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DEL 20 DE ENERO AL 20 DE MARZO 2020
EL PERIÓDICO TABERNARIO MÁS LEÍDO DE SEVILLA
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CRÉDITOS
EDITORIAL
NAVIDAD BLANCA, AGUJERO NEGRO
EQUIPO TOPERO Consejo de redacción: Ana Jiménez Talavera, Óscar Acedo Núñez, Ángela Lara García, Mar Pino Monteagudo, Jesús M. Castillo, Marta Solanas, María Barrero Rescalvo, Ale, Macarena Hernández, Marta Medrano, Candela González Sánchez, Alex Duarte, Ricardo Barquín Molero, Ana Belén García Castro y Violeta Asensio Barragán. Equipo de revisión: Juan Yepes, Tuche, Rosario de Zayas, Ana Becerra, Manuel Pérez, Candela González Sánchez, La Jose, Paelo, Eli Padial y Alex Duarte. Diseño y edición gráfica: Ricardo Barquín Molero.
Araujo, Christian Luqe, Javier Álvarez, Lusía del Pino, Acan, JLR, Bernardino-Julio Sañudo Franquelo e Inma Serrano. Tirada: 1.000 unidades. Depósito Legal: SE 2210-2013.
Esta gran obra está sujeta a ReconocimientoNoComercial-Compartirigual 3.0 Unported. + info: creativecommons.org/licenses/by-ncsa/3.0/deed.es_ES Editan: Asociación El Topo Tabernario y Ecotono S. Coop. And.
EL TOPO Y EL USO DEL LENGUAJE NO SEXISTA
En El Topo somos todas personas, independientemente de lo que nos cuelgue entre las piernas. Por este motivo, optamos por hacer uso de un lenguaje no sexista. Algunos de nuestros artículos están redactados en femenino; otros, usando el símbolo asterisco (*), la letra ‘x’ o doblando el género (las/los). Se trata de un posicionamiento político con el que expresamos nuestro rechazo a la consideración gramatical del masculino como universal. Porque cada una es única e irrepetible, os invitamos a elegir el sexo/género con el que os sintáis más identificadas.
Alex · a@414c45.net
EN ESTE NÚMERO TAMBIÉN TOPEAN Portada dedicada a la resistencia de las mujeres kurdas, a cargo de: Marina Fernández / instagram.com/_marinafdz/ Redacción: María Limón, Xenia Valeth, Marta Bordons, Marcos Romero, Edu Gutiérrez, Colectivo de Trabajadores Africanos y Asociación Solidaridad, Igualdad y Sostenibilidad Asisti Cuenca Minera, Tamara Lajtman, Aníbal García Fernández, Arantxa Tirado, Óscar García Jurado, Pablo García Bachiller, Ibán Díaz Parra, Colectivo Jartura, Teresa Fernández Paredes, Patricia Orejudo Prieto de los Mozos, Jaime Jover, José Pérez de Lama. Ilustraciones: Ale, Cynthia Veneno, Pedro Peinado, Aurora Tristán, Ezequiel, Belén Moreno, Marta
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Cabría pensar que la navidad no resuena en nuestras madrigueras: ¡acabamos estando tan ciegos ante las realidades que negamos! Pero al final la real-politik de la vida cotidiana siempre gana. El afecto vuelve a florecer en sus formas barrocas, convencionales, impecablemente envasadas. Los topos vuelven de los diferentes exilios a sus pueblos meridionales, cebados en calorías y drogas legales e ilegales exaltadas con familiares, colegas y amigas. Todo canalizado de manera inmediata a través de «unos y ceros»; una orgía de emojis; de ingeniosos stickers y brillantes gifs de ida y vuelta; una lluvia de localizaciones compartidas a través de mensajería instantánea; flujos y flujos de un enorme amazonas digital de compras y regalos. El amado capitalismo que tanto odiamos y su brillante superficie perfectamente diseñada por nosotras mismas. Cabría pensar sobre los medios en los que canalizamos el «afecto». Hemos invisibilizado hasta tal punto su colonización tecnológica que a veces no vemos cómo esta sacia el hambre de la hidra de la sociedad de control. La enorme expropiación que el final de cada año supone para nuestras vidas, bajo las etiquetas de un beso digitalizado o las coordenadas de un selfie memorable, para recordar que estamos vivas juntas, otro caluroso diciembre de la era Thunberg. Creemos estar inmunizadas. Ya sabemos que el capitalismo siempre se engrasa con los sentimientos y sus fetiches; qué inocencia pensar lo contrario. Venga, hablemos del Corte Inglés, de su Día de la Madre y de su Día del Padre, de su San Valentín de mierda y de todo su wishful thinking prefabricado, enlatado, interiorizado. Sí, ya lo sabemos, y menos o más compramos eco de cercanía, artesano, bío y holístico. Pero todo es mucho más complicado cuando se araña la superficie de la pantalla. Nuestros sentimientos hilan relaciones a través de metadatos orquestando campañas que hacen tambalearse países. Permiten el perfilado (más o menos acertado) de quiénes somos, de dónde estamos y cuándo, y si estamos conspirando para no ser quiénes decimos ser o para no estar donde debemos estar cuando debemos estarlo. Incluso el amor mata en muchos sitios: formas de vivir el deseo, desviadas de la norma (que sea) pueden acabar con tu vida en más países de los que una imagina cuando son desveladas por cualquier dispositivo —por nosotros mismos—. La navidad blanca es un agujero negro de datos, un sumidero donde todo lo que se sabe de nosotras se acelera irremediablemente. En el todo gratis de la comunicación digital, tú eres el regalo. Aunque creamos que no nieva en nuestra oscura madriguera. Pero vayamos más allá, cabría hacer una propuesta. Al igual que la navidad siempre fue un caballo de batalla en la lucha contra el consumo, ¿por qué no hacer de ella lo propio en la resistencia contra la sociedad de control? ¿Es posible —al igual que somos conscientes de cómo consumimos— el ser conscientes de cómo somos consumidos durante la navidad? ¿Es posible diseñar de alguna manera un movimiento de resistencia amplificado durante estas fechas pero pensado para ser tozudo y consciente en el día a día, capaz de embeberse en el ADN de los movimientos sociales hasta convertirse en un lugar común? (Como hizo exitosamente el anticonsumismo a finales de los 90 en el ciclo de luchas de la antiglobalización.) Es la pregunta de difícil respuesta, pero completamente pertinente, que queríamos compartir con vosotras. Por último, es imposible no acabar esta editorial sobre «sentimientos» diciendo que os queremos. Sin vosotras este proyecto no existiría, otro año más, como este que ha acabado. Qué maravilla poder decirlo desde estas páginas de papel, sin alimentar todavía más la maquinaria digital de control y su oscuro futuro presente, donde los sentimientos pueden ser una trampa para toda resistencia en vez de ese combustible que necesitamos para luchar juntas.
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¿HAY GENTE QUE PIENSA?
A PIE DE TAJO
LA SANIDAD PÚBLICA ANDALUZA EN LUCHA Jesús M. Castillo • Equipo de El Topo
Usuarios y profesionales del Sistema Andaluz de Salud (SAS) vienen movilizándose durante años contra los recortes, especialmente en la atención primaria. Morir en Andalucía es un 38% más probable que en Madrid. En este contexto entrevistamos a Ruth, médica de familia en Lebrija, que nos cuenta algunas cosas que quizás no conozcas cuando vas a tu centro de salud. «Ahora mismo en Lebrija estoy bien porque comparo con mi situación anterior. Antes, el centro de salud donde estaba, como la mayoría, atendía también urgencias: 52 pacientes diarios, más unos 10 pacientes por urgencias. Además, era la época dura de presión por objetivos. La gerente del distrito amenazó con quitarme la comisión de incentivo. Sufría persecución. Esos objetivos siguen vigentes pero, desde el año pasado, la lucha de varias plataformas, como Basta Ya en Andalucía, ha conseguido frenar el acoso en algunos centros. Mi directora de la unidad de gestión actual mira por el bienestar de los profesionales, está más preocupada por tener al personal a gusto que por trasladar directamente las presiones desde arriba. Ahora soy de las privilegiadas que tiene 40-50 pacientes, 7 minutos por paciente, cuando lo normal es tener 5-6 minutos, que son menos cuando entran urgencias. Aun así, 7 minutos es poco.» Preguntamos cómo han cambiado las cosas con el nuevo Gobierno andaluz. «El nuevo Gobierno andaluz —del PP y Cs— continúa con la mala gestión del Gobierno anterior. El Gobierno de Susana Díaz no nos escuchó e hizo fuertes recortes. En fin, la administración anterior fue canalla. Y la de ahora, como llegó al poder cuando estábamos movilizados, se reunieron con nosotros e hicieron muchas promesas, pero todo queda en buenas palabras. Al final, los acuerdos se firman en mesa sectorial con los sindicatos —CCOO, UGT, CSIF y Sindicato Médico—. Por nuestra movilización, estos sindicatos nos echan ahora
algo más de cuenta pero realmente ninguno defiende a los médicos de atención primaria. No nos sentimos representados por ningún sindicato. Desde la Plataforma Basta Ya pedimos 10 minutos por paciente, cobertura de bajas, etc. En mi centro somos 15 médicos y tenemos 3 plazas que no están cubiertas permanentemente, una jubilación y dos bajas largas. No se cubren las bajas por falta de voluntad política y porque los contratos son muy precarios y la gente prefiere irse a otras comunidades, a la privada o al extranjero. Están ofreciendo contratos de un mes, 50 o más pacientes diarios, muchas guardias, cambios de centros para no pagar productividad, etc.» Conforme Ruth nos va contando, nos vamos haciendo una idea de lo injusto y contradictorio del llamado «sistema de incentivos» al que someten al personal médico. Por ejemplo, «los objetivos de atención primaria chocan con los de atención hospitalaria. Al personal médico de atención primaria nos presionan para que no derivemos pacientes a especialistas, incluso cuando está justificado. Y a los especialistas les penalizan por revisar mucho al mismo paciente. Entonces, le dicen que el año que viene lo vuelva a enviar el médico de cabecera. Esto genera conflictos entre diferentes sectores del sistema sanitario.» Relacionado con los recortes disfrazados de excelencia, preguntamos a Ruth sobre la influencia del contexto socioeconómico en la salud: «El contexto influye mucho en la salud de los pacientes. Lo que importa para la salud no es tanto el número de médicos sino las condiciones sociales. Por ejemplo, lo he notado mucho en el cambio desde Las Cabezas de San Juan a Lebrija. En mi cupo en Las Cabezas, un pueblo con mucho paro y bajo nivel educativo, había muchas patologías cardiovasculares por mala alimentación, altos niveles de obesidad infantil, mala salud bucodental, etc. En Lebrija la situación es mejor. Todo lo que no sea atender las necesidades sociales trae problemas de salud.» «Hay que movilizarse. Si faltan profesionales, cierran por las tardes… hacemos una plataforma de usuarios; hablamos con la dirección del centro, del distrito y pedimos explicaciones por escrito; nos movilizamos para poner en evidencia lo que está pasando. El SAS dice que está reforzando la plantilla y eso es mentira.».
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CICLO ELEGIDOS
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MORIR EN ANDALUCÍA ES UN 38% MÁS PROBABLE QUE EN MADRID
Óscar Acedo Núñez • Artista incipiente y Equipo de El Topo
Mañana de domingo. Me dispongo entre tostadita y zumo a la revisión, entre legañas, de las novedades que la pantallita de colores se encarga de notificarme. Entre todo el manojo de retweets, stickers y correos, me llama la atención uno cuyo asunto reza «RocknRolla Producciones y la Fundación SGAE presentan el Ciclo Elegidos». Lo abro a desgana mientras le pego otro tiento a la crema de membrillo que he traído de Aracena aprovechando el bolo de anoche. Doscientos pavitos más gasolina para las cuatro personas que formamos la banda; eso sí, nos dieron de cenar. Comienzo a leer: « ¿Tienes una banda y te gustaría actuar como telonero de algún artista internacional en Sala X? ¡Esta es tu oportunidad, participa en el Ciclo Elegidos!». ¡Cómo! Mira tú que casualidad, hago clic en las bases del regalo que este domingo me ofrece. «La propuesta comprende la actuación de diez grupos (o solistas) en la Sala X de Sevilla con el fin de promocionar jóvenes promesas andaluzas, difundir su talento y sus creaciones en directo.» Bueno, salvo lo de «jóvenes», de momento todo bien, sigo leyendo: Con el objetivo de dar visibilidad a nuevas bandas emergentes, difundir su talento y el trabajo de autores y músicos noveles, Rocknrolla Producciones (promotora de Sala X) y la SGAE han sellado un acuerdo de colaboración cultural por el que diez bandas emergentes andaluzas podrán actuar en directo, en diez opening shows, a lo largo de la temporada 2019-2020. Estos conciertos, que abrirán espectáculos de artistas internacionales de renombre, tendrán el objetivo de dar soporte y promoción (sic) a nuevos talentos andaluces, a los que se ofrece apoyo para darse a conocer en público y que puedan tocar sus propias obras en directo, dándoles así visibilidad en tours europeos. Esto empieza a oler a becario de los Goya tela. Ni una palabra sobre condiciones, caché, altas, seguros, gastos y otros detalles a los que el artisteo suele atender. Seguimos: La propuesta tiene como destinatarios a creadores y artistas andaluces con repertorio propio, creatividad musical y posibilidades de trayectoria, dándoles la oportunidad de actuar en Sala X junto a artistas nacionales e internacionales de talla contrastada, con gran aceptación de público y repercusión en su trayectoria musical. Se confirman los peores presagios —toca gratis de telonero de grupo chachi para beneficio de la sala, irresistible fomento del amasijo cultural de talentos incipientes—. Pero no queda ahí la cosa: Además de servir de escaparate y ayudar al lanzamiento europeo de las jóvenes promesas andaluzas —¡guau!—, los objetivos del Ciclo Elegidos pretenden también concienciar a artistas, público y promotores sobre los derechos de autor y su gestión, reforzando las herramientas de promoción, formación y gestión cultural impulsadas por la Fundación SGAE. Se cierra así el círculo de esta «oportunidad de oro» con la SGAE enseñando al personal cómo consumir cultura previo pago de canon sin mérito alguno y obligando, además, a que al menos un integrante de cada banda se inscriba como socio. ¿A qué estáis esperando para apuntaros?
