Magda Irma Palomares
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El pasado
El pasado es un tono de luz grisácea y apagada que ya no existe. Voy por las calles que mis gritos escucharon, pero el eco de esos gritos no persiste.
Editor: Ramón Iñiguez
Co-Editor Gráfico: Juan Pablo Roaro
Busco los rostros de la infancia, una sombra del recuerdo, pero en algún resquicio se escondieron las puertas y ventanas de los viejos entornos que nuestros juegos vieron.
Ciudad Obregón, Sonora, domingo 4 de enero de 2009
Y todo ese universo, como un fantasma, se esfuma en silencio. El ayer se evapora y pasa de largo como lo hace el viento llevándose a su paso nuestros sueños.
Jorge Souza
Recuerdo segundo El Dragón habitaba en el principio sin habla, en-sí-mismado Y el anhelo tocó su fibra única, su vena más profunda con su fino buril. Abierto corazón, cántaro loco, teclado del misterio, dormitorio del diente, mano abierta y cerrada, bisturí de la noche, sésamo que disipa la tormenta, jardín de adormideras, reventador de fuegos, alumbrado sin ojos, amoroso doliente, por tu herida saltó sobre tinieblas la primera palabra. Y desde entonces, algo en ti y de mí está presente: Habitantes del Reino, también somos, la luz y la mirada que no vuelven.
Sergio Lamarque Cano
La palabra madre De tanto pensar no duermo, de noche cuando pienso al mundo, estoy … estando enfermo, delirio, soledad; no estamos solos, somos mucha gente en el camino Palomas mensajeras en el ir y venir de lo mundano y eterno, voces colectivas que forman conductas y criterios, ¿dónde dejamos los valores y la ética? Murmullo humano que busca a Don Quijote, cárcel y desiertos distancias donde me enfermo. Vacío en la mirada perdido en el camino que suelta la conciencia que fácil la palabra, movimiento sacudido, grito que desgarra sueño compartido, transformación humana. Dame una señal, revélame la luz para alumbrar; ¿será el relámpago de mis noches negras? ¿O el trueno que destruye la coraza de mi cabeza? viéndome sin corona, sencillo como el gusano, o como la alondra tocando el cielo. Quiero vomitar lo negro de mi parto, lo puro de mi alma, de golpe la palabra, con luz, en agua, con fuego de fe y esperanza, ¡con el estruendo que abra de cuajo la cabeza! Para encontrar la palabra Madre, Donde el verbo y la conciencia Se unifiquen en el hombre…
Jesús Carvajal Moncada
La universidad como promotora cultural La creación de la universidad, dentro de la institucionalización de la educación, obedeció a la necesidad de contar con centros de transmisión y producción de conocimiento en niveles superiores, donde los estudiantes terminan de formarse y egresan con las capacidades para ejercer una profesión específica. El mismo nombre le viene precisamente de que las universidades son espacios donde convergen ideas, conocimientos, teorías y técnicas de diversa índole, todo ello considerado como valioso, importante y hasta vital, para el funcionamiento y desarrollo de una cultura. Las universidades asumen en la actualidad, más allá de la preparación de los futuros profesionales, las labores de investigación, con lo cual se produce un nuevo conocimiento, y las funciones de difusión cultural, muchas de las cuales las lleva a cabo a través del arte. Con la conformación de grupos artísticos propios y la promoción de eventos, los centros de enseñanza superior cumplen, desde este campo, con su compromiso hacia el desarrollo cultural. Y en este aspecto, no se trata sólo de ofrecer un entretenimiento a la sociedad, reconociendo que los momentos de distracción sana son también necesarios para la salud emocional del ser humano. Sin embargo, por las mismas características de las instituciones educativas universitarias, es preciso considerar creaciones artísticas que conlleven formas profundas de interpretación de la realidad; generación de espacios para la reflexión acerca de nuestra cotidianidad y la oportunidad de gozar la belleza de las construcciones artísticas en niveles más elevados. Haciendo mención en términos generales de nuestras universidades, ya que un análisis a profundidad de cada una de ellas requiere de un espacio mucho mayor, es justo reconocer que lo logrado hasta el momento no es mínimo o carente de mérito. En los recintos universitarios de la localidad ha habido espacio para artistas, desde los que se inician en estas actividades, hasta los poseedores de gran capacidad técnica y creativa.
Sin embargo, las exigencias sociales hacia la universidad como instancia transformadora de la cultura, hacen conveniente la adaptación o generación de mecanismos para evaluar su desempeño actual en materia de arte y cultura. Si bien cada institución educativa posee sus propósitos, visión y misión al respecto, es un hecho que los artistas, estudiantes y sociedad poseen a su vez sus propias inquietudes, proyectos y metas. El conocimiento de todos estos factores, así como el trabajo en sintonía de los respectivos elementos, resulta esencial para toda empresa cultural. Sería muy provechosa la reflexión acerca del sentido de cada grupo artístico, evento, proyecto, curso, taller o festival. Y no porque se lleve a cabo todo lo anterior sin formularse objetivos precisos al respecto, sino porque de la posibilidad de estudiar y establecer un sentido más profundo a la cultura y el arte universitario, se podrá estar en contacto más estrecho con los diversos grupos sociales y atender a sus necesidades de consumo artístico y generación de auto conocimiento a través de este medio. Una justificación más para revalorar y reconceptualizar la extensión y difusión cultural universitaria, está en relación con el hecho de que en la sociedad se presentan indicadores de aspectos que requieren de preservarse o fortalecerse, como la respuesta del público hacia determinadas expresiones artísticas, los eventos en espacios descubiertos serían un ejemplo de notables avances, mientras que las dificultad de una parte del público por asimilar el lenguaje de la danza contemporánea, puede considerarse como otro ejemplo de un área del arte para seguir estudiando y generando propuestas de acción. Si las universidades permanecen estáticas ante una sociedad que necesita de un mayor dinamismo, irán en sentido contrario a su característica y compromiso de liderazgo en cada una de sus funciones. Los tiempos actuales indican la necesidad de buscar nuevos significados culturales. Hacerlo desde la vida universitaria, es un factor básico.
