24 minute read
¿En qué perjudica el consumo de bebidas de soja a nuestra salud?
EL RIESGO DE INGERIR FLUORURO
Las bebidas de soja son muy demandadas actualmente, pero están expuestas a contaminación por elementos químicos, entre los que destaca el ion fluoruro
EL ION FLUORURO…
- Está ampliamente distribuido en la naturaleza
• Agua
• Alimentos reconstituidos con agua (sopa, fórmulas infantiles, bebidas vegetales…)
- Su concentración puede aumentar por:
• Actividad humana
• Fenómenos naturales
- Su consumo en altas cantidades es tóxico y puede producir:
• Fluorosis dental
• Fluorosis ósea
• Problemas metabólicos, cerebrales, de fertilidad, etc.
ANÁLISIS DE LA CONCENTRACIÓN DE FLUORURO EN LAS BEBIDAS DE SOJA
No existen niveles máximos de fluoruro establecidos en la legislación europea ni norteamericana, por lo que se toma como ejemplo el valor para el agua: 1,5 mg/L de flúor
Un estudio sobre su impacto...
- Examinó 30 muestras de 3 marcas populares de bebida de soja
RESULTADOS DEL ESTUDIO
- Las 3 marcas contenían una alta concentración de flúor, sobre todo la A
- La marca C tenía la concentración más baja
- Los niveles de fluoruro en las 3 marcas eran superiores a los establecidos para el agua y a los recomendados por la OMS
- Fijó unos niveles de ingesta diaria aceptable (IDA)
- Estableció las concentraciones de fluoruro de cada marca
- Estimó un consumo medio de 1 a 3 porciones/día
OTROS DATOS DESTACADOS
• Bebés y niños de entre 0 y 8 años exceden el valor de IDA después de consumir una porción de cualquiera de las tres marcas, por lo que se recomienda evitar el consumo de bebidas de soja entre los niños de 0 a 8 años
• A partir de los 9 años el porcentaje de aportación es también significativo: 31 %
• Es importante tener en cuenta que al combinar el consumo de esta bebida con otros alimentos que contengan fluoruro se puede superar el valor de la IDA
La infancia de Laura Hurtado fue clave para determinar su vocación y su pasión por la profesión. La actual veterinaria y controladora disfrutaba de los veranos en el pueblo junto a sus abuelos, época en la que vivió experiencias y momentos que la marcaron profundamente. En esta nueva entrega de #YoSoyCampo nos cuenta cómo es su día a día y cómo ha ido cambiando el sector a lo largo de los años.
¿Siempre has querido ser veterinaria?
Esa es la pregunta que a todos nos han hecho de niños: “¿Qué quieres ser de mayor?”. Cuando esa pequeña Laura quería responder, se dejaba aconsejar por aquello que le decían de “haz lo que te gusta”. Para mí era muy fácil, porque las ciencias de la naturaleza me fascinaban. Además, mi vocación por el campo viene marcada por mi vida en el pueblo. Por todos los veranos que pasaba junto a mis abuelos, en los que cogía la bicicleta para buscar leña, iba con ellos a por setas, veía cómo llevaban el cuidado de los rebaños y cómo hacían queso… Para mí era una experiencia muy bonita que siempre quería repetir.
¿Cómo es tu trabajo diario?
Nuestro día a día es muy diverso, entonces no nos aburrimos para nada. Trabajamos con rumiantes, sobre todo con vacas de leche: hacemos la parte de calidad de leche, gestionamos asociaciones de control lechero y participamos en el asesoramiento en genética. Por lo tanto, la rutina varía: puede ser que me vaya toda una mañana o todo un día, o que tenga que estar ocho horas en un foso recogiendo muestras porque necesito esa información para la grasa, la proteína y las células somáticas. Con eso, puedo orientar al ganadero sobre la calidad y ayudarle a mejorarla. Además, recogemos mucha información de los partos, bajas, inseminaciones, registros… Así, creamos un árbol genealógico de la ganadería y formamos un pedigrí, con el cual, unido a nuevas herramientas, podemos hacer propuestas en cuanto a qué animales interesa que tengan descendencia en la explotación, es decir, lo que sería el asesoramiento en genética.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Poder estar al lado del sector primario, que al final es el que a todos nos da de comer y nos abastece, tanto la agricultura como la ganadería. Además, puedo ayudar muchísimo a pie de granja. En mi caso sería incapaz de imaginarme un trabajo en el que tuviera que ir todos los días al mismo sitio y estar entre las mismas cuatro paredes. A pesar de que la rutina es más o menos siempre similar, ves caras muy diferentes que acaban siendo recurrentes y que terminan formando parte de tu familia.
