Entre Cielo y Tierra

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Entre cielo y tierra ENTRE CIELO Y TIERRA


Corta de trigo, Hualqui. 1986. Col. P.CH.

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Entre cielo y tierra ENTRE CIELO Y TIERRA

Desde el año 1964, hemos recorrido permanentemente campos, pueblos rurales, caminos llenos de magia, paisajes sobrecogedores de belleza, silencios cargados de significados, y muchas veces hemos saboreado algún fruto al alcance de la mano, regalado por un generoso árbol. Entre tanta maravilla, nuestra llegada a alguna casa campesina siempre se ha dado con el acogedor y cálido recibimiento por parte de la familia y nunca ha faltado el “agüita con harina”, el mote o la refrescante agua de vertiente. En los primeros viajes, nuestra ignorancia no nos permitió darnos cuenta de algo que, cuando lo descubrimos, nos sorprendió. Nuestro primer acercamiento, junto con el afecto demostrado por la familia, siempre fue recibido debajo de un parrón o en algún lugar del patio, especialmente destinado a las visitas. Allí, entre gruñidos de perros, gallinas que paseaban con sus polluelos en busca de alimento, otras aves y algunos gatos que querían restregarse en alguna pierna, comenzaba a desarrollarse la conversación que muchas veces duraba horas. En ocasiones, recién en nuestro segundo viaje, la dueña de casa nos invitaba a pasar a la cocina, hecho que tenía una especial importancia. En ese momento traspasábamos el umbral hacia la intimidad, dejábamos de ser visita y entrábamos a conocer el corazón de esa familia. Darnos cuenta de esto significó llenarnos de emoción, agradecimiento y admiración por este verdadero rito de aceptación, en que lo importante resultaba ser el encuentro entre la visita y la familia dueña de casa. Si éste no se producía, difícilmente se podía llegar a ese lugar y conocer en plenitud a estas mujeres, hombres y niños. La cocina, siempre separada del resto de la casa, estaba llena de magia. Allí, el tiempo se transformaba junto al “pollo” o fogón encendido, alrededor del cual nos sentábamos a compartir aromas, colores, sonidos y sabores. Esta experiencia la seguimos viviendo hasta hoy.

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Martina Escobar y Rosalía Bascuñán, Hualqui. 2007. Col. H.P.

“Cocina con gusto a persona, a familia”, plantea Fidel Sepúlveda, recordando su casa allá en los campos de Cobquecura. “… se cocinaba a leña y había un fuego que no se apagaba nunca. El último que se iba a acostar, en la noche, enterraba las brasas y el primero que se levantaba, desenterraba estas brasas y con estas mismas brasas se encendía de nuevo el fogón. Y eso para mí es una suerte de símbolo, de un estilo de vida, de un arte de vivir que tiene un fuego sagrado, y que se cautela, se cuida…”1. Es en este espacio donde se cocina, se toma mate, se reza, se reúne la familia en las tardes al llegar el dueño de casa del trabajo en la tierra y se comenta lo sucedido en el día. Allí es donde escuchamos historias y cantos, aprendemos sobre la tierra, el cielo, los secretos de la naturaleza y las hierbas para mejorar la salud, entre muchos otros saberes. Ejemplo de ello son las oraciones que se rezan en noches de temporal, mientras se tiran ramos benditos al fuego: 1 Entrevista a Fidel Sepúlveda. La belleza del pensar. Programa de televisión. Art TV. 2001.

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Santa Bárbara doncella líbrame de esta centella así como libraste a Juan Ángel del vientre de la ballena

Esta experiencia de compartir el cotidiano con las familias campesinas nos ha acercado a la comprensión de una forma de vida que se fundamenta en el vínculo con lo sagrado y con la tierra. “… mirando hacia lo alto en un encuentro con lo trascendente y hacia lo profundo, valorando y manteniendo la experiencia empírica heredada, con la alegría y el amor de participar de una armonía que a la vez cuida y celebra”2.