Bernardino Galaviz
Flores Urbina Alberto, a la Historia (Primera de dos partes)
Contados han sido en los anales de la historia , los personajes que por su ahínco y perseverancia se han distinguido como auténticos servidores de la comunidad, cuya trascendencia no termina ahí, sino que traspasa las fronteras regionales y nacionales hasta hasta ser colocados en los nichos que la humanidad les tiene apartados por sus aportes a la tecnología mundial, la ciencia , y la cultura, con acento muy puntualizado en los altos valores sociales como honestidad, respeto, tolerancia, igualdad, libertad, justicia y humildad, los cuales, el maestro Alberto Flores Urbina, ha promovido incansablemente como parte de su formación integral, abrevada desde su niñez en su natal Cócorit y el seno de su hogar, desde donde indudablemente el cincel amoroso de sus padres fue determinante para moldear el perfil del hombre que la sociedad de nuestro tiempo habría de requerir para llenar el hueco, que de no haber sido así, quien sabe de que otra parte se habría de haber sacado para apuntalar los paradigmas bajo cuya visión Flores Urbina ha trabajado para fortalecer el desarrollo social Jactancia aparte porque extremadamente modesto es el hoy por hoy hijo pródigo de Cócorit, pero la prodigiosa semilla de la generosidad sembrada en exuberante cuán noble humanidad, pronto empezó a germinar desde su estancia en el seminario, en donde seguramente la luz de la divina providencia le dio los primeros destellos de la inconmensurable energía con que a la postre habría de emprender en el complicado mundo de enseñar al prójimo e instruir a las generaciones desde las instituciones de enseñanza media y superior en donde se ha desempeñado desde la alta dirección a lo largo de 33 años, por cierto cumplidos el 1 de septiembre próximo pasado, en que fundó el Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora, por instrucciones del licenciado Carlos Armando Biébrich Torres, entonces
Correspondencia y colaboraciones: quehacercultural@megared.net.mx
gobernador de la Entidad en donde no sobra que lo repita, el indiscutible sello de su sólida formación profesional y humanística pulida por monseñor Pedro Villegas Ramírez permearon los contenidos y las técnicas metodológicas y didácticas de los procesos de enseñanza aprendizaje entonces en boga para instruir a la juventud que ansiaba nuevos espacios para su preparación en las técnicas, las artes y la cultura universal. Integro en el actuar y el pensar como todo individuo de origen rural, en su cotidiano actuar, a flor de piel le brotaban las sanas costumbres y las virtuosas acciones de hombre de bien, en donde la humildad, privilegio divino, tampoco se ha separado de él, según se ha denotado en los visionarios proyectos académicos cristalizados en la conformación de las modernas instituciones de enseñanza media y superior creadas a
Alberto Flores Urbina
partir de 1983, con la inauguración del Centro de Estudios Superiores del Estado de Sonora (CESUES), la Universidad Kino, el Instituto Tecnológico Superior de Cajeme (ITESCA) Universidad Tecnológica del Sur de Sonora (UTS), y la Universidad de Sonora en donde habría de intervenir con su sapiencia para enderezar su rumbo. Por el mundo corren hoy las ideas de Flores Urbina, con cientos, quizá miles de profesionales incrustados en los procesos productivos, la investigación, la docencia y las artes aprehendidas en los centros de enseñanza media y superior que él formó. A la mejor no se imaginan decenas de técnicos de alto nivel laborando en el sector acuícola a lo largo de la costa de sonora y buena parte de la republica que gran parte de la tecnología de punta para el control de la inicuidad, básico para el mantenimiento sano y productivo de las granjas, así mismo de los parámetros alimenticios para mantener en perfecto equilibrio los costos beneficios de tales proyectos productivos, que dichos conocimientos no los supieran y menos estuvieran ante la envidiable oportunidad de retroalimentarlos con paradigmas que de continuo están surgiendo de otros países del continente y del sudeste asiático, algunos con miles de años dedicados al cultivo del camarón y otras especies acuáticas si oportunamente no hubieran sido visionados como la columna vertebral de los contenidos de la carrera de acuicultura del CESUES. Que decir, del privilegiado nivel conquistado por nuestra alma mater, al ser distinguida dentro del concierto de las naciones del mundo desarrollado como uno de los baluartes del conocimiento universal al apuntalar los avances biotecnológicos y el área de la física y las matemáticas cuyos aportes no han cesado en el ineludible escenario de la globalidad en que los paradigmas de la competitividad se erigen como los principales retos a vencer. (Continuará).
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Ciudad Obregón, Sonora, Domingo 11 de enero de 2009
Mi hermano el Gato
Alí Sierra
Ciudad adorable ciudad La ciudad amanece y anochece siempre igual hay multitudes en su alrededor en su proximidad y en su lejanía en su todo y en su nada un cúmulo de espejos la convierte en el sol que reverbera en sus calles La soledad es la espía de los desesperados agua en la que se pierden los suicidas lugar donde se encuentran los homicidas habitación en la que se perpetúan los fantasmas Pero la ciudad sigue ahí a pesar de todos por encima de los aullidos de los esquizofrénicos y aunque griten, gesticulen y pataleen los enfermos de poder y los pordioseros de piedad los inútiles o los serviciales que se extravían fácilmente en el espejismo de la nada
La ciudad permanece aunque los otros sigan ahí desproporcionados oblicuos y oscuros mensajeros del mal y a pesar de ellos la ciudad está ahí inconmoviblemente habitada o deshabitada ahíta de sus muchedumbres pero plena de sueños alimentándose de sí misma monstruo ensimismado en las protuberancias del futuro Ciudad que no es ciudad si no coexisten en ella los cultos y los intelectuales y los de la bohemia los miserables y los enriquecidos con el dolor de los demás los asaltantes del poder que pululan en sus calles los nimios y los grandilocuentes y los enamorados de si mismos los esperpentos de las plazas vestidos con sus mejores galas los podridos y los raros y los inescrutables los que a fuerza de no querer se volvieron transparentes La ciudad que es a veces un potro indomable un río que se pierde en el abismo de la desesperanza una alta sierra que descubrimos en lontananza un increíble y apasionado amor que se aprisiona en la burbuja del silencio que la ciudad nuestra querida y adorada ciudad ha creado en el fondo gris de sus acontecimientos cotidianos.
María Guadalupe Moreno Robles
Volar…morir
Constrúyeme con maderas de abedul, lábrame con manos de escultor, con lengua de poeta sella las hendiduras del ensamble con eufrasia y miel de los bosques de oyamel y encino. Hazme mariposa de madera pintada con los rojos de la madrugada unta resinas de fresno y nogal sobre mis alas tersas. Dame el soplo de la reencarnación en la fragua de tu cuerpo y ámame. Ámame hasta la embriaguez del alma, hasta el umbral de los sueños que no soñamos… Cuando el ciclo concluya préndeme a la piel del viento y déjame volar…Volar hasta morir. volar... morir… volar…
FANTASMA IRREVERENTE Robó la luz de mi tarde. Fantasma irreverente, tocó las fibras azules de mi alma, con sombras-escalpelo tatúo el beso blanco de la luna herida carmesí en el pecho de la paloma que antes fui, en el ayer de risas, de besos a hurtadillas, de todo lo demás. Robó la luz de mi tarde, fantasma irreverente, me arrojó al pozo profundo del sueño sin color. Larga noche herida de muerte, - agobio de estrellas sin luzdi vuelta por el mundo buscando la armonía alba en la flauta melodiosa de la vida, en el humo del recuerdo, en la luz de nueva lluvia, en el rosa de mi cuarto. En el silencio de las piedras escuché el graznido de sus miedos regresando trozos de memoria, amnesia desteñida, atardecer azul. Regresó la luz de mi tarde.