¿Cómo ha cambiado la profesión respecto a cuando empezaste?
Yo llevo ocho años en el sector y sí que veo que las tecnologías crecen cada vez más, a una velocidad de vértigo. Entonces, te toca acompañar a los ganaderos: tienes que estar a la altura, entender cómo usar esas tecnologías para poder ayudarles a conocer qué apartados deben manejar y a comprender cómo funciona todo el conjunto. Realmente, son personas que cuentan con altas capacidades, porque no todo el mundo es capaz de saber de nutrición, de reproducción, de genética, de manejo de tractores y de personal… Tienen que entender de todo, y nosotros, como veterinarios, debemos estar preparados para apoyar a los productores en lo que necesiten.
¿Qué le dirías a un recién licenciado que tiene dudas sobre qué rumbo tomar?
Si tuviera que animar a un futuro profesional que, del amplio abanico de posibilidades disponible, no sabe a qué dedicarse, lo incitaría a que formara parte de la veterinaria de campo, porque seguro que no se volvería a aburrir nunca más, ya que todos los días son diferentes y una aventura nueva: vas a ir de una explotación a otra y, si disfrutas de conducir, gozarás de los cambios de paisaje y de estación.
SU VIDA DEPENDE DE TÍ.
TU NEGOCIO DEPENDE DE ELLOS.
UNA SOLA DOSIS PUEDE PROTEGER A AMBOS.
PARA
Vacas De Leche Y De Carne
BOVISAN® DIAR - Emulsión para inyección. Composición: Una dosis (3 ml) contiene: Rotavirus Bovino, inactivado, cepa TM-91, serotipo G6P1 (inactivado) ≥ 6.0 log2 (VNT)* Coronavirus Bovino, inactivado, cepa C-197 (inactivada) ≥ 5.0 log2 (HIT)** Escherichia coli, inactivado, cepa EC/17 (inactivada) expresado como F5 (K99) Adhesina ≥ 44.8 % de inhibición (ELISA)*** *VNT – test de neutralización del virus (serología de conejo inducida por 2/3 de la dosis de la vacuna) **HIT – test de inhibición de hemoaglutinación (serología de conejo inducida por 2/3 de la dosis de la vacuna) ***ELISA – Valoración inmunosorbente ligado a enzima (serología de conejo inducida por 2/3 de la dosis de la vacuna) Adjuvante: Montanida ISA 206 VG 1.6 ml. Especies de destino: Bovino (vacas y novillas gestantes). Indicaciones de uso: inmunización activa, con el fin de conferir protección pasiva a sus terneros vía calostro/leche, para reducir la gravedad de la diarrea causada por rotavirus bovino, coronavirus bovino y el enteropatógeno E. coli F5 (K99) y reducir la eliminación del virus por los terneros infectados con rotavirus y coronavirus bovino. La inmunidad pasiva se inicia con el calostro y depende de si recibe suficiente calostro después del nacimiento. Vacunar solo animales sanos. Precauciones para el usuario: Este producto contiene aceite mineral. La inyección/autoinyección accidental puede provocar un dolor e hinchazón severo, que en raros casos podría resultar con la pérdida del dedo afectado si no se da atención médica inmediata. Si el dolor persiste más de 12 horas después del examen médico, acudir de nuevo al médico. Reacciones adversas: Frecuentemente hinchazón leve de 5-7 cm de diámetro en el sitio de la inyección y a veces acompañado inicialmente por un aumento de la temperatura local que se resuelve en unos 15 días. Puede observarse un ligero y transitorio incremento de la temperatura (hasta 0.8ºC) 24 horas después de la vacunación, que se resuelve dentro de los 4 días después de la vacunación. Posología: Administración im.. Una dosis en cada gestación, administrada en un periodo de 12 – 3 semanas antes de la fecha esperada del parto. Alimentación de calostro: La protección de los terneros depende de la adecuada ingesta de calostro de las vacas vacunadas. Si los terneros no consiguen suficientes anticuerpos por calostro poco después de que nazcan, tendrán fallos de transferencia pasiva de anticuerpos. Es importante que todos los terneros reciben una cantidad suficiente de calostro del primer ordeño en las primeras seis horas después del parto. Se recomienda que se alimenten de al menos 3 litros de calostro dentro de las primeras 24 horas y esta cantidad equivale aproximadamente al 10% del peso de un becerro. Tiempo de espera: Cero días. Conservar en la nevera (2 - 8°C). Proteger de la luz. No congelar. Formatos: 15 ml (5 dosis), 90 ml (30 dosis) y 450 ml (150 dosis) – Nº reg: 3301 ESP. Titular: FORTE Healthcare Ltd –Co Dublin (Irlanda). Medicamento sujeto a prescripción veterinaria. Administración bajo control o supervisión del veterinario. En caso de duda consulte con su veterinario.
