a todos, pero lo malo de esta situación vino cuando trataron de hacernos menos,
188 es más, hasta te digo, nos ignoraron porque sólo a las compañías grandes les permitieron el uso de los módulos, y a los demás nos dejaron fuera. Y lo peor vino con la idea de tratar de clasificarnos, de darnos unos chalecos de colores con nuestra identificación con foto y todo, para que podamos estar en la banqueta, y el que no porte este chalequito, así le digo, porque fue idea del Secretario de Turismo, el Van Womer, sería expulsado. Nos quiso ver como si estuviéramos en una escuelita donde si no llevas tu uniforme no te dejan entrar. Nosotros somos padres de familia, tenemos hijos y deudas que pagar y no compartimos las ideas de este secretario que no sabe de nuestras necesidades. (Jorge, prestador de servicios turísticos)
Este párrafo es interesante porque muestra cómo la autoridad mira a este grupo de personas, y trata de intervenir para organizarlos con la finalidad de dar una nueva imagen al turismo y al lugar. Se buscó crear un patrón de identificación de los distintos prestadores turísticos que operan en la zona del malecón por medio de un chaleco y gafetes que los identificaran y quien no portara dichos distintivos sería expulsado del área, lo cual no gustó a estos actores, pues miraron esta medida como una ocurrencia de la autoridad local que no conocía cómo se realiza su actividad comercial. Además, este actor señala una contraparte de forma directa, un interlocutor que no les escucha ni conocen de sus necesidades. Este actor ve al lugar donde desarrolla sus actividades como un una fuente de donde obtienen lo necesario para hacer frente a sus necesidades, y si los retiran del lugar, el espacio público, entonces se entra en un conflicto.
(Cuadro 3, formulación de esquemas fundacionales)
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La integración de la postura individual del actor a una dimensión colectiva (Cuadro 3) se da de forma uniforme a través de todos los entrevistados, pues comparten un vivencia en común, son objeto de una acción policial en su contra por sólo estar en el espacio público y todos señalan como el causante al Secretario de Turismo del H. ayuntamiento. Este actor comparte un punto de vista político al señalar un derecho al estar en el lugar, donde siempre estuvieron y han estado en los últimos años, y de repente, cuando ya se finalizó la renovación del Malecón, entonces se desata una acción en contra de su presencia. Todos coinciden en que la autoridad no sabe de sus necesidades, de que ellos no molestan a nadie, sólo ofrecen sus servicios al turismo. Y, sobre todo, coinciden que si la autoridad llega a prohibirles la entrada, desatan otra problemática, porque deben pagar un dinero a los inspectores de comercio del H. ayuntamiento para que les permitan estar en el lugar, o, también, darle un dinero a los policías que proceden en contra de su presencia. Se genera un problema de corrupción, lo cual, dicen, ya ocurre. Cuestionan el proceder de la autoridad, porque, dicen, el espacio público es de todos, les pertenece a los locales porque aquí viven y cuando les echan del lugar, es porque nuestra tradición les molesta, pues esta nueva autoridad quiere acabar con el folklor, con las tradiciones de la gente nativa e imponer otra forma, costumbres nuevas, como la idea de darles los chalecos para ser identificados.
(Cuadro 4, estructuración de modelos mentales)
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El secretario de turismo en una entrevista difundida por la prensa hace mención de esta problemática del prestador de servicios turísticos, la cual es polémica porque se desplaza al prestador local por la presencia de compañías foráneas, pero, además agregó la situación de los prestadores como un actor que es importante para el turismo, porque es quién trata directamente con el turista, por ello, el prestador debe mostrar una mejor cara ante la sociedad, debe recibir capacitación en torno al trato con el cliente, debe dominar el idioma extranjero, debe contar con todas las normas de seguridad, debe conocer de primeros auxilios en caso de ocurrir un accidente, debe contar con sus papeles en regla ante las autoridades portuarias y de la SEMARNAT. Esta imagen la comparten los inspectores de comercio del H. Ayuntamiento (Cuadro 4). Aquí, nosotros nos encargamos de establecer un orden en el lugar, recibimos órdenes y debemos cumplirlas, no venimos a imponer nuestra postura personal, para nosotros a veces nos parece mal que las personas se aprovechen de los equipamientos con los que ahora cuenta el Malecón, debemos cuidarlos porque el gobierno invirtió mucho dinero y es malo que de un día para otro ya esté todo destruido o que alguien se aproveche y se lleve las cosas a su casa. Así pasa, cuando plantan árboles llega la gente y se los lleva, los arrancan, o cuando ponen lonas, a veces se las llevan. Nosotros nos encargamos de vigilar el lugar y lo reportamos con la policía y esto incluye a los prestadores, molestan a la gente, incluso ya hubo robos, le robaron a turistas, pero dicen ellos que son otras personas, eso debe arreglarse y por ello se les pide no estén aquí. (Miguel, inspector de comercio del H. Ayuntamiento)
El Secretario de Turismo del H. Ayuntamiento construye la imagen de un prestador vinculado con normas de calidad que deben ser evaluadas por organismos internacionales, es decir, mira a un prestador turístico de carácter profesional. Una imagen que dista mucho del prestador local que sólo es dueño de una panga, sabe algo de inglés, pero no lo domina, que sólo tiene algunos permisos, tiene algo de noción en primeros auxilios, etc. La imagen del Secretario de Turismo está acorde a un centro turístico de nivel internacional como ocurre en países del Primer Mundo.
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No ve la realidad de los prestadores turísticos locales, no hace nada por ayudarlo a integrarse a los requerimientos de calidad, al contrario, inicia una cacería en contra de su presencia en el Malecón. La posición que ubica The New York Times a la ciudad de La Paz como un destino turístico que se debe de visitar. Ese es un punto muy interesante e importante. Estamos muy contentos aquí en La Paz, y sobre todo, muy honrados con la noticia de la semana pasada. Nos despertamos con la noticia donde fuimos seleccionados en el número dieciocho de la lista del New York Times. Una publicación que elige los mejores lugares del mundo que se deben de visitar y vacacionar en todo el mundo. Entonces, nosotros nos ubicamos en el lugar dieciocho, nos dicen que contamos con un malecón único, donde las prácticas de sustentabilidad que tenemos, donde el tema de la desplastificación es mencionado en dicho artículo como algo importante que se debe resaltar por parte de las decisiones que tomó la sociedad paceña en cuanto al manejo de sus desechos, lo cual es un ejemplo para el mundo entero. Este artículo nos reconoce como una sociedad modelo que a través de las prácticas de la desplastificación y la ubicación de la ciudad en una zona geográfica privilegiada al estar en la costa del Golfo de California. Estos pequeños aspectos nos dan una gran ventaja y nos ubica en un punto de promoción importante a nivel global como lo es el periódico The New York Times, una publicación líder en opinión. Sin duda, esto nos honra y nos incita a seguir trabajando más duro para seguir siendo reconocidos a nivel mundial de tal manera y trabajar más en el desarrollo turístico de la ciudad. El que te cite un periódico importante como el The New York Times en una tendencia de viaje que recomiendan a sus lectores pone a la ciudad de La Paz en un escenario privilegiado que no tienen otras ciudades. Esta promoción debemos aprovecharla al máximo porque estamos en los ojos de todo el mundo como un destino turístico importante. Esta ola de promoción turística la vamos a aprovechar muy bien. (Secretario de Turismo del H. ayuntamiento, Eduardo Van Womer)
La realidad que ven las autoridades y la realidad que vive el prestador turístico distan mucho, sobre todo, porque lo que importa a la autoridad de gobierno es la imagen de La Paz ante el mundo como un lugar turístico. Se busca atraer al turista mediante la construcción ilusoria de la ciudad a través del simulacro que monta el imaginario turístico.
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Este artículo del The New York Times, una promoción que proyecta a la ciudad de La Paz, B.C.S., ante el mundo, indica claramente cómo se monta un simulacro en torno a la realidad (Featherstone, 2000). Se construye un imaginario turístico en torno a un medio de comunicación internacional, a través de un artículo. Basta recordar que el imaginario es sobre todo, la construcción de una narrativa del lugar a través de una imagen (Vera, 2019), así, en este artículo, su narrativa menciona los sitios turísticos ideales a visitar. Pero, además, indica algo preocupante, el cómo se utiliza el recurso público en publicidad en estos medios de comunicación, quienes son fundamentales para la construcción de imaginarios sociales que distorsionan la realidad social. En este caso, La Paz, B.C.S., es una sociedad turística modelo por sus prácticas sustentables, como el cuidado al ambiente y la ley que prohíbe el uso del plástico. Este artículo no sólo es una narrativa sobre la ciudad, sino también es una publicidad turística que busca colocar a la ciudad y el estado como un destino ejemplar. La mención de este medio de comunicación internacional lleva al cuestionamiento siguiente, ¿cuánto dinero público se le paga a este tipo de medios para promocionar la imagen turística de La Paz y B.C.S.? Y ¿Cuánto recurso público se paga a los medios de comunicación local para difundir este tipo de artículos donde se menciona a La Paz y B.C.S., como una sociedad ejemplar?
(Cuadro 5, organización de las representaciones)
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Las representaciones en torno a los prestadores de servicios turísticos (Cuadro 5) y su problemática en el espacio público es preocupante, porque genera corrupción ante el actuar de la autoridad policiaca e inspectores de comercio. Se les permite estar en el Malecón, pero con la condición de que no se reúnan en un solo punto. Por ello, deben ser como un actor invisible, no llamar la atención para no ser advertidos por las autoridades de mayor rango, como el Presidente Municipal o el Secretario de Turismo Municipal. Por ello, su representación adquiere un carácter periférico, es una voz que no hace eco, sólo en su pequeña colectividad integrada por varios de ellos, quienes viven una situación en común. Dicen, la autoridad no se les acerca ni sabe de sus demandas, como el acceso al espacio público sin ser objeto de una persecución sólo por su aspecto físico. Ellos deben buscar la vida en alguna forma, y el espacio público es el medio que les permite obtener un ingreso económico. Para desarrollar su actividad, entonces deben implementar otro tipo de medidas, como lo es el soborno. Otro aspecto importante de esta representación periférica de los prestadores desplazados, es en torno a su imagen, la cual arruina el negocio de la autoridad, pues lo que importa al gobierno es mostrar el espacio urbano como un lugar atractivo para los negocios y el turismo, y la presencia no deseada de estos actores deprecia esta imagen que venden al mundo. La contraparte de este actor, la hace la autoridad, quien busca integrarlos como parte de un servicio de calidad, y quién no tenga la capacidad entonces es desplazado y se les niega el acceso a los módulos donde se les concentró a los prestadores turísticos, como parte de un servicio de calidad al turismo, pues da una buena imagen. Y sólo basta señalar el proceder del Secretario de Turismo del H. ayuntamiento, pues quien no porte el chaleco que se les asignó, entonces es expulsado del lugar por la fuerza pública. Un choque de representaciones que no muestra ningún canal de interlocución, al contrario, ambos actores se marginan más al ignorar la situación del otro. Lo que importa a la autoridad es la imagen de La Paz, B.C.S., como un destino turístico de carácter mundial con servicios de calidad. Una imagen, que incluso se ve en la retórica del actual Presidente Municipal, donde construye una
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visión de la ciudad como un lugar con una alta calidad de vida, donde se cuenta con los mejores servicios municipales, como: seguridad, alumbrado, espacios públicos sustentables, vialidades de calidad, expresiones artísticas inclusivas (programa de murales ciudad marina), recolección de basura, parques y jardines, etc.