Anoche platiqué con Claudia. De su bunker al mío hay metro y medio de distancia. Movía sus tenis Converse blancos como temblando. La Clau siempre está riéndose, siempre dice algo chusco que nos hace reír a todas, pero esa noche su mirada era diferente, desde que su pulgar derecho frotó la piedra del encendedor, empezó con un suspiro que terminó en la primera bocanada de humo que soltó. –Tengo tres días soñando con mi hermano, me dijo. ¿De veras? ¿Desde cuándo no lo ves? ¿No ha venido a verte? ¿Es más grande o más chico que tú? ¿Tas cuñada?, le pregunté, apenas tomando aire entre pregunta y pregunta. Ella con sus ojos tristes detuvo mi avalancha de interrogantes. El mes pasado cumplió tres años de muerto. Me dijo. No supe qué decir, me incorporé y extendí mi mano para que me pasara el cigarro. Mata, me dijo; yo nomás quería un vaisa o dos. El Gato le decían a mi carnal, por los ojos. Era bien amiguero y donde quiera lo querían mucho; mi mamá nos dejó a los dos desde bien chiquitos por irse con otro bato. Todavía me acuerdo de la mirada de de mi apá cuando nos dijo que ella nunca iba a volver. Pobrecito, estaba bien agüitado, la quería un chingo. Pobrecito mi jefe, yo no le reprocho nada, hizo lo que pudo, lo que pasa es que no podía trabajar y cuidarnos al mismo tiempo, pero se esforzó, me consta que se esforzó. Se levantaba bien tempranito a darnos desayuno y luego me hacía unas colas en el pelo, todas chuecas, y en la escuela me daban carrilla y hasta me decían la Chilindrina. Pero no la hizo mi jefe, nos descarrilamos cuando yo tenía trece y el Gato once. Los morros de la esquina ahí en el happy ranch, como le decíamos al barrio el Ranchito, fumaban mota y empezaron a darnos: Luego, de la esquina nos íbamos mejor al cantón, ahí estaba. Ahí estaba más curado porque no había nadie que nos molestara hasta que llegaba mi apá, pero desafinábamos antes de que él terminara de trabajar. Por afuera de mi casa pasaban todos los trailer, y en una de esas conocí al Venado, que era mayor que yo como quince años, pero no me importaba, a mí me gustaba; porque decía que yo era una niña, pero cuando cumplí los quince me lo encontré en una fiesta de los morros del barrio, allá en la colonia San Luis, y me lo cachorié. A partir de ahí no me bajaba del trailer, me paseaba con él por todos lados y a veces hasta me llevaba a Obregón o Nogales; una vez me fui a Nayarit con él como quince días y cuando regresamos ya estaba embarazada de la Myriam. El Venado siempre duraba muchos días en los viajes, y no siempre me dejaba suficiente dinero; tuve que ingeniármelas muchas veces para estirar lo poquito que me dejaba, pero de todos modos no alcanzaba pa’ la luz, el agua, el mandado, los chamacos y la mota. Un morro me dijo que si quería vender el podía traerme lo que quisiera, que la pensara, que era buena lana, que sin salir de la casa, que sin descuidar a mis hijos, que el cristal andaba rifando y le dije que sí. Así empecé a vender mota y foco, poco a poco los morros se dieron tinta y empezaron a comprarme y empecé a ver las ganancias. Luego sin darme cuenta le estaba vendiendo a gente muy pipirisnais, en unos carrazos bien trajeados ellos y otros hasta con guaruras, hasta un morro pelo chino que salía en la tele que ni me acuerdo como se llama. Un día llegó una vieja, ella me decía comadre, pero la neta ni éramos; me preguntó por el Venado y le dije que de viaje. Eso crees tú, me contestó. Tiene como tres días aquí en Hermosillo, pero está en la casa de una vieja porque está morra, bonita y delgada; dice que porque está bien prendida del foco; bueno comadre nomás quería saludarte, ahí nos
Silvia Arvizu
vemos. Me quedé quemando cinta. Yo recién parida, pues estoy bien gorda, ya ni tan joven, con razón no me ha hablado, trae maldad, Pinchi Venado, pero va a ver cuando llegue. Pasaron diez días y del Venado ni sus luces, yo seguía bien parada con las ventas y bien gorda por las ganancias que iba a dar al Mac Donald’s o al Kentucky. Una noche llegó una Explorer bien curada a comprar cristal, se bajaron cinco morras y un bato, bien viajados. Traían la fiesta a todo lo que daba; las tipas dijeron que eran modelos de la Expogan y que querían loquera para aguantar todo lo que dura el palenque. Le vendí y se fueron, pero se me quedó grabada la figura perfecta de sus cuerpos y las mini cinturitas que tenían. Esa noche, por primera vez, fumé cristal. A los días llegó él, nunca estuvo con ninguna otra vieja, pero yo ya estaba clavada en el foco y lo podía dejarlo, siempre decía que sí, siempre juraba y juraba que ya no, y siempre me escondía muy bien para que no me torcieran. El Gato, mi hermano, también andaba clavado en ese rollo y con otros más porque él se metía en otras chingaderas, y para mí era más fácil buscarlo en el Parque Pino que en la casa; cuando llegaba a caer al cantón era porque se andaba pasando de hambre o lo andaban cazando las mulas. Una noche me pidió el carro, no me acuerdo si me dijo para qué, lo que si me acuerdo es que le dije que no, que a él lo traían entrado unos morros y no quería que le hicieran daño al carro. Mientras mis hijos y yo cenábamos sentí algo en el estómago; cuando terminamos de cenar le dije a la Myriam que fuera conmigo a buscarlo, pero cuando llegamos nadie pudo darnos razón del Gato, sólo que antes que nosotros había ido un bato a preguntar por él; era el Ezequiel, doñita, me dijo el Bagre; es un bato que lo trae entrado porque el Gato le tumbó a la Mara. Apúrate Myriam, vamos al cerro a la casa de la Mara, a ver si allí lo encontramos. Cuando empezamos a subir por entre las piedras empecé a sentir un escalofrío de esos que te ponen la piel chinita; empecé a sudar pero sentía la cara helada y algo me apretaba el pecho. La casa de la Mara tenía las puertas abiertas, apenas crucé el cerco y atrás de mí llegaron con una polvareda tres patrullas. Sentía mis pies pesados, como de elefante, quería ir más rápido pero las piernas me tiraban a loca, no avanzaban. Como si conociera la casa me fui directo hasta e l último cuarto, tenía una cortina en lugar de puerta y manchas de sangre por toda la orilla justo debajo del holán floreado, alcancé a ver los Converse blancos de mi hermano, desesperada, levanté el pedazo de tela y ahí estaba mi carnal recostado en la cama de la Mara con un balazo en la cabeza. El Ezequiel llegó primero que nosotras y el muy hijo de puta lo quebró a la malagueña. Cuando lo vi me pasaron por la mente los recuerdos de cuando mi apá nos llevaba a la escuela, de cuando mi apá nos hacía un pastel de cumpleaños pa’ los dos, de cuando el Gato me defendía de todos en la primaria de cuando me pidió el carro y le dije que no. Al Ezequiel lo agarraron en chinga y le dieron un putero de años; el Venado me dijo ayer que lo mataron allá arriba n la cárcel de los hombres. Quién sabe con quién se bronqueó; no sé que pedos traía con los de su celda, no sé si les robó o jorobaron, no sé si estoy feliz o enojada, nomás sé que se a encontrar con el Gato allá y van a ajustar cunetas. Ahora cada vez que veo mis Converse me acuerdo de cómo batallé pa’ quitarles la sangre que tenían, pa’ dejarlos blancos, igual como quisiera tener mi conciencia.
Francisco Sánchez López
Ecos culturales del año 2008 en Cajeme