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MI CUERPO ES MÍO
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ESAS BUENAS MADRES Texto: María Limón Comunicadora social, feminista y activista Ilustra: Cynthia Veneno instagram.com/missvenenno
A las tres semanas de parir me miré al espejo y me dije: «Bien, mi culo sigue tan esplendoroso como siempre. En su sitio, soberbio y rotundo como siempre ha sido. No hay de qué preocuparse». Pero ese es tan solo uno de tantos espejismos por los que atraviesa una mujer parturienta. Aun pasado el año, un cuerpo que ha parido sufre los estragos de muchos meneos de todo tipo. Desde hemorroides hasta una piel que se ha multiplicado por diez y ha vuelto a un lugar nuevo tras meses y meses de estirarse. Tus órganos tratan de bajar a la ubicación que tenían antes porque, que una a los ocho meses cuando le suenan las tripas las escuche casi en la garganta es cosa seria. Y lo de volver a su lugar de origen se convierte en una utopía que supone que tu suelo pélvico ande medio loco confundiendo la vejiga con el útero. Pero hay otros traumas y para esos sí que no hay talleres de pilates ni de recuperación postparto. Y en eso creo que radica el meollo del impacto negativo de la maternidad para una mujer feminista. Todo lo que viene antes y después de haber parido llena de amor, sangre, flujos, respiraciones y muchos dolores, a un trocito de carne que huele a borbotones de felicidad. Esa es la cuestión a digerir, analizar y tratar de acomodar dentro de la mujer que eras, antes de todo ese proceso de abrirte en canal literalmente. Y la feminista que hay en ti se empieza a preguntar cosas tan básicas como por qué yo tengo que hacer y decidirlo absolutamente todo si mi cuerpo aún está lleno de líquidos y de hemorragias. Por qué tengo que ir al registro civil a los dos días de parir y con los puntos aún puestos y la contractura que me dejó coja el último mes y que aún persiste. Por qué el sistema te exige que a los tres días tramites la tarjeta sanitaria de tu niño para que puedan hacerle la prueba del talón, que es fundamental por si tiene no sé qué problema grave genético. Por qué no vienen a tu casa y se la hacen, que yo estoy jodida, muy jodida tratando de acoplar el ritmo de succión de mi hijo con mi pecho derecho, que es el único que de momento parece que sintoniza con su posición más idónea de mamar. Por qué me
tengo que adaptar al sistema sanitario y no es al contrario, y esa adaptación me provoca un retraso evidente en mi recuperación. Un sinsentido patriarcal que no pone a la madre en el centro. Ella es la diosa que ha alumbrado una vida nueva, y ella debe ser el sujeto político protagonista en ese momento. Y lo peor es que todo va a una velocidad que te deja indefensa para rebelarte y decir BASTA. Está el chantaje hacia la mujer, y solo la mujer, de que si te saltas algún paso pones en riesgo a un feto que no es tuyo. ¿Cómo que no es mío? Es mi cuerpo y yo decido. Para abortar y para tenerlo, y para cuidarlo, y para hacer lo que me salga del coño. ¿No era eso lo que yo pensaba? Pues no, al final cual obediente alumna de un colegio de monjas sigo la fila porque tengo otra vida dentro y no quiero perjudicarla y, además, si he entrado en el circuito médico y administrativo establecido ya no hay vuelta atrás. Estás vendida. Como ese día, de mi segunda ecografía, en el que una doctora no solo no me pre-
guntó si quería saber o no el sexo de mi bebe, sino que me lo zampó antes de tiempo y, a continuación no sé por qué cuestión, de repente, soltó un alegato contra las mujeres que abortan, que cómo pueden hacer semejante barbaridad. Estuve a punto de levantarme y mandarla al carajo, cosa que en otras circunstancias habría hecho pero que ahora suponía que el protocolo de la Seguridad Social me dejaría sin segunda ecografía. Así que ya embarazada empiezas a digerir uno de los mayores traumas que luego tendrás que decodificar si no quieres perder toda dignidad feminista. Tú ya no eres tú sola y a partir de ahora tienes pegado a ti a otro ser que te asienta y te ancla en no se sabe qué prudencia. ¿Cómo? ¿Cuándo he comprado este discurso obsceno de que todo el mundo decide por mí menos yo en algo tan trascendente como tener un hijo? El sistema y sus mecanismos son muy hábiles para generarte un sentimiento de culpa y obligación permanente. Luego viene el consuelo de que cuando ten-
LA MATERNIDAD SIGUE SIN ESTAR EN EL DEBATE SOCIAL. EL IMAGINARIO DE LA MADRE PERFECTA Y PURA SIGUE SIENDO UN RELATO PERVERSO Y MUY CONVENIENTE
gas a tu cachorro en tus brazos retomarás el control y volverás a ser tú misma y, no solo eso, sino con más poder, el de la vida. Ingenua de ti. A estas alturas tu culo ha dejado de ser el mismo, tu conciencia está muy atribulada y empiezas a cargar fardos que no son tuyos porque ya eres madre y eres responsable de otra personita. Y aquí me paro para hablar de un tema tabú que casi ninguna mujer quiere mencionar porque es muy íntimo, y porque el sistema se ha encargado muy eficazmente de inculcarnos que tenemos que callarnos y no provocar incomodidad ni vergüenza a nadie, y menos a tu pareja. El tema sexual y el de la relación de pareja. Hay un porcentaje considerable de parejas progresistas que acaban convertidas en compañeros de crianza y nada más, y en muchos casos mal avenidos. Las mujeres terminamos decepcionadas al tener que entrar en la senda de la desigualdad, una vez más por el bien de la criatura, y hacer y organizar prácticamente todo lo relacionado con esa crianza. Y aparte de miles de tareas nuevas más o menos compartidas, se trata de la organización mental de todo lo que te ocupa el noventa por cierto de tu cerebro, y es agotador. En esa vorágine empiezas a sentir que la vida sexual pasa a un cuarto plano. Si lo hablas con alguien te ventilan la cuestión, con un «ah, eso es muy normal, mujer». Me parece preocupante pero, por otro lado, ando demasiado ocupada tratando de conciliar la vuelta a un mínimo de vida profesional. Si te esperas a volver cuando a ti te parece oportuno, se olvidan de tí. Pero si vuelves antes no es compatible con mi ideario de criar a mi hijo como yo quiero, pasando mucho tiempo con él y no dejando sus primeros meses de vida aparcados en manos ajenas. Es complicadísimo. Esos malabares también son cosa de las mujeres mayoritariamente. Y aquí viene otro gran trauma. La conciliación es una absoluta MENTIRA. Es una mentira muy cruel porque te deja desasistida en tu mayor necesidad, la de seguir siendo una mujer libre e independiente. Hay tantísimo que contar. La maternidad en su lado más crudo sigue sin estar en el debate social. El imaginario de la madre perfecta y pura sigue siendo un relato perverso y muy conveniente. Pido a El Topo ya una segunda parte. Y una tercera. A todo esto, mi hijo es la personita que huele mejor y que más quiero del mundo. Llevo enamorada once meses.
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¿SOSTENIBILI-QUÉ?
EL TOPO #38 / EL PERIÓDICO TABERNARIO BIMESTRAL MÁS LEÍDO DE SEVILLA / 5 por mujeres, mientras pone en un pedestal justo aquellas actividades que fomentan la destrucción, la injusticia y la muerte: la especulación, la extracción de recursos e incluso la guerra. La economía feminista propone revertir esta jerarquía de tareas de tal manera que los quehaceres humanos favorezcan el sustento de la vida por encima de la acumulación de beneficios económicos. Como el capitalismo, con su ideal del crecimiento ilimitado, ya ha provocado un colapso ecológico, esta forma de repensar la economía generó mucho interés en la cumbre social.
Texto: Xenia Valeth y Marta Bordons Colectivo Salmorejo Rebelde (Extinction Rebellion Sevilla) Ilustra: Pedro Peinado domestika.org/es/pedro_peinado_ilustrador
MÁS ALLÁ DE LA COP25
LOS PUEBLOS POR EL CLIMA
Es triste que el lema de la pasada COP25 fuera: «Es tiempo de actuar» y, sin embargo, durante las dos semanas se hayan estado eludiendo responsabilidades, dilatando discusiones y frenando avances. Los compromisos actuales presentados por los países no solo son insuficientes para mantener el aumento global de temperaturas por debajo del 1,5 ºC recomendado por la comunidad científica internacional, sino que además carecen de mecanismos de seguimiento e implementación que aseguren que sean vinculantes. Así pues, la farsa sigue, ignorando por completo las voces del Sur Global que más están sufriendo las consecuencias nefastas de la crisis climática, pese a ser las que menos responsabilidad tienen en esta situación. Afortunadamente, la COP25 no ha sido solo fracasos y pérdidas gracias al trabajo de las organizaciones y colectivos sociales encuadrados en 2020: Rebelión por el Clima, Alianza por el Clima, Alianza por la Emergencia Climática y la Minga Indígena, quienes organizaron la Cumbre Social por el Clima. Esta Cumbre, la cual se llevó a cabo en paralelo a la Cumbre de los Pueblos y la Cumbre Social por la Acción Climática en Chile, se dio en la Universidad Complutense de Madrid desde el día 7 hasta el 13 de diciembre, viéndose inaugurada con la gran
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REIVINDICAR LA JUSTICIA CLIMÁTICA VA MÁS ALLÁ DE SALVAR EL PLANETA
Marcha por el Clima del 6 de diciembre, que reunió a medio millón de personas en las calles de Madrid. Esta Cumbre Social surge con el objetivo de crear un espacio donde estas voces de los pueblos originarios del sur global puedan ser las verdaderas protagonistas, y donde sí se permita una participación de la sociedad civil real, que pueda expresarse y tejer redes con las distintas organizaciones y colectivos. Asimismo, es un espacio de contestación social y de denuncia por parte de la ciudadanía, donde se han llevado a cabo charlas, asambleas, espacios de artivismo, de ciberactivismo, de encuentro, de recogimiento, de divertimento, de descanso... En la Cumbre se ha denunciado a través de la Minga Indígena el papel explotador de las regiones enriquecidas del mundo y su protagonismo en la generación de «zonas de sacrificio» en países empobrecidos a través del extractivismo energético, material y cultural, que destruye comunidades y bienes comunes. ¿Y qué es este extractivismo del que hablamos? Una de las mujeres del pueblo Mapuche de Chile nos dijo lo siguiente: «a mi no me gustaría que alguien metiera una mano en mis entrañas, me sacara los órganos y los pusiera en otro cuerpo». Con tanta sencillez se explicaba el fenómeno neocolonial del
extractivismo y de la destrucción de la Madre Tierra, nuestro planeta. Planeta y naturaleza que los pueblos originarios llevan defendiendo como guardianes desde hace más de 500 años, así como advirtiéndonos de que este sistema no funciona. Las multinacionales del Norte Global toman los recursos, minerales, combustibles fósiles de los países del Sur Global para beneficio propio, y las mismas prácticas que la presión social trata de prohibir y condenar aquí (como el fracking), se fomentan allí para poder importar ese gas, sin que importe el terrible impacto socioambiental que sufren esos territorios en nombre del venerado «Estado del bienestar». En el Norte Global necesitamos un cambio de valores para poner al fin la vida en el centro y poder entendernos como parte de la naturaleza que debemos proteger. Es por ello que debemos seguir escuchando a los pueblos originarios, condenando el fenómeno extractivista y reivindicando justicia climática. El otro gran aliado del capitalismo extractivista, aparte del neocolonialismo, es el patriarcado. Durante la Cumbre Social distintas voces ecofeministas destacaron la relación entre desigualdad de género y explotación del planeta. Vivimos en un sistema que les quita el valor a los trabajos de cuidados de la tierra y de los seres vivos, habitualmente realizados
Las ecofeministas también resaltaron la interdependencia de los seres vivos entre ellos. Aunque la cultura occidental quiera idealizar la autonomía del individuo, la realidad es otra: ni podemos vivir sin los cuidados y el afecto de otras personas, ni es posible prescindir de los alimentos, el oxígeno y el hábitat que nos proporciona la naturaleza. La prueba son los territorios que ya están sufriendo las consecuencias de la emergencia climática: ante sequías, inundaciones, incendios y contaminación, a las personas que habitan estas zonas solo les queda elegir entre convertirse en refugiadas climáticas, idear formas de adaptarse a las nuevas circunstancias con toda su dureza o rebelarse contra las entidades responsables en una lucha que con frecuencia significa jugarse la vida. Una vez más, suelen ser las mujeres quienes se encuentran en primera línea, ya sea como campesinas resilientes o como defensoras de las selvas y las comunidades que las habitan. Pero no podemos hablar de relaciones de género sin cuestionar el binarismo. En este sentido, da esperanza la creación de la plataforma Queers por el Clima que se dio a conocer en la misma semana de la cumbre social. Su objetivo es señalar a la LGTBIQfobia y las violencias que resultan de ella como una de las bases del capitalismo y promover una deconstrucción del binarismo de género tanto dentro como fuera del movimiento por la justicia climática. Reivindicar la justicia climática va más allá de salvar el planeta: también trata de alcanzar una convivencia libre y digna entre todas las personas como iguales. Por lo tanto, es imprescindible hacer frente al cisheteropatriarcado, al racismo, al colonialismo, a la xenofobia, al capacitismo, al especismo, y a todas las opresiones que mantienen al sistema. La Cumbre Social por el Clima dio lugar a una multitud de encuentros entre personas provenientes de todas esas luchas en todos los continentes. Al compartir nuestras historias, una vez más nos dimos cuenta de que queda mucho por hacer, pero también del gran valor de los conocimientos y la fuerza que nos aportamos entre nosotres.
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ESTÁ PASANDO
6 más o menos radical, es puro y duro fascismo social. Lamentablemente, cada día somos testigos de cómo en los medios de comunicación hacen referencia a estos grupos catalogándolos de «constitucionalistas», «nacionalistas españoles» o «gente de ideología ultraderechista o de extrema derecha», en el mejor de los casos. En contraposición, a los grupos de izquierda se los tipifica con calificativos como «antisistemas» o «radicales» de forma tendenciosa, en un claro de intento de criminalizarlos despersonalizándolos y eludiendo siempre construcciones como «personas de tal o cual ideología» (frecuentes para referirse a los ultraderechistas) que humanizarían al colectivo. La propia admisión de un partido como VOX dentro del sistema parlamentario o la legalidad de organizaciones como Falange o Fundación Francisco Franco, demuestran cómo el sistema y los medios intentan dar una visión rebajada y atenuada del fascismo, presentándolo como algo neutro y una opción política más, completamente legitimada.
Texto: Marcos Romero Coord. Antifascista de Sevilla Ilustración: Aurora Tristán auroratristan.es
ANTE LA PASIVIDAD, ACCIÓN ANTIFASCISTA No hay más que encender la televisión y ver las noticias, comprobar los últimos resultados electorales o salir a la calle a contemplar la decoración de los balcones, para darnos cuenta de que, en la actualidad, estamos asistiendo a una evidente ascensión del fascismo. No entraremos aquí en un análisis detallado de las posibles causas. Puede deberse, simplemente, a que el fascismo es subyacente al propio sistema capitalista o bien a una reacción de la sociedad desencantada con el panorama político de los últimos años que se ha caracterizado por una corrupción sistemática de la clase política y una pésima gestión de la crisis migratoria, a la que se suma recientemente la aún más lamentable gestión de la situación catalana. Si bien no es lugar este para reflexionar sobre las causas por las que el pueblo catalán reclama su independencia ni los medios que se han utilizado para ello, es importante tener en cuenta las atroces consecuencias políticas y sociales que ha traído la incompetencia del Estado ante esta coyuntura: a nivel político, las condenas por «sedición» de los políticos catalanes, delito de reminiscencias claramente franquistas que aún pervive en nuestra supuestamente democrática constitución, sientan un peligrosísimo antecedente legal a la hora de juzgar actos de protesta social contundente
o desobediencia civil. Si, además, tenemos en cuenta que durante el franquismo el delito de sedición iba unido al de rebelión y que es así precisamente como ha sido aplicado (como «pequeña rebelión» que atentaría, por tanto, contra el sistema democrático constitucional), la reminiscencia se torna ley franquista actualizada. Por otro lado, a nivel social (y gracias, en parte, a la inestimable contribución de los medios de comunicación y su brutal campaña de desinformación o información sesgada) ha llevado a la exaltación y reivindicación de un ultranacionalismo español, aplaudido por una gran parte de la clase política y amparado por el Gobierno. Las propias acciones de los CDR, basadas muchas de ellas en tácticas de la no violencia, han sido juzgadas sistemáticamente como terrorismo por los medios, mientras justificaban la represión violenta por parte del Estado. Si a estos ingredientes añadimos que, en nuestro país, hay una importante tradición de la ideología fascista debido a los cuarenta años de dictadura y a una falsa transición, el fascismo ha encontrado una receta perfecta para calar hasta en las clases populares de la sociedad. El resultado de esta coyuntura sociopolítica ha sido la creación y el ascenso desorbitado de partidos como
VOX y otros grupos u organizaciones de extrema derecha en nuestras ciudades, pueblos y barrios. Si bien es cierto que el fascismo nunca llegó a extinguirse en nuestra sociedad, ha estado disimulado mucho tiempo. Sin embargo, ahora no tiene miedo a mostrarse y lo hace a través de ataques explícitos a colectivos minoritarios, grupos vulnerables o sectores sociales alejados de su ideología. Como ejemplo de ello, hemos presenciado en nuestra ciudad agresiones a inmigrantes y ataques a centros sociales o vecinales como el Pumarejo. Y es en este contexto en el que se reactiva la Coordinadora Antifascista de Sevilla, desde un planteamiento base: si el ataque se visibiliza, es una responsabilidad social visibilizar la respuesta y señalar la amenaza que conlleva esta ideología. Hasta ahora había una condena moral (que no oficial) del fascismo, pero con el reconocimiento de estos grupos neofascistas o grupos como VOX, y el respaldo oficial de los políticos al creciente nacionalismo españolista, esta ideología se ha visto legitimada, normalizada y aceptada por un sistema «democrático y constitucional». No debemos caer en el error de normalizar estas acciones como una tendencia más de una posible ideología política, no se trata de una derecha
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L A PASIVIDAD ES UN MAL QUE INVADE A LA SOCIEDAD ACTUAL Y, QUE SI PERSISTE EN MOMENTOS COMO ESTOS, LE FACILITARÁ EL CAMINO AL FASCISMO
Es por ello que no podemos ni debemos quedarnos impasibles ante estos hechos y consideramos que es nuestra obligación evidenciarlo, denunciarlo y combatirlo. La Coordinadora Antifascista de Sevilla no somos más que un grupo de personas y organizaciones que hemos decidido unirnos para organizarnos, creando esta plataforma con el fin de dar respuesta a la amenaza que estos grupos suponen. Nuestra intención no es otra que concienciar al máximo de personas de la situación actual en la que nos encontramos y de la necesidad de actuar, invitando a todos aquellos individuos, colectivos y sectores sociales que se vean directa o indirectamente afectados por el fascismo incipiente —movimiento LGTBIQ, pensionistas, sindicatos, clase obrera, minorías étnicas, etc.— y que quieran participar de una forma u otra, a que se unan a nosotras en esta lucha. Solo con una alta implicación de la sociedad podremos dar una repuesta contundente y conseguir que nuestras acciones tengan la envergadura necesaria para influir y cambiar de forma real el rumbo que nuestra historia está tomando. La pasividad es un mal que invade a la sociedad actual y, que si persiste en momentos como estos, le facilitará el camino al fascismo irremediablemente. Por eso, desde la oportunidad que esta plataforma nos brinda, llamamos a la acción y a la reacción e invitamos a participar en la Coordinadora Antifascista de Sevilla a toda persona u organización que quiera actuar. Si bien debería ser la calidad de las convicciones y no el número de seguidores lo que determinara el éxito de cualquier acción social, la realidad es que seremos mejores cuando seamos más.
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POLÍTICA LOCAL
EL TOPO #38 / EL PERIÓDICO TABERNARIO BIMESTRAL MÁS LEÍDO DE SEVILLA / 7 de 3 km de la barriada de Pino Montano), entre los municipios de La Rinconada y Sevilla. Según el proyecto, el uso de sustancias tóxicas necesarias para la extracción de este gas está garantizado y, por tanto, todo nos hace sospechar que la extracción de este gas puede ser por métodos no convencionales (fracking).
Texto: Edu Gutierrez Ecologistas en Acción Ilustración: Ezequiel Barranco www.ezequielbarranco.com
La celebración de la Cumbre sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas Madrid-Chile (COP25) ha disparado las informaciones sobre esta cuestión en los medios. Uno de los asuntos que podría ser controvertido es señalar quiénes son los principales responsables de ese cambio climático. Hemos visto estas últimas semanas cómo grandes empresas, muchas de ellas energéticas y con importante responsabilidad, se convierten en patrocinadoras de contenidos con los que lavar su imagen. Patrocinadoras de noticias en los medios, pero también patrocinadoras de la propia Cumbre. Estas grandes multinacionales de la energía tienen enorme capacidad de influencia sobre sector energético, entre ellos el gasístico, y sobre la política energética europea, con el riesgo que esto tiene de dinamitar las políticas climáticas. También arroja luz sobre el proceso de revisión de la UE de sus planes energéticos transfronterizos, también conocidos como Proyectos de Interés Común (PIC).