JUAN LUBROTH, EXJEFE DE VETERINARIA DE LA FAO
El biólogo y veterinario Juan Lubroth fue uno de los oradores centrales del 31.º World Buiatrics Congress (WBC) de Madrid. En esta entrevista, el exdirector del Área Veterinaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) nos habla de las dos líneas principales de su exposición en el congreso: la integración del One Health y la lucha contra las resistencias antimicrobianas.
Acudió al WBC para abordar el concepto One Health. ¿Qué nociones es necesario que conozcan los buiatras al respecto?
Mi intención es transmitirles a los veterinarios, o a todos aquellos que están trabajando en esta rama de la veterinaria, que el One Health, o Una Salud, va más allá de los rumiantes y de los camélidos. Quiero que vean cómo esto complementa su trabajo e in uye en una ratio mayor. No solamente se trata del bienestar de los animales, o del de los rumiantes en particular, sino del de los humanos y del medio ambiente.
Uno de los temas tratados en el congreso fue la importancia de facilitar herramientas para promover la autosu ciencia agroalimentaria en países en vías de desarrollo, aspecto sobre el que tiene una amplia experiencia. ¿Qué nos puede contar sobre esto?
Los países en vías de desarrollo quieren aproximarse a los niveles de bienestar existentes en áreas como la Unión Europea, el norte de América o Australia, pero tampoco creo que nosotros seamos los poseedores de toda la información, este debería ser un trabajo conjunto. Opino que, por ejemplo, si alguien cuida bien de la tierra, esos son los indígenas, y hay que aprender de ellos. No se trata de imponer una idea sobre esas comunidades, sino de ver cómo las ideas pueden surgir desde esas poblaciones, porque ellos conocen su realidad mucho mejor que nosotros, que llegamos de fuera.
¿Cómo se promueve, desde organismos como la FAO, la relevancia del One Health?
Es un trabajo plural. Mientras estuve al frente de la jefatura de los Servicios Veterinarios y de Sanidad Animal de la FAO trabajamos en la promoción de esto codo a codo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), con la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OMSA) y con expertos de medio ambiente, y no solamente era una comunicación con altos cargos, sino también con funcionarios, con técnicos, con administradores, con o cinas legales… Se trata de ver cómo podemos trabajar en conjunto para lograr un planeta más saludable.
¿Cree que el trabajo que se lleva a cabo desde las instituciones repercute lo su ciente en las medidas políticas adoptadas?
El problema es que una cosa es la parte teórica, la parte cientí ca y más bonita, y otra es la aplicación, la puesta en acción. Creo que la razón de mi presencia en este congreso también va un poco por ahí, por motivar a los veterinarios que están en el campo y a los académicos que están enseñando a las próximas generaciones a adquirir estos conceptos (así como concienciarlos sobre la importancia del diálogo, de la comunicación) y a aplicarlos para poder ver después sus repercusiones y el efecto secundario que producen a muchos niveles: en el ambiente, en la salud pública humana, en el mercado, etc.
Es necesario transmitirle a la sociedad la importancia del trabajo conjunto entre los distintos profesionales de la sanidad. ¿Se está haciendo correctamente?
Creo que la comunicación nunca termina. A veces, en mis charlas digo “comunicación, comunicación y comunicación... y no necesariamente en ese orden”. Una comunicación continua es importantísima, así como lo es fomentar que los profesionales sigan con su educación. Una de las cosas en las que difiero con cierta gente, dentro del esquema de One Health, es que la educación en este campo se traslade a maestrías o doctorados. Yo creo que esto se debería bajar a la escuela primaria y a la secundaria, habría que empezar a hablar de higiene y salud a una edad temprana, llevar a los niños al mercado y al campo para que sepan de dónde vienen los alimentos, para que conozcan las vacas lecheras, el proceso de elaboración del queso…
El sector productor atraviesa una crisis de distanciamiento y desconocimiento de la sociedad… y otra todavía más grave de desprestigio debido a su contribución al cambio climático. ¿Son justas las críticas? Pienso que la ganadería tiene responsabilidades. En las emisiones de gases de efecto invernadero sí juega un papel, pero no es la causante mayoritaria (por ejemplo, las fábricas y el transporte tienen muchísimo peso). Creo que se podrían cambiar ciertas cosas en ganadería, pero el hecho de que se haya visto que hace una contribución ya es importante para poder mejorar y reducir su impacto.