Nos llegó el Norte con sus vientos, días nublados y un sabroso frío nos identifica como la Tribu Yaqui--. pero extraño las equipatas de invierno. Ya pasaron la Navidad y las El señor Victoriano Moroyoqui Buichileme, su amable esposa María fiestas de Año Nuevo pero la lluvia no llega. Formidable tiempo para del Rosario e hijos Perla y Othoniel, me enseñaron que la palabra la creatividad y recordar el arribo de las ballenas grises a la Península “náinari”, nada significa en lengua mayo, mientras me mostraba su de la Baja California en su milenaria ruta migratoria, suceso vital y bella y utilitaria artesanía de muebles rústicos de maderas regionales necesario para la remotivación emocional provocada por el júbilo de para salas y taburetes de piel de res. El señor Martín Ávila León la observancia en estado libre y salvaje y no en cautiverio. expuso sus bellas piezas escultóricas de la artesanía seri reproducida Durante el pasado Festival Cajeme de Fiesta para celebrar el 81 en talleres de Hermosillo. Agregando, mientras boleaba una águila Aniversario del Municipio de Cajeme en la plaza Alvaro Obregón, con alas abiertas: --El palo fierro se está acabando y cada día es más gocé de la música de rock, de la exposición artesanal yaqui y mayo y difícil conseguir su madera--. una pequeña muestra de la cocina tradicional yoreme, donde, bajo En Guaymas, después de recorrer el centro histórico y los nuevos un yucateco, platiqué amenamente con la señora Concepción Castelo espacios urbanos de la marina Guaymas y el embarcadero turístico Molina, encargada de la misma y ahijada de la celebre curandera para los cruceros, que según artistas locales con exposición el día de la María Matus de Vícam Pueblo, quien, hace ya varias décadas, me inauguración: --No hubo ventas—y algunos guaymenses me indicaron hizo una limpia contra la sal y la envidia y un mal puesto causado que los turistas sólo miraban y exclamaban nice, pero no compraron en San Carlos y tal parece, por la situación actual, que necesito otra como se esperaba. Caminé por la avenida Serdán hasta llegar a la Casa de urgencia. de la Cultura para ver y criticar la exposición de desnudos femeninos Encauzamos la charla sobre las palabras y expresiones lingüísticas por el pintor hermosillense Esteban Moreno, las cuales tienen muy en su idioma que utilizamos los cajemenses, la Danza del venado y su buen dibujo proporcional de las hermosas modelos, emanando mucha significado entre la comunidad y la creatividad plástica en el hermoso sensualidad en las poses artísticas, buen colorido a base de manchas pueblo de Pótam, que solía visitar durante recorridos turísticos con y cuadros que distraen la observancia y el goce estético de cada una gente de Europa, Canadá y de los Estados Unidos, mientras saboreaba de ellas. Coleccionaría dos o tres de esos desnudos. delicioso guacabaqui, carne con chile y tortillas sobaqueras servidas Al salir, visité a Clarita Quibrera, mi única amiga guaymense que por la simpática señora Camila Valenzuela, entre risas con las otras tengo, y a su primo José Luis, de la Plomería Eléctrica Coliseo, para señoras en vestidos tradicionales yaquis torteando y tirando al comal darles el tardío y sentido pésame por el deceso de mi amigo el doctor sus famosas tortillas con esmero, precisión y gusto por el oficio. Quibrera, gran admirador de la obra del pintor empalmense Jesús ¿Puede la mujer bailar la danza del venado o en su caso, vestirse Serna. Recuerdo que nos reíamos a carcajadas al contarme cómo como danzante venado? Le pregunté con mucha curiosidad, porque obtuvo, por una apuesta amistosa, la pintura al óleo del Quijote que entre los mayos de Sinaloa hay quien la baila, y en el Baile Mexicano tanto admiro de este pintor. ¡Descanse en paz! mi fino amigo. A Clarita de septiembre una participante usó la tradicional indumentaria en y a su mamá les deseo resignación. forma sensual. En San Carlos me puse a caminar por las playas Las Coloraditas y del --¡No!, no puede, porque las leyes yaquis no permiten que la mujer Crestón gozando del clima frío sin poder nadar porque el mar estaba la baile, por ser una ceremonia religiosa de mucho respeto y no es casi helado, pero observando hacia la isla La Raza con la esperanza de para divertir... Nos da mucha tristeza que sirva de diversión porque ver a mis delfines nativos de este hábitat que he cuidado desde 1994, no se respeta la tradición que hemos cuidado con mucho sacrificios--. cuando nació la primera cría en la bocana del estero El Soldado. No, contestó con mucha seriedad y firmeza. no los observé. ¿Dónde estarán? ¿Cómo ven ustedes el uso del danzante venado en logotipos Con la interrogante sobre el destino de ellos, llegué a la publicitarios? Le inquirí por el uso galería de arte Bellas Artes, para la estilizado de esta figura tradicional presentación del libro de un autor como representativo de Sonora. norteamericano y de paso observar las Después de despachar una orden de pinturas y esculturas en venta, saludar tortillas, me contestó: --No nos gusta a sobrevivientes de la vieja guardia de porque dondequiera se pone y no se la ex Colonia de Artistas de San Carlos, puede controlar--. que no estaban presentes, aunque por ¿Hay en pintores en Pótam? medio de la gerente Rosita de García, Sí, tenemos a dos jóvenes: Isaac pude enterarme de que los pintores de Amarillas, haciendo rótulos y dibujos moda y con más obras vendidas a pesar y Margarito Ramírez pintando paisajes de la fuerte recesión (las ventas están y danzantes--. por los suelos), son: Becris (seudónimo) La dejé atender el negocio para del pintor Becerra, Armando Becerril irme a platicar con integrantes del y Jorge Prieto, de Tijuana. Después de grupo de costura y bordado Tutulirecorrer las obras de variados temas y sewa (Bonita flor) quienes, en la calle, artistas, me gustaron Seducción y La bajo una carpa, mostraban su colorida Danza, del pintor Leonardo Mayén, por ropa tradicional hecha a mano por ellas sus exquisitas modelos en vestido rojo y mismas, y algunas laboriosas mascaras desnuda recostada en un sofá clásico. pajkolas de algunos chamacos, ya que -Ha sido peor esta temporada que en la conversación anterior, doña la del año pasado—. me indicaron Concepción, me indicó: --Nuestra varios propietarios de negocios y lo vestimenta tradicional es admirada por Doña Concepción Castelo Molina, porta orgullosacomprobé porque no había turismo otras gentes fuera de Sonora; aquí la mente su tradicional atuendo yaqui de Pótam, Río a quien venderle acuarelas y dibujos miran en son de burla, pero las mujeres Yaqui, Sonora. Fotografía por el arquitecto Francisco a la tinta china que llevaba conmigo. yaquis la llevamos con orgullo, porque Sánchez López. ¡Lastima!
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Ciudad Obregón, Sonora, Domingo 11 de enero de 2009
JE Noriega
Laura Delia Quintero
Ovillo Retorcido…
A mis sosiegos les parecía impensable repetirlo…, anoche tuve la noche inusitadamente molesta, desperté hecho un ovillo retorcido. Descubrí al filo de las tres de la madrugada que tenía las rodillas empantalonadas hincadas en el pecho, la respiración agitada, el corazón brincando como venada enamorada. Contuve los lamentos durante largos ratos; acuné mi cuerpo y formé una estatua voluntaria en la postura defensiva esencial, la posición fetal protectora. Recordé dormirme con la luz prendida, pero no la apagué; con sus 19 Días y 500 Noches, Sabina se desgañitaba vuelto loco, a la vuelta y vuelta del “güindospley” y lo dejé cantar, y mientras, el vecino del arrabal jondeaba ayes beodos hechos manojos de gritos mexicanos desparpajados y saludaba eufórico al día de asueto. Miré al burocito y encontré la foto de La Chayo y su sonrisa siempre tierna y sugestiva, pero esa madrugada, decidió encasquetarse el disfraz odioso con el que se luce cuando por todos sus poros le trasminan los tufos engreídos de la “generación equis”. No tenía ganas de discutir y la castigué embarrándole nariz y jeta al yeso. La volteé contra la pared, acomodé el retrato entre dos envases vacíos de Corona, un frasco conmemorativo de tequila y el montoncito de “ce´des” caseros. Porquéee…, mas que pura madre le permitiré verme frágil. Es muy encajosa con la carrilla, nomás siente que bajo la guardia, y por la boca y de los ojos le chorrean burlas. Sí ya sé, así me pasa siempre que abuso. No es primera vez que sucede, por eso renuncié a los agasajos del mundo inmediato y a los momentos de goces fugaces, porque el estruendo de los síntomas de las resacas son mortales y duran de tres días a la semana. Pero ahora no pude evitarlo, las insistencias del Tino y del Charo enclavijaron las negativas en la garganta. La Chayo aún no lo sabe, aunque cierto es que algún día tendrá que enterarse. No se lo he querido decir porque es capaz de echarme encima la carrillota horrible que no le aguanto, o peor, es muy preocupona y con esto tendría para otras mortificaciones. Tampoco quiero que se burle toda la temporada, mejor se lo diré un poco más allá, cuando tengamos confianza o se ofrezca en la platicada como si nada, cuando el asunto salga naturalito sin que nadie lo fuerce. Yo empecé con el gusto desde muy chico y me aficioné más o menos desde la adolescencia, me las aventaba principalmente revueltas con cheves. No era adicto, pero nunca dejaba pasar una semana sin probarlas ni desaprovechaba cuando la ocasión se presentaba. Decidí dejarlas poco a poco, hace unas temporadas, cuando empezaron a hacerme daño. Pero siempre aparecía algún provocador que me sacaba las ansias contenidas, y cada vez que probaba la primera no podía contenerme y al final era otro hartete. Después sentía la muerte por las molestias y retorciéndome