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Trazo Unario Nuevo número, nueva temporada. La escritura rasga el velo de lo inmemorial. Hace cuerpo en los cuerpos. Es el paisaje literal del texto. La grafía que viene de China hace del trazo tinta. Roja, negra; pincel que baila. La escritura para el psicoanálisis garabatea los linderos de lo real cuando sacude el cuerpo. Sí, atañe al inconsciente. Lacan dirá que lo real es el misterio del cuerpo que habla, que es el misterio del inconsciente. También que lo que se escribe son las condiciones del goce. Bordear estos campos hacen aquí letra.
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Número Ocho Ocho, su grafía es especial. Espacial. Ocho: número que llama al infinito recostado. Infinito que, en este caso, abre a lo finito. Este espacio anuncia su puntuación en el tiempo. El proyecto apostó y ganó su temporalidad en letras. Se preludia el final de este trazo; de estos trazos. Lo unario dará paso a lo disperso. Heterotopías de caminos que hacen centella de transcurrir abierto en abanico. Los proyectos, jugados como este, nacen para perecer un día, o una noche. Hay proyectos que quieren durar siempre. Pase lo que pase, se pase sobre quien se pase. Se llaman instituciones. No es por nada. Las instituciones nacen para durar por lo que buscan conservar: dinero, poder, prestigio...o todo eso junto. Las instituciones son síntomas de la ganancia. Bah! otra moral: casi todos quieren ganar. Sí pero, las instituciones deliran en perdurar. Perdurar ganando. Para eso están hechas. Y ¿por qué no? Sí, sólo que hay proyectos que no sueñan con eso. Como este. Estas letras se quieren danzarinas, itinerantes. Se escribieron, se publicaron. Volaron y duraron en el ciberespacio. Y, ahora, desaparecerán. Por lo menos en esta materialidad. Ocho, un número con muchos textos. Escritos que bordean muchos tópicos, que vienen de distintas latitudes; que desembocan en variedad de temas. Un número entrañable por lo que implica, por lo que explica. Y por lo que no explica. Este número quiere, en todo caso, extextar. Palabra nueva, inútil pero sonora. Ocho te pico el...enigma. Enigma que se hace letras desplegada, aquí deconstruída, construída; desgajada. Que diga pues este número en letras que trazan y abrazan.
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Bienvenida Creditos Editoriales Amor que @rroba 5 Victoria Eugenia Leal Sánchez Briz Epistemología del psicoanálisis: La Metapsicología y su más allá Marcela Martinelli El fastasma Freudianoy su relación con la (inexistente) bisexualidad Daniel Gerber Año bisiesto: una mirada otra. Asbel Hernández La transmisión, el psicoanálisis y los discursos Xochitl Romo Un niño llama a escena Patricia Ramos El espacio clínico Karina Glauberman Clínica y transmisión Karina Glauberman Goya: lo indecible en negro Helí Morales Ascencio Juegos y operaciones significantes: promesas, chistes y acertijos Alejandro Carrillo Valero Locura tras las barras Margarita Cruz El Psicoanálisis: acto de arte-sano Erika Rosas Martínez Rareza inconsciente Sobre teoría queer y psicoanálisis Elizabeth Núñez El Horror es la Medida del Amor Kathya Franco Ramos ¿Qué se juega en el llamado “bufar” entre homosexuales, ironía, sarcasmo, sátira, goce?, ¿Qué podría decir el psicoanálisis de esto? Armando Martínez Puente Morales “Dos argumentaciones sobre el imaginario: Ilusión o Creación” Marcos Martínez Ramírez Desamor María Esther Nuñez El discurso del amo en la estructura del sujeto Herber Ramos Arango Referencias iconográficas
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TrazoUnario Directorio Trazo Unario Coordinación Editorial Asbel Hernádez Andrés Manuel Jiménez Catalina Rojas García Reynoso Helí Moráles Ascencio Coordinación Técnica Helí Moráles Ascencio Textos de presentación: Helí Moráles Ascencio
Trazo Unario© es publicada por Red Analítica Lacaniana (REAL), Sede del Colegio de Altos Estudios : Espacios Av. 3 número 99 , Col. San Pedro de los Pinos, Delegación Benito Juárez, Distrito Federal. Teléfono: 5515 5329
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Diseño Editorial
Felipe Simón Olvera Encina
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Junio 2012
AMOR QUE @RROBA Victoria Leal
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Expongo aquí algunas reflexiones sobre el amor que he visto suceder en mi práctica clínica. No se trata de un caso particular, sino de un fenómeno que se repite y que de modo importante ocurre en mujeres de diversa edad. Se trata de ellas – de las mujeres que buscan el encuentro con el amor de un hombre a través de la internet y desde la soledad de sus computadoras personales. El fenómeno nos atañe desde todo punto de vista.
candidatos, se escoge a alguno y ellas son también escogidas. Entonces quedan en la lista de cada uno, dispuestos en cualquier momento al encuentro por las calles cibernéticas. Se envían mensajes y chatean, esto es, efectúan un alternado envío de mensajes breves cuando ambos están conectados a la misma hora, aunque en un distinto y distante lugar, a la manera de un diálogo, aunque electrónico, lo cual implica que, los impulsos de las yemas de sus dedos se traducen en frases efímeras que aparecen en la pantalla para ser leídas.
I Ocurre que esta búsqueda aparentemente cómoda, desde el aislamiento de cualquier hora del día, aunque preferentemente durante la noche, nos ofrece una escena en la que, quien busca, aparece de cara a una pantalla luminosa, sentada con sus manos posadas sobre el teclado y el fiel mouse o ratón; desde ahí es posible que a sus ojos lleguen multitud de nombres, apodos y frases que se traducen en invitaciones a chatear, a ser vistas por la pequeña lente de una cámara, e incluso a ser oídas como por un teléfono. Este intercambio de nombres, datos, propuestas, confesiones, invenciones, imagen y voz, constituye el campo donde se despliega la posibilidad de un amor. Una sola cosa queda fuera de este territorio de comunicación virtual: el cuerpo mismo; toda vez que aún no puede enviarse por correo electrónico, ni por el chat. Una vez que han visto correr por el monitor pequeños grupos de datos, atributos e informaciones de variados
No se niega, es asombrosa esta posibilidad de enviar y hacer llegar a un otro desconocido, lo que es posible comunicar al teclear las letras de la máquina. Este invento es utilísimo, maravilloso, emocionante y divertido. Sólo que deviene fantasmal y especular y eso puede propiciar que de un simple juego, se pase a un duelo triste y doloroso para el corazón. Es especular porque al aparecer en la pantalla lo que escribo, al mismo tiempo y sin saberlo lo leo como para mí, aunque yo esté cierta de que es para quien está conectado con mi máquina. Hay una especie de espejo permanente en el que me miro, es la pantalla fija y de cristal, colocada haciéndome un “face to face” personal. El mensaje que delineo es para mí, aunque lo envíe a mi alter ego electrónico, porque ahí soy otro que aquel de carne y hueso, soy impulso electrónico, soy palabra virtual que sostiene un imaginario, y a la inversa, este imaginario me sostiene ahí en cuerpo y alma.
Es la máquina sobre la que me inclino y a la que me entrego concentrado, la que como un mediador sustituye provisionalmente el cuerpo de ese otro al que me dirijo, y si no conozco a mi destinatario, en el sentido de no haber estado nunca cuerpo a cuerpo en una presencia mutua, entonces mi relación rebota sobre mi propio cuerpo vacío y solitario, lo cual exige con más empeño y desesperación una respuesta de ése al que imagino y del que espero y desespero. Sus señales, en forma de mensaje, foto o incluso voz, configuran en la fantasía ese inexistente ideal al que busco anhelante y, temporalmente, esas señales apaciguan mi ansiedad aplazando la esperanza de verle un día llegar. Estas mujeres buscan con el cuerpo en suspenso. Suspendido y oculto, porque ellas, aunque envíen sus datos generales, sus medidas y no mientan, aunque escojan la foto más favorecedora, omiten el cuerpo. Ellas envían las frases más bellas, describen los sueños más dulces y proponen el amor más tierno, en suma se promueven como la mujer más codiciable, pero siguen ahí con el cuerpo omitido, es decir, aquel que recibe por los ojos esas maravillas, no puede constatarlas, sólo puede imaginarlas. Y por tanto, el cuerpo está para ambos: remitente y destinatario, en estado de suspensión.
Presente sólo para la máquina, ausente y desconocido para ambos. ¿Cómo es posible enamorarse de esta manera? Ocurre que, bajo el influjo de una simpatía inicial, de coincidencia en las frases que se envían y se reciben, surge un entusiasmo arrobador; la mujer que se empeña en encontrar lo que busca, cree leer allí exactamente el hallazgo de alguien que la comprende y que le asegura que ella es también lo que él estaba buscando.
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Y como diría Lacan, “es el cuento del mensaje que cada quien recibe en su forma invertida” 1 “En eso consiste el pensamiento —sigue diciendo Lacan—, en que unas palabras introduzcan en el cuerpo algunas representaciones bobas, y ya está hecho el recado; ya tienen con eso lo imaginario…” 2
Se despliegan largos mensajes donde se describen mutuamente los ideales del amor que, por fortuna de la vida, ambos sostienen de modo similar. Llegan incluso a contarse lo que han sufrido en el desamor. No hay duda, tantas coincidencias sólo prueban que son el uno para el otro. A ella se le ve tan alegre, tan radiante durante esos días ante sus amigas, que le preguntan qué le ocurre, ella contesta que está enamorada, aunque permanezca sola y nadie le vea caminar con alguien a su lado. Ella sabe que la máquina la espera para volver a conectarse y entrar en su paraíso. Lo que está en juego, en el juego de este intercambio, es, de modo radical, el ámbito de lo imaginario. Y es tan poderoso y consistente, que puede hacer durar — según nos consta — muchos meses, una insistencia así. En esos meses puede vivirse un noviazgo imaginario, o una seductora “amistad”. Y durante todo ese tiempo, una chica puede hacer pender su vida de su cita cibernética nocturnal y después,
1.- Lacan, J. “La tercera”, p. 77, en Intervenciones y Textos 2, Manantial, 1993 2.- Lacan, J. “La tercera”, p. 78, en Intervenciones y Textos 2, Manantial, 1993
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irse a dormir con una sonrisa grata, o bien, pasar la noche en vela sin saber cómo entender lo que su cibernovio fue capaz de mandarle decir, contarle o responderle. Más aún, en el trayecto de esta interacción y como un punto de clímax, puede surgir la intención y el acuerdo de encontrarse para “conocerse”, para mirarse y estar el uno frente al otro, para poder olerse y poder vivir la experiencia de la corroboración o de la desilusión. Y muy bien puede ocurrir que no se cumpla nunca, lo cual necesariamente provoca la decadencia de los mensajes y la menor frecuencia de las entradas en la máquina. ¿Qué sucede entonces, cuando se trata de prolongar el tiempo virtual y de retardar en lo real, una posibilidad? Surge una gran tristeza y un gran coraje, comienza a cuestionarse esa supuesta relación, se regresa a la evocación de los amores anteriores, se experimenta más nítidamente la soledad y también puede que se intente prontamente sustituir por otro amigo cibernético, al fracasado cibernovio que no tuvo el valor de cumplir su promesa de viajar hasta la ciudad donde vive su cibernovia. Pero esta frustración no transcurre de modo tan sencillo, la chica puede, en efecto, pasar por un largo momento de melancolía y nostalgia, que incluso perturba las relaciones con sus amigas quienes le muestran su enfado, porque ella sólo quiere hablar y hablar de un novio que ellas nunca han visto.
Esto sucede sobre todo cuando finalmente él la ha borrado de su lista y ya no es posible que se encuentren por los caminos del chat, esto es, cuando no más intercambian mensajes y por las noches ante la máquina, ella comprueba que él se ha esfumado y que se encuentra ausente de él, de sus señales. En estos momentos es cuando el cuerpo toma relevancia, pues en él se vive el fracaso de lo imaginario. Es el cuerpo el que sufre el desmoronamiento de una ilusión, tan intensamente como se la gozó. El relato del amor fallido es puesto en palabras dolorosas. Y la historia de ese amor, por ello, por las palabras que lo pronuncian, toma al fin otro curso, cuando es contada en el análisis, cuando es remitida al Otro (con mayúscula) en la transferencia. Y así es como es llorada, llorando un implícito que dice: es menester la presencia del cuerpo. El cuerpo y Yo, en la experiencia del amor, con un otro y su propio cuerpo. II ¿Cómo entender, cómo dar cuenta de estas experiencias cibernéticas del amor? En un primer momento, evocamos lo que Freud nos enseña sobre el sueño, pues al escuchar estos relatos del amor virtual, pareciera como si de un largo sueño se tratara, es decir, si el sueño es la realización figurada del deseo, entonces tenemos aquí, esa misma y prolongada figuración imaginada del deseo, cuyo despertar es doloroso y sufriente.
Creemos que la realidad virtual que ofrece la maquinaria cibernética nos permite, de modo privilegiado, observar el funcionamiento de lo imaginario a partir de un lenguaje que se incluye en el simbólico y que lo exacerba, pues no podemos negar que es a partir de los mensajes hechos de palabras que se dispara todo un conglomerado de significados que dan abrigo al deseo del amor que falta, lo extraño es que del cuerpo, de lo real del cuerpo sean suficientes sólo unas cuantas señales, y que el enamoramiento ocurra ante la ausencia del cuerpo; y que además, el cuerpo mismo de quien así se enamora, sea capaz de gozar ante unos mensajes virtuales, como ante la perspectiva de un encuentro que podrá o no realizarse. Incluso que un sufrir se anticipe cuando es interrumpido el intercambio en el chat, pues será inhallable de ahí en adelante el interlocutor. Quizás la clave se halle en el imaginario. ¿De qué está hecho este registro tan invasor? Respondemos: justamente de cuerpo, pues del cuerpo no tenemos otra referencia que lo imaginado. Así lo dice Lacan, en su conferencia de octubre del 1974, llamada La Tercera, donde coloca al cuerpo en el redondel del registro de lo imaginario y agrega: “Tal vez el análisis
nos introduzca a considerar al mundo tal cual es, es decir: imaginario. Esto sólo puede hacerse reduciendo la función llamada de representación, poniéndola donde está, a saber, en el cuerpo.” “Pues lo real no es el mundo. No hay la menor esperanza de alcanzar lo real por la representación.” 3 Justamente, si acudimos a la descripción de lo que es para la cibernética la realidad virtual, hallaremos que es una representación de las cosas a través de medios electrónicos, como la que nos ofrece la internet, por intermedio de una ventana de escritorio, un teclado y el ratón. Desde este dispositivo el usuario puede interactuar a tiempo real con diferentes personas en espacios y ambientes que en realidad no existen, sin la necesidad de otros instrumentos adicionales a la computadora. Siendo a través de la internet como nace el Lenguaje para Modelado de la Realidad Virtual y que no proporciona una inmersión sensorial total.
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En un segundo momento, evocamos los tres registros de la experiencia humana que Lacan forjó: el imaginario, el simbólico y el real. Claramente podemos ver que el registro dominante en estas vivencias es el del imaginario, pero como sabemos los tres registros funcionan anudados, así, nos preguntamos, cuál es el lugar de cada uno, ante una experiencia tan dramática donde ha prevalecido el primero.
Ya Freud mismo hablaba, desde La interpretación de los sueños, de una realidad virtual, designándola como: “Todo lo que puede ser objeto de nuestra percepción interior es virtual, como la imagen dada en el telescopio por la propagación de los rayos de luz”. 4 Lo cual nos hace pensar que el fenómeno del enamoramiento por la vía de la internet, implica al menos dos niveles de virtualidad, por una parte la propia del dispositivo electrónico y además, la propia de la experiencia del cuerpo ante él. Lo cual conduce más segura y directamente, en esta sumatoria de virtualidades, al sueño aislante del amor.
3.- Lacan, J. “La tercera”, p. 82, en Intervenciones y Textos 2, Manantial, 1993 4.- Freud, S. “La interpretación de los sueños”, volumen V, p. 599, en Obras Completas, Amorrortu editores, 1992
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Incluso, podría no haber nadie allá a lo lejos detrás del dispositivo, sino una programación acorde a los mensajes emitidos, lo mismo daría. Lo llamativo pues, es que ante una caja de mensajes alguien se enamore, lo extraño es que incluso goce, lo que no es extraño es que eso termine y termine mal. Y lo interesante no es que ese deseo de amor fracase, sino cómo fracasa. Esto es, cómo en este fenómeno lo real del cuerpo viene a perturbar, a obstaculizar y a hacer imposible su continuidad. Nos lo explicamos desde los Seminarios de Helí Morales, porque desde ahí sabemos que “el objeto del deseo es imaginario, el objeto de amor es simbólico y el objeto causa del deseo es real”, según se hace constar en el curso del Seminario de Lacan, llamado La Transferencia. Aún más, el objeto del deseo en el amor es lo imaginario, es decir, es el yo. Y en el amor imaginario el amor es narcisista. Ese amor dice: amo en el otro lo que amo de mí, no amo al otro sino a mí en el otro. Ahora, desde Freud, dice Helí Morales en su Seminario del 28 de enero del 2006, “la representación es lo pensable del lenguaje, no hay cuerpo sin relación con el lenguaje, no se puede pensar el cuerpo sin lenguaje… “ Así, tenemos que lo que se coagula con la materia del lenguaje de los mensajes que buscan el objeto del deseo, para un amor posible, es el yo imaginario que se entusiasma ante una reciprocidad virtual. Y podemos decir que las enamoradas por la internet, sostienen una gran fe en el lenguaje que emiten y reciben.
Este amor —como diría Helí Morales— es un frenesí de buscar a otro que lo complete, este frenesí intenta restaurar la unidad perdida, intenta hacer uno a partir de dos. La pasión de este amor es restaurar la belleza del sueño de la unidad. Y aquí, en estas experiencias virtuales, el yo se toma a sí mismo como objeto, vía el otro, siendo este amar una identificación con ese otro, pues recordemos, la unidad del yo se constituye por la identificación al otro en el espejo. Y así, aunque el cuerpo esté ausente y distante, hay un goce, un goce-fuera-de-cuerpo, dice Lacan en La Tercera, se trata del goce fálico, porque en efecto, no viene del interior de la pantalla, sino que el cuerpo se introduce en la economía del goce, por la imagen del cuerpo. Y que al hombre le guste tanto mirar su imagen, pues, está bien —dice Lacan en La Tercera—, sólo queda decir: así es. Pero, hay algo para cada quien que se ama aun más que a su imagen y eso es gozarse. Ahora, el falo es un rasgo diferencial, un elemento simbólico del orden de lo sustituible que funciona como un significante, un significante especial tal como en los mensajes por la internet puede hallarse. Y un falo puede permitir que entre dos haya lazo, como símbolo de lo que falta. Pero al mismo tiempo, un goce fálico es lo que boicotea la posibilidad de-un-otro goce, el del cuerpo como sustancia gozante. Este boicoteo tiene que ver con un
Problema que implica la imposibilidad, por el dolor del alma, para establecer una intimidad con el otro, siendo, finalmente, un modo de no acercarse y de permanecer en la insatisfacción como en la resistencia ante el amor. Para mostrar este goce fálico, el poema que a continuación se transcribe: ESCRIBIR Escribirte… Que me escribas… ¿No es acaso hacernos mutuos y solidarios en la ESCRITURA? Yo te escribo — Tú me escribes Yo te hago letra — Tú me haces letra Pasamos así por las arterias de las grafías en secuencia, cuajando en ellas tu ser — mi ser Entonces somos… Quedamos inscritos por el corazón del lenguaje Yo te hago palabra — Tú me haces palabra Yo te quiero por eso en la palabra —Tú me quieres en la palabra por eso El cuerpo sanguíneo atraviesa toda barrera, transmutándose en palabras, no cualesquiera, sino en las particulares mías — en esas particulares tuyas: que nos hacen ESCRITURA De ese querer se trata De ése que edifica, regala, obsequia: yo a ti, tú a mí Palabras, (a)las mías, que te hacen único en el mundo, que te trazan poco a poco con ternura admiración
Palabras, las tuyas, que me hacen única en el mundo, que me trazan poco a poco con delicadeza inteligente Punto de convergencia entre tus palabras que vienen, las mías que van Potencia en las tuyas que transforman mi lengua, haciéndome más íntimo un lenguaje en la ESCRITURA Fuerza amorosa que quiere volcarse, reconocerte, hacer certero el texto: tejido de palabras dirigidas a ti Aunque nunca te viese ni tocara ni estuviese junto a ti
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problema visible en la virtualidad: el del encuentro con la otredad.
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Epistemología del psicoanálisis: La Metapsicología y su más allá Marcela Martinelli
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Desarrollo
A principio del siglo XXI hablar de epistemología es una tarea de reconstrucción, sea cual sea el campo del saber que se trate. La afirmación anterior se sustenta en que la epistemología pretende reflexionar acerca de la generación de conocimiento y eso siempre conlleva una historia y hacer historia.
Sigmund Freud, médico vienes de finales del siglo diecinueve es el creador del psicoanálisis. Su campo es el estudio del hombre a partir de problematizar al inconsciente como la instancia psíquica que lo determina en su ser en el mundo. Lo anterior, en nuestros días no nos dice nada nuevo ni revelador pero, para su época fue revolucionario, al trastocar la concepción que el hombre dependía de su conciencia.
Al ser psicoanalista la concepción de la historia no es recuperar un pasado para conocer el presente y así poder pensar un futuro, sino la historia es siempre a partir de un futuro anterior, del habrá sido, idea que también nos remite a Nietzsche, de lo que está porvenir se puede reconstruir lo que fue. Así plantear el origen del conocimiento en psicoanálisis tiene un tiempo diacrónico, que es el devenir de este discurso y también un tiempo sincrónico, la lectura que ahora hacemos de lo que se considera que es este conocimiento. Reflexionar del origen del conocimiento analítico es remitirnos al creador de este saber: Sigmund Freud. Sin él nada en este campo sería posible. A partir de él diversos estudiosos han formado parte de este campo teórico, algunos han hecho escuela y otros tienen discípulos. Hablar del psicoanálisis es en nuestros día un campo extenso y que abarca más allá de lo que Freud en sus sueños más oscuros pudo pensar. Por eso me propongo delimitar mi campo epistemológico e incluir sólo a un pensador más y ese es el francés Jacques Lacan. No tan solo por acotar la propuesta sino porque considero que son los dos autores en los que mi quehacer como psicoanalista se basa.
Austria con su capital Viena dependía del imperio austrohúngaro, allí al inicio del siglo de las luces los diversos saberes estaban en su punto más candente, los hombres estaban sedientos de conocer, descubrir y proponer. Había diversas propuestas epistémicos para ahondar en el conocimiento, pero básicamente dos fueron las imperantes. Las de la naturaleza, cuya concepción clásica se basaba en la experimentación y las del espíritu que proponían el estudio del hombre por el hombre mismo. El primer modelo su interés radicaba en experimentar y para los segundos en conocer. Freud partícipe del desarrollo científico e interesado en la creación de otro modo de estudiar a los hombres, no creía en la separación de la naturaleza y el espíritu, los agrupaba proponiendo como Ernst Heinrich Haeckel el monismo. Las disciplinas con las que Freud dialogó en su propuesta inédita del psicoanálisis, las consideraremos en dos grupos, considerados como textualidades. El primero será el de los campos afines al psicoanálisis: la intratextualidad. La intertextualidad son los otros saberes que considera como interlocutores y que son retomados. A continuación presento esquemá-
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Introducción
Justus Nietzsche Kokoskha Johanne Goethe Malher Robert Ernest Marie Von Lenardo
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Bonaparte Mayer Liebig Mach Da Vinci Müller
ticamente estos referentes y también los nombres de algunos pensadores que influenciaron al creador del psicoanálisis.
Interlocutores
Intratextualidades Freud, Neurología Psiquiatría Psicología Medicina psicoanálisis
Sus principales interlocutoras y propiciadores de la generación de este nuevo saber fueron las histéricas y los analizantes, sus discursos constituyeron el material clínico, que permitió a Freud proponer su inédito: el psicoanálisis. Freud siempre propuso y quiso que se considerará al psicoanálisis como una disciplina científica. Dice en Esquema del psicoanálisis “… los fenómenos estudiados por la psicología son en sí mismos tan incognoscibles como los de las otras ciencias, de la química o de la física, por ejemplo.”1 En sus inicios los campos epistemológicos que retoma son los de la física y química utilizando la conceptualización de la energía. Plantea que su trabajo es como el del químico quien en el laboratorio estudia los diversos elementos y trata de comprender sus reacciones a partir de las combinaciones y de cómo está estructurada hasta la partícula
1- Freud, S. Esquema del psicoanálisis, Obras Completas, Buenos Aires, Argentina, Amorrortu. (1938)
En la actualidad para algunos estudiosos se sigue cuestionando la cientificidad del psicoanálisis a partir de que no se pueden comprobar experimentalmente sus postulados y sus resultados. Lo cual no invalida que consideremos al psicoanálisis como un discurso que forma parte de la generación de conocimiento interesado y parte de la ciencia, si se quiere acotarlo de las ciencias sociales. La psicología a principio del siglo XX no era una disciplina que pudiera abarcar y cobijar la propuesta freudiana, por lo que su creador propone un más allá de esta de allí que en 1904 por primera vez utiliza el término de Metapsicología, que va ser el estudio del inconciente, así lo expresa en el texto de Lo inconciente: “Propongo que cuando consigamos describir un proceso psíquico en sus aspectos dinámicos, tópicos y económicos, eso se llame una exposición metapsicológica”2. Esta propuesta engobla una concepción de la psique, del aparato psíquico, una forma de exposición particular a partir de las tres coordinadas freudianas (tópica, dinámica y económica) y una nuevo discurso que constituirá en un futuro la disciplina del psicoanálisis. Como lo menciona Paul-Laurent Assoun en su libro “La metapsicología” la carne de este nuevo campo del saber es la clínica, el material clínico. Por lo que su objeto de estudio se escapa, por su misma constitución a un encasillamiento, el sujeto del inconciente debe ser estudiado como una conceptualización que va más allá de quedarse en su descripción, por eso Freud propone considerar los aspectos tópicos que nos habla
del lugar, espacio donde actúa lo inconciente, de allí la elaboración del aparato psíquico. Lo dinámico, la teoría de las fuerzas y sus relaciones recíprocas que intervienen en el funcionamiento de lo inconciente, conocidas como las pulsiones. Y por último el factor económico que involucra las cantidades comprometidas o invertidas en los procesos psíquicos. Con lo anterior tenemos de manera general la propuesta epistemológica de Freud que considera su objeto de estudio, lo inconciente como un sistema complejo con características particulares que van mucho más allá de ser considerado de manera descriptiva como lo no conciente. A saber la epistemología del psicoanálisis le interesa plantear los procesos que se llevan cabo en el psiquismo y no tanto la descripción o explicación fenoménica de lo inconciente. Como mencioné con anterioridad es de interés del análisis conocer mas que explicar. Lo que conlleva generar conocimiento más que explicaciones cerradas.
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más pequeña. El psicoanalista estudia las mociones pulsionales que serían los elementos energéticos que constituyen el psiquismo de un sujeto.
Propongo un salto y que pensemos ahora la epistemología a partir de lo propuesto por el psicoanalista francés Jacques Lacan. Lo plantearé retomando brevemente algunas cuestiones de la teoría, la ética y la política. Retomando a Lacan afirmo la clínica analítica requiere en quién la ejerce tener un posicionamiento teórico, ético y político. Con teórico nos referimos al campo de pensamiento en el que se inserta los planteamientos del psicoanálisis. Partimos de un desconocimiento posibilitador, a saber, el conocimiento en análisis no pasa por la comprensión de los fenómenos psíquicos, sino justamente de lo que queda como lo incomprendido que genera
2- Freud, S. Lo inconciente, Obras Completas, Buenos Aires, Argentina, Amorrortu. p. 14
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desconcierto, de un saber de lo no sabido que permite preguntarnos que implica ser sujeto del lenguaje y estar sujeto a éste. Lo anterior enfatiza la posición de un sujeto del inconciente, ya que para el psicoanálisis lo que está en juego es lo que el inconsciente posibilita o imposibilita en los hombres. Ahora bien para abordar el desconcierto del conocimiento psicoanalítico es necesario en todo momento la lectura de los textos y la implicación en el estudio y análisis de los mismos, este punto se enlaza con lo que es la ética del analista. Pero antes de pasar a la ética, vale la pena retomar el ejemplo de Freud teórico, como creador del psicoanálisis nunca ceso su deseo de ahondar en las paradojas de lo inconciente, lo cual le implicó la escritura de cientos de textos y miles de hojas. Y también reflexionar junto con otras disciplinas lo que era su propuesta teórica y clínica. Estudiar otros discursos estuvo desde el origen del psicoanálisis y en nuestros días debe estar presente, así la filosofía, lingüística, matemáticas, literatura, entre otros discursos son parte del saber que un analista incluye en su posicionamiento teórico. La ética del psicoanálisis solo puede ser pensada en relación al deseo del analista, cuestión que conlleva dos enigmas: el del deseo y el del analista. Lo que un sujeto desea es lo que muchas veces va a buscar en un análisis, de allí una de las razones de que un analista debe haber vivido o vivir un proceso analítico, estar en análisis, allí es donde se puede convocar y tensar el deseo de ser analista. Pensado el deseo en su propuesta psicoanalítica, como no siendo la satisfacción de una necesidad,
en tanto eso no puede ser satisfecho con un objeto, tampoco es la demanda, lo que se pide y que a veces tiene respuesta, sino el deseo es lo que se escapa tanto de la necesidad como de la demanda. Lacan en 1956 dice: “Es entre los avatares de la demanda y lo que tales avatares le hacen devenir, y por otra parte esa exigencia de reconocimiento por el otro, que podemos llamar exigencia de amor, donde se sitúa un horizonte de ser para el sujeto… Es en ese intervalo, en esa hiancia que se sitúa la experiencia que es la del deseo, aprehensible primero como siendo del deseo del Otro y en cuyo interior el sujeto ha de situar su propio deseo.”3 Como horizonte… así es como se tiene que pensar el deseo, incierto, sin un tiempo definido, como la posibilidad de otra cosa, ¿de qué?, allí lo enigmático y lo imposible del deseo. Y este deseo es lo que mueve a los sujetos, es lo que los alienta, así tan presente y ausente como lo es el aliento de los mortales. Un sujeto a partir de preguntarse por su deseo puede devenir un analista, y eso va más allá de una necesidad de prestigio, de dinero. Ni por necesidad ni por narcisismo se puede ser analista. Sino se estaría fuera del campo ético, pensado este como el cuestionamiento de un sujeto frente a su deseo. Pero allí surge un impasse que es justamente uno de los desconciertos con lo que el psicoanálisis opera, si el deseo tiene que ver con un horizonte, con un imposible, con algo que como el inconsciente al hablar de él ya nos es, como sería este deseo del analista. Sería ubicarse en un lugar de escucha de las imposibilidades de su práctica y de las imposibilidades de quien acude a su encuentro. Con lo cual no está para
3- LACAN, Jacques. Seminario El deseo y su interpretación. Versión de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. p. 11
La ética en psicoanálisis es una posición, (retomando algunas ideas de Patrick Guyomard del seminario que impartió en la ciudad de México en el 2005), podemos decir no hay una ética del psicoanálisis, sino una ética en psicoanálisis. No se parte de un texto escrito, de un código como los médicos o de una ley como los burócratas, sino es una opción que un analista toma y que implica responsabilizarse de su quehacer y decisiones, en cuanto que se hace y que no se hace. Plantea un debate cuando hay preguntas que cada analista se debe responder. Por ejemplo ¿cuánto cobrar? ¿Cuántas veces citar? Entre otras diversas cuestiones que aquejan a un psicoanalista. En tanto la propuesta del psicoanálisis es no ceder ante nuestro deseo, ante la castración que nos habita, se presenta la necesidad de una ética, entonces ésta va unida a la cuestión del deseo, de lo único que nos podemos sentir culpables es de ceder al deseo. Ya lo habíamos mencionado lo que mueve a un sujeto a ser analista es su deseo, entonces hay una ética de los psicoanalistas y lo que conlleva es una forma de proceder de cada uno en su práctica clínica. La situación analítica, a saber todo lo que conlleva el trabajo entre un analista y su analizante puede ser traumática, seductora, amenazante, abusiva y frente a ello se debe de tomar una posición, allí está la ética del analista. Un analista no solo es psicoanalista, es antes que nada un sujeto del inconciente y por eso debe de poder y saber ubicarse en el lugar de analista, aunque después de allí caiga.
Lacan en el texto de la Dirección de la cura y los principios de su poder plantea que el analista no dirige al analizante sino que dirige la cura y esa es la posición política de un psicoanalista. No está allí para ejercer un poder sobre el sujeto que va en búsqueda de algo al consultorio. Si bien el analista ocupa un lugar, este debe ser el de posibilitar que en análisis el sujeto se plantee hablar y en este camino dejarse hablar por la verdad que lo habita. Entonces el analista no es el que sabe acerca de la verdad del sujeto sino el que procura que surja la enunciación del analizante, que se pueda reinventar en cada sesión. En tanto lo anterior el psicoanálisis es un proceso creativo, en donde aparecen personajes que jamás imaginamos que habitaran con nosotros, nuestras hadas, duendes, demonios, brujas y hechiceras nos visitan y con ellos algo de lo vivido se presenta como un porvenir, como un horizonte de deseo, en donde el sujeto se reencuentre. Discusión La propuesta epistemológica freudiana trastoco el saber de su época, propuso al sujeto como dependiente de su inconciente. Su trabajo fue analizar y problematizar lo inconciente como un sistema complejo para de allí proponer la teoría y clínica psicoanalítica. Lo anterior no tan solo tuvo repercusión en el ámbito de la psicología y psiquiatría sino que cimbró el saber de una época, estudiar al hombre era considerarlo a partir de darle un lugar esencial a su psiquismo en constante movimiento, determinado por su pulsiones de vida y de muerte, donde la sexualidad jugaba un lugar preponderante. Freud fue en ese sentido un revolucionario del pensamiento y de la epistemología.
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dar respuestas, consejos, pócimas mágicas o recetas sanadoras, tampoco educa o alecciona acerca de la vida, su función es de posibilitar la palabra del sujeto ubicándose en Otro lugar.
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Años después llega Jacques lacan y propone un retorno a Freud, pero justamente al pensador que trastoco los modos de conocer a los sujeto. No tan solo al que propuso las instancias del yo, ello y superyo retomadas por la psicología norteamericana, sino al revolucionario del pensamiento. Lacan con la introducción de saberes como el de la lingüística, matemáticas, topología y lógica genera una nueva epistemología que sostiene el saber del psicoanálisis en una ética, política y en una nueva teoría del sujeto. Para concluir proponemos: la clínica analítica siendo una praxis y teniendo una propuesta epistemológica implica una constante reelaboración, en donde las dimensiones teóricas, éticas y políticas en las que se inscribe puedan generar en todo momento un más allá que nos permita el diálogo y los intercambios posibles.
Referencias Bibliográficas Assoun, P. L. ( ). La metapsicología freudiana. () Buenos Aires, Argentina: Paidós Miller, J. A. (2010). Introducción al método psicoanalítico. (7° Reimp.) Buenos Aires, Argentina: Paidós. Morales, H. (2007). Sujeto y estructura. (2° Ed.) México D. F., México: Ediciones de la Noche.
EL FANTASMA FREUDIANO Y SU RELACION CON LA (INEXISTENTE) BISEXUALIDAD Daniel Gerber
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De todas las doctrinas acerca de la sexualidad humana en las que se inspiró, Freud mantiene la idea de que la esencia de ella se sostiene en dos vertientes: lo masculino y lo femenino. Sin embargo, su punto de vista supone un cambio radical en la concepción de la misma pues en lugar de plantear una libido doble -dividida entre un principio masculino que sería superior, racional, positivo, creador, y un principio femenino que se consideraría inferior, histérico, desordenado- propone el concepto de una libido única, organizada alrededor de la representación del pene –o más bien de su presencia o su falta- que estructura la sexualidad en dos polos – masculino y femenino- en relación con los cuales los sujetos toman posición de manera independiente de su sexo biológico. No hay entonces lugar aquí para dicotomías como superioridad-inferioridad o normalidad-anormalidad porque ni siquiera la perversión se asimilará a una supuesta anomalía del comportamiento sino más bien a una diferencia estructural que concierne a una posición específica respecto de aquello que ordena la diferencia de los sexos y se denomina castración. Hay sin embargo en la obra de Freud afirmaciones que muestran un anclaje inevitable de sus puntos de vista en posiciones organicistas propias de las teorías vigentes en su época a las que no llega a cuestionar de una manera clara. Son concepciones que hablan de normalidad o anormalidad, del papel de la herencia biológica en la determinación del posicionamiento del sujeto con relación a su sexualidad o de la supuesta “inferioridad” del sexo femenino con respecto al masculino. La presencia de la noción de bisexualidad, que reaparece una y otra vez a lo largo de toda su obra, es consecuencia también de ese anclaje.
La primera referencia a esta noción se encuentra en la correspondencia con Fliess, en la carta 52, y es mencionada para tratar de elucidar las razones de la represión. Allí Freud sostiene la tesis de que el aparato psíquico se estructura a partir de la estratificación de representaciones que son el registro de vivencias, de tal modo que los materiales que lo integran -presentes bajo la forma de huellas mnémicas- se modifican periódicamente en función de ciertos acontecimientos que van escandiendo la historia del sujeto. Estas modificaciones quedan registradas como inscripciones de huellas que pasan entre los diferentes sistemas por efecto de mecanismos de traducción y transcripción. La represión correspondería a una denegación de traducción de un sistema a otro, lo que provocaría anacronismos, supervivencia de huellas del pasado. Una vez planteada esta tesis aparecerá la referencia a la bisexualidad: “Para elucidar la decisión entre perversión o neurosis, me valgo de la bisexualidad de todos los seres humanos. En un ser puramente masculino, habría sin duda un excedente de desprendimiento masculino por las dos barreras sexuales, y por tanto se generaría placer, y en consecuencia perversión; en un ser puramente femenino, un excedente de sustancia de displacer por esas épocas. En las primeras fases ambos desprendimientos serían paralelos, es decir, darían por resultado un excedente normal de placer. A ello se reconduciría la predilección de las mujeres genuinas por las neurosis de defensa”1. Se puede advertir que, no obstante las fuentes donde Freud abreva, la bisexualidad tiene una connotación diferente a la de un dato biológico: lo que él establece es más bien una equivalencia entre masculino, placer y perversión por un lado, y femenino, displacer y neurosis de defensa o represión por el otro. Estas equivalencias
1.- S. Freud: Carta 52. En Fragmentos de la correspondencia con Fliess. Obras Completas, Tomo I. Buenos Aires, Amorrortu, 1982,
1. Como efecto de la influencia de las “teorías” de Fliess, la libido es principio de lo masculino mientras que la represión es de lo femenino2. Se debe agregar que hacia 1897 rechazará esta concepción. 2. La histeria se asocia con la femineidad y tiene su base en el asco por lo sexual mientras que la obsesión va ligada con la masculinidad y se vincula con la voluptuosidad que culpabiliza al sujeto. 3. La femineidad equivale a pasividad y la masculinidad a actividad. No sería muy difícil cuestionar estas supuestas oposiciones a la luz de desarrollos posteriores de Freud. Sin embargo, lo verdaderamente importante es considerarlas como síntoma de una imposibilidad: la de formular un concepto de la diferencia sexual que pueda elaborarse a partir de la dimensión puramente anatómica. En el plano “psicológico” del que intenta dar cuenta Freud -es decir, en la dimensión simbólica de lo inconsciente- la dualidad masculino-femenino tiene el carácter de punto de interrogación pues la sexualidad remite a un innombrable que se va a asociar con lo femenino. Se puede decir en este sentido que la teoría freudiana de la represión viene a indicar el lugar de un agujero en la trama simbólica. Por esto, va a sustituir parcialmente la noción fliessiana de bisexualidad para señalar que lo femenino como tal es laguna innombrable, mutismo, resistencia al discurso. Así, la confrontación con ese
irrepresentable tiene como efecto la represión y esta va a producir una representación, una huella ahí donde, literalmente, hay nada: ni representación ni huella. En 1905 Freud publica Tres ensayos de teoría sexual y aquí va a romper categóricamente con la concepción de Fliess de una bisexualidad constitutiva del individuo. Lo que existe desde el comienzo es una pulsión sexual que carece de un objeto connatural a ella, de modo que la única soldadura posible entre aquélla y éste depende de un elemento que el mismo señaló a fines de la década de 1890: el fantasma. Sin embargo esta soldadura no bastará para indicar la determinación sexual del sujeto; no bastará porque no hay “pulsión genital”, del mismo modo que no hay tampoco “fantasma genital”, es decir, escenario donde se pueda soldar la pulsión con una pareja sexual de tal manera que se sea posible definir, de un modo consecuente y recíproco con respecto al otro, el sexo del portador de ese fantasma. En este, como lo describe Freud, sólo hay una soldadura de la pulsión –y la satisfacción autoerótica que la define en primera instancia- con una “representación de deseo” que surge como una respuesta a la pregunta del sujeto sobre la “causa material” de su ser. El fantasma en Freud articula entonces la pulsión con una representación de deseo y por esto no es suficiente para dar cuenta de la posición sexual del sujeto. En otros términos, no hay fantasma masculino o femenino. Ahora bien, hacia en 1909, en Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad, parece encontrarse un retorno de las tesis fliessianas cuando Freud introduce una relación esencial entre fantasma y bisexualidad: “para la resolución de éstos (los síntomas histéricos) hacen falta dos fantasías sexuales, de las que una posee carácter masculino y la otra femenino”3. De esta formulación
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tienen que leerse a la luz de tres ideas que el mismo Freud trabaja en esa época:
2.- Cf. Manuscrito K. en ibid., p. 260. p. 279. .
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extrae lo que en el texto presenta como tesis 9: “Un síntoma histérico es la expresión de una fantasía sexual inconsciente masculina, por una parte, y femenina, por la otra”4. Después de esta afirmación, el artículo concluye con una tesis que plantea diversos interrogantes: “En el tratamiento psicoanalítico es muy importante estar preparados para el significado bisexual de un síntoma”5. Da la impresión de que la noción de bisexualidad, rechazada anteriormente como un concepto que supuestamente explica el síntoma, reaparece aquí. Y no deja de sorprender que esto vuelva a ocurrir veinte años después cuando Freud le otorga un valor fundamental: “También el ser humano es un animal de indudable disposición bisexual. El in-dividuo corresponde a una fusión de dos mitades simétricas; en opinión de muchos investigadores, una de ellas es puramente masculina, y la otra, femenina. También es posible que cada mitad fuera originariamente hermafrodita. La sexualidad es un hecho biológico que, aunque de extraordinaria significación para la vida anímica, es difícil de asir psicológicamente. Solemos decir: cada ser humano muestra mociones pulsionales, necesidades, propiedades, tanto masculinas cuanto femeninas, pero es la anatomía, y no la psicología, la que puede registrar el carácter de lo masculino y lo femenino [...] La doctrina de la bisexualidad sigue siendo todavía muy oscura, y no podemos menos que considerar un serio contratiempo que en el psicoanálisis todavía no haya hallado enlace alguno con la doctrina de las pulsiones. Comoquiera que sea, si admitimos como un hecho que el individuo quiere satisfacer en su vida sexual deseos tanto masculinos cuanto femeninos, estaremos preparados para la posibilidad de que esas exigencias no sean cumplidas por el mismo objeto y se perturben entre sí cuando no se logra mantenerlas separadas y
guiar cada moción por una vía particular, adecuada a ella”6. ¿Qué pensar de esta en reaparición de la noción de bisexualidad en la reflexión de Freud, combinada con consideraciones que dan la impresión de un marcado organicismo? Sin duda, más allá de sus fundamentales hallazgos y desarrollos, y de sus radicales diferencias con las “teorías” de Fliess, Freud no llegó nunca a desligarse totalmente de la influencia de estas en su elaboración teórica. Es necesario entonces recordar brevemente lo que ellas postulan para elucidar el modo en que incidieron en el pensamiento de Freud, pero destacar también las diferencias que este último estableció con tales propuestas. ¿Cuáles son los postulados fundamentales que desarrolló Fliess? Pueden formularse seis: 1. La determinación de los dos sexos es un dato inicial en el sujeto, de tal modo que la diferencia biológica basta para dar cuenta del fenómeno sexual 2. Los dos sexos mantienen una relación de simetría y cada uno de ellos contiene al otro a título de “latente”. 3. Los dos sexos están sometidos a un principio unitario que los gobierna: la ley universal de la menstruación periódica, que opera más allá del sexo biológico y del individuo en particular e integra el sexo a la naturaleza, lo une al ritmo del mundo. 4. La sexualidad no se sujeta a condiciones impuestas por la singularidad del deseo, se inscribe más bien en la realización automática de la especie eterna.