Respecto a esto, cabe mencionar que, ante la proliferación de voces críticas, la FAO tuvo que recalcular en su momento el impacto en el cambio climático que atribuía a las emisiones de metano de la ganadería. ¿Es positivo el hecho de que se generase esa conversación? Ya no puedo hablar como representante de la FAO porque estoy jubilado de esa institución, pero, a título personal, y por lo comentado con colegas que trabajaban en ello, diría que el hecho de que se produjese una crítica respecto a los datos relativos a la contribución de la ganadería a estos gases de efecto invernadero fue algo muy correcto. Gracias a esto se pudo reanalizar cómo se hizo esa determinación y mejorar, ajustar parámetros, algo muy importante dentro de la ciencia. Si todos te aplauden por un discurso, no aprendes. Que haya crítica, una visión un poco más analítica, para ver el cómo y el qué se puede hacer, me parece muy justo. Al fin y al cabo, de esta manera se mejora el diálogo entre los diferentes agentes implicados.
En 2013, hablando de la gripe aviar, hizo usted alusión al riesgo de una pandemia similar en humanos y, siete años después, medio planeta se confinó por el covid. ¿Es un ejemplo más de la falta de comunicación entre las distintas ramas de la salud?
Lo cierto es que ahora también podría decir que la próxima pandemia va a ocurrir dentro de un año, de dos o de siete. Pandemias como esta las vamos a ver cada vez con más frecuencia, sin duda, porque no aprendemos del pasado, seguimos sin invertir lo suficiente en prevención. Toda mi vida he trabajado en prevención, pero sigue sin entrar en las medidas políticas y en los esquemas financieros. Siempre terminamos por responder ante una emergencia. Entonces, sí, podría decirte que seguiremos sufriendo el apagar fuegos por no apostar antes por prevenirlos.
¿La medicina humana tiene que tomar ejemplo de la veterinaria en lo que a prevención se refiere? Yo creo que en veterinaria tenemos las dos partes. Hay campañas de vacunación de rebaño, no necesariamente del individuo, y eso me parece importante para prevención. Pero lo que es bioseguridad, lo que se refiere a las medidas para proteger a ese rebaño, todavía no es una noción muy utilizada, podría mejorarse tanto veterinaria como en medicina humana. En este sentido, yo creo que con el covid-19 sí que hubo un entendimiento de lo que es la epidemiología, de lo que es la vacunación en rebaño, de lo que implica el distanciamiento, el comportamiento de grupo… y eso es importante para el futuro. Lo que me preocupa ahora es que nos olvidemos de todo ello.
LA LUCHA CONTRA LAS RAM, OTRO EJE DE TRABAJO PARA PROMOVER EL ONE HEALTH
El uso responsable de antibióticos y otros antimicrobianos es esencial para velar por la salud de animales y personas. “Debemos seguir usándolos, eso no puede cambiar”, afirma Lubroth. “Lo que nos preocupa muchísimo a nivel internacional es el uso de estos productos para la promoción del crecimiento, para obtener una mejora financiera a costa del país, o del continente, porque esto nos lleva a un problema de resistencia a antimicrobianos (RAM) que podrían salvar a tu hijo, o a tu nieto, el día de mañana”, remarca.
El uso indiscriminado de estos antimicrobianos, algo contra lo que se está trabajando de manera muy activa a nivel nacional y global, tiene graves consecuencias en la salud en general. “El veterinario y los productores deben ser muy conscientes de cómo se usan estas medicinas que salvan vidas y no utilizarlas para la promoción del crecimiento simplemente. Para el tratamiento, por supuesto, deben ser accesibles, y no solo en términos de cantidad, sino también económicos, debemos poder pagarlos”, apostilla.