(Cuadro 6, aproximación a las ideologías)
La representación que hace el actor desplazado de su situación expone un contexto de crítica a las acciones que realiza la autoridad en contra de ellos, como: el negarles acceso a los módulos donde sólo se permitió la presencia de las compañías grandes, ello los puso en un margen, pues deben recurrir a la vía pública para trabajar, lo cual desencadena otra situación, la persecución policial. Ellos se ven como auto-empresarios pobres, muchos viven al día y a veces no prestan ningún servicio, caso contrario ocurre con las grandes compañías, las cuales tienen varios permisos, cuentan con los estándares de calidad, etc. Esta situación les lleva a la reflexión de que las acciones de la autoridad en su contra son para acabar con su tradición y presencia que tienen desde años atrás. Esta postura les lleva a otro punto adicional, que su imagen afecta al turismo, y la autoridad de gobierno no los quiere en el área pública. Este actor desplazado se ve en un margen, desde donde señala su contraparte, los otros, como ellos señalan, las empresas foráneas, y grupos de poder; quienes no conocen su situación, generan su desplazamiento, y compran a las autoridades. Estos otros grupos buscan sean retirados del lugar,
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porque están en el corazón de la zona turística, el Muelle Fiscal, una zona histórica importante para la ciudad.
4.3.4- Vendedores ambulantes Este conflicto social, en espacial, mostró cómo emergió de inmediato una visión contradictoria del espacio público, donde un sector de la sociedad estigmatizó la presencia de vendedores ambulantes en el Malecón. Y es de llamar la atención cómo los diferentes medios de comunicación local construyeron una representación negativa en torno a vendedor ambulante y sus actividades en el principal espacio, ahora, turístico de la ciudad. Esto pone de manifiesto el cómo los medios de comunicación influyen en la sociedad a través de la construcción de sus narrativas, donde se representan distintos aspectos de la sociedad y, la imagen de los vendedores ambulantes fue ampliamente condenada por la sociedad. Un hecho que la autoridad de gobierno se dedicó a reproducir mediante la ejecución de una acción en su contra. Se le persiguió al vendedor ambulante y se le expulsó de este espacio, se le prohibió su ingreso a petición de los medios de comunicación y de un sector de la sociedad, quienes consideran su presencia como un elementos negativo que afecta al turismo y, sobre todo, la nueva imagen turística del Malecón y Centro Histórico. Tal y como lo cita el siguiente medio de comunicación. Derivado de la gran afluencia de vendedores ambulantes que se ha registrado en la zona del malecón por la temporada de vacaciones, la Dirección de Comercio a través del área de Inspección Fiscal ha iniciado el proceso de ordenamiento de comerciantes ambulantes que se encuentran en esta área. Al respecto, Saida Jael Arce Romero, directora de Comercio precisó, que se ha tenido un acercamiento con los vendedores semifijos y ambulantes […] tal como lo marca el reglamento del Uso del Malecón no deben operar en toda esta zona, donde la imagen visual y el espacio abierto, son importantes para la atracción de visitantes y locales. […] Así mismo, enfatizó que se mantendrán las supervisiones y operativos constantes para continuar con el orden, donde la reglamentación especifica que no deben existir ningún tipo de establecimiento o infraestructura que altere esto. “Derivado a diversas denuncias recurrentes de la ciudadanía,
196 organizaciones públicas y privadas, sobre la sobrepoblación de ambulantaje en esta área, se tomaron dichas medidas, por lo que continuaremos trabajando en este orden”, finalizó. (El Independiente, 2020)
Esta representación de la prensa local pone de manifiesto cómo en esta problemática se genera principalmente por la protesta de grupo de ciudadanos y organizaciones privadas, a quienes les molesta la presencia de los vendedores ambulantes en este espacio; es decir, se ejecutó una represión policiaca a petición de un sector social. Lo preocupante de este artículo es la expresión de la autoridad de gobierno en torno al reglamento del Malecón, donde se estipula el cuidado de la imagen visual, donde este actor desplazado no forma parte. El diseño del Malecón a través de la proyección estratégica no considera a este tipo de actores sociales dentro del espacio público, este espacio se construye pensando sólo en los visitantes, los turistas. La imagen visual, como se vio en el capítulo 3 es fundamental para la construcción del imaginario, el mundo ilusorio que crea la falsa realidad del producto turístico dentro del espacio público. La preservación de esta imagen visual del Malecón es fundamental para ofertar la ciudad como un lugar para los negocios y el turismo; por ello, la autoridad busca preservar este activo con un alto valor comercial. Esta expresión de la funcionaria de gobierno muestra cómo la autoridad representa una imagen de la ciudad que dista mucho de lo que es en realidad, y sobre todo, preocupa su forma de ver al espacio público a través de esta imagen visual, cuando lo público es un espacio libre para todos los ciudadanos. En otro artículo de la prensa local se expone esta acción en contra del vendedor ambulante. El XVI Ayuntamiento de La Paz retirará a los vendedores ambulantes que se encuentran sobre la banqueta del malecón. […] “No existe regulación porque existe un problema de supervisión, hay también un problema de corrupción entre quien realiza la supervisión y quien realiza el trabajo de mercados ambulantes. No habrá vendedores ambulantes en el malecón, eso lo quiero dejar absolutamente claro”, aseguró el alcalde. (El informante, 2020)
El primer conflicto urbano que hizo visible esta exclusión y desigualdad social fue el caso de los vendedores ambulantes que tradicionalmente han estado y recorrido este espacio de la ciudad sin restricción alguna. Ocurrió el caso, que ante tanta
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afluencia de personas en periodo vacacional, algunos vendedores aprovecharon la nueva infraestructura urbana, como las bancas para ofrecer su mercancía al peatón. Lo cual molestó a un sector social que de inmediato manifestó este mal uso del malecón a través de redes sociales. Hecho que de inmediato fue reproducido y condenado por medios de comunicación local, aludiendo a un mal uso del nuevo inmobiliario, se habló de una falta de autoridad y de mala imagen ante los turistas. Derivado de la gran afluencia de vendedores ambulantes que se ha registrado en la zona del malecón por la temporada de vacaciones, la Dirección de Comercio a través del área de inspección fiscal ha iniciado el proceso de ordenamiento a los comerciantes ambulantes que se encuentran en esta área. […] Pero, tal y como lo marca el reglamento del uso del malecón no deben de operar en toda esta zona, donde la imagen visual y el espacio abierto, son importantes para la atracción de visitantes y locales. […] Derivado a diversas denuncias recurrentes de la ciudadanía, organizaciones públicas y privadas, sobre la sobrepoblación de ambulantaje en esta área. (www.diarioelindependiente.mx, 2018)
Una situación donde los vendedores ambulantes son una mala imagen que daña a al Malecón, por lo cual deben de ser excluidos de este espacio público. El vendedor ambulante, en este conflicto representa al otro (Bayón, 2015), el que no debe de formar parte de este contexto, son los ciudadanos de segunda que deben ser expulsados de la proyección de la nueva imagen de la marca-ciudad de La Paz. Para evitar su presencia se montó un operativo especial por parte de la policía municipal, turística y estatal para desalojarlos del Malecón e impedir su incursión, a través de recorridos peatonales y en vehículos. Tal y como lo cita el siguiente medio de comunicación local. Autoridades del Ayuntamiento de La Paz realizaron un operativo en el malecón costero, con la finalidad de desalojar a vendedores ambulantes, ya que según la ley contempla que la zona del malecón debe estar libre de puestos y vendedores, por esa razón la dirección de comercio a través del área de inspección fiscal, inició el proceso de ordenamientos con todos los vendedores ambulantes que se encontraban en la zona. Pese a que hay voces que señalan que los vendedores son necesarios en el lugar, otros indican que estos deben estar regularizados, incluso deben tener un área específica para vender sus productos y no estarlos viendo en toda el área del malecón, obstruyendo el paso de quienes buscan un
198 momento de paz en familia. Para algunos sectores de la sociedad es importante mantener el espacio del malecón libre de vendedores pues la imagen se contamina, y esta es importante para la atracción hacia visitantes locales y extranjeros. (Mas Noticias BCS, 2020)
Dentro de este contexto de represión en contra del vendedor ambulante, ellos regresaron al malecón, pues como dicen, deben de sobrevivir, comer y alimentar a sus familias, pues dependen de la vía pública para comercializar su producto y en el malecón las ventas son buenas. Se argumenta que obstruyen el paso peatonal, que dan mala imagen, que contaminan el espacio público con su presencia, que estorban la circulación de vehículos, etc., estigmas sociales que derivan en una frontera ante este actor social, quien termina expulsado del lugar sólo por sus actividades comerciales y aspecto físico, cuando en realidad, las terrazas obstruyen más el tránsito peatonal. Esta situación en torno al vendedor ambulante expresa puntos de vista que divergen, pero si se muestra una clara representación territorial de lo que es el espacio turístico y su mundo ilusorio que vende a la ciudad, una imagen visual que contaminada por la presencia del ambulantaje.
(Cuadro 1, contexto)
Así, derivado de la polémica social que se generó en torno al vendedor ambulante, este actor se ubica dentro de este contexto (Cuadro 1), donde a través de su entrevista manifiesta una conciencia acerca de la problemática que genera su presencia en el Malecón. Ellos están a favor de la remodelación del lugar, dicen
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quedó bien, sobre todo su nueva imagen, la cual expresa un lado moderno de la ciudad. Sin embargo, dicen, la decisión de retirarlos del lugar se debe al comité de ciudadanos y empresarios, a quienes no les agrada su presencia en el área del malecón. Ellos le piden al gobierno les escuche, y hasta piden formar parte del comité ciudadano que decide qué se hace en el malecón. Piden ser parte de la nueva imagen porque su actividad económica se realiza en el Malecón y dependen de este lugar para obtener un ingreso económico.