La desconfianza es manifiesta, pese a que desde las instituciones y la propia empresa se repite una y otra vez que las pruebas están orientadas a la extracción de gas convencional. Pero no existen garantías de que sus resultados no vayan a ser empleados para la técnica del fracking o fractura hidráulica. Entendemos que esta clase de proyecto plantea en la actualidad importantes interrogantes sobre la salud de las personas y sobre las afecciones al medio ambiente, tanto en los usos agrícolas del suelo como en lo relacionado con el medio natural. Fundamentalmente, por la posibilidad real de contaminación de aguas subterráneas y, a partir de ahí, del agua superficial, dada la inyección de productos tóxicos y contaminantes. Estos proyectos suponen también una alta ocupación del territorio por la necesidad de crear balsas para acumular el agua contaminada y el elevado tránsito de vehículos. Este modelo de desarrollo tendría graves impactos en las actividades que mantienen el medio rural, como la agricultura y ganadería, además de las afecciones al medioambiente.
En su afán por vestirse de verde, el sector del gas muestra de forma creciente la tarjeta de visita del llamado «gas renovable», un totum revolutum donde se incluye desde el biogás hasta el gas procedente de electricidad renovable. Bajo este perfil aparentemente ecológico, el lobby del gas pretende reclamar el apoyo público a las infraestructuras y extracción gasistas futuras (redes de transporte, almacenes, extracción, etc.), hoy muy cuestionadas socialmente. El gas natural es un combustible fósil no renovable y contaminante. Al quemarse produce dióxido de carbono (aunque aproximadamente la mitad que la quema de carbón) y algo de óxido de nitrógeno. El primero es el gas de efecto invernadero más abundante y el mayor responsable del calentamiento del clima. El segundo es un gas tóxico al respirarlo. Pero además, y esto es un punto decisivo, la extracción y transporte de gas natural produce importantísimas fugas de metano que tiene un poder de calentamiento climático (efecto invernadero) 86 veces mayor que el del CO2. Es decir, el gas natural es un combustible peligroso, caro, contaminante e innecesario, que además está bloqueando la implantación de las energías renovables. Existe un consenso científico que afirma que para evitar un cambio climático desastroso para la humanidad debemos dejar en el subsuelo la mayor parte de los combustibles fósiles,
PROYECTOS DE GAS EN SEVILLA
NO ES UNA CUESTIÓN DE EXTRACCIÓN DE GAS, SINO DE EMERGENCIA CLIMÁTICA EL GAS NATURAL ES UN COMBUSTIBLE PELIGROSO, CARO, CONTAMINANTE E INNECESARIO
entre ellos el gas natural, y que, de manera urgente, debemos cambiar a un nuevo modelo energético más democrático, descentralizado y basado en las energías renovables, el ahorro y la eficiencia. Además, según recoge la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, en los últimos 10 años se ha reducido el consumo del gas cerca de un 25% en todo el Estado español gracias a la energía renovable. Además, los precios del gas natural han subido más de un 15% en los últimos años. Bajo este análisis, vemos que los resultados económicos son pura especulación. Esto nos indica que se trata
de un espacio candidato a la inflación económica del mercado gasístico, para poder introducir gas barato a la espera de que la escasez haga rentable su extracción. Ante este panorama, nos encontramos los proyectos de sondeo de gas en el valle del Guadalquivir que se están llevando a cabo en busca de hidrocarburos por parte de la empresa Gas & Oil Capital, donde ya se han iniciado los trabajos de perforación en los proyectos Penélope 1 (junto a la barriada El Gordillo), Penélope 2 (apenas a 2 km de la barriada de San Jerónimo) y, en breve, Penélope 3 (a una distancia
Por tanto, hasta que la base de estas evidencias se analice en profundidad y sea fehacientemente refutada y se determinen que sus causas y consecuencias no están correlacionadas, una paralización preventiva de dicha práctica es la única opción responsable. Además, este proyecto no tiene razón de ser en un escenario declarado de emergencia climática. Por esto, la única respuesta razonable desde la ciudadanía y los ayuntamientos afectados es la oposición frontal a los proyectos de extracción de hidrocarburos. Además, se debe apostar de manera firme por las energías renovables y reconocer que el único gas bueno es el que se queda en el subsuelo. Desde Ecologistas en Acción consideramos la explotación de gas como un paso atrás hacia el cambio de modelo energético que debe abandonar la utilización de combustibles fósiles. Las inversiones y esfuerzos deben ir encaminados hacia un modelo energético sostenible basado en la reducción del consumo, la eficiencia energética y las energías renovables. Entendemos cualquier inversión en energías contaminantes como un paso atrás que vulnera los compromisos asumidos en materia de sostenibilidad.
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POLÍTICA ANDALUZA
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EL CONTEXTO
La realidad es que, a día de hoy, en torno a mil quinientos jornaleros y jornaleras viven en asentamientos chabolistas en las zonas agrícolas de frutos rojos de Huelva y el único motivo que les trae y mantiene aquí es la demanda creciente de mano de obra. La falta de recursos públicos destinados a locales de acogida y hospedaje, junto al elevado precio de los alquileres y la reticencia de la población autóctona a alquilarles pisos, hacen que proliferen estos asentamientos. Y así, en pleno siglo XXI, en Europa, miles de trabajadores y trabajadoras extranjeras que sostienen el crecimiento agrícola y los beneficios de grandes empresas, viven hacinados en habitáculos que ellos mismos fabrican con desechos de las producciones agrícolas; principalmente palés, cartones y plásticos. Viven en condiciones infrahumanas que vulneran varios derechos humanos como el acceso al agua potable, al saneamiento o a una vivienda digna. Con el paso de los años y la falta de alternativas, estos asentamientos se han convertido en núcleos habitacionales permanentes para unas personas a las que se les niega su sitio en Europa mientras se les explota durante su jornada laboral aprovechando su situación de vulnerabilidad. Hay un factor determinante a tener en cuenta: mas del 90% de la población que habita estos asentamientos son personas migrantes africanas, tanto del Magreb como de África Central, en situación administrativa regulada con permiso de residencia y trabajo, o no regulada. Sobre estas personas pesa una ley de extranjería excluyente que les exige primero demostrar documentalmente que llevan tres años en nuestro territorio sin permisos, es decir, sin existir administrativamente y, por tanto, sin poder acceder a ningún puesto de trabajo legalmente ni a contratos de alquiler o cuentas bancarias. Una vez logrado, deben adjuntar a la solicitud un contrato laboral de un año de duración. En estas circunstancias es muy frecuente encontrar en los asentamientos a personas que llevan en nuestro país mas de diez años sin poder regularizar su situación y con pocas expectativas de poder hacerlo, que encuentran en estos asentamientos la única alternativa habitacional. Estas circunstancias de vulnerabilidad extrema, el temor a no poder conseguir papeles o a perderlos, su propia cultura en origen, la impunidad del sector empresarial y la inacción de las instituciones han facilitado la completa exclusión social de este sector de población. Y llegados a este punto podríamos preguntarnos, ¿por qué vienen? Muy fácil, ¡porque les necesitamos! Se estima que la campaña de la fresa y frutos rojos de Huelva, que en 2018 generó más de 1000 millones de euros de beneficios, genera 90 000 puestos de
FUEGO EN LA FRESA DE HUELVA A lo largo del año 2019, se han contabilizado trece incendios graves en los múltiples asentamientos chabolistas de las zonas freseras en la provincia de Huelva. El último, durante la madrugada del 14 de diciembre en el asentamiento del polígono industrial San Jorge de Palos de la Frontera, se llevó por delante la vida de un joven marroquí de 23 años.
Texto: Colectivo de Trabajadores Africanos y Asociación Solidaridad, Igualdad y Sostenibilidad Asisti Cuenca Minera Transcripción y edición: Óscar Acedo Núñez Ilustra: Belén Moreno / domestika.org/es/belen_moreno_nunez
POLÍTICA ANDALUZA trabajo. Más de la mitad es mano de obra recolectora; de esta, más del 95% son personas migrantes venidas principalmente de África, Europa del Este y América Latina. En 2019, el Servicio Andaluz de Empleo sacó una oferta publica de 10 000 puestos de trabajo de peón agrícola para la campaña: el número de españoles adscritos no superó los 300. ¿Y quién se beneficia de esto? Un sector empresarial basado en la obtención de beneficios a costa de mantener a miles de personas en condiciones de semiesclavitud. En este sector de la agricultura industrial intensiva es difícil identificar quiénes están detrás de los capitales que mueven los hilos. No se trata aquí de agricultores que buscan sacar adelante a sus familias, sino de grandes capitales y distribuidoras internacionales que firman contratos leoninos en los que determinan desde la variedad que se debe sembrar, hasta cuándo sembrarla y cuándo arrancar la mata, tomando así el control del mercado. Este sector es vanagloriado cada año por los Gobiernos de turno de aquí y allá, soslayado por los organismos y entidades públicas que deberían velar porque se cumpla la legislación laboral y se respeten los derechos humanos, y amparado por las autoridades judiciales en sus numerosas vulneraciones. Ejemplo de ello es el caso de las temporeras marroquíes sometidas a todo tipo de abusos y vejaciones, cuya situación es bien conocida en la zona y sobre la que no se ha conseguido, inexplicablemente, ninguna condena.
EL CASO DE LEPE
Mención especial merece la población de Lepe, por contar con el mayor número de asentamientos y por la cercanía de estos a la población local. Muchos de estos asentamientos chabolistas están dentro del casco urbano y albergan un gran número de trabajadores durante todo el año. A pesar de esto, la interacción entre las personas que habitan los asentamientos y el resto de vecinos y vecinas a nivel social es prácticamente nula. Hasta el pasado 14 de octubre de 2019, al pasear por la avenida del Cementerio de Lepe podía contemplarse un panorama dantesco y distópico: a la izquierda, un poblado de chabolas cubiertas de plástico que podía llegar a albergar más de mil quinientas personas; a la derecha, una explanada con grandes establecimientos comerciales. Decathlon, Leroy Merlin, Worten, Mercadona, Burger King y una gasolinera Shell como representación salvaje del neoliberalismo más brutal enfrentado a los cuerpos que necesitan consumir para seguir dando beneficios, sin que a nadie pareciera importarle.
EL TOPO #38 / EL PERIÓDICO TABERNARIO BIMESTRAL MÁS LEÍDO DE SEVILLA / 9 Este asentamiento había ido creciendo durante más de veinte años y era muy anterior al centro comercial, cuya construcción comenzó en 2017 e hizo intuir que las chabolas tenían los días contados. En 2018, la propiedad del centro comercial adquirió los terrenos sobre los que se establecía el asentamiento. A principios del pasado año 2019, se anunció en los medios una ampliación del centro comercial y un parque de viviendas de VPO gestionado por el Ayuntamiento de Lepe, sin hacer ninguna mención al asentamiento, pero levantando la sospecha de que se produciría un desalojo, en principio esperado por vías legales. En la madrugada del 13 de octubre, con fuerte viento del norte, se produce un incendio en el asentamiento que fue controlado por los propios habitantes y solo se calcinaron seis chabolas. La noche del 14 se produjo otro foco de incendio justo donde terminó el anterior y con fuerte viento también, adquiriendo esta vez el fuego grandes proporciones rápidamente. Para los que presenciamos el incendio y hemos visto otros muchos, resultaba bastante llamativo observar cómo cuatro camiones de bomberos permanecían en la avenida y no vertieron ni una gota de agua en las más de cuatro horas que duró el incendio que calcinó casi la totalidad del asentamiento. La zona había sido acordonada y ya no se dejó pasar a nadie, ni siquiera a los que habitaban las chabolas que no se incendiaron, para recoger sus pertenencias. Esa misma noche comenzaron las máquinas a derribar las chabolas. Con el amanecer, operarios del Ayuntamiento comenzaron a colocar el vallado que cercaría toda la zona, protegidos por policías locales y guardias civiles. En dos días estuvo vallado el terreno y una empresa de seguridad custodió el perímetro durante las siguientes semanas impidiendo la reconstrucción de las chabolas, una práctica habitual tras los dos incendios parciales anteriores en enero y junio de 2019 y los de años anteriores, dejando así a los afectados sin ninguna alternativa habitacional. Hay que añadir, llegados a este punto, que en el año 2017, después de uno de estos brutales incendios en el asentamiento del cementerio de Lepe, el Ayuntamiento anunció a bombo y platillo, en colaboración con las entidades FECONS y ASNUCI, lo que se denominó el Plan Agenda 2020 para la Erradicación del Chabolismo. El plan ha demostrado ser una maniobra mas de distracción y otra muestra de falta de consideración y respeto. Constaba de dos medidas principales: incentivos al alquiler mediante reducciones fiscales a los propietarios y la construcción de un macrogueto para inmigrantes en unos terrenos municipales con más de 100 viviendas prefabricadas que proporcionaría un empresario local.
Con estas medidas, se consiguió alquilar un piso que acogió a cinco trabajadores de los mas de 1500 que pueden llegar a vivir en chabolas en la localidad durante la campaña fresera, hecho recogido con énfasis en los medios colaboradores. Sin embargo, hoy el Ayuntamiento de Lepe se permite borrar de un plumazo y de forma totalmente irracional, injusta e ilegal ese asentamiento sin aportar ninguna alternativa habitacional para esta campaña ya comenzada.
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS, PARTIDOS Y SINDICATOS
Las reacciones ante este acontecimiento dramático y ante la situación general en los asentamientos, carentes de acceso al agua, a la energía y a ningún tipo de saneamiento ni gestión de residuos, por parte de las administraciones, empresarios, colectivos sociales, sector sindical, político y sociedad civil son escasas, casi nulas. La tendencia general es la de mirar a otro lado. Año tras año, el problema se acrecienta con el incremento de la necesidad de mano de obra recolectora en el sector agrícola. En cuanto a las administraciones y su gestión de esta grave problemática, habría que resaltar cómo es frecuente que después de cada campaña de recogida aparezca algún comunicado de prensa haciendo alabanzas a los grandes beneficios económicos obtenidos. Sin embargo, rara es la ocasión, a pesar de los numerosos informes de las entidades a las que financian, en la que se pronuncian con respecto a las condiciones de vida de un gran porcentaje de las personas que sustentan estos beneficios. Por su parte, las administraciones locales se han limitado a ignorar directamente esta problemática —en casos como en Lepe, Palos de la Frontera o Lucena del Puerto— o a tratar de regular el número de pobladores de los asentamientos —como en el caso de Moguer—, pero en ningún caso se ha tratado de mejorar sus condiciones de vida. Algunos partidos políticos más sensibilizados con esta problemática social han agotado los recursos parlamentarios. Se ha conseguido, en 2018 y 2019 por parte de IU y Adelante Andalucía respectivamente, llevar al Parlamento Andaluz sendas proposiciones no de ley, que en ambos casos fueron aprobadas por unanimidad, para mejorar las condiciones en los asentamientos. El resultado es que a día de hoy ambos procedimientos, al carecer de carácter vinculante, habrán sido almacenados en algún cajón y allí se quedarán, viendo agotada de este modo la vía parlamentaria que no contempla ningún otro recurso.
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EN TORNO A 1.500 JORNALEROS VIVEN EN ASENTAMIENTOS CHABOLISTAS EN LAS ZONAS AGRÍCOLAS DE HUELVA
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EN 2019, EL SAE SACÓ UNA OFERTA PUBLICA DE 10 000 PUESTOS DE TRABAJO DE PEÓN AGRÍCOLA PARA LA CAMPAÑA. EL NÚMERO DE ESPAÑOLES NO SUPERÓ LOS 300
Desde el ámbito laboral y sindical hemos de situarnos en un marco en el que Huelva cuenta con el peor convenio agrícola de toda España, pactado por los sindicatos mayoritarios (CC OO y UGT) y la patronal, donde el resto de sindicatos tiene escasa repercusión. A día de hoy, ningún sindicato (salvo el SAT en alguna ocasión y con escasos recursos en la zona) ha mostrado ningún interés por esta problemática que afecta directamente a un gran porcentaje de trabajadores del campo andaluz, que además y tal vez precisamente por esto, son personas migrantes y pobres. Durante todo este tiempo, numerosos colectivos sociales han estado incidiendo sobre este conflicto. Se han realizado numerosos informes, denuncias, manifiestos, etc., y mucha labor asistencial, pero el problema sigue creciendo a la vez que crece el número de profesionales y colectivos que se benefician directamente de esta coyuntura mediante subvenciones de las diferentes administraciones.
ORGANIZACIÓN Y LUCHA
Tras el último incendio y el brutal desalojo del asentamiento del cementerio de Lepe, un grupo de personas que han vivido y viven estas circunstancias en primera persona comienzan a organizarse. Tras varias reuniones celebradas en Lepe, nace el Colectivo de Trabajadores Africanos, conscientes de que es necesario unirse y reivindicar sus derechos básicos y hacerlo en primera persona, representándose a sí mismos tras muchos años de no sentirse representados por nadie. Una primera manifestación de protesta fue convocada el pasado 15 de noviembre en Lepe, con bastante participación y apoyo desde diferentes sectores como la Red Andaluza Nueva Cultura del Agua, Red Agua Pública-Marea Azul del Sur, Adelante Andalucía, el SAT, la Plataforma de Pensionistas de Aljaraque y el Partido Comunista de Huelva. Desde entonces, se siguen celebrando reuniones, organizando actos y movilizaciones con el objetivo de reclamar el derecho a una vivienda digna, con acceso a agua, luz y saneamiento. Nos preparamos para los graves problemas de alojamiento que se van a producir en Lepe tras la desaparición sin alternativa del gran asentamiento donde se alojaban más de 1500 personas. Se prevén movilizaciones y paros laborales durante la propia campaña. No será una lucha fácil, pero ya no vamos a callar. Y aunque tal vez no seamos muchos ahora, seremos muchos más.