A nivel general, valora este experto que Europa está muy avanzada en el control de las resistencias antimicrobianas y en el conocimiento de cómo se pueden usar estos productos, “pero, aun así, hay países dentro de este continente, y no hablo solo de la UE, sino de otros países europeos, que están muy por debajo de la zona nórdica, que nos sirve como referencia para saber hacia dónde debemos ir con la industria para mejorar lo que hacemos sobre el terreno”, expone.
ADOLFO ÁLVAREZ, INGENIERO AGRÓNOMO ESPECIALIZADO EN NUTRICIÓN ANIMAL
Adolfo Álvarez trabaja en la actualidad en la Universidad de Wageningen de Holanda, y más concretamente, en la reestructuración de granjas lecheras alrededor del mundo para así hacerlas sostenibles. Nos reunimos con él en un evento organizado por Lely en Santiago de Compostela y pudimos conversar sobre la importancia de la circularidad en las explotaciones, de todo lo aprendido durante su trayectoria, de la situación actual del sector y de las expectativas de futuro.
¿En qué consiste la circularidad de las granjas lecheras?
Era lo que hacían nuestros abuelos y bisabuelos años atrás, el trabajo en sistemas circulares. Luego, con la revolución verde, los productores empezaron a aplicar fertilizantes y a importar comida a las granjas. Esto se intensificó a tal nivel que ha desembocado en la problemática actual: la calidad de los suelos, del aire y del agua fue decreciendo de una manera significativa. Si seguimos así, las futuras generaciones no van a poder producir comida. Como respuesta a la situación, en los últimos años se ha generado un movimiento al que llamamos circularidad, que es, básicamente, hacer sistemas sostenibles. Así, dentro de unos años se podrán seguir produciendo leche y alimentos.
¿Qué papel desempeña el ganado vacuno en este movimiento?
La importancia de la vaca es clave en toda esta economía circular; los rumiantes son los únicos animales que tienen la capacidad de utilizar materiales que no son digestibles para los humanos y convertirlos en productos de alta calidad. Además, debe recalcarse que para crear un sistema de producción de leche circular no necesitamos alta tecnología, sino que podemos empezar con acciones simples como rotación de cultivos, incorporación de nuevas especies, bienestar animal o manejo de purines.
¿De qué manera puede contribuir la ganadería a la lucha contra el cambio climático?
En los últimos años, muchas nuevas y buenas tecnologías están surgiendo para contrarrestar el cambio climático: la robótica; el control de la generación de energía a través de los purines por biogás, que ahora está siendo purificado y produce gas de alta calidad; el reciclaje de agua, muy mejorado, y la extracción de nutrientes determinados del purín, de los que se obtienen fertilizantes orgánicos y se consigue secuestrar carbono a través de buenas prácticas. Por tanto, los ganaderos se tienen que plantear que no solo producen leche, sino también carne, cuero y purín. De hecho, este último es un producto con muchísimo valor y una pieza clave que tenemos para mejorar los suelos y la biodiversidad.
¿Qué nos aporta la automatización en una explotación basada en la circularidad?
La tecnología siempre es buena, no hay que rechazarla, pero hay que saber utilizarla de forma eficiente. Por ejemplo, en los países donde hay problema de mano de obra, ayuda en el aspecto social. Está también contribuyendo a controlar el uso del agua. Holanda ahora tiene un problema enorme con la emisión de nitrógeno; por tanto, toda la tecnología que ayude, bienvenida sea. Otro caso diferente: en California el problema es el agua y la tecnología que emplean los holandeses probablemente no les interese demasiado, pero sí la de reciclado, reutilización y mejor eficiencia en el uso del agua. Entonces, las tecnologías son siempre buenas, pero dentro del contexto de producción en el que nos movemos.
Algo muy importante que se debe tener en cuenta, cuando hablamos de sustentabilidad y de un sistema sostenible, es que hay que pensar siempre en tres pilares: sociedad, economía y medioambiente. Lo que no puedes hacer es mantener un sistema solo basándote en la economía, por ejemplo. Son tres componentes en los que hay que pensar en cualquier caso.
Una Trayectoria Alrededor Del Mundo
Este ingeniero agrónomo especializado en nutrición animal nació en Argentina. Adolfo Álvarez cuenta con una carrera muy amplia e interesante dentro del sector. Trabajó en Galicia muchos años y, posteriormente, estuvo en Estados Unidos (California), en Nueva Zelanda y actualmente en Holanda, en la Universidad de Wageningen. También formó parte de los servicios técnicos de Afriga y fue cofundador de Seragro. Su trabajo actual se centra en la reestructuración de las granjas lecheras en todo el mundo, para hacerlas más sostenibles. De hecho, su profesión está más dirigida al desarrollo de los sistemas ganaderos fuera de Europa: Asia, África, América... Busca un mejor manejo en estos territorios y su adaptación a las nuevas tecnologías.
