Dentro de mí, todas ellas. La que tiñe recuerdos cuando el olvido no llega. La vieja que enseña a los niños a desatar zapatos. También una cualquiera que duerme sin sábanas y se desnuda demasiado pronto. A veces, convivimos nueve, nos acariciamos el cabello mesando las canas, despiojando culpa. Otras veces, discutimos y nuestros pies se detienen donde el camino se escinde. La impaciente tiene prisa la que calla no cuenta la que habla nos confunde y la que decide empuja. Está la que siempre dice NO en el mismo cuarto que la que siempre dice SÍ La que viste de rojo, la invisible, la niña. Está la que llora y grita o la que ríe y se esconde. También soy ninguna cuando desando mis pasos cuando deseo otro cuerpo cuando despisto relojes. Y siempre soy la mejor amiga de mis cicatrices.
is the author of Fellow Passengers: Pubic Transit Poetry, Meditations & Musings and Better than the Movies: 4 Screenplays. His work has been featured in Because Eileen, Dead Snakes, Horror Trash Sleaze, In Between Hangovers, Sick Lit Magazine, Three Line Poetry, Triadae Magazine and The Voices Project. He scrapes by in Grand Rapids, MI
es autor de Fellow Passengers: Pubic Transit Poetry, Meditations & Musings y Better than the Movies: 4 Screenplays. Sus obras han aparecido en Because Eileen, Dead Snakes, Horror Trash Sleaze, In Between Hangovers, Sick Lit Magazine, Three Line Poetry, Triadae Magazine y The Voices Project. Va tirando como puede en Grand Rapids, MI
La cuarta dimensiรณn
ENTREVISTA
CARLOS
CASTร N
C ARLOS C ASTÁN Un narrador a la intemperie
Si un día te despertaras y el mundo estuviera despoblado de humanos, ¿cuál sería la primera frase que llegaría a tu cabeza? Supongo que miraría hacia atrás para darme cuenta de que todo aquel tiempo pasado en que me sentí solo en realidad había sido una fiesta interminable y bulliciosa. Me preguntaría por el sentido de continuar adelante en ausencia de los ojos que miraban mi vida y de las palabras, los cuerpos y las historias ajenas sin las cuales yo no hubiera sido apenas nada. A veces he fantaseado con deambular a mis anchas por una ciudad fantasma en la que tosas las puertas estuvieran abiertas, poder entrar a curiosear a todas las casas, elegir entre miles de ellas la cama en la que dormir cada noche. Pero mucho me temo que llegado el caso todas esas ansias de espionaje desaparecerían en beneficio del miedo y de una angustia indecible ante una soledad tan radical y definitiva.
hacia dónde quieren ir pero lo ignoran todo acerca de las rutas a seguir y qué es lo que se encontrarán por el camino). No creo mucho en las clasificaciones rígidas pero, puestos a escoger, cada día me siento más cerca de este último grupo.
Cuando te sientas a escribir, ¿tienes claro lo que vas a contar de principio a fin o vas construyendo la historia según fluye, sin saber cómo va a terminar? Hay ocasiones en que sí tengo perfectamente claro no sólo lo que voy a escribir sino también el modo de hacerlo. Pero otras veces, y cada vez más a menudo, tengo la sensación de arrancar a escribir precisamente para averiguar qué es lo que quiero contar, a dónde me lleva el lenguaje y el vértigo de un pensamiento que en su pura abstracción tendería a dispersarse como el vapor. Se habla de escritores con mapa (aquellos que trabajan con esquemas previos cerrados y complejos) y escritores con brújula (quien saben más o menos
Esta va un poco por lo que me toca: ¿Crees que aún lo tiene más fácil un hombre a la hora de publicar que una mujer? ¿Por qué crees que los nombres de los autores campan más a sus anchas en las antologías que los de las autoras? Sinceramente considero que cada vez más las mujeres están publicando en este país con no muchas más dificultades que los hombres, al menos en el campo de la narrativa que es el que más conozco. Autoras relativamente jóvenes (por no hablar de las hace tiempo consagradas) como Marta Sanz o Sara Mesa gozan de prestigio crítico así como de un considerable número de lectores, al tiempo que existen otras de gran proyección
Si te encargaran escribir un relato en Marte, ¿qué tres cosas te llevarías, además de los útiles necesarios para materializar el cuento? Seguramente necesitaría un buen cargamento de ansiolíticos para contemplar lo que había venido siendo mi mundo desde esa distancia vertiginosa. Llevaría unos cuantos libros queridos de esos que te hacen sentir como en casa sólo con olerlos o tocarlos y seguramente algo de música. En cualquier caso intentaría que los entretenimientos fueran los mínimos a fin de cumplir mi encargo a la mayor brevedad y regresar cuanto antes a la respirabilidad del mundo conocido.
tanto en el género del relato como en el de la novela. Pienso en nombres como Lara Moreno, Jenn Díaz, Mariana Torres, Isabel González, Marina Perezagua, Valeria Correa Fiz, Almudena Sánchez… Es posible que en la poesía las cosas sean de otra manera. Y en lo que hace referencia a las antologías digamos que el rigor crítico no acostumbra a ser el criterio fundamental a la hora de elaborar las nóminas. En cualquier caso quiero creer que, aunque quede todavía camino por delante, algo de lo que sugiere tu pregunta está, cuando menos, en vías de corregirse.