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POLÍTICA ESTATAL
Texto: Candela González Sánchez y Mar Pino Monteagudo • Equipo de El Topo Ilustración: Marta Araujo martaaraujoart.pb.gallery
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ALGUNAS CLAVES DEL 25N DE 2019
El 25N es el Día Internacional por la Eliminación de las Violencias hacia las Mujeres. La fecha se eligió en el primer encuentro feminista latinoamericano y del Caribe celebrado en Bogotá, Colombia, en 1981, en honor a las hermanas Mirabal, torturadas y asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por la dictadura del general Trujillo en República Dominicana por oponerse al régimen dictatorial. Las movilizaciones a raíz del 25N han crecido drásticamente en los últimos años, como ha ocurrido con las acciones feministas convocadas, sobre todo, a partir del 8M de 2018. No nos creíamos entonces que la lucha contra la violencia machista suscitara unanimidad en la sociedad, como no nos lo creemos ahora. Las cifras de mujeres asesinadas cada año a manos de hombres no admite duda: más de un millar desde que se iniciaron los recuentos, en 2003. La unidad institucional al respecto parecía incuestionable a estas alturas, al menos en lo simbólico. Sin embargo, una de las consecuencias del avance del movimiento feminista ha sido la reacción del machismo más retrógrado representado en las instituciones por VOX. El partido de extrema derecha tiene al feminismo en su punto de mira y acabar con la ley de violencia de género como objetivo prioritario. Este año han estrenado su participación en autonomías y ayuntamientos boicoteando los actos institucionales contra la violencia hacia las mujeres y haciendo declaraciones incendiarias. Según los datos oficiales, 55 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en 2019. La cifra asciende a 99 según la web feminicidio.net, que incluye casos no resueltos. La violencia contra las mujeres sigue siendo una realidad que hay que visibilizar y contra la que hay que luchar. Como decíamos al inicio, el 8M de 2018 marcó un antes y un después en las movilizaciones feministas en cuanto a repercusión y seguimiento, con todo lo que eso implica. El feminismo está en el centro del debate público. La violencia contra las mujeres es un hecho contrastado en todo el planeta y cada vez somos más las que salimos a la calle a gritarlo. Si este año ha habido una acción que ha marcado el 25N a nivel planetario ha sido la performance ideada por un colectivo chileno, Las Tesis. Su canción, Un violador en tu camino, ha traspasado fronteras y se ha gritado en medio mundo convirtiéndose en un auténtico himno
feminista. Aunque la letra responde a la realidad chilena y surge a raíz de la crisis en la que está inmersa el país, miles de mujeres de todo el planeta la han hecho suya. Las responsables, este colectivo multidisciplinar de Valparaíso, afirman que para elaborar la letra se han basado en las obras de Silvia Federici y Rita Segato, y sus análisis sobre los factores que estructuran la violencia sexual ejercida contra las mujeres. No deja de ser ilustrativo que sea una performance contra la violencia la que haya sido capaz de unir en una sola voz a mujeres de diferentes países, culturas y clase social. Una de las réplicas más sonadas fue la llevada a cabo en Turquía, donde la policía reprimió de forma violenta la intervención en Estambul: siete mujeres fueron detenidas. Como protesta por esta acción policial, sin embargo, 20 diputadas de la oposición corearon en el Parlamento turco el himno, mostrando las fotos de 20 mujeres asesinadas por sus parejas. Un fenómeno mundial viralizado por las redes sociales que quizá ha marcado las movilizaciones del 25N de este año por encima de cualquier otro.
Dentro de nuestras fronteras también se ha reproducido la performance de Las Tesis. En Sevilla, se hicieron dos intervenciones, una en el Monumento a la Tolerancia junto al río y otra en la plaza del Pumarejo. Pero más allá de la performance, la lucha contra la violencia hacia las mujeres ha sacado este 25N a miles de personas a las calles de todo el Estado. Lejos quedan aquellas convocatorias en las que eran poco más de una decena de mujeres las que se manifestaban en cada ciudad para conmemorar este día. Hoy pocos, más allá de los neofascistas de VOX, pueden negar la violencia que se ejerce cotidianamente contra las mujeres por el hecho de serlo. Este año entre el viernes 22 y el lunes 25 hemos podido contar más de 300 convocatorias en todo el país para mostrar de una u otra manera su rechazo a las violencias machistas. En Sevilla, además de la manifestación a la que asistieron miles de personas, la Asamblea Feminista Unitaria Sevillana convocó, la noche del domingo 24 al lunes 25, la marcha
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ESTE AÑO HEMOS PODIDO CONTAR MÁS DE 300 CONVOCATORIAS EN TODO EL PAÍS PARA MOSTRAR SU RECHAZO A LAS VIOLENCIAS MACHISTAS
nocturna y aquelarre contra las violencias machistas «reivindicando en lo simbólico un espacio que nos ha sido históricamente negado, la calle y la noche, que también son nuestras...». El 25N es uno de los símbolos que más consenso genera dentro de un movimiento feminista que, al menos en nuestro país, pasa por un momento en el que hay algunos temas que generan más confrontación que debate. Precisamente a raíz del 25N se ha estrenado el documental ¿Qué coño está pasando? Una obra sobre el feminismo dentro de nuestras fronteras de Rosa Márquez y Marta Jaenes. Las autoras, a raíz de las movilizaciones de 2018, hacen un barrido de entrevistas a mujeres de distintos ámbitos (políticas, filósofas, sociólogas, periodistas, artistas, directoras de cine porno, etc.) y lo dividen en bloques temáticos. Hay dos elementos clave con este documental. El primero es que el feminismo vende, con todo lo que eso supone: se estrenó en los cines Renoir Princesa de Madrid, pero solo puede verse en Netflix y parece que el éxito está garantizado. El segundo, ya entrando en el contenido, es que hay posturas irreconciliables dentro del feminismo respecto a algunos temas como la prostitución o la identidad de género de las personas trans. De hecho, una de las mujeres cuyo discurso tiene más peso en ¿Qué coño está pasando? es Lidia Falcón, líder del Partido Feminista de España, que ha protagonizado en las últimas semanas un conflicto con el colectivo trans. La formación liderada por la histórica abogada reclamó a principios de diciembre a Unidas Podemos que no volviera a registrar en el Congreso la ley Trans que, en la línea de la que ya hay en Andalucía, busca despatologizar la transexualidad y permite transicionar a menores sin informes médicos. Falcón afirmó que «esta legislación está auspiciada por el lobby gay para imponer el discurso queer (sic)». Unas declaraciones que han propiciado la reacción de la federación trans que ha llevado el caso a la justicia.
No se puede entender la lucha de clases sin saber que la clase obrera está dividida en dos subclases: los hombres, privilegiada, las mujeres, dominada. Ey, tú, propiedad privada, mi cuerpo no será más el sostén capitalista. No se puede entender el capitalismo sin saber que se basa en la esclavitud femenina, laboral, sexual y reproductiva. Patriarcado y capital, alianza criminal. Colectivo Las Tesis, El internado de Valparaíso, febrero 2019 .
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POLÍTICA GLOBAL
EL TOPO #38 / EL PERIÓDICO TABERNARIO BIMESTRAL MÁS LEÍDO DE SEVILLA / 11 que financian a organismos del tercer sector locales. Tienen acceso privilegiado a la prensa hegemónica y amplia presencia en las redes, dan conferencias en universidades de Europa o EE UU, reciben premios, son portadores de «opiniones válidas». Esta red involucra organismos regionales, como la OEA, laboratorios de ideas expertos en América Latina, como el Inter American Dialogue o fundaciones como la FAES de Aznar. Alcanza también al ámbito militar pues, desde los 60, la asistencia económica proveniente de EE UU es acompañada por programas contrainsurgentes: varios de los altos mandos militares y funcionarios del Gobierno involucrados en el proceso golpista pasaron por academias e instituciones castrenses estadounidenses.
Texto: Silvina Romano, Tamara Lajtman, Aníbal García Fernández y Arantxa Tirado Ilustración: Christian Luqe chrisluque.tumblr.com
En comicios del 20 de octubre de 2019, el Movimiento Al Socialismo (MAS) ganó por tercera vez las elecciones a la presidencia, con las figuras de Evo Morales y Álvaro García Linera. La diferencia de 10 puntos por encima de los demás candidatos no fue aceptada por la oposición, que convocó de inmediato a una segunda vuelta. En paralelo, la Organización de los Estados Americanos (OEA) también desconoció el resultado y deslizó la posible existencia de fraude mucho antes de presentar informe final de su auditoría de los comicios (donde tampoco presenta pruebas fehacientes del presumido fraude). Los comités cívicos —dirigidos por empresarios de ultraderecha, como Camacho— desataron la violencia en las calles. La Policía Nacional se replegó a los cuarteles exigiendo un alza salarial. Grupos civiles armados y uniformados amedrentaron a dirigentes del MAS, ministros y cargos públicos para obligarlos a renunciar; prendieron fuego a sus casas y violentaron a sus familias. Finalmente, el Ejército se volteó y pidió la renuncia de Evo Morales. Para evitar el derramamiento de sangre, él y el vicepresidente, Álvaro García Linera, presentaron su renuncia. En Bolivia hubo un golpe de Estado. ¿Por qué? ¿Qué se disputa en Bolivia en términos políticos y geopolíticos? ¿Qué actores e intereses estaban especialmente interesados en evitar — incluso vía golpe— otro gobierno del MAS?
TRASFONDO GEOPOLÍTICO
Desde la llegada del MAS y su política soberana en torno a los recursos naturales, la disputa por el acceso y apropiación del litio y gas estuvo de fondo en las tensiones entre Bolivia y Estados Unidos, como se expresa en los cables de Wikileaks e informes de think tanks (laboratorios de ideas) estadounidenses. Un año antes de las elecciones, la consultora de seguridad y «estrategia Stratfor» planteaba en una serie de informes, un escenario «posible» de disturbio, inestabilidad y potenciales sanciones de EE UU en caso de una victoria de Evo Morales.
ANTECEDENTES
El MAS llegó al Gobierno como resultado de luchas y resistencias sociales y políticas históricas en Bolivia que culminaron en las guerras del gas y del agua a principios de los años 2000. El MAS inaugura su Gobierno con una asamblea constituyente que refunda al país con el apoyo de esos movimientos y sectores políticos para, por
IMPERIALISMO DE SIGLO XXI (O DE SIEMPRE)
GOLPE EN BOLIVIA
IMPERIALISMO SIN RODEOS
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L A DISPUTA POR EL ACCESO Y APROPIACIÓN DEL LITIO Y GAS ESTUVO DE FONDO EN LAS TENSIONES ENTRE BOLIVIA Y ESTADOS UNIDOS
primera vez, incluir económica, política y culturalmente a las mayorías de las diversas etnias indígenas. Esta nueva Bolivia, refundada como Estado plurinacional, contó desde el inicio con la oposición de una porción importante de la elite local, en particular la que habita los departamentos de la llamada «medialuna». Estos grupos, en contacto permanente con la embajada estadounidense en Bolivia (como lo prueban los cables Wikileaks), organizaron y auspiciaron una violenta desestabilización en el año 2008 con miras a separarse del resto del país. El objetivo no fue logrado. Años más tarde, en el referéndum de febrero de 2016 sobre la reformulación de la Constitución para la repostulación de Morales y García Linera, parte de esa oposición enarboló las banderas del procedimiento democrático para posicionarse en contra de la repostulación. Pero no se quedaron allí: organizaron un montaje judicial-mediático reproducido también en redes sociales (el caso Zapata) para acusar a Evo Morales y sus principales
El golpe al MAS concatena varias experiencias golpistas de finales de siglo xx y lo que va del siglo xxi, todas con fuerte presencia y responsabilidad de una red internacional liderada por derechas locales asociadas al sector privado y al Gobierno estadounidense, pero que también involucra a la derecha española, entre otras. Pone en evidencia que el imperialismo sigue siendo constitutivo del capitalismo, guardián de democracias neoliberales y siempre listo para arremeter con todas sus fuerzas y recursos contra cualquier proyecto político que en los hechos dispute realmente —con las limitaciones y contradicciones propias de cualquier proceso humano, político y colectivo— al neoliberalismo.
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colaboradores de tráfico de influencia y corrupción. Dos meses después de las elecciones, se supo que los documentos acusatorios eran falsos. También se supo que el triunfo del NO en ese referéndum estuvo condicionado por el impacto del caso Zapata en la opinión pública. En esa ocasión adquirieron protagonismo varios personajes y organismos del tercer sector de la derecha anti MAS, del ámbito político, empresarial y periodístico: Óscar Ortíz Antelo, Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Raúl Peñaranda, Samuel Doria Medina, la fundación Milenio, la Agencia Nacional de Prensa, la fundación Nueva Democracia. Son precisamente estos actores, sumados a algunas nuevas caras e instituciones (Waldo Albarracín, Vaca Daza, etc.), los que impulsaron y legitimaron el golpe en Bolivia en octubre de 2019.
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El hilo que urde la trama de una red de derechas que involucra entre muchos otros a estos actores, es el vínculo con el sector privado y el gobierno de EE UU, en particular a través de organismos de asistencia para el desarrollo (USAID, NED, etc.)
Este artículo forma parte de un trabajo más amplio, titulado EE UU y la construcción del golpe en Bolivia publicado en el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG): https://www.celag. org/ee-uu-y-la-construccion-del-golpeen-bolivia/
ECONOMÍA
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LA ECONOMÍA DEL FAVOR
SOBRE LA DESIGUALDAD Y EL CLIENTELISMO EN ANDALUCÍA Texto: Óscar García Jurado • Economista
«Para la gente de mi tierra hay algo que rige, absolutamente, la vida. Lo contrario de la justicia: el favor.»
Jesús Pabón, 1935. Ilustración: Javier Álvarez • instagram.com/callelubchenko
Según el profesor Carlos Arenas, el clientelismo puede definirse de forma sencilla como una ‘relación más o menos voluntaria entre individuos o colectivos desiguales que se intercambian favores’1. El clientelismo reproduce sociedades desiguales y jerarquizadas porque los beneficios del intercambio son asimétricos: poco para mucha gente, mucho para poca. Por tanto, el clientelismo y la desigualdad se retroalimentan. La parte del patrón está interesada en mantener la desigualdad pues, de este modo, obtiene beneficios al mismo tiempo que legitima su poder al aparecer ante la sociedad como
benefactor o conseguidor. Además, sirve para criminalizar y expulsar a las voces disidentes de la sociedad, lo que dificulta cualquier tipo de cambio o transformación. El clientelismo toma mayor protagonismo en sociedades con mayor desigualdad y economías empobrecidas, colonizadas y especializadas en perder (o en actividades con menor asignación de valor de cambio aunque sean más relevantes para satisfacer necesidades). Igualmente, alcanza mayores cotas donde el poder o elite económica controla de modo más fácil o con mayor autonomía los recursos públicos. Se trata de sociedades donde existe la convicción generalizada de que el favoritismo es una de las únicas maneras de inserción laboral, obtención de rentas o promoción social. Andalucía es una de ellas.