(Cuadro 2, modelo mental)
Este actor se ve a sí mismo (Cuadro 2) como una persona a la cual tachan de delincuente, porque son objeto de una persecución y represión policiaca, aparte, una buena parte de la sociedad lo ve mal, no les agrada su presencia, pero aun así, ellos se consideran personas honradas que trabajan humildemente para sobrevivir, ellos no realizan ningún delito ni le faltan el respecto a nadie. Su actividad comercial molesta en el Malecón, por ello, le piden a la autoridad acceso a créditos y capacitaciones para mejorar su situación económica, pero sobre todo piden les escuchen y les brinden la oportunidad de un diálogo para exponer cuáles son sus necesidades, tal y como lo hacen con otros sectores de la sociedad, a quienes si se le escucha.
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(Cuadro 3, formulación de esquemas fundacionales)
Ellos construyen su posición individual a una colectiva (Cuadro 3) a través de su presencia en este espacio, comparten una situación en común junto a otros compañeros que realizan una actividad similar. Integran un colectivo, así le denominan, aunque en realidad no los toman en cuenta, sólo acatan las órdenes de la autoridad. Dicen algunos de ellos, ya tienen muchos años en el lugar y ven en la nueva imagen del Malecón una nueva etapa, donde se viven nuevas realidades, porque les asignaron lugares específicos, con la finalidad de que no circulen libremente por el Malecón, y reconocen esta acción como una buena decisión porque, les permite un acceso, aunque sea restringido, al espacio turístico. Mira, yo aquí vendo mis productos, y agradezco que ya no se me corra de aquí, porque nos echaban a los policías para que no entráramos aquí, pero de repente ya no nos dijeron nada, y eso nos benefició, porque así ya puedo vender. Lo malo de esto es que no me dejan circular, sólo me permiten estar aquí y si me llegan a ver vendiendo en otra parte me quitan el permiso que tengo para la venta en la calle. Y fíjate, para yo poder estar aquí, tengo que pagar un permiso para la venta de alimentos en la vía pública, y aparte debo pagar otro permiso para que me dejen estar aquí, también debo dar un dinero a los inspectores de comercio. Ellos, los inspectores me checan mi permiso, a veces ni lo checan, uno ya sabe que debe darles algo para que lo dejen trabajar; entonces, si te das cuenta, tengo que pagar dos permisos y dar otro dinero a los inspectores para que me dejen estar aquí. En otras partes de la ciudad también se vende, pero aquí acabó más rápido con mi producto y puedo echar un segundo viaje, porque está garantizado que
201 aquí se vende, viene mucha gente y eso es bueno para nosotros. Si puedo circular por el Malecón, pero no puedo vender, sólo debo estar en un solo lugar y no moverme, porque si me llegan que vendo cuando voy circulando a ver me quitan el permiso. (Abel, vendedor ambulante)
El testimonio de este vendedor ambulante constituye una representación del espacio fragmentado, donde para poder ingresar debe acatar medidas, como: pagar sobornos a la autoridad que vigila la zona, los inspectores de comercio del H. Ayuntamiento de La Paz y, a veces, a los policías, quienes también se integran a las dinámicas de soborno en contra de los vendedores ambulantes. Sin embargo, este espacio, el Malecón, representa un medio de subsistencia para ellos y su expulsión de este lugar acaba con la posibilidad de obtener un buen ingreso, aunque reconocen que en otras partes de la ciudad también venden, pero aquí venden más, tal y como lo manifiestan. Consideran que en otros sitios de la ciudad, igual, venden, pero el malecón significa un punto de venta excelente, pues hay más personas y todas andan gastando dinero y eso es bueno para ellos. La restricción al espacio público y la marginación de este actor lo genera la misma autoridad política como lo manifiesta en expresiones como: “nos echaban a los policías para que no entráramos aquí”. Esta integración representación colectiva de este actor la viven de igual forma todos los vendedores que fueron objeto de la persecución policiaca para expulsarlos. Esta postura individual del entrevistado, también, manifiesta cómo ellos son objeto de la corrupción por parte de inspectores de comercio, con quienes deben cooperar para poder permanecer en el Malecón.
(Cuadro 4, estructuración de modelos mentales)
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Al vendedor ambulante se le ve (Cuadro 4) como a ese actor que no pertenece a este lugar, es quien merece ser desplazado; es considerado como un ciudadano de segunda categoría que puede ser objeto de todo tipo de vejaciones por parte de la sociedad y por parte de la autoridad, pues nunca se quejará al no poseer una voz que lo represente. Y, sobre todo, lo preocupante es porque su presencia afecta el bien más preciado para la autoridad, la imagen turística del malecón, la cual genera la atracción de inversiones y turistas; por ello, el vendedor ambulante es condenado a ser expulsado del espacio turístico, pues no forma parte del mundo ilusorio del imaginario. Lo que ocurre en este lugar es asunto del municipio, está muy claro en el reglamento que rige esta zona, está prohibida la actividad del ambulantaje en todas sus formas, sean artesanos, vendedores de elotes, raspados, paletas, globeros, etc., lo que sean. Ellos estorban la vía pública y nosotros nos dedicamos a regular el comercio en la vía pública, para eso estamos comisionados. Hacemos recorridos a diario, para eso estamos debidamente uniformados e identificados para que no haya mal entendidos. Algunos de los ambulantes nos señalan como déspotas, incluso hasta unos se enojan y nos amenazan, por eso a veces nos acompaña la policía turística, para que tome nota del ambulante y se le prohíba el ingreso al Malecón. A este personaje se le identifica como un elemento no deseado en esta área, pero te repito, nuestra labor es sólo checar que todo esté en orden y quien no obedezca se emplea la fuerza pública. Nosotros no venimos a hacerle mal a nadie, sólo hacemos nuestro trabajo. Tenemos indicaciones y las obedecemos. (Carlos, inspector de comercio del H. Ayuntamiento de La Paz)
Este testimonio reafirma las declaraciones de las autoridades, al vendedor ambulante se le ve mal y no debe estar en el Malecón, se expresa en frases como: “ellos estorban la vía pública”, “a este personaje se le identifica como un elemento no deseado en esta área”. Otra cuestión, es que el inspector de comercio sólo reproduce la representación del espacio turístico que tienen sus superiores, las autoridades de gobierno municipal y estatal, en frases como: “tenemos indicaciones y las obedecemos”, “nosotros nos dedicamos a regular el comercio en la vía pública,
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para eso estamos comisionados”. La justificación del ordenamiento del comercio en la vía pública opera de forma injusta, porque el vendedor ambulante, no estorba la vía, sólo la utiliza para vender sus productos, y si se le restringe su movilidad por la zona y está fijo en un solo lugar, tal y como los regularizaron, entonces si estorba.
(Cuadro 5, organización de las representaciones)
El cuadro de las representaciones (Cuadro 5) muestra la posición que guarda el discurso de los ambulantes con respecto al discurso oficial de la autoridad de gobierno. La voz de los ambulantes no se escucha, tiene una posición periférica, no forma parte de las decisiones de gobierno. Aparte, es un sector social que tiene presencia en el espacio público
y pide ser escuchado por la autoridad, ellos
comprenden su situación al ser considerados, incluso, como insectos, al nombrarlos como una plaga, que se reproduce. También se les señala como delincuentes, como un estorbo, etc., son un elemento que no debe estar en el área turística, cuando ellos sólo piden oportunidades. El testimonio siguiente expresa ese sentir del vendedor ambulante. Le pedimos a la autoridad que nos escuche, que nos abra las puertas y no sólo se considere a sólo algunos, que nos pongan atención y nos acepten como somos, artesanos, simples comerciantes y así, tener una consideración mayor. Que la gente conozca nuestra labor, nuestros trabajos, que vean que aquí estamos trabajando todo lo que vendemos, lo hacemos con nuestras propias manos, elaboramos todo. Y si piden algo especial, aquí mismo se los hacemos en el momento. Le pedimos a la autoridad que nos de nuestro lugar, que nos
204 escuche y nos dé el espacio para expresar nuestras necesidades, por ejemplo, tener acceso a créditos o capacitaciones, incentivos para poder ampliar nuestro negocio. Si la autoridad desea mejorar la imagen turística de la ciudad, debe de capacitar a las personas que tienen un trato directo con los turistas, eso nos beneficiaría y beneficiaría al turismo también, y sobre todo, no sólo se beneficia al turista, sino a la población en general también, porque nuestras familias erogarían un pequeño flujo económico, pues al tener más nosotros, en consecuencia, nosotros también gastamos y así podemos aportar a la economía de la ciudad y así, generar un círculo eterno de las dinámicas de la economía. (Moisés, vendedor ambulante)
Este clamor es generalizado, ellos son una voz que pide oportunidades, son conscientes de su estigma social, por ello piden capacitaciones para mejorar su actividad y proyectar una mejor imagen a la sociedad. Saben que la nueva imagen trajo un cambio y ellos, también, quieren ser parte de ese cambio. Sin embargo, se ven al margen de todas las decisiones que se toman. Esta marginalidad la manifiesta a través de frases como: “nos acepten como somos, simples comerciantes”, “Le pedimos a la autoridad que nos de nuestro lugar, que nos escuche y nos dé el espacio para expresar nuestras necesidades”. También este actor representa una imagen de su actividad integrada al turismo: “si la autoridad desea mejorar la imagen turística de la ciudad, debe de capacitar a las personas que tienen un trato directo con los turistas, eso nos beneficiaría y beneficiaría al turismo también”. En cambio, la parte central del cuadro de las representaciones expone cómo se le estigmatiza y se erige una frontera social en torno a ellos, en frases como: “afectan la imagen visual del malecón”. La frontera social la construye la autoridad de gobierno, pues el conflicto en torno al vendedor ambulante hace visible a la desigualdad social y, está es creada por una postura subjetiva en torno a lo que es el espacio público.