2 “Chanco, la sabiduría heredada”. En Revista Patrimonio Cultural. Dibam. Patricia Chavarría. Octubre 2000. Página 26

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Estamos parados en los cuatro elementos ESTAMOS PARADOS EN LOS CUATRO ELEMENTOS

El campesino ama la tierra. Tiene un profundo sentido de pertenencia con ella. “Nosotros estamos parados en los cuatro elementos y el que diga otra cosa es que no sabe”, nos dice José González, campesino de Curanipe en la comuna de Pelluhue, región del Maule. Este juicio nos habla de otra forma de asumir el mundo. Expresa el sólido vínculo que el campesino tiene con la tierra. “El hombre es hijo de dos madres: de la mujer que durante nueve meses lo lleva en su vientre y de la tierra que lo ve nacer y que afirma sus primeros pasos por la vida. Porque la tierra no sólo lo ve nacer, sino que atiende a su crianza brindándole el alimento que necesita para crecer en el más amplio de los sentidos: para crecer en cuerpo y espíritu”3. Cotidianamente, el hombre sale a trabajar al campo y van a ser los cuatro elementos, agua, tierra, aire, fuego, junto a la ayuda celestial, los que le darán indicios que le alumbrarán en su tarea. Cuando prepara la tierra arando, cruzando o limpiando, para luego sembrar el trigo, hay signos que el campesino sabe decodificar.

3 Cuentos campesinos. Antología. Fidel Sepúlveda. Editorial Andrés Bello 1999. Página 5

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Yungay. 1990. Col. P.CH.

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Hualqui. 2006. Col. P.CH.


“Cuando andan muchos pájaros, los tiuques, quiere decir que la tierra está buena y va a ser buena la cosecha. También hay que fijarse si las lombrices salen a tomar el sol, porque si salen es fijo que llueve, entonces hay que esperar y sembrar después de la lluvia”. La luna a su vez indica los cambios climáticos. Don Manuel Muñoz de la comuna de Quirihue, en la provincia de Ñuble, región del Bio Bio nos dice: “Si es muy fácil saber cómo va a estar el tiempo antes de sembrar. Hay que ver el cinco-siete. O sea, cuando la luna cambia con malo, son cinco a siete días de lluvia segura”. Pero no sólo en la siembra la naturaleza le “dice” al campesino. También los caminos tienen vida y lecturas. “Allí, en ese cruce de camino es donde se puede hacer pacto con el diablo”, o “después de esa curva aparece la viuda y se sube al anca cuando uno pasa en la noche”. “En ese río vive el cuero. Si uno se descuida se lo traga”. El diablo también se presenta en forma de perro negro o de guagua. Sirenas, toros con cachos de oro, lagunas encantadas, en fin, caminos y lugares llenos de encantos. A su vez, la mujer conversa con sus aves y animales. Ella sabe, según la forma que grite el Treile4, si viene acercándose alguna persona, un perro o el zorro, sin necesidad de mirar. Conoce perfectamente las cualidades de las hierbas medicinales, los secretos de la naturaleza que sanan distintas enfermedades, entre muchos otros conocimientos. Entonces esta naturaleza viva, palpitante, se cuida y se admira. En Concepción, conversamos con don Alejandro Flores. Él se crió en los campos alrededor de Hualqui, pueblo rural cercano a la ciudad. “En el campo la gente vive de la tierra. Todo lo que la tierra produce es para el alimento. A veces no para la persona, sino para el animal que se cría. Eso de ahí va a ser una flor bonita, o va a dar una semillita que no la va a comer él, pero la va a comer la gallina. Esa hierba que está molestando ahí, no la arranca porque ésa le va a servir para el chancho. Entonces, todas las cositas se aprecian por la utilidad que va a dar... A veces usted llega a una casa y encuentra un olor tan rico. Han sembrado habas y el vientecito que viene le da un olor, una fragancia al aire... O pasa por el medio del caminito que sale de la casa pa’ otra parte y ahí uno pasa refregándose en las matas y salen los moscardones volando y el olor…¡Es muy lindo!”.

4 Treile o Queltehue, pájaro que habita cerca de las casas y sembrados

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Chincol. 2009. Col. C.C.

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Este sentido estético y esta vinculación con la naturaleza ha quedado expresada en los versos de los poetas populares campesinos.