“EL LITRO DE LECHE CON MENOS EMISIÓN ES DE AQUELLA VACA QUE PRODUCE MÁS”
Estamos en una jornada de granjas de gran tamaño con ordeño robotizado, fenómeno que se está extendiendo a diversos territorios. En España, están dando el paso a la robotización las ganaderías con problemas de falta de mano de obra. ¿Pasa lo mismo en otros países? En los últimos 50 años hemos visto cómo ha evolucionado la ganadería. En todos los países del mundo hay cada vez menos granjas con más vacas, es decir, que estamos pasando de pequeñas explotaciones a ganaderías de gran tamaño. En cuanto a la robótica, ¿qué impulsó su aplicación? Sin lugar a dudas, lo hizo el problema de mano de obra; no solo aquí, en Europa, sino en todo el mundo. Además, en sistemas pastoriles, como los que hay en Nueva Zelanda, la circularidad y la sustentabilidad están empezando a jugar un rol importante, porque nuevas tecnologías están ayudando a los ganaderos a resolver diferentes problemas.
Cuando empezó usted en Galicia le tocó poner en marcha la que, por definición, sería la “ganadería moderna” que conocemos hoy en nuestra zona. ¿Qué recuerda de aquellos tiempos? Desde mi punto de vista personal, fue una gran satisfacción ser parte de la revolución que hubo aquí, en Galicia. Nosotros podemos traer ideas, pero el que tiene la última palabra es el ganadero, que fue quien hizo el esfuerzo para llevar a cabo toda esta transformación que se ha producido en los últimos 30 años. Como técnicos guiamos el proceso, pero el que se la juega realmente al creer en lo que tú le dices y al aplicarlo es el productor, que es el verdadero protagonista de este cambio. La verdad es que la transformación del sector que se dio en Galicia fue espectacular y yo lo disfruté mucho, aprendí, y después lo apliqué en Nueva Zelanda, en Holanda, en África, en Asia…
¿Se imaginaba en aquel momento que pudiese llegar Galicia en particular, y España en general, a liderar la producción de leche europea? No, la verdad. Han pasado ya 15 años desde que me fui a Nueva Zelanda, así que me quedé totalmente sorprendido del cambio en positivo que había hecho el sector. Yo no he visto una evolución a este nivel en ningún otro sitio porque, aunque los sistemas se transforman y van mejorando, todo lleva su tiempo, pero en el caso de Galicia el proceso fue muy rápido.
De Galicia pasó a Nueva Zelanda; tras ver el inicio de la intensificación de las granjas gallegas, se encontró de nuevo con el pastoreo neozelandés. ¿Cómo son los sistemas allí?
Son pastoriles muy intensivos. Cuando llegué, me encontré con un momento de transformación, porque dentro de los países desarrollados, este es el que emite más gases de efecto invernadero debido a la actividad agrícola ganadera. Para ese pequeño país, donde son cuatro millones de personas, con cuarenta millones de vacas y ochenta millones de ovejas, es un reto medioambiental disminuir emisiones y contaminación de agua por purines, porque manejarlos en sistemas pastoriles es casi imposible. Además, se debe reducir el número de animales, tanto vacas como ovejas. Para ello, y para mantener producciones, necesitas intensificar un poco el sistema. Este proceso está llevando más tiempo y es más complejo que en el caso gallego, porque hay mucha tecnología que tiene que ajustarse.
Desde el punto de vista europeo, parece una contradicción que para reducir las contaminaciones se intensifique un sistema. ¿Está Nueva Zelanda haciendo lo correcto?
La intensificación de allí no es la misma que en Europa. No significa que las vacas vayan a pasar del pasto a estar en un establo 24 horas al día, sino que se trata sobre todo de almacenar purines, además de tener en cuenta las condiciones ambientales, es decir, en los días de lluvia tratar de mantener las vacas dentro, de recoger el purín y de intentar distribuirlo mejor. La intensificación también se ve desde el punto de vista de la introducción de ciertas especies en pastos que, por ejemplo, aumentan la frecuencia de la orina de las vacas para poder repartirla mejor en las fincas. Asimismo, se refiere a dar más silo de maíz y un poco menos de pasto. Es una intensificación distinta a lo que estamos acostumbrados en Europa, pero, al final, se trata de reducir animales y aumentar litros de leche.