juraba de nuevo que era la última vez que lo haría. Caí en la tentación de nuevo. Es que la zacapela de ayer sábado entre El Tino y El Charo estuvo a partir madres. Nunca los había visto así de enojados: se gritaron, bueno, eso pasa siempre porque están grite que grite; aunque no se molonquearon, sí se empujaron y se aventaron la olla de frijoles fríos que coció la Yola. Es más, El Charo hasta empezó a meter sus calzoncillos y las camisetas tirahueso en un veliz de lona negro, de esos que tienen rodajas redondas. Yo creo que El Tino se espantó cuando El Charo agarró sus trebejos y se dedicó a meter trapo tras trapo en la mochilota. Por eso se veía contrariado, mirando a todos lados como buscando pretextos o cualquier cosa que aliviara el desmadre que tenían. Instigué para ofrecerles el pretexto útil. Los estaba vigilando por la mirilla y ya estaba cansado del trance diario, por lo que me les aparecí apanterado a romperles el hielo del “postpleito”. Los delataba en sus rostros el rictus del desencanto y traían el sentimiento de culpa retratado en cada gesto. Por eso les dije como si no me importara el desgarriate que armaron: -No importa amigos…, lo mejor de los cabrones pleitos son las tiernas reconciliaciones. Dense un picoretito y nos vamos a festejar. Yo los invito. Era la chispa faltante para estallar kilotones de armonías…, no quisieron que los invitara, invitaron ellos y nos fuimos en friega. Y sin cargos de conciencia me chingué dos de un chingadazo, El Tino se tragó tres y El Charo tres. Luego pedimos más y más. Nos envolvieron otras calientitas “para llevar”, tardamos en la vuelta y ya estaban frías cuando quisimos seguirla en la terraza de El Tino. Y camino a la casa surgió la urgente sed de beduino. Llegué al expendio que atiende el bato tuerto malencachado, escamado le pedí tres Coronas bien frías. En la privacidad y el confort del nicho puse el disco de las canciones escogidas que le hice a La Chayo para regalárselo el cabalístico trece de noviembre. Estaba satisfecho, sorbo tras sorbo hice balances del jornal: me contentó que El Tino y El Charo se dieron oportunidades y juraron que no mentarán otras madres. Sin acordarme de la tarifa de noviembre, prendí el aire para ahuyentar mosquitos y paliar los sofocos del cuarto; me eché las cheves y apagué la conciencia con la tranquilidad y el pantalón puestos. Afuera titiritaba de frío y adentro crepitaba el incendio de los intestinos. Por eso desperté como ovillo retorcido con las rodillas encajadas al esternón, como feto arrinconado en el centro del camastro. Viví de nuevo el escarmiento de los ardores y torzones, me sentí como caracol intrépido que cualquier mediodía de verano unta estómagos sobre pavimentos sonorenses. Con las impresiones contrapuestas del día, ni me acordé que las costillas al carbón me achicharran las entrañas. Apenas los bocados atracan al estómago y comienzan las turbulencias de lumbre; los bolos se transforman en pavesas indigestas que escaldan la carne viva y la tripa gorda acaba convertida en purgatorio, luego con pena y sin contenciones, aparece el retumbadero calcinante. Ya cuando conozca mejor a La Chayo, le platicaré de mis juramentos fallidos; de los ardores, retortijones y reventazones; de los cuidados que descuido con la tragadera de costillas “cargadas” o “rasuradas” y asadas al término medio.
Exaltación Caricias reales insultos como lanzas nos desollaron.
Crisis Qué auroras náuticas Qué noches caracol rema el insomnio.
Ondulación De azul tu risa vuelve fiesta los sauces de inquietas voces.
Jesús Terán Morales Luz Elena Sifuentes Si no fuera por la sotana…
Tienen que ir y poblar la tierra… “Día de la Raza”, “Día de la Hispanidad”, “Descubrimiento de América”, son sólo tres formas de nombrar el 12 de octubre a través de muchos años ya. Indican los entendidos que fue Rodrigo de Triana quien dijo: ¡Tierra a la vista! De ahí en adelante la historia fue escrita por los invasores, claro, como “debe de ser”; dando lugar a la “unión de dos mundos”. La llegada de los españoles a tierras americanas tuvo catastróficas consecuencias para los pobladores nativos, fueron objeto de un odio irracional por no ser “religiosos” y matar “salvajemente” a los prisioneros, voluntarios o a los retenidos en las guerras floridas. Estaban muy convencidos de que sólo las matanzas y sacrificios “santificados” por la iglesia eran los correctos… Sé que vinieron sólo los facinerosos, los desterrados, los indeseables, los que difícilmente sabían leer o ver más allá de sus narices, pero también sé que causaron un mal enorme en nombre de una mal llamada “religión”, ofendiendo a Dios con sus acciones. Se encargaron de matar, torturar, violar mujeres, mostrar su infinita crueldad, apoyados por varios religiosos, no todos, que aún no sabían si los naturales eran humanos, si tenían alma… (si parece pato, tiene dos patas y hace cuac cuac, seguramente es un pato…). Pero en una guerra no es uno solo el que pierde, como en las guerras pírricas (mucho esfuerzo y sacrificio) los daños son en ambas direcciones. En este intento y logro de conquista los españoles estuvieron a punto de perderse como nación ya que tenían la enorme tarea de poblar un continente completo, en absoluto comparado con su muy pequeño país europeo. Los hombres se vinieron en desbandada en busca del oro y fortuna (pero otros vecinos europeos ayudaron en el trabajo de procrear a las
mujeres que se quedaron…); caterva de machos ibéricos tomaron, como los Néfilim, “a saber cuántas mujeres quisieron” y las violaron, en su mayoría, plantándoles la semilla del mestizaje. Se conocieron dos culturas en desventaja para una de ellas, que fue cercenada de forma brutal y sin consideración en un intento de acallar sus raíces, su fe, su historia. El genocidio estuvo a punto de lograrse. Sé que la guerra es así, el terror debe de privar para poder tener el control de las víctimas, tal es el caso de los trofeos de guerra, las “muescas” en la “pistola” de los hombres son las violaciones a mujeres. Pero el hecho de que se tenga la certeza de algo no quiere decir que sea correcto hacerlo, porque, como en todas las guerras, la mayoría de víctimas son civiles inocentes que no pueden defenderse. No me digan que fue el encuentro de dos mundos, no me cuenten de las “ventajas” de la colonización, no se atrevan a poner a “Dios por testigo”, no traten de justificar acciones centenarias injustificables que se siguen dando en pleno siglo XXI por diversas gentes de “ojo verde y piel blanca” que olvidan que, también, son parte de un mestizaje, cualquiera que este sea. Qué duro es que hayan sido paisanos del Manco de Lepanto los que lo hicieron, qué tristeza no haber mostrado hidalguía, qué deplorable saber que el ser humano es capaz de tanto dolor y abuso. Este 12 de octubre protesto por el trato recibido, por las personas muertas en esta conquista estúpida, por las mujeres violadas, por los hijos dejados sin familia, por todos y cada uno de los abusos cometidos en el nombre de la estupidez. Claro, también sé y reconozco que, dado el caso y las condiciones adecuadas, la historia podría haber sido a la inversa…
que golpiza te arrimaba
Cuentan de un espigado sacerdote católico, que rentó unas tierras, colindantes con un lugareño muy grosero y muy dado a todo arreglarlo por la vía de los golpes. Cuentan que el padre soportaba insultos y amenazas de su agresivo vecino, con una paciencia digna de Job. Cierto día, el cura fue a la milpa con la sotana puesta, a darle instrucciones al tractorista que barbechaba la tierra. El vecino empezó a insultarlo por el tremendo ruido que hacía el tractor y que le espantaba las bestias con las cuales él andaba arando. El padre le suplicó que entrara en razones, pero no fue posible y el iracundo sujeto brincó la guardarraya y le gritó al sacerdote: ¡Si no fuera por la sotana…que golpiza te daría, curita chocolatero! Ni tardo ni perezoso, el también “encabritado” sacerdote, rápidamente se quitó la sotana, mostrando su fuerte consistencia física, diciéndole al retador vecino: ¡Ya me la quité!... ¡vente y aquí en lo arado nos damos de trancazos! Dicen que “el valiente” sujeto pronto se refugió en su tierra, mascullando insultos y más tartamudo que nunca, defecto que lo caracterizaba. Luego se supo del zipizape y la chusma le gritaba al fulano cuando lo veían en la calle: ¡Con sotana o sin sotana…mi tartamudo! Se sabe que corrigió un poco su proceder ¡y el padre aumentó sus bonos ante los feligreses!