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(Cuadro 6, aproximación a las ideologías)
La proyección (Cuadro 6) del vendedor ambulante con respecto a su situación es de una marginalidad, donde sólo espera una oportunidad para formar parte del desarrollo del espacio turístico, sólo es cuestión que se les escuche y sepan de sus necesidades. A partir de esta posición construyen una conciencia colectiva, la cual tiene una contraparte, los otros, a quienes ven como los privilegiados del sistema. Los otros son las transportadoras turísticas, quienes no dejan que el turista camine por la ciudad ni se les acerque. Dicen, ellos tienen trato con el gobierno por gozar de este privilegio. Pero también ven como su adversario a los grupos de ciudadanos organizados que piden sean expulsados del Malecón. Los ambulantes dicen, ellos son quienes toman las decisiones de qué se hace y deshace aquí, en el espacio público, es como si les perteneciera, la autoridad sólo obedece sus peticiones. La conciencia que norma al vendedor ambulante se constituye a partir de una marginalidad, porque saben de las desventajas de su condición social, por ello piden una integración a las dinámicas sociales, así como se beneficia a los otros, los beneficiados por el gobierno. Viven una situación de injusticia social al ser estigmatizados y expulsados.
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Conclusiones Cuando caminé junto a Ricardo, vendedor ambulante, me señaló los lugares donde fue acosado por la policía por caminar rumbo a la zona donde suele vender su mercancía en el Malecón, comentó “aquí no hay de otra, o como o no como, así de sencillo, yo dependo de este lugar para poder comer y llevar algo a mi familia, tengo dos hijos, vivo en el Centenario en un cuarto que me facilitó un amigo y por el cual debo pagar una renta, aunque no es mucho lo que pago de renta, a veces me da pena, porque no tengo dinero y debo pedir tiempo para pagar. Entonces, te digo, para venir acá, al Malecón, debo tomar el transporte a diario, salgo a las ocho de la mañana y regreso en el último viaje, a las nueve de la noche, me paso todo el día aquí, y aquí como lo que sea, la cosa es comer algo, aunque no me alimente bien. Siempre pienso en mis hijos, están creciendo y cada día necesitan más cosas. Entonces, de un día para otro la policía te detiene y te lleva detenido, sólo por caminar a vender mis cosas en el Malecón, ni siquiera ofrecí mi producto a nadie. En verdad eso de que damos mal aspecto es un invento para echarnos de aquí. Vengo de Chiapas, vine acá porque allá no hay trabajo y aquí se gana más, primero llegué a Los Cabos, pero allá vivía en un lugar peligroso, no me sentía seguro, en cambio, acá estoy mejor, puedo caminar por la noche sin que me molesten los malandros. Pero, ahora me encuentro con que me detienen por mi aspecto, porque no soy güero y traigo dinero, porque trabajo en la calle, porque tengo que vivir de algo. La Paz me gusta, pero su gente no tanto, es cerrada, no son amigables, y esto que me sucede lo demuestra, no me dejan ni siquiera caminar por el Malecón porque soy pobre y vendo mi producto en la calle, yo no molesto a nadie ni ando robando o molestando a la gente, yo sólo vengo a trabajar honradamente y eso les molesta” (Julio, vendedor ambulante). Este testimonio es sólo una muestra de la voz invisible que está ante todos a diario en las calles, donde ya ni siquiera se puede caminar por ciertas zonas, pues hay un acoso policiaco. Este acoso no sólo es en contra de los migrantes que vienen a la ciudad, sino nosotros, los habitantes locales también somos objeto de este acoso policial. Cuando hice mi trabajo de campo varias veces fui detenido por sólo
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mi aspecto físico, la clásica revisión de rutina como le nombran los oficiales. Esta revisión implica, un traslado a otra zona de la ciudad y recordarte que no debes ir al lugar donde se te detuvo, “te detuvimos porque andas en actitud sospechosa, nosotros sólo hacemos nuestro trabajo, detener rateros”. Este actuar de la policía muestra cómo ellos trabajan en torno a un código operativo, el identificar posibles amenazas o elementos nocivos para la ciudad, un código normado por una imagen visual del ciudadano modelo, lo cual establece una distinción entre los ciudadanos, entre los que visten elegantes y quiénes no. Los que no tienen nada, aquellos que deben salir en busca de trabajo, lugar donde son mal vistos porque representan una amenaza para el patrimonio del rico. Este punto de vista lleva al cuestionamiento siguiente, ¿Por qué la autoridad se norma en torno a estos códigos visuales de vestimenta?, ¿por qué hay vigilancia extrema en ciertas zonas de la ciudad?, ¿por qué se detiene y expulsa del espacio público a las personas? Las posibles respuestas posiblemente tengan explicación en torno a las necesidades del espacio turístico, pero no se debe culpar al desarrollo turístico de ello, porque lo que está mal son las acciones de la autoridad política en contra de la población local, al expulsarla de ciertos espacios de la ciudad sólo por su aspecto. En La Paz, B.C.S. no sólo se desplaza a los vendedores ambulantes, a los prestadores turísticos pobres, a los padres de familia de la escuela 18 de marzo o al peatón desplazado por las terrazas, sino también al ciudadano común que viste de forma humilde, se le expulsa de la zona turística o se le acosa por medio de la policía para que se vaya de este lugar y regrese a la periferia de donde vino. Acciones que ponen de manifiesto el objetivo central de esta tesis de investigación es analizar los discursos, fronteras y distancias sociales que se generan a partir de la urbanización turística, donde el producto turístico altera los tipos de relación, interacción y significado entre las personas mediante la inserción de la experiencia turística en el espacio público. Estos discursos, fronteras y distancias sociales se viven a diario en el malecón y centro histórico de la ciudad, los nuevos espacios renovados de la ciudad, un espacio urbano que a través de la visión político-empresarial adquiere una función mercantil. La autoridad política ofrece este espacio de la ciudad al
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turismo y empresarios, para ello se ejecutó una renovación urbana mediante una inversión pública millonaria, para generar un espacio agradable que tergiverse la percepción de quién le observe y genere una experiencia nueva del lugar. Una labor asignada a técnicos (arquitectos y diseñadores), quienes se encargan de manipular la realidad mediante elementos visuales, es decir, crean un diseño del espacio que deriva en una imagen visual atractiva que se vende al turismo y empresarios. La ciudad, entonces, se torna en una marca comercial importante para el desarrollo y, la autoridad depende de esta imagen visual para poder vender al producto turístico dentro de un mercado global. Este fenómeno complejo, implica el uso de nuevas tecnologías de la información y una política de intervención pública del espacio urbano, lo cual afecta el desarrollo de la cotidianidad, pues este nuevo espacio público, producto de la intervención política, en realidad se vende al turismo e inversionistas. La preservación de la imagen visual, es la causa de los desplazamientos, expulsiones y marginaciones de personas no deseadas. Esta actitud de la autoridad política en torno a la preservación de la imagen turística no sólo genera un reajuste social; sino este reajuste también ocurre por el uso de las nuevas tecnología de la información, donde el espacio turístico es un signo del consumo. Este signo integra a la ciudad a espacio virtual de las redes sociales y una visión innovadora y competitiva. Una acción que, deriva en un desplazamiento del menos adaptado a esta nueva realidad de innovación mediante el uso de nuevas tecnologías, profundizando aún más, las fronteras sociales que derivan en desigualdades. Esta táctica de captación comercial muestra claramente la contraposición entre el valor de uso, vinculado a lo histórico y cultural y el valor de cambio, vinculado al comercio. Además, otra característica del nuevo espacio público turístico es la de proyectar esta imagen comercial a través de sus edificios, calles, parques, monumentos, etc., para ello se vale de una exagerada ornamentación presente en la arquitectura, colorido contrastante de fachadas, aglomeración de instalaciones artísticas en la vía pública, colocación de iluminación descomunal en edificios, etc., elementos que buscan atraer la vista del observador y tergiversar el sentido de la realidad. Sin embargo, esto desplaza los usos históricos y
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tradicionales, al asignarles una nueva función pública, pues la representación turística de la ciudad crea un nuevo tipo de cotidianidad y ello deriva en un conflicto con respecto al espacio público. Para crear esta nueva cotidianidad, la imagen turística requiere de una higiene social, eliminar elementos negativos que afecten su imagen, por ello, se expulsa a quienes no reproducen esta nueva cotidianidad del espacio creado en torno a dinámicas consumistas de los turistas y élite social local. Es decir, el propio espacio público reproduce los mecanismos de la expulsión social, pues este espacio por medio de su diseño genera una frontera social que divide a los ricos de los pobres. Ello lleva a ver la conformación del espacio público como la representación de una imagen que instituye una nueva narrativa urbana, esta narrativa requiere eliminar a los otros, los desplazados para poder proyectar sus distintos tipos de experiencia ante el mundo. La visión político-turística de la ciudad integrada a los aconteceres de las urbes de primer mundo, se manifiesta a través de la organización de los grandes eventos donde, La Paz es sede de sucesos deportivos, culturales, gastronómicos, de negocios, de aventuras, etc. Eventos que se ven como un logro político porque se difunde la ciudad ante todo el mundo, y ello es un triunfo social. Pero cabe señalar, cuanto de esta narrativa en torno a la ciudad es verídica, porque esta investigación muestra cómo esta narrativa sólo es un simulacro creado a través del discurso político para dar vida a un mundo ilusorio que reproduce una falsa conciencia sobre la realidad, la cual es en sí una forma de dominio, control y sujeción a las estructuras del capitalismo global, mediante la aplicación de políticas de corte global como la que propone la Organización Mundial del Turismo (UNWTO). La renovación del espacio público con una orientación turística sólo busca vender a la ciudad, no es un espacio para el ciudadano local, sino para el turismo e inversionistas interesados. Un alcance importante logrado por esta investigación fue por medio de la observación y el trabajo de campo (lo percibido), donde ayuda a mostrar cómo en el espacio operan mecanismos de significado plasmados en su diseño, donde se