SOCIEDAD, ECONOMÍA Y MEDIOAMBIENTE”
De esos 40 millones de vacas, ¿qué producciones medias están teniendo ahora?
Más o menos, 6.000 litros por vaca al año, mientras que en Europa estamos hablando de 10.000 a 12.000. Es casi la mitad lo que produce el sistema pastoril neozelandés en comparación con los datos de aquí, pero también hay que reconocer que allí tienen la mitad de costes de producción que en Europa.
¿Es más interesante medir la rentabilidad por volumen de producción o por número de cabezas?
Esa es la gran discusión. Los del sur, los sistemas pastoriles, intentan medir por vaca, pero los sistemas europeos y americanos tratan de medir por litro de leche. Lo lógico es esta última opción, porque lo que queremos es, precisamente, producir. El litro de leche con menos emisión es de aquella vaca que produce más. En una comparación plana, la emisión de una vaca que produce 50 litros es mayor que la de una que produce 20, pero por litro de producto producido es menor. Creo que ahí es por donde vamos: tener animales de mucha producción. Detrás de todo esto hay, por supuesto, un desarrollo de tecnología, genética, alimentación… que trata de reducir un poco las emisiones de metano por parte de los rumiantes, pero al final es parte de lo que ellos producen, con lo cual eliminarlo completamente creo que es complicado, porque vamos contra la naturaleza, pero controlarlo y hacerlo más eficiente es posible.
¿Qué sistemas de ordeño están utilizando en Nueva Zelanda?
Generalmente, son salas paralelas de espina de pescado. Las granjas grandes tienen rotativas y, en estos últimos años, por la falta de mano de obra, se están introduciendo robots.
¿Cómo es el manejo de un sistema que combina el pastoreo con el robot de ordeño?
Como las vacas aprenden rápido, es fácil que se adapten. Con este sistema, logran alrededor de 2,5 o 2,8 ordeños por vaca al día. Lo positivo de la vaca es que es un animal de costumbre y necesita una rutina. Si nosotros le enseñamos el hábito de pastoreo-robot, robot-pastoreo, se adapta. Es lo que siempre decimos los técnicos: la vaca aburrida es la vaca feliz y la que menos problemas nos da.
¿Las que están en robot tienen unas producciones más altas que la media de Nueva Zelanda? ¿Cómo es la alimentación en el robot en estos casos?
En la robótica neozelandesa no se usa tanto concentrado como en la intensiva de Europa. Lo bueno del robot en sistemas pastoriles es que la vaca, después de ir al robot, va a otra finca con pasto nuevo. Cada vez que se ordeña cambia de ubicación. Siempre que va al robot, sabe que luego tiene pasto de muy buena calidad y fresco y, a la vez, recibe un plus de suplemento en el robot, pero muy pocas cantidades. En Nueva Zelanda se les da un kilo por ordeño como máximo, a no ser que haya problemas medioambientales en cuanto a crecimiento de pastos, sobre todo en verano, momento en el que la producción baja. Ahí sí que se le añade algo más de cantidad, pero en general sus niveles de consumo no son elevados.
Tras su experiencia en Nueva Zelanda, su trayectoria lo llevó hasta Holanda. ¿Cuáles fueron los cambios más notables que experimentó en su trabajo en el paso de un país a otro?
Holanda para mí fue como un reto, un cambio a nivel profesional. Ahora que ya he trabajado con ganaderos muchísimo tiempo y en diferentes sistemas, he aprendido bastante y es un buen momento para compartirlo o transmitirlo donde pueda. La Universidad de Wageningen me dio la oportunidad de hacer eso alrededor del mundo, en diferentes sistemas y niveles de producción, en países como Etiopía, Somalia o Vietnam. Digamos que fue una nueva oportunidad de decir “¿por qué no?”. Tal vez la semana que viene me vaya a Etiopía y transmito allí lo mucho que aprendí en Galicia.
Es conocedor de la situación del sector en diversos países en vías de desarrollo. ¿Qué nos puede contar al respecto?
Hay mucha variedad en cada lugar. En estos territorios tan pobres, básicamente no existe el sector ganadero, sino que hay gente con vacas y punto. Luego, hay sistemas como los del sureste asiático, China, por ejemplo, que se están formando muy centrados en la tecnología e inversión; son países sin cultura ganadera, que aún está tomando forma ahora, con lo cual, en este tipo de sitios, sobre todo Asia, hay que enseñarles lo que es la ganadería.