Poeta invitado de Quehacer Cultural
Julio Torres-Recinos.
Julio Torres-Recinos**
Te busco cuando ya no hay luz* Te busco cuando ya no hay luz, cuando ya no soporto la sed que inquieta mi sueño. Te busco cuando ya no hay luz, cuando la casa se queda sola y callada: sólo un coche susurra a lo lejos.
Viñetas de Culiacán(*)
Culichi
Kitzia cumple seis años el día de los Reyes Magos. Nunca antes le han hecho una piñata ni le han tomado fotos con un pastel de cumpleaños; siempre le han dicho sus papás que el partir la rosca de reyes es también su fiesta. Pero este día es diferente: le han comprado una linda piñata de santoclós, de las que sobraron de navidad. Se reúnen desde la tarde en la amplia cochera-porche de su casa: le pegan a santaclós hasta romperlo, le toman a la niña la tan deseada foto con el pastel, juegan y corren sin cesar. Kitzia es feliz. Las amiguitas se despiden y empieza la siguiente celebración: parten dos enormes roscas para la familia; están los abuelitos, tías, tíos, primos, las tres hermanas y algunas rezagadas del cumpleaños. El primer monito le toca a tía Blanca: los tamales están garantizados. Aidenne casi se atraganta con el segundo monito, logra burlar a la concurrencia y lo esconde. La espuma del chocolate está riquísima. Todo es algarabía y deleite. De pronto unos chirridos y un olor a llanta quemada los estremecen: es el inicio de la pesadilla. La detonaciones de los AK 47 y de una pistola matapolicías hacen que niños, adultos –abuelitos incluidos- se tiren como relámpagos al suelo, algunos protegen a sus
niños, otros se que quedan como estatuas, paralizados de miedo; no es la primera vez que lo hacen. Pero sí es la primera vez que las balas o las esquirlas alcanzan a Kitzia, su hermana Aidenne, la tía Violeta, el tío Romualdo y Laura, vecina que se había colado de última hora en el festejo. En segundos todo se volvió caos, miedo, gritos, llantos, dolor. La sangre empezó a manar de la pierna de Kitzia y de los demás heridos. Llegaron las ambulancias y la fiesta terminó. Al día siguiente el reporte periodístico decía “Al menos 220 balazos dispararon los sicarios para ejecutar a tres sujetos, tras ser perseguidas las víctimas heridas estrellan su auto en la reja de una casa, los asesinos descienden de su camioneta y los rematan en el interior del vehículo, las balas alcanzan a cinco personas que festejaban el día de reyes, entre ellas dos niñas” Los hechos sucedieron en la colonia 6 de enero. Una lectora recordó que el 10 de mayo asesinaron a una mujer que festejaba el día de las madres y el 15 de ese mes, más de 30 disparos alcanzaron a un profesor de primaria. ¿Ironías de los sicarios? (*)Ésta es la primera de una serie de entregas que tratarán de dar cuenta de la vida de estos tiempos en Culiacán. Esta historia de reyes y sicarios es totalmente verídica.
Rosca de Reyes
Te busco en la noche cuando ya no soporto la luna que me mira fija, entonces me acerco a tu cuerpo e imagino tus ojos cerrados, tu figura que descasa. Me acerco más Y escucho tu respiración tranquila, Y contemplo los países lejanos por los que viajas en la noche, Y pienso en tu risa ahora lo único que se escucha en la noche. (*) Libro: Hojas de Aire (**)JULIO TORRES-RECINOS Nació en Chalatenango El Salvador en 1962. Poeta, narrador e investigador literario. Estudió filología española en la Universidad de Costa Rica, y se graduó de la Universidad de York, en Toronto, Ontario, Canadá; maestría y doctorado en Literatura Hispánicas por la Universidad de Toronto. Profesor asociado de la Universidad de Saskatchewan. Tiene publicados los libros de poesía Crisol del Tiempo; Nosotros; Una tierra extraña y Fronteras. En 1992 gana el primer premio de Poesía, certamen convocado por la Celebración Cultural del idioma Español en Toronto; en el 2003, el Consejo Académico de la academia de cultura Europea di Roma lo nombró Académico D´Onore.
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Desde El Diván
Ciudad Obregón, Sonora, Domingo 11 de enero de 2009
Miguel Angel Avilés
Nace la fundación Yo por la vida…
Hace algún tiempo, dos de los principales periódicos de la capital publicaron las respectivas notas refiriéndose a un par de niñas quienes a sus apenas once años ya son madres, y luego, que en Sonora ha quedado vedada la posibilidad legal de que una mujer decida abortar aun cuando, en los hechos, sea por los supuestos que la propia legislación prevé, desde este espacio, propongo, aprovechando que están de moda, que se constituya la Fundación Yo por la vida. Considerando la reforma constitucional en la cual, a partir de esta adición se establece expresamente que el Estado de Sonora tutela el derecho a la vida desde el momento de la fecundación de un individuo hasta su muerte natural y cuya aprobación ha tenido el respaldo de varios sectores de la sociedad, creo que en aras de que esas vidas que pretenden defender sean de una indudable calidad, opino que aquellos hagan un frente común y le den cuerpo a esta idea que sugiero. Se me ocurre, por ejemplo, que esta fundación, de antemano no lucrativa, pudiera tener como objeto el sostenimiento económico de pe a pa y por el resto de sus días en caso de tener una discapacidad total, o en su caso hasta contar con un medio seguro para ganarse la vida de todo aquel niño o niña que nazca vivo, después de que su madre no tuvo la opción de decidir por cuenta propia si lo abortaba o no. Deberá aclararse que, como la reforma tutela el derecho a la vida desde el momento de la fecundación de un individuo hasta su muerte natural, no será posible incluir como beneficiarios de la fundación a todos aquellos que fallezcan por accidente o asesinados o suicidados, así es que si desde temprana edad, su clarividencia les advierte que morirán a través de alguna de estas formas, es mejor que ni se apunten. Ustedes tendrán la última palabra, pero se me ocurre que esta fundación puede estar presidida por el arzobispo emérito don Carlos Quintero Arce, llevando como vicepresidente al arzobispo de la Arquidiócesis de Hermosillo don José Ulises Macías. También creo que pudiera constituirse un consejo directivo compuesto por los diputados Manuel Ignacio Acosta Gutierrez, Carlos Daniel Fernández y por la diputada Irma
Romo Salazar, una mujer con gran experiencia en materia espiritual adquirida con el trato misericordioso hacia los feligreses que por fuera de la iglesia esperaban gozosos, allá en Navojoa, a que esta señora los iluminara con sólo tocar con su mano la cabeza de estos conmovidos feligreses. A ellos podrá sumársele todo aquel que, voluntariamente, así lo desee, siempre y cuando este dispuesto a defender con uñas y con dientes la nueva reforma constitucional aprobada por el Congreso del Estado de Sonora. Sin embargo, y a fin de que esta fundación sea autogestiva, ha de acordarse en sus estatutos que cada uno de sus miembros deberá donar todos sus bienes, cuentas bancarias, emolumentos , sueldos y demás patrimonio ya que la idea es que sus anhelos por conservar la vida no sea nomás de los dientes para afuera y desde sus cómodas trincheras lancen programas a favor de la reforma, pero no aporten un ápice de su fortuna para mantener a todo esos niños y niñas que vendrán al mundo porque Dios así lo quiso. Pobre Dios: esta gente le echa la culpa de todo. Para que esto no pase, será necesario que además se cuente con un cuerpo consultivo que a reserva de los que digan vosotros propongo que se integre por el obispo primado de México Norberto Rivera Carrera , y su homólogo Juan Sandoval Iñiguez; el obispo Onésimo Cepeda Silva y el sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, hombres probos que seguramente no se negarán a participar en tan noble causa, máxime cuando se trata de estar al pendiente y brindar atención a niños y niñas, algo que ellos saben hacer muy bien. Para terminar propongo como guía moral a Jorge Serrano Limón y como Guía Espiritual al ya célebre fundador de los Legionarios de Cristo: el sacerdote mexicano Marcial Maciel, esto a reserva de encontrarle un digno sustituto, ya que se vio en la necesidad de pasar la línea de la eternidad para rendirle cuentas al que todo lo puede, lo sabe, conoce y no es susceptible de engaño. Pero este proyecto de acta constitutiva no es definitivo. Ustedes tienen la última palabra y El Diván es todo oídos. En fin que el notario bien que puede esperarnos… avilesdivan@hotmail.com