DESIGUALDAD, POBREZA Y RIQUEZA EN ANDALUCÍA
En cualquier economía capitalista la desigualdad es estructural. Ahora bien, existen sociedades capitalistas más desiguales que otras, con mayor porcentaje de personas pobres que otras. En la Europa occidental, pocas economías son más desiguales que la andaluza. La historia de Andalucía está marcada por haber sido un territorio pionero en convertir a la naturaleza en mercancía, en propiedad privada de una clase privilegiada y, como consecuencia, crear unas mayorías que deben convertirse en mercancías para poder lograr la subsistencia. La economía andaluza pronto pasó a ser capitalista y con ella se fue construyendo una sociedad en torno a los mercados capitalistas de personas
ECONOMÍA (mercado de trabajo) y de tierra (mercado inmobiliario). Desde entonces, Andalucía ha sido una sociedad polarizada entre una elite acaparadora de recursos y una masa ingente de personas desposeídas. El origen de la trayectoria de la economía capitalista en Andalucía se encuentra en la conquista castellana, que genera el latifundismo o sistema de gran propiedad de la tierra, elemento básico del sistema socioeconómico andaluz. Según Sevilla Guzmán, la gran propiedad crea un sistema local de dominación de clase ejercido por el grupo de terratenientes que monopoliza los medios de producción agraria con la fiel asistencia, a través de unas específicas relaciones sociales de dependencia, de un sector de la comunidad compuesto por unas clases sociales de servicio en cuyas manos se encuentran las instituciones económicas, culturales y políticas que controlan a nivel local la vida de la comunidad creando en la misma un específico orden social cuya organización económica determina la explotación del campesinado. El capitalismo andaluz, a lo largo de la historia, puede ser calificado de extractivo en un doble sentido: uno, de extracción y puesta en el mercado de los recursos naturales; dos, de extracción de rentas y beneficios como resultado de la ocupación del poder político. En el primer sentido se hace referencia a los numerosos ejemplos de actitudes depredadoras de la naturaleza (por ejemplo: «modernización» agraria de la década de 1960, minería o turismo). El segundo sentido se refiere a la enorme capacidad de extracción que han tenido unas minorías locales o extranjeras a partir de su capacidad para tomar parte o influir en las decisiones de las instituciones estatales. El Estado español ha amparado esta situación para, de un lado, hacer viable el capitalismo español y, de otro, permitir a las elites andaluzas que organizaran a su gusto el capitalismo autóctono, explotando directamente o como testaferros de empresas de capital foráneo. Con estos fundamentos se ha construido un modelo de economía capitalista extraordinariamente desigual. La contribución de la pobreza andaluza a la pobreza del conjunto del Estado se ha mantenido siempre en niveles altos. Para una población que es el 18 por ciento de la española, el porcentaje de personas pobres era del 30,3 en 1973, el 29 por ciento en 1981 y nunca bajó del 25 por ciento en las décadas siguientes. La economía capitalista es además patriarcal, lo que ha provocado que la situación de las mujeres haya sido bastante peor. La pobreza es generada por la riqueza. Casi siempre. Y así, al igual que conocemos a los responsables políticos culpables de corrupción, igual es
EL TOPO #38 / EL PERIÓDICO TABERNARIO BIMESTRAL MÁS LEÍDO DE SEVILLA / 13 hora de conocer algunos nombres de personas y familias que tanto han ganado y ganan con la actual economía capitalista andaluza, la desigualdad y el clientelismo. Esas personas y familias viven en lugares cada vez más lejanos pues son propietarios de fondos de inversión que especulan con tierra andaluza, accionistas de empresas eléctricas, de bancos que operan en Andalucía, etc. No obstante, también se encuentran aquellas familias que desde decenios se han lucrado con el sistema social, político y económico andaluz, con la explotación de su tierra y su gente. Entre ellas se encuentran algunas del 2% de propietarios que controlan el 50% de la tierra. Esas personas y familias son, además, las principales destinatarias de las ayudas europeas de la Política Agraria Común (PAC a partir de ahora), flujo legal de dinero libre de clientelismo y corrupción. Algunas son las siguientes: la familia Mora Figueroa Domecq, con una fortuna calculada en 800 millones de euros, recibió de la PAC entre 2008 y 2016 unos 50 millones de euros; la familia Bohórquez y Domecq, con una fortuna de 500 millones de euros, recibió de la PAC en el mismo periodo temporal 36.6 millones; la familia Hernández, con un patrimonio de 850 millones de euros, se embolsó solo en 2016 casi 3 millones de euros en subvenciones; o Nicolás Osuna, con grandes negocios inmobiliarios, recibió en 2014 8,2 millones de euros. Y mientras, el poder que les otorga el dinero impulsa campañas para convertir en corruptos a la clase jornalera perceptoras de subsidios que apenas ronda el mínimo para subsistir.
CLIENTELISMO E HISTORIA ANDALUZA: REPARTIR PARA ACUMULAR
En una sociedad tan injusta, polarizada y jerarquizada como ha sido y es la andaluza, el necesario consenso social se ha obtenido fundamentalmente a través del trato de favor originado en las relaciones clientelares. Para consolidar su control político, las elites andaluzas necesitaron poner en marcha mecanismos redistributivos en forma de repartos de tierra, beneficencia pública y privada en manos de la siempre aliada Iglesia católica, subsidios, expedientes de regulación de empleo y/o programas socialdemócratas tanto más radicales cuanto más amenazante se presumía la indignación de las clases populares. El clientelismo, desde el patronazgo señorial hasta el clientelismo de partido, ha estado presente en la historia andaluza. A lo largo de la historia andaluza, unas pocas sagas familiares se sirvieron del poder para extraer rentas a partir de la apropiación de lo comunal, de la violencia física y cultural, etc. El cacique local, en nombre de la elite dominante, garantizó la compatibilidad del modelo político y económico
andaluz dentro del Estado español; fue el nexo de unión entre el mando local y el poder con sede en Madrid. Por su parte, las mayorías dominadas y explotadas se podían dividir en dos grandes grupos, a saber: uno formado por gente que decide cooperar con el poder a la espera de que su sustento les sea otorgado por su favor; un segundo grupo compuesto por la gente que sufrirá mayor exclusión por favorecer la acción colectiva y la cohesión horizontal de la clase dominada. Son aquellas a las que cantaba Manuel Soto Sordera: «Con lo poquito que había / yo hice una partición / mis hermanos son aquellos / que tengan igual que yo.» Tanto la nobleza como la burguesía utilizaron el clientelismo. La Restauración borbónica de 1874, por ejemplo, consolidó el poder de las minorías y estas cedieron tierras a arrendatarios que ejercieron un papel relevante para la dominación de la gran propiedad. La concesión de la tierra en régimen de arrendamiento siguió siendo, como antaño, una estrategia adecuada para asegurar fidelidades; también el reparto selectivo de los bienes comunales por parte de las autoridades municipales. Así, el fomento de la aparcería y la creación de colonias agrícolas, fueron medidas para contrarrestar la extensión del anarquismo en los campos andaluces. Más adelante, la República fue impotente para acabar con un modelo clientelar de relaciones sociales al no abordar seriamente el problema de la estructura de la propiedad de la tierra. El franquismo fortaleció el control que las oligarquías andaluzas habían ejercido desde siempre en el ámbito local. La estructura administrativa franquista —Sindicato Vertical, Hermandades de Labradores y Ganaderos, Cámaras de Comercio, Juntas Locales Agrícolas, cooperativas agrarias, etc. — sirvió como un «vivero de colocaciones» y como plataforma para que lxs vencedorxs pudieran seguir manteniendo sus prácticas extractivas. La práctica clientelar continuó, aunque sobre bases nuevas, tras la muerte del dictador. El llamado «consenso» de la Transición puede entenderse como el intercambio político producido entre los representantes más genuinos del gran capital y los representantes políticos de la época. El respeto a la propiedad privada de los medios de producción consolidó un clientelismo de Estado que ha sido administrado por los partidos políticos, convirtiéndolos en el epicentro de una nueva práctica clientelar. Como apuntó el profesor Cazorla, el viejo clientelismo personal fue sustituido por el clientelismo de partido. La clase política socialista se lanzó a la captura de un electorado acostumbrado a las relaciones clientelares. Así lo
expresa el profesor Arenas: El PSOE se fue convirtiendo en el gran patrón colectivo de la población andaluza. Como ocurrió con anterioridad en el primer franquismo, miles de personas se incorporaron a sus filas en los primeros años ochenta. Como los «camisa nueva» de antaño, una pléyade de ignotos socialistas, en menor medida comunistas, sindicalistas y empresarios, se aprestaron a gestionar el poder otorgado por las urnas. Por tanto, la autonomía democrática que impide toda autonomía real tampoco ha contribuido a mejorar las cosas. Durante más de tres décadas, la clase política socialista ha utilizado a la Junta de Andalucía para construir pactos en los que han participado las grandes empresas foráneas, las elites locales, clientes del sistema político y algunas de las instituciones garantes del mismo, como patronales o sindicatos mayoritarios. Esa ha sido la enfermedad, el caso de los EREs ha sido uno de los múltiples efectos de la misma.
CONTRA EL FAVOR, EL REPARTO
El clientelismo, relacionado claramente hoy día con la corrupción, es estructural en Andalucía. Antes, durante y después del PSOE o de la creación de la propia Junta de Andalucía como instrumento de no-autonomía. El latifundio y el mal reparto son elementos básicos para explicar esta situación. Señoritos, caciques, empresariado local o manijeros de capitalistas foráneos, abundan en un campo de juego donde las cartas están marcadas. Normalmente se sabe quién va a ganar. Y a perder. Por tanto, tras los EREs continuará la dictadura económica, el mal reparto, el latifundio (de tierras y de otros muchos recursos colectivos). En una economía como la andaluza, dependiente y saqueada, la riqueza se concentra en pocas manos, manos cada vez más alejadas del lugar en la que se genera. Alimentación, agua, energía, tecnología, ahorros… Todo es controlado por corporaciones capitalistas que, en su mayoría, atienden a intereses que nada tienen que ver con los nuestros. Desde el poder que le otorga el poder comprar, el capital lo compra casi todo y a casi cualquiera. En estas circunstancias, la corrupción y el clientelismo son la norma. Por tanto, miremos más a la propiedad que al gestor político que le facilita el saqueo. Sin propietario explotador y corruptor no habrá manijero corrupto. Establezcamos, de nuevo, la lucha por el reparto como un grito de esperanza que nos libre de la clientela, la injusticia y el favor.
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........................................ 1.- Este artículo tiene como base fundamental la obra “Poder, economía y sociedad en el sur. Historia e instituciones del capitalismo andaluz. Historia e instituciones del capitalismo andaluz” del profesor Carlos Arenas.
EL CLIENTELISMO REPRODUCE SOCIEDADES DESIGUALES Y JERARQUIZADAS PORQUE LOS BENEFICIOS DEL INTERCAMBIO SON ASIMÉTRICOS: POCO PARA MUCHA GENTE, MUCHO PARA POCA
EN UNA ECONOMÍA COMO LA ANDALUZA, DEPENDIENTE Y SAQUEADA, LA RIQUEZA SE CONCENTRA EN POCAS MANOS, MANOS CADA VEZ MÁS ALEJADAS DEL LUGAR EN LA QUE SE GENERA
CONSTRUYENDO POSIBLES Y PRESENTANDO REALIDADES
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CENTROS SOCIALES AUTOGESTIONADOS, DESALOJOS Y AFECTOS
EL VACÍO EN MADRID
Escribe: Pablo García Bachiller Arquitecto de La Línea de la Concepción afincado en Madrid desde 2010, ha colaborado en los últimos años, como uno más, en diversos centros sociales autogestionados Ilustra: Lusía del Pino lusiadelpino.tumblr.com
GANAR Y PERDER LA INGOBERNABLE
Un centro social autogestionado como La Ingobernable es un condensador de actividad y de creatividad urbana difícilmente comparable con cualquier otro espacio en la ciudad. Esta intensidad es algo propio de los deseos de afecto
y organización colectiva alegre de las personas que habitan un territorio. No es fácil organizarse con alegría ante los retos de la vida urbana contemporánea: la precariedad, la xenofobia, la dificultad de acceso a la vivienda, a los consumos básicos, el individualismo de las formas de vida, etc.
para la ciudad convencional. «Un desalojo, otra okupación» es un grito que resume un deseo, una forma de estar, pero que no los agota. El vacío que genera dejar de gestionar un territorio así es una fábrica de movilización en sí mismo: la búsqueda de otro lugar para seguir cuidando la ciudad.
Un desalojo es un proceso intenso. Hay intensidad física sobre los cuerpos y el espacio, pero también una intensidad afectiva, política. El anhelo de espacios seguros para el desarrollo de estos proyectos es un motor de superación para las comunidades que los sostienen. Condensan una cantidad de actividad muy superior a la de centros públicos gestionados por la Administración o por entidades privadas, y esa actividad, autogestionada y abierta, es un motor de afecto al tiempo que genera instituciones monstruosas
TREINTA AÑOS DE HILO. CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD
No es nuevo, desde los años noventa se han sucedido centros sociales autogestionados en el centro de Madrid. Cada desalojo genera un vacío, pero también una latencia. Si vemos ahora cómo en hacerlaboratorio.net se recuperan archivos, elementos de memoria y formas en que la experiencia de los Labos (sucesión de centros sociales en Lavapiés entre 1997 y 2003) ha perfundido en diversas
CONSTRUYENDO POSIBLES Y PRESENTANDO REALIDADES prácticas, podemos hacer evidente que la potencia de un centro social no acaba con su desalojo. Más bien, podemos ver cómo convive un carácter mutante y diverso con una continuidad de sentido. No se parece tanto a la continuidad entre windows 95 y windows 10, si no al carácter copyleft/copyfight del movimiento hacker y por una cultura libre. Es decir, se parece un poco más a la lógica de la biología: mutaciones que permiten la supervivencia de formas de vida en un ecosistema hostil. Estas mutaciones resultan ser una necesidad para la adaptación de estos procesos-territorio, de las personas que atraviesan y, desde luego, de la ciudad. En estas décadas hemos visto a la ciudad de Madrid transmutarse en varias formas: la principal es la de la consolidación del modelo desarrollista de ciudad-Estado «a la parisina» que enunció y desplegó Alberto Ruiz Gallardón y que han consolidado los sucesivos gobiernos municipales en connivencia con el poder inmobiliario-financiero. El Madrid de la Operación Chamartín, pero también el de la colmatación del centro de la ciudad y su orientación hacia la reproducción de los capitales inmobiliarios y las formas de vida más acomodadas. A esta aceleración fuerte, hormigonada, violenta, triste, se le ha opuesto y superpuesto otra capa de la ciudad combativa, feminista, ecologista, cuidadosa, alegre. La cultura madrileña de los comunes urbanos, heredera y partícipe de la continuidad entre los Labos, los Patios, La Tabacalera, La Ingobernable (y tantos otros: el Eko de Carabanchel, la Morada de Chamberí, la Osera de Usera, el EVA, la Traba, la Quimera, la Villana, el Puesto en Construcción, Esta es una Plaza, el Campo de Cebada, los huertos urbanos, incluso el local que acaban de comprar Ecologistas en Acción y Traficantes de Sueños…), es una realidad fuerte que no solo ha afectado a la dinámica dentro de los centros sociales, sino que ha contagiado en diversas formas de hacer. El 15M y su cultura anómala, asamblearia, afectiva, múltiple, no salieron de la nada, son un elemento más de un despliegue que no ha dado referentes fuertes, pero sí una continuidad líquida, amable, muy compartida incluso por quienes no han pisado estos lugares. Desde luego esas culturas no han convergido en ningún partido político, permanecen como legado vivo en la ciudad. Un otro Madrid más frágil que la Operación Chamartín, pero cargado de verdad, de sentido y de comunidades afectivas que no pretenden confluir en una ideología hegemónica ni en una estética específica, sino compartir, cuidar y habitar infraestructuras del común con los mejores deseos y acciones posibles. Pretendemos cuidar de la ciudad y garantizar espacios de relación sanos, que luchen por dejar fuera la violencia patriarcal y fomenten otras formas de vida.
EL VACÍO SE ACABA Y SE CONQUISTA
Podría suponerse que esta es una relación infinita entre la ciudad-hormigón de la Operación Chamartín y la elitización versus la ciudad-cuidado de los movimientos y centros sociales, pero no es así. El afán desarrollista y el dominio inmobiliario-financiero están cerca de uno de sus objetivos: colmatar la ciudad consolidada. Puede resultar una obviedad, pero la apertura de centros sociales (okupados, cedidos, alquilados o incluso comprados) depende de la existencia de edificios vacíos. En ese sentido, Madrid no es el que era. Si bien permanecen algunos (diversos) centros sociales en el centro a día de hoy, el desalojo de La Ingobernable hace patente un nuevo ciclo, marcado por la escasez de espacio y por el trabajo de deslegitimación de este tipo de proyectos que han hecho los diferentes partidos políticos. En el Patio Maravillas de Pez 21 se abrieron una serie de vías de lo más interesante, entre las que constaban la apertura al diálogo con la propiedad del edificio y con el Ayuntamiento, de tal forma que se argumentó judicialmente la oportunidad de expropiación del inmueble y su destino para satisfacer las necesidades de espacio para el desarrollo de proyectos de intervención social positiva. Esto es, se argumentó que la ciudad es un derecho de las personas vinculado al territorio y que existen herramientas para
EL TOPO #38 / EL PERIÓDICO TABERNARIO BIMESTRAL MÁS LEÍDO DE SEVILLA / 15 garantizarlo. También se mantuvo una hipótesis de trabajo que atravesó diversos contextos: la de no pedir un edificio para el Patio, sino reivindicar un derecho vinculado al territorio, un centro social para cada barrio, para cada comunidad. Esta hipótesis se desarrolló desde la humildad del que fue el penúltimo Patio Maravillas, en la calle Divino Pastor (el último, en la calle San Mateo, solo duró unas horas). Un desarrollo muy productivo que supuso poner en conversación a un buen número de centros sociales de la ciudad en lo que se constituyó como la Red de Espacios Ciudadanos (conocida como la REC, espaciosciudadanos. org). La idea era proponer un marco de autodeterminación y reconocimiento de estos espacios, que finalmente el Ayuntamiento de Manuela Carmena y Nacho Murgui negó después de años de conversaciones y trabajo de toda esa red, abogando por la judicialización del conflicto y el desalojo policial de espacios como La Ingobernable frente a una solución política y al diálogo. ¿Os suena?
“UN DESALOJO ES UN PROCESO INTENSO. HAY INTENSIDAD FÍSICA SOBRE LOS CUERPOS Y EL ESPACIO, PERO TAMBIÉN UNA INTENSIDAD AFECTIVA Y POLÍTICA” En el mismo espacio-tiempo, el desarrollo anómalo de un CSA como la Tabacalera de Lavapiés resulta una buena referencia por contraste: más de 10 000 metros cuadrados en un edificio incoado como bien de interés cultural que diversos ministerios de cultura (PSOE-PP-PSOE) han venido posibilitando, no solo renovando el convenio de cesión a la asamblea del CSA cada dos años desde 2011, sino cooperando en el cuidado del edificio. Lamentablemente, el ciclo de renovaciones se acaba y está en el aire la consolidación de una fórmula que resuelva la incertidumbre sobre la continuidad del proceso, acechada por futuras obras y el fantasma de la consolidación de instituciones culturales privadas internacionales en el edificio, en un barrio que, al mismo tiempo que acumula el mayor número de metros cuadrados de superficie de exhibición cultural de toda Europa, asiste a una de las más vertiginosas expulsiones de población humilde en los últimos años. Puede que ante los ojos de la política institucional y de partidos esto sea irrelevante, pero la persistencia de clases populares y de espacios pobres en el centro de la ciudad es una gran riqueza, en peligro de extinción.