En países pobres se debe intentar mejorar un poco la vida de la gente que tiene vacas y trabajan con estas, sobre todo en África, por ejemplo, en donde tienen animales con muchísimo potencial, pero cuentan con producciones ridículas. No es fácil cambiarlo, pero hay que intentarlo. En estos países donde no hay nada, lo poco que haces crea un efecto muy satisfactorio. Tú vas a un ganadero que produce tres litros de leche y, con algunas sugerencias, en un mes produce diez y puede empezar a enviar a los niños a la escuela, por ejemplo.
Con su visión global del sector, ¿cómo ve el futuro?
Para mí hay tres grandes desafíos. Uno va a ser el agua, que en el caso de Galicia no va a ser un problema, pero que en general sí será limitante, sobre todo en producción de leche. El siguiente va a ser la energía y el tercero, la emisión de gases. Estos son desafíos en los que vamos a tener que poner mucho énfasis para tratar de mejorar, porque son tres recursos que escasean cada vez más, así que, o se gestionan mejor, o se acaban.
En lo que respecta a esto, ahora mismo tengo un par de proyectos en Emiratos Árabes. Allí, si se sigue utilizando el agua en la agricultura y la ganadería como hasta ahora, en cincuenta años se quedarán sin agua dulce. Es una situación crítica. En algunos sitios es más grave el problema de agua y en otros lo es el de la energía. De cualquier forma, estos son tres aspectos que van a limitar mucho las zonas de producción de leche en el futuro y creo que es donde tenemos que enfocarnos en el presente.
LA IMPORTANCIA
Y Los Beneficios De Un Sector M S Unido
La unión hace la fuerza. Adolfo Álvarez explica que la clave para transmitirle a la sociedad la importancia de todo lo relacionado con el sector está en que el lobby lechero mundial se alíe, tanto la industria y los ganaderos, como todos los agentes relacionados con la producción de leche. Así, se podrá contar a la gente “qué es una vaca, qué es la leche, de dónde viene y cómo se produce”, afirma Álvarez. Si se transmite un mensaje claro, la sociedad dejará de ver a la vaca como la mala de la película. “Los culpables de los problemas medioambientales somos nosotros, no las vacas”, aclara.
Álvarez lamenta que en España los diferentes componentes del sector estén separados, cosa que no ocurre en otros países. Nueva Zelanda es un ejemplo de ello; este ingeniero agrónomo apunta que el 90 % de la leche del país es comercializada por Fonterra, una cooperativa ganadera. Además, los objetivos de la industria y del productor son los mismos. En Holanda pasa algo similar con FrieslandCampina, una gran cooperativa donde los ganaderos tienen voz y voto. “Si queremos realmente generar un cambio, deberíamos trabajar juntos. O todos tiramos del mismo carro, o va a ser complicadísimo”, declara.
Precisamente, apunta que el éxito de los movimientos animalistas y veganos, que están ahora tan en auge, se debe al impacto que tienen en la sociedad por la forma de comunicar el mensaje. Aún así, son muy pocas las personas que tienen la posibilidad de decidir qué quieren comer:
“El 70 % de la población mundial come lo que puede”, anota. Las personas veganas, explica, seguramente pueden elegir qué comer y además tienen la opción de adquirir suplementos necesarios para hacer que su dieta sea 100 % saludable: “Es cierto que esta opción, desde el punto de vista medioambiental, es la que menos efectos de gas invernadero produce. Pero, si nos fijamos en la salud humana, hay deficiencias de algunas vitaminas y aminoácidos que provienen de proteínas animales”. En países donde la pobreza es extrema no se plantean este tipo de movimientos: “Con un vaso de leche durante los primeros 1.000 días de vida, la mortalidad infantil baja”, dicta.
Así, afirma que estos movimientos no son un peligro para el futuro del sector. Nuestro entrevistado da cifras y datos que así lo confirman. “En el año 2100, para que todo el mundo tenga la posibilidad de consumir la cantidad de leche que es saludable, deberíamos doblar la producción actual”, asevera. A mayores, cabe señalar que, para los productos veganos, se necesita el purín de las vacas. Por tanto, concluye que no se podría llegar a una población mundial 100 % vegana, porque no habría suficiente tierra agrícola para abastecer el consumo necesario.