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genera un hurto sociocultural para tornarlo en una mercancía que se ofrece a las inversiones y turismo. Este proceso construye una retórica discursiva que, también, termina por engañar al poblador local, quien no advierte la existencia de estos mecanismos de control, sujeción y dominio, lo único visible en este proceso son las expulsiones sociales que ocurren en el Malecón y Centro Histórico de la ciudad, orquestadas por la autoridad política. En el espacio turístico se erigen fronteras simbólicas, porque en realidad no se impide el paso a nadie; sin embargo, es el propio interaccionismo entre los que poseen y los que no poseen nada lo que genera esta frontera social en el espacio público. Lo que lleva a ver al fenómeno turístico dentro de una problemática interpretativa, por ello, las distintas vertientes de estudio en torno a sus realidades, pues son contrastantes. Si bien, la una integración de una economía en torno a la atracción de visitantes, quienes requieren de una infraestructura como hoteles, carreteras, transporte, etc., también, implica una inserción sociocultural en torno a la presencia de los nuevos visitantes, como el nuevo tipo de actividades que desarrollan en áreas exclusivas, una organización territorial contrastante, entre los visitantes y locales, etc., o la migración de personas de otras regiones en busca de trabajo que deriva en el crecimiento acelerado de las entidades turísticas. Por ello, esta investigación hace una integración de distintas disciplinas del conocimiento para integrar un marco teórico-metodológico adecuado. En busca de ver la realidad que genera el espacio turístico, donde las desigualdades, expulsiones y fronteras derivan en una categorización de espacios y ciudadanos. Esto deriva en la integración de una labor investigativa profunda de autores pertenecientes a la sociología, antropología, geografía, lingüística, urbanismo, turismo, política, etc., en busca de comprender cómo se generan estas fronteras sociales en dinámicas interactivas en los espacios de convivencia cotidiana. Pero, el turismo, al ser un fenómeno urbano, implica la lectura de los autores insignia como Henri Lefebvre (1990) y David Harvey (2012), quienes muestran cómo en la ciudad se genera esta expulsión social por medio de un mecanismo que opera a través de la renovación de espacios y el aumento consecuente del precio del suelo
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urbano. Una situación que afecta al ciudadano, pues debe vender su vivienda para ir a otra parte de la ciudad, o ya no puede pagar la renta del alquiler, o llega una nueva clase social que lo desplaza. Pero, lo peculiar de estos autores es que nunca mencionan al fenómeno turístico como el culpable de estas expulsiones. Por ejemplo, Lefebvre en su propuesta de análisis espacial esporádicamente menciona al turismo, pero nunca lo involucra directamente con la expulsión de personas hacia las periferias, sino sólo como parte del análisis de lo concebido. En El derecho a la ciudad (1990), culpa a los técnicos de la ciudad de las consecuencias y reorganización que acontece en la ciudad, pues estas intervenciones políticas afectan el desarrollo de las actividades cotidianas. Pero igual, nunca refiere al fenómeno turístico, sólo ubica las problemáticas que derivan en conflictos donde se clama un derecho a la ciudad y acceso los bienes urbanos. En su libro, Hacia una arquitectura del goce (2018), hace un análisis del qué representa este tipo de arquitectura y desde que postura debe abordarse, pues, insiste, debe interpretarse a través de las prácticas que genera el producto turístico, pues genera un intercambio regional y no debe abordarse desde las representaciones, como un signo que establece efectos en el pensamiento. Por su parte, David Harvey (2012) ve al fenómeno turístico como la inserción de un nuevo tipo de integración económica que acontece en la ciudad y termina por afectar a la población. Ve, cómo esta economía utiliza elementos territoriales, culturales e identitarios para delimitar un nuevo tipo de territorio y con ello atraer las inversiones. Pero, para que se atraigan las inversiones y se genere el desarrollo turístico, primero la administración pública debe invertir en infraestructura urbana donde se instalará la economía turística, pues ésta no se mueve con facilidad, primero deben garantizarse las ganancias que se obtendrán. Esta postura es más clara en su planteamiento, pero no explica a fondo cómo se generan las fronteras al interior del espacio turístico por medio del interaccionismo entre turistas y locales. Además, el turismo al ser un fenómeno global es abordado desde la sociología por autores como Manuel Castells (1990) , Saskia Sassen (2003), Doreen Masey (2014), etc., quienes ven en esta nueva forma territorial una
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desterritorialización; es decir, la presencia de los desarrollos turísticos son una forma de fragmentación territorial donde se integra a una localidad a las dinámicas de la economía global, donde, además, influye el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, pues por medio de ellas, fluyen los recursos monetarios e imágenes que se generan. Así, una comunidad local, al formar parte de los desarrollos turísticos vive nuevas realidades producto del interaccionismo entre locales y turistas, se adoptan otras costumbres, se crean puestos de trabajo, se detona un crecimiento poblacional acelerado, etc. De igual forma, no explican cómo se generan las fronteras que derivan en una fragmentación social. Otro autor que se revisó fue Michel Foucault (2014), porque el turismo implica la imposición de una forma de poder político y económico sobre el territorio. Pero, la complejidad interna en su discurso lo hace ambiguo y de una comprensión difícil. Foucault ve, al poder como una forma de estructuración y sujeción del hombre dentro de tres campos fundamentales, la vida, el trabajo y el lenguaje. En estos tres campos el empleo del discurso es necesario para dominar, controlar y sujetar a la sociedad, ello genera una condición humana manipulada por medio del pensamiento. En cierta forma, esta postura esboza al fenómeno turístico, pero no es suficiente, porque no explica las fronteras socioculturales, sino él habla de un domino social total. Por ello, otra forma de ver al fenómeno turístico fue la postura del imaginario social, pero en esta perspectiva del conocimiento, si bien es acertada, también lleva a un callejón sin salida, porque si no se hace una correcta interpretación de qué es en realidad el imaginario deriva en una falla teórico-metodológica. Este concepto es de fácil interpretación, pero conlleva una complejidad interna al momento de ver al fenómeno turístico, pues el campo de lo cultural y las representaciones pueden referir a toda la realidad y no concretar una postura fija en torno a qué se analiza. Otro aspecto del imaginario social es que, también integra una postura ideológica, que pude verse como una creencia, representación o falsa conciencia, es decir, no concreta con precisión qué es la ideología. Un autor insignia en torno al fenómeno turístico desde los imaginarios sociales es Daniel Hiernaux (1989, 2002) y hay numeroso artículos publicados de su autoría, pero, de nuevo, no explica las
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fronteras simbólicas derivadas del interaccionismo, sólo se concreta a ver cómo se generan las fronteras físicas y territoriales del imaginario turístico y deja de lado cómo se generan las fronteras de tipo simbólico. Sim embargo, una perspectiva rica que se pasó por alto durante esta investigación fue la que propone la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) donde se recomienda a los gobiernos locales adoptar políticas turísticas para integrar procesos de desarrollo social y crecimiento económico, lo cual beneficia a la sociedad en general al contar con nuevas fuentes de trabajo. En sí, esta postura se empalma con la postura que propone Arturo Escobar en su libro, La creación del Tercer Mundo (2007), quien ve en la adopción de este tipo de políticas como una forma de colonización de las localidades, a través de la integración de una economía de la dependencia entre un país del Primer Mundo y un país del Tercer Mundo. En otras palabras, Escobar ve en las políticas de organismos internacionales la influencia de políticas globales que influyen en el desarrollo del Tercer Mundo, las nombra como meta-narrativas que terminan por transformar la vida de las localidades. Una postura que Michel Foucault comparte, pues es una forma de dominio político por medio del discurso y el pensamiento, donde se busca estructurar una economía en torno a los campos de la vida (espacio), el trabajo (economía) y el lenguaje (discurso). Esta postura en especial, pone al descubierto cómo el discurso político pone en práctica esta meta-narrativa de los organismos internacionales, pues, también, implica un acceso a recursos económicos si se realizan los ajustes recomendados, como generar condiciones de sustentabilidad social, económica, ambiental, paisajística, etc. Derivado de ello, esta postura político discursiva de la Organización Mundial del Turismo (UNTWO) se ajusta a los planteamientos del imaginario turístico, donde por medio de la creación de un desarrollo turístico se da vida a un discurso político y urbano en la ciudad, para ello, debe realizarse la intervención de una política pública que establezca una renovación urbana aprovechando recursos culturales, históricos, ambientales y paisajísticos, y con ello generar una sinergia social, urbana, económica y política. En este proceso es fundamental la creación de una
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nueva narrativa e imagen de la ciudad unida al turismo y a la realidad global donde se enfrentan nuevos retos. Esto deriva en un proceso de turistificación, una acción que transforma al territorio y crea una fractura interna en la sociedad, pues al modificarse el paisaje por medio de la urbanización turística, se crea una percepción distinta del lugar. Esto genera una sensación de extrañamiento y no identificación con el nuevo aspecto del espacio urbano. Sin duda, un gran avance, pero no se detalla, de nuevo, cómo se edifican las fronteras, porque el espacio turístico agrupa a todas las personas, locales y turistas en dinámicas interactivas. Esta conceptualización, da forma al marco teórico, pero, también, muestra otra problemática conceptual, la creación de la marca-ciudad, la nueva imagen turistificada de la localidad, donde se requiere de un espacio de exclusividad turística para que el turista transite y conozca la historia, cultura e identidad del lugar. Además, esta imagen de la ciudad deriva en otro proceso, se convierte en un signo, en una imagen digital que forma parte de la red comunicativa de internet. Esta imagen se utiliza para atraer el turismo e inversiones por medio de campañas publicitarias. La ciudad se torna así, en un signo del consumo, un producto, el cual compite junto a otras ciudades dentro de un mercado turístico global. Por tanto, al convertirse la ciudad en un signo del consumo, la imagen visual de la ciudad debe contar con elementos retóricos que incentiven la mirada del observador. Para ello se recurre a especialistas en el diseño y la publicidad con la finalidad de engañar al observador e influir en su capacidad de decisión. Un fenómeno que forma parte de la arquitectura del espacio renovado con fines turísticos, se utiliza al imaginario turístico para tematizar de forma exagerada a la ciudad en torno a sus elementos endógenos, el espacio urbano adquiere un aspecto folclórico en busca de atraer al turista e inversionista. A esta caracterización de la ciudad, se le añade una narrativa que se agrega a la experiencia del lugar, así, al caminar por la ciudad el turista se encuentra ante el lugar donde estuvo la reina de Inglaterra, o estuvo Hernán Cortez o estuvo algún artista famoso. Esto crea una realidad ilusoria que deriva en una falsa conciencia sobre la realidad, es decir, el imaginario turístico. Sin embargo este imaginario, también, remite directamente a la noción ideológica del nuevo espacio, donde se busca atraer al turismo e