¿Cómo ves el panorama literario actual en España? ¿Hacia dónde piensas que va? Se están escribiendo muy buenos libros en España en los últimos años. Algunos de ellos verdaderamente importantes, arriesgados y llenos de talento. Y a la par que eso sucede proliferan publicaciones totalmente prescindibles. Cada día es más delicado y difícil el asunto de dar con lo que vale la pena para alguien que no esté familiarizado con eso que llamas “el panorama”. La autoficción y toda esa literatura híbrida que
cabalga entre géneros hasta hace poco bien diferenciados como podrían ser el diario y el testimonio por una parte y la pura invención de personajes e historias por otro, parece ser ahora la última tendencia. Una necesidad de anclaje en la realidad que antes no se sentía. Y siempre que hay tendencias claras en el horizonte aparecen también obras adocenadas, siguiendo unas la estela de otras pero sin un auténtico horizonte estético y éste quizás sea ahora mismo uno de los peligros. Si tuvieras que compartir mesa con un escritor al que admiras, ¿de qué te gustaría hablar con él? Muchas veces me he visto en esa situación y la realidad es que he tratado de que la conversación no se centrara en la literatura, sino que he tratado de conocer a esa persona a otros niveles, establecer posibles complicidades como seres humanos sin más y solo a partir de ahí, si se da el caso, abordar cuestiones más cercanas al oficio, como lecturas, problemas y diferentes visiones del hecho de escribir. ¿Y si esa mesa fuera compartida con un escritor que te resulta pésimo? Con mayor razón intentaría hablar de cualquier otra cosa que no fuese el mundo de los libros. Aunque en este caso suele ser algo más difícil ya que cuanto peor es un escritor (al menos ésta es
¿Escribes en cualquier parte y a cualquier hora o tienes manías de lugar y horarios para escribir? Suelo por querencia acudir a mi rincón, una mesita pequeña con la ventana al lado y una luz que me gusta. Pero es verdad que a veces noto más fluidez en un bar lleno de gente o sentado en el bus. Más que del lugar, dependo de estados interiores. Tampoco he conseguido nunca lo que podríamos llamar una disciplina o unas rutinas. No faltará quien diga que así me va. Es cierto que escribo poco y que suelo hacerlo un poco a salto de mata e impelido por una necesidad intermitente en la que por el momento sé que no mando. Quienes carecemos de lo que suele denominarse oficio quedamos en manos de la pura obsesión, que suele ser más caprichosa y voluble de lo deseable. ¿Qué autores han influido en tu manera de escribir? A Julio Cortázar lo nombro siempre en primer lugar aun a sabiendas de que no voy a ser nada original. Pero es la pura verdad: siendo yo muy joven me descubrió un lenguaje y una libertad y un montón de mundos a los que como escritor sé que debo Tus personajes transpiran soledad y desilusión, casi todo. No siempre somos conscientes de ¿qué hay de Carlos Castán en ellos? nuestras influencias, sabemos que no estamos del Mis personajes es verdad que a menudo están todo solos en la sala donde escribimos pero sólo incómodos en el mundo, desplazados, borrosamente acertamos a detectar cuáles son los insatisfechos por motivos muy diversos. Por ecos que están en el aire. Puedo saber, aunque la supuesto algo hay en mí de esta disconformidad y lista sería interminable, qué autores me han esta sensación de hallarse a la intemperie en acompañado o me han sacudido más (M. Duras, medio de la existencia. Uno no puede evitar que su Céline, Bernhard, ciertos libros de Umbral, mirada sobre el mundo tiña las páginas ni Cheever, Tobias Wolff, Sábato, Faulkner...) pero despegarse del todo de unos personajes que han me resulta muy difícil rastrear las posibles sido concebidos dentro de una cabeza que influencias reales porque todas esas lecturas, contiene además los recuerdos de uno, sus además, se mezclan con la vida, con los recuerdos, experiencias y sus más oscuras emociones. con el cine y la música, con versos y ciudades. mi experiencia) más obsesionado suele estar con eso que da en llamarse “el mundillo” y todo lo que tiene que ver con ventas, agentes, festivales y, por encima de todo, la enfermiza cuestión de su visibilidad.
¿Qué nuevos proyectos tienes? ¿Qué nos vamos a encontrar próximamente de Carlos Castán? Sinceramente no lo sé. Sigo escribiendo algunos cuentos que se cruzan en un camino y ante los que no puedo mirar para otro lado. Paralelamente ando construyendo un texto narrativo más largo del que no me atrevo a decir gran cosa por el momento porque me faltan decisiones importantes que tomar en cuanto a la forma y el tono. Sólo puedo asegurar que se trata de un proyecto narrativamente arriesgado y que quiero que esté atravesado, de parte a parte, de verdad.
Y para terminar te hago una pregunta tan cliché como inevitable, ¿por qué escribes? Una vez contesté que creía que escribía para saltar la tapia del colegio y creo que esa imagen me sigue valiendo. Para ensanchar la vida como quien ensancha los límites asfixiantes de un redil. Y también como un modo de estar en el mundo y un intento de comprender. Al final, la escritura es siempre búsqueda y autoindagación. Creo que uno tiene la esperanza de, tras bucear sin aire por las profundidades del idioma, emerger a la superficie con algo que antes no tenía. Sylvia Ortega
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