TRADICIÓN ORAL, MEMORIA, ARCHIVO
El legado y la transferencia de formas de hacer dentro de un centro social, entre centros y a lo largo del tiempo se da de formas diversas. Hay centros que han comunicado mucho y otros poco. Hay trabajo de organización interna, de elaboración de marcos de relación, de comunicación hacia afuera. En el Patio Maravillas la comunicación a través de redes y en el espacio público en general ha sido determinante en su desarrollo como sujeto político (múltiple, conflictivo, autoamplificante), mientras que en La Ingobernable se han desplegado mecanismos sofisticados de amplificación de la defensa del espacio y su proceso. En colaboración con el Instituto de Imaginación Radical y diversos agentes vinculados a centros sociales (como la propia Ingobernable, La Tabacalera de Lavapiés, EVA Arganzuela, Esta es una Plaza, La Invisible de Málaga, La Casa Grande del Pumarejo o El Asilo de Nápoles) desarrollamos lo que se llamó Máster de Comunes Urbanos, un espacio de
pensamiento y acción colectivo que pretendía servir como autoformación crítica al tiempo que replantear la situación de oportunidad que podíamos leer en el contexto de una conversación abierta. La parte de autoformación colectiva y refuerzo de afectos entre espacios ha sido muy productiva a partir de entonces; la de abrir situaciones de oportunidad, no tanto. Lo que sí generó ha sido un proceso que denominamos ahora «Archivos Comunes» en base al afán de memoria que se ha venido dando en varios espacios como RTVI (Radio Televisión Ingobernable, incansable colectivo dentro y fuera de La Ingobernable que han sido claves en los últimos años: 8M, Juventud por el clima/Fridays for Future, y un largo etcétera) o CRAS (Centro Revolucionario de Arqueología Social), ocupado en documentar la realidad de La Tabacalera de Lavapiés desde la percepción de los colectivos que la habitan. Este proceso, abierto a la participación de cualquier persona interesada, ha resonado recientemente con el ya comentado hacerlaboratorio.net y ha desarrollado acciones de autoformación alrededor de la producción audiovisual, las prácticas de archivo y herramientas de empoderamiento tecnológico. Estas acciones se han desarrollado en La Ingobernable, La Tabacalera y EVA Arganzuela y tienen como objetivo principal la producción de afecto y cuidado entre personas, vinculadas o no a centros sociales específicos, interesadas en colaborar en la construcción de herramientas y reflexión en torno al asunto de la memoria de los centros sociales autogestionados y a los comunes urbanos en general. La cuestión, desde luego, no es —solo— la producción de archivos, sino —también— la consolidación de espacios seguros para abrir, aún más, la posibilidad de continuidad de prácticas de producción de afecto, cuidado y memoria, en un contexto de amenaza política sobre la propia legitimidad de formas de vida que dejan la individualidad a un lado y socializan la alegría de la lucha cotidiana.
ESPACIO SEGURO
Okupar de nuevo, negociar cesiones, adquirir espacio en el mercado son estrategias que se han superpuesto sin consolidar formulas estables. La okupación de espacios se hace difícil en una ciudad cada vez más colmatada y segurizada, los acuerdos de cesión no han superado los marcos más frágiles y la compra/alquiler de espacios es limitada para comunidades con orgullo pobre. Este conjunto de dificultades puede parecer pesimista, pero solo define el contexto. El optimismo se hace evidente cuando comunidades renovadas, rejuvenecidas (especialmente por los movimientos feministas y ecologistas) se hacen cargo de la alegría que supone afrontar en comunidad retos de este calibre. Puede que el futuro del territorio Madrid esté fuertemente condicionado por el extractivismo inmobiliario-financiero y por la centralidad del Estado, pero existen comunidades que renuevan la oportunidad de la lucha por el derecho a la ciudad y, seguro, la mejor creatividad está en el futuro.
RELACIONES ENTRE CENTROS, RELACIONES ENTRE CIUDADES... ¿ES ESTO INTERESANTE EN SEVILLA?
Los CSA son diversos. No solo entre ellos, sino dentro de cada uno. La relación entre personas vinculadas a diferentes centros aporta la riqueza del contacto y, en el símil biológico de la evolución y las mutaciones, genera evolución y afectos cruzados, fortalece lazos sociales. Como hemos comentado, en los últimos años en Madrid ha habido relaciones enriquecedoras con gentes de otras ciudades. Incluso hemos oído que en los lejanos años noventa un viaje de un nutrido grupo de personas de Madrid por los centros sociales italianos desencadenó una reconceptualización de la forma de poner en valor espacios en Madrid, la propia cosa de los centros sociales tal y como los reconocemos. Madrid es un agujero, no solo de recursos, también de sentido. El Madrid capitalino no le es ajeno a nadie. ¿Como sería fortalecer vínculos y afectos con procesos sevillanos? ¿Es verdad que te puedes sentir andaluz en Lavapiés? ¿Por qué carajo es tan caro el AVE? Las ciudades, como los centros sociales, son diversas y múltiples, estrechar lazos afectivo-políticos entre territorios parece que sigue mereciendo la pena.
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DESMONTANDO MITOS El derecho a la ciudad se ha transformado en una expresión sobreutilizada y vaciada de contenido, a menudo con una función retórica y publicitaria. No obstante, este texto defiende un uso crítico de la misma recuperando algunos de los contenidos que originalmente le dio el filósofo Henri Lefebvre.
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USO Y ABUSO DEL DERECHO A LA CIUDAD
Texto: Ibán Díaz Parra Geógrafo, investigador de la US Ilustración: Acan lapatatamecanica@gmail.com
Creo que esta idea sigue teniendo una gran potencia y actualidad y puede utilizarse con sentido, pero entendiendo la complejidad de la propuesta y no utilizándola simplemente como un lema que funciona bien. Haciendo énfasis en el lado subjetivo, el derecho a la ciudad es el derecho a la apropiación de un espacio urbano con sentido para sus habitantes, que permita una experiencia de vida auténtica. Donde puedan existir comunidades con arraigo, identificadas con el lugar, permitiendo a su vez el desarrollo de nuevas comunidades. El proceso de mercantilización del espacio, especialmente la transformación de los centros urbanos en escaparate para el consumo y la visita turística, serían el principal antagonista de este derecho en la actualidad, no solo por sus resultados en términos de desplazamiento y desarraigo de la población preexistente, sino también por la capacidad de hacer el espacio inapropiable, incapaz de vincularse a comunidades humanas que lo doten de sentido.
En 1968 salía a la luz El derecho a la ciudad, cien años después de la publicación del primer volumen de El Capital de Marx, del cual es tributario. Desde entonces, si bien el propio Lefebvre lo usó poco en su obra posterior, este lema ha conocido una gran popularidad que se ha ido incrementando con el tiempo hasta convertirse en moda académica y política. Militantes y personal técnico lo han usado en relación al problema urbano; se ha paseado por innumerables congresos y conferencias oficiales; ha sido manoseado por ONGs e instituciones supranacionales y, en algún momento, se volvió ubicuo, siendo imposible encontrar algún foro dedicado a la ciudad en el que no se mencione. La cuestión es que el derecho a la ciudad se ha convertido en moneda de cambio frecuente dentro de discursos e instituciones muy alejadas o incluso enemigas de la filosofía y el espíritu revolucionario de la obra original. Esto no deja de tener sus razones. Por su propia vaguedad, tan frecuente en Lefebvre, es una expresión que puede utilizarse en sentidos muy diversos. Todo lo que tiene que ver con derechos encaja bastante bien en el marco de las Naciones Unidas, donde puede tender a convertirse en otro discurso ideológico de tipo jurídico sin ninguna aplicación real. Como coletilla queda bien en títulos de informes, conferencias y redes. Cuando de manera cíclica el problema urbano gana visibilidad y atención entre las instituciones, resulta incluso más cómodo y aseado que hablar de miseria, desigualdad o conflictividad social. El abuso de la expresión ha tendido a vaciarla de contenido y a darle una función predominantemente decorativa y publicitaria. No es extraño que seguidores serios de la obra de Lefebvre, como Andy Merrifield, hayan dado la expresión por irrecuperable y propuesto abandonarla por completo dentro de cualquier perspectiva crítica del conocimiento y la acción política.
por medio del urbanismo. Implica un proceso objetivo de desposesión de las clases trabajadoras del viejo centro urbano —de la ciudad-obra premoderna—, expulsadas por los derribos para abrir nuevas avenidas comerciales. También implica un proceso psicológico como consecuencia del traslado a los nuevos barrios planificados, donde la relación entre el habitante y el espacio construido por el ser humano se enrarece. El habitante deja de reconocerse como artífice del entorno que lo rodea, dando lugar a una vida alienada. De ahí la reivindicación del derecho a la ciudad como un derecho con especial significado para la clase trabajadora.
Sin embargo, el derecho a la ciudad en su formulación original es parte de un marco analítico profundamente crítico y radical, que merece la pena recordar. El derecho a la ciudad refiere una apropiación no alienada de la ciudad. Enlaza de esta forma con la teoría marxista de la alienación en el capitalismo. En este modo de producción el asalariado acaba por desconocer los productos de su trabajo. Este es un proceso objetivo y subjetivo al mismo tiempo. Por un lado, supone la enajenación por el capital de una parte del trabajo que no es pagado y es base de la plusvalía que permite la acumulación ampliada en la que se basa todo el sistema. Por otro lado, tiene una dimensión psicológica que implica
un desconocimiento con respecto al propio proceso de creación de objetos materiales, sus resultados y la necesaria cooperación entre trabajadorxs. El paso del artesanado al trabajador asalariado implicaría el paso de la obra al producto. Estos mismos términos los utiliza Lefebvre para describir la evolución de la ciudad en el capitalismo. El urbanismo moderno, cuyo nacimiento Lefebvre parece situar en la reforma de París por Haussmann, implica la ordenación de la ciudad en función de los intereses de la acumulación capitalista. Ahí se pasa de la ciudad no alienada, obra de sus habitantes, a la ciudad mercantilizada, producto del capitalismo industrial y el urbanismo moderno. Este sería un proceso histórico concreto de enajenación de la ciudad original
LA MERCANTILIZACIÓN DEL ESPACIO SON EL PRINCIPAL ANTAGONISTA DE ESTE DERECHO
También podríamos incidir en su parte más material, incluso infraestructural, en el sentido de producción física del espacio de manera no alienada. El espacio producido mediante la industria capitalista es un espacio en el que, como en el consumo de cualquier mercancía, el ser humano está alienado con respecto a su producción o a su capacidad de producir el entorno que le rodea. En estos términos, una producción no alienada del espacio sería aquella protagonizada en sus diferentes fases por los propios habitantes. Esta idea sirve de referente a experiencias como las de las cooperativas de vivienda por autoconstrucción y propiedad colectiva en América Latina, que son las que a mi juicio ejemplifican mejor la praxis que proponía Lefebvre.
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LA GENTE VA DICIENDO POR AHÍ
ACALLAR Marta Solanas • Equipo de El Topo «Miradas silenciadas. Roces ajenos al tacto. Voces que no llegamos a conocer». Las calles se han plagado de vacíos, Beatriz Viol
Cuando se acerca la fecha, me salta una alarma en el móvil. Es temprano. «Escribe, vas tarde. Escucha, vas tarde». Desayuno pensando quién será esta vez quien me regale seis o siete palabras. La frase puede sonar en cualquier momento. Camino hacia el metro sin cruzarme con casi nadie. El vecino en pijama, con abrigo, pasea al perro. No le habla. Ni siquiera al levantar la tapa del contenedor se le escapa un guiño, un «Tobi, ¿te has dado cuenta de que hoy...?». Paso la tarjeta corriendo porque en el panel dice que el tren «entra». Salto al vagón con el último bip. Abro bien los ojos. Busco señoras con conversación animada. Busco niñas camino del cole que anticipen lo primero que les dirá hoy la maestra. Busco joven hablando solo, al pinganillo, que deje caer un secreto sacado de contexto. Lo que veo son caras de nada, o de sueño, dedos que deslizan izquierda, derecha, derecha, derecha, arriba, abajo, arriba, arriba, arriba, expurgando, desde antes de que termine de amanecer, las vidas de los otros. Me aburro. Desisto. Me olvido. Por la tarde recorro emocionada la avenida. Esta es la mía: gente por todas partes. Para ver las luces, para comprar, para aprovechar el sol de diciembre. Camino despacio, orejas abiertas, oídos disponibles. Todo el mundo pasa deprisa. Cazo sonidos al vuelo. «Mamá, ¿sabes lo que nos dijo...? Como te lo cuento, Lola, no te puedes imaginar...». Sin darme cuenta he llegado a la plaza. No tengo ni una sola frase completa. Me siento en uno de los escalones. Me rindo. No hay nada. Me fijo en unos zapatos marrones. Los veo pasar hasta tres veces. Izquierda. Derecha. Izquierda. Hasta donde se acaba el sol. Luego vuelve a girar. Observo la figura completa y me encuentro con un señor de unos setenta años. Con boina de lana, pantalones abrigados, chaqueta de pana. Camina. Se para. Observa. La gente que le pasa alrededor parece que llega tarde a alguna parte. Corren. Respiran como si estuvieran a punto de desmayarse. El hombre se para. Observa. Silencio. Me hipnotiza durante más de media hora. Silencio. Me doy cuenta de que no ha mirado la hora, de que no ha sacado un teléfono. Que solo camina hasta la sombra. Se para. Vuelve. Mira. No habla. Silencio.
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LISERGIA
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UN PASEO POR LA ANTROPOLOGÍA NEOLIBERAL El modo de vida capitalista, de la urbanización y el centro comercial, favorece el surgimiento de una gran masa de votantes de derechas, un caldo de cultivo ideal para los fascismos venideros. La Cúpula
El recién estrenado pacto de gobierno podría alimentar las esperanzas de la progresía y el altermundismo, pero supone un respiro de pacotilla frente al apocalipsis. Los augurios sociodemográficos plantean una creciente masa social para alimentar las ultraderechas emergentes. No hay que leer el BOE ni atender al último informe de Clander Waterhouse Cooper. Solo hay que mirar más allá, a buena parte del área metropolitana de Sevilla. Lo que se ve venir en los próximos años es un incremento sustancial en la población de ingresos medios fruto del rediseño urbano y la vida posmoderna alienante. Es decir, el horizonte augura un aumento gordo de la masa de votantes facha. Esto no responde al cambio generacional de esa masa que aún le queda al PSOE, incluso a Unidas Podemos, que le quedan dos cafés, sino por tendencias demográficas: el cambio generacional, tío, las nuevas generaciones criadas en la antropología ultraliberal. Incluso lo que se quiere llamar izquierda muchas veces se reproduce bajo el paraguas de ese mismo modo de vida, y esos mismos valores, aunque se quiera pintar de diferencia. Un paseíto por el área metropolitana de Sevilla-Aljarafe puede dar muchas pistas. Por ejemplo, por cualquiera de las áreas residenciales de baja densidad de población que alimentan de público a las grandes superficies comerciales. El mito de la caverna que revisitó Saramago vestido de centro comercial. Esa gente, potenciales votantes de derechas, sienten que cuantas menos plantas tengan los edificios de viviendas, mejor. El bloque es de barriada y frutería. El adosado es de confort, centro comercial Lagoh y España va bien. Caminando por los barrios con poca densidad —donde no merece la pena poner un negocio, donde se mezclan zonas de bloques cerrados con piscina e hileras de adosados con un viario superfuncional al coche e inhóspito para el peatón, en plan América,— ya se van viendo esos zapatitos de piel de ante, esas pulseritas antihigiénicas de rifas de la cofradía o de lemas por la gloria del no nato y alguna banderita bicolor. La rojigualda también está en el cinturón de spagnolo o en la correa del perro. Es decir, mucho oyente de Carlos Herrera con pinta de tener cortijo pero que reside en un unifamiliar. Durante este paseo también nos cruzamos con mucha más policía, tanto de descanso como de servicio.
Como ya hiciera la pionera Thatcher, verás a gente que se cree clase media porque ya solo le quedan 25 años de hipoteca pero que, en realidad, es proletariado. Clase obrera sin influencia ninguna en los medios de producción. Mano de obra esclava que se cree clase media por tener un mac con el que sobrellevar su precario trabajo de autónomo. Eso sí, proletariado del turbocapitalismo que se ha ido de crucero seis días y se cree que entiende de vino porque compra botellas de Rioja de seis pavos en el súper. Antes por lo menos sabías quién te robaba. Clase media, incluso «media-alta», cercana a la elite porque tiene a sus niños en un cole privado donde los visten como a Harry Potter y pueden coincidir en clase con l@s hij@s de aquel cantante de OT tan simpático, tal torero guaperas y aquel que concursó en Masterchef Junior; cuyo reparto, por cierto, da para artículo. Incluso da para lanzallamas y barbarie. Gente que se siente privilegiada por poder gastar en una de las provincias más castigadas de España y que muchos nos tememos saber a quiénes votan cuando ven sus «privilegios» en peligro. La ilusión de ser clase media hace que las prioridades sean antropológicamente liberales ¿Cómo creen que se construyó el «cinturón naranja» de Madrid? De hecho, ¿por qué si no los madrileños son tan fachas? Y perdonen esta generalidad que pudiera ofender a los putos madrileños. Por tanto, no es atrevido asegurar que el neoliberalismo se defiende vinculando aspectos que creíamos manejables por la política parlamentaria y otros que forman parte de la manera de vivir que elegimos. El individualismo y el consumismo, el centro comercial frente al establecimiento del barrio, el Netflix frente a la conversación, la educación concertada, los seguros de salud, las urbanizaciones del extrarradio como lugar deseable frente a los abusos de la gentrificación y el urbanismo arrasador de la franquicia y la Europa de los vuelos baratitos y el AirBnb. Todo en la misma olla creando un caldo de cultivo ideal para los fascismos venideros de índole supuestamente democrática. Mientras, en el distrito Casco Antiguo la vivienda ha subido un 21% y se ha revalorizado un 43,5% por encima de la media municipal. El parque inmobiliario de Sevilla capital tiene un valor aproximado de 58 004 millones de euros y ese hiperinflado mercado va a seguir implosionando. Interesa más conectar bien las zonas residenciales con los centros comerciales y construir circunvalaciones de cinco carriles que pensar en una buena red de transporte público o en la habitabilidad de la ciudad. La vecindad ni se conoce ni le hace falta. Si se deteriora el valor de lo público como conquista social, ¿qué futuro le vamos a dejar a Jordi Hurtado? Dicen que el ser humano es social por naturaleza. Pero si se difumina la convivencia, la comunidad se desvanece. Todo empuja a vivir encerrados en bellos castillos amurallados con parquin privado de dos plazas y jardín particular. Cuando alguien vive cuidando de las criaturita en su urbanización con parque infantil privado, jardín y piscina, ¿para qué te vas a preocupar de que haya zonas verdes, plazas habitables o buenas instalaciones públicas? Tu vivienda la habrás pagado seguramente con un crédito individual. Igual que tu plaza de garaje y tu coche, o vuestros dos coches, que usáis para ir a trabajar, para llevar y traer a los peques de aquí para allá. El espíritu comunitario no te va a venir así de repente. Al revés, cada vez te resultará más cansino conducir tu 4x4 por las calles del centro entre tanto peatón malhumorado y tanta ciclista que se cree muy guay.