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inversionista sólo para generar negocios. Este fenómeno en torno al espacio turístico y su inserción en la red virtual de internet por medio de elementos visuales y narrativos en busca persuadir al observador, lo exponen autores como Lipovesky (2014), Amendola (2000), Jameson (2002), etc., pero dada la complejidad del fenómeno no concretan explicar en cómo se genera y qué implica para la realidad, sólo lo asocian a una economía cultural o capitalismo cognitivo o una nueva modernidad que denominan como la posmodernidad. Esta compresión del espacio de la ciudad en un signo del consumo que forma parte de la red virtual de internet, deriva en complicaciones con respecto a las teorías y metodologías de la cultura. La teorías clásicas sobre la cultura la ven como una forma de representación y práctica con respecto a un territorio, para ello, la etnografía hace una interpretación y descripción de dicho territorio, qué actividades realizan las personas, cómo viven, cuál es el aspecto de su comunidad, cómo hablan, a qué grupo nativo se estudia, etc., es decir, sólo genera una narrativa descriptiva que ordena y clasifica los elementos territoriales e interpreta las costumbres, tradiciones, festividades, etc., y las vinculan con un relato que obtienen por medio de entrevistas a los nativos. Pero es Abilio Vergara (2013) en su libro La etnografía de los lugares que propone una postura distinta de etnografía y no se queda sólo propuestas de interpretación descriptiva que no profundiza en los significados culturales e ideológicos. Abilio plantea la búsqueda de fronteras al interior de las comunidades, pues cada elemento social delimita sus territorios y de ahí construye imágenes y fronteras con respecto a la realidad. Una postura que, sin duda alguna, ayuda a ver cómo se generan las fronteras dentro del espacio turístico, donde la distinción entre las personas genera espacios de exclusividad y ello, deriva en la creación de identidades y comunidades dentro de las dinámicas interactivas que acontecen dentro de la vía pública. Sin duda una postura distinta a Lefebvre, Harvey y demás autores que ven a la expulsión social como un mecanismo que sólo opera por dinámicas económicas como el aumento del valor del suelo urbano. Porque las expulsiones sociales que acontecen en el espacio turístico son producto del interaccionismo entre locales y turistas, y para clarificar más cómo operan las
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fronteras, se agrega un nuevo elemento, la élite local, quien se integra al dinamismo del espacio turístico y lo reproduce por medio de su estilo de vida, que los reafirma e identifica y establece quienes no son. Una vez aclarados estos puntos, se integra un trabajo de campo en busca de identificar las fronteras del espacio turístico por medio de la observación participante que propone la metodología etnográfica, esto implica unirse al dinamismo social del lugar. En el trabajo de campo se identifican los espacios donde ocurren un mayor interaccionismo y se observa un espacio público sin frontera alguna, es decir, no hay barreras físicas que impidan el libre tránsito por el lugar, lo cual complica la labor de observación, porque teóricamente se habla de fronteras físicas como barreras o rejas, o fronteras simbólicas, pero estas tienen la característica de ser de difícil ubicación, la vestimenta, aspecto físico, mirada, gestos, etc., no ayudan mucho a identificar esta frontera simbólica. Pero, es en las terrazas ubicadas en la acera peatonal donde se ubica la frontera del espacio turístico, y de ahí se reproduce a toda el área, pues las terrazas simbolizan al producto turístico, lo organizan, y clasifican a toda persona que consuma en este sitio. Así, las personas que utilizan las terrazas no sólo están consumiendo una bebida o alimento, sino el concepto del espacio unido al turismo, a lo global, lo innovador. En las terrazas conviven locales y turistas, además, este espacio
está
delimitado
territorialmente,
conforma
un
perímetro
donde,
aparentemente, no hay restricción alguna. Pero la restricción territorial la genera el propio producto de consumo, es decir, está controlado por medio de un precio, y no todos pueden acceder a este tipo de consumo, ello crea un espacio de exclusividad, donde un grupo selecto de la sociedad convive y establecen una diferencia con respecto al resto. Esto los agrupa y distingue ante los demás, por ello tienen un espacio exclusivo que forma parte del diseño urbano del lugar. Ello, conforma un espacio diferente dentro del mismo espacio público, de igual forma, el consumo crea una diferencia y un estilo de vida, donde la imagen visual los integra al espacio y al mundo ilusorio del imaginario turístico que crea una fragmentación social en la vía pública.
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Este andar a través de posturas teóricas y metodológicas me lleva a integrar una postura en torno al espacio urbano, donde hay una evidente intervención pública y adopción de políticas de carácter global puestas en práctica en la regeneración del espacio público del Malecón y Centro Histórico de La Paz, B.C.S., también, hay una fragmentación social generada por el mismo espacio público y su perfil turístico-consumista a través de la instalación de las terrazas, elemento que articula la nueva imagen del lugar. Este recorrido por distintas perspectivas del conocimiento deriva en la adopción de la metodología que propone Henri Lefebvre para realizar un análisis espacial en torno a su trialéctica, el espacio concebido, espacio percibido y el espacio vivido. Toda la intervención del espacio público y la creación de la marca-ciudad, la adopción de políticas globales y las narrativas en torno al espacio, forman parte del análisis del espacio concebido; por otra parte, en el análisis del espacio percibido se integra una observación participante con la finalidad de llegar a una descripción donde se identifican fronteras dentro de las dinámicas interactivas; y finalmente, en el análisis del espacio vivido se generan las entrevistas en torno al actor identificado como desplazado del espacio turístico. La comparación entre el espacio concebido y vivido establece un contraste de perspectivas, donde la dimensión ideológica está plasmada en las acciones de intervención pública del espacio con la finalidad detonar oportunidades de negocios. En cambio, la ideología que expresa el espacio vivido a través del actor desplazado no es de confrontación y crítica hacia las acciones de la autoridad política, sino se expresa una necesidad de integración social al espacio turístico, pues el actor desplazado desea ser parte del nuevo desarrollo de la ciudad. Esto comprueba la hipótesis de esta investigación donde se plantea ver cómo la inserción del producto turístico dentro del espacio público deriva en la creación de fronteras, distancias y expulsiones sociales. Estas expulsiones generan diálogos, relatos y narrativas que expresan posturas políticas ante la nueva función del espacio. La obtención de los resultados, los relatos de los actores desplazados, se caracteriza por mostrar un contexto inicial al principio, pero una vez realizado el análisis del discurso se descubre otro contexto oculto. En este contexto se integran
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posturas subjetivas con respecto a cómo se vive y representa el espacio turístico, donde se vive una experiencia diferente al ser objeto de persecución policiaca, expulsión social y corrupción. Vivencias que ponen en duda el actuar político de la autoridad, quien no considera los vínculos históricos, tradicionales y personales de los actores expulsados. Estos testimonios son una voz importante que representa otra realidad que es necesaria integrar de nuevo a la ciudad. Esta información de parte del actor desplazado confirma el objetivo de esta investigación, permite analizar los discursos, fronteras y distancias sociales que se generan a partir de la urbanización turística, donde el producto turístico altera los tipos de relación, interacción y significado entre las personas mediante la inserción de la experiencia turística. Esta voz genera una red colectiva entre los distintos actores que viven el desplazamiento, ello puede derivar en la integración de una propuesta de política pública enfocada en la atención de este tipo de problemáticas recurrentes en zonas turísticas. Tomando en cuenta las experiencias de expulsión social a la cual se somete a las personas sin considerar sus vínculos identitarios y territoriales con respecto a su lugar. Estos actores desplazados pueden, incluso, integrar un nuevo discurso político que busque una unificación social de este actor desplazado a los espacios donde fue marginado. Esta nueva acción no debe ser asistencialista, sino dar vida a una nueva forma de sustentabilidad social a partir de una reintegración de dinámicas interactivas al espacio público. En busca de integrar una nueva forma de ver a la ciudad, espacios y ciudadanos dentro de un nuevo planteamiento político con respecto a los territorios urbanos de convivencia social. Y se resalta de nuevo, el desarrollo turístico no está mal porque implica oportunidades para todos, lo que está mal son las acciones de persecución y expulsión social de un actor del espacio público sólo por su aspecto físico, pues daña la imagen visual que vende la ciudad al turismo y los negocios. Al generar esta acción de integración social del actor desplazado, también se proyecta una nueva imagen de la ciudad y su espacio turístico donde se generan dinámicas inclusivas y oportunidades sustentables, que no queden sólo en un discurso político de tipo retórico. El conocimiento obtenido a través de las
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entrevistas generó un conocimiento social importante, porque proviene del espacio público y es un conocimiento de tipo horizontal, no jerárquico ni dominante. Este conocimiento horizontal, proviene de la colectividad, y posee la capacidad de reensamblar un tejido social nuevo a través de la atención a las necesidades y posibilidades de los actores desplazados. Es posible, generar un espacio de posibilidades, a través de la integración de redes entre los actores afectados, estas redes pueden, a su vez, generar nuevas redes y así, consecuentemente, restituyendo un nuevo contexto social público unitario y no fragmentario. Este discurso del desplazado reflexiona y se cuestiona sobre qué es el espacio público en realidad, y es una oportunidad amplia de posibilidades para todos los ciudadanos, no es exclusivo para el beneficio de un solo sector social. Se debe considerar la diferencia social como un elemento de creación autopoiética, donde la diversidad identitaria de cada actor integra un nuevo tejido social que puede proyectar una nueva dinámica social. Incluso, esta diversidad identitaria también puede ser parte de la nueva imagen visual que se vende al turismo y los negocios. Estos marcos compartidos de conocimiento que genera el actor desplazado por medio de sus discursos tienen una perspectiva colectiva, donde se enlaza a personas, conocimientos y territorialidades, que también forman parte de la ciudad. Esta red colectiva del actor desplazado es una forma de conocimiento alterna a las formas dominantes de poder político. El discurso del desplazado manifiesta a través de sus narrativas las posibles salidas a su condición social de expulsado del espacio público. Ensamblar socialmente la visión política del desplazado en torno a la ciudad y sus espacios de convivencia social, tomando en cuenta su historia, identidad, tradiciones, costumbres y actividades, es transformar al territorio desde el propio actor y sus vínculos históricos, culturales y sociales. Es dar vida a un espacio más humano, y reproduce al espacio público represivo y persecutorio que genera diferencias. Como parte de los resultados de esta investigación, se consideran los siguientes puntos. 1- Esta investigación se desarrolló en dos partes, la parte teórica y la parte metodológica, que implica trabajo de campo, observación del contexto de análisis y