En tiempos de primavera empiezan a hacer sus nidos entre los campos floridos y el pasto de la pradera. La binita agachadera y también l’ave cancina y la hermosa golondrina que se dieron a emigrar no me canso de mirar ave tan hermosa y fina.

Son bellos y muy bonitos los pájaros de mi tierra y jamás hablan de guerra las diucas y jilgueritos. Alaban a Dios bendito autor de la creación y causan admiración las tencas y las diuquitas y cantan las avecitas cada una su canción.

El águila se va alzando por las alturas del cielo y en su tan altivo vuelo el llano va dominando. Una garza va paseando con un blanco sin igual canta el tordo y el zorzal el mero y el cuculí y el pidén está feliz en la punta ‘e un peral.

Los tordos se ven por miles ni que hablar de los gorriones se ven peucos y hasta halcones y tencas pa’ qué decirles. Los cachuítos y triles van buscando el alimento y los queltehues atentos en busca de una lombriz y hasta a veces la perdiz echa sus cantos al viento

Las aves con su canción alejan toda tristeza y cuando a aclarar empieza alegran la creación. No tiene comparación el cantar del piduchén y también canta el pequén junto con la codorniz canta lindo la perdiz en los cerros de Lonquén.

Décima de Olegario Méndez- Lonquén. La Biblia del Pueblo. Miguel Jordá. Ediciones Salesianos 2003. Página 430

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El ciclo agrario EL CICLO AGRARIO

Todo este hermoso encuentro con la naturaleza y con lo trascendente se vive cotidianamente y se manifiesta a través del ciclo agrario. El tiempo se vive en torno al ritmo de la tierra, a partir de la siembra de la semilla del trigo en el mes de mayo, hasta culminar su proceso de crecimiento con la cosecha, para luego volver a preparar la tierra y comenzar un nuevo ciclo. El tiempo, entonces, se vive en forma circular. El cuadro que a continuación presentamos está diseñado en relación a este proceso en que el trabajo de la tierra, la fe y la festividad están indisolublemente ligados. Debemos aclarar que éste es sólo un panorama general que corresponde a las regiones del Bio Bio y Maule, ya que cada sector geográfico puede presentar sus propias variantes. Hemos destacado en el centro a la cocina como el espacio aglutinante y más importante en la transmisión de los saberes de los antiguos, para la familia campesina. Luego, en cada uno de los meses del año agrícola, se observa el trabajo que se desarrolla en la tierra (arar, sembrar, cosechar, etc.). A continuación se destacan las festividades, devociones y actividades de la comunidad, vividas junto con el trabajo agrícola.

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Trigal, Hualqui. 1986. Col. P.CH.

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En el mes de mayo, decíamos, comienza este ciclo con la siembra más importante, el trigo. Pero esta siembra debe hacerse después del 3, día de la Cruz, para obtener una buena cosecha. Muchas familias no celebran ese día. Algunas adornan una cruz con flores y la colocan en un lugar destacado en el exterior de la casa. Otras, preparan un altar en el interior y le rezan o bien se celebra con una procesión. Lo cierto es que, celebrando o no ese día, siempre el trigo se siembra a partir del día 4 de mayo. Los santos han tenido una gran importancia a través de la historia en nuestros campos. Muchas novenas6 se rezaron y aún se rezan. Hay fechas que no pueden dejar de recordarse como es el caso de San Juan en el mes de junio. La víspera, el día 23 en la noche, es un momento mágico, en que lo celestial bendice a lo terrenal. Es la noche en que San Juan estaba dispuesto para bajar a la tierra:

La víspera de San Juan víspera de alegría, el Señor se alegra tanto con toda su jerarquía. San Juan ensilla el caballo la víspera pa’ bajar y se queda recostado en su cama celestial. Al otro día despierta con una crecida pena dice ya pasó mi día hay música que resuena. Y va mi padre San Juan créanlo porque es de veras que en la noche de San Juan se ve la flor de la higuera.7

6 Rezos colectivos durante 9 días consecutivos, dedicados a algún santo o santa. 7 Versos tradicionales. Emelina Torres. Curanipe. Col. P. Ch.