3.- S. Freud: Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. Obras Completas, Tomo IX. Buenos Aires, Amorrortu, 1979, p. 145. 4.- Ibíd., p. 146. 5.- Ibíd., p. 147. 6.- S. Freud: El malestar en la cultura. Obras Completas, tomo XXI. Buenos Aires, Amorrortu, 1979, p. 103.
5. Como cada sexo es portador del otro de un modo “latente” y cada ser ha recibido de la madre dos periodicidades, una dominante y otra latente, hay un principio de armonía que rige todo. El sujeto participa así de una totalidad fundada sobre la sustancia vital única. 6. La instancia paterna no tiene ningún lugar en la constitución del sujeto sexuado. Todo es tributario de la madre, con la que el niño mantiene toda su vida una relación de resonancia armónica natural que nada puede perturbar. El lazo transferencial que ligó de modo intenso a Freud con Fliess –y que probablemente nunca se deshizo del todo- permite afirmar que la concepción freudiana de la sexualidad de elaboró a partir de la influencia de estas ideas, pero, a la vez, de una crítica rigurosa a ellas. En respuesta a este saber –que podría llamarse “paranoico”de Fliess, Freud establece sus propias tesis que pueden oponerse punto por punto a las de aquél de la siguiente manera: 1. A lo presuntamente dado biológico de la diferencia de los sexos, la imposibilidad de inscribir la diferencia en el plano de lo inconsciente: no hay una diferencia “natural” sino un primado del falo que determina posicionamientos diferenciales para cada uno, ya no sólo de los sexos sino de los sujetos mismos. 2. A la relación de simetría entre hombre y mujer, una disimetría esencial.
3. Al principio de unidad presuntamente establecido por de una ley de menstruación periódica que establece periodicidades diferentes para la mujer y el hombre, el concepto de una libido única, ajena a toda noción de fuerza natural pues su “naturaleza” es fálica, es decir, simbólicamente –y no biológicamente- determinada. 4. Al primado de la especie sobre el individuo, el principio –hay que decir, nunca exento de ciertos equívocos en la obra de Freud- de una singularidad subjetiva. 5. A la bisexualidad constitutiva del individuo, fundada sobre la idea de una armonía de dos sexos que componen una totalidad, la noción de una “bisexualidad” que no es índice de un todo integrado sino parte de una discordia fundamental “intrasubjetiva”. La bisexualidad psíquica planteada por Freud, como lo indica el texto Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad, es el índice de una división irremediable inherente al sujeto. 6. A la absoluta armonía natural entre madre e hijo, el señalamiento de la función paterna como esencial en la constitución del sujeto, función que cuestiona cualquier posibilidad de “complementariedad” entre madre e hijo. Este último punto es introducido por Freud de manera muy clara en 18977 cuando comienza su elaboración del papel del complejo de Edipo. Este concepto propone una respuesta fundamental para comprender la esencia de la represión en tanto indica qué es aquello que en última instancia se reprime. Freud deja muy claro que no es el sexo opuesto al sexo “biológico” del sujeto,
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Sexualidad y reproducción, en este sentido, no se oponen.
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marcando así una diferencia básica con las ideas de Fliess en la medida en que de ahí en adelante rechazará siempre la idea de hacer de la bisexualidad la causa de la represión. Lo que afirma es que aquello que se reprime es toda representación incompatible con el yo, sea o no de orden sexual. Hay sin embargo una ambigüedad en la obra de Freud en lo referido a su elaboración conceptual de la represión, como si el carácter siempre fallido de ésta se hiciera extensivo a la teoría que pretende dar cuenta de ella de tal modo que sus efectos no dejan de retornar. Esto puede explicar que no obstante su rechazo de la noción de bisexualidad, ésta no deje de hacerse presente en diferentes momentos como una hipótesis a la que recurre para entender algunos fenómenos para los que no encuentra una explicación convincente con el aparato conceptual con que cuenta. Hay entonces rechazo en el sentido de considerar a la bisexualidad como lo que está en el origen de la represión, y esto se expresa claramente en el historial del hombre de los lobos: “con mucha mayor frecuencia que conflictos dentro de la sexualidad misma hallamos los otros, que se producen entre la sexualidad y las tendencias morales del yo [...] Destacar la bisexualidad como motivo de la represión sería entonces demasiado limitado; en cambio, el conflicto entre el yo y el querer-alcanzar sexual (libido) recubre todos los hechos”8. Pero la noción reaparece cuando Freud considera que aparentemente aclara el proceso de producción de ciertos síntomas, en particular los de la histeria. Es así como, sorpresivamente, en Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad no se habla de conflicto entre dos sistemas psíquicos diferentes sino entre fantasías masculina y femenina, lo que supone un retorno parcial
de la tesis de Fliess, a la que considera “demasiado estrecha”, como dirá después, pero no totalmente errónea. En este sentido Freud mantiene vigentes dos posibilidades diferentes de causación del síntoma histérico que sería, en todos los casos, la expresión de un conflicto entre dos sistemas psíquicos diferentes; pero para algunos de ellos se agregaría la manifestación del conflicto entre dos fantasmas inconscientes de un carácter sexual opuesto. Finalmente la cuestión de la bisexualidad tendrá un lugar central en uno de los últimos textos de Freud: Análisis terminable e interminable, de 1937. Aquí hace la ya famosa referencia a los dos temas que aparecen inevitablemente en el análisis, uno característico del hombre y el otro de la mujer. Esto lo lleva a Freud, una vez más, a intentar resolver lo que puede determinar la diferencia de los sexos y su relación : “Tanto en los análisis terapéuticos como en los de carácter es llamativo el hecho de que dos temas se destaquen en particular y den guerra al analista en medida desacostumbrada. No pasa mucho tiempo sin que se reconozca lo acorde a ley que ahí se exterioriza. Los dos temas están ligados a la diferencia entre los sexos; uno es tan característico del hombre como lo es el otro de la mujer. A pesar de la diversidad de su contenido, son correspondientes manifiestos. Algo que es común a ambos sexos ha sido comprimido, en virtud de la diferencia entre los sexos, en una forma de expresión otra. Esos dos temas en recíproca correspondencia son, para la mujer, la envidia del pene –el positivo querer-alcanzar la posesión de un genital masculino- y para el hombre, la revuelta contra su actitud pasiva o femenina hacia otro hombre. Eso común ha sido destacado muy temprano en la nomenclatura psicoanalítica como conducta frente al complejo de castración”9.
7.- Cf. Fragmentos de la correspondencia con Fliess. Op. cit., carta del 5.11.1897. . 8.- S. Freud: De la historia de una neurosis infantil. Obras Completas, Tomo XVII. Buenos Aires, Amorrortu, 1979, p. 100. 9.- S. Freud: Análisis terminable e interminable. Obras Completas, Tomo XXIII. Buenos Aires, Amorrortu, 1979, p. 251.
Esto parece justificar lo que señalaba un poco antes -“lo que en ambos casos cae bajo la represión es lo propio del sexo contrario”11- de tal manera que cada uno de los sexos sería portador “inconsciente” del otro. Sin embargo, al final de su texto, Freud reúne las dos problemáticas en un solo término que denomina “desautorización de la femineidad”: “A menudo uno tiene la impresión de haber atravesado todos los estratos psicológicos y llegado, con el deseo del pene y la protesta masculina, a la “roca de base” y, de este modo, al término de su actividad. Y así tiene que ser, pues para lo psíquico lo biológico desempeña realmente el papel del basamento rocoso subyacente. En efecto, la desautorización de la femineidad no puede ser más que un hecho biológico, una pieza de aquel gran enigma de la sexualidad”12. La dificultad parece aquí insalvable y hace necesario recurrir a la reflexión de Lacan que con gran claridad permite disipar el equívoco inherente a la caracterización de esa “desautorización de la femineidad” como “hecho biológico” que para Freud tiene el significado
de un “no” opuesto a la castración. Es particularmente en el seminario Encore13 donde puede encontrarse la demostración de que eso que Freud designa como “desautorización de la femineidad” es la detención del sujeto ante algo que hay que considerar como del orden de lo real, esto es, de lo imposible de inscribir en el plano simbólico. Lacan sitúa aquí la femineidad en su esencia como lo real irrepresentable asociado con la afirmación de que no hay en el inconsciente sino un solo significante del sexo: el falo. Esto significa que no hay significante del sexo femenino como tal, lo que tiene como consecuencia que la femineidad se define como “no toda” sometida a la ley fálica, “no toda” sujeta a la castración simbólica. Pero esto no quiere decir que las mujeres, como el Otro sexo, se ubiquen fuera del falo y del lenguaje. Lo que se afirma es que ellas tienen relación con un goce que puede nombrarse como más allá del falo, de lo estrictamente sexual, de modo que el llamado goce femenino no es sino la “imaginarización” de lo que falta a lo sexual –es decir, a lo fálico- para que ofrezca un goce “completo”. Este goce es así un fantasma o, más bien, el fantasma, en la medida en que el corazón mismo de todo fantasma es este goce fuera del falo. Y es también la razón de ser del fantasma en tanto este tiene como función hacer creer al sujeto en su “completud” posible desmintiendo la existencia de la castración. La noción de “bisexualidad” queda así relegada a la condición de un fantasma, o de el fantasma como generador de esa ilusión. Hay además otra vertiente de la hipótesis freudiana de la bisexualidad, como lo sostienen Elisabeth Roudinesco y Michel Plon en su Diccionario del Psicoanálisis14: el relato del mito del andrógino hecho por Aristófanes en “El
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Hay pues una irremediable división del sujeto frente a la diferencia de los sexos y este es el obstáculo que el análisis no puede franquear. Obstáculo que se presenta como envidia del pene en la mujer y temor a la castración –que lo colocaría en una posición femenina- en el hombre: “el hombre no quiere someterse a un sustituto del padre, no quiere estar obligado a agradecerle, y por eso no quiere aceptar del médico la curación […] (por otro lado) no puede establecerse una transferencia análoga desde el deseo del pene de la mujer (porque) desde esa fuente provienen estallidos de depresión grave, por la certeza interior de que la cura analitica no servirá para nada y de que no es posible obtener remedio”10.
10.- Ibíd.., p. 253. 11.- Ibíd.., p. 252. 12- Ibíd.., p. 254. 13.- Cf. J. Lacan: Le Séminaire. Livre XX. Encore. Seuil, Paris, 1975. 14.- E. Roudinesco y M. Plon: Dictionnaire dela psychanalyse. Fayard, Paris, 1997, p. 122.
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Banquete” de Platón. Su enunciado dice: “Nuestra primitiva naturaleza no era la misma de ahora, sino diferente. En primer lugar, eran tres los géneros de los hombres, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había también un tercero que participaba de estos dos, cuyo nombre perdura hoy en día, aunque como género ha desaparecido, Era, en efecto, entonces el andrógino una sola cosa, como forma y como nombre, partícipe de ambos sexos, masculino y femenino”15. Agrega luego que estos seres eran terribles por su vigor y su fuerza y mostraban una gran arrogancia que los llevó a atentar contra los dioses, lo que motivó que Zeus los dividiera en dos. Así, “cada uno de nosotros es una contraseña de hombre, como resultado del corte en dos de un solo ser […] de ahí que busque siempre cada uno a su propia contraseña”16.
el dualismo que la caracteriza y que él retoma en su concepción de las pulsiones. Pero este dualismo se opone al concepto de primacía del falo propuesto por él mismo y que sostiene que solamente hay una libido, de naturaleza masculina, de lo que se puede concluir que la dualidad de los sexos no es sino una dualidad de respuestas a un mismo problema que es la premisa del falo. Es por esto importante el señalamiento de dos autores como Laplanche y Pontalis, que en su ya clásico Diccionario de psicoanálisis comentan “la gran dificultad de armonizar la idea de bisexualidad biológica con la idea de la prevalencia del falo para uno y otro sexo”20. Dificultad derivada del hecho de que la noción de bisexualidad permite pensar la posibilidad de una armonía entre los sexos cuando esta es completamente imposible debido a la primacía del falo.
Son varias las referencias de Freud a este diálogo y, en particular, a este pasaje. Y a pesar de que en Tres ensayos de teoría sexual17 trata de mostrar cómo la experiencia desmiente la concepción del amor y la sexualidad que ese mito presenta, no deja de asimilar en otros momentos su concepto de sexualidad con el Eros del Banquete: búsqueda del Uno, del complemento perdido18. ¡Es quizá por esto que, en Posición del inconsciente, Lacan sugiere la posibilidad de invitar a Freud a El Banquete, “fiándose de la pequeña nota en la que nos indica lo que le debe en su justeza sobre el amor, y tal vez en la tranquilidad de su mirada sobre la transferencia”19.
Hay aquí un problema fundamental que la teoría tiene que resolver en la medida en que Freud no acaba de realizar un claro ajuste de cuentas con la noción de bisexualidad, de lo que el final de la conferencia La sexualidad femenina es un claro testimonio: “Es correcto sin duda que entre la ligazón-padre y el complejo de masculinidad hay una relación de oposición –es la oposición universal entre actividad y pasividad, masculinidad y femineidad...21 . Esta dualidad reaparece, como en el ya citado final de Análisis terminable e interminable donde opone la “envidia del pene” a la “posición femenina frente a otro hombre”, como términos que constituyen la pareja irreductible del “gran enigma de la sexualidad”22. Así, cuando declara que “lo que cae bajo la represión es lo propio del sexo contrario”, la hipótesis de la bisexualidad lleva a pensar que no hay nada perdido, es decir, que el “complemento” sigue presente, sólo que su estatuto es el de hallarse reprimido.
Como se observa, la razón de que Freud haya mantenido el concepto de bisexualidad no fue solamente el enredo transferencial con Fliess, nunca resuelto; también influyó de un modo importante la seducción que ejerció sobre él la teoría platónica del amor, particularmente
15.- Platón: El banquete. Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1980, p. 64. . 16- Ibíd.., p. 68. 17- Cf. S. Freud: Tres ensayos de teoría sexual. En Obras completas, Tomo VII. Amorrortu, Buenos Aires, 1978, p. 109. 18.- Cf. S. Freud: Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras completas, Tomo XVIII. Amorrortu, Buenos Aires, 1978, p. 19.- J: Lacan: Posición del inconsciente. En Escritos 2, Siglo XXI, México, 1994, p. 817. 20.- J.Laplanche y J.B.Pontalis: Diccionario de psicoanálisis. Ed. Labor, Madrid, 1971, p. 49 21- S. Freud: Sobre la sexualidad femenina. En Obras completas, Tomo XXI. Amorrortu, Buenos Aires, 1979, p. 244. 22- S. Freud: Análisis terminable e interminable. Op. cit., p.. 254.
Tal vez por esto la hipótesis de la bisexualidad no llegó a ser plenamente integrada por Freud a su teoría, no obstante su frecuente retorno. Para hacerlo hubiera tenido que eliminar el carácter irreductible de las pulsiones parciales y plantearlas convergiendo finalmente, sin dejar ningún resto, hacia una meta “genital”. La inexistencia de esa convergencia es lo que cuestiona la posibilidad de una bisexualidad constitucional. Es en este sentido que Lacan cuestiona en 1960 el hecho de que Freud haya tomado el mito del andrógino como referencia para su teoría sexual. Para hacerlo, resume en primer término –con su singular estilo- el relato de Aristófanes: “Y para seguirle el paso al Aristófanes del Banquete más arriba evocado, recordemos su animal de dos espaldas primitivo en el que se sueldan unas mitades tan firmes al unirse como las de una esfera de Magdeburgo, las cuales separadas en un segundo tiempo una intervención quirúrgica de los celos de Zeus, representan a los seres hambrientos de un inencontrable complemento que hemos llegado a ser en el amor”23. A partir de aquí realizará un replanteamiento de la idea que el psicoanálisis en general ha desarrollado –a partir de esa postura de Freud- acerca de cuál es ese complemento perdido. Para Aristófanes, indudablemente, es el Otro en tanto Otro sexo. En el campo del psicoanálisis, y fundándose en la teoría freudiana del Edipo, ha existido cierto consenso de que se trata de la madre, el objeto incestuoso prohibido para el sujeto, independientemente de su
sexo. Aceptarlo de esta manera conduciría al problema de creer que es posible saber acerca del objeto que falta, es decir, del objeto que es causa del deseo. Con esto, desaparecería nada menos que la tesis de la existencia del inconsciente. La propuesta de Lacan se ubica aquí en sentido contrario de lo que casi toda la tradición psicoanalítica ha sostenido. Lo que él afirma es que ese “complemento” perdido no es un “ser” individual pues tiene en primer término un estatuto anatómico. Esto último es formulado en términos míticos, pero también en el sentido etimológico en tanto este significante alude a un corte: etimológicamente anatomía proviene del griego ana, “hacia arriba”, y témmein, “cortar”24. Estatuto anatómico porque lo radicalmente separado del sujeto se ilustra con las membranas de las que se desprende el feto al nacer; de modo que, a diferencia de lo que narra el mito de Aristófanes, lo que el sujeto pierde desde un primer momento no es un complemento apetecible que se quisiera recuperar para restituir una unidad plena sino un resto, un residuo que se desprende del cuerpo sin dejar de seguir ligado a él. A esto resto Lacan lo denomina libido, con lo que hace referencia al concepto muy conocido de Freud, pero para marcar una diferencia fundamental con lo que éste postuló pues esta libido ya no puede ser pensada como la energía que busca el objeto que “completa” sino como un “órgano”. Órgano en los dos sentidos del término: el de instrumento y el de parte del organismo. En este último aspecto la libido es órgano entendido como ese “resto” de vida no mortificado por el significante que constituye al ser viviente en sujeto, resto completamente extraño para el sujeto que es efecto de lo simbólico y a la vez absolutamente
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Se trata de una formulación que presenta la existencia de dos partes que pueden ensamblar perfectamente entre sí para componer un todo completo.
23.- J. Lacan: Posición del inconsciente. Op. cit., p. 824. 24- J Cf. G. Gómez de Silva: Breve diccionario etimológico de la lengua española. F.C.E., México, 1988, p. 58.
TrazoUnario 30 “íntimo” en tanto único testimonio de “su” vida más
allá de su estatuto de sujeto en lo simbólico. Lejos de “complementarlo”, este resto constituye entonces un verdadero “suplemento”; suplemento de vida que puede definirse, paradójicamente, como totalmente mortífero pues es esa “vida” que resiste al efecto de “asesinato simbólico” propio del significante para retornar continuamente como siniestra amenaza de aniquilación del sujeto en lo simbólico. Por esto Lacan denomina a esta libido “puro instinto de vida” –“puro”, es decir, no “contaminado” por el significante- que desborda todo límite, que -desprendido del sujeto- retorna sobre él, de ningún modo como su “complemento” sexual sino más bien como un goce excesivo, contrario a cualquier perspectiva de armonía con el mundo. En este aspecto Lacan da un paso más en relación con la propuesta de Freud: mientras la libido freudiana enlaza al sujeto con el objeto apuntando a la unidad, al todo –lo que permite mantener de alguna manera la hipótesis de la bisexualidad- Lacan la propone como lo que enlaza al sujeto con eso que de él mismo es pérdida a la vez que excedente de vida. La atracción que el sujeto pueda experimentar por el Otro sexo, por el mismo o por cualquier otra cosa pueden considerarse entonces como un efecto secundario del lazo central que mantendrá siempre con un objeto perdido, con esa parte del cuerpo que encarna su ser como lo carente de cualquier representación imaginaria. Se desvanece así la esperanza que el concepto de bisexualidad mantiene siempre vigente porque ya no hay perspectiva alguna de encuentro que suponga una relación complementaria entre sujeto y objeto. No hay –dice el aforismo lacaniano- relación sexual. Cuando se señala esta inexistencia de la relación sexual conviene recordar que una de las acepciones más
comunes de la palabra relación se refiere a la conexión o correspondencia de una cosa con otra, lo que lleva a pensar habitualmente una relación en términos duales: algo se vincula con algo, uno y uno suman dos. Sin embargo, no sin contradicción con lo que la idea de bisexualidad evoca, la propuesta freudiana sostiene desde un comienzo que a nivel del goce no hay relación, no hay ese encuentro de uno con otro para hacer dos. No hay relación sino sólo soldadura de la pulsión –y la satisfacción autoerótica de la que ella es portadoracon una representación de deseo. El goce no se presta entonces a ser pensado en una estructura binaria, al modo de una relación sujeto-objeto. Se puede afirmar por lo tanto que entre el sujeto y el objeto no hay relación, lo único que hay es fantasma. Podría objetarse a esto último que los sujetos hablamos conforme a reglas de la sintaxis que implican la necesaria relación del sujeto de la frase con otros términos: verbo, predicado. Sin embargo, este sujeto gramatical no se confunde con el sujeto del inconsciente, el que el significante representa para otro significante. Precisamente allí donde este sujeto emerge para desaparecer inmediatamente, en las formaciones del inconsciente, es donde ese sujeto gramatical ya no se encuentra, donde el ser se desvanece en la cadena significante. Desvanecimiento o fading indicado por Lacan con la tachadura que marca a la letra S y que indica al sujeto del inconsciente. Así, la fórmula del fantasma ($ ♦ a) que ubica a este sujeto tachado en sus “relaciones” con el objeto en cuanto perdido escribe una imposibilidad: es imposible concebir que el sujeto –cuyo ser mismo es evanescentepueda relacionarse con algo que se define como perdido. De ahí que el losange o rombo que se sitúa entre sujeto y objeto indica que las relaciones –en tanto no hay la
El fantasma designa el modo singular como se establece la disparidad entre sujeto y objeto, disparidad que determina la imposibilidad de que exista relación. La vinculación del fantasma con el narcisismo en un claro ejemplo: tanto el yo del narcisismo como las relaciones narcisistas están siempre amenazadas por el fantasma que en su carácter de “no relación” interfiere, corta o imposibilita la reciprocidad narcisista que caracteriza al lazo amoroso. El fantasma invade al yo, hace resistencia a su acomodación a diferentes formas de relaciones objetales, por esto en los esquemas L y lambda se ubica en el eje a-a´, indicando que su función es introducir el corte, la perturbación, la disimetría, en toda relación que se presenta como recíproca o de correspondencias biunívocas entre sus términos. En su esencia es un límite, la anulación inclusive de esa posibilidad. En la medida en que el análisis conduce al fantasma, su presencia muestra que no hay aspectos del lado del sujeto que se correspondan puntualmente con aspectos del lado del objeto pues el sujeto del que se trata no es quien pone su mira en un objeto o se dirige a éste, así como el objeto no es lo que está en la mira de un sujeto para completarlo. El sujeto del inconsciente es precisamente quien no se apropia cognoscitivamente de ningún objeto, es decir, quien carece de la posibilidad de constituir su objeto como tal. Puede recordarse que en Pegan a un niño25 Freud señala que lo que proporciona el fantasma no es la clave del ser del sujeto o del objeto sino la sola estructura gramatical de una frase. La estructura
del lenguaje, en efecto, determina la inexistencia de una “realidad” inequívocamente representada en la palabra, lo que implica que la única realidad a la que el análisis puede conducir es el fantasma que es esa significación fija, monótona, “absoluta”, que retorna en tanto toma el lugar de lo que la palabra no puede decir. Entre sujeto y objeto no hay relación, hay fantasma. El sujeto no se relaciona con el Otro como totalidad ni como sujeto sino con el objeto que supone que éste oculta: el objeto a es eso que se supone incluido en el Otro y que determina que nunca haya relación con él sino una relación que es fantasma. No hay intersubjetividad ni relación sexual, es el fantasma lo que se sitúa en ese lugar de falta; en otros términos: no hay relación sexual, hay fantasma. Sin embargo, en tanto el sujeto habla no cesa en el empeño de hacer posible la relación, no abandona la pretensión de escribirla. De este modo, este problema de la no relación que quiere hacerse posible puede enfocarse desde dos ángulos diferentes. Por un lado, se afirma “no hay relación sexual” en el sentido de relación de conocimiento entre sujeto y objeto sexual. No hay saber sobre el sexo o sobre el goce sexual ni tampoco sujeto que sepa sobre el goce, no lo hay porque el goce está ligado al cuerpo: en ...ou pire26 Lacan afirma que “gozar es gozar de un cuerpo. Gozar es abrazarlo, es estrecharlo, es poseerlo en pedazos”. Este goce es “sin saber” porque no es una relación del significante con el cuerpo: el significante no logra relacionarse enteramente con el cuerpo, sólo se relaciona con otro significante mientras que el cuerpo, aunque marcado por él, escapa en alguna medida a esa captura.
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relación- entre ambos términos son tanto de conjunción como de disyunción, de encuentro y desencuentro o, dicho más rigurosamente, de desencuentro en el encuentro.
25.- Cf. S. Freud: Pegan a un niño. En Obras completas, Tomo XVII. Amorrortu, Buenos Aires, 1979, p.177. 26.- J. Lacan: …ou pire (197172)
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Pero por otro lado, en la medida en que el lenguaje interviene, existe lo que puede ser articulado o relacionado. Es lo que Lacan llama “otra relación, que “hace de tapón a este ‘no hay relación sexual’”. Esta “otra relación” es lo que puede ser escrito como relación sexual. Se trata de una relación que no es la relación. Su escritura es Fx, donde F nombra el goce fálico que no es un goce del cuerpo sino fuera del cuerpo, goce de partes del cuerpo fálicamente investidas pero no del cuerpo como totalidad. Esto quiere decir que cuando se trata del goce sexual solo contamos con este Fx, única escritura posible de la relación entre el significante y el goce, escritura que es sustitución de la relación que no hay. Es precisamente porque el goce –del cuerpo- no se deja significar enteramente, no tiene cabida en el significante, que la relación sujeto-objeto queda subvertida. La realidad del inconsciente es la realidad sexual, el fantasma como realidad, que hace obstáculo tanto a la existencia de la relación sexual como a la posibilidad de que el sujeto se apropie cognoscitivamente de un objeto. Al respecto señala Lacan: “la pulsión, en cuanto que representa la sexualidad en el inconsciente no es nunca sino pulsión parcial. Esta es la carencia esencial, a saber, la de aquello que podría representar en el sujeto el modo en su ser de lo que es allí macho o hembra. Lo que nuestra experiencia demuestra de vacilación en el sujeto referente a su ser de masculino o de femenino no ha de referirse tanto a su bisexualidad biológica como a que no hay nada en su dialéctica que represente la bipolaridad del sexo, si no es la actividad y la pasividad, es decir una polaridad pulsión-acción del-exterior, que es enteramente inadecuada para representarla (a esa bipolaridad) en su fondo”27. Para la lógica del inconsciente no existe entonces la oposición de los sexos sino actividad de la pulsión en
tanto pulsión parcial, actividad cuya meta es siempre pasiva: “la sexualidad se reparte de un lado al otro de nuestro borde en cuanto umbral del inconsciente”28. “Nuestro” borde, el umbral del inconsciente, no es sino el lenguaje que separa lo viviente como tal de la estructura de lo simbólico por efecto de la marca de esta última sobre el organismo. Marca, aprehensión por lo simbólico cuya consecuencia, la determinación del sexo, no es la de dos entidades opuestas y complementarias que no va sin resto sino:“Del lado del viviente, en cuanto ser apresado en la palabra, en cuanto que no puede nunca finalmente y entero advenir, en ese más acá del umbral que no es sin embargo ni dentro ni fuera, no hay acceso al Otro del sexo opuesto sino por la vía de las pulsiones llamadas parciales donde el sujeto busca un objeto que le sustituya esa pérdida de vida que es la suya por ser sexuado”29. De este lado el fantasma se pone en juego, sustituyendo la imposible relación a la vez que haciéndola imposible; el fantasma es generador del objeto que se pierde en el movimiento de ida y vuelta de la pulsión, comandado por la estructura gramatical que lo define. Por el otro lado, “del lado del Otro, desde el lugar donde la palabra se verifica por encontrar el intercambio de los significantes, los ideales que soportan, las estructuras elementales del parentesco, la metáfora del padre como principio de la separación, la división siempre vuelta a abrir en el sujeto en su enajenación primera de ese lado solamente y por esas vías que acabamos de decir, el orden y la norma deben instaurarse, las cuales dicen al sujeto lo que hay que hacer como hombre o mujer”30. De este lado, que es el del lenguaje, se ubicaría lo que corresponde a esa “definición sexual” del sujeto que viene del Otro, del Ideal del Otro o I(A), como
27- J. Lacan: Le séminaire. Livre XI. Les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse, p. 162 28- J. Lacan: Posición del inconsciente. Op. cit.., p. 826. 29.- Ibíd., p. 826.
Tanto del lado del viviente como del lado del lenguaje se aprecia la imposibilidad de que exista el objeto que restituya la pérdida fundante, es decir, la imposibilidad de la relación sexual, por esto: “No es verdad que Dios los hizo macho y hembra, si esto equivale a decirlo de Adán y Eva, como lo contradice también expresamente el mito ultracondensado que se encuentra en el mismo texto sobre la creación de la compañera”31. El mito aludido es desde luego el de la creación de Eva de la costilla extraída a Adán que muestra cómo ese objeto ofrecido al hombre como su presunto complemento –“No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”32- es lo que viene a tomar el lugar del goce perdido del cuerpo por su inserción en el orden simbólico. Si se toma en cuenta que en el relato bíblico la palabra hebrea tzelá, costilla, significa también tropezón, puede concluirse también que la mujer –el objeto creado de esta tzelá- no podrá ser sino el tropezón, tropezón del encuentro el imposible complemento. La ausencia de armonía entre los sexos es irremediable, incluso si se considera que “ había desde antes Lilith (porque) ésta no arregla nada”33. No arregla nada si se recuerda que, en el mito, Lilith fue la primera mujer de Adán. Era mucho más bella que Eva y fue creada como un ser igual a su hombre, es decir, de tierra. Además recibió un poder que superaba al del hombre pues Dios, al crearla, le reveló su nombre. Pero este rasgo de igualdad fue, curiosamente, la causa de su separación
y de su huida: como era igual que su compañero no aceptaba la relación sexual en una sola posición y cuando le exigió invertir las posturas en la cópula fue más allá de lo previsto por su creador quien no podía admitir que en el paraíso coexistieran dos seres iguales. Impuso entonces a Lilith aceptar su lugar subordinado y amar a su hombre desde abajo, nunca encima de él. Ella rechazó esa orden y huyó. Pero además cometió el pecado de pronunciar el nombre inefable de Dios, con lo que liberó al mundo de sus ataduras y puso fin a la inocencia. A partir de su huida, irrefrenable, se aloja en las cavernas junto a seres abominables y aparece como súcubo en el lecho de hombres y niños; es la encarnación de esa otra cara –cara sin rostro- del hombre y de Dios, la pesadilla –nightmare, yegua de la noche como se dice en inglés- que es el goce no dominado por el significante.
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llama Lacan al ideal del yo freudiano en el grafo del deseo. Ideal del Otro con el que el sujeto se enfrenta en un cortocircuito que muestra su imposibilidad de cumplirlo y, por lo tanto, la correlativa incomodidad del ser humano con su sexo.
Cabe aquí preguntar si la caracterización lacaniana de la libido como esa lámina ultraplana que se desprende del cuerpo para retornar sobre el sujeto a la manera de una pesadilla no se parece esta Lilith. ¿Qué otra cosa nos enseña el mito sino que, de un modo u otro, con Lilith o con Eva, las cosas no se arreglan? Ningún lugar queda así en la teoría psicoanalítica para la noción de bisexualidad, ningún lugar que no sea el de la ilusión de un imposible completamiento. A modo de conclusión se puede decir que, más que relación entre el fantasma freudiano y la bisexualidad, se puede decir que ésta última, como una entre otras de las figuraciones de la imposible relación sexual, es el fantasma. El fantasma en tanto éste es lo que ocupa el lugar de esa relación imposible.
30- Ibíd., p. 826. 31- Ibíd., p. 826.. 32.-La Biblia, Génesis, 2,18. 33- J. Lacan: Posición del inconsciente. Op. cit., p. 827.
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aĂąo bisiesto: una mirada otra. Asbel HernĂĄndez A Rodrigo
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De modo que no se trata de que Hollywood escenifique una apariencia de la vida real carente de peso y la inercia de la materialidad. En la sociedad consumista-capitalista, “la vida social real”, adquiere de algún modo la consistencia de un fraude escenificado, en el que nuestros vecinos se comportan en “la vida real” como actores y extras… Slavoj Žižek.
Me puedes hacer lo que tú quieras. Y te voy a ver a los ojos y te voy a decir que te amo, y cuando ya no pueda moverme y este muy débil y este muerta te puedes venir dentro de mi cara… Laura.
El erotismo de los cuerpos tiene de todas maneras algo pesado, algo siniestro. Preserva la discontinuidad individual, y siempre actúa en el sentido de un egoísmo cínico. El erotismo de los corazones es más libre. Bataille G.
Partimos de varios epígrafes que nos convocan y marcan una diferencia entre ellos. El primero, del filósofo eslavo Slavoj Žižek, quien nos habla de los films norteamericanos y de su visión sobre la actualidad, donde impera, y compartimos la afirmación, un común de personas que en “la vida real” se comportan como si estuviesen actuando. Y por otro lado leemos el fragmento de un monólogo de Laura, protagonista de la película Año Bisiesto, película mexicana, que retrata la intimidad de una mujer que vive en soledad, pero que encuentra como compañero a un joven que le pide la mate, y que, a diferencia de otros no huye en un inicio, y comienzan una relación peculiar. Laura, apelando a crear un vínculo otro. Un personaje conmovedor que nos atrapa y nos muestra una “realidad” que no parece actuada. Donde también se plasma una parte de la sociedad de consumo-capitalista que aísla a los sujetos y los sumerge en relaciones otras que los sostienen pendiendo de un hilo. El último epígrafe de Bataille, nos regala su mirada sobre el erotismo, sobre lo siniestro que éste porta. Retomar al séptimo arte, es sólo un pretexto para avanzar. La cinematografía, desde hace años, ha puesto en cartelera películas que hablan de la actualidad, de la sórdida realidad que retrata el aislamiento y a la vez comunicación virtual, un ideal no cumplido y realidades inventadas. También es frecuente ver temáticas del fin del mundo y de cómo la máquina suplirá al hombre. Recordemos Blade Runner, donde los humanos enfermos o defectuosos se quedan en la tierra porque pueden contaminar y los llamados “replicantes” de humanos no pueden tener peor pesadilla o sufrimiento que sentir comezón y no poder rascarse, además de ser creados sabiendo que sólo vivirán cuatro años. Y qué decir de
1- Las primeras líneas del trabajo aquí propuesto se gestan en el marco del congreso número X de la Red Analítica Lacaniana A.C, celebrado en la ciudad de México Distrito Federal. (Junio 2011), lo allí expuesto se extiende y es retomado en los meses siguientes para tener lo que aquí se presenta.
Ya han pasado casi veinte años del texto de Fukuyama y su afirmación nos lleva a pensar que en nuestros días no estamos muy alejados de ser sujetos atados a una ideología que anula el discurso donde se promueve la completud. Los sujetos cada día están más conectados a las redes sociales y, desconectados de su cotidianidad. Sin alejarnos del diálogo con el séptimo arte, aunque haciendo un paréntesis, traemos a José Steinsleger, columnista de la Jornada, quien nos afirma: los modelos de la industria digital (pretenciosamente llamada cultura) están vaciando de sentido a la comunicación. En lugar de responder a necesidades pensadas, el imparable consumo de tecnologías digitales es inducido por un puñado de programadores que se rigen por un concepto falaz de <mercado>: decidir <ahora y ya> lo que necesitamos.4 En dicho artículo nos hablará de cómo dicha red social está bajo el control de 16 agencias de seguridad de estados Unidos, comenzando por la CIA y el Departamento de defensa, dejando
entrever que es un sistema de control. El columnista se pregunta si a los feisbuquianos les importa cómo se maneja dicha información. El autor hace referencia a Tom Hodgkinson, quien escribió acerca de los chicos de Facebook en The Guardian: todo lo conectan y todo lo guardan. Nada se les escapa. Fotos correos electrónicos, conversaciones, imágenes, música, etcétera. Con eso definen un perfil sico-socio-político de cada sujeto, y así te mantienen en la mira. Una vez que ingresas, ya no te dejan salir; y si lo logras, toda tu información privada queda ahí…el sitio fomenta el individualismo para mantener un mayor control de la masa y hacer creer a los imbéciles que son importantes.5 Lo anterior por la demanda e interés de los sujetos en acumular y saberse con miles de amigos en la red. Aunque paradójicamente se encuentren solos. Los medios sociales como el Facebook, sirven para obtener información de los usuarios, su perfil y gustos. Además de utilizar tecnología de vanguardia (reconocimiento facial para etiquetar las fotos de forma automática), fotos que se clasificarán para ver los tipos de consumidores, basándose en sus preferencias y gustos. La acumulación de datos, que según Steinsleger, los gobiernos compran para sus propios fines las arbitrariedades lombrosianas (desestimadas por la ciencia a inicios de siglo pasado), volverán a la acción con tan sólo mirarnos la cara. Paradojas de la tecnología moderna6. Finalmente los sujetos son quienes acceden a la llamada era de las ciberculturas. Aunque eso implique estar vigilados. No estamos muy lejos de que agentes de la CIA irrumpan en la vida cotidiana de civiles que están sujetados a dicha red social, e interrogarlos por lo que escribieron en su face. Steinsleger nos recuerda un hecho que hace poco sucedió: En mayo pasado, luego de la “ruidosa” muerte de Bin Laden, el canal TV Q13 de Seattle entrevistó a la indignada madre del niño Vito Lapinta,
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la saga de películas Matrix, donde se realza la estética junto con una ausencia de culpa causal, aunados a una percepción de un futuro y una realidad inciertas. Fukuyama nos dice al final de su artículo: “Pensando sobre el fin de la historia diez años después”,2algo devastador, aunque no muy alejado de lo que proyectan las películas ya mencionadas: “El carácter abierto de las actuales ciencias naturales indica que la biotecnología nos aportará en las dos grandes generaciones próximas las herramientas que nos van a permitir alcanzar lo que no consiguieron los ingenieros sociales del pasado. En este punto, habremos concluido definitivamente la historia humana porque habremos abolido los seres humanos como tales. Y entonces comenzará una nueva historia poshumana.”3
2- Francis Fukuyama. “Pensando sobre el fin de la historia diez años después”. EL PAIS (Madrid, España) jueves 17 de junio 1999 No.1140. 3- Ídem. 4- José Steinsleger. “Facebook y la vida de los otros”. Periódico “La Jornada”, Sección: Opinión. 6 de Julio 2011. Pág. 23. 5- Ídem. 6- Ídem.
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alumno de séptimo en una escuela primaria de Tacona (estado de Washintong). Desde su cuenta, Vito había expresado su preocupación de que agresores suicidas atacaran al presidente Obama. Al día siguiente, agentes del servicio secreto lo interrogaron en pleno horario escolar7. Sabemos que no estamos exentos de que algo así suceda en nuestro país. Continuamos, no sin hacernos una pregunta: ¿Será que estamos ante nuevos lazos sociales? Esto último nos lleva a continuar con el trabajo y reflexión sobre la película que en 2010 estuvo en cartelera: Año bisiesto8. Avanzamos con el monólogo de la protagonista y lo traemos a la letra: ¿Por qué no me cortas?, ¿te gustaría abrirme la garganta mientras me coges?, ¿venirte dentro de mi mientras me estoy muriendo?, (dice Laura mientras masturba a su compañero)…”y empiezas abriéndome los senos. ¿Te imaginas la sangre saliendo?, ¡me la untas por todo el cuerpo!…luego me la metes. Mientras me coges yo te voy a estar viendo a los ojos. Me puedes hacer un hoyo aquí y acá (señalando su cuello) y así me desangro. Pero te puedo seguir hablando todo el tiempo. Y como de todos modos me estoy muriendo, me puedes pegar, colgar, quemar. Me puedes hacer lo que tú quieras. Y te voy a ver a los ojos y te voy a decir que te amo, y cuando ya no pueda moverme y este muy débil y este muerta te puedes venir dentro de mi cara… (En el clímax ella dice) ¿Me matarías?...no te preocupes, nadie se va a dar cuenta. Nadie sabe que me conoces. Te puedo dejar ropa limpia en el comedor y una bolsa para que te lleves la ropa sucia. Puedes usar guantes para no dejar huellas. Y te dejo el teléfono de mi vecina para que encuentren mi cuerpo. Puedes venir mañana a las diez. ¡Por favor!9
Una de las razones para abordar dicha opera prima es justo por las nuevas formas de los lazos sociales. Intentaremos compartir nuestra mirada. No podemos omitir que algo del orden del deseo inconsciente se articula con los significantes en juego: El aniversario de un padre muerto un 29 de febrero. Un objeto que pertenecía a él, un rastrillo de antaño que ella conserva. El acto de afeitarse el pubis con dicho objeto, pubis de niña y vestirse de Blanco previo a que llegue Arturo, cierta de que él aceptó matarla. Apelar a un corte de senos y de garganta en aquel encuentro que ya citamos. Expresiones de erotismo llevados a otro orden. Cito a Lacan: Que el acto genital en efecto tenga que encontrar su lugar en la articulación inconsciente del deseo, he ahí el descubrimiento del análisis…10 Entonces, en el modo en que se vaya articulando el deseo inconsciente se definirán los modos en que cada cual (hombre o mujer) se aleja o se acerca al acto genital. ¿Qué se habla en dicho acto? Nos muestra de soslayo un acto que plantea una diferencia, una particularidad de acuerdo al deseo que en cada cual se gesta, por supuesto en relación al goce. Entonces, puesto que la relación sexual no existe, nos dice Lacan, ya que la conjunción es algo del orden de lo ilusorio. Ante lo insoportable de la falta se apela a la unidad. La sexualidad, lo sabemos, gira alrededor de ese objeto tercero que se escapa en el encuentro sexual, en torno al plus de goce. Ese objeto que se constituye en tanto perdido. Nos preguntamos: ¿Cómo leer la articulación inconsciente del deseo en los actos, incluyendo el acto genital entre los protagonistas de la película?, ¿Existe el acto
7- Ídem. 8- Película que obtuvo la Cámara de Oro, premio otorgado por primera vez al cine mexicano. Es una pena que tuviese una permanencia pobre en las salas de nuestro país a diferencia del cine llamado comercial. Pese a que en países como Francia este filme fue exhibido en 50 salas, en México sólo se dispusieron de diez. ¿Por qué? Porque quienes programan las películas consideraron que no será del interés del público nacional y porque la temática que aborda es muy fuerte. Afirmación emitida por el director del filme Michael Rowe. 9- Monólogo de la película Año Bisiesto. Director: Michael Rowe. 2010 10- Jaques Lacan, Escritos 2, México siglo XXI, 1975. P.613.