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la realización de entrevistas a distintos actores identificados previamente como parte del proceso de turistificación (Mancilla, 2019, Navarrete, 2016, Roldán 2015). El planteamiento teórico expone cómo se genera este proceso y a qué obedece, donde el discurso es una parte fundamental para la concreción de este proceso por medio de actores políticos, así mismo, el discurso, también, está presente en las dinámicas sociales del actor común en su vida cotidiana. Dos contextos diferentes, donde la acción política influye en la dimensión social al establecer formas de representación, prácticas, ideologías, memorias colectivas, etc., sobre la sociedad y en el contexto de interacción, lo cual influye en el comportamiento de las personas. Por ello, se considera al discurso como un medio de acceso a la experiencia, donde la condición humana muestra al actor social y su contexto de acción, el lugar donde desarrolla sus actividades como parte de su día a día. En este contexto, las acciones políticas están presentes en la vida de la sociedad por medio de discursos y, no sólo competen a la autoridad de gobierno, sino, también, al ciudadano común, quien a través de su experiencia cotidiana vive y construye posturas políticas a través de sus relatos. El planteamiento teórico de esta investigación plantea un proceso de remodelación urbana que influye en el desempeño cotidiano de las personas; esta remodelación ocurre, precisamente, por el proceso de turistificación. Sin embargo, una de las problemáticas del proceso de turistificación es el contexto donde se aplica, porque este concepto implica una acción sobre un determinado lugar, donde se genera una transformación territorial por medio del desarrollo turístico. Pero, este concepto también, comprende otro tipo de acciones, como problemáticas que derivan en acceso a recursos, transformación urbana, movimientos de migración, cambios en la percepción de un lugar, transformación de la identidad ante el nuevo uso social que le da el turismo, etc. Por ello, esta investigación sólo optó por centrarse en el proceso de expulsión social a partir de este proceso de transformación urbana que establece un sitio turístico. En este proceso, por tanto, es necesario explicar cómo se generan las fronteras sociales dentro de dinámicas de interacción, porque la creación de un
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espacio turístico significa una nueva territorialidad. Para tal finalidad, al análisis del discurso de los actores implicados en el proceso de turistificación cumple con tal objetivo. Otra dificultad presente fue cómo aplicar la metodología al planteamiento teórico, porque es una vía de acceso a la dimensión ideológica donde se muestran puntos de vista sobre el espacio. Por medio del marco teórico de esta investigación se expone cómo el discurso político por medio de su accionar constituye al proceso de turistificación y la transformación urbana. De manera que, la vía metodológica más obvia a este planteamiento teórico es
sólo el análisis del discurso. Sin
embargo, el planteamiento teórico también habla de una transformación urbana por medio del proceso de turistificación. Entonces, se debe, forzosamente abordar el análisis espacial que plantea Henri Lefebvre (1990) a través de la relación trialéctica entre tres espacios, lo concebido, lo percibido y lo vivido. Esta metodología abre el espectro de análisis hacia una interpretación de las acciones políticas en la ciudad, la transformación urbana, lo concebido. Además, también, plantea un contexto de observación y ubicación geográfica del contexto de análisis, lo percibido, y finalmente una inmersión en el espacio vivido, donde el actor, por medio de sus diálogos, narra y describe cuál es su experiencia del espacio junto a otros, para ello se realizan entrevistas y un posterior análisis del discurso. Otra problemática derivada de la aplicación de la metodología del análisis espacial, es su similitud con el método etnográfico, pues la etnografía también explica el contexto a través de las estructuras institucionales, las cuales pueden ser políticas, culturales, religiosas, comunales, etc. Además, la etnografía también plantea un contexto de observación donde el investigador accede a la dimensión social mediante entrevistas a los actores investigados. Derivada de esta similitud metodológica entre las tres posturas, el análisis del discurso, el análisis espacial y la etnografía, se realiza un ajuste, donde se opta por conservar el formato del análisis espacial de Lefebvre con la finalidad de exponer cómo y por qué se genera la transformación urbana y se erigen las fronteras en el espacio turístico, para, finalmente, ubicar las fronteras y centrar el análisis del discurso en un actor específico, el desplazado del espacio turístico.
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Esto implica en unir en un solo capítulo lo concebido y percibido como parte del contexto de observación etnográfico de los etic, y separar lo vivido en un solo capítulo como parte de lo emic, donde se ubica al actor y se realizan los análisis del discurso en torno a los diversos conflictos, a fin de identificar sus representaciones e ideologías con respecto a su experiencia del espacio; un discurso social importante para comprender las realidades que genera el espacio turístico en la ciudad de La Paz. B.C.S. Este acoplamiento de análisis metodológico en un principio sólo formó parte de un capítulo debido a la complejidad teórica del concepto de turistificación, porque, el uso de la dimensión cultural dentro de dinámicas político-económicas es fundamental para integrar el nuevo espacio urbano al contexto global por medio del uso de las nuevas tecnologías de la información. Un fenómeno sociocultural que algunos investigadores denominan posmodernidad (Featherstone, 2000), y en sus explicaciones no logran concretar qué es en realidad y como se representa en la vida cotidiana este fenómeno. Sólo hacen esbozos que no concretan nada o retoman las posturas teóricas ya desarrolladas por otros autores. Pero, todas estas visiones en torno a la posmodernidad convergen en un solo punto de vista, ven a este fenómeno del capitalismo global como la creación de una sociedad del consumo (Baudrillard, 2009, Bauman, 2009), donde al uso de imágenes y las nuevas tecnologías de la información son fundamentales para la difusión de signos, prácticas y representaciones que derivan en la creación de nuevos tipos de identidad y comunidades. De ahí que, la integración metodológica de esta investigación se aborda desde tres perspectivas de conocimiento diferente, como: el urbanismo por medio del análisis espacial del territorio turístico, la antropología por medio del análisis etnográfico a los actores en conflicto y la lingüística por medio del análisis del discurso a los actores desplazados e interpretación semiótica, la construcción del lenguaje que expresa el espacio turístico. Esto da como resultado un capitulado, donde aún se continua conceptualizando qué es e implica este fenómeno urbano,
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social, político, económico, cultural y lingüístico por medio de la producción de un espacio como un producto de consumo turístico, el cual genera una reorientación social y nuevas interacciones y experiencias del espacio. 2- Los resultados obtenidos a través de las distintas entrevistas a los actores implicados, muestran una postura preocupante derivada del actuar de la autoridad política, quien en un afán de generar un espacio de exclusividad social para el turismo y la creación de negocios, termina por fragmentar a la sociedad; llegando, incluso a ejercer acciones represivas en contra del poblador local, como lo es el uso de la fuerza pública para expulsarlo del espacio público, ahora turístico. Esta acción de la autoridad política pone de manifiesto el planteamiento de la trialéctica de Lefebvre, donde el contraste entre los tres espacios explica la realidad social del espacio urbano de la ciudad. El espacio concebido explica al ejercicio político y su ambigüedad práctica entre el ejercicio público y privado, lo cual deriva en la creación de dos tipos de discursos, uno para el ciudadano común y otro para los empresarios. Como el beneficio privado que se obtiene por medio del espacio urbano, donde se invierte dinero público para renovarlo y después se ofrece a los inversionistas. Una acción política ejercida en lo privado, entre políticos y empresarios, cuando estas acciones de renovación urbana se ven como la creación de espacios que mejoran la imagen y calidad de vida en la ciudad; sin embargo, el espacio renovado simboliza cómo opera el poder de forma invisible, mediante formas de interacción, delimitación territorial y construcción de identidades y comunidades en el espacio turístico. Esto contrasta y muestra los intereses obscuros que gobiernan al ejercicio político cuando se compara el espacio concebido con el espacio vivido. Porque lo vivido es la verdadera dimensión de la experiencia urbana, el lugar donde el actor no deseado en el espacio turístico arruina los negocios, porque afecta la imagen visual que vende al espacio urbano; por ello, se ejercen acciones en su contra para expulsarlo, Esto expone una ideología en torno al espacio de la ciudad, es una oportunidad de negocios; de modo que, se busca evitar la presencia de estos
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actores indeseados en el espacio turístico, porque se busca venderlo al turismo e inversiones. Pero más que nada, este proceso de expulsión social se genera por el interaccionismo que acontece entre las personas que acuden al sitio turístico. Tomando en cuenta que este espacio fue diseñado con un carácter de exclusividad, es decir, es sólo para turista y élite social que pueda costearlo. Sin duda, un proceso complicado de comprender porque ocurre en el espacio público, sin alguna barrera física que impida el libre tránsito de las personas. Sin embargo, este proceso se manifiesta a través del diseño urbano del espacio turístico, pues este espacio comúnmente se caracteriza por edificar fronteras físicas como: rejas, muros, bardas, etc., y fronteras de tipo simbólico como: estilo de vida, comunidades, arquitectura e identidades. Esta última frontera es la que acontece en el área pública del Malecón de La Paz, donde el estilo de vida que ofrece el consumo del producto turístico delimita un espacio territorial dentro de sitios públicos. Este consumo turístico no se da sólo en los hoteles o playas, se genera en área pública a través de las distintas terrazas ubicadas sobre la acera peatonal, donde las personas puede consumir una variedad de un mismo producto en los diversos restaurantes y bares de la zona, donde se ofrecen nieves, pizzas, alcohol, mariscos, comida saludable, etc. Razón, por la cual se elige como primer caso de análisis espacial de lo vivido a las terrazas y sus dinámicas interactivas, donde este elemento hace una eventual apropiación de la vía pública a través de la extensión de negocios privados hacia las aceras peatonales. Esto forma parte del diseño creado por la renovación urbana, y es visto como una acción política en busca de crear un espacio turístico y de consumo que genere empleos. Esta extensión benefició a los propietarios de negocios que están en esta zona, pero, se resalta, esta acción no fue idea de los empresarios, sino de la autoridad política, junto a arquitectos y diseñadores. Este proceder político concibió al espacio e instituyó las prácticas consumistas en torno al turismo por medio de las terrazas. Este primer caso de conflicto social pone de manifiesto cómo esta nueva forma de territorialidad reorganiza al flujo peatonal del Malecón, una acción que deriva en un conflicto social, sobre todo porque las