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ARTE Y CULTURA Ante el panorama impuesto de violencias, desigualdades, odio, explotación y miserias, los sentimientos de vergüenza, pereza y apatía acaban anidando y generan una rabia y coraje para dar un golpe en la mesa y hacer una lanza de la jartura colectiva.
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OFÚ, QUÉ CORAJE
Texto: Colectivo Jartura Instagram y Facebook: @JarturaColectivo Ilustra: JLR www.instagram.com/jlr_tatuaje
Todo comienza en 2018, cuando un compañero del colectivo decide aglutinar a personas con las que ha ido hablando sobre andaluzofobia, gentrificación, cómo el capitalismo afecta al ocio popular, cómo las ciudades van transformando urbanísticamente lo que antes eran espacios de convivencia en lugares de consumo. A finales de verano de ese año se realiza una reunión en la que coinciden en un mismo salón personas de diferentes procedencias, ideologías, experiencias y maneras de hacer las cosas. Algunas de esas personas ya se conocían, otras solo de vista, hubo caras desconocidas, pero rápidamente surgió la complicidad y una química en forma de primer lamento colectivo que eclipsaría las diferencias cuando cada una expuso su sentir respecto a lo que acontece hoy en Sevilla y Andalucía. Tras ese primer contacto se decide hacer algo al respecto. Y ahí nace el colectivo Jartura. Según el manifiesto, Jartura surge como una reacción al capitalismo neoliberal feroz y a sus múltiples brazos: gentrificación, turistificación, robo, odio y explotación de identidades culturales, racismo, xenofobia, machismo, LGTBIQ+fobia y clasismo. El colectivo es, por tanto, un grupo multidisciplinar asambleario que tiene la intención de remover conciencias y tripas y para ello usa los recursos disponibles mezclando experiencia con improvisación. Todo esto se aborda desde una mirada crítica para hacerlo siempre de las mismas maneras: con cuidados, con guasa y con un lenguaje que tanto quienes participan en Jartura como el público entiendan como propio. La asamblea está abierta a la participación, propuestas e ideas de otras personas o grupos, para construir y caminar con más fuerza y complicidad. Asimismo, se plantea el objetivo de establecerse como nexo entre colectivos afines a las luchas comunes, con la idea de crear redes de afectos y compartir batalla hasta donde se pueda y exista legitimidad.
Desde que Jartura comienza su actividad pública a través de la creación de sus redes sociales y aquel primer evento en diciembre de 2018 en uno de los espacios de referencia, Lanónima, se han ido estableciendo una serie de objetivos o rutas de trabajo que definen su labor diaria. La clave principal y de la que deriva todo, es ayudar a crear un impacto social que impulse un cambio, encender la mecha. Esto se puede conseguir de diferentes formas, como puede ser la creación o distribución de contenido por redes sociales —existe una conciencia clara de que llegar a un número alto de personas no es garantía de movimiento—, y la clave está en el trabajo diario y regular. Dentro de las labores de difusión en redes de Jartura hay un espacio para la divulgación histórica como las biografías de mujeres. Hemos contado la vida de Domicia Paulina, la mística sufí Shams de
Marchena, la médica Ibn Zuhr, las poetas al-Rumaikiyya o la sefardí Qasmuna al Yahudi, así como la noble doña María Coronel. Del Siglo de Oro recogemos la trayectoria de la impresora Brígida Maldonado, la imaginera Luisa Ignacia Roldán, La Roldana, y la pintora Josefa de Ayala. No quisimos olvidar a las ejecutadas por la Inquisición, como la luterana Isabel de Baena, la abortista Magdalena Hernández o María Dolores López, quemada tras ser violada por una manada de sacerdotes. También hablamos de artistas como La Serneta o Tórtola Valencia, y de las Cigarreras que inician el movimiento obrero en Andalucía, así como de las fusiladas Amalia Gonzales de CNT o La Culantra, maquis de la sierra. Finalmente, hemos difundido las vidas bajo la dictadura de la bordadora cofrade Elena Caro o la escritora feminista María Laffitte, que se adelantó a Simone de Beauvoir pero que fue olvidada en la historia.
LOS NÚCLEOS ACTIVISTAS CON LARGA TRAYECTORIA HAN DE ENTENDER QUE PUEDE HABER PERSONAS QUE NO ENCAJEN EN SUS MODELOS
Otra de las acciones que han supuesto un gran número de interacciones ha sido la publicación semanal de la historia de diversos barrios de la ciudad de Sevilla. Se ha ido haciendo con el objetivo de que conozcamos mejor la historia de los lugares donde hemos crecido; quién ha vivido en ellos; cómo se han ido conformando; cuáles han sido sus luchas sociales, y los problemas que enfrenta su comunidad. Se ha hecho hincapié en cómo la historia de la ciudad debe ser contada por sus habitantes, cuyo protagonismo en su configuración ha sido crucial pero históricamente invisibilizado. Estas publicaciones han tenido una gran acogida en redes sociales, donde se ha podido ver cómo vecinas de toda la vida se han reencontrado en la sección de comentarios de las publicaciones, dándose cariño y preguntando por sus seres queridos. Estos son ejemplos de parte del contenido difundido de redes, pero también ha sido muy importante el apoyo a otros colectivos y reivindicaciones, ya sea desde la mera difusión de información, entrevistas o charlas, al ofrecimiento de mano de obra o cualquier trabajo que se requiera. Es imprescindible asumir la diversificación de las luchas, que no haya jerarquía ni dogmas entre ellas y saber cómo tejer la unión para poder conseguir algo. Si no se entiende el contexto es imposible dar con una fórmula que funcione, pues aunque las ideas puedan ser atemporales, los medios por los cuales se ejecutan dichas luchas no lo son. De manera natural ha surgido una vía en la que la reivindicación es respetuosamente seria en cuanto al contenido, pero ociosa en la ejecución. ¿Qué hay de malo en disfrutar de lo que se hace? Existen muchas críticas a las generaciones jóvenes acerca del exceso de tiempo y energía dedicados al ocio y muy condicionado por el consumo, por eso resulta paradójico que cuando se reivindica de una manera diferente, rápidamente los veteranos apuntan con el dedo, a veces con miedo, otras con molestia o incluso recriminando el haber creado un espacio nuevo en vez de unirse a los ya existentes. Sin deslegitimar a los núcleos activistas con larga trayectoria y, además, apoyándoles con determinación, han de entender que puede haber personas que no encajen en esos modelos y decidan aplicar otros más acordes a su momento. Sabemos que hay que llegar a todos los espacios y en todas las direcciones, pero no hace falta hacerlo siempre desde la misma perspectiva, pues nos sentimos libres de hacer las cosas cómo y cuándo queramos sin dar más explicaciones. Al final lo importante es hacer algo efectivo de la forma en que cada persona pueda sentir como propia, sabiendo que todo es política, por lo que todo puede apuntar al activismo. Habrá que hacerlo, cada cual a su manera.
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APUNTES DE HISTORIA
Escriben Teresa Fernández Paredes y Patricia Orejudo Prieto de los Mozos Teresa es abogada en la Organización Mundial contra la Tortura y Patricia es abogada en Red Jurídica. Trabajaron juntas en la ampliación de la querella argentina por los crímenes cometidos contra mujeres durante el franquismo. Ilustra Bernardino-Julio Sañudo Franquelo www.instagram.com/bernar_usk/
EL TOPO #38 / EL PERIÓDICO TABERNARIO BIMESTRAL MÁS LEÍDO DE SEVILLA / 19
VERDAD, JUSTICIA, REPARACIÓN Y GÉNERO. PORQUE LA GUERRA SÍ TIENE ROSTRO DE MUJER
Y este es otro fenómeno que revela una dimensión de la represión que afectó específicamente a las mujeres: las desapariciones de sus hijas e hijos que, en los primeros años tras el golpe de Estado, se produjeron en las cárceles. Cuando las republicanas condenadas a la pena capital parían, eran ejecutadas y sus bebés desaparecían. Para el franquismo las familias republicanas (y señaladamente las mujeres presas) eran entornos desfavorables a la crianza, por lo que separar a las rojas de su prole era un modo de salvarla. Posteriormente, esta medida política se extendería y se consolidaría como un negocio, dando lugar a robos de bebés en maternidades de todo el Estado hasta entrados los años 90.
Sabemos, en palabras de Rafael Escudero, que la Transición descansa en un siniestro pacto de equidistancia, amnesia y amnistía. Equidistancia porque aceptó equiparar un régimen legítimo con una dictadura derivada de un golpe de Estado. Amnesia porque impuso silencio y olvido sobre las atrocidades cometidas durante la guerra y los siguientes cuarenta años. Amnistía porque para garantizar la impunidad de quienes perpetraron esas atrocidades se aprobó una Ley de Amnistía que dotó a ese silencio impuesto de rango de ley. Sabemos, por tanto, que los crímenes del franquismo, que son crímenes de guerra, de lesa humanidad y genocidio, siguen impunes.
Finalmente, respecto a las desapariciones forzadas, queda aún mucho por investigar. Por un lado, existen muchos problemas para clarificar y cuantificar el número de mujeres desaparecidas y fusiladas durante la guerra civil y la dictadura. Pero también es necesario profundizar en las circunstancias en que fueron desaparecidas: ¿sufrieron violencia sexual también al ser detenidas? ¿Cuál fue el impacto en las mujeres de familiares desaparecidos? ¿Qué consecuencias para ellas tuvo el quedarse como cabeza de familia en una sociedad como fue la franquista? Y, sobre todo, ¿qué impacto tuvo en la sociedad que somos hoy?
Pero es menos conocido que estos crímenes afectaron de manera particularizada a distintos grupos, tradicionalmente excluidos, como las mujeres, las personas gitanas o aquellas diversas en lo sexual. Es decir, que nunca fueron neutros al género y no podemos, por tanto, tratarlos como tal. Hoy queremos ponerles el rostro de las mujeres. El impacto diferencial de la represión femenina se asentó en la particular visión de la mujer que impuso el franquismo, revirtiendo los avances que la Segunda República impulsó en materia de igualdad, emancipación y ciudadanía de las mujeres. La dictadura nunca castigó a los hombres por haber ocupado el espacio público, puesto que este era su espacio natural, pero represalió duramente a las mujeres que habían osado transgredir el modelo franquista de la madre-esposa al participar en manifestaciones, empuñar una bandera o vestirse de milicianas. Fue, así, muy habitual el rapado como forma de humillación de las mujeres que, con su comportamiento, habían infringido ese modelo femenino del nacionalcatolicismo, tal y como ha narrado González Duro en Las rapadas. Se les cortaba el pelo al cero y se les obligaba a pasear por las calles de su pueblo o barrio tras ingerir aceite de ricino, para causarles diarreas y vómitos. Así, al ser despojadas de los
encarcelamiento tenía sobre las mujeres y, especialmente, sobre las más humildes, porque en ausencia del compañero (asesinado, desaparecido, huido) ellas llevaban las cargas familiares y el cuidado de las hijas e hijos. Además, muchas de las mujeres encarceladas quedaron embarazadas de falangistas, funcionarios o soldados. En estos casos, se esperaba, por ley, a que dieran a luz para ser fusiladas, lo que tenía lugar casi inmediatamente después. Sus hijas o hijos eran entregadas a familias afectas al régimen.
ES OBLIGADO RECUPERAR LA MEMORIA DE UN PAÍS ENTERO Y ENTENDER EL IMPACTO QUE ESTOS CRÍMENES HAN TENIDO EN NUESTRO PRESENTE Y FUTURO
atributos «esenciales de su feminidad» (la belleza y la limpieza) podían ser objeto de burlas y humillaciones de todo tipo por parte del público asistente. A las mujeres, además, se las castigó por el denominado «delito consorte», es decir, por ser familiares de hombres de ideología contraria al franquismo, aunque ellas no lo fueran. Castigando a una mujer se escarmentaba a toda su familia, pues esta era el elemento clave para la ideología franquista y de él era garante la mujer. Constituía, además, un escarmiento diferido al hombre cuando recibía noticia de las humillaciones y vejaciones a las que se hubiera sometido a su esposa, madre, hermana o hija. También destacan, como no, las violaciones. Tradicionales armas de
guerra, hubo violaciones en ambos bandos, pero en cada uno adquirió una significación diferente. Los sublevados usaron la violación como medida punitiva de la población civil y explotaron como arma psicológica la amenaza de violación a las mujeres republicanas. Es de sobra conocida la alocución radiofónica en que el general golpista Queipo de Llano arengaba a sus tropas a violar a las «mujeres rojas». Estas violaciones continuaban en cárceles, comisarías y otras dependencias y cobraron una dimensión específica en su aplicación a mujeres. Se empleó tortura sexual y en función del género con dos finalidades: castigar a la víctima por su condición política y humillarla o anularla por su condición femenina. Todo ello en el marco de la concreta afectación que el
Muchos interrogantes y pocas respuestas que es necesario que asumamos en lo individual y lo colectivo. Hoy, muchas víctimas y sus familiares llevan años ante la justicia argentina para pedir que se investiguen unos crímenes que se deberían estar investigando en los tribunales españoles; para pedir que se conozca la verdad, que haya reparación y justicia. Es obligado recuperar la memoria de un país entero y entender el impacto que estos crímenes han tenido en nuestro presente y tendrán en nuestro futuro, pues esta memoria es la de todas y todos: la del hombre ejecutado, la del niño robado, la del anciano que teme morir sin haber podido enterrar a sus familiares y, por supuesto, también la de todas las mujeres rapadas, violadas, torturadas o desparecidas… La nuestra.
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ENTREVISTA
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“PROYECTOS COMO ESTE SON MÁS NECESARIOS QUE NUNCA, CON LA UNIFICACIÓN DE LA CIUDAD Y LA MASIFICACIÓN DEL TURISMO” MARÍA GONZÁLEZ VIDAL, DIRECTORA DEL MES DE DANZA
Decir María González es decir Mes de Danza. Directora del festival desde hace 26 años, muchas han sido las personas que nos han comentado anécdotas, acercado historias de cara a esta entrevista, para que descubramos más de ella. Como que acaba de recibir la Medalla de las Artes y las Letras del Ministerio de Cultura francés por su labor de difusión de la cultura francesa viviendo en Pasaje Mallol, o que nunca ha bailado danza contemporánea, o que practica yoga iyengar y que últimamente descubre bailarines que lo practican y que tienen la capacidad de mostrar lo imperceptible. Entrevistamos a María en su casa. Antes de comenzar, nos asomamos a su terraza desde donde vemos algunos tejados muy interesantes y que son o han sido madrigueras toperas (Tramallol, Lanónima, Moravia…). Pasamos al salón, un salón amarillo luminoso, como el resto de la casa y como su sudadera. Empieza el baile. —————— Escriben: Candela González Sánchez y Mar Pino Monteagudo / Equipo de El Topo Ilustra: Inma Serrano / inmaserrano.es
ENTREVISTA LA PRIMERA, FACILITA. ¿QUIÉN ES MARÍA GONZÁLEZ?
EL TOPO #38 / EL PERIÓDICO TABERNARIO BIMESTRAL MÁS LEÍDO DE SEVILLA / 21
Desde mi infancia he tenido una inquietud por la novedad, por el conocimiento. Mi madre me recordaba hace poco que cuando yo era pequeña, ella estaba deseando que aprendiera a leer porque me pasaba todo el tiempo persiguiéndola, que estaba a tope de trabajo, pidiéndole que me leyera esto y lo otro. En lo que hago hay mucho de curiosidad hacia lo cultural, lo artístico, un mundo que siempre me ha fascinado. Hasta tal punto es así, que cuando tenía 17 años me provocaba frustración porque yo sentía que no era artista, pero me seducía y no encontraba mi sitio en el artisteo, y hasta rozaba un cierto complejo de inferioridad por no ubicarme. Hasta que de pronto encuentro absolutamente mi sitio como mediadora entre el hecho artístico, creadores, artistas y público, y cómo facilitar ese tránsito. Así es como me defino yo, una mediadora de la cultura, haciéndome cómplice, favoreciendo el hecho artístico desde lo que soy.