La nalguita del Niño Dios Había pasado la Navidad. Los juguetes que nos dejó el niño Dios eran muy recurrentes, señal inequívoca de que tenía una comunicación muy cercana con mis papás, ya que parecía que siempre adivinaba mi amá lo que amanecería sobre el equipal que estaba junto a los pies de la cama, y que no era precisamente lo que yo había escrito con mucho cuidado en una hoja de papel que dejaba con tanta ilusión para que me hiciera el regalo que le pedía. Casi siempre había una distancia abismal entre mis peticiones por escrito y lo que me llegaba a ciertas horas cuando ya el sueño me había vencido en aquel intento por ver la llegada del celestial repartidor de regalos que hacía las delicias de los muchachos del barrio. Entre la Nochebuena y el año nuevo ya había raspado los zapatos nuevecitos para estrenar en la Navidad. Desde luego, como el niño Dios no jugaba futbol, no apareció por ningún lado el famoso balón de dieciocho gajos que le pedí con tanta ansiedad y detalle. Dijo mi papá, que en el cielo no había equipos de futbol como el Oro, que era su favorito, ni como el Atlas y tampoco el Guadalajara; lo más seguro era que hubiera preferido una troquita de lámina y un caballito de cartón color de rosa, con un carrizo para montarlo. Una bolsa con garapiñados rojos y azules con anís en el centro y otros chuchulucos. En unas horas consumí los dulces y me fui a la calle a ver cómo andaban los camaradas del barrio, pero algo me quedaba como un hueco de frustración. El niño Dios era eso, Dios, y no me cabía en la cabeza que al creador del cielo la tierra y todas las cosas lo fuera difícil regalarme un balón de futbol, que era lo que más deseaba, pero en fin, después de todo había aparecido una monedota de cinco pesos envuelta en papel y metida en un sobre que decía: “Para Ramoncito, por haberse portado bien”. Mi mamá, que siempre estaba temerosa y al pendiente, para que no enfermáramos, me advirtió: “Ponte tu makinoff. Está haciendo mucho frío y luego vas a andar moqueando. Ten mucho cuidado”. Hice lo que me dijo, pero como tampoco me prohibió que anduviera jugando en la tierra, saqué mi troquita de lámina y empecé a acarrear la tierra con jal de un montón, hasta las piedras que estaban debajo de la banqueta junto al laurel que mi papá había plantado unas semanas antes. Anduve dando vueltas y más vueltas hasta que me llamaron para que fuera a la lechería de los Barajas. “Andale m’íjo vete con Juanita y me traes dos litros y medio; ya van a ser las ocho”, y me entregó tres billetes de a peso que sacó de su monedero. Ya para salir, me advirtió: “Y que no se te olvide el vuelto”. Agarré la olla de peltre con florecitas y me fui al mandado. Apenas andaban en la calle unos conocidos como Andrés y Marcelino. Por la acera de enfrente, en la vecindad de doña Flor, Aurelio salía silbando, una melodía de moda que se me hizo parecida a una que había escuchado en el cine “Obregón”. Estaba listo para montar en su bicicleta y pedalear rumbo a su trabajo. -¿Ya te vas a trabajar, Aurelio? “Pos sí, Güero, no hay de otra, Ai nos vidrios”, y se encaramó en la bírula de un salto. Llegué a la lechería donde estaban doña Juanita y Alfredo, su hijo, conocido también como “el Indio”. Ella servía con un litro de latón que metía en aquella tinota que parecía un mar blanco, mientras que su hijo entregaba el cambio a una señora que se medio tapaba la boca con su rebozo de puntas. -¡Ay Juanita qué frío! –dijo con acento quejumbroso-. Amaneció con hielo mi aguamanil y me resucitó la ruima. Ya sabe usté”. Se me figuró que era la esposa de don Fidencio, el viejito que sembraba jícama en el baldío de la 48, enfrente de “los tanques”. Me tocó mi turno, y la señora tan amable, me preguntó: “A ver Ramoncito, ¿cuánto quieres”. -Dice mi mamá que me venda dos y medio. Era una leche espesa y muy blanca, que su esposo, don Lencho y Alfonso su hijo mayor, traían de su rancho en Zapotlanejo. Cuando regresé a la casa, dejé la jarra en el pretil, y mi jefa la puso rápidamente a calentar en la estufa de petróleo. Al rato estaba sirviendo un sabroso chocolate batido con el molinillo de madera q que compró en el mercado de la placita de San Felipe.
Ramón Iñiguez
Empezaba a servir la bebida en los vasos de peltre de los cuatro hermanos que éramos, cuando se acordó de algo importante: “Oye Ramón, vete aprisita con doña Félis y traes pan para que desayunen. Se me olvidó que anoche se lo cenaron. A ver si encuentras chamucos, puerquitos, conchas,, peinetas o lo que sea, pero rápido, porque ya casi viene tu padre que está leyendo el periódico en el corredor”. Me dio otro billete de a peso y una moneda blanca de cincuenta centavos que tenía un monito de Cuauhtémoc. A la pasada el jefe me detuvo: “Molonquito, me traes un birote fleiman. Sino hay, quiero uno salado”., y me entregó otro peso. Me fui raudo y veloz a la tienda que estaba a la vuelta, por la 48. -A ver doña Felis, me manda mi amá por pan”, y me asomé a la vitrina donde había una abundante dotación. “¿Quieres conchas de diez o de a veinte”. -No, pos de a veinte, son más grandes. Metió la mano y fue repitiendo el nombre de cada pieza de pan: “Aquí va una peineta, las conchas”… -Una de chocolate, para mí—Oiga, écheme esa colorada que tiene dulce en medio. “Se llama ojo de buey’, y son dos guayabas pegadas con mermelada. Ya ves que tienen manteqilla embarrada con azúcar”. Se me hizo agua la boca. -Oiga, doña Félis, mejor eche ese ojo de buey. Regresé a la casa con el pan y el bitoyr envueltos en una hoja de papel de estraza y mi mamá lo puso en la panera. Mi papá ya estaba en el comedor. Los muchachos y yo desayunábamos en la cocina. Estaba acomodándome en la silla de madera junto al pretil, cuando al voltear miré que en la pared, junto al trastero de donde mi amá sacaba los trastes, estaba colocado el nuevo calendario para 1953. Se me ocurrió levantarme para echar una mirada. Era una especie de cromo con la imagen del nacimiento de Jesús. Era la Virgen abrazando al niño Dios y un viejito detrás de ella, que resultó ser (según mi hermana) el señor San José. Abajo estaba el nombre de la pintura: “La Virgen y el Niño”. Los ojos se me fueron a la hoja de enero. El día primero decía abajo del número uno: La Circuncisión ., que me sonó extraña totalmente. -Oiga amá ¿qué es la circuncisión?... Se hizo un silencio especial. La jefa dejó de batir chocolate. Se fue para el comedor donde estaba mi papá y regresó al rato. Los muchachos me miraron con extrañeza, pero Artemisa ni siquiera se dio por enterada. “Mira hijo… (pausa de breve silencio) es que según la costumbre de los judíos, a todos los recién nacidos los llevaban al templo y ahí les cortaban un pedazo de nalguita”. Lo que se conmemora en ese día, que ya será muy pronto, es la fecha en que al niño Dios lo llevaron para hacerle eso. Me quedé perplejo, desconcertado y con un sentimiento de terror. Cómo era posible que le hicieran eso a Dios, aunque fuera un niño. Cortarle una nalguita al niños Dios no entraba en mi diccionario. Desayuné rápido y me preparé para ir a la calle. Había salido el sol y disminuido el frío. Por la 48 estaba el Chino, y me fui directo: -¿Ya sabes lo que es la circuncisión? “¿Qué es eso, tú?”… -Cuando le cortan una nalguita al niño Dios. “¿Cómo está el asunto?”. -Dijo mi amá que lo llevan con un señor que le corta un cachito dizque para cumplir con la costumbre de los judíos. Empecé a dar explicaciones que no entendía y menos comprendía, pero lo cierto fue que para medio día los camaradas de la calle estaban enterados de que el día primero de enero, el niño dios quedaría mocho porque iban a hacerle la circunferen.. ciación y que por algún tiempo la Santísima Virgen no podría sentarlo. Por supuesto que mi amá nunca llegó enterarse del chisme.