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terrazas personifican la implantación de un nuevo actor y estilo de vida, lo cual termina desplazando a los peatones a otra zona. El análisis del discurso de los distintos actores entrevistados, muestran cómo su relación histórica con el Malecón ya no continua, se fragmenta y se cortan los vínculos sociales con el lugar al ya no poder caminar por el lugar que ahora ocupan las terrazas. Además, por medio del relato de estos actores, se muestra cómo emerge este nuevo estilo de vida unido al área de las terrazas, lo cual indica que las terrazas es el elemento que construye las nuevas dinámicas interactivas, además, da vida al espacio turístico a través del consumo del concepto turístico y esto delimita un territorio que divide a la sociedad entre un nosotros y los otros, es decir, estructura la diferencia y nueva realidad del espacio público. Las terrazas establecen un significado del poder, control y dominio sobre el espacio público, dan vida al espacio turístico, expresan el lenguaje del discurso político en torno al Malecón y, construyen identidades en torno al consumo. El caso de la escuela 18 de marzo, si bien no tiene una relación directa con las nuevas dinámicas interactivas gestadas por las terrazas, este caso se vincula por medio del nuevo estilo de vida que se implanta en el lugar. En este predio se pretendió instalar una franquicia comercial que vende, no sólo productos, sino un estilo de vida, propio de los espacios turísticos. Las autoridades locales, de gobierno y de educación, deciden derrumbar la escuela alegando su nula funcionalidad. Esta acción genera una protesta de los padres de familia, porque no se les aviso con tiempo y sus hijos quedaban prácticamente fuera y estaban en riesgo de perder el ciclo escolar. Sin embargo, los resultados del análisis del discurso a los actores de este caso mostraron otro contexto diferente, un desconocimiento del trasfondo político de esta acción porque ellos sólo protestaban por el cierre de la escuela. Este trasfondo lo descubren cuando a su protesta se agregan simpatizantes que buscan organizarlos para darle un nuevo giro a las protestas. Estas personas buscan exponer la corrupción de la autoridad de gobierno y los negocios que realizó con este predio en disputa. Esto genera una división de quienes protestan, algunos continúan con este nuevo giro que adquiere y otros no, porque los padres de familia
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sólo protestaban por el proceder de las autoridades de la SEP que dejaba a sus hijos sin una escuela donde estudiar. El caso de los prestadores de servicios turísticos muestra en un contexto inicial el desplazamiento del prestador local por empresas foráneas que vienen de la zona de Los Cabos. Estas empresas foráneas llegan a la ciudad atraídas por la nueva imagen del Malecón y el aumento del flujo turístico a la ciudad. Pero, llegan, sospechosamente, con permisos que les permiten ingresar a la zona de avistamiento de tiburón ballena, un área natural protegida, y además, cuentan con un inventario amplio de embarcaciones. Situación donde, el prestador local es desplazado porque algunos sólo poseen una embarcación o solo un permiso para ingresar a la zona protegida. Este es el contexto inicial que se plantea, un conflicto entre prestadores turísticos por ingresar a la zona de avistamiento del tiburón ballena. Sin embargo, por medio de las entrevistas al actor, el prestador turístico devela otro contexto de acción más preocupante, pues son objeto de una expulsión social y persecución policiaca por el solo hecho de ofrecer sus servicios en la vía pública. Dicen, ellos, esto molesta a la autoridad política, en especial, al Presidente Municipal y el Secretario de Turismo del H. Ayuntamiento. En busca de acabar con esta actividad que molesta a la autoridad política, se buscó organizarlos por medio de un módulo de información turística, pero esto los marginó aún más. Esta acción sólo le dio preferencia a las compañías grandes y, al prestador local pobre, que cuenta con una embarcación y a veces ni a eso llega, le negaron el acceso a los módulos, es decir, los dejaron en la calle. Conscientes de esta acción, la autoridad tratando de solucionar la situación, les asigna unos chalecos de colores para que trabajen en la vía pública. Pero, cuando no visten dicho chaleco son objeto de una expulsión por parte de la autoridad policiaca. Estas órdenes de expulsarlos del espacio público la reciben de la autoridad política, porque la actividad del prestador turístico afecta la preciada imagen visual del Malecón, y eso perjudica al turismo. Ante tal situación, estos prestadores son objeto de una persecución y para evitar su detención ofrecen dinero a policías e inspectores de comercio del H. Ayuntamiento. Este contexto derivó en
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un problema de corrupción por el sólo hecho de acceder al espacio público y se expone cómo la imagen visual del espacio turístico está generando un contexto de marginación y expulsión social que termina por desplazar al menos capacitado, al que tiene menos recursos económicos, y no está integrado a las nuevas dinámicas interactivas del lugar. El caso de los vendedores ambulantes fue el primer caso de expulsión social evidente ante la sociedad, ampliamente difundido por medios de comunicación local. Se manifiesta un mal uso de la infraestructura urbana por parte de los vendedores ambulantes; pero, el vendedor ambulante manifiesta esta acción en su contra por petición de un grupo de ciudadanos, a quienes les molesta su presencia, porque afectan la imagen visual del Malecón que se vende al turismo. Esto constituye un conflicto de representación espacial en torno al espacio turístico, donde la autoridad política opta por ejercer una acción policiaca contra el vendedor ambulante para expulsarlo. Sin embargo, por medio de las entrevistas a este actor se devela otro contexto de acción, donde el vendedor ambulante fue en un principio expulsado, pero regresó y es una voz silenciada por parte de la autoridad política. El vendedor ambulante depende de la vía pública para vender su producto, va al Malecón porque ahí la venta es buena y puede realizar un segundo viaje con más producto, por ello de su insistente presencia. La renovación del Malecón le benefició, pero encara un contexto de injusticia y corrupción porque debe pagar para poder ingresar al Malecón, un lugar público. Aparte, pagar por vender en la vía pública y, por último, realiza otro pago al inspector de comercio para permanecer en el área. Total, hace tres pagos, uno por vender en la vía pública, otro por acceder el Malecón y otro por permanecer ahí. Este actor está consciente de su situación de expulsión y por ello accede a realizar dichos pagos, porque si no los realiza es objeto de una sanción que le puede costar su permiso de venta en la vía pública, es decir, se arriesga a perder todo por el sólo hecho de ingresar al Malecón. El vendedor ambulante sólo pide a la autoridad política se acerque a ellos y les escuche. Ellos piden ser parte del nuevo dinamismo del espacio turístico; además, piden ser capacitados, acceso a créditos para mejorar
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su aspecto comercial y hasta capacitación en el trato a clientes. Todo ello, para integrarse a los estándares de calidad que ofrece la ciudad al turismo y no afectar la imagen visual del malecón. 3- Estos resultados obtenidos por medio del análisis del discurso a las distintas entrevistas en voz de sus protagonistas, muestra la necesidad de una integración de una política pública enfocada en atender estas problemáticas asociadas al espacio público del Malecón, porque, estos no son los únicos casos que acontecen en este lugar, sino hay más casos. Por ello, la autoridad política debe atender estos conflictos del espacio público, acercarse a sus protagonistas para saber de sus aconteceres y preocupaciones. Esta investigación sólo muestra parte de los fenómenos asociados a la turistificación de La Paz, B.C.S., y forma parte de otras investigaciones en torno al turismo en Baja California Sur, pero, se distingue por su perspectiva humanística centrada en el actor social y su perspectiva subjetiva, donde expresa una experiencia del espacio que remite a una realidad social y un territorio oculto a la vista de la sociedad. Por ello, tiene un perfil cualitativo, genera información no cuantificable. La teoría que se empleó está enfocada en mostrar cómo se configura un discurso político de dominio y control social en el espacio público, pues este discurso no es oral ni escrito, es invisible. Está presente en edificios, construcción de identidades y comunidades, dinámicas interactivas y sobre todo, en las acciones de intervención urbana en torno a una imagen de la ciudad, el producto turístico, materializado a través del Malecón, Centro Histórico y playas aledañas a la ciudad. Las formas de dominio del poder político se manifiesta en el espacio público mediante las expulsiones sociales de los desplazados de este proceso, donde esta investigación obtiene testimonios a través de la voz de los actores afectados. La finalidad de este otro discurso del desplazado no es la de generar una postura adversativa ante las acciones de la autoridad política, sino de generar una integración social y política del actor desplazado del Malecón. Con el objeto de que su voz llegue a la sociedad y se atiendan sus demandas. Se debe escuchar su voz, entablar un diálogo con él a fin de evitar acciones represivas y persecutorias en su
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contra. Esta problemática que vive el desplazado expone un contexto de corrupción institucional ante un vacío de autoridad La teoría y metodología aplicada por esta investigación muestran de forma efectiva la realidad social por medio de las entrevistas al actor desplazado, quien a través de su testimonio devela otro contexto diferente al inicial; este otro contexto en voz del actor devela los mecanismo del cómo opera el espacio turístico invisiblemente e influye en el comportamiento de las personas sin que lo adviertan. El poder político que opera en la ciudad ejerce un dominio jerárquico en el espacio público, pues la nueva centralidad da vida a una periferia urbana e integra identidades y comunidades que se distinguen por su carácter de exclusividad, una frontera invisible, donde un nuevo estilo de vida confirma la existencia del otro, el desplazado. Esta postura de acercamiento a la dimensión del espacio vivido por medio de entrevistas y análisis del discurso es valioso porque no se queda sólo en una postura descriptiva del lugar, sino que ingresa al nivel de la experiencia vivida y la construcción de discursos donde se develan otro tipo de significado no perceptible a la vista. Este contexto, además, muestra por medio de las acciones de la autoridad política una ideología del domino, control y sujeción en torno al espacio turístico, cuya visión empresarial sólo busca establecer negocios con respecto al espacio urbano de la ciudad. Esta postura ideológica entra en conflicto con la concepción del espacio público abierto a todos, porque la visión empresarial de la proyección estratégica sólo busca beneficiar al empresario privado que invierte en la ciudad. Ello deriva en la relación encontrada entre el valor de uso, lo colectivo y el valor de cambio, la ganancia privada. Este marco analítico tiene una amplia aplicación para dimensionar al espacio vivido dentro de la sociedad actual, pues estos contextos sociales se reproducen en otros espacios urbanos, donde, también, acontecen conflictos, estigmas, desplazamientos, marginaciones, expulsiones, fronteras, violencia, etc., en torno a las dinámicas sociales de consumo, donde la nueva función del espacio como: plazas comerciales, playas, zonas residenciales, parques, festivales, etc., muestran al nuevo contexto social de la exclusión.
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Como dato adicional, esta investigación tiene un amplio espectro de aplicación por medio de las acciones del ejercicio político y la construcción retórica de mundos ilusorios que terminan por imponer una falsa conciencia de la realidad. Un hecho, donde se utiliza al discurso político manipula a la sociedad en busca de establecer falsas realidades. En este proceso, también, juegan un papel importante los medios de comunicación como constructores y difusores de esta falsa narrativa social que, muestra esta forma de dominio político, a través artículos y reportajes sobre el qué hacer político. Sin olvidar, por supuesto, las nuevas tecnología de la información y el poder central de la imagen visual como constructora de representaciones y prácticas que modifican el pensamiento, comportamiento y formas interactivas dentro del espacio público.
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Paz
y
lo
presumió
con
sus
2.6
millones
de
seguidores.
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tomada
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