¿Qué con aquellos discursos que niegan que, vínculos como el de Laura y Arturo existen?, finalmente son relaciones que forman parte del sujeto, pues exhiben una parte de nuestro lado oscuro e inconfesable. Dialogaremos con Lacan para abordar los equívocos que muchas veces surgen alrededor del tema de la sexualidad. No sin retomar a Freud, recordemos que Lacan nos invita constantemente volver a él. Cuando Freud aborda el tema en 1905 y plantea que el asunto de la sexualidad estaba presente mucho más allá de donde se la centraba, sabemos que esto causó grandes oleajes. En la actualidad hay toda una serie de teorías que se especializan en el tema y que plantean que la sexualidad y sus símbolos están en todas partes, incluso hay programas de TV y radio dedicados a orientar sobre los
temas de la sexualidad, terapias de pareja, orientación sexual, educación sobre la sexualidad, incluso diplomados. Tomaremos una cita de Lacan para ir avanzando: Si el reconocimiento de la posición sexual del sujeto no está ligada al aparato simbólico, el análisis, el freudismo, no tienen sino que desaparecer pues no quieren decir absolutamente nada. El sujeto encuentra su lugar en un aparato simbólico preformado que instaura la ley en la sexualidad. Y esta ley permite al sujeto que realice su sexualidad en el plano simbólico. Esto es lo que quiere decir el Edipo, y si el análisis no supiese eso, no habría descubierto nada.11 Entonces, la posición sexual que el sujeto asumirá estará del lado de lo simbólico. Si no partimos de dicha premisa, no estaremos hablando de psicoanálisis. Lo anterior me lleva retomar la película. Laura inmersa en una relación con varias tonalidades y entre ellas, aparecen las cachetadas, golpes con un cinturón, mismos que ella suscita y su compañero acepta. Una escena donde ella pone las manos de él en su cuello y le pide que apriete. Él la orina. Y finalmente ella le pide que la mate. El vínculo con Arturo, a diferencia de los otros hombres, que veremos circular durante el largometraje, deja de ser ocasional. Laura crea un lazo otro con Arturo. Entonces, si el sujeto encuentra su lugar en un aparato simbólico preformado que instaura la ley en la sexualidad, ¿de qué estamos hablando en dicho lazo que se gesta entre Laura y Arturo?, ¿qué habla en ese encuentro? Podemos plantear que en Laura hay un reconocimiento de su posición. Una posición que acepta y ejerce. Una posición que la saca del hastío y la soledad en ese diminuto departamento; en donde podemos verla inventándose una vida: espiando a la pareja de vecinos jóvenes y otra de ancianos; hablar
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sexual sin matices violentos? Lo anterior nos hizo recordar a Sade, tan condenado por lo que escribió y fue a través de ello como realizó su utopía de la inversión de la ley. Mismo que le valió que fuese encerrado por un espacio de veintiocho años aproximadamente. ¿Qué haríamos sin Sade o Mishima? quienes vía el arte nos muestran aquello que en la especie humana permanece, insiste y tiene ese matiz trasgresor. Finalmente la literatura y el cine están llenos de personajes e historias que muestran los matices llamados perversos, de los sujetos y no sólo eso. Citar o tomar un fragmento la película que hoy nos ocupa: es sólo un pretexto para hablar de actos que pueden considerarse extraños e incluso ajenos a nosotros. ¿Qué con las tendencias inconfesables que nos habitan y que se niegan?, ¿será que los sujetos llamados perversos exhiben con toda claridad, lo que sin duda intentamos borrar, velar y ocultar pero que es inherente a nosotros?
11- Jaques Lacan, Seminario III, Las psicosis. Editorial Paidós, pág. 242.
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por teléfono con su madre diciendo que se está comiendo un rico bistec y nosotros vemos que lo que come son frijoles enlatados. La entrada de Arturo a su vida marca un viraje, una posición que la hace moverse de lugar, se le ve diferente, contenta de esperar, recibir y ser tomada por su compañero. Cuando éste llega, ella lo espera desnuda, ofreciéndole su cuerpo. Una posición que tiene todos los elementos simbólicos que hablan de ella, de su historia. Retomaremos la frase de Lacan que todos conocemos y que causa gran confusión al hablar del tema que nos ocupa: No hay relación sexual Es entre 1966 y 1969, Lacan afirma que “No hay acto sexual”, lo representa incluso como el gran secreto del psicoanálisis, misma idea que reaparece en el seminario De Otro al otro (1969). En Televisión habla de ese fracaso en el que consiste el éxito del acto sexual. A principios de la década de los setenta, se radicaliza su enunciado: “No hay relación sexual”, en 1971 (17 de febrero) lo dice de otro modo: no hay escritura posible de la relación sexual. Y agregará el 16 de enero de 1973: lo que suple a la relación sexual es, precisamente el amor. Y serán, lo sabemos, las formulas de la sexuación las que posibiliten tal escritura. Lo que Lacan nos estará planteando es que entre hombre y mujer no hay proporción sexual, correspondencia o armonía que los predisponga a complementarse, a conjugarse. No hay objeto adecuado para la pulsión, todos son inadecuados. No hay complementariedad, no se puede exigir un uno y otro para constituir un todo.
Joan Copjec afirma: El sexo es el traspié del sentido12. La autora se preguntará sobre qué es el sexo y nos dará ese esbozo de pregunta, dándole un lugar al lenguaje, será justo donde el ejercicio de la palabra tropiece que, el sexo tome un lugar. Sabemos que es imposible, después del descubrimiento Freudiano, apelar al instinto para dar la razón a lo que nos ocupa en el tema de la relación sexual. Recordemos que Freud al hacerse la pregunta: “¿Qué quiere la mujer?”, tiene todo un contexto e historia. Freud descubrirá que en el inconsciente, la diferencia anatómica es significatizada y reducida a la problemática del tener fálico, en tanto las pulsiones sexuales ignoran la diferencia sexual. Colette Soler nos dice: Desde entonces, es la orientación del deseo sexual como tal la que merece una explicación…el Edipo Freudiano responde entonces a esta pregunta: ¿cómo un hombre puede amar sexualmente a una mujer? La respuesta Freudiana…es: no sin haber renunciado al objeto primordial, la madre, y al goce que se refiere a ella…se sabe que Freud intentó trasladar la explicación hacia el lado femenino, pero encontró sorpresas y desmentidas… sin embargo, al final, reconoció el fracaso de su tentativa. Su famoso ¿qué quieren las mujeres? podría traducirse así: el Edipo hace al hombre, no hace a la mujer…13 Será justo el ir un más allá del Edipo, que Lacan hace una lectura diferente, lo sabemos, desde la lógica. Si el inconsciente está soportado, determinado por el lenguaje, también lo será por su lógica. Soler nos dice: pero la lógica pura reglamenta algo muy diferente, a saber el goce viviente de los cuerpos.14 Sabemos que al darle un lugar a la lógica, Lacan nos estará trazando un camino que nos llevará a replantear la diferencia anatómica de los sexos por oposición a las dos lógicas: La del todo fálico
12- Copjec Joan “El sexo y la eutanasia de la razón”, Ensayo sobre el amor y la diferencia. Ed. Paidós. Colección : espacios del saber. Primera edición 2006. Pág.23. 13- Soler C. “Lo que Lacan dijo de las mujeres”, Estudio de psicoanálisis. Ed. Paidós. 1ª. Edición 2006. Pág.25. 14- ibídem
Vemos entonces que Lacan difiere de Freud en relación a la castración según los sexos, será diferente la posición de la mujer, será una posición otra. Soler nos recuerda el último texto escrito por Lacan, El atolondradicho: … no obligaré a las mujeres a medir en la horma de la castración la vaina que ellas no elevan al significante…16 Volvamos a la pregunta de Freud: ¿qué quieren las mujeres? Sabemos que algunos psicoanalistas han forjado la tesis sobre un masoquismo femenino. Como si para ellos hubiese sido inconcebible que un sujeto pudiese ofrecerse como objeto, lo cual lo sabemos y vemos en la clínica, sin que necesariamente ese sujeto (hombre o mujer) sea masoquista. Veamos qué con el masoquismo: sabemos que el masoquista, en su escenario, hace todos los esfuerzos para mostrar y hacer efectivo el “haz de mi lo que quieras”. Recordemos que Freud tiene al menos tres artículos que se entrelazaran con lo que tiene que
ver con el deseo femenino y también por otro lado el asunto del masoquismo. Freud investigador, nos propone una lectura que, se mide bajo la brújula de los vericuetos de la castración, ésta su referencia. Entonces, Freud se aproxima a la especificidad de la mujer vía la subjetivación de la falta fálica. Recordemos el texto “Sobre la sexualidad femenina”, donde nos dice muy claro, cosa que a veces no se toma en cuenta: No pertenece al psicoanálisis describir lo que es una mujer. Es una tarea de solución casi imposible, y por último su afirmación que va dirigida sobre la relación entre pasividad y feminidad dice: esta concepción parece inadecuada y no aporta nada nuevo. Citamos lo anterior porque mucho tiempo se ha reprochado que Freud hiciera reduccionismos, pero hay que tomar en cuenta al Freud investigador: se decía y desdecía. Por otro lado, pasa lo mismo cuando nos habla del masoquismo, donde afirmó que el masoquismo es femenino, aunque luego agrega que también hay hombres masoquistas y concluye con cierto desaliento: Cerca de reconocer que la psicología misma no nos da la clave del misterio femenino.17Con lo anterior vemos que Freud alcanzó a identificar que la referencia al Falo no agotaba la cuestión de la feminidad, y no confundió el más allá del falo con la pulsión masoquista. Entonces, podemos pensar que la teoría sobre la “mujer masoquista” no está del lado de la teoría freudiana. Vemos a un Freud explorando y retrocediendo en este tema. Soler nos dice: Los textos que Freud dedica al masoquismo… no nos enseñan nada sobre las mujeres mismas, pero mucho sobre la no--relación sexual y el goce paradójico del ser hablante18. Volvemos a Año bisiesto. De acuerdo a la propaganda de la película nos anuncian la idea de una relación
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para los hombres y la del no—todo fálico para las mujeres. Serán llamados “hombres”, cualquiera que sea su anatomía, aquellos quienes están totalmente en la función fálica y quienes no están totalmente en la función fálica se llamarán “mujeres”. Lacan interroga el Edipo Freudiano, dialoga con él y hace una crítica en este tema. Pero, sabemos que mantiene el Edipo, a costa de mantener la lógica que propone. Soler dice: al logificar el Edipo, Lacan reduce también su alcance, y allí reside su diferencia: en cuanto a lo que merece llamarse mujer, se trata de otra cosa….lejos de excluir la referencia al falo, se añade a él, situado en otra lógica, no de conjuntos, sino en la del no—todo.15
15- ibídem 16- Colette Soler hace referencia al texto de Lacan: J. Lacan, “El atolondradicho”, Escansión, Buenos Aires, paidós, 1984. Pág. 35.. 17- Freud. S. “Sobre la sexualidad femenina”, OC. Tomo XXI, Amorrortu. Pags. 223-244 18- Soler C. “Lo que Lacan dijo de las mujeres”, Estudio de psicoanálisis. Ed. Paidós. 1ª. Edición 2006. Pág.88.
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sádico-masoquista. Recordemos que el tema del masoquismo, desde la psicología y también desde lenguaje coloquial, está lleno de clichés. Mismos que no nos interesa abordar. Seguimos con este tema porque finalmente dentro del film vemos un vínculo otro que se gesta. Esto nos lleva a preguntarnos por los nuevos lazos sociales. Laura una mujer dentro de un departamento, éste dentro de la gran ciudad. Exiliada de su tierra. Mujer en busca de una oportunidad, mujer freelance, mujer inventándose en cada momento dentro un espacio de cuatro paredes. Mujer en busca del amor. Mujer lejos de sus orígenes. Mujer arrojando significantes. Mujer demandando la partición. Mujer tierna. Mujer sola. Mujer capturada por las demandas de la urbe moderna. Mujer deseando que un hombre se quede. Mujer no– toda, diría Lacan. Mujer abriendo la puerta a los golpes, a la ternura y a la compañía. ¿Mujer apelando a un corte de orden subjetivo? Volvamos al tema del masoquismo. Soler nos invita a diferenciar al menos tres vertientes cuando hablamos de masoquismo: primero: la perversión masoquista propiamente dicha; segundo, lo que la actividad de la pulsión en sí misma implica del más allá del principio del placer; tercero…lo que cada sujeto paga por su deseo, como precio del plus de goce que su fantasma le asegura… Consentir…en pagar un precio no constituye al masoquista.19 Esto puede orientarnos o confundirnos. Hagamos una diferencia entre la posición masoquista y la posición femenina. Soler nos propone que en ambos hay algo en común y esto es que: en la pareja que forman con el partenaire supuesto deseante, el uno y la otra se ponen en lugar
de objeto.20 Lo anterior lo podemos leer: el masoquista se quiere objeto rebajado, cultiva la apariencia de desecho, él hace de desecho, dice Soler. La mujer en oposición desea ser ese objeto amado, poseer ese brillo fálico que hechice al otro. Ser el objeto agalmático. Ser el agalma del otro. Entonces, del lado de la mujer podemos ir avanzando y adquirir una posición en tanto ella, si bien no sabemos qué quiere, qué busca: lo que si podemos esbozar es que lo busca del lado amor. En el caso del masoquista, casi siempre hombre, afirma Soler, apunta en el Otro al punto de angustia donde desfallecen los semblantes, el punto donde generalmente cada uno retrocede, porque nadie se instala con gusto sobre el entorno de la angustia pura. El masoquista sabe esto y en ello basa la certeza tranquila de la “simulación” donde él hace mostración de ser objeto desecho…21 Entonces. La mujer desea ser el objeto amado no importando a consta de qué situaciones lo vea consumado. Será vía la complacencia de los semblantes: no hay ningún límite, dice Lacan, a las concesiones que una mujer está dispuesta a hacer por un hombre…22 nos comparte Soler. Entonces, la mujer estará dispuesta a hacer por el objeto amado, por un hombre, ya sea a través de su cuerpo, de sus bienes, de su ser, de su alma. Todo será permisible para ella mientras se trata de adornarse para que el fantasma del hombre encuentre en ella su hora de verdad.23 La mujer mostrará a costa de lo que sea todos los adornos que tenga al alcance, a modo de semblantes, para que el fantasma del hombre encuentre en ella ese objeto agalmático que le posibilitará ser la mujer de ese hombre, a falta de ser La Mujer. Lo anterior nos lleva a ese no todo. A eso insoportable que tiene la partición, la falta
19- Soler C. “Lo que Lacan dijo de las mujeres”, Estudio de psicoanálisis. Ed. Paidós. 1ª. Edición 2006. Pág.89. Las negritas son nuestras. 20- Ídem. 21- Ídem. 22- Ídem. 23- Colette Soler hace referencia al texto de Lacaniano: Lacan, J. Psicoanálisis, radiofonía y televisión. Ob. Cit. Pags. 128-129.
Volvamos a Laura, una mujer joven, exiliada de su tierra. Buscando el amor. Sumida en la soledad. La película nos muestra como guiño un abuso por parte del padre de ésta. Es de notar que la fotografía del padre está en el buró, al lado de la cama que es testigo de aquellos encuentros con hombres que llegan y tienen sexo con ella. Sexo, del latín sexus, quizá de la misma familia que el latín secare “cortar, dividir”, etimología que no es sin importancia e iremos entretejiendo. Ninguno de aquellos hombres se queda. Sólo Arturo, con quien comparte días de ternura y violencia. Él la golpea a solicitud de ella. Y cito a Lacan: el sexo corporal, el sexo de la mujer…cuando justamente no hay la mujer, la mujer no toda…el sexo de la mujer no le dice nada a no ser por intermedio del goce del cuerpo… 24 Laura apelando al goce. ¿Será que es vía este semblante de golpéame que le muestra a Arturo el deseo de ser ese objeto amado?, o bien, ¿Qué nos dice con estos actos en relación a la historia con un padre del orden del horror?, ¿qué es lo insoportable que se gesta como para apelar a la partición? De hecho, retomando otro elemento sim-
bólico y en éste orden: Laura conserva un rastrillo antiguo, de hojas intercambiables, propiedad del padre. Un día después de solicitar a Arturo que la mate, ella se baña y se rasura el pubis con dicho objeto y se viste de blanco para esperar a Arturo, quien aceptó matarla. Laura apelando a un corte vía los cinturonazos, golpes, cachetadas, hasta la solicitud en forma de pregunta: ¿Me matarías? Y si volvemos a su monólogo, hay algo del orden de apelar a la partición. ¿Qué será lo que habla en todos los significantes que están en juego?
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en ser del sujeto. Y podemos asociar que la mujer puede mostrarse con semblantes masoquistas, ojo, semblantes solamente, que utilizará a falta de ser L/a Mujer. Y eso no la hace merecedora del título de masoquista. Vemos, en la clínica, cómo algunos sujetos en posición de mujer se desviven en mostrar ese brillo al otro. A costa de mantener, sostener, pagar, recibir golpes, consentir o perdonar infidelidades, trabajar para el otro, todo a costa de que ser ese objeto agalmático. Será el amor que llama en complemento de la castración, nos dice Soler. Sin meternos en todos los vericuetos e incertidumbres propios del amor.
Recordemos que Lacan nos habla de que el significante materializa la instancia de la muerte. Y lo anterior tendrá que ver con esa insistencia de la cadena significante que es correlativa a la ex –sistencia. Misma que tiene que ver con la repetición y la pulsión de muerte. Sabemos que el goce está ligado al dolor y al cuerpo. Lacan diría: no hay goce más que del cuerpo…25 Indiscutiblemente hay goce en el nivel que comienza a aparecer el dolor, y sabemos que puede experimentarse toda una dimensión del organismo que de otro modo permanecería velada. Y cito a Lacan: …sólo hay goce referido al cuerpo ya que lo que está más allá de los límites que le impone el principio del placer, no es por azar sino necesidad de no hacerlo aparecer más que en esta coyuntura del acto sexual…26 Será justo en esa coyuntura donde podremos leer la insistencia de ciertos significantes que pueden hablar en el cuerpo y no sólo él. Recordemos que el desplazamiento del significante será lo que determinará al sujeto. Y si el sujeto, de acuerdo a lo que nos dice Lacan, está subordinado al lenguaje y éste último lo habita, podremos ver en el juego de significantes lo que habla más allá de ese sujeto, que
24- J. Lacan. Seminario Aún. Versión electrónica. 25- J.Lacan. La lógica del fantasma. Clase 20 del 31 de mayo de 1967. Versión electrónica. 26- Ibídem.
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es: hablado, que está tomado por el lenguaje. Recordemos el monólogo de Laura que nos muestra una insistencia significante. Laura habitada, torturada, en soufraunce por el lenguaje. Todo en ella habla, en sus actos, en el cuerpo, en su lazo con Arturo. Vemos pues un lazo social de un orden otro: trasgresor, violento, irruptor y, justo por eso posibilita huir de la imperante consigna a la unidad y homeostasis que tanto se vende en la actualidad. Una vida otra, un lazo otro. Y a la vez, un intento de borrar esa tachadura propia del sujeto, que se torna insoportable. Y cerramos con dos citas que nos hablan de la mujer: La mujer no es muda; pero es cierto que su palabra tiene otra necesidad que la del hombre. Ella está más cerca del inconsciente y de la palabra poética; dicho de otro modo, ella está más cerca de lo escrito y deja al hombre la función de orador. E. Lemoine. …Tu sexo de dulce infierno vegetal emocionante como perder el sentido abierto como la semilla del mundo Tu sexo de sal negra de flor nacida antes de tiempo
Delicado y perverso como el interior de las caracolas… Tomas Segovia.
Éste último poema, escrito por un hombre, nos habla de la mujer, que lo escriba un hombre no es sin importancia y nada tiene que ver con lo biológico para poder escribir a la mujer. La mujer, retomando la cita de la psicoanalista Lemoine, está más cerca de la escritura, así, Tomas Segovia nos regala su grafía que nos habla de la mujer y de una posición que está del lado de la mujer.
La transmisi贸n, el psicoan谩lisis y los discursos1 Xochitl Romo
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Ninguna verdad podría localizarse si no fuera por el campo donde eso se enuncia, donde se enuncia como puede. J. Lacan, 21 de enero de 1970
DE LOS DISCURSOS Parto de la propuesta de Ricardo Saiegh de que los discursos no están armados con una matriz común para unificar el saber sino que aportan una herrmaienta operatoria para considerar las contradicciones y paradojas de la existencia.2 Propongo que los discursos, los cuatro discursos que elabora Lacan (por lo menos en el seminrio 17), pretenden enseñarnos algo sobre la estructura . Es preciso aclarar que si pensamos el psicoanálisis investigando la estructura es porque hemos renunciado a cierto tipo de descripción de los objetos en sus atributos individuales ó sus propiedades aisladas y, en cambio, abordamos los vínculos no aparentes entre los elementos.3 Los discursos abren posibilidades para investigar la relación con la castración y el deseo, separando los elementos de la verdad, el saber, el Otro y el gozo; y para ello, hemos de pensar que los discursos no están aíslados entre si, sino que participan de una misma lógica. ¿Qué significa para nosotros por ejemplo, que Lacan afirme que el discurso del Amo es el reverso del Psicoanálisis?, si pensamos que el discurso del amo es la fundación del sujeto del inconsciente que significa que eso sea el reverso del psicoanálisis? Sé que disiento de algunos analistas y compañeros, pero pienso que los discursos no sirven únicamente
para calificar o señalar que alguien sea un amo y alguien más una histérica. Propongo que se trata de pensar si los discursos son transitables. Se trata de indagar además, con qué herramientas el psicoanálisis puede abordar la dialéctica que inscriben en su movimiento. Nuestra bitacora es indagar, (digo junto con Ricardo) los cambios discursivos y la incidencia en ello del acto analítico… y una posible clínica de los cambios discursivos. Las preguntas se me plantea de este modo: ¿algo del el acto analítico, hace los discursos transitables?, ¿cómo se da el cuarto de vuelta? ¿Cómo se va del discurso de un saber inconsciente que produce goce o síntoma (el del amo), a la producción de una verdad que “se dice como puede” en el malestar (hysteria)? ¿se puede ir también en sentido opuesto?; ¿qué relación hay entre el saber idealizado y acumulable (el que llamamos universitario) y el saber que un analista lleva en el cuerpo después de su análisis?
Estas son las preguntas abiertas al psicoanálisis y a los analistas hoy presentes pero intentaré desarrollar la última pregunta pensando la contradicción o la paradoja que conlleva implicarse al mismo tiempo en el psicoanálisis y en la Universidad.
1- Texto presentado en el XI Congreso de la Red Analitica Lacaniana en la ciudad de Xalapa, Veracruz en septiembre del 2012. 2- Saiegh, Ricardo, 257 3- Romo, Xóchitl, Del padre en si al padre en su contexto…
Como docente de la Universidad, trabajo en un primer tiempo, que es cronológico, con alumnos principiantes en introducción al psicoanálisis. Es muy emocionante la clase, porque el primer acercamiento a las ideas de Freud suele ser así, emocionante. Resulta que existe una parte desconocida de uno mismo que puede intentar interpretarse. Resulta que la sexualidad nos juega un montón de pasadas y que estamos ligados a nuestra historia por caminos deseantes que ni imaginabamos, etc. Casi todos los presentes recordarán esa etapa, algunos alumnos se pelean con el maestro o maestra porque hay que pelearse con el psicoanálisis, nomás porque si, o porque lo rechazan como dice Freud, al rechazar lo reprimido… otros alumnos cuentan sus sueños, sus experiencias con el duelo, y otros hacen preguntas inimaginables…( la semana pasada alguien preguntó: “¿entonces por ejempo, los intestinos están en el inconsciente?”), Primero me hizo gracia pero luego pensé que no es cualquier pregunta intentar pensar la relación del cuerpo con el inconsciente y no es cualquier complicación intentar contestar. En otro tiempo lógico y cronológico, participo en la misma Universidad como docente en las prácticas de
los alumnos en una Clinica de Atención Familiar del DIF. Ahí los alumnos de los últimos semestres hacen prácticas profesionales. Todos los alumnos han pasado por la clase teórica de psicoanálisis. Sin embargo, en las prácticas ocurren cosas distintas que en clase. La aspiración es incorporar en su escucha algo de la escucha psicoanalítica, sin llegar a ser, por supuesto, psicoanalistas Por si fuera poca la dificultad del proyecto, la Universidad decidió que los tres profesores con los que los alumnos supervisan y se acompañan, fueramos psicoanalistas de distintas escuelas (si es que pueden llamarse así), con lo cual, como en los chistes, había un freudiano, un psicoanalista del yo, y una lacaniana en formación4.
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Me interesa lo que puede ir del discurso universitario al discurso del analista por pensar mi propio trayecto.
A este proyecto se le puede llamar: “Ejercicio lacaniano de transferencia y otredad”… pues nos enfrentamos a la intensidad de muchas transferencias cruzadas y a la diferencia constante. De cualquier modo la transferencia imaginara con los profesores y con el amor al saber, impulsa y sirve como un primer apoyo. … Este es un proyecto universitario que tiene la aspiración superyoica universitaria de un saber ordenado, burocratizado y enajenado que intenta ser cerrado, medible y completo. Sin embargo (como suele ocurrir en la misma Universidad), la puesta en práctica de algo de la clínica no deja de sorprender con irrupciones inquietantes. Se nos cruzan constantemente los cables entre el deber superyoico de acumular conocimientos para que
4- Ahora ha cambiado la combinación porque el psicoanalista del yo, dejó de formar parte del proyecto.
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los alumnos obtengan un título y los avatares de la division subjetiva. DE UN CASO Les propongo el siguiente relato: Fernando es un hombre joven que llegó a la Clínica por medio del trabajador social de del DIF, quien determinó que necesitaba una entrevista psicológica. Uno de los practicantes lo recibió y lo escuchó en lo que denominamos primera entrevista. Fernando faltó a la siguiente cita. Algunos días después, el DIF y la prensa, nos recibieron con la noticia de que Fernando había acuchillado a su novia hasa matarla. La única información adicional fue que la mujer estaba embarazada. No hace falta mucha imaginación para pensar que hubo una especie de conmoción generalizada con tintes medio paranoicos. La directora de la clínica llamó al departamento jurídico del DIF para que protegiera al practicante y a la clínica, pensando que la prensa estaría allí en cualquier momento. Yo llamé a mi jefe (que tuvo la capacidad de mantenerse tranquilo) y a mis colegas en Universidad, pero lo que requería de intervención inmediata eran los alumnos que estaban sumamente inquietos dudando de cómo seguir adelante con el proyecto. Siempre aparece la tentación de encontrar un chivo expiatorio, para salvarse de la angustia, buscando secretamente una garantía de saber totalizado.
Cabía, para protegernos del horror, la posibilidad de hacer resposable a trabajo social por una mala derivación al DIF, por no tener mejores filtros, a la Universidad por no controlar todo lo que pasa con los alumnos., etc. Estas culpabilizaciones provenientes del superyó generan una especie de paranoia. Hubo que frenarlas sin desentenderse, abriendo otro posible cause para la angustia. Nos sentamos junto con el trabajador social, la difectora de la clínica del DIF y nos sentamos también con los alumnos a hacer lo único posible en ese momento: reconstruir el caso para pensar qué ocurrió. En el expediente constaba que Fernando se drogaba desde los 10 años y que sufría de impotencia, por lo que la noticia del embarazo de su novia debió desencadenar una crisis furiosa de celos. El evento no pasó a mayores en términos jurídicos, pero fue necesario mucho trabajo colectivo, para que algo de ese evento traumático, pudiera ser reconducido al discurso del psicoanálisis5. Se trataba de un paso al acto. Y fue un desafío fuerte para los alumnos, los profesores y la institución plantearse cómo se enfrenta y se soporta la irrupción de lo terrible. Saltaba la pregunta: ¿cómo acoger casos tan complicados en su entrega a lo mortífero? ¿podia haber tenido otro destino? Me vino a la mente un texto de una renombrada psicoanalista que al enterarse de la muerte de uno de sus pacientes en el hospital psiquiátrico se preguntaba ¿todo
5- Diría que el psicoanálisis muestra su propio “pase”, su sustento y su fiabilidad cuando como decía Freud logra triunfar donde fracasa el paranoico. Si alguno se entrega al discurso paranoico no hay psicoanálisis posible… pero hay que subrayar la facilidad con que se va del psicoanálisis a la persecución inquietante. Los alumnos mismos más adelante rechazaron lo que se revestía de cotilleo y paranoia para poder escuchar a los usuarios del proyecto.
Decia la psicoanalista: ¿Para qué mi trabajo de analista en el hospital psiquiátrico y en el dispensario? ¿Con qué necesidad, sometida a qué tirano? Hacía casi veinte años que me había metido voluntariamente en camisa de once varas en ese avispero, sin que nada me obligara a hacerlo… Los otros tenían razón con sus shocks y calmantes, … El psicoanálisis estaba fuera de estación. Tomaba demasiado tiempo, se abría a demasiadas dudas, demasiados atolladeros, demasiadas transferencias agotadoras sin obtener nada,…6 … En un tiempo más sereno, el alumno fue capaz de revelar que en la entrevista Fernando había hablado de ciertos castigos recibidos en el pene; cuestión que causó impacto en quien escuchó. Con Freud, reiteramos lo imposible de nuestro quehacer porque se trata de lo sexual como inhaprensible y problemático. Extraño al sujeto pero portador de una verdad ineludible. La única claridad del psicoanálisis es que no hay saber preciso sobre ese tema ni de cómo afianzarlo. Dire que para Fernando, hizo falta el tiempo de un recorrido, de la repetición que conlleva a hablar una y otra vez, sesion tras sesion con quien dice “hábleme de cualquier cosa que le pasa con su cuerpo”… hábleme, dice Lacan “diga lo que diga, sera maravilloso” Hizo falta el trayecto donde cada sesion va regenerando el goce que intenta pescar lo real. Cada sesion decimos: “intente usted decir algo de lo real, no lo logrará, pero, inténtelo” 7
Hizo falta algo que insitara a Fernando a hacer el trayecto de una sexualidad enloquecida a lo que queda del goce después de cierta pérdida en el decir. ¿Pero acaso hay algun analista que lo garantice? Para el análisis, esto solo se prueba vez por vez. Nuestra apuesta con ese proyecto de prácticas profesionales, es ofrecer un espacio para la palabra y con ello, un espacio para no tener que actuar la muerte. No fue suficiente, a veces no es suficiente… se sea un principiante o una psicoanalista renombrada… a veces no es suficiente. Porque a veces, se enlazan sexualidad y la muerte de manera no dialectizable.
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esto para qué?, ¿todo este psicoanálisis para qué?, ¿se podía haber hecho más en una sola entrevista?
… Uno de los efectos de esa caída y la noticia del paso al acto de Fernando, fue el declive de los maestros8 y las instituciones idealizadas al comienzo del proyecto porque la pregunta de los practicantes era ¿entonces no pueden cuidarnos de estas experiencias?, por supuesto que lo intentamos, la Universidad y el Dif ponen filtros, pero no sirvieron. Frente a las quejas, frente a los reclamos, el susto, podia instalarse la fantasia de de un saber absoluto que genera solo malestar cuando no cumple su cometido totalizador (fantasma de omnipotencia-impotencia9). Frente a eso el reto fue sostener un acto significante rodeando el agujero. Repensar nuestra y su función, se ha vuelto nuestra brújula desde entonces, aunque a veces, sigue fracasando el intento. También desde entonces intentamos no ocultar las problemáticas de la sexuación en cada caso10. Estamos advertidos.
6- Ver: “Madre Loca” 7- Jacques Siboni 8- Hemos de pensar con calma la salida de uno de los profesores que no pudo soportar el evento y el cambio en la relación con los otros profesores. 9- Saieg… 10- Saiegh, Ricardo, Enigmas del inconsciente, quantor ensayos. Madrid, 1984
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Esta práctica, enmarcada en la Universidad, da problemas constantemente, pero es un proyecto que no queda atrapado en maestros que todo lo saben, en instituciones que todo lo pueden y en alumnos sumisos.
Para finalizar diré que ciertamente es posible que el psicoanálisis se cuele en la Universidad; sin embrago afirmamos junto con Freud que la universidad no puede formar psicoanalistas, queda pendiente entonces el camino a recorrer fuera del ámbito universitario.
Me atrevo a decir que se produjo un anudamiento distinto más allá del amor encumbrado al ideal y la decepción subsiguiente.
Pero, de eso hablaremos en otro momento
… Propongo que la apuesta en la universidad puede no significar sólo discurso universitario aíslado, sino que se pueden generar cambios discursivos o, por lo menos, aspiramos a eso, porque aún en la universidad el psicoanálisis no se apega a un saber enajenado. Precisamente porque trabajamos con la sexualidad, con paradojas de la existencia o enigmas que nos urgen re-pensar nuestra función así como las “las contradicciones y paradojas de la existencia”. No es que desconozcamos que a los profesores nos-les gusta ser queridos y respetados como autoridad, y que a los alumnos les gusta tener maestros admirables como bibliotecas, pero quizás en algunos casos se pueda ir más allá de eso. Dice Marie Héléne Brousse, “quizás es posible movilizar un poco el super yo universitario, compartiendo algo de la enseñanza del psicoanálisis en la universidad”.11 Si pasa eso, ¿significa que hay cambio de discurso? La pregunta queda abierta. Agradezco a mi compañero de colectivo, Juan Ramón González, esta frase: en todo caso no hay cambio de discurso sin pasando por la angustia.
Mucha gracias.
11- Dice Marie Héléne Brousse “el discurso del cual participa la universidad es un discurso del deber. Se manifiesta como “tenemos que”… y no tanto del lado de lo ideal, sino del lado de la acumulación especialmente sin sentido … para un analista. Porque el único sentido que puede tener el saber en un análisis viene de la división subjetiva. Lo único que nos interesa tiene que ver con los efectos de verdad que se producen en la experiencia análitica. Es un saber que nos toca, no es un saber que nos interesa. Es un saber que tiene su eficacia no tanto de la prueba que va a dar de la prueba de que papá malo o mamá fue buena o al contrario. Es un saber que va a tener su eficacia del efecto de verdad que produce y que sorprende o no y también en consecuencia de su capacidad en producir un deseo o de cambiar algo en mi deseo. El saber universitario… es como un catálogo de todo lo que ha sido dicho… de todos modos dice ella “la universidad no inventa nada”… la universidad recoge y hace una biblioteca inmensa. Pero hace que no se tome parte de los saberes. “La experiencia analítica es una experiencia de deseo para conectar el objeto no con otro completo sino con la división subjetiva. Y vemos que pasa cada vez que se anima esta división. Es una contradicción estar comprometida con el psicoanálisis y ser docente en la universidad, pero tenemos que elaborarla. ¿qué se puede transmitir del psicoanálisis en la universidad y qué no se puede transmitir?, ¿qué hay que ir a buscar fuera sabiendo que la carrera de psicoanálisis no se construye como una carrera universitaria porque implica el análisis propio… desde 1920”
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Cl铆nica y transmisi贸n
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Cuando un niño llama a escena, un analista no puede sustraerse de jugar esa representación. Pero, ¿cuál es el modo particular en que un analista toma el texto de un niño? Mi hipótesis intenta situar una operatoria nodal en el análisis con niños. Articulación nodal anudada borromeamente; es decir, situando tres dit-mensiones en el análisis de un niño: R.S.I. Por la cuerda de lo Real, la presencia de los padres en la escena del niño bordea un límite en la estructura del análisis. Pero, lejos de tomarlo como obstáculo a zanjar, prefiero referirlo a la estructura misma del análisis infantil. Por el lado de lo Simbólico, la instauración del orden fálico - me refiero al Falo Simbólico - ordena y resitúa los avatares del Deseo y la Castración. El analista entonces, podrá relanzar la dramática del orden fálico allí donde se encontrara detenida.
sosteniendo una pregunta por el padre2. En esa primera vuelta, el análisis produce una operatoria de corte que detiene las sucesivas caídas reales de la pequeña, allí donde la caída de la madre no terminaba de precipitarse. Repetición de una caída que se detiene mediada por la separación de la analista: ahí, algo cae: ella, en una primera vuelta del Otro Primordial.
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Un niño llama a escena
Queda lista para ofrecerse a que el padre la aloje en su deseo o en su contracara: en la ley. Queda ofrecida, en el sostenimiento de su pregunta a ser alojada por un deseo paterno - de su padre me refiero -. Pero, parece que la caída es caída de un cuerpo, separación del cuerpo del Otro. Posibilidad de restarse del cuerpo del Otro que no es una operatoria sin enredos ni traspiés. Pocos meses después, la niña me llama por teléfono. Está con “bronco espasmos” y “en camita” desde hace dos días, cuando la llevaron al hospital de urgencia: - ¿querés que te vaya a ver? - respondo.
Y por la consistencia Imaginaria, la pregnancia de la fantasía y la vertiente novelada de la transferencia que los padres involucran, anuda la intervención permitiendo dar color a la constitución subjetiva de un niño. Un analista en la dirección de la cura con un niño está llamado a actuar en las tres dit-mensiones. Me valdré de una situación clínica que me servirá de excusa para desarrollar algunas de estas inquietudes que les propongo al modo de hipótesis de trabajo. Tamara (5 años) concluye una vuelta de su análisis
- “¿y si se te lastiman tus piecitos?” - ¿por qué pensás que se podrían lastimar mis pies? -” Por caminar hasta mi casa”. La Alienación, como una de las operaciones fundantes de la relación del sujeto con el Otro, permite en el niño el juego de ida y vuelta entre el sujeto y el objeto. Lugo, en otro tiempo de la constitución del fantasma, las dos operaciones (alienación y separación)
1- Trabajo publicado en Cuadernos Sigmund Freud Nº 17. Ed. Escuela Freudiana de Buenos Aires. 1994. 2- Ramos, Patricia. A ver si de acá hacemos un padre. Actas de las III Jornadas de Carteles de la Escuela Freudiana de buenos Aires. 1992.
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posibilitarán que el sujeto se sostenga en el objeto de su deseo con la fijeza pulsional característica del núcleo fantasmático. Evidentemente se trataba de cuidar los pies de alguien. Llamada, en principio, a cuidar de sus pequeños pasos, me encamino a su casa. La madre no sabe que Tamara me había llamado por teléfono. Encuentro a la pequeña paciente extremadamente delgada; había tenido, además, un episodio de cierta importancia, de espasmos bronquiales. Sin embargo, no había ningún médico de cabecera que estuviera controlando el desarreglo clínico. Tampoco se había advertido de la conducta anorexígena que anticipaba su debut. Tamara dice de su padre que no sabe lo que le pasa, que hace todo al revés: “cuando hay sol quiere que estemos adentro de la casa y cuando llueve quiere que salgamos..., está medio loco mi papá”. Digamos, con la niña, que estaba todo “patas para arriba”. Procuro la intervención de un pediatra de mi confianza que toma a la niña entre sus manos - no entre sus pies - y, al cual, la madre mira detenidamente. La pequeña recupera el apetito, sube de peso y vuelve a jugar. Algunos meses después, es la mamá la que llama. Tamara transita por episodios de encopresis frecuentes. Cuando le pregunta si quiere venir a verme, la niña responde con otra pregunta: “¿quién es Patricia?”. El análisis había devenido condición inconsciente.
Cuando efectivamente vuelve a venir a mi consultorio recuerda el hábitat y a la analista, pero no lo que en ese lugar había acontecido, no los avatares de su reciente análisis. Situación que se torna comprensible si pensamos que tanto el analista como el análisis mismo ocupan un lugar homólogo al de las Formaciones del Inconsciente. Y tal vez, particularmente para un niño. Intervención significante mediante, la encopresis cede en el punto en que queda desarticulado el lugar en donde este padre reconoce a su pequeña hija: como una “cagona”. Esta paciente sufría, por ese entonces, temores nocturnos y con este epíteto sanciona su padre el lugar del objeto: ser una cagona, literalmente. Metaforizada su encopresis, anudada a sus temores (alguien puede sentirse cagada de miedo), ellos encuentran otro lugar ahora, en la escena del análisis. Recorta animales feroces: leones, tigres, osos... se asustan unos a otros porque se enojan: - ¿Y vos, con quién estás enojada? - “Con mi cabecita loca”. - ¿Qué anda pensando tu cabecita? - “Y... que quiero incendiar mi casa... que quiero matar a mi papá... quiero matar a Nora 3 ... quiero matar a mi mamá”. - ¿Y esos pensamientos te asustan? 3- Nora era la esposa del padre.
- Bueno, podés pensarlo todo lo que quieras porque igual no lo vas a hacer. Al abordar aquí, las fantasías de la pequeña paciente, quisiera aclarar que considero a las fantasías como una vía regia en el trabajo con un niño. He escrito aquí “fantasías “ y no “fantasma” con toda intención. Distingo aquí, ambos términos castellanos para intentar señalar la diferencia entre lo que estamos habituados a nombrar como “Fantasma fundamental” y aquello que Freud nos invitó a reconocer como ensoñación diurna, más emparentada con lo Imaginativo, lo ficcional, lo novelado, que con aquella escena que se sostiene en la fijeza de una gramática pulsional. El término alemán no es unívoco y Freud mismo lo ha llevado por distintos andariveles a lo largo de sus textos. Algunos de ellos, nos proponen articulaciones sobre las cuales Lacan construirá el tan conocido matema del fantasma 4. Pero hay otros lugares en la obra de Freud en donde utiliza phantasie más referido a una formación de compromiso, vehiculizando un Deseo. Incluso como articulador entre los procesos inconscientes, como un punto privilegiado para captar las vicisitudes de los procesos de Represión y de Retorno de lo Reprimido 5. Es decir, que no voy a referirme aquí a phantasie en el sentido de Fantasma Fundamental sino, en tanto
fantasías. Y en este sesgo entiendo que las fantasías de un niño nos sirven para pesquisar la posición de este niño en relación a sus padres. Pensando el lugar de las fantasías de esta manera, las mismas se nos presentan - en el análisis con un niño - como un lugar privilegiado para la escucha analítica; ya que, sin necesidad de reducir “un niño” a “un hijo”, me resulta difícil soslayar que el Otro real forma parte de la estructura del niño.
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- “Sí”.
Algo de la verdad parental se relaciona con el síntoma que el niño trae a su análisis. Y otro dato clínico, que puede servirnos de referencia para escuchar esta relación entre el lugar en el que este niño es alojado y el síntoma que despliega - además de las fantasías del niño, a las que ya me referí -, es el relato discursivo de lo que para los padres consiste ese síntoma. Y si bien, este relato - la más de las veces - no coincide con el síntoma que le pequeño pone a jugar, me parece importante subrayar la pertinencia de escuchar a los padres, en tanto este Otro real hace nudo con las otras instancias del niño. La abuela materna sufre una caída en la calle, lo cual impide que la traigan esa semana. Cuando la madre vuelve a llamar, se encuentra muy angustiada. Dice: “me parece que soy yo la que estoy loca”. Ya nos recuerda Lacan: la experiencia analítica demuestra que, cuando hay dos, la Castración que el sujeto descubre no podría ser sino la suya 6. Cito a la madre de Tamara. Interrogada por la caída de su propia madre, narra que cuando su hija tenía
4- Freud, Sigmund. Fantasías Inconscientes y su relación con la bisexualidad, Pegan a un niño, y otros. Obras Completas. Ed. Biblioteca Nueva. 5- Freud, Sigmund. La Represión, La Interpretación de los Sueños, y otros. Obras Completas. Ed. Biblioteca Nueva 6- Lacan, Jacques. Discurso de clausura de las Jornadas sobre Psicosis Infantil. Ed. Correo Paradiso, pág. 155
TrazoUnario 56 tres meses sufrió un traumatismo de cráneo, efecto de una caída que tuvo ella mismo con la beba: se enredó los pies en las sábanas de la cuna, al pararse. Todavía, hoy, siente temor de caerse cuando toma un bebé en brazos. Esta pequeña paciente invita a su analista a entrar en escena en tanto se encuentra preocupada por aquello que enreda los pies al Otro: “las sábanas”, en un caso, “patas para arriba”, en otro. Efectivamente, su llamado nos ubica en la posición en que se encuentra y desde donde solicita la intervención: en su dedicación a sostener al Otro que se cae, en transferencia, preocupada por mis pies. En otro escrito 7, había situado la función del analista con un niño en el lugar de la Novela Familiar, en el sentido que no-vele las relaciones entre sus padres y él mismo. De modo tal que, recién en el tiempo en que cierta caída se hubiera producido, puede aparecer en el relato de la madre la repetición de su propia caída como madre, justo en el tiempo en que su propia madre es caída. La posibilidad de una inscripción simbólica en el Otro se nos presenta en la cura como la otra cara de la Resta del Otro. Para ello, el Otro debe contarlo en su Falta. Retomo, por un momento, las fantasías de esta niña para intentar situar entonces, el lugar en el que advienen. Es decir, me sirven para la hipótesis que intento desarrollar. Es en el lugar de la ausencia del significante del sexo femenino que la niña responde con su cuerpo mismo
a la demanda de amor materno. Identificada así, al falo; la Castración de la madre implicaría que ella misma desapareciera. De modo tal que, le resulta imposible percibir la Falta en el Otro sin temer a la muerte del Otro. Castración y muerte quedan así, asociadas en las fantasías y no sólo de los niños. Sabemos que el síntoma viene a anudarse en el lugar de un agujero en el saber que deja intacto al objeto. ¿Qué sabe la mamá de Tamara sobre la caída de la madre, sobre su propia caída cuando adviene madre? Este era el lugar en el cual, la niña llegaba por primera vez a mi consultorio, lugar sintomático. Es en el segundo tiempo de su análisis que esta madre puede verse interrogada por su propia caída. Entiendo entonces, cierta especificidad en el análisis con niños, anudando un lazo que permita relanzar en el escenario - donde se juega en acto la estructura de la ficción - la demanda de un niño. Darle curso a la demanda de un niño. Los padres, en el campo de la Neurosis, consultan cuando han caído - momentáneamente - como soporte de la demanda de ese niño, caídos como sujetos a los que se les supone saber. Es ahí que un analista es llamado a entrar en escena. Se tratará entonces, de relanzar su demanda - la del niño - al Otro Real con el que tenga que constituirse. El niño tiene acceso, en la experiencia analítica, al sujeto del Inconsciente. El niño tiene palabra, por lo tanto, tiene la posibilidad de formular alguna demanda, dirigir la pregunta a otro, poner a funcionar
7- Ver nota al pié, pág. 1
Pregunta que intenta una respuesta frente a la Castración. Esa es la demanda de un niño: que le permitan instalarse en el campo de la Neurosis, que tenga lugar la Castración del Otro. Y es la demanda de un niño la que nos invita a incluirnos en una escena. Escena que no podría ser más que edípica. La cura con un niño se escribe a medida que avanza, se desarrolla la trama. Escena dirigida a alguien que hace lugar a su representación y que, además, va entrando y saliendo del escenario, siguiendo la letra del texto, del guión. Es entonces, que el analista forma parte de la escena edípica, en acto, en presente. Podría jugar aquí con la metáfora que la medicina nos ofrece de las enzimas: si no fuera por estas particulares proteínas, el organismo demoraría días en digerir un bocado. Del mismo modo, y aún con la imperfección de la metáfora, el analista podría pensarse como un catalizador enzimático en el sentido de precipitar un proceso, relanzarlo donde se encontrara detenido. El analista, en este lugar, posibilita una escritura. En el análisis de un niño, la presencia de los padres insiste en la escena del análisis bajo diversas formas y son modalidades descifrables como dimensiones transferenciales. La presencia de los padres es entonces, un efecto de estructura que, en principio, nos remite a la cuerda
de Lo Real. Presencia de los padres de la cual el niño no puede sustraerse. Sólo puede ubicarse frente a ella reformulando una pregunta por la Castración y el Deseo. Es así que, los movimientos que los padres realizan respecto del análisis - o del analista - de su hijo / hija (reclamos, preguntas, etc.) se dejan leer como marcas, señales de momentos transferenciales. Movimientos que también pueden leerse como de apertura y cierre del Inconsciente. Sortear la transferencia imaginaria para que devenga simbólica es parte del savoir faire del analista, sin olvidar que la modalidad imaginaria de la transferencia también es una modalidad de estructura. Es decir, que con relación al análisis de un niño, convendría estar medianamente advertido de la transferencia y sus modalidades con los padres; ya que ésta es también la que posibilita la instauración del Sujeto Supuesto Saber. La presencia de los padres en la escena del análisis (obviamente, no me refiero a que estén necesariamente sentados en el consultorio) es un efecto de estructura porque la pregunta por la Castración del Otro y por la del sujeto (del infantil sujeto), el niño la dirige al deseo parental. Pregunta planteada paradigmáticamente bajo el modo del: “¿puedes perderme?” Se propone a sí mismo en esta pregunta como objeto del deseo del Otro y, jugando con su Falta, con su muerte, le vuelve desde el Otro fallado, el retorno de cierta evidencia de su propia Castración.