Acaba de llegar Fernando Lima, coreógrafo y bailarín, al equipo de La Imperdible, que quiere hacer una pequeña muestra de danza. Yo trabajando para Octubre Danza y Salud hablándome de hacer un festival. Fue el impulso para que yo le presentara un proyecto a La Imperdible más ambicioso. La conjunción de la llegada de Fernando Lima, la iniciativa de La Imperdible y mi trabajo con Salud López. Ahí empezamos la aventura conjunta, así nace Mes de Danza. Al principio todo estaba concentrado en La Imperdible a lo largo de un mes, más o menos intensivo, y poco a poco lo sacamos de allí y nos paseamos por la ciudad. Hay un momento, cuando ya estoy llevando la dirección única del festival, que hago un análisis para ver qué necesita el sector, y es visibilidad. Para favorecer la presencia de programadores, distribuidores, periodistas y la atención del público, lo concentramos en el tiempo. A pesar de llamarse Mes de Danza —mantenemos el nombre porque ya es una marca—lo hemos concentrado en un par de semanas.
TE LLAMAS MARÍA Y TE APELLIDAS GONZÁLEZ, PERO TIENES UN ACENTAZO… ¿CÓMO LLEGAS A SEVILLA?
EL EQUIPO QUE FORMÁIS EL PROYECTO, ¿SOIS CONSCIENTES DE TODO LO QUE HA GENERADO EL FESTIVAL?
He decidido a partir de ahora hablar de Vidal, que es mi madre, y reivindicar su apellido. También os confieso que para identificarme en internet tengo que poner María González Danza, como si Danza fuera mi segundo apellido. Soy hija de emigrantes, mi padre es andaluz y mi madre gallega. Se conocieron en Francia y yo nací allí. Mis padres, migrantes por razones económicas —creo que la mentalidad cuando es por tema político es diferente—, se tomaban esto como algo provisional. En casa se ahorraba para volver, no se gastaba. Siempre hablaban de volver a España y a mí me entraba pánico, yo no quería saber nada de eso. La imagen que yo tenía de España era la de la aldea de mi madre en las Rías Baixas de Galicia. Ahora, con mi hermano, tengo momentos muy entrañables y cuando vamos para allá nos sentimos de allí de una manera profunda, hay algo que tiene que ver con los recuerdos de infancia, con lo más profundo, pero con 16 años no me imaginaba allí. Yo he sido muy parisina, he disfrutado mucho de París, he sido una niña de capital y no quería saber nada de España. Descubro otra faceta de España a través de una chica que conozco en París y que vivía en Madrid haciendo diseño de moda. Os hablo de 1986 (yo tenía 20 años), me invita a Madrid y vuelvo varias veces, conozco la España de la movida, otra España. En medio de todo esto, otra amiga francesa se viene a vivir a Sevilla y voy creando el vínculo con Sevilla, y también a través de ella conozco a una coreógrafa y bailarina de aquí, de Camas, Salud López, de la compañía Octubre Danza. Vengo a Sevilla en primavera, de vacaciones, a visitar a esta amiga y caigo seducida por la ciudad, los naranjos, el cielo azul, el olor a azahar, la feria (todo el pack), y en un momento de crisis con París, sin tener muy claro qué hacer con mi vida y con la sensación de que al estar en una ciudad más pequeña me iba a ayudar a ubicarme, al año me instalo en Sevilla. Mis padres vuelven cuando se jubilan, a los años. He sido la primera en volver. Cuando yo ya veo que se hacen muy mayores, me los he traído para acá y mi hermano sigue en París. Este es el mapa familiar.
Hicimos un trabajo brutal de memoria, de archivo, con el libro que sacamos con motivo de los 20 años. También está el histórico de la web, una gran base de datos, pero estamos tan en la urgencia constantemente, que muy pocas veces miro hacia atrás para darme cuenta de todos los campos que hemos abierto. Soy consciente a ratos, pero no de todo lo que ha generado este festival. Otra característica de Mes de Danza es que va más allá de una mera programación: es un laboratorio, un generador de proyectos.
¿CÓMO LLEGAS A LA DANZA CONTEMPORÁNEA? Paradójicamente, yo empiezo con la danza contemporánea aquí en Sevilla. No sabía nada de danza antes; allí había ido a ver cuatro espectáculos a lo sumo, y descubro la danza contemporánea aquí y a través de Salud López. Empiezo a trabajar con ella, que acababa de crear la compañía Octubre Danza, y le llevo la producción, distribución y gestión de sus proyectos. Salud ha sido un motor brutal para la creación coreográfica andaluza. Siempre ha ido por delante y, en parte, si Mes de Danza existe, también es por ella.
Y, POR CENTRARNOS EN LO MÁS RECIENTE, ¿CÓMO HA SIDO LA ÚLTIMA EDICIÓN DE MES DE DANZA? Hemos acabado una edición espléndida, pero aún se nos debía 2018 y, por supuesto, no he visto nada de 2019. A nivel de sostenibilidad de proyecto, esto te pone en una situación complicada. Hay unos procedimientos que tienen que ser revisados, que no funcionan de cara a proyectos culturales de estas características. Este año se ha llegado a una situación límite y es necesario que las administraciones piensen cómo poner en marcha procedimientos que realmente ayuden a los proyectos a crecer, evolucionar y estar, en vez de poquito a poco llevarnos al suicidio. Los dos pilares que deberían repensar son el Ayuntamiento y la Junta. Te ahogas en burocracia, el dinero llega tarde, de principio a fin falla el procedimiento. Es una verdadera yincana. Paradójicamente, los pequeños apoyos son los que hacen que los proyectos se sostengan, las ayudas llegan cuando tienen que llegar, es fácil firmar un convenio... Todos los gestores culturales que estamos a la cabeza de un proyecto de iniciativa privada estamos en la misma situación. En relación a la danza, pienso en el Centro de las Artes de Sevilla, en Endanza… Es muy difícil en esta ciudad nacer, crecer y mantenerse en una evolución: estamos siempre empezando de nuevo. Este proyecto es necesario más que nunca con la uniformización de la ciudad, la masificación del turismo, y el ciclo de danza en espacios singulares pone de relieve lo singular de cada lugar. Ahora, más que nunca, esto debe seguir. Otro de los problemas con los que me encuentro son las ayudas, y es que los textos que las regulan están muy centrados en lo cuantitativo (cifras de público, de compañías, etc., que obviamente hay que atender) y no puede ser el único norte. Las ayudas son las mismas para un festival de pop-rock, que para un festival de danza pequeño. No hay que ser un genio de la gestión cultural para darte cuenta que lo que tienes entre manos no tiene nada que ver. Mes de Danza es un espacio amable y se lo dejo claro al equipo, que funciona muy bien en este sentido. El no que te ponen por delante en muchas circunstancias de la vida no lo quiero, no es nuestra lógica, va a ser un sí, y será hasta donde podamos. Estamos por la labor. También el artista tiene que cuidar, porque también me he encontrado con la prepotencia y el egocentrismo del artista.
NOS INTERESA MUCHO LA PATA SOCIAL DE PROYECTOS COMO BAILAR MI BARRIO, MI COLE BAILA, A CIELO ABIERTO… Manejamos dinero público, la cultura es algo fundamental, pero hay otras necesidades aun más básicas que la cultura, como es el comer, tener un techo…, y esto tiene que estar resuelto para tener espacio en tu mente para otras cosas. También es verdad que las herramientas culturales te empoderan para tú hacer frente, por eso el tema social para mí es esencial, tiene que ir en paralelo a la cultura, pero pienso que la cultura tiene que mantener este espacio de libertad y no debe estar sometida a lo social. A mí me repatea que tenga que haber equis número de espectáculos con discapacitados, por ejemplo, porque esto crea unas perversiones terribles. Mi manera de trabajar lo social es asociándolo a una cultura profesional (al final es hacer que la sientan suya, hacerlos cómplices, que se identifiquen, que la disfruten). A cielo abierto es una red a nivel nacional que reclama la calle como espacio de difusión, exhibición y acercamiento al público. Me gustaría dar un paso más y que la calle también fuera un lugar de creación —como hacemos con Bailar mi Barrio—, no solo de exhibición. Somos doce festivales que programamos en espacios singulares, creando un diálogo entre la danza y el espacio arquitectónico. A mí me gustaría que algún día pudiéramos poner en pie un espectáculo pensado para un lugar concreto. Tiene que ver con la salida de las artes escénicas de los espacios y escenarios tradicionales y, también, con la precariedad. En Francia, en los 80, se apuesta de manera contundente por la danza y hay compañías que eligen políticamente optar por la calle, como la compañía Ex Nihilo, una compañía francesa que optó, como opción política, por trabajar en la calle. En España, muchas de las compañías deciden salir a la calle porque no hay posibilidades de programación en teatros. Por eso las primeras piezas son fragmentos de sala en la calle —algunas que ni funcionaban en calle— y, poco a poco, las compañías han pensado en crear para el espacio público.
NOS HAN CHIVADO QUE AHORA TE HA DADO POR ESTUDIAR HISTORIA DEL ARTE Os tengo que confesar que me he especializado en danza contemporánea porque la vida me lo ha puesto por delante. Mucha gente me pregunta si he bailado —creo que porque tengo este físico que parece que se me ha pegado— y yo nunca he sido bailarina, aunque intento bailar swing. Podría haber sido gestora cultural especializada en música, todas las artes me parecen interesantes. La vida me podía haber llevado por otro camino. Mes de Danza es un trabajo muy solitario a lo largo del año y necesitaba también regenerarme, que me llegara otro tipo de información, estar en un espacio en el que yo pudiera aprender. Aparte, no tengo titulación oficial en España porque nunca me he preocupado en convalidar y, como no sé lo que va a pasar, también soy práctica y espero acabarla en menos de cuatro años.
PARA ACABAR, RECOMIÉNDANOS UNA PIEZA DE DANZA Tengo muy presente, porque van a venir al Central, Mal Pelo (María Muñoz y Pep Ramis). María es la mejor de las bailarinas que ha tenido España, es la diosa de la danza. Tiene un solo mítico sobre las Variaciones Goldberg de Bach, bicheadlo, porque es una maravilla, la tía está iluminada. Les tengo tal admiración porque ellos compraron una masía en Girona y tienen un centro de residencias que es un espacio brutal, L’animal a l’esquena, y son unos cracks artísticamente, pero también a nivel de gestión. Cuando hicimos el libro de los 20 años, le pedí a María que me escribiera el prólogo.
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LA PILDORITA BIMESTRAL
NOTICIAS BREVAS
ELLA PISÓ LA LUNA
Mar Pino • Equipo de El Topo
Resulta imprescindible reclamar, preguntar: ¿qué hay de lo que millones de mujeres no fueron? Pregunten a sus madres, mientras puedan. Y si ya no están o si han perdido la memoria, pregunten a las personas que las conocieron. Pregunten, porque cada historia tiene su valor irreemplazable.
Este potente y emocionante fragmento resume el mensaje del último libro de Belén Gopegui, Ella pisó la Luna. Ellas pisaron la Luna (Literatura Random House, 2019). Una pequeña joyita nacida como conferencia para el ciclo titulado «Ni ellas musas, ni ellos genios» celebrado en Caixaforum Madrid en marzo de 2019, coordinado por Laura Freixas y Pilar Vicente de Foronda. Un ciclo que cuestiona el androcentrismo de la historia del arte y de la cultura en general. Gopegui le dio un giro y, en vez de centrarse en autoras y autores del mundo de la literatura, propuso hablar de sus progenitores: Luis Ruiz de Gopegui y Margarita Durán. En este texto lleno de reconocimiento y amor, la autora, a través de la historia de su madre, cuenta la historia de todas nuestras madres, de sus trayectorias invisibilizadas pero imprescindibles, de sus vidas, de sus cuidados. Porque, como podemos leer en el texto: «La de Margarita Durán no es ni puede ser una historia individual. Sin el trabajo y la lucha de millones de mujeres a lo largo de la historia, un texto como este nunca habría podido ser escrito, ni leído, ni publicado». Con esta propuesta, Belén Gopegui nos recuerda la necesidad de reconstruir la memoria colectiva para incluir a tantas mujeres que también pisaron la Luna. «Hay cientos de miles de vidas de mujeres que no solo merecen ser contadas, sino por las que hemos de luchar para que se cuenten, porque ganarle la pelea a las estructuras depende también de las historias que tengamos. A ver, no es que sería bonito o interesante que se contaran, es que las necesitamos para entender lo que nos está pasando». Ella pisó la Luna es un libro que emociona e interpela. Pregunten a sus madres, mientras puedan.
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20 AÑOS DE INDYMEDIA
EL DERECHO AL ABORTO EN EL SALVADOR
José Pérez de Lama, Osfa
Equipo de El Topo
En diciembre de 1999, tienen lugar en Seattle (EE UU) unas inesperadas (para casi todo el mundo), masivas y exitosas protestas contra la reunión de la Organización Mundial del Comercio (WTO).
Desde la Asociación Galega para la Comunicación o Cambio Social nos llega un documental sobre la lucha de las mujeres en El Salvador, En deuda con todas, que se estrenó a finales de año en San Salvador y Santiago de Compostela.
Aquellas protestas y otras que las sucedieron —el llamado «ciclo de las contracumbres», hoy olvidado—, contribuyeron a dar visibilidad y a conectar múltiples procesos de resistencia a la globalización capitalista, que proliferaban por todo el planeta. Entre las novedades de Seattle, estuvo la creación de una red de comunicación en internet: Indymedia (o Independent Media Center), que aprovechando las oportunidades del software libre y la emergente www, posibilitaba, de manera hasta entonces nunca vista, que cualquiera publicara noticias, imágenes, vídeos, audios y, también, que comentara otras noticias.
Integrantes de esta asociación viajaron a El Salvador para contar una historia con un objetivo político: llamar la atención sobre la vulneración de derechos que sufren las mujeres salvadoreñas y contribuir así a la lucha de los colectivos feministas que exigen una legislación que no vulnere los Derechos Humanos de la mitad de la población y que se garantice el acceso a una salud sexual y reproductiva libre de prejuicios ideológicos. Especialmente, para las niñas y las adolescentes más vulnerables.
Indymedia se viralizó (como se decía entonces) rápidamente, generándose más de un centenar de nodos —autónomos y la vez conectados entre sí— por todo el planeta: uno de ellos era Indymedia Estrecho. Además de ser espacios de contrainformación (que también se decía entonces), aquellas plataformas, otra vez inesperadamente, se convirtieron en potentes espacios de autoorganización de los movimientos sociales.
El relato lo sostienen sus propias protagonistas, desde ambos lados de los muros de la cárcel, recordándole al mundo que despenalizar el aborto cuando la salud de la madre corre peligro es también una lucha por la vida. Sus autores apuestan porque el documental viaje y sea visto por el máximo número de personas posible, por lo que ofrecen a personas y colectivos la posibilidad de organizar proyecciones públicas. Si estáis interesados, solo tenéis que contactar con la Asociación a través de www.agareso.org
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Y, sin embargo, en 2011 ya prácticamente habían desaparecido. ¿Qué ocurrió? Digamos que «Las cosas tan flamencas duran poco / Jamas duró una flor dos primaveras».
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LA BURBUJA DEL ALQUILER DIEZ AÑOS DE LAFÁBRIKA EN SEVILLA DETODALAVIDA Jaime Jover • Geógrafo
Ale • Equipo de El Topo
El pasado diciembre el Ayuntamiento de Sevilla presentó el Índice de Precio de Referencia del Alquiler (IPRA), una iniciativa que provee información sobre la evolución reciente del mercado de arrendamiento urbano por barrios. La herramienta, de fácil consulta on line, se compone de tres indicadores divididos en dos grupos: alquiler turístico y residencial. El primero recoge cuántas viviendas se han convertido en alojamientos turísticos conforme al total de las existentes en cada zona. Problema: su número no es real, puesto que los datos oficiales de la Junta de Andalucía no contemplan todos aquellos negocios que operan sin licencia. No obstante, ofrece una pincelada sobre cómo la presión turística es más elevada en los barrios del centro histórico, como Santa Cruz, Alfalfa o Feria. Estos barrios también destacan dentro del segundo indicador, en sus dos variables en euros por metro cuadrado: la oferta de alquiler (la renta que pide la propiedad) y el precio de referencia de alquiler (lo que realmente cuesta arrendar). Tanto los sectores históricos, a causa del turismo, como las zonas tradicionalmente adineradas (Los Remedios, Nervión, Porvenir) mantienen unos alquileres elevados.
Hace diez años, en Los Santos de Maimona —un pequeño pueblo de 8000 habitantes situado al sur de Badajoz— un colectivo de personas, ante el déficit de equipamientos, decidieron poner en marcha un centro social y cultural que cubriera las necesidades de los pueblos de la comarca. Está situado en un lugar de importancia simbólica para la memoria del pueblo: la antigua cementera, abandonada desde hacía cuarenta años.
En otras zonas de la ciudad los precios son más asequibles, aunque varían mucho entre zonas. Eso sí, la burbuja del alquiler es una constante general: la oferta es más elevada y suele crecer más rápido que los precios reales en toda la ciudad.
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Así nace LaFábrika detodalavida (LfdTV), una «cocina de procesos económicos, sociales y culturales de experimentación que trabaja para la gestión social del territorio y la ociocultura en el ámbito rural. Desde LFdTV se desarrollan dinámicas creativas y metodologías de investigación/acción alrededor de los bienes comunes, la producción cooperativa, la cultura libre y la autoconstrucción». Este espacio fue okupado en 2009 y vio su proceso afianzado mediante un convenio de colaboración con la administración pública en 2010, para posteriormente ver legalizada su actividad en 2015. El 28 de diciembre de 2019 se conmemoraron —en una jornada de celebración abierta a todo el mundo— diez años de aquella primera okupación que lanzó el proyecto. En esos diez años, LfdTV se ha convertido en un referente de la cultura de los centros sociales en el mundo rural y en un catalizador de procesos culturales y políticos. Ha madurado para ser alguien con mucho que celebrar.
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