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Estos son algunos de los versos que recuerdan al santo. Esa noche se deja agua al sereno para que sea bendecida desde el cielo, se guardan ramas de romero y ruda para hacer cruces que servirán como contra, y se castigan los árboles que no dan frutos, golpeándolos con una varilla y llamándoles la atención por su falta de generosidad. La creencia asegura que “es santo remedio. Al otro año seguro que está cargadito de frutas”. Muchas son las pruebas y ritos que suceden en esa víspera de San Juan. Otro de los santos más recordados en las zonas rurales es San Antonio, al que se le reza una novena que culmina con una procesión y una comida en su honor. Lo mismo ocurre para el festejo de las Cármenes, el 16 de julio, una de las santas más celebradas, a la que junto a la novena y la procesión se suma la fiesta con una muerte de chancho, que invita a muchos comensales.

Día de Purísima, Santa Juana. 1979. Col. S.G.B.

Nuestra señora del Carmen donde está sentada el alto gloria al Padre, gloria al Hijo gloria al Espíritu Santo. Procesión San Antonio, Pelluhue. 2008. Col. C.G.

Adiós mi cielo que me retiro y por la Virgen del Carmen por ella son mis suspiros.8

8 Juana Espinoza. Quirihue. Col. P. Ch.

Procesión Virgen de Mayo, Cauquenes. 1998. Col. P.CH.

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Agosto es un mes de conmemoración de santos que si no se respetan pueden perjudicar el trabajo de la tierra. El día 10, por ejemplo, es San Lorenzo. Este santo puede provocar incendios si se trabaja sin recordarlo. También, en la noche del día 24, para San Bartolo, los campesinos de Santa Juana, en la provincia de Concepción, comentan: “Esa noche pasa Satanás, pasa el diablo y apolva todo el trigo. Por eso nosotros hacemos una cruz chiquitita y la ponemos a la orilla del trigo”. También pueden dejarse dos ramas cruzadas sobre la mesa en la cocina, una de romero y otra de ruda, que se tienen guardadas desde la víspera de San Juan, con el objeto de proteger toda la tierra. En la localidad de Pelluhue, para el día de San Agustín, el 28, se evita trabajar. Es el día de los ratones. Hemos escuchado numerosos testimonios que cuentan que por haber trabajado ese día los ratones les comieron alguna prenda de ropa nueva, el dinero, o algo importante. Antiguamente, las mujeres tejían piezas de ropa muy pequeñas para engañar a los ratones. Dejaban estos tejidos en lugares muy visibles, de manera que se comieran esas prendas para así poder trabajar. Luego, el 29 de septiembre, día de San Miguel, no es buena fecha para sembrar. Es preferible esperar hasta el otro día, ya que, de no hacerlo, se corre el riesgo que haya una mala cosecha. Así va transcurriendo la vida de la familia campesina, en un diálogo permanente entre lo terrenal y lo celestial, desarrollando sus quehaceres, sus oficios, celebrando y también asumiendo la pena, cuidando la naturaleza, siempre en armonía. En este calendario anual de la tierra y el cielo, una de las fechas más importantes es el día 4 de octubre, día de San Francisco, patrono de la naturaleza9, ya que ese día el trigo recibirá una especial bendición. Hasta llegar a su cosecha, en los meses de enero o febrero, ya se han preparado las chacras, se han sembrado papas, en muchos lugares se han hecho mingacos10 de adobe para la construcción de casas, se han celebrado las fiestas patrias con ramadas y carreras a la chilena, y otras devociones como la Purísima. En la localidad de Hualqui, es muy conocida la Santa de Piedra, que se venera el día 8 de diciembre, fecha en que la iglesia católica celebra el día de la Inmaculada Concepción, más conocida popularmente como el día de Purísima. En el año 1981, acompañamos a Javier Bascuñán, quien iba con su carreta a visitar a esta Santa. Le preguntamos por qué iba a pagar manda. Su respuesta nos dejó asombradas, “no, si yo no voy a pagar manda. El que va a pagarla es él”, señalando a uno de los bueyes que tiraba la carreta. “Es que estuvo muy enfermo. Yo pensé que se me iba a morir. Entonces le pedí a la Santa que si lo mejoraba él tenía que ir a verla. Y aquí vamos”. 9 Ver capítulo aparte 10 Trabajo colectivo solidario