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su Deseo.
TrazoUnario 58 Lic. Patricia Ramos Bibliografía de consulta: * FREUD, SIGMUND. Obras Completas. Ed. Biblioteca Nueva. * LACAN, JACQUES. Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Ed. Paidós. * LACAN, JACQUES. Discurso de Clausura de las Jornadas sobre Psicosis Infantil. 1969. En Analiticón. Publicación del Campo Freudiano. Ed. Correo Paradiso. 1987. Traducción: A. Vincent. * LACAN, JACQUES. Dos Notas sobre el Niño. 1969. En Intervenciones y Textos II. Ed. Manantial. * LACAN, JACQUES. R.S.I. - Seminario inédito. Traducción de la E.F.B.A. * FRYD, ADELA y otros. “Niños en Psicoanálisis”. Ed. Manantial. * POMMIER, GERARD. “La Excepción Femenina”. Ed. Alianza Estudio. * PORGE, ERIK. “La Transferencia a la Cantonade”. En Revista “Litoral” nº10. * RODRIGUEZ PONTE, RICARDO. “El Retorno Borromeo”. Seminario dictado en la E.F.B.A. * WAINSZTEIN, SILVIA; MILLAN, ENRIQUE. “Interpretar la Pubertad”. En Notas de la Escuela Freudiana III. 1979.
* WAINSZTEIN, SILVIA; MILLAN, ENRIQUE. “Interpretar la Metamorfosis de la Pubertad”. Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Montevideo. 1991.
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Javier Frère: El Texto tiene una perspectiva interesante, porque muchas veces los análisis de niños terminan cuando los padres se llevan al niño porque se empieza a curar...
ción que incluya también a los padres. Por eso este asunto de la caída... hay partes que no he conseguido seguir bien... en la primera parte de su análisis la niña consulta por sus caídas y en la segunda, está toda esta operación tan llamativa... llamativa porque la niña la llama! y ella acude. Acude sin que la madre sepa que la niña ha llamado. Es muy curioso esto, no?
Karina Glauberman: Se victimizan los analistas un poquito... (risas)
Karina Glauberman: En Buenos Aires, menos... (risas)
Javier Frère: “...Y entonces cuando el niño se empieza a curar, los padres se lo llevan...” Esto tiene que plantear una cuestión: si pasa eso es que algo hay que atender ahí: me parece que es la perspectiva que plantea Patricia Ramos.
Rosana Dacunto: Cinco años tiene la niña, ella no dice en algún momento pasame con tu mamá...
El espacio clínico Enero 2009
Karina Glauberman: Al traerlo como lo Real en la cura. Javier Frère: Sí, que a mí me resulta enigmático pero bueno, lo pone ahí: la presencia de los padres en la medida en que la estructura del niño tiene esa particularidad que no tiene el adulto necesariamente, que en principio viene y habla de sus padres, pero no lo traen ni sostienen el tratamiento. Es una diferencia notable. Incluso es interesante porque plantea que el análisis de niños requiere una operación que también toque ahí. El adulto tendrá que matar al padre pero es una operación que ni siquiera requiere que el padre esté vivo, el progenitor, el padre imaginario, que la persona del padre esté viva. El niño requiere de una cierta opera-
Karina Glauberman: El caso tiene muchos pliegues, hay muchas cosas que no están del todo dichas pero que se pueden suponer y lo hace muy sugerente, una de ellas es esta que le da al trabajo un ritmo muy interesante. Hay una lectura por parte de la analista de que esta madre está caída por la operación del análisis pero también hay algo en relación a la madre caída que después va a reaparecer en relación a la abuela también caída y que tal vez explica esta intervención. Concha Cerdeira: ¿Dices por la caída que tuvo? Karina Glauberman: Bueno, dice que la niña en el primer tiempo del análisis está en relación al deseo materno. Es una operación que la analista da por realizada y que esta segunda vuelta tiene más que ver, dice, con alojarse en
Carolina Yegros: Dice que a los tres meses se le cae... Javier Frère: Por eso digo que la incluye a la madre también, la analista la convoca a la consulta y le pregunta. Karina Glauberman: Creo que esto justifica que la analista se presente ahí, porque entiende que hay algo de esta madre caída que dificulta que la niña se dirija al padre que me parece que es lo que ella escucha en el significante “pies lastimados” que relaciona con la alienación y la separación y lo opone al tema del cuidado: cuidar los pies. Carolina Yegros: La madre se cae porque se enreda con las sábanas... Karina Glauberman: Hay algo del orden de una intervención que la analista entiende que es necesario hacer para que esta niña pueda dirigirse al padre, porque el primer tiempo la encuentra con esta madre caída y cayendo, y que tal vez justifica este movimiento, de presentarse ahí en la casa y llevar un pediatra. Rosana Dacunto: En relación a esto que decís, ella plantea que la demanda de análisis de un niño tiene que ver con una caída de los padres del lugar de supuesto saber y ahí entra el analista en esta caída de saber de los padres.
Karina Glauberman: Sí. Dirigirse allí es ya una intervención que cobra sentido cuando la niña dice que hay algo de la dirección hacia el padre que está perturbada o dificultada por el padre mismo, dice: “cuando hay que entrar te saca fuera, cuando querés salir quiere que estemos dentro. Carolina Yegros: En relación al tiempo... Karina Glauberman: Sí, es algo que parece que interroga a la niña. J: El segundo tramo del tratamiento motivado por la encopresis cae cuando aparece el significante “cagona” del lado del padre, efectivamente, ese síntoma es la forma que tiene de hacer una pregunta al padre, a quien pueda recoger eso como pregunta. ¿Tienes miedo?: eres una cagona. Karina Glauberman: Es un cierto alojamiento aunque está un poco complicado. Javier Frère: Sí y es un alojamiento y neurótico en tanto ella hace un síntoma y un síntoma que recoge el significante... Ah, ¿soy una cagona? Pues, ¡no cago! Pone ahí un significante que toma del padre. Carolina Yegros: Eso permite que circule ese significante, la analista dice que es un momento edípico en el que se está
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el deseo del padre. Luego, lo que lleva a la niña al análisis son las caídas que después van a aparecer del lado de la madre.
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trabajando porque lo edípico en el primer tramo no aparece. Concha Cerdeira: Se plantea cómo entra el analista en la escena edípica. Karina Glauberman: Pasa de los terrores nocturnos a la encopresis. La niña es muy permeable a la palabra. El caso en general tiene un ritmo muy curioso. Carolina Yegros: Me llamó la atención cuando en el momento en que interviene la madre y llama por teléfono, dice algo así como “creo que la que está loca soy yo” y me acordaba de que ella dice que el padre está como loco, cuando sale el sol...etc. Me preguntaba en relación a qué esta madre decía la que está loca soy yo. Rosana Dacunto: Tal vez a la caída de su propia madre que resignifica la caída de su bebé, y ella como madre, caída. Karina Glauberman: Ahí la niña parece que se “fortalece” en su neurosis porque era una niña que también se caía en cuanto a la salud y deja de caerse. Rosana Dacunto: Y que está en transferencia porque puede llamar para decir esto, que no siempre pasa. Javier Frère: ¿Y por qué está en transferencia con la analista?
Se lo ha ganado. Karina Glauberman: Sí, dice la analista que cuando ella facilita la intervención del pediatra, la madre se queda mirándolo. Ahí nadie estaba pudiendo detener la caída de la niña en el plano de la salud. La analista muy activamente se mete en el lío. Javier Frère: Tal vez por eso el texto se titula Cuando un niño llama a escena y ella dice que cuando eso sucede un analista no puede sustraerse a jugar esa representación. Habla en términos de escena y de representación aunque después habla de un guión que da la entrada y la salida del analista. Lo mismo que este tema de la caída. Es un significante curioso, efectivamente, hay algo de un Otro caído, que no soporta la función, pero también parece que la caída fuera un significante de la castración. Una cosa es que la madre se caiga en el sentido de no sostener de la función de Otro primordial y otra cosa es que caiga la madre afectada por la castración. Hay un juego polisémico que tiene su interés, la autora lo dice: hay un punto en que frente a la castración en el Otro el neurótico va a poner su propia castración: “yo soy un imbécil, yo soy un impotente...” Y es la niña la que se cae. En el proceso analítico la caída de la madre es nombrada en tercer término, después que aparece la caída de la abuela. La mujer se agita y dice: al principio con la niña, me caí. Se me enredaron los pies... que son un poco como el sustento, si se enredan uno se cae. Hay algo de lo que no se soporta de pie, parado... de
la muerte del Otro. Castración y muerte quedan así, asociadas en las fantasías y no sólo de los niños.” Ahora parece que el padre tampoco repara en esto.No dice cómo llega a análisis.
Carolina Yegros: La analista dice que la niña se ubica como falo.
Rosana Dacunto: Además, por lo que entendí cuando se levanta el síntoma de las caídas se interrumpe el análisis, no? Hasta que vuelve a llamar la nena.
Javier Frère: En principio es el lugar a donde van a parar todos los hijos, ahí se nace, digamos. Carolina Yegros: La analista dice justamente que en ese momento de delgadez se entregaba toda ella con su cuerpo entero. Javier Frère: Claro, si la niña está castrada, se cae ella como falo de la madre, pero aquí eso no funciona. Se cae hasta la enfermedad... Carolina Yegros: “Es en el lugar de la ausencia del significante del sexo femenino que la niña responde con su cuerpo mismo a la demanda de amor materno. Identificada así, al falo; la Castración de la madre implicaría que ella misma desapareciera. De modo tal que, le resulta imposible percibir la Falta en el Otro sin temer a
Karina Glauberman: Bueno, por las caídas, no? Carolina Yegros: La primera parte es bastante enigmática...
Karina Glauberman: Es interesante que plantea que el nudo y las ditmensiones de algún modo están en el fundamento de este tipo de intervención fuera de lo habitual por parte de la analista, un cierto poner en acto que se traduce en un movimiento literal de la analista. Es una propuesta fuerte, plantea que no se trata solamente de cuidar que no saquen al niño del análisis sino que invita a pensar qué intervención específica es necesario hacer. Javier Frère: Claro, esta analista hace unas intervenciones sobre estos padres como pasa a veces con algunos adultos muy graves, que por ahí uno los llama por teléfono para ver por qué no vino al análisis, cosa que uno no hace con cualquier paciente. Tal vez porque uno intuye que puede haber algo complicado y esa llamada tiene un efecto fuerte del lado de la transferencia.
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modo que hay un proceso curioso... no es lo mismo la castración en ese punto... que está la niña delgada... con broncoespasmos y no hace nada, a caerse de un lugar para dar lugar a una función. Cuando aparece esto que recorre las tres generaciones, ahí es donde la caída puede ser el significante de otra cosa: es ella la que se cayó. Se sitúa algo de la falta en la madre donde poder alojar algo en lugar de tener que suplantar ella a la madre en la castración. Podríamos decir que se cae ella para que no se caiga la madre.
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Uno a veces tiene cierto temor a que intervenciones de ese tipo pudieran estimular demasiado la transferencia imaginaria, hacerla caer demasiado sobre lo imaginario, pero me temo que hay situaciones en las que es difícil que la transferencia no se sostenga de ese lado, porque aquí hay otra cosa. No se hasta qué punto la analista tiene claro el movimiento que hace, heterodoxo, pero debe tener alguna hipótesis... Karina Glauberman: Tal vez hay una falta de lectura de los analistas de esas intervenciones y de las demandas que conllevan. Si uno llama es por algo, no es simplemente por ser samaritano... Tal vez eso habla mucho más de la cura que lo que sucede en una sesión aunque los analistas no somos muy dados a contar las “escenas extras” y entonces tampoco a pensarlas, aunque no sea en términos de contratransferencia. A veces hay cosas que suceden fuera de la sesión y signan un análisis o la forma en la que alguien llega a ese análisis, y no se le da un lugar ni se le dedica la lectura que requiere para hacer entrar esos movimientos en el plano de la palabra. Porque no vamos a pensar que simplemente por acudir o llamar, eso es un acto. Una vez vino un abuelo a buscar al nieto a la consulta, un hombre bastante mayor. Al abrir la puerta me cuenta que había fallecido su padre. Yo me quedé muy sorprendida de que un hombre tan mayor tuviera hasta ese momento padre. Mi sorpresa me dio la medida del patriarcado en esa familia que tenía mucho peso en el caso. Javier Frère: Evidentemente ese impulso tiene que estar regido por algo y para eso está el análisis del analista, poder dis-
criminar algo más estructural, más que una jugada amorosa del analista en ese rebasamiento del encuadre. En la medida en que el encuadre es un encuadre simbólico no habría tal rebasamiento. Hay un fundamento estructural y producto de la transferencia que impulsa a uno a llamar. Karina Glauberman: Sí, muchas veces el analista se detiene ante un ideal de cura que hace que los relatos de estos movimientos queden en la sombra y no se recuperen en el cuadro, por decirlo de algún modo. Por eso es interesante que la analista lo haga y lo ponga en relación a los registros aunque no está muy desarrollado. No se cómo lo piensa. En una época se hablaba de intervenciones en lo real como por intervenir en la realidad. Creo que se trata más bien de cercar un imposible en el plano de la palabra que a veces se presenta en el momento o lugar más inesperado. Carolina Yegros: Es interesante pensar también en la llamada y en que si la niña la hace es en el intento de que alguien responda y porque hay una transferencia en juego aunque es llamativo que luego pregunta quién es Patricia. Es en la segunda vuelta. Entonces cuando llamó, ¿4a quién llamaba? Dina Fariñas: Pensaba que la posición en la que quedaba la analista para esta niña es distinta de la primera a la segunda vez en que la recuerda, y de la segunda a la tercera en que la ha olvidado.
Carolina Yegros: De ahí el título: Un niño llama a escena. Rosana Dacunto: Y la analista lo dice expresamente, que un analista no debe sustraerse al llamado de un niño a escena, más allá de todos los prejuicios que ahí se juegan: voy, no voy, respondo, no respondo... Carolina Yegros: ...le pregunto a la madre... (risas)
Karina Glauberman: Claro, a veces el analista incluso se cae de la escena por no intervenir cuando hace falta. Concha Cerdeira: De todas formas, yo también me preguntaba: esta niña, esta llamada, tiene que ver con el análisis, esta llamada que hizo... El teléfono lo tenía la niña? se lo pidió a su mamá? Aquí aparece algo muy sorpresivo: la llamada, pero tiene que haber algo más porque la madre tiene que saber seguramente que la pequeña ha llamado, tiene que saber algo más porque si no parece como muy mágico: una niña de 5 años llama a su antigua analista. Para mí es un poco impensable, eso. Hay un entramado que damos por supuesto... que está ahí y seguramente es llamativo que la analista... Me parece muy exquisito, muy... como que no puede ocurrir. Pero no desvirtúa cómo tiene en la cabeza la analista a los padres. Karina Glauberman: Tal vez es un poco extremo pero es lo interesante del trabajo, pero le preguntaría a Andrés qué le pareció a él. A Concha le pareció curioso que la niña llama a la analista sin aparecer de por medio para nada la madre. Javier Frère: Parece que la madre no sabía que la niña había llamado y efectivamente. Puede manejar el teléfono, pero saber el teléfono de la analista... Karina Glauberman : O tal vez es fruto del movimiento anterior, que la ana-
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Karina Glauberman: Sí, la analista dice que hay una demanda de los padres y otra que es la que la niña le dirige y que hay que poder leer de qué se trata más allá del llamado. La analista tiene en cuenta que la niña puede dirigirle una demanda e incluso hasta olvidarla. Creo que el olvido de la niña da cuenta de algo logrado que creo que tiene que ver con esa caída en cascada de las madres, a la que la niña se une, como bien decía Javier, velando una caída con otras. Porque podríamos pensar que el paso de esta niña estaba interrumpido, estaba en cama, tal vez como en un intento de salir de la elección imposible entre la caída en cascada y el paso a lo loco que le propone el padre, un paso temerario que la vuelve loca fantaseando que le va a prender fuego a todo y a todos. La analista parece que ofrece un paso posible, figurado en esa visita, que es en realidad el del análisis, por el derrotero de sus producciones inconscientes y al que la niña está tan dispuesta al punto que nos produce cierto efecto de sorpresa, de irrealidad.
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lista hubiera hecho una lectura de toda esa caída anterior de la madre y que le hubiese dicho si pasa algo me llamas... no me parece tan impensable. Carolina Yegros: Había un lugar ahí a donde la niña podía recurrir... Javier Frère: Hay ahí algo muy sucintamente explicado, la analista perfectamente le podría haber dado una tarjeta y decirle si pasa algo me llamas y que marque el teléfono. Karina Glauberman: ¿Qué te parece Andrés? Tenías a cargo el comentario. Habitualmente precede la discusión pero hoy nos acoplamos al paso de Andrés, tardío pero no caído... Te parece “creíble”? Andrés Brunelli: Yo le creo. El material, me parece, lo dice, no es un caso clínico sino una excusa para plantear ahí una operatoria nodal y en realidad es cómo piensa la analista la clínica con niños. La bibliografía me es conocida y es una toma de posición de la clínica y se apoya en estas cosas. No es que no quiera decir por qué es llevada a la consulta sino que ese no es el propósito. Plantea todo esto para hacerse preguntas sobre el analista en la clínica con niños, el lugar de los padres, el análisis y la intervención con ellos y a la vez plantear una idea de constitución subjetiva que tiene la analista y se sirve de eso como viñeta para hablar de ello y no hacerlo todo teórico. Como cosa general me interesa plantear cómo piensa la clínica, yo pienso parecido, por ejemplo, estas diferencias: jugar con
un niño no es lo mismo que pensar el juego como el discurso del niño que hay que interpretar que no es lo mismo que ponerse en juego, que es lo que va a plantear todo el tiempo Patricia Ramos: el analista forma parte del concepto de inconsciente. ponerse en juego es diferente a ponerse a jugar o a pensar el juego como el discurso del niño solamente. En esta última línea me parece que ponerse en juego es pensar una posición incluido el analista que permite construir con el niño una escena. No es que el niño plantea una escena y nos incluye sino sino que en ese encuentro puede plantearse o no una escena y es a partir de esta escena y a partir de una escena edípica aparecen los lugares, las operaciones constituyentes y entonces se puede hablar de la negación, de la separación, pero no por fuera sino con el analista y con la persona del analista también y en esa misma línea plantea en primer lugar la fantasía y como segundo momento lógico el fantasma. La fantasía como esto más novelado, que es lo que permite llegar en un segundo momento a una articulación de una fijeza gramatical que sería la escena del fantasma y todo eso se constituye en análisis y yo lo pienso así también. Otra cosa muy interesante es que todas las intervenciones, por ejemplo, esto de encaminarse a la casa, que puede llamar la atención pero me parece interesante porque no es que siga los pasos de la asociación significante: pies, pasos, me encamino... sino que lo que está haciendo todo el tiempo es formular la pregunta de qué está poniendo en juego el niño en ese momento y a partir de eso se construye la hipótesis de que es una llamada a cuidar sus pequeños pasos y entonces me encamino a cuidar esos pasos y se preocupa por sus pies.
No se trata de responder a una demanda sino de subrayar qué está poniendo en juego. Para pensar la cuestión de la analista ella lo dice y en la bibliografía está el texto de Porge de La transferencia à la cantonade y junto a las dos notas sobre el niño guían cómo piensa la clínica: cuando los padres quedan destituidos del lugar de saber se produce esa demanda, el analista la recibe, continúa y relanza ese proceso y lo vuelve a los personajes y a la escena en donde se tienen que jugar eso en realidad. Al final, toda su posición se ve cuando plantea la castración del Otro, restarle al Otro hasta llegar a la castración propia. Es el recorrido de cualquier análisis pero construido con el analista y muy concreto. Pasar del registro real a simbolizarlo y de construir el significante de la falta en el Otro al sujeto. Del A barrado al S barrado. En esta línea me parece interesante, ya con las viñetas y no es casualidad que lo plante en los dos momentos de la cura: el primero tiene que ver con la no caída de la madre, parece que hay una caída real de la niña que puede tener que ver con la dificultad de caerse de la madre y en el segundo momento aparece la pregunta por el padre. Me parece muy interesante lo que sucede a partir de la aparición del pediatra, no se si lo comentaron ya. Javier Frère: Lo tenemos todo discutido, ahora te estamos tomando examen. (Risas)
Andrés Brunell: La cuestión central es que la madre lo mira detenidamente y justamente la mirada, Lacan la plantea en el seminario XI como lo constitutivo de la escena, algo resta de la visión y aparece la mirada como resto faltante. Aparece la mirada de la madre y ahí sí que se puede restar algo del Otro, algo resta de la madre que constituye un campo que uno puede decir, la mirada de la madre hacia un hombre relanza el deseo de la niña y es interesante como dice: “...El pediatra... la madre lo mira detenidamente, la pequeña recupera el apetito, sube de peso y vuelve a jugar...” Pasa esto y en seguida aparece el síntoma de la encopresis que la analista relaciona con el padre y lo manifiesta como la posibilidad de una intervención significante. Algún objeto se constituye del lado de la madre, deseo de la niña y aparece el síntoma con un significante en relación al padre. La constitución subjetiva se juega ahí. Esto, al nivel del trabajo con los padres como Otro real, creo que esta mirada de la madre da pie para preguntarse por todo esto que está dando vueltas que parece que había quedado como un punto melancólico, congelado de la madre que el pediatra le despertó: qué pasó antes, qué pasó con el padre, con la separación... En todo caso el encuentro con el pediatra permite interrogar todo eso, me imagino... Javier Frère: Nosotros teníamos la mirada como más enigmática pero Andrés supone que es una mirada deseante.
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Es pensar qué está poniendo en juego todo el tiempo en transferencia, inclusive más allá de la consulta: ¡cuidado con tus pies!
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Concha Cerdeira: Y eso abre, da campo a la pequeña y luego lo ha relacionado con el síntoma de la encopresis. Andrés Brunelli: Claro, la madre, de la cual no se podía restar nada..., algo movió a la madre, algo se puso en juego que posibilita que la niña empiece a jugar y empiece a hacer cosas que tiene que ver con el deseo. Puede incluirse la dimensión del padre, la dimensión significante, en otro momento hubiera quedado como una mierda, como un residuo. Estas caídas que se transmiten de generación en generación sin resolver, esto abre a una interrogación de si hay o no que trabajar con la madre, ¿hay que trabajar con la niña sola y esperar que se construya algo?... Son preguntas que tienen que ver con cómo uno piensa el análisis con niños. Javier Frère: La analista va a operar sobre la madre Karina Glauberman: Interviene la casa, prácticamente... (risas) Javier Frère: Creo que es una de las hipótesis que la analista plantea, que en los niños, este Otro real que son los padres y que son parte de la estructura, para que haya una tramitación analítica en los niños tiene que haber una operación que incluya a los padres de alguna manera y la madre hace la evocación de su propia caída en el encuentro con la analista. Ahí hay una intervención
que lleva a la madre a plantear, no se si no soy yo la que está loca... Andrés Brunelli: Algunos autores de referencia de la analista plantean que hay una transferencia de la madre sobre el analista que no es la misma que la del niño con el analista y que hay que darle bola a eso porque si no todos los movimientos que se van haciendo los leen como movimientos transfereciales y que no es lo mismo pensarlo así que si colaboran o no colaboran... Están en transferencia con el analista y si están en transferencia hay que operar. Son posiciones. Javier Frère: No, la analista dice: “Cito a la madre de Tamara. Interrogada por la caída de su propia madre, narra que cuando su hija tenía tres meses sufrió un traumatismo de cráneo, efecto de una caída que tuvo ella mismo con la beba: se enredó los pies en las sábanas de la cuna, al pararse. Todavía, hoy, siente temor de caerse cuando toma un bebé en brazos”. La hija se le cayó de los brazos, pero por fin aparece la caída de la madre como castración en el Otro. Creo que plantea que hay un trabajo que hacer con los padres en tanto son parte de la estructura del analizante infantil, por eso planteábamos que cuando los casos terminan con que al chico lo sacan del tratamiento, qué no se está atendiendo entonces. Me parece que el texto plantea por qué en la estructura es necesario atender a los padres, aquí hay como una sesión de análisis de la madre.
Javier Frère: Sí, me parece interesante este matiz que introducís, leo un poquito desde arriba, página 4: “Sabemos que el síntoma viene a anudarse en el lugar de un agujero en el saber que deja intacto al objeto. ¿Qué sabe la mamá de Tamara sobre la caída de la madre, sobre su propia caída cuando adviene madre? Este era el lugar en el cual, la niña llegaba por primera vez a mi consultorio, lugar sintomático. Es en el segundo tiempo de su análisis que esta madre puede verse interrogada por su propia caída. Entiendo entonces, cierta especificidad en el análisis con niños, anudando un lazo que permita relanzar en el escenario - donde se juega en acto la estructura de la ficción - la demanda de un niño. Darle curso a la demanda de un niño. Los padres, en el campo de la Neurosis, consultan cuando han caído - momentáneamente - como soporte de la demanda de ese niño, caídos como sujetos a los que se les supone saber. Es ahí que un analista es llamado a entrar en escena. Se tratará entonces, de relanzar su demanda -la del niño- al Otro Real con el que tenga que constituirse.”
Ella piensa este escenario del que se entra y se sale. La frase tiene ficción, estructura y acto. Se juega en acto una ficción... la niña llama, ella va... los piecitos... el pediatra... es todo una escena imaginaria pero en esa ficción, en esa escena se juega la estructura. El mito es un relato pero tiene una estructura, como los argumentos, que pueden cambiar pero estructuralmente tienen determinados lugares: un padre una madre un hijo y un falo, por decirlo de alguna manera que se juega en acto. Esta intuición de la mujer de ir y embarrarse en la novela, en la ficción en ese acto se pone en juego la estructura de la ficción. Karina Glauberman: Tal vez la clínica con niños ilumina particularmente este aspecto de creación del análisis pero que hay algo que es común a la clínica en general porque si no corremos el riesgo de confundir lo real con la realidad. Javier Frère: Se me ocurría plantear que diferencia hay entre esta intervención y la de los sesos frescos de Kris, por qué lo de Kris es un acting o da lugar a un acting y esto no lo es: que vaya a la casa de la niña. Concha Cerdeira: Tal vez la diferencia radica en que aquí hay una demanda y en el caso de Kris es como una intromisión del analista. Javier Frère: Creo que depende de si hay lectura o no del acting. Kris no lo lee, es Lacan el que lo lee así.
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Andrés Brunelli: De todos modos no es lo mismo cinco o seis años que once donde algo de la dimensión fantasmática ya está constituida y en estas edades uno puede ver que la cuerda de lo real tiene que ver directamente con estos personajes que encarnan el fantasma que no hay todavía.
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Karina Glauberman: Supongo que es por los efectos, en el caso de Kris corre a engullir unos sesos frescos de los que no se siente poseedor y que replica el mismo punto muerto en que transitaba su análisis. Parece que aquí, gracias al aporte de Andrés, vemos que produce la salida de un impasse. Gracias Andrés por tu jugada fuera de tiempo que era más difícil, llevábamos un buen rato discutiendo. Rosana Dacunto: Me aclaró mucho lo que aportaste sobre las referencias de la analista.
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“Tal como llego a pensarlo ahora, el psicoanálisis es intransmisible. Esto es bien fastidioso. Es fastidioso que cada psicoanalista sea forzado - ya que hace falta que sea forzado - a reinventar el psicoanálisis”.
Jacques Lacan, Intervención sobre la transmisión
“Esperamos que la experiencia permita a su vez verificar los efectos de la práctica clínica psicoanalítica, ya que no se trata de una práctica oscura e incomunicable, refractaria a la cultura, ¿Cómo pensar las comunicaciones de casos? ¿Cómo intentar, entonces, transmitir la clínica psicoanalítica? Algunas experiencias como la documentada en “La marca del caso” o instituidas como la Fábrica del caso por la ELP, así como la experiencia del Pase entendida como modo de transmisión del psicoanálisis, e incluso nuestra pequeña experiencia aún en curso en la Fundación Psicoanalítica/Madrid 1987, parecen indicar que la comunicación es comunicación de un deseo de saber pero también del deshecho de ese saber, del no querer saber nada por parte del analista en tanto neurótico sobre el borramiento propio del la existencia misma del sujeto y más específicamente de un real que le atañe en esa cura. Por tanto, a los fines de la transmisión vemos que la comunicación no puede ser directa, no se produce sin escansiones ni la produce el analista por sí mismo. Se hace necesario para ello el lazo entre analistas: tiempo de construcción y constatación. En lo que respecta a nuestra experiencia, inauguramos un espacio de discusión clínica con la idea de verificar
los efectos de la práctica, ya que -sosteníamos- no se trata de una práctica oscura e incomunicable, refractaria a la cultura, invitando , a partir de un texto puesto a disposición con anterioridad al encuentro, a analistas y asistentes a realizar una lectura personal del texto escrito -obviando la interrogación a la persona del analista-, así como a escuchar otras lecturas en un marco de intercambio de ideas, matices, estilos y apuntando a la literalidad, equivocidad, a la búsqueda de sus límites, enigmas, escrituras impensadas. Estaba prevista para la consecución del dispositivo la participación de un comentador que abriría la reunión y de cuya intervención esperábamos se suscitara el debate. La propuesta fue sostenida -retomando a Lacan- no sin algún fastidio en nuestra institución relativo a la aparición de algunos interrogantes: ¿es suficiente una simple viñeta o es necesario acercar un historial completo?, ¿dicha forma de trabajo cercena o relanza la palabra del analista?, ¿qué se puede esperar de dicho espacio? Pronto se le sumó el fastidio relativo a la prosecución del dispositivo in situ: cierto encorsetamiento incómodo fruto de la habituación a un espacio de discusión clínica más libre, de más proliferación de saber no textual y de elucubración “fantasmagórica” por oponerla a la reflexión de las modulaciones formuladas del fantasma, la sensación de estar montando con dicho dispositivo un cierto ritual y velando por su observancia, la preocupación de que algunos textos se prestasen y otros no al trabajo en dicho dispositivo. La dificultad de “ausentarse” por parte de la persona del analista en la reunión cuando el texto pertenecía
El analista, que sabemos que lo es en virtud de un deseo y de una función, cae de la autoría del texto y se presta entonces a ser localizado y producido como efecto de su intervención partiendo de la base de que no alcanza con ser parte del caso, saberse implicado y hasta alcanzado en la transferencia , es necesario otro tiempo de lectura, dar entrada a otra puntuación, al trazado de sus líneas de fuga, a la reapertura del sesgo por el que la interpretación produce o dejar de producir efectos, insta o huelga a la hora de hacer hablar las posiciones relativas al fantasma o acompañar que dichas posiciones perseveren en un discurso que permita la caída de lo que lo causa. El comentador marca el preámbulo de la falta a la transmisión de la clínica con una puntuación/ordenamiento/interrogación al texto inicial y ensaya una posible inteligibilidad, un cierto pase a la transmisión que otros retoman. La persona del analista está en la escena en calidad de semejante, entre otros, y de los que se espera que la agresividad se deponga o se oriente más bien al texto: si se convierte en trozos permitirá leer sus posiciones enunciativas. La decepción, el fastidio del que habla Lacan es el nombre de una insatisfacción que el discurso universitario podría paliar, haciendo caso, en el sentido del alma bella pero también en el de la obediencia a un amo que sabe y que el analista por sí sólo podría fa-
llar, o por el contrario, muestra que es necesario articularla en algún procedimiento de discusión clínica. Vemos que la experiencia apunta a un autorizarse entre varios a construir un comentario que cuele como intentan los niños con sus mentiras , es decir que no sea un meta-texto nosográfico ni teórico y que produzca, no un saber sino algo del orden de la invención como Lacan ha hecho con los casos freudianos: colarle magistralmente su comentario y amalgamarlo , y a la que el analista escribiendo su propio testimonio clínico no tendría acceso por estructura. Si el comentario cuela, producto del trabajo entre analistas y se hace caso, en otro sentido, la transmisión habrá hecho del resto causa. Por concluir, aunque Lacan le haya dedicado el comentario clínico más sostenido a lo largo de su enseñanza, a los fines de la transmisión no hay Hombre de los sesos frescos. Contra esa ilusión ensayamos alguna transmisión posible.
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a un participante y el efecto de cierre de textos ya publicados fueron otros de los escollos.
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texto helí Goya: lo indecible en negro Por Helí Morales
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1.- Exilios El pueblo es casi una aldea. Sólo cien familias viven en este villorio encalvado en el corazón de Aragón. Lo llaman Fuendetodos. El sol pica de tan intenso, las montañas y las cosechas están manchadas de sequía. El estiaje agota el paisaje. También alcanza a la familia. Francisco es hijo de José Goya, quien trabaja cerca de la tierra no por tradición o estirpe sino por la decadencia de su padre que siendo notario deja esos laureles. José no se dedica de entero a la labranza, es artesano; de oficio dorador, más precisamente. La madre, Gracia Lucientes, es hija de un hidalgo de Zaragoza. Hidalgo: quien vive de sus rentas; noble de media alcurnia. La frontera atraviesa a este niño regordete y fuerte: entre la decadencia y la tierra seca, entre la ciudad con sus reflejos ociosos y el dorado de una artesanía a contrapelo. “Ahí viene el coco”, el coco de los fantasmas del declive familiar y de la pobreza de una región ajada. Este muchacho, sabe Dios por qué, quiere ser pintor. Pintor en una España enferma en su arte plástico de una sequía parecida a la tierra de Aragón y de un imperialismo de la escuela francesa que se sostiene sobre un concepto de belleza clásico y adornado de la elegancia de la perfección naturalista. También reina la escuela italiana, con la misma tesura estética. El primer maestro de Goya, José Luzán Martínez es un fiel representante del servilismo artístico a la escuela clásica italiana.
Con 16 años de vida, esa rudimentaria escuela y más sueños que pesetas, Francisco Goya viaja a Madrid en 1763. Quiere probar suerte, pero no en las calles sino en la escuela para artistas. Presenta un primer concurso para ingresar a la Academia de San Fernando y no es aceptado. Gente de campo, conoce la tenacidad y el trabajo y vuelve a intentarlo. Una vez más no figura en la lista de aceptados y, decide entonces, viajar a Italia. España se aturde con el gobierno tradicional y de cortas miras de Carlos III y el arte conoce en la figura de Rafael Mengs su oficio más cortesano. Italia tampoco es el triunfo. En 1771 intenta ingresar a la Academia de Parma y no es elegido como candidato. El neoclasicismo parmesano está embebido de la influencia de la plástica mitológica. El exilio estético dura poco y regresa a la capital española. La Academia no lo recibe. Pero no sólo en sus años mozos. El rechazo a Goya en las escuelas de bellas artes oficiales es la constante. En 1803, ya siendo un pintor encumbrado, famoso, con un altísimo puesto en la corona y el castillo del Rey, ante la vacante de la dirección de la Academia de San Fernando, por votación mayoritaria, le dan la curul a un ilustre desconocido. Su pasión por el arte no merma pero, su salud sí, Goya cae enfermo en 1771. La enfermedad como el negro no lo abandonará. Su oficio sigue y en esos primeros años se da a la tarea de pintar cartones para la manufactura de Santa Bárbara. La suerte comienza a llamar a su paleta y Carlos III, rey y continuador de una tradición de apoyo a pintores, solicita a distintos artistas la reproducción de obras maestras para hacerlas accesibles a más gente. Le encomiendan reproducir una serie de retratos de Velázquez. Entre ellos, Las Meninas.
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Presentamos la primera parte de un texto extenso sobre Goya. Este escrito forma parte del libro Psicoanálisis y arte de pronta aparición.
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Las Meninas.
El encargo hará función de acto, de corte; de trazo unario. Velázquez deja un surco imborrable en su formación. El arte del sevillano impactará de manera definitiva la del aragonés. De las 18 planchas que debe hacer para copiarlo, toma la inspiración del maestro y sabe plasmarla en blanco y negro. Ni estos colores ni la fuerza audaz de Velázquez lo dejarán, tan es así que Goya confiesa: “Yo no he tenido otros maestros que la Naturaleza, Velázquez y Rembrandt.”1 El impacto de Velázquez se enlaza a la genialidad de Rembrandt. Sí, del holandés aprende la importancia
de los contrastes con la luz y la oscuridad, el óleo como pintura y textura, el uso del negro y el claroscuro y de Velázquez la importancia del retrato con maestría y visión singular; de ambos toma el remolino técnico del grabado. El grabado será para Goya la plataforma de su caudal artístico. El grabado es una técnica que hace de la pintura escritura. Es una pintura de la huella y la mancha, del trazado que marca por las hendiduras por donde corre la tinta. Goya trabajó el aguatinta y el aguafuerte. Esta técnica viene de Francia. De J.C. François. Este artista inventó la técnica del “à la manière de crayon”. Utilizaba una ruleta de puntas diferentes que marcaba de manera irregular el barniz que parecía un dibujo con lápiz cuando corría la tinta sobre las huellas de los rasguños en el cobre. Después lo perfecciona al adicionarle un polvo de resina que hacía granular la presentación dando una consistencia de mancha poliforme que abría el grabado a lo infinito.
La Naturaleza también fue su maestra, pero no por la estética naturalista que plasma racimos de frutas, animales de adorno o paisajes floridos y campiranos. No, de la naturaleza toma la verdad de su técnica que golpea el mito de la línea recta y la atmósfera apacible. Goya no acepta la concepción de belleza que parte de la perfección de la forma y toma en las líneas rectas y el equilibrio perfecto de los cuerpos su talante rector. No es un coleccionista de detalles sino creador de manchas y golpes de luz y oscuridad que hacen de la figura una aparición pictural. Así lo hace saber a su amigo Brugada a quien escribe: “Siempre líneas y nunca cuerpos. Más ¿dónde ven esas líneas en la naturaleza? Yo no veo más que cuerpos iluminados y cuerpos que no lo están; planos que avanzan y planos
1- Matheron Laurent. Goya, Ayuntamiento de Madrid, Madrid, 1996
sorpresa del tiempo que estalla. En el barroco tiene cabida lo contrahecho, lo sobrenatural, lo místico, lo horrible, la carne voluptuosa, el cuerpo henchido, lo profano, lo maldito, lo expulsado. Ante una pintura como escultura, Goya ofrece una estética del exceso. Sí, del exilio de lo oficial, lo aceptado, lo académico; lo normal.
La pintura de Goya es un acto: una toma de posición estética, una propuesta y una acción ante la licitación clásica y tradicional del equilibrio de las formas, de la ordenación medida a partir de ciertas distribuciones que dividen acoplando al cuerpo, y desde ahí aspira a una belleza de la proporción reglamentada ante la intención neoclásica de la firmeza del contorno, la precisión de los límites, los detalles como ornamento de las figuras. Ante la aspiración costumbrista del cuadro como relato claro y transparente en su mensaje, Goya responde con un trazo que se contonea, con una mancha que dice, con un lienzo inconcluso, una figura o composición de figuras que se especifican en su plástica y no en su fábula. Contesta con una pintura de claroscuros que abre, que descoloca, que desubica, que deja abiertas las líneas de fuga y de interpretación. Una pintura tan oscura en su nominación como los paisajes desdibujados que le acorralan. Ante el proyecto de la proporción y la precisión, la réplica es el exceso iconográfico, la mancha, lo inacabado y lo polivalente.
2.- Hombre dividido, pintor polifacético
Goya retoma diversos caminos estéticos para, desde ellos, hacer diferencia. El saber popular, con su carnaval de formas y pasiones, la picaresca española crítica y humorística, la fuerza de la pintura holandesa y, con especial énfasis, el barroco y su irreverencia. El barroco en su complejidad es un huésped de lo insólito, allí no se busca la belleza en su simpleza precisa sino la
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que retroceden; relieves y profundidades. Mi vista jamás descubre ni líneas ni detalles. No cuento los pelos de la barba del individuo que pasa ni los botones de su traje, y mi pincel no debe ver más que yo. Al revés de la naturaleza, esos cándidos maestros ven detalles en el conjunto y sus detalles son casi siempre falsos y convencionales.”2
Goya es un rebelde y un innovador, pero no todo el tiempo ni en todo lo que hace. Goya se instala en Madrid definitivamente en 1775, ahí finca, pinta, vive y comparte hogar con su esposa María Josefa Bayeu; sus trabajos se concentran en bocetos para la Real Fábrica de Tapices. De corte clásico, no dejan de tener una fuga de su singularidad. Pinturas al óleo sobre telas, tienen como fin el adorno de las alcobas y los salones reales. Fiestas populares, estampas campiranas, personajes pintorescos, tertulias y romerías sí pero, ya comienzan en sus imágenes bandoleros, mendigos, majas peligrosas, peleles y hasta un albañil borracho. Su trabajo cobra solvencia y su carrera vuelo. Por fin en 1780 es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1785 es vicerrector y diez años después llega a ser director de pintura.3 Con la muerte de Carlos III y con la venia de su sucesor en el trono, es nombrado primero, en 1786 Pintor del Rey, luego Pintor de la cámara del Rey y en 1799 Primer Pintor de Cámara, preferencia oficial que hace valer al retratar a Carlos IV para el castillo de Capodimonte. Además de la honrosa nominación recibe una considerable pensión económica y el título de Excelencia. Es un cortesano en todas su galas. Goya está en la cima del poder.
2- Op.cit. 3- Para datos y más, se puede consultar el libro de Jorge Juanes, Goya y la modernidad como catástrofe, ed. Itaca, México 2006.