Joe Brown y Jack Lemmon, (con el clavel en la boca), en Una Eva y dos Adanes.
Fernando Tavares
Enredos y aventuras en el Cajeme de ayer(2)
Lo más previsible era que, la joven, al verse sola y andando como la pasta dientes (en boca de todos) se le presentaran cuatro caminos, como la canción de José Alfredo--: …Cuatro caminos hay en mi vida ¿cuál de los cuatro será el mejor?/ Tú que me viste llorar de angustia,/ dime paloma por cuál me voy. (El colofón de la canción viene más adelante; que nadie desespere). Estos caminos –a saber- podían ser: 1.- O se casaba –obviamente por despecho, por descrédito o por lo que fuera-- con el primer pobretón que se le atravesara, (un Pepe el toro cualquiera). Podía dedicarse , aclarando que lo de pobretón no es lo mismo que pobretón…to, pues vivillo desde chiquillo, ya que la abandonada lo era, ¡pero no de la mano de Dios! Pues estaba bastante apetecible (por eso la seguían ricos, pobres y hasta uno que otro despistado). 2.- Se podía dedicar discretamente (a veces) a lo que llamé el hechizo de la liviandad (frase propiedad de Agustín Lara) o irse fuera de la ciudad “para ampliar sus horizontes”-pueden interpretarlo como horizon…tales, no le hace-. (…vende caro tu amor, aventurera,/ paga el precio del dolor a tu pecado,/ y aquel que de tu boca la miel quiera,/ ¡que pague con brillantes tu pecado!, ya que la infamia de tu cruel destino,/ marchitó tu admirable primavera,/ no hagas más escabroso tu camino/ y…¡vende caro tu amor, aventurera!.) 3.- Continuar –no estoy seguro de decir si en el mejor de los casos— de cajera en alguna institución bancaria, o dependienta corta-telas, encargada del departamento de lencería de algunos de los almacenes en boga de aquellos tiempos, que fueron los de los años cincuenta). Y… Cuarto camino: (éste ya lo pavimentó presumiblemente el desgraciado –que diga el regresado--) la buscaba incesantemente, la seguía por semanas es su pick up, insistía en llevarla a su casa, la asediaba al punto que su ex acababa por caer de nuevo; por su parte el regresado no disimulaba su reenamoramiento , valiéndole gorro que fueran con el chisme a la esposa. El seguía ofreciéndole -sin conceder- el cielo y las estrellas, pero sin soltar toda la cuerda, pues se hacía serias consideraciones a sí mismo, asumiendo quizás, el texto de una canción que cantaba don Pedro Vargas allá por 1950, en que –supuestamente— dialoga con su corazón (para engaratusarla otra vez) y que decía más o menos así: …corazón tú dirás lo que hacemos, lo que resolvemos/ nomás quiero que marques el paso/ ¡que no le hagas caso si la ves llorar!/ que no te oiga que lates tan fuerte/ (por ella, se entiende) no sea que por suerte/ vaya a creer que le andamos rogando/ le andamos buscando volver a empezar/ ¡ay, corazón: más vale así,/ nomás no te sobresaltes/ que si me fallas ¡pues ya perdí… Total, que la ex –novia (“u” lo que hubiera sido) transigía convirtiéndose en plato de segunda mesa, en la querida, la escondida(¿escondida en esta ciudad? ¡ni tanto!), en la entretenida (o ¿entretenedora?, la usurpadora, la back street, pues el sinvergüenza le ponía casa en un callejón, no importaba que fuera céntrico, al fin que su esposa no circulaba por ninguno de estos lugares, en su flamante coche. O bien si iba a ser muy grande, podía ponérsela en los arrabales más inimaginables que no eran muchos pues la ciudad llegaba nomás hasta la 200 y a los Cartelones (colonia Hidalgo, al sur-poniente) y al este su límite era el Plano Oriente. Y así pasaban los años, llegando a tener más hijos con ella que los legítimos en su matrimonio. Lo curioso es que en más de las veces las esposas llegaban a enterarse más rápido que inmediatamente, ya que si consideramos que “todas las cosas se parecen a su dueño”, no faltaba quien viera la troca o el auto que de inmediato asociaban con su dueño e iban con el cuento a su esposa. Lo peor del caso era que no todas las esposas se la hacían de tos al libertino y descarado marido, aunque hubiera algunas que sí. Se supo de dos o tres que llegaron a corretearlas en sus coches y hasta soltarles un plomazo (por lo menos para escarmentar a la mentada escondida) que de escondida nada tenía, ¡pues todo Cajeme lo sabía!. ¡Que le pidieran el divorcio al bígamo? ¡n’hombre! ¡ni pensarlo! ¡y dejar el campo libre a la otra, ¡sí cómo no!: Mandaba el qué dirán, así que guardaban las apariencias –no sé de qué, ¡pero las guardaban!-- hacían concha, pues; y más si ya habían envejecido. Era una forma de venganza. ¡Qué las iban a andar pelando los maridos!. Ni entonces ni ahora, fueran, o sean, empresarios, políticos o X actividad. (Hubo diputados que en vez de llevarse a la verdadera esposa, se pasaban los tres años en la Cámara, en México, teniendo consigo a la usurpadora y nadie decía ni pío. No cabe duda: para una bella y sensual mujer y desde que el mundo es mundo, si se convierte en la otra-(o el relevo) como en todas las cosas— ¡hay muchas a las que les va mejor!. La vida, pues, tiene sus compensaciones. Sin faltar mencionar a mocetones guapos y mal portados que les ha gustado –por interés $$-- hacer el cambio de vía (como los trenes) y que, sorprendentemente ¡también la han hecho!…nobody is perfect como termina diciéndole a al actor Jack Lemmon, disfrazado de mujer, su pareja (hombre) –un simpático viejito multimillonario-- mientras viajan en una lancha, durante la última secuencia de Una Eva y dos Adanes (1959).
Marco Antonio Campos
Matar al Minotauro Para la lucha con el Minotauro el hombre se preparó como nunca. Sabía que de no vencer, su ciudad no llegaría a tener jamás grandeza y gloria. Afuera del laberinto la hija del rey esperaba. Dándose valor, calculando su fuerza, ahora que veía al Minotauro con toda su furia concentrada, el hombre se imaginó un instante con la joven en la llanura seca de su región munífica de higueras y de olivos, de vides y de espigas, en los meses de violento sol o en la tibieza del otoño. Eso le
dio más fuerza. La batalla fue terrible y muchas veces dudó de su victoria, peor al fin golpeó con tal fuerza al Minotauro, que lo hizo padecer cruelmente por cada crimen cometido. Con la alegría del vencedor buscó el hilo que la joven le dio para salir. El hilo no estaba. No le importó hallar de inmediato la salida. Conocía de laberintos y salir de éste sólo costaría más tiempo. Comprendió que la mujer se creería engañada. Pero cómo explicarle que no.