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El tiempo de cosecha es otra ocasión en donde se produce el mingaco. Todos, hombres, mujeres y niños ayudan en el trabajo de la trilla, sea ésta a yegua o a máquina. Todos colaboran, guardando, limpiando, cocinando, atendiendo. Luego vendrá la “vuelta de mano”, es decir, quien recibió la ayuda pondrá su trabajo a disposición de quienes solidarizaron con él. Según la zona, hay ciertas fechas también en las que no se debe trillar, como el 20 de enero en la región del Bio Bio, día de celebración de San Sebastián. Existen numerosos testimonios de personas que trillaron en esa fecha y perdieron todo el trigo, ya sea por un incendio, por lluvia u otro motivo. En la región del Maule, provincia de Cauquenes, es el 2 de febrero, día de la Candelaria, la fecha que no permite realizar algún trabajo agrícola. Así se va formando un hermoso tejido, entrelazado con las sabidurías heredadas, las creencias con el cariño y respeto por la tierra, por sus semejantes, por todos los seres vivos, por la protección divina.

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Trilla, Hualqui. 1989. Col. P.CH.


Trilla, Curanilahue. 2009. Col. L.M.

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Esta realidad, sin embargo, ha debido lidiar con fuertes presiones provenientes del proyecto modernizador del país. Un claro ejemplo ha sido la expansión de la industria forestal que desde la década de los 80 ha invadido las tierras campesinas, afectando no sólo a la agricultura sino a un rico y valioso sistema de vida. Desde esos años los campos están sufriendo, los pequeños agricultores, los medieros; sufriendo por el agotamiento de las tierras, por la pérdida de los bosques nativos, reemplazados por pinos y eucaliptos que dejan sin agua a las comunidades, por la introducción de las semillas transgénicas. Pero no es sólo la agricultura la que está dañada. Hoy, los jóvenes campesinos emigran a la ciudad en busca de mejores horizontes y éstos les señalan caminos absolutamente reñidos con su cultura. El tejido, entonces, se daña, se rompe. En el sector de Pilén, comuna de Cauquenes, conocimos a la señora Iduvina Villegas, una excelente cantora. Ella y su familia debieron emigrar a la ciudad. Estaban rodeados de pinos y ya no tenían agua. “Vamos a tener que vender no más porque ya no tenemos agua para hacer huerta, tener animalitos. Yo lloro en la noche. Imagínese, nacida y criada en el campo. ¿Qué vamos a hacer en el pueblo? Esperar morirnos no más”. La tradición no se opone a la modernización, es una semilla que permite mirar hacia adelante con un sólido sentido de pertenencia, de autoreconocimiento como comunidad. La tecnología es un gran aporte para un óptimo resultado en la agricultura. Pero no es necesario darle la espalda a los saberes heredados. Tradición y modernidad pueden caminar juntas, dialogando y enriqueciéndose mutuamente. “Sin raíz no hay proyección real, duradera. Los pueblos sabios no cortan sus raíces. Alientan un proceso de metabolismo integral en el que asignan crédito a la larga experiencia de sus antepasados… Esta es la tradición. No es dar la espalda al futuro y paralizarse en una contemplación nostálgica y abúlica del pasado, sino ir al futuro, ahondando en el sentido del presente por la vía de seleccionar el saber útil del pasado”11. Los distintos artículos que se presentan en esta edición corresponden a expresiones vigentes dentro de la cultura campesina. Pese a las transformaciones y presiones a las que se ven sometidas, continúan vivas en el acontecer de las distintas comunidades y sus sólidas raíces han permitido que trasciendan en el tiempo y permanezcan.

11 Identidad y cultura regional. Fidel Sepúlveda. Documento mecanografiado. Página 8

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Cotidiano Campesino. Col. P.CH. y P.M.

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