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Pero el cuerpo y el ser no se pulen con honores palaciegos, tampoco se curan. En 1793 Goya cae preso de una poderosa enfermedad, de un extraño mal. Todo comenzó con chocantes sofocos en 1788, ciertos ruidos en la cabeza insistían. Hay quien dice que hoy se pensaría en un mal psicosomático. Un desorden moral, del ser, le afecta al saber, que Carlos IV, luego de los sucesos revolucionarios de Francia, encarcela a Cabarrús y exilia a Jovellanos, su amigo y protector. La enfermedad le permite alejarse de sus trabajos por encargo y viajar a Andalucía y Cádiz. Sus amigos liberales le soportan, otros le hospedan. Fue un viaje concedido pero semiclandestino. El ser, el cuerpo, lo artístico y lo político se anudan. Sus amigos ilustrados con fuerte tendencia a las ideas francesas dejan de tener el lugar que tenían ante los nuevos sucesos que sacuden los primeros años de la década de los noventa. A su afiliación ideológica y radical a la Razón de la Ilustración, le sigue una profunda desconfianza en aquellos que, sobre ella, rechazaban al pueblo y las dimensiones de lo terrorífico, lo caótico y lo desconocido. La enfermedad hace eco de todos estos desastres y ruidos. Hay quienes afirman que fue sífilis, hay quien lo desmiente por su longevidad. Lo cierto es que la enfermedad se manifestaba por intensos ruidos en la cabeza, así como por un ataque de inmovilidad y parálisis. Fue preso de una turbación mental y, además, quedó sordo para siempre.4 Una frontera se ha franqueado.
pero, es evidente, que algo de la angustia lo tomó. Angustia de muerte. La angustia es un enfrentamiento con lo real y eso tiene consecuencias. La frontera de los límites de la consciencia se rompe cuando la angustia muerde la existencia y así, aparece su primera obra completa sobre dimensiones sorprendentes y alejadas de cualquier tópico religioso o de reverencia monárquica. Entre 1789 y 1794, realiza lo que se han llamado: “Asuntos de diversiones nacionales”. Se trata de 14 cuadros pequeños sobre hojalata que retratan diversas situaciones, ocho relativas a escenas de toros y otras de un intenso dramatismo entre las que destacan por su fuerza y atmósfera terrorífica: Interior de prisión y Corral de locos. Interior de prisión
3.- Lo negro viene de adentro y afuera La enfermedad hace nudo entre el sujeto singular y la historia política. Evidentemente, el pintor se transforma, la vida le hace una escansión. La causa y el desarrollo de la enfermedad quedan como enigma
4- Williams Gwyn. Goya y la revolución imposible, Icaria, Barcelona, 1978.
La tragedia, el horror y la violencia han entrado en el universo pictórico del aragonés. Ya no lo abandonarán. Algo importante a resaltar es que esa violencia y el negro horror no vienen del más allá, son tremendamente humanos. Humanos demasiado humanos. La luz y la sombra sirven para mostrar las tinieblas de la locura y el encierro. Tanto de quienes las padecen como de las instituciones que las sostienen. En 1798, Goya arremete al mundo de las sombras pero esta vez con personajes venidos de las huestes de los infiernos. Destinados al gabinete de la duquesa de Osuna, firma seis cuadros sobre historias macabras. La cocina de las brujas muestra una atmósfera oscura donde se realiza la posesión y el rito del advenimiento tétrico de cuerpos devenidos animales por la fuerza del conjuro diabólico.
La cocina de las brujas
Vuelo de brujas, El Aquelarre y El Conjuro, combinan los temas sórdidos de la brujería y el satanismo y coinciden en escenas de terror y violencia infernal. El tema es la brujería pero la evidencia es el mal. El más allá muestra en espejo macabro al más acá en su verdad sobre el mal. El mal es la violencia. El poder de la violencia.
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Corral de locos
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Vuelo de brujas
El Conjuro
El Alquelarre
La fama de pintor extraño comienza a sombrear el rostro del hombre y sí, fama que se confirma por su siguiente trabajo. En 1798 comienza seis lienzos para el Marqués de la Romana que, curiosamente, son llamados por primera vez “caprichos”. El tema mostrado en dos de ellos es el asesinato y la violación. Crimen de Castillo I y II dan cuenta de ello.
Bandidos fusilando a sus prisioneros
Crimen del castillo II
Bandido desnudando a una mujer
Tres estampas mรกs sobre lo mismo pero, desde otro lugar, llamados Bandidos fusilando a sus prisioneros, Bandido desnudando a una mujer y Bandido asesinando a una mujer.
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Crimen del castillo I
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Bandido asesinando a una mujer.
encierro institucional es tan cruel como la violación en los caminos. Diferentes en su singularidad, parecidas en su destrucción. La mancha desde el claroscuro es la técnica para mostrar lo inenarrable. La mácula de los apestados en los muros de los hospitales embadurna lo imborrable. Hospital de apestados
4.- El monstruo humano En el primer lienzo los bandidos matan a hombres, en el segundo violan a una mujer, en el tercero la apuñalan. La violencia no basta para mostrar lo humano. Hay algo que rebasa toda situación animal: la crueldad. Los animales son violentos, los humanos crueles. La crueldad aparece chorreada en blanco y negro. La crueldad nos hace diferentes de cualquier especie viva; es una verdad de los hombres Lo humano se muestra bajo un rostro terrorífico, demasiado humano para no serlo. La crueldad no se asocia sólo al dinero y sus brillos, también anida en las estructuras del poder. Hospital de apestados de 1798-1800 da fe de ello. El horror del
De espaldas al resplandor del palacio, Goya pinta desde un adentro que muestra un afuera. Sus obras mencionadas no son por encargo exterior alguno. Goya comienza a construir un lenguaje, hace de la pintura su lenguaje. Al retomar las técnicas las transforma. El lenguaje se torna negro, mechado de luz para mostrar sus distintas tonalidades. A ese lenguaje de la creación subjetiva le llamará: capricho. El capricho no es necedad, es desacato. Es desorden, libertad y libertinaje. Eso es lo que él pinta. Eso hace Goya con su pintura. Pero aún más: plasma la mancha de fantasía en movimiento. Más todavía: la torna sorna, ironía; crítica feroz.
El desafío comienza con la técnica. Un cuadro, uno solo, único, será contemplado en el muro de un particular. Sobre todo de la nobleza, el clero o la familia real. Un grabado se multiplicará por miles, llegará a muchos. Abordará a los burgueses y a los plebeyos; alcanzará al pueblo. La técnica de trazar con aguafuerte y usar el aguatinta para los fondos lleva fuerte la tinta hasta el agua de los fondos. Realizar grabados y hacerlos públicos es un acto estético que se transforma en político. Los grabados, digámoslo de una vez, hacen litoral. Son escritura y pintura. Hacen escritura en la pintura. No es frontera pues no se trata de las mismas naturalezas. Hay algo de lo real que se raya en el grabado. Un real fragmentado que muestra imágenes que tienen leyendas. En la técnica está el acto. Con el grabado se raya al Otro más allá y más acá del lenguaje. Además hay un Uno que rompe el Uno. El Uno del cuadro único se hace Uno del principio de serie para la multiplicación. Ese Uno de la plancha es litoral literal, es trazo unario sobre metal. Cada estampa borra al original. Es su copia en la diferencia. Además son manchas. Litera y litura. El trazo permite la reproducción en serie marcando el pergamino del Otro y el accionar artístico se vuelve acto político.
Goya lo sabe, el poder también. Los Caprichos se anuncian en el Diario de Madrid el 6 de febrero de 1799 y se publican el 19 de febrero, pero sólo duran dos días a la venta; sólo muy pocos ejemplares se vendieron. Goya los manda retirar. Dirá después por amenazas de la Inquisición. La publicación incluye una presentación, una introducción donde Goya y la pluma que escribe ese texto intentan mermar el impacto que sabían tendrían. Allí se dice a la letra: “Persuadido el autor que censura de los errores y vicios humanos pueden también ser objeto de la pintura, ha escogido como asuntos proporcionados para su obra, entra la multitud de extravagancias y desaciertos que son comunes a toda sociedad civil, y entre las preocupaciones y embustes vulgares, autorizados por la costumbre, la ignorancia o el interés, aquellos que ha creído más aptos para el ridículo, y exercitar al mismo tiempo la fantasía del artífice.” Además se aclara: “Sería suponer demasiada ignorancia en las bellas artes el advertir al público que en ninguna de las composiciones que forman esta colección se ha propuesto el autor para ridiculizar los defectos particulares (…) La pintura (como la poesía) escoge en lo universal lo que juzga más a propósito para sus fines…”5 El intento literario en la presentación de los Caprichos es ideológico y estético pero desemboca en lo político. Vicios comunes a toda sociedad civil, se dice; no se trata de ridiculizar particulares sino de mostrar la fuerza universal de la crítica, se señala; la sátira es a las vulgaridades humanas, se asegura. Sí, y sin embargo, lo universal, leen los censores, no es sin particular. Hay mucha gente que se siente aludida. Las láminas que circularon por regalo del autor o por compra directa
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Los Caprichos son un desafío a la pintura, a los poderes dominantes como la iglesia y la monarquía y, también, a sí mismo. Retomando la fuerza crítica de la caricatura francesa construye un mundo gráfico que hace frontera entre lo caricaturesco y lo grotesco. Hay una dimensión caricatural sobre todo en ciertas relaciones con lo animalesco, pero también hay una estética trágica en la violencia desatada. Humor negro y arte oscuro. Lo cómico y lo trágico.
5- Los caprichos de Goya. Edición facsímil que contiene las 80 estampas de la primera edición con el auspicio de la Academia de San Fernando. Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1977.
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desataron en poco tiempo mucho ruido. El poder nunca es sordo a las bullas que le amenazan o le ofenden. Goya lo sabía pero tal vez no calculó el efecto de su acto, no en un principio, porque una vez desatada la cacería social pero, sobre todo política, decide en un acto estratégico que denota la comprensión de su atrevimiento, dedicarlos a su majestad Carlos IV y donar las láminas matrices a la Real Calcografía pidiendo a cambio una pensión para su hijo. Goya realiza sus Caprichos. El acto está hecho, sus grabados hacen perorata. Los Caprichos son 80 láminas presentadas en forma de libro y vendidas en una tienda de licores y perfumes en la calle del Desengaño Nº 2. Su formato es singular. A cada estampa le corresponde una leyenda escrita del puño y letra del autor. De su escritura hecha trazo en la lámina y después estampa en el papel, su caligrafía se desdobla: escribe títulos, graba placas por cuya hendidura corre la tinta. Hay un vínculo entre escritura y pintura, no sólo por la presentación gráfica sino porque sus dibujos escriben y sus palabras estampan. Además algo es evidente: su presentación hace discurso. Las láminas con su imagen y su leyenda hacen elipsis significante. Nadie podría decir qué quiere decir esta estampa o aquella otra, están abiertas a lo polivalente, a un has de lecturas e interpretaciones. La pintura como relato transparente ha sido golpeada, pero, además nacen del surco. Son litoral entre trazo y palabra; entre significante y letra. En ese litoral hay resistencia en la diferencia. Además, siempre queda un resto insobornable al lenguaje. Muchos han querido leer las pinturas, saber su significación a partir de la leyenda que le acompaña al calce; como si el título fuese el significado de la imagen. La bocanada de interpretaciones es el humo de lo que allí arde. No son signos.
Hay litoral. La imagen se resiste a la palabra, una dice de un modo y la otra de otro. Cuando se conjugan, no empatan. Entre imagen y texto hay un desarreglo, un decalage. Las leyendas no explican las estampas, al contrario, las abren, empujan a la alusión, es decir, fungen de apertura. La resistencia entre la palabras y la imagen hace ilegibles los grabados. La imagen hace de significante, la leyenda de su soporte, de letra. La diferencia entre la función significante con sus múltiples posibilidades significativas hace litoral con lo ilegible de ese texto en tanto escritura. Entre el texto y la pintura, un barranco insalvable; un real inasimilable. Los temas de los Caprichos son varios y los enfoques diversos. Estamos ante un catálogo de la existencia humana, ante un abanico de la humanidad. Hay análisis de personajes como los alguaciles, los aristócratas, los bandidos, las brujas, los duendes, las celestinas, los monjes, los sacerdotes, los frailes, los militares, los oradores, los educadores, los picadores, las prostitutas y los seres demoniacos. También lo hay de pasiones humanas como el adulterio, la avaricia, la coquetería, el duelo, la galantería, la educación, la hipocresía, la ignorancia, la lascivia, el matrimonio, el rapto, la vanidad y la veleidad. Así mismo se plasman críticas directas a ciertas instituciones como la Iglesia, la cárcel, la Inquisición, la medicina y la familia. Hay análisis estéticos sobre la fealdad, la fortuna, la justicia, la música, la pintura, la superstición y la muerte. Mención aparte merecen los seres que Goya de algún modo inventa. Sus monstruos por decirlo claro. Hay aves nocturnas y de presa transformadas en su fisonomía. Hay niños trastocados en fetos vivos o animales extraños. Está el macho cabrío, las serpientes demoníacas, los seres venidos de los infiernos y las parcas.
“Los sueños de la razón producen monstruos”.
Además, también comienza a delinearse algo que iría más allá del deseo, incluso más allá de cierta tesitura de lo simbólico. Hay imágenes que más que sueño parecen pesadillas. Esto que se dibuja en los Caprichos que viene de Hospital de apestados, de Interior de una prisión y Vuelo de brujas, toma estatura desgarradora en el trabajo llamado Los desastres de la guerra. Estatura que lleva lo monstruoso a lo más bestial de lo humano: la guerra. La guerra, su espantosa verdad y sus terroríficas implicaciones. El horror se anuda a lo político. Sí, eso es monstruoso. Lo real tendrá su pintor.
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Goya plasma una fenomenología de lo humano pero lo hace desde un develamiento de lo evidente, utiliza la caricatura para acentuar lo visible de lo invisible pero también muestra verdades al desplegar las pasiones y su relación con el abanico de los caminos del deseo. Goya pinta en estas imágenes los caminos del deseo humano, pero lo hace de modo tal que parezcan sueños. Goya hace del sueño pintura y de la pintura un sueño visible. El sueño es el texto desdibujado del deseo. Goya lo recorre a la inversa y lo hace dibujo. Dibuja de manera simbólica lo que el sueño muestra de la verdad del sujeto. Verdad que parece cifrada de una represión acontecida. Goya abre una hiancia a la plástica del sueño y muestra que allí hay algo del deseo que se devela por censurado. El aragonés hace de celestina del deseo y traza los contornos de lo silenciado para que aparezca como alegoría. El artista muestra lo reprimido en una estampa social. Sus imágenes son contenidos manifiestos que vienen de pensamientos transcritos en negro. Son movimientos plásticos cifrados. Por eso llaman a la interpretación. Pero, ellos son su interpretación. No hay significado latente, son significantes. Rehiletes de sentido obtuso desde el remolino del sin sentido. Esto que parece una interpretación teñida de psicoanálisis no es sino una acotación histórica ya que el primer nombre que llevarían estas láminas sería Sueños y la primera estampa es aquella tan famosa llamada: “Los sueños de la razón producen monstruos”. Su crítica es social, es política, pero, el modo de presentarlo, es en el espectro estético del sueño. El artista hace del lenguaje del sueño crítica política e ironía social.
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Juegos y operaciones significantes: promesas, chistes y acertijos Alejandro Carrillo Va-
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Juegos y operaciones significantes: promesas, chistes y acertijo
El acertijo de Einstein
I ¿Para que se quiere un epígrafe?
El enunciado del acertijo de Einstein.
Sucede que a veces el epígrafe es más interesante que el propio texto, otras veces ocurre que predetermina y después se vuelve a él para cerrar el circuito de la lectura; también se viste de chiste, de poesía, de aforismo, en esta ocasión propongo que los epígrafes sean un capítulo, lleno de ejemplos para poder desarrollar la siguiente exposición, por el momento no es necesario detenernos de más en ellos, basta con apreciar lo que de común hay en ellos, dicho esto prosigo…
Tenemos 5 casas de cinco colores diferentes y en cada una de ellas vive una persona de una nacionalidad diferente. Cada uno de los dueños bebe una bebida diferente, fuma una marca de cigarrillos diferente y tiene una mascota diferente.
“¿Esta usted prestando atención? todo truco de magia tiene tres partes o actos: La primera parte se llama -la promesa-, el mago nos muestra algo común… El segundo acto se llama -la transformación-, el mago toma el objeto común y lo convierte en algo extraordinario… Pero aún no se aplaude, porque no es suficiente hacer desaparecer algo… hay que aparecerlo nuevamente. Ahora uno busca el secreto, pero no lo encuentra porque, claro está, en realidad no está mirando. Uno no quiere saberlo realmente… Uno quiere que lo engañen…Una vez conocí a un marinero, me dijeron que cayó por la borda, enredado en las velas. Lo sacaron, pero le tomó cinco minutos toser. Dijo que era… algo agradable…” Película “The Prestige” U.S.A. 2006
Cuando Einstein propuso este acertijo dijo que el 98% de la población mundial no seria capaz de resolverlo.
Tenemos las siguientes claves: El británico vive en la casa roja. El sueco tiene un perro. El danés toma té. La casa verde esta a la izquierda de la blanca. El dueño de la casa verde toma café. La persona que fuma Pall Mall tiene un pájaro. El dueño de la casa amarilla fuma Dunhill. El que vive en la casa del centro toma leche. El noruego vive en la primera casa. La persona que fuma Brends vive junto a la que tiene un gato. La persona que tiene un caballo vive junto a la que fuma Dunhill.
El alemán fuma prince. El noruego vive junto a la casa azul. El que fuma Brends tiene un vecino que toma agua. La pregunta: ¿Quién es el dueño del pececito?
Carta gallega Una madre gallega escribiéndole a su hijo... Querido hijo… te escribo estas líneas para que sepas que estoy viva. Te escribo despacio porque sé que no puedes leer rápido. Si recibes esta carta es porque te llegó, sino, avísame y te la mando de nuevo. Tu padre leyó que según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a 1 kilómetro de la casa, así que nos hemos mudado mucho más lejos; no vas a reconocer la casa, el lugar es lindo, tiene una lavadora que no estoy segura si funciona o no, ayer metí una ropita y tiré de la cadena, y no he vuelto a ver la ropa desde entonces. El clima no es tan malo; la semana pasada sólo llovió 2 veces, la primera vez por 3 días y la segunda por 4 días... con respecto a la chaqueta que querías, tu tío pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos, pesaría demasiado y el envío sería muy costoso, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo... al fin enterramos a tu abuelo; encontramos su cadáver con lo de la mudanza, estaba en el armario desde el día en que nos ganó jugando al escondite... te
cuento que el otro día hubo una explosión en la cocina a gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire cayendo afuera de la casa; que emoción, era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos en muchos años... el médico vino a la casa y me puso un tubito de vidrio en la boca y me dijo que no la abriera por 10 minutos; tu padre ofreció comprarle el tubito... sobre tu padre, que orgullo, te cuento que tiene un bonito trabajo, tiene cerca de 500 personas debajo de él. Es quien corta la maleza en el cementerio. Tu hermana julia, la que se casó con su marido, tuvo un hijo, pero como todavía no sabemos de qué sexo es, no sé si decirte que eres tío o tía. Si el bebé es una niña, tu hermana va a nombrarla como yo. Qué raro que quiera llamar a su hija “mamá”. Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada, ella le dijo que sí, de 5 meses ya; pero ahí tu padre le preguntó que si ella estaba segura que era de ella. La Pilarcita dijo que sí, aferrada tu hermana Pilar, que orgullo, de tal palo tal astilla... a quién nunca hemos visto más por acá es al tío Venancio, el que murió el año pasado... el que nos tiene preocupado es tu perro el puky, se empeña en perseguir a los autos que están parados... ¿recuerdas a tu amigo Clodomiro?, ya no está más en este mundo; su padre se murió hace 2 meses y pidió ser enterrado en el lago. Tu amigo murió cavando la fosa en el fondo del lago... muérete, tu hermano Juancho cerró el coche y dejó las llaves adentro. Tuvo que ir hasta la casa por el duplicado para poder sacarnos a todos del auto... bueno hijo, no te pongo mi dirección en la carta, porque no la sé. Resulta que la última familia de gallegos que vivió por aquí se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. Si ves a Doña Remedios, dale saludos de mi parte; si no la ves, no le digas nada...
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El que fuma Bluemasters bebe cerveza.
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Tu madre que te quiere, Josefa P.d. te iba a mandar algo de dinero, pero ya he cerrado el sobre. Los largos y anteriores epígrafes buscan desarrollar el efecto de su promesa: engancharnos. Y así poder pasar a explicar las coincidencias e insistencias de la estructura (registro real), el lenguaje (registro simbólico) y de lo inconsciente (registro de lo imaginario) –connotados y diseñados así, para efectos de este trabajo- de un nudo entretejido torno a los fenómenos de un caso particular de chiste y un enigma, que estudia este texto, y que no son el chiste y el acertijo anteriores, pero que comparten con lo que revisaremos a continuación sus peculiaridades. Partamos de una concepción… II La noción de acertijo El término acertijo se propone como un enigma o adivinanza, pero también como una cosa o afirmación muy problemática1. No he hallado una etimología del término acertijo, más bien parece derivar el término acertar que implica dar en el punto a que se dirige algo, encontrar, hallar. Y en este su etimología muestra lo siguiente: Acertar: (De A (1) y el latín certum cosa cierta) A (1) (Del latín ad) Prefijo que carece de significación precisa, amatar, asustar, avenar, implicando proximidad, adyacencia, contigüidad. Aunque hablando de contigüidades también hay un prefijo…
A (2) (Del griego alfa, privativo) Prefijo que denota privación o negación, an. Que si bien no implica que sean antitéticos de origen, a saber por su diversa fuente: latín y griego, bien nos pueden mostrar dos facetas del acertijo, conforme a lo que podemos comprender del término acertijo: enigma y afirmación. Acertar en el acertijo, dar con la certeza del mismo, desde su etimología, ya bien puede tambalearse oscilando en sus sentidos antitéticos. ¿Es así o es asá? ¿Es esto o es como esto? Otro enigma inquietante, dividido entre el juicio que priva y el que aproxima. Un prefijo y dos sentidos pueden hacer gobierno del desconocimiento, pues el prefijo -a- originario del latino –ad- en su sentido de proximidad y empuje, colinda con las palabras: adyacente, amatar, asustar, es decir que causa, hace que. Y el prefijo –a- originario del griego –α- en su sentido de privación y negación, se nexa con términos tales como amorfo, asimétrico, amoral. Dicho esto para hacer una distinción en dos interpretaciones del mismo término, que pueden ser diferentes o similares, dependiendo del tiempo lógico en el que se encuentre uno con respecto al acertijo: enredado en este o desanudado. Freud: el chiste y el acertijo Leo en Freud3 algunas caracterizaciones sobre el acertijo, en consecuencia sobre su estudio sobre el chiste, de lo que interpreto: El acertijo y el chiste tienen una relación de contrapartida, uno esconde lo que el otro exhibe: así, en el acertijo la técnica es indicada como una condición y el texto debe ser adivinado, y en el chiste el texto se
1- Diccionario de la lengua española, Real academia española, 22ª. Edición, Edit. Espasa, 2001. 2 - Breve diccionario etimológico de la legua castellana, Joan Coromines, Edit. Gredos, 2008. 3- El chiste y su relación con lo inconsciente, Sigmund Freud, Vol. 8 Edit. Amorrortu, 1905. Págs. Pag. 32 N. 22, Pág. 64 N.59, Pág. 143, Pág. 145, Pág. 204, Pág. 108,109
Cuando Freud expone los géneros del chiste tendencioso, nos muestra el poco frecuente chiste escéptico, ese que ataca a uno de nuestros bienes especulativos: el de la certeza del conocimiento, que es necesario trascribir aquí, como el texto comunicado, exhibido:
Este es el punto donde relaciono a un acertijo particular que se resuelve bajo la siguiente enunciación: Yo no sé si tú eres veraz o mendaz, pero sé que eres capaz de ser mendaz y dar paso a la veracidad o de enunciar la mentira siendo veraz. Pero hay que revisarlo para ver cierto paralelismo con el chiste de los dos judíos en el vagón.
En una estación ferroviaria de Galitzia, dos judíos se encuentran en el vagón. – ¿A dónde viajas?-, pregunta uno. –A Cracovia- , es la respuesta. – ¡Pero mira que mentiroso eres!- se encoleriza el otro-. Cuando dice que vas a Cracovia me quieres hacer creer que viajas a Lemberg. Pero yo sé bien que realmente viajas a Cracovia. ¿Por qué mientes entonces?-.
Este es el chiste de desmesurada sofistería, nos dice Freud, y que acusa de las técnicas de contrasentido y figuración por lo contrario, en donde se nos cita el problema de las condiciones de la verdad. Y donde me parece que Freud descubre la técnica oculta de dicho chiste es en donde dice: según la aseveración del primero, no contradicha, el otro miente cuando dice la verdad y dice la verdad con una mentira. Y… adiós a la gracia. Escribo la técnica enunciada de otro modo: Yo pienso que tú me dices la verdad, para que crea que mientes, pero sé que tu verdad puesta como mentira, es la verdad.
El acertijo en cuestión (ó un problema de lógica proposicional) “A un desdichado prisionero - custodiado día y noche por dos terribles guardianes-, metido en una celda que tiene dos puertas, es informado por el alcaide de la prisión que una de esas dos puertas le conducirá a la libertad y la otra a la muerte. El alcaide le da la oportunidad de averiguarlo haciendo una pregunta, solo a uno de sus dos terribles guardianes. Y se le advierte también que de los dos guardianes hay uno, no sabe cual, que miente
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comunica y la técnica se oculta. Aunque puede haber chistes que se basen en la fachada del acertijo, y se conviertan en su fuente. Como acertijos que se eludan por el lado del chiste.
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siempre, mientras que el otro guardián dice la verdad siempre, y que no necesariamente el guardia que dice la verdad resguarda la puerta de la libertad, también pudiera resguardar la de la muerte. El prisionero, con una sola pregunta, a cualquiera de sus dos guardianes, podrá saber con seguridad cuál es la puerta que le llevará a la libertad. ¿Qué pregunta podría hacer para saber con seguridad cual es la puerta que no le llevará a la muerte?”
Una posible redacción de una posible solución
Preguntando a cualquiera de los dos guardianes: “¿Cuál es la puerta que diría tu compañero que es la que lleva a la libertad?”. A condición de comprender que la respuesta que dé es mentira o que enuncia la mentira del otro, y por ende la elección deberá ser opuesta a la indicada.
Antes de contrastarlo con las notaciones freudianas sobre el chiste, me detengo a rodear el proceder de este acertijo. ¿Cómo se pudo resolver así este acertijo? ¿Cuáles fueron los pasos para llegar a esta respuesta? Tras quien no acepte este acertijo4 nos queda quien lo emprende, quien no resiste a quedarse con la duda y empieza usualmente con aproximaciones ilegales que le reafirman las reglas y condiciones del acertijo, por ejemplo se quieren hacer varias preguntas y no una, y a ambos guardianes y no a uno, o se supone una relación entre el guardia honesto y la puerta de la libertad. Para continuar con aproximaciones directas,
e inacabadas, como preguntas directas positivas o negativas sobre la persona misma a quien se dirige la pregunta o sobre la puerta que el resguarda ¿Quién eres tú, que elegirías tú, a donde me lleva esa puerta? ¿Eres honesto-mentiroso, elegirías esta puerta para ir a la libertad-muerte, esta es la puerta de la libertadmuerte? pero que dan pie a otras indirectas y acertadas: ¿Cuál es la puerta que diría tu compañero que es la que lleva a la libertad, o la que lleva a la muerte? O un sinfín de redacciones posibles que entrañen este entrecruzamiento de la pregunta, y que resuelven el acertijo, dirigiéndosela a cualquiera de los guardias y guían la decisión que se ha de tomar: elegir la opuesta a la indicada. Aunque con esta no se sepa quien es el guardia honesto y quien el mendaz, y ni interese. Pues cualquiera de ellos se jugará en la mentira, uno enunciando la mentira del otro al ser honesto, y el otro mintiendo al ser mendaz. Para aclarar un poco este proceso desdoblémoslo un poco: Ante el acertijo, que nos propone un enigma (duda) y una demanda de certidumbre y elección. El acertijo es ¿porqué puerta salir para hallar la libertad? Ó ¿que preguntar hacer? Para que se decida que puerta elegir. Aunque parecen implícitas, se ha de hallar una pregunta que guíe una decisión, un juicio que conlleve a un acto. Así tenemos una decisión a actuar, sobre una pregunta a elaborar, sobre dos agentes y dos opciones, en un cuerpo de condiciones (como constantes lógicas y/o del carácter del acertijo) (Solo una pregunta, ni dos, ni una a cada uno, nadie sabe cual de los dos miente y cual dice la verdad, no hay relación en decir la verdad y
4- El chiste y su relación con lo inconsciente, Sigmund Freud, Vol. 8 Edit. Amorrortu, 1905. Págs. Pag. 32 N. 22, Pág. 64 N.59, Pág. 143, Pág. 145, Pág. 204, Pág. 108,109
Una posible panorámica de las preguntas directas e indirectas positivas y negativas.
En los casos A y B la pregunta directa sea positiva o negativa no alcanza la certidumbre de que puerta elegir, en los casos C y D se alcanza la certidumbre de saber que puerta lleva a la salida a condición de no seguir la indicación dada. Y en los dos últimos casos los guardianes presas del operar no pueden sino mentir o evocar la mentira cuando les evoco una respuesta particular a la que no puedo seguir. Así si se pregunta directamente si la puerta que resguarda el operador es la libertad o de la muerte ya sea que siga o no la respuesta tengo 50 % de probabilidad de acertar. Si se pregunta cruzando la pregunta al operador con respecto al otro operador sobre la puerta que resguarda el mismo, en todos los casos al seguir su indicación yerro. Si se pregunta cruzando la pregunta al operador con respecto al otro operador sobre la puerta que resguarda el mismo, en todos los casos, al no seguir su indicación acierto. ¿Por qué razón a la pregunta sobre lo que el otro diría de él sobre si seguir la puerta es la de la libertad o de la muerte y seguirlo erro y no seguirlo acierto? El que dice la verdad siempre la sostiene y el que miente sostiene la mentira. Tal vez con esta aproximación del operar del acertijo y su peculiar solución puedo pasar a contrastarlo con las notaciones freudianas. ¿Se muestra en el acertijo contrasentido y figuración por lo contrario? ¿Para este acertijo el texto es oculto y la técnica es indicada?
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resguardar la puerta hacia la libertad. No sabemos quien tiene cada puerta).
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Si en el caso del chiste el texto nos es manifiesto por:
– ¿A dónde viajas?-, pregunta uno. –A Cracovia- , es la respuesta. – ¡Pero mira que mentiroso eres!- se encoleriza el otro-. Cuando dice que vas a Cracovia me quieres hacer creer que viajas a Lemberg. Pero yo sé bien que realmente viajas a Cracovia. ¿Por qué mientes entonces?-.
El distingo entre este chiste y este acertijo, nos es dado por su finalidad diversa, producir el efecto reidero y llamar la atención hacia un problema, además de la contrapartida en su operar, uno exhibe lo que el otro oculta, pero una vez que causó gracia el primero y se resolvió el segundo, veo los mismos pasos :
Y la técnica de contrasentido y figuración por lo contrario se nos oculta, pero implica que el otro miente cuando dice la verdad y dice la verdad con una mentira. En el acertijo el texto oculto sería: ¿Cuál es la puerta que diría tu compañero que es la que lleva a la libertad?, con una técnica que si bien se indicó: -¿qué pregunta hacer?- (con sus respectivas condiciones). También tiene que hacerse pasar por una dialéctica y ser elaborada: partiendo de que uno miente y el otro dice verdad, si les pregunto por lo que diría el otro, uno miente y el otro enuncia la mentira siendo veraz. En donde claramente hay contrasentido, y la figuración por el contrario es bajo la petición de hacer que el guardián figure al contrario, claro desde su propio proceder de mendacidad o veracidad al que están atados y sin oportunidad apuntan hacia una sola respuesta. ¿Qué distingos hay entre el chiste y el acertijo más allá de sus connotaciones cómicas y de resolución de un problema? ¿Hay distingo entre el proceder lógico de los enunciados?
De los nexos en la negatividad de estas operaciones hablaré más adelante, y para cerrar este capítulo unas últimas palabras… ¿Qué es un pasillo de dos puertas para un hombre? Un laberinto. ¿Y para una mujer? El enigma de saber por donde se fue la otra. III Posibles nexos del acertijo con el sofisma de Lacan. El tiempo, el juicio y el acto Si bien las líneas precedentes fueron redactadas, impulsadas e influenciadas desde la perspectiva en la que intento explicarme el artículo de Lacan “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma” (1945). Ahora pretendo relacionar las
Propuesta de redacción de aserto subjetivo para el acertijo:
El acertijo de las dos puertas nos presenta un sofisma (ejemplo para resolver las formas de una función lógica) pero ¿cómo podría pasar este por los tiempos de la posibilidad, de la evidencia, de la prisa y del retraso que nos propone Lacan?
Concluyo que si pregunto a cualquiera de los guardias: ¿Cuál es la puerta que diría tu compañero que es la que lleva a la libertad?. Podré excluir la opción que me indiquen, para acertar en la puerta a la libertad.
El instante de la mirada, el tiempo para comprender y el momento para concluir
Propuesta de redacción de la verificación desubjetivizada para el acertijo:
Las fronteras difuminadas entre la mirada y la comprensión, la meditación y la intuición pueden estar dadas ante la propuesta del acertijo y como concierne a uno este y en las aproximaciones que se dan para resolverle. Hasta que algo cede en el devaneo de las posibles soluciones y se halla una propuesta que se considera infalible y probada teóricamente. Pero no será hasta que se formule una cuestión concreta de un aserto de certidumbre anticipada, que invocará y habrá de hacer paso obligado por la otredad, para que de la respuesta dada – en este otro litoral de la comprensión y la conclusión – que se relance y se ejerza nuevamente la comprensión y la conclusión.
Si han de decir los guardias, lo que diría el otro, se jugará en la mendacidad, uno enunciando la mentira del otro al ser honesto, y el otro mintiendo al ser mendaz.
Pero el instante de la mirada, el tiempo para comprender y el momento para concluir, no necesariamente son uno, si bien son de límites fundidos, podrían estar reapareciendo en el caso del acertijo. Pues la respuesta de la otredad genera una concatenación del tiempo lógico primero con uno nuevo, relanzado por el primero. Y a lo que fue un primer acto, devenga otro.
La verdad del acertijo como referencia proposicional del uno al otro: El aserto subjetivo anticipante como forma de una lógica colectiva. La verdad del acertijo se verifica en la figuración por lo contrario y el contrasentido de la apuesta de otro al otro, en el aserto que se constituye. No informan de su propia condición, sino responden por el otro, falsean y mienten y excluyen la verdad. Propuestas lógicas por desarrollar Empleando los cuadrados lógicos, ante ese juego de negaciones ocupado como esquema base se puede trabajar con fines meramente de estudio y reflexión lo siguiente:
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reflexiones anteriores con mi lectura de dicho texto lacaniano.
TrazoUnario 96 Donde X prefigura el discurso particular o general Una fila de particulares, el chiste de los judíos y el enigma de las dos puertas
Y corresponde a la verdad del particular o el general R la suposición de relación entre discurso y verdad
R-1 Implica la división del discurso entre los parámetros para él desconocidos y empleados: la verdad, en cercanía a la relación inversa del proceder matemático. Ejemplos:
En el universo particular del chiste, un antecedente es la suposición de que un judío dice la verdad sobre su destino xRy. Existe un discurso que no No existe un discurso que no esté está en relación inversa con en relación inversa con su verdad su verdad
Otra fila de conceptos generales a saber la negación y el proceder psicoanalítico (por ej. La intervención), donde hay que justificar ¿por que no la afirmación es la que ocupa el espacio del proceder analítico?
Campo de la negación
Campo del proceder psicoanalítico
Todo discurso está en relación inversa con su verdad ¿Qué del dispositivo analítico está no todo en relación con su verdad?
En las intentonas de la resolución del acertijo, preguntar a un guardia sobre si es esa la puerta de la libertad, o e él el que dice la verdad implican la suposición de xRy.
Negatividad Más allá de la forma matemática de resolución del acertijo (ahora me refiero al acertijo de Einstein) que implica trabajar las permutaciones, la forma común de resolverlo es vía una negatividad, y con ello me refiero, que si sabemos unos datos (aspecto positivo) de ellos inferimos los que no tenemos (aspecto negativo) y a partir de ahí construimos nuestras respuestas. Esto viene a colación por lo que en los cuadrantes de arriba comento pues… Si el chiste oculta una técnica y exhibe un texto, provoca risa
Si la denegación oculta la técnica y exhibe el texto, reprime y levanta a la vez 5
Y si el acertijo exhibe la técnica y oculta el texto provoca la atención, la reflexión Y si la intervención psicoanalítica exhibe la técnica y en pos de ello busca generar un texto
5- Que no es el caso de la negación consciente la cual con el fin de informar, exhibe la técnica, y exhibe el texto, aún en un nivel de afirmación en la negación (o falsación conciente) como en el caso del slogan del Palacio de Hierro: “Si te digo que no tengo nada, o que no me pasa nada, no me creas nada”.
Comentarios finales “Una vez te conté sobre un marinero que me describió cómo era el ahogarse. -Sí, me dijo que era agradable. -Mentí. Dijo que era una agonía…y el acto final es el prestigio. La reaparición del conejo. Te rogarán y te elogiarán para que les des el secreto, pero en cuanto se los des, significarás nada para ellos. ¿Comprendes? ¡Nada!”
al gusto por vencer la ignorancia, o el gusto por sostenerse en ella, en nuestra recurrente actitud infantil de creencia, de fe, de explicación mágica. ¡Que vivan las sorpresas calculadas y luego ignoradas! Podríamos expresar en algún momento, pues es fácil rozar el lenguaje comprometedor, regodearse un poco en este, para luego encubrirlo. Por último quiero terminar con la idea de que si el chiste anteriormente mencionado e stá en contraposición del acertijo, y este a su vez convoca a la búsqueda de la certeza, del saber, el truco, en contraposición al acertijo, provoca el enigma, nos invita al placer del desconcierto esperado, controlado, diferente al desconcierto sorpresivo, que puede ser nada agradable.
Película “The Prestige” U.S.A. 2006 Chistes, enigmas o acertijos, y trucos de magias, constituyen espacios donde uno es jugado por el significante, donde se materializa un operar inconsciente, donde Freud supo enseñarnos de los desplazamientos y condensaciones para mostrarnos como opera el lenguaje, lo reprimido, como aparece y desparece ante nuestras narices, este artículo sirvió como pretexto para realizar un ejercicio de estudio entre la lógica proposicional, el psicoanálisis y los juegos de la palabra, pues entre los mecanismos comentados, chiste y enigma, y ahora añado el truco, el prestigio, hay colindancias estructurales, como la demanda de placer que uno interpone a estos a través de sorpresa, risa, incertidumbre, para pasar a ser sujetos de esa estructura a saber cuando nos hayamos interesados, atentos, en suposición, con ilusión, o hasta prejuicio, para resbalar al fin a la risa,
5- Que no es el caso de la negación consciente la cual con el fin de informar, exhibe la técnica, y exhibe el texto, aún en un nivel de afirmación en la negación (o falsación conciente) como en el caso del slogan del Palacio de Hierro: “Si te digo que no tengo nada, o que no me pasa nada, no me creas nada”.
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No necesariamente se debería pensar estos procederes, operaciones y juegos como cuadrantes, sino como entramados topológicos, moebianos, que comparten rasgos contrarios que en realidad son complementarios, oposiciones que son cola y boca de la misma serpiente.
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L O C U R A TRAS LAS BARRAS Margarita Cruz
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M. Foucault
El destino de la locura a lo largo de la historia es ya conocido; el confinamiento, el exilio, la exclusión: mazmorras, navíos, hospitales, camisas de fuerza, medicamentos… El loco no es preso de su locura, sino apresado a causa de ella. Él es sujeto de su locura, mas no solo lo habita, también lo cura. Ciertamente esa no es la cura que persiguen la psicología y la psiquiatría, tampoco la del sujeto pues incluso se niega que exista en la locura, sino la de una cierta normalidad corrompida, una inadaptación patológica insosteniblemente justificada por una supuesta etiología en el mejor de los casos o una psicogénesis que apunta a la comprensión. Para el psicoanálisis no hay psicogénesis. “Si la psicogénesis es esto, es precisamente aquello de lo que el psicoanálisis esta más alejado, por todo su movimiento, por toda su inspiración, por todos sus resortes, por todo lo que introdujo, por todo aquello hacia lo que nos conduce, por todo aquello en que debe mantenernos… El progreso principal de la psiquiatría desde la introducción de ese movimiento de investigación que se llama el psicoanálisis, consistió, se cree, en restituir el sentido en la cadena de los fenómenos. En si no es falso. Lo falso, empero, es imaginar que el sentido en cuestión, es lo que se comprende.” 1 Pero antaño se creía que la desviación se debía a castigos divinos, posesiones demoniacas, encarnaciones del mal,
climas marinos, la luna, lo que causaban los excesos como el deseo y la masturbación, entre otras. No pueden dejar de percibirse por lo menos dos cosas: una alienación por una otredad, es decir, la presencia de un otro que no es él que le induce a hacer cosas que de otro modo no haría o más claro, no es él quien las hace sino otro. Y, el deseo se dibuja como desquiciante.
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“el loco… recuerda a cada uno su verdad”
Actualmente la locura es definida por la Real Academia Española como: 1. f. Privación del juicio o del uso de la razón. 2. f. Acción inconsiderada o gran desacierto. 3. f. Acción que, por su carácter anómalo, causa sorpresa. 4. f. Exaltación del ánimo o de los ánimos, producida por algún afecto u otro incentivo. Y loco como: 1. Que ha perdido la razón. 2. adj. De poco juicio, disparatado e imprudente. 3. Que excede en mucho a lo ordinario o presumible. Aquí, el acento ya no cae en la presencia de un otro o en el deseo, sino primeramente en la razón. Es la razón la que no se tiene, la que no se usa bien o la que se perdió. Posteriormente el acento se dirige a la acción, la razón se usa para juzgar de la mejor manera y actuar
1- Lacan, Jacques. El Seminario 3 Las Psicosis. Paidós, Bs. As. 1991.
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como bien dice la definición, considerada, prudente y acertadamente; según las normas de la cultura claro está. Pero la razón del loco se ve disminuida en su poder porque no la usa bien.
obligaciones contraídas. La medida podrá modificarse o concluirse dependiendo de las necesidades del tratamiento que se acreditan mediante revisiones periódicas, con la frecuencia y características del caso.
Un ejemplo actual se encuentra en las leyes mexicanas. Para que un sujeto sea culpable de un delito primero debe ser imputable, es su elemento más importante. La imputabilidad es la “capacidad de un sujeto para comprender la criminalidad del acto y dirigir sus acciones… la capacidad de entender y de querer”.2 La misma ley penal determina que existen causas de inimputabilidad, esto es que eximen de la culpabilidad y/o responsabilidad de la comisión de un delito.
Sí, el loco deviene inimputable porque no comprende en razón y acto la norma y la ley. Se observan dos ejemplos, quien tiene un buen uso del juicio y la razón es nada menos que el juez y quien no lo tiene, el loco, es por eso que no puede acusársele, ya que no puede defenderse, no es sujeto del derecho en cuanto a sus consecuencias punibles. Y el juez, en su buen juicio puede determinar el destino o la medida (que en efecto debe poder medirse) de quien no tiene esa capacidad con el apoyo de las periciales psiquiátricas y psicológicas que incluso puede desestimar si no las considera suficientemente válidas. ¿Pero es verdad que aquel inimputable no tiene un buen uso del juicio y la razón? Decir que el loco no tiene la capacidad de entender y de querer implica que la ley tampoco reconoce ni su razón ni su deseo.
En el Código Penal Federal en su Capítulo IV Causas de exclusión del delito se señala: Artículo 15 .- El delito se excluye cuando: VII.- Al momento de realizar el hecho típico, el agente no tenga la capacidad de comprender el carácter ilícito de aquél o de conducirse de acuerdo con esa comprensión, en virtud de padecer trastorno mental o desarrollo intelectual retardado, a no ser que el agente hubiere provocado su trastorno mental dolosa o culposamente, en cuyo caso responderá por el resultado típico siempre y cuando lo haya previsto o le fuere previsible.3 Entonces el juez dispondrá la que considere la mejor medida de tratamiento, puede ser internamiento en la institución correspondiente o ser entregado a quien legalmente corresponda hacerse cargo de él para su tratamiento y vigilancia, y que garantice el cumplimiento de las
La razón tiene que ver con el lenguaje. El loco es poseído y habitado por el lenguaje, un lenguaje que le es ajeno, que lo tortura y un lenguaje que tampoco le es reconocido, sino anulado. Tal vez pudiera decirse forcluido, en su sentido legal, sin posibilidad de actuar en justicia para ejercer su derecho ya que han vencido los plazos legalmente prescritos. ¿Cómo decir su verdad? En las definiciones de la RAE anteriormente citadas, se observa una desviación, un exceso, un más allá del límite de lo ordinario, de lo normal, de lo tolerable. Pero no es sino la cultura la que dicta la normalidad y la que genera su propia locura, pues no hay normalidad tolerable.
2- Díaz de León, M. Antonio. Diccionario de Derecho Procesal Penal. Editorial Porrúa, S.A., México, 1989. p. 926 y 930 3- Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión (2013, mayo 3). Código Penal Federal. http://www.diputados.gob.mx/ LeyesBiblio/pdf/9.pdf
“Y, en efecto, la última palabra de la antropología freudiana, concierne a lo que posee al hombre y hace de él, no el sostén de un irracional—el freudismo no es un irracionalismo, al contrario—, sino el sostén de una razón de la que es más víctima que amo, y por la que está condenado de antemano.” 4
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deseo siempre será trasgresor y la locura es uno de los rostros del deseo que se defiende a uñas y dientes de la opresión.
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Tal vez las explicaciones de antaño respondían más acertadamente los porqués de la locura y su razón. Sí, hay otro, siempre lo ha habido, yo es otro, el deseo es deseo del otro. Por supuesto que hay otro. Mas el que actúa es el sujeto del inconsciente y sin saberlo se intenta intervenir con la razón como un medio de juzgar, de sopesar y deliberar para comprender, utilizar el conocimiento y decidir como es mejor actuar, sí, la razón es también un medio para obtener la verdad. Sin embargo, la razón también atañe a lo inconsciente, pues la verdad no puede saberse ni poseerse toda, porque la verdad es no toda. La razón ya estaba perdida desde el principio para alcanzar la verdad y para sostenerla. La razón es débil y contradictoria. La razón poco puede decir del deseo y la voluntad poco puede lograr sin asumirlo.
¿Es entones que el lugar para los transgresores es el encierro, la segregación, el encarcelamiento? El loco encarcelado en sí mismo por medicamentos que no lo dejan hablar su verdad, el loco en una camisa de fuerza pues su cuerpo lleno de discurso, de deseo, trasgrede los límites del buen juicio, del buen decir y del actuar bien. El loco en el pabellón con otros locos, en un lugar determinado por otro, con los compañeros elegidos por otros, decisiones tomadas por otros y un nombre elegido por otro: Esquizofrénico, Bipolar, Suicida, Personalidad Múltiple, Paranoico…
Esto es de lo que el loco está seguro, él tiene la certeza que la razón estaba pérdida desde siempre para los fines del deseo y para declarar su verdad. Y, tiene razón.
Cuando de lo que él se defiende es de ese Otro voraz que no deja lugar a su deseo. “Es lo más arduo que puede proponérsele a un hombre, y a lo que su ser en el mundo no lo enfrenta tan a menudo: es lo que se llama tomar la palabra, quiero decir la suya, justo lo contrario a decirle sí, sí, sí a la del vecino.”5 ¿Existe hoy dentro de la ley de la cultura un espacio y un lugar para su palabra? ¿y para el deseo?
Es la cultura la que miente al mostrar un espejo que refleja al hombre una imagen que no le corresponde y nunca lo hará. Una imagen de totalidad, mesura, normalidad, pertinencia y de ley proporcionada, totalitaria y justa. Sí, la cultura no puede no dar normas, no puedo no ser constituida por la ley y constituir a sus ciudadanos mediante ella, siendo respetada o trasgredida, pero el
Curiosamente, la etimología de loco y locura siempre ha sido un desafío y un imposible de definir hasta hoy. Joan Corominas plantea varias hipótesis en su diccionario etimológico, entre otras, la que tomó el Diccionario de la Real Academia Española señalándola como un “quizá” del árabe láwqa, lawqā’, estúpido; y un parentesco con el portugués Louco y que Corominas
4- Op. Cit. 5- Ibíd..
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desestima. Y aquella que menciona la posibilidad de relación con las voces castellanas chueca y llueca, catalán lloca “clueca”, vasco loka “clueca” que vendrían de una raíz cloka o locca de origen expresivo. Al respecto se ha encontrado que el vasco lokatu además de significar “ponerse clueca la gallina” significa dislocarse y moverse lo que sugiere el verbo latino locare, que parte de locus lugar. De igual modo en los registros de la RAE de las primeras apariciones en el castellano de loco y locura aparecen en su mayoría salvo una excepción con el significado de lugar o terreno. Corominas concluye que ninguna propuesta es convincente. Pero no es eso lo que se pretende retomar sino su relación con “lugar”, con el dislocarse y moverse. Sí, el loco se movió de lugar, se dislocó pero ¿hay un lugar para la locura, para el loco? ¿Es este el encierro? Ciertamente la razón como comúnmente se entiende fue dislocada, pero no es esa ra Entre dos tierras pero ninguna propia, en esa hiancia la locura se entrega al infinito, virtud del mar. No es raro que culpen al mar y al navegar de la locura, sin origen, guía ni destino, mas que la luz de la Luna. Luna, principal responsable de la marea, pero no solo del mar sino también de la locura. Lunático, aquel que padece locura, no continua, sino por intervalos, porque está relacionada con las fases de la luna, se encuentra bajo su influencia. Desde teorías que pretenden relacionar las fuerzas geomagnéticas hasta cuestiones míticas o de brujería. La luna y el mar inspiran locura. Pero la locura también
inspira, “tiene también sus juegos académicos; es objeto de discursos, ella misma los pronuncia; cuando se la denuncia, se defiende, y reivindica una posición más cercana a la felicidad y a la verdad que la razón, más cercana a la razón que la misma razón… Explica el amor a los enamorados, la verdad de la vida a los jóvenes, la mediocre realidad de las cosas a los orgullosos, a los insolentes y a los mentirosos”.6 Sí, les habla de lo real, de lo imposible, de lo indecible y de la muerte. El saber de la locura está atravesado profundamente por la muerte, por el dolor de la existencia, por lo desquiciante del deseo, por lo imposible de la razón… Es de esa existencia desnuda de la que se defiende, de la que se cura. Y esa imagen es la que devuelve a la cultura, la de la fragmentación, no hay una unidad, no hay uno, sino pedazos. “La locura aparece aquí como el castigo cómico del saber y de su presunción ignorante.” 7 La propuesta del psicoanálisis no parece entonces descabellada, ser secretario de la locura, que diga, que haga, que llore, ría o delire. Los psicoanalistas “No solo nos haremos sus secretarios, sino que tomaremos su relato al pie de la letra; precisamente lo que siempre se consideró que debía evitarse.” 8 A la escucha de un cuerpo, de un decir de un sujeto que ha encontrado ajeno al lenguaje para su verdad y para su saber. Un secretario escucha, escribe, pero no de una forma pasiva sino en acto, ser secretario de ese lenguaje alienante para que el sujeto pueda de algún modo tomar la palabra y tal vez lograr hacer un trazo. Escuchar para crear, no encerrar. 6- Ibíd 7- Ibíd 8- Op. Cit.
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El Psicoanรกlisis: acto de arte-sano ERIKA ROSAS MARTINEZ
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El psicoanálisis se nutre del arte. También de la ciencia. Tal vez por ello no es ni lo uno ni lo otro. Es un intersticio entre ambos. Un intersticio que no se legitima en sus extremos negados pero incluidos. Que el psicoanálisis nació de la ciencia es evidencia. Que sea ciencia es insistencia. El psicoanálisis tampoco, por liberal que sueñe ser, es un arte. De la ciencia toma la evidencia de la escritura que toca lo real, del arte su inspiración. Helí Morales1. El arte es una mentira que nos enseña a comprender la verdad. Pablo Picasso 2.
En “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico” Freud insta a los analistas a trabajar como los cirujanos y así “realizar una operación lo más acorde posible a las reglas del arte”3. Por lo que se hace importante cuestionarnos sobre las relaciones entre el arte y el psicoanálisis, viendo al psicoanálisis desde un lugar otro y en su intersticio entre la ciencia y el arte. Según Rowell “la palabra griega para designar el arte era techne y su significado se acercaba más a oficio, habilidad, técnica”4. Para Vicente Villacampa “el arte deriva del término latin ars, que tiene el significado genérico de habilidad o talento, oficio, profesión o técnica. La acepción que hoy le damos proviene del italiano arte, palabra con la que se designaban los gremios o corporaciones de artesanos en la edad media” 5. En cualquier caso, este término sigue evocando sus orígenes, porque el concepto implica “hacer” o producir algo valiéndose de técnicas precisas.
El artista es un “artifex”, también traducido como “artífice” o “artesano”. Deriva del verbo “facio”, que significa “hacer”, y del sustantivo “ars”, que quiere decir “arte” sobre todo como habilidad, disposición o talento para hacer alguna obra, y a veces la obra misma, el objeto trabajado con arte 6 El artífice según el diccionario de la Real Academia Española es la “Persona que ejecuta científicamente una obra mecánica o aplica a ella alguna de las bellas artes.| Autor, persona que es causa de algo. | Persona que tiene arte para conseguir lo que desea”. Y el artesano es la “persona que ejercita un arte u oficio meramente mecánico. | Modernamente para referirse a quien hace por su cuenta objetos de uso doméstico imprimiéndoles un sello personal, a diferencia del obrero fabril”. En este ultimo término queda resaltada la cuestión de la singularidad que indica lo que se distingue o singulariza. Esta cuestión Lacan la resalta con insistencia para pues lo singular no debe ser confundido con lo particular, pues lo particular ilustra un caso de lo general. Lo que el artista hace es un artificio, que es definido por el diccionario de la Real Academia Española, como el “Arte, primor, ingenio o habilidad con que está hecho algo ‖ Predominio de la elaboración artística sobre la naturalidad”. Y de este término se deriva otro que es el artefacto que es la “Obra mecánica hecha según arte”7 Retomando los conceptos de los términos semánticamente afines podemos deducir que el arte tiene que ver con la técnica y el hacer, “hacer” que Lacan relaciona con la verdad en el seminario 23 El sinthome
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El Psicoanálisis: acto de arte-sano
1- Morales, Helí (2010). Subversión de la razón y estética de lo sublime. Trazo Unario, 3, 7-30 2- Marius de Zayas, Entrevista, en Adolfo Sánchez Vázquez (1997). Antología. Textos de estética y teoría del arte, México, Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 453-456. 3- Freud, S. (2005). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico (1912), en: Obras completas, Tomo XII. Buenos Aires, Argentina. Amorrortu. 4- Rowell, Lewis (2005). Introducción a la filosofía de la música. Antecedentes históricos y problemas estéticos; España: Gedisa editorial 5- Villacampa, Vicente (1983). Gran enciclopedia científica cultural. Arte y música. México. Cultural, S.A. de Ediciones, p. 11 6- Blánquez (1985). Diccionario Latín-Español, Ed. Sopena, Barcelona, tomo 1, p. 194- 196 7- Diccionario de la Real Academia Española. Versión informática http://lema.rae.es
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cuando enuncia la siguiente cuestión: “¿Hay una imposibilidad de que la verdad devenga un producto del saber hacer?”. Y responde que No añadiendo: “Pero entonces solo será dicha a medias”.8 Lo anterior nos indican, por una parte, que no es imposible que la verdad venga al lugar del producto de un saber hacer, y, por otra parte, que este devenir producto, de ninguna manera denuncia que la verdad pueda decirse toda, pues esta siempre estará frente a un encuentro fallido de un real indecible.
Siguiendo a Heidegger a través de su texto sobre “la pregunta por la técnica” podremos avanzar sobre esta relación entre el arte y la verdad y en el dicho de Lacan evocado anteriormente “el algo que, a lo largo de los tiempos, nos viene como procedente del artesano”. Heidegger se cuestiona en este texto sobre el carácter instrumental de la técnica, el cual necesita de medios para obtener ciertos fines, y nos dice que donde domina lo instrumental prevalece la condición de causa, causalidad que se vela en lo oscuro.
Un poco más adelante, Lacan enuncia una interrogación sobre el arte, que parece estar orientada al síntoma: “anuncio ahora lo que será este año mi interrogación sobre el arte. ¿De qué modo el artificio puede apuntar expresamente a lo que se presenta primero como síntoma? ¿Cómo el arte, el artesanado, puede desbaratar, si se puede decir así, lo que se impone del síntoma? A saber, la verdad”. 9
Para Heidegger es importarte recordarnos que estamos acostumbrados a “representar la causa como lo que efectua”, lo que produce efectos, dejándola fuera de la causalidad, pero la causa, casus, “pertenece al verbo cadere, caer, y significa aquello que efectúa que algo, en el resultado, acaezca de este modo o de este otro”. Para él causa será lo que “llamaron los griegos αιτιoν, aquello que es responsable de algo”11.
Al tener en cuenta esta interrogación y la respuesta dada, podemos considerar que “el saber hacer” del que nos habla Lacan es el de la producción de la verdad, en tanto que ella es “lo que se impone del síntoma”, esto es lo propio del artesano o de lo artesanal, según nos muestra Lacan en sus reflexiones acerca del arte de Joyce.
Heidegger toma la doctrina de las cuatro causa de Aristóteles, la causa materialis, la causa formal, la causa final y la causa efficiens, para señalar que las cuatro causas son modos pertenecientes del ser responsable, y estos ”cuatro modos del ser responsable llevan a algo aparecer. Lo dejan venir a darse en la presencia”12
Lacan encuentra en la escritura de Joyce, la misma función que en el síntoma, pues debe de sostener a su padre para que subsista. Lacan nos dice que Joyce “por su arte, su arte que es siempre algo que, a lo largo de los tiempos, nos viene como procedente del artesano”10, de tal forma que parece que Joyce viene a hacer una suplencia de sínthoma.
En el Seminario 23, Lacan también arguye sobre esta cuestión del ser responsable, al enunciar que uno es responsable de su saber hacer, poniendo énfasis en saberse causa de algo, como el arista, artífice o autor, que es causante de algo, pero también es quien tiene el arte para conseguir lo que desea, siendo singular en ello.
8- Lacan, J. (2008). El seminario 23. El sinthome (19751976). Buenos Aires: Paidós, p.14 9- Lacan, J. (2008). Op. cit. p.23 10- Ibid., p. 23 11- Heidegger, Martín (2007). La pregunta por la técnica (y otros textos). España. Folio. p, 9 12- Ibid., p, 11
Si tomamos en cuenta otra traducción del Banquete, tenemos una versión mas vasta del acto del cual se refería Heidegger: “… el concepto de creación es algo muy amplio, ya que ciertamente todo lo que se causa de algo, sea lo que sea, pase del no ser al ser es “creación”, de suerte que todas las actividades que entran en la esfera de todas las artes son creaciones y los artesanos de éstas, creadores o poetas… del concepto total de creación se ha separado una parte, la relativa a la música y al arte métrica… “Poesía” en efecto, se llama tan solo a ésta, y a los que poseen esa porción de “creación”, “poetas”14.
De esta manera tenemos dos traducciones posibles de poiesis como pro-ducción y creación. Entonces quien es responsable o causante de algo o de traer ahí adelante, hace poiesis, produce y crea algo que es singular. La τέχνη pertenece a traer-ahí-delante a la πoίησις, es algo poético, de esta manera Heidegger avanza sobre la esencia de la técnica y nos dice que este traer ahídelante (algo) del estado de ocultamiento al estado de desocultamiento o salir de lo oculto los griegos lo llamaban αλήθεια y los romanos veritas, nosotros lo llamamos verdad, entonces la esencia de la técnica es la que al acontecer el hacer salir lo oculto permite el acontecimiento de la αλήθεια, la verdad. En lo anterior residirá la poiesis del psicoanálisis, en
un traer desde el estado del ocultamiento al estado de desocultamiento, lo que es la verdad del sujeto de la cual solo el es responsable, pues se le otorgar la palabra al sujeto, para que su inconsciente hable, para que su síntoma hable, pues el síntoma es eso que habla, es lo que pide ser analizado, se presenta como verdad, a partir de la formaciones del inconsciente, permitiendo la entrada al campo del saber y de la interpretación.
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Mas adelante Heidegger trae lo dicho por Platón en el Simposion (205 b): “Toda acción de ocasionar de aquello que, desde no lo presente, pasa y avanza a presencia es πoίησις, pro-ducir, traer-ahí-delante” 13
El lenguaje por vía de la representación puede tratar en parte a la pulsión como un referente, esto se asemeja a lo propuesto por Heidegger como el poner (traer) adelante, del estado del ocultamiento al estado de desocultamiento algo, es por medio de la representación de la vorstellung que se puede traer algo de la pulsión hacia delante, como un objeto. Si la pulsión no se adhiriera a una representación ni saliera a la luz como un estado afectivo, nada podríamos saber de ella, es aquí donde figura la poiesis del inconsciente. En el texto de Arte y Poesia Heidegger nos dirá que “la palabra τέχνη nunca significa en general una especie de ejecución practica, si no que nombra, mas bien una especie de saber. Saber significa haber visto en el amplio sentido de ver, es decir, percibir lo presente en cuanto tal”15. También aclara que la esencia del saber yace en la ἀλήθεια, en la desocultación del ente, así τέχνη como saber consiste en la producción de un ente. La verdad es la desocultación del ente, “la verdad es la verdad del ser”16 Para Lacan el análisis vine a anunciarnos que hay saber que no se sabe y el analista “es quien al poner el objeto a en el lugar del semblante, esta en la
13- Ibid., p, 12 14- Platón (1974). El banquete o del amor. Obras Completas. Madrid, Aguilar p. 585-586 15- Heidegger, Martín (1973). Arte y poesía. La verdad y el arte. Colección breviarios; Trad. y pról. de Samuel Ramos. México. Fondo de cultura económica, p. 81-82 16- Ibid., p. 104
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posición mas conveniente para hacer lo que es justo hacer, a saber interrogar como saber lo tocante a la verdad”17. De esta manera este saber como lo tocante a la verdad, a la αλήθεια produce ser, pues conduce al sujeto a su verdad, que en su responsabilidad no puede dejar de estar implicado en lo convocado por lo inconsciente. No debemos olvidar que este saber que no se sabe tiene su soporte en el significante y de ahí que creamos que podemos modificar algo del síntoma por medio de una manipulación interpretativa, ya que este esta enganchado al lenguaje y actúa sobre el sentido, pero la interpretación en si se añade para darle un sentido al contenido oscuro de la verdad. En el texto del sujeto por fin cuestionado de 1966, tomando como referencia la operación freudiana, Lacan identifica el síntoma y verdad como equivalentes, pues el síntoma “representa el retorno de la verdad... en la falla de un saber”18y agrega que la verdad del síntoma reside en su articulación significante, y “se instaura en la cadena significante” 19 Es decir, que en esta primera parte de la enseñanza de Lacan tiene la concepción de que el síntoma debía ser interpretado como un mensaje reprimido que debía descifrarse, sin embargo su enseñanza y practica no se quedara ahí, ya que encuentra que el sujeto se estructura en relación a la cadena significante, pero no todo del sujeto puede entenderse en relación a ella, por que “el lenguaje no es en si mismo un mensaje, sino que solo se sustenta en la función de… el agujero en lo real” 20, que no se puede alcanzar por la representación, porque “No hay todos los elementos” 21
Muchas psicoterapias intentan dirigir como un amo o un maestro los significantes del sujeto, otorgándoles un sentido con interpretaciones apresuradas y univocas, a fin de querer introducir una verdad que busca el bienestar del analizante, pero solo conducirá a una verdad sospechosa. Esto se relacionaría con lo que Heidegger llamo Geshick que es un camino de hacer salir lo oculto, tiene que ver con lo que llamamos sino, destinado o destino, que pone en peligro el hacer salir lo oculto, la verdad del analizante, pues con el destino escapa a su propio control, deja de producir, pues esta ocultación, esta verdad, pasa inadvertida, abandona su ser, ya que no hay saber, no quiere saber, se retrae de él. La Geshick esta relacionada con la estructura de emplazamiento o la Ge-stell que es a donde la esencia de la técnica descansa. La Ge-stell (estructura de emplazamiento), es lo que provoca a hacer salir de lo oculto lo real y efectivo en el modo de un solicitar o demandar existencias. Así la esencia de la técnica es ambigua, pues “donde esta el peligro crece también lo que salva”22, porque por una parte desfigura el acercamiento a la desocultacion de la verdad -aquí es donde esta el peligro pues hay un abandono del ser, el sujeto deja de crear o de ser causante de algo, pues sufre de su destino- pero por otro lado la estructura de emplazamiento, propicia que al solicitar al hombre que se interpele sobre su existencia pueda ir en busca de algo que lo conduzca a la esencia de la técnica es decir a la verdad, a su ser y del a-cae-ser, pues al ser interpelado, puede responder en función de un saber hacer.
17- Lacan, J. (2010). Aun . Seminario 20 , (1972-1973). Buenos Aires: Paidós, p. 116. 18- Lacan J. (1971). Escritos 1. Del sujeto por fin cuestionado (1966). México: Siglo XXI, p.224 19- Ibid 20- Lacan, J. (2008).El sinthome (1975-1976). El seminario 23. Buenos Aires: Paidós, p.32 21- Lacan, J., La tercera, Intervenciones y textos 2, ed . Manantial. P.83 22- Heidegger, Martín (2007). La pregunta por la técnica (y otros textos). España. Folio. P. 32
El análisis lleva al analizante a desocultar la verdad sobre su deseo, es decir salva la esencia de la técnica, la verdad de la verdad del ser. Hasta este punto es importante preguntarnos ¿Entonces de que verdad se trata?. Cuando Lacan se pregunta ¿Donde esta la verdad en esa ocasión?, nos dice que la operación del S1 consiste en dividir al S2. Por un lado, está división genera que haya símbolo, mientras que por el otro, síntoma y también esta división se refleja en la división del sujeto, que sigue sujeto al fantasma en el discurso del amo, S1 representa al sujeto barrado para otro significante S2, de esta conjunción se produce el objeto a. El “arte-sano”, surge entonces de la conjunción del símbolo con el síntoma. De esta articulación se configura un falso agujero, porque estas consistencias pueden dividirse sin la necesidad de un corte, la escisión se configura, cuando a este falso agujero le articulamos una línea recta. La escisión entre símbolo y síntoma es obra del discurso del amo, que es quien hace circular de manera obligatoria e instaura hechos artificiales, falsos que reconoce porque tiene amor propio, no sosteniendo así el falso agujero y por tanto no permite la producción de un artificio. Entonces para permitir la producción de un artificio
es importante que el amo sostenga el falso agujero. Para decir lo verdadero sobre lo verdadero es importante para Lacan rastrear lo real, se entra en lo real por fragmentos de escritura. La escritura esta relacionada con la forma en que escribimos el nudo, es por ello que lo real no consiste, no ex-siste mas que en el nudo, el nudo borromeo.
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Si nos remitimos al titulo de este trabajo, en este punto es donde se relaciona el acto analítico como la palabra “sano”, pues “se dice “sano y salvo”… porque salvo agrega algo a sano: aquello que ha escapado intacto de un peligro o amenaza”23.
“En el análisis se trata de suturas y empalmes”, es decir que nuestro designio siguiendo nuestra ética es el de acompañar al analizante a escribir, coser en su propio nudo algo novedoso. El sentido nos dice Lacan es, el producto “de un empalme de lo imaginario con el saber inconsciente”24. Este empalme provoca la verdad y sería “el objeto de la respuesta del analista a lo que el analizante expone a lo largo de su síntoma” 25. Y con éste empalme, hacemos al mismo tiempo otro entre lo que es simbólico y lo real. De estos dos empalmes se constituye un saber que obtiene el analizante como producto de la enseñanza de su análisis. Lacan nos dice que “por algún lado le enseñamos al analizante a hacer un empalme entre su sinthome y lo real parásito del goce”26 El síntoma es “la manera en que cada uno sufre en su relación con el goce, en la medida en que este sólo interviene por la función del plus de gozar”27 esta relación entre goce y plus de goce da lugar al objeto a , ya que este objeto a es para Lacan “simultáneamente una perdida de goce y el plus de goce que la repara”28. Es decir que el sujeto intenta reparar esta perdida, sin embargo lo que se recupera no tiene nada que ver con el goce sino con su perdida.
23- Bordelois Ivonne (2009). A la escucha del cuerpo. Puentes entre salud y las palabras. Buenos Aires, libros del Zorzal, p. 171 24- Lacan, J. (2008).El sinthome (1975-1976). El seminario 23.Buenos Aires: Paidós, p.70 25- Ibid. 26- Ibid. 27- Lacan, J. (2008). De un Otro al otro. Seminario, XVI. Mercado del saber, huelga de la verdad”, Buenos Aires: Paidós, p.38
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El análisis, se caracterizaría por volver posible el goce, apuesta por el que el goce se vuelva posible como un sentido que se oye. Lacan lo escribe como Jouis-sens, que es “homófono de Jouissance (goce)”29 y de “je-oui-sense”, “yo-oigo-sentido”; esto apunta al goce del Otro pasando por el goce fálico o sea que rompe con la verdad del sentido. La propuesta del análisis no es gozar por medio del síntoma, sino gozar con el síntoma. Lo anterior se relaciona con lo anunciado por Lacan en La tercera cuando señala que el futuro del psicoanálisis depende del sentido del síntoma como real. Si el sentido del síntoma se alcanzara con el significante y con la verdad el psicoanálisis caería del lado de la terapéutica, sería un éxito y acabaría convirtiéndose en un “síntoma olvidado”, el peligro de la Geshick . De ahí que el porvenir del psicoanálisis no lo vamos a encontrar en la terapéutica sino que el porvenir del psicoanálisis está en su orientación a lo real, “depende de que lo real insista”30 Para lograr hacer del goce un sentido que se oye, debemos llevar acabo un acto que “implica saber cuál es el nudo y unirlo bien gracias a un artificio” 31. El síntoma, ya no queda reducido como resultado de un análisis, ya no queda como lo descifrable en términos de verdad, hay que saber hacer de el un arte, un artificio, una obra, que de “un valor notable, porque no hay Otro del Otro, que lleve acabo el Juicio Final” 32, es decir que sobre esta obra no hay Otro que valide, aunque haya opiniones y criticas la primicia del juicio la tiene el artista.
Para ello el analista se tendrá que convertir en un artesano, un artista o artífice, su lugar no será, el de objeto a como agente; sino en el lugar del S1, como amo, ejerciendo la división en S2. De modo tal que, lo que no se divide cae como artificio, cae como a. Se piensa de esta forma al analista, por el hecho de que a no puede estar en el lugar de agente y producto al mismo tiempo, y el arte está en el lugar del producto, de la producción. “Lo que se espera de un psicoanalista es … que se haga funcionar su saber como término de verdad” 33. Y “El saber cae al rango de síntoma … Y ahí́, llega la verdad… El efecto de verdad no es más que una caída de saber” 34. El analista entonces colocado como Sujeto Supuesto Saber por el analizante, cae, como cae su mascara de saber, para promover el alumbramiento de la división del sujeto. Sin embargo esta operación será transitoria, ya que el discurso regresa inmediatamente a su oscuridad: “si esto ha permanecido durante tanto tiempo en la oscuridad en cuanto al discurso del amo, es precisamente porque está en un lugar que, por su propia estructura, enmascara la división del sujeto… La verdad, les digo, solo puede enunciarse con un medio decir y les he dado como modelo el enigma” 35 El análisis es la respuesta a un enigma, completa y especialmente tonta por lo que no hay que soltar la cuerda con la que se teje el nudo de la no relación sexual, si la soltáramos corremos el riesgo de farfullar.
28- Miller, Jacques-Alain. Iluminaciones profanas. Curso 245-06, publicado en Revista Lacaniana n° 7. 29- Lacan, J. (2008). Op. cit. p.70 30- Lacan, J., La tercera, Intervenciones y textos 2, ed . Manantial. P .85 31- Ibíd., p.71. 32- Ibid., p.59 33- Lacan (2008). El reverso del psicoanálisis. Seminario 17. Buenos Aires: Paidós, p. 56 34- Ibid., p 202 35- Ibid., p.108
Recordando lo que señalaba en “Función y Campo de la Palabra” al tratar el punto dos de símbolo y lenguaje como estructura y limite del campo psicoanalítico: La sugestión resulta entonces de la demanda que el paciente dirige hacia al analista, al percibirlo como un Otro sin falta. Pero el analista responde desde un lugar ubicado dentro de un dispositivo, convocando un poder, pero no al suyo, sino por medio de la transferencia convoca al poder del lenguaje, otorga el poder a la palabra del sujeto. La transferencia descoloca al sujeto de su demanda de amor para colocarlo en una dimensión de deseo, convoca a la articulación significante del deseo del sujeto, para que haya éxito analítico. El analista perderá su ser en el campo analítico, cuando se coloca como semblante de objeto a, pierde su impostura de poder y saber, pierde su ser, este
es su pago por colocarse en el dispositivo analítico, esta es su responsabilidad. Al perder su posición de falo absoluto habilita la transmisión simbólica. Si el analista no se destituyera de este lugar su análisis no terminaría nunca. La interpretación se establece por medio de un enigma y apunta a esa verdad, ya que interviene para decifrar los goces del síntoma, sin embargo la interpretación es solo un medio decir y con este medio decir el psicoanalista produce una perturbación al no a completar el enigma del sujeto, se posiciona como objeto a que causa el deseo y como causa cae, de esta manera se convoca al sujeto a producir sus propios significantes.
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Y si tomamos en cuenta lo señalado por Lacan en la Dirección de la cura y los principios de poder “La identificación con el objeto como regresión, por que parte de la demanda de amor, abre la secuencia de la transferencia (la abre, y no la cierra), o sea el camino donde podrán denunciarse las identificaciones que, deteniendo esta regresión, le marcan el paso”36, podemos pensar que la identificación con este significante todopoderoso hace que el analista se perciba como omnipotente, esto resulta en sugestión. Esto se produce al hacer una identificación con el objeto de demanda de amor pero no es el objeto lo que se demanda sino la causa, el objeto perdido, como ya se había dicho antes.
No es la acción interpretativa del analista la que lleva a una producción, si no que el hombre en su individualidad es el “artesano de sus soportes” pues estos significantes siguen siendo moldeados por él “y probablemente mas todavía con sus manos que con su alma” 38. Es el analizante quien escribe, teje su propio nudo, no nosotros. Lacan no cesó, a lo largo de su enseñanza, de reducir la participación del analista, su discurso es “artefacto” , y “muerto en el Bridge” 39, por no pone en juego sus significantes e incluso no cede en relación a su deseo. El analista está en el lugar del muerto pues sabe muy bien del efecto terrible de la obra, eso que Lacan nos recuerda en el seminario La Ética del Psicoanálisis: “Toda obra es por sí misma nociva y sólo engendra las consecuencias que ella misma entraña, a saber, tanto de positivo como de negativo” 40.
36- Lacan J. (2005). La dirección de la cura y sus principios de su poder, Escritos 2, México, Siglo XXI, p. 615 37- Lacan J. (1989). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, Escritos 1, México, Siglo XXI, p. 267. 38- Lacan, J. (2011). La ética del psicoanálisis . Seminario 7 , (1959-1960).Buenos Aires: Paidós, p. 148 39- Lacan, J., “Dirección de la cura” en Escritos 2, México, 1984, p. 569.
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El analista, está en el lugar del muerto para que la obra, el pecado, la falta no cese, así el psicoanalista como sinthome sostiene el falso agujero. Si el psicoanálisis tiene el mismo fundamento que el arte, porque en el sentido de poesis, pro-duccion y creación genera significantes que producen el vacío que es justamente el que crea a partir de agujero, pues si situamos a la sublimación en el acto creador y en especial en el campo del arte, sus objetos de creación vendrían a ocupar ese lugar de significante, un significante que crea vacío, engendrando una falta, pues “es que el significante es unidad por ser único, no siendo por su naturaleza sino símbolo de una ausencia” 41. Lacan compara la sublimación con la actividad del alfarero, que al crear una vasija lo hace alrededor de un vacío, de una nada, de esta manera el vacío crea. De esta forma la sublimación reproduce la falta de la que procede, pues la vasija representa la existencia de un vacío en el centro de lo real, y esto es justamente la Cosa, que Lacan dice aparece como una nada y es a partir de esta nada que el alfarero crea, diremos crea a partir de un agujero. El lenguaje hace agujero en lo Real, porque algo falta, precisamente porque el símbolo determino la ausencia. El análisis debe bordear la falla significante, para conducir al sujeto a un saber hacer con su falta, hacer ser, es así como el psicoanálisis tomando la inspiración del arte, realizar una operación lo más acorde posible a las reglas del arte siguiendo la esencia de la técnica pasa por un acto de artesano, pero también toma de la ciencia la evidencia de la escritura que toca lo real.
40- Lacan, J. (2011). La ética del psicoanálisis . Seminario 7 , (1959-1960).Buenos Aires: Paidós, p. 152 41- Lacan, J. (1989). “El seminario de la carta robada”. Escritos 1, México, Siglo XXI, p.18
RAREZA INCONSCIENTE* Sobre teoría queer y psicoanálisis Elizabeth Núñez ely_psic@yahoo.com
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“(…) tres fuentes de que proviene nuestro penar: la hiperpotencia de la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad.” (Freud, 1930)
Asesinato e incesto: dos prohibiciones fundamentales en toda cultura, a partir de las cuales hemos creado castigos de todo tipo, desde reales hasta imaginarios para quienes violen la ley. Por ejemplo para aquellos que tengan relaciones con parientes consanguíneos, el castigo será que tendrán hijos con malformaciones físicas, y/o psíquicas. Puesta la advertencia la ley curte efecto. Aquel que tome el riesgo asumirá el castigo advertido, mismo que si no aparece de forma “objetiva”, será un fantasma que perseguirá y dará razón de las desgracias vividas en el tiempo. La modalidad para las prácticas sexuales diversas es entre otras, que aquellas parejas homosexuales que deciden criar hijos juntos, siendo padres del mismo sexo, sus hijos quedarán sin referente de la diferencia, sin corte, sin ley. Ciertamente vivimos en una cultura donde los grupos de poder (como el ejército, la Iglesia) serán bondadosa con los fieles, y crueles y despiadados con los desertores de sus normas, (Freud, 1921), precepto que en sentido extenso toma la figura de Dios, el Estado, u otro que se coloque en el lugar del Otro. Su odio estará avalado, y así, por el “bien” del grupo, se puede justificar el crimen. En este caso, el argumento: evitar el fin de la especie…
Lo queer La teoría queer manifiesta una posición radical y política que nace del cuerpo y se extiende al mundo de manera contestataria frente a la normalización. La deconstrucción, ejercicio de lo queer, propone el cuestionamiento del pensamiento binario: normalanormal, bueno-malo, hombre-mujer, hetero-homo. Queer significa raro, curioso, excéntrico, amanerado, y autonombrarse desde el insulto provoca un movimiento que arrebata al Otro la posibilidad de señalarlo. “… queer tiene una doble ventaja: repite, con orgullo, una palabra ‘recta’ usada peyorativamente para designar al homosexual al mismo tiempo que aligera el referente homosexual del término.” (Bersani, 1998, p. 80) Foucault (1976) abre la puerta para replantear el sometimiento que sostiene el poder discursivo. Este que impone pertenecer a uno u otro bando, bajo las mismas reglas de medida, pudiendo incluir a los movimientos de “liberación” sexual que no han escapado a ello. Pensemos en las mujeres lesbianas: después de vivir apartadas dentro de su grupo clandestino, se unen a las feministas, poco después éstas las apartan pues no resulta grato ser confundida por lesbiana siendo feminista heterosexual, se unen entonces con los gays pensando que ahí compartían lucha y territorio, pero al final ellas no dejan de ser “viejas” con su dosis correspondiente de desprecio, resultado: se apartan y forman su propio grupo, sólo lesbianas, pero en el caminar, empieza a haber clases dentro de este ya sub-sub-sub grupo y otra vez algunas quedan puestas en la orilla.
*- Conferencia presentada el 9 de diciembre de 2011 en el coloquio: “Dimensiones para pensar el cuerpo y el goce” en la Facultad de Psicología de Ciudad Universitaria, UNAM, México. Última revisión, noviembre de 2012, París Francia.
En respuesta, lo queer, propone una concepción que traza una manera distinta de pensar el cuerpo y la relación con los otros, haciendo resistencia a cualquier parámetro ortopédico del deseo. La teoría queer, “aparece a finales de los años ochenta vinculada a un movimiento social contestatario, supone una forma de autodenominación que procede principalmente de lesbiana negras y chicanas del sur de California, que se rebelan contra una especie de ‘identidad gay…’” (Sáez, 2004, p. 10-11) La gran apuesta de lo queer es desmarcarse de esa normalización que al aceptarla como modelo la consolida con cal y arena. Ser “gay normal” es pasarse de una acera a otra.
En consecuencia, la pregunta siguiente sería: “y ahora, ¿a quién perseguimos…?” El psicoanálisis (Freud y Lacan) En contra de las críticas al psicoanálisis de ser una práctica elitista, heterocentrada y homófoba, es preciso recordar que Freud se pronunció contra Abraham ante la negativa de éste de aceptar homosexuales como analistas. En cambio se mostraba a favor de Otto Rank que apoyaba la idea de incluirlos en las filas de la práctica clínica. Sin embargo, una tradición se desprende de la postura del médico de Bremen, y es que hasta principios de la segunda década del siglo XX, los analistas se reservan el derecho de admisión frente aquellos que no fuesen heterosexuales. Habría de pasar largo tiempo para que Lacan en los años 60´s defendiera la postura de que los homosexuales pueden ejercer el oficio del psicoanálisis. Pues si bien Lacan considera la homosexualidad masculina dentro de la estructura perversa, esta “clasificación” no se convierte en motivo de exclusión. Cabe recordar que hay una gran distancia entre la concepción popular de la perversión como algo sucio, amoral y aberrante, de lo que el psicoanalista francés propone respecto a las estructuras y la relación del sujeto con la ley. Por otro lado, el corte radical entre homo-hétero, es cuestionado desde Freud (1905) bajo el reconocimiento de una condición bisexual en todo sujeto. La pasividad del niño varón frente al padre y la relación de la niña con la madre (primer objeto de amor), hacen para cada sujeto una inscripción nada predeterminada ni radical. Ser hombre o mujer no depende del
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La gran paradoja en la que algunos activistas homosexuales se enrolan es que en la supuesta liberación sexual que promueven, en la lucha por la igualdad y bajo el lema del orgullo, terminan sometiéndose a los mismos estándares de los cuales fueron excluidos, “(…) hemos aprendido a desear desde adentro de las normas heterosexuales (…)” (Bersani, 1998, p. 18-19) Así, se pelea por el reconocimiento del Estado, se busca acceder al derecho de matrimonio, a la adopción, entre otros signos regios de la norma heterosexual. Sin querer o quizá queriendo, la mentada “normalidad” se refuerza, los homosexuales aspiran a ser parte de los parámetros de aceptación social. Algo así como: “si vivo bajo tus mismas condiciones, soy tan normal como tú”, basándose en una ley de igualdad y no de diferencia, robusteciendo el poder… “el orden es una suerte de compulsión de repetición que, una vez instituida, decide cuándo, dónde y cómo algo debe ser hecho, ahorrando así vacilación y dudas…” (Freud, 1930, p. 92)
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cuerpo. “Los hombres, las mujeres y los niños no son más que significantes.” (Lacan, 1973, p. 44) Así pues, la homosexualidad y la heterosexualidad no son posiciones radicales, permanentes y ni siquiera manifiestas. Además los conceptos de normalidad y anormalidad también son insostenibles. Freud, por ejemplo, se pronuncia con reserva frente a las categorías de “anormalidad” frente a las llamadas aberraciones sexuales. Desde el primer tiempo sostiene que toda sexualidad es perversa y que la homosexualidad es tan solo una variante de la función sexual (Freud, 1905). Dicho esto, la perversión es la norma, y cada expresión de la vida sexual que no se manifieste a través del coito y la reproducción ha de concebirse como tal. En todo caso, desde esta amplitud conceptual nadie sale de la norma, pero de la norma perversa. Lacan en su seminario Encore (1976) desarrolla las famosas fórmulas de la sexuación donde plantea bajo una forma matemática las posiciones hombre y mujer, e insiste justamente en esto, en que son posiciones, por tanto la anatomia no hace destino y todo sujeto podrá estar de un lado u otro según sea el caso. Hay una movilidad subjetiva entre ambos lados que deshace la posibilidad radical de las clasificaciones. Por ello, a ciencia cierta no puede sostenerse del todo hasta dónde un hombre o una mujer (anatómicamente hablando), un homosexual, un heterosexual, un travesti, un transexual, un bisexual está de un lado o de otro. Si el tránsito para la constitución subjetiva nos hace pasar a hombres y mujeres por la referencia fálica, y si el goce Otro -femenino- no es propiedad de nadie, ni siquiera de las mujeres, ser o tener se juega
bajo la particularidad de cada sujeto. Dicho sea de paso, la idea del tercer sexo para nosotros es insostenible, con dos basta. “¿Se nace o se hace?” En la inevitable insistencia por tomar al cuerpo como objeto de estudio, la pregunta que se repite desde antaño en prácticamente todo lo que ha resultado salir de la supuesta norma, incluyendo por supuesto la homosexualidad, es si estamos frente a una imperfección de la naturaleza o frente a las resultas de la experiencia de la vida. ¿Innato o adquirido? Desde el psicoanálisis puede sostenerse que ni una cosa ni otra pueden ser tan determinantes como sí lo es algo del orden del significante. No es si se nació así o si le pasó algo, por lo que alguien elige una pareja sexual de su propio sexo. Acá de lo que se trata es de la inscripción del deseo del Otro en cada sujeto. Por lo tanto la elección de objeto amoroso no puede pensarse bajo una determinación biológica “natural”; esa naturalidad deja de tener incidencia en cuanto somos sujetos deseantes. Tampoco el pensamiento de causa y efecto es sostenible pues la lógica hacia atrás del après-coup, lanza a sostener que lo que hace al sujeto un sujeto de su historia, no son los hecho factuales que pudieron determinarlo sino lo que hace o mejor dicho lo que dice de ello, el icc está estructurado como un lenguaje reza la famosa frase del psicoanalista francés. Por su parte Freud sostiene que la pulsión es sin objeto y cuando Lacan llega a formular el objeto a, esta idea se concretiza. El objeto que causa nuestro deseo no es estable, normalizado, fijo ni natural. Sin embargo, la ley contra el incesto tiene su incidencia y bajo la
¿Es posible pensar el deseo sin ley? Ahora bien, hay algo de lo queer que no puede dejar de ser cuestionado y esto es: ¿es posible verdaderamente vivir fuera del sistema o mejor dicho sin sistema regulador? Sin desdeñar en absoluto los logros políticos, sociales y de salud que se han obtenido mediante la resistencia. La reflexión siguiente se centra en el cuestionamiento de los actos de confrontación directa de los grupos queer a la sociedad, misma que los reciben como actos violentos. Si los grupos que se sostienen desde lo queer “cuestionan la imagen establecida e integrada de los homosexuales, con un discursos mucho más político y de cambio social, y con unas reivindicaciones y unas prácticas que desafían al Estado…” (Sáez, 2004, p. 11) podemos reflexionar en torno a que si hay desafío al Estado, lo cuestionable de lo queer es que parecen no asumir su ligazón con el Otro, es decir, si es una afrenta entonces se juega algo del orden del goce. La sublimación no es la guerra. Lo queer dice no pedir aceptación ni tolerancia, pero acá hay un contrasentido: confrontar a los grupos heterocentrados haciendo manifiesto que no se quiere “eso”, es ya establecer un diálogo que se condiciona por la mirada del otro, ese otro al
que paradójicamente se le dice “no me importas”. Entonces… ¿se puede gozar libremente del cuerpo? Si lo queer no busca respeto, ni aceptación, quiere decir esto que: ¿es posible vivir sin ley? Ya decimos, lo queer desafía, hace del cuerpo una lucha social y política. Acá cabe la pregunta ¿la cultura crea la subjetividad o más bien es producto de esta última? ¿La adherencia a la teoría queer es en sí una reacción pura a algo del orden cultural o es al final una cuestión personal? Para responder a esto no hay más que pensar en lo que muestra la banda de moebius; no hay afuera y adentro, el exterior siempre es interior. El punto es que si desde el psicoanálisis se sostiene que no hay saber sobre el sexo, entonces tampoco una forma contestataria tiene respuestas, acá la paradoja y el fracaso de posturas radicales, es que si en lo ya normatizado no hay preguntas, en una forma contestataria parecería haber sólo respuestas, o sea tampoco hay pregunta. Especifiquemos un poco más. Sabemos que la conformación de los grupos está sostenida por los intereses particulares de quienes lo forman. Acá un regreso al psicoanálisis y a la labor del caso por caso, pues no es a partir de un interés común desde donde se sostiene la diferencia, sino justamente desde la división subjetiva, el reconocimiento de que un sujeto es lo que cae entre un significate y otro. Por tanto la lucha, si la hay, es con los demonios de cada uno, que en todo caso tomarán rostros fuera del cuerpo para no sólo ser ubicados sino para desconocerse en ellos. Si una de las grandes de la teoría queer –como ya se dijo- es la deconstrucción del pensamiento binario.
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cara de las costumbres sociales divide al sujeto entre aventurarse por su deseo, o someterse a la ferocidad del superyó. Actos gozosos, resguardos de closet, que “curan en salud” de la ira, el desprecio, el desamor de los otros. “El hombre culto ha cambiado un trozo de posibilidad de dicha por un trozo de seguridad.” (Freud, 1930, p. 112) Hombros arriba.
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Ante las posturas radicales contra el heterocentrismo debe caber el cuestionamiento, si desde ahí también no se sostiene la figura del adentro-afuera, heterocentrados-fuera de la norma… Si bien en psicoanálisis se sostiene la apuesta por la no normalización del deseo, coincidiendo entonces con la postura queer, al mismo tiempo se diferencia de ésta en el sentido de que no busca la afrenta hacia afuera. Mientras lo queer se centra en la imagen y el discurso, el psicoanálisis lacaniano pondrá atención en lo simbólico y lo real (Sáez, 2004), en relación a la silenciosa pulsión de muerte y a la imposibilidad del reaporte sexual. La acusación freudiana a la moral sexual como causante del síntoma después de 1908 es caduca. Si lo queer apunta a los grupos poderosos como causantes de la opresión a las prácticas de sexualidad diversa, la clínica no deja de insistir en la subjetivación. El yo está dividido. Y la labor en análisis es la asunción de la castración, reconociendo la relación con el Otro para después desmarcarse de él. Es decir que si bien somos sujetos del deseo del Otro, ese Otro también está castrado, así que no puede ser tan poderoso, y por tanto tampoco puede ser el culpable de nuestra propia existencia. Mientras lo Queer rechaza las categorías de hombremujer, el psicoanálisis se pregunta qué de hombre y qué de mujer se juega en cada sujeto. Lo queer no pide perdón al grupo que somete, dice que no le importa. En psicoanálisis sí se reconoce una culpa, una culpa originaria y su fin es el apaciguamiento del superyó que nos obliga a gozar; se trata más bien –si así se puede decir- de hacer las paces con nuestra condición de sujetos divididos, en falta.
Esto no excluye que entre el psicoanálisis y la teoría queer existan frentes comunes. Al final, ¿quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? Decía nuestro hoy disipado Marcos. Ciertamente el sentido común es un imperativo que se rechaza desde ambas trincheras. La curva de Gausse no impera, se resiste a ello. Desenlace Por lo anterior, si una pareja gay desea tener un hijo, poco importa si repite o no una regla que lo ató en su tiempo. Así como se les acusa a los bugas de traer una jotita dentro, por qué no, un gay puede traer un buguita dentro. Lo mismo pasa cuando los heterosexuales pelean por escaparse de la obligatoriedad del matrimonio y la familia tradicional. Considero que también la heterosexualidad, como la homocidad que señala Leo Bersani, tendría que recibirse “… no como un trauma a superar, (…) sino más bien como un complemento no amenazante de la mismidad.” (Bersani, 1998, p. 20) Reconozcamos también que: “Si Adán hubiera sido homosexual, nadie estaría aquí para decirlo” (Wilde, s.f.) Al final lo queer y el psicoanálisis convergen en algo: todos somos raros, todos nos regimos bajo lo que el padre del psicoanálisis vino a anunciar con su concepto de inconsciente, éste se estructura por la diferencia y la diferencia tuerce, todos somos tercos, rebeldes, sublevados… para muestra: un síntoma, ¡y qué bueno! Rareza inconsciente. “La libertad individual no es un patrimonio de la cultura.” (Freud, 1930, p. 94)
Bersani, L. (1998). Homos. Buenos Aires: Manantial. Foucault, M. (2007). Historia de la sexualidad. (17ª Ed.). México: Siglo XXI. Freud, S. (2000). El malestar en la cultura. En Obras completas. Tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu Freud, S. (2000). Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras completas. Tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu Freud, S. (2000). Tres ensayos de una teoría sexual. En Obras completas. Tomo VII. Buenos Aires: Amorrortu Lacan, J. (2001). Aun. Seminario XX. México: Paidós. Sáez, J. (2004). Teoría queer y psicoanálisis. Madrid: Síntesis. Wilde, Oscar, s.f. Recuperado el 9 de octubre de 2012 de http:// www.citations.com/citations-de-oscar-wilde-/oscar-wilde-siadam-avait-ete-homosexuel-personne-ne-serait-la-pour-le-dire---360522-6.htm
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Referencias bibliográficas
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El Horror es la Medida del Amor Kathya Franco Ramos
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es la medida del amor, la sed del mal es la medida del bien.” G. Bataille (Bataille, 2007)
La pregunta que dirige el presente texto es una pregunta, como muchas, por el amor. El mito de la completud El amor pide amor y lo pide sin cesar, lo pide…aún.. (Lacan, Seminario XX: Aún, 1982) Una serie de frases familiares se enuncian cargadas de intensidad amorosa: “tú me completas”, “sin ti no soy nada”, “eres todo lo que necesito”… e intentan narrar una fábula en la que un día estaremos plenos, encontraremos eso que nos llena, cuando esa insistencia en ser completos solo apunta a una verdad: que algo me falta. ¿Qué le pide el sujeto al amor? Pide un encuentro, un encuentro que por fin pueda cubrir su falta, su falla, una mitad que complete su naranja. El sujeto entra como un círculo interminable: si estar incompleto sólo da cuenta de que podemos estar, o estuvimos completos, esto anuncia como tablero de automóvil que algo falta; por lo tanto, si falta sólo puede ser porque una vez estuvo ahí. Es parecido a la sensación de haber dejado algo al salir de viaje, “algo se me olvidó empacar, pero no se qué es” y ese no se qué es nos angustia tanto que dedicaremos gran parte del viaje a descifrarlo, y haremos intentos poco exitosos de descubrir qué olvidamos, las llaves, un calzón, dejarle agua al perro. Es así que como sujetos nos
encontramos frente a una verdad contundente: “me hace falta algo; pero no sé que es”. En una interesante paradoja, el sujeto se entera de que es incompleto poco después de que se entera de sí mismo, tras un encuentro con su propia imagen en el espejo, tomando con distancia el término “propia”. El estadio del espejo se precipita de la insuficiencia a la anticipación y maquina fantasías que van de una imagen fragmentada a una imagen total. (Lacan, El Estadio del Espejo como Formador, 1971) Este pequeñito reconoce esta imagen integrada en el espejo con muchísimo entusiasmo: es; pero se encuentra incapaz de domeñar ese cuerpo completo que encuentra frente a él: es incompleto, cortado, por partes, en un vaivén de imágenes de sí mismo: todo – no todo. Ese cuerpo hace las veces de él, pero no es él; es la imagen de él de la que poco puede saber, al menos no sin alguien más. Me parece que ésta es la inauguración oficial del vacío, cuando se le hace propio. Afortunadamente este pequeño no permanecerá mirando al abismo, aunque no dejará de hacerlo, hará del abismo su punto de partida para vivir. Volvamos a ese momento de encuentro jubiloso con la propia imagen. El bebé se mira en el espejo y se llena de alegría ¿Qué lo llena de alegría? En los animales, como ilustra Lacan, una criatura resulta atrapado por la imagen de otro semejante (o de sí mismo en un espejo, como otro) en una gestalt, y se identifica literalmente con ese estímulo; es esa imagen exactamente la que buscaba encontrar (Lacan, Los Dos Narcicismos, 1981). Pero ¿qué es lo que pasa con el niño? No se encuentra con una imagen unívoca,
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“Así como el horror
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no se alegra por encontrar a otro semejante, tampoco es por descubrir su cuerpo o su “identidad”, es ante todo porque recibe una mirada de regreso, desde la posición de espejo es mirado como completo, aunque no lo sea. En esta mirada quedamos atrapados. Si no somos/seremos completos, al menos tenemos la posibilidad de ser mirados como enteros, sin falta; esto es con lo que se encuentra cuando se encuentra con la mirada del espejo. La mirada por excelencia que esperamos nos haga sentir completos es, por supuesto el amor. Cuenta Aristófanes (Platón, 1981) en el mito del andrógino la tragedia de anhelar el encuentro con un otro que nos complete: La figura de cada individuo era por completo esférica, con la espalda y los costados en forma de círculo; tenía cuatro brazos e igual número de piernas que de brazos, y dos rostros sobre un cuello circular, iguales en todo; y una cabeza, una sola, sobre estos dos rostros, situados en direcciones opuestas, y también cuatro orejas, dos órganos sexuales y todo lo demás según puede uno imaginarse de acuerdo con lo descrito hasta aquí. Estos hombres esféricos eran arrogantes porque no se mostraban necesitados de los dioses y sus bendiciones, eran sumamente fuertes e incluso quisieron atentar contra ellos. Ante esta afrenta las deidades decidieron separarlos partiéndolos con un rayo para hacerlos débiles y sumisos. Continúa el mito: Una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos a su mitad, y se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola naturaleza, y morían por
hambre y por su absoluta inactividad, al no querer hacer nada los unos separados de los otros. Y cada vez que moría una de las mitades y sobrevivía la otra, la que sobrevivía buscaba otra y se abrazaba a ella, ya se tropezara con la mitad de una mujer entera -lo que precisamente llamamos ahora mujer-, ya con la mitad de un hombre. Desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de unos a otros, innato en los hombres y aglutinador de la antigua naturaleza, y trata de hacer un solo individuo de dos y de curar la naturaleza humana. Cada uno de nosotros, es, por tanto, una contraseña de hombre, al haber quedado seccionados, como los lenguados, en dos de uno que éramos. Por eso busca continuamente cada uno su propia contraseña… cuantos hombres son sección del ser común que en aquel tiempo se llamaba andrógino, son aficionados a las mujeres; y, a su vez, cuantas mujeres son aficionadas a los hombres proceden también de este sexo. Pero cuantas mujeres son sección de mujer no prestan mucha atención a los hombres, sino que se interesan más bien por las mujeres, y las lesbianas proceden de este sexo. En cambio, cuantos son sección de varón, persiguen a los varones… Así pues, cuando se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, entonces siente un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no están dispuestos, por así decirlo, a separarse unos de otros ni siquiera un instante. Esta condena de corte nos destina no sólo a estar incompletos, sino a mirarnos de frente; una muchedumbre de seres miserables que no cesan de no encontrarse y que no cesan de buscarse. Así pues, cuando se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, siente un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor. Cuando estos seres partidos encuentran a su contraseña, su corazón se alegra y se abrazan. El niño se mira
No es el sujeto que se mira en el espejo, sino que se mira desde el espejo. Más que un evento fenomenológico: una niña o niño se coloca frente a una lámina de cristal azogada por la parte posterior para reflejar los objetos; en realidad se trata de un evento de encuentro con la mirada de otro, con la mirada con la que me mira el otro, que se convertirá en Otro capaz de mirarme completo; es a través de su mirada (Mirada) que yo existe, en un juego de identificaciones, tal como lo nombra Lacan una identificación es la transformación del sujeto cuando asume una imagen (Lacan, El Estadio del Espejo como Formador, 1971). ¿Qué imagen? La imagen que Otro ve en mí, esa imagen que mira y ama. Damos un paso más, de la mano de Lacan: En el hombre la reflexión en el espejo manifiesta una posibilidad noética original. Su pattern fundamental es de inmediato la relación con el otro. El otro tiene para el hombre un valor cautivador…. (Lacan, Los Dos Narcicismos, 1981) Es decir, que el encuentro con el espejo es el encuentro con todas las posibilidades de otro y por supuesto, con el mundo. Más tarde, Lacan introduce el esquema de los dos espejos, uno cóncavo cuyo reflejo produce la imagen que será tomada como real, y otro plano, que mostrará esta imagen al sujeto. En este esquema Lacan afirma que la posición de este espejo (el espejo plano)
que hace posible al sujeto verse y ver el mundo está determinada por la voz del otro. Pensemos en este otro: el amor. Cuando hay un encuentro con esa mirada que puede mirar a alguien entero, guapo, inteligente, bondadoso, sexy, perfecto, el mirado buscará responder a esa mirada siendo bello, bondadoso, perfecto…o hará su mejor esfuerzo para parecerlo en un diálogo amoroso de su actuar frente a la amada o el amado: “Para que cuando me mira llene su mirada de mí y yo la mía de eso que me falta”, como en esta redondez de los seres esféricos donde nada me falta porque le tengo. El cuerpo como deseo despedazado buscándose, y el cuerpo como ideal de si, vuelven a proyectarse del lado del sujeto como cuerpo despedazado, al mismo tiempo que ve al otro como cuerpo perfecto (Lacan, Zeitlich – Entwickelungsgeschichte, 1981) “Entonces me mira y le miro y en este anhelo de que sea todo mío (todo eso, su completud y la mía) vamos en busca de completarnos” ya no sólo en la idea o la palabra, también con los cuerpos. Acortar la distancia entre miradas y quizá cuando sus cuerpos estén tan cerca como puedan estar, tan dentro uno del otro como sea posible, quizá entonces pueda esa completud mutua ¿volver? a existir. Esta entrega amorosa inicia como respuesta a un llamado previo El deseo es captado primero en el otro…el sujeto localiza y reconoce originariamente el deseo por intermedio del cuerpo de su semejante. (Lacan, Zeitlich - Entwickelungsgeschichte, 1981) Entrega una mirada que será respuesta del otro que antes me miró; dirá Georges Bataille: A menudo, en el instante mismo en que percibo la intención de reprimir, me pregunto si, al contrario, no he sido di-
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en su espejo y se llena de júbilo por encontrar ese yo entero, solo para admitir en el siguiente momento su derrota frente a sí mismo, su nombre, su cuerpo del cual sólo sabe por fragmentos y por momentos, se quedará prendado permanentemente de esa imagen en el espejo que le causará el mismo júbilo que aversión (Nasio, 1991)
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simuladamente provocado (Bataille, Las lágrimas de eros, 1981) Ya no importa quién comienza el movimiento de la pelota, en este punto hay juego del deseo. El deseo, dice Lacan, es realizado en casa del otro. El “sí mismo” queda superado, porque “yo” es primordialmente algo que viene del otro. Cuando se dice que el deseo es el deseo del otro, implica un doble movimiento: yo deseo lo que el otro desea y yo deseo ser ese deseo del otro. Mi deseo es de completarle con lo que creo que tiene y con lo que creo que puedo darle, y si algo se tiene para dar es el cuerpo. Todo inicia con la mirada. Después viene un segundo momento donde lo que se entrega es la voz, donde el nombre del amado entra al mundo simbólico del amante y se le llama para tenerlo, “yo le llamo y me llama y mi nombre desde su voz es distinto”. Así se cree que se le entrega todo, el tiempo, el pensamiento, el dinero. Es así que su nombre, el del amado, la amada, completa incluso palabras que de otra boca son insaciables de sentido: amor, vida, felicidad, pasión… Es la mirada, luego la voz, y en esta sucesión de entregas, se entrega también el cuerpo. En una búsqueda por acortar la distancia entre las miradas se acercan los cuerpos, se desnudan los cuerpos, la desnudez como la decisión definitiva, la apuesta que se pone sobre la mesa en busca de la jugada que nos complete pero que, efectivamente, fracasa: La reproducción hace entrar en juego a unos seres discontinuos (…) Sólo él nace. Sólo él muere. Entre un ser y otro ser hay un abismo, hay una discontinuidad. (Bataille, El Erotismo, 2007) Se desnudan los amantes y se miran uno a otro, pero
sólo se mirarán y se sentirán por fragmentos: se siente un aliento tibio, se siente la boca en el cuello, los pezones que rozan su pecho, las manos bajando por el cuerpo, o el ritmo acelerado de la respiración, o su sexo. Y aunque uno siente por fragmentos, espera ser sentido por el otro, sentido todo, sentida toda, en cualquier sentido, pero sobre todo, en el sentido imaginario de llenar los huecos, llenando nuestros cuerpos de otro, en esta maravillosa relación sexual: mar revuelto de excitación que siempre es ese instante que está a punto de llegar o ese otro que se nos acaba de escapar. El dolor-amor El deseo y el asco son las dos columnas del templo del vivir (Valery, 1991)
Hasta aquí hemos seguido un camino que conecta al cuerpo y el deseo de gozar del cuerpo del otro como un acto de amor, acto que es también un deseo de alcanzar eso que me hace falta. Y posiblemente este camino se ha avanzado de la mano de un amor tierno, de ese abrazo de los hombres esféricos que les impedía hacer otra actividad que no fuera fijar los ojos en la dulce mirada del otro. Sin embargo el amor existe más allá de la dulzura y la miel, no hablamos del amor eros, sino como diría Lacan, del amor – pasión, tal como concretamente lo vive el sujeto, cual si fuese una catástrofe psicológica (Lacan, Sobre el Narcicismo, 1981) Me parece que no podemos pensar el amor como análogo a la dulzura, la ternura. El amor es tanto un componente del odio, como el odio del amor. La captación libidinal implica para el individuo un valor irremediable-
Apunta Helí Morales en Otra Historia de la Sexualidad No se puede dejar de lado la pulsión de muerte. No en el terreno de la sexualidad...en el erotismo existe una pasión que implica placer en el dolor. Que conlleva la erotización de la pulsión de destrucción. (Morales, 2011) El amor y el erotismo no son suaves y tibios, son ante todo pasión, arrojo; están constituidos por avidez, por voracidad. Igual que es besos, abrazos y caricias son mordidas, rasguños y gritos. Cada uno estalla en el amor como le es preciso, hay azotes que infligen un dolor que inflama, que gusta, que excita, que sacude, que los vuelve en delicia del cuerpo atormentado (Morales, 2011) Comúnmente este gozar con el dolor provocado se conoce como masoquismo, muchas veces relegado al lugar de las perversiones sexuales o de las locuras o de la pura estupidez. El masoquismo, o el disfrute erótico del dolor, se torna incomprensible si creemos que es el principio del placer el que gobierna al sujeto, y que los “individuos” buscan ante todo su felicidad; sin embargo, como apunta Freud en su texto El problema económico del masoquismo: Si dolor y displacer pueden dejar de ser advertencias para constituirse, ellos mismos, en metas, el principio del placer queda paralizado (Freud, El Problema económico del masoquismo, 1979). Si esto es así, sí podemos
pensar la existencia adherida a la pulsión de muerte, entonces el masoquismo adquiere un nivel de fundamental en la vida del sujeto. En el mismo texto de Freud se identifican tres figuras del masoquismo. Un masoquismo erógeno que apunta al gusto por recibir dolor y que sería también el fundamento de las dos formas siguientes. El masoquismo moral, que es la aparición de un sentimiento de culpa casi siempre inconsciente y que busca su expiación. La satisfacción de este sentimiento inconsciente de culpa es quizás el rubro más fuerte de la ganancia de la enfermedad; el padecer que la neurosis conlleva es justamente lo que la vuelve valiosa para la tendencia masoquista. (Freud, El Problema económico del masoquismo, 1979) Finalmente está el masoquismo femenino que parte del masoquismo endógeno y tiene que ver con una posición de pasividad. En el texto Otra Historia de la Sexualidad, Helí Morales señala: Esta pasión pasiva permite otra interpretación. Estaríamos ante la puesta en acto de la imposición de un sentimiento de culpa que el sujeto debe expiar por un medio denigrativo...pagar con el cuerpo lo que realizó con su ser. Freud explica la interrelación de la pulsión de muerte con el masoquismo erógeno, sin embargo no hay por qué dejar de lado cualquier otra forma de masoquismo al pensar en lo anterior. En este camino la pulsión de muerte recorre el poder, la sexualidad y el cuerpo. La libido actúa desviando esa fuerza destructora hacia afuera. En esta exteriorización, la pulsión como destrucción se presenta en la voluntad de poder y parte de la pulsión se presenta ligada a la sexualidad. (Freud, Pegan a un Niño, 1979) En este momento, explica,
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mente mortal (Lacan, Los Dos Narcicismos, 1981) ¿Qué es esta carga libidinal? No es otra cosa que lo que hace que un objeto devenga deseable; esos objetos reales que pasan por el espejo y se confunden con la imagen que llevamos de nosotros, la de completos imaginarios.
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estamos frente a un sadismo primordial, dirá Freud un sadismo propiamente dicho, pero al mismo tiempo una parte de esta pulsión se resiste a ser exteriorizada y su recorrido seguirá con una vuelta hacia sí mismo: masoquismo. Es preciso volver un poco a lo expuesto anteriormente y detenerse sobre este elemento de la articulación del masoquismo: el sadismo primordial precisamente como parte del recorrido pulsional que puede o no desembocar en el masoquismo. El sadismo es sin duda otra forma en que la sexualidad y la violencia se articulan y más que ser opuesta al masoquismo, aparecen como articuladas, como parte de un conjunto de correlaciones, una estructura: el sujeto. Así como se identificó un masoquismo fundamental, está también un sadismo en el tejido del sujeto. Bataille al hablar sobre erotismo apunta que lo que atrae el deseo es la herida que pone en juego la integridad que no mata pero mancilla, como perfecto torturador que su meta no es que el prisionero muera, sino que roce la muerte, que la huela, pero que no la alcance. (Bataille, El Erotismo, 2007) No se trata de abordar el masoquismo, sino partir de este disfrute del dolor como parte del amor, de un amor mejor expresado como amorodio; horroramor con carnet de existencia, La pulsión de la vida y de la muerte no actúan separadas sino que se mezclan en la configuración de la vida del sujeto. Eros y Tánatos en un abrazo erótico. (Morales, 2011) Pensar en este arrojo pasional que parte de los cuerpos de uno y otro, deseosos de encontrar en su inter-
locutor, inter-amante, una experiencia de arañar eso que me falta. Dirá Lacan que el animal está sometido a la muerte cuando hace el amor, pero no lo sabe, mientras que el hombre lo sabe y sabiéndolo lo experimenta, estamos totalmente de acuerdo que el amor es una forma de suicidio. (Lacan, Zeitlich - Entwickelungsgeschichte, 1981) ¿Y si el amor significa una golpiza? ¿Si el amor se hiciera con azotes y golpes? ¿No es también un amor suicida? Lo plantearé desde el otro sentido: si el amor es someterse un poco a la muerte, ¿someterse a los golpes del amado, de la amada se podrá llamar también amor? Podemos leerlo bien en boca de un experto del horror-amor como es Sade: ¡Oh, qué trampantojo esa embriaguez que, absorbiendo en nosotros el resultado de los sentidos, nos pone en tal estado que ya no vemos, que ya no existimos más que por ese objeto locamente adorado!...pero ¿es que eso es vivir? ¿No es acaso más bien privarse voluntariamente de todas las dulzuras de la vida? ¿No es querer seguir en una fiebre abrasadora que nos absorbe ya que nos consume, sin dejarnos otra dicha que goces metafísicos, tan semejantes a los efectos de la locura? (Sade, 1999) Es vivir; es vida y es muerte, tanto como es amor y es odio en un continuo sin derecho ni revés. Hay un discurso de lugares comunes al respecto de la violencia en la pareja, donde se manejan términos como víctima, abuso, violencia de género. Se enfatiza en la importancia de no enseñar a las niñas a buscar un amor romántico, como las princesas, porque eso resulta en que permitan que sus príncipes cometan
En este discurso de la llamada violencia doméstica se habla de un ciclo creciente, donde las agresiones aparecen y la persona violentada va permitiendo poco a poco que esta aumente y no se da cuenta de la gravedad de las cosas. Esto pondría al sujeto en una posición de completa estupidez frente a su existencia, en la que está imposibilitado para responder a las acciones de otro. Sin embargo hay respuesta. Sentarse a esperar un golpe, por mencionar algún ejemplo, es acción. Por supuesto que no se trata de voluntad, sino de una posición que adopta un sujeto frente a otro que ha colocado en un lugar privilegiado de relación, como es la pareja; tampoco se trata de una pregunta por la felicidad, como tampoco se trataría por una pregunta por la felicidad al hablar de una relación sexual. Se trata de dos sujetos que se hacen acompañar por otro en una apuesta por completar-ser. Dos personas llegan al consultorio hablando de desamor. La primera es una mujer de unos 30 años, con un embarazo avanzado, acude porque está muy triste, en sus propias palabras: “estoy deprimida, muy deprimida. Estoy así porque dejé a mi esposo, no quería dejarlo, lo extraño mucho, la verdad es que lo amo, pero a veces ya se pasaba cuando me pegaba, y me preocupa que en una de esas me dé un mal golpe”. El segundo es un hombre, adulto. Apenas se sienta, comienza a llorar y dice: “ayúdeme, estoy destrozado. La semana pasada mi novia terminó conmigo; creí que podría con esto pero no puedo, ya no me importa nada, no como, no duermo, no puedo trabajar, solo
lloro.” Su relación duró 4 años, hablaba de la ilusión que le daba llegar a su casa después de trabajar para verla, también hablaba de las ocasiones en que se golpeaban mutuamente y se insultaban o destruían cosas. A veces las discusiones terminaban en sexo, otras terminaban mal; dice él: “algunas veces le pegaba porque me desesperaba que no entendiera que yo le doy todo y le voy a dar todo siempre. Que nadie la va a amar como yo”. La propuesta es pensar en un amor otro, en ir más allá del discurso de las violencias de la casa o de la pareja donde invariablemente uno de los dos resulta víctima y al mismo tiempo un idiota; el otro victimario y mentiroso. El primero por quedarse en la relación y aferrarse a ella; el segundo por llorar y enloquecer de dolor cuando es abandonado por su partenaire. Pero, ¿y si fuera amor? Si podemos pensar la erótica cosida con la pulsión de muerte, si podemos pensar el amor como una forma de suicidio, quizá podemos pensarlo en un escenario donde se extienda hasta la sangre, en palabras de Bataille: Lo único que podemos hacer es sentir en común el vértigo del abismo. Puede fascinarnos. Ese abismo es, en cierto sentido, la muerte, y la muerte es vertiginosa, es fascinante. Es verdad que hay una serie de implicaciones legales en los actos violentos y lo aquí postulado no busca ignorar el marco legal o lo referente a derechos humanos. Tampoco pretende desconocer que ocurren situaciones de violencia ejercida sobre un género u otro, donde se atenta contra la vida de la pareja en
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con ellas cualquier vejación que les venga en gana. Preguntaría, ¿Qué le venga en gana a quién? ¿A él o a ella?
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acciones dirigidas a causar daño. Lo que se propone aquí es abrir la posibilidad a que el sujeto que vive una situación de violencia en la pareja pueda tener una voz propia. Volviendo a la pregunta, ¿se puede hablar de relaciones de amor aunque estén llenas de golpes y violencia? Me parece que las implicaciones van en ir más allá de una lógica de víctimas y escuchar otra cosa, escuchar a un sujeto indigente, temeroso de mirar su abismo, buscador de su objeto. Implica que el sujeto diga lo que tenga por decir, que sean sus palabras las que se escuchen; que este sujeto arribe a su deseo en un intercambio de goce por significante y haga de su propio hablar, de su propio amar, metáfora. - Lo amo, pero lo tuve que dejar porque me da miedo que en una de esas me dé un mal golpe.
Referencias Bibliográficas Bataille, G. (2007). El Erotismo. Barcelona: Tusquets Editores. Bataille, G. (1981). Las lágrimas de eros. Madrid: TusQuets Editores. Freud, S. (1979). El Problema económico del masoquismo. En S. Freud, Obras Completas : Tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu Editores. Freud, S. (1979). Pegan a un Niño. En S. Freud, Obras Completas: Tomo XVII. Buenos Aires: Amorrortu Editores. Lacan, J. (1971). El Estadio del Espejo como Formador. En J. Lacan, Escritos 1. París: Siglo Veintiuno Editores. Lacan, J. (1981). Los Dos Narcicismos. En J. Lacan, El seminario 1: los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós. Lacan, J. (1982). Seminario XX: Aún. Buenos Aires: Paidós. Lacan, J. (1981). Sobre el Narcicismo. En J. Lacan, El Seminario 1: los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós. Lacan, J. (1981). Zeitlich - Entwickelungsgeschichte. En J. Lacan, El Seminario 1: los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós.
- ¿Un mal golpe? ¿Hay buenos golpes?
Morales, H. (2011). Otra historia de la sexualidad: Ensayos psicoanalíticos. Ciudad de México: Palabra en Vuelo.
- ...a veces...
Nasio, J. D. (1991). El Dolor de la Histeria. Buenos Aires: Paidós: Ibérica. Platón. (1981). El banquete. En Platón, Diálogos. Ciudad de México: Porrúa. Sade, M. d. (1999). La Filosofía en el Tocador. Ciudad de México: Tusquets Editores. Valery, P. (1991). En J. Nasio, El Dolor de la Histeria. Buenos Aires: Paidós:Ibérica.
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Red Analítica Lacaniana Armando Martínez Puente Morales Novena generación Ensayo 1er semestre
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Dentro de los grupos homosexuales existe una especie de juego, una forma de insulto resignificado en lo risible, con humor. Me gustaría primero clarificar con algunos ejemplos lo que es el “bufar”, para más adelante especificar a lo que le apuesto con este ensayo.
que son ellos, y uno de ellos responde así: -Tu calidad humorística va en descenso. Las últimas sacudidas por aumentar tu casi nula popularidad...me pregunto si deberíamos banearte (restringir el acceso) por llamarnos a todos, de un modo muy gráfico, cerdos... pero te quiero nena. Ejemplo 2: Otro bloguero le pregunta a un participante si ya cortó con su pareja y él responde:
En el prólogo que Carlos Monsiváis hizo para el libro “Masculinidad e intimidad: identidad, sexualidad y sida”, de Guillermo Núñez Noriega, plasma algunos ejemplos de lo que es bufar. Le dice un homosexual a otro: ¡Hola perra!, ¿porqué no me acompañaste a la fiesta el viernes?, ¡todos era unos ignorantes!, ¡te habrías sentido en tu elemento!
-Obvio no Reina!! Yo no soy forever alone (soltero empedernido), si al contrario, ando de buenas y los quiero a todos ustedes porque mi Yago y yo ya estamos cerca del día del casorio. Te invitaría, pero ya tenemos completo el equipo de intendencia, jajaja, no te creas asquerosa, hasta a ti te quiero culera.
Otro ejemplo: -Mira, te presento a mi sobrino. -ya lo conozco, también fue mi sobrino el año pasado.
Ejemplo 3: cuando un bloguero dice que Camila Parker (esposa del príncipe Carlos de Inglaterra) es horrible, dos participantes responden:
Tal vez este último ejemplo no parezca tan claro para quien no conoce del tema por lo que intentaré explicarlo. En el ambiente gay, es común que la gente mayor ande con jovencitos, y para justificar esa relación, puede presentarlo como algún familiar, en este caso su sobrino; la persona dos, hace alusión a que también sostuvo una relación con él un año atrás, y que sabe que no es su sobrino, sino su pareja.
Kohaku: -Horripilante pero lista, porque a ella le lavan las nalgas cientos de niñas de cara bonita como “tú” comprenderás, así que para la “prox”, ponte a leer los libros en vez de subirte a ellos para parecer más alta.
A continuación tres ejemplos que encontré en un blog en internet: Ejemplo 1 : Un bloguero pone una foto de unos cerdos encerrados tras una reja y les dice a los participantes
-Cuando alguien te insulta con clase, como lo acaba de hacer mi adorado Kohaku... así le mientes la madre 300 veces jamás podrás llegar al grado de humillación que él te dejó. Estos son algunos ejemplos de lo que la palabra bufar significa, puse varios porque me parece que a quien es ajeno a esto, le resulta un poco difícil comprender
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¿Qué se juega en el llamado “bufar” entre homosexuales, ironía, sarcasmo, sátira, goce?, ¿Qué podría decir el psicoanálisis de esto?
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de lo que se trata. En este ensayo, mi apuesta es conocer qué pasa con este tipo de humor entre gays, es decir, si es chiste, ironía, sarcasmo, parodia, sátira y ver desde donde se puede “leer” psicoanalíticamente este humor, es decir, con qué se sostiene. Para hacerlo, primero investigué del humor, para poder ubicar este humor dentro de alguna categoría cómica para así poder problematizarla y en la medida de lo posible, teorizar sobre ello. Bueno, pues yo elegí este tema (o éste me eligió a mí) porque me atañe, me atraviesa, porque es parte de lo que soy y de lo que vivo día a día. Hace ya bastante tiempo que me he cuestionado el porqué las personas homosexuales, en especial los hombres, tendemos siempre a hacernos burla entre nosotros mismos; a veces es difícil pensar en una verdadera amistad entre gays, pues pareciera que siempre estará marcada por la ofensa y la burla, sin embargo, puedo decir que yo he encontrado verdaderas y buenas amistades dentro de éste ambiente (el ambiente gay), y aún así, he de confesar que incluso entre nosotros dicha burla existe. Pero ¿porqué las personas gays, que en su mayoría son vulnerables a la burla o han sido víctimas de ésta, devuelven esta agresión en contra de sus “iguales”, es decir, de personas con su misma orientación sexual y una cierta semejanza en su manera de vivir? Pero vayamos por partes, primero lo primero: el humor. Hay que dejar en claro por principio de cuentas, que el humor es específico de los animales del lenguaje, y esta condición lingüística es precisamente la que, lo diré así y sin temor a equivocarme, nos diferencia de las demás especies, que si bien pudiera darse entre ellos algún tipo
de comunicación, nada tendría que ver con el lenguaje tan propiamente humano, mucho menos con el humor, aquel humor que asociamos casi siempre con la risa, de la que tampoco saben nada los animales, ni siquiera las hienas, que más bien hacen un ruido semejante a la risa pero que tampoco tiene que ver con el humor. Hablando en términos biológicos, la risa es una contracción simultánea de quince músculos de la cara, acompañado de respiraciones espasmódicas y de sonidos entrecortados e irreprimibles, y aunque esto no suene nada divertido, ¿a quién no le gusta estar siempre rodeado de personas que ríen y hacen reír? ¿De personas con sentido del humor? Dice un dicho: “del hombre que nunca se ríe, nada se fíe”. ¿Pero será siempre el humor algo agradable? ¿Qué pasa cuando ese humor incomoda, duele, agrede? De entrada bien valdría la pena hacer aquí una diferenciación o clasificación de lo que sería lo concerniente al sentido del humor. Y aquí echo mano de algunas premisas que encontré en un trabajo realizado por Manuel Baldiz, pues me pareció acertado y esclarecedor y me ayudará para intentar hacer dicha clasificación del humor. Primero hablemos de lo cómico, que tendría que ver sobre todo con el imaginario. Dice Peter Berguer que “caerse de culo al piso es el elemento capital de la experiencia cómica”. Y no sólo caerse de culo al piso, también pegarse con una puerta de cristal, embarrarse un pastel en la cara, caer súbitamente en una fuente, espantar a alguien por el simple hecho de ver su cara, etc. Y es que por eso tiene que ver con el imaginario, porque estamos hablando de
Porque es la caída del narcisismo, entre más importante sea la persona que cae, más carcajadas arrancará, más ridículamente divertida nos parecerá la trágica escena. Porque claro, no es lo mismo que se caiga cualquier hijo de vecino, a que se cayera la Reina Isabel, o que se le vieran los calzones a Carl Jung, que al mismísimo Lacan, ¡no señor! Hace falta que caiga un rey, una miss universo, un político; de poco nos serviría que cayera un indigente para la tarea de reírnos. Incluso en el ejemplo del mismísimo rey del humor blanco (que dicho sea de paso tiene uno que otro chiste rojo tan malo que ni valdría la pena mencionar): Don Roberto Gómez Bolaños, en su personaje de el chavo del ocho, podemos percatarnos que al que le pegan es al dueño de la vecindad (el señor Barriga), que siempre anda de traje y muy limpio, ¿qué de divertido tendría manchar de pintura al mismo chavo del ocho, si siempre anda mugroso y nunca tiene un peso en la bolsa? Y lo mismo pasa con insultar a la bruja del setenta y uno, que por su edad, bien podría ser una persona respetable y no el blanco de la burla del teleauditorio. También podemos vislumbrar que la caída del otro,
nos preserva de la nuestra, es decir, me río porque no fui yo el que se cayó, o al que se le vieron los calzones o el que tiene un cardenal en el ojo a causa de cualquier sinrazón. En segundo lugar, hemos de hablar del chiste, que se encuentra en el terreno de lo simbólico, aquí no importa lo que se cuente, sino cómo se cuente, y para muestra basta un botón. Ahí tenemos a un Polo Polo, que la mayoría de las veces nos decepciona con el final de un chiste, pero que hace del trayecto una experiencia superlativamente risible. Aquí no importa tanto que alguien se caiga, porque no lo vemos, pero sí importa lo que se diga, o dicho de manera más acertada, el cómo se diga; tan es así que yo podría aventurarme a contar el mejor de los chistes de Polo Polo y solo conseguiría una mezcla de resentimiento y lástima por parte de los oyentes. Y en tanto el chiste es forzosamente atravesado por la palabra, es del orden de lo simbólico. El chiste (no así las transcripciones de imágenes cómicas) tendría que ver sobre todo con los juegos de palabras y los malentendidos, y por lo tanto con el campo del lenguaje. Dice Freud que para que un chiste funcione, ha de ser necesario que tanto aquel que lo cuenta como aquel que lo escucha tengan unos mínimos referentes culturales y lingüísticos comunes; y es aquí donde surge una dimensión tercera, ya no sólo cuentan el humorista y el espectador, sino también el contexto. Porque llegar a la India y contar un chiste sobre una vaca, podría resultarles tan cómico como llegar y picarles un ojo, tomando en cuenta que ahí las vacas son sagradas, o contarle un chiste de yucatecos a mi tía Betty (oriunda de Mérida), podría desembocar en una verdadera
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imágenes cómicas, chuscas. ¿Quién no recuerda programas como ¡ay caramba!, o sopa de videos? que eran imágenes de gente que caía, se resbalaba y se pegaba, o incluso lo vemos con el chavo del ocho, y las risas provocadas eran siempre por que el chavo le pegaba al señor barriga o alguien se caía o se llenaba torpemente la cara de pintura. También tenemos en este rubro a Chaplin, que no necesitaba más que de imágenes para hacer reír. Aquí como reza el dicho: “una imagen dice más que mil palabras”. ¿Pero porque resulta todo esto tan divertido?
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tragedia familiar en la que ni a Edipo Rey le gustaría verse envuelto. La tercera sección (por llamarlo de alguna manera), de la que hablaré y la que siento que tiene más que ver con mi tema es la del sentido del humor. El sentido del humor, tendría que ver con el campo de lo real (en tanto goce) y lo simbólico, ya veremos más adelante porqué. Freud cuenta un chiste en su ensayo el humor en el tomo XXI en el que un delincuente es llevado a la ejecución de su pena de muerte un lunes y dice: << ¡Vaya, empieza bien la semana!>>. “Humor es llevar la castración con estilo” Manuel Baldiz. Con el humor podemos dejar de lado la angustia y el enojo, para poner en nuestra fachada una sincera (?) sonrisa. Vale aclarar que un signo de interrogación entre paréntesis, indica ironía. El sentido del humor más que ir acompañado de la risa, viene de la mano de una sonrisa. La sonrisa es un vínculo entre el niño y la madre, sonreír permite enfrentar lo real y el sin-sentido de la existencia, poniendo sonrisas donde debería de haber angustia. Y en este terreno se encuentran el sarcasmo y la ironía. La intencionalidad de una pregunta puede ser de dos tipos contradictorios entre sí: 1. Se pregunta para alcanzar una respuesta plena. 2. Se pregunta para succionar con la pregunta el contenido aparente y dejar por lo tanto un vacío. El primero presupone plenitud mientras que el segundo presupone un vacío. Esta segunda intención es la irónica. Para eso es muy útil la ironía, para tachar una pregunta, o mejor, para dejar una incógnita donde
pudo haber una respuesta. La ironía aunque crítica, no trata de engañar, no es hipocresía, aún cuando en muchos lados aparece en su definición el decir algo queriendo decir lo contrario. Un ejemplo de una persona que utiliza bastante bien (a mi parecer) la ironía, podría ser Alma Beltrán, a quien es imposible no escucharle un dejo de ironía cuando habla de política o de las psicoterapias por ejemplo; cuando dice que: qué bonito es (?) cuando te dicen échale ganas, tú puedes. Pienso que es una de las personas que echa mano extraordinariamente de la ironía como pregunta. ¿Será que baste con echarle ganas? , me pregunto al dejar el salón de clase. Pero si sí le echo (?). Es preciso aclarar aquí, que aunque para utilizar los dos se necesita ingenio y estilo, el sarcasmo y la ironía no son lo mismo. “El sarcasmo es la forma más baja de humor, pero la más alta expresión de ingenio”, es una frase que se atribuye a Oscar Wilde, pero que se desconoce con precisión su procedencia. El sarcasmo sabe a sátira, a burla. En el sarcasmo se trata de desvelar la falta del otro, de hacerla evidente, de exagerar los puntos débiles del otro con crueldad cómica y un tufo de humillación. A diferencia del humor, aquí no se trata de llevar la castración con estilo, sino de mostrar la castración del otro (también con estilo), dejarlo en falta para ocultar la nuestra. Este tipo de agresión, cuando es entre gays tiene nombre: “bufar” (o el menos elegante: perrear), que es parte ya del caló (conjunto de términos de origen impreciso y de significado dudoso que se usa en determinados sectores sociales) gay. Bufar en este
Escribió una vez un twittero: “Bufar es una forma de lenguaje transgresor de expresión satírica que la comunidad gay ha legitimado como una forma dialéctica para manifestar sentimientos, burlas, albur, y en ocasiones sirve como un mecanismo de defensa que se utiliza para cubrir insatisfacción y ocultar sentimientos de inferioridad.” Pero ahora es momento de “jotear”, o más propiamente dicho, de hablar de “jotear”. La palabra jota se remonta a la cárcel de Lecumberri, conocida también como el Palacio Negro de Lecumberri, la cual estaba dividida en áreas a las que se asignaba una letra del abecedario; y es precisamente en el área “J”, en la que metían a los homosexuales y travestidos, a los que el director de dicha cárcel mandaba a callar al grito de: “callen a los de la jota”, que derivó en “callen a los jotos”. Guillermo Nuñez Noriega: “Jotear” es el equivalente a lo que Susan Sontag llamó camping, un código privado, forma de esteticismo, forma de ver el mundo, victoria de estilo sobre la moralidad, ironía sobre tragedia, un gusto cuya audiencia más consistente la constituyen los homosexuales”
Jotear es una palabra que se utiliza dentro de los círculos homosexuales para designar un humor específicamente gay. Es cuando los gays se hablan en femenino: chula, mana, querida, mi ciela; se bufan entre ellos, usan gestos, ademanes y palabras que exageran lo afeminado, se parodian a sí mismos para ser precisos. Hacerlo es como reafirmar la identidad grupal propia de los homosexuales. Y es dentro de este jotear en donde tiene lugar el bufar del que ya antes hemos hablado. Es justamente con estos ademanes exagerados y tonos afeminados que empiezan a bufar a sus amigos, a agredirse diplomáticamente unos a otros. Dice un bloggero: “quien no ha bufado en su vida, no es gay”. Pareciera que es necesario entrar a este juego gozoso para poder jactarse de ser gay, para sentirse parte de esta identidad. Pero se hace con todo respeto (?), con humor, uno no se ofende cuando lo bufan, es más ofenderte implicaría perder. De hecho, uno quiere ser amigo de “la” más bufadora. Tal vez por creer que de esta manera los ataques no te alcanzarán, pero no, no es así, no tiene que ver con la amistad. De alguna manera, encuentro muchas similitudes con el albur. Cuando se bufa o se perrea, se tiene que estar alerta para que la palabra no caiga en el vacío, de hecho, es esa una de sus reglas fundamentales: dar una respuesta inmediata, quedarse callado resulta trágico, estar en falta, morirse, someterse, en pocas palabras, perder. Y claro, dado que el humor es opositor, habrá que defenderse con el mismo. Leyendo el libro de Helí Morales, “otra historia de la sexualidad”, precisamente en el ensayo de “los albures de
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sentido me remite a un juego de palabras; por un lado la palabra bufar que significa manifestar abiertamente enfado o ira, y la palabra bufón, que alude a una persona que trata de divertir a toda costa. Y es que eso es precisamente de lo que se trata, de hacer enojar, de ofender a una persona pero de manera divertida, chusca. Así pues, el bufar vendría a ser para los gays lo que el albur es para los bugas (heterosexuales): Yo te digo y tú me callas, de forma ridícula, burlona, divertida y muchas veces incluso hábil.
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la vida”, pude comprender un poco lo que se juega en este perreo entre gays: el goce fálico, aquel que está fuera del cuerpo. Gozar de aquel al que se bufa y mostrar su castración, tomarlo como objeto para gozar de él y reír hasta doblarnos de la risa. Y he aquí la relación de lo real con aquello de bufar y con lo simbólico también, pues la herramienta, a semejanza con el chiste, es la palabra. Retomando algunas palabras de Helí, podría decir entonces que al igual que el albur, el bufar es una competencia lenguajera, zancadillas verbales, agresiones que echan mano de la fuerza fálica del lenguaje, y que pueden doler y herir más que las zancadillas reales. En este orden de ideas parecería que “pobrecito” de aquel que sea bufado, pero no, más bien es del orden de lo divertido. Se trata entonces de horadar y penetrar con el lenguaje el lenguaje del otro, crear vacío en sus palabras para poder coronarse como ganador, y entonces vencerlo en el orden simbólico, en tanto se gana con palabras y se pierde cuando no las hay. Tiene que ser ingenioso, pero un ingenio rápido, mordaz. Se tiene que hacer sátira del melodrama del otro, lacerar jocosamente, pero siempre con una sonrisa sarcástica para que aquello no se torne en un deschongue entre “amigas”. Hay que hacer una reconversión del insulto. Entonces, el bufeo como el albur, ha de ser algo ingenioso, si no, vulgar y fino si no, insulto. Entre más elaborados sean, mayor serán las risas que arrancarán y mayor la victoria del vencedor. Irónicamente, aquellos que son más capaces en esto de la bufada, son aquellos menos varoniles, no sé por qué, pero se les
da más fácil, tal vez porque la bufada se realiza en el campo del jotear, pero los vencedores en su mayoría son más afeminados, menos masculinos y por lo tanto menos fálicos, puede ser que en tanto se posicionan del lado mujer, no tienen, pero son. Creo que quedan muchas preguntas en el tintero, tales como: ¿Qué es lo que hace a un homosexual burlarse con saña o malicia de otro homosexual que además es considerado su amigo, en vez de hacerlo con personas de otra preferencia?, siendo que los dos homosexuales tienen el mismo grado de vulnerabilidad a ser bufados. Creo que este acercamiento no sólo fue esclarecedor, también abrió muchas más preguntas de las que ya tenía, pero sé que en algún momento tendré la oportunidad de regresar a este tema y seguir indagando.
Bibliografía -“El chiste y su relación con lo inconsciente”, Freud 1905, Amorrortu editores, Tomo XVIII. -“Los albures de la vida” en “Otra historia de la sexualidad”, Helí Morales 2008, Ediciones de la Noche. -“El humor”, Freud 1927, Amorrortu editores, Tomo XXI. -“La risa y lo cómico” en “sujeto y estructura”, Helí Morales 2012, Ediciones de la Noche. -Artículo “Notas (parcialmente psicoanalíticas) sobre el humor y la ironía”, Manuel Biltz. Archivo pdf. -”Masculinidad e intimidad: identidad, sexualidad y sida” ,Guillermo Núñez Noriega, 2008, Porrua. -www.blogspot.com -http://redalyc.uaemex/pdf/139/13900604.pdf
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“DOS ARGUMENTACIONES SOBRE EL IMAGINARIO: ILUSIÓN O CREACIÓN” Martínez Ramírez Marcos
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El termino “imaginación” deriva del latín imaginatio, aparece en las lenguas romances en el siglo XII, y se define como la facultad de representarse imágenes. Como facultad, puede limitarse a evocar objetos que ya has sido vistos o percibidos –facultad de reproducción o repetición- o la de formar imágenes de objetos nunca percibidos y hacer combinaciones nuevas de imágenes –facultad de crear o invención-. En cambio, el término “imaginario”, que aparece en las lenguas romances a fines del siglo XV, deriva del latín imaginarius, tiene valor de adjetivo y significa irreal o ficticio; su utilización como sustantivo es reciente y se entiende como dominio de la imaginación1. La real academia española2, propone cuatro definiciones de la imaginación: 1) Facultad del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales. 2) Aprensión falsa o juicio de algo que no hay en realidad o no tiene fundamento. 3) Imagen formada por la fantasía. 4) Facilidad para formar nuevas ideas, nuevos proyectos, etc. En tanto que el imaginario es aquello i) Que sólo existe en la imaginación. ii) Se decía del estatuario o del pintor de imágenes. Por lo tanto, la imaginación es una facultad en tanto que lo imaginario es su dominio o ámbito. La historia de ambos términos se remonta a Platón y Aristóteles, sufriendo cambios hasta nuestros días. Plotino, Giorgino Bruno, Francis Bacon, Emmanuel Kant, Gaston Bachelard, Jean-Paul Sartre, Duran, Maurice Merlau-Ponty, Jacques Lacan, Le Goff, y Cornelius Castoriadis, son sólo algunos filósofos que se han interesado en su estudio. Más recientemente se
pueden observar dos vertientes en que se dividen los trabajos sobre el imaginario: a) El imaginario es ilusión y engaño, producto de la imaginación (tomando como referencia a las definiciones 1, 2 y 3 del imaginario como ámbito de la imaginación según la Real Academia Española), o bien, b) El imaginario es creación y producción (definición 4).
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INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo, el primer planteamiento (a, ilusión y engaño) será abordado por la postura de J. Lacan a partir de su obra del Estadio del Espejo (1949). El imaginario conlleva a la ilusión y sugestión tomando como certeza el mundo de la realidad. Para el segundo planteamiento (b, creación y producción), se hará una revisión de la propuesta de C. Castoriadis, particularmente en La institución imaginaria de la sociedad (1975). Estamos autorizados a preguntar si es posible considerar que el imaginario posibilita crear y producir, como en el caso de los artistas. Así también, los científicos que tienen que suponer un esquema, algoritmo, ecuación o fórmula que les permita descubrir nuevos hallazgos y así enriquecer la comprensión de nuestro universo – vía el imaginario creativo-. Si esto es así, entonces la teoría lacaniana encuentra aquí un impase en su conceptualización del imaginario. El propósito de este estudio es oponer las dos vertientes dominantes del imaginario, tomando como representantes a Lacan y a Castoriadis, para así señalar los límites de la postura de Lacan entorno al imaginario y que la propuesta de Castoriadis ofrece versión alterna del imaginario para comprender la
1- J. Belinsky, Lo imaginario: un estudio, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 2007, pp. 11-21. 2- Diccionario de la Real Academia Española, 27ª edición. (www.rae.es)
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condición del ser humano y los fenómenos sociales de los que forma parte.
inauguración del imaginario en la vida anímica del Sujeto.
LACAN, EL IMAGINARIO COMO ILUSIÓN
El niño entre los seis y dieciocho meses de edad mira su imagen en el espejo y responde con júbilo al reconocerse en su reflejo. Pese a la aparente trivialidad de la experiencia, y que el niño experimenta sorpresa por mirase a sí mismo en un simple espejo; éste es un momento de logro para el ser humano, puesto que reconocerse implica dar un paso en su desarrollo evolutivo. El niño hace “una serie de gestos en lo que experimenta lúdicamente la relación con los movimientos asumidos de la imagen con su medio ambiente reflejado, y de ese complejo virtual con la realidad que reproduce, o sea con su propio cuerpo y con las personas, incluso con los objetos que se encuentran junto a él”5.
En1953 J. Lacan presenta su conferencia “Lo real, lo simbólico y lo imaginario”, será la primera presentación de los tres registros que lo acompañaran durante toda su obra -pero su elaboración aun está en proceso. El hombre no es un ser aislado, interactúa con otros hombres dando lugar a todas las situaciones sociales conocidas, entre ellas la cultura, la educación, la familia, la política, las costumbres y tradiciones. Los fenómenos sociales también están atravesados por los registros de lo real, lo simbólico y lo imaginario. ¡Cómo no tomar en cuenta esto! Pero dejemos atrás estos tres registros y su implicación en el estudio de los fenómenos sociales. Por ahora el objeto de interés es el imaginario tal como lo concibió Lacan. En Lacan, lo imaginario está dominado por la ilusión, lo especular, la imagen y la apariencia. EL ESTADIO DEL ESPEJO En el estadio del espejo3, Lacan expone por primera vez su concepción del imaginario, un momento de su obra en que aun no ha integrado los aportes del estructuralismo de Lévi-Strauss o la lingüística de Saussure y Jackobson. Su conceptualización del imaginario será reformulado más adelante al proponer el nudo borromeo y el objeto a. A pesar de ello, el imaginario lacaniano sufrirá breves modificaciones y su propuesta inicial sólo servirá de soporte y como parte sustancial para comprender al sujeto4. Es el estadio del espejo el paradigma de la
Esta experiencia que recae bajo lo imaginario también nos muestra las principales propiedades de este. Cabe agregar que en la teoría lacaniana, el espejo lejos de ser exclusivamente un objeto, puede ser la mirada del Otro, es decir, la madre o cuidadora en el niño. De este acto, se deduce que el imaginario recae sobre el mecanismo de identificación con la imagen del semejante (en el caso del niño del espejo es él mismo quien mira su reflejo), esto es, “la transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen, cuya predestinación a este efecto de fase está suficientemente indicada por el uso, en la teoría, del termino antiguo imago”6. De la misma manera la proyección es imaginaria. El imaginario, también es la semilla del surgimiento del Sujeto, $. Siendo que el ser humano está habita-
3- J. Lacan, “El estadio del espejo como formador de la función del yo [je] tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”, en Escritos 1, 3ª edición, México, Siglo XXI, 2009, pp. 99-105 4- Sujeto barrado, $. Sujeto del inconsciente atravesado por el lenguaje pero también es un Sujeto castrado que está en falta. 5- Ibid, p. 99 6- Ibid, p. 100
El imaginario tiene efectos formadores en el organismo, puesto que el sujeto frente al espejo pasa de la percepción de un cuerpo fragmentado a asumir así la Gestalt de su cuerpo integrado, “es que la forma total del cuerpo, gracias a la cual el sujeto se adelante en un espejismo a la maduración de su poder, no le es dada sino como Gestalt, […] Así esta Gestalt, cuya pregnancia debe considerarse como ligada a la especie, […] por esos dos aspectos de su aparición simboliza la permanencia mental del yo [je] al mismo tiempo que prefigura su destinación alienante”9 El imaginario es alienante, dado que por “identificación con la imago del semejante y el drama de los celos” inaugura “la dialéctica que desde entonces liga al yo [je]
con situaciones socialmente elaboradas”10 11. También permite establecer una relación del Sujeto con su realidad, del Innenwelt al Umwelt.12 Esta forma de imagen especular determina al Sujeto –o al niño del espejo- en la realidad que ha adquirido hasta entonces. Y esto debido a que lo especular es el umbral del mundo visible. El narcisismo primario, carga libidinal propia de este momento13, también caracteriza al imaginario, y promueve la ilusión y resistencias del yo -centrado sobre el sistema consciente, es función de desconocimiento. “Lo que no dejará de repetir Lacan, a propósito del yo. Dirá que es una «imagen», un «objeto» entre otros objetos en el espacio, dependiente, en este carácter, de una «óptica» y de una «tópica» de lo imaginario“14
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do por el lenguaje -lo simbólico- desde antes del nacimiento, lo que el imaginario hace es pre-sentificar en un primer momento ese mundo exterior el cual habita y que permite su acceso al mundo humano, así, al asumir jubilosamente su imagen especular “manifiesta, en una situación ejemplar, la matriz simbólica en la que el yo [je] se identifica en una forma primordial, antes de objetivarse en la dialéctica de la identificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su función de sujeto”7. Esta matriz es designada como yo-ideal y tronco de las identificaciones secundarias. El yo se suscribe así al imaginario, el yo se sitúa “aun desde antes de su determinación social, en una línea de ficción, irreductible para siempre por el individuo sólo; o más bien, que sólo asintóticamente tocará el devenir del sujeto, cualquiera que sea el éxito de las síntesis dialécticas por medio de las cuales tiene que resolver en cuanto yo [je] su discordancia con respecto a la propia realidad”8
EL IMAGINARIO ES ILUSIORIO Y ALIENANTE Pese a la lectura estructuralista y lingüística de Lacan, y posteriormente la creación del objeto a y la construcción del nudo borromeo, la alusión del imaginario como escópico e ilusorio se sostiene en el empleo de la metáfora del espejo15 y su reflejo. En esta experiencia, el imaginario lacaniano es una identificación, es la constitución del yo, es una imagen o imago, es una ilusión, es imagen especular y escópica, es alienación, es enajenación, es la instancia del yo (moi) consciente y del yo ideal (Ideal Ich), es resistencia. Desde el comienzo de la obra de Lacan, el imaginario permaneció asociado con ilusión, señuelo, fascinación y seducción y se colocó como resorte de la relación dual entre el yo y la imagen especular16. De tal manera que el reconocimiento de la imagen en cuanto tal, es decir como reflejo, ilusión, está ligado a la construcción del cuerpo imaginario.
7- Ibid. 8- Ibid. 9- Ibid, pp. 100-101 10- Ibid, p.104 11- A. Cordié, Un niño psicótico, Buenos Aires, Nueva visión, 1994, p. 180 12- J. Lacan, El estadio del espejo…, Op. cit., p. 102 13- Ibid, p. 104 14- M. Borch-Jacobsen, Lacan. El amo absoluto, Buenos Aires, Amorrortu, 1995, p 64 15- El texto «Lo Ominoso» de S. Freud, contiene los principales ingredientes del «estadio del espejo» de Lacan: el espejo, la imagen, el doble, el narcisismo, la castración (el desplazamiento imaginario), la muerte (Ibid, p. 62). 16- D. Evans, Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano, Buenos Aires, Paidós, 2007, p. 109.
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Esta propuesta de Lacan es del orden de las apariencias superficiales. Las principales ilusiones de lo imaginario son la de totalidad, síntesis, autonomía, dualidad y por sobre todo, semejanza.
que va a marcar con sus estructura rígida todo el desarrollo mental. Así la ruptura del círculo del Innenwelt al Umwelt engendra la cuadratura inagotable de las reaseveraciones del yo”19.
Podemos observa el inmenso poder que tienen las imágenes, es decir, el imaginario, sobre el ser humano en las relaciones sociales, las cuáles se encuentran tejidas en base a éste, funcionando del siguiente modo: “me presento ante ti como una persona maravillosa, para que tú me veas de esa misma forma; paralelamente, te veo a ti extraordinario, porque quieres producir en mí esa idea17” Mi yo individual es básicamente una construcción imaginaria dado que su carácter fundamental es de espejismo. También se han de ubicar en este eje las “identificaciones” pues, al ponernos en contacto con los demás, encontramos similitudes y nos identificamos con ellos. Lo imaginario oculta la falla.
Lacan, entre 1936 y 1953, “desarrolla sus investigaciones acerca de lo imaginario; lo hace antes de incorporar las ideas de Lévi-Strauss, ideas que le permitieron construir después la tópica completa, aunque a costa de una evidente mengua del papel que lo imaginario desempeña en su concepción”20. Antes de su entrada en el estructuralismo y de la formulación de la triada real-simbólicoimaginario, para Lacan “lo imaginario era una síntesis del impulso libidinal y de la imagen del cuerpo”. Lo imaginario lacaniano no surge por ello como resultado de su inscripción en la corriente estructuralista, sino de los aportes de la etología, de la psicología de la Gestalt, de los trabajos de Wallon y de los trabajos de Freud. De tal manera que hasta 1953, lo imaginario estaba definido como “una doble alteridad fundante”: como flujo pulsional y como imagen del semejante. A partir de 1972, al introducir la teoría de los nudos borromeos, se equilibran los tres registros.21 No obstante, a falta de una mejora de su teorización del imaginario, este sólo adquiere valor en tanto que se anuda al registro de lo simbólico –y la imagen especular adquiere un significado estructurante. “El espejo está, por lo tanto, en la encrucijada estructural de las instancias de lo real, lo simbólico, lo imaginario y el objeto. Es una plataforma giratoria en el trabajo de estructuración del sujeto, punto bisagra donde se reúnen el cuerpo fantasmizado ligado a la relación con el gran Otro y la imagen especular que determina la relación con los pequeños otros.”22
El imaginario es del registro del sentido englobante y la imagen. “Esto mismo hace que la relación social pueda entenderse como un «diálogo de sordos», lo que indica que cuando la gente se comunica, ese lenguaje común siempre se halla mediatizado por el imaginario que supone que un «yo» se comunica con otro «yo» distinto, pero semejante a él.”18 En esta forma el imaginario se inaugura con el estadio del espejo “un drama cuyo empuje interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación; y que para el sujeto, presa de la ilusión de la identificación espacial, maquina las fantasías que se suceden desde una imagen fragmentada del cuerpo hasta una forma que llamaremos ortopédica de su totalidad y hasta la armadura por fin asumida de una identidad alienante,
17- J. M., García Arroyo y M. L., Domínguez López, Aproximación al “esquema L” de Lacan y sus implicaciones en la clínica (parte I), Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2011; 31(109), 34-35. 18- Ibid, p. 36 19- Lacan, El estadio del espejo…, Op. cit., pp. 102-103 20- Belinsky, 2007, Op. cit., p. 30. 21- Ibid, pp. 45-60. 22- Cordié, 1994, Op. cit., p. 175
Con el surgimiento del estructuralismo, lo imaginario se identificará como una fuente de ilusiones y engaños, con la sede misma del desconocimiento. Visto como una desvalorización, en parte debido al peso que se le asigna a lo simbólico, éste último se convierte en el fundamente de la estructura y se encarna en imágenes y realidades.23 Lo imaginario, se limitara a reflejar los sistemas de creencias a través de los cuales los seres humanos se explican su quehacer. El imaginario será rescatado por Cornelius Castoriadis de su prisión en la cual lo tenían los estructuralistas. Ya que para él, es instancia creadora de sentido y no como simple mediadora entre lo real y lo simbólico, a cuyas leyes estaría subordinada. Esta concepción del imaginario como potencia de creación inmotivada, forma parte de una tradición que “se centra en la imaginación como facultad humana para el conocimiento y se desarrolla en Occidente, por lo menos desde De anima de Aristóteles. 24 En 1975 Castoriadis publicó: La institución imaginaria de la sociedad, presentándose como reacción y crítica contra el estructuralismo, particularmente al lugar de dominio que se le otorgaba a lo simbólico frente a lo imaginario reducido a reflejar ilusiones y creencias del individuo y la sociedad. Castoriadis considera lo imaginario como potencia de creación en la construcción de lo social –sin niega la importancia de los simbólico-. Propone que lo que hace diferente al hombre del resto de los seres vivos, es su capacidad de autoreflexión sobre lo que instituye, la suprema complejidad de su lógica “ensídica”, la conciencia sobre su
finitud y su constitución en la dimensión biológica, psíquica y sociohistórica. Y el elemento central de estas dos ultimas dimensiónes será lo imaginario. “Pensamiento y acción están estrechamente ligados: todo pensamiento es un modo y una forma de hacer. […] La historia, considerada en su devenir, es esencialmente poiésis, creación en el sentido elevado del termino”.25 El ser es creación incesante de formas nuevas, creación de vida, y, dentro de la creación, creación humana. Creación basada y orientada por la imaginación. Las significaciones imaginarias son aquellas construcciones de sentido, son la “creación incesante e indeterminada de figuras, formas, imágenes, que actúan como significaciones, en tanto que a partir de ellas las cosas, los hechos, los procesos, etc., cobran sentido.” 26 IMAGINACIÓN RADICAL E IMAGINARIO SOCIAL INSTITUYENTE Una aportación de Castoriadis es que hizo la distinción entre un imaginario último o radical –dominio de la psique- y un imaginario social –dominio histórico social-. Al primero lo llama también imaginario primero y al otro producto de la interacción individuo sociedad, imaginario segundo. El imaginario radical es la capacidad elemental e irreductible de evocar imágenes, fuente de lo simbólico y de lo imaginario derivado. “Un imaginario radical concebido como una masa amorfa (de ahí la idea de una lógica magmática) que hace posible por su fluir mismo la emergencia de lo simbólico y de lo imaginario segundo o derivado.”27 El magma es un sistema de coexistencia
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EL IMAGINARIO COMO CREACIÓN
23-Belinsky, 2007, Op. cit., pp. 24-44. Tanto Lévi-Strauss, Lacan, Saussure y Jakobson son estructuralistas, de tal manera que el imaginario pasa a tercer termino y lo simbólico cobra un mayor peso en la comprensión del ser humano, a nivel consciente e inconsciente, individual y colectivo 24- D. H. Cabrera, “Imaginarios de la imaginario”, en D. H. Cabrera (coord), Fragmentos del caos: Filosofía, sujeto y sociedad en Cornelius Castoriadis, Xalapa (Veracruz), Universidad Veracruzana: Instituto de Filosofía, 2008, p. 21. 25- Belinsky, 2007, Op. cit., p. 70. 26- Castoriadis, Los dominios del hombre. Citado por R. E. Anzaldúa Arce, “Pensar al sujeto a partir de Castoriadis”, en D. H. Cabrera (coord), Fragmentos del caos: Filosofía, sujeto y sociedad en Cornelius Castoriadis, Xalapa (Veracruz), Universidad Veracruzana: Instituto de Filosofía, 2008, p. 190. 27- Belinsky, 2007, Op. cit., p. 78.
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de fragmentos de múltiples organizaciones lógicas pero no reductible a una organización lógica. La noción de magma es aplicada tanto a la psique, en tanto expresión de la imaginación radical, como a la sociedad en tanto magma de significaciones imaginarias sociales. Este concepto de magma aparece como una metáfora para designar la creación histórica: condensa la comprensión de lo imaginario como indeterminado para pensar la creación de lo social, la emergencia de la historia y el régimen constitutivo de lo político. El imaginario radical, es la capacidad de producir representaciones y fantasmas que no derivan de la percepción, en palabras de Castoriadis: “es una facultad espontánea de representación que no está sujeta a un fin predeterminado.”28 El merito de Castoriadis es comprender los fenómenos sociales a partir de este imaginario, como fuente de los social-histórico, esto es como surgimiento de nuevas significaciones imaginarias sociales.29 Otra cualidad de la expresión imaginario radical es la autonomía. Dado que la imaginación es lo que no puede ser explicado, no puede reducirse a una causa: es creación.30 Todo lo que es, el dominio del hombre, es creación de la imaginación humana. La creación sólo es posible en tanto se supone esta capacidad propia del ser humano a la imaginación radial. Para Castoriadis31 “la psique es «imaginación radical»”, indisociable del cuerpo, pero no reductible a lo biológico dado que posee una «dimensión dinámica o inobjetable»; es flujo permanente espontáneo e indisociable de representaciones, afectos, intenciones. Su rasgo principal es la capacidad creativa, no determinada por ninguno de sus condicionamientos biológicos ni sometida a ningún
fin. Se trata de un flujo de creación y no sólo de una combinación o repetición de representaciones previas, esta imaginación radical “se presenta como un flujo irrefrenable que hacer aparecer lo nuevo incesantemente, como parte de la autoalteración inherente al devenir psíquico del sujeto.”32 Para la psique, lo que esta es, es producto de la imaginación radical. La imaginación está en el origen de lo que puede ser pensado, representado, deseado y en función del cual se actúa: intención y acto están siempre articuladas. En cuanto al imaginario social, está constituido por “producciones de sentido, sistemas de significación social, cuya consolidación y reproducción permiten mantener unida a la sociedad, gracias a la institución de normas y valores y concepciones que hace que una sociedad sea visualizada como una unidad.”33 Institución, es todo aquello que se hace presente por la acción del imaginario social. Es la expresión y objetivación del conjunto de significaciones sociales imaginarias. Así, “las institución del conjunto de significaciones sociales imaginarias es lo que permite hablar de una sociedad específica, con sus elementos y articulaciones, y es lo que proporciona las condiciones de lo representable y de lo factible, aquello por medio de lo cual los individuos de una sociedad perciben y actuan.”34 Por medio de lo imaginario social se establece lo que es y lo que no es una sociedad, lo que puede ser y lo que puede valer en un determinado momento histórico. “La sociedad en su proceso de devenir, de autoalteración histórica, requiere para existir la
28- C. Castoriadis, Figuras de lo pensable (Las encrucijadas del laberinto VI), 2da edición, México, FCE, 2002, p. 232. 29- Cabrera, 2008, Op. cit., p. 22. 30- Y. Franco, “Insignificancia y autonomía”, en Y. Franco, H. Fraire y M. Loreti (coord), Insignificancia y autonomía. Debates a partir de Cornelius Castoriadis, Buenos Aires, Biblos, 2007, p. 37 31- X. Pedrol, “La «antropología filosófica de Castoriadis»”, en D. H. Cabrera (coord), Fragmentos del caos: Filosofía, sujeto y sociedad en Cornelius Castoriadis, Xalapa (Veracruz), Universidad Veracruzana: Instituto de Filosofía, 2008, p. 77. 32- Anzaldúa Arce, 2008, Op. cit, p. 191 33- Ibid, p. 191. 34- Pedrol, 2008, Op. cit., p. 80
CONCLUSIONES Lacan se adhiere a un imaginario de ilusión, de engaño, de imagen especular. En tanto Castoriadis (Callois y Bachelard) abogan por un imaginario creador. Para Lacan el anudamiento del imaginario con lo simbólico dará cuenta de actos culturales y de producción. Pero sólo bajo esta condición el imaginario es participe de la cultura y el lenguaje, queda así relevado al margen del engaño y la sugestión. Lo imaginario, indudablemente, deriva de la experiencia de la imagen –de la imago-. El sentido que emplea Lacan está limitado. No es posible ampliarlo a la esfera de la concepción filosófica tradicional de la imaginación, en sentido de la doctrina de Sartre o de MerlauPonty. El sujeto para Castoriadis, más allá de constituirse a partir de la imagen en el espejo o de él mismo reflejado en la mirada del otro; es planteado como potencia creadora exnihilo. Lo imaginario no es nunca mero reflejo o imagen de algo o alguien (como señala Lacan). De ahí la critica de Castoriadis sobre un imaginario re-producción, y el problema de una visión antihistórica del estructuralismo. Encuentra en lo imaginario una propuesta para pensar no sólo el cambio social sino sobre todo la creación y autoinstitución de la sociedad.
Castoriadis se aleja de las concepciones del imaginario centradas en la imagen, y pese a que reconoce el papel de la potencia de la imaginación, tiene como objetivo establecer una interpretación antropológica, filosófica, sociológica y psicoanalítica de la sociedad, de la historia, de la cultura y de los individuos. No hay duda de la gran ausencia de esta concepción de imaginario-creación, y que Castoriadis remarca como un impase del imaginario lacaniano. Somos como individuos y sociedades, capaces tanto de crear formas nuevas como de rechazar lo existente.
35- Anzaldúa Arce, 2008, Op. cit., p. 192
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instauración de instituciones a través de crear significaciones imaginarias, que instituyen un mundo de normas, valores, lenguaje, formas de representar-decir social (legein), así como de instrumentos, procedimientos y métodos de hacer social (teukhein).”35
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Desamor Por: María Esther Núñez
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Calla. Calla de muerte o de distancia, qué más da.
La única certeza es el silencio. No hay memoria.
Es la muerte quien lo muere cada día que transcurre
El tic-tac del último latido.
alejándolo de los vivos, que éramos.
El sentido de buscar en las palabras ya no existe.
Cuando vida.
El libro de poesía cerrado.
Existen varios rumores acerca de su muerte
Cesa la lucha por entender lo inentendible:
¿o su ausencia?
El sentido de justicia. La honradez.
nada es claro en el silencio que envuelve a ciertos cuerpos
La hambruna de los hombres silenciados.
antes de la desaparición total.
Focas de ojos redondos, panza arriba sobre la nieve manchada de un extraño tono rojo barbárico y rotundo.
Algunas suposiciones podrán parecer insensatas: ¿Se convirtió en fantasma?
Tuvo un nombre.
¿Corrió tras esa alma antigua que nunca cesó de susurrarle cosas?
Lo olvidé al desvanecerse el significante.
¿El diablo lo sedujo para arrojarlo a su océano de fuego?
Intento evocarlo y me vienen a la mente muchos nombres. Todos falsos.
No se sabe. Un crimen. Un suicidio.
Tuvo un cuerpo. Un rostro. Unas manos.
Una metamorfosis. Un amor. Un incendio.
Un volumen tibio que existió en cualquier lado.
Un cáliz derramado en el desierto.
Pero cualquiera no es su mano. Desde aquí diviso el ojo negro de la gruta donde se ocultan las mentiras.
Mi voz intenta subir a la garganta,
Intento retroceder hacia el lugar de su destierro.
arrojarse de lleno sobre ese otro que no está.
Toco su sombra larga que aún escurre hasta mis pies.
Enrollo mi lengua que oculta frases para un vivo.
¿Por cuánto tiempo?
Se enrosca entre los dientes. Se anuda.
¿Cuándo desaparecerá por completo?
Por fin escupe una sola sílaba amarilla: tú.
Es absurdo sentirse atraída por el cautiverio, la locura;
Lo que uno ama de un hombre
no obstante, sigo mirando la misma fotografía.
no es su cuerpo o su cerebro:
Incluso cuando lo olvido, sé que el mar permanece.
es su mirada. El mar que lleva dentro.
Ahora, una gárgola petrificada en lo alto de mi casa mientras Cristo resucita.
Yo me quedé sin corazón.
Lentamente.
Se ahogó en su mar azul.
Enmudece mi cerebro clausurado por exceso de cadáveres.
Pero se puede vivir sin corazón, lo mismo que sin pierna, sin un brazo.
Una silla de ruedas. Una prótesis. Un garfio. Un gato.
Estoy empezando a hartarme. No siento nada. Me echo a andar con mi vieja prótesis metálica.
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El discurso del amo en la estructura del sujeto Heber
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El discurso del amo en la estructura del sujeto Lo que comienza como una historia particular, la del sujeto, se repite en un fenómeno que sobrepasa lo cultural. Todo gira en torno a otro, la propia imagen que se genera de uno mismo en un espejo se reduce a un efecto especular, es decir, no hay seguridad de cual sea la imagen de uno mismo mas de sus efectos, síntomas y actos productos de su deseo. La falta posibilita la dinámica del sujeto y al mismo tiempo lo limita; a razón de no seguirla. Y es que la posibilidad siempre es explorada por el Psicoanálisis como la posibilidad de entender una clínica fuera de las directrices de un “gran otro”, es decir, algo que pueda erigirse como más allá de los dominios del Amo; respetando su lugar pero pugnando por una libertad, del sujeto, de ser quien es…diferente a los demás. La labor entonces corresponde al ejercicio solitario, del que trata de generar un movimiento diferente en el sujeto, es decir, el psicoanalista. En palabras de Lacan: “el analista por su parte tiene que re-presentar…el efecto de rechazo del discurso, es decir, el objeto a” ; a decir del objeto “a”1 este como real, no simbólico pero que al mismo tiempo hace estructura, mas preciso: “algo de lo real que no se hace estructura…mas bien, hace estructura” (Helí Morales)2. Aquí se produce un eco en el acto psicoanalítico, donde el analista funge como semblante en esa dinámica del deseo del sujeto; para dar paso a lo que llamamos estructura, hay que considerar los cuatro discursos propuestos por Lacan, en este caso lo que compete es la forma (estructura)…
el lugar donde se inscribe cada uno de los elementos propuestos; ya sea el significante amo (S1), la verdad (S2), plus de goce (a) y al sujeto (S). A este respecto el sujeto (S) se encuentra legislado de manera inconsciente; en palabras de Helí Morales: “el sujeto esta sujetado a normas de función y operación social de las cuales no sabe su constitución y operación…es por tanto, que (dichas enunciaciones) constituyen un aparato discursivo que permite colocarlo (al sujeto), en una ley de la cual es inconsciente… no hay sujeto que no se encuentre con la dimensión legal”3. Se habla del sujeto, determinado a través de esta dimensión (la legal) en lo que pudiéramos llamar el lazo social; por lo tanto en algún punto de si mismo, se encuentra inscrito en la legalidad. Y es que si podemos hablar del sujeto, no solo en términos de la legalidad, en algún punto, se pudiera concebir la idea de que está a merced de un “Otro”, es decir, el amo. En su discurso (discurso del amo), organiza la rotación algebraica de los discursos, es decir, se vuelve el elemento del cual parten los demás discursos (histérica, universitario y del psicoanalista); donde no encuentran su explicación sin necesariamente relacionarlo con el amo; en términos de Helí Morales: “el discurso del amo como trazo unario de la arquitectura de los discursos”4. Este amo que no es sino a través del esclavo, pero hay algo que en términos de esta dinámica es necesario articular; dos elementos de los cuales no se puede pensar como sostenible este aparato discursivo (discurso del amo), que compete necesariamente a su dimensión
1.- Lacan, Jaques. El seminario 17. El reverso del psicoanálisis (1969 – 1970). Buenos Aires, Paidós, 9ª reimpresión, 2008 2.- Helí Morales. Los cuatro discursos. Especialidad en Clínica Psicoanalítica Freud Lacan (2011 – 2012). Toluca, Estado de México. 3.- Ídem. 4.- Ídem.
Del esclavo hay un pasaje en la lectura del seminario “el reverso del psicoanálisis” en donde Lacan ejemplifica de manera magistral esta dinámica; cito a la letra: “…Hay uno que dice: A ver, que venga el esclavo, ese pequeñin, ya verán ustedes lo que sabe. Le plantean preguntas, por su puesto preguntas de amo, y el esclavo responde a las preguntas, naturalmente las respuestas que las preguntas dictan por sí mismas…Es una forma de mofarse del personaje, lo asan vivo. Nos hacen ver que la parte seria, el objetivo es mostrar que el esclavo sabe,…lo que ocultan es que únicamente se trata de arrebatar al esclavo su función respecto del saber”5 . Vale la pena, en este caso, tratar de explicar de principio a fin lo que aquí se propone. Primero que nada podemos separar el primer elemento, el amo quien se hace notar entre otros, en lo que parece un acto de presunción. Llamando a aquel como si fuese un bufón a aquel de quien se sirve, que no solo tiene que ver con el “entretenimiento” sino que va más allá, precisamente, de erigirse como autoridad ante el que tiene un saber; en este caso, del esclavo. El segundo elemento es esclavo mismo, se sabe que sabe, he aquí (al respecto de lo que se pregunta) no compete al ejercicio de explicar que dicho saber no esta, ni por un instante, puesto en duda. Esto, cabe aclarar, no compete a los términos en cuanto a la
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“verdad”, y que es muy diferente a lo que pudiéramos llamar certeza. Hay un gesto de minus-valía al cual se refieren como “ese pequeñin”, algo que arroja la presencia parecido a lo in-significante, es decir, no significa para ellos y a la vez significa en tanto ejercicio del poder (del amo) en el saber; “el poder no existiría sin la problematización del saber” (Helí Morales)6.
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política. Una posición fundamental al respecto es la verdad; de la cual el amo no quiere saber nada, para eso tiene [esclavos/asesores]…por lo tanto quien se sabe, sin saber con exactitud, poseedor de esta verdad es el esclavo.
Seguimos en esta misma línea discursiva y de entrada, el amo trata de no darle valor aquello que constituye el ejercicio de su poder, poseedor del que posee el saber, a través del esclavo encarna su forma de gobernar. El tercer elemento sería el saber mismo, descrito en el hecho de una “enmascarada” de respuestas en forma de preguntas, es claro que sugiere la respuesta en la misma pregunta, es como si las preguntas “se respondieran por si solas” ya que su respuesta se encuentra en lo enunciado como enigma; en vías de un objetivo… no solo que el esclavo sabe, sino de que son capaces (aquellos que preguntan, así como el amo mismo), de quitarle al esclavo lo único que tiene; esto es, el saber. De lo anterior se deriva lo siguiente:
5.- Ídem. 6.- Ídem.
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De lo anterior, se explica que; el amo (representado por S1) por medio del esclavo (representado por δ), que como catalizador (representado por Δ“delta”[potencializa/ acelera]) accede al poder a través del saber (representado por S2); las líneas punteadas denotan que el camino a este saber no es absoluto del amo y mas bien, una parte de esta, pertenece otro elemento indicado por los corchetes mas grandes; los cuales delimitan una parte de la vía de acceso al saber (S2), la cual, pertenece exclusivamente al esclavo (δ); por lo tanto es en si misma una pieza fundamental, dicho de otro modo, puede considerarse el “puente” por el cual el amo se hace de ese saber. De esto, se deduce que, el amo necesariamente para sostenerse lo tiene que hacer a través del poder, al cual tiene acceso por la vía de ese “pequeñin” al que conocemos como esclavo; que a su vez, “potencializa” los efectos que sostienen el discurso (del amo), a lo que podemos concluir que la posición de amo, es estrictamente sostenida por el esclavo, por lo tanto “no hay amo sin esclavo, uno sin otro”. Pero que de beneficio hay de todo esto para el escavo?, necesariamente se requiere de un elemento que soporta este discurso y que es vital; como se mencionó con anterioridad, para darle estructura; este es el objeto “a” como aquello imposible; que es en si mismo, el goce (plus de goce). De forma que viene a bien para explicar la estructura final del discurso de la siguiente manera:
Se han agregado varios elementos en relación al primer esquema; uno de ellos es el Goce (representado por “a”); como subproducto/remanente que, invariablemente, cae como desecho mostrado por un par de flechas punteadas que apuntan hacia abajo, después hay lo que indica una flecha, en la cual, hay un recuadro donde esta el cuerpo (representado por C) que sirve como medio de goce; y además aparecen otros corchetes de doble línea los cuales indican el dominio del amo (que incluye al esclavo [el cuerpo del esclavo], al saber y al goce. A decir, sobre a, es lo que le queda al esclavo...por lo tanto pierde su libertad pero además del saber; le queda su goce, es por tanto que, por el cuerpo es que obtiene dicho goce, cuerpo al servicio del amo. Puntualizando que el dominio del amo (S1) es el que abarca al cuerpo del esclavo, al saber obtenido (por medio del esclavo y por lo tanto el poder), así como el goce (exceso de nada/plus de gozar) que también tiene que ver con su cuerpo; dicho sea de paso refiere acertadamente Helí Morales: “El amo
Es aquí pues, que la dialéctica del amo y el esclavo encuentra un punto de unión, ya que lo que para uno es la pérdida para el otro es su ganancia en términos de goce. Hay algo que no solo en esto, hay una ganancia; de hecho, está descrito por Helí Morales de la siguiente forma: “El amo, desafía el miedo a la muerte y por lo tanto, pierde la oportunidad de la “humanidad”…lo que humaniza es lo que trabaja por un contrato social; el esclavo prefirió su vida y perdió su libertad”8. Este “desafío” tendría que ver, aunque no necesariamente, con la idea del absoluto por lo tanto queda fuera de lo humano… ya que ningún humano es absoluto; el esclavo vive al ejercer un saber, y el trabajo como medio; en tanto que se hace de otro que le ordene y le diga, que sea “dueño” de el…pierde toda garantía de libertad. La paradoja que aquí se nos antepone es uno de los pilares de esta dialéctica. En primer lugar tenemos al esclavo, pieza fundamental del progreso moderno que solo sabe de conceptos; humanizado por su trabajo y, con este, capaz de hacer cambios en la sociedad…hecho que se contrapone con el “no tener nada” (pero logra mucho mas)entonces de alguna forma solo desea, obviamente; tener lo que no alcanza, esto es su libertad. En segundo término tenemos al amo que, en el momento en que no trabaja, no transforma su sociedad y por lo tanto la historia; entonces se encuentra con una de las verdades mas radicales y que es prueba de su “ilusoria” posición…el amo nunca logrará el reconocimiento que siempre añora tener y por lo tanto esta buscando todo el
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tiempo, de alguien que no sea inferior a el [esclavo]… es decir, el de otro amo. Entonces hay un encuentro con una fisura en su realidad (imaginaria), no solo por lo que tanto desea sino porque “no hay quien sea a si mismo uno…creerse uno sin otro, significarse a si mismo, ser la totalidad (el cuerpo) es imposible y produce desechos” (Helí Morales) 9.
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quiere el exceso de su goce, por producir exceso de nada… esta enfermo de todo (de esfera)”7. Lo que cae, no es otra cosa que, el cuerpo/esclavo (como objeto a), y es ahí donde se encuentra con el goce.
A razón de esto y el amo primordial impuesto por la sociedad, sin temor equivocarnos, es el padre. Recordemos que al padre se le considera como la ley, de hecho, designa la dinámica de lo familiar que constituye, a su vez, lo social. Habría que abrir espacio para establecer lo que en términos de Lacan sería “una ley articulada, entre cuyos muros habitamos y que constituye el derecho” ; pero no a razón exclusiva del derecho y un sistema a lo que algunos relacionan con la justicia, sino en términos de estructura. La “ley” a la que se pretende dar referencia, es la que tiene que ver con la que organiza/estructura los discursos, ya que cada uno de ellos se encuentra “regido” por una ley, que tendría que ver precisamente con el amo y su vinculación (directa o indirecta) con el padre. Referencias Bibliográficas Helí Morales. Los cuatro discursos. Especialidad en Clínica Psicoanalítica Freud Lacan (2011 – 2012). Metepec, México. Lacan, Jaques. El seminario 17. El reverso del psicoanálisis (1969 – 1970). Buenos Aires, Paidós, 9ª reimpresión, 2008.
7.- Ídem. 8.- Ídem. 9.- Ídem.
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Referencias iconográficas
Pagina 5 Ilustración Sigmund Freud http://www.juanosborne.com/wp-content/uploads/2011/10/JO-D111014-Freud.jpg Pagina 7 Ilustración https://www.facebook.com/pages/TerrorArtists/36586691344 8220?fref=ts Pagina 14 Ilustración http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v4/imagenes/L6.jpg Pagina 21 Ilustración Freud h t t p : / / 1 . b p. b l o g s p o t . c o m / _ H y l W Y O Yu j y M / T D j 2 m sKY6HI/AAAAAAAAAFM/-mWIyB5wn4A/s1600/ne ws_ Sigmure%2520Freud.jpg Pagina 34 Ilustración S. Freud http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/psicologia/MURO-Afiche-Sophie-Robert-psicoanalisis_CLAIMA20121015_0168_14.jpg Pagina 35 Ilustración películas http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/psicologia/MURO-Afiche-Sophie-Robert-psicoanalisis_CLAIMA20121015_0168_14.jpg Pagina 45 Pintura http://2.bp.blogspot.com/-YHT3cogB54E/UYGMSXIN5xI/AAAAAAAAAQU/YGJuXnTZH9I/s1600/Hieronymus_Bosch_056.jpg Pagina 51 Ilustración http://talent.paperblog.com/el-psicoanalisis-en-la-era-de-la-globalizacion-1464499/ Pagina 54 Pintura F. Goya http://2.bp.blogspot.com/-q5xbHjNS0s4/Tc_kFgNSRWI/AAAAAAAAAJc/vGttuJBWJmg/s1600/goya.jpg Pagina 67 Pintura F. Goya http://skyethelimit.files.wordpress.com/2011/10/francisco-de-goya-dosviejos-comiendo-two-old-people-eating.jpg Pagina 68 Fotografía mago http://us.123rf.com/400wm/400/400/bowie15/bowie151108/ bowie15110800055/10416609-mago-extraer-pintura-color-de-su-sombrero-de-cilindro.jpg Pagina 79 Ilustración Sombrerero / sonriente http://www.wallpaperhdphoto.com/Movies-FullHDWallpapers/ima-
http://josecarbonell.files.wordpress.com/2012/05/el-discurso